Revolucion Francesa y Guerras Napoleónicas 1792-1815

Los conflictos armados en la historia de la Humanidad. Los éjércitos del Mundo, sus jefes, estrategias y armamentos, desde la Antiguedad hasta 1939.
agualongo
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Mensaje por agualongo »

Del 12 al 14 de junio, algunos clérigos acudieron por iniciativa propia al llamamiento del Tercer Estado, que viendo desmoronarse la oposición de sus contrarios, se proclamó, en 17 de junio, en Asamblea Nacional, denominación propuesta por el diputado Legrand. Dicha asamblea se atribuyó la facultad de crear impuestos y de acordar lo necesario para la regeneración del país. :shock: :shock:

Dos días después, el 19, el resto del clero decidió unirse a la Asamblea; sin embargo, la Nobleza, asustada por estas audaces decisiones del Tercer Estado, comenzó a reconciliarse con la corte, y pidió al Rey que impusiera su autoridad ante la ilegítima actuación del Tercer Estado, olvidando pronto que ella misma el año anterior también desacató la autoridad real.

Ahora, la Nobleza, comenzaba a verle las orejas al lobo y se asustó al comprobar la audacia de la burguesía para saltarse las leyes, siguiendo el ejemplo que aquella había dado en 1787-88.

saludos


CASTELO
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Mensaje por CASTELO »

Una pregunta aqualongo....¿no fue Thiers después presidente de la República?

Un saludo.


agualongo
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Mensaje por agualongo »

Efectivamente, amigo Castelo, fue presidente de la República Francesa tras la guerra francoprusiana, creo recordar entre 1871 y 1873.

Saludos


agualongo
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Mensaje por agualongo »

A propuesta de Necker, el Rey decidió celebrar una sesión regia el día 22 de junio en los Estados Generales y bajo este pretexto, se cerró la gran sala de Menus Plaisirs, que albergaba la reunión, el día 20, con objeto de acondicionarla para la visita real. Pero los miembros de la insurrecta Asamblea, al no poder entrar en la sala, se reunieron aquel mismo día en un local próximo dedicado al Juego de Pelota y a propuesta de Mounier, un cabecilla de la rebelión del Delfinado en 1788, juraron no separarse hasta haber dado a Francia una Constitución.
La reunión de los Estados, prevista para el 22, fue aplazada al martes 23 de junio, en la cual Luís XVI hizo dos importantes declaraciones: en una de ellas reconocía a los Estados Generales la facultad de aprobar los impuestos y empréstitos y de fiscalizar los gastos públicos, incluidos los de la Corte, prometía garantizar la libertad individual y de prensa y anunciaba un vasto programa de reformas políticas y administrativas. En la otra, anulaba las decisiones unilaterales del Tercer Estado e intimaba formalmente a los tres órdenes a deliberar y votar por separado, salvo en los casos en que, de común acuerdo los tres, decidieran reunirse para tratar temas de interés general.
Terminada la sesión, el rey abandonó la sala seguido de los diputados de la Nobleza y el Clero. Pero los diputados del Tercer Estado permanecieron en el local y cuando fueron invitados por el maestro de ceremonia, el marqués de Brézé, para que desalojaran el local, Mirabeau respondió jactanciosamente que sólo se irían de allí “obligados por las bayonetas”. Al hablar así, el elocuente Mirabeau obraba sobre seguro, porque contaba con la conocida debilidad de carácter del monarca, de la que Luís XVI había dado ya sobradas muestras. Y así fue, informado el rey de aquel nuevo acto de rebeldía del Tercer Estado, respondió con su habitual mansedumbre: “pues bien, si no quieren irse, que se queden”.

No, Luís XVI no era un Luís XIV ni un Luís XI, de haberlo sido, a buen seguro no habría perdido la cabeza..

Saludos


japa
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Mensaje por japa »

No deja de ser sorprendente la ceguera de la aristocracia francesa. En similares circunstancia los patricios romanos, la nobleza inglesa, la prusiana, la italiana... supo ceder aunque fuera en apariencia para preservar en lo posible su dominio, acomodándose a los nuevos vientos y sobreviviendo. EN cambio la nobleza francesa actuó con el mismo desdén suicida que usaron los monárquicos españoles en los años 29-31, socavando la autoridad de la institución que garantizaba su existencia y arruinándose en el proceso (recordemos que los últimos gobiernos monárquicos bajo Alfonso XIII no fueron derribados por los republicanos, sino por los monárquicos convencidos de que el rey tendría que acudir a ellos en busca de apoyo)


agualongo
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Mensaje por agualongo »

Así es amigo Japa, hay cierto paralelismo entre la actuación de la nobleza francesa en 1787-89 y la española del fin del reinado de Alfonso XIII, y dices bien, a este monarca lo derribaron los "realistas", no los "republicanos" ni las elecciones municipales que vencieron de modo aplastante los monárquicos.

La nobleza francesa se cegó, en defensa de sus privilegios desfasados, incluso llegó a la rebelión contra el Rey, dando un ejemplo claro al tercer estado de lo que debía hacer.

Saludos


CASTELO
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Mensaje por CASTELO »

agualongo escribió:Así es amigo Japa, hay cierto paralelismo entre la actuación de la nobleza francesa en 1787-89 y la española del fin del reinado de Alfonso XIII, y dices bien, a este monarca lo derribaron los "realistas", no los "republicanos" ni las elecciones municipales que vencieron de modo aplastante los monárquicos.

La nobleza francesa se cegó, en defensa de sus privilegios desfasados, incluso llegó a la rebelión contra el Rey, dando un ejemplo claro al tercer estado de lo que debía hacer.

Saludos


Lo que me confirma, mi estimado aqualongo, que en la historia política francesa y española hay bastantes más paralelismos de los que parece a simple vista. Eso sí, la pena es que no tengamos un auténtico partido de izquierdas con sentido nacional como ellos tienen :lol:

Un saludo.


Boba_Fett
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Mensaje por Boba_Fett »

Es que la actitud de la nobleza es lo mas ironico de este asunto, por las consecuencias que trajo....el proceso liberal de la decada de 1780 en Francia tenia todas las papeletas para acabar con una monarquia parlamentaria muy similar a la Inglesa (eso pensaban moderados como La Fayette, y esta modalidad de gobierno tenia bastantes partidarios)...pero fue la extraordianaria rigidez de la nobleza y su actitud arrogante y de preservar todos los privilegios, includios los mas negativos para la nación, lo que realmente provoco la reacción radical de los otros estamentos...


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torpedo dw
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Mensaje por torpedo dw »

Indro Montanelli dijo en su libro "historia de Roma" que si los aristocratas franceses hubieran hecho como los romanos estos hubieran conservado sus cabezas:
lo que hicieron los romanos fue equiparar los caballeros que provenian de la plebe a la clase senatorial de los patricios de tal forma que las clases sociales solo se distinguieran por el dinero y no por el origen.

La nobleza francesa era muy alocada solo hay que recordar las cruzadas,Crecy,Agincourt y Nicopolis en que debido a su soberana estupidez perdieron hasta la cabeza


agualongo
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Mensaje por agualongo »

Paradójicamente, fue la nobleza la que empezó la revolución en 1787, al sublevarse contra la legalidad vigente y al negarse a perder sus privilegios de clase...

Así es Castelo, en Francia la izquierda si es patriótica, en otros países son antipatrióticas, y responsables de todo lo que pudiera venir en defensa de esa patria a la que niegan y atacan diariamente... pero bueno, sigamos con nuestro relato:

La osadía rebelde del Tercer Estado creció aún más, cuando el 24 de junio, fueron reforzados por 47 diputados nobles, dirigidos por el Duque de Orleáns ´(éste sí que era un pájaro de cuidado). En vista de ello, Luís XVI, se vio obligado, el 27 de junio, a autorizar la reunión de la Asamblea, ordenando que asistieran a ella todos los miembros de la Nobleza que hasta entonces se habían resistido a dar ese paso.
El 4 de julio quedaba definitivamente constituida y legitimada la Asamblea Nacional, que el 8 nombró un comité encargado de elaborar un proyecto constitucional, siendo denominada desde entonces Asamblea Constituyente.
El Partido Nobiliario – dirigido por el Conde de Artois, hermano del rey Luís XVI – no se daba por vencido y logró persuadir al rey para que nombrase un gobierno fuerte que tratase de recuperar el poder que se les había ido de las manos. A tal fin fueron convocados a Versalles el barón de Breteuil y el mariscal De Broglie, que tenían fama de decididos y enérgicos. Ahora bien, las fuerzas que poseía la Corte en París y sus alrededores resultaban insuficientes para vencer la resistencia del populacho de la capital, reforzado en los últimos tiempos con gran cantidad de vagabundos y rufianes, procedentes de todas las regiones de Francia, atraídos por el abaratamiento artificial del precio del pan y los asilos establecidos en Montmartre para paliar las consecuencias del paro y la escasez. Esta chusma, excitada por los agitadores y envalentonada por la visible flaqueza de las autoridades, había cometido numerosos desmanes (agresiones, saqueos, incendios, robos), la mayoría de los cuales había quedado impune, como el asalto a la Abadía, del 30 de junio, que liberó a unos soldados detenidos por indisciplina.

Cuando no detienes el menor de los actos de rebeldía, es lógico aventurar que esta crecerá y crecerá hasta volver ingobernable una nación... los negros nubarrones se formaban en torno a Francia...


agualongo
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Mensaje por agualongo »

Para tener a raya a estas bandas de delincuentes capaces de los peores excesos, la Policía de París contaba con un millar de agentes. En cuanto a la guarnición militar de la capital y sus alrededores, se reducía a las tropas de la Casa Real, muy mermadas por la crisis económica y que en julio de 1789 se componían de: 200 guardias a caballo (gendarmes, caballería ligera y granaderos), 400 guardias de corps (acuartelados en Vincennes), un regimiento de guardias suizos y otro de guardias franceses. Pero éste último, el más numeroso de la guarnición, se hallaba insubordinado contra sus jefes y había ya confraternizado en varias ocasiones con el pueblo, por lo que no resultaba de fiar.
Para remediar la escasez de fuerzas, De Broglie y Breteuil decidieron concentrar en Versalles varios regimientos extranjeros al servicio de Francia, por considerarlos más inmunizados contra la propaganda subversiva. Ahora bien, la prudencia más elemental aconsejaba actuar por sorpresa, con el máximo sigilo, diligencia y energía. Por el contrario, los movimientos de tropas se hicieron sin ningún disimulo y de un modo escalonado, advirtiendo a los jefes que no debían usar la fuerza sino en último extremo. Luís XVI sólo pretendía amedrentar a los díscolos y deseaba evitar a toda costa cualquier derramamiento de sangre. Pero las cosas habían ido ya demasiado lejos como para que los revolucionarios se dejasen intimidar por tales amenazas. Y así, mientras procuraban minar la disciplina de las tropas reales, a medida que iban llegando, decidieron adelantarse con un golpe de mano audaz a los tímidos proyectos de la Corte.


El 8 de julio de 1789, la Asamblea pidió al Rey que retirase las tropas recién llegadas. El monarca contestó que la concentración de las mismas se hallaba justificada en los crecientes disturbios que se registraban en París y Versalles, y no debía considerarse como un peligro para la Asamblea. A fin de disipar cualquier equívoco a tal respecto, el Rey ofrecía trasladar dichas tropas a Noyon y Soissons, situándose él en Compiègne, desde dónde seguiría al tanto de las deliberaciones.
Luís XVI daba claramente a entender que sus medidas eran defensivas, no agresivas. Pero la Asamblea se abstuvo de discutir el mensaje real y continuó insistiendo sin más en la retirada de las tropas.
Así las cosas, el 11 de julio se produjo el cambio de gobierno: Necker fue sustituido por Breteuil y De Broglie. La destitución de Necker en aquellas circunstancias fue un error lamentable de la corona, pues si bien el banquero suizo había sido uno de los responsables de la difícil situación por la que atravesaba Francia, no era menos verdad que gozaba de gran prestigio en los medios financieros que le consideraban el único capaz de restablecer el crédito público y de satisfacer a los numerosos acreedores del Estado. A causa de ello, muchos capitalistas, temerosos de perder las cuantiosas sumas que se les adeudaban, adoptaron una actitud hostil contra el nuevo gobierno y pusieron a disposición de los elementos subversivos armas, dinero, locales y provisiones.

saludos


agualongo
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Mensaje por agualongo »

Los incidentes del 12 y 13 de julio

Las pandillas de agitadores, subvencionadas por el Duque de Orleáns – aspirante a la Corona o a la Regencia de Francia – se pusieron de inmediato en acción; y mientras, un periodista, Desmoulins, arengaba en los jardines del Palais Royal a los parados y maleantes que pululaban por “aquel centro de prostitución, del juego, de la ociosidad y de los libelos” – propiedad por cierto, del citado Duque – , otros agentes, como el cervecero Santarre y el ujier Maillard, se encargaban de soliviantar a las masas proletarias de los arrabales de Saint – Antoine y Saint – Marceau.

El domingo 12 de julio se produjeron violentas manifestaciones: La chusma, enaltecida por Camilo Desmoulins, asaltó el museo de cera y se apoderó de las figuras de Necker y el Duque de Orleáns, paseándolas por las calles de París. Aquella multitud recorrió la calle Saint Honoré y se dirigió a la plaza de Vendôme, donde encontró a un destacamento del regimiento de dragones Real Alemán, que cargó sobre ella, hiriendo “a muchas personas” – según afirma Thiers –, aunque de acuerdo a los informes de los Archivos Municipales de París, fueron un total de 4 las personas heridas en aquel incidente, al menos las que necesitaron asistencia sanitaria, entre ellas 1 soldado de guardias franceses que marchaba con los manifestantes. Los guardias, que se encontraban acuartelados en la plaza de Luís XV, hicieron fuego contra el Real Alemán, cuyo jefe, el príncipe de Lambesc, se replegó con el destacamento (unos 60 dragones) hacia las Tullerías, donde cargó contra la multitud pacífica que allí paseaba, mató a un anciano en medio de la confusión y despejó los jardines.


El incidente fue menor, sin duda alguna: un total de 1 muerto y 7 heridos en las Tullerías, más los 4 heridos del incidente anterior, y los 2 dragones muertos y 3 heridos del tiroteo con los guardias franceses, elevan la cifra total de víctimas a 3 muertos y 14 heridos, pero el terror que recorrió al pueblo de parís, no tuvo límites, y ese terror se transformó en furor, hábilmente dirigido por los agentes provocadores de Orleáns.
Las masas se dirigieron al Ayuntamiento, exigiendo la entrega de armas. Los electores, que se encontraban allí, cedieron a las presiones del populacho exaltado, y entregaron las armas. Enloquecido de ira, el populacho asaltó aquella noche, del 12 al 13, las armerías, almacenes de víveres y tabernas al tiempo que aparecían los bandidos y rufianes por todos lados, armados con picas y palos.
Las turbas asaltaron todas las oficinas de consumos de las puertas, desde el faubourg Saint Antoine hasta el de Saint Honoré y las incendiaron, lo mismo que las de Saint Marceau y Saint Jacques, entrando vino y provisiones a la ciudad sin pagar impuestos. También abrieron las puertas de las cárceles
En vista de ello, y de la deserción, que empezaba a cundir entre los soldados, Bezenval ordenó al ejército que se retirase al Campo de Marte, fuera del casco urbano de París.
En la mañana del lunes, 13 de julio de 1789, los electores de la Asamblea, reunidos en el ayuntamiento decidieron constituir una milicia ciudadana, sostenida por los distritos, y que distinguiría a sus miembros por una escarapela roja y azul, símbolo del ayuntamiento de París; esta milicia sería el origen de la Guardia Nacional. Por su parte, el populacho asaltó esa mañana el monasterio de Saint-Lazare en busca de cereales y forzaron el guardamuebles, en donde creían hallar armas y sólo encontraron viejas armaduras que pasearon por las calles. Al mismo tiempo, las masas se apoderaron de la cárcel de la Force, liberando a los presos, todos ellos delincuentes comunes.
Ante la gravedad de la situación, el preboste de los mercaderes y presidente del Comité Permanente creado por la Asamblea la víspera, Flesselles, que se había opuesto al principio a la entrega de armas, se dejó llevar y prometió 12.000 fusiles para el mismo día y más en días posteriores. Afirmó haber hecho una compra á un armero desconocido. Sin embargo, al llegar la noche, las anunciadas cajas de armas fueron llevadas al Ayuntamiento, y cuando las abrieron, resultaron estar llenas de ropa vieja. La multitud se indignó contra el preboste, que afirmó haber sido engañado; para apaciguarla, la dirigió contra los cartujos, asegurándole que allí encontrarían armas, pero los cartujos abrieron sus puertas a la multitud, que tras registrar el edificio no encontró nada allí, por lo que regresó indignada al ayuntamiento, que para satisfacerla ordenó la construcción de 50.000 picas y la distribución de los barriles de pólvora que con destino a Versalles, descendían en barco por el Sena.
El desorden aumentaba y hasta el mismo Ayuntamiento hubiera sido asaltado por los bandidos y las masas excitadas si no fuera porque se llevó hasta allí unos barriles de pólvora con los que el valiente elector, Moreau de Saint-Mèry, amenazó con volar el edificio si las masas no se retiraban de él.
La noche del 13 al 14 de julio transcurrió en medio de alarmas y disturbios: el comité permanente entregó el mando de la recién creada milicia ciudadana al duque de Aumont, que no aceptó, por lo que en su defecto, fue nombrado el marqués de la Salle.


Como vemos la Revolución ni empezó el 14 de julio ni ese fue su primer día sangriento...

Saludos


agualongo
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Mensaje por agualongo »

La Jornada del 14 de julio: El Asalto a la Bastilla

A las cinco de la mañana del 14 de julio reanudó sus trabajos la Asamblea Constituyente en medio de siniestros rumores; se decía que el rey abandonaría París la próxima noche y que la Asamblea sería ocupada por los regimientos extranjeros. Que la mañana anterior se había visto a la reina, en compañía de las princesas y de la duquesa de Polignac, obsequiando con refrescos a los oficiales y soldados. Los electos creían que en la noche del 14 al 15, máximo el 16, la Corte preparaba un golpe: París debía ser atacado por siete puntos, disuelta la Asamblea; por último, las necesidades del Tesoro se remediarían con la bancarrota y los billetes del Estado
Impresionada, la Asamblea envió dos diputaciones al Rey para que alejase las tropas de París. El rey contestó que había ordenado la retirada de las tropas aunque no creía que esa fuera la causa de los incidentes que tenían lugar en la ciudad. Eran las dos de la madrugada y pocos, quizás nadie entendiese que lo que iba a suceder permanecería imborrable en las páginas de la historia.
La Bastilla era una fortaleza de torres macizas y de formidable altura que se levantaba a la entrada del barrio de Saint Antoine, construida en el siglo XV, hacía las funciones de prisión de Estado desde fines del siglo XVII. Se hallaba reservada a presos de cierta categoría y no es de extrañar que la Nobleza en sus memoriales hubiera pedido más de una vez su desmantelamiento. No se sabe exactamente quién dirigió la atención de las masas hacia allí, aunque algunos historiadores suponen que fue el Comité permanente del Ayuntamiento quien quiso dar un objetivo a la Revolución, lanzándola contra un símbolo de la monarquía o tal vez fueron los agentes del peligroso duque de Orleáns.

