Historia de límites: Perú y Ecuador
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- General de Brigada
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Desempolvo este tema con algunas anotaciones al azar.
La guerra de 1859-60
En la génesis de este conflicto -el primero en la historia entre Ecuador y Perú, si consideramos que en 1828-29 no existía ningun país llamado Ecuador- está el asunto de la deuda de la guerra de la Independencia, llamada comúnmente la "deuda inglesa" por cuanto la mayoría de tenedores de estos bonos eran ingleses.
Gobernaba el Ecuador en aquella época el señor general don Francisco Robles García (1856-59), guayaquileño de familia conocida, casado con doña Carmen Santistevan Avilés. Fue Robles amigo y protegido (o "hermano gemelo", como le decían) del general José María Urvina, su predecesor en el poder. Comenzó su carrera militar como oficial naval. Y como Urvina, participó también de adolescente en el bloqueo de El Callao a órdenes de Illingworth.
En agosto de 1828, cuando la guerra entre Perú y Colombia, el joven alférez de fragata Robles, con sus 17 años, participó en la batalla de Punta Malpelo, a bordo de "La Guayaquileña", contra la corbeta peruana "Libertad" que nos bloqueaba el acceso a la ría.
De allí en más, y para abreviar, su carrera había sido verdaderamente fulgurante, primero como militar, luego como político, y participó activamente en todos los tumultuosos eventos políticos que se sucedían en el Ecuador desde 1830.
A pesar de las dudas de la legitimidad de las elecciones que lo llevaron al poder, fue su administración un modelo de progresismo, considerándo por supuesto las épocas. Le dio al Ecuador por primera vez un Código Civil, copiado del chileno, impulsó la educación fiscal y, quizá lo más relevante, abolió por fin el infame "tributo a los indios", verdadero escándalo social de la Sierra ecuatoriana que ningún mandatario ecuatoriano se había atrevido a enfrentar, en parte por su transcendental importancia para los ingresos del Estado y en parte porque ese tributo era utilizado por los grandes terratenientes serranos para mantener "secuestrada" en sus grandes haciendas toda la mano de obra indígena que de otra manera se escapaba a la Costa.
Pero la piedra de toque del gobierno de don Robles fue el asunto del arreglo de la deuda inglesa y las complicaciones que ésto trajo con el Perú, cuestión que trataremos en otra entrega.
La guerra de 1859-60
En la génesis de este conflicto -el primero en la historia entre Ecuador y Perú, si consideramos que en 1828-29 no existía ningun país llamado Ecuador- está el asunto de la deuda de la guerra de la Independencia, llamada comúnmente la "deuda inglesa" por cuanto la mayoría de tenedores de estos bonos eran ingleses.
Gobernaba el Ecuador en aquella época el señor general don Francisco Robles García (1856-59), guayaquileño de familia conocida, casado con doña Carmen Santistevan Avilés. Fue Robles amigo y protegido (o "hermano gemelo", como le decían) del general José María Urvina, su predecesor en el poder. Comenzó su carrera militar como oficial naval. Y como Urvina, participó también de adolescente en el bloqueo de El Callao a órdenes de Illingworth.
En agosto de 1828, cuando la guerra entre Perú y Colombia, el joven alférez de fragata Robles, con sus 17 años, participó en la batalla de Punta Malpelo, a bordo de "La Guayaquileña", contra la corbeta peruana "Libertad" que nos bloqueaba el acceso a la ría.
De allí en más, y para abreviar, su carrera había sido verdaderamente fulgurante, primero como militar, luego como político, y participó activamente en todos los tumultuosos eventos políticos que se sucedían en el Ecuador desde 1830.
A pesar de las dudas de la legitimidad de las elecciones que lo llevaron al poder, fue su administración un modelo de progresismo, considerándo por supuesto las épocas. Le dio al Ecuador por primera vez un Código Civil, copiado del chileno, impulsó la educación fiscal y, quizá lo más relevante, abolió por fin el infame "tributo a los indios", verdadero escándalo social de la Sierra ecuatoriana que ningún mandatario ecuatoriano se había atrevido a enfrentar, en parte por su transcendental importancia para los ingresos del Estado y en parte porque ese tributo era utilizado por los grandes terratenientes serranos para mantener "secuestrada" en sus grandes haciendas toda la mano de obra indígena que de otra manera se escapaba a la Costa.
