La guerra contra Sendero Luminoso: Perú, 1980-¿2000?
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- GRUMO
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Estimado Comando
La verdad que a mi si me molestaria meter una bala en medio de los ojos.
Dicen los militares de mi pais, que solo aquellos que conocen de la tragedia de acabar con una vida, pueden aquilatar este momento en su real dimension, acuñando tambien la frase"que no te chupe el cerebro", con el fin de , mediante el mecanismo sicologico de la negacion, enviar al olvido estos sucesos.
Dado que en este foro existe la libertad de opinion, permitame discrepar con esta opinion del estimado amigo Comando. Son puntos de vista, del cual discrepo, y tengo la seguridad que la gran cantidad de miliatres de mi pais tambien lo hacen.
Si metes una bala en medio de los ojos, estimado amigo, ese recuerdo te perseguira toda la vida.
A menos que quien lo haga haya llegado al extremo de la degradacion humana, algo que es inaceptable entre quienes tiene el orgullo de llevar el uniforme del Ejercito del Perú
Gracias
La verdad que a mi si me molestaria meter una bala en medio de los ojos.
Dicen los militares de mi pais, que solo aquellos que conocen de la tragedia de acabar con una vida, pueden aquilatar este momento en su real dimension, acuñando tambien la frase"que no te chupe el cerebro", con el fin de , mediante el mecanismo sicologico de la negacion, enviar al olvido estos sucesos.
Dado que en este foro existe la libertad de opinion, permitame discrepar con esta opinion del estimado amigo Comando. Son puntos de vista, del cual discrepo, y tengo la seguridad que la gran cantidad de miliatres de mi pais tambien lo hacen.
Si metes una bala en medio de los ojos, estimado amigo, ese recuerdo te perseguira toda la vida.
A menos que quien lo haga haya llegado al extremo de la degradacion humana, algo que es inaceptable entre quienes tiene el orgullo de llevar el uniforme del Ejercito del Perú
Gracias
¡Somos o no pilotos de combate!.... ya, que nos den otra misión y salimos 3 o 4 fierros, rasanteamos hasta donde podamos y si nos van tumbando.... nos tumbaron pues.... pero por lo menos uno llega y rompe.... así no regresemos los demás.... total para eso nos hemos formado, para eso estamos preparados, y si vamos a morir.... bueno nos inmolamos por la patria, es la oportunidad de demostrar lo que somos y valemos”. Coronel FAP Marco Antonio Schenone Oliva , piloto muerto en el Cenepa
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- Teniente Coronel
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Vergüenza ajena dan las declaraciones del patriarca de la familia Humala, don Isaac:
"Si yo fuera gobierno, sí lo amnistío (a Abimael Guzmán) y a todos. El senderismo ya no es peligro. Está derrotado. Y, además, que su método de llegar al poder mediante el asesinato, me parece una locura, una bestialidad. (Ya) no es peligro", subrayó.
"El MRTA ya no es un peligro político. El señor Polay ya no es un delincuente común, es un delincuente político y debe salir. No hay razón", puntualizó.
http://www.cpn.com.pe/html/2006/03/17/1/8196.htm
¿Y este es el señor que se dice defensor de la "raza cobriza"? ¿Proponiendo una amnistía para los más más del genocidio en la historia andina? Quizás tenga algo que ver el hecho de que su propio padre fue un personaje arguediano, un señor misti, dueño de indios.
Saludos,
Lavoe
"Si yo fuera gobierno, sí lo amnistío (a Abimael Guzmán) y a todos. El senderismo ya no es peligro. Está derrotado. Y, además, que su método de llegar al poder mediante el asesinato, me parece una locura, una bestialidad. (Ya) no es peligro", subrayó.
"El MRTA ya no es un peligro político. El señor Polay ya no es un delincuente común, es un delincuente político y debe salir. No hay razón", puntualizó.
http://www.cpn.com.pe/html/2006/03/17/1/8196.htm
¿Y este es el señor que se dice defensor de la "raza cobriza"? ¿Proponiendo una amnistía para los más más del genocidio en la historia andina? Quizás tenga algo que ver el hecho de que su propio padre fue un personaje arguediano, un señor misti, dueño de indios.
Saludos,
Lavoe
- JRIVERA
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- Ubicación: Pera del Amor - San Isidro
"Si yo fuera gobierno, sí lo amnistío (a Guzmán) y a todos'' los senderistas detenidos, dijo Isaac Humala, un confeso indigenista racista y de pensamiento marxista, cuyo hijo, Ollanta, está encabezando las encuestas presidenciales junto con la derechista, Lourdes Flores.
"El senderismo ya no es un peligro para el país'', dijo Isaac Humala a la radio CPN, al reiterar que Sendero Luminoso, responsable de miles de muertes durante la década de los ochenta y noventa "está vencido'', y dijo que el gobierno debería "amnistiar'' a Guzmán, capturado en 1992.
"El MRTA ya no es un peligro político. El señor Polay ya no es un delincuente común, es un delincuente político y debe salir'' de prisión, afirmó el patriarca de los Humala, que ha afirmado que la gente de "color cobrizo'' debe gobernar al Perú.
"No tengo por qué asumir la responsabilidad política de lo que dice mi padre, y quiero rechazar esas afirmaciones por considerarlas fuera de lugar", expresó Humala al arribar al Aeropuerto Jorge Chávez.
Lourdes Flores Nano, postulante presidencial de la alianza política Unidad Nacional (UN), rechazó hoy viernes tajantemente la propuesta de Isaac Humala, padre del candidato nacionalista Ollanta Humala (UPP), de amnistiar a líderes y dirigentes de Sendero Luminoso, entre ellos Abimael Guzmán (Sendero Luminoso) y Víctor Polay (Mrta).
El procurador para casos de terrorismo, Guillermo Cabala, calificó de irracional cualquier propuesta para amnistiar a los cabecillas de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, y del MRTA, Víctor Polay Campos, porque consideró que provocaría el suicidio colectivo del país. “Con planteamientos como ése estamos buscando el suicido colectivo, porque sería entregar el país a Sendero Luminoso y nosotros ya sabemos lo que significa: violencia, destrucción y muerte”, declaró a una agencia local de noticias.
El viejo zorro del Padre de Ollanta o esta distrayendo el debate y generando declaraciones sin fundamento de parte de las autoridades o ya esta desvariando. Pero como que lo ha conseguido. Vaya manera de llamar la atención y sacar publicidad.
Saludos,
JRIVERA
A triunfar Peruanos !!! que somos hermanos, que sea la victoria nuestra gratitud...Te daré la vida y cuando yo muera, me uniré en la tierra CONTIGO PERU !!!!
- GRUMO
- Mariscal de Campo
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Hola todos
Las declaraciones del padre de Ollanta, son las declaraciones del padre de Ollanta.
Hay que ver la forma como, los ezbirros de Lourdes lo han magnificado, enfilando su punteria contra el candidato Ollanta Humala.
No defiendo a Ollanta, pero es increible como se intenta manipular la opinion publica
Gracias
Las declaraciones del padre de Ollanta, son las declaraciones del padre de Ollanta.
Hay que ver la forma como, los ezbirros de Lourdes lo han magnificado, enfilando su punteria contra el candidato Ollanta Humala.
No defiendo a Ollanta, pero es increible como se intenta manipular la opinion publica
Gracias
¡Somos o no pilotos de combate!.... ya, que nos den otra misión y salimos 3 o 4 fierros, rasanteamos hasta donde podamos y si nos van tumbando.... nos tumbaron pues.... pero por lo menos uno llega y rompe.... así no regresemos los demás.... total para eso nos hemos formado, para eso estamos preparados, y si vamos a morir.... bueno nos inmolamos por la patria, es la oportunidad de demostrar lo que somos y valemos”. Coronel FAP Marco Antonio Schenone Oliva , piloto muerto en el Cenepa
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- Teniente Primero
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GRUMO escribió:Hola todos
Las declaraciones del padre de Ollanta, son las declaraciones del padre de Ollanta.
Hay que ver la forma como, los ezbirros de Lourdes lo han magnificado, enfilando su punteria contra el candidato Ollanta Humala.
No defiendo a Ollanta, pero es increible como se intenta manipular la opinion publica
Gracias
Se acuerdan cuando hablo el papa de Lourdes sobre toledo y lo que dijo como se mangnifico el exabrupto. La manipulación de la opnión pública siempre esta presente y no es atribución de un solo grupo o candidato sino preguntenle al APRA a los izquierdistas.
Paños frios y mas calma.
Detras de todo esta el APRA eso es mas que seguro
Liberal y Nacionalista reconstruyendo al Perú. Azote de Derechistas, Izquierdistas, Sindicalistas y Caviares.
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- Teniente Primero
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Ayer esta leyendo un articulo (entrevista ) en PERU21 a un policia ex-miembro de la GC, mientras leia la entrevista se me vienieron las siguientes preguntas:
¿ por que las org de DDHH hacen mas bulla cuando la victima es un civil y no un uniformado?
¿existe algun tipo de afinidad ideologica entre estas y las org violentistas?
¿ que tan fuerte es el componente strees en las diversas acciones fuera de la ley por parte de las ffaa?
hace unos dias vi una pelicuas sobr vietnam y encontre cierta cosas que podrian ser parecidas: y tiene que ver con el aspecto emocional lo comente antes nadie nos preparo para eso los errores que se comitieron fueron sistematicos o producto del entorno.
¿como lograr el equilibrio entre velar por una actuacion limpia dentro de la ley y no estar en una caza de bujas?
finalmente ¿ que tanto tienen que cambiar la izquierda y las ffaa para llegar al equilibrio? ¿y que tanto hemos fallado nosotros como sociedad en darle una oportunidad a los que pusieron su pecho por nosotros? esta pregunta la hago recordando un poco Días de santiago.
¿ por que las org de DDHH hacen mas bulla cuando la victima es un civil y no un uniformado?
¿existe algun tipo de afinidad ideologica entre estas y las org violentistas?
¿ que tan fuerte es el componente strees en las diversas acciones fuera de la ley por parte de las ffaa?
hace unos dias vi una pelicuas sobr vietnam y encontre cierta cosas que podrian ser parecidas: y tiene que ver con el aspecto emocional lo comente antes nadie nos preparo para eso los errores que se comitieron fueron sistematicos o producto del entorno.
¿como lograr el equilibrio entre velar por una actuacion limpia dentro de la ley y no estar en una caza de bujas?
finalmente ¿ que tanto tienen que cambiar la izquierda y las ffaa para llegar al equilibrio? ¿y que tanto hemos fallado nosotros como sociedad en darle una oportunidad a los que pusieron su pecho por nosotros? esta pregunta la hago recordando un poco Días de santiago.
Liberal y Nacionalista reconstruyendo al Perú. Azote de Derechistas, Izquierdistas, Sindicalistas y Caviares.
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- Teniente Primero
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http://www.correoperu.com.pe/paginas_no ... ion_nota=1
El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las
El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las
Liberal y Nacionalista reconstruyendo al Perú. Azote de Derechistas, Izquierdistas, Sindicalistas y Caviares.
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El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años s
El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años s
Liberal y Nacionalista reconstruyendo al Perú. Azote de Derechistas, Izquierdistas, Sindicalistas y Caviares.
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http://www.correoperu.com.pe/paginas_co ... ldo%20Mariátegui&seccion_nota=8
La gripe caviar
Le pregunto a uno de mis amigos sabios veteranos (de aquellos de los cuales Abugattás diría que sus neuronas ya no están funcionando) sobre el porqué Ollanta Humala volvió a subir, el llamado “segundo aire”, si poco antes estuvo al borde del K.O. con sus vinculaciones con Chávez y Siomi, los líos en su “partido”, etc. Me responde: “Hay varias razones. Tenemos los errores de la campaña de Lourdes, los implacables y sistemáticos ataques de García a ésta, la ignorancia y falta de criterio del electorado, que ‘victimiza’ a Humala en lugar de entender que se le está advirtiendo en todos los tonos de las carencias y defectos de éste, pero creo que el tema de Madre Mía ha sido capital. Aquí lo caviares han vendido la historieta de que los derechos humanos encabezan la agenda de las preocupaciones ciudadanas, que los excesos en la lucha antisubversiva son rechazados por el pueblo, que éste es un asunto que ha sido postergado cuando era urgentísimo. Ergo, el descubrir que este Humala habría sido el ‘Capitán Carlos’, que fue un prepotente autor de delitos de lesa humanidad en la selva, significaría el fin de esta candidatura.
La verdad, creo que estos caviares viven en Viena o Bruselas, no en el Perú. A los sectores D y E no les interesa ese rollo. Ellos fueron los que más sufrieron la violencia terrorista y ven al Ejército como aquel que los salvó, que puso el pecho. Es de entender que no se ponen muy exquisitos al momento de juzgar cómo se acabó con estos violentos, más aún cuando están acostumbrados generalmente a padres pegalones, maestros mandones, barrios donde te respetan a punta de puñetazos, a una vida muy dura. Pensarán ‘qué mala suerte si hubo inocentes muertos’ y más bien celebrarán que se haya eliminado o torturado clandestinamente a terroristas. Además, el origen social del Ejército les es muy cercano y se identifican con él. Pensarán que cualquiera puede desquiciarse por la tensión de una guerra y que probablemente ellos hubieran actuado igual. Además, eso de Madre Mía se trató de una manera confusa y con bastante charlatanería sensacionalista, en lugar de enfocarse sobriamente en esos tres casos, donde sí parece haber evidencias bastante sólidas. Entonces, Ollanta pasó a ser una especie de héroe para muchos, alguien que se enfrentó a terroristas y que no importa si se propasó. Eso lo ayudó bastante a reanimarse porque hizo olvidar cosas más cuestionables, como que es un candidato de los ricos como Siomi. Eso de los DDHH sólo le interesa a intelectuales, universitarios y profesionales, generalmente de la pequeña burguesía”.
La gripe caviar
Le pregunto a uno de mis amigos sabios veteranos (de aquellos de los cuales Abugattás diría que sus neuronas ya no están funcionando) sobre el porqué Ollanta Humala volvió a subir, el llamado “segundo aire”, si poco antes estuvo al borde del K.O. con sus vinculaciones con Chávez y Siomi, los líos en su “partido”, etc. Me responde: “Hay varias razones. Tenemos los errores de la campaña de Lourdes, los implacables y sistemáticos ataques de García a ésta, la ignorancia y falta de criterio del electorado, que ‘victimiza’ a Humala en lugar de entender que se le está advirtiendo en todos los tonos de las carencias y defectos de éste, pero creo que el tema de Madre Mía ha sido capital. Aquí lo caviares han vendido la historieta de que los derechos humanos encabezan la agenda de las preocupaciones ciudadanas, que los excesos en la lucha antisubversiva son rechazados por el pueblo, que éste es un asunto que ha sido postergado cuando era urgentísimo. Ergo, el descubrir que este Humala habría sido el ‘Capitán Carlos’, que fue un prepotente autor de delitos de lesa humanidad en la selva, significaría el fin de esta candidatura.
La verdad, creo que estos caviares viven en Viena o Bruselas, no en el Perú. A los sectores D y E no les interesa ese rollo. Ellos fueron los que más sufrieron la violencia terrorista y ven al Ejército como aquel que los salvó, que puso el pecho. Es de entender que no se ponen muy exquisitos al momento de juzgar cómo se acabó con estos violentos, más aún cuando están acostumbrados generalmente a padres pegalones, maestros mandones, barrios donde te respetan a punta de puñetazos, a una vida muy dura. Pensarán ‘qué mala suerte si hubo inocentes muertos’ y más bien celebrarán que se haya eliminado o torturado clandestinamente a terroristas. Además, el origen social del Ejército les es muy cercano y se identifican con él. Pensarán que cualquiera puede desquiciarse por la tensión de una guerra y que probablemente ellos hubieran actuado igual. Además, eso de Madre Mía se trató de una manera confusa y con bastante charlatanería sensacionalista, en lugar de enfocarse sobriamente en esos tres casos, donde sí parece haber evidencias bastante sólidas. Entonces, Ollanta pasó a ser una especie de héroe para muchos, alguien que se enfrentó a terroristas y que no importa si se propasó. Eso lo ayudó bastante a reanimarse porque hizo olvidar cosas más cuestionables, como que es un candidato de los ricos como Siomi. Eso de los DDHH sólo le interesa a intelectuales, universitarios y profesionales, generalmente de la pequeña burguesía”.
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http://www.correoperu.com.pe/paginas_co ... ldo%20Mariátegui&seccion_nota=8¬a_id=23172
19.3.2005
Sobre el comunicado de apoyo a Polay, la verdad no me sorprende ver esos nombres allí, como aquellas firmas apristas (Villanueva, Valle-Riestra, Homero Burgos, etc.). La visita de Villanueva a éste en cuanto lo arrestaron, la vieja amistad de Alan con dicho terrorista o la fuga extraña de los emerretistas a finales del Aprocalipsis nos muestran la cercanía aprista a este monstruo.
Y ver allí a Javier Diez Canseco tampoco es insólito, dado que éste estuvo muy cerca de las posturas violentistas del PUM (los llamados “libios”), siempre tuvo una actitud entre ambigua y tibia hacia los terroristas, se dedicó a incordiar a las FFAA y hasta Cerpa lo saludó con un cálido “Hola, Javier” en la pasada toma de la embajada japonesa. También figuran comunistas maoístas (Moreno y Valer, de Patria Roja, prima hermana de Sendero), castristas (Gorriti, de la CGTP), fósiles (Geranio Ledesma) y excéntricos (Letts y Wiener), además de los usuales “artistas progres” (Delfín, Delfina Paredes, Pita, Corcuera, Goldenberg, Kiri Escobar, Nieto). Es decir, los mismos que no veían tan mal la violencia cuando ésta era “revolucionaria”. ¡Ojalá el MRTA hubiera tratado a los secuestrados David Ballón Vera (su cadáver pesaba 38 kilos) y Héctor Delgado Parker (encerrado en un hueco durante meses) como el Estado peruano ha tratado a Polay!
19.3.2005
Sobre el comunicado de apoyo a Polay, la verdad no me sorprende ver esos nombres allí, como aquellas firmas apristas (Villanueva, Valle-Riestra, Homero Burgos, etc.). La visita de Villanueva a éste en cuanto lo arrestaron, la vieja amistad de Alan con dicho terrorista o la fuga extraña de los emerretistas a finales del Aprocalipsis nos muestran la cercanía aprista a este monstruo.
Y ver allí a Javier Diez Canseco tampoco es insólito, dado que éste estuvo muy cerca de las posturas violentistas del PUM (los llamados “libios”), siempre tuvo una actitud entre ambigua y tibia hacia los terroristas, se dedicó a incordiar a las FFAA y hasta Cerpa lo saludó con un cálido “Hola, Javier” en la pasada toma de la embajada japonesa. También figuran comunistas maoístas (Moreno y Valer, de Patria Roja, prima hermana de Sendero), castristas (Gorriti, de la CGTP), fósiles (Geranio Ledesma) y excéntricos (Letts y Wiener), además de los usuales “artistas progres” (Delfín, Delfina Paredes, Pita, Corcuera, Goldenberg, Kiri Escobar, Nieto). Es decir, los mismos que no veían tan mal la violencia cuando ésta era “revolucionaria”. ¡Ojalá el MRTA hubiera tratado a los secuestrados David Ballón Vera (su cadáver pesaba 38 kilos) y Héctor Delgado Parker (encerrado en un hueco durante meses) como el Estado peruano ha tratado a Polay!
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La columna de Aldo Mariátegui sobre la "gripe caviar" es acertada. La causa de los DDHH no es popular en el Perú por las razones que bien describe ese señor. A las que -modestia aparte- hice referencia en otro post, sobre Ollanta Humala.
El problema con la columna es su sesgo clasista. La creencia de que la vida humana por sí misma no es muy valiosa no sólo está entre los D y E, sino en gente como el propio Mariátegui (irónico apellido).
Saludos,
Lavoe
El problema con la columna es su sesgo clasista. La creencia de que la vida humana por sí misma no es muy valiosa no sólo está entre los D y E, sino en gente como el propio Mariátegui (irónico apellido).
Saludos,
Lavoe
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Hola a todos.
Concuerdo con lo opinado por el amigo forista Lavoe respecto al artìculo de Aldo Mariàtegui en el diario Correo: (Lamentablemente) la causa de los DD.HH no es una preocupaciòn de la mayorìa de la poblaciòn en el Perù, el tema de los DD.HH no ha salido del pequeño cìrculo de ONGs y de vìctimas de violaciones de los DD.HH y familiares de estos.
Esto no hace sino confirmar algo que comparto con Uds. : El fracaso de la CVR, de su "Informe Final" y de las ONGs de DD.HH para hacer que el tema de los DDHH forme parte de la agenda de preocupaciones del peruano de a pie.
Por estas razones, las graves acusaciones que pesan sobre el candidato Humala no han repercutido para nada en su campaña electoral, al contrario, lo han terminado blindando en contra de otras acusaciones.
Para una gran mayorìa de la poblaciòn pesa màs favorablente su imagen de militar que combatiò al terrorismo (no importa còmo) que las acusaciones que se le hagan.
Estimado Lavoe; Aldo Mariàtegui es nada màs y nada menos que el nieto del Amauta Josè Carlos Mariàtegui .
Entiendo que es hijo de aquèl hijo del Amauta que llegò a ser Senador por Acciòn Popular en los 80s. Aldo Mariategui estudiò Derecho en la PUCP en una època en donde si uno no era de izquierda, al menos debìa aparentarlo ; èl tuvo el valor de no atracar con esto y se dedicò a enfrentar a los izquierdistas de todos los pelajes con su neoliberalismo radical -y algo frìvolo- que mantiene hasta hoy.
Eso sì, sus articulitos de opiniòn en el diario Correo no dejan de ser interesantes y por esto Aldo Mariàtegui -bautizado como el "Niño Goyito" del neoliberalismo peruano- es una especie de gurú para los yuppies peruanos.
El pobre Amauta debe estar revolcàndose en su tumba, ante las opiniones radicalmente neoliberales de su nieto.
Un abrazo.
Saludos desde Lima.
Concuerdo con lo opinado por el amigo forista Lavoe respecto al artìculo de Aldo Mariàtegui en el diario Correo: (Lamentablemente) la causa de los DD.HH no es una preocupaciòn de la mayorìa de la poblaciòn en el Perù, el tema de los DD.HH no ha salido del pequeño cìrculo de ONGs y de vìctimas de violaciones de los DD.HH y familiares de estos.
Esto no hace sino confirmar algo que comparto con Uds. : El fracaso de la CVR, de su "Informe Final" y de las ONGs de DD.HH para hacer que el tema de los DDHH forme parte de la agenda de preocupaciones del peruano de a pie.
Por estas razones, las graves acusaciones que pesan sobre el candidato Humala no han repercutido para nada en su campaña electoral, al contrario, lo han terminado blindando en contra de otras acusaciones.
Para una gran mayorìa de la poblaciòn pesa màs favorablente su imagen de militar que combatiò al terrorismo (no importa còmo) que las acusaciones que se le hagan.
Estimado Lavoe; Aldo Mariàtegui es nada màs y nada menos que el nieto del Amauta Josè Carlos Mariàtegui .
Entiendo que es hijo de aquèl hijo del Amauta que llegò a ser Senador por Acciòn Popular en los 80s. Aldo Mariategui estudiò Derecho en la PUCP en una època en donde si uno no era de izquierda, al menos debìa aparentarlo ; èl tuvo el valor de no atracar con esto y se dedicò a enfrentar a los izquierdistas de todos los pelajes con su neoliberalismo radical -y algo frìvolo- que mantiene hasta hoy.
Eso sì, sus articulitos de opiniòn en el diario Correo no dejan de ser interesantes y por esto Aldo Mariàtegui -bautizado como el "Niño Goyito" del neoliberalismo peruano- es una especie de gurú para los yuppies peruanos.
El pobre Amauta debe estar revolcàndose en su tumba, ante las opiniones radicalmente neoliberales de su nieto.
Un abrazo.
Saludos desde Lima.
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- Teniente Coronel
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Comisionado escribió:Estimado Lavoe; Aldo Mariàtegui es nada màs y nada menos que el nieto del Amauta Josè Carlos Mariàtegui
Dios!
Comisionado escribió:El pobre Amauta debe estar revolcàndose en su tumba, ante las opiniones radicalmente neoliberales de su nieto.
Eso dalo por hecho, estimado Comisionado. Eso sí, neoliberal o no, me agrada la franqueza de sus textos. Dicen que lo que se hereda no se hurta.
Saludos,
Lavoe
-
- Teniente Coronel
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- Registrado: 30 May 2004, 05:48
Yuyanapaq. Para recordar
Estimados amigos: Una injusticia o heroicidad que no se recuerda es como si no hubiera existido. Dicen por eso que la decisión más importante de Shi Huang Ti, el que se hizo llamar primer emperador de la China, fue la de enviar todos los libros del imperio al fuego.
En un país de tantas arbitrariedades como el Perú, donde la historia ha comenzado veces y veces, la memoria ya es un acto de justicia. Todos y cada uno de los tiranos han intentado abolir la memoria y la imaginación. Pero, de ellos, los más notables aprenden a controlarlas, a economizar su funcionamiento.
Recordemos. Analicemos el por qué se llegó a la barbarie. No es el morbo, como dijo un político seudo valiente, sino la esperanza lo que anima el deseo de conocer, de comprender nuestro país hasta las entrañas. Un país diferente que se quiere.
Las fotos provienen del libro Yuyanapaq.
Saludos,
Lavoe
(1)(2)(3)(4)(5)(6)(7)(8)(9)(10)(11)(12)(13)(14)(15)(16)(17)(18)(19)(20)(21)(22)
(1) Un retrato del presidente Fernando Belaunde es recuperado luego del ataque senderista contra el local del Concejo Municipal de Vilcashuamán, Ayacucho, en agosto de 1982.
Foto: Oscar Medrano. Revista Caretas.
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(2) Pareja de campesinos rinde manifestación ante un juez en Huamanga, Ayacucho, en mayo de 1984.
Foto: Manuel Vilca. Diario La República.
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(3) Rondera en el Distrito de Chiquintirca, selva de Ayacucho, en octubre de 1997.
Foto: Manuel Vilca. Diario La República.
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(4) Después de la masacre senderista de Chuppac, Huancavelica, ocurrida el 8 de abril de 1990, el pueblo de esa comunidad se organiza en rondas campesinas con la ayuda del Ejército.
Foto: Jorge Torres. Revista Gente.
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(5) En el Hospital regional de Ayacucho, Celestino Ccente, un campesino natural de Iquicha, Huanta, se recupera de las heridas que le infligieron los senderistas en 1983. La tela cubre un corte perpetrado con machete.
Foto: Oscar Medrano. Revista Caretas.
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(6) El 28 de abril de 1989, en Molinos, Junín, una columna del MRTA fue abatida por tropas del Ejército. Éstas realizaron ejecuciones extrajudiciales de los subversivos rendidos. Horas después de los hechos el presidente Alan García visitó el lugar.
Foto: Secretaría de Prensa de Palacio de Gobierno, SEPRES.
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(7) Joven campesina llora la muerte de su prometido durante las exhumaciones de las víctimas de la matanza de Socos, Ayacucho.
El 13 de noviembre de 1983, un grupo de Sinchis de la ex Guardia Civil dio muerte a 32 campesinos mientras éstos participaban de una fiesta comunal.
Foto: Vera Lentz.
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(8) Joven rondero porta, como trofeo de guerra, una bandera de Sendero Luminoso en Ayacucho, 1991.
Foto: Alejandro Balaguer.
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(9) En julio de 1985, familiares de desaparecidos acuden al Consejo Municipal de Huamanga, Ayacucho, a rendir sus testimonios ante la Comisión Europea de Derechos Humanos, que instaló una oficina a fin de recoger denuncias de las victimas del conflicto armado interno.
Foto: Ernesto Jiménez.
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(10) Mujeres ashaninkas, liberadas de un campamento senderista mediante la operación militar "Ene", esperan alimentos donados por el gobierno en Cutivireni, Junín, 1991.
Foto: Alejandro Balaguer.
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(11) Entierro de un policía fallecido en Lima durante durante una incursión de Sendero Luminoso ocurrida en 1984.
Foto: Vera Lentz.
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(12) Reclusas senderistas realizan un homenaje a su líder Abimael Guzmán en uno de los pabellones del penal de Canto Grande, en Lima. La fotografía fue publicada el 30 de julio de 1991.
Foto: Revista Caretas.
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(13) El 8 de noviembre de 1989 la Policía Nacional realiza un operativo en la Facultad de Medicina de San Fernando de la Universidad de San Marcos. Los policías detienen a estudiantes sospechosos de terrorismo.
Foto: Diario Oficial El Peruano.
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(14) Soldados enseñan los símbolos patrios a niños del asentamiento humano Huaycán, Lima, durante una campaña de "acción cívica".
Foto: Onésimo Bottoni.
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(15) Familiares de las víctimas del caso La Cantuta. El 18 de julio de 1992, nueve estudiantes y un profesor de la Universidad Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, fueron secuestrados por el "Grupo Colina" en el campus de dicha universidad. Después de un año, en julio de 1993, sus restos se hallaron en fosas clandestinas en Cieneguilla, Lima.
Foto: Mariana Bazo. Agencia Rauters.
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(16) Mujeres de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú, ANFASEP, en el local de la institución en Huamanga, Ayacucho. Diciembre de 2000.
Foto: Nancy Chapell.
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(17) María Elena Moyano, ex-teniente alcalde de Villa el Salvador, militante de Izquierda Unida y presidenta de la Federación Popular de Mujeres del distrito, durante un acto público de 1992.
Foto: Diario La República.
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(18) Campesinos de Huaraccopata, comunidad ubicada en las alturas de la provincia de Huamanga, Ayacucho, regresan a su tierra de forma voluntaria en mayo de 1996, después de más de 11 años.
Foto: Francisco Rodríguez. Revista Caretas.
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(19) La calle Tarata, Lima, al día siguiente del atentado senderista del 16 de julio de 1992, que dejó 22 muertos, más de 100 heridos y cerca de 200 viviendas inutilizadas.
Foto: Carlos Domínguez.
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(20) El 21 de octubre de 1996, tras un año y ocho meses de prisión injusta en el penal Castro Castro, Gregorio Apaza (45) es encontrado inocente, indultado y puesto en libertad. En la imagen lo recibe su familia.
Foto: Jaime Rázuri.
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(21) Niña de 13 años que presenció el asesinato de sus padres. Albergue para niños huérfanos por la guerra interna, Misión de Ocopa, Junín, 1995.
Foto: Cecilia Larrabure, de la serie "Ciertos Vacíos".
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(22) Mujer muestra la foto carnet de un familiar desaparecido en Ayacucho, 1984.
Foto: Vera Lentz.
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Estimados amigos: Una injusticia o heroicidad que no se recuerda es como si no hubiera existido. Dicen por eso que la decisión más importante de Shi Huang Ti, el que se hizo llamar primer emperador de la China, fue la de enviar todos los libros del imperio al fuego.
En un país de tantas arbitrariedades como el Perú, donde la historia ha comenzado veces y veces, la memoria ya es un acto de justicia. Todos y cada uno de los tiranos han intentado abolir la memoria y la imaginación. Pero, de ellos, los más notables aprenden a controlarlas, a economizar su funcionamiento.
Recordemos. Analicemos el por qué se llegó a la barbarie. No es el morbo, como dijo un político seudo valiente, sino la esperanza lo que anima el deseo de conocer, de comprender nuestro país hasta las entrañas. Un país diferente que se quiere.
Las fotos provienen del libro Yuyanapaq.
Saludos,
Lavoe
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(1) Un retrato del presidente Fernando Belaunde es recuperado luego del ataque senderista contra el local del Concejo Municipal de Vilcashuamán, Ayacucho, en agosto de 1982.
Foto: Oscar Medrano. Revista Caretas.
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(2) Pareja de campesinos rinde manifestación ante un juez en Huamanga, Ayacucho, en mayo de 1984.
Foto: Manuel Vilca. Diario La República.
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(3) Rondera en el Distrito de Chiquintirca, selva de Ayacucho, en octubre de 1997.
Foto: Manuel Vilca. Diario La República.
