Terrorismo Internacional

Servicios de inteligencia y seguridad. La lucha contra el terrorismo. El orden público. Doctrinas y políticas de defensa, presupuestos militares.
pagano
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Sobre esta medida, hecha la ley, hecha la trampa:
No se tiene intención en Pakistán de moderar las enseñanzas radicales de las madrasas por lo que seguirán sus talibanes (estudiantes religiosos) recibiendo un adoctrinamiento que promulga y venera la violencia como modo de imponer las tesis religiosas. No adoctrinará directamente a extranjeros, pero los nacionales adoctrinados allí, podrán ser los nuevos muláhs, imanes o jeques que organicen y adoctrinen a gente de otros países en los postulados más radicales y violentos. Simplemente, tienen que adoctrinar en el propio Pakistán fuera de las madrasas o en el extranjero a los no pakistaníes. Sí se libran los pakistaníes que están en el extranjero (en los atentados del 7J casi todos eran descendientes pakistaníes (¿podrían mantener la nacionalidad de origen de sus padres?), éstos retornar a su país aprovechando por ejemplo unas vacaciones, recibir adoctrinamiento en las madrasas y volver a su país de destino para organizar/adoctrinar a otros terroristas.


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saludos CyA:

¿ y ya puestos porque no cerrar tanta esuela de terroristas sr mustarraf?

el tema se calienta...

la razon 30/07/05

Un semanario iraní capta a diez mil kamikazes

M. Mielgo


Copenhague- Mientras el mundo entero espera con temor un nuevo atentado terrorista, una organización islámica busca, por medio de un anuncio publicado en el semanario iraní «Parto Sokhan», a hombres y mujeres para que se apunten como voluntarios para realizar operaciones suicidas contra los enemigos del Islam.
El anuncio ha sido insertado por una institución islámica dirigida por Masbah Yazdi, uno de los ayatolas más radicales de Irán, y muy próximo al recién elegido presidente iraní, el conservador Mahmoud Ahmadinejad. La intención de esta organización es crear un división de mártires en cada provincia, con el fin de aumentar las defensas de Irán contra los enemigos del Islam.
A los candidatos se les promete entrenamiento y sólo necesitan rellenar un formulario, adjuntar dos fotografías y una copia de su tarjeta de identidad.
De momento ya son más de 10.000 iraníes los que en el último año se han apuntado para participar en un próximo comando suicida. Entre la población iraní se considera esta afiliación como simbólica, e indica de que lado están sus simpatías. De momento, sólo unos cuantos han sido los elegidos para realizar las prácticas de entrenamiento y convertirse en un terrorista suicida.
La organización islámica que recluta a estos voluntarios ha tenido ya tres reuniones. En la primera participaron unos 300 miembros con edades comprendidas entres los 14 y los 30 años. A la dos siguientes acudieron más de 400 hombres, y otras tantas mujeres, según informa el diario árabe «Al Sharq Al Awsat» de Londres. Según el canal de televisión Al Arabiya, al menos 40.000 nuevos y potenciales t suicidas han sid o reclutados en Teherán por otra organización islámica.


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SALUDOS CyA:

LA RAZON 30/07/05


Mohamed el Egipcio: «Faltan por conquistar Roma y España. Es la voluntad de Dios»

Anunció en agosto de 2003 a otros imputados que se cometería un grave atentado en nuestro país

F. Velasco, Ricardo Coarasa y Enrique Fuentes



Mohamed el Egipcio, en diciembre del pasado año, cuando fue entregado a la Policía por las autoridades italianas


Madrid- Las grabaciones de la Policía italiana a Rabei Osman, «Mohamed el Egipcio», evidencian que España es considerada desde hace años como uno de los principales objetivos de los terroristas islamistas. En ellas, no sólo expresaba su enorme satisfacción por la caída del gobierno del «perro Aznar» y se alegraba porque Rodríguez Zapatero «ha entendido rápido el valor de los árabes», sino que, además, dejaba entrever los objetivos de los grupos terroristas vinculados a Al Qaida: conquistar Roma y España. Esas grabaciones, incorporadas al sumario que instruye el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, no dejan lugar a dudas: «Entre las conquistas de los Califatos está Constantinopla –en la transcripción, por error, aparece Constantina–, que actualmente es Turquía, y ya está conquistado, faltan Roma y España», le dice «Mohamed el Egipcio» a su interlocutor, en su domicilio italiano. «Eso es la voluntad de Dios y han sido conquistados en la época de los califatos, y si Dios quiere conquistaremos Roma. Ya llegará el día», afirmaba al respecto. No especifica cómo, cuándo, ni quiénes llevarán a cabo las acciones terroristas, pero sí dejaba entrever algunos apuntes: «Dios va a eliminar a los infieles y el Islam entrará en todas las casas y habrá gente armada para (abrazar) el Islam». Su pensamiento sobre «guerra santa» lo resumía al finalizar otra conversación: «Dios es grande. La muerte es lo mejor».
Rabei Osman, actualmente preso en Italia, está considerado uno de los principales instigadores de los atentados del 11-M. Un informe policial revela, además, que podría haber estado en España el 6 y el 7 de marzo. En este sentido, se pone de relieve cómo las intervenciones telefónicas revelan que «Mohamed el Egipcio» mantuvo «estrechos contactos» con varios de los considerados principales responsables de la matanza, como Sarhane «el Tunecino», Basel Ghalyon o Amer El Azizi. Sobre todos ejercía una influencia decisiva.

«El camino correcto del islam». El informe policial es clarificador en ese aspecto: «Se pudo apreciar, tras el proceso de investigación, que “Mohamed el Egipcio” actuaba como mentor de todos ellos». Así, por ejemplo, «les dejaba cintas y libros al objeto de que fueran por el “camino correcto” del Islam». Todo ello para aproximarle y hacerles partícipes de su tesis: «el que no tuviera idea de Al-Jihad no era un verdadero musulmán».
Pero no sólo «Mohamed el Egipcio» tenía claro que se avecinaba un gran atentado en España. Siete meses antes de la masacre, uno de los siete terroristas que se suicidaron en Leganés, Sarhane Ben Abdelmajid «El tunecino» –que era el nexo de conexión entre los distintos grupos islamistas vinculados con los atentados– comentó a Basel Ghalyoun (en prisión desde marzo de 2004) y un amigo de ambos, identificado como Mouhannad, que era «mejor musulmán que ellos y que iba a cometer un atentado en España debido a que se trataba de un país contrario a los musulmanes al estar inmerso en la guerra de Iraq», según declaró a la Policía Ghalyoun.
Otro de los imputados en el sumario del 11-M, Fouad El Morabit (detenido en abril del pasado año y actualmente en prisión) declaró a los agentes que a través de su amigo Basel Ghalyoun se enteró de que hubo una reunión entre «El tunecino», Mohamad Al Mallah y el propio Ghalyoun en la que el primero les dijo que «lo mejor que podían hacer era abandonar Madrid, debido a que iba a ocurrir “algo fuerte”», algo que El Morabit entendió, según consta en el sumario, «como algún atentado u homicidio». Este imputado aseguró que vio a «El tunecino» por última vez tres o cuatro días antes de los atentados, en el local de la madrileña calle Virgen del Coro (donde residían varios de los supuestos terroristas), cuando éste acudió a recoger a Ghalyoun. «Como este último no estaba –recoge el informe reservado de la Unidad Central de Inteligencia de la Policía–, acudieron ambos a buscarlo a la mezquita de la M-30 donde, en el restaurante, se encontraron con Basel». Ghalyoun convivió con «El tunecino» al menos hasta finales de 2003 o principios de 2004 en el número 41 de la calle Francisco Remiro de la capital. Su entrada en territorio español, el 20 de enero de 2001, se justificó por su intención de realizar estudios de investigación. La Complutense le admitió para cursar estudios de Informática y le reservó plaza para el curso de invierno para extranjeros de las Facultades de Filología, Filosofía y Geografía e Historia. Una información elaborada por F. Velasco, Ricardo Coarasa y Enrique Fuentes


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saludos CyA:

abc 30/07/05


Ira en Rusia por la difusión de una entrevista de Basáyev en Estados Unidos

RAFAEL M. MAÑUECO

CORRESPONSAL

MOSCÚ. La difusión de una entrevista con el jefe guerrillero checheno, Shamil Basáyev, el terrorista número uno de Rusia, ha provocado un roce diplomático entre Moscú y Washington. El embajador interino estadounidense, Daniel Russell, tuvo ayer que acudir a una cita en la sede del Ministerio de Exteriores ruso para dar explicaciones. En el comunicado que recibió ayer Russell de manos de las autoridades rusas se expresa «las más enérgica indignación» por lo sucedido.

