Soldado español
- jugueca
- Sargento
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Estimado templario, me refiero a ambas, aunque quiero hacer una salvedad, fue muy poco el número de generales que no mantuvieron dentro y fuera del campo de batalla una actitud honorable, -digna de la vieja y caballeresca España- mis aplausos en especial para Arsenio Martínez Campos que fue un caballero -además de un inteligente político- al final de la guerra de los diez años, respetando la vida de la familia Maceo sólo porque éste se las había encargado. Un hombre que ya en la guerra del 95 cuando vió que en Cuba se necesitaban método más violentos, que iban contra su formación, pidió su sustitución.
Mis críticas por ejemplo para Valeriano Weyler, que habiendo demostrado en la guerra de los diez años ser un militar capaz, se cubrió las manos de sangre en el 95 con la llamada Reconcentración.
Saludos,
Mis críticas por ejemplo para Valeriano Weyler, que habiendo demostrado en la guerra de los diez años ser un militar capaz, se cubrió las manos de sangre en el 95 con la llamada Reconcentración.
Saludos,
- El Templario
- Alférez
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- Cabo
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- Recluta
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No recuerdo ahora muy bien el pueblo y el nombre de la batalla alla en filipinas donde 8 soldados españoles defendieron ferozmente su posicion contra un ejercito entero,hasta que finalmente murieron.Al parecer aguantaron tanto que todavia hoy se les rinden honores a dichos soldados.
A ESPAÑA SERVIR HASTA MORIR
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- Sargento Primero
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Puede ser una DISTORSIONADÍSIMA version de la historia de "los últimos de Filipinas":
El 12 de febrero de 1898 llega a Baler el destacamento de Alonso y Martín Cerezo junto al recién nombrado Gobernador Político-Militar de El Príncipe, el Capitán de Infantería, Enrique de las Morenas y Fossi. Con ellos llega también el supervisor provisional del Cuerpo Médico con la misión de poner en marcha el hospital que había sido destruido.
En cuanto la marea lo permite, las tropas de Génova y Roldán parten hacia Manila en la embarcación que había traído al destacamento y sus provisiones, que serían las últimas que recibirían del ejército. Si bien tenían municiones suficientes, la cantidad de raciones era escasa y además, la mayor parte de las que habían dejado almacenadas en la iglesia las tropas relevadas, estaban en mal estado.
Mientras tanto, al otro lado del mundo, un extraño incidente sirve de excusa para el inicio de la guerra entre Estados Unidos y España. El 15 de febrero una explosión hace zozobrar al acorazado Maine, cuando se encontraba en el puerto de La Habana, Cuba, y la potencia emergente, deseosa de obtener las últimas colonias que le quedabana España, culpabiliza a ésta del incidente.
Ajenos a la explosión del Maine y al inicio de la Guerra Hispano-Estadounidense hasta meses después, la única preocupación del destacamento era la recientemente apaciguada insurrección y la posibilidad de que ésta resurjiera. Por ello, inicialmente la tropa se instala en la iglesia, donse se encuentran almacenadas las provisiones y las municiones y único lugar que parece poder servir como refugio en caso de asalto. Sin embargo, el capitán, deseoso de generar confianza en la población autóctona y regenerar administrativamente el distrito, sugiere a Alonso que traslade la tropa a la Comandancia, residencia oficial del gobernador y sede de sus oficinas y así se hace. A los pocos días de la llegada, se tiran gran parte de las raciones debido a su estado de descomposición, hecho que lleva a los militares a tomar la decisión de comprar víveres a los nativos. El comercio generado y la vuelta a la normalidad en las islas, además de paliar la escasez de alimentos de la guarnición de Baler, contibuyó a la repoblación del pueblo, pero sin embargo, corrían rumores de que la tranquilidad duraría únicamente hasta junio.
Al poco tiempo, Las Morenas toma por consejero al maestro de escuela, al menos según pensaba su círculo más cercano, y comenzó a cultivar los terrenos de la Comandancia utilizando los servicios gratuitos de la gente. Lo que para el capitán era una muestra de confianza en la paz y en la población, para ésta era explotación y abuso y el maestro acabó siendo considerado enemigo del pueblo y finalmente asesinado.
Al problema de la escasez de alimentos, había que añadir que la única fuente de suministro de agua era el río que circundaba la población y éste, además de poder ser desviado en caso de insurrección, era un escondite perfecto para el enemigo en las selvas que comenzaban en la otra orilla, lo que convertía en un riesgo el ir a recoger agua. Por ello, Martín Cerezo sugirió al capitán que se abriera un pozo en la plaza del pueblo pero Las Morenas le dijo que había que consultarlo con el maestro y éste les dijo que se había intentado antes sin éxito y se abandonó la idea.
El comienzo del sitio
En abril llegan noticias de que se han puesto en marcha reclutamientos en varias poblaciones para juntarse en San José de Lupao. Martín Cerezo confirma los rumores mediante la gente del pueblo, que iba a otros lugares a comprar arroz, a la que habían intentado reclutar ofreciéndole una buena paga, e informa al gobernador y a Alonso.
A finales de mayo, cuando cada vez se va haciendo más patente que la insurrección va a volver a comenzar, llegan a Baler noticias sobre el inicio de la guerra contra Estados Unidos y la derrota de la flota española en la Batalla de Cavite. Tras la recpción de estas noticias, las fuerzas reclutadas en los alrededores, cortaron las comunicaciones de Baler con el resto de la isla de tal manera que el último correo enviado a Manila el 1 de junio fue interceptado y los marinos apresados, aunque días más tarde lograron escapar y avisar a la guarnición del peligro que corría.
Al no poder enviar noticias por correo a la Capitanía General, el gobernador se pone en contacto con Teodorico Novicio Luna, antiguo líder y habitante del pueblo, para pedirle que le indicase una persona que pudiera llevar un mensaje al Gobernador de San Isidro para que éste, a su vez, lo remitiera a Manila explicando la situación. Luna le presenta a Ramilo, al que se le entrega un mensaje cifrado pero al poco, vuelve a Baler diciendo que ha sido capturado y el mensaje interceptado, aunque afirma que los enemigos no han sido capaces de leerlo y él no ha revelado la procedencia, así que lo habían roto y no le habían dejado continuar el camino.
Poco después llegan dos naves de Binangónan con arroz para vender y la guarnición volvió a intentar enviar un mensaje al exterior, al comandante de aquella población, desconociendo que la región ya estaba en plena revuelta.
El 24 de junio, Alejo, un prisionero que había sido puesto al servicio del gobernador y tenía permiso para moverse por todas partes, da el aviso para el abandono del pueblo y se va, robando el sable del médico, Rogelio Vigil. Tras intentar capturarlo sin éxito, llegan noticias de que se ha unido a los insurrectos de Patabangán, que llegarán a Baler el 27 con el fin de matar a Novicio Luna por no haberse unido al levantamiento. Al ir a avisar a Luna de la situación, la familia dice a los militares que se ha ido al monte y que no volverá en unos día. En realidad era el jefe de los insurrectos del Distrito El Príncipe y había ido a por armas para unirse a los hombres de Patabangán para asaltar el puesto de Baler.
El día 26 gente del pueblo empezó a desertar, cosa que hacía pensar en la inminencia de un ataque. A la mañana siguiente, el pueblo estaba desierto y todo el dinero que tenía guarnición y toda la ropa que habían enviado a lavar, había desaparecido. Ante esta situación, el destacamento decidió atrincherarse en la iglesia, llevando consigo las provisiones que quedaban en la Comandancia y los barriles de arroz que había comprado el cura para vender. Por la tarde se dieron cuenta de varias deserciones.
Dos días más tarde, por la mañana, Martín Cerezo salió de patrulla con 14 hombres sin novedad mientras los que no estaban de guardia, recogían el agua que quedaba en las casas del pueblo para llevarla a la iglesia. Al día siguiente, la patrulla sale al mando de Alonso, comandante del destacamento, y uno de los soldados deserta. La tropa continúa con el acondicionamiento de la iglesia, demoliendo parte de la antigua vivienda del cura, almacenando la madera obtenida e intentando hacer un corral, dejando intacta la base del muro. Cerezo llevó cuatro caballos para poder tener carne en caso de necesidad pero tato la tropa, como Alonso, como el capitán se negaron y los soltaron.
La mañana del día 30 de junio le toca a Cerezo el turno de patrulla. Al llegar al Puente de España, al oeste del pueblo, un grupo de insurrectos que se encontraban apostados en la ribera del río, comienza a disparar contra la patrulla intentando rodearlos. Estos no tienen otra opción que volver a la iglesia para ponerse a cubierto mientras llevan como pueden al cabo Jesús García Quijano, herido en el pie, comenzando así el sitio.
Da comienzo así el asedio del destacamento español, que ya no abandonaría la iglesia salvo en dos ocasiones (una para quemar una casa desde la que se controlaba la iglesia y otra para rechazar por sorpresa a los insurrectos y quemar la totalidad del pueblo) hasta el final de la odisea el 2 de junio de 1.899, y en la que llegarían a participar hasta 800 filipinos armados con algunos cañones capturados en Cavite en un intento vano por tratar de aniquilar cualquier intento de resistencia de aquel puñado de soldados españoles.
La situación del destacamento español no es muy buena, pues tienen provisiones para pocos meses que se irán consumiendo y pudriendo poco a poco y carecen del producto que más abunda en el pueblo, la sal, que les hubiera permitido conservar los alimentos de manera más eficaz, mientras que les sobra el azucar.
Una vez asegurado el suministro de agua potable con la excavación afortunada del pozo en el patio de la iglesia, proceden a construir también un horno. Pero al mismo tiempo, comienzan a producirse las primeras deserciones que vienen a agravar las penurias de los soldados españoles, al contarles a los sitiadores la situación real en la que se vive dentro de la iglesia.
Por su parte, los insurrectos, bajo el mando del coronel Calixto Villacorta, envían a los párrocos españoles López y Minaya a parlamentar con los sitiados en un intento de conseguir su rendición, pero ambos quedan retenidos por orden del Capitán Las Morenas, pese a ser "dos bocas inútiles", según manifiesta el teniente Martín Cerezo.
Sin embargo, y pese al lamentable estado en el que las enfermedades les van sumiendo, sobre todo el beri beri, los soldados españoles no se quedan encerrados en la iglesia, realizando varias salidas para destruir las trincheras que los filipinos excavan para cercar la iglesia y quemar alguna de las casas desde las que son hostigados. De este modo, en cierto momento dos soldados se ofrecieron voluntarios para quemar el cuartel de la Guardia Civil, desde el que se hostigaba impunemente la iglesia. No sólo lograrían quemar su objetivo inicial, sino que aprovechando la confusión creada, también prenderían fuego a algunas casas que servían de refugio a las fuerzas insurrectas que los sitiaban.