Pero la piedra de toque del gobierno de don Robles fue el asunto del arreglo de la deuda inglesa y las complicaciones que ésto trajo con el Perú, cuestión que trataremos en otra entrega.
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La Guerra de 1859-60 (II)
La Deuda Inglesa
Tal y como sucedió con otras ex colonias de España, el Ecuador había nacido a la vida independiente con una pesada carga económica que cubrir: la deuda de la Independencia, mejor conocida como la deuda inglesa, por el orígen de la mayor parte de los acreedores dueños de estos papeles.
En el caso ecuatoriano, se trataba de la deuda contraída por la Gran Colombia. Al desintegrarse esta nación, el monto a pagarse se repartió en proporciones supuestamente equitativas ente los tres Estados que surgieron de la quimera bolivariana. Este reparto se lo hizo en 1834, y al Ecuador se le cargó con el 21,5% del total de esta deuda colombiana. El Presidente general Flores, que ni se había molestado en enviar un delegado por Ecuador a las reuniones sobre el tema, aceptó sin protestar el monto correspondiente en 1837. No nos consta que Flores haya dicho ni pío frente al hecho de que los departamentos del Sur -sobre todo Guayaquil y Azuay- habían sido prácticamente saqueados por las autoridades bolivarianas a fin de sostener la campaña de las fuerzas colombianas en el Perú en 1823-24, como lo reconocía el propio Libertador en sus cartas a Santander. El total de la deuda ecuatoriana ascendía a más de un millón ochociental mil libras esterlinas. En una palabra, impagable.
E impagable se mantuvo por cosa de veinte años. Los papeles de esta deuda incobrable se depreciaron tanto que llegaron a venderse en Londres al 4% de su valor nominal.
A inicios de los años 1850, los tenedores de bonos ingleses, en un esfuerzo por recuperar algo de su inversión original, enviaron a Quito a su agente, Elías Mocatta. Así, en 1854, durante el gobierno del general Urvina, se hizo una renegociación de la deuda, firmándose el convenio Espinel-Mocatta. En opinión de algunos nos fue favorable, para otros fue un desastre de negociación. Lo importante aquí es que en aquel convenio se acordó que una parte de los interes impagos de la deuda se cancelarían con la concesión de terrenos baldíos en territorio ecuatoriano. Otra parte se pagaría con la plata que al Ecuador correspondía de la deuda de la Independencia que el Perú tenía pendiente de pago con la desaparecida Gran Colombia. Es decir, un cruce de cuentas.
Para el Presidente Urvina, hay que decirlo, no eran nada nuevos este tipo de tratos: en su gobierno se intentó arrendar a los Estados Unidos las islas Galápagos, suponiéndose que en ellas había importantes depósitos de guano.
En septiembre de 1857, ya en el gobierno de Robles, llegó al Ecuador el Sr. José Pritchett, otro representante de los acreedores ingleses, a fin de concretar lo acordado en el Espinel-Mocatta en lo referente a las concesiones. Pritchett negoció con el ministro de Hacienda ecuatoriano, don Francisco de P. Icaza y el 21 septiembre de 1857 firmaron el acuerdo Icaza-Pritchett. Por concepto de pago de intereses, el Ecuador concesionaba a los tenedores de bonos ingleses cinco grandes zonas de terreno para su explotación: dos en la costa, una en la sierra, y dos en la Amazonía.
Las concesiones de la Amazonía son las que nos interesan aquí: una de ellas correspondía a un millón de cuadras cuadradas (poco más de 700.000 hectáreas) en la región de Canelos, negociadas a 4 reales cada una (total: 400.000 pesos); la otra correspondía a una superficie similar, y al mismo precio, en la zona del río Zamora.
Especificamos que la concesión de Canelos se ubicaba en las márgenes del Bobonaza, desde su confluencia con el Pastaza hacia el Oeste.
Hay que decir que en 1852 el Congreso ecuatoriano había autorizado al Ejecutivo a vender o arrendar territorios baldíos como medio de pago de la deuda. Aunque la suma de las cinco concesiones alcanzaba apenas un total de 2'800.600 pesos, una fracción pequeña de los más de 9 millones de pesos que se adeudaban, esto podía compensarse quizá con el hecho de que, como se pensaba, se lograría así atraer inmigrantes de raza blanca que colonizarían y desarrollarían los territorios vírgenes de la República.
Pero lejos estaba el gobierno de Robles de sospechar la intensidad de la crisis que le sobrevendría al Ecuador por este negocio...
La Deuda Inglesa
Tal y como sucedió con otras ex colonias de España, el Ecuador había nacido a la vida independiente con una pesada carga económica que cubrir: la deuda de la Independencia, mejor conocida como la deuda inglesa, por el orígen de la mayor parte de los acreedores dueños de estos papeles.
En el caso ecuatoriano, se trataba de la deuda contraída por la Gran Colombia. Al desintegrarse esta nación, el monto a pagarse se repartió en proporciones supuestamente equitativas ente los tres Estados que surgieron de la quimera bolivariana. Este reparto se lo hizo en 1834, y al Ecuador se le cargó con el 21,5% del total de esta deuda colombiana. El Presidente general Flores, que ni se había molestado en enviar un delegado por Ecuador a las reuniones sobre el tema, aceptó sin protestar el monto correspondiente en 1837. No nos consta que Flores haya dicho ni pío frente al hecho de que los departamentos del Sur -sobre todo Guayaquil y Azuay- habían sido prácticamente saqueados por las autoridades bolivarianas a fin de sostener la campaña de las fuerzas colombianas en el Perú en 1823-24, como lo reconocía el propio Libertador en sus cartas a Santander. El total de la deuda ecuatoriana ascendía a más de un millón ochociental mil libras esterlinas. En una palabra, impagable.
E impagable se mantuvo por cosa de veinte años. Los papeles de esta deuda incobrable se depreciaron tanto que llegaron a venderse en Londres al 4% de su valor nominal.
A inicios de los años 1850, los tenedores de bonos ingleses, en un esfuerzo por recuperar algo de su inversión original, enviaron a Quito a su agente, Elías Mocatta. Así, en 1854, durante el gobierno del general Urvina, se hizo una renegociación de la deuda, firmándose el convenio Espinel-Mocatta. En opinión de algunos nos fue favorable, para otros fue un desastre de negociación. Lo importante aquí es que en aquel convenio se acordó que una parte de los interes impagos de la deuda se cancelarían con la concesión de terrenos baldíos en territorio ecuatoriano. Otra parte se pagaría con la plata que al Ecuador correspondía de la deuda de la Independencia que el Perú tenía pendiente de pago con la desaparecida Gran Colombia. Es decir, un cruce de cuentas.
Para el Presidente Urvina, hay que decirlo, no eran nada nuevos este tipo de tratos: en su gobierno se intentó arrendar a los Estados Unidos las islas Galápagos, suponiéndose que en ellas había importantes depósitos de guano.
En septiembre de 1857, ya en el gobierno de Robles, llegó al Ecuador el Sr. José Pritchett, otro representante de los acreedores ingleses, a fin de concretar lo acordado en el Espinel-Mocatta en lo referente a las concesiones. Pritchett negoció con el ministro de Hacienda ecuatoriano, don Francisco de P. Icaza y el 21 septiembre de 1857 firmaron el acuerdo Icaza-Pritchett. Por concepto de pago de intereses, el Ecuador concesionaba a los tenedores de bonos ingleses cinco grandes zonas de terreno para su explotación: dos en la costa, una en la sierra, y dos en la Amazonía.
Las concesiones de la Amazonía son las que nos interesan aquí: una de ellas correspondía a un millón de cuadras cuadradas (poco más de 700.000 hectáreas) en la región de Canelos, negociadas a 4 reales cada una (total: 400.000 pesos); la otra correspondía a una superficie similar, y al mismo precio, en la zona del río Zamora.
Especificamos que la concesión de Canelos se ubicaba en las márgenes del Bobonaza, desde su confluencia con el Pastaza hacia el Oeste.
Hay que decir que en 1852 el Congreso ecuatoriano había autorizado al Ejecutivo a vender o arrendar territorios baldíos como medio de pago de la deuda. Aunque la suma de las cinco concesiones alcanzaba apenas un total de 2'800.600 pesos, una fracción pequeña de los más de 9 millones de pesos que se adeudaban, esto podía compensarse quizá con el hecho de que, como se pensaba, se lograría así atraer inmigrantes de raza blanca que colonizarían y desarrollarían los territorios vírgenes de la República.
Pero lejos estaba el gobierno de Robles de sospechar la intensidad de la crisis que le sobrevendría al Ecuador por este negocio...
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La Guerra de 1859-60 (III)
Ramón Castilla y Juan José Flores
En marzo de 1855, el general Juan José Flores, ex presidente del Ecuador, llegó a Lima procedente de Chile, donde había vivido en el exilio desde su fracasada expedición mercenaria que condujo del Callao a Ecuador en 1852. Se dice que viajó por invitación de un ministro del general Ramón Castilla, quien acababa de tomar las riendas del poder en Perú tras derrocar al presidente Echenique. Al poco tiempo, haciendo de Lima su centro de operaciones, Flores retomaba su actividad conspiratorial contra el gobierno ecuatoriano.
La presencia de Flores en el Perú causó inmediatamente alarma en el Ecuador, por entonces gobernado por el general Urvina, enemigo jurado de Flores. Francisco Aguirre, el plenipotenciario ecuatoriano en Lima protestó ante el canciller Ureta, alegando que el Perú violaba de esa manera la convención Tirado-Moncayo de marzo de 1853, en la que a raíz de la expedición de 1852, el Perú se había comprometido a no permitir la entrada de Flores al Perú. Como Castilla se negó a expulsar a Flores, Aguirre se retiró de Lima y las relaciones diplomáticas entre Ecuador y Perú se interrumpieron por cosa de un año, hasta la firma del Pacto de Unión Americana de 1856.
No están del todo definidas las motivaciones de Castilla para traer a Flores al Perú, pero muy probablemente, y al juzgar por los hechos posteriores, jugaba con la idea de utilizarlo como una carta contra el Ecuador, como lo había hecho anteriormente el propio general Echenique.
Para ello bastaba con darle vía libre a Flores en Lima, sin necesidad de involucrarse directamente en sus proyectos filibusteros contra el Ecuador.
Cuando menos, la inestabilidad y el caos que provocaría un nuevo intento de Flores por tomar el poder en Ecuador sería de beneficio para el Perú al permitirle continuar consolidando sin perturbaciones la presencia del Estado peruano en la recientemente creada Gobernación de Loreto, en territorio que tanto Perú como Ecuador reclamaban para sí.
Lejos quedaban los días de 1846-47, cuando el Perú, de la mano del propio Castilla en su primera administración, había tomado la iniciativa americana en el rechazo a la expedición de conquista del Ecuador que por entonces organizaba Flores en España con la colaboración de la Regente María Cristina y del gobierno español.
Al poco tiempo de llegado Flores a Lima, comenzó éste a organizar una nueva expedición mercenaria contra Ecuador. Los encargados de negocios de Chile y Estados Unidos, viendo una repetición de los sucesos de 1851-52, presionaron a Castilla para que intervenga directamente deteniendo a Flores. Ya sea por esta o por otras razones, el gobierno peruano bloqueó los preparativos militares de Flores.
Así pues, cerrada la vía de una nueva expedición militar, el general Juan José Flores cambió de táctica, y comenzó una intensa campaña diplomática de desprestigio contra el gobierno del Ecuador.
Ramón Castilla y Juan José Flores
En marzo de 1855, el general Juan José Flores, ex presidente del Ecuador, llegó a Lima procedente de Chile, donde había vivido en el exilio desde su fracasada expedición mercenaria que condujo del Callao a Ecuador en 1852. Se dice que viajó por invitación de un ministro del general Ramón Castilla, quien acababa de tomar las riendas del poder en Perú tras derrocar al presidente Echenique. Al poco tiempo, haciendo de Lima su centro de operaciones, Flores retomaba su actividad conspiratorial contra el gobierno ecuatoriano.
La presencia de Flores en el Perú causó inmediatamente alarma en el Ecuador, por entonces gobernado por el general Urvina, enemigo jurado de Flores. Francisco Aguirre, el plenipotenciario ecuatoriano en Lima protestó ante el canciller Ureta, alegando que el Perú violaba de esa manera la convención Tirado-Moncayo de marzo de 1853, en la que a raíz de la expedición de 1852, el Perú se había comprometido a no permitir la entrada de Flores al Perú. Como Castilla se negó a expulsar a Flores, Aguirre se retiró de Lima y las relaciones diplomáticas entre Ecuador y Perú se interrumpieron por cosa de un año, hasta la firma del Pacto de Unión Americana de 1856.
No están del todo definidas las motivaciones de Castilla para traer a Flores al Perú, pero muy probablemente, y al juzgar por los hechos posteriores, jugaba con la idea de utilizarlo como una carta contra el Ecuador, como lo había hecho anteriormente el propio general Echenique.
Para ello bastaba con darle vía libre a Flores en Lima, sin necesidad de involucrarse directamente en sus proyectos filibusteros contra el Ecuador.