La entrevista a Basáyev, realizada por el periodista ruso, Andréi Babitski, en un paraje montañoso de Chechenia, fue ofrecida por el canal de televisión norteamericano ABC. El dirigente rebelde, quien en su día reconoció haber organizado la toma de rehenes en la escuela número 1 de Beslán (Osetia del Norte), sostiene en sus declaraciones a Babitski no ser un asesino de niños. De las 330 personas que perecieron en Beslán el 3 de septiembre del año pasado, casi 200 eran menores. Basáyev, sin embargo, afirma que la matanza fue perpetrada por las fuerzas de seguridad rusas que lanzaron el asalto. Según sus palabras, «es el Estado ruso el que lleva a cabo acciones terroristas». El Kremlin ofrece por la cabeza de Basáyev la suma de 10 millones de dólares,


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saludos cya

la razon 31/07/05

¿Qué quieren los terroristas?

Un mundo dominado por el Islam

Daniel PIPES



Un policía londinense vigila ayer las viviendas de los «hombres bomba» detenidos


¿Qué quieren los terroristas? La respuesta debería ser obvia, pero no lo es.
Los terroristas dejaron claro sus deseos hace una generación. Al secuestrar tres aviones de pasajeros en septiembre de 1970, por ejemplo, el Frente Popular para la Liberación de Palestina exigió, con éxito, la liberación de terroristas árabes encarcelados en Gran Bretaña, Suiza y la República Federal de Alemania. Al atacar el cuartel general de la B'nai B'rith y otros dos edificios de Washington D.C. en 1977, un grupo musulmán hanafí exigió la cancelación de una producción cinematográfica, «Mahoma, mensajero de dios», 750 dólares (como reembolso por una multa), la entrega de cinco hombres que habían masacrado a la familia del líder hanafí, más el asesino de Malcolm X. Tales «demandas no negociables» condujeron a dolorosos dramas de rehenes y los dilemas políticos acompañantes. «Nunca negociaremos con los terroristas», declaraban los legisladores, «Entrégueles Hawai, pero traiga a mi marido de vuelta», suplicaban las esposas de los rehenes.
Esos días quedan tan distantes y su terminología tan olvidada que incluso el presidente Bush habla hoy de «demandas no negociables» (en su caso, referentes a la dignidad humana), olvidando los letales orígenes de esta frase.
La mayoría de los atentados terroristas antioccidentales de nuestros días son perpetrados sin que se anuncien demandas. Las bombas explotan, los aviones son secuestrados y estrellados contra edificios, los hoteles se derrumban. Se contabilizan los muertos. Los detectives rastrean las identidades de los autores materiales. Páginas web difusas hacen reivindicaciones post-hoc sin autentificar.
Pero los motivos de la violencia quedan sin explicar. Quedan los analistas, incluyéndome a mí mismo, especulando acerca de los motivos. Éstos pueden relacionarse con agravios personales de los terroristas basados en la pobreza, el prejuicio o la alienación cultural. Alternativamente, la intención de cambiar la política internacional puede verse como motivo: cometer «un Madrid» y hacer que los gobiernos retiren sus tropas de Iraq; convencer a los norteamericanos de abandonar Arabia Saudí; poner fin al apoyo americano a Israel; presionar a Nueva Delhi para que ceda el control de Cachemira entera.
Ninguno de estos motivos habría podido contribuir a la violencia; en palabras del «Daily Telegraph» de Londres, los problemas de Iraq y Afganistán agregaron respectivamente «un guijarro nuevo a la montaña de agravios que los fanáticos militantes han erigido». Pero ni uno ni otro son decisivos a la hora de sacrificar la vida de uno por la causa de matar a otros.
En casi todos los casos, los terroristas yihadistas tienen una ambición patentemente evidente por sí misma: establecer un mundo dominado por los musulmanes, el islam, y la ley islámica, la sharia. O, por citar de nuevo al «Daily Telegraph», «su proyecto real es la expansión del territorio islámico a todo el globo, y el establecimiento de un “califato” mundial fundado sobre la sharia».
Los terroristas declaran abiertamente esta meta. Los islamistas que asesinaron a Anwar el-Sadat en 1981 adornaron sus celdas de detención con banderas proclamando «el califato o la muerte». Una biografía de uno de los pensadores islamistas más influyentes de los últimos tiempos y la influencia sobre Osama Ben Laden, Abdaláh Azzam, afirma que su vida «giró entorno a un único objetivo, de nombre el establecimiento del Mandato de Alá sobre la tierra» y la restauración del califato.
Ben Laden en persona hablaba de garantizar que «el piadoso califato comience desde Afganistán». Su principal representante, Aymán al-Zawahiri, también soñaba con restablecer el califato, dado que entonces, escribió, «la historia dará un nuevo giro, si Alá quiere, en la dirección opuesta al imperio de los Estados Unidos y el gobierno judío del mundo». Otro líder de Al Qaida, Fazlur Rehmán Khalil, publica una revista que ha afirmado que «a causa de las bondades de la yihad, la cuenta atrás de América ha comenzado. Pronto declarará la derrota», a ser seguida de la creación de un califato.
O, como escribió Mohammed Bouyeri en la nota que adjuntó al cadáver de Theo Van Gogh, el cineasta holandés al que acababa de asesinar, «el islam saldrá victorioso a través de la sangre de los mártires que extienden su luz a cada rincón oscuro de esta tierra».
Llamativamente, el asesino de Van Gogh se vio frustrado por los motivos erróneos que le eran atribuidos, insistiendo en su juicio: «Hice lo que hice debido puramente a mis creencias. Quiero que sepáis que actué por convicción, y que no le quité la vida porque fuera holandés o por que yo sea marroquí y me sintiera insultado».
Aunque los terroristas indican sus motivos yihadistas alta y claramente, occidentales y musulmanes por igual no llegan a escucharlos con demasiada frecuencia. Las organizaciones islámicas, observa el autor canadiense Irshad Manji, fingen que «el islam es un testigo accidental inocente del terrorismo de hoy».
Lo que quieren los terroristas está sobradamente claro. No reconocerlo exige una negación monumental, pero nosotros los occidentales hemos aceptado el desafío.


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Te contesto con otra pregunta.
¿hay que cerrar en España todos los seminarios porque en Loyola abunda el clima nacionalista afín a ETA? ¿Hay que cerrar todas las yeshivas en Israel porque hubo un rabino de comportamiento e ideología nazi llamado Meir Kahane que creó y lideró un grupo terrorista?
Creo que no, (y eso que soy ateo).
Pero desde luego, hay que cerrar cualquier seminario, yeshiva, madrasa y cualquier otro centro que promulgue o defienda la xenofobia, racismo y violencia y cualquier trato inhumano.


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saludos CyA:

A las ordenes de vuencencia mi Mariscal, ain( lease taconazo...)

En las madrasas pakistanies que asignaturas sin imparten?degollar, coches bomba, estrechar aviones, volar autobuses....las cerraba todas, sean judias, morunas,....eso no es religion es un partido politico cualquiera....

Yo sin animo de ofender me metia con un Tabor de Regulares a bayoneta calada en cada sacristia,iglesia,ermita,catedral o monasterio de las provincias vascongadas...y sacaba a mucho curita hp de hb de celda a celda o a encontrarse con su amado Txomin... :gun: :mrgreen: :devil:

A sus ordenes, mi Mariscal

un abrazo


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saludos CyA:

el mundo Domingo, 31 de julio de 2005
Actualizado a las 18:50 (CET)

REALIZA REDADAS EN VARIAS CASAS
La Policía británica detiene a siete personas vinculadas con el 21-J al sureste del país

Zambia extraditará a Reino Unido a Haroon Rashid Aswat, posible 'cerebro' del 7-J


LONDRES.- Siete personas -seis hombres y una mujer- han sido detenidas en el sureste de Inglaterra en relación con los atentados fallidos del 21-J en Londres, según ha informado la Policía británica. Agentes italianos han arrestado por la mañana en Brescia al hermano de uno de los terroristas, Osman Hussein -también conocido como Hamdi Issac-, que fue detenido en Roma el viernes.


Los siete arrestos se efectuaron después de que varios agentes de la brigada antiterrorista de Scotland Yard (departamento criminal de la Policía Metropolitana de Londres) hicieran redadas en dos domicilios en el condado de Sussex, cerca de la capital británica.

Todos los sospechosos fueron detenidos en la misma vivienda, en virtud de las leyes antiterroristas, y permanecen bajo custodia en una comisaría del condado, declaró una portavoz de las fuerzas del orden.

