La Pugna Continuación de "El Visitante"

[urquhart]

Hola a todos,

Ojo con eros protectorados temporales, que los carga el diablo. Todavía veríamos a los Governadores lusos de Macao y Timor pasarse a Perfidia, que los pana europeos están muy lejos. ojo a la población china de Macao que sabe como se las gastan los nipones en China...

Y tal vez me haya perdido tras mi prolongada ausencia, pero lo de Indochina en el Visitante/la Pugna es como en la LTR?

Por cierto que Salazar en la LTR había firmado el Pacto Antikomittern, es más decreto luto oficial cierto día de mayo del 45...

Saludos.

[APVid]

No veo yo a esos gobernadores hacerlo, en la LRT tuvieron que tragarse muchos sapos con la ocupación de Timor y la situación entorno a Macao.
Además carecen de fuerzas para resistir a los japoneses.

Inglaterra no va a mover un dedo allí que ya tienen problemas suficientes.

Me da la impresión que los holandeses de Indonesia van a tener que negociar con Japón en cuanto sepan lo sucedido porque están aislados y con los japoneses en su archipiélago, por ello el embargo de petroleo se va a tomar viento.

[Domper]

El problema es que Reino Unido, sencillamente, no tiene ningun posibilidad ella sola en ninguna operacion ofensiva. Lo mas que puede conseguir es exitos temporales, pero en cuanto el eje se ponga en marcha sencillamente se veran superados en cualquier frente que no sea el naval.

En la realidad los ingleses se metieron en Grecia, y estuvieron considerando seriamente invadir el Campo de Gibraltar. Aparte de los "roces" con los franceses.

Saludos

[Domper]

Relato de Sandro Parpagnoli

El acorazado Giulio Cesare inició el bombardeo, siendo seguido por sus gemelos Caio Duilio y Andrea Doria. Al fuego se les unió el viejo crucero San Giorgio y los cruceros pesados Zara, Fiume y Gorizia.

Desde la lancha de asalto el capitán Sandro Parpagnoli observaba los efectos del bombardeo. Podría parecer extraño que un alpini fuese a participar en un desembarco, pero eran las tropas ligeras mejor entrenadas de Italia, y poca diferencia había entre trepar por un despeñadero y saltar de una lancha.

Las pequeñas lanchas navegaban plácidamente ya que el Mediterráneo, a principios del otoño, aun no había querido enseñar su peor cara. Seguían a la MAS 529 que a las 8:15, la hora prevista, giró hacia el sur. Desde la lancha el capitán vio por primera vez los altos riscos que dominaban la playa de Ramla, donde tenían que desembarcar, y sintió aprensión: como buen alpini sabía el valor que tenían las alturas para la defensa, e iban a tener que atacar una playa rodeada de montañas.

Los marinos les habían asegurado en la reunión previa que tras el bombardeo naval nada sobreviviría ni en la playa ni en las colinas que la dominaban, y todo lo que tendrían que hacer los alpini sería moverse rápidamente hacia el interior para ocupar las salidas de la playa e impedir que se formasen atascos. Aunque los superiores del capitán estuviesen de acuerdo con los marinos, Parpagnoli tenía sus dudas: el capitán era veterano de la guerra civil española, y sabía que incluso tras los más terribles bombardeos siempre había defensores que seguían resistiendo. El capitán, al formar parte de la primera oleada, iba a tener que lidiar con ellos. Porque defensores habría: la isla estaba rodeada casi por completo de acantilados, y apenas un par de playas se abrían en la costa norte. Muy tontos tendrían que ser los ingleses para no esperar que allí fuese el desembarco. Parpagnoli aun no había combatido con los británicos pero, por lo que había oído, eran cualquier cosa menos imbéciles.

Cuando solo quedaban dos mil metros para llegar a la playa oyeron ruido de motores y vieron pasar una imponente flota aérea, que dejó caer un rosario de bombas sobre la bahía. Pero el ojo experto del capitán le permitió apreciar que la mayoría de las bombas habían caído o en el mar o muy en el interior. Nunca le había gustado esa fase del plan, porque en España ya había apreciado la imprecisión de los bombarderos Savoia. Pero su papel no era planificar sino obedecer. Cuando se acercaban a la costa empezó a ver surgir surtidores de agua entre las lanchas ¿la flota no tendría que haber dejado de disparar? Entonces comprendió que eran los ingleses los que abrían fuego, y que el bombardeo ni siquiera había conseguido acallar los cañones ingleses.

