Los Panzer alemanes: detrás del mito
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No se puede dejar de asombrarse con la perspicacia y dinamismo que demostró el Alto Mando soviético después de Ciudadela, aprovechando y tomando completamente por sorpresa sucesivamente al GE Sur alemán en verano y otoño de 1943.
Y aquí es donde también debe preguntarse sobre la eficacia y fiabilidad del espionaje y Servicios de Inteligencia soviéticos, ya que imagino que Zhukov y Vatutin no debieron tomar sus decisiones y preparar sus planes sólo en base a su criterio y genialidad
Un saludo,
Y aquí es donde también debe preguntarse sobre la eficacia y fiabilidad del espionaje y Servicios de Inteligencia soviéticos, ya que imagino que Zhukov y Vatutin no debieron tomar sus decisiones y preparar sus planes sólo en base a su criterio y genialidad
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Por un lado más de la mitad de esos carros son reparados de los dañados en Kursk. Recordemos que sólo en las fases finales de la batalla por Prohkorovka las fuerzas de Rutmenstrov perdieron casi medio millar de T-34, y que en el frente Central de Rokossovski también se habían perdido centenares y centenares de unidades en combate (se estima que en la batalla del saliente los soviéticos perdieron unos 1600-1700 carros). Pero claro, un pepinazo del 88 que atraviesa un T-34 y mata a la tripulación pero sale por detrás deja el carro hecho unos zorros, pero no irrecuperable.
Vaya ¿Tienes alguna fuente? no había leido nada al respecto. Si se consiguió reparar un millar las pérdidas finales se reducen notablemente.
Y aquí es donde también debe preguntarse sobre la eficacia y fiabilidad del espionaje y Servicios de Inteligencia soviéticos,
Los rusos contaban con un servicio de espionaje muy eficaz a todos los niveles, desde el guerrillero que sabota las líneas de tren justo antes de una ofensiva, hasta al oficial alemán que manda información a través de Suiza. En el polo opuesto están los alemanes, que se pasaron toda la guerra subestimando el potencial bélico soviético.
Saludos.
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El dato es de Cross ("The battle of Kursk"). Las pérdidas se pudieron reponer rapidamente gracias a los esfuerzos de los mecánicos y a la producción que ya alcanzaba hacia julio el millar de carros al mes. Además de los cerca de 500 carros recuperados en las primeras semanas tras la batalla hay que tener en cuenta que en agosto los alemanes fueron expulsados de sus posiciones y retrocedieron en todo el frente sur, con lo que los centenares de carros destruidos o dañados que estaban en su zona (y que no habían podido ser retirados por pura falta de tiempo de los alemanes) quedaron de nuevo en manos soviéticos. Todo ello fue recuperado, algunos fueron reparados y el resto desguazados para aprovechar todas las piezas utilizables (sobre todo elementos como cadenas, ruedas… que no quedaban demasiado dañadas incluso en carros destruidos) y el resto enviado a las fundiciones como materia prima. En la URSS no se tiraba nada y el metal era demasiado valioso como para desaprovecharlo.
Por cierto que la mayoría del material alemán capturado fue desguazado y enviado a fundir. La recuperación material del ER era ya lo bastante grande como para no necesitar mantener en servicio todo lo capturado. Aún así los transportes (sobre todo) seguían siendo aprovechados y mantenidos en servicio todo el tiempo posible.
Un cálculo (quizás demasiado optimista) estima que un 60% de los carros soviéticos dañados-destruidos en Kursk volvieron al servicio, pero aunque sólo fuera un 40-50% es una amortización magnífica
Por cierto que la mayoría del material alemán capturado fue desguazado y enviado a fundir. La recuperación material del ER era ya lo bastante grande como para no necesitar mantener en servicio todo lo capturado. Aún así los transportes (sobre todo) seguían siendo aprovechados y mantenidos en servicio todo el tiempo posible.
Un cálculo (quizás demasiado optimista) estima que un 60% de los carros soviéticos dañados-destruidos en Kursk volvieron al servicio, pero aunque sólo fuera un 40-50% es una amortización magnífica
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- General de División
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Puntualizando con más precisión, las fuerzas de Vatutin repusieron sus plantillas tras la batalla con más de un millar de carros, de los que unos 500 fueron reparados o reconstruidos in situ y el resto porvenían de fábrica. Posteriormente se procedió a recuperar todo lo recogido en el campo de batalla entre Prohkorovka y Belgorod. Como digo la cifra que lei en su momento (un 60% de las pérdidas, casi 900 carros) me parece exagerada, porque el material que quedara sobre el terreno en los combates del frente Sur no estaría muy allá, mientras que la mayoría de los carros recuperados en el primer tirón serían unidades averiadas y retiradas.
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Puede que a algunos les sorprenda la capacidad de reparación de los carros destruidos o averiados, pero los modelos de la WWII eran máquinas muy sólidas y con una gran capacidad para recibir castigo. Al contrario que las máquinas como los Leopard II o M-1 modernas, cuya sofisticación electrónica les hace parecer máquinas de StarWars, los T-34, Sherman o Pz III y IV eran vehículos con una mecánica muy sencilla y sólida. A menos que la munición explotara lo normal era que un carro que quedase fuera de combate por un disparo enemigo estuviera en condiciones de ser recuperado, por lo que la única forma de garantizar la destrucción real de un carro enemigo era la de "fuego hasta que arda" y a veces ni así. No era raro que un sherman fuera traspasado limpiamente por un proyectil de 88 sin ser destruido: por supuesto el tripulante pillado en medio quedaba repartido por todo el carro y probablemente habría averías mecánicas según por donde fuera atravesado, pero el carro era susceptible de reparación.
