La Pugna Continuación de "El Visitante"
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Que yo sepa se paso directamente del máuser español a fabricar los Coruña 1943 y 44. De hecho una de las razones del cambio de calibre fue que estaban demasiado gastados y no se si compensaría recalibrarlos.
Y fueron cientos de miles de fusiles que Alemania utilizo para armar a sus propias fuerzas ante la incapacidad de sus industrias para hacerlo. Si ya me hablas de entregar las armas de calibres diferentes capturadas en Bélgica o Noruega la cosa cambia.
En España quedaron tras la GC alrededor de medio millón de máuser españoles de 7mm, ciento cincuenta mil 7.92mm, algo más de ciento treinta mil 7.62 y sesenta mil 6.5mm. Las ametralladoras eran también muy mayoritariamente de 7mm, triplicando al siguiente calibre.
Permutas no se si podrían hacerse, pero vender si se vendieron algunas armas, como unos treinta obuses Vickers BL 114.3mm a Finlandia.
Y fueron cientos de miles de fusiles que Alemania utilizo para armar a sus propias fuerzas ante la incapacidad de sus industrias para hacerlo. Si ya me hablas de entregar las armas de calibres diferentes capturadas en Bélgica o Noruega la cosa cambia.
En España quedaron tras la GC alrededor de medio millón de máuser españoles de 7mm, ciento cincuenta mil 7.92mm, algo más de ciento treinta mil 7.62 y sesenta mil 6.5mm. Las ametralladoras eran también muy mayoritariamente de 7mm, triplicando al siguiente calibre.
Permutas no se si podrían hacerse, pero vender si se vendieron algunas armas, como unos treinta obuses Vickers BL 114.3mm a Finlandia.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Domper escribió: En Madrid lo que les preocupaba era que hubiese algún francmasón infiltrado, y tenían a su policía secreta persiguiendo rojos. Cuando Churchill se plantó en Lisboa pilló a los españoles mirando hacia otro lado, y cuando se quisieron enterar ya tenían un ejército inglés en su patio de atrás.
Pues a los alemanes también los pillaron en bragas
Su receta es matar a sus opositores políticos, echar la culpa a los comunistas y soñar con el imperio. Solo se mantiene por el prestigio que ganó en su guerrita civil, pero las derrotas militares le pueden arrebatar ese carisma del que presume.
No es lo que hacen los alemanes... incluso el triunvirato se mantiene por el prestigio
Vamos, que la terna lo que hace es ver la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio
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En lo escrito intento presentar el punto de vista de Berlín; con todo, el gobierno de Paco España no fue ni el más eficiente ni tampoco demasiado misericordioso.
Saludos
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APVid escribió:Por ejemplo los italianos usan el calibre 6,5 mm, España les puede enviar unos 60.000 fusiles de ese calibre (los arisaka no), 1.200 ametralladoras, munición que hay en depósitos,...
Los italianos estaban cambiando su calibre al 7,35. La guerra les pilló a mitad de la muda, con los efectos que uno puede imaginar.
Si hay que usar toda esa panoplia, mejor para unidades de segunda línea, o para cesiones a Dios sabe quién. Por ejemplo (para el caso de los alemanes), en algún momento habrá que organizar algo parecido a un ejército en Transjordania, y se necesitará alguna fuerza policial potente en Palestina.
Saludos
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Por primera vez el nuevo ministro de Industria, Armamentos y Economía de Guerra, Albert Speer, se incorporó a las deliberaciones. Yo seguí actuando como secretario de Von Manstein, teniendo acceso a las sesiones del Gabinete de Guerra.
—Erich, Franz, ya me habíais oído hablar de Albert Speer —dijo Schellenberg presentando a su protegido—. No sé si lo conocíais de antes. Albert profesaba una admiración rayana en la idolatría a nuestro finado Führer, pero tras su inesperada muerte fue relegado a una oficinucha por el doctor Todt. Yo rescaté a Albert para que hiciese algunas investigaciones para mí, y cumplió con creces. Sus estudios sobre nuestra economía y la de nuestros enemigos han resultado muy esclarecedores. Tal vez demasiado, porque hubiese dormido más tranquilo sin conocer algunos hechos.
El ministro Von Papen y el mariscal preguntaron lo que quería decir. Schellenberg le pidió a Speer que lo explicase.
—Ministro Von Papen, mariscal Von Manstein…
—Albert, estás entre amigos. A partir de ahora, para ti serán Franz y Eric. Cuéntales aquello de Estados Unidos.
