Crisis de la República romana
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Crisis de la República romana
Fin de la Guerra de Jugurta
Boco hizo llamar a Áspar, lugarteniente de Jugurta, y le dijo que por Dábar había sabido que se podía finalizar la guerra con condiciones y que, por lo tanto, recabase la opinión de su rey. Áspar partió inmediatamente hacia el campamento de Jugurta; luego, instruido por él en todo, apresurando la marcha, regresó a los ocho días junto a Boco y le comunicó que Jugurta quería hacer todo lo que se conviniese, pero que confiaba poco en Mario. Por lo demás, si Boco deseaba atender a los intereses de ambos y conseguir una paz real, que se encargase de que todo el mundo fuese a una conferencia como para tratar de la paz y allí le entregase a Sila para usarlo como moneda de cambio.
Boco, tras meditar las propuestas de Sila y de Jugurta largo tiempo, le prometió a éste llevar a cabo lo acordado (es decir, capturar a Sila). Posteriomente, tras acordarse la fecha y el sitio para acudir a la conferencia sobre la paz, Boco llamó ora a Sila, ora al delegado de Jugurta, los trató amablemente, y a ambos prometió lo mismo.
"Pero la noche previa al día fijado para la conferencia el moro citó a sus amigos, y, cambiando repentinamente de intención, los despidió a todos y se dice que consigo mismo anduvo dando vueltas a sus ideas largo tiempo, y entretanto se le cambiaba la cara, la mirada y el estado de ánimo a la vez, lo cual, lógicamente, aunque él guardaba silencio, traslucía los secretos de su corazón"
Por último, no obstante, dio orden de llamar a Sila y, conforme a su parecer, prepara la emboscada al numida.
"Luego, cuando llegó el día y se le anunció que Jugurta no andaba lejos, sale a su encuentro con unos pocos amigos y nuestro cuestor como para rendirle pleitesía; y sube a un alcor que era muy fácil de ver para los emboscados. Allí mismo se aproxima el numida desarmado, con unos pocos íntimos suyos, como se le había dicho, y al instante, a una señal dada, se le echan encima desde la emboscada por todas partes al mismo tiempo. Los demás fueron degollados y Jugurta es entregado atado a Sila, quien lo trasladó a presencia de Mario"
Salustio, Guerra de Jugurta 113
Jugurta ante Mario, Johnny Shumate
Boco hizo llamar a Áspar, lugarteniente de Jugurta, y le dijo que por Dábar había sabido que se podía finalizar la guerra con condiciones y que, por lo tanto, recabase la opinión de su rey. Áspar partió inmediatamente hacia el campamento de Jugurta; luego, instruido por él en todo, apresurando la marcha, regresó a los ocho días junto a Boco y le comunicó que Jugurta quería hacer todo lo que se conviniese, pero que confiaba poco en Mario. Por lo demás, si Boco deseaba atender a los intereses de ambos y conseguir una paz real, que se encargase de que todo el mundo fuese a una conferencia como para tratar de la paz y allí le entregase a Sila para usarlo como moneda de cambio.
Boco, tras meditar las propuestas de Sila y de Jugurta largo tiempo, le prometió a éste llevar a cabo lo acordado (es decir, capturar a Sila). Posteriomente, tras acordarse la fecha y el sitio para acudir a la conferencia sobre la paz, Boco llamó ora a Sila, ora al delegado de Jugurta, los trató amablemente, y a ambos prometió lo mismo.
"Pero la noche previa al día fijado para la conferencia el moro citó a sus amigos, y, cambiando repentinamente de intención, los despidió a todos y se dice que consigo mismo anduvo dando vueltas a sus ideas largo tiempo, y entretanto se le cambiaba la cara, la mirada y el estado de ánimo a la vez, lo cual, lógicamente, aunque él guardaba silencio, traslucía los secretos de su corazón"
Por último, no obstante, dio orden de llamar a Sila y, conforme a su parecer, prepara la emboscada al numida.
"Luego, cuando llegó el día y se le anunció que Jugurta no andaba lejos, sale a su encuentro con unos pocos amigos y nuestro cuestor como para rendirle pleitesía; y sube a un alcor que era muy fácil de ver para los emboscados. Allí mismo se aproxima el numida desarmado, con unos pocos íntimos suyos, como se le había dicho, y al instante, a una señal dada, se le echan encima desde la emboscada por todas partes al mismo tiempo. Los demás fueron degollados y Jugurta es entregado atado a Sila, quien lo trasladó a presencia de Mario"
Salustio, Guerra de Jugurta 113
Jugurta ante Mario, Johnny Shumate
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Crisis de la República romana
Campaña contra los cimbrios
El cónsul de 106, Quinto Servilio Cepión, que le fue asignada la tarea de recuperar las regiones perdidas en la Galia, pareció calmar la situación al dirigir sus esfuerzos a recuperar la región de Tolosa, lo que consiguió sin derramamiento de sangre; este giro favorable, después de tantas desgracias, le confirmó en el mando del ejército gálico, en calidad de procónsul, para el 105. El senado creyó prudente aumentar las fuerzas destinadas a combatir a los germanos con el envío al teatro de operaciones del cónsul de 105, el homo novus, Cneo Malio Máximo [1]. La decisión senatorial iba a resultar desafortunada a propósito de la falta de entendimiento entre el cónsul y Servilio Cepión.
Las acciones contra los cimbrios comenzaron de manera desafortunada para los romanos. Marco Aurelio Escauro [2], legado del cónsul, fue hecho prisionero por los cimbrios tras ser derrotado su ejército.
"y cuando éstos lo convocaron al consejo, como trataba de disuadirlos de cruzar los Alpes para penetrar en Italia porque, decía, era imposible vencer a los romanos, fue muerto por Boiorige, un joven orgulloso"
Periochae LXVII
[1] La forma Manlio, menos frecuente, aparece en alternancia con la forma Malio en las fuentes.
[2] Marco Aurelio Escauro fue cónsul suffectus en 108 en sustitución de Quinto Hortensio.
El cónsul de 106, Quinto Servilio Cepión, que le fue asignada la tarea de recuperar las regiones perdidas en la Galia, pareció calmar la situación al dirigir sus esfuerzos a recuperar la región de Tolosa, lo que consiguió sin derramamiento de sangre; este giro favorable, después de tantas desgracias, le confirmó en el mando del ejército gálico, en calidad de procónsul, para el 105. El senado creyó prudente aumentar las fuerzas destinadas a combatir a los germanos con el envío al teatro de operaciones del cónsul de 105, el homo novus, Cneo Malio Máximo [1]. La decisión senatorial iba a resultar desafortunada a propósito de la falta de entendimiento entre el cónsul y Servilio Cepión.
Las acciones contra los cimbrios comenzaron de manera desafortunada para los romanos. Marco Aurelio Escauro [2], legado del cónsul, fue hecho prisionero por los cimbrios tras ser derrotado su ejército.
"y cuando éstos lo convocaron al consejo, como trataba de disuadirlos de cruzar los Alpes para penetrar en Italia porque, decía, era imposible vencer a los romanos, fue muerto por Boiorige, un joven orgulloso"
Periochae LXVII
[1] La forma Manlio, menos frecuente, aparece en alternancia con la forma Malio en las fuentes.
[2] Marco Aurelio Escauro fue cónsul suffectus en 108 en sustitución de Quinto Hortensio.
- tercioidiaquez
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Crisis de la República romana
Como sé lo que se avecina, pregunto si estaba marcado quien tenía mas autoridad, si un proconsul o un consul en su año electo.
Gracias por anticipado
Gracias por anticipado
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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Crisis de la República romana
Evidentemente el cónsul en funciones.