La lancha rápida se apartó y las lanchas de asalto siguieron hacia la playa. Cuando faltaban al menos cien metros para llegar a la orilla el capitán notó que su bote tocaba el fondo y se detenía.

—¡Timonel, siga adelante!

—No puedo, mi capitán, no hay suficiente agua.

El capitán ordenó a sus hombres que saltasen de la lancha. Los soldados se pusieron en pie y desde la proa de la barca cayeron al agua. Esta apenas les llegaba a la cintura, pero el suelo era de piedra y estaba lleno de agujeros, algunos, naturales, otros creados por las bombas. El capitán vio a varios de sus hombres caer en esos pozos para no salir, de tan pesadamente cargados que iban. La compañía siguió con dificultad hacia la playa sin que nadie les disparase: tal vez los marinos tuviesen razón y su bombardeo había sido tan efectivo como prometían. Por fin el capitán llegó a la arena y tras una corta carrera alcanzó a las dunas cubiertas de vegetación. Entonces empezó a oír el sonido de las armas automáticas: en el flanco derecho de la playa había una pequeña cantera donde los ingleses habían construido un bunker que era invisible desde el mar. El tremendo bombardeo los había aturdido, pero ya se habían recuperado y sus ametralladoras empezaron a disparar. Los hombres que todavía estaban en el agua cayeron uno tras otro. También empezó a oír el ruido sordo de los morteros al disparar.

Algunos de los soldados empezaron a cavar hoyos, pero el capitán ordenó a sus hombres que se moviesen: había que salir de la playa cuanto antes. Era seguro que los ingleses habrían situado sus defensas de tal forma que no hubiese zonas seguras en el arenal. Los alpini corrieron, pero se encontraron tras las dunas con una línea de alambradas que el bombardeo no había conseguido destruir. Parpagnoli miró a su alrededor, buscando a los zapadores, pero no vio a ninguno. Habría que cruzar la alambrada a la brava. Dos soldados empezaron a cortar los alambres con alicates, pero fueron alcanzados enseguida. Otro intentó saltar, pero fue alcanzado en el aire por una ráfaga y cayó entre los alambres. Parpagnoli vio como el pobre hombre se retorcía, enredándose cada vez más en el alambre de espino. Otros soldados que intentaron usar el cuerpo de su compañero como pasarela fueron derribados a su vez. La compañía estaba bloqueada hasta que llegasen los zapadores.

El capitán se volvió para mirar la playa, y se horrorizó: la mitad de las lanchas de asalto se habían desfondado contra las rocas o habían sido hundidas por las ametralladoras. Vio que un valiente timonel llevaba su lancha hasta casi la arena, y de ella empezaron a saltar soldados que llevaban largos palos: eran los torpedos Bangalore que necesitaba para abrir brecha en la alambrada. Los bravos zapadores chapotearon, corriendo hacia la arena… y ninguno llegó a la orilla.

Tres soldados se acercaron.

—Mi capitán, necesitamos esos torpedos. Vamos a ir a por ellos.

—Suerte. Intentaremos cubriros.

Los alpini dispararon con todas sus armas, más para asustar a los ingleses que con esperanza de alcanzarles, mientras los tres voluntarios se movían primero con carreras cortas y luego arrastrándose por la arena. Parpagnoli vio como llegaban a la lancha y tomaban dos de los tubos. Cuando intentaban volver la explosión de una bomba de mortero los derribó. Otros dos soldados también lo intentaron pero ni pudieron acercarse. El capitán comprendió que su compañía estaba atrapada.