—Como quiera, general… digo Walter. Hace pocos meses hice un estudio comparativo sobre nuestra capacidad industrial y la de nuestros enemigos, y las cifras son realmente preocupantes. Supongo que les sorprenderá…
—Albert, apéanos del tratamiento —insistió Schellenberg.
—Gracias. Como os decía —se notaba que para Speer significaba un esfuerzo la familiaridad—, supongo que os sorprenderá saber que según mis estimaciones el año pasado Inglaterra fue capaz de fabricar tantos aviones y tantos tanques como nosotros, y este año espera superarnos.
—De poco les vale fabricar más tanques si los pierden a puñados —dijo Von Papen.
Von Manstein intervino—. En parte tienes razón. Los ingleses no están siendo muy hábiles manejando sus blindados, y algunos de los modelos que están fabricando tienen defectos serios. Pero otros, como sus tanques Valentine, son fantásticos. Cuando aprendan a usarlos, que antes o después aprenderán, serán una amenaza muy seria. Pero a mí lo que me extraña es que puedan fabricar tantas armas ¿no es nuestra industria más fuerte?
—En principio, sí —repuso Speer—. Lo que ocurre es que nuestra economía es menos eficiente que la británica. Seguimos actuando como en tiempos de paz ¡si los Gauleiter siguen construyéndose palacetes!
—No lo sabía, pero no te preocupes, que eso se acabará —dijo sombríamente Schellenberg.
—Es lamentable, pero hay miembros del partido que deben creer que ellos solitos han ganado la guerra, y que tienen derecho al botín —dijo a su vez Von Papen—. Yo voy a tener que hacer una limpieza entre los oficiales de enlace con nuestros aliados. Precisamente os quería consultar sobre un personajillo que cada vez me disgusta más ¿Ninguno de vosotros tenéis relación con Otto Abetz, verdad? Es nuestro embajador en París, y se está dedicando a coleccionar arte. El sinvergüenza no lo compra, sino que lo roba. Se hace acompañar por soldados alemanes y se presenta en los museos para exigir lo que le gusta aduciendo que son reparaciones de guerra. También se dedica a extorsionar a los judíos. Quise destituirlo, pero Goering no me dejó.
Los presentes dijeron que no les unía ninguna relación personal con el embajador Abetz. Von Papen siguió.
—Si no os importa, un castigo ejemplar serviría para escarmentar a algunos canallas de nuestro bando. Esos desaprensivos están haciéndonos tanto daño que parece que trabajen para Churchill.
—Creo que vamos a descubrir que el embajador Abetz era partidario de Kaltenbrunner. Es una lástima cuantos partidarios de Himmler y Kaltenbrunner siguen apareciendo —dijo el general Schellenberg.
—¿Te encargas tú? Es tu especialidad —le soltó Von Papen a Schellenberg.
—No pienses que disfruto con eso —repuso el general—. Pero esos imbéciles nos deshonran, y por lo que dices Abetz es capaz de malponernos con los franceses, todo por arramblar con un par de cuadros de Manet. Ese ratero verá a donde le lleva su avaricia. Por de pronto, le obligaré a que devuelva todo, y después ya veré si le dejo conservar la cabeza sobre los hombros. Pero no estamos dejando hablar a Albert. Sigue, por favor.
Speer continuó—. Gracias, Walther. Como os decía, un problema grave está siendo el despilfarro de nuestros escasos recursos. Para una economía de guerra hay dos cuestiones cruciales: las horas de trabajo y las materias primas. Son dos recursos escasos. Nos faltan trabajadores porque muchos de nuestros mejores operarios visten el uniforme. De recursos, tenemos que importar casi todo. Incluso el poco carbón que nos sobra lo tenemos que destinar a fabricar gasolina. Los ingleses no están mucho mejor, pero tienen acceso a medio mundo, mientras que nosotros solo podemos contar con lo que se extrae en el territorio que controlamos. Por lo menos esta vez el hambre no nos amenaza como en 1917. Pero nuestra necesidad de materias primas es crítica. Podemos pasar sin artículos de lujo como el azúcar o el café, pero no podremos resistir sin petróleo, cobre o manganeso. Lo malo es que en nuestro territorio faltan muchos materiales estratégicos, y los tenemos que obtener de la Unión Soviética. Depender de la buena voluntad de Stalin supone un tremendo riesgo. No sé qué pensáis vosotros de Stalin, pero yo me fiaría más de una cobra que de él.
—¿Tenemos otras fuentes alternativas? —preguntó Von Papen.