Cuando menos, la inestabilidad y el caos que provocaría un nuevo intento de Flores por tomar el poder en Ecuador sería de beneficio para el Perú al permitirle continuar consolidando sin perturbaciones la presencia del Estado peruano en la recientemente creada Gobernación de Loreto, en territorio que tanto Perú como Ecuador reclamaban para sí.
Lejos quedaban los días de 1846-47, cuando el Perú, de la mano del propio Castilla en su primera administración, había tomado la iniciativa americana en el rechazo a la expedición de conquista del Ecuador que por entonces organizaba Flores en España con la colaboración de la Regente María Cristina y del gobierno español.
Al poco tiempo de llegado Flores a Lima, comenzó éste a organizar una nueva expedición mercenaria contra Ecuador. Los encargados de negocios de Chile y Estados Unidos, viendo una repetición de los sucesos de 1851-52, presionaron a Castilla para que intervenga directamente deteniendo a Flores. Ya sea por esta o por otras razones, el gobierno peruano bloqueó los preparativos militares de Flores.
Así pues, cerrada la vía de una nueva expedición militar, el general Juan José Flores cambió de táctica, y comenzó una intensa campaña diplomática de desprestigio contra el gobierno del Ecuador.
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- General de Brigada
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Curiosidades de la Historia
En 1942, el mismo año de la firma del Protocolo de Paz, AMISTAD y Límites suscrito entre Ecuador y Perú el 29 de enero de ese año, el Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador publicó una obra de lujo, de excelente presentación y formato grande, llamada Atlas Histórico-Geográfico del Ecuador, de autoría del Padre Juan Morales y Eloy.
La obra consiste de una serie de mapas muy bien presentados que detallan, con minuciosas explicaciones y extensa documentación de apoyo, los límites del Ecuador desde la época de la Real Audiencia, pasando por la época colombiana y la Répública hasta llegar a 1942, todo ello desde el punto de vista de los legítimos derechos de cada nación, tal como los entiende el Ecuador (...que evidentemente, no hay ni que decirlo, no coinciden con los del Perú...).
La obra incluye también, en apoyo de las tesis ecuatorianas del amplio acceso al Amazonas, una serie de mapas antiguos conocidos, como el Mapa Físico y Político del Alto y Bajo Perú de 1826, que es el primer mapa oficial del Perú; el Atlas Oficial de Codazzi, de 1840, entre otros, todos los cuales daban al Ecuador linderos a lo largo del Amazonas o incluso más abajo de él.
El "mapa actual" del Ecuador le daba a nuestro país los límites que constaban en el recientemente firmado Protocolo de Rio (ironías de la vida: en el momento de hacerse ese mapa deduzco que aún ni se conformaban las Comisiones Mixtas para poner los hitos, y la cordillera del Cóndor aparecía claramente como el límite fronterizo en la zona respectiva, según nosotros mismos).
Hasta allí, todo bien.
El asunto interesante es que la lujosa obra, cuyo tiraje lamentablemente desconozco, fue impresa el 31 de octubre de 1942...en el Instituto Geográfico de Agostini, en Novara...Italia!
¿Como así elegimos mandar a imprimir una obra oficial del Estado ecuatoriano en Italia en plena Segunda Guerra Mundial, a medio planeta de distancia? No tenían acaso los italianos para mediados del 42 cosas más inmediatas de las que preocuparse?
Lo interesante de esto es que desde julio de 1941, por "indicación" de Estados Unidos, el Ecuador no permitía a sus ciudadanos tener comercio con los países del Eje, peor hacerlo a través de inmigrantes alemanes o italianos, la mayoría de los cuales estaban en las Listas Negras, todos sus bienes y fondos incautados, y muchos bajo estrecha vigilancia. Claro que cierto intercambio oficial debía existir siempre, pero sí que cuesta imaginar un sitio más difícil donde ir a contratar la impresión del atlas.
Saludos!
En 1942, el mismo año de la firma del Protocolo de Paz, AMISTAD y Límites suscrito entre Ecuador y Perú el 29 de enero de ese año, el Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador publicó una obra de lujo, de excelente presentación y formato grande, llamada Atlas Histórico-Geográfico del Ecuador, de autoría del Padre Juan Morales y Eloy.