Según esta fuente, los agentes, que no iban armados, continúan registrando las propiedades. Con estas detenciones, el número de sospechosos relacionados con los atentados fallidos se eleva a 18.

Interrogatorios

Entretanto, la Policía interroga ya a once personas detenidas en el Reino Unido en los últimos días, tres de ellas los presuntos autores de los ataques contra tres estaciones de metro y un autobús de Londres, que no causaron víctimas porque explotaron los detonadores y no las bombas.

El cuarto presunto terrorista, Hamdi Isaac, está siendo interrogado por las autoridades italianas, que le detuvieron el pasado viernes en Roma, donde se alojaba en casa de un pariente. A este sospechoso, del que Londres ha pedido su extradición, se le considera autor del ataque en la estación de Shepherd's Bush, al oeste de Londres.

En la comisaría de alta seguridad londinense de Paddington Green, está el somalí de 24 años Yasin Hassan Omar, detenido el miércoles en Birmingham (centro de Inglaterra) tras ser inmovilizado con una pistola "Taser" de descargas eléctricas.

A él se le atribuye la bomba colocada en un vagón de metro entre las estaciones de Warren Street y Oxford Street, en pleno centro de la ciudad.

También están Ramzi Mohamed, supuesto autor del atentado en la estación de metro de Oval (sur de Londres); Muktar Said Ibrahim, de 27 años, a quien se responsabiliza de la bomba en el autobús 26 en Hackney, en el este de Londres, y Wahbi Mohamed, identificado como hermano del primero y presunto responsable de una bomba hallada abandonada en una zona boscosa del norte de Londres.

Arresto en Brescia

Por otra parte, la Policía italiana ha detenido en Brescia (norte de Italia) a un hermano de Hussein.

El hermano del presunto terrorista está acusado de favorecer la destrucción de documentos considerados relevantes por los investigadores y por la Fiscalía de Brescia, de acuerdo a la policía.

El delito de terrorismo internacional no está entre los que se le imputan al detenido, residente desde hace largo tiempo en la zona de Brescia junto con su compañera, de nacionalidad bosnia.

La Policía interrogó a su vez a la mujer el sábado, y la dejó en libertad al considerar que no existían cargos en su contra.

Zambia extraditará al probable 'cerebro' del 7-J

Por otra parte, Zambia ha anunciado que entregará a Reino Unido a Haroon Rashid Aswat, el ciudadano británico de origen indio detenido hace once días en la capital, Lusaka, y que podría estar relacionado con los atentados del 7-J.

El ministerio zambio del Interior ha firmado ya una orden para deportar a Aswat a Londres, lo cual será cumplido una vez completadas todas las formalidades del caso, señala la Corporación Sudafricana de Radio y Televisión SABC, que cita fuentes oficiales zambias anónimas.

Al parecer, el gobierno de Zambia rechazó al mismo tiempo un pedido de extradición sobre Aswat hecho por Estados Unidos, que acusa al sospechoso de haber querido instalar hace seis años un campo de entrenamiento de la red terrorista Al Qaeda en Oregón.

Aswat, de 30 años y oriundo del condado de West Yorkshire, entró en Zambia desde el vecino Zimbabue el 6 de julio con un pasaporte británico válido.


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saludos CyA:

en la foto sale el capitan garfio.....rodeado de policias orando a ala en una via publia rodeado de bobbys....y el muy cabronazo esta metido en el 11-s, en el 11-m y el 7-J hasta las cejas....a ese le daba yo pal pelo



Finsbury Park, la mezquita de los suicidas

Cientos de jóvenes musulmanes son convertidos a la «yihad» para luchar contra Occidente

Gonzalo Suárez



En la imagen, Abu Hamza al-Masri, uno de los imanes más importantes de Gran Bretaña, en la mezquita de Finsbury Park


Londres- En sus investigaciones sobre las escurridizas redes islamistas en territorio británico, los expertos suelen dar algo por descontado: en algún momento la mezquita de Finsbury Park saldrá a relucir. Durante la última década, la práctica totalidad de los detenidos por terrorismo en este país mantenía algún tipo de relación con este centro islámico del norte de Londres. La reciente oleada terrorista no es una excepción: según Scotland Yard, los ocho responsables de los atentados podrían haberse conocido gracias a este lugar de oración.
Tras deducir que ambas células debían estar conectadas de algún modo, a los investigadores les sorprendió la enorme diversidad de sus integrantes, puesto que los «cerebros» de estas operaciones suelen preferir «soldados» de la misma etnia y cultura. En este caso, sin embargo, tres de los suicidas del 7-J eran británicos de origen paquistaní que vivían en Leeds y el cuarto, un jamaicano convertido al Islam tras mudarse a Londres, mientras que los atentados frustrados de la semana pasada fueron obra de un grupo proveniente del este de África también afincado en la capital británica.
Enseguida, las sospechas de los investigadores recayeron en Finsbury Park, un centro de reunión de extremistas de todos los orígenes. Así, los investigadores averiguaron que Mohammed Sidique-Khan, el «sargento» de la célula del 7-J, visitó la mezquita en diversas ocasiones, quizás acompañado por sus amigos de Leeds, donde coincidió con el comando africano del 21-J, que oraba frecuentemente en el recinto. Aunque no está confirmado que se conocieran allí, sí parece que la mezquita jugó un importante papel en la trama.
El edificio, construido en 1988 a escasos metros del estadio del Arsenal, es una de las mayores mezquitas del país, con espacio para unos 2.000 fieles. Algunos la visitaban sólo para rezar, otros para participar en actividades de todo tipo, desde clases de árabe hasta discusiones sobre el Corán. Pero, amparándose en una mayoría pacífica, un grupo de extremistas se hizo con el control a mediados de los noventa y la convirtió en un centro islamista. Sólo a comienzos de este año, la mezquita cambió de manos y se actuó contundentemente contra el radicalismo. Durante años su clérigo más famoso fue Abu Hamza al-Masri, el polémico imam manco que hasta su detención el año pasado convirtió a centenares de jóvenes a la «yihad». Su explosiva retórica anti-occidental se convirtió en un imán para inmigrantes musulmanes de toda Europa, que encontraban en la mezquita no sólo un lugar para rezar, sino también para entrar en contacto con otros jóvenes de su misma religión.
Miles de recién llegados a Londres, la mayoría refugiados políticos de Argelia o Somalia, acudían allí para alimentarse gratuitamente, buscar trabajo y dormir unas noches hasta que encontraban su propio apartamento. Los predicadores aprovechaban esta circunstancia para ponerlos en contacto con grupos terroristas. La mezquita ha sido vinculada en los últimos años a decenas de acusados de terrorismo. En 2003, por ejemplo, la Policía asaltó el recinto mientras investigaba el hallazgo de ricino en un piso de Wood Green, un barrio cercano. Los agentes arrestaron a siete hombres y desarticularon un negocio de pasaportes falsos y tarjetas de crédito robadas. También pasaron por la mezquita Richard Reid, el llamado «terrorista del zapato», que trató de estallar una bomba a bordo de un avión trasatlántico, y Zacarias Moussaoui, el supuesto «vigésimo secuestrador» del 11-S, y, de momento, la única persona procesada en Estados Unidos por los atentados contra las Torres Gemelas.


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la razon 31/07/05

La Policía baraja tres posibles sospechosos como cerebros de la trama

Youssef Belhadj, supuesto portavoz de Al Qaida en Europa; su hermano Mimoun Belhadj y Hassan el Haski, líder del GICM, sospechosos de ser los «emires»

Casi un año y medio después del 11-M, la Policía no sabe aún de quien partió la orden para perpetrar la matanza. Las pistas conducen a un supuesto portavoz de Al Qaida y al presunto líder del GICM.

R. L. Vargas, F. Velasco, Ricardo Coarasa y Enrique Fuentes



El marroquí Youssef Belhadj, después de ser extraditado por Bélgica


Madrid- La Unidad Central de Información Exterior (UCIE) del Cuerpo Nacional de Policía ha conseguido elaborar un esquema que muestra los vínculos del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), que sitúa como principal organización responsable de la matanza de Madrid, con la red terrorista Al Qaida (ver cuadro adjunto). Los especialistas del Cuerpo Nacional de Policía sitúan en el mismo a Sarhane Abdulmajid Fakhet, alias «El Tunecino», como el hombre que, valiéndose de sus contactos en varios grupos de la llamada red norteafricana de Al Qaida, como el Grupo Islámico Combatiente Libio (GICL), reclutó entre estas organizaciones a los terroristas que participarían en la matanza y trazó los planes para atentar con todo detalle.


