La batalla de Nordlingen, 1.634.
- tercioidiaquez
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La batalla de Nordlingen, 1.634.
Nordlingen es una de las batallas, que merecen por derecho propio, debido a la actuación de varias unidades militares, entrar en el "espacio reservado" de las grandes gestas militares.
Como se verá (espero) la actuación del Tercio de Toralto y del Tercio de Idiaquez ( por algo opté por ese apodo), hacen que estas dos unidades militares entren en la leyenda de las mejores unidades militares de todos los tiempos, pués su actuación fue legendaria e increible.
La victoria de Lützen por el ejército sueco contra las filas imperiales estuvo lastrada por la muerte del genial e innovador monarca Gustavo Adolfo.
Los imperiales retomaron la iniciativa, pero aún sin rey, el ejército sueco era una fuerza muy digna de tener en cuenta.
Las tropas imperiales, bajo mando del Rey de Hungría Fernando, futuro emperador Fernando III de Augsburgo, intentan liberar la zona del sur de Alemania (Suabia), donde liberan las ciudades de Regensburg y Donauworth.
El ejército español, al mando del Cardenal Infante Fernando de Austria, hermano de Felipe IV, se dirigía a Flandes, donde el infante, había sido nombrado gobernador. En su camino, y para asegurar la ruta desde Italia, debía dejar guarniciones, y de paso, ayudar a los imperiales a rechazar a los protestantes.
A pesar de los esfuerzos suecos, los dos ejércitos se reunen al sur de Nordlingen, custodiada por una guarnición sueca, en septiembre de 1.634.
Como se verá (espero) la actuación del Tercio de Toralto y del Tercio de Idiaquez ( por algo opté por ese apodo), hacen que estas dos unidades militares entren en la leyenda de las mejores unidades militares de todos los tiempos, pués su actuación fue legendaria e increible.
La victoria de Lützen por el ejército sueco contra las filas imperiales estuvo lastrada por la muerte del genial e innovador monarca Gustavo Adolfo.
Los imperiales retomaron la iniciativa, pero aún sin rey, el ejército sueco era una fuerza muy digna de tener en cuenta.
Las tropas imperiales, bajo mando del Rey de Hungría Fernando, futuro emperador Fernando III de Augsburgo, intentan liberar la zona del sur de Alemania (Suabia), donde liberan las ciudades de Regensburg y Donauworth.
El ejército español, al mando del Cardenal Infante Fernando de Austria, hermano de Felipe IV, se dirigía a Flandes, donde el infante, había sido nombrado gobernador. En su camino, y para asegurar la ruta desde Italia, debía dejar guarniciones, y de paso, ayudar a los imperiales a rechazar a los protestantes.
A pesar de los esfuerzos suecos, los dos ejércitos se reunen al sur de Nordlingen, custodiada por una guarnición sueca, en septiembre de 1.634.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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Los generales suecos, Weimar y Horn, propugnaban dos posibilidades distintas.
Weimar, propugnaba atacar al ejército enemigo (que llamaremos imperial para abreviar) formado por tropas imperiales, españolas y de la liga católica (alemanes), tras varios años en los que el sistema militar sueco se había mostrado superior al utilizado por los imperiales.
El ejército sueco, con las reformas del "león del norte" (Gustavo Adolfo) había barrido a sus enemigos en prácticamente todos los combates que se había enfrentado. En ellos habían participado en pequeño número, algunos Tercios españoles (italianos sobre todo) y también habían sido derrotados. Esto llevó a juzgar a los generales suecos, a todos sus enemigos iguales a los que habían derrotado y les llévó a subestimar a los "desharrapados" soldados españoles.
Weimar, por lo tanto, propugnaba atacar de inmediato, pués sus informes cifraban las tropas del Cardenal Infante en 5.000 soldados, en lugar de los aproximadamente 12.000 con que contaba el hermano de Felipe IV.ç
Horn, por el contrario, pretendía esperar a los refuerzos que estaban en camino desde el norte.