La debilidad producida por las enfermedades terminaron por provocar la muerte del capitán
Las Morenas, del teniente Zayas y de 14 soldados, mientras que 2 soldados más morirían como resultado de los disparos hechos por el enemigo, siendo enterrados en la iglesia con todos los honores.
Pero quizás una de las acciones más heróicas fue la que protagonizaron, ya muy avanzado el sitio, 14 soldados a las órdenes del cabo Olivares, elegidos porque su estado físico no estaba tan deteriorado como el del resto de sus compañeros, que realizaron una salida (la "expedición al otro mundo" la denominaron) que tuvo como resultado la desbandada de las fuerzas sitiadoras, el incendio de todo el poblado privando así a los filipinos de reductos desde los que hostigar casi impunemente a los españoles, y la renovación de la pobre dieta alimenticia a la que estaban sometidos (objetivo principal de la salida) al conseguir calabazas y otras verduras que tan necesarias eran para mantener la salud y contrarrestar el beri-beri.
Además, esta acción les permitió abrir las puertas para ventilar el enrarecido aire que se respiraba en el interior de la iglesia sin verse sometidos a los disparos de los tagalos.
Esta sería la última vez que los soldados españoles saldrían al exterior, permaneciendo dentro de la iglesia durante el resto del sitio.
Pero lo que no consiguieron con sus balas ni con sus reiterados asaltos los tagalos, poco a poco irían haciéndolo las enfermedades y las deserciones: provocar bajas y reducir a extremos de penuria indescriptibles a los soldados españoles.
La guarnición española sufriría 6 deserciones, 11 muertos por beri-beri, 3 muertos por disentería y tan sólo 2 muertos por herida de bala.
Tiempo hacía ya que la guerra había acabado, sin embargo, aislados como estaban, éste era un hecho desconocido por los sitiados. Se hace entonces cargo de la defensa del destacamento el teniente Martín Cerezo, quien para mantener la moral alta, obliga a la tropa a organizar periodicamente "juergas" en la iglesia.
Entre tanto, también se suceden algunas deserciones, que ponen en serio peligro a la guarnición española al informar de su situación real a los filipinos que los sitían. En total, 7 desertores, siendo dos de ellos sanitarios filipinos.
Las municiones comienzan a agotarse y los filipinos, para rendir a los españoles, llegan incluso a situar delante de ellos mujeres desnudas y parejas que simulaban realizar un coito; sin embargo, todas esas tretas poco influyen en el ánimo de los defensores, quizás debido, entre otras causas, al estado físico
en el que se encuentran.
Al mismo tiempo, comienzan a llegar parlamentarios españoles a la zona informando a los sitiados del hecho de que Filipinas ya no pertenece a España, extremos que no se cree Martín Cerezo, imaginando que se trata de desertores españoles y de burdas tretas filipinas.
El capitán del Ejército Español Olmedo Calvo es uno de esos parlamentarios. Trae un pliego de órdenes en el que se informa de los acontecimientos que han provocado la pérdida de las islas. Pide ver al capitán Las Morenas, pero Martín Cerezo se lo impide, recogiendo las órdenes él mismo y regresando a la iglesia, donde simula estar hablando con el capitán, ya fallecido, Las Morenas. El pliégo de órdenes decía textualmente lo siguiente:
"Habiéndose firmado el Tratado de Paz entre España y los EE.UU. y habiendo sido cedida la soberanía de estas Islas a la última nación citada, se servirá Ud. evacuar la plaza, trayéndose el armamento, municiones y las arcas del tesoro, ciñéndose a las instrucciones verbales que de mi orden le dará el Capitán de Infantería D. Miguel de Olmedo Calvo. Dios guarde a Ud. muchos años. Manila, 1 de febrero de 1899. Diego de los Ríos".
Los norteamericanos intentan también rescatar a los españoles, enviando para ello el buque Yorktown, aunque el desembarco de una unidad de marines se saldó con 16 americanos muertos, por lo que desistieron del intento.
Un nuevo intento de deserción protagonizada por un cabo y dos soldados sería descubierta, siendo inmediatamente arrestados y puestos bajo custodia aunque posteriormente,
uno de ellos conseguiría escapar de la iglesia y poner sobre aviso a los filipinos de las intenciones de huida que tenía Martín Cerezo. El día 1 de Junio de 1.899 el teniente coronel Aguilar Castañeda se presenta ante la puerta de la iglesia, instando a Martín Cerezo a cesar la lucha, pero éste no le cree tampoco, aunque acepta unos periódicos españoles que trae el parlamentario.
Mientras prepara una salida para esa noche con la intención de llegar a la costa e intentar atraer la atención de algún buque español.
Para evitar que la operación se convierta en una tragedia, toma la decisión de fusilar a los dos desertores que aún tiene prisioneros en la iglesia, el cabo Vicente Glez. Toca y al soldado Antonio Menache.
Sin embargo, la huida debe ser retrasada por motivos climatológicos, pues esa noche la luna brilla con especial intensidad. Para matar el tiempo, decide releer una vez más los periódicos que le han sido entregados, encontrando un dato que le hace convencerse del fin de la guerra: una noticia que sólo podía ser conocida por él.
Un antiguo compañero de armas, el teniente Díaz Navarro, le había comentado que al término de la guerra solicitaría traslado a Málaga.