—En algunos casos, no. Espero que pronto empecemos a recibir el petróleo de Libia y de Mosul, y de la Península Ibérica podemos obtener muchos metales esenciales, aunque las principales minas de wolframio están en Portugal y los ingleses han ocupado algunas. Con todo, para algunos minerales estratégicos como el níquel, el cromo o el manganeso, que necesitamos para fabricar aceros, dependemos casi por completo de las minas rusas. Rusia sigue siendo, además, nuestro principal suministrador de petróleo. Un problema añadido es que Stalin está exigiendo cada vez mayores pagos. Nosotros no producimos casi nada que le interese a los rusos. Los soviéticos se están negando a aceptar nuestros marcos, diciendo que están sobrevalorados y que no tienen respaldo, y en su lugar quieren metales preciosos. En parte les entiendo, porque durante los últimos años cada vez que se necesitaban fondos el Ministerio de Economía imprimía unos cuantos miles de millones de marcos. Stalin debe pensar que si quiere billetes, él mismo se los puede imprimir, y por eso nos está exigiendo que le paguemos en oro. Las reservas del Reich habían aumentado tras nuestras victorias de los últimos años, pero durante estos últimos meses han disminuido bastante.
—¿Para cuánto tiempo nos quedan metales preciosos? —preguntó el general Schellenberg.
—Necesitaría consultar con Economía para poder daros las cifras exactas, pero yo calculo que al ritmo actual no durarán más de nueve o como mucho doce meses.
—¿Podemos pagar de otra forma?
—Claro que sí —respondió Speer—. Stalin nos está pidiendo continuamente que le vendamos armamento moderno. Si le cedemos parte de nuestra flota seguramente podríamos aguantar seis meses más. Pero supongo que eso está fuera de cuestión.
—Supones bien— respondió Von Manstein.
—Pues entonces solo podemos pagar a los rusos con oro.
—¿Y cuándo se acabe el oro? —preguntó Schellenberg.
—Entonces todo acabará. No podremos comprar ni mineral de hierro a los suecos ni petróleo a los rusos. La producción industrial se detendrá, nos quedaremos sin municiones ni gasolina, y perderemos la guerra.
En la sala se hizo el silencio, como si los miembros del gabinete hubiesen visto a la mano de Dios escribir su destino en la pared. Finalmente Von Manstein dijo.
—Entiendo que dependamos de los rusos, y que dentro de poco no podremos pagarles ¿Qué propones? Porque espero que no recomiendes la invasión de la Unión Soviética. Sería una locura.
—No, no desde luego que no. En el estado actual de nuestra economía atacar a los rusos sería suicida. Os he dicho que por ahora no tenemos otras fuentes de esos materiales estratégicos, pero en cuanto contemos con petróleo nuestra situación se aliviará bastante. Desde luego, si conseguimos derrotar a los ingleses podremos comerciar con todo el mundo y el problema se resolverá. Mientras, tenemos que saber que nuestros recursos son limitados, y tendremos que administrarlos sabiamente, como lo haría una familia que se hubiese quedado sin trabajo, que se lo piensa tres veces antes de gastar un marco.
—¿Cómo propones hacerlo? —preguntó Schellenberg.
—Tenemos que ser muy avaros con nuestros medios, y eso se consigue administrando las prioridades y racionalizando la producción. El saber establecer preferencias tendría que ser lógico: estamos inmersos en una guerra a muerte, por lo que lo principal, lo único importante, debe ser la victoria. Eso sí que lo entiende nuestro enemigo Churchill, que ha movilizado a toda su nación: hasta las mujeres tienen que prestar servicio, no con las armas, pero sí en cometidos auxiliares e incluso trabajando en las fábricas. Cada mecanógrafa, cada obrera, permite que haya un soldado, un marino o un minero más. Según tus servicios de Inteligencia —dijo Speer mirando a Schellenberg—, Inglaterra está sometida a un racionamiento severísimo. La gente ya no encuentra piezas de repuesto, resulta imposible conseguir gasolina para uso particular, y ni siquiera se encuentran con facilidad ropas de abrigo. Los ricos y aristócratas no solo han tenido que renunciar al servicio, que ahora se afana en las fábricas, sino que ellos mismos han tenido que hacer lo mismo, trabajando hombro con hombro junto a sus antiguos criados. Toda Inglaterra se está esforzando para ganar la guerra. Es justo lo contrario a lo que está pasando en nuestra patria, donde cientos de miles de alemanes y alemanas sanos siguen limpiando las casas de los ricos. La burocracia absorbe un ejército de oficinistas que se pasan papeles de unos a otros, con la intención disimulada de parecer necesarios y evitar incorporarse al ejército. Los diferentes departamentos no es que se coordinen sino que rivalizan unos con otros, peleándose por los trabajadores o por las materias primas, y de esta rivalidad solo resulta el desconcierto y la ineficiencia. En medio de esta confusión reina la corrupción, en la que las ratas, muchas de ellas con uniforme del partido, medran y se enriquecen.