En busca del «emir» del 11-M. Sin embargo, a día de hoy, casi un año y medio después de la brutal matanza de los trenes de cercanías, los investigadores todavía no han sido capaces de determinar de quién partió la orden de cometer la matanza. ¿Quién fue el cerebro de los atentados, el conocido como «emir» en nombre de quién cometió los atentados? Tres son, según un informe de esta unidad fechado en diciembre, los principales sospechosos de haber dado la orden: Hassan El Haski, detenido el 28 de diciembre de 2004 en la isla canaria de Lanzarote, bajo la acusación de estar preparando futuros atentados en Europa; Youssef Belhadj, supuesto portavoz de Al Qaida en España; y su hermano Mimoun. El problema es que, por el momento, hay indicios que conducen a ambos.
En la madrugada del sábado 13 al domingo 14 de marzo de 2004, el entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, informaba a los medios de comunicación del hallazgo de una cinta de vídeo en la que aparecía un varón que decía trasladar un aviso de un supuesto portavoz militar de Al Qaida en Europa, Abu Dujan Al Afgani, reivindicando para esta organización terrorista la autoría de los atentados de Madrid. Posteriores investigaciones apuntaron a Belhadj como ese posible portavoz de la red de Osama Ben Laden en Europa, sospecha que los investigadores ponen, en este momento, más que en cuarentena.


El séquito de Mahoma. Según el informe de los expertos de la UCIE, Abu Dujan hace referencia a un miembro destacado del séquito del profeta Mahoma, caracterizado por ser el causante de muchas muertes de «infieles». «El nombre se suele atribuir a aquel que es responsable de muchas muertes, por lo que la referencia de los autores del 11-M a dicho término puede hacer mención bien a una referencia histórica, bien a alguien concreto que fuera el verdadero responsable de los atentados», advierte el escrito.
Momentos antes de suicidarse en el piso de la calle Martín Gaite de Leganés, los terroristas que integraban la célula operativa del 11-M hicieron referencia al nombre de Abu Dujana como la persona en nombre de quien se cometían los atentados. Los investigadores sospechan que, efectivamente, al hacerlo no se referían al mito histórico antes citado, sino a alguien de carne y hueso. En los registros domiciliarios practicados en Bélgica después de las detenciones allí practicadas en relación con los atentados, entre ellas la de Youssef Belhadj, aparecieron datos, incluso un número de teléfono, del referido Abu Dujana.
A partir de aquí, todo son dudas acerca de la posible persona que se parapeta detrás de tal nombre. Según las primeras investigaciones de las Fuerzas de Seguridad, «han aparecido datos referentes a Abu Dujana indicando incluso cuál era su teléfono. Este teléfono puede corresponder a Youssef Belhadj, ya que en su memoria, al igual que en la memoria del teléfono de Mimoun Belhadj, existen los mismos números, lo que indica que conocían a las mismas personas. Además, el domicilio donde aparece el terminal y el número era el de Mimoun Belhadj, quien se marchó dos días antes de las detenciones y luego fue detenido en Siria», concluyen. El informe añade, no obstante, que «en el domicilio de Mimoun aparece un terminal, atribuido directamente a Youssef Belhadj, en el que ha estado funcionando la tarjeta SIM cuyo número se atribuye a Abu Dujana».


Hassan el Haski. Todos estos datos harían llegar a la conclusión de que la persona en nombre de la cual se cometieron los atentados era alguno de los hermanos Belhadj. Sin embargo, los elementos que llevaron a la detención de El Haski y el hecho de que la pista del teléfono no confirme con absoluta certeza a uno de los hermanos Belhadj como organizadores últimos de la trama, conducen a la Policía a que sea también posible «llegar a la conclusión de que fuera Hassan El Haski el Abu Dujana a quien se estuvieran refiriendo los autores del 11-M», advierte el informe.
Y ello, sencillamente porque El Haski ocupaba un lugar destacado dentro de la estructura del GICM. Según el relato de Attila Turk, miembro del mismo grupo terrorista arrestado a finales del pasado año, y cuya declaración condujo a la detención de El Haski, este sujeto habría sustituido a Tayeb Bentizi y a Noureddine Nafia, hasta entonces responsables de la organización, al frente de la misma. Siempre según el relato de Attila Turk, diez días antes de los atentados de Madrid se trasladó a Francia, el domicilio de otro miembro del GICM, y allí se le vio «muy nervioso. Dijo que necesitaba un sitio donde esconderse, que sabía lo que iba a ocurrir [en referencia a los atentados de Madrid] y que ponía especial intención en no ser localizado». Attila dijo también que, después de los atentados, el propio Hassan le comentó que su grupo de marroquíes en España había sido el autor de esos hechos.
Esta declaración fue incluida por el juez Del Olmo en el auto por el cual El Haski fue enviado a prisión como presunto ideólogo de la matanza, aunque él no ha reconocido nunca su participación en la misma.
Además de estos tres posibles emires, existe una cuarta persona que también se arrogó en su momento la responsabilidad de los atentados: Rabei Osman, alias «Mohamed El Egipcio». «El Egipcio», experto en explosivos, fue detenido el 7 de junio de 2004 en Italia, y extraditado a España para prestar declaración el 7 de diciembre.
Antes de su detención, las policías europeas ya le consideraban un importante miembro de la Yihad Islámica egipcia, organización encuadrada dentro de Al Qaida. Por este motivo, el teléfono de su vivienda de Milán había sido intervenido por la Policía italiana.
Una de las grabaciones convenció a los agentes italianos de la conveniencia de su detención. «El hilo de Madrid soy yo», afirmó. «Los que han muerto como mártires en Madrid eran mis queridísimos hermanos, ése era mi proyecto, un proyecto que me costó mucha paciencia y mucho estudio. Me llevó dos años y medio», le dijo a un amigo. Sus impactantes declaraciones, sin embargo, no parecen motivo suficiente para que la UCIE le consideren el auténtico «emir» de los atentados de Madrid.
«Dos personas hacen alarde de conocer los atentados y se atribuyen su comisión, Mohamed El Egipcio, que, evidentemente, lo conocía y seguramente fue apartado del grupo en el momento definitivo, y Hassan El Haski, un líder del Grupo Islámico Combatiente Marroquí, envuelto en una sucesión a la jefatura del grupo marroquí que contaba con miembros en España», concluye a modo de resumen el informe de la UCIE para descartar a «El Egipcio».

Una información elaborada por R. L. Vargas, F. Velasco, Ricardo Coarasa y Enrique Fuentes


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abc 31/07/05

según el «Times»

Reino Unido cree que una tercera célula islamista prepara nuevos atentados en Londres

Las autoridades de seguridad británicas creen que, tras los atentados del 7-J y el 21-J, aún sigue activa una tercera célula terrorista de extremistas islámicos que prepara más atentados contra "objetivos blandos" (accesibles) en Londres, según revela hoy el semanario 'The Sunday Times'.
El rotativo, que cita fuentes de la Policía y la seguridad, añade que el ejercicio de seguridad del pasado jueves, en la que participaron 6. 000 policías por toda la ciudad, se basó en información de inteligencia "específica" y procedente de varias fuentes según la cual ese día iba a haber una "tercera oleada" de atentados.
Esta información, sin embargo, contradice la versión oficial de Scotland Yard, que afirmó que el ejercicio --con el mayor dispositivo desde la Segunda Guerra Mundial-- era una simple precaución para tranquilizar al público. Los mandos policiales fueron informados de la sospecha de una nueva ola de atentados el pasado miércoles en Scotland Yard.
Siempre según el diario, los miembros de esta tercera célula son independientes de los terroristas del 7-J y los del 21-J, pero tienen vínculos con algunos de los sospechosos ya detenidos. El jefe de la división antiterrorista de Scotland Yard, Peter Clarke, ya ha advertido de que pese a que los cuatro sospechosos del 21-J han sido detenidos "la amenaza permanece y es muy real". Según otro responsable, perteneciente a la unidad de armas de fuego, las detenciones del viernes --dos de los presuntos autores del 21-J fueron detenidos en una espectacular operación en el oeste de la ciudad-- son sólo "la punta del iceberg". En los próximos meses, dijo esta fuente al diario, la Policía tiene trabajo que hacer y "una gran red que hay que desmantelar".