Tras reunir a la tropa y explicarles la situación, deciden entregar la iglesia con la condición de no ser tratados como prisioneros, pues de lo contrario continuarán con la lucha hasta el final.
"Capitulamos porque no tenemos víveres, pero deseamos hacerlo honrosamente. Deseamos no quedar prisioneros de guerra y que ustedes admitan otras condiciones que expondremos, de las que levantaremos acta. Si se han de portar con nosotros de mala manera han de decirlo porque en este caso no nos rendiremos. Pelearemos hasta morir y moriremos matando".
Como siempre los reconocimientos llegan tarde:
http://www.belt.es/noticias/2005/septie ... ipinas.asp
El 12 de febrero de 1898 llega a Baler el destacamento de Alonso y Martín Cerezo junto al recién nombrado Gobernador Político-Militar de El Príncipe, el Capitán de Infantería, Enrique de las Morenas y Fossi. Con ellos llega también el supervisor provisional del Cuerpo Médico con la misión de poner en marcha el hospital que había sido destruido.
En cuanto la marea lo permite, las tropas de Génova y Roldán parten hacia Manila en la embarcación que había traído al destacamento y sus provisiones, que serían las últimas que recibirían del ejército. Si bien tenían municiones suficientes, la cantidad de raciones era escasa y además, la mayor parte de las que habían dejado almacenadas en la iglesia las tropas relevadas, estaban en mal estado.
Mientras tanto, al otro lado del mundo, un extraño incidente sirve de excusa para el inicio de la guerra entre Estados Unidos y España. El 15 de febrero una explosión hace zozobrar al acorazado Maine, cuando se encontraba en el puerto de La Habana, Cuba, y la potencia emergente, deseosa de obtener las últimas colonias que le quedabana España, culpabiliza a ésta del incidente.
Ajenos a la explosión del Maine y al inicio de la Guerra Hispano-Estadounidense hasta meses después, la única preocupación del destacamento era la recientemente apaciguada insurrección y la posibilidad de que ésta resurjiera. Por ello, inicialmente la tropa se instala en la iglesia, donse se encuentran almacenadas las provisiones y las municiones y único lugar que parece poder servir como refugio en caso de asalto. Sin embargo, el capitán, deseoso de generar confianza en la población autóctona y regenerar administrativamente el distrito, sugiere a Alonso que traslade la tropa a la Comandancia, residencia oficial del gobernador y sede de sus oficinas y así se hace. A los pocos días de la llegada, se tiran gran parte de las raciones debido a su estado de descomposición, hecho que lleva a los militares a tomar la decisión de comprar víveres a los nativos. El comercio generado y la vuelta a la normalidad en las islas, además de paliar la escasez de alimentos de la guarnición de Baler, contibuyó a la repoblación del pueblo, pero sin embargo, corrían rumores de que la tranquilidad duraría únicamente hasta junio.
Al poco tiempo, Las Morenas toma por consejero al maestro de escuela, al menos según pensaba su círculo más cercano, y comenzó a cultivar los terrenos de la Comandancia utilizando los servicios gratuitos de la gente. Lo que para el capitán era una muestra de confianza en la paz y en la población, para ésta era explotación y abuso y el maestro acabó siendo considerado enemigo del pueblo y finalmente asesinado.
Al problema de la escasez de alimentos, había que añadir que la única fuente de suministro de agua era el río que circundaba la población y éste, además de poder ser desviado en caso de insurrección, era un escondite perfecto para el enemigo en las selvas que comenzaban en la otra orilla, lo que convertía en un riesgo el ir a recoger agua. Por ello, Martín Cerezo sugirió al capitán que se abriera un pozo en la plaza del pueblo pero Las Morenas le dijo que había que consultarlo con el maestro y éste les dijo que se había intentado antes sin éxito y se abandonó la idea.
El comienzo del sitio
En abril llegan noticias de que se han puesto en marcha reclutamientos en varias poblaciones para juntarse en San José de Lupao. Martín Cerezo confirma los rumores mediante la gente del pueblo, que iba a otros lugares a comprar arroz, a la que habían intentado reclutar ofreciéndole una buena paga, e informa al gobernador y a Alonso.
A finales de mayo, cuando cada vez se va haciendo más patente que la insurrección va a volver a comenzar, llegan a Baler noticias sobre el inicio de la guerra contra Estados Unidos y la derrota de la flota española en la Batalla de Cavite. Tras la recpción de estas noticias, las fuerzas reclutadas en los alrededores, cortaron las comunicaciones de Baler con el resto de la isla de tal manera que el último correo enviado a Manila el 1 de junio fue interceptado y los marinos apresados, aunque días más tarde lograron escapar y avisar a la guarnición del peligro que corría.
Al no poder enviar noticias por correo a la Capitanía General, el gobernador se pone en contacto con Teodorico Novicio Luna, antiguo líder y habitante del pueblo, para pedirle que le indicase una persona que pudiera llevar un mensaje al Gobernador de San Isidro para que éste, a su vez, lo remitiera a Manila explicando la situación. Luna le presenta a Ramilo, al que se le entrega un mensaje cifrado pero al poco, vuelve a Baler diciendo que ha sido capturado y el mensaje interceptado, aunque afirma que los enemigos no han sido capaces de leerlo y él no ha revelado la procedencia, así que lo habían roto y no le habían dejado continuar el camino.
Poco después llegan dos naves de Binangónan con arroz para vender y la guarnición volvió a intentar enviar un mensaje al exterior, al comandante de aquella población, desconociendo que la región ya estaba en plena revuelta.
El 24 de junio, Alejo, un prisionero que había sido puesto al servicio del gobernador y tenía permiso para moverse por todas partes, da el aviso para el abandono del pueblo y se va, robando el sable del médico, Rogelio Vigil. Tras intentar capturarlo sin éxito, llegan noticias de que se ha unido a los insurrectos de Patabangán, que llegarán a Baler el 27 con el fin de matar a Novicio Luna por no haberse unido al levantamiento. Al ir a avisar a Luna de la situación, la familia dice a los militares que se ha ido al monte y que no volverá en unos día. En realidad era el jefe de los insurrectos del Distrito El Príncipe y había ido a por armas para unirse a los hombres de Patabangán para asaltar el puesto de Baler.
El día 26 gente del pueblo empezó a desertar, cosa que hacía pensar en la inminencia de un ataque. A la mañana siguiente, el pueblo estaba desierto y todo el dinero que tenía guarnición y toda la ropa que habían enviado a lavar, había desaparecido. Ante esta situación, el destacamento decidió atrincherarse en la iglesia, llevando consigo las provisiones que quedaban en la Comandancia y los barriles de arroz que había comprado el cura para vender. Por la tarde se dieron cuenta de varias deserciones.
Dos días más tarde, por la mañana, Martín Cerezo salió de patrulla con 14 hombres sin novedad mientras los que no estaban de guardia, recogían el agua que quedaba en las casas del pueblo para llevarla a la iglesia. Al día siguiente, la patrulla sale al mando de Alonso, comandante del destacamento, y uno de los soldados deserta. La tropa continúa con el acondicionamiento de la iglesia, demoliendo parte de la antigua vivienda del cura, almacenando la madera obtenida e intentando hacer un corral, dejando intacta la base del muro. Cerezo llevó cuatro caballos para poder tener carne en caso de necesidad pero tato la tropa, como Alonso, como el capitán se negaron y los soltaron.
La mañana del día 30 de junio le toca a Cerezo el turno de patrulla. Al llegar al Puente de España, al oeste del pueblo, un grupo de insurrectos que se encontraban apostados en la ribera del río, comienza a disparar contra la patrulla intentando rodearlos. Estos no tienen otra opción que volver a la iglesia para ponerse a cubierto mientras llevan como pueden al cabo Jesús García Quijano, herido en el pie, comenzando así el sitio.
Da comienzo así el asedio del destacamento español, que ya no abandonaría la iglesia salvo en dos ocasiones (una para quemar una casa desde la que se controlaba la iglesia y otra para rechazar por sorpresa a los insurrectos y quemar la totalidad del pueblo) hasta el final de la odisea el 2 de junio de 1.899, y en la que llegarían a participar hasta 800 filipinos armados con algunos cañones capturados en Cavite en un intento vano por tratar de aniquilar cualquier intento de resistencia de aquel puñado de soldados españoles.
La situación del destacamento español no es muy buena, pues tienen provisiones para pocos meses que se irán consumiendo y pudriendo poco a poco y carecen del producto que más abunda en el pueblo, la sal, que les hubiera permitido conservar los alimentos de manera más eficaz, mientras que les sobra el azucar.
Una vez asegurado el suministro de agua potable con la excavación afortunada del pozo en el patio de la iglesia, proceden a construir también un horno. Pero al mismo tiempo, comienzan a producirse las primeras deserciones que vienen a agravar las penurias de los soldados españoles, al contarles a los sitiadores la situación real en la que se vive dentro de la iglesia.
Por su parte, los insurrectos, bajo el mando del coronel Calixto Villacorta, envían a los párrocos españoles López y Minaya a parlamentar con los sitiados en un intento de conseguir su rendición, pero ambos quedan retenidos por orden del Capitán Las Morenas, pese a ser "dos bocas inútiles", según manifiesta el teniente Martín Cerezo.
Sin embargo, y pese al lamentable estado en el que las enfermedades les van sumiendo, sobre todo el beri beri, los soldados españoles no se quedan encerrados en la iglesia, realizando varias salidas para destruir las trincheras que los filipinos excavan para cercar la iglesia y quemar alguna de las casas desde las que son hostigados. De este modo, en cierto momento dos soldados se ofrecieron voluntarios para quemar el cuartel de la Guardia Civil, desde el que se hostigaba impunemente la iglesia. No sólo lograrían quemar su objetivo inicial, sino que aprovechando la confusión creada, también prenderían fuego a algunas casas que servían de refugio a las fuerzas insurrectas que los sitiaban.
La debilidad producida por las enfermedades terminaron por provocar la muerte del capitán
Las Morenas, del teniente Zayas y de 14 soldados, mientras que 2 soldados más morirían como resultado de los disparos hechos por el enemigo, siendo enterrados en la iglesia con todos los honores.
Pero quizás una de las acciones más heróicas fue la que protagonizaron, ya muy avanzado el sitio, 14 soldados a las órdenes del cabo Olivares, elegidos porque su estado físico no estaba tan deteriorado como el del resto de sus compañeros, que realizaron una salida (la "expedición al otro mundo" la denominaron) que tuvo como resultado la desbandada de las fuerzas sitiadoras, el incendio de todo el poblado privando así a los filipinos de reductos desde los que hostigar casi impunemente a los españoles, y la renovación de la pobre dieta alimenticia a la que estaban sometidos (objetivo principal de la salida) al conseguir calabazas y otras verduras que tan necesarias eran para mantener la salud y contrarrestar el beri-beri.
Además, esta acción les permitió abrir las puertas para ventilar el enrarecido aire que se respiraba en el interior de la iglesia sin verse sometidos a los disparos de los tagalos.
Esta sería la última vez que los soldados españoles saldrían al exterior, permaneciendo dentro de la iglesia durante el resto del sitio.
Pero lo que no consiguieron con sus balas ni con sus reiterados asaltos los tagalos, poco a poco irían haciéndolo las enfermedades y las deserciones: provocar bajas y reducir a extremos de penuria indescriptibles a los soldados españoles.
La guarnición española sufriría 6 deserciones, 11 muertos por beri-beri, 3 muertos por disentería y tan sólo 2 muertos por herida de bala.
Tiempo hacía ya que la guerra había acabado, sin embargo, aislados como estaban, éste era un hecho desconocido por los sitiados. Se hace entonces cargo de la defensa del destacamento el teniente Martín Cerezo, quien para mantener la moral alta, obliga a la tropa a organizar periodicamente "juergas" en la iglesia.
Entre tanto, también se suceden algunas deserciones, que ponen en serio peligro a la guarnición española al informar de su situación real a los filipinos que los sitían. En total, 7 desertores, siendo dos de ellos sanitarios filipinos.
Las municiones comienzan a agotarse y los filipinos, para rendir a los españoles, llegan incluso a situar delante de ellos mujeres desnudas y parejas que simulaban realizar un coito; sin embargo, todas esas tretas poco influyen en el ánimo de los defensores, quizás debido, entre otras causas, al estado físico
en el que se encuentran.
Al mismo tiempo, comienzan a llegar parlamentarios españoles a la zona informando a los sitiados del hecho de que Filipinas ya no pertenece a España, extremos que no se cree Martín Cerezo, imaginando que se trata de desertores españoles y de burdas tretas filipinas.
El capitán del Ejército Español Olmedo Calvo es uno de esos parlamentarios. Trae un pliego de órdenes en el que se informa de los acontecimientos que han provocado la pérdida de las islas. Pide ver al capitán Las Morenas, pero Martín Cerezo se lo impide, recogiendo las órdenes él mismo y regresando a la iglesia, donde simula estar hablando con el capitán, ya fallecido, Las Morenas. El pliégo de órdenes decía textualmente lo siguiente:
"Habiéndose firmado el Tratado de Paz entre España y los EE.UU. y habiendo sido cedida la soberanía de estas Islas a la última nación citada, se servirá Ud. evacuar la plaza, trayéndose el armamento, municiones y las arcas del tesoro, ciñéndose a las instrucciones verbales que de mi orden le dará el Capitán de Infantería D. Miguel de Olmedo Calvo. Dios guarde a Ud. muchos años. Manila, 1 de febrero de 1899. Diego de los Ríos".
Los norteamericanos intentan también rescatar a los españoles, enviando para ello el buque Yorktown, aunque el desembarco de una unidad de marines se saldó con 16 americanos muertos, por lo que desistieron del intento.
Un nuevo intento de deserción protagonizada por un cabo y dos soldados sería descubierta, siendo inmediatamente arrestados y puestos bajo custodia aunque posteriormente,
uno de ellos conseguiría escapar de la iglesia y poner sobre aviso a los filipinos de las intenciones de huida que tenía Martín Cerezo. El día 1 de Junio de 1.899 el teniente coronel Aguilar Castañeda se presenta ante la puerta de la iglesia, instando a Martín Cerezo a cesar la lucha, pero éste no le cree tampoco, aunque acepta unos periódicos españoles que trae el parlamentario.
Mientras prepara una salida para esa noche con la intención de llegar a la costa e intentar atraer la atención de algún buque español.
Para evitar que la operación se convierta en una tragedia, toma la decisión de fusilar a los dos desertores que aún tiene prisioneros en la iglesia, el cabo Vicente Glez. Toca y al soldado Antonio Menache.
Sin embargo, la huida debe ser retrasada por motivos climatológicos, pues esa noche la luna brilla con especial intensidad. Para matar el tiempo, decide releer una vez más los periódicos que le han sido entregados, encontrando un dato que le hace convencerse del fin de la guerra: una noticia que sólo podía ser conocida por él.
Un antiguo compañero de armas, el teniente Díaz Navarro, le había comentado que al término de la guerra solicitaría traslado a Málaga.
Tras reunir a la tropa y explicarles la situación, deciden entregar la iglesia con la condición de no ser tratados como prisioneros, pues de lo contrario continuarán con la lucha hasta el final.
"Capitulamos porque no tenemos víveres, pero deseamos hacerlo honrosamente. Deseamos no quedar prisioneros de guerra y que ustedes admitan otras condiciones que expondremos, de las que levantaremos acta. Si se han de portar con nosotros de mala manera han de decirlo porque en este caso no nos rendiremos. Pelearemos hasta morir y moriremos matando".
Como siempre los reconocimientos llegan tarde:
http://www.belt.es/noticias/2005/septie ... ipinas.asp
Última edición por Gimenez el 24 Ene 2007, 20:03, editado 1 vez en total.
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- Soldado Primero
- Mensajes: 63
- Registrado: 23 Jun 2006, 12:58
Por aqui he leido que Augusto tuvo que exterminar a los Cantabros para vencerlos, y me gustaria indicar que eso no es totalmente exacto. Lo que ocurrio con los Cantabros no se sabe muy bien. He leido distintas versiones, desde esta misma (el exterminio) hasta la vida en connivencia con los romanos, pasando por una retirada a las montañas. Lo cierto es que la guerra no era mas que por pura politica, Augusto necesitaba una victoria con la que entrar en Roma, y busco un pueblo al que pudiese vencer. Los Cantabros eran un pueblo celta muy duro y con bastante amor propio pero no era tan numeroso como otros pueblos. Nunca hubo una verdadera intencion de someterles.
SUBMARINOS NUCLEARES YA!!
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- Teniente Primero
- Mensajes: 1041
- Registrado: 17 Feb 2007, 09:23
- Ubicación: Chilito Lindo
Hola, soy nuevo en el foro, un gusto...
Sobre los soldados españoles, puedo citar una frase chilena:
"La sangre de los valerosos conquistadores castellanos, unida a la de los indomables araucanos, ha producido ante todo un hombre de guerra en el que subsiste el atavismo de cuatro siglos de nunca interrumpido batallar."
El contexto de la frase, es que explica el "don" de la Guerra de los chilenos.
saludos
Sobre los soldados españoles, puedo citar una frase chilena:
"La sangre de los valerosos conquistadores castellanos, unida a la de los indomables araucanos, ha producido ante todo un hombre de guerra en el que subsiste el atavismo de cuatro siglos de nunca interrumpido batallar."
El contexto de la frase, es que explica el "don" de la Guerra de los chilenos.
saludos
Mi patria sabe que está sola en Sudamérica; pero tiene fe en su estrella, en su derecho y en la justicia que le asiste; y si mañana es atacada, sus hijos, cual otros viriatos sucumbirán todos, antes que rendirse...
Nicanor Molinare
Nicanor Molinare
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Otra
saludos
Es una jauría de demonios no de hombres, ni soldados, que cae como huracanado soplo de exterminio y de muerte sobre el fuerte enemigo, que tiembla, resiste breves instantes y se rinde.
Es el aliento poderoso, enérgico de la raza de los Caupolicán y los Lautaro que mezclada con la hirviente sangre española de los hijos del Cid, se revela potente, soberana y pura.
Asalto y Toma del Morro de Arica, Nicanor Molinare
saludos
Mi patria sabe que está sola en Sudamérica; pero tiene fe en su estrella, en su derecho y en la justicia que le asiste; y si mañana es atacada, sus hijos, cual otros viriatos sucumbirán todos, antes que rendirse...
Nicanor Molinare
Nicanor Molinare
- GRUMO
- Mariscal de Campo
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Hola todos
Es interesante como en un fjacion casi patológica, invocan a un autor patriotero como Molinare para llevar agua para sus molinos, en un tema donde se analiza la valentia del soldado español
Asi que dejemos a cada loco con su tema.
Sobre el soldado español.
En la guerra de la independencia , la Fortaleza del Real felipe fue tomada por los españoles si mal no recuerdo en 1824 el Brigadier Rodil tomó la fortaleza del Real Felipe
Desde 1824 en que los realistas recuperan Callao por la traición del sargento Moyano queda como encargado político y militar un bravo militar español que no aceptaba la capitulación de Ayacucho y que se encargo de mostrarlo con todas las municiones del castillo del Real Felipe y otros castillos menores que ya habían mostrado su fuerza en múltiples combates contra los piratas.
El sitio del Callao, encabezado por los generales Antonio Valero y Bartolomé Salom respectivamente duro, como queda dicho, 13 meses. Meses que fueron muy duros para los españoles. Si antes pasaban de 8000 los partidarios del rey en el puerto, apenas llegaron a 700 las almas que presenciaron la capitulación.
Durante el sitio los realistas dispararon sobre el campamento patriota 9533 balas de cañón, 454 bombas, 908 granadas, 34713 tiros de metralleta. Como resultado murieron 7 de nuestros oficiales y 102 individuos de tropa, quedaron heridos 6 oficiales y 62 soldados.
Los patriotas dispararon 20327 balas de cañón, 317 bombas e incontable metralleta. Pero contaron además con dos aliados importantes: la peste y la desmoralización de las tropas hispanas. Según Andrés Gracia Camba, cronista español de los combates, fueron 6000 los que murieron como producto del escorbuto y 767 por las balas patriotas.
La desmoralización hispana mostró sus mejores frutos cuando en los primeros días de 1826 Rodil se ve abandonado de su amigo Ponce de León que se paso a las filas patriotas y por el comandante Riera, gobernador del castillo de San Rafael, que entrego como fortaleza a los republicanos.
El 11 de Enero se dio inicio a los tratados que terminaron con la capitulación del 23 del mismo mes.
Sobre el heroísmo y entrega de Salom y Valero no hay dudas en ningún historiador. Lo que se ha cuestionado en cambio es la personalidad de Rodil.
