What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
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What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
Hay algo que hay que tener muy presente:
- Luego del fracaso de Barbarroja, Alemania siguió un proceso lento de poner todas sus energías y recursos fabriles en la producción bélica. En 1942 poco pudo hacer Speer ante la resistencia del NSDAP.
Fue necesaria la catástrofe de Stalingrado para que Speer pueda contar con el apoyo de Hitler en tomar medidas drásticas, como confiscar fábricas, reconvertirlas, desmantelarlas, transferir sus obreros y maquinarias hacia las fábricas militares e inclusive crear nuevas fábricas en cuevas subterráneas.
Aún así las autoridades del NSDAP siguieron con mucho poder, desobedeciendo a Speer o poniéndole todo tipo de trabas burocráticas.
Hay algo importante que deseo destacar:
- Alemania era una POTENCIA industrial, que poseía muchos recursos humanos y fabriles que estaban desperdiciados o que eran manejados por burócratas nazis del NSDAP que no estaban dispuestos a perder sus privilegios y prerrogativas.
Es mentira que Alemania no podía requisar miles de camiones o que no había mucho por rascar en el fondo del Barril.
A fines de 1944 les puedo creer que hubiera poco por rascar en toda Alemania, con sus industrias bombardeadas de día y noche, agotadas y con pocos insumos. Pero a fines de 1941 Alemania era aún una potencia que poseía muchos recursos y un basto territorio en su poder plagado de riquezas.
Si esas energías y riquezas y recursos humanos se hubieran puesto al servicio de la guerra, otro hubiera sido el cantar.
Pero no lo hicieron.
E inclusive no lo hicieron por culpa de los miserables jerarcas nazis y los codiciosos burócratas del NSDAP.
Speer es categórico al respecto y su libro está plagado de hechos históricos que dejan al desnudo las miserias de los nazis, la corrupción de diferentes gobernantes y Gaultiers, y de las mezquindades del NSDAP y las trabas e internas palaciegas de Bormann, Göring, Himmler, Robert Ley, Keitel, etc.
Expongo algunas anécdotas jugosas extraídas de las “Memorias” de Speer, que dejan al desnudo la actitud miserable de jerarcas y autoridades del NSDAP.
Las anécdotas se refieren más que nada a los “Desperdicios de Recursos” en las que cayeron los jerarcas nazis, autoridades de las SS, miembros del NSDAP e inclusive del propio Hitler:
Al comienzo de la campaña contra Rusia, me volvía a preocupar la idea de llevar adelante unos proyectos constructivos de tal envergadura en un momento claramente decisivo de la guerra mundial, ya que me parecía incorrecto desperdiciar mano de obra y materiales en edificios en vez de armas.
El 30 de julio de 1941, es decir, mientras las tropas alemanas todavía avanzaban impetuosamente por los campos de Rusia, propuse al doctor Todt, «apoderado general para la economía urbanística del Reich», paralizar todas las obras que no tuvieran una importancia estratégica para el desarrollo de la guerra.
Sin embargo, dada la favorable marcha de las operaciones, Todt creyó poder posponer unas semanas esta cuestión. De hecho, quedó del todo descartada, pues mi propuesta no halló el respaldo de Hitler, quien rechazó cualquier restricción y siguió sin asignar a la industria de armamento el material y la mano de obra empleados en sus construcciones favoritas: las autopistas, las obras del Partido y los proyectos de Berlín. A mediados de septiembre de 1941, cuando ya se había hecho patente que el avance a través de Rusia no se ajustaba a los arrogantes pronósticos establecidos, un decreto de Hitler incrementó notablemente los contratos que teníamos concertados con Suecia, Noruega y Finlandia para el suministro de granito para mis grandes obras de Berlín y Nuremberg. Se cursaron pedidos por valor de treinta millones de marcos del Reich a las principales industrias de la piedra de Noruega, Finlandia, Italia, Bélgica, Suecia y Holanda.
Entre fines de marzo y comienzos de septiembre de 1941 Noruega proporcionó 2. 400.000 m3 de granito sin labrar y 9. 270.000 m3 de granito pulido.
Suecia, que entregó 4. 210.000 m3 de un tipo y 5. 300.000 m3 del otro, obtuvo un contrato de suministro de granito por valor de dos millones de marcos anuales, garantizado durante diez años. (INCREIBLE!!)
Para poder transportar a Berlín y Nuremberg aquellas enormes cantidades de granito, el 4 de junio de 1941 fundamos una flota de transporte que contaba con astilleros propios, en Wismar y Berlín, que debían construir mil cargueros de quinientas toneladas de capacidad. (INCREIBLE SEMEJANTE DESPILFARRO!!!. Imagínense si esa Flota que se creo para llevar granito y esos recursos se hubieran destinado al Norte de África)
Mi propuesta de paralizar las obras destinadas al tiempo de paz tampoco fue tenidas en consideración cuando en Rusia empezaba a perfilarse la catástrofe del invierno de1941. El 29 de noviembre de 1941, Hitler me dijo sin rodeos:
—Comenzaré las obras antes de que acabe esta guerra. No dejaré que la guerra me impida hacer realidad mis propósitos.
Realmente Hitler vivía en una nube de fantasía.
Continuará.
- Luego del fracaso de Barbarroja, Alemania siguió un proceso lento de poner todas sus energías y recursos fabriles en la producción bélica. En 1942 poco pudo hacer Speer ante la resistencia del NSDAP.
Fue necesaria la catástrofe de Stalingrado para que Speer pueda contar con el apoyo de Hitler en tomar medidas drásticas, como confiscar fábricas, reconvertirlas, desmantelarlas, transferir sus obreros y maquinarias hacia las fábricas militares e inclusive crear nuevas fábricas en cuevas subterráneas.
Aún así las autoridades del NSDAP siguieron con mucho poder, desobedeciendo a Speer o poniéndole todo tipo de trabas burocráticas.
Hay algo importante que deseo destacar:
- Alemania era una POTENCIA industrial, que poseía muchos recursos humanos y fabriles que estaban desperdiciados o que eran manejados por burócratas nazis del NSDAP que no estaban dispuestos a perder sus privilegios y prerrogativas.
Es mentira que Alemania no podía requisar miles de camiones o que no había mucho por rascar en el fondo del Barril.
A fines de 1944 les puedo creer que hubiera poco por rascar en toda Alemania, con sus industrias bombardeadas de día y noche, agotadas y con pocos insumos. Pero a fines de 1941 Alemania era aún una potencia que poseía muchos recursos y un basto territorio en su poder plagado de riquezas.
Si esas energías y riquezas y recursos humanos se hubieran puesto al servicio de la guerra, otro hubiera sido el cantar.
Pero no lo hicieron.
E inclusive no lo hicieron por culpa de los miserables jerarcas nazis y los codiciosos burócratas del NSDAP.
Speer es categórico al respecto y su libro está plagado de hechos históricos que dejan al desnudo las miserias de los nazis, la corrupción de diferentes gobernantes y Gaultiers, y de las mezquindades del NSDAP y las trabas e internas palaciegas de Bormann, Göring, Himmler, Robert Ley, Keitel, etc.
Expongo algunas anécdotas jugosas extraídas de las “Memorias” de Speer, que dejan al desnudo la actitud miserable de jerarcas y autoridades del NSDAP.
Las anécdotas se refieren más que nada a los “Desperdicios de Recursos” en las que cayeron los jerarcas nazis, autoridades de las SS, miembros del NSDAP e inclusive del propio Hitler:
Al comienzo de la campaña contra Rusia, me volvía a preocupar la idea de llevar adelante unos proyectos constructivos de tal envergadura en un momento claramente decisivo de la guerra mundial, ya que me parecía incorrecto desperdiciar mano de obra y materiales en edificios en vez de armas.
El 30 de julio de 1941, es decir, mientras las tropas alemanas todavía avanzaban impetuosamente por los campos de Rusia, propuse al doctor Todt, «apoderado general para la economía urbanística del Reich», paralizar todas las obras que no tuvieran una importancia estratégica para el desarrollo de la guerra.
Sin embargo, dada la favorable marcha de las operaciones, Todt creyó poder posponer unas semanas esta cuestión. De hecho, quedó del todo descartada, pues mi propuesta no halló el respaldo de Hitler, quien rechazó cualquier restricción y siguió sin asignar a la industria de armamento el material y la mano de obra empleados en sus construcciones favoritas: las autopistas, las obras del Partido y los proyectos de Berlín. A mediados de septiembre de 1941, cuando ya se había hecho patente que el avance a través de Rusia no se ajustaba a los arrogantes pronósticos establecidos, un decreto de Hitler incrementó notablemente los contratos que teníamos concertados con Suecia, Noruega y Finlandia para el suministro de granito para mis grandes obras de Berlín y Nuremberg. Se cursaron pedidos por valor de treinta millones de marcos del Reich a las principales industrias de la piedra de Noruega, Finlandia, Italia, Bélgica, Suecia y Holanda.
Entre fines de marzo y comienzos de septiembre de 1941 Noruega proporcionó 2. 400.000 m3 de granito sin labrar y 9. 270.000 m3 de granito pulido.
Suecia, que entregó 4. 210.000 m3 de un tipo y 5. 300.000 m3 del otro, obtuvo un contrato de suministro de granito por valor de dos millones de marcos anuales, garantizado durante diez años. (INCREIBLE!!)
Para poder transportar a Berlín y Nuremberg aquellas enormes cantidades de granito, el 4 de junio de 1941 fundamos una flota de transporte que contaba con astilleros propios, en Wismar y Berlín, que debían construir mil cargueros de quinientas toneladas de capacidad. (INCREIBLE SEMEJANTE DESPILFARRO!!!. Imagínense si esa Flota que se creo para llevar granito y esos recursos se hubieran destinado al Norte de África)
Mi propuesta de paralizar las obras destinadas al tiempo de paz tampoco fue tenidas en consideración cuando en Rusia empezaba a perfilarse la catástrofe del invierno de1941. El 29 de noviembre de 1941, Hitler me dijo sin rodeos:
—Comenzaré las obras antes de que acabe esta guerra. No dejaré que la guerra me impida hacer realidad mis propósitos.
Realmente Hitler vivía en una nube de fantasía.
Continuará.
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Otra anécdota que habla del despilfarro de recursos:
A principios de diciembre de 1941 se produjo una catástrofe en las operaciones del frente oriental; la organización militar alemana no estaba en condiciones de afrontar la crudeza del invierno ruso. Además, las tropas soviéticas, en su retirada, habían destruido todos los cobertizos para locomotoras, los depósitos de agua y otras instalaciones ferroviarias. Durante la embriaguez de los éxitos cosechados en verano y en otoño, cuando parecía que «el oso ruso estaba acabado», nadie pensó seriamente en reconstruir todo aquello. Hitler no quiso comprender que la dureza del invierno ruso obligaba a tomar a tiempo las medidas necesarias respecto a los transportes.
Me enteré de estas dificultades por altos funcionarios de los Ferrocarriles del Reich y por generales del Ejército de Tierra y de la Luftwaffe, y sugerí a Hitler destinar a la reconstrucción de las instalaciones ferroviarias a 30.000 de los 65.000 obreros alemanes que tenía a mi cargo, dirigidos por mis ingenieros.
Me pareció incomprensible que Hitler dudara veinte días antes de aceptar mi propuesta, que sancionó por medio de un decreto el 27 de diciembre de 1941. En vez de apremiar para que se llevaran a cabo esos trabajosa primeros de noviembre, había insistido, a pesar de la catástrofe, en que sus obras triunfales tenían que concluirse en las fechas previstas. Estaba decidido a no rendirse a la evidencia. (INCREIBLE!!!)
Aquel mismo día me reuní con el doctor Todt en su modesta casa a orillas del Hintersee, cerca de Berchtesgaden. Se me asignó toda Ucrania, mientras que los obreros y técnicos que hasta entonces habían estado empleados insensatamente en la construcción de autopistas se hicieron cargo de las regiones norte y centro de Rusia. Todt acababa de regresar de un largo viaje de inspección por el frente oriental; había visto trenes sanitarios parados en los que los heridos habían muerto por congelación; había sido testigo de la miseria de las tropas en las pequeñas ciudades y aldeas, aisladas a consecuencia del frío y la nieve, y había vivido el desánimo y la desesperación de los soldados alemanes. Todt, afligido y pesimista, terminó diciendo que los alemanes no sólo éramos incapaces de resistir físicamente tales tormentos, sino que también nuestro espíritu se hundiría en Rusia:
—En esta lucha —prosiguió— vencerán los hombres primitivos, los que sean capaces de soportarlo todo, incluso las más terribles inclemencias del tiempo. Nosotros somos demasiado sensibles y sucumbiremos. Al final, los vencedores serán los rusos y los japoneses.
Todt es más que elocuente y su análisis es muy lúcido.
Aparte deja al desnudo los padecimientos que el soldado alemán estaba padeciendo en el duro invierno del "Frente Oriental". No me extrañaría que su escepticismo y su derrotismo haya sido el causante de que Hitler lo mande a matar un par de meses después de su comentario a Speer.
Continuará.
A principios de diciembre de 1941 se produjo una catástrofe en las operaciones del frente oriental; la organización militar alemana no estaba en condiciones de afrontar la crudeza del invierno ruso. Además, las tropas soviéticas, en su retirada, habían destruido todos los cobertizos para locomotoras, los depósitos de agua y otras instalaciones ferroviarias. Durante la embriaguez de los éxitos cosechados en verano y en otoño, cuando parecía que «el oso ruso estaba acabado», nadie pensó seriamente en reconstruir todo aquello. Hitler no quiso comprender que la dureza del invierno ruso obligaba a tomar a tiempo las medidas necesarias respecto a los transportes.
Me enteré de estas dificultades por altos funcionarios de los Ferrocarriles del Reich y por generales del Ejército de Tierra y de la Luftwaffe, y sugerí a Hitler destinar a la reconstrucción de las instalaciones ferroviarias a 30.000 de los 65.000 obreros alemanes que tenía a mi cargo, dirigidos por mis ingenieros.
Me pareció incomprensible que Hitler dudara veinte días antes de aceptar mi propuesta, que sancionó por medio de un decreto el 27 de diciembre de 1941. En vez de apremiar para que se llevaran a cabo esos trabajosa primeros de noviembre, había insistido, a pesar de la catástrofe, en que sus obras triunfales tenían que concluirse en las fechas previstas. Estaba decidido a no rendirse a la evidencia. (INCREIBLE!!!)
Aquel mismo día me reuní con el doctor Todt en su modesta casa a orillas del Hintersee, cerca de Berchtesgaden. Se me asignó toda Ucrania, mientras que los obreros y técnicos que hasta entonces habían estado empleados insensatamente en la construcción de autopistas se hicieron cargo de las regiones norte y centro de Rusia. Todt acababa de regresar de un largo viaje de inspección por el frente oriental; había visto trenes sanitarios parados en los que los heridos habían muerto por congelación; había sido testigo de la miseria de las tropas en las pequeñas ciudades y aldeas, aisladas a consecuencia del frío y la nieve, y había vivido el desánimo y la desesperación de los soldados alemanes. Todt, afligido y pesimista, terminó diciendo que los alemanes no sólo éramos incapaces de resistir físicamente tales tormentos, sino que también nuestro espíritu se hundiría en Rusia:
—En esta lucha —prosiguió— vencerán los hombres primitivos, los que sean capaces de soportarlo todo, incluso las más terribles inclemencias del tiempo. Nosotros somos demasiado sensibles y sucumbiremos. Al final, los vencedores serán los rusos y los japoneses.
Todt es más que elocuente y su análisis es muy lúcido.
Aparte deja al desnudo los padecimientos que el soldado alemán estaba padeciendo en el duro invierno del "Frente Oriental". No me extrañaría que su escepticismo y su derrotismo haya sido el causante de que Hitler lo mande a matar un par de meses después de su comentario a Speer.
Continuará.
Última edición por Super Mario el 27 Feb 2015, 17:33, editado 1 vez en total.
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Otra anécdota que habla del temor de Hitler y políticos del NSDAP en tomar medidas drásticas que perjudiquen el estándar de vida de los ciudadanos alemanes:
La discrepancia entre la movilización total de las fuerzas en la democrática Inglaterra y el descuido con que se trató esta cuestión en la Alemania autoritaria habla de la preocupación del régimen respecto a la posibilidad de perder el apoyo popular. La clase dirigente no quería imponerse sacrificios ni imponérselos al pueblo, al que se esforzaba por mantener lo más contento posible. Hitler y la mayoría de sus colaboradores políticos habían sido soldados durante la Revolución de noviembre de 1918 y nunca lograron superarla. En sus conversaciones privadas, Hitler dejaba entrever con frecuencia que experiencias como la de 1918 enseñaban que nunca se era lo bastante cauteloso.
Lo que viene a continuación es importantísimo para entender los vicios, la confusión y la falta de planificación de una política industrial coherente y racional:
Para anticiparse a cualquier brote de inquietud, se gastó más que en los países democráticos en abastecimiento de artículos de consumo, pensiones de guerra o indemnización a las mujeres que tenían a sus maridos en el frente. Mientras que Churchill no ofrecía a su pueblo más que «sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas», para nosotros era válida en todas las fases y crisis de la guerra la consigna de Hitler, monótonamente repetida: «La victoria final es segura. »
El temor a la pérdida de popularidad, que habría podido llevar a una crisis interna, revelaba una posición política débil. Alarmado por los reveses sufridos en el frente ruso, en primavera de 1942 no sólo intenté movilizar todos los recursos, sino que al mismo tiempo insistí en que «la guerra tiene que terminar lo antes posible o, de lo contrario, Alemania la perderá. Tenemos que ganarla antes de finales de octubre, antes de que comience el invierno ruso, o la habremos perdido para siempre; sin embargo, sólo podemos ganarla con las armas de que disponemos ahora y no con las que tendremos el año que viene».
Sigo sin entender cómo pudo llegar este análisis de la situación a conocimiento del Times, que lo publicó el 7 de septiembre de 1942, en un artículo que resumía una opinión que compartíamos Milch, Fromm y yo.
La verdad que la anécdota es muy ilustrativa y deja al desnudo lo caótica que era la producción de armamentos alemana, las improvisaciones, la falta de una planificación coherente, el temor de Hitler a tomar medidas drásticas para que no suceda lo mismo que en la PGM, la inacción y la imprevisibilidad.
Creo que el mérito de Speer es su denodado intento por ordenar ese “Caos” y por tratar de obtener una planificación coherente y racional de los recursos industriales y fabriles de Alemania, con objetivos claros para maximizar esa potencialidad.
Obviamente que tuvo resistencia del NSDAP, recelos políticos y luchas palaciegas contra Bormann y demás jerarcas nazis.
Esa batalla lo desgastó y le quitó efectividad a su trabajo, pero aún así consiguió mucho, pudo reconvertir muchas fábricas, reconvertir otras y aumentar considerablemente la producción de armamentos, a pesar del caos y de la resistencia política que tuvo.
Continuará.