Pero la decisión de Oxenstierna, regente de Suecia tras la muerte del Rey, de presentar batalla, para terminar cuanto antes los asuntos en Alemania y poder dedicarse a los problemas económicos que azotaban Suecia tras la larga guerra, junto con la previsible pérdida de prestigio que conllevaría la pérdida de Nordlingen, ante la pasividad de las tropas suecas, llevaron a la decisión de atacar a sus enemigos.
Weimar, propugnaba atacar al ejército enemigo (que llamaremos imperial para abreviar) formado por tropas imperiales, españolas y de la liga católica (alemanes), tras varios años en los que el sistema militar sueco se había mostrado superior al utilizado por los imperiales.
El ejército sueco, con las reformas del "león del norte" (Gustavo Adolfo) había barrido a sus enemigos en prácticamente todos los combates que se había enfrentado. En ellos habían participado en pequeño número, algunos Tercios españoles (italianos sobre todo) y también habían sido derrotados. Esto llevó a juzgar a los generales suecos, a todos sus enemigos iguales a los que habían derrotado y les llévó a subestimar a los "desharrapados" soldados españoles.
Weimar, por lo tanto, propugnaba atacar de inmediato, pués sus informes cifraban las tropas del Cardenal Infante en 5.000 soldados, en lugar de los aproximadamente 12.000 con que contaba el hermano de Felipe IV.ç
Horn, por el contrario, pretendía esperar a los refuerzos que estaban en camino desde el norte.
Pero la decisión de Oxenstierna, regente de Suecia tras la muerte del Rey, de presentar batalla, para terminar cuanto antes los asuntos en Alemania y poder dedicarse a los problemas económicos que azotaban Suecia tras la larga guerra, junto con la previsible pérdida de prestigio que conllevaría la pérdida de Nordlingen, ante la pasividad de las tropas suecas, llevaron a la decisión de atacar a sus enemigos.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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Mientras, las tropas imperiales realizaban varios asaltos contra la ciudad de Nordlingen.
Pero la guarnición sueca pudo aguantar las embestidas y evitó la caida de la ciudad, intentando ganar tiempo para la llegada del ejército que presentían próxima.
Los altos mandos aliados, Cardenal Infante, marqués de Leganés, marqués de los Balbases por España, Fernando de Hungría, Octavio Piccolomini, Gallas por el Imperioy el duque de Lorena por la Liga católica, no querían avanzar dejando en su retaguardia una plaza fuerte ocupada por el enemigo. Sino, deberían dejar una fuerte guarnición para evitar sorpresas, por lo que decidieron dar un asalto definitivo.
Al amanecer del 5 de Septiembre de 1.634, las tropas aliadas se preparan para dar un nuevo asalto, cuando la caballería ligera croata, actuando como los ojos y los oidos del ejército, informa que el ejército sueco avanza rápidamente contra ellos.
Fernando de Hungría y el Cardenal Infante, ordenan a sus tropas prepararse para la inminente batalla.
En próximos mensajes intentaré dibujar un mapa con los despliegues de las unidades, algo que aunque parezca mentira, no se ha hecho con la claridad necesaria en alguna obra publicada.
Del mismo modo, trataré de dar una visión lo más aproximada posible de los órdenes de batalla, algo siempre difícil.
Las próximas semanas estaré bastante liado pero en cuanto pueda describiré esta apasionante batalla como creo que se merece.
Pero la guarnición sueca pudo aguantar las embestidas y evitó la caida de la ciudad, intentando ganar tiempo para la llegada del ejército que presentían próxima.
Los altos mandos aliados, Cardenal Infante, marqués de Leganés, marqués de los Balbases por España, Fernando de Hungría, Octavio Piccolomini, Gallas por el Imperioy el duque de Lorena por la Liga católica, no querían avanzar dejando en su retaguardia una plaza fuerte ocupada por el enemigo. Sino, deberían dejar una fuerte guarnición para evitar sorpresas, por lo que decidieron dar un asalto definitivo.