Después de la muerte de Marco Aurelio Escauro, Servilio Cepión hace oídos sordos a las órdenes de Manlio (o Malio) Máximo:
"Que Servilio, a causa de la envidia que sentía contra su colega, pues en todos los asuntos se podía comparar de a igual a igual, excepto en la potestad, ya que, al ser el otro cónsul, (Servilio) era inferior, le causó muchos trastornos al ejército. Pues Manlio, después de la muerte de Escauro, mandó llamar a Servilio, pero él le contestó que cada uno tenía que vigilar su propio territorio"
Dion Casio, Frag. XXVII, 91
-En el texto puedes ver que el autor remarca esa potestas superior del cónsul en funciones. Servilio se niega a seguir las órdenes dadas por un homo novus.
Un saludo.
Después de la muerte de Marco Aurelio Escauro, Servilio Cepión hace oídos sordos a las órdenes de Manlio (o Malio) Máximo:
"Que Servilio, a causa de la envidia que sentía contra su colega, pues en todos los asuntos se podía comparar de a igual a igual, excepto en la potestad, ya que, al ser el otro cónsul, (Servilio) era inferior, le causó muchos trastornos al ejército. Pues Manlio, después de la muerte de Escauro, mandó llamar a Servilio, pero él le contestó que cada uno tenía que vigilar su propio territorio"
Dion Casio, Frag. XXVII, 91
-En el texto puedes ver que el autor remarca esa potestas superior del cónsul en funciones. Servilio se niega a seguir las órdenes dadas por un homo novus.
Un saludo.
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Batalla de Arausio
Ciertamente pocos datos han sido transmitidos por las fuentes al respecto de esta batalla. De éstas, la más usada no es precisamente la de algún autor romano o griego, sino que el relato de los acontecimientos se debe en gran parte a Theodor Mommsen:
"Entre tanto, se mantuvieron a la defensiva y guarnecieron la provincia con tres poderosos ejércitos, a la espera de que el enemigo principal, los cimbrios, renovasen el ataque. Estos llegaron en el año 649 (105 a.C.), conducidos por su rey Boyorix, pensando ahora seriamente en hacer una incursión en Italia. Cepión mandaba en la ribera derecha del Ródano; en la orilla izquierda estaba el cónsul Gneo Manlio Máximo; y bajo sus órdenes, a la cabeza de otro cuerpo de ejército, estaba su lugarteniente, el consular Marco Emilio Escauro, quien fue el primero en ser atacado. Exterminaron su ejército, y él fue hecho prisionero y conducido al campamento enemigo, donde el rey, oyendo a su cautivo advertirle orgullosamente que se guardase de invadir la Italia con sus cimbrios, se enfureció y lo mandó matar. Entre tanto, Máximo ordenó al procónsul que atravesase el Ródano. Cepión obedeció de mala gana y apareció al fin cerca de Arausio (Orange), en la orilla derecha del río, donde se habían concentrado todas las fuerzas romanas. Su masa imponente dio en qué pensar a los cimbrios, que quisieron entrar en negociaciones. Por desgracia, ambos generales vivían en el desacuerdo más completo. El cónsul Máximo, hombre de baja estirpe e incapaz, tenía de su parte la ley sobre su colega proconsular, más orgulloso y de mejor familia, pero no mejor capitán. Cepión se negó a acampar en un lugar común y a concertarse para las operaciones que debían emprender, pues aspiraba a la absoluta independencia en el mando. En vano los delegados del Senado intentaron un acomodamiento. Una entrevista de ambos generales exigida por sus oficiales no hizo más que aplazar la ruptura. Apenas vio Cepión que Máximo andaba en negociaciones con los cimbrios, y creyendo que estaba a punto de llevarse él solo la honra de su sumisión, se arrojó de repente sobre aquellos con todo su cuerpo de ejército. Sin embargo, fue completamente aniquilado y su campamento tomado el 6 de octubre del año 649 (105 a.C.), y su derrota no hizo más que preparar la destrucción completa del segundo ejército. Ochenta mil soldados romanos quedaron, según se dice, en el campo de batalla, sin contar las cuarenta mil personas de la indefensa e innumerable multitud que los acompañaba. Al parecer solo escaparon diez hombres. Lo que hay de cierto es que de ambos ejércitos se libraron muy pocos, pues los romanos luchaban con el río a sus espaldas.Por las pérdidas materiales y el efecto moral, la catástrofe de Orange casi superó la de Canas"
La Historia de Roma, Libro IV
■ Y ahora, toca ver qué es lo que dicen realmente las fuentes en las que se basó Mommsen para construir este relato de la Batalla de Arausio. No es que haya mucho, pero algo si que merece la pena comentar al respecto.
Ciertamente pocos datos han sido transmitidos por las fuentes al respecto de esta batalla. De éstas, la más usada no es precisamente la de algún autor romano o griego, sino que el relato de los acontecimientos se debe en gran parte a Theodor Mommsen:
"Entre tanto, se mantuvieron a la defensiva y guarnecieron la provincia con tres poderosos ejércitos, a la espera de que el enemigo principal, los cimbrios, renovasen el ataque. Estos llegaron en el año 649 (105 a.C.), conducidos por su rey Boyorix, pensando ahora seriamente en hacer una incursión en Italia. Cepión mandaba en la ribera derecha del Ródano; en la orilla izquierda estaba el cónsul Gneo Manlio Máximo; y bajo sus órdenes, a la cabeza de otro cuerpo de ejército, estaba su lugarteniente, el consular Marco Emilio Escauro, quien fue el primero en ser atacado. Exterminaron su ejército, y él fue hecho prisionero y conducido al campamento enemigo, donde el rey, oyendo a su cautivo advertirle orgullosamente que se guardase de invadir la Italia con sus cimbrios, se enfureció y lo mandó matar. Entre tanto, Máximo ordenó al procónsul que atravesase el Ródano. Cepión obedeció de mala gana y apareció al fin cerca de Arausio (Orange), en la orilla derecha del río, donde se habían concentrado todas las fuerzas romanas. Su masa imponente dio en qué pensar a los cimbrios, que quisieron entrar en negociaciones. Por desgracia, ambos generales vivían en el desacuerdo más completo. El cónsul Máximo, hombre de baja estirpe e incapaz, tenía de su parte la ley sobre su colega proconsular, más orgulloso y de mejor familia, pero no mejor capitán. Cepión se negó a acampar en un lugar común y a concertarse para las operaciones que debían emprender, pues aspiraba a la absoluta independencia en el mando. En vano los delegados del Senado intentaron un acomodamiento. Una entrevista de ambos generales exigida por sus oficiales no hizo más que aplazar la ruptura. Apenas vio Cepión que Máximo andaba en negociaciones con los cimbrios, y creyendo que estaba a punto de llevarse él solo la honra de su sumisión, se arrojó de repente sobre aquellos con todo su cuerpo de ejército. Sin embargo, fue completamente aniquilado y su campamento tomado el 6 de octubre del año 649 (105 a.C.), y su derrota no hizo más que preparar la destrucción completa del segundo ejército. Ochenta mil soldados romanos quedaron, según se dice, en el campo de batalla, sin contar las cuarenta mil personas de la indefensa e innumerable multitud que los acompañaba. Al parecer solo escaparon diez hombres. Lo que hay de cierto es que de ambos ejércitos se libraron muy pocos, pues los romanos luchaban con el río a sus espaldas.Por las pérdidas materiales y el efecto moral, la catástrofe de Orange casi superó la de Canas"
La Historia de Roma, Libro IV
■ Y ahora, toca ver qué es lo que dicen realmente las fuentes en las que se basó Mommsen para construir este relato de la Batalla de Arausio. No es que haya mucho, pero algo si que merece la pena comentar al respecto.
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Crisis de la República romana
He visto que algunos autores basan sus datos en las Periochae de Livio:
1 Marco Aurelio Escauro, legado del cónsul, fue hecho prisionero por los cimbrios tras la derrota de su ejército, y cuando éstos lo convocaron al consejo, como trataba de disuadirlo de cruzar los Alpes para penetrar en Italia porque, decía, era imposible vencer a los romanos, fue muerto por Boyórige, un joven orgulloso.