Lo mismo vale para los tiger, pero por otro motivo: eran máquinas tan blindadas que era muy difícil que fueran destruidos en combate, pero eran vulnerables a las minas (por destrucción de la cadena o las ruedas) a las averías mecánicas o a problemas menores (daños en la óptica) que obligaban a retirar el vehículo por no poder combatir pero eran facilmente reparables (aunque eso implicara cambiar directamente el motor o la transmisión). Incluso un daño brutal podía no significar la pérdida total del carro. Otto Carius sobrevivió a un devastador impacto de un Su-152 que colpeó directamente en el anillo de su tiger e hizo que la torre sltara despedida (en el argot, le descorcharon el carro). Por pura suerte él no estaba en ese momento encaramado a la cúpula del comandante (ésta había saltado segundos antes de un primer impacto y Carius se había echado abajo) y la torre saltó limpiamente, dejándole tan sólo con los auriculares en las orejas, pero el chasis del carro aguantó sin arder (de ahí su célebre frase sobre sus auriculaers) y el salió más o menos ileso (aunque supongo que con los tímpanos rotos ¡menuda campanada!)
En definitiva, las cifras de destrucción de carros que tantas veces se manejan como prueba de eficacia, no son tan fiables como parece. A las exageraciones había que añadir un porcentaje relativamente alto de máquinas reparadas tras ser puestas fuera de combate.
En el caso de los Tiger, hay un factor que ayuda a llevar el recuento de bajas, ya que al ser máquinas tan caras los batallones estaban obligados a llevar un informe diario de los daños y disponibilidad de sus unidades, y si un tigre era destruido o no se podía recuperar había que informar detalladamente de las circunstancias, así que se les puede seguir la pista a casi todos los carros tigre empleados por los alemanes en la guerra.
Lo mismo vale para los tiger, pero por otro motivo: eran máquinas tan blindadas que era muy difícil que fueran destruidos en combate, pero eran vulnerables a las minas (por destrucción de la cadena o las ruedas) a las averías mecánicas o a problemas menores (daños en la óptica) que obligaban a retirar el vehículo por no poder combatir pero eran facilmente reparables (aunque eso implicara cambiar directamente el motor o la transmisión). Incluso un daño brutal podía no significar la pérdida total del carro. Otto Carius sobrevivió a un devastador impacto de un Su-152 que colpeó directamente en el anillo de su tiger e hizo que la torre sltara despedida (en el argot, le descorcharon el carro). Por pura suerte él no estaba en ese momento encaramado a la cúpula del comandante (ésta había saltado segundos antes de un primer impacto y Carius se había echado abajo) y la torre saltó limpiamente, dejándole tan sólo con los auriculares en las orejas, pero el chasis del carro aguantó sin arder (de ahí su célebre frase sobre sus auriculaers) y el salió más o menos ileso (aunque supongo que con los tímpanos rotos ¡menuda campanada!)
En definitiva, las cifras de destrucción de carros que tantas veces se manejan como prueba de eficacia, no son tan fiables como parece. A las exageraciones había que añadir un porcentaje relativamente alto de máquinas reparadas tras ser puestas fuera de combate.
En el caso de los Tiger, hay un factor que ayuda a llevar el recuento de bajas, ya que al ser máquinas tan caras los batallones estaban obligados a llevar un informe diario de los daños y disponibilidad de sus unidades, y si un tigre era destruido o no se podía recuperar había que informar detalladamente de las circunstancias, así que se les puede seguir la pista a casi todos los carros tigre empleados por los alemanes en la guerra.
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Japa, gracias por la clarificación y datos. Curiosamente los soviéticos se quedaron sorprendidos en 1944, cuando avanzaban hacia la antigua frontera, de ver muchos T-26 y BT-7 destruidos que no habían sido fundidos. Esto no ocurría con los aviones derribados en Alemania, de los que se sacaba el aluminio.
Saludos.
Saludos.
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- General de Brigada
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Hablando de la robustez del T-34, merece la pena comentar que en estos ultimos años se han encontrado varios sumergidos en rios, barro o lagos. No solo estaban en perfecto estado sino que en alguno de ellos el motor ha vuelto a arrancar tras ser limpiado. Reitero que estamos hablando de un motor que lleva 60 años sumergido sin ningun cuidado.
Unas fotos:
http://legion-afv.narod.ru/OT-34-76_Novosokolniky.html
http://www.pln-pskov.ru/photo/photoreport/41184.html
http://svsm.org/gallery/T-34-76Snaiper
Saludos.
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http://legion-afv.narod.ru/OT-34-76_Novosokolniky.html
http://www.pln-pskov.ru/photo/photoreport/41184.html
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Saludos.
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alejandro :
Uhmmmm, dificil de creer.
Mira aquí el estado de un Hetzer recien encontrado y para mas inri enterrado en una playa (ambiente salino) : http://odkrywca.pl/galerie.php?nazwa=432
Saludos
el motor ha vuelto a arrancar tras ser limpiado
Uhmmmm, dificil de creer.
Mira aquí el estado de un Hetzer recien encontrado y para mas inri enterrado en una playa (ambiente salino) : http://odkrywca.pl/galerie.php?nazwa=432
Saludos
Karl Von Berlinchingen
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LOS PANZER EN LA CAMPAÑA DE VERANO: ANÁLISIS OPERATIVO
El primer análisis de la campaña alemana en el verano de 1943 arroja un resultado muy evidente: fue un enorme error. La campaña de marzo había demostrado que una defensa elástica, cediendo territorio para concentrar la fuerza y golpear demoledoramente al adversario cuando perdiera impulso era una opción que permitiría a los alemanes mantener el frente oriental sin sufrir graves pérdidas durante ese año; además eso daría al heer y a la industria margen suficiente para probar decuadamente las nuevas armas, construirlas en números adecuados y completar un adecuado adiestramiento a la vez que se constituían reservas estratégicas.
Por supuesto esa estrategia implicaba dejar la iniciativa durante ese año en manos del ER, pero tras las graves pérdidas del invierno era una opción muy razonable. Además daría tiempo a la LW para recuperarse (no olvidemos que la campaña de Stalingrado supuso una enorme sangría de aviones y tripulcaiones) y sin el desgaste de una nueva ofensiva hubiera sido posible iniciar el despliegue de nuevos modelos y mejorar las defesnas aéreas sobre la propia Alemania.
Sin embargo Hitler decidió embarcarse en una nueva ofensiva, y no lo hizo porque fuera posible alcanzar un objetivo estratégico claro en el saliente de Kursk, sino por cuestiones de prestigio. De todas las razones para una ofensiva, esa parece la menos indicada de todas, sobre todo porque el objetivo de Hitler (reafirmar el compromiso de sus aliados, en especial Italia, y convencer a Turquía de que entrara en la guerra) no dependían en lo más mínimo de una victoria en Ciudadela. Los italianos simplemente estaban más que hartos de una guerra que sólo les había traído un montón de sangre y la pérdida de su imperio colonial, y de un régimen que no había sido capaz de actuar mirando por los intereses de la nación y les había embarcado en una guerra que nadie deseaba. Los turcos no tenían la más mínima intención de embarcarse en un conflicto en el que Alemania, dijeran lo que dijeran Hitler o Goebbels, no tenía ya esperanzas de obtener una victoria clara y contundente sobre la URSS, y en el que ellos no tenían nada que ganar aparte de las vagas promesas territoriales de Hitler (y Ankara había tenido sobradas pruebas del valor de la palabra del Fuhrer en años precedentes). Su neutralidad le resulltaba muchísimo más rentable. En cuanto al resto de aliados de Alemania, Hungría y Rumanía sabían demasiado bien que no eran más que criados de Alemania, FInlandia sólo deseaba salir de la guerra cuanto antes y Japón no ten´ñia medios ni ganas de embarcarse en aventuras siberianas. Pasara lo que pasara en Kursk, las espectativas de Hitler no tenían ninguna posibilidad de cumplirse.
Ahora bien, una vez tomada la decisión de lanzar una ofensiva sobre el saliente ¿Fue adecuada la planificación alemana? y sobre todo, ya que es el tema que estamos tratando ¿Fue correcta de cara al uso de las unidades acorazadas? Vayamos por partes.
Una de las premisas más claras establecidas por Guderian para el uso de las fuerzas acorazadas era la obtención de la sorpresa táctica. Las rupturas debían hacerse de forma rápida y sin dar ocasión al enemigo a reaccionar. En Barbarroja y Blau se había logrado ese objetivo plenamente y eso había garantizado rápidas victorias iniciales y un profundo avance antes de la reacción del ER. Sin embargo esa sorpresa hubiera requerido una acción inmediata, en mayo a más tardar, porque la sola existencia del saliente de Kursk y el contrasaliente de Orel señalaban con claridad a cualquier estratega medianamente avispado de cuál iba a ser el objetivo de los alemanes. SIn embargo las graves dudas de Hitler con respecto a Ciudadela le llevó a agarrarse a cualquier excusa para ir retrasando el momento de tomar una decisión definitiva, pese a que Manstein le advirtió repetidamente de que los retrasos harían inviable el éxito.
Primero fue el clima, luego la necesidad de incrementar las fuerzas en Túnez, después los temores a un desembarco en Sicilia, en junio la obligatoriedad de la entrada en servicio de los Panther… todas esas razones se reducían a una sola: Hitler no se atrevía a tomar una decisión en firme.
Esa indecisión le llevó a violar otro de los principios más básicos de la guerra de movimiento: la concentración de la fuerza. No sólo rechazó la evacuación de la cabeza de puente de Túnez o la salida de unidades de guarnición en Noruega o los Balcanes, sino que se negó en redondo a evacuar la cabeza de puente del Heer en Kuban, que hubiera liberado entre diez y doce divisiones para apoyar Ciudadela. Hitler defendía su obcecación argumentando que esa posición era indispensable para retomar la ofensiva sobe el Cáucaso una vez concluyera victorisamente Ciudadela, pero si no había una victoria, la cabeza de puente carecía de sentido, y sostenerla reducía las posibilidades de victoria, argumentaban los generales, pero Hitler insistía en que se requerirían muchas más fuerzas para volver a repasar el Donetz si se evacuaba Kuban. La realidad es que hasta ese momento los ríos no habían representado en ningún momento un obstáculo insalvable en las campañas del Heer, y unos meses más tarde el DNieper no lo fue para el ER, así que el argumento se caía por su propio peso, pero era inútil.
En realidad la clave estaba en que Hitler se sentía incapaz de ceder ni un metro del territorio controlado por Alemania, y eso iba a suponer una dispersión de fuerzas por toda Europa que se mantendría hasta el final de la guerra alcanzando límites absurdos en 1945 con las reiteradas negativas de Hitler a sacar a sus fuerzas de Noruega, los Balcanes, Curlandia… siempre aduciendo vagos motivos de prestigio, moral o economía.
Así pues Ciudadela, pese a ser la operación clave en 1943, no contó con todas las fuerzas potencialmente disponibles ¿Y las realmente disponibles?