Desde los transportes no se sabía nada del drama de la playa, y se lanzó la segunda oleada, esta vez en botes de remos que eran remolcados hasta las cercanías de la costa. Los ingleses ya les habían tomado la medida, y en cuanto las lanchas remolcadoras se retiraron, las ametralladoras dispararon. Uno tras otro los botes volcaron y se hundieron. Algunos soldados llegaron a la playa pero, si intentaban llegar hacia las dunas, eran blancos para las armas automáticas. Treinta minutos después una tercera oleada de asalto tuvo el mismo recibimiento. La orilla estaba cubierta de espuma teñida de rojo, y las suaves olas sacudían los cadáveres.

Desde el Giulio Cesare, el buque insignia de la flota, el almirante Brivonesi se desesperaba por la falta de noticias. Veía que en la playa se combatía, pero no sabía si sus soldados habían tomado las defensas, y si daba la orden de disparar los proyectiles de los acorazados podrían caer sobre ellos. Pero no podía quedarse mano sobre mano: ordenó que sus acorazados disparasen sobre los cerros a ambos lados de la playa: al menos evitaría que los ingleses disparasen desde lo alto. Durante el bombardeo los italianos intentaron un nuevo asalto, pero fue recibido como los anteriores. Las tropas llevaban ya seis horas atrapadas en la playa y Brivonesi pensaba que pronto se quedarían sin municiones. Entonces tomó la decisión que salvaría la operación: ordenó a cuatro destructores que se acercasen todo lo posible para apoyar a sus soldados con sus cañones.

Desde el cráter de una bomba el capitán Parpagnoli vio un destructor que se lanzaba hacia la playa y que se detenía bruscamente cuando llegaba a la entrada de la bahía, justo en el borde de los arrecifes. El destructor, calmadamente, giró para ofrecer su banda, echó las anclas y empezó a disparar. Los proyectiles pasaban rasantes sobre su cabeza y estallaban poco más allá. Otros dos destructores se unieron al bombardeo, pero un cuarto se partió por la mitad al estallar una mina. Los soldados atrapados en las dunas se animaron al ver el diluvio de fuego que caía frente a ellos. Sin embargo las ametralladoras enemigas del flanco derecho seguían disparando. Parpagnoli tomó una pistola de señales que encontró abandonada, se arrastró entre las pequeñas dunas y disparó una bengala contra el bunker. Desde un destructor la vieron y una lluvia de proyectiles deshizo la fortificación inglesa. El capitán siguió disparando bengalas contra los puntos de resistencia que podía divisar. Entonces unos soldados trajeron los preciados torpedos Bangalore: tubos rellenos de explosivo que introdujeron entre los alambres y que al estallar abrieron brechas en la alambrada. Parpagnoli se echó a correr hacia el interior, seguido por sus soldados.

La destrucción de las ametralladoras inglesas permitió que llegasen a la playa más barcas con refuerzos y equipo, pero los morteros ingleses seguían disparando y causando importantes bajas: la playa no estaría segura mientras no se tomasen las posiciones que la dominaban. Pero escalar montañas era la tarea de un alpini. Parpagnoli ordenó a sus soldados que le siguiesen y empezó a ascender el cerro situado a la derecha. Las terrazas agrícolas, tan características de la isla de Gozo, habían sido deshechas por el bombardeo y se habían convertido en escombreras inestables por las que era penoso subir. El capitán oyó disparos aislados pero por suerte no parecía haber armas automáticas. Finalmente llegó hasta la última terraza antes de la cima. Se volvió y comprobó que sus hombres lo habían seguido. Entonces trepó por el último talud y recorrió corriendo la plana cima de la colina. Allí estaban los morteros les habían estado martirizando toda la mañana. Cuando el capitán saltó en la trinchera la encontró vacía: los servidores de los morteros, sabiendo que los italianos no les darían cuartel tras la carnicería que habían sufrido, habían escapado en cuanto vieron aproximarse a los alpini.

—Sargento Martellí, ice la bandera.

El sargento clavó una pequeña bandera en el borde del cerro, de tan forma que fuese visible desde la playa y el mar. El capitán vio con satisfacción que en la colina de enfrente también ondeaba la tricolor. La playa de Ramla era segura.

[urquhart]

Hola a todos,

bien está lo que bien acaba, pero los italianos disponían de unidades que podrían haber estudiado la playa anteriormente al desembarco, como por ejemplo el personal de la X MAS.

Para el desembarco Italia contaba con el Regimiento San Marco, Infantería de Marina pura perteneciente a la Marina. En 1939 dos batallones, y posteriormente varios más, pero las fechas del relato el equivalente a 3, así como un reparto entrenado como nadadores paracaidistas, ya en primavera de 1941. El San Marco lograría varias victorias, alguna tan sonada como la conseguida en Tobruq al repeler un asalto commando británico en 1942 en visperas de El Alemein.

En Supermarina oficiales del San Marco y la X MAS trabajaban en una oficina de operaciones anfibias especiales.

Hoy existe el san MArco, que junto con los Lagunari, del Esercito forman la Brigada de Infantería de Marina de Italia.

[Domper]

En esas fechas, en la realidad, el San Marcos estaba en islas del Adriático. Los Lagunari aun no existían.

Saludos

[urquhart]

Hola a todos,

sí Domper, estaban en el Adriático, pero no han habido operaciones contra Yugoslavia (o sí?, mi ausencia me ha hecho leer en diagonal), y en Libia, pero para el asalto anfibio de Malta, las acciones en Libia están finiquitadas, y no los veo persiguiendo a los imperiales por Sudán. Y ante un asalto anfibio, al Adriático se envían otras fuerzas de infantería de reserva...

El apunte de los Lagunari es simplemente para indicar que a día de hoy forman la Brigada san Marco con el Regimiento San Marco.

[Gaspacher]

Habrá sido una maniobra para despistar al MI6, quien iba a pensar que los italianos pretendían desembarcar en Malta si tenían a la IM en el adriático...

[APVid]

Si cae Malta la flota que queda en el Mediterráneo está atrapada totalmente en Creta y Chipre al alcance de ataques aéreos y sin poder repararse ni recibir suministros.

Así que pocas opciones: intentar salvar Malta con esas fuerzas, intentar una salida por el Estrecho de Gibraltar como se pueda (sufriendo graves pérdidas), esperar a que les vayan destruyendo uno a uno, internarse en Turquía o barrenar los buques y pasar a tierra sus tripulaciones.


Terminada esa flota, se puede sellar el Estrecho para que no entren submarinos y convertir el Mediterráneo en un lago con importantes posibilidades: no olvidemos que se controla casi totalmente el Mar Rojo, por lo que empezarán a salir al Índico con facilidad submarinos y barcos, teniendo bases en Somalia y Madagascar e incluso ir a Kerguelen, con las que aislar Kenia y Tanzania e interceptar la ruta del Cabo y de la India.

Si eso no acaba con la Royal Navy, que no tiene fuerzas para combatir en tantos océanos a la vez.

[urquhart]

Hola a todos,

tal como están los acontecimientos, intentar despistar al MI6 puede llegar a ser contraproducente.... podrían acabar sabiendo las verdaderas intenciones.... aunque ni el Abwehr ni la SIPM se han enterado de los movimientos relativos a Portugal. Cierto es que el entramado de seguridad del Invicto estaba destinado a la seguridad interior.

Por otro lado, nuestros amigo pérfidos necesitan con urgencia poner al día sus servicios de inteligencia. Sin otra oposición en el Med que Malta, no darse cuenta de la salida de la Regia dice muy poco a su favor. Es verdad que suministrar a MAlta es misión imposible, pero antes de la caida de egipto bien podrían haber puesto en servicio varios de los MAryland que tan buenos servicios prestaron.

https://en.wikipedia.org/wiki/Martin_Maryland



Supongo que en MAlta todavía podrían basar algún que otro submarino...

pero esperemos acontecimientos...

Saludos

[kaiser-1]

En realidad el problema es que Malta, Creta y Chipre sólo podían ser abastecidas por medio de submarinos, con lo cual las existencias de combustible deben ser casi nulas para una operación de ataque con submarinos (recordemos que las misiones contra los desembarcos aliados les supusieron a los alemanes unas enormes pérdidas con apenas contraprestaciones). Las existencias de municiones, salvo para las piezas de artillería antiaérea que deben estar bajo mínimos a pesar de un racionamiento draconiano que sin duda se ha impuesto, pueden ser suficientes para la guarnición resista un mes de operaciones no muy intensas. Las raciones de alimentos (que casi supusieron la rendición de Malta de no mediar la Operación Pedestal) también deben ser escasas ya que la flota pesquera de Malta, por necesidad y exigencias de la guerra, está fondeada y habrá sufrido pérdidas por los ataques de aviación.
También que los submarinos de suministros, (posiblemente una adaptación de los minadores) son muy escasos y la Royal Navy ya había perdido tres antes del ataque del comando en Palestina, que también supuso la destrucción del submarino. Es más seguro para la Royal Navy que apenas tiene unidades navales más allá de unos pocos buques ligeros y submarinos ordenar barrenar los buques tras desembarcar todo lo necesario (armas, suministros, etc) y reforzar las defensas de las islas en las que están.

[Domper]

En esta historia os recuerdo que la Royal Navy ha tenido que abandonar el Mediterráneo a excepción de unas pocas unidades ligeras, situadas (porque lo digo yo, y estaban menos expuestas) en Chipre. Hubiese dado igual que hasta los peces supiesen que se iba a atacar Malta ¿cómo lo habéis supuesto, porque que yo sepa no se está desembarcando en esa isla? porque la RN no tiene nada que hacer.

En esta historia no se ha desembarcado en el Adriático, cierto, pero se ha operado intensamente en Suez y (aunque no se dice) hay islotes estratégicos en el Golfode Suez que es importante reducir por su proximidad a los campos petrolíferos egipcios: ahí tenéis al San Marcos. Sin él, queda poca infantería ligera.

Saludos

[urquhart]

Hola a todos,

vale, los San Marco en Suez, como ya dije lo que bien acaba bien está.

Jo, vale por segunda vez, no están desembarcando en Malta, están desembarcando en Gozo... vamos, so pena que haya una playa de Ramla en Creta y/u otra en Chipre. Ahora que también a los planificadores de Supermarina habría que darles un tirón de orejas...

http://st.depositphotos.com/1001798/426 ... -Malta.jpg

[Domper]

Es que por otros motivos a lo del asalto anfibio a Malta le di muchas vueltas en otro foro, y pensé ¿Por qué aceptar lo del asalto a la brava? Las defensas de Malta eran bastante imponentes. Pero en Gozo había solo (en la realidad) un par de compañías. Aun habiendo un batallón, es muy poco. Lo malo es que había muy pocas playas: tan solo tres pequeñas calas, siendo la mayor la de Ramla.

Evidentemente, atacar una playa tan estrecha implica muchos riesgos, que no siempre se solucionan con potencia de fuego a lo bestia (dos acorazados y tres cruceros es lo mismo que para Omaha). Pero si cae Gozo, Comino y el extremo occidental de Malta caen dentro del alcance de la artillería (Comino, media; Malta, pesada). Se dispone de un fondeadero cercano que sirve como base de aprovisionamiento, etcétera.

Ya solo quedaría “ablandar” Malta durante unos días antes del asalto definitivo.

Saludos

[APVid]

La situación del Índico aunque sea para tratar en el futuro es muy interesante:
http://www.naval-history.net/ww2mR120IndianOcean.GIF

Port Sudán está apunto de caer, así que habrá un nuevo Dunquerque allí, al mismo tiempo seguro que hay más aviones y combustible en Etiopia con lo que Adén está también perdido, y en cuanto lo evacúen pierden Yemen.
Con el triángulo Somalia, Mozambique y Madagascar la situación de las bases navales en el África Oriental es complicada.

Por tanto la Royal debe retroceder para establecerse en las bases de la India, la ruta del Golfo Pérsico (entre un Irán proalemán y una Arabia que se cambia de chaqueta, y sobre la que pronto llegarán ataques aéreos al ser un cuello de botella) y las Maldivas.

Con los japoneses en Indochina y si se hacen con Timor, la flota británica va a estar muy nerviosa y las Maldivas y Ceilán será la base para todo el despliegue en una u otra dirección.