La información sobre esta tercera célula llega después de que el sospechoso detenido en Italia, Osman Hussain, haya declarado a los investigadores que su acción no estaba destinada a causar víctimas, sino sólo a difundir el terror, y que no estaba relacionada con los atentados del día 7, que mataron s 56 personas. Según las informaciones procedentes de Italia, Hussain admitió haber participado en el atentado del 21-J y confesó que el líder de la operación fue Muktar Said Ibrahim, detenido el viernes en Londres.

Ambos se conocieron en un gimnasio de Notting Hill y, según la versión de Hussain, no tenían conocimiento de los atentados del día 7. Los terroristas del 21-J, siempre según su versión, querían protestar por la guerra de Irak, pero no están ligados a Al Qaeda ni a ningún otro grupo. "La religión no tiene nada que ver con esto. Vimos películas, nos enseñaron vídeos con imágenes de la guerra en Irak. Nos dijeron que debíamos hacer algo grande y por eso nos reunimos", manifestó.

"No quería matar, lo nuestro iba a ser sólo un acto de protesta (. . . ). No queríamos matar, sólo extender el terror", dijo a los investigadores, según este semanario. Hussain fue detenido en el apartamento de su hermano en Roma tras una operación de búsqueda internacional. Ayer compareció ante los jueces italianos y rechazó ser extraditado a Reino Unido, que ha pedido su entrega, algo que podría demorarse varios meses.


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abc 31/07/05

TERRORISMOS

LUIS MARTÍ MINGARRO DECANO DEL ILUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS DE MADRID

11-S; 11-M; 7-J; ahora 21-J; Casablanca; Moscú; Bali, Srbenica, han sido aldabonazos cuya tragedia embarga a las sociedades modernas. El miedo se instala en la conciencia del hombre actual; el fenómeno tiene aires mitológicos monstruosos, indomables, de «fatum».

Terrorismo islamista. En principio, terrorismo. Es decir: violencia, asesinato. Indiscriminación de objetivos y víctimas. Selección cuidadísima del impacto social, de tsunami mediático que hay que crear. Indefensión de las víctimas.

El adjetivo islamista no es otra cosa que el calificativo para una estirpe de autores, un haz de pistas para buscar a los responsables. Pero el crimen es el terrorismo. La prueba es que si uno dice sólo «islamista» no está poniendo por delante ninguna forma nueva de delito, sino una legión de autores, con un soporte teocrático y difuso amalgamado por el fanatismo y manejado desde la oscuridad que proporciona el progreso tecnológico. Terrorismo, con todas sus notas de crimen, victimismo y clandestinidad.

Caemos frecuentemente en pensamientos egoístas, utópicos, lejanos. Pongamos por caso la gastada tentación europea, claudicante, de «dar alguna razón» a los terroristas lejanos. Eso antes, y también ahora, cuando vemos como se «avizoran» razones para matar en fenómenos más cercanos. Y es muy de nuestro tiempo hacer ver que aunque no se deba ser violento, es posible adivinar o compartir, más o menos explícitamente, razones para la violencia terrorista. Hemos visto justificar a los montoneros, a los cheguevaristas, a los rebeldes chechenos o indonesios. Y seguiremos viendo sacar contenedores de cadáveres de niños de las escuelas, de espectadores de los teatros, de viajeros de los trenes ...

Así pues, tenemos que tener claro que no hay lugar en nuestro mundo para la justificación del terrorismo. Ha pasado la hora del «terror revolucionario», en el que Saint-Just dijera que «no hay lugar para la libertad de los enemigos de la libertad». Y también el derecho ha arrumbado las coartadas de lo que fueron el terror blanco, los progroms, los milicos, los gulags, los balcanes, los tiranos, los represores, el holocausto, tantos holocaustos que martillean la dignidad de la vida humana sobre la faz de la tierra.

Las arritmias o asintonías de crecimiento, cultura o bienestar; las exclusiones racistas, sexistas, de religión o de clase; las situaciones dictatoriales y los poderes fácticos y ocultos crean, sí, las condiciones para la violencia, las fronteras de la ira, los puntos de fricción en los que la intolerancia, la incivilidad y la ley del talión terminan por triunfar sobre el derecho.

La mayor derrota del derecho es la que se produce cuando alguien cree que tiene «derecho» a quitar la vida a otro; cuando alguien cree que tiene razón para matar; cuando alguien mata para aterrorizar, cuando la muerte se utiliza como anuncio de otras muertes.

Enfrentémonos al terrorismo como lo que es: un crimen cobarde que hace, que fabrica, cobardes. Un crimen que calla las voces de aquellos a los que mata. Y calla también las voces de los que, aterrorizados, sobreviven.

Pero si queremos de verdad sobrevivir como ciudadanos y como pueblo, ni podemos callar, ni debemos tragarnos las mentiras de los que sin apretar los gatillos ni pulsar los detonadores a distancia, aprovechan sus ensangrentadas ondas explosivas para imponernos el silencio.


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La Policía egipcia mata al considerado máximo responsable de los recientes atentados de Sharm el Sheikh.


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abc 07/08/05

Del desarraigo al terrorismo del 7-J

Nadie ha podido encontrar una explicación sólida sobre los motivos de los terroristas. No había razones económicas, sociales ni raciales. Tampoco se hace un vínculo claro y directo entre Irak o el conflicto palestino y los atentados


TEXTO: ENRIQUE SERBETO. ENVIADO ESPECIAL

LEEDS (INGLATERRA). Hace 10 años Leeds era una ciudad gris y contaminada. Ahora que conoce una época de bonanza, tres de sus ciudadanos aparecen involucrados en los peores atentados ocurridos en Gran Bretaña en los últimos tiempos. ¿Suicidas? ¿Víctimas de una abominable manipulación? Un mes después de su muerte nadie ha sido capaz de encontrar una explicación que justifique lo que hicieron esos británicos de origen paquistaní el pasado 7 de julio en la capital de su nuevo país.

Ninguno de los terroristas suicidas ha mencionado jamás problemas económicos. Se podría pensar en una rebeldía frente a un ambiente de intransigencia, pero Gran Bretaña ha sido históricamente el paraíso de la tolerancia hacia el integrismo. Se hablará de la guerra de Irak o de los palestinos, pero nadie es capaz de encontrar una relación directa que justifique la decisión de poner bombas en el metro de Londres. «La desesperación de los palestinos puede servir para explicar el apoyo social que obtienen los «mártires» en la comunidad musulmana, pero no es suficiente para explicar la opción individual de los que deciden morir», señala el profesor israelí Avisahi Margalit en un reciente trabajo titulado «El por qué de los kamikazes».

Sociedad multicultural

Dicen que la sociedad británica acepta mejor la diferencia que la mezcla. Leeds es en este aspecto un microcosmos de la sociedad británica. Allí conviven gentes de la más diversa procedencia y, entre los mismos musulmanes, se pueden encontrar iraníes que están deseando volver a su país o saudíes que no regresarían por nada del mundo, precisamente porque no quisieran verse forzados a una práctica rigurosa de los preceptos coránicos.

¿Qué hizo que esos tres muchachos se convirtieran en terroristas? Mark Harris, concejal de servicios sociales del Ayuntamiento de Leeds tampoco lo entiende: «No puedo explicármelo, pero lo que puedo decir es que no tiene que ver con nada que haya pasado en esta ciudad». Hace 10 años, Leeds era una de las típicas ciudades industriales del norte de Inglaterra, con una estructura económica sin futuro. Sin embargo, una bien orientada reconversión la ha convertido en una de las más prósperas del país.

A cambio, se ha convertido en una de las más inseguras, aunque el desempleo haya disminuido considerablemente. Aquí el paro no existe y, sin embargo, en Breeston, donde vivían tres de los cuatro autores del 7-J, es muy común encontrar a jóvenes «aguantaparedes» pasando el tiempo sin nada que hacer en las esquinas.

Los británicos de pura cepa que viven aquí han visto pasar por la ciudad distintas oleadas de emigración en el siglo XX. Primero irlandeses, luego judíos; en los 50, afrocaribeños; en los 70, los sijs de la India; y en los 80, paquistaníes. De las dos iglesias cristianas que había en el barrio, una se ha convertido en apartamentos y la segunda ya se habría cerrado de no ser por la guardería que mantiene en sus instalaciones parroquiales, pero la capilla no se abre más que los domingos. Tampoco la mezquita parece un templo floreciente. Es una casa como cualquier otra, con un discreto letrero de «centro islámico» en la puerta tras la que sólo se ve un deslucido sistema de estanterías para que los fieles dejen el calzado.