2 Por estos mismos enemigos fueron vencidos y también despojados de sus respectivos campamentos el cónsul Gneo Manlio y el procónsul Quinto Servilio Cepión, siendo muertos, según Anciate, ochenta mil soldados y cuarenta mil siervos y vivanderos, en las cercanías de Arausio.
3 Cepión, por cuya temeridad se había sufrido la derrota, fue condenado, y sus bienes, por primera vez desde el rey Tarquinio, fueron confiscados y se le retiró el mando militar.
Ex libro LXVII
Aquí vemos que el número de bajas, sacado de la obra de Valerio Antias (Anciate en el texto), es el usado por Mommsen.
En cuanto a la derrota sufrida por Marco Aurelio Escauro, en el texto parece haber una distinción entre la misma y la sufrida en Arausio.
"Cuando, como hemos dicho antes, se desbordó la violencia de los pueblos germanos llamados cimbrios y teutones, después de haber derrotado, puesto en fuga en la Galia y despojado de su ejército a los cónsules Cepión y Manlio , y antes a Carbo y Silano, tras haber masacrado al consular Aurelio Escauro"
Veleyo Paterculo II, 12, 2
A Servilio Cepion se le da erróneamente el título de cónsul. El cónsul de 113, Cneo Papirio Carbo, fue derrotado en la batalla de Noreia, mientras que Marco Junio Silano, cónsul en 109, fue vencido en la Narbonense (todos comentados en sus respectivos años) y, finalmente, Veleyo nombra a Marco Aurelio Escauro.
En cuanto a la situación de la batalla, Mommsen dice:
"Entre tanto, Máximo ordenó al procónsul que atravesase el Ródano. Cepión obedeció de mala gana y apareció al fin cerca de Arausio (Orange), en la orilla derecha del río, donde se habían concentrado todas las fuerzas romanas"
Orange se encuentra en la margen izquierda del Ródano. Servilio Cepión debía de venir del sudoeste, de Tolosa (el asunto del oro), mientras que el cónsul Malio Máximo posiblemente llegaba desde Aquae Sextiae, al sudeste de Arausio.
Un dato sobre la huida de los romanos se encuentra en Plutarco, concretamente en la vida de Sertorio. De éste dice:
"Y así por vez primera prestando servicio militar a las órdenes de Cepión al irrumpir cimbrios y teutones en la Galia, cuando los romanos combatieron mal y se produjo la derrota, él, tras perder su caballo y cubierto su cuerpo de heridas, atravesó el Ródano nadando con su coraza y escudo contra corriente"
Por lo que respecta a las tropas que se enfrentan con los romanos, al parecer fue una confederación de tribus galas y germanas:
"Mientras se lleva a cabo la guerra en Numidia contra Jugurta, los cónsules romanos Marco Manlio y Quinto Cepión fueron vencidos junto al río Ródano por los cimbros, teutones, tigurinos y ambrones, que eran pueblos germanos y galos, y después de una gran matanza perdieron incluso su campamento y gran parte del ejército"
Eutropio V, 1
Continua ...
1 Marco Aurelio Escauro, legado del cónsul, fue hecho prisionero por los cimbrios tras la derrota de su ejército, y cuando éstos lo convocaron al consejo, como trataba de disuadirlo de cruzar los Alpes para penetrar en Italia porque, decía, era imposible vencer a los romanos, fue muerto por Boyórige, un joven orgulloso.
2 Por estos mismos enemigos fueron vencidos y también despojados de sus respectivos campamentos el cónsul Gneo Manlio y el procónsul Quinto Servilio Cepión, siendo muertos, según Anciate, ochenta mil soldados y cuarenta mil siervos y vivanderos, en las cercanías de Arausio.
3 Cepión, por cuya temeridad se había sufrido la derrota, fue condenado, y sus bienes, por primera vez desde el rey Tarquinio, fueron confiscados y se le retiró el mando militar.
Ex libro LXVII
Aquí vemos que el número de bajas, sacado de la obra de Valerio Antias (Anciate en el texto), es el usado por Mommsen.
En cuanto a la derrota sufrida por Marco Aurelio Escauro, en el texto parece haber una distinción entre la misma y la sufrida en Arausio.
"Cuando, como hemos dicho antes, se desbordó la violencia de los pueblos germanos llamados cimbrios y teutones, después de haber derrotado, puesto en fuga en la Galia y despojado de su ejército a los cónsules Cepión y Manlio , y antes a Carbo y Silano, tras haber masacrado al consular Aurelio Escauro"
Veleyo Paterculo II, 12, 2
A Servilio Cepion se le da erróneamente el título de cónsul. El cónsul de 113, Cneo Papirio Carbo, fue derrotado en la batalla de Noreia, mientras que Marco Junio Silano, cónsul en 109, fue vencido en la Narbonense (todos comentados en sus respectivos años) y, finalmente, Veleyo nombra a Marco Aurelio Escauro.
En cuanto a la situación de la batalla, Mommsen dice:
"Entre tanto, Máximo ordenó al procónsul que atravesase el Ródano. Cepión obedeció de mala gana y apareció al fin cerca de Arausio (Orange), en la orilla derecha del río, donde se habían concentrado todas las fuerzas romanas"
Orange se encuentra en la margen izquierda del Ródano. Servilio Cepión debía de venir del sudoeste, de Tolosa (el asunto del oro), mientras que el cónsul Malio Máximo posiblemente llegaba desde Aquae Sextiae, al sudeste de Arausio.
Un dato sobre la huida de los romanos se encuentra en Plutarco, concretamente en la vida de Sertorio. De éste dice:
"Y así por vez primera prestando servicio militar a las órdenes de Cepión al irrumpir cimbrios y teutones en la Galia, cuando los romanos combatieron mal y se produjo la derrota, él, tras perder su caballo y cubierto su cuerpo de heridas, atravesó el Ródano nadando con su coraza y escudo contra corriente"
Por lo que respecta a las tropas que se enfrentan con los romanos, al parecer fue una confederación de tribus galas y germanas:
"Mientras se lleva a cabo la guerra en Numidia contra Jugurta, los cónsules romanos Marco Manlio y Quinto Cepión fueron vencidos junto al río Ródano por los cimbros, teutones, tigurinos y ambrones, que eran pueblos germanos y galos, y después de una gran matanza perdieron incluso su campamento y gran parte del ejército"
Eutropio V, 1
Continua ...
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Crisis de la República romana
El autor que más datos aporta al respecto es Granio Liciniano. Los mismos se encuentran en un doble palimpsesto descubierto en 1853:
http://www.attalus.org/translate/granius.html
Una traducción un tanto libre:
"[11] # El ex cónsul Marco Emilio Escauro fue arrojado de su caballo y capturado por los cimbrios. Cuando le convocaron a un consejo, él no hizo ni dijo nada que no fuera digno de un romano que había ocupado tan altos honores. Debido a esto fue asesinado, a pesar de que podría haber escapado; se negó a la solicitud de actuar como su líder por vergüenza a sobrevivir a la pérdida de su ejército.
El cónsul Malio, alarmado por esta victoria de los cimbrios, envió una carta a Servilio Cepion, pidiéndole que uniera sus fuerzas con las de él para confrontar al enemigo con un gran ejército combinado; pero Cepion se negó. Éste cruzó el Ródano y se jactó ante sus soldados de que iba a llevarle ayuda al asustado cónsul, pero se negó ni tan siquiera a discutir con el cónsul la estrategia a seguir, desdeñandose incluso a escuchar las peticiones de una legación que le envió el senado para rogarle que ambos generales cooperaran por el bien del Estado.
Los cimbrios enviaron una embajada para concertar la paz y solicitar tierras para establecerse, pero Cepion los despidió de manera que, al día siguiente, lo atacaron. Su campamento estaba situado no muy lejos del de Malio, aunque ni bajo el ataque de los cimbrios logró ser persuadido de unir ambos ejércitos.