—Eso que dices ¿son opiniones o tienes pruebas? —preguntó Schellenberg.
—No hablo por hablar. He hecho una investigación sobre lo que cuesta fabricar un tanque, comparando nuestras fábricas con las de Estados Unidos, donde aun se puede acceder a los registros públicos. En Alemania para producir mil toneladas de tanques se necesita un 50% más de horas de trabajo y un 20% más de materiales estratégicos, como pueden ser el cobre o el manganeso, que en Estados Unidos. Los destructores que están construyéndose en nuestros astilleros requieren más del doble de horas de trabajo que los buques similares norteamericanos y además, si mis informes son correctos, nuestros barcos resultan bastante peores.
—O sea, que tienes mucho donde intervenir —dijo Schellenberg.
—Desde luego. En primer lugar quiero establecer prioridades. Me gustaría hacer un estudio a fondo sobre lo que se produce en nuestras fábricas y en las de nuestros socios europeos. La fabricación de todo lo que no sea estrictamente indispensable para el esfuerzo de guerra debe cesar, y centrarnos solo en lo imprescindible. Por ejemplo, podemos seguir viviendo sin relojes de pulsera nuevos, y esos talleres pueden dedicarse a fabricar espoletas para la artillería.
—Entiendo lo de la priorización —dijo Von Manstein— pero me gustaría saber cómo pretendes ordenar nuestra industria.
—De varias formas. En primer lugar, creo que sería conveniente unificar en lo posible lo que se fabrique. Voy a ponerte un ejemplo: ya sabes que el ejército utiliza más de cien modelos diferentes de camiones, y si contamos los de nuestros aliados, la cifra se duplica. Eso tiene muchos inconvenientes. Por de pronto, es mucho más barato fabricar diez mil camiones de un único tipo que de diez diferentes, por cuestiones de economía de escala. Además al tener todos esos tipos diferentes de camiones, proveerlos de piezas de repuesto supone un esfuerzo ímprobo, a pesar de lo cual muchos de nuestros vehículos no pueden ser reparados a la espera de alguna pieza rara. Tenemos fábricas dedicadas a producir pequeñas series de repuestos, casi a demanda, y eso es tremendamente ineficiente en materiales, en espacio fabril y sobre todo en horas de trabajo. Sé que me repito, pero resultaría mucho mejor fabricar unos pocos modelos en grandes series. Lo ideal sería limitarse a solo diez o veinte tipos, introduciendo los menores cambios posibles durante la producción, y que cada fábrica se especialice: podríamos tener a la Renault francesa construyendo camiones ligeros, a Opel fabricando los pesados, a Fiat produciendo coches todo terreno, etcétera.
Von Papen intervino—. Es decir, pretendes controlar no solo nuestra economía sino la de nuestros aliados. No será tan fácil.
—¿Por qué no? Todos los problemas que os he relatado de la industria alemana se multiplican en el caso de nuestros aliados. Por ejemplo, los españoles están construyendo aviones de combate, pero como su tecnología es rudimentaria, fabrican biplanos anticuados. Los hispanos no son tontos y saben que necesitan algo más moderno, y se han puesto a inventar la pólvora. Quiero decir que están trabajando en un nuevo caza que, aunque volase hoy mismo, no sería mejor que nuestros Messerstchmitt, pero que cuando pueda ser fabricado en serie estará tan anticuado como los Fokker del Barón Rojo ¿No sería mejor que esas factorías se dediquen a algo que puedan hacer bien? Imagina que esa fábrica española se dedica a construir aviones ligeros para toda Europa. Al especializarse, podría fabricar aviones de buena calidad. De la misma forma, podríamos intentar, por ejemplo, que la francesa Renault fabrique camiones ligeros para la Unión. Renault conseguiría buenos beneficios y los trabajadores, buenos salarios, lo que supongo que sería muy bueno para normalizar nuestras relaciones con nuestro querido enemigo.
Von Papen asintió—. Desde luego que ayudaría. Pero ¿qué pasará si en una fábrica se empeñan en hacerlo mal?
—Pues se les deja de hacer pedidos —repuso Speer—. Entonces la factoría tendrá que cerrar, y sus instalaciones podrán ser confiscadas y entregadas a otra empresa más eficiente.
—El palo y la zanahoria —repuso Von Papen—. No es muy original ¿Crees que podremos conseguir que Francia olvide sus agravios? Porque Francia e Italia son nuestros principales socios industriales. Incluso con Badoglio al frente, Italia sigue siendo nuestra amiga, pero en el caso francés me parece que no hay buena voluntad.