Pero lo que está claro para el concejal Harris es que Leeds «no es la típica ciudad exclusivamente blanca» que pudiera justificar el aislamiento de los musulmanes. Puede ser, pero en Breeston, muy cerca de donde vivían tres de los cuatro portadores de las bombas de hace un mes, hay un estupendo parque dotado de buenas instalaciones deportivas y allí casi no se ven más que jovencitos rubios, mientras que los barbudos prefieren seguir viendo pasar el tiempo en la calle. Sería un milagro ver a una chica paquistaní haciendo deporte por allí.

En Breeston pocos osan aventurar una respuesta sobre las razones del atentado. Sólo algunos tienen su conspirativa teoría; para ellos hay sólo una explicación: «Esto es una conspiración contra el Islam. ¿Se acuerda usted de la muerte de Diana de Gales para que no se casara con un musulmán? pues esto es igual», nos comenta Fiaz Sadik, quien cree que la cuestión está clara como el agua porque «el Islam es la religión que más crece en el mundo y por eso tiene enemigos».


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MANELIUS
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Durante los últimos cuatro años, el terrorismo ha conocido un crecimiento exponencial a nivel planetario. De fenómeno periférico, ha pasado rápidamente a ser un riesgo para la seguridad colectiva, la pesadilla de todas las sociedades, democráticas o no.

En este contexto, han aparecido igualmente las superestrellas del terrorismo. El «primer genio malo» del fundamentalismo islámico fue Osama bin Laden. Ahora bien, en la actualidad, éste corre el riesgo de ser destronado por un nuevo personaje, considerado tan maléfico como aquel, pero mucho más misterioso: Abu Musab al-Zarkaui (o Abu Mussab Al-Zaqawi, según la transcripción ortográfica inglesa). Se trata de un personaje cuyo nombre era totalmente desconocido hasta hace tres años, pero al que desde entonces se le atribuye el papel de líder de la insurrección iraquí, de cerebro de las operaciones terroristas contra Estados Unidos y Europa.

Se habla tanto sobre hechos tan complejos que al final parece más bien el héroe de cuentos populares en vez de un hombre de carne y hueso. Hay analistas que sostienen que se trata de un misterioso jordano de origen palestino, una leyenda que ya veremos parece creada con fines propagandísticos.

La «guerra contra el terrorismo», caracterizada por el presidente Bush Jr. como la «guerra del derecho», define el «Bien» y el «Mal» sobre la Tierra, lo que hace de los jefes mundiales del terrorismo las encarnaciones inmediatas del «Mal». Las campañas de propaganda tienen por lo tanto la función de mantener viva la «amenaza terrorista» en la mente de los ciudadanos norteamericanos. La creación de ciertos personajes, de ciertos mitos del terrorismo universal como Osama bin Laden (ex agente de la CIA) o, en la actualidad, Abu Musab al-Zarkaui, todo el tiempo perseguidos, pero jamás apresados por el Pentágono, tiene la función de autentificar, «personalizar» una guerra que ha permitido, a fin de cuentas, ampliar considerablemente la esfera de influencia directa de los Estados Unidos.

Afganistán: los inicios

Michel Chossudovsky escribe en un artículo intitulado «The Pentagon’s New Terrorist Mastermind» que las agencias de inteligencia y contraespionaje norteamericanas han constituido desde hace mucho sus propias organizaciones terroristas. Una serie de organizaciones «islamistas» han actuado y actúan aún de conformidad con un plan secreto para crear las ocasiones y justificar en el mejor momento la intervención del ejército de los Estados Unidos. Siempre según Chossudovsky, esta organización funcionaría exactamente como los dos brazos de un cuerpo humano, en el que el izquierdo crea las condiciones para la intervención del derecho. Por lo tanto existe un «cerebro» que lo coordina todo, y el autor recuerda que el movimiento «islámico-terrorista» perseguido por Washington en la actualidad fue en sus inicios pura creación estadounidense.

¿Cómo inventaron los Estados Unidos el movimiento islámico-terrorista? Es precisamente Zbigniew Brzezinski quien nos lo dice en una entrevista aparecida en el número del 15-21 de enero de 1998 del Nouvel Observateur. El ex consejero para los asuntos de defensa nacional del presidente Jimmy Carter devela en la misma -en exclusiva- que la intervención de la CIA en Afganistán precedió a la invasión soviética de 1979. Dice Brzezinski: «Según la versión oficial de la historia, la CIA habría apoyado al movimiento de los muyaidines a partir de 1980, es decir, después de la intervención armada soviética que invadió Afganistán el 24 de diciembre de 1979. En realidad las cosas sucedieron de forma diferente, pero se trataba de un secreto guardado hasta ahora. El 3 de julio de 1979, el presidente Carter firmó la primera directiva secreta para ayudar a los opositores al régimen pro soviético de Kabul». El objetivo era crear un «Vietnam» par el ejército y la economía soviética. En el marco de este plan secreto, los Estados Unidos financiaron, entrenaron y armaron sustancialmente a millares de islamistas traídos de diversos países y continentes al vecino Pakistán.

La prestigiosa revista Covert Action Quaterly, que en sus últimas entregas publicó el sumario de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 y la evolución del fenómeno del terrorismo, hace un balance inquietante: la administración Carter creó a los «islamistas» de Sudán; la administración Bush padre intensificó la colaboración con los «islamistas» de Afganistán y Sudán, mientras que la administración Clinton apoyó a los «islamistas» de Albania, Argelia, Bosnia, Chechenia, Irak y Libia.

Desde un punto de vista geoestratégico, Osama bin Laden es el mejor «amigo» del presidente Bush. ¿Qué habría hecho Bush sin Bin Laden?, se pregunta Michael C. Ruppert, con treinta años de experiencia en misiones «secretas» a sus espaldas, en su obra Crossing the Rubicon [1]. Las conclusiones del autor van muy lejos: «Creo que Bin Laden fue y sigue siendo un agente de la CIA, del gobierno de los Estados Unidos y de Wall Street.» Ello explicaría por qué el terrorista más buscado del planeta no ha sido nunca capturado. Sin embargo, desde enero de 2003 otro mito del terrorismo internacional aparece en la arena internacional: el del pretendido Abu Musab al-Zarkaui, a quien nadie conocía hasta esa fecha. ¿Quién es entonces este Zarkaui?

Biografía confusa para un oscuro terrorista

Hasta enero de 2003 se oía hablar muy poco de Abu Musab al-Zarkaui. Ilustre desconocido, en un breve lapso de tiempo se convirtió en el terrorista más célebre del planeta. Sin embargo, su biografía está rodeada de un velo de misterio, de ahí que sea muy difícil separar el aspecto legendario de la realidad. La leyenda podría ser atribuida al imaginario popular, pero, también, a la propaganda gubernamental. Con las reservas de rigor, he aquí más o menos los principales hechos que, según se dice, habrían marcado hasta hoy la existencia de Abu Musab al-Zarkaui.

Nació hace 38 años en la localidad de Zarka, en Jordania, de una familia pobre de nueve hijos. Su familia pertenece a la tribu beduina Bam Hassan, la mayor y más religiosa de las tribus hachemitas del reino de Jordania. Su nombre al nacer fue Ahmed Fadil Hamdan Khalaila, que más tarde cambió por el de Abu Musab al-Zarkaui, según el nombre del poblado natal de su padre.

A los doce años, Abu Musab fue echado de la escuela y encontró refugio en los campos palestinos de la periferia de Ammán. Tenía alrededor de 20 años cuando partió a luchar a Afganistán contra el ocupante soviético. Allí inventó la forma de hacer bombas artesanales y luego fue a entrenarse a un campo de muyaidines procedentes de diversos países musulmanes. En 1990 volvió a Jordania. En el mes de diciembre de 1999, el nombre de Zarkaui es pronunciado durante el ataque al hotel «Padisson Sas», en Ammán. Descubierto el complot por la policía, Zarkaui es hecho prisionero y luego indultado. Al salir de prisión huye a Pakistán para luego regresar a Afganistán. En 2002, Zarkaui lucha con los talibanes contra las fuerzas norteamericanas. Se dice que fue gravemente herido en un pie durante una emboscada, lo que no le impidió huir a Irak, donde, en un hospital de Bagdad, le amputaron el pie herido. Posteriormente, y según todas las probabilidades, la invasión anglo-estadounidense encuentra a Abu Musab al-Zarkaui en el Norte de Irak, en la zona kurda, lugar ideal para continuar la «guerra santa» al frente de su grupo de combatientes «Ansar al-Islam», compuesto por cerca de 400 fundamentalistas. Finalmente, en abril de 2003, tras la caída de Bagdad ante la ofensiva de las fuerzas de los Estados Unidos, Zarkaui y su grupo son ubicados en el centro de Irak en la zona nombrada «el triángulo sunita».