Al amanecer del 5 de Septiembre de 1.634, las tropas aliadas se preparan para dar un nuevo asalto, cuando la caballería ligera croata, actuando como los ojos y los oidos del ejército, informa que el ejército sueco avanza rápidamente contra ellos.
Fernando de Hungría y el Cardenal Infante, ordenan a sus tropas prepararse para la inminente batalla.
En próximos mensajes intentaré dibujar un mapa con los despliegues de las unidades, algo que aunque parezca mentira, no se ha hecho con la claridad necesaria en alguna obra publicada.
Del mismo modo, trataré de dar una visión lo más aproximada posible de los órdenes de batalla, algo siempre difícil.
Las próximas semanas estaré bastante liado pero en cuanto pueda describiré esta apasionante batalla como creo que se merece.
Última edición por tercioidiaquez el 20 Jun 2007, 12:43, editado 1 vez en total.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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Mis felicitaciones señor soldado, impaciente espero vuestras nuevas sobre la resistencia de nuestros tercios ante las cargas de los herejes suecos a la vista de los muros de Nordlingen.
El cardenal infante don Fernando de Austria hermano de Felipe IV
http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:Car ... Hunter.jpg
http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/cuadros/1218.htm
Nordlingen, Baviera, en la actualidad.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/c ... ingen7.jpg
El cardenal infante don Fernando de Austria hermano de Felipe IV
http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:Car ... Hunter.jpg
http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/cuadros/1218.htm
Nordlingen, Baviera, en la actualidad.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/c ... ingen7.jpg
Última edición por zamarriego el 05 Ago 2007, 19:10, editado 1 vez en total.
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Pués poco a poco a ver si lo voy completando.
Orden de batalla ejército protestante.
Creo que es más correcto nombrarlo así, en lugar de sueco.
Dividido en dos alas.
Ala derecha, al mando de Horn. Aquí se encontraban las tropas suecas.
Primera línea.
2 brigadas de infantería, Pfuel y Scots.
14 escuadrones de caballería.
Segunda línea.
3 brigadas de infantería, Rantzau, Wurtemberg y Horn.
10 escuadrones de caballería.
Ala izquierda, al mando de Saxe Weimar.
Primera línea. 3 brigadas de infantería.
Segunda línea. 2 brigadas de infantería.
2 brigadas de infantería en la colina Hasselberg.
Unos 24 escuadrones de caballería en el flanco izquierdo del despliegue.
Total 16.300 soldados de infantería.
9.300 de caballería.
52 piezas.
Orden de batalla ejército protestante.
Creo que es más correcto nombrarlo así, en lugar de sueco.
Dividido en dos alas.
Ala derecha, al mando de Horn. Aquí se encontraban las tropas suecas.
Primera línea.
2 brigadas de infantería, Pfuel y Scots.
14 escuadrones de caballería.
Segunda línea.
3 brigadas de infantería, Rantzau, Wurtemberg y Horn.
10 escuadrones de caballería.
Ala izquierda, al mando de Saxe Weimar.
Primera línea. 3 brigadas de infantería.
Segunda línea. 2 brigadas de infantería.
2 brigadas de infantería en la colina Hasselberg.
Unos 24 escuadrones de caballería en el flanco izquierdo del despliegue.
Total 16.300 soldados de infantería.
9.300 de caballería.
52 piezas.
Última edición por tercioidiaquez el 09 Jun 2007, 12:30, editado 1 vez en total.
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Orden de batalla, ejército católico.
Ala izquierda, tropas españolas.
2 regimientos alemanes, Salms y Wurmser.
1 regimiento alemán, Schwarzenberg.
4 Tercios napolitanos, Torralto, San Severo, Torrescusa y Cárdenas.
3 Tercios lombardos, Paniguerola, Lunato
y Guasco.
2 Tercios españoