Lord Cochrane y su participación en la liberación de America
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Asi no te guste era un pirata de la Colonia Britanica. que se vendia.
Que participo lo hizo y se llevo su tajada. y cuando parecia que no la recibiria la Robo.
Termino común entre algunas culturas cuando abuzan del resto no?
Que participo lo hizo y se llevo su tajada. y cuando parecia que no la recibiria la Robo.
Termino común entre algunas culturas cuando abuzan del resto no?
"si hay que luchar por honor o por dinero lo hare por dinero pues honor no me falta..."
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tabano escribió:Lord COCHRANE era un hombre con un espíritu y un par de cojo*** muy a la medida de la época que le toco vivir , lo suyo era la acción , si le pagaban , mejor y si era por una causa justa , mejor todavía , lo de mercenario le cae pero hasta por hay no mas , no se hagan los tontos olvidando que los Españoles le ofrecieron un Almirantazgo y mucha plata para que peleara contra los independentistas y el prefirió aliniarce con las jóvenes , desordenadas y pobres republicas independentistas .
La gente que peleo a su mando lo idolatraba , si les ordenaba desembarcar en el infierno , su gente lo hubiera seguido , Así tomaron VALDIVIA , fuertemente defendida , la ESMERALDA en el mismo CALLAO y demás acciones en AMERICA y el MEDITERRANEO . Acá en CHILE se le recuerda con agradecimiento , respeto y Orgullo .
Bien puesto tiene su nombre , siempre , un buque de la ARMADA ( ahora una Type 23 de puta madre ) y el DIM n4 Lord COCHRANE , en PUNTA ARENAS y una calle en cada Ciudad de CHILE .
Saludos .
Bien dicho
Solo agregare que en la XI Region de Aysen, la Provincia Capitan Prat, tiene por Capital a .....tatatataan... COCHRANE
La Provincia de Capitán Prat se ubica al sur de la XI Región de Aisén del General Carlos Ibáñez del Campo, tiene una superficie de 37.247,2 km² . Su capital provincial es la ciudad de Cochrane.
SALUDOS
PD. El Museo Naval mas importante de Chile, es decir el de Valparaiso, lleva por nombre Museo Naval Lord Cochrane
Mi patria sabe que está sola en Sudamérica; pero tiene fe en su estrella, en su derecho y en la justicia que le asiste; y si mañana es atacada, sus hijos, cual otros viriatos sucumbirán todos, antes que rendirse...
Nicanor Molinare
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Cochrane fue un mercenario, tan mercenario como lo fue Miller
Pero antes analizemos lo de mercenario
Los ejércitos en sus inicios eran multitudes armdas, que la leva obligada, les ponia uniforme. En esa leva obligada, muchos encontraban la muerte o un manra e ascender socialmente.
La milicia se tornó en un profesión.
Como era bien pagada, los mejores soldados ofrecían sus servicios al mejorpostor. Total, no era lo mismo tener cien soldados levados que cien mercenarios bien entrenados, y que cobraban en oro su profesión.
Como un plus, estos mercenarios recibian parte del botín de guerra, al momento de saquear los centros poblados.
Era gente que vivia y moria por la milicia..soldaos de tiempo completo.
Deahí, vino por parte de los improvisados las frases despectivas. Lueg, estos mercenarios fueron denominados "los regulares", y dieron el inicio de un ejercito profesional.
No eran ajenos a elos el onor, la lealtad, la camaradería y el sentido del deber. Tenian un peculiar cuadro de valores, donde e espiraba el espiritu de cuerpo. No olvidemos que la Legion Francesa era de extranjeros,que entran bien en la denominación de mercenarios
Cochrane era mercenario...y un buen mercenario y abia lo que valía. Su codigo de etica no le permitía servir en otro pais mientras subsista su contrato.Eran hombres de su tiempo y erna sus valores, que mas pasaban por tener una garantía de er contratado nuevamente que sentimientos distintos, o quizas mas excelsos
Por ello, arguentos mas o argumentos menos, su Jefe era San Martín, y no debió robar a su Jefe por mas razon que tuviese
Pro queera uno de los mejores por esta parte del Pacífico, es cierto
Saludos
Pero antes analizemos lo de mercenario
Los ejércitos en sus inicios eran multitudes armdas, que la leva obligada, les ponia uniforme. En esa leva obligada, muchos encontraban la muerte o un manra e ascender socialmente.
La milicia se tornó en un profesión.
Como era bien pagada, los mejores soldados ofrecían sus servicios al mejorpostor. Total, no era lo mismo tener cien soldados levados que cien mercenarios bien entrenados, y que cobraban en oro su profesión.
Como un plus, estos mercenarios recibian parte del botín de guerra, al momento de saquear los centros poblados.
Era gente que vivia y moria por la milicia..soldaos de tiempo completo.
Deahí, vino por parte de los improvisados las frases despectivas. Lueg, estos mercenarios fueron denominados "los regulares", y dieron el inicio de un ejercito profesional.
No eran ajenos a elos el onor, la lealtad, la camaradería y el sentido del deber. Tenian un peculiar cuadro de valores, donde e espiraba el espiritu de cuerpo. No olvidemos que la Legion Francesa era de extranjeros,que entran bien en la denominación de mercenarios
Cochrane era mercenario...y un buen mercenario y abia lo que valía. Su codigo de etica no le permitía servir en otro pais mientras subsista su contrato.Eran hombres de su tiempo y erna sus valores, que mas pasaban por tener una garantía de er contratado nuevamente que sentimientos distintos, o quizas mas excelsos
Por ello, arguentos mas o argumentos menos, su Jefe era San Martín, y no debió robar a su Jefe por mas razon que tuviese
Pro queera uno de los mejores por esta parte del Pacífico, es cierto
Saludos
¡Somos o no pilotos de combate!.... ya, que nos den otra misión y salimos 3 o 4 fierros, rasanteamos hasta donde podamos y si nos van tumbando.... nos tumbaron pues.... pero por lo menos uno llega y rompe.... así no regresemos los demás.... total para eso nos hemos formado, para eso estamos preparados, y si vamos a morir.... bueno nos inmolamos por la patria, es la oportunidad de demostrar lo que somos y valemos”. Coronel FAP Marco Antonio Schenone Oliva , piloto muerto en el Cenepa
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GRUMO escribió:Por ello, arguentos mas o argumentos menos, su Jefe era San Martín, y no debió robar a su Jefe por mas razon que tuviese
Error, te suguereria que leyeses los post, antes de "meter la cuchara"
Porque el Comandante en Jefe de la Armada de Chile, debia seguir ordenes del Protector del Peru, el solo recibia ordenes del Director Supremo de Chile...y vuelvo a citar (favor de leer)
"Usted no tiene porque recibir ordenes de Lima, ni directa ni indirectamente, porque desde el momento en que se declaró independiente ese país, bajo el gobierno protectoral de San Martín, cesó el poder provisional delegado que el tenía sobre la escuadrilla."
Ohiggins a Cochrane
Mas claro echarle agua.
saludos
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Ejem ejem... ya me estan pelando..con razón tenia las orejas calientes
Ahora si.. hablando mas en serio, del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (www.rae.es):
Del numero 1... podría ser si y no, de hecho tecnicamente bajo esta acepción Cochrane NO era mercenario ¿Y por que afirmo esto si es de origen Escoces? Pues al arribar a Chile antes aun de tomar el mando de la escuadra se le concedio la nacionalidad chilena por gracia la cual él acepto, de ahi en adelante tecnicamente todas sus acciones las realizo como chileno por tanto no puede ser conciderado mercenario bajo esta acepción.
Del numero 2 y 4.. ¡pues claro! lo logico es que tuviera paga (que si la tenia), no le puedes pedir a alguien que atraviese el mundo a arriesgar su cuello sin recibir algo a cambio ¿o crees que hoy en dia los miembros de las fuerzas armadas lo hacen por amor al arte? Aun a los miembros de SMO se les paga por sus servicios.
Y aun si lo quieres seguir considerando mercenario ¿eso que? valia cada centavo que cobraba. Ahora bien si tu lo quieres considera un pirata sin honor...pues estas en tu derecho, almenos su memoria descanza en paz siendo considerado uno de los maximos heroes navales en 4 naciones (Inglaterra, Chile, Brasil y Grecia), teniendo monumentos en su honor en cada una de estos paises y figurando postumamente en los saloens navales de estas naciones, incluso inspirando personajes de peliculas de cine holywoodenses (master and commander, capitan de mar y guerra), pero bueno.. quizas tu opinión pese mas que estos antecedenets historicos
Respecto a San Martin y la independecia de Chile: ¿se la debemos? CLARO QUE SI, quien afirme lo contrario creo que le hace falta volver a la secundaria por que parece que se perdio un par de clases de historia.
Ahora si.. hablando mas en serio, del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (www.rae.es):
mercenario, ria.
(Del lat. mercenarĭus).
1. adj. Dicho de una tropa: Que por estipendio sirve en la guerra a un poder extranjero.
2. adj. Que percibe un salario por su trabajo o una paga por sus servicios. U. t. c. s.
3. adj. mercedario1. U. t. c. s.
4. m. Hombre que desempeña por otro un empleo o servicio por el salario que le da
Del numero 1... podría ser si y no, de hecho tecnicamente bajo esta acepción Cochrane NO era mercenario ¿Y por que afirmo esto si es de origen Escoces? Pues al arribar a Chile antes aun de tomar el mando de la escuadra se le concedio la nacionalidad chilena por gracia la cual él acepto, de ahi en adelante tecnicamente todas sus acciones las realizo como chileno por tanto no puede ser conciderado mercenario bajo esta acepción.
Del numero 2 y 4.. ¡pues claro! lo logico es que tuviera paga (que si la tenia), no le puedes pedir a alguien que atraviese el mundo a arriesgar su cuello sin recibir algo a cambio ¿o crees que hoy en dia los miembros de las fuerzas armadas lo hacen por amor al arte? Aun a los miembros de SMO se les paga por sus servicios.