La obra consiste de una serie de mapas muy bien presentados que detallan, con minuciosas explicaciones y extensa documentación de apoyo, los límites del Ecuador desde la época de la Real Audiencia, pasando por la época colombiana y la Répública hasta llegar a 1942, todo ello desde el punto de vista de los legítimos derechos de cada nación, tal como los entiende el Ecuador (...que evidentemente, no hay ni que decirlo, no coinciden con los del Perú...).
La obra incluye también, en apoyo de las tesis ecuatorianas del amplio acceso al Amazonas, una serie de mapas antiguos conocidos, como el Mapa Físico y Político del Alto y Bajo Perú de 1826, que es el primer mapa oficial del Perú; el Atlas Oficial de Codazzi, de 1840, entre otros, todos los cuales daban al Ecuador linderos a lo largo del Amazonas o incluso más abajo de él.
El "mapa actual" del Ecuador le daba a nuestro país los límites que constaban en el recientemente firmado Protocolo de Rio (ironías de la vida: en el momento de hacerse ese mapa deduzco que aún ni se conformaban las Comisiones Mixtas para poner los hitos, y la cordillera del Cóndor aparecía claramente como el límite fronterizo en la zona respectiva, según nosotros mismos).
Hasta allí, todo bien.
El asunto interesante es que la lujosa obra, cuyo tiraje lamentablemente desconozco, fue impresa el 31 de octubre de 1942...en el Instituto Geográfico de Agostini, en Novara...Italia!
¿Como así elegimos mandar a imprimir una obra oficial del Estado ecuatoriano en Italia en plena Segunda Guerra Mundial, a medio planeta de distancia? No tenían acaso los italianos para mediados del 42 cosas más inmediatas de las que preocuparse?
Lo interesante de esto es que desde julio de 1941, por "indicación" de Estados Unidos, el Ecuador no permitía a sus ciudadanos tener comercio con los países del Eje, peor hacerlo a través de inmigrantes alemanes o italianos, la mayoría de los cuales estaban en las Listas Negras, todos sus bienes y fondos incautados, y muchos bajo estrecha vigilancia. Claro que cierto intercambio oficial debía existir siempre, pero sí que cuesta imaginar un sitio más difícil donde ir a contratar la impresión del atlas.
Saludos!
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- Soldado
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- Registrado: 08 Ene 2007, 05:46
Ecuador cree tener autonomia sobre Peru,todo por que este pais no fue el primero que se lo anexiono,como lo hizo la Gran Colombia.
Por ultimo,ellos no tienen el minimo derecho de reclamarnos nada,y mas bien deben darnos gracias que son un pequeño y tropical pais independiente.saludos
P.S:Tambien hay foristas desaforados de este pequeño pais que hacen causa con fracasados que ya han sacado chispas en este subforo,escudandose de que ese pais nos gano la Guerra.Se sienten muy orgullosos,porque sera...........
Por ultimo,ellos no tienen el minimo derecho de reclamarnos nada,y mas bien deben darnos gracias que son un pequeño y tropical pais independiente.saludos
P.S:Tambien hay foristas desaforados de este pequeño pais que hacen causa con fracasados que ya han sacado chispas en este subforo,escudandose de que ese pais nos gano la Guerra.Se sienten muy orgullosos,porque sera...........
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- General de Brigada
- Mensajes: 5405
- Registrado: 24 Nov 2005, 01:42
El_gordo escribió:No me queda claro que clase de papel jugaron los negaciadores, en RIo afavor de Ecuador, que tan cierto era que si no nos rendiamos, Peru invadia todo el Ecuador
Saludos
Pues era muy cierto, y dicho por boca de los Mediadores. Estaba en juego la ocupación de Guayaquil. Y si don Prado daba rienda suelta al EP, marchaba todo el Oriente, que ganas no le faltaban.
El papel favorable fue que hicieron desistir al Perú de imponernos condiciones de país vencido. Los peruanos querían que se defina la línea de frontera en el Oriente en algún punto medio entre la línea de 1936 y las posiciones de máximo avance de su ejército en agosto-septiembre del 41. Fácil se nos llevaban casi todo lo que hoy son las provincias de Sucumbíos y Orellana. Por el sur, los tendríamos hoy al otro lado del Nangaritza. Los Mediadores, cómo no, preguntaron a los diplomáticos de Torre Tagle qué es lo que habían estado fumando...en lenguaje diplomático, por supuesto.
Así que, en un universo alternativo, sin Mediadores, hoy podrías hablar de las hermanas ciudades peruanas de El Coca y Lago Agrio, entre otras cosas, dentro de la próspera zona petrolera del Loreto noroccidental. Y Ecuador, bien gracias, a sembrar banano.
Capítulo especial merece el tema del acceso al Marañón, cuestión en la cual los norteamericanos insistieron mucho, pero el Perú no retrocedía su posición: absolutamente nada de presencia ecuatoriana en el Marañón, con el apoyo de Argentina.
Al final vino Pearl Harbor, y se debió arreglar todo al apuro. Los Estados Unidos querían finiquitar todo a la rápida y dejaron hacer en lo del Marañón, pero por lo menos se nos "compensó" de alguna manera al evitar que se nos bloquee también el acceso al Putumayo y al obligar al Perú a "cedernos" el triángulo de Sucumbíos (no les quedaba otra, porque hubiese quedado como una isla peruana en sánduche entre Colombia y Ecuador).
En concreto: el Perú obtuvo una victoria militar local en El Oro y los puestos del Oriente, pero los Mediadores -y en especial los Estados Unidos- evitaron que el Perú convierta aquello en una victoria nacional y nos imponga condiciones de país vencido. La línea acordada fue, en esencia, la misma de 1936 con algunas variantes locales.
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- Capitán
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- Registrado: 08 Sep 2006, 03:57
Bueno eso en el papel de los mediadores.
Pero a mi me dieron catedra el colegio de que el Ecuador perdio, la guerra del 41, por que el ejercito no estaba preparado, no tenia presupuesto, ni siquiera tenia un estado mayor desente, ya que este ultimo se habia dedicado mas a la politica que a la defenza de la Patria.
En sintesis Peru, gano la guerra por que Ecuador no solo combatio contra ellos, sino tambien contra enemigos dentro de las propias filas.
Saludos
Pero a mi me dieron catedra el colegio de que el Ecuador perdio, la guerra del 41, por que el ejercito no estaba preparado, no tenia presupuesto, ni siquiera tenia un estado mayor desente, ya que este ultimo se habia dedicado mas a la politica que a la defenza de la Patria.
En sintesis Peru, gano la guerra por que Ecuador no solo combatio contra ellos, sino tambien contra enemigos dentro de las propias filas.
Saludos
"sapientia et patientia facere magnitudine"
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- General de Brigada
- Mensajes: 5405
- Registrado: 24 Nov 2005, 01:42
Pues a grandes rasgos así es. Como yo lo veo, Ecuador se puso la soga al cuello y se derrotó solito.
Ni el Comando Superior ni el Estado Mayor del Ejército estaban a la altura de las circunstancias, para decirlo de una manera diplomática.
Por lo demás no había plata, no había planes, no había carreteros, ni munición, ni aviación, ni zapatos, ni vajilla para el personal, etc. etc.
Pudimos haber evitado la tragedia en el último momento. Los mediadores nos lanzaron una boya el 9 de julio, luego de la terrible balacera de los días 5, 6 y 7, cuando propusieron el retiro de ambos ejércitos a 15 km detrás de la línea de status quo en El Oro y la firma de una declaración de amistad. En vez de responder rápidamente que sí y llevar a toda prisa un par de observadores americanos o brasileños al Zarumilla, nos pusimos a deliberar sobre los detalles y hablar de comités y reuniones...Perú bien gracias. Tuvieron todo el tiempo del mundo y el 23 de julio comenzaron las operaciones ofensivas.
Ni el Comando Superior ni el Estado Mayor del Ejército estaban a la altura de las circunstancias, para decirlo de una manera diplomática.
Por lo demás no había plata, no había planes, no había carreteros, ni munición, ni aviación, ni zapatos, ni vajilla para el personal, etc. etc.
Pudimos haber evitado la tragedia en el último momento. Los mediadores nos lanzaron una boya el 9 de julio, luego de la terrible balacera de los días 5, 6 y 7, cuando propusieron el retiro de ambos ejércitos a 15 km detrás de la línea de status quo en El Oro y la firma de una declaración de amistad. En vez de responder rápidamente que sí y llevar a toda prisa un par de observadores americanos o brasileños al Zarumilla, nos pusimos a deliberar sobre los detalles y hablar de comités y reuniones...Perú bien gracias. Tuvieron todo el tiempo del mundo y el 23 de julio comenzaron las operaciones ofensivas.
