japa escribió:Hombre, no es ningún secreto. Primero, siempre ha estado muy claro que las cifras de Herodoto sobre los persas debían cogerse con pinzas y quitarle al menos un cero. La fuerza de Jerjes podría ser de 100000, 1500000 hombres, puede que 2000000 con los elementos de apoyo (carros, batidores…) pero en ningún caso los 4 o 5 millones que nos cuenta el griego. Es simplemente imposible, dados los medios humanos y materiales de la época y lo que sabemos de la técnica militar de los persas. En cuanto a la otra cifra, esparta envió 300 hombres, pero cada una de las ciudades importantes hizo lo propio: Tebas (traidores, eso sí), Atenas, Tespia, Focia… lo que sucede es que se supone que los espartanos llevaron en principio el peso del combate con los aliados de apoyo y guarneciendo la otra parte del paso (esa era tarea del contingente focio). Luego, cuando se vio que la situación era desesperada, los aliados menos Tespia se marcharon y los tespios (unos 300) se encargaron de cortar el paso a las fuerzas persas que venían por detrás para que los espartanos y(supuestamente) los tebanos (obligados a quedarse por traición) atacaran el campamento del gran Rey. Los tebanos se entregaron sin luchar pero aún así los espartanos no lucharon solos, puesto que con cada espartano luchaba su ilota, armado ligeramente al estilo peltasta, y dado que eran gente tan entrenada en la guerra como los espartanos debieron hacer también mucha pupa. Curiosamente las cifras dadas por herodoto para Salamina sí parecen razonables, hablando de unos centenares de naves. Seguramente el hecho de ser los atenienses un pueblo naval hizo que Herodoto se mordiera la lengua para que no le tacharan de mentiroso.
si mal no recuerdo en maraton milciades disponia de alrededor de 11000 hombres en maraton que los formo en 2 columnas de unos 600 metros de largoy jerjes habia ordenado que se requisaran barcos y tropas de todas las ciudades del imperio persa, esperaba disponer de 200000 hombres pero la fuerza con la que conto Dactis en maraton no puede haber sobrepasado los 24000 hombres
En efecto, en el mejor de los casos los persas en Maraton podrían haber sido unos 30000 (siendo muy optimistas respecto a la capacidad de transporte de sus buques) y una vez sobrepasada el área batida por los arqueros persas, la victoria de los hoplitas de Atenas era cuestión de tiempo. La disciplina de los hoplitas fue la clave de esa batalla, ya que avanzaron a la carrera en linea casi un kilómetro sin llegar a romper la formación (sólo se curvó hacia adentro, y eso fue una ayuda de la fortuna ya que permitió un doble envolvimiento que nadie, ni siquiera Milciades, esperaba)
En la batalla de Platea, un año después de las Termópilas, el ejército de Mardonio podría haber contado a lo sumo con unos 100000 hombres frente a 100000 espartanos, otros tantos atenienses y otros 15000-20000 soldados de las demás ciudades. Teniendo en cuenta lo que habían visto en las Termópilas uno se pregunta como el general persa fue tan gilipollas de entablar batalla en campo abierto en vez de devastar las terras agrarias (escasas y vitales) con su caballería.
Sin embargo el modo en el que se desarrolló la batalla de Platea merece contarlo, aunque sea muy resumidamente. El terreno de Platea era inadecuado para la batalla, así que los griegos se plantearon retirarse para no ser rodeados por la caballería persa que ya estaba haciendo muy difícil su aprovisionamiento. La retirada empezó de noche, pero se vio retrasada tras marchar los grupos de las ciudades menores porque uno de los subordinados del general espartano Pausanias, llamado Amonfareto, consideraba indigno retirarse frente al enemigo y se negó a que su agrupación (unos 1000 hombres entre hoplitas e ilotas) así que harto de discutir Pausanias avisó a los atenienses de que iniciaran la marcha y poco después les siguió con el grueso de la fuerza espartana.
Al rayar el alba Amonfareto empezó a darse cuenta de que había hecho una locura e inició la retirada de sus escasas tropas, tratando de llegar hasta el cuerpo espartano que viéndoles moverse había parado para esperarles. Lograron reunirse, pero ahora los espartanos estaban en campo abierto, lejos de los aliados y en terreno inadecuado para la defensa, así que Mardonio se lanzó hacia delante mandando a su caballería para cortar la retirada espartana. Pausanias se preparó para luchar y mandó aviso a los atenienses. Estos vieron que el ala derecha de los persas iba a rodear a los espartanos y se lanzaron contra ellos a la carrera, bloqueando el flanqueo que hubiera sido fatal, mientras los arqueros de Mardonio relevaban a la caballería acribillando a los espartanos (aunque con menos efeco del que esperaba Mardonio: la disciplina de la tropa espartana les permitió cubrirse bien con sus grandes escudos mientras maniobraban como si de un desfile se tratrara preparándose para cargar. En ese momento el grueso de la infantería persa reforzó a los arqueros, lo que causó un cierto desorden en las filas persas. Pausanias io que había llegado el momento y los 10000 espartanos se lanzaron a la carga contra los persas, barriendo a los arqueros, la principal amenaza. Después, la línea de batalla espartana, la picadora de carne más eficaz del momento, se puso en marcha. Mientras Mardonio siguió vivo los persas mantuvieron el orden en sus filas, pero al caer su general fue la desbandada. Mientras tanto los atenienses, tras parar al ala derecha persa, habían reemprendido la marcha en apoyo de Pausanias pero habían sido a su vez atacados por los aliados griegos de Mardonio y pese a lograr poner en fuga a la mayoría la caballería tebana causó muchas bajas a los atenienses y pudo cubrir la retirada. Se calcula que los espartanos y atenienses tuvieron entre 1000 y 2000 bajas contra 20000 de los persas y muchos más en la huida, porque la fuerza en desorden fue siendo atacada por todas partes a medida que trataba de retirarse y muchos de los que se les habían aliado en Grecia les volvieron la espalda para congraciarse con los vencedores.
El ejército persa fue aniquilado como fuerza combatiente y sus restos se refugiaron en tierras tebanas. Sin el apoyo persa Tebas tuvo que rendirse y sufrir un duro castigo.
japa escribió:En la batalla de Platea, un año después de las Termópilas, el ejército de Mardonio podría haber contado a lo sumo con unos 100000 hombres frente a 100000 espartanos, otros tantos atenienses y otros 15000-20000 soldados de las demás ciudades.
Hola japa.
Creo que están un poco infladas tus cifras en cuanto al ejército griego. Cien mil espartanos, cien mil atenienses, veinte mil de otras ciudades...¿no es bastante elevado?
Hasta donde entiendo, la cifra total del ejército griego no podía pasar de ciento diez mil hombres, con todo.
Error de teclado, quería decir 10000 espartanos, 10000 atenienses y unos 15-20000 de las demás ciudades: en total entre 30000 y 40000 guerreros griegos contra unos 100000 persas y sus aliados, lo que a lo sumo daba a Mardonio una ventaja de uno a tres
japa escribió:Error de teclado, quería decir 10000 espartanos, 10000 atenienses y unos 15-20000 de las demás ciudades: en total entre 30000 y 40000 guerreros griegos contra unos 100000 persas y sus aliados, lo que a lo sumo daba a Mardonio una ventaja de uno a tres
pero sin en aquella epoca los atenienses con edad militar ni sobrepasaban los 30000 hombres
ya q napoleon logro desbordar y destruir un ejercito muy superior al suyo luchando "contra las reglas convencionales de la guerra" al no utilizar la meseta de pratzen sino replegandose hacia el lago menitz y el rio goldbach........usando el santon como fortaleza, al mando del general claparede concentrando el fuego de artilleria de los cañones de el santon contra la meseta de pratzen....... y tambien por la forma brillante de darle al enemigo una supesta ventaja....
Buenas
Sin duda, en Austerlitz el corso dibujó una de sus maniobras más brillantes de su carrera, pero no hay que olvidar que fue muy ayudado por la torpeza del Zar Alejandro que en el consejo de guerra previo a la batalla, pese al consejo en contra de parte de sus generales apoyó el plan de atacar el ala derecha francesa, mordiendo el anzuelo hábilmente tendido por Napoléon. Pese a ello, Pratzen estuvo en un tris de perderse cuando la caballeria de la Guardia Imperial rusa contraatacó desalojando a la división francesa que la había tomado, por suerte para los franceses, Napoleón estuvo rápido de reflejos dando órdenes inmediatas para recapturar la colina, lo que decidió la batalla y selló la suerte de los austrorrusos.
Austerlitz junto con Cannas y Tannenberg, es una de las tres batallas ideales de la historia.
ya q napoleon logro desbordar y destruir un ejercito muy superior al suyo luchando "contra las reglas convencionales de la guerra" al no utilizar la meseta de pratzen sino replegandose hacia el lago menitz y el rio goldbach........usando el santon como fortaleza, al mando del general claparede concentrando el fuego de artilleria de los cañones de el santon contra la meseta de pratzen....... y tambien por la forma brillante de darle al enemigo una supesta ventaja....
Buenas
Sin duda, en Austerlitz el corso dibujó una de sus maniobras más brillantes de su carrera, pero no hay que olvidar que fue muy ayudado por la torpeza del Zar Alejandro que en el consejo de guerra previo a la batalla, pese al consejo en contra de parte de sus generales apoyó el plan de atacar el ala derecha francesa, mordiendo el anzuelo hábilmente tendido por Napoléon. Pese a ello, Pratzen estuvo en un tris de perderse cuando la caballeria de la Guardia Imperial rusa contraatacó desalojando a la división francesa que la había tomado, por suerte para los franceses, Napoleón estuvo rápido de reflejos dando órdenes inmediatas para recapturar la colina, lo que decidió la batalla y selló la suerte de los austrorrusos.
Austerlitz junto con Cannas y Tannenberg, es una de las tres batallas ideales de la historia.
Saludos
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von kelist..por casualidad sabes de la anecdota audaz pervia a la batalla que realizaron los mariscales murat y lannes???'
La batalla de los cuernos de Hattin, el 4 de julio de 1187, en la que el Sultán Saladino aplastó al ejercito cristiano del Rey de Jerusalem. Una gran olvidada, pero que supuso la pérdida de la ciudad santa y el principio del fin de los reinos cristianos de ultramar.
La confrontación con Saladino fue promovida por facciones belicosas en el bando cristiano, entre los cuales se encontraban muchos recién llegados de occidente que ni compartían la tolerancia de los que llevaban generaciones en la Tierra Santa ni tenían experiencia sobre el terreno. Tras un asalto a una caravana musulmana por Reinaldo de Chatillon, Señor de Transjordania, y famoso por su visceral odio hacia el Islam, Saladino tras pedir reparaciones, invadió el reino franco con un ejercito de 45000 hombres, asediando la ciudad de Tiberianas. El ejército cristiano se reunió en Saforia, e impulsado por Reinald de Chatillon, y los templarios, avanzó temerosamente a través del desierto al rescate de la ciudad asediada.
Ante este avance, Saladino comenzó a preparar su trampa. Para este ataque se reservó un ejército de unos 30.000 kurdos, turcos y mamelucos, aparte de una gran caballería ligera y un pequeño contingente de soldados imitando a la caballería pesada cruzada. Los cruzados contaban con unos 20.000 efectivos, pero tenían una gran ventaja en su caballería acorazada, principalmente compuesta por Templarios y Hospitalarios. Saladino era consciente de esto e intentó provocar a los cruzados a una batalla a campo abierto.
Para provocar al ejército cruzado, atacó Tiberiades con el propósito de cerrarle el paso en una zona desértica, donde el ejército se agotaría y en ese momento de debilidad atacarlo. Al enterarse los cruzados, enviaron rápidamente una ejército en socorro de Tiberiades. Este ejército estaba bajo el mando del rey Guido de Jerusalén, los maestres de las ordenes del Temple y de San Juan y los nobles más importantes. El ejército constaba de tres grandes bloques, con la poderosa caballería pesada en el centro y apoyada por arqueros e infantería.
Mientras los cruzados estaban en marcha los tambores musulmanes empezaron a batir sin cesar y arqueros a caballo empezaron a hostigar, esto se mantuvo hasta que llegaron a Hattin, una llanura donde al ver la llegada del ejército cruzado se empezaron a encender los montones de leña, que previamente habían sido dispuestos en la llanura. Todo esto provocó el desconcierto de los cruzados. Y en medio de este desconcierto el rey Guido ordenó cargar contra el enemigo. La primera línea de caballería bajo el mando de Raimundo de Trípoli cargó, pero cuando estaban a punto de chocar contra el enemigo éste abrió filas, dejándolos pasar. Raimundo, totalmente desconcertado, no pudo frenar a su caballería y ésta se metió en un desfiladero donde quedó aislada del cuerpo del ejército principal. Mientras todo esto se sucedía, los musulmanes consiguieron cerrar filas, con lo que atraparon a la caballería de Guido, que junto al desconcierto inicial más la sorpresa de la táctica musulmana, fue totalmente aniquilada. Saladino lanzó el último asalto para apoderarse de la tienda roja del rey, donde se encontró la Vera Cruz, la reliquia más sagrada de los cristianos.
La noche del 4 de julio todo había acabado. Guy de Lusignan fue hecho prisionero, al igual que Reinaldo de Chatillon, el peor enemigo de Saladino. Las pocas tropas cruzadas que quedaban se rindieron. Saladino los respetó, excepto a los mercenarios turcos al servicio de las ordenes militares, que fueron degollados, junto a los caballeros templarios y de San Juan que rehusaron convertirse al Islam ( cerca de 230 ), y Reinaldo de Chatillon, que fue decapitado por el propio Saladino. El único que escapó a la carnicería fue Balian d'Ibelin, que al mandar la retaguardia pudo reaccionar a tiempo.
Con esta victoria los reinos cristianos quedaban a merced de Saladino, que empezó a conquistar todas las plazas fuertes cristianas, como Acre, Jaffa o Ascalón, liberando más de 20.000 esclavos musulmanes y sometiendo a la esclavitud a casi 100.000 cristianos. Los únicos que aguantaron fueron los grandes castillos, como Belfort o Toron y Tiro, pero Saladino rápidamente pasó a centrarse en el asedio de Jerusalén, donde empezó a lanzar ataques usando catapultas, el temible fuego griego, hasta que al cabo de diez días sus zapadores consiguieron abrir una brecha en las murallas, quedando la ciudad a merced de los musulmanes.
La grandeza de Saladino como militar no es tanto táctica (sufrió importantes derrotas, como la de Arsuf a manos de Ricardo de Inglaterra) como estratégica: Hattin no es un prodigio táctico, sino una obra maestra de planificación previa, con el fin de hacer salir al ejército latino, sabiendo que una vez en el camino a Tiberiades su derrota era segura. Por el contrariolos capitanes del reino de Jerusalén (excepto Raimundo) eran incapaces de ver que la única manera de vencer era negándose a luchar.
japa escribió:La grandeza de Saladino como militar no es tanto táctica (sufrió importantes derrotas, como la de Arsuf a manos de Ricardo de Inglaterra) como estratégica: Hattin no es un prodigio táctico, sino una obra maestra de planificación previa, con el fin de hacer salir al ejército latino, sabiendo que una vez en el camino a Tiberiades su derrota era segura. Por el contrariolos capitanes del reino de Jerusalén (excepto Raimundo) eran incapaces de ver que la única manera de vencer era negándose a luchar.
Efectivamente Japa, Saladino demostró ser siempre mejor estratega que táctico. El ejemplo que pones, la batalla de Arsuf, es una muestra de una buena planificación estratégica de la operación por parte de Saladino pero de una falta de reacción por su parte al verse sorprendidos sus arqueros montados por la carga inesperada de los caballeros hospitalarios que cubrían la retaguardia de la columna de los cruzados.
LA BATALLA DE ARSUF.
La reconquista de Jerusalén por el sultán Saladino en el año 1187 provocará la Tercera Cruzada en la que participaron Ricardo I de Inglaterra, el emperador Federico I y Felipe II de Francia. Los cruzados ingleses llegaron a Acre desde donde se dirigen hacia Jaffa a través de la costa, acampando el día 6 de septiembre "con el alma en vilo" por un posible ataque nocturno, pero el sultán Saladin no se decidiría a atacar sino hasta el día siguiente. El campamento cruzado fue instalado junto al río Rachetaillee, recibiendo las provisiones de la flota que avanzaba por la costa. Al amanecer del 7 de septiembre de 1191 los cruzados levantaron su campamento y cruzaron el río, encontrándose con un gran ejército sarraceno de 20.000 hombres que bloqueaba su avance. Pensando en la amenaza que representaría dar batalla abierta en inferioridad numérica Ricardo decidió formar una estructura defensiva para soportar las cargas de caballería y cuando sea el momento adecuado lanzar un ataque total. Para ello formó a sus tropas en cinco divisiones: Templarios en la vanguardia, Angevinos, Bretones y hombres de Anjou (francia), Normandos e Ingleses y en la retaguardia los Hospitalarios a cargo del Rey Guy. Cada division contaba con caballería e infantería con distribuciones aproximadas de 2.000 a 2.500 soldados en promedio. Muchos caballeros cristianos recordaban las crueles ejecuciones que Saladino ordenaba de los capturados caballeros templarios y hospitalarios, Ricardo les arengaba diciéndoles que en esta batalla ellos no tomarían prisioneros para pedir rescate "Que cada cual decida la mejor manera de tratar a los infieles".
Los musulmanes ya iniciaban su clásico júbilo con ruidos de panderos, címbalos y tambores, un atronador grito de ¡Alah al Akbar! de todo el ejército saludó la llegada de Saladin al campo de batalla. El Sultán por estas épocas ya no era aquel capaz gobernante, que había logrado unificar a los árabes en una lucha anti-cristiana, sino un hombre lleno de dudas, con la clara noción sin embargo de que su rival Ricardo le aventajaba en ideas y en la lealtad ganada de sus tropas. Saladino tenía como gran herramienta a su favor la lucha religiosa que a cada soldado lo hacía luchar hasta la muerte, pero su rival un rey atípico era considerado invencible y gozaba de toda la devoción que recibe un jefe que lucha junto a sus soldados. En medio de estas profundas vacilaciones del Sultán empezaría esta gran batalla.
Cerca de las 11:00 a.m, Ricardo reagrupaba sus tropas ordenando cerrar las filas al máximo para aguantar las cargas de caballería, cuando al fin comprobó que no se podía incluso lanzar una manzana entre las filas ordenó esperar y aguantar el ataque sarraceno. La caballería turca de Saladino, apoyado por lanceros árabes y arqueros nubios, inició su ataque al flanco izquierdo. Los que recibieron el impacto fueron infantería y ballesteros que cerrando sus filas evitaban el daño. Henry de Champagne estaba a cargo de esta parte del ejército cristiano, soportaron dos cargas de caballería estoicamente y cuando los sarracenos se retiraban los ballesteros los perseguían causándoles serias bajas aguantando y conteniendo el ataque, esperando el cansancio de las monturas sarracenas. Pero Saladino, notando el orden con que se defendían los cruzados, ordenó cambiar el ataque y cargar contra la retaguardia mandando para ello a 4.000 arqueros nubios que tendrían la misión de deshacer las filas para cargar en medio del desorden cruzado. El ataque se realizó en medio de los gritos de los fanáticos musulmanes que lanzaban un constante bombardeo sobre la retaguardia y luego se retiraban para simular una falsa huida, Ricardo meditaba la estrategia a seguir cuando los jefes hospitalarios le pedían permiso para un ataque contra los arqueros a lo que se negó terminantemente. Las flechas y javalinas sarracenas empezaron a matar caballos de los cristianos asimismo a herir a varios jinetes, cerca de las 2:00 p.m. hacía su entrada en escena otro mortal enemigo: el incesante sol que consumía en sudor las armaduras del ejército. A media tarde, cuando un sarraceno capturó un estandarte cristiano y huía con él, los hospitalarios no aguantaron más y cargaron sobre él cortando en pedazos al osado musulmán, al ver a parte de sus jefes fuera de las filas todos los hospitalarios creyeron que se había dado la orden de ataque e iniciaron una carga completa contra los arqueros y el ala derecha de la caballería sarracena. Saladino complacido con esto, envió 4.000 soldados entre infantería y jinetes para exterminar a los cruzados. Al primer choque entre los ejércitos los sarracenos fueron completamente rechazados y muchos cayeron atravesados por las largas lanzas cristianas, al ver este éxito Ricardo envió a los Angevinos, Bretones y Templarios contra el flanco sarraceno que aún no entraba en batalla. Este nuevo choque volvió a favorecer a los cristianos aunque con cuantiosas bajas por ambos lados, Ricardo presuroso enviaba a los Ingleses y Normandos a depositar las provisiones a los jardines de Arsuf donde quedarían a salvo de una rapiña musulmana.
La batalla entraba en una fase crítica, el polvo levantado dificultaba la puntería de ballesteros cristianos y arqueros sarracenos lo cual los hacía inútiles en este momento. Saladino temiendo caer derrotado ordenó el despliegue de la guardia personal del sultán un cuerpo de élite semejante en tradición a la mítica guardia imperial napoleónica que con gran redoble de 400 tambores marchó a la batalla. Ricardo por mientras ya había dejado bien resguardado las provisiones y venía para unirse en persona a su ejército. Por un lado la guardia de Saladino entraba en combate, y por el otro Ricardo a la cabeza de los cruzados ingleses y los feroces normandos blandían sus hachas para el combate. La entrada de Corazón de León tuvo un gran efecto combativo en sus soldados, mientras sarracenos atrapados en el medio sentían el temor de la llegada de un rey al que temían como si fuera el mismísimo demonio. La furia cruzada empezó a hacer estragos en las filas sarracenas, el Rey blandía su maza y con ella masacraba a los infelices que se atravesaban en su camino. Al ver la oportunidad de lograr una hazaña un emir sarraceno se separó de su guardia personal y partió a enfrentarlo, antes del choque entre ambas monturas el arabe acabó con el cuerpo separado por el hacha de un normando que presuroso acudió al rescate del Rey, así era la devoción que que cada soldado le procuraba a Corazón de Léon cada uno de ellos estaba dispuesto a dar su vida por él.
Saladino viendo aquel panorama supo que tenía la batalla ya perdida y se retiró con más dudas de su propia capacidad para vencer a aquel invencible rey, dejando tras si 7.000 muertos y más de 2.000 heridos.
Después de la victoria los cruzados se dirigieron hacia Jaffa sin oposición, alcanzando la ciudad en tres días. Desde allí se dirigieron a Jerusalén, llegando hasta 20 kilómetros de la Ciudad Santa. Debido a las fuertes defensas, a la cercanía del ejército de Saladino en la retaguardia y al mal tiempo reinante, el rey Ricardo decidió retirarse hacia Ascalón. La tercera Cruzada finalizaría con el pacto entre Saladino y Ricardo por el que se garantizaba a comerciantes y peregrinos el libre acceso a Jerusalén, manteniendo al ciudad en manos sarracenas. La franja de terreno entre Tiro y Jaffa quedaba en manos cruzadas al igual que la isla de Chipre.
CONSECUENCIAS. Las consecuencias directas de esta batalla no fueron repartos de territorios ni nuevos equilibrios de poder en el mundo, sino que más bien cerrar esa característica caballeresca de las cruzadas que prontamente volvieron a organizarse pero ya sin los fines románticos conque inicialmente fueron concebidos sino que fueron expediciones mercenarias que llegaron incluso a saquear territorios cristianos como el reino Bizantino en aquel cruel saqueo de Constantinopla. El sultán Saladino murió poco tiempo después del tratado a la edad de 55 años agotado por las fatalidades de la guerra y convertido casi en un fantasma de aquel gran rey conquistador que alguna vez fue.
480 a.C. La batalla de las termópilas. Me parece una batalla épica y llena de valor y honor espartano. Ejemplar para cualquier soldado de cualquier época.
Hacemos la guerra para poder vivir en paz
-Aristóteles-
La batalla de Farsalia entre Pompeyo y Cesar. En esta batalla, Cesar demostro un genio tactico y estrategico geniales, lo que le permitio vences a un ejercito 2 veces mayor en numero
"Que los hombres defiendan a los muros, no los muros a los hombres" Proverbio espartano
Pues a mí la batalla que más gracia me ha hecho siempre ha sido la de Tapso, que fue muy poco "artística", pero que tiene mucho arte, todo el que demostraron los soldados de César, que atacaron cuando, como y por donde quisieron, sin esperar las órdenes, y ganaron la batalla. Vamos, que los legionarios de César no llevaban el bastón de mariscal en la mochila, entre otras cosas porque la graduación no se había inventado y, mucho me temo, porque a César esas tonterías le daban repelús. Pero sabían, y de sobras, como ganar una batalla ellos solitos. Bueno, y con César por allí por si se equivocaban.
Hola a todos, soy novato y a lo mejor no se usar bien el foro.
Mi preferida es la batalla de las Termópilas, fue como Sanson con la quijada de asno, solo hay que tener un lugar estrategico para defenderse, lástima que no lo lograran.