La batalla se libró el día antes de las nonas de octubre (el 6 de ese mes). La mayor parte del ejército fue destruido; Rutilio Rufo dice que aquel día perecieron 70.000 soldados entre legionarios regulares y tropas auxiliares"
Libro 33
Si se compara este texto con el de Mommsen, se encuentran varias discrepancias, sobre todo en quién fue el que se entrevistó con los legados cimbrios y quiénes fueron los que iniciaron el combate (por citar alguna que otra diferencia).
-Por lo que respecta a la fecha de la batalla, hay que tener en cuenta que se produce el 6 de octubre, "el día antes de las nonas de octubre" (las nonas de este mes eran el día 7), un tanto tardía para llevar a cabo una campaña por parte romana. Esta fecha pasó a ser un día nefasto en el calendario romano.
"Y a Lúculo, que iba a vadear ya el río, le aconsejaron algunos de los capitanes que se guardase de aquel día, pues era uno de los días vedados, que llaman «negros». Pues un día como aquel fue exterminado el ejército de Cepión cuando luchaba contra los cimbrios"
Plutarco, Lúculo
Creo que hay material para hacerse una idea de como fue el desarrollo de esta grave derrota romana. Por mi parte, reiterar que sigo la tónica habitual de no hacer suposiciones.
Evidentemente podría haber escrito un relato tal y como lo hace Mommsen (un tanto diferente, claro está) en base a las fuentes citadas, pero eso se lo dejo a cada uno.
http://www.attalus.org/translate/granius.html
Una traducción un tanto libre:
"[11] # El ex cónsul Marco Emilio Escauro fue arrojado de su caballo y capturado por los cimbrios. Cuando le convocaron a un consejo, él no hizo ni dijo nada que no fuera digno de un romano que había ocupado tan altos honores. Debido a esto fue asesinado, a pesar de que podría haber escapado; se negó a la solicitud de actuar como su líder por vergüenza a sobrevivir a la pérdida de su ejército.
El cónsul Malio, alarmado por esta victoria de los cimbrios, envió una carta a Servilio Cepion, pidiéndole que uniera sus fuerzas con las de él para confrontar al enemigo con un gran ejército combinado; pero Cepion se negó. Éste cruzó el Ródano y se jactó ante sus soldados de que iba a llevarle ayuda al asustado cónsul, pero se negó ni tan siquiera a discutir con el cónsul la estrategia a seguir, desdeñandose incluso a escuchar las peticiones de una legación que le envió el senado para rogarle que ambos generales cooperaran por el bien del Estado.
Los cimbrios enviaron una embajada para concertar la paz y solicitar tierras para establecerse, pero Cepion los despidió de manera que, al día siguiente, lo atacaron. Su campamento estaba situado no muy lejos del de Malio, aunque ni bajo el ataque de los cimbrios logró ser persuadido de unir ambos ejércitos.
La batalla se libró el día antes de las nonas de octubre (el 6 de ese mes). La mayor parte del ejército fue destruido; Rutilio Rufo dice que aquel día perecieron 70.000 soldados entre legionarios regulares y tropas auxiliares"
Libro 33
Si se compara este texto con el de Mommsen, se encuentran varias discrepancias, sobre todo en quién fue el que se entrevistó con los legados cimbrios y quiénes fueron los que iniciaron el combate (por citar alguna que otra diferencia).
-Por lo que respecta a la fecha de la batalla, hay que tener en cuenta que se produce el 6 de octubre, "el día antes de las nonas de octubre" (las nonas de este mes eran el día 7), un tanto tardía para llevar a cabo una campaña por parte romana. Esta fecha pasó a ser un día nefasto en el calendario romano.
"Y a Lúculo, que iba a vadear ya el río, le aconsejaron algunos de los capitanes que se guardase de aquel día, pues era uno de los días vedados, que llaman «negros». Pues un día como aquel fue exterminado el ejército de Cepión cuando luchaba contra los cimbrios"
Plutarco, Lúculo
Creo que hay material para hacerse una idea de como fue el desarrollo de esta grave derrota romana. Por mi parte, reiterar que sigo la tónica habitual de no hacer suposiciones.
Evidentemente podría haber escrito un relato tal y como lo hace Mommsen (un tanto diferente, claro está) en base a las fuentes citadas, pero eso se lo dejo a cada uno.
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Hispania
Lo último que se reseñó sobre los acontecimientos en la península fue el triunfo celebrado en 107:
[Q. Servilius Cn.f. Cn.n.] Caepio, pro[consul, from Further Spain], 5 k.Nov. {28th October}
http://www.attalus.org/translate/fasti.html#p101
Esta victoria del entonces pretor de la Ulterior, Quinto Servilio Cepion, no sirvió para apaciguar los ánimos. Julio Obsecuente, en una escueta referencia, nos dice que en este año (105), el ejército romano fue destrozado por los lusitanos:
a Lusitanis exercitus Romanus caesus
42. P. Rutilio Cn. Manlio coss. AUC 649/105 BC
http://www.alexthenice.com/obsequens/text/42.html
Pero los problemas generales iban a ocupar todas las energías del estado; aunque se había conseguido derrotar a Jugurta, Roma se enfrentaba a la amenaza de cimbrios y teutones tras la derrota de Arausio.
Lo último que se reseñó sobre los acontecimientos en la península fue el triunfo celebrado en 107:
[Q. Servilius Cn.f. Cn.n.] Caepio, pro[consul, from Further Spain], 5 k.Nov. {28th October}
http://www.attalus.org/translate/fasti.html#p101
Esta victoria del entonces pretor de la Ulterior, Quinto Servilio Cepion, no sirvió para apaciguar los ánimos. Julio Obsecuente, en una escueta referencia, nos dice que en este año (105), el ejército romano fue destrozado por los lusitanos:
a Lusitanis exercitus Romanus caesus
42. P. Rutilio Cn. Manlio coss. AUC 649/105 BC
http://www.alexthenice.com/obsequens/text/42.html
Pero los problemas generales iban a ocupar todas las energías del estado; aunque se había conseguido derrotar a Jugurta, Roma se enfrentaba a la amenaza de cimbrios y teutones tras la derrota de Arausio.
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Reacciones en Roma tras la derrota en Arausio
Cuando llegó a Roma la noticia del desastre, el cónsul Publio Rutilio Rufo ordenó que todos aquellos que estuvieran en edad de ser movilizados realizaran un juramento con el que se comprometían a no viajar fuera de Italia. Fueron enviados mensajeros a lo largo de toda la costa y a todos los puertos de la península con las instrucciones de que a nadie, menor de 25 años, se le permitiera abordar un barco.
"Después de que tantos hombres fueran asesinados, muchos lorraron por sus hijos o hermanos; otros, quedaron huérfanos por la muerte de sus padres, y un gran número de mujeres, privadas de sus maridos, se convirtieron en viudas pobres. Pero el senado, soportando esta desgracia con gran magnanimidad, puso fin a los lamentos; aunque se había sufrido mucho, prefirieron ocultar el dolor"
Diodoro Sículo, Frag. XXXIV, 37
"En Roma hubo un gran temor de que los galos llegaran de nuevo a la ciudad, casi tan grande como en tiempos de Aníbal en la Segunda Guerra Púnica"
Eutropio V, 2
"Con ello toda Italia se echó a temblar de miedo. Entonces y después sin interrupción, hasta nuestra época, los romanos fueron de esta opinión: todo lo demás se inclinaba ante su valor, pero contra los galos peleaban no por la gloria sino por la salvación"
Salustio, Guerra de Jugurta, 114
Cuando llegó a Roma la noticia del desastre, el cónsul Publio Rutilio Rufo ordenó que todos aquellos que estuvieran en edad de ser movilizados realizaran un juramento con el que se comprometían a no viajar fuera de Italia. Fueron enviados mensajeros a lo largo de toda la costa y a todos los puertos de la península con las instrucciones de que a nadie, menor de 25 años, se le permitiera abordar un barco.
"Después de que tantos hombres fueran asesinados, muchos lorraron por sus hijos o hermanos; otros, quedaron huérfanos por la muerte de sus padres, y un gran número de mujeres, privadas de sus maridos, se convirtieron en viudas pobres. Pero el senado, soportando esta desgracia con gran magnanimidad, puso fin a los lamentos; aunque se había sufrido mucho, prefirieron ocultar el dolor"
Diodoro Sículo, Frag. XXXIV, 37
"En Roma hubo un gran temor de que los galos llegaran de nuevo a la ciudad, casi tan grande como en tiempos de Aníbal en la Segunda Guerra Púnica"
Eutropio V, 2
"Con ello toda Italia se echó a temblar de miedo. Entonces y después sin interrupción, hasta nuestra época, los romanos fueron de esta opinión: todo lo demás se inclinaba ante su valor, pero contra los galos peleaban no por la gloria sino por la salvación"
Salustio, Guerra de Jugurta, 114
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Crisis de la República romana
Reelección de Mario
Mientras en Roma se vivía el miedo a una invasión, en Numidia se empezaba a fraguar una enemistad que acarrearía graves consecuencias. La entrega de Jugurta, por parte del rey Boco, a Sila parece haber sido el detonante:
"Esta fue la primera semilla de aquel enfrentamiento implacable y terrible entre Mario y Sila que estuvo a punto de llevar a la perdición a Roma. No en vano, hubo muchos que, por su animadversión a Mario, quisieron atribuir el mérito de este hecho a Sila, quien, por su parte, portaba un sello que se había mandado labrar en el que aparecía grabada la imagen de Boco entregándole a Jugurta; Sila usaba constantemente este sello, lo que encolerizaba a Mario, hombre ambicioso, nada dado a compartir la gloria y pendenciero. A ello contribuían en gran medida los enemigos de Mario, que atribuían los primeros y mayores logros de la guerra a Metelo y los últimos, así como el fin de ésta a Sila, para que el común de la gente dejara de admirarlo y de apreciarlo más que a ningún otro"
Plutarco, Mario
Sin embargo, pronto esta envidia, estas animadversiones y ataques contra Mario fueron disipados por el peligro que, se cernía sobre Italia. Apenas se hubo anunciado la captura de Jugurta, los rumores sobre cimbrios y teutones ya habían comenzado a extenderse. En un principio, estos rumores ofrecieron datos poco fiables acerca de de la cantidad y potencia del ejército que se aproximaba.
" ... pero más tarde se confirmó que estas estimaciones se encontraban por debajo de la realidad, ya que llegaba a los trescientos mil el número de hombres armados que avanzaban, así como una multitud todavía más numerosa —según dicen— de mujeres y de niños que les acompañaban en busca de tierra que alimentara una masa de gente tal y ciudades en las que establecerse y vivir, del mismo modo que con anterioridad a ellos, como tenían entendido, los celtas habían ocupado la mejor parte de Italia despojando de ella a los etruscos"
Aunque la ley prohibía elegir a nadie en su ausencia y que una persona fuera reelegida hasta que no hubiera pasado el tiempo establecido, el nombre de Mario sonaba en todas partes. El pueblo rechazó a los que se oponían porque consideraba que no se trataba de la primera vez que la ley cedía ante el interés común, y la situación presente no era menos grave que la que hizo que Escipión fuera designado cónsul contrariamente a las leyes y no por temor a perder la propia ciudad, sino por deseo de destruir la de los cartagineses.
Las elecciones tuvieron lugar probablemente en octubre o noviembre, cuando todavía debía hallarse en Africa Mario arreglando los últimos detalles. En los comicios consulares, Mario consiguió una anticonstitucional iteración de su consulado, mientras que otro homo novus, Caio Flavio Fimbria, resultó elegido como su colega.
Mientras en Roma se vivía el miedo a una invasión, en Numidia se empezaba a fraguar una enemistad que acarrearía graves consecuencias. La entrega de Jugurta, por parte del rey Boco, a Sila parece haber sido el detonante:
"Esta fue la primera semilla de aquel enfrentamiento implacable y terrible entre Mario y Sila que estuvo a punto de llevar a la perdición a Roma. No en vano, hubo muchos que, por su animadversión a Mario, quisieron atribuir el mérito de este hecho a Sila, quien, por su parte, portaba un sello que se había mandado labrar en el que aparecía grabada la imagen de Boco entregándole a Jugurta; Sila usaba constantemente este sello, lo que encolerizaba a Mario, hombre ambicioso, nada dado a compartir la gloria y pendenciero. A ello contribuían en gran medida los enemigos de Mario, que atribuían los primeros y mayores logros de la guerra a Metelo y los últimos, así como el fin de ésta a Sila, para que el común de la gente dejara de admirarlo y de apreciarlo más que a ningún otro"
Plutarco, Mario
Sin embargo, pronto esta envidia, estas animadversiones y ataques contra Mario fueron disipados por el peligro que, se cernía sobre Italia. Apenas se hubo anunciado la captura de Jugurta, los rumores sobre cimbrios y teutones ya habían comenzado a extenderse. En un principio, estos rumores ofrecieron datos poco fiables acerca de de la cantidad y potencia del ejército que se aproximaba.
" ... pero más tarde se confirmó que estas estimaciones se encontraban por debajo de la realidad, ya que llegaba a los trescientos mil el número de hombres armados que avanzaban, así como una multitud todavía más numerosa —según dicen— de mujeres y de niños que les acompañaban en busca de tierra que alimentara una masa de gente tal y ciudades en las que establecerse y vivir, del mismo modo que con anterioridad a ellos, como tenían entendido, los celtas habían ocupado la mejor parte de Italia despojando de ella a los etruscos"
Aunque la ley prohibía elegir a nadie en su ausencia y que una persona fuera reelegida hasta que no hubiera pasado el tiempo establecido, el nombre de Mario sonaba en todas partes. El pueblo rechazó a los que se oponían porque consideraba que no se trataba de la primera vez que la ley cedía ante el interés común, y la situación presente no era menos grave que la que hizo que Escipión fuera designado cónsul contrariamente a las leyes y no por temor a perder la propia ciudad, sino por deseo de destruir la de los cartagineses.
Las elecciones tuvieron lugar probablemente en octubre o noviembre, cuando todavía debía hallarse en Africa Mario arreglando los últimos detalles. En los comicios consulares, Mario consiguió una anticonstitucional iteración de su consulado, mientras que otro homo novus, Caio Flavio Fimbria, resultó elegido como su colega.
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Crisis de la República romana
Inciso I: Sobre las reformas de Mario
Creo que comenté que no iba a hacer un apartado exclusivo sobre las llamadas "Reformas de Mario", sino que las mismas se irían viendo en orden a los acontecimientos. Para comentar la transformación que sufrió el ejército romano, lo iré haciendo de este modo, a base de Incisos, de ahí que haya numerado éste.
Sobre los cambios efectuados dentro de lo que venía siendo el ejército romano, se ha visto como Mario abría las puertas del mismo a los capite censi. Las reformas militares, generalmente, se le atribuyen exclusivamente a Mario, aunque me gustaría resaltar la figura de Publio Rutilio Rufo, cónsul en 105.
Rutilio Rufo, al igual que Mario, sirvió en la campaña de Numancia bajo las órdenes de Publio Cornelio Escipión Emiliano. En Numidia sirvió como legado de Quinto Cecilio Metelo, en donde ya vimos su destacado papel en la Batalla del río Muthul, haciendo frente a los elefantes de Bomílcar. En su faceta de historiador, se ha nombrado alguna vez que otra al servir como fuente de, entre otros, Salustio y Granio Liciniano. Y ahora lo hemos visto ejerciendo su papel de cónsul en Roma mientras que su colega, Cneo Malio Máximo, sufría la derrota de Arausio.