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- Capitán
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- Registrado: 08 Sep 2006, 03:57
Audiutrix escribió:En vez de responder rápidamente que sí y llevar a toda prisa un par de observadores americanos o brasileños al Zarumilla, nos pusimos a deliberar sobre los detalles y hablar de comités y reuniones
Definitivamente a esta clase de historia falte ( o fue que me fuje, con la marujita, bueno en fin.....), hermano te pido que amplies esta parte o en su defecto cuelgues algun link donde pueda conocer un poco mas sobre este tema.
Saludos
"sapientia et patientia facere magnitudine"
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- General de Brigada
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- Registrado: 24 Nov 2005, 01:42
El_gordo escribió:Definitivamente a esta clase de historia falte ( o fue que me fuje, con la marujita, bueno en fin.....), hermano te pido que amplies esta parte o en su defecto cuelgues algun link donde pueda conocer un poco mas sobre este tema.
Mejor que un link, para que tengas un buen cuadro desde el punto de vista ecuatoriano de los eventos de 1941 y de la firma del Protocolo te recomiendo que te leas el importante libro del Dr. Julio Tobar Donoso, "La Agresión Peruana y el Protocolo de Río".
El historiador peruano Ernesto Yepes tuvo la excelente iniciativa de ir a Washington a buscar todo lo relativo al tema en los documentos desclasificados del Departamento de Estado norteamericano. Allí está la historia real del asunto: "Tres Días de Guerra, Ciento Ochenta de Negociaciones".
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- Capitán
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Lei a Enrique Ayala Mora, quien en su libro la "Historia de la REvolucion Liberal", quien en el capituolo in titulado "cacao, capitalismo y revolucion", cita las acusaciones, que le hacen a Alfaro, respecto ah ver dejado desprotegido al pais, al a ver regalado armas a los liberales colombianos. consecuencia de esto la invasion peruana
Me dejo la duda, sera cierto lo que afirma Ayala, a que conclicto se refiere
P.D. en el libro no dice mas datos al respecto, agradeszco cualquier aclaratoria
Me dejo la duda, sera cierto lo que afirma Ayala, a que conclicto se refiere
P.D. en el libro no dice mas datos al respecto, agradeszco cualquier aclaratoria
"sapientia et patientia facere magnitudine"
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- General de Brigada
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- Registrado: 24 Nov 2005, 01:42
Yo respeto bastante al Dr. Ayala Mora, excelente historiador del Ecuador, pero creo que no es la fuente histórica más fiable o desapasionada en lo referente a historia de las relaciones del Ecuador con los países vecinos.
Yo también tengo aquel libro, no recuerdo a qué hace referencia, porque el apoyo a los liberales colombianos en su época de ninguna manera puede ser justificativo para que cuarenta años después el Ecuador esté desarmado. No hay conexión lógica.
Lo que sí nos dejó desarmados y sin municiones de artillería fue la llamada guerra de los cuatro días de 1932, en Quito. Uno de los conflictos civiles más sangrientos en nuestra historia y al mismo tiempo uno de los más inútiles e inexplicables.
Yo también tengo aquel libro, no recuerdo a qué hace referencia, porque el apoyo a los liberales colombianos en su época de ninguna manera puede ser justificativo para que cuarenta años después el Ecuador esté desarmado. No hay conexión lógica.
Lo que sí nos dejó desarmados y sin municiones de artillería fue la llamada guerra de los cuatro días de 1932, en Quito. Uno de los conflictos civiles más sangrientos en nuestra historia y al mismo tiempo uno de los más inútiles e inexplicables.
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El_gordo escribió:Eso justamente es lo que yo mismo me pregunto, cual es la relacion entre el apoyo a la guerrilla colombiana y 1941. o en su defecto que conflicto tuvimos con el Peru entre 1901 - 1920.
Pues que para 1910 nuestra gente en Madrid sabía que el borrador del dictamen arbitral no nos daba todo lo que pedíamos. Eloy Alfaro sabía que aceptar el fallo del Arbitro significaría guerra civil en Ecuador, así que nos encargamos de acabar con el arbitraje haciendole ver al Gobierno español, y a su Majestad, que el fallo desataría la guerra.
Tumbes, Marañón, o la GUERRA! exclamó Alfaro.
Ecuador y Perú se movilizaron, Alfaro llevó miles a la frontera. Igual el Perú. Estuvimos a un tris de la guerra en 1910. Una intervención de último minuto de EE.UU., Brasil y Argentina impidió que pase lo peor. En 1941, esos tres otra vez intentaron lo mismo, pero allí no hubo tanta suerte y no se evitó la guerra. Esta vez, el Perú se vino con todo.
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