El primer análisis de la campaña alemana en el verano de 1943 arroja un resultado muy evidente: fue un enorme error. La campaña de marzo había demostrado que una defensa elástica, cediendo territorio para concentrar la fuerza y golpear demoledoramente al adversario cuando perdiera impulso era una opción que permitiría a los alemanes mantener el frente oriental sin sufrir graves pérdidas durante ese año; además eso daría al heer y a la industria margen suficiente para probar decuadamente las nuevas armas, construirlas en números adecuados y completar un adecuado adiestramiento a la vez que se constituían reservas estratégicas.
Por supuesto esa estrategia implicaba dejar la iniciativa durante ese año en manos del ER, pero tras las graves pérdidas del invierno era una opción muy razonable. Además daría tiempo a la LW para recuperarse (no olvidemos que la campaña de Stalingrado supuso una enorme sangría de aviones y tripulcaiones) y sin el desgaste de una nueva ofensiva hubiera sido posible iniciar el despliegue de nuevos modelos y mejorar las defesnas aéreas sobre la propia Alemania.
Sin embargo Hitler decidió embarcarse en una nueva ofensiva, y no lo hizo porque fuera posible alcanzar un objetivo estratégico claro en el saliente de Kursk, sino por cuestiones de prestigio. De todas las razones para una ofensiva, esa parece la menos indicada de todas, sobre todo porque el objetivo de Hitler (reafirmar el compromiso de sus aliados, en especial Italia, y convencer a Turquía de que entrara en la guerra) no dependían en lo más mínimo de una victoria en Ciudadela. Los italianos simplemente estaban más que hartos de una guerra que sólo les había traído un montón de sangre y la pérdida de su imperio colonial, y de un régimen que no había sido capaz de actuar mirando por los intereses de la nación y les había embarcado en una guerra que nadie deseaba. Los turcos no tenían la más mínima intención de embarcarse en un conflicto en el que Alemania, dijeran lo que dijeran Hitler o Goebbels, no tenía ya esperanzas de obtener una victoria clara y contundente sobre la URSS, y en el que ellos no tenían nada que ganar aparte de las vagas promesas territoriales de Hitler (y Ankara había tenido sobradas pruebas del valor de la palabra del Fuhrer en años precedentes). Su neutralidad le resulltaba muchísimo más rentable. En cuanto al resto de aliados de Alemania, Hungría y Rumanía sabían demasiado bien que no eran más que criados de Alemania, FInlandia sólo deseaba salir de la guerra cuanto antes y Japón no ten´ñia medios ni ganas de embarcarse en aventuras siberianas. Pasara lo que pasara en Kursk, las espectativas de Hitler no tenían ninguna posibilidad de cumplirse.
Ahora bien, una vez tomada la decisión de lanzar una ofensiva sobre el saliente ¿Fue adecuada la planificación alemana? y sobre todo, ya que es el tema que estamos tratando ¿Fue correcta de cara al uso de las unidades acorazadas? Vayamos por partes.
Una de las premisas más claras establecidas por Guderian para el uso de las fuerzas acorazadas era la obtención de la sorpresa táctica. Las rupturas debían hacerse de forma rápida y sin dar ocasión al enemigo a reaccionar. En Barbarroja y Blau se había logrado ese objetivo plenamente y eso había garantizado rápidas victorias iniciales y un profundo avance antes de la reacción del ER. Sin embargo esa sorpresa hubiera requerido una acción inmediata, en mayo a más tardar, porque la sola existencia del saliente de Kursk y el contrasaliente de Orel señalaban con claridad a cualquier estratega medianamente avispado de cuál iba a ser el objetivo de los alemanes. SIn embargo las graves dudas de Hitler con respecto a Ciudadela le llevó a agarrarse a cualquier excusa para ir retrasando el momento de tomar una decisión definitiva, pese a que Manstein le advirtió repetidamente de que los retrasos harían inviable el éxito.
Primero fue el clima, luego la necesidad de incrementar las fuerzas en Túnez, después los temores a un desembarco en Sicilia, en junio la obligatoriedad de la entrada en servicio de los Panther… todas esas razones se reducían a una sola: Hitler no se atrevía a tomar una decisión en firme.
Esa indecisión le llevó a violar otro de los principios más básicos de la guerra de movimiento: la concentración de la fuerza. No sólo rechazó la evacuación de la cabeza de puente de Túnez o la salida de unidades de guarnición en Noruega o los Balcanes, sino que se negó en redondo a evacuar la cabeza de puente del Heer en Kuban, que hubiera liberado entre diez y doce divisiones para apoyar Ciudadela. Hitler defendía su obcecación argumentando que esa posición era indispensable para retomar la ofensiva sobe el Cáucaso una vez concluyera victorisamente Ciudadela, pero si no había una victoria, la cabeza de puente carecía de sentido, y sostenerla reducía las posibilidades de victoria, argumentaban los generales, pero Hitler insistía en que se requerirían muchas más fuerzas para volver a repasar el Donetz si se evacuaba Kuban. La realidad es que hasta ese momento los ríos no habían representado en ningún momento un obstáculo insalvable en las campañas del Heer, y unos meses más tarde el DNieper no lo fue para el ER, así que el argumento se caía por su propio peso, pero era inútil.
En realidad la clave estaba en que Hitler se sentía incapaz de ceder ni un metro del territorio controlado por Alemania, y eso iba a suponer una dispersión de fuerzas por toda Europa que se mantendría hasta el final de la guerra alcanzando límites absurdos en 1945 con las reiteradas negativas de Hitler a sacar a sus fuerzas de Noruega, los Balcanes, Curlandia… siempre aduciendo vagos motivos de prestigio, moral o economía.
Así pues Ciudadela, pese a ser la operación clave en 1943, no contó con todas las fuerzas potencialmente disponibles ¿Y las realmente disponibles?
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Había una disparidad de fuerzas entre las diversas armas que no se había dado hasta ese momento en la guerra: de las 41 divisiones que iban a participar en la ofensiva, 24 eran de infantería y 17 eran PzDiv o PzGrDiv (que en la práctica eran tan poderosas como una PzDiv y en el caso de las cuatro PzGrDiv del IV PzArm eran bastante más poderosas), a lo que había que añadir una PzBrg con más fuerza acorazada que dos PzDiv juntas y dos SpzAbt. En comparación con otras operaciones alemanas el desequilibrio entre carros e infantería era enorme. Esto al primer vistazo puede parecer un factor positivo, ya que la mayoría de la gente ve mucho más poderosa una unidad acorazada que una de infantería, pero no lo es en la práctica: las PzDiv se concibieron como un arma que debía operar dentro de un sistema integrado de armas, y siempre con apoyo de la infantería. En Francia ese apoyo había sido soslayado por la velocidad del movimiento de los panzer y la incapacidad de reaccionar de los aliados había impedido que se produjerna males mayores, pero ya en Barbarroja se había visto lo peligroso que era dejar que los panzer hicieran la guerra por sí solos.
Por supuesto las PzDiv incluída en su estructura su propia fuerza de infantería, pero como apoyo de sus operaciones, no para cubrir las misiones de las fuerzas de infantería acompañantes, que eran sobre todo las de aprovechamiento del éxito y protección de los flancos. SIn suficientes divisiones de infantería, las unidades acorazadas se verían obligadas a cubrir sus propios flancos y aprovechar el éxito por sí mismas, lo que suponía un desgaste de la fuerza acorazada en misiones que no eran propias de los panzer. Hablando con claridad, los carros podían atravesar las líneas enemigas, pero sólo la infantería estaba capacitada para ocupar, asegurar y expandir el terreno conquistado tras ese avance.
El desequilibrio producido además en el despleigue entre las dos fuerzas que debían protagonizar la ofensiva acentuaba los problemas. Model disponía de un mayor porcentaje de infantería (dos a uno respecto a PzDiv) pero tenía una fuerza acorazada bastante reducida, y en cambio las fuerzas de Manstein en su conjunto desplegaban en el sur tantas InfDiv como PzDiv o PzGDiv, lo que implicaba que sobre todo las fuerzas acorazadas de Hoth iban a tener que actuar casi sin apoyo de infantería.
La flexibilidad operativa fue claramente obviada en las acciones del IX ejército, lo que de nuevo va en contra de la lógica de uso de las PzDiv. De hecho toda la operación Ciudadela violaba este principio ya que en vez de movimientos de flanqueo, o rupturas puntuales, en julio los alemanes se lanzaron frontalmente contra posiciones defensivas de una profundidad inimaginable que anulaban la ventaja táctica de la movilidad e impusieron en todo momento un nivel de desgaste atroz a las tropas en avance. Cada metro del camino hacia Kursk iba a tener que ser conquistado a la fuerza y en ningún momento iban a verse las unidades acorazadas en condiciones de repetir los veloces movimientos de las campañas anteriores, por pura falta de espacio de maniobra.
El último principio básico de la guerra acorazada es la concentración de la fuerza acorazada para obtener un triunfo rápido y profundo que facilite el ulterior desarrollo de las operaciones y poder aprovechar rápidamente el éxito al tener las fuerzas de reserva listas para intervenir.
Como ya hemos visto Model incumplió ese principio desde el comienzo de su ofensiva, y eso fue fatal en el primer día ya que al estar su reserva alejada del frente no pudo intervenir cuando se dio la oportunidad y cuando se produjo su intervención la reacción de Rokossovski hizo inviable el éxito. A partir de ahí las unidades acorazadas de Model se desangraron en una lucha posicional por todo el frente sin que volviera a darse al ocasión de una ruptura decisiva.
En cuanto al sur, de las tres agrupaciones implicadas en la ofensiva sólo Hausser hizo un adecuado uso de sus fuerzas acorazadas. El LII cuerpo, sin apoyo acorazado, no fue capaz de seguir el avance de sus compañeros al este. El XLVIII PzKorp lanzó demasiada fuerza a la batalla el primer día obstaculizando su propio avance y a partir de ahí se vio obligado a luchar por proteger su flanco ante el fracaso del LII en alcanzar sus objetivos iniciales, y Kempf erró totalmente al concentrar su fuerza en el ala derecha de su avance, descuidando el cumplimiento de su misión principal y permitiendo así la apertura de una brecha entre sus fuerzas y el IV PzArm que a la postre iba a impedir que las fuerzas de Manstein ganaran una verdadera victoria en su ofensiva, ya que el II SS PzKorp tuvo que luchar en solitario contra las fuerzas acorazadas soviéticas y no fue capaz de avanzar más allá de Prokhorovka.
Así pues, por lo que refiere a la operación Ciudadela como tal, los generales alemanes, a excepcioón de Hausser, hicieron un uso completamente inadecuado de las fuerzas a su disposición. Eso, unido a la carencia de tropas de infantería, a la falta de suficiente fuerza en la ofensiva en sí, y a la total ausencia de sorpresa táctica, llevó a la operación alemana a un punto muerto.
A partir del día 14 Hiler cortó de raíz la iniciativa de sus generales y procedió a trasladar unidades debilitando gravemente a las fuerzas de Manstein, que se vieron privadas, entre otras, de sus dos unidades más poderosas, la GrossDeutschland y la Liebstandarte. Model pudo mantener un frente razonablemente sólido contra la ofensiva soviética a partir del fin de Ciudadela y el Grupo de Ejércitos Centro logró salir de su apurada situación en Orel sin excesivas pérdidas. A ello contribuyó mucho el que Model no hubiera logrado penetrar más allá de unos kilómetros en las líneas enemigas y pudiera mantener un frente relativamente corto.
Por contra el Grupo Sur no sólo había sido debilitado en favor del frente italiano y del IX ejército, sino que al haber profundizado bastante en el sur del saliente había alargado considerablemente su línea de frente. La confianza de Manstein en la imposibilidad de una nueva ofensiva soviética antes de octubre creó un clima de seguridad y relajación lo que unido a la dispersión de las fuerzas a lo largo de las nuevas posiciones convirtió al frente del Grupo Sur en un castillo de arena que se derrumbó ante el primer empuje soviético. Con sus escasas fuerzas dispersadas o rodeadas y penetraciones soviéticas desde tres direcciones, Manstein no estaba en condiciones de hacer nada para frenar la cabalgada del ER sin refuerzos, y la renovada presión sobre el grupo Centro garantizaba que no llegarían refuerzos. En esas circunstancias que Manstein lograra sacar a la mayoría de sus fuerzas del cepo y llevarlas hasta la ribera occidental del Dnieper fue un milagro. La responsabilidad por el desastre del grupo Sur no es achacable a Manstein (aunque a toro pasado es fácil pensar que no debería haberse confiado), sino a la inteligencia alemana, que no calibró adecuadamente el potencial soviético, y en última instancia a Hitler, que fue quien puso al Grupo Sur en la situación adecuada para que su derrota fuera tan abrumadora.
En ambas retiradas las unidades acorazadas fueron usadas de forma magistral dadas las circunstancias, pero sin una adecuada reserva móvil lo único que podían hacer era ir tapando los agujeros a medida que se iban produciendo. Para la Panzerwaffe el tiempo de las victorias se había acabado.
Por supuesto las PzDiv incluída en su estructura su propia fuerza de infantería, pero como apoyo de sus operaciones, no para cubrir las misiones de las fuerzas de infantería acompañantes, que eran sobre todo las de aprovechamiento del éxito y protección de los flancos. SIn suficientes divisiones de infantería, las unidades acorazadas se verían obligadas a cubrir sus propios flancos y aprovechar el éxito por sí mismas, lo que suponía un desgaste de la fuerza acorazada en misiones que no eran propias de los panzer. Hablando con claridad, los carros podían atravesar las líneas enemigas, pero sólo la infantería estaba capacitada para ocupar, asegurar y expandir el terreno conquistado tras ese avance.
El desequilibrio producido además en el despleigue entre las dos fuerzas que debían protagonizar la ofensiva acentuaba los problemas. Model disponía de un mayor porcentaje de infantería (dos a uno respecto a PzDiv) pero tenía una fuerza acorazada bastante reducida, y en cambio las fuerzas de Manstein en su conjunto desplegaban en el sur tantas InfDiv como PzDiv o PzGDiv, lo que implicaba que sobre todo las fuerzas acorazadas de Hoth iban a tener que actuar casi sin apoyo de infantería.
La flexibilidad operativa fue claramente obviada en las acciones del IX ejército, lo que de nuevo va en contra de la lógica de uso de las PzDiv. De hecho toda la operación Ciudadela violaba este principio ya que en vez de movimientos de flanqueo, o rupturas puntuales, en julio los alemanes se lanzaron frontalmente contra posiciones defensivas de una profundidad inimaginable que anulaban la ventaja táctica de la movilidad e impusieron en todo momento un nivel de desgaste atroz a las tropas en avance. Cada metro del camino hacia Kursk iba a tener que ser conquistado a la fuerza y en ningún momento iban a verse las unidades acorazadas en condiciones de repetir los veloces movimientos de las campañas anteriores, por pura falta de espacio de maniobra.
El último principio básico de la guerra acorazada es la concentración de la fuerza acorazada para obtener un triunfo rápido y profundo que facilite el ulterior desarrollo de las operaciones y poder aprovechar rápidamente el éxito al tener las fuerzas de reserva listas para intervenir.
Como ya hemos visto Model incumplió ese principio desde el comienzo de su ofensiva, y eso fue fatal en el primer día ya que al estar su reserva alejada del frente no pudo intervenir cuando se dio la oportunidad y cuando se produjo su intervención la reacción de Rokossovski hizo inviable el éxito. A partir de ahí las unidades acorazadas de Model se desangraron en una lucha posicional por todo el frente sin que volviera a darse al ocasión de una ruptura decisiva.
En cuanto al sur, de las tres agrupaciones implicadas en la ofensiva sólo Hausser hizo un adecuado uso de sus fuerzas acorazadas. El LII cuerpo, sin apoyo acorazado, no fue capaz de seguir el avance de sus compañeros al este. El XLVIII PzKorp lanzó demasiada fuerza a la batalla el primer día obstaculizando su propio avance y a partir de ahí se vio obligado a luchar por proteger su flanco ante el fracaso del LII en alcanzar sus objetivos iniciales, y Kempf erró totalmente al concentrar su fuerza en el ala derecha de su avance, descuidando el cumplimiento de su misión principal y permitiendo así la apertura de una brecha entre sus fuerzas y el IV PzArm que a la postre iba a impedir que las fuerzas de Manstein ganaran una verdadera victoria en su ofensiva, ya que el II SS PzKorp tuvo que luchar en solitario contra las fuerzas acorazadas soviéticas y no fue capaz de avanzar más allá de Prokhorovka.
Así pues, por lo que refiere a la operación Ciudadela como tal, los generales alemanes, a excepcioón de Hausser, hicieron un uso completamente inadecuado de las fuerzas a su disposición. Eso, unido a la carencia de tropas de infantería, a la falta de suficiente fuerza en la ofensiva en sí, y a la total ausencia de sorpresa táctica, llevó a la operación alemana a un punto muerto.