Ocupación de los Inválidos: Fuera quien fuese, lo cierto es que en la noche del 13 al 14 de julio ya comenzó a oírse el grito de “¡A la Bastilla!” y que a primeras horas de la mañana la multitud se dirigió a los Inválidos, dónde el encargado, señor de Sombreuil, le prohibió la entrada diciendo que debía pedir permiso a Versalles, pero el pueblo no quiso oír nada y se precipitó en el cuartel. Eran las siete de la mañana cuando unas 8.000 personas desembocó súbitamente por las tres calles vecinas; atravesó en un instante, ayudándose unos a otros, el foso de 2’5 metros de profundidad y 3’7 metros de anchura que rodeaba la explanada del Hotel de los Inválidos, invadió la explanada y se apoderó de 32.900 fusiles, 12 cañones de 24, de 19 y de 10 centímetros y de un mortero. La toma de las armas en los Inválidos se hizo muy lentamente; aún no había terminado a las dos de la tarde, y hubiera habido tiempo para conducir allí a las tropas y dispersar a la multitud, máxime cuando había fuerzas en el Campo de Marte; pero los jefes de aquellas tropas no se decidieron, bien por no fiarse de sus soldados, bien por no crear un grave incidente ante una masa de 200.000 personas que inundaban las calles y se oprimían en la plaza Luís XV (hoy de la Concordia), en el Ayuntamiento y en la Bastilla.


agualongo
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Mensaje por agualongo »

El asalto a la Bastilla: La guarnición de la Bastilla constaba solamente de 114 hombres, 82 inválidos y 32 suizos, y sólo tenía provisiones para dos días, lo que probaba que nadie en la Corte pensaba en un ataque a dicha prisión, que en aquellos momentos albergaba a siete prisioneros: 4 falsificadores, un joven pervertido, detenido a instancias de su familia, y dos locos. Era gobernador de la plaza el marques de Launay. Los cañones de la plaza sólo servían para hacer salvas de honor en grandes solemnidades. Sin embargo, al amparo de sus altos y gruesos muros, rodeados por fosos anchos y profundos, podrían resistir los dos días de provisiones en espera de la llegada de refuerzos que la liberaran.
Ya desde las primeras horas de luz, la Bastilla se encontraba rodeada de una multitud considerable a la que se le había dicho que los cañones de la Prisión apuntaban a la ciudad. Desde el principio, de Launay, se mostró dispuesto a parlamentar con la multitud, así recibió a unos parlamentarios del Comité permanente de Ayuntamiento, a primera hora de la mañana que le pidieron que retirara los cañones y obstruyera las aspilleras. La reunión se prolongó hasta mediodía pues los delegados, muy bien recibidos por de Launay, fueron invitados a almorzar con él. Esa mañana, hacia las diez, el distrito de Saint Louis envió dos delegados para hablar en su nombre al gobernador: uno de ellos, el abogado Thuriot de la Rosiére, obtuvo la promesa del gobernador de que no haría fuego si no era atacado. Esta delegación abandonó la Bastilla a las once, y poco después, a las once y media, llegaron nuevos grupos de hombres armados, que al grito de “¡Queremos la Bastilla!” iniciaron un fuego tan nutrido e ineficaz contra la fortaleza e intentaron quemar una de las torres. Dos nuevas diputaciones fueron enviadas por el Comité Permanente, a la una y a las tres de la tarde, pero no fueron recibidas; las dos tenían el encargo de pedir al gobernador que entregara la fortaleza a la milicia ciudadana.