Nacimiento de una leyenda

Zarkaui fue por lo tanto catapultado a la arena internacional en febrero de 2003, apenas seis semanas antes de la invasión norteamericana a Irak so pretexto de la presencia de armas de «destrucción masiva» fabricadas por el régimen de Sadan Husein, según el discurso del secretario de Estado Colin Powel ante el Consejo de Seguridad de la ONU donde éste declaraba: «Lo que quiero señalarles hoy es la conexión, posiblemente mucho más siniestra, existente entre Irak y la red terrorista Al Qaeda, conexión que vincula a las organizaciones terroristas clásicas con los métodos modernos de asesinato. Irak alberga hoy una mortífera red terrorista dirigida por Abu Musab al-Zarkaui, aliado y colaborador de Osama bin Laden y sus lugartenientes de Al Qaeda.» En su alocución, Powell emplea en nombre de Zarkaui para establecer el vínculo entre Sadam Husein, el partido Baas (socialista-nacional) y lo que Washington denominará la «red del terror islámico». En otras palabras, desconocido hasta entonces, el terrorista de origen jordano era presentado como la verdadera prueba de que el Irak de Sadam Husein (totalitario y laico), mantenía relaciones con Al Qaeda. Una vez establecida esta relación, la administración Bush Jr. podría pretender que el régimen de Bagdad constituía una amenaza para los Estados Unidos. En el centro de esta argumentación, un hombre, el misterioso Abu Musab al-Zarkaui, es bruscamente propulsado al estatus de superterrorista.

Dado que en ese momento su nombre era totalmente desconocido, el secretario de Estado se vio obligado a hacer una corta presentación: «palestino nativo de Jordania, Abu Zarkaui había combatido durante la guerra de Afganistán hacía más de diez años. A su regreso a Afganistán, en 2000, dirigió un campo de entrenamiento de terroristas. Una de sus especialidades y una de las especialidades del campo: el veneno. Cuando nuestra coalición hizo huir a los talibanes, la red de Abu Zarkaui ayudó a establecer otro campo de adiestramiento de los especialistas del veneno y los explosivos, y este campo está situado en el nordeste de Irak. Esta red enseña a sus miembros a producir ricina y otros venenos (...). Desde su red terrorista en Irak, Abu Zarkaui puede dirigir las actividades de esta red en el Medio Oriente y más allá (...). Abu Zarkaui y su red prepararon actos de terrorismo contra países como Francia, Gran Bretaña, España, Italia, Alemania y Rusia».

De un pequeño muyaidín anónimo, Al-Zarkaoui pasó a ser en un día una estrella del terrorismo internacional y su consagración llegó algunas semanas más tarde, cuando el propio presidente Bush Jr. mencionó a Al-Zarkaoui, calificándolo directamente como el «hombre más peligroso del planeta, después de Osama bin Laden».

Terror en los Estados Unidos

Después del discurso de Colin Powell ante el Consejo de Seguridad, tampoco la opinión pública olvidó el nombre de Al-Zarkaui. El terrorista de quien nunca se había oído hablar se hacía bruscamente omnipresente en todos los frentes. El 8 de febrero de 2003 se produce una «alerta antirricina» en Estados Unidos. En una carta enviada a la dirección de Bill Frist, líder de la mayoría republicana en el Senado, se descubrió un «polvo blanco sospechoso». Inmediatamente las autoridades mencionan el nombre de Zarkaui, identificándolo como el «posible cerebro» de la operación. La National Rewiew del 18 de febrero de 2003 brinda los siguientes argumentos: «Es bien conocido que Zarkaui, ingeniero bioquímico y jefe de la organización Al Qaeda, se ocultaba en Afganistán donde se encontraron trazas de ricina así como otros venenos».

La histeria de la ricina de Zarkaui fue sustituida seguidamente por otra cosa. El 13 de febrero de 2003, la cadena de televisión ABC difundía la noticia de que el terrorista-fantasma refugiado en Irak preparaba allí un ataque con bomba radioactiva a Estados Unidos. Esto tenía lugar justamente una semana después del discurso de Colin Powell ante el Consejo de Seguridad.

¡En los Estados Unidos las autoridades desencadenan la «alerta naranja»! Powell declaraba entonces a la cadena ABC: «Es fácil para un terrorista hacernos arder con una bomba radioactiva fabricada en los Estados Unidos. El pueblo norteamericano debe saber que esta posibilidad existe.» Durante este tiempo la cadena de televisión estadounidense alertaba a los hoteles, boutiques, inundaba los buzones electrónicos, etc. Después de este anuncio, decenas de miles de estadounidenses se precipitaban a comprar máscaras de gas, coberturas de plástico, cintas adhesivas, etc. a fin de prepararse para un eventual ataque.

Es inútil decir que después de la ocupación de Irak, las tropas de la Coalición no han encontrado una sola bomba radioactiva, ni ricina ni arma química cualquiera que esta sea.

La filial española

El «mito Al-Zarkaui» fue fortalecido por el presidente español José María Aznar. Mientras Colin Powell presentaba el «expediente Zarkaui» en la ONU, Aznar declaraba el 5 de febrero de 2003 en el parlamento español que existían informaciones según las cuales España podría ser blanco de ataques químicos.

Según Aznar y reportado por El País el 6 de febrero de 2003, Al-Zarkaui habría tenido vínculos con Merouane Ben-Ahmed, un «experto en armas químicas y explosivos a quien visitó poco tiempo antes en Barcelona». Más aún: Aznar sostuvo ante la Cámara de Deputados que 16 sospechosos de Al Qaeda en posesión de armas químicas y explosivos tenían relaciones con el terrorista-fantasma Al-Zarkaui.

La información en su totalidad era falsa. El ministro español de Defensa Nacional reconoció más tarde que las «armas químicas» sólo eran simples detergentes» (cf. Irish News, 27 de febrero de 2003).

Posteriormente, se producen los atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004. Aunque las investigaciones de la prensa española hayan excluido la implicación de Al-Zarkaui, la CIA lo designaba como el principal sospechoso. La hipótesis fue presentada nuevamente en la CNN el 13 de marzo de 2004. Es decir, dos días después del atentado, cuando la investigación de la policía española apenas había comenzado. Un invitado de la CNN explicaba en qué se basaba para acusar a Al-Zarkaui: «Intercepté su último memorando, el mes pasado, que indicaba la continuación de las acciones contra Estados Unidos».

Más tarde, el argumento fue retomado, pero de forma más matizada. Según la CIA, un «grupo de marroquíes» habría estado implicado en los atentados de Madrid. Éstos habrían debido estar en contacto con Al-Zarkaui según el descubrimiento del diario The Australian del 24 de mayo de 2004.

El misterioso Al-Zarkaui parece por lo tanto ser alguien muy ocupado. Miremos más de cerca lo que hizo en la primavera de 2003. Desde su escondite iraquí -protegido de la mirada de los inspectores de la ONU que registran el país en todas direcciones-, nuestro superterrorista preparaba ricina para enviar por carta a Estados Unidos, enterraba algunas bombas radioactivas, organizaba y coordinaba su red criminal recientemente extendida a cuatro países europeos y, para terminar, hacía de intermediario entre Al Qaeda y el régimen de Sadam Husein. Ni siquiera la invasión estadounidense a Irak logró frenar esta actividad frenética. Muy por el contrario. Desde entonces los hechos atribuidos a Al-Zarkaui son, en primer lugar, numerosos. Su nombre es relacionado con más o menos todas las acciones terroristas.

The Weekly Standard, revista próxima a los círculos neoconservadores del grupo PNAC, escribía el 24 de mayo de 2004: Al-Zarkaui dirigió no sólo el asesinato de Nick Berg, sino también la carnicería de Madrid el 11 de marzo, el bombardeo de los chiítas en Irak durante el mismo mes y el atentado kamikaze del puerto de Basora el 24 de abril. Antes del 1º de septiembre de 2001, conspiraba para matar turistas israelíes y norteamericanos en Jordania.»

Abu Musab al-Zarkaui se convirtió en el nuevo «genio del mal» del islamismo, mientras que poco a poco se iba olvidando a Osama bin Laden. La CIA aumentó la recompensa por la captura de Zarkaui de dos millones de dólares a 30 millones, una suma en consonancia con su rango de superterrorista.

De forma extraña y a pesar de su implicación en tan numerosas actividades criminales dadas por verdaderas, Zarkaui permanece siendo un personaje fantomático. Las informaciones sobre su persona continúan siendo sumarias. Los responsables de la CIA reconocieron en la misma entrega del Weekly Standard que la Agencia no dispone de una sola fotografía que suponga sea de Zarkaui y no conoce ni su talla ni su peso.