Cneo Malio Máximo era un homo novus (el cognomen de "Máximo" se lo puso él porque sí), había derrotado, contra todo pronóstico, a Quinto Lutacio Cátulo César en las elecciones al consulado de 105:
"Nada hay más inconstante que la masa del pueblo, nada más impenetrable que la voluntad de los hombres, nada más falaz que toda esta máquina de los comicios. ¿Quién pensó que Lucio Filipo, con su gran talento, su esfuerzo, su popularidad y su nobleza, podía ser vencido por Marco Herenio? . ¿Quién, que Quinto Cátulo (César) -destacado por su cultura, por su ciencia y por su rectitud- lo sería por Cneo Malio?"
Cicerón, En defensa de Lucio Murena 17, 36
- Hay otros pasajes en los que Cicerón nos presenta a Cneo Malio (o Manlio) como un completo inépto, pero lo dejaremos estar visto la parcialidad con que lo hace Cicerón.
Volviendo a la figura de Rutilio Rufo, Valerio Máximo dice:
"El adiestramiento en el manejo de las armas fue enseñado a los soldados por el cónsul Publio Rutilio y su colega Cneo Malio: él, en efecto, rompiendo con el ejemplo de todos los que le habían precedido, llamados unos maestros de la escuela de gladiadores de Caio Aurelio Escauro, enseñó a las legiones un medio más sutil de causar y evitar heridas, y mezcló así valor y técnica, técnica y valor, para que la técnica fuese más poderosa con el impulso del valor y el valor fuese más prudente gracias al conocimiento de la técnica"
Valerio Máximo II, 3, 2
Aquí vemos que Rutilio no permaneció inactivo en Roma, mientras su colega era derrotado y Mario finalizaba la campaña de Numidia; pero este tipo de adiestramiento ¿tuvo continuidad en el futuro?. Frontino, en sus "Estratagemas", algo nos dice:
"Cuando Caio Mario tuvo la opción de elegir una fuerza de dos ejércitos, uno de los cuales había servido bajo Rutilio, otro bajo Metelo y más tarde bajo él mismo, prefirió las tropas de Rutilio, aunque inferiores en número, porque las juzgó más confiables en cuanto a disciplina"
Frontino, IV, 2, 2
• ¿Fue éste el origen de esa armatura de la que nos habla Flavio Vegecio Renato en su Epitoma rei militaris (I, 13)?
Creo que comenté que no iba a hacer un apartado exclusivo sobre las llamadas "Reformas de Mario", sino que las mismas se irían viendo en orden a los acontecimientos. Para comentar la transformación que sufrió el ejército romano, lo iré haciendo de este modo, a base de Incisos, de ahí que haya numerado éste.
Sobre los cambios efectuados dentro de lo que venía siendo el ejército romano, se ha visto como Mario abría las puertas del mismo a los capite censi. Las reformas militares, generalmente, se le atribuyen exclusivamente a Mario, aunque me gustaría resaltar la figura de Publio Rutilio Rufo, cónsul en 105.
Rutilio Rufo, al igual que Mario, sirvió en la campaña de Numancia bajo las órdenes de Publio Cornelio Escipión Emiliano. En Numidia sirvió como legado de Quinto Cecilio Metelo, en donde ya vimos su destacado papel en la Batalla del río Muthul, haciendo frente a los elefantes de Bomílcar. En su faceta de historiador, se ha nombrado alguna vez que otra al servir como fuente de, entre otros, Salustio y Granio Liciniano. Y ahora lo hemos visto ejerciendo su papel de cónsul en Roma mientras que su colega, Cneo Malio Máximo, sufría la derrota de Arausio.
Cneo Malio Máximo era un homo novus (el cognomen de "Máximo" se lo puso él porque sí), había derrotado, contra todo pronóstico, a Quinto Lutacio Cátulo César en las elecciones al consulado de 105:
"Nada hay más inconstante que la masa del pueblo, nada más impenetrable que la voluntad de los hombres, nada más falaz que toda esta máquina de los comicios. ¿Quién pensó que Lucio Filipo, con su gran talento, su esfuerzo, su popularidad y su nobleza, podía ser vencido por Marco Herenio? . ¿Quién, que Quinto Cátulo (César) -destacado por su cultura, por su ciencia y por su rectitud- lo sería por Cneo Malio?"
Cicerón, En defensa de Lucio Murena 17, 36
- Hay otros pasajes en los que Cicerón nos presenta a Cneo Malio (o Manlio) como un completo inépto, pero lo dejaremos estar visto la parcialidad con que lo hace Cicerón.
Volviendo a la figura de Rutilio Rufo, Valerio Máximo dice:
"El adiestramiento en el manejo de las armas fue enseñado a los soldados por el cónsul Publio Rutilio y su colega Cneo Malio: él, en efecto, rompiendo con el ejemplo de todos los que le habían precedido, llamados unos maestros de la escuela de gladiadores de Caio Aurelio Escauro, enseñó a las legiones un medio más sutil de causar y evitar heridas, y mezcló así valor y técnica, técnica y valor, para que la técnica fuese más poderosa con el impulso del valor y el valor fuese más prudente gracias al conocimiento de la técnica"
Valerio Máximo II, 3, 2
Aquí vemos que Rutilio no permaneció inactivo en Roma, mientras su colega era derrotado y Mario finalizaba la campaña de Numidia; pero este tipo de adiestramiento ¿tuvo continuidad en el futuro?. Frontino, en sus "Estratagemas", algo nos dice:
"Cuando Caio Mario tuvo la opción de elegir una fuerza de dos ejércitos, uno de los cuales había servido bajo Rutilio, otro bajo Metelo y más tarde bajo él mismo, prefirió las tropas de Rutilio, aunque inferiores en número, porque las juzgó más confiables en cuanto a disciplina"
Frontino, IV, 2, 2
• ¿Fue éste el origen de esa armatura de la que nos habla Flavio Vegecio Renato en su Epitoma rei militaris (I, 13)?
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Crisis de la República romana
104
Entran en funciones los cónsules Caio Mario y Caio Flavio Fimbria
C. Marius C.f. C.n., Caius Flavius Fimbria
Mario, a su regreso de África, asumió el consulado y celebró su triunfo en las calendas de enero (el día 1)
"Cuentan que en el curso de la marcha triunfal fueron transportadas tres mil siete libras de oro, cinco mil setecientas setenta y cinco de plata sin acuñar, y doscientos ochenta y siete mil dracmas en moneda"
Plutarco, Mario
Concluido el desfile, Mario convocó al senado en el Capitolio, en donde entró luciendo sus ropas triunfales; cuando se percató de que los senadores se sintieron ofendidos, salió y, tras vestirse la toga pretexta, volvió a entrar.
Muerte de Jugurta
Jugurta fue conducido en el triunfo cargado de cadenas; tras el desfile fue arrojado a la cárcel Mamertina. Allí, unos le despojaron violentamente de su túnica, mientras que otros, con las prisas de quitarle por la fuerza sus aretes de oro, le arrancaron a la vez el lóbulo de la oreja; después de dejarle desnudo, le arrojaron al pozo, completamente turbado, entonces con una mueca amarga, dijo:
«¡Por Hércules, qué frías son vuestras termas!»
"Allí, luchando durante seis días contra el hambre y aferrado hasta el último momento a su voluntad de vivir, acabó recibiendo el castigo que sus crímenes merecían"
Lápida en la cárcel Mamertina con los nombres de los prisioneros ilustres que allí fueron encerrados
Nota: En algunos sitios he leído que Jugurta fue estrangulado. Salustio, inexplicablemente, no narra el final del rey. Según el texto de Plutarco, al parecer, al cabo de seis días de no recibir comida ni agua, murió de hambre. Y así consta en la lápida del Tullianum.