Y aun si lo quieres seguir considerando mercenario ¿eso que? valia cada centavo que cobraba. Ahora bien si tu lo quieres considera un pirata sin honor...pues estas en tu derecho, almenos su memoria descanza en paz siendo considerado uno de los maximos heroes navales en 4 naciones (Inglaterra, Chile, Brasil y Grecia), teniendo monumentos en su honor en cada una de estos paises y figurando postumamente en los saloens navales de estas naciones, incluso inspirando personajes de peliculas de cine holywoodenses (master and commander, capitan de mar y guerra), pero bueno.. quizas tu opinión pese mas que estos antecedenets historicos
Respecto a San Martin y la independecia de Chile: ¿se la debemos? CLARO QUE SI, quien afirme lo contrario creo que le hace falta volver a la secundaria por que parece que se perdio un par de clases de historia.
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En realidad, esta confirmado de que fue Cochrane quien comando el abordaje, debido a qu recibio 2 disparos que lo dejaron con muchas molestias y hasta un realista afirmo que "Estaba jugando a las cartas, cuando oigo disparos, salgo y veo a Cochrane pasando cojeando por un lado y soy capturado".Voy a conseguir mas datos para saber quien fue.
Salu2
Salu2
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WILDER jr escribió:En realidad, esta confirmado de que fue Cochrane quien comando el abordaje, debido a qu recibio 2 disparos que lo dejaron con muchas molestias y hasta un realista afirmo que "Estaba jugando a las cartas, cuando oigo disparos, salgo y veo a Cochrane pasando cojeando por un lado y soy capturado".Voy a conseguir mas datos para saber quien fue.
Salu2
Recibió dos balazos en la pierna y sigue caminando ??? dos plomazos y nada ?? dos balazos "que le produjeron muchas molestias" este tipó era Robocop ?? le dispararon balas de confite ?? si le agarra arteria lo desangra, si le agarra hueso lo fractura y lo tiende, si le pega dos veces en la misma pierna ya no camina, ni que decir en cada pierna!!! y que yo sepa el mismo día Cochrane pidio el canje de prisioneros....!! apenas tuvo una herida superficial por favor !!! Bastante relax para estar haciendo tramite con dos forados en las piernas y con la medicina del siglo 18. Por otro lado Cochrane comanda el ataque por supuesto porque era el almirante y que sube al buque, pero la parte operativa la tuvo Guisse, el que sube y captura hasta que su comandante llega es Guisse, y en reconocimiento a este hecho Cochrane le entrega el mando del buque a Guisse.
El problema mi amigo es que ustedes asumen a Cochrane como chileno, y este señor era tan chileno como yo marciano. Obedecia a quien le pagaba a tiempo y si no le pagabas te robaba como dicen los hechos, no lo digo yo, lo mismo sirvió por sueldo a las marinas de Grecia y Brasil creo, y si Namibia le hubiera pagado ahora los Namibios tendrían un barco llamado Cochrane. Es innegable la competencia de este INGLES en la independencia de Chile, como su premura por torpedear el plan del gobierno chileno de consolidar su propia independencia independizando al Perú si no le pagaban a tiempo. Su idealismo esta resumido en la L de la libra esterlina inglesa, se insubordino a su comandante en jefe ( cargo entregado por el mismo gobierno de tu pais ) y poco menos que lo mando al diablo comprometiendo la causa independentista en la que Chile se había comprometido y arriesgado la sangre de sus hijos. Eso era lo de menos mi amigo....asi no actua un patriota. Asi actua un mercenario. Y sepanlo bien la independencia de America no estaba segura mientrás hubiera un virreynato español en el Perú, al actuar de esa manera este inglés también comprometia la independencia de Chile eso es tan claro que el gobierno chileno no escatimo esfuerzos por apoyar a Sna Martín en su fracasado intento de independizar al Perú.
En suma insubordinación, desobediencia, robo y deserción Y EN TIEMPOS DE GUERRA!! recuerda que muchos patriotas argentinos y chilenos estaban en tierra...practicamente los abandono. En la ECH y en cualquier parte del mundo se le hubiera puesto frente a un pelotón de fusilamiento.
De cualquier manera una aqui aprende y creo que mi punto tiene asidero, por mas meritos y astucia que tuviera el inglés, su participación en la independencia peruana ( es decir la consolidación de la chilena) es por demás oscura por decirlo menos.
Lucho
El envidioso Cain de America
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Bueno, pidiendo excusas por "meter mi cuchara" en un sitio donde precisamente se busca eso, que metan la cuchara, es decir, tener mas argumentos que los eternamente aceptados.
¿Alguien conoce una herida de fusil o de arma de guerra?
Cuando ingresa el proyectil hace un pequeño agujero. Debido a la rotación de la bala, esta se vuelve inestable adentro del cuerpo al cambiar de un medio a otro medio. Es decir, la bala pùede ingresar por la pierna y puede salir por la ingle o gluteo.
Esto no pasa cuando la velocidad inicial es mayor, es decir una potencia de fuegos alta (presion de gases) o es disparado a quemarropa.
Cuando el proyectil es macizo (perdigón) no tiene rotación, por lo que no tiende a salir. Pierde inercia y se queda en el cuerpo.
Dos balazos en las piernas y sigue caminando implica dos cosas
1. Los disparos fueron hechos de mucha distancia, sin ocasionar mayor daño lo que no es muy posible en un abordaje donde la distancia es corta
2. Los disparos fueron hehos a quemarropa, originando entrada y salida, lo que en las piernas significa huesos fractturados o una femoral que lo lleva a la otra vida
En ambos casos, debió desplomarse siendo imposibilitado de caminar
Creo que aqui estamos frente a otro mito
Saludos
¿Alguien conoce una herida de fusil o de arma de guerra?
Cuando ingresa el proyectil hace un pequeño agujero. Debido a la rotación de la bala, esta se vuelve inestable adentro del cuerpo al cambiar de un medio a otro medio. Es decir, la bala pùede ingresar por la pierna y puede salir por la ingle o gluteo.
Esto no pasa cuando la velocidad inicial es mayor, es decir una potencia de fuegos alta (presion de gases) o es disparado a quemarropa.
Cuando el proyectil es macizo (perdigón) no tiene rotación, por lo que no tiende a salir. Pierde inercia y se queda en el cuerpo.
Dos balazos en las piernas y sigue caminando implica dos cosas
1. Los disparos fueron hechos de mucha distancia, sin ocasionar mayor daño lo que no es muy posible en un abordaje donde la distancia es corta
2. Los disparos fueron hehos a quemarropa, originando entrada y salida, lo que en las piernas significa huesos fractturados o una femoral que lo lleva a la otra vida
En ambos casos, debió desplomarse siendo imposibilitado de caminar
Creo que aqui estamos frente a otro mito
Saludos
¡Somos o no pilotos de combate!.... ya, que nos den otra misión y salimos 3 o 4 fierros, rasanteamos hasta donde podamos y si nos van tumbando.... nos tumbaron pues.... pero por lo menos uno llega y rompe.... así no regresemos los demás.... total para eso nos hemos formado, para eso estamos preparados, y si vamos a morir.... bueno nos inmolamos por la patria, es la oportunidad de demostrar lo que somos y valemos”. Coronel FAP Marco Antonio Schenone Oliva , piloto muerto en el Cenepa
- reytuerto
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Estimado Grumo:
Aprovechando, que los viejitos de esta tarde no han podido venir a consulta (por lo que pasa en Caracas), me gustaría ampliar un poquito las interesantísimas ideas que acabas de exponer:
Una bala típica de esa época era de 0.75 (el Brown Bess) o 0.69 (el Charleville y creo que el "chopo" español igual) era muy pesada: 20 hacían una libra. Con baja velocidad inicial y sin rotación (anima lisa), lo que hacía que su trayectoria terminal fuese extraordinariamente errática. Si a eso agregamos que hasta bien entrado el siglo XIX, incluso utilizando armas de pistón. se acostumbraba disparar el munición "ball & bucket" (una bala esférica de calibre estándar y 3 perdigones, todo envuelto en una tela -usualmente lino- y asegurado con cuerda). Si lo que hubiese impactado a Lord Dundonald hubiese sido una bala, posiblemente esta, con o sin impacto de hueso, se hubiese gangrenado o en todo caso, infectado (recordemos que con la pequeña Vo, las heridas de antes tendían a ser mucho más sucias que las de ahora): creo que es más difícil que haya sido un proyectil esférico común (por las razones que tu has mencionado), las dos heridas tal vez sean producto de los perdigones de la munición antes reseñada.
Y siguiendo tu estela, siempre en el intento de explicar un hecho, no de denostar heroes ni intentar mancillar honras, en este caso el Alte./Cptn. Cochrane y la ACh/RN. Saludos.
Aprovechando, que los viejitos de esta tarde no han podido venir a consulta (por lo que pasa en Caracas), me gustaría ampliar un poquito las interesantísimas ideas que acabas de exponer:
Una bala típica de esa época era de 0.75 (el Brown Bess) o 0.69 (el Charleville y creo que el "chopo" español igual) era muy pesada: 20 hacían una libra. Con baja velocidad inicial y sin rotación (anima lisa), lo que hacía que su trayectoria terminal fuese extraordinariamente errática. Si a eso agregamos que hasta bien entrado el siglo XIX, incluso utilizando armas de pistón. se acostumbraba disparar el munición "ball & bucket" (una bala esférica de calibre estándar y 3 perdigones, todo envuelto en una tela -usualmente lino- y asegurado con cuerda). Si lo que hubiese impactado a Lord Dundonald hubiese sido una bala, posiblemente esta, con o sin impacto de hueso, se hubiese gangrenado o en todo caso, infectado (recordemos que con la pequeña Vo, las heridas de antes tendían a ser mucho más sucias que las de ahora): creo que es más difícil que haya sido un proyectil esférico común (por las razones que tu has mencionado), las dos heridas tal vez sean producto de los perdigones de la munición antes reseñada.
Y siguiendo tu estela, siempre en el intento de explicar un hecho, no de denostar heroes ni intentar mancillar honras, en este caso el Alte./Cptn. Cochrane y la ACh/RN. Saludos.
La verdad nos hara libres
- tabano
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Con respecto a la captura de la ESMERALDA .
Versión oficial de la ARMADA DE CHILE .
Estaba la fragata "Esmeralda" resguardada por 15 lanchas cañoneras, 2 bergantines de guerra, 3 transportes armados y la protección de las fortalezas y baterías terrestres.
Cerraban el fondeadero de El Callao, una percha flotante de madera y cadenas con una sola abertura, necesaria para la entrada y salida de las naves.
El Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane planeó un asalto nocturno con botes, recurriendo a la sorpresa como factor fundamental del éxito.
Pidió voluntarios entre las dotaciones y con extrema facilidad reunió 240 marineros y soldados de marina.
El 1 de noviembre entregó a los Comandantes de los buques en el área, instrucciones sobre las precauciones en el avance de las embarcaciones menores, oficiales al mando, tenida y armamento usado y disposiciones sobre la seguridad de las embarcaciones en caso de retirada.
Además, la adopción de gritos que confundieran a la tripulación española, aparte del uso de santo y seña.
El día 4 citó a una larga reunión de Comandantes en el buque insignia para ultimar los detalles. Posteriormente reunió a los 240 participantes para instrucción y a las 11 de la noche, ejecutó una práctica del asalto.
El día 5, desde temprano, circuló entre los voluntarios una proclama en que los instaba a repetir los actos de valentía que dieron como resultado la toma de Corral y Valdivia.
A pleno día, el maestre de señales de la fragata O'Higgins" desembarcó en la isla San Lorenzo e izó dos o tres señales en su mástil, que fueron contestadas por la totalidad de buques chilenos presentes en el bloqueo del puerto.
Inmediatamente después, todos, excepto la fragata "O'Higgins", levaron anclas y zarparon, dejando previamente los botes y asaltantes a bordo del buque insignia.
Esta estratagema surtió el efecto deseado, pues los españoles quedaron persuadidos de que nada tenían que temer para esa noche, ya que algún navío avistado obligaba al grueso de los bloqueadores a zarpar en su caza.
Se esperó la noche, y a las 11 de la noche se iniciaba el embarque en los 14 botes reunidos, que 30 minutos después se desprendían de la fragata en las dos columnas planeadas, al mando del Almirante.
Durante la travesía no se sintió ni el más apagado ruido de remos. Poco después, abrieron sus líneas y rodearon el casco de la "Esmeralda".
El Almirante Thomas Alexander Cochrane y Thomas Crosbie treparon por estribor, y el Comandante Martín Jorge Guise, por babor, seguidos por su gente que cayeron sobre cubierta como una granizada de hombres.
El Almirante recibió el culatazo de un vigilante y resultó derribado sobre uno de los botes. Se alzó rápidamente y dio muerte al centinela para incorporarse a la cruenta lucha que ya se desarrollaba en la cubierta enemiga. Otro centinela le disparó errando el tiro. También le dio muerte, y se asomó a la borda para animar a la gente que seguía subiendo, con un grito de "Arriba muchachos, la fragata es nuestra".
Los españoles quedaron totalmente sorprendidos en medio de un tranquilo sueño, pero salen precipitadamente de sus entrepuentes y empeñan una vigorosa defensa.
El combate de arma blanca y cuerpo a cuerpo se hace en cada momento más encarnizado.
No tardaron los fuertes del puerto en comenzar a disparar sobre la "Esmeralda", seguidos por los buques y lanchas en el apostadero, produciéndose un tremendo y confuso cañoneo.
Los proyectiles ofendían por igual a asaltantes y defensores y algunos alcanzaron a los buques extranjeros en la bahía, que izaron luces de neutralidad e iniciaron movimiento para salir fuera del alcance de la artillería.
El Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane, percatándose de esta maniobra, ordenó de inmediato izar luces en los mástiles del buque asaltado al igual que los buques neutrales, que por esta circunstancia recibió poco castigo de las baterías terrestres.
Pero cayó herido por una bala en el muslo derecho. Se limitó a vendarla fuertemente con un pañuelo, ayudado por el Guardiamarina Pablo Huickley Délano.
A la tercera embestida de los asaltantes, sucumbió la resistencia de la tripulación enemiga reunida en el castillo de la fragata, después de haberse batido con admirable denuedo durante más de 17 minutos.
Los sobrevivientes se refugiaron en los entrepuentes y bodegas; otros se arrojan al agua. Entonces, el Comandante Martín Jorge Guise cortó las amarras de la fragata, y la nave comenzó a moverse de su fondeadero con las luces de buque neutral antes mencionadas.
Casi una hora demoró en salir del alcance de las baterías realistas, por total ausencia de viento a esa hora de la noche. Entonces fondeó para atender a los heridos, recoger los muertos y reparar defectos en la arboladura.
Las bajas sufridas fueron de 11 muertos y 31 heridos. La "Esmeralda" tenía 330 tripulantes.
De ellos, 204 cayeron prisioneros y 126 murieron en el combate o se ahogaron después de arrojarse al mar. Es posible que algunos se salvaran al alcanzar la costa.
A las 3 de la madrugada el Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane se dirigió a la fragata "O'Higgins" para curar en forma más acabada sus heridas.
Poco antes del amanecer, la fragata capturada se reunía con la nave insignia de la Escuadra chilena y prontamente arribó el resto de los buques bloqueadores al área.
El Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane despachó al "Araucano" a Ancón llevando su parte oficial de la operación al General José de San Martín y Matorras, con la insignia capturada del Brigadier español Vaccaro, solicitando que ella fuera ofrecida al Director Supremo en Chile.
La grata noticia de la victoriosa hazaña fue recibida con las más frenéticas demostraciones de júbilo por el Ejército y tripulaciones de los buques que el Jefe de la Expedición mantenía.
Junto con remitir el parte anterior, el Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane mandó al Virrey un parlamentario, encargado de dejar en el puerto a los realistas heridos y muertos y proponerle un canje de prisioneros, el que fue aceptado, rescatándose así un buen número de chilenos que desde algún tiempo estaban encerrados en las fortalezas españolas.
El General José de San Martín y Matorras felicitó al Almirante por su audacia y remitió al General Bernardo O'Higgins Riquelme una conceptuosa narración del feliz y heroico suceso.
Para hacer completa justicia al Comandante en Jefe de la Escuadra, quiso José de San Martín y Matorras que el nombre del Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane fuera grabado en la popa de la poderosa fragata capturada. Pero, como éste no aceptara, se acordó al fin darle el nombre de "Valdivia".
Fuente , sitio oficial de la ARMADA DE CHILE .
www.armada.cl
Mal fuera que los Chilenos no sintiéramos como uno de nosotros a LORD COCHRANE , estamos obligados . Al hombrón , al ponerse a las ordenes de la Republica de CHILE , se le ofrece la nacionalidad Chilena y el la acepta .
Tan chileno como cualquier extranjero que recibe la nacionalidad Chilena , recientemente se le otorgo la Nacionalidad Chilena a don HORZT PAULMANN ( vecino mío ) por su aporte al crecimiento y desarrollo del país , por lo que también lo consideramos un Chileno mas .
Saludos a todos .
Versión oficial de la ARMADA DE CHILE .
Estaba la fragata "Esmeralda" resguardada por 15 lanchas cañoneras, 2 bergantines de guerra, 3 transportes armados y la protección de las fortalezas y baterías terrestres.
Cerraban el fondeadero de El Callao, una percha flotante de madera y cadenas con una sola abertura, necesaria para la entrada y salida de las naves.
El Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane planeó un asalto nocturno con botes, recurriendo a la sorpresa como factor fundamental del éxito.
Pidió voluntarios entre las dotaciones y con extrema facilidad reunió 240 marineros y soldados de marina.
El 1 de noviembre entregó a los Comandantes de los buques en el área, instrucciones sobre las precauciones en el avance de las embarcaciones menores, oficiales al mando, tenida y armamento usado y disposiciones sobre la seguridad de las embarcaciones en caso de retirada.
Además, la adopción de gritos que confundieran a la tripulación española, aparte del uso de santo y seña.
El día 4 citó a una larga reunión de Comandantes en el buque insignia para ultimar los detalles. Posteriormente reunió a los 240 participantes para instrucción y a las 11 de la noche, ejecutó una práctica del asalto.
El día 5, desde temprano, circuló entre los voluntarios una proclama en que los instaba a repetir los actos de valentía que dieron como resultado la toma de Corral y Valdivia.
A pleno día, el maestre de señales de la fragata O'Higgins" desembarcó en la isla San Lorenzo e izó dos o tres señales en su mástil, que fueron contestadas por la totalidad de buques chilenos presentes en el bloqueo del puerto.
Inmediatamente después, todos, excepto la fragata "O'Higgins", levaron anclas y zarparon, dejando previamente los botes y asaltantes a bordo del buque insignia.
Esta estratagema surtió el efecto deseado, pues los españoles quedaron persuadidos de que nada tenían que temer para esa noche, ya que algún navío avistado obligaba al grueso de los bloqueadores a zarpar en su caza.
Se esperó la noche, y a las 11 de la noche se iniciaba el embarque en los 14 botes reunidos, que 30 minutos después se desprendían de la fragata en las dos columnas planeadas, al mando del Almirante.
Durante la travesía no se sintió ni el más apagado ruido de remos. Poco después, abrieron sus líneas y rodearon el casco de la "Esmeralda".
El Almirante Thomas Alexander Cochrane y Thomas Crosbie treparon por estribor, y el Comandante Martín Jorge Guise, por babor, seguidos por su gente que cayeron sobre cubierta como una granizada de hombres.
El Almirante recibió el culatazo de un vigilante y resultó derribado sobre uno de los botes. Se alzó rápidamente y dio muerte al centinela para incorporarse a la cruenta lucha que ya se desarrollaba en la cubierta enemiga. Otro centinela le disparó errando el tiro. También le dio muerte, y se asomó a la borda para animar a la gente que seguía subiendo, con un grito de "Arriba muchachos, la fragata es nuestra".
Los españoles quedaron totalmente sorprendidos en medio de un tranquilo sueño, pero salen precipitadamente de sus entrepuentes y empeñan una vigorosa defensa.
El combate de arma blanca y cuerpo a cuerpo se hace en cada momento más encarnizado.
No tardaron los fuertes del puerto en comenzar a disparar sobre la "Esmeralda", seguidos por los buques y lanchas en el apostadero, produciéndose un tremendo y confuso cañoneo.
Los proyectiles ofendían por igual a asaltantes y defensores y algunos alcanzaron a los buques extranjeros en la bahía, que izaron luces de neutralidad e iniciaron movimiento para salir fuera del alcance de la artillería.
El Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane, percatándose de esta maniobra, ordenó de inmediato izar luces en los mástiles del buque asaltado al igual que los buques neutrales, que por esta circunstancia recibió poco castigo de las baterías terrestres.
Pero cayó herido por una bala en el muslo derecho. Se limitó a vendarla fuertemente con un pañuelo, ayudado por el Guardiamarina Pablo Huickley Délano.
A la tercera embestida de los asaltantes, sucumbió la resistencia de la tripulación enemiga reunida en el castillo de la fragata, después de haberse batido con admirable denuedo durante más de 17 minutos.
Los sobrevivientes se refugiaron en los entrepuentes y bodegas; otros se arrojan al agua. Entonces, el Comandante Martín Jorge Guise cortó las amarras de la fragata, y la nave comenzó a moverse de su fondeadero con las luces de buque neutral antes mencionadas.
Casi una hora demoró en salir del alcance de las baterías realistas, por total ausencia de viento a esa hora de la noche. Entonces fondeó para atender a los heridos, recoger los muertos y reparar defectos en la arboladura.
Las bajas sufridas fueron de 11 muertos y 31 heridos. La "Esmeralda" tenía 330 tripulantes.
De ellos, 204 cayeron prisioneros y 126 murieron en el combate o se ahogaron después de arrojarse al mar. Es posible que algunos se salvaran al alcanzar la costa.
A las 3 de la madrugada el Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane se dirigió a la fragata "O'Higgins" para curar en forma más acabada sus heridas.
Poco antes del amanecer, la fragata capturada se reunía con la nave insignia de la Escuadra chilena y prontamente arribó el resto de los buques bloqueadores al área.
El Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane despachó al "Araucano" a Ancón llevando su parte oficial de la operación al General José de San Martín y Matorras, con la insignia capturada del Brigadier español Vaccaro, solicitando que ella fuera ofrecida al Director Supremo en Chile.
La grata noticia de la victoriosa hazaña fue recibida con las más frenéticas demostraciones de júbilo por el Ejército y tripulaciones de los buques que el Jefe de la Expedición mantenía.
Junto con remitir el parte anterior, el Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane mandó al Virrey un parlamentario, encargado de dejar en el puerto a los realistas heridos y muertos y proponerle un canje de prisioneros, el que fue aceptado, rescatándose así un buen número de chilenos que desde algún tiempo estaban encerrados en las fortalezas españolas.
El General José de San Martín y Matorras felicitó al Almirante por su audacia y remitió al General Bernardo O'Higgins Riquelme una conceptuosa narración del feliz y heroico suceso.
Para hacer completa justicia al Comandante en Jefe de la Escuadra, quiso José de San Martín y Matorras que el nombre del Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane fuera grabado en la popa de la poderosa fragata capturada. Pero, como éste no aceptara, se acordó al fin darle el nombre de "Valdivia".
Fuente , sitio oficial de la ARMADA DE CHILE .
www.armada.cl
Mal fuera que los Chilenos no sintiéramos como uno de nosotros a LORD COCHRANE , estamos obligados . Al hombrón , al ponerse a las ordenes de la Republica de CHILE , se le ofrece la nacionalidad Chilena y el la acepta .
Tan chileno como cualquier extranjero que recibe la nacionalidad Chilena , recientemente se le otorgo la Nacionalidad Chilena a don HORZT PAULMANN ( vecino mío ) por su aporte al crecimiento y desarrollo del país , por lo que también lo consideramos un Chileno mas .
Saludos a todos .
Última edición por tabano el 31 May 2007, 23:56, editado 1 vez en total.
".... te mostrare donde crecen las Cruces de Hierro"
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Gran Rey
¿Dos balas y una en cada pierna?
He visto una vez el cadaver de una persona, que le habia impactado una bala entrando por la parte superior de la clavícula, pero esta había salido de otro que estaba en la esquina opuesta y con el cañón a la pared. Es decir , la mató la bala que dobló la esquina.
Otros me dicen que ya estaba pedido
Se hicieron mil conjeturas, se siguió el rastro de los varios rebotes que hizo en el cuaro donde se alojaban,. se miró las huellas en las paredes recubiertas de torta de yeso....Pero lo cierto es que alguien murió desde un disparo hecho en la esquina opuesta.
Por ello, estimado amigo, sería muy interesante cambiar ideas sobre alguie, que no se ha ganado mi respeto, sino a quien tengo la obligaión de darle mi mayor respeto, como marino, como guerrero, y como un icono de la patria chilena
Saludos
¿Dos balas y una en cada pierna?
He visto una vez el cadaver de una persona, que le habia impactado una bala entrando por la parte superior de la clavícula, pero esta había salido de otro que estaba en la esquina opuesta y con el cañón a la pared. Es decir , la mató la bala que dobló la esquina.
Otros me dicen que ya estaba pedido
Se hicieron mil conjeturas, se siguió el rastro de los varios rebotes que hizo en el cuaro donde se alojaban,. se miró las huellas en las paredes recubiertas de torta de yeso....Pero lo cierto es que alguien murió desde un disparo hecho en la esquina opuesta.
Por ello, estimado amigo, sería muy interesante cambiar ideas sobre alguie, que no se ha ganado mi respeto, sino a quien tengo la obligaión de darle mi mayor respeto, como marino, como guerrero, y como un icono de la patria chilena
Saludos
¡Somos o no pilotos de combate!.... ya, que nos den otra misión y salimos 3 o 4 fierros, rasanteamos hasta donde podamos y si nos van tumbando.... nos tumbaron pues.... pero por lo menos uno llega y rompe.... así no regresemos los demás.... total para eso nos hemos formado, para eso estamos preparados, y si vamos a morir.... bueno nos inmolamos por la patria, es la oportunidad de demostrar lo que somos y valemos”. Coronel FAP Marco Antonio Schenone Oliva , piloto muerto en el Cenepa
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La version del mismo Cochrane
La empresa era arriesgada, puesto que desde mi última visita la posición de los enemigos se había reforzado, teniendo nada menos que 300 piezas de artillería montadas en la costa, en tanto que la Esmeralda estaba atestada de los mejores marineros y oficiales que podían procurarse, durmiendo cada noche en sus cuadras. Además, estaba defendida por una fuerte barrera formada con cadenas y con pontones armados, hallándose toda circundada de veintisiete lanchas cañoneras, de modo que no había buque que pudiera llegar a ella.
Pasamos tres días ocupados en hacer nuestros preparativos, sin dar a conocer el objeto con que se hacían. En la tarde del 5 de noviembre se hizo saber por la siguiente proclama:
¡Soldados de Marina y marineros!
Esta noche vamos a dar un golpe mortal al enemigo, y mañana os presentaréis con orgullo delante del Callao; todos vuestros camaradas envidiarán vuestra buena suerte. Una hora de coraje y resolución es todo cuanto se quiere de vosotros para triunfar. Recordad que habéis vencido en Valdivia, y no os atemoricéis de aquéllos que un día huyeron delante de vosotros.
El valor de todos los bajeles que se cogerán en el Callao os pertenecerá; se os dará la misma recompensa que los españoles ofrecieron en Lima a aquéllos que capturasen cualquiera de los buques de la escuadra chilena. El momento de gloria se acerca y espero que los chilenos se batirán como tienen de costumbre, y que los ingleses obrarán como siempre lo han hecho en su país y fuera de él.
Cochrane.
Al expedir esta proclama se había convenido en que yo mandaría el ataque en persona, y que tomarían parte en él los que voluntariamente quisieran hacerlo. A lo cual todos los marinos y marineros a bordo de los tres buques se prestaron gustosos a acompañarme. Como esto no podía permitirse, se escogieron 160 marineros y 80 marinos, y después de anochecer se embarcaron en 14 botes al costado de la almiranta, cada hombre armado con machete y pistola, y para distinguirse iban vestidos de blanco con una franja azul en el brazo izquierdo. Esperaba que los españoles estuviesen desprevenidos, pues por vía de estratagema había hecho salir de la bahía a los otros buques a cargo del capitán Foster, como que iban a perseguir algún buque que se veía a lo largo, a fin de hacer creer a los españoles que por aquella noche estaban libres de ataque.
A las diez de la noche todo estaba pronto. Los botes fueron formados en dos divisiones: la primera, mandada por mi capitán de bandera, Crosby, y la segunda, por el capitán Guise; mi bote rompía la marcha. Se había mandado guardar el más riguroso silencio y el hacer uso solamente del machete; de suerte que, como los remos estaban forrados de lona y la noche era obscura, el enemigo no tenía la más ligera sospecha del ataque que le amagaba.
Era exactamente medianoche cuando llegamos junto a la pequeña abertura dejada en la barrera, faltando poco para que se frustrase allí nuestro plan por la vigilancia de un guardacosta, contra el que, afortunadamente, tropezó mi lancha. Diéronnos al instante el “¡quién vive!”, al que respondí a media voz, amenazando dejar al punto sin vida a cuantos había en el bote si daban la más pequeña alarma. No hicieron resistencia, y en pocos minutos se hallaban nuestros valientes formando una línea al costado de la fragata, abordándola a un mismo tiempo por diferentes puntos.
Los españoles fueron enteramente cogidos de sorpresa, estando todos, excepto los centinelas, durmiendo en sus cuadras; grande fue la mortandad que entre ellos hicieron los machetes chilenos mientras volvían en sí. Retirándose al castillo de proa, hicieron allí una sostenida defensa, y sólo a la tercera carga pudo ganarse la posición. El ataque se renovó por algún tiempo en el alcázar, en donde los marinos españoles cayeron hasta el último hombre; el resto del enemigo saltó a la mar o a la bodega para escapar al furor de los patriotas.
Al abordar la fragata por las amarras principales caí de espalda de un culatazo que me dio el centinela, y dando sobre un tolete del bote la punta me entró por la espalda, junto a la espina dorsal, causándome una grave herida, de la que padecí por muchos años después. Poniéndome al instante de pie, volví a subir sobre el puente, y entonces recibí una herida en un muslo; pero atándomela con un pañuelo pude, aunque con mucha dificultad, dirigir el ataque hasta el fin. No omitiré mencionar que el teniente Grenfell, que bizarramente mandaba uno de los botes, cayó herido en este asalto.