El videocasete de la ejecución de Nicolas Berg

En mayo de 2004, Al-Zarkaui era responsabilizado por la decapitación de Nicolas Berg [2] tras haberlo tomado como rehén. Algunos comentaristas no pudieron abstenerse de señalar que esta ejecución -supermediatizada- cayó en el momento oportuno para Donald Rumsfeld. En medio del escándalo de la prisión de Abu Ghraib, numerosos senadores norteamericanos habían solicitado la renuncia del secretario de Defensa a quien consideraban responsable, al menos moralmente, de los horrores que se practicaban en esta prisión.

La cinta grabada con la ejecución de Nick Berg creó en la opinión pública una corriente de indignación antiiraquí que podía distraer la atención de dos cuestiones importantes. El 11 de mayo de 2004, la CNN presentaba un misterioso informe, descubierto en un sitio islámico, en el que se acusaba a Zarkaui de haber decapitado a Berg. Dos días después, la CNN anunciaba: «La CIA confirma que el asesino de Nicholas Berg fue Abu al-Zarkaui».

La prueba: un videocasete intitulado: «Abu Musab al-Zarkaui presente en la ejecución de un norteamericano.» En la grabación se veía a un individuo enmascarado que hablaba inglés y del que los expertos de la CIA decían al unísono: «¡Es Zarkaui!»

Sirajin Sattayev en «Was Nick Berg killed by US intelligence?» señalaba una serie de faltas de concordancia en el videocasete. Así, Sattayev señalaba: Zarkaui es jordano, pero el hombre del videocasete no habla con acento jordano. A Zarkaui le amputaron un pie, sin embargo ninguno de los pies del hombre que aparece en la cinta presenta esta anomalía. Además, el hombre que se pretende ser Zarkaui tiene puesta una alianza amarilla, probablemente de oro; eso es algo que ningún islamista fundamentalista haría porque su fe no se lo permite.

Inmediatamente después de la mediatización de esta verdadera bomba -un Zarkaui con sus dos pies, un anillo de oro en el dedo anular y que habla inglés-, la revista News and World Report del 24 de mayo afirmaba: «Las personalidades oficiales y autorizadas de la inteligencia norteamericana, que creían que Zarkaui había perdido un pie en Afganistán, modificaron recientemente su opinión y ahora afirman que Zarkaui tiene sus dos pies». La situación cambia.

El misterio de los rehenes en Irak

A diferencia de Bin Laden, Zarkaui no ha llamado nunca a la «guerra santa» contra los judíos o los cristianos (los «cruzados»). Durante su declaración ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Colin Powell «olvidó» mencionar dos hechos importantes: por una parte que Zarkaui y su organización «Ansar al-Islam» eran opuestos a Sadam Husein, y, por otra, que los Estados Unidos no manifestaron ningún interés (lo que hubieran podido hacer) para destruir su base en el Norte de Irak en una zona mayoritariamente habitada por los kurdos. ¿Por qué?

¿Desde cuándo en Irak las tomas de rehenes son medios estratégicos? Cerca de seis meses después de que la Coalición dirigida por Estados Unidos hubiera ocupado el país. En mayo de 2004 (después de cerca de un año de ocupación) Nick Berg es decapitado. Le siguen Eugène Armstrong y Jack Hensley en el mes de septiembre de 2004, luego el británico Ken Bigley en octubre de 2004.

Lo impresionante es que entre los rehenes de Zarkaui hay personajes especialmente desagradables para la Coalición. Se trata de hombres de negocios sospechosos de espionaje, de periodistas de «izquierda» o independientes que reportaban hechos contra los intereses de las fuerzas de ocupación y a quienes les era indiferente la censura, o activistas de organizaciones humanitarias independientes.

Por ejemplo, Nick Berg fue secuestrado en el momento en que la Coalición sospechaba de él por desplazarse clandestinamente de Irak a Irán. Según su padre, el FBI investigaba a toda la familia de Berg en los Estados Unidos en busca de informaciones sobre los viajes de éste a Irán. Los reportajes de Giuliana Segrena, la periodista del Manifesto (diario comunista italiano) no eran del todo favorables a las tropas de ocupación y recordaban constantemente el «genocidio de Faluya».

Estados Unidos sólo estimula a venir a Irak a los periodistas llamados «corresponsales de guerra», acreditados ante las fuerzas de la Coalición. Reciben un uniforme del ejército de los Estados Unidos así como protección militar. En el hotel reciben notas y videocasetes controlados por la censura militar. Como durante la guerra con la ex Yugoslavia, estos muy numerosos «corresponsales de guerra» apenas abandonan sus hoteles y envían a sus diarios las informaciones que les brinda ya hechas el ejército de los Estados Unidos. Los demás periodistas, los que hacen su trabajo sin pasar por la censura militar, corren el riesgo de caer en manos de «Zarkaui» y ser decapitados u objeto de un pedido de rescate. ¿La idea no es atemorizar a los periodistas y a los trabajadores de las ONG independientes (ver el programa del Pentágono «P2OG») a fin de incitarlos a permanecer alejados de las zonas «sensibles»?

Cualquiera que sea el grado de imprevisibilidad de la situación en Irak, no podemos menos que asombrarnos por la forma más que rara empleada por Al-Zarkaui para alcanzar sus objetivos. Numerosas víctimas de las acciones de su organización no tenían que cuidarse, a priori ni de forma explícita, de ser un objetivo de los terroristas islámicos.

Diez mil dólares por creer en la ficción «Zarkaui»

El nombre de Al-Zarkaui fue invocado en 2003 para justificar la guerra en Irak. Hoy, es presentado como la punta de lanza de la insurrección, motivo esgrimido para afirmar que la paz no es aún posible, por lo que las tropas de la Coalición deben posponer su retirada. Se atribuye a la organización de Zarkaui todo tipo de acciones terroristas: coches-bombas, secuestros, toma de rehenes y ejecuciones. Tantas acciones y tan complejas que parece difícil sean dirigidas por un solo hombre. El diario australiano The Age plantea una hipótesis interesante: «Al-Zarkaui no existe». O, por o menos, el personaje brioso e hiperactivo descrito por los servicios secretos norteamericanos no existe. Es un personaje de ficción. The Age reporta, manteniendo el anonimato, el testimonio de un oficial de operaciones psicológicas del ejército norteamericano. Éste habría declarado al diario australiano: «Pagué hasta 10,000 dólares a oportunistas y a delincuentes comunes para que afirmaran un poco por todas partes, al ser interrogados por los periodistas, que Zarkaui existe, haciéndolo así el héroe de cada acción terrorista en Irak».

¿Dónde está entonces la verdad o la mentira tras la leyenda de los nuevos personajes del terrorismo? ¿Ha sido este personaje en su totalidad fabricado en un laboratorio de la desinformación o, a partir de una base real se le han reforzado un poco los «rasgos»? Como quiera que sea, y en lo que respecta a sus inicios en la lucha islámica, la CIA debería saber bastante. Los medios de comunicación evitan recordar un hecho extremadamente importante: «Al Qaeda» nació en 1987, en los campos islamistas de Pakistán, apoyada por la CIA y el ISI (servicio de contraespionaje del ejército paquistaní) que luchaba en Afgfanistán contra el ocupante soviético. Es en esta época que la CIA recluta a Bin Laden. Tanto él como el joven Zarkaui servían a los intereses de los Estados Unidos contra el enemigo de la época: la Unión Soviética. Este hecho fue incluso reconocido por el ex secretario de Estado, Colin Powell, el 5 de febrero de 2003 en su presentación de los hechos ante el Consejo de Seguridad.

Existe una vasta documentación, sistemáticamente ignorada por los grandes diarios y cadenas de televisión, en cuanto a la ayuda y apoyo concedidos por la CIA durante estos años a «Al Qaeda». Personajes políticos de primera magnitud como Colin Powell y Richard Armitage se han implicado directamente a fin de canalizar los esfuerzos de los insurgentes islamistas en Afganistán. Así, puede concluirse que tanto Osama bin Laden como Abu Musab al-Zarkaui han sido puras «creaciones» de la CIA.

Hoy un nuevo argumento se abre paso entre los neoconservadores, a saber que Al-Zarkaui estaría financiado por Irán. De ahí que a este país Washington lo haya situado en la lista de países del «Eje del Mal». De modo que la «época de Al-Zarkaui» no parece acabarse y el terrorista-fantasma podría ser utilizado contra Irán


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