Entran en funciones los cónsules Caio Mario y Caio Flavio Fimbria
C. Marius C.f. C.n., Caius Flavius Fimbria
Mario, a su regreso de África, asumió el consulado y celebró su triunfo en las calendas de enero (el día 1)
"Cuentan que en el curso de la marcha triunfal fueron transportadas tres mil siete libras de oro, cinco mil setecientas setenta y cinco de plata sin acuñar, y doscientos ochenta y siete mil dracmas en moneda"
Plutarco, Mario
Concluido el desfile, Mario convocó al senado en el Capitolio, en donde entró luciendo sus ropas triunfales; cuando se percató de que los senadores se sintieron ofendidos, salió y, tras vestirse la toga pretexta, volvió a entrar.
Muerte de Jugurta
Jugurta fue conducido en el triunfo cargado de cadenas; tras el desfile fue arrojado a la cárcel Mamertina. Allí, unos le despojaron violentamente de su túnica, mientras que otros, con las prisas de quitarle por la fuerza sus aretes de oro, le arrancaron a la vez el lóbulo de la oreja; después de dejarle desnudo, le arrojaron al pozo, completamente turbado, entonces con una mueca amarga, dijo:
«¡Por Hércules, qué frías son vuestras termas!»
"Allí, luchando durante seis días contra el hambre y aferrado hasta el último momento a su voluntad de vivir, acabó recibiendo el castigo que sus crímenes merecían"
Lápida en la cárcel Mamertina con los nombres de los prisioneros ilustres que allí fueron encerrados
Nota: En algunos sitios he leído que Jugurta fue estrangulado. Salustio, inexplicablemente, no narra el final del rey. Según el texto de Plutarco, al parecer, al cabo de seis días de no recibir comida ni agua, murió de hambre. Y así consta en la lápida del Tullianum.
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Crisis de la República romana
Segunda Guerra Servil
La guerra contra cimbrios y teutones tendría, sin embargo, unas consecuencias indirectas que desembocarán en un grave enfrentamiento en Sicilia, conocido comunmente como la Segunda Guerra Servil.
Antes de la rebelión de esclavos en Sicilia, se dieron pequeñas focos en la península Itálica, pero éstos eran cortos y de carácter que apenas trascendían los ámbitos locales (Nuceria, Capua).
Durante los reclutamientos, como parte de las medidas tomadas por el senado, se enviaron emisarios a los estados clientes de Roma para solicitar tropas. El rey de Bitinia, Nicomedes III, intentó sustraerse a la obligación de proporcionar contingentes auxiliares bajo el pretexto de que la mayoría de sus súbditos en edad de llevar armas habían sido conducidos a la esclavitud y dispersados en todas las provincias por los insaciables recaudadores romanos de impuestos. Al tener conocimiento de la respuesta del rey, el senado decretó que ningún hombre libre perteneciente a los estados aliados podía ser reducido a la esclavitud; al mismo tiempo, se encargaba a los gobernadores provinciales la liberación inmediata de todos los ciudadanos procedentes de estados aliados que hubieran sido irregularmente esclavizados. En cumplimiento de este senatusconsultum, al igual que en el resto de provincias, el propretor de Sicilia, Publio Licinio Nerva •, puso en marcha la orden, lo que al cabo de pocos días dio como resultado la liberación de 800 esclavos. La acción levantó rápidamente sentimientos contrarios; por un lado, entre el resto de esclavos, extranjeros e indígenas, se suscitaron esperanzas de libertad y conatos de rebelión, mientras que los propietarios más eminentes ejercieron presión para que Licinio Nerva paralizara las liberaciones; éste, amedrentado, finalizó las investigaciones. El desencanto del elemento servil no iba a tardar mucho en traducirse en insurrecciones aisladas.
• Pretor en Diodoro Sículo XXXVI, 3
Nota: Para las pequeñas revueltas iniciales (Nuceria, Capua), Diodoro Sículo XXXVI, 2'1-2a'1:
http://www.attalus.org/translate/diodorus36.html#
La guerra contra cimbrios y teutones tendría, sin embargo, unas consecuencias indirectas que desembocarán en un grave enfrentamiento en Sicilia, conocido comunmente como la Segunda Guerra Servil.
Antes de la rebelión de esclavos en Sicilia, se dieron pequeñas focos en la península Itálica, pero éstos eran cortos y de carácter que apenas trascendían los ámbitos locales (Nuceria, Capua).
Durante los reclutamientos, como parte de las medidas tomadas por el senado, se enviaron emisarios a los estados clientes de Roma para solicitar tropas. El rey de Bitinia, Nicomedes III, intentó sustraerse a la obligación de proporcionar contingentes auxiliares bajo el pretexto de que la mayoría de sus súbditos en edad de llevar armas habían sido conducidos a la esclavitud y dispersados en todas las provincias por los insaciables recaudadores romanos de impuestos. Al tener conocimiento de la respuesta del rey, el senado decretó que ningún hombre libre perteneciente a los estados aliados podía ser reducido a la esclavitud; al mismo tiempo, se encargaba a los gobernadores provinciales la liberación inmediata de todos los ciudadanos procedentes de estados aliados que hubieran sido irregularmente esclavizados. En cumplimiento de este senatusconsultum, al igual que en el resto de provincias, el propretor de Sicilia, Publio Licinio Nerva •, puso en marcha la orden, lo que al cabo de pocos días dio como resultado la liberación de 800 esclavos. La acción levantó rápidamente sentimientos contrarios; por un lado, entre el resto de esclavos, extranjeros e indígenas, se suscitaron esperanzas de libertad y conatos de rebelión, mientras que los propietarios más eminentes ejercieron presión para que Licinio Nerva paralizara las liberaciones; éste, amedrentado, finalizó las investigaciones. El desencanto del elemento servil no iba a tardar mucho en traducirse en insurrecciones aisladas.
• Pretor en Diodoro Sículo XXXVI, 3
Nota: Para las pequeñas revueltas iniciales (Nuceria, Capua), Diodoro Sículo XXXVI, 2'1-2a'1:
http://www.attalus.org/translate/diodorus36.html#
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Crisis de la República romana
Nicomedes III, ya sea bajo soborno o bien por ganarse favores, desistió en su petición de liberar a más esclavos bitinios, llegando incluso a devolver a sus amos a los que ya habían sido puestos en libertad, lo que vino a caldear más aun los ánimos del elemento servil. Tras esto, se inició un foco de revuelta en Siracusa; los esclavos dejaron la ciudad y se reunieron en una arboleda cercana •, en donde acordaron alzarse en armas. Este mismo estado de ánimo se iva haciendo patente en muchas zonas de la isla. En la región de la Halicyae (a unos 16 Km al sur de Segesta), 30 esclavos, pertenecientes a dos hermanos acaudalados, fueron los primeros en afirmar su libertad, teniendo como líder a un tal Vario. En primer lugar mataron a sus amos, pasando a continuación a las viviendas vecinas para instar a los esclavos a seguirles, siendo 120 los que se les unieron aquella noche. Posteriormente, buscaron una posición defendible en donde se les unirían 80 hombres más bien armados. Licinio Nerva se apresuró a sofocar la rebelión, aunque sus esfuerzos fueron en vano. Al ver que aquel lugar era imposible tomarlo por la fuerza, trató de ganarlo por la traición; secretamente se comunicó con un tal Caio Titinio, apodado Gadaeus, a quien logró persuadir para lograr sus propósitos. Caio Titinio había sido condenado a muerte dos años antes, pero había logrado escapar y llevar una vida dedicada al bandolerismo; con un numeroso grupo de sus hombres, se dirigió hacia la posición defendida por Vario, haciéndole ver que tenía la intención de unirse a ellos. Una vez dentro, tomó el mando de la fortaleza y mandó dar muerte a algunos de los rebeldes, mientras que el resto, conocedores del fin que les aguardaba, se lanzaron desde los peñascos. De esta manera fue suprimido el primer levantamiento en Sicilia.