Toda esta refriega no duró más que un cuarto de hora, siendo nuestra pérdida once muertos y treinta heridos, en tanto que la de los españoles era de 160, muchos de los cuales cayeron bajo el machete de los chilenos antes de que pudiesen correr a las armas. Valor como el que mostraron nuestros valientes nunca lo había visto. Antes de abordar se había señalado a cada uno lo que tenía que hacer, encargando a una partida el apoderarse de las cofas. Apenas haría un minuto que estábamos en el puente cuando di voz a la cofa de trinquete, al instante me respondieron nuestros hombres; con igual prontitud me respondieron de la cofa mayor de la fragata. No habrá tripulación de buque de guerra inglés que pueda cumplir órdenes con mayor exactitud.
El tumulto pronto alarma a la guarnición, la cual, precipitándose sobre sus cañones, principió a tirar contra su misma fragata, haciéndonos así un cumplimiento por haberla tomado; bien que en este caso debían suponer que estaban aún a bordo sus propios hombres, y hacer fuego sobre ellos era un procedimiento indigno, pues muchos de los españoles cayeron muertos y heridos de los tiros de la fortaleza, entre ellos el capitán Coig, comandante de la Esmeralda, quien, después de estar prisionero, recibió una grave contusión de una bala de su propio partido.
Llegamos, sin embargo, a desviar los tiros de la fortaleza por un medio ingenioso. Durante la refriega estaban presente dos buques de guerra extranjeros, la fragata Macedonia, de los Estados Unidos, y la fragata inglesa Hyperion; éstas, según habían convenido de antemano con las autoridades españolas, en caso de un ataque de noche, alzaron luces particulares como señales para que no se las hiciera fuego. Estando preparados para esta contingencia, en el instante que la fortaleza comenzó a tirar sobre la Esmeralda izamos iguales luces; de modo que la guarnición se veía perpleja, sin saber sobre qué buque dirigir sus fuegos, teniendo así que participar del daño que se nos intentaba hacer, la Macedonia e Hyperion, que recibieron varios balazos, quedando la Esmeralda comparativamente intacta. En esto, las fragatas neutrales cortaron sus cables y tomaron el largo; el capitán Guise había también cortado los de la Esmeralda, contra mis órdenes, de modo que no nos quedó más que largar las gavias y seguir, cesando entonces la fortaleza de hacer fuego.
Mis órdenes eran no cortar los cables de la Esmeralda sino después de haberla tomado, capturar el Maipú, bergantín de guerra que antes habían cogido a Chile, y en seguida atacar y cortar a la ventura todo buque que estuviese inmediato, teniendo para ello demasiado tiempo, pues no cabía duda que cuando la Esmeralda cayese en nuestro poder los españoles abandonarían los otros buques con la precipitación que les permitieran sus botes; de manera que todos podrían ser cogidos o quemados. A este fin se habían dirigido todos mis anteriores planes; pero encontrándome fuera de combate por mis heridas, el capitán Guise, en quien recayó el mando de la fragata apresada, creyó poder obrar según su propio dictamen y se contentó con la Esmeralda sola, cortando sus cables sin mi permiso y dando por razón que los ingleses habían forzado el almacén del aguardiente y se estaban embriagando, mientras que los chilenos andaban desorganizados con el pillaje. Esto fue un gran error, pues si pudimos capturar la Esmeralda, a pesar de su escogida y bien disciplinada tripulación, hubiera habido poca o ninguna dificultad en echar sucesivamente los otros buques al garete. Esto hubiese sido una segunda derrota de Valdivia, persiguiendo al enemigo, sin pérdida nuestra, de buque en buque, en lugar de hacerlo de fuerte en fuerte.
Los siguientes párrafos de la orden que se dio antes del ataque demostrarán claramente cómo se frustró el plan de haberse cortado los cables de la Esmeralda:
Al apoderarse de la fragata, los marineros y marinos chilenos no gritarán ¡viva Chile!, a fin de engañar al enemigo y dar tiempo a que se complete la operación, gritarán: ¡Viva el rey!
La fusilería hará fuego desde la Esmeralda sobre los dos bergantines de guerra, de los que se apoderarán los tenientes Esmond y Morgell con los botes de su mando; esto verificado, les cortarán las amarras, sacándolos afuera, y los fondearán a lo largo lo más pronto posible. Los botes de la Independencia echarán al garete todos los buques mercantes españoles, y los botes del O'Higgins y del Lautaro, a las órdenes de los tenientes Bell y Robertson, prenderán fuego a uno o más cascos de los más avanzados; pero a éstos no se les dejará ir al garete, a fin de que no vayan a caer sobre los demás.
Cochrane.
Cortando los cables de la Esmeralda, ninguno de estos objetos se consiguió. La fragata capturada se hallaba lista para salir a la mar, teniendo a bordo provisiones para tres meses, con pertrechos suficientes para dos años. Estaba, sin duda, destinada si la oportunidad se ofrecía, a conducir el buque que esperaban con el tesoro, el cual perdimos por la precipitación del capitán Guise; y en verdad que el estar entonces a bordo el almirante español, con su bandera desplegada, era prueba bastante clara que estaba a punto de partir; pero en vez de eso, el almirante, oficiales y 200 hombres cayeron prisioneros, quedando el resto de la tripulación, primitivamente compuesta de 370 hombres, los unos muertos y heridos o ahogados los otros.
Durante la refriega ocurrió un incidente que, después del tiempo que va transcurrido, no dejaré de mencionar.
El buque de Su Majestad Británica, Hyperion, hallándose muy inmediato a la Esmeralda, presenció todo lo ocurrido. Un guardiamarina que estaba mirando con otros en el portalón, no pudiendo reprimir sus sentimientos de verdadero inglés, palmoteó en señal de aprobación al ver cómo nuestros valientes hacían salir al enemigo del castillo de proa. Después supimos que se le había hecho bajar inmediatamente por orden de su comandante, el capitán Searle, quien le amenazó con ponerle arrestado. Tal era el modo de sentir de un comandante inglés hacia mí. No hubiera condescendido en narrar aquí esta ocurrencia si no fuera por la bravata que en una ocasión precedente me hizo el mismo oficial, quitando los tapabocas a sus cañones y poniéndolos en acción en los momentos que mi almiranta entraba en la rada, dando a entender con esto o que me tenía por un pirata o que como a tal me trataría Si encontraba oportunidad.
Cuando los botes se iban acercando a la Esmeralda, la fragata inglesa les echó a cada uno el "¡quién vive!”, con la evidente intención de alarmar al enemigo, lo que sin duda hubiera sucedido si los españoles no estuviesen descuidados a causa de la estratagema mencionada de haber hecho salir a nuestros buques de la bahía.
Muy diferente fue la conducta del comandante de la fragata Macedonia, de los Estados Unidos, cuyos centinelas no nos echaron el "¡quién vive!”, diciéndonos los oficiales a media voz que nos deseaban feliz éxito. Y aún mucho más honorable fue el testimonio que después dio un hábil oficial, el capitán Basilio Hall, que mandaba el buque Conway, de Su Majestad Británica, entonces estacionado en el Pacífico. Tengo a orgullo el reproducir este testimonio, aunque en cierto modo es una recapitulación de los sucesos referidos, bien que algo inexacta en cuanto al número de hombres empleados:
Mientras que el Ejército Libertador, mandado por el general San Martín, se trasladaba a Ancón, vino lord Cochrane con parte de su escuadra a anclar en la rada exterior del Callao. Hallábase defendido el puerto interior por un vasto sistema de baterías admirablemente construidas, las que comúnmente se denominaban los Castillos del Callao. Los buques mercantes, así como los de guerra, dependiendo de la Esmeralda, espaciosa fragata de 40 cañones, y dos corbetas, estaban amarradas bajo la protección de los cañones del castillo, dentro de un semicírculo de 14 lanchas cañoneras y una barrera formada de berlingas encadenadas unas a otras.
Habiendo lord Cochrane previamente reconocido en persona estas formidables defensas, emprendió el 5 de noviembre de 1820 la arrojada empresa de apoderarse de la fragata española, aunque era notorio que estaba enteramente preparada para un ataque. Su señoría se adelantó con 14 botes, conteniendo 240 hombres --todos voluntarios de los diferentes buques de la escuadra--, en dos divisiones, la una mandada por el capitán Crosby y la otra, a las órdenes del capitán Guise, ambos oficiales comandantes de la escuadra chilena.
A medianoche, después de haber forzado la entrada por en medio de la cadena del puerto, lord Cochrane, que iba de guía, bogó para el costado de la primera lancha cañonera, y cogiendo al oficial por sorpresa, le propuso, con una pistola a la cabeza, la alternativa de callarse o morir. No encontrando resistencia, adelantáronse los botes sin ser notados, y lord Cochrane, escalando el costado de la Esmeralda, fue el primero en dar la alarma. El centinela del portalón, asestando su fusil, disparó un tiro; pero en un instante fue derribado por el patrón del bote, y su señoría, aunque herido en un muslo, entró al mismo momento en el puente, acometiendo con no menos intrepidez por el lado opuesto de la fragata el capitán Guise, quien se encontró a medio camino del alcázar con lord Cochrane, y el capitán Crosby, espada en mano, ganó bien pronto la parte posterior del buque. Los españoles fueron a replegarse al castillo de proa, en donde hicieron una resistencia desesperada hasta que quedaron dominados por un fresco destacamento de marinos y marineros comandados por lord Cochrane. Volvieron a hacer una valiente resistencia sobre el puente principal; pero antes de la una la fragata estaba capturada, sus cables cortados, y se la sacaba en triunfo fuera del puerto.
Esta pérdida fue un golpe mortal para las fuerzas navales españolas apostadas en aquella parte del globo, pues, aunque había otras dos fragatas españolas y algunos buques menores en el Pacífico, nunca se atrevieron después a mostrarse, dejando así a lord Cochrane dueño absoluto de la costa.
En la mañana del 16 hubo un espantoso degüello en tierra. La fragata de los Estados Unidos había enviado, como de costumbre, un bote a hacer provisiones al mercado, cuando se le puso en la cabeza al populacho que la Esmeralda no hubiera podido ser tomada sin la ayuda de la Macedonia, y arrojándose sobre la tripulación del bote, a todos los degollaron.