Por solo mencionar a quienes fueron testigo presenciales diré que el historiador Mariano Torrente lo llamo nuevo Leonidas y dice que "hizo demasiado por su gloria de soldado" (Historia de la revolución hispanoamericana, Madrid, Ed. Amarita, 1829-30). Stevenson en cambio dice que fue cruel hasta la barbarie (Historical and descriptive narrative of twenty years residence in South America, London, 1829)
En cuanto a nuestro tradicionista Ricardo Palma diremos que tuvo dos posiciones muy diferenciadas. En su juventud hizo una pieza de teatro que maltrata al general castellano, pero luego se arrepiente y ve una valentía llevada al terreno de la terquedad:
"Sin esperanzas de que llegasen en su socorro fuerzas de la Península, ni de que en el país hubiese una reacción en favor del sistema colonial, viendo a sus compañeros desaparecer día a día, diezmados por el escorbuto y por las balas republicanas, no por eso desmayo un instante la indomable terquedad del castellano del Callao" (El fraile y la monja del Callao, Tradiciones peruanas, Madrid, Aguilar, 1964, p. 1035).
fuente:
http://www.simon-bolivar.org/bolivar/sitio_de_rodil.html
El soldado español fue el nervio que forjó un Imperio donde nunca se ponía el sol.
Por algo es nuestra madre Patria
Saludos
Es interesante como en un fjacion casi patológica, invocan a un autor patriotero como Molinare para llevar agua para sus molinos, en un tema donde se analiza la valentia del soldado español
Asi que dejemos a cada loco con su tema.
Sobre el soldado español.
En la guerra de la independencia , la Fortaleza del Real felipe fue tomada por los españoles si mal no recuerdo en 1824 el Brigadier Rodil tomó la fortaleza del Real Felipe
Desde 1824 en que los realistas recuperan Callao por la traición del sargento Moyano queda como encargado político y militar un bravo militar español que no aceptaba la capitulación de Ayacucho y que se encargo de mostrarlo con todas las municiones del castillo del Real Felipe y otros castillos menores que ya habían mostrado su fuerza en múltiples combates contra los piratas.
El sitio del Callao, encabezado por los generales Antonio Valero y Bartolomé Salom respectivamente duro, como queda dicho, 13 meses. Meses que fueron muy duros para los españoles. Si antes pasaban de 8000 los partidarios del rey en el puerto, apenas llegaron a 700 las almas que presenciaron la capitulación.
Durante el sitio los realistas dispararon sobre el campamento patriota 9533 balas de cañón, 454 bombas, 908 granadas, 34713 tiros de metralleta. Como resultado murieron 7 de nuestros oficiales y 102 individuos de tropa, quedaron heridos 6 oficiales y 62 soldados.
Los patriotas dispararon 20327 balas de cañón, 317 bombas e incontable metralleta. Pero contaron además con dos aliados importantes: la peste y la desmoralización de las tropas hispanas. Según Andrés Gracia Camba, cronista español de los combates, fueron 6000 los que murieron como producto del escorbuto y 767 por las balas patriotas.
La desmoralización hispana mostró sus mejores frutos cuando en los primeros días de 1826 Rodil se ve abandonado de su amigo Ponce de León que se paso a las filas patriotas y por el comandante Riera, gobernador del castillo de San Rafael, que entrego como fortaleza a los republicanos.
El 11 de Enero se dio inicio a los tratados que terminaron con la capitulación del 23 del mismo mes.
Sobre el heroísmo y entrega de Salom y Valero no hay dudas en ningún historiador. Lo que se ha cuestionado en cambio es la personalidad de Rodil.
Por solo mencionar a quienes fueron testigo presenciales diré que el historiador Mariano Torrente lo llamo nuevo Leonidas y dice que "hizo demasiado por su gloria de soldado" (Historia de la revolución hispanoamericana, Madrid, Ed. Amarita, 1829-30). Stevenson en cambio dice que fue cruel hasta la barbarie (Historical and descriptive narrative of twenty years residence in South America, London, 1829)
En cuanto a nuestro tradicionista Ricardo Palma diremos que tuvo dos posiciones muy diferenciadas. En su juventud hizo una pieza de teatro que maltrata al general castellano, pero luego se arrepiente y ve una valentía llevada al terreno de la terquedad:
"Sin esperanzas de que llegasen en su socorro fuerzas de la Península, ni de que en el país hubiese una reacción en favor del sistema colonial, viendo a sus compañeros desaparecer día a día, diezmados por el escorbuto y por las balas republicanas, no por eso desmayo un instante la indomable terquedad del castellano del Callao" (El fraile y la monja del Callao, Tradiciones peruanas, Madrid, Aguilar, 1964, p. 1035).
fuente:
http://www.simon-bolivar.org/bolivar/sitio_de_rodil.html
El soldado español fue el nervio que forjó un Imperio donde nunca se ponía el sol.
Por algo es nuestra madre Patria
Saludos
¡Somos o no pilotos de combate!.... ya, que nos den otra misión y salimos 3 o 4 fierros, rasanteamos hasta donde podamos y si nos van tumbando.... nos tumbaron pues.... pero por lo menos uno llega y rompe.... así no regresemos los demás.... total para eso nos hemos formado, para eso estamos preparados, y si vamos a morir.... bueno nos inmolamos por la patria, es la oportunidad de demostrar lo que somos y valemos”. Coronel FAP Marco Antonio Schenone Oliva , piloto muerto en el Cenepa
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- Cabo Primero
- Mensajes: 185
- Registrado: 30 Abr 2006, 23:14
el soldado español a lo largo de la historia a demostrado mas virtudes y valentia como pocas razas quizas los británicos y pocos mas pero tambien se debe a que al ser el país mas beligerante y en el que mas guerras ha estado metido eso forjó y endureció a al gente y a la hora de dar la talla se daba.
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