Von Kleist escribió:Personalmente creo que el derrumbe del Estado Sovietico habría sido posible si la brutalidad nazi y los prejuicios raciales hubiesen sido aparcados buscando la cooperación de amplios sectores de la población de la URRS[...]pero por la propia esencia del régimen nazi, eso era impensable.
Efectivamente, para muchos analistas extranjeros no era difícil concluir que, tras las experiencias traumáticas de la URSS bajo Stalin, incluyendo colectivización forzosa y purga militar, el régimen de Stalin podía caer fácilmente, incluso más rápido que el Zar en 1917. Como Hitler sintetizó tan figurativamente: "
sólo hay que patear la puerta..."
Y a juzgar por la sangrienta purga del Ejército Rojo en la preguerra, no hay duda que Stalin tenía sus propias dudas acerca de la viabilidad de su régimen o la fidelidad de las Fuerzas Armadas en caso de un gran conflicto bélico con Alemania. Cómo separar la paranoia personal de Stalin de esos cálculos ya sería un poco más difícil.
Ahora bien, dicho lo anterior no deja de ser irónico que durante la guerra en el Este el Ejército oriental tuvo a su servicio una cantidad tan masiva de "voluntarios" soviéticos, en labores que no siempre se limitaban a servicios de intendencia sino que incluso realizaban labores en el mismo frente, no pocas veces empuñando las armas contra sus compatriotas.
Más irónico aún resulta por tanto que cuando la suerte estaba echada, el ejército particular del régimen, las Waffen SS, haya reclutado con tanta liberalidad personal de las áreas ocupadas de la URSS hasta el punto de crear divisiones enteras.
Mi opinión es que con las fuerzas de que disponía la Werhmacht en 1941 una victoria militar estratégica no era del todo imposible, pero sí muy improbable.
Considerando la tecnología militar disponible en la época, el estado de las vías de comunicación en Rusia, y las fuerzas y medios a disposición de la Wehrmacht, las probabilidades de una victoria militar total sobre el Ejército Rojo se estrellaban contra los imponderables del espacio y el tiempo.
Por eso es que, en mi opinión, tanto énfasis se daba a estas ideas abstractas y generales de derrumbe total o colapso del régimen de Stalin, con el consiguiente vacío de poder.
En las propias directivas de Barbarossa está muy patente esta generalización de objetivos para la campaña. Destruir las fuerzas soviéticas desplegadas en el Oeste, impedir su escape, acabar con la industria soviética al otro lado de los Urales con bombarderos. Lo más concreto a lo que se llega es al enunciado vago y general de la línea Volga-Archangel, una especie de línea arbitraria que hipotéticamente marcaba el fin de la resistencia organizada del enemigo.
Saludos.