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(4) Después de la masacre senderista de Chuppac, Huancavelica, ocurrida el 8 de abril de 1990, el pueblo de esa comunidad se organiza en rondas campesinas con la ayuda del Ejército.
Foto: Jorge Torres. Revista Gente.
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(5) En el Hospital regional de Ayacucho, Celestino Ccente, un campesino natural de Iquicha, Huanta, se recupera de las heridas que le infligieron los senderistas en 1983. La tela cubre un corte perpetrado con machete.
Foto: Oscar Medrano. Revista Caretas.
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(6) El 28 de abril de 1989, en Molinos, Junín, una columna del MRTA fue abatida por tropas del Ejército. Éstas realizaron ejecuciones extrajudiciales de los subversivos rendidos. Horas después de los hechos el presidente Alan García visitó el lugar.
Foto: Secretaría de Prensa de Palacio de Gobierno, SEPRES.
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(7) Joven campesina llora la muerte de su prometido durante las exhumaciones de las víctimas de la matanza de Socos, Ayacucho.
El 13 de noviembre de 1983, un grupo de Sinchis de la ex Guardia Civil dio muerte a 32 campesinos mientras éstos participaban de una fiesta comunal.
Foto: Vera Lentz.
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(8) Joven rondero porta, como trofeo de guerra, una bandera de Sendero Luminoso en Ayacucho, 1991.
Foto: Alejandro Balaguer.
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(9) En julio de 1985, familiares de desaparecidos acuden al Consejo Municipal de Huamanga, Ayacucho, a rendir sus testimonios ante la Comisión Europea de Derechos Humanos, que instaló una oficina a fin de recoger denuncias de las victimas del conflicto armado interno.
Foto: Ernesto Jiménez.
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(10) Mujeres ashaninkas, liberadas de un campamento senderista mediante la operación militar "Ene", esperan alimentos donados por el gobierno en Cutivireni, Junín, 1991.
Foto: Alejandro Balaguer.
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(11) Entierro de un policía fallecido en Lima durante durante una incursión de Sendero Luminoso ocurrida en 1984.
Foto: Vera Lentz.
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(12) Reclusas senderistas realizan un homenaje a su líder Abimael Guzmán en uno de los pabellones del penal de Canto Grande, en Lima. La fotografía fue publicada el 30 de julio de 1991.
Foto: Revista Caretas.
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(13) El 8 de noviembre de 1989 la Policía Nacional realiza un operativo en la Facultad de Medicina de San Fernando de la Universidad de San Marcos. Los policías detienen a estudiantes sospechosos de terrorismo.
Foto: Diario Oficial El Peruano.
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(14) Soldados enseñan los símbolos patrios a niños del asentamiento humano Huaycán, Lima, durante una campaña de "acción cívica".
Foto: Onésimo Bottoni.
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(15) Familiares de las víctimas del caso La Cantuta. El 18 de julio de 1992, nueve estudiantes y un profesor de la Universidad Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, fueron secuestrados por el "Grupo Colina" en el campus de dicha universidad. Después de un año, en julio de 1993, sus restos se hallaron en fosas clandestinas en Cieneguilla, Lima.
Foto: Mariana Bazo. Agencia Rauters.
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(16) Mujeres de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú, ANFASEP, en el local de la institución en Huamanga, Ayacucho. Diciembre de 2000.
Foto: Nancy Chapell.
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(17) María Elena Moyano, ex-teniente alcalde de Villa el Salvador, militante de Izquierda Unida y presidenta de la Federación Popular de Mujeres del distrito, durante un acto público de 1992.
Foto: Diario La República.
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(18) Campesinos de Huaraccopata, comunidad ubicada en las alturas de la provincia de Huamanga, Ayacucho, regresan a su tierra de forma voluntaria en mayo de 1996, después de más de 11 años.
Foto: Francisco Rodríguez. Revista Caretas.
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(19) La calle Tarata, Lima, al día siguiente del atentado senderista del 16 de julio de 1992, que dejó 22 muertos, más de 100 heridos y cerca de 200 viviendas inutilizadas.
Foto: Carlos Domínguez.
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(20) El 21 de octubre de 1996, tras un año y ocho meses de prisión injusta en el penal Castro Castro, Gregorio Apaza (45) es encontrado inocente, indultado y puesto en libertad. En la imagen lo recibe su familia.
Foto: Jaime Rázuri.
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(21) Niña de 13 años que presenció el asesinato de sus padres. Albergue para niños huérfanos por la guerra interna, Misión de Ocopa, Junín, 1995.
Foto: Cecilia Larrabure, de la serie "Ciertos Vacíos".
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(22) Mujer muestra la foto carnet de un familiar desaparecido en Ayacucho, 1984.
Foto: Vera Lentz.
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