La discrepancia entre la movilización total de las fuerzas en la democrática Inglaterra y el descuido con que se trató esta cuestión en la Alemania autoritaria habla de la preocupación del régimen respecto a la posibilidad de perder el apoyo popular. La clase dirigente no quería imponerse sacrificios ni imponérselos al pueblo, al que se esforzaba por mantener lo más contento posible. Hitler y la mayoría de sus colaboradores políticos habían sido soldados durante la Revolución de noviembre de 1918 y nunca lograron superarla. En sus conversaciones privadas, Hitler dejaba entrever con frecuencia que experiencias como la de 1918 enseñaban que nunca se era lo bastante cauteloso.
Lo que viene a continuación es importantísimo para entender los vicios, la confusión y la falta de planificación de una política industrial coherente y racional:
Para anticiparse a cualquier brote de inquietud, se gastó más que en los países democráticos en abastecimiento de artículos de consumo, pensiones de guerra o indemnización a las mujeres que tenían a sus maridos en el frente. Mientras que Churchill no ofrecía a su pueblo más que «sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas», para nosotros era válida en todas las fases y crisis de la guerra la consigna de Hitler, monótonamente repetida: «La victoria final es segura. »
El temor a la pérdida de popularidad, que habría podido llevar a una crisis interna, revelaba una posición política débil. Alarmado por los reveses sufridos en el frente ruso, en primavera de 1942 no sólo intenté movilizar todos los recursos, sino que al mismo tiempo insistí en que «la guerra tiene que terminar lo antes posible o, de lo contrario, Alemania la perderá. Tenemos que ganarla antes de finales de octubre, antes de que comience el invierno ruso, o la habremos perdido para siempre; sin embargo, sólo podemos ganarla con las armas de que disponemos ahora y no con las que tendremos el año que viene».
Sigo sin entender cómo pudo llegar este análisis de la situación a conocimiento del Times, que lo publicó el 7 de septiembre de 1942, en un artículo que resumía una opinión que compartíamos Milch, Fromm y yo.
La verdad que la anécdota es muy ilustrativa y deja al desnudo lo caótica que era la producción de armamentos alemana, las improvisaciones, la falta de una planificación coherente, el temor de Hitler a tomar medidas drásticas para que no suceda lo mismo que en la PGM, la inacción y la imprevisibilidad.
Creo que el mérito de Speer es su denodado intento por ordenar ese “Caos” y por tratar de obtener una planificación coherente y racional de los recursos industriales y fabriles de Alemania, con objetivos claros para maximizar esa potencialidad.
Obviamente que tuvo resistencia del NSDAP, recelos políticos y luchas palaciegas contra Bormann y demás jerarcas nazis.
Esa batalla lo desgastó y le quitó efectividad a su trabajo, pero aún así consiguió mucho, pudo reconvertir muchas fábricas, reconvertir otras y aumentar considerablemente la producción de armamentos, a pesar del caos y de la resistencia política que tuvo.
Continuará.
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Otra anécdota sobre los privilegios de los jerarcas nazis:
En abril de 1942 también declaré públicamente que «nuestra intuición nos dice a todos que este año significará un punto de inflexión decisivo en nuestra historia», sin sospechar que dicho punto de inflexión estaba a punto de producirse con el cerco del VI Ejército en Stalingrado, el aniquilamiento del Afrika Korps, las exitosas operaciones de desembarco en África del Norte y los primeros ataques aéreos en masa a las ciudades alemanas.
También nos encontrábamos en un punto de inflexión en el campo de la economía de guerra, que hasta otoño de 1941 se dirigió a sostener distintas batallas entre las que se producían grandes intervalos de tregua, mientras que ahora comenzaba la guerra permanente.
A mi modo de ver, la movilización de todas las reservas habría tenido que comenzar por la cúpula del Partido. Esto me parecía tanto más justificado cuanto que el 1 de septiembre de 1939 el propio Hitler había declarado solemnemente ante el Reichstag que no habría privación alguna que él no estuviese dispuesto a imponerse.
Al menos ahora aceptó mi propuesta de paralizar los proyectos que había seguido impulsando, incluidos los del Obersalzberg. Apelé a esta disposición cuando, quince días después de tomar posesión de mi nuevo cargo, hablé frente a nuestro auditorio más difícil: El de los jefes nacionales y regionales.
Sin temor les dije:
«Los trabajos destinados al tiempo de paz tienen que pasar a segundo término. Debo informar al Führer de todo lo que contravenga estas órdenes y perturbe de modo irresponsable la producción de armamentos. »
Eso era una clara amenaza, aunque prosiguiera diciendo reconciliadoramente que hasta aquel invierno todos habíamos abrigado la esperanza de que el conflicto se resolvería con rapidez. Ahora la situación militar exigía paralizar todas las obras superfluas en las distintas regiones.
Era nuestro deber predicar con el ejemplo incluso aunque el ahorro en mano de obra y material no fuera muy grande. Yo estaba convencido de que, a pesar de la monotonía de mi discurso, todos los asistentes responderían a este llamamiento.
Sin embargo, al acabarlo me vi rodeado por numerosos jefes regionales y de circunscripción que deseaban obtener autorizaciones especiales para proseguir con algún proyecto. El primero fue el mismo jefe nacional Bormann, quien se había procurado una contraorden de un Hitler indeciso. Efectivamente, los trabajadores empleados en el Obersalzberg, que también necesitaban camiones, material y carburante, continuaron allí hasta el final de la guerra, a pesar de que tres semanas más tarde hice que Hitler me otorgara una nueva orden de paralización de los trabajos.
Después me apremió el jefe regional Sauckel para asegurarse la construcción de su Foro del Partido en Weimar, que prosiguió hasta el final de la guerra. Robert Ley quería hacer unas pocilgas en su finca modelo. Me dijo que tenía que apoyarlo, pues sus experimentos serían de gran importancia para nuestra alimentación. Rechacé por escritos su solicitud, pero me permití la broma de encabezar así el escrito: «Al jefe de organización nacional del NSDAP y jefe del Frente Alemán del Trabajo. Asunto: Sus pocilgas. »
Continuará.
En abril de 1942 también declaré públicamente que «nuestra intuición nos dice a todos que este año significará un punto de inflexión decisivo en nuestra historia», sin sospechar que dicho punto de inflexión estaba a punto de producirse con el cerco del VI Ejército en Stalingrado, el aniquilamiento del Afrika Korps, las exitosas operaciones de desembarco en África del Norte y los primeros ataques aéreos en masa a las ciudades alemanas.
También nos encontrábamos en un punto de inflexión en el campo de la economía de guerra, que hasta otoño de 1941 se dirigió a sostener distintas batallas entre las que se producían grandes intervalos de tregua, mientras que ahora comenzaba la guerra permanente.
A mi modo de ver, la movilización de todas las reservas habría tenido que comenzar por la cúpula del Partido. Esto me parecía tanto más justificado cuanto que el 1 de septiembre de 1939 el propio Hitler había declarado solemnemente ante el Reichstag que no habría privación alguna que él no estuviese dispuesto a imponerse.
Al menos ahora aceptó mi propuesta de paralizar los proyectos que había seguido impulsando, incluidos los del Obersalzberg. Apelé a esta disposición cuando, quince días después de tomar posesión de mi nuevo cargo, hablé frente a nuestro auditorio más difícil: El de los jefes nacionales y regionales.
Sin temor les dije:
«Los trabajos destinados al tiempo de paz tienen que pasar a segundo término. Debo informar al Führer de todo lo que contravenga estas órdenes y perturbe de modo irresponsable la producción de armamentos. »
Eso era una clara amenaza, aunque prosiguiera diciendo reconciliadoramente que hasta aquel invierno todos habíamos abrigado la esperanza de que el conflicto se resolvería con rapidez. Ahora la situación militar exigía paralizar todas las obras superfluas en las distintas regiones.
Era nuestro deber predicar con el ejemplo incluso aunque el ahorro en mano de obra y material no fuera muy grande. Yo estaba convencido de que, a pesar de la monotonía de mi discurso, todos los asistentes responderían a este llamamiento.
Sin embargo, al acabarlo me vi rodeado por numerosos jefes regionales y de circunscripción que deseaban obtener autorizaciones especiales para proseguir con algún proyecto. El primero fue el mismo jefe nacional Bormann, quien se había procurado una contraorden de un Hitler indeciso. Efectivamente, los trabajadores empleados en el Obersalzberg, que también necesitaban camiones, material y carburante, continuaron allí hasta el final de la guerra, a pesar de que tres semanas más tarde hice que Hitler me otorgara una nueva orden de paralización de los trabajos.
Después me apremió el jefe regional Sauckel para asegurarse la construcción de su Foro del Partido en Weimar, que prosiguió hasta el final de la guerra. Robert Ley quería hacer unas pocilgas en su finca modelo. Me dijo que tenía que apoyarlo, pues sus experimentos serían de gran importancia para nuestra alimentación. Rechacé por escritos su solicitud, pero me permití la broma de encabezar así el escrito: «Al jefe de organización nacional del NSDAP y jefe del Frente Alemán del Trabajo. Asunto: Sus pocilgas. »
Continuará.
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Otro ejemplo de las actitudes des jerarcas nazis que se fabricaban Palacios y hasta trenes personales:
Después de mi llamamiento al esfuerzo de guerra y a dejar de despilfarrar recursos, el propio Hitler, además de continuar las obras en el Obersalzberg, hizo transformar en una lujosa residencia para invitados el muy deteriorado palacio de Klessheim, cerca de Salzburgo, lo que costó varios millones de marcos, y Himmler levantó cerca de Berchtesgaden una gran casa de campo para su amante con tal discreción que no me enteré hasta las últimas semanas de la guerra.
Después de 1942, Hitler animó a un jefe regional a reformar el palacio de Poznan y un hotel, para lo que empleó una gran cantidad de material racionado, además de permitirle levantar una residencia particular cerca de la ciudad.
En 1942 y 1943 se fabricaron nuevos trenes especiales para Ley, Keitel y otros, a pesar de que ello exigía el empleo de valiosas materias primas y de trabajadores especializados. Desde luego, se me ocultaron la mayoría de los proyectos personales de los funcionarios del Partido; el inmenso poder deque disfrutaban los jefes nacionales y regionales me impedía ejercer ningún control en este sentido y, si alguna vez lograba vetarlos, mis prohibiciones tampoco se tenían en cuenta.
Incluso en verano de 1944, Hitler y Bormann comunicaron a su ministro de Armamentos que cierto fabricante muniqués de marcos para cuadros no debía ser reclutado para prestaciones de guerra. Unos meses antes, ellos mismos dieron la orden deque «las fábricas de gobelinos y otros centros de producción de objetos artísticos similares», ocupados en la fabricación de alfombras y tapices para las obras de Hitler para tiempos de paz, quedaran exentas de participar en el programa de armamento. (SE PUEDE VIVIR EN UNA NUBE CUANDO MILES DE SOLDADOS MORÍAN!!!)
Continuará.
Después de mi llamamiento al esfuerzo de guerra y a dejar de despilfarrar recursos, el propio Hitler, además de continuar las obras en el Obersalzberg, hizo transformar en una lujosa residencia para invitados el muy deteriorado palacio de Klessheim, cerca de Salzburgo, lo que costó varios millones de marcos, y Himmler levantó cerca de Berchtesgaden una gran casa de campo para su amante con tal discreción que no me enteré hasta las últimas semanas de la guerra.
Después de 1942, Hitler animó a un jefe regional a reformar el palacio de Poznan y un hotel, para lo que empleó una gran cantidad de material racionado, además de permitirle levantar una residencia particular cerca de la ciudad.
En 1942 y 1943 se fabricaron nuevos trenes especiales para Ley, Keitel y otros, a pesar de que ello exigía el empleo de valiosas materias primas y de trabajadores especializados. Desde luego, se me ocultaron la mayoría de los proyectos personales de los funcionarios del Partido; el inmenso poder deque disfrutaban los jefes nacionales y regionales me impedía ejercer ningún control en este sentido y, si alguna vez lograba vetarlos, mis prohibiciones tampoco se tenían en cuenta.
Incluso en verano de 1944, Hitler y Bormann comunicaron a su ministro de Armamentos que cierto fabricante muniqués de marcos para cuadros no debía ser reclutado para prestaciones de guerra. Unos meses antes, ellos mismos dieron la orden deque «las fábricas de gobelinos y otros centros de producción de objetos artísticos similares», ocupados en la fabricación de alfombras y tapices para las obras de Hitler para tiempos de paz, quedaran exentas de participar en el programa de armamento. (SE PUEDE VIVIR EN UNA NUBE CUANDO MILES DE SOLDADOS MORÍAN!!!)
Continuará.
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Otro ejemplo de desperdicio de recursos:
Tras sólo nueve años de gobierno, la clase dirigente había llegado a corromperse detal forma que ni siquiera en la fase crítica de la guerra era capaz de renunciar a su lujoso tren de vida. Debido a sus «deberes de representación», todos ellos necesitaban grandes casas, fincas de caza, haciendas y palacios, personal de servicio, una mesa opulenta y una bodega selecta..
También estaban grotescamente preocupados por su vida. El propio Hitler, fuera adonde fuera, empezaba por ordenar que se construyeran búnkers para su protección personal, cuyo espesor aumentaba —llegó a alcanzar los cinco metros— a medida que lo hacía el calibre de las bombas y de su paranoia. Llegó a haber verdaderos sistemas de búnkers en Rastenburg, Berlín, el Obersalzberg, Munich, en el palacio de invitados cercano a Salzburgo y en los cuarteles generales de Neuheim y el Somme. Y en 1944 hizo abrir en la roca de las montañas de Silesia y Turingia dos cuarteles generales subterráneos, para lo que fue necesario emplear a cientos de imprescindibles técnicos mineros y a miles de trabajadores. (No me voy a cansar de decir: IN-CRE-I-BLE).
En la carta que mi «delegado general de transformación de explotaciones» escribió a Bormann el 20 de marzo de 1944 se dice:
«De acuerdo con su carta del 1 de marzo de 1944, he adoptado ya las medidas necesarias para que no se paralicen las valiosas fábricas de gobelinos ni otros centros de producción de objetos artísticos similares. » El 23 de junio de 1944, Bormann escribió: «Querido señor Speer: El Grupo Nacional de Artesanía ha notificado a la empresa Pfefferle, a la que usted ya conoce, la prohibición de continuar fabricando marcos para cuadros, listones para esos marcos y objetos similares a pesar del certificado extendido por la Haus der Deutsche Kunst. Según le comunico por orden del Führer , es deseo de este que la empresa Pfefferle no tropiece en el futuro con más dificultades para realizar sus trabajos, que consisten principalmente en encargos del Führer .Le quedaría muy agradecido si tomara usted, a través de su Departamento de Producción, las medidas oportunas.
Heil Hitler!
Suyo, Bormann. »
Burocracia y desperdicio de tiempo y recursos para proteger una fábrica de Gobelinos que Speer deseaba confiscar y que Bormann protegía.
Continuará.
Tras sólo nueve años de gobierno, la clase dirigente había llegado a corromperse detal forma que ni siquiera en la fase crítica de la guerra era capaz de renunciar a su lujoso tren de vida. Debido a sus «deberes de representación», todos ellos necesitaban grandes casas, fincas de caza, haciendas y palacios, personal de servicio, una mesa opulenta y una bodega selecta..
También estaban grotescamente preocupados por su vida. El propio Hitler, fuera adonde fuera, empezaba por ordenar que se construyeran búnkers para su protección personal, cuyo espesor aumentaba —llegó a alcanzar los cinco metros— a medida que lo hacía el calibre de las bombas y de su paranoia. Llegó a haber verdaderos sistemas de búnkers en Rastenburg, Berlín, el Obersalzberg, Munich, en el palacio de invitados cercano a Salzburgo y en los cuarteles generales de Neuheim y el Somme. Y en 1944 hizo abrir en la roca de las montañas de Silesia y Turingia dos cuarteles generales subterráneos, para lo que fue necesario emplear a cientos de imprescindibles técnicos mineros y a miles de trabajadores. (No me voy a cansar de decir: IN-CRE-I-BLE).
En la carta que mi «delegado general de transformación de explotaciones» escribió a Bormann el 20 de marzo de 1944 se dice:
«De acuerdo con su carta del 1 de marzo de 1944, he adoptado ya las medidas necesarias para que no se paralicen las valiosas fábricas de gobelinos ni otros centros de producción de objetos artísticos similares. » El 23 de junio de 1944, Bormann escribió: «Querido señor Speer: El Grupo Nacional de Artesanía ha notificado a la empresa Pfefferle, a la que usted ya conoce, la prohibición de continuar fabricando marcos para cuadros, listones para esos marcos y objetos similares a pesar del certificado extendido por la Haus der Deutsche Kunst. Según le comunico por orden del Führer , es deseo de este que la empresa Pfefferle no tropiece en el futuro con más dificultades para realizar sus trabajos, que consisten principalmente en encargos del Führer .Le quedaría muy agradecido si tomara usted, a través de su Departamento de Producción, las medidas oportunas.
Heil Hitler!
Suyo, Bormann. »
Burocracia y desperdicio de tiempo y recursos para proteger una fábrica de Gobelinos que Speer deseaba confiscar y que Bormann protegía.
Continuará.
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Otro ejemplo que deja al desnudo el desperdicio de recursos de Hitler y sus manías paranoicas:
Según el punto número 18 del Protocolo del Führer del 20 de junio de 1944, «expuse al Führer que actualmente hay cerca de 28.000 trabajadores ocupados en la construcción de sus cuarteles generales». Según mi carta del 22 de septiembre de 1944 al asistente de Hitler, se gastaron 36.000.000 de marcos del Reich en la construcción de búnkers en Rastenburg, 13.000.000 más en los de Pullach, cerca de Munich, que servían para la seguridad de Hitler durante sus estancias en esta ciudad, y otros 150.000.000 para la instalación de unos búnkers especiales («Gigante») cerca de Bad Charlottenbrunn. Según mi carta, estas obras requirieron 257.000 m3 de hormigón armado (incluyendo cantidades menores de mampostería), 213.000 m3 de galerías excavadas, 58 km de carreteras, seis puentes y 100 km de tuberías. Sólo el proyecto «Gigante» consumió más hormigón que el que se utilizó en 1944 para construir refugios antiaéreos destinados a la población civil. (IN-CRE-Í-BLE!!!)
Mi delegado para Franconia, el ingeniero jefe Wallraff, se opuso a Göring por orden mía, pues las obras de Veldenstein no estaban autorizadas, y este lo envió a un campo de concentración, en el que permaneció hasta que fue puesto en libertad por exigencia nuestra, basándonos en el decreto del Führer del 21 de marzo de 1942.
Estas obras ocupaban a los mejores especialistas y consumían un acero valiosísimo y de larga elaboración. Argumenté, en contra de la opinión de Hitler, que «era mejor construir una sola planta hidrogenadora en unos cuantos meses que terminar varias en el triple de tiempo, pues si se construye una de estas plantas más rápidamente, empleando a toda la mano de obra disponible, podrá suministrar carburante durante muchos meses, en tanto que, de continuar como hasta ahora, no se podrá contar con el primer carburante adicional hasta pasado mucho más tiempo». (INCREÍBLE EL DESPERDICIO DE RECURSOS Y MANO DE OBRA).
Continuará.
Según el punto número 18 del Protocolo del Führer del 20 de junio de 1944, «expuse al Führer que actualmente hay cerca de 28.000 trabajadores ocupados en la construcción de sus cuarteles generales». Según mi carta del 22 de septiembre de 1944 al asistente de Hitler, se gastaron 36.000.000 de marcos del Reich en la construcción de búnkers en Rastenburg, 13.000.000 más en los de Pullach, cerca de Munich, que servían para la seguridad de Hitler durante sus estancias en esta ciudad, y otros 150.000.000 para la instalación de unos búnkers especiales («Gigante») cerca de Bad Charlottenbrunn. Según mi carta, estas obras requirieron 257.000 m3 de hormigón armado (incluyendo cantidades menores de mampostería), 213.000 m3 de galerías excavadas, 58 km de carreteras, seis puentes y 100 km de tuberías. Sólo el proyecto «Gigante» consumió más hormigón que el que se utilizó en 1944 para construir refugios antiaéreos destinados a la población civil. (IN-CRE-Í-BLE!!!)
Mi delegado para Franconia, el ingeniero jefe Wallraff, se opuso a Göring por orden mía, pues las obras de Veldenstein no estaban autorizadas, y este lo envió a un campo de concentración, en el que permaneció hasta que fue puesto en libertad por exigencia nuestra, basándonos en el decreto del Führer del 21 de marzo de 1942.
Estas obras ocupaban a los mejores especialistas y consumían un acero valiosísimo y de larga elaboración. Argumenté, en contra de la opinión de Hitler, que «era mejor construir una sola planta hidrogenadora en unos cuantos meses que terminar varias en el triple de tiempo, pues si se construye una de estas plantas más rápidamente, empleando a toda la mano de obra disponible, podrá suministrar carburante durante muchos meses, en tanto que, de continuar como hasta ahora, no se podrá contar con el primer carburante adicional hasta pasado mucho más tiempo». (INCREÍBLE EL DESPERDICIO DE RECURSOS Y MANO DE OBRA).
Continuará.
Última edición por Super Mario el 27 Feb 2015, 17:42, editado 1 vez en total.
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Con respecto al uso de las mujeres en las fábricas, Speer nos dice:
En aquella época, mis colaboradores me enseñaron informes de la actividad del ministro socialista de Trabajo Ernest Bevin, quien había organizado en Inglaterra a toda la mano de obra en forma de batallones que enviaba a los lugares en los que era necesaria. Posteriormente, en los años de prisión, leí más sobre aquella extraordinaria capacidad de organización:
«El rendimiento industrial bélico de Inglaterra fue mayor que el de cualquier otro país beligerante. Toda la población civil inglesa, incluidas las mujeres, era en realidad un gigantesco ejército de trabajadores que, sin consideración alguna, como si se tratara de tropas en combate, era llevado de un lado a otro del país y empleado donde hiciera falta. Esta movilización total de la mano de obra inglesa fue obra de Bevin. » (De un artículo del Mercator sobre Bevin, 1946)
Un registro de Goebbels del 28 de marzo de 1942 muestra que también nosotros consideramos al principio la posibilidad de movilizar las reservas de trabajadores alemanes: «A Sauckel lo han nombrado delegado general de Trabajo del Reich. No debería resultar muy difícil movilizar por lo menos a otro millón de trabajadores; bastará con actuar enérgicamente y no amedrentarse ante las dificultades.
Cuando, a comienzos de abril de 1942, pedí a Sauckel que incorporara a la mujer alemana a la producción de armamento, me respondió sin ambages que era de su exclusiva competencia elegir a los obreros, distribuirlos y decidir de dónde sacarlos. Además, como jefe regional dependía directamente de Hitler. No obstante, al final me propuso dejar la decisión en manos de Göring, en su calidad de responsable del Plan Cuatrienal. Göring se sintió a todas luces halagado con esta entrevista, que volvió a celebrarse en Karinhall.
De una amabilidad exagerada con Sauckel, conmigo se mostró significativamente frío. Apenas conseguí exponer mis razones, pues Göring y Sauckel me interrumpían una y otra vez. El principal argumento de Sauckel era el riesgo de degeneración moral de la mujer alemana a causa del trabajo en las fábricas. Eso podía afectar no sólo a su «vida anímica», sino también a su capacidad reproductora. (Los prejuicios raciales de los nazis los transformaba en seres obtusos. Increíble cómo se desperdiciaron recursos u oportunidades tan sólo por ceguera racial y estupideces por el estilo).
El 28 de enero de 1944, es decir, dos años después, pude echar en cara a Sauckel lo siguiente: «Veo en una noticia de prensa que en Inglaterra el trabajo de la mujer ha avanzado mucho más que aquí. De un total de 33.000.000 de personas que tienen entre 14 y 65 años, 22.300.000 prestan servicio militar o trabajan en la industria. De las 17. 200.000 mujeres, 7.100.000 trabajan todo el día, en tanto que otras 3.300.000 lo hacen a media jornada. Así pues, 10.400.000 mujeres, el 61% de las inglesas en edad de trabajar, están empleadas en la industria. En Alemania, en cambio, hay cerca de 31.000.000 de mujeres entre los 14 y los 65 años, y sólo trabajan, la jornada entera o media jornada, 14.300.000, lo que equivale al 45%. Por lo tanto, el porcentaje de mujeres ocupadas en Alemania es muy inferior. »
Así pues, poseíamos todavía una reserva no utilizada de un 16%, lo que equivalía a 4.900.000 mujeres alemanas. (Documento 006 Sp del proceso de Nüremberg).
En aquella época yo no sabía aún que antes de comenzar la guerra, en junio de 1939, el subsecretario del Ministerio de Trabajo, Syrup, había presentado al Consejo de Defensa del Reich un proyecto para movilizar a 5.500.000 mujeres desocupadas y emplearlas en la industria bélica, en la que ya trabajaban13.800.000 mujeres. Además, estimaba posible el traslado de 2.000.000 de mujeres de distintas ramas de la industria a la del metal, a la química y a la agricultura. (De más está decir que en mi What IF yo no voy a cometer ese error y voy a poner a las mujeres a trabajar).
La verdad que releo lo que nos dice Speer y suena INCREÍBLE como los mismos nazis sabotearon el esfuerzo de guerra alemán.
Y lo peor es que tan sólo era una cuestión de "Toma de Decisiones Políticas" y de redireccionar el esfuerzo y los recursos hacia la producción bélica y de ordenar la producción a través de un plan. Pero no era una cuestión de FALTA DE RECURSOS.
Todas las anécdotas históricas expuestas dejan al desnudo las siguientes falencias y vicios del nazismo:
• La inacción.
• La improvisación.
• El temor a tomar medidas de fondo y en su defecto usar “Parches” demagógicos para evitar el descontento de la población civil acontecido durante la PGM.
• La falta de previsibilidad.
• La cantidad de recursos y fábricas que se dedicaban a producir bienes e insumos para la población civil.
• La falta de planificación, de objetivos claros y de un horizonte común de toda la cúpula nazi por culpa de Hitler y su falta de “Decisión Política” para disciplinar al NSDAP y destinar todos los recursos en el esfuerzo de guerra.
• El desorden y el caos en el que estaba sumida la producción bélica.
• La falta de políticas industriales coherentes en donde se aproveche en forma racional los recursos fabriles y humanos.
Continuará.
En aquella época, mis colaboradores me enseñaron informes de la actividad del ministro socialista de Trabajo Ernest Bevin, quien había organizado en Inglaterra a toda la mano de obra en forma de batallones que enviaba a los lugares en los que era necesaria. Posteriormente, en los años de prisión, leí más sobre aquella extraordinaria capacidad de organización:
«El rendimiento industrial bélico de Inglaterra fue mayor que el de cualquier otro país beligerante. Toda la población civil inglesa, incluidas las mujeres, era en realidad un gigantesco ejército de trabajadores que, sin consideración alguna, como si se tratara de tropas en combate, era llevado de un lado a otro del país y empleado donde hiciera falta. Esta movilización total de la mano de obra inglesa fue obra de Bevin. » (De un artículo del Mercator sobre Bevin, 1946)
Un registro de Goebbels del 28 de marzo de 1942 muestra que también nosotros consideramos al principio la posibilidad de movilizar las reservas de trabajadores alemanes: «A Sauckel lo han nombrado delegado general de Trabajo del Reich. No debería resultar muy difícil movilizar por lo menos a otro millón de trabajadores; bastará con actuar enérgicamente y no amedrentarse ante las dificultades.
Cuando, a comienzos de abril de 1942, pedí a Sauckel que incorporara a la mujer alemana a la producción de armamento, me respondió sin ambages que era de su exclusiva competencia elegir a los obreros, distribuirlos y decidir de dónde sacarlos. Además, como jefe regional dependía directamente de Hitler. No obstante, al final me propuso dejar la decisión en manos de Göring, en su calidad de responsable del Plan Cuatrienal. Göring se sintió a todas luces halagado con esta entrevista, que volvió a celebrarse en Karinhall.
De una amabilidad exagerada con Sauckel, conmigo se mostró significativamente frío. Apenas conseguí exponer mis razones, pues Göring y Sauckel me interrumpían una y otra vez. El principal argumento de Sauckel era el riesgo de degeneración moral de la mujer alemana a causa del trabajo en las fábricas. Eso podía afectar no sólo a su «vida anímica», sino también a su capacidad reproductora. (Los prejuicios raciales de los nazis los transformaba en seres obtusos. Increíble cómo se desperdiciaron recursos u oportunidades tan sólo por ceguera racial y estupideces por el estilo).
El 28 de enero de 1944, es decir, dos años después, pude echar en cara a Sauckel lo siguiente: «Veo en una noticia de prensa que en Inglaterra el trabajo de la mujer ha avanzado mucho más que aquí. De un total de 33.000.000 de personas que tienen entre 14 y 65 años, 22.300.000 prestan servicio militar o trabajan en la industria. De las 17. 200.000 mujeres, 7.100.000 trabajan todo el día, en tanto que otras 3.300.000 lo hacen a media jornada. Así pues, 10.400.000 mujeres, el 61% de las inglesas en edad de trabajar, están empleadas en la industria. En Alemania, en cambio, hay cerca de 31.000.000 de mujeres entre los 14 y los 65 años, y sólo trabajan, la jornada entera o media jornada, 14.300.000, lo que equivale al 45%. Por lo tanto, el porcentaje de mujeres ocupadas en Alemania es muy inferior. »
Así pues, poseíamos todavía una reserva no utilizada de un 16%, lo que equivalía a 4.900.000 mujeres alemanas. (Documento 006 Sp del proceso de Nüremberg).
En aquella época yo no sabía aún que antes de comenzar la guerra, en junio de 1939, el subsecretario del Ministerio de Trabajo, Syrup, había presentado al Consejo de Defensa del Reich un proyecto para movilizar a 5.500.000 mujeres desocupadas y emplearlas en la industria bélica, en la que ya trabajaban13.800.000 mujeres. Además, estimaba posible el traslado de 2.000.000 de mujeres de distintas ramas de la industria a la del metal, a la química y a la agricultura. (De más está decir que en mi What IF yo no voy a cometer ese error y voy a poner a las mujeres a trabajar).
La verdad que releo lo que nos dice Speer y suena INCREÍBLE como los mismos nazis sabotearon el esfuerzo de guerra alemán.
Y lo peor es que tan sólo era una cuestión de "Toma de Decisiones Políticas" y de redireccionar el esfuerzo y los recursos hacia la producción bélica y de ordenar la producción a través de un plan. Pero no era una cuestión de FALTA DE RECURSOS.
Todas las anécdotas históricas expuestas dejan al desnudo las siguientes falencias y vicios del nazismo:
• La inacción.
• La improvisación.
• El temor a tomar medidas de fondo y en su defecto usar “Parches” demagógicos para evitar el descontento de la población civil acontecido durante la PGM.
• La falta de previsibilidad.
• La cantidad de recursos y fábricas que se dedicaban a producir bienes e insumos para la población civil.
• La falta de planificación, de objetivos claros y de un horizonte común de toda la cúpula nazi por culpa de Hitler y su falta de “Decisión Política” para disciplinar al NSDAP y destinar todos los recursos en el esfuerzo de guerra.
• El desorden y el caos en el que estaba sumida la producción bélica.
• La falta de políticas industriales coherentes en donde se aproveche en forma racional los recursos fabriles y humanos.
Continuará.
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What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
Podría seguir exponiendo anécdotas del libro de Speer, pero elegí estas porque no fueron expuestas en este Tema y me parecen interesantes. (Aunque sí fueron expuestas en mi Otro Tema)
Si van a la página 36 y 37 de este Tema van a poder leer otras anécdotas tan importantes y reveladoras que dejan al desnudo los errores en la producción bélica alemana.
Todas las anécdotas expuestas tienen un valor histórico y las elegí por 2 aspectos interesantes:
1) Refuerzan mi teoría de que Alemania tenía los recursos necesarios pero estaban desperdiciados o desaprovechados.
2) No son datos que hayan sido refutados por Richard Overy o Adam Tooze, sino que tienen un valor Histórico muy importante y revelador porque dejan al descubierto los vicios y errores del sistema productivo nazi.
Por eso cuando ustedes me dicen que en 1941 no iba a poder requisar ni un camión para el Afrika Korps, o que Alemania no tenía ni una gota de combustible, o que no se podía fabricar ni un tanque más, me parece inverosímil.
Tan sólo es cuestión de direccionar los recursos, ordenar el caos de la producción industrial, poner todos los recursos humanos e industriales en el esfuerzo de guerra, quitarles los privilegios a los jerarcas nazis, atar de pies y manos al NSDAP, destrabar la burocracia y destinar cada tornillo, cada gramo de aluminio y cada plancha de acero en el esfuerzo de guerra.
Si leen a partir de la página 76 mis medidas económicas, mi discurso donde explico la forma en que se va a implementar la reforma industrial, cómo se va a capacitar a los obreros, cómo se van a reconvertir las fábricas, verán que para 1942 la producción bélica va a ser muy superior a lo que fue en el “Verdadero” 1942.
Salud.
Si van a la página 36 y 37 de este Tema van a poder leer otras anécdotas tan importantes y reveladoras que dejan al desnudo los errores en la producción bélica alemana.
Todas las anécdotas expuestas tienen un valor histórico y las elegí por 2 aspectos interesantes:
1) Refuerzan mi teoría de que Alemania tenía los recursos necesarios pero estaban desperdiciados o desaprovechados.
2) No son datos que hayan sido refutados por Richard Overy o Adam Tooze, sino que tienen un valor Histórico muy importante y revelador porque dejan al descubierto los vicios y errores del sistema productivo nazi.
Por eso cuando ustedes me dicen que en 1941 no iba a poder requisar ni un camión para el Afrika Korps, o que Alemania no tenía ni una gota de combustible, o que no se podía fabricar ni un tanque más, me parece inverosímil.
Tan sólo es cuestión de direccionar los recursos, ordenar el caos de la producción industrial, poner todos los recursos humanos e industriales en el esfuerzo de guerra, quitarles los privilegios a los jerarcas nazis, atar de pies y manos al NSDAP, destrabar la burocracia y destinar cada tornillo, cada gramo de aluminio y cada plancha de acero en el esfuerzo de guerra.
Si leen a partir de la página 76 mis medidas económicas, mi discurso donde explico la forma en que se va a implementar la reforma industrial, cómo se va a capacitar a los obreros, cómo se van a reconvertir las fábricas, verán que para 1942 la producción bélica va a ser muy superior a lo que fue en el “Verdadero” 1942.
Salud.
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Domper escribió:Super Mario escribió:Asumes el mando de la Wehrmacht y de Alemania toda el 22/09/1941 y debes revertir el fracaso de Barbarroja y la debacle de Rommel. Qué medidas y decisiones de todo tipo y toda índole tomarías, teniendo absoluta potestad y contando con la ventaja que sabes lo que sabes sobre la SGM y te vas a valer de ese "Conocimiento previo" para salir airoso.
Uf, difícil pregunta. Pero como tengo conocimiento previo de todo…
– Dejo de asesinar judíos, sustituyéndolos en las cámaras de gas por sus guardianes. Gane o pierda no quiero que el nombre de mi régimen quede manchado por el lodo.
Coincido.
Yo también propuse lo mismo al final de la página 40 y principio de la página 41 (con fecha 26 de noviembre de 2012) expliqué la forma en que se suspende el Holocausto.
Domper escribió:– Ordeno tratar bien a los prisioneros y empiezo a seleccionarlos para formar unidades auxiliares.
Coincido.
Inclusive propuse hacer eso con los soldados franceses prisioneros, previa campaña publicitaria.
Mi campaña iba a consistir en sacar fotos de las mujeres y niños muertos en mis bombardeos, para exponerlas en diarios, revistas y hasta en panfletos que iban a seguir el fin de generar odio en los franceses y ponerlos del lado de los alemanes (Tan sólo hablo de un 4 o 5% de franceses más radicales que iba a poder manipular, lo aclaro para evitar las discusiones Bizantinas que tuve con Löic)
Domper escribió:– Ordeno que inmediatamente se sustituya el código de Enigma por un nuevo sistema de cifrado. De paso le meto mano a la Abwehr y le doy un toque en las orejas a Canaris.
Coincido.
También lo voy a hacer.
Domper escribió:– Les digo a los japoneses que les cedo las Indias Orientales Holandesas, apoyando su ocupación inmediata pero sin ataque a Pearl Harbor. A cambio les ofrezco lo que sea.
Aquí no coincido para nada.
Los japoneses estaban muy concentrados en la planificación de Pearl Harbour y luego del fracaso de Kalin Ghol jamás iban a aceptar involucrarse en una guerra contra los rusos.
Domper escribió:– Desde luego que meto mano en la economía. Que las medidas vayan a tardar tiempo en notarse no implica que no las tome.
Por supuesto.
Para mí son las medidas más importantes. Y si se toman en forma radical y con celeridad se pueden obtener resultados interesantes para 1942 que te van a permitir tener unos cuantos centenares de tanques, aviones, cañones y camiones para poder iniciar tu ofensiva del verano del ’42, con una Wehrmacht más fortalecida.
Domper escribió:– Intento mantener el potencial de la Panzerwaffe y no la amplío. Disuelvo poco a poco las Waffen SS y las dedico para reponer bajas. Lo mismo con el ejército de tierra de la Luftwaffe.
Interesante medida.
Yo me saco de encima a Himmler y le quito poder de intervención civil y político a las SS, y le doy predominio a las Waffen SS que era la rama combativa, que van a estar dirigidas por Paul Hausser o Sepp Dietrich.
Rompo la burocracia de las SS y a esos miles de burócratas los sumo al ejército (los que sean más aptos) o los destino al esfuerzo industrial.
Por si no lo leiste, dije que a Heydrich lo llevo a Francia para que las SS controlen las industrias francesas y el funcionamiento administrativo del nuevo gobierno Francés luego de la desaparición de Vichy.
Domper escribió:– Ordeno el asesinato de Stalin: dedico a los Brandenburger para eso.
Uy, esto me parece de Ciencia Ficción.
Domper escribió:– Envío todo, absolutamente todo, al Frente Este. Dejo a Rommel sin refuerzos y casi sin municiones, retiro la fuerza aérea del Mediterráneo. Dejo a Doenitz al límite y le ordeno que envíe lo que le queda de la flota a Noruega para ejecutar acciones contra los rusos (de paso deja de atacar mercantes norteamericanos). Mando todo lo que tenga ruedas u orugas al Este aunque luego los ingleses me desembarquen en Brest o en Tolón (ya ajustaremos cuentas luego).
Coincido con llevar la flota a Noruega para ejecutar acciones contra los rusos.
Decir “Todo” me parece exagerado. (Si Eriol lee eso te va a ahorcar).
Sí llevaría por lo menos 5 divisiones que estaban en Noruega al Ostheer, más precisamente al GEN, ya que lo puedo hacer vía el Mar Báltico y no fatigar la red ferroviaria del Frente Oriental.
También propuse llevar 9 divisiones de Francia (tan sólo 3 más que las que llevaron en la “Historia Verdadera”), pero Eriol me dijo que si hacía eso los ingleses iban a invadir Francia.
Quizás tú que gozas de la amistad de Eriol y te salves de ser invadido.
Continuará.
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Domper escribió:– Me dejo de ofensivas periféricas, es decir, anulo el avance hacia Leningrado, hacia Rostov o hacia Sebastopol. Ordeno construir posiciones defendibles. Mando todo lo que pueda al GCE.
En 1941 Yo suspendí la operación Tijvin/Volhov y la ofensiva contra Rostov.
Para 1942 el GEN se va a mantener estático, pero el GEC y el GES van a actuar.
Mi estrategia es original ya que en vez de enviar al 4° Ejército Panzer y al VI ejército Panzer contra Stalingrado, una vez que llegan a Voronez y al Volga, en vez de bajar a Stalingrado, van a subir hacia Tula, amenazando Moscú desde el Sur en un “Frente invertido” que va a descolocar a los ejércitos rusos.
Y en ese momento de desconcierto en que las divisiones rusas deben girar para frenar a las divisiones Panzer de Hoth que suben a toda marcha desde el Sur, el 2° Ejército Panzer de Reinhart y el 3° Ejército Panzer de Hoeppner (que no es despedido y degradado) se lanzan desde Belev y Rzhev hacia Moscú.
ACLARACIÓN: Guderian es nombrado Mariscal y puesto al frente del GEC, mientras que Von Bock va al OKH en reemplazo de Keitel que es echado.
Continuará.
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Domper escribió:– Distribuyo equipo de abrigo sacado de donde sea.
Yo hago lo mismo.
Inclusive para no fatigar la red ferroviaria, propuse poner cajas en los techos y laterales de los vagones para transportar la ropa de abrigo, skyes etc. y de esa manera no afectar el transporte de municiones y pertrechos de guerra.
Domper escribió:– Distribuyo las armas químicas. Ordeno que la producción de gases nerviosos empiece cuanto antes aun a costa de la seguridad, para intentar tener alguna cantidad en Noviembre. Si no lo consigo, acumulo todo el que pueda para la primavera siguiente.
Guau.
No coincido para nada.
Llevas muy al extremo las cosas, estimado Domper.
Domper escribió:– Lanzo cuanto antes un gran ataque hacia Moscú. Sí, sé que me la estoy jugando, pero es la mejor jugada. Con un ataque buscando una gran bolsa que consiga cercar la capital. Ya he dicho las ventajas que tiene dominarla. Si lo consigo, y según evolucione la situación bélica, o me atrinchero, o sigo las operaciones buscando destruir el remanente del Ejército Rojo. Si no se consigue, se detiene el ataque cuando aun no se hayan agotado las fuerzas, y se preparan posiciones defensivas, abandonando si es preciso parte del terreno conquistado.
La verdad que no coincido.
Cometerías el mismo error que los alemanes.
Aunque Moscú caiga, la inevitable contraofensiva rusa recuperaría la ciudad y Moscú se convertiría en otro Stalingrado.
El ejército Alemán quedaría tan desgastado (o más) que en la “Historia Verdadera”.
Domper escribió:– Mientras hago propuestas de paz a Stalin, que en la realidad se estuvo pensando el aceptarlas.
Pero si a Stalin los de la Brandenburgo lo asesinaron.
Y si así no fuese me cuesta mucho creer que Stalin acepte una propuesta de paz luego de la caída de Moscú.
Domper escribió:– Si sale todo rana, me preparo para el invierno, para derrotar al contraofensiva rusa (que sé que se producirá).
Todo va a salir “rana” y desde mi punto de vista Moscú va a ser recuperado.
En 1942 vas a estar en una posición similar a la “Historia Verdadera”.
Si tomaste en el verano de 1941 las drásticas medidas económicas/industriales, puede ser que en 1942 reconquistes Moscú y el Cáucaso (o Moscú y Leningrado) y ahí sí vas a poder buscar una Paz negociada, siempre y cuando hayas tenido la suficiente astucia diplomática para meter cizaña en esa unión “contra natura” entre americanos, británicos y soviéticos.
Si no los rusos van a seguir peleando aún bajo el agua.
Continuará.
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What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
Domper escribió:– Tras capear el invierno, preparo la gran ofensiva de primavera, con el objetivo de destruir el ER, preferentemente mediante una batalla en el sector central. Una opción sería aprovechar el contraataque de Jarkov para luego profundizar en dirección Este y luego Norte. Para esa ofensiva uso mi arsenal de agentes neurotóxicos. De paso, mando un mensaje a Churchill (vía países neutrales) recomendándole que no se efectúen bombardeos contra civiles, o se hará lo mismo sobre Londres y el resto de Inglaterra, usando también agentes como ántrax.
Coincido con un eje Jarkhov-Voronez para luego subir al Norte.
No coincido con el uso de ántrax. (Estimado Domper, te tomaste muy en serio lo de ser Hitler).
Domper escribió:¬ Paralelamente, como sé lo que funciona y lo que no, ordeno construir un reactor nuclear y plantas de separación de U-235, y pongo a todo el que sepa sumar más de dos y dos a contribuir al desarrollo de armas nucleares. Como sé que funciona y que no funciona, me dejo de líos con el agua pesada (uso reactores moderados por grafito en su lugar), desarrollo un arma de implosión, etcétera.
Acá ya no coincidimos.
Esto es Ciencia Ficción.
No sólo debes explicar “Qué” harías si reemplazas a Hitler en septiembre de 1941, sino “Cómo” lo harías.
Que tú tengas conocimientos básicos sobre energía atómica, no quiere decir que vas a saber explicarle eso a los alemanes.
Y aparte cómo van a hacer los científicos alemanes para ganarle la carrera a los americanos. Eso es un proceso muy largo.
Me llama la atención que nadie te haya dicho nada.
Si yo proponía algo así, Eriol, Aponez y Von Kleist me hubieran despellejado vivo. (Daría mi riñón derecho por gozar de tu popularidad).
Domper escribió:Habría muchas otras medidas, pero eso son solo apuntes. Aun así no garantizo nada: otoño de 1941 es ya tarde.
Puede ser tarde, pero justamente elegí esa fecha porque contamos con la ventaja del “Diario de mañana”.
Si mi ucronía comenzara en septiembre de 1940 en vez de septiembre de 1941, con la ventaja del “Diario de mañana” sería muy fácil derrotar a los rusos.
Comenzar en Septiembre de 1941 lo hace más difícil y nos obliga a agudizar el ingenio para buscar medidas heterodoxas, astutas y originales.
Salud.
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What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
Domper escribió:Pero voy a extenderme un poco en una posible utilidad del “libro del mañana”: las armas guiadas. Las alemanas dieron un resultado mediocre pero fue consecuencia del sistema de guiado: la guía visual por radio es un sistema muy impreciso y resulta demasiado fácil marrar por unos metros. El problema de esas armas es múltiple:
– El operador debe tener buena preparación, ya que una orden excesiva puede hacer que la bomba se descontrole o, simplemente, que luego no pueda recuperar la trayectoria y acertarle al blanco.
– El alcance es muy limitado por cuestiones ópticas: desde siete mil metros de distancia es muy difícil apreciar si la bomba va bien encaminada o marrará su blanco por unos metros. Este fue habitual cuando se usaron en combate.
– El avión lanzador debe seguir un curso recto (o como mucho volar en círculos) para facilitar la labor del apuntador (del que guía el arma) lo que lo hace vulnerable. De la misma manera, resulta fácil hacer que se pierda el control del arma distrayendo al apuntador (obligando al avión a maniobrar, o sacudiéndolo con fuego antiaéreo).
– Las primeras armas eran muy simples y había pocos canales de guiado, por lo que solo podían usarse de una en una o de dos en dos (no de cada avión, sino entre todos los atacantes).
¬– Solo podían usarse de día y con buena visibilidad.
– Era fácilmente interferibles.
Ese sistema no servía para un misil antibuque porque, por una parte, no es fácil conseguir que vuele a baja altura sin que se descontrole (y la trayectoria balística es difícil para un operador), y por otra las distancias de combate de la SGM eran excesivas: un destructor lanzamisiles podría hacérselo pasar muy mal a un crucero si se acercaba a seis mil metros… pero para un destructor acercarse a seis mil metros a un crucero, de día y con buena visibilidad, resulta algo suicida. Hay alternativas, como el haz radar (sistema usado por muchos misiles antiaéreos primitivos) que es un sistema automatizado de guiado que hace lo mismo.
Pero ¿por qué no liarse la manta a la cabeza? Abrimos el “libro del mañana”, que a estas alturas ya debe estar bastante ajado, y buscamos “ASM-2-N Bat”. Fue el primer misil “inteligente” de la historia, una especie de Exocet pero de 1945. Era una bomba planeadora que tenía un piloto automático con un sistema giroscópico de estabilización, y cuya guía final se hacía por radar activo: un radar en el morro emitía una señal y, dependiendo de la señal de respuesta, corregía automáticamente el rumbo del misil. Fue usado con algún éxito en la primavera de 1945. Está comprobado que un Bat causó graves daños a la corbeta japonesa Aguni en Mayo de 1945, tras ser lanzado por un PB4Y Privateer (versión naval del Liberator) desde ¡37 km de distancia! El Bat era un arma “todo tiempo” y además “dispara y olvida”. Llegó a ser lanzado (en pruebas) por cazas Corsair.
En la realidad el desarrollo de la bomba Bat empezó en 1941 como un arma antisubmarina. Como sabemos lo que funciona y lo que no, y como supongo que el “libro del mañana” dirá algo no solo de magnetrones de cavidad resonante, sino de transistores de estado sólido, se podría tener un arma similar digamos que a finales del 43 o en 1944. Simplemente imaginemos la escabechina que podrían hacer los He-277 con los convoyes aliados: un He-277, volando a gran altura (lo que dificulta la intercepción) detecta un convoy aliado, y lanza un misil Fledermaus desde 20 km de distancia. A esa distancia y volando alto sería inmune a cualquier sistema de defensa de la época, e incluso se podía burlar a la patrulla aérea de combate (CAP). Otra vuelta, otra bomba, y así. Una salida de doce He-277 contra un convoy, suponiendo cuatro bombas por avión (los P2V Harpoon, más pequeños, llevaban tres) y una tasa de acierto del 20% (muy pero que muy conservadora), significa que nueve barcos del convoy han quedado para el arrastre. Si los ataques son contra los escoltas en poco tiempo los aliados se encuentran con un problemilla.
De la misma forma a un superdestructor o a un submarino grande se le podrían poner raíles de lanzamiento para lanzar misiles similares a la V-1, pero con un guiado similar al del Bat y, en plan chulo, hasta un radioaltímetro. Así un destructor podría hundir un crucero desde 30 o 40 km de distancia, o dañar a un acorazado, y la guerra naval cambiaría para siempre.
El Bat no fue el único misil norteamericano que estuvo a punto, o que llegó a usarse en combate. Los norteamericanos usaron no solo la bomba guiada Azon (funcionó muy mal) sino aviones bomba guiados por TV, probaron (no sé si en combate) bombas de guiado IR (para atacar fábricas, chimeneas de barcos, etcétera), torpedos planeadores, usaron en combate tres tipos diferentes de torpedos guiados, etcétera. De hecho los norteamericanos llegaron a tener en desarrollo más de cincuenta armas guiadas a la vez, varias de las cuales llegaron a buen término o durante la guerra o inmediatamente después, incluyendo (por ejemplo) la monstruosa VB-13 Tarzon, una bomba Tallboy con un sistema de guiado similar al de las Fritz X, contra las que no hay acorazado que valga. Que hubiese tantos sistemas se debía a que como no se sabía lo que iba a funcionar, lo que hicieron fue gastar dinero en todo. Pero como espero que el “libro del mañana” hable de todo eso, podríamos escoger solo lo que iba a funcionar, y tener para 1944 estos sistemas:
–Un misil antiaéreo de guiado por haz radar o por comandos y guía terminal por infrarrojos, con espoleta de proximidad y motor de combustible sólido (Von Braun, dedícate a diseñar toberas y no a sistemas caros y complejos). No se necesitan prestaciones especialmente buenas porque basta con poder derribar un bombardero cuatrimotor.
– Un misil aire aire antibombarderos de guiado IR. Si el “libro del mañana” tiene los planos del Sidewinder, ideal, porque de ese misil se dijo que tenía menos componentes electrónicos que un receptor de radio (de los domésticos) y menos partes móviles que una máquina de coser. Estaba lleno de buenas ideas (como los rolerones) de esa que uno piensa ¿cómo que no se le había ocurrido a nadie antes? El Sidewinder, por cierto, llevaba el sensor IR del misil alemán Enzian.
– Un misil tierra tierra, que podría ser una V-1 mejorada.
– Un misil antibuque de lanzamiento de superficie, como lo que ya he citado, y otro de lanzamiento aéreo, similar al Bat.
– Un misil antirradar derivado del Bat pero con buscador pasivo.
– Una o varias bombas antibuque, combinando sistemas de radar e infrarrojos para hacerle la vida más difícil a los marinos aliados.
– Un misil antitanque filoguiado como el X-7, pero con sus problemas solucionados. Por ejemplo el SS-10 francés).
– Un torpedo guiado destinado a hundir escoltas.
Todo esto, con tecnologías desarrolladas durante la guerra o en el periodo inmediatamente posterior. Lo más avanzado que he incluido es el Sidewinder, un misil efectivo pero muy sencillo y fácil de copiar (tanto que salieron copias como setas).
Si eso entraba en servicio en 1944 la guerra daría un vuelco. Alemania no podría ganar (no tenía petróleo) pero sí empatar. Con eso y con bombas atópicas, ganaría por goleada. Muestra de detalles interesantes que podría incluir el “libro del mañana”.
Todo esto me parece de Ciencia Ficción, estimado Domper.
Pregunto:
¿Cómo hago para que solucionen los problemas del X-7 si no sé nada sobre cohetes?
¿Cómo hago para crear un misil similar al SS-10 francés o del SideWinder?
Creo que hay un error en la interpretación de mi What IF.
Y me parece que el mayor error se refiere a que no entienden mis consignas.
La expresión ”Diario de mañana” es tan sólo una metáfora. No es un libro de mañana en donde tengo los planos de esas armas modernas y yo viajo en el tiempo y llevo todos esos planos y les enseño a los alemanes a fabricarlas.
Lo único con lo que nosotros contamos es con nuestros conocimientos sobre la SGM.
Yo te pregunto, estimado Domper:
- ¿Tú sabes cómo fabricar esas armas, o puedes explicarles a los alemanes cómo fabricarlas?
Y te pregunto también:
- ¿La tecnología y los materiales de 1941 eran suficientes para poder fabricarlas?.
Si bien varias de las armas que tú te refieres aparecieron en 1945 o fueron estudios realizados durante la guerra, su diseño y creación llevó un período de tiempo, y de prueba y error.
No se me ocurre cómo yo podría adelantar el estudio, desarrollo y fabricación de esas armas.
Yo pretendo fabricar un Tigre Aligerado en base a planos del Tigre H2 que ya existía en septiembre de 1941y tú me dices que no voy a poder fabricarlo. Pero a su vez pretendes fabricar armas que recién en 1945 estaban en fase de investigación o prototipo???
Continuará.
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Domper escribió: Respecto a lo de las “aficiones”. Es que es muy importante el conocimiento de lo que funciona y de lo que no.
Yo sé muy poco de aviones, pero como mínimo les podría haber dicho:
– Probad un reactor de flujo centrífugo, que rinden peor pero son más fáciles de fabricar que uno axial.
– Incluso en el diseño de los motores, que es un tema abtruso, podría haberles dicho lo de los álabes de turbina huecos, y con eso les hubiese ahorrado unos cuantos meses de pruebas.
– Echadle un ojo a las alas en flecha.
– De cohetes, sé que se podría haber puesto a alguien del equipo de Von Braun a rediseñar toberas de cohetes de combustible sólido, y así tener un cohete supersónico como el R4M pero en 1942.
– Lo de los “rolerones” que lleva el Sidewinder es una tontada pero que es excelente para poder prescindir de estabilización en los cohetes.
– También les podría citar programas que era mejor abandonar: el del He-177, para pasar al He-277, los frenos de picado del Do-217, el Ar-240, el Me-163, el Me-210/410 (usando en su lugar el DB-603 para los Fw-190)
Estas medidas son más probables y menos fantasiosas que el SS-10 o el Sidewinder.
De todas maneras yo pregunto:
¿Cómo lo hago?
Insisto que yo no soy un experto en armamentos, ni un ingeniero aeronáutico, ni jamás trabajé en una fábrica militar.
E insisto que lo único con lo que yo cuento es con mi “Conocimiento”.
El “Diario de mañana” es una metáfora, no un libro que yo llevo en mi viaje en el tiempo en donde tengo todos los planos de misiles, bombas atómicas y motores.
Por ejemplo el uso del motor Daimler Benz 603 sí me parece un buen dato, coherente y sin Ciencia Ficción, pero el cohete R4M lo veo más verde.
Domper escribió:Eso, de un tema en el que no soy ducho. Pensando se me ocurrirían bastantes más cosas sorbe aviones. En lso temas que conozco profesionalmente, ni os cuento. Por ejemplo sé un poquillo de aspectos de salud pública, y aplicar unas pocas medidas hubiese aumentado la potencia del Afrika Korps de un 30 a un 50% ¿os suena que Rommel enfermó de “ictericia”? y hubiese permitido por lo menos un 30 – 50% más de recuperaciones en los heridos alemanes. Eso, sin saberme la fórmula de la Penicilina.
Desde luego, si me preparo un poco… me podría llevar la receta de la Ampicilina (mucho mejor que la Penicilina), de un par de antituberculosos, etcétera.
En lo que coincido es que tras un primer cambio, todo variaría: si Hitler consigue que Franco vaya a la guerra es muy probable que los anglonorteamericanos hagan algo diferente cuando lo de Torch.
Lo de la penicilina me parece probable, el Tema es una vez más:
- ¿Cómo lo implemento?
Yo no sé nada sobre arquitectura de medicamentos como para guiarlos.
En fin, perdón por haber sido muy extenso estimado Domper. Pero todo este mes me la pasé leyendo, analizando información y preparando las respuestas.
Te mando un abrazo y perdón por responder con un mes de retraso.
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