Pero cuando Licinio Nerva regresaba con sus soldados a sus acuartelamientos, recibió la noticia de que unos 80 esclavos habían degollado a Publio Clonio, caballero romano, y que el número de rebeldes había crecido considerablemente. Para agravar la situación, Nerva, mal aconsejado, había disuelto la mayor parte de sus tropas, siendo el retraso resultante lo que dio la oportunidad a los rebeldes de fortalecerse. Con sus fuerzas mermadas, marchó contra aquel nuevo foco de rebelión. Tan pronto como cruzó el río Alba, rehuyó el combate con el grupo de esclavos que se habían congregado en el Monte Caprianus y se retiró hacia Heraclea Minoa, en la costa meridional de la isla. Se corrió la voz de que Nerva era un cobarde, lo que alentó a muchos esclavos a unirse a la revuelta; a los siete días el número de rebeldes alcanzó los 800, luego ya eran 2.000.
Licinio Nerva, al enterarse de que el número iba en aumento, envió a Marco Titinio, al mando de 600 hombres de la guarnición de Enna, para sofocar aquella rebelión. Titinio se enfrentó a los rebeldes, que gozaban de la ventaja numérica y de una posición elevada, siendo derrotado y sufriendo graves pérdidas; los supervivientes tiraron sus armas y salieron huyendo. De este modo, los rebeldes consiguieron un gran número de armas. La derrota de Titinio alentó a más esclavos a sumarse a la revuelta. El número ya superaba los 6.000.
• Esta arboleda o bosque sagrado, estaba dedicada a los Palici, dioses locales de Sicilia.
Pero cuando Licinio Nerva regresaba con sus soldados a sus acuartelamientos, recibió la noticia de que unos 80 esclavos habían degollado a Publio Clonio, caballero romano, y que el número de rebeldes había crecido considerablemente. Para agravar la situación, Nerva, mal aconsejado, había disuelto la mayor parte de sus tropas, siendo el retraso resultante lo que dio la oportunidad a los rebeldes de fortalecerse. Con sus fuerzas mermadas, marchó contra aquel nuevo foco de rebelión. Tan pronto como cruzó el río Alba, rehuyó el combate con el grupo de esclavos que se habían congregado en el Monte Caprianus y se retiró hacia Heraclea Minoa, en la costa meridional de la isla. Se corrió la voz de que Nerva era un cobarde, lo que alentó a muchos esclavos a unirse a la revuelta; a los siete días el número de rebeldes alcanzó los 800, luego ya eran 2.000.
Licinio Nerva, al enterarse de que el número iba en aumento, envió a Marco Titinio, al mando de 600 hombres de la guarnición de Enna, para sofocar aquella rebelión. Titinio se enfrentó a los rebeldes, que gozaban de la ventaja numérica y de una posición elevada, siendo derrotado y sufriendo graves pérdidas; los supervivientes tiraron sus armas y salieron huyendo. De este modo, los rebeldes consiguieron un gran número de armas. La derrota de Titinio alentó a más esclavos a sumarse a la revuelta. El número ya superaba los 6.000.
• Esta arboleda o bosque sagrado, estaba dedicada a los Palici, dioses locales de Sicilia.
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Crisis de la República romana
Después de la victoria sobre Marco Titinio, los esclavos se reunieron en asamblea; en primer lugar nombraron a un rey, un tal Salvio, que tenía fama de adivino, y que había sido hasta ese momento esclavo dedicado a tocar la flauta para entretenimiento de las mujeres. Salvio dividió sus tropas en tres cuerpos y nombró un general para cada uno de ellos, dándoles instrucciones de que realizaran incursiones a lo largo y ancho de toda la isla para luego volver a reunirse nuevamente. Para efectuar estas acciones de rapiña, el ejército servil contaba con 2.000 hombres a caballo y no menos de 20.000 a pie; hasta tal punto se iba aumentando el número de rebeldes.
Entre las incursiones que se realizaron, cabe destacar el ataque a Morgantia, ciudad bien fortificada, sobre la que se realizaron numerosos asaltos. Un ejército romano compuesto de 10.000 soldados, alistados rápidamente en Italia y Sicilia, partió inmediatamente para aliviar el cerco de Morgantia. En un primer momento lograron sorprender a los rebeldes cayendo sobre su campamento, que estaba guardado por un número reducido de hombres y en donde se hallaba un gran botín producto de las numerosas rapiñas. Desde allí se dirigieron hacia la ciudad con la intención de atacar la retaguardia enemiga, pero los rebeldes, que tenían la ventaja de encontrarse en una posición más elevada, se giraron y arremetieron contra las fuerzas romanas inflingiéndoles una grave derrota y poniéndoles en fuga. Salvio había hecho una proclama de que no se diera muerte a todo aquel que arrojara sus armas, por lo que se pudo recoger un gran número de ellas tras la huída de las fuerzas romanas. Se le dio muerte a 600 italianos y sicilianos, siendo 4.000 el número de apresados.
Tras esta nueva derrota romana, otros grupos de esclavos se sumaron a la rebelión, doblándose el número de efectivos (40.000 infantes y cerca de 5.000 jinetes). Salvio, libre de continuar el ataque a Morgantia, prometió la libertad a todos los esclavos que se encontraban en el interior de la ciudad, pero sus amos, desesperados, les hicieron la misma promesa en el caso de que permaneciesen fieles y se unieran a ellos en la defensa de la plaza, cosa que aceptaron. Lucharon tan resueltamente, que obligaron al ejército de Salvio a redoblar sus ataques. Pero Licinio Nerva, enterado de esto, revocó la promesa de libertad, hecho que motivo un gran número de deserciones.
Focos iniciales de la revuelta
Paralelamente, otro foco de rebelión se daba en el extremo occidental de la isla. Un grupo de rebeldes, capitaneados por el cilicio Atenión, se sublevaron en los territorios de Segesta y Lilibeo. Los esclavos, al igual que lo sucedido con Salvio, lo nombraron su rey.
Entre las incursiones que se realizaron, cabe destacar el ataque a Morgantia, ciudad bien fortificada, sobre la que se realizaron numerosos asaltos. Un ejército romano compuesto de 10.000 soldados, alistados rápidamente en Italia y Sicilia, partió inmediatamente para aliviar el cerco de Morgantia. En un primer momento lograron sorprender a los rebeldes cayendo sobre su campamento, que estaba guardado por un número reducido de hombres y en donde se hallaba un gran botín producto de las numerosas rapiñas. Desde allí se dirigieron hacia la ciudad con la intención de atacar la retaguardia enemiga, pero los rebeldes, que tenían la ventaja de encontrarse en una posición más elevada, se giraron y arremetieron contra las fuerzas romanas inflingiéndoles una grave derrota y poniéndoles en fuga. Salvio había hecho una proclama de que no se diera muerte a todo aquel que arrojara sus armas, por lo que se pudo recoger un gran número de ellas tras la huída de las fuerzas romanas. Se le dio muerte a 600 italianos y sicilianos, siendo 4.000 el número de apresados.
Tras esta nueva derrota romana, otros grupos de esclavos se sumaron a la rebelión, doblándose el número de efectivos (40.000 infantes y cerca de 5.000 jinetes). Salvio, libre de continuar el ataque a Morgantia, prometió la libertad a todos los esclavos que se encontraban en el interior de la ciudad, pero sus amos, desesperados, les hicieron la misma promesa en el caso de que permaneciesen fieles y se unieran a ellos en la defensa de la plaza, cosa que aceptaron. Lucharon tan resueltamente, que obligaron al ejército de Salvio a redoblar sus ataques. Pero Licinio Nerva, enterado de esto, revocó la promesa de libertad, hecho que motivo un gran número de deserciones.
Focos iniciales de la revuelta
Paralelamente, otro foco de rebelión se daba en el extremo occidental de la isla. Un grupo de rebeldes, capitaneados por el cilicio Atenión, se sublevaron en los territorios de Segesta y Lilibeo. Los esclavos, al igual que lo sucedido con Salvio, lo nombraron su rey.
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