A partir del día 14 Hiler cortó de raíz la iniciativa de sus generales y procedió a trasladar unidades debilitando gravemente a las fuerzas de Manstein, que se vieron privadas, entre otras, de sus dos unidades más poderosas, la GrossDeutschland y la Liebstandarte. Model pudo mantener un frente razonablemente sólido contra la ofensiva soviética a partir del fin de Ciudadela y el Grupo de Ejércitos Centro logró salir de su apurada situación en Orel sin excesivas pérdidas. A ello contribuyó mucho el que Model no hubiera logrado penetrar más allá de unos kilómetros en las líneas enemigas y pudiera mantener un frente relativamente corto.
Por contra el Grupo Sur no sólo había sido debilitado en favor del frente italiano y del IX ejército, sino que al haber profundizado bastante en el sur del saliente había alargado considerablemente su línea de frente. La confianza de Manstein en la imposibilidad de una nueva ofensiva soviética antes de octubre creó un clima de seguridad y relajación lo que unido a la dispersión de las fuerzas a lo largo de las nuevas posiciones convirtió al frente del Grupo Sur en un castillo de arena que se derrumbó ante el primer empuje soviético. Con sus escasas fuerzas dispersadas o rodeadas y penetraciones soviéticas desde tres direcciones, Manstein no estaba en condiciones de hacer nada para frenar la cabalgada del ER sin refuerzos, y la renovada presión sobre el grupo Centro garantizaba que no llegarían refuerzos. En esas circunstancias que Manstein lograra sacar a la mayoría de sus fuerzas del cepo y llevarlas hasta la ribera occidental del Dnieper fue un milagro. La responsabilidad por el desastre del grupo Sur no es achacable a Manstein (aunque a toro pasado es fácil pensar que no debería haberse confiado), sino a la inteligencia alemana, que no calibró adecuadamente el potencial soviético, y en última instancia a Hitler, que fue quien puso al Grupo Sur en la situación adecuada para que su derrota fuera tan abrumadora.
En ambas retiradas las unidades acorazadas fueron usadas de forma magistral dadas las circunstancias, pero sin una adecuada reserva móvil lo único que podían hacer era ir tapando los agujeros a medida que se iban produciendo. Para la Panzerwaffe el tiempo de las victorias se había acabado.
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Mira aquí el estado de un Hetzer recien encontrado y para mas inri enterrado en una playa (ambiente salino) :
Pero es que un ambiente salino es muy dañino. De hecho las pruebas de corrosión de muchas piezas se hacen metiendolas en agua salada. Los T-34 encontrados en Rusia estaban enterrados en una mezcla de barrio, agua dulce, y muchas veces aceite, por lo que se conservaban muy bien.
Este otro T-34 fue sacado de un lago de Letonia y el motor tambien arrancó sin reparaciones ni piezas de repuesto. En fin, cuando se habla del T-34, mucha gente sólo se acuerda del blindaje inclinado y las cadenas, pero el motor era toda una innovación en la época.
http://www.rense.com/general75/germ2.htm
Saludos.
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ANÁLISIS TÉCNICO
Y en lo que se refiere a las máquinas ¿Cuál fue el comportamiento de los diversos modelos empleados por los alemanes en los combates de julio a noviembre? Veamos primero cómo se comportaron las armas que entraron en servicio en Ciudadela.
PzKfw V Panther.
La cuchara de palo es indiscutiblemente para el carro de la MAN. El estreno del tan esperado carro "estrella" fue un rotundo fracaso. Como media diaria, de los 200 ejemplares desplegados para la operación apenas un par de docenas estuvieron en condiciones de combatir, y eso con esfuerzos sobrehumanos de sus mecánicos y tripulaciones. Algunos ejemplares quedaron destruidos antes de llegar a combatir por incendio del motor. Otros quedaron fuera de combate nada más iniciar la marcha de aproximación el día 5 de julio. La mayoría sufrieron constantes averías en el motor y la transmisión… para buscar un estreno menos auspicioso de un carro en la WWII tenemos que llegarnos al desastre de los Churchill en Dieppe, y al menos los antediluvianos carros ingleses no ardieron por sí solos.
En las escasas ocasiones en las que los Panther lograron estar presentes en combates su excelente armamento dio buenos resultados, pero en modo alguno compensó todos los problemas que supusieron el uso de la 10ª PzBr.
A los problemas mecánicos (gravísimos) había que añadir la bisoñez de las tripulaciones que usaron esos carros. La 10ª PzBri era una unidad de nueva creación y sus integrantes eran unos novatos en todo lo referido a las tácticas de los panzer. Además apenas tuvieron cuatro semanas para familiarizarse con sus carros a medida que fueron llegando a la unidad, con lo que incrementaron el volumen de las averías por un uso inadecuado de los carros, sobrecargando la transmisión, forzando los motores y metiéndose por terrenos completamente inadecuados. En los primeros días además su torpeza táctica resulto sumamente perjudicial ya que en varias ocasiones estorbaron los movimientos tanto de la infantería como de las unidades veteranas de carros, ocasionando adicionalmente embotellamientos en las líneas de avance.
La falta de un vehículo especializado de reucperación era un enorme fallo en la planificación de la PzBri. Los Panther pesaban casi el doble que los Pz IV y eso en las penosas condiciones del terreno (recordemos que además de los profundos campos minados, las fuerzas de la GrossDeutschland – a la que estaba adscrita la 10ª PzBri – se vieron onstaculizados por los grandes barrizales ocasionados por la lluvia).
Debemos tener en cuenta además que buena parte del retraso de Ciudadela obedecía a la insistencia de Hitler en desplegar los Panther, así que se puede decir sin errar demasiado que parte del fracaso de la ofensiva alemana se debe al empleo de esos carros.
Hay que decir que tras la cancelación de Ciudadela todavía siguieron recibiéndose más Panther AusfD, pese a que había quedado sobradamente claro que ese modelo era un absoluto fracaso. En agosto se incorporaron otros 115 ejemplares para cubrir las pérdidas de la PzBri. Por supuesto la lucha defensiva que vino a continuación no hizo demasiado por facilitarle la vida a los sufridos usuarios de los Panther, y cuando el frente se estabilizó finalmente en noviembre apenas quedaban unos 40 Panther de los más de 300 que se habían empleado en las operaciones.
Contra toda lógica la producción del AusfD no cesó hasta septiembre y se produjeron en total unos 850 ejemplares de ese modelo. Los que no se perdieron en las luchas en el Este fueron modificados de cara a corregir en lo posible los defectos mecánicos, y siguieron en servicio a lo largo del 44 para desesperación de sus tripulaciones. Milagrosamente en 1945 todavía seguían en servicio un par de docenas de ejemplares.
Si el Panther tenía que seguir en producción era necesario hacerle una reforma bastante amplia. SIn embargo ese no iba a ser el caso al menos de momento, ya que la siguiente versión que entraría en servicio, el AusfA, era en esencia un chasis AusfD con una torre modificada. Eso mejoraba las prestaciones de mando y armamento, pero mantenía los problemas mecánicos. La versión definitiva, el AusfG, no llegaría hasta 1944.
Y en lo que se refiere a las máquinas ¿Cuál fue el comportamiento de los diversos modelos empleados por los alemanes en los combates de julio a noviembre? Veamos primero cómo se comportaron las armas que entraron en servicio en Ciudadela.
PzKfw V Panther.
La cuchara de palo es indiscutiblemente para el carro de la MAN. El estreno del tan esperado carro "estrella" fue un rotundo fracaso. Como media diaria, de los 200 ejemplares desplegados para la operación apenas un par de docenas estuvieron en condiciones de combatir, y eso con esfuerzos sobrehumanos de sus mecánicos y tripulaciones. Algunos ejemplares quedaron destruidos antes de llegar a combatir por incendio del motor. Otros quedaron fuera de combate nada más iniciar la marcha de aproximación el día 5 de julio. La mayoría sufrieron constantes averías en el motor y la transmisión… para buscar un estreno menos auspicioso de un carro en la WWII tenemos que llegarnos al desastre de los Churchill en Dieppe, y al menos los antediluvianos carros ingleses no ardieron por sí solos.
En las escasas ocasiones en las que los Panther lograron estar presentes en combates su excelente armamento dio buenos resultados, pero en modo alguno compensó todos los problemas que supusieron el uso de la 10ª PzBr.
A los problemas mecánicos (gravísimos) había que añadir la bisoñez de las tripulaciones que usaron esos carros. La 10ª PzBri era una unidad de nueva creación y sus integrantes eran unos novatos en todo lo referido a las tácticas de los panzer. Además apenas tuvieron cuatro semanas para familiarizarse con sus carros a medida que fueron llegando a la unidad, con lo que incrementaron el volumen de las averías por un uso inadecuado de los carros, sobrecargando la transmisión, forzando los motores y metiéndose por terrenos completamente inadecuados. En los primeros días además su torpeza táctica resulto sumamente perjudicial ya que en varias ocasiones estorbaron los movimientos tanto de la infantería como de las unidades veteranas de carros, ocasionando adicionalmente embotellamientos en las líneas de avance.
La falta de un vehículo especializado de reucperación era un enorme fallo en la planificación de la PzBri. Los Panther pesaban casi el doble que los Pz IV y eso en las penosas condiciones del terreno (recordemos que además de los profundos campos minados, las fuerzas de la GrossDeutschland – a la que estaba adscrita la 10ª PzBri – se vieron onstaculizados por los grandes barrizales ocasionados por la lluvia).
Debemos tener en cuenta además que buena parte del retraso de Ciudadela obedecía a la insistencia de Hitler en desplegar los Panther, así que se puede decir sin errar demasiado que parte del fracaso de la ofensiva alemana se debe al empleo de esos carros.
Hay que decir que tras la cancelación de Ciudadela todavía siguieron recibiéndose más Panther AusfD, pese a que había quedado sobradamente claro que ese modelo era un absoluto fracaso. En agosto se incorporaron otros 115 ejemplares para cubrir las pérdidas de la PzBri. Por supuesto la lucha defensiva que vino a continuación no hizo demasiado por facilitarle la vida a los sufridos usuarios de los Panther, y cuando el frente se estabilizó finalmente en noviembre apenas quedaban unos 40 Panther de los más de 300 que se habían empleado en las operaciones.
Contra toda lógica la producción del AusfD no cesó hasta septiembre y se produjeron en total unos 850 ejemplares de ese modelo. Los que no se perdieron en las luchas en el Este fueron modificados de cara a corregir en lo posible los defectos mecánicos, y siguieron en servicio a lo largo del 44 para desesperación de sus tripulaciones. Milagrosamente en 1945 todavía seguían en servicio un par de docenas de ejemplares.
Si el Panther tenía que seguir en producción era necesario hacerle una reforma bastante amplia. SIn embargo ese no iba a ser el caso al menos de momento, ya que la siguiente versión que entraría en servicio, el AusfA, era en esencia un chasis AusfD con una torre modificada. Eso mejoraba las prestaciones de mando y armamento, pero mantenía los problemas mecánicos. La versión definitiva, el AusfG, no llegaría hasta 1944.
Última edición por japa el 01 Jun 2007, 10:14, editado 1 vez en total.
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