Los heridos que tuvo la tripulación de la Esmeralda se enviaron a tierra bajo una bandera parlamentaria, transmitiendo al propio tiempo al virrey un oficio que yo le dirigía pidiéndole el canje de prisioneros. Esta vez accedió cortésmente a la propuesta, y se enviaron todos a tierra, volviéndonos, en cambio, los prisioneros chilenos que habían estado penando tanto tiempo en los calabozos de la fortaleza, y a quienes se mandó al ejército del general San Martín.
Habiendo enviado el parte de nuestra victoria al general San Martín, recibí de él la siguiente carta en reconocimiento de tan brillante acción:
La importancia del servicio que ha hecho V. S. a la Patria con la toma de la fragata de guerra española Esmeralda, y el modo brillante con que V. S. mismo condujo a los bravos de su mando a tan noble empresa en la noche memorable del 5, han aumentado los títulos que los servicios anteriores de V. S. le daban a la consideración del Gobierno, a la gratitud de todos los que se interesen por la causa, y al aprecio que profeso a V.S.
Todos los que participaron de los riesgos y de la gloria de V. S. merecen también la estimación de sus conciudadanos; y ya que tengo la satisfacción de ser el órgano de los sentimientos de admiración que un suceso tan importante ha excitado en los jefes y ejército de mi mando, se me permitirá expresarlos a V. S. para que sean comunicados a los beneméritos oficiales, tripulación y tropa de la escuadra, a los cuales se le cumplirán religiosamente las promesas hechas por V. S.
Es muy sensible que a la memoria de un acontecimiento tan heroico se mezclen ideas de pesar, excitadas por el recuerdo de la sangre preciosa que se ha vertido; pero espero que muy pronto esté V. S. en disposición de dar nuevos días de gloria a la Patria y a su nombre.
Dios guarde a V. S. muchos años.
A bordo del navío San Martín, en Huacho, a 10 de noviembre de 1820.
José de San Martín.
Al muy honorable lord Cochrane, vicealmirante y comandante en jefe de la escuadra de Chile.
La expresión de San Martín, de cumplir religiosamente las promesas que yo hice es alusión a la oferta que él mismo firmó, y que se había exigido antes de que saliese la escuadra de Valparaíso, de que se daría un año de pago a los hombres.
Con la carta precedente envió el general San Martín otra promesa voluntaria de 50.000 pesos para los aprehensores, los que se pagarían cuando se tomase a Lima. Ninguna de estas promesas fue jamás cumplida, ni nunca se obtuvo el dinero de presas.
El general San Martín escribió lo siguiente al Gobierno de Chile:
Excelentísimo señor:
Tengo el honor de dirigir a V. E. el parte del excelentísimo lord Cochrane, vicealmirante de la escuadra, relativo a la heroica captura de la fragata Esmeralda, que fue atacada bajo las baterías del Callao.
Me es imposible encomiar en términos apropiados la arrojada empresa del 5 de noviembre, por la que lord Cochrane ha establecido la superioridad de nuestras fuerzas navales, ha acrecentado el esplendor y poder de Chile y asegurado el buen éxito de esta campaña.
No dudo que S. E. el supremo director hará la justicia debida al digno jefe, oficiales y demás individuos que han tomado parte en acción tan venturosa.
Dígnese V. E. hacerme el honor de felicitar por mí a S. E. con motivo de tan importante suceso, y muy en particular por la influencia que redundará al objeto que ocupa su solicitud.
José de San Martín.
Cuartel general de Supe, 1º de diciembre de 1820.
Señor don José Ignacio Zenteno, ministro de la Guerra.
Memorias de Cochrane, Capitulo IV
La empresa era arriesgada, puesto que desde mi última visita la posición de los enemigos se había reforzado, teniendo nada menos que 300 piezas de artillería montadas en la costa, en tanto que la Esmeralda estaba atestada de los mejores marineros y oficiales que podían procurarse, durmiendo cada noche en sus cuadras. Además, estaba defendida por una fuerte barrera formada con cadenas y con pontones armados, hallándose toda circundada de veintisiete lanchas cañoneras, de modo que no había buque que pudiera llegar a ella.
Pasamos tres días ocupados en hacer nuestros preparativos, sin dar a conocer el objeto con que se hacían. En la tarde del 5 de noviembre se hizo saber por la siguiente proclama:
¡Soldados de Marina y marineros!
Esta noche vamos a dar un golpe mortal al enemigo, y mañana os presentaréis con orgullo delante del Callao; todos vuestros camaradas envidiarán vuestra buena suerte. Una hora de coraje y resolución es todo cuanto se quiere de vosotros para triunfar. Recordad que habéis vencido en Valdivia, y no os atemoricéis de aquéllos que un día huyeron delante de vosotros.
El valor de todos los bajeles que se cogerán en el Callao os pertenecerá; se os dará la misma recompensa que los españoles ofrecieron en Lima a aquéllos que capturasen cualquiera de los buques de la escuadra chilena. El momento de gloria se acerca y espero que los chilenos se batirán como tienen de costumbre, y que los ingleses obrarán como siempre lo han hecho en su país y fuera de él.
Cochrane.
Al expedir esta proclama se había convenido en que yo mandaría el ataque en persona, y que tomarían parte en él los que voluntariamente quisieran hacerlo. A lo cual todos los marinos y marineros a bordo de los tres buques se prestaron gustosos a acompañarme. Como esto no podía permitirse, se escogieron 160 marineros y 80 marinos, y después de anochecer se embarcaron en 14 botes al costado de la almiranta, cada hombre armado con machete y pistola, y para distinguirse iban vestidos de blanco con una franja azul en el brazo izquierdo. Esperaba que los españoles estuviesen desprevenidos, pues por vía de estratagema había hecho salir de la bahía a los otros buques a cargo del capitán Foster, como que iban a perseguir algún buque que se veía a lo largo, a fin de hacer creer a los españoles que por aquella noche estaban libres de ataque.
A las diez de la noche todo estaba pronto. Los botes fueron formados en dos divisiones: la primera, mandada por mi capitán de bandera, Crosby, y la segunda, por el capitán Guise; mi bote rompía la marcha. Se había mandado guardar el más riguroso silencio y el hacer uso solamente del machete; de suerte que, como los remos estaban forrados de lona y la noche era obscura, el enemigo no tenía la más ligera sospecha del ataque que le amagaba.
Era exactamente medianoche cuando llegamos junto a la pequeña abertura dejada en la barrera, faltando poco para que se frustrase allí nuestro plan por la vigilancia de un guardacosta, contra el que, afortunadamente, tropezó mi lancha. Diéronnos al instante el “¡quién vive!”, al que respondí a media voz, amenazando dejar al punto sin vida a cuantos había en el bote si daban la más pequeña alarma. No hicieron resistencia, y en pocos minutos se hallaban nuestros valientes formando una línea al costado de la fragata, abordándola a un mismo tiempo por diferentes puntos.
Los españoles fueron enteramente cogidos de sorpresa, estando todos, excepto los centinelas, durmiendo en sus cuadras; grande fue la mortandad que entre ellos hicieron los machetes chilenos mientras volvían en sí. Retirándose al castillo de proa, hicieron allí una sostenida defensa, y sólo a la tercera carga pudo ganarse la posición. El ataque se renovó por algún tiempo en el alcázar, en donde los marinos españoles cayeron hasta el último hombre; el resto del enemigo saltó a la mar o a la bodega para escapar al furor de los patriotas.
Al abordar la fragata por las amarras principales caí de espalda de un culatazo que me dio el centinela, y dando sobre un tolete del bote la punta me entró por la espalda, junto a la espina dorsal, causándome una grave herida, de la que padecí por muchos años después. Poniéndome al instante de pie, volví a subir sobre el puente, y entonces recibí una herida en un muslo; pero atándomela con un pañuelo pude, aunque con mucha dificultad, dirigir el ataque hasta el fin. No omitiré mencionar que el teniente Grenfell, que bizarramente mandaba uno de los botes, cayó herido en este asalto.
Toda esta refriega no duró más que un cuarto de hora, siendo nuestra pérdida once muertos y treinta heridos, en tanto que la de los españoles era de 160, muchos de los cuales cayeron bajo el machete de los chilenos antes de que pudiesen correr a las armas. Valor como el que mostraron nuestros valientes nunca lo había visto. Antes de abordar se había señalado a cada uno lo que tenía que hacer, encargando a una partida el apoderarse de las cofas. Apenas haría un minuto que estábamos en el puente cuando di voz a la cofa de trinquete, al instante me respondieron nuestros hombres; con igual prontitud me respondieron de la cofa mayor de la fragata. No habrá tripulación de buque de guerra inglés que pueda cumplir órdenes con mayor exactitud.
El tumulto pronto alarma a la guarnición, la cual, precipitándose sobre sus cañones, principió a tirar contra su misma fragata, haciéndonos así un cumplimiento por haberla tomado; bien que en este caso debían suponer que estaban aún a bordo sus propios hombres, y hacer fuego sobre ellos era un procedimiento indigno, pues muchos de los españoles cayeron muertos y heridos de los tiros de la fortaleza, entre ellos el capitán Coig, comandante de la Esmeralda, quien, después de estar prisionero, recibió una grave contusión de una bala de su propio partido.
Llegamos, sin embargo, a desviar los tiros de la fortaleza por un medio ingenioso. Durante la refriega estaban presente dos buques de guerra extranjeros, la fragata Macedonia, de los Estados Unidos, y la fragata inglesa Hyperion; éstas, según habían convenido de antemano con las autoridades españolas, en caso de un ataque de noche, alzaron luces particulares como señales para que no se las hiciera fuego. Estando preparados para esta contingencia, en el instante que la fortaleza comenzó a tirar sobre la Esmeralda izamos iguales luces; de modo que la guarnición se veía perpleja, sin saber sobre qué buque dirigir sus fuegos, teniendo así que participar del daño que se nos intentaba hacer, la Macedonia e Hyperion, que recibieron varios balazos, quedando la Esmeralda comparativamente intacta. En esto, las fragatas neutrales cortaron sus cables y tomaron el largo; el capitán Guise había también cortado los de la Esmeralda, contra mis órdenes, de modo que no nos quedó más que largar las gavias y seguir, cesando entonces la fortaleza de hacer fuego.
Mis órdenes eran no cortar los cables de la Esmeralda sino después de haberla tomado, capturar el Maipú, bergantín de guerra que antes habían cogido a Chile, y en seguida atacar y cortar a la ventura todo buque que estuviese inmediato, teniendo para ello demasiado tiempo, pues no cabía duda que cuando la Esmeralda cayese en nuestro poder los españoles abandonarían los otros buques con la precipitación que les permitieran sus botes; de manera que todos podrían ser cogidos o quemados. A este fin se habían dirigido todos mis anteriores planes; pero encontrándome fuera de combate por mis heridas, el capitán Guise, en quien recayó el mando de la fragata apresada, creyó poder obrar según su propio dictamen y se contentó con la Esmeralda sola, cortando sus cables sin mi permiso y dando por razón que los ingleses habían forzado el almacén del aguardiente y se estaban embriagando, mientras que los chilenos andaban desorganizados con el pillaje. Esto fue un gran error, pues si pudimos capturar la Esmeralda, a pesar de su escogida y bien disciplinada tripulación, hubiera habido poca o ninguna dificultad en echar sucesivamente los otros buques al garete. Esto hubiese sido una segunda derrota de Valdivia, persiguiendo al enemigo, sin pérdida nuestra, de buque en buque, en lugar de hacerlo de fuerte en fuerte.
Los siguientes párrafos de la orden que se dio antes del ataque demostrarán claramente cómo se frustró el plan de haberse cortado los cables de la Esmeralda:
Al apoderarse de la fragata, los marineros y marinos chilenos no gritarán ¡viva Chile!, a fin de engañar al enemigo y dar tiempo a que se complete la operación, gritarán: ¡Viva el rey!
La fusilería hará fuego desde la Esmeralda sobre los dos bergantines de guerra, de los que se apoderarán los tenientes Esmond y Morgell con los botes de su mando; esto verificado, les cortarán las amarras, sacándolos afuera, y los fondearán a lo largo lo más pronto posible. Los botes de la Independencia echarán al garete todos los buques mercantes españoles, y los botes del O'Higgins y del Lautaro, a las órdenes de los tenientes Bell y Robertson, prenderán fuego a uno o más cascos de los más avanzados; pero a éstos no se les dejará ir al garete, a fin de que no vayan a caer sobre los demás.
Cochrane.
Cortando los cables de la Esmeralda, ninguno de estos objetos se consiguió. La fragata capturada se hallaba lista para salir a la mar, teniendo a bordo provisiones para tres meses, con pertrechos suficientes para dos años. Estaba, sin duda, destinada si la oportunidad se ofrecía, a conducir el buque que esperaban con el tesoro, el cual perdimos por la precipitación del capitán Guise; y en verdad que el estar entonces a bordo el almirante español, con su bandera desplegada, era prueba bastante clara que estaba a punto de partir; pero en vez de eso, el almirante, oficiales y 200 hombres cayeron prisioneros, quedando el resto de la tripulación, primitivamente compuesta de 370 hombres, los unos muertos y heridos o ahogados los otros.
Durante la refriega ocurrió un incidente que, después del tiempo que va transcurrido, no dejaré de mencionar.
El buque de Su Majestad Británica, Hyperion, hallándose muy inmediato a la Esmeralda, presenció todo lo ocurrido. Un guardiamarina que estaba mirando con otros en el portalón, no pudiendo reprimir sus sentimientos de verdadero inglés, palmoteó en señal de aprobación al ver cómo nuestros valientes hacían salir al enemigo del castillo de proa. Después supimos que se le había hecho bajar inmediatamente por orden de su comandante, el capitán Searle, quien le amenazó con ponerle arrestado. Tal era el modo de sentir de un comandante inglés hacia mí. No hubiera condescendido en narrar aquí esta ocurrencia si no fuera por la bravata que en una ocasión precedente me hizo el mismo oficial, quitando los tapabocas a sus cañones y poniéndolos en acción en los momentos que mi almiranta entraba en la rada, dando a entender con esto o que me tenía por un pirata o que como a tal me trataría Si encontraba oportunidad.
Cuando los botes se iban acercando a la Esmeralda, la fragata inglesa les echó a cada uno el "¡quién vive!”, con la evidente intención de alarmar al enemigo, lo que sin duda hubiera sucedido si los españoles no estuviesen descuidados a causa de la estratagema mencionada de haber hecho salir a nuestros buques de la bahía.
Muy diferente fue la conducta del comandante de la fragata Macedonia, de los Estados Unidos, cuyos centinelas no nos echaron el "¡quién vive!”, diciéndonos los oficiales a media voz que nos deseaban feliz éxito. Y aún mucho más honorable fue el testimonio que después dio un hábil oficial, el capitán Basilio Hall, que mandaba el buque Conway, de Su Majestad Británica, entonces estacionado en el Pacífico. Tengo a orgullo el reproducir este testimonio, aunque en cierto modo es una recapitulación de los sucesos referidos, bien que algo inexacta en cuanto al número de hombres empleados:
Mientras que el Ejército Libertador, mandado por el general San Martín, se trasladaba a Ancón, vino lord Cochrane con parte de su escuadra a anclar en la rada exterior del Callao. Hallábase defendido el puerto interior por un vasto sistema de baterías admirablemente construidas, las que comúnmente se denominaban los Castillos del Callao. Los buques mercantes, así como los de guerra, dependiendo de la Esmeralda, espaciosa fragata de 40 cañones, y dos corbetas, estaban amarradas bajo la protección de los cañones del castillo, dentro de un semicírculo de 14 lanchas cañoneras y una barrera formada de berlingas encadenadas unas a otras.
Habiendo lord Cochrane previamente reconocido en persona estas formidables defensas, emprendió el 5 de noviembre de 1820 la arrojada empresa de apoderarse de la fragata española, aunque era notorio que estaba enteramente preparada para un ataque. Su señoría se adelantó con 14 botes, conteniendo 240 hombres --todos voluntarios de los diferentes buques de la escuadra--, en dos divisiones, la una mandada por el capitán Crosby y la otra, a las órdenes del capitán Guise, ambos oficiales comandantes de la escuadra chilena.
A medianoche, después de haber forzado la entrada por en medio de la cadena del puerto, lord Cochrane, que iba de guía, bogó para el costado de la primera lancha cañonera, y cogiendo al oficial por sorpresa, le propuso, con una pistola a la cabeza, la alternativa de callarse o morir. No encontrando resistencia, adelantáronse los botes sin ser notados, y lord Cochrane, escalando el costado de la Esmeralda, fue el primero en dar la alarma. El centinela del portalón, asestando su fusil, disparó un tiro; pero en un instante fue derribado por el patrón del bote, y su señoría, aunque herido en un muslo, entró al mismo momento en el puente, acometiendo con no menos intrepidez por el lado opuesto de la fragata el capitán Guise, quien se encontró a medio camino del alcázar con lord Cochrane, y el capitán Crosby, espada en mano, ganó bien pronto la parte posterior del buque. Los españoles fueron a replegarse al castillo de proa, en donde hicieron una resistencia desesperada hasta que quedaron dominados por un fresco destacamento de marinos y marineros comandados por lord Cochrane. Volvieron a hacer una valiente resistencia sobre el puente principal; pero antes de la una la fragata estaba capturada, sus cables cortados, y se la sacaba en triunfo fuera del puerto.
Esta pérdida fue un golpe mortal para las fuerzas navales españolas apostadas en aquella parte del globo, pues, aunque había otras dos fragatas españolas y algunos buques menores en el Pacífico, nunca se atrevieron después a mostrarse, dejando así a lord Cochrane dueño absoluto de la costa.
En la mañana del 16 hubo un espantoso degüello en tierra. La fragata de los Estados Unidos había enviado, como de costumbre, un bote a hacer provisiones al mercado, cuando se le puso en la cabeza al populacho que la Esmeralda no hubiera podido ser tomada sin la ayuda de la Macedonia, y arrojándose sobre la tripulación del bote, a todos los degollaron.
Los heridos que tuvo la tripulación de la Esmeralda se enviaron a tierra bajo una bandera parlamentaria, transmitiendo al propio tiempo al virrey un oficio que yo le dirigía pidiéndole el canje de prisioneros. Esta vez accedió cortésmente a la propuesta, y se enviaron todos a tierra, volviéndonos, en cambio, los prisioneros chilenos que habían estado penando tanto tiempo en los calabozos de la fortaleza, y a quienes se mandó al ejército del general San Martín.
Habiendo enviado el parte de nuestra victoria al general San Martín, recibí de él la siguiente carta en reconocimiento de tan brillante acción:
La importancia del servicio que ha hecho V. S. a la Patria con la toma de la fragata de guerra española Esmeralda, y el modo brillante con que V. S. mismo condujo a los bravos de su mando a tan noble empresa en la noche memorable del 5, han aumentado los títulos que los servicios anteriores de V. S. le daban a la consideración del Gobierno, a la gratitud de todos los que se interesen por la causa, y al aprecio que profeso a V.S.
Todos los que participaron de los riesgos y de la gloria de V. S. merecen también la estimación de sus conciudadanos; y ya que tengo la satisfacción de ser el órgano de los sentimientos de admiración que un suceso tan importante ha excitado en los jefes y ejército de mi mando, se me permitirá expresarlos a V. S. para que sean comunicados a los beneméritos oficiales, tripulación y tropa de la escuadra, a los cuales se le cumplirán religiosamente las promesas hechas por V. S.
Es muy sensible que a la memoria de un acontecimiento tan heroico se mezclen ideas de pesar, excitadas por el recuerdo de la sangre preciosa que se ha vertido; pero espero que muy pronto esté V. S. en disposición de dar nuevos días de gloria a la Patria y a su nombre.
Dios guarde a V. S. muchos años.
A bordo del navío San Martín, en Huacho, a 10 de noviembre de 1820.
José de San Martín.
Al muy honorable lord Cochrane, vicealmirante y comandante en jefe de la escuadra de Chile.
La expresión de San Martín, de cumplir religiosamente las promesas que yo hice es alusión a la oferta que él mismo firmó, y que se había exigido antes de que saliese la escuadra de Valparaíso, de que se daría un año de pago a los hombres.