Saludos


AlvaroPS
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Mensaje por AlvaroPS »

Fantastico tema de debate. Se puede decir que la llamada Revolución Francesa fue iniciada por los aristócratas, continuada por los Burgueses y a punto de caer en las manos de, en principio, las masas de obreros. Aunque claro eso depende de si se considera a los Jacobinos, que aunque burgueses eran sus lideres si que recogían muchas de las exigencias de las clases mas pobres. Es más alguno acabaría evolucionando estas ideas hasta lo que se podría llamar un primitivo comunismo.

El caso es que en principio la llamada revolución empezaría en 1789 y acabaría con el golpe de estado de Napoleon. Aunque claro, esto es complicado pues eso depende de que se considera por revolución o que tipo de revolución era o quien era el principal protagonista.
De hecho el termino de revolución no esta tan claro, así si tomamos por ejemplo la revolución de la Gloriosa Inglesa de 1688, los ideólogos de esta tenían la idea de que Revolucionario era el mantenimiento de la estructura anterior del estado. El rey ingles había tratado de alterarla a su favor y estas elites inglesas decidieron hacer una revolución para que todo siguiera por la senda que el sistema ingles había caminado. Así por ejemplo Burke negaba el carácter revolucionario de la llamada Revolución Francesa, de hecho escribió su obra mas importante con relación a este hecho. Pues había muchas personas que equiparaban la llamada revolución Inglesa con los hechos que estaban ocurriendo en Francia.

Aunque hay que decir que el termino por el que hoy se entiende revolución es el del caso Frances, en el que se pretende reemplazar un sistema por otro subertiendo las leyes y forzándolas si es posible por la fuerza. Y claro, en ciertos casos se puede confundir revolución con rebelión. La revolución francesa de 1789 viene antecedida por un proceso de rebeldía por parte de la nobleza con el rey, que venia de muy antiguo, de hecho casi como dice Agualongo desde los tiempos de Machaut d´arnauville al principio de los 50 o los decretos de Mapeau. Estos pretendían arreglar el problema de la hacienda con los derectos de la Vingtieme y la Deuxieme por la cual se obligaba a pagar impuestos a todas las personas por igual. Esto no convenció a la nobleza que se dedico a hacer la vida imposible, primero a Luis XV y luego a Luis XVI. Estas reformas debían de tener la función de reformar el sistema impositivo que era desastroso, la imposibilidad de reformarlo, las continuas guerras,.... hizo que Francia tuviera una deuda espantosa. Así como bien ha contado agualongo, y tras haber llegado al gobierno un rey débil como Luis XVI, decidió arreglar el problema reuniendo a los Estados Generales con el fin de llegar a un acuerdo con la nobleza, para acabar con su rebeldía y convencerles de la necesidad de la reforma. Estos se pusieron “chulitos” y empezaron a reclamar poder a la corona a cambio de la reforma. La transformación de la rebelión Aristocrática a la rebelión Burguesa se produjo en medio de esta reunión, en la que los Burgueses aprovechando la situación decidieron formar la asamblea nacional ya mencionada.

Lo gracioso es que a los propios reyes mediante la propaganda de las clases aristócratas, casi se les consideraba casi con desprecio como Despotas. Cuando los reyes franceses en realidad eran los que querían solucionar el problema de la hacienda lo cual haría la vida mas fácil de la mayoría de la población francesa que era la única en sostener la hacienda. Mientras que a las clases aristócratas que se negaban a estos cambios se les consideraban como si fueran progresistas. El reaccionario era el rey y los progres eran los "aristocratas", claro esta que la mayoría de la población era bastante manipulable. Esto hacia que la mayor parte de las simpatías de la población recayeran en un parlamento que en realidad ni siquiera les representaba. Muchos de los llamados Philosophes, e Ilustrados que teóricamente defendían estas ideas progresistas se negaban a esos cambios, claro que no todos.


Saludos


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