Si hablamos de camuflaje no nos podemos dejar a los francotiradores
Un buen camuflaje, combinado con una disciplina de movimientos, es lo que hace que un francotirador sea difícil de detectar.
El destello de las ópticas de la mira es la única parte que no puede ser camuflada, pero el brillo puede ser reducido utilizando una pieza de tela o un acoplamiento de metal sobre la mira. Los francotiradores evitan cualquier cosa que brille o suene, incluyendo gafas y caras blancas.
Los francotiradores que se enfrentan a fuerzas bien equipadas deben camuflarse a sí mismos contra infrarrojos tanto como contra luz visible. Para ello utilizan materiales con una fina capa de aluminio evaporado que refleja la radiación infrarroja. Antes de esto se utilizaba mantas termales cubiertas de follaje o material local.
Traje de camuflaje
Cuando existen requisitos extremos para la infiltración y camuflaje utilizan un traje de camuflaje, también denominado traje ghillie.
Los trajes de camuflaje pueden ser construidos de distintas maneras, en algunos se utilizan ponchos al que se le ata trozos de tela; en ocasiones se utilizan el traje de un piloto, el uniforme de combate, o alguna otra ropa de una pieza. Se utiliza seda dental o similares para coser las partes y se aplica pegamento en las uniones para que ganen fuerza.
El traje ghillie es preparado generalmente montándolo, después golpeándolo y arrastrándolo detrás de un coche, y después rodándolo entre abono de vaca o enterrándolo en fango para dejarlo fermentar. Esto crea un traje de humus, y utilizando otros trozos el traje se asemeja al terreno natural de la zona de operación.
Un problema del traje de camuflaje es la temperatura interna. Incluso en latitudes templadas, la temperatura con el traje puede alcanzar los 50 ºC