Con la carta precedente envió el general San Martín otra promesa voluntaria de 50.000 pesos para los aprehensores, los que se pagarían cuando se tomase a Lima. Ninguna de estas promesas fue jamás cumplida, ni nunca se obtuvo el dinero de presas.
El general San Martín escribió lo siguiente al Gobierno de Chile:
Excelentísimo señor:
Tengo el honor de dirigir a V. E. el parte del excelentísimo lord Cochrane, vicealmirante de la escuadra, relativo a la heroica captura de la fragata Esmeralda, que fue atacada bajo las baterías del Callao.
Me es imposible encomiar en términos apropiados la arrojada empresa del 5 de noviembre, por la que lord Cochrane ha establecido la superioridad de nuestras fuerzas navales, ha acrecentado el esplendor y poder de Chile y asegurado el buen éxito de esta campaña.
No dudo que S. E. el supremo director hará la justicia debida al digno jefe, oficiales y demás individuos que han tomado parte en acción tan venturosa.
Dígnese V. E. hacerme el honor de felicitar por mí a S. E. con motivo de tan importante suceso, y muy en particular por la influencia que redundará al objeto que ocupa su solicitud.
José de San Martín.
Cuartel general de Supe, 1º de diciembre de 1820.
Señor don José Ignacio Zenteno, ministro de la Guerra.
Memorias de Cochrane, Capitulo IV
Mi patria sabe que está sola en Sudamérica; pero tiene fe en su estrella, en su derecho y en la justicia que le asiste; y si mañana es atacada, sus hijos, cual otros viriatos sucumbirán todos, antes que rendirse...
Nicanor Molinare
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!Wow! Septimo de Linea, que gran post.Merece aplausos
Aca dejo la carta de Lord Thomas al momento de la vispera de el abordaje de La Esmeralda
Soldados de Marina y Marineros
Esta noche vamos a dar un golpe mortal al enemigo, y mañana os presentareís con orgullo delante del Callao. Todos nuestros camaradas envidiarán nuestra buena suerte. Una hora de coraje y resolución es cuanto lo que se requiere de vosotros para triunfar. Recordad que habeís vencido en Valdivia, y no os atemoriceís de aquellos que un día huyeron de vuestra presencia.
El valor de todos los bajeles que se coján os pertenecerá: so os dará la misma recompensa que los españoles ofrecierón a cualquiera que capturase a un buque chileno.
El momento de la gloria se acerca, y espero que los chilenos se batirán como tienen costumbre y que los ingleses se batirán como siempre dento y fuera de su patria.
Cochrane
Y despues en medio de Los buques Hyperion y Macedonian
Valor como hoy demostraron nuestros hombres, nunca lo había visto. Y no hay tripulación de navío de linea ingles que pueda cumplir ordenes con mayor exactitud.
Firmado
Cochrane
Aca dejo la carta de Lord Thomas al momento de la vispera de el abordaje de La Esmeralda
Soldados de Marina y Marineros
Esta noche vamos a dar un golpe mortal al enemigo, y mañana os presentareís con orgullo delante del Callao. Todos nuestros camaradas envidiarán nuestra buena suerte. Una hora de coraje y resolución es cuanto lo que se requiere de vosotros para triunfar. Recordad que habeís vencido en Valdivia, y no os atemoriceís de aquellos que un día huyeron de vuestra presencia.
El valor de todos los bajeles que se coján os pertenecerá: so os dará la misma recompensa que los españoles ofrecierón a cualquiera que capturase a un buque chileno.
El momento de la gloria se acerca, y espero que los chilenos se batirán como tienen costumbre y que los ingleses se batirán como siempre dento y fuera de su patria.
Cochrane
Y despues en medio de Los buques Hyperion y Macedonian
Valor como hoy demostraron nuestros hombres, nunca lo había visto. Y no hay tripulación de navío de linea ingles que pueda cumplir ordenes con mayor exactitud.
Firmado
Cochrane
Última edición por WILDER jr el 04 Jun 2007, 19:39, editado 1 vez en total.
- GRUMO
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¡Somos o no pilotos de combate!.... ya, que nos den otra misión y salimos 3 o 4 fierros, rasanteamos hasta donde podamos y si nos van tumbando.... nos tumbaron pues.... pero por lo menos uno llega y rompe.... así no regresemos los demás.... total para eso nos hemos formado, para eso estamos preparados, y si vamos a morir.... bueno nos inmolamos por la patria, es la oportunidad de demostrar lo que somos y valemos”. Coronel FAP Marco Antonio Schenone Oliva , piloto muerto en el Cenepa
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- Registrado: 17 Feb 2007, 09:23
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A comtinuacion cito, la Biografia oficial de Cochrane en la pagina web de la Royal Navy....lo interesante es esto "he was wrongly jailed for fraud", que se puede traducir como "Acusado erroneamente de fraude", por algo a pesar de estar privado de libertad, fue re-elegido al parlamento britanico, por amplia mayoria, pues el pueblo, sabia que era una conspiracion del Almirantasgo britanico, por sus criticas al trato que recibian los marineros.
http://www.royal-navy.mod.uk/server/show/nav.3881
La lista de biografias en la royal navy es bien corta solo aparecen
Francis Drake
Robert Blake
Samuel Pepys
Lord George Rodney
James Cook
Viscount Nelson
Lord Thomas Cochrane
John Fisher
John Jellicoe
David Beatty
Bertram Ramsay
Viscount Cunningham
saludos
pd. Este parrafo me gusta tambien "One of Britain's most flamboyant and daring naval heroes and a reforming politician"
Admiral Lord Thomas Cochrane, 10th Earl of Dundonald 1775-1860
Thomas Cochrane had a truly remarkable career as a naval officer and a politician. After serving with distinction in the Royal Navy during the Napoleonic Wars, he was wrongly jailed for fraud, stripped of his naval rank and parliamentary seat. Amazingly he went on to command the Chilean, Brazilian and Greek navies, helping these countries in their fight for independence. He completed a remarkable comeback when he received a Royal pardon and the restoration of his naval rank.
Cochrane soon established a reputation as one of the navy's most audacious and feared commanders. As a Lieutenant in command of his first ship, the sloop Speedy mounting fourteen 4-pounder guns and with a crew of only ninety-two, he captured fifty ships, 122 guns and 534 prisoners in just a year. The most famous engagement, illustrating the brilliance and daring that typified his career, was the capture of the 32-gun Spanish frigate El Gamo on 6 May 1801. Cochrane ordered the hoisting of the American flag to confuse the Spanish. El Gamo's broadsides missed and Speedy got close enough for her guns to open fire killing the Spanish Captain. Cochrane then stormed the Spanish ship with a boarding party who included the entire crew, except Speedy's surgeon. He ordered one man to climb the mast and haul down the colours, whereupon the Spanish crew of 319 surrendered.
Promoted to Post-Captain and given command of the frigates Pallas and later Imperieuse, Cochrane terrorized shipping along the French and Spanish coasts to such a extent that Napoleon referred to him as the Sea Wolf. In 1808 he attacked Valencia in Spain and captured several ships, some of which turned out to be American.
At the legendary Battle of Basque Roads in 1809 Cochrane used fireships and explosion vessels to cause terror among the French squadron, most of which was run aground. Unfortunately the Commander-in-Chief, Admiral Lord Gambier, hesitated to deploy the main fleet and the opportunity to annihilate the French was lost. Infuriated Cochrane, who had been elected as a radical MP in 1806, opposed a motion of thanks for Gambier in the House of Commons. Gambier insisted on a court martial to clear his name and as the establishment closed ranks he was duly acquitted. In 1812 Cochrane presented the Admiralty with an innovative gas warfare plan. It was rejected on the grounds that it was inhuman although technically realistic.
Cochrane had made some powerful enemies and his campaign against corruption in the navy offended other leading figures including some, such as Earl St Vincent, who was sympathetic to his views. The establishment was determined on revenge and seized on an opportunity to put Cochrane on trial for stock exchange fraud in 1814. Convicted after a suspect trial, he was swiftly dismissed from the navy and Parliament. After sensationally escaping from prison in 1815, Cochrane was soon released but the authorities put him under serious financial and political pressure and he decided there was little reason to remain in Britain.
In 1817 he left the country and for the next ten years conducted a series of incredible operations for the Chilean, Brazilian and Greek navies. The formidable Spanish fortress of Valdivia was captured by 300 Chilean troops under Cochrane command in 1820 and in the same year he cut out the flagship of the Spanish South American fleet, the Esmeralda, from the port of Callao. In charge of the embryonic Brazilian fleet and against all the odds, Cochrane captured the Portuguese garrison of Bahia and accepted the surrender of the fortress at Maranhao after an outstanding campaign of deception.
Cochrane was reinstated in the Royal Navy in 1832 under a new King, William IV, and a sympathetic Whig government. His final appointment in 1847 was to be Commander-in-Chief of the North American and West Indies Station. During the Crimean War the government publicised the possibility of Cochrane commanding a Baltic fleet. With Cochrane's unrivalled reputation for coastal warfare, the Russians correctly interpreted this as a threat to their capital St Petersburg. One of Britain's most flamboyant and daring naval heroes and a reforming politician, Cochrane died in 1860 at the age of 85 and was buried in Westminster Abbey.
Further reading:
The Hon. M. Cochrane, "Cochrane: Basque Roads, 1809" in E.J. Grove (Ed.) Great Battles of the Royal Navy (London, 1994). R. Harvey. Cochrane: The Life and Exploits of a Fighting Captain (London, 2000). A. Lambert, War at Sea in the Age of Sail (London: 2000). W. Tute, Cochrane: The Life of Admiral the Earl of Dundonald (London, 1965).
http://www.royal-navy.mod.uk/server/show/nav.3881
La lista de biografias en la royal navy es bien corta solo aparecen
Francis Drake
Robert Blake
Samuel Pepys
Lord George Rodney
James Cook
Viscount Nelson
Lord Thomas Cochrane
John Fisher
John Jellicoe
David Beatty
Bertram Ramsay
Viscount Cunningham
saludos
pd. Este parrafo me gusta tambien "One of Britain's most flamboyant and daring naval heroes and a reforming politician"
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Nicanor Molinare
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