—Eso tendrá que ser tarea tuya. Supongo que se podría llegar a un acuerdo con ellos que incluya Bélgica, Alsacia y Lorena.
—Walter —rio Von Papen—, tu amigo Albert ha adquirido tus malas costumbres y se debe dedicar a espiarme. Precisamente estoy trabajando en una propuesta de ese tipo.
—Perfecto —siguió Speer—, porque cuanto antes podamos organizarnos con los franceses, mejor. Pero esa no será la única medida. Hay que revisar la producción de artículos esenciales y abaratarlos: si revisáis nuestras armas —sacó Speer una pistola y la puso sobre la mesa— veréis que están muy bien hechas. Esta pistola tiene un pavonado muy atractivo, que combina con el cromado del interior del cañón y la madera de las cachas. Comparadla con esta otra —puso un tosco revólver al lado de la pistola—. Esto es un revólver Enfield inglés. Mirad el tosco acabado del metal y la mala calidad de la madera. Si la desmontáis veréis que no tiene piezas torneadas, sino solo estampadas o fundidas, y con un acabado bastante malo. Cualquier aficionado a las armas se cortaría una mano antes de tenerla en su colección. Pero este revólver dispara tan bien como nuestras pistolas Walther, y cuesta la mitad. No propongo que adoptemos esta arma tan burda —dijo apartando el revólver—, pero nuestras pistolas funcionarán igual de bien sin cromado. Aunque no sean tan bonitas.
—Para un soldado también es importante la apariencia —contestó Von Manstein— ¿No fue Napoleón el que dijo que si se les daba a los soldados unas cintas de colores lucharían hasta la muerte?
—No recuerdo la frase, pero Napoleón se refería a las condecoraciones y a los uniformes vistosos. Creo que en ese aspecto podemos transigir un poco. También creo que habrá que seguir produciendo una pequeña cantidad de bienes de lujo, para que los trabajadores puedan gastar su dinero en algo. Lo que he dicho eran solo ejemplos.
—Entiendo los ejemplos, y yo puedo pasar con una pistola más tosca si dispara bien —concedió Von Manstein.
—Gracias, mariscal. Me alegra que me entiendas. Por otra parte, quiero revisar de cerca el sistema de contratos. Hasta ahora nuestros fabricantes no han tenido especial estímulo para abaratar su producción. Al contrario, cuanto más caro sea lo que fabrican, más beneficios obtienen. No es que me importe mucho que pidan un millón o dos millones de marcos, porque siempre podremos imprimirlos —los presentes en la sala sonrieron—. El problema es que ese artículo caro requiere más horas de trabajo de obreros más especializados, y más materiales estratégicos. Cuando el Ministerio se cansa y les obliga a bajar los precios nuestros industriales no mejoran sus sistemas de producción, sino que obtienen sus beneficios de otra partida. Si tienen que aumentar su capacidad de producción, en lugar de reformar sus factorías simplemente alquilan las de otras empresas. Quiero acabar con todo eso. Quiero establecer un sistema de control estricto, que pueda premiar y castigar. Quiero que las industrias más eficientes reciban más beneficios, y las menos, que sean incautadas, y los responsables, sancionados. También quiero que nuestros departamentos dejen de interferir con la producción, ordenando continuos cambios de última hora. Quiero que ganemos la guerra.
Última edición por Domper el 22 Jul 2015, 12:00, editado 1 vez en total.
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Domper escribió:Pero nuestra necesidad de materias primas es crítica. Podemos pasar sin artículos de lujo como el azúcar o el café, pero no podremos resistir sin petróleo, cobre o manganeso.
Durante el siglo XIX España fue el primer productor mundial de Manganeso y Mercurio...
Domper escribió:pero nuestras pistolas funcionarán igual de bien sin pavonado ni cromado. Aunque no sean tan bonitas.
El pavonado y el cromado son vitales para evitar la herrumbre de las armas, no hablemos ya de si recibe un baño de agua salada... sin ellos un arma tarda días en oxidarse y si se moja y no se seca y aceita inmediatamente, se vuelve inutilizable.
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Gaspacher escribió:Domper escribió:Pero nuestra necesidad de materias primas es crítica. Podemos pasar sin artículos de lujo como el azúcar o el café, pero no podremos resistir sin petróleo, cobre o manganeso.
Durante el siglo XIX España fue el primer productor mundial de Manganeso y Mercurio...
El mercurio no tiene utilidad en la producción de acero aunque sí en la de explosivos. Respecto al Manganeso, en la LTR las minas españolas no pudieron paliar la carencia de ese metal tras la pérdida de las minas ucranianas. Además los minerales españoles, aparte de ser de baja ley (los de mayor concentración se habían agotado) tienen demasiado contenido de sílice lo que limita su uso.
Domper escribió:pero nuestras pistolas funcionarán igual de bien sin pavonado ni cromado. Aunque no sean tan bonitas.
El pavonado y el cromado son vitales para evitar la herrumbre de las armas, no hablemos ya de si recibe un baño de agua salada... sin ellos un arma tarda días en oxidarse y si se moja y no se seca y aceita inmediatamente, se vuelve inutilizable.
Sí y no. Depende si se habla de producción "normal" o de "tiempos de guerra". El subfusil Sten llegó a costar menos de 10 dólares por unidad, pero prescindiendo de cualquier lujo... incluyendo los sistemas de seguridad. Los fabricados manualmente en talleres clandestinos israelíes resultaron mucho mejores que los originales. Pero estamos hablando de tiempos de guerra y de recursos escasos. La mejor comparación es el Sten (que parece una chapuza hecha por algún herrero) con el subfusil Lanchester. El Lanchester estaba mucho mejor acabado, era muy fiable, duraba más, soportaba mejor la humedad y la salinidad, el aspecto era mejor... pero resultaba mucho más caro.
Saludos
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Gaspacher escribió:Permutas no se si podrían hacerse, pero vender si se vendieron algunas armas
Pues a Finlandia se les puede dar esos 130.000 7,62 a cambio de artillería compatible que les sobre y que Alemania u otro aliado de 7 o 7,92 a España.
Domper escribió:Los italianos estaban cambiando su calibre al 7,35. La guerra les pilló a mitad de la muda, con los efectos que uno puede imaginar.
Cierto precisamente por eso recalibraron los nuevos 7,35 al calibre 6,5 que era el mayoritario.
El cederle el armamento de 6,5 mm es librarse España de un incordio y si Alemania le puede pasar unos cuantos miles de 7,92 (recordemos el gran número de unidades que no están combatiendo, por lo que para entrenamiento pueden pasar con calibres no compatibles capturados en Francia, Bélgica,...).
De cara al futuro un calibre único para Europa estilo OTAN, pero por el momento que cada país al menos reduzca a uno o dos como máximo.
Domper escribió:Las reservas del Reich
Y si se aumenta esas reservas mediante suscripción voluntaria: el gobierno declara el oro material estratégico y solicita (y luego ordena) su entrega (salvo obras de arte muy valiosas), siguiendo los procedimientos de donación al estilo de la Ayuda de Invierno con una campaña pública y demás. Respecto a la comunidad judía se negociaría la entrega de cierta cantidad de objetos preciosos (en vez del método que se usó en la LTR).
A cambio el gobierno entregaría a sus ciudadanos letras por su valor con una prima de por ejemplo el 10 % pagable al término del conflicto.
También acelerar como fuera los planes de falsificación de libras y otras monedas extranjeras. Hay un elemento muy importante que se ha logrado en esta LTU, la disponibilidad de papel moneda por toneladas al haber capturado Egipto y Palestina con sus bancos y las cajas de las pagas del ejército.
De esa forma hay mucho más papel para experimentar, y se puede trabajar sobre el que hay para cambiar el valor monetario.
Domper escribió:coleccionar arte
Hitler y Göering se dedicaron a eso, se podría organizar un museo intinerante enviando las obras acumuladas a Varsovia, Roma, Paris,... en plan cultura europea.
Y desviar algunas a Suiza (como se hizo en la LTR) para su reventa y obtener así divisas fuertes, incluso se podría convencer a la banca suiza para la concesión de un sustancioso crédito en divisas a cambio de diversas concesiones (incluso plenas garantías de la inmunidad del país en el conflicto).
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Sea de paz o de guerra, como mecanico de armas nunca ahorria en pavonado. En mis tiempos vi verdaderas barbaridades en armas mal pavonadas, desde huellas dactilares impresas en el metal por la accion del propio sudor, a armas inutilizadas por el oxido, cierres, martillos o agujas percutoras bloqueadas, recamaras en las que no entraba el cartucho, etc.
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Gaspacher escribió:Sea de paz o de guerra, como mecanico de armas nunca ahorria en pavonado. En mis tiempos vi verdaderas barbaridades en armas mal pavonadas, desde huellas dactilares impresas en el metal por la accion del propio sudor, a armas inutilizadas por el oxido, cierres, martillos o agujas percutoras bloqueadas, recamaras en las que no entraba el cartucho, etc.
Me estás describiendo el Sten. Por otra parte, respecto la pavonado, hay diferentes tipos de tratamientos y no todos son igual de caros... y de efectivos.
Ejemplo:
Un Sten Mk III (los de peor calidad).
Este es un tardío Mk V.
La fuente
El Mk III solo tiene tratamiento anticorrosión donde es absolutamente imprescindible (cañón y mecanismo), pero se ha prescindido del tratamiento en el resto de las partes. No para bien: algunas versiones del Sten fueron tristemente famosas por su inseguridad. Por ejemplo, acusan al Sten de ser el origen de la “break dance” cuando una de esas armas se cayó al suelo y disparó en automático toda su munición mientras daba vueltas, y los soldados que había por ahí tuvieron que dar saltos para esquivar la ráfaga (caso real ocurrido en Corea; no hubo heridos).
Que un subfusil de accionamiento por retroceso y con cerrojo abierto se dispare por un golpe, es esperable: las Zeta españolas eran famosas porque podían dispararse al sacudirlas. Pero al no tener el gatillo pulsado, hubiese tenido que disparar un solo tiro. Si vació el cargador indica que el mecanismo del gatillo estaba mal, atascado o roto, tras un golpe relativamente suave.
He puesto el ejemplo del Webley por error, tenía que haber puesto el Enfield (ahora lo corregiré). El revolver Enfield suministrado durante la guerra era un arma tosca, muy dura de accionar, que aunaba mal acabado (al parecer con unas pasadas con una lima se podía ajustar y quedar muy bien) y calidades pobres. Las armas que quedan hoy las tienen coleccionistas, son de mejor calidad (las fabricadas al final de la guerra), o han sido tratadas para evitar la corrosión; pero los revólveres fabricados en 1941 debían ser bastante malos. Por ejemplo, la inmensa mayoría de las fotos muestran cachas de madera o de cuerno con remates de latón (no en todos), cuando la mayor parte de las armas fabricadas usaban cachas de plástico de mala calidad.
Saludos
P.D.: he quitado lo de "pavonado" del texto.
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En armas de infantería de la Segunda Guerra Mundial Weeks embiste contra el Sten de mala manera, señalando como principal responsable de su falta de fiabilidad el mecanismo de alimentación simple, que requería más fuerza en el cerrojo para introducir un nuevo proyectil. De hecho, uno de los fallos más comunes era que se introdujeran dos cartuchos de golpe en el cierre, que quedaba bloqueado incapacitando el arma e impidiéndole disparar. En un campo de entrenamiento es un engorro, pero en combate es mortal.
- “El sueño de la razón produce monstruos”. Francisco de Goya.
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Hola a todos,
de todos modos, el desbarajuste logístico en la propia WH era impresionante, incluso antes de la conquista de Occidente. Intentaron aprovecharlo todo, incluidos los carros ligeros belgas T13, del que incomprensiblemente prescindieron del cañón AT 47 mm. que en manos de los Chasseurs Ardennais les habían retrasado al poder incluso con los PIII. En realidad era un trasto, un tractor Vickers reconvertido, pero en fin...
La tarea de Speer, de estandarizar la WH se muestra como imposible, esencialmente por los numerosos intereses cruzados entre burócratas, miembros del partido, industriales, militares, etc.. Solo hay que ver las plantillas de las PzDv en 1940 para darse cuenta del guirigay logístico, y eso que solo se habían hecho con el arsenal checo.
Saludos
de todos modos, el desbarajuste logístico en la propia WH era impresionante, incluso antes de la conquista de Occidente. Intentaron aprovecharlo todo, incluidos los carros ligeros belgas T13, del que incomprensiblemente prescindieron del cañón AT 47 mm. que en manos de los Chasseurs Ardennais les habían retrasado al poder incluso con los PIII. En realidad era un trasto, un tractor Vickers reconvertido, pero en fin...
La tarea de Speer, de estandarizar la WH se muestra como imposible, esencialmente por los numerosos intereses cruzados entre burócratas, miembros del partido, industriales, militares, etc.. Solo hay que ver las plantillas de las PzDv en 1940 para darse cuenta del guirigay logístico, y eso que solo se habían hecho con el arsenal checo.
Saludos
Tempus Fugit
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kaiser-1 escribió:En armas de infantería de la Segunda Guerra Mundial Weeks embiste contra el Sten de mala manera, señalando como principal responsable de su falta de fiabilidad el mecanismo de alimentación simple, que requería más fuerza en el cerrojo para introducir un nuevo proyectil. De hecho, uno de los fallos más comunes era que se introdujeran dos cartuchos de golpe en el cierre, que quedaba bloqueado incapacitando el arma e impidiéndole disparar. En un campo de entrenamiento es un engorro, pero en combate es mortal.
Eso era un problema de alimentación. Pero mucho peor era lod el cierre. Lo más seguro era llevar el cierre retrasado, pero qued ala recámara abierta y se llenaba todo de porquería. Si el tirador lo ponía en posición adelantada, una sacudida y se producía un disparo accidental. La única forma medianamente segura era llevar el arma sin cargador, pero con cuidado, porque si al montarla a uno se le escapaba la corredera, también se disparaba.
El Sten es una de las armas más inseguras que se han concebido. El sistema de cerrojo abierto es intrínsecamente inseguro (salvo que se pongan muchos seguros como lso que lleva la Uzi), pero los ingleses lo bordaron.
Saludos
Tu regere imperio fluctus Hispane memento
- urquhart
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La Pugna Continuación de "El Visitante"
Hola a todos,
la Sten fue la respuesta a una seria necesidad, en número y en concepto. La necesidad era rearmar al Regular Army, los Territorial y a la Home Guard.
A pesar de las bondades del Lee Enfield, la guerra de movimientos imprimió un nuevo rol a la infantería; y la británica totalmente motorizada, necesiataba una agilidad que solo un arma automática le podía aportar.
Además, la filosofía low cost, en contraposición a la de state of the art para armas individuales, permitía fabricar ingentes cantidades incluso con operarios poco cualificados o en condiciones fabriles de extrema precariedad, como en el 47 atestiguarían los palestinos, nombre por el que entonces se conocía a los futuros israelíes.
Mientras americanos y alemanes diseñaban lanzacohetes anttanque, los brits encontraron una solución menos glamurosa, el PIAT y su antecesor, la bombarda/mortero Blacker
http://www.pegasusarchive.org/arnhem/equip_piat.htm
la Sten fue la respuesta a una seria necesidad, en número y en concepto. La necesidad era rearmar al Regular Army, los Territorial y a la Home Guard.
A pesar de las bondades del Lee Enfield, la guerra de movimientos imprimió un nuevo rol a la infantería; y la británica totalmente motorizada, necesiataba una agilidad que solo un arma automática le podía aportar.
Además, la filosofía low cost, en contraposición a la de state of the art para armas individuales, permitía fabricar ingentes cantidades incluso con operarios poco cualificados o en condiciones fabriles de extrema precariedad, como en el 47 atestiguarían los palestinos, nombre por el que entonces se conocía a los futuros israelíes.
Mientras americanos y alemanes diseñaban lanzacohetes anttanque, los brits encontraron una solución menos glamurosa, el PIAT y su antecesor, la bombarda/mortero Blacker
http://www.pegasusarchive.org/arnhem/equip_piat.htm
Tempus Fugit
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La Pugna Continuación de "El Visitante"
Revisando el acuerdo germano-soviético, Alemania importó por 600 millones y exportó por 440 millones de marcos.
Pero Alemania exportaba productos acabados, ... con lo que su valor intrínseco era mayor.
Sería como la relación entre país desarrollado y otro no desarrollado, porque Alemania produce productos industriales que la URSS necesita (50 % de sus maquina-herramienta), ahora que ha perdido el mercado británico.
Con sus nuevas fuentes productivas Alemania necesita menos petróleo y menos cereales soviéticos con lo que la balanza no queda tan desequilibrada (sigue necesitando manganeso y otros minerales pero con productos industriales podría ir equilibrando).
Totalmente de acuerdo.
Solo en pistolas hay muchos tipos, por lo que se puede simplificar: Walther P38 para la producción nacional y Browning Hi-Power y Vis del mismo calibre en los territorios ocupados. Simplificar el diseño y unificar la producción de munición de pistola a 9x19 mm.
Pero Alemania exportaba productos acabados, ... con lo que su valor intrínseco era mayor.
Sería como la relación entre país desarrollado y otro no desarrollado, porque Alemania produce productos industriales que la URSS necesita (50 % de sus maquina-herramienta), ahora que ha perdido el mercado británico.
Con sus nuevas fuentes productivas Alemania necesita menos petróleo y menos cereales soviéticos con lo que la balanza no queda tan desequilibrada (sigue necesitando manganeso y otros minerales pero con productos industriales podría ir equilibrando).
urquhart escribió: el desbarajuste logístico en la propia WH era impresionante
Totalmente de acuerdo.
Solo en pistolas hay muchos tipos, por lo que se puede simplificar: Walther P38 para la producción nacional y Browning Hi-Power y Vis del mismo calibre en los territorios ocupados. Simplificar el diseño y unificar la producción de munición de pistola a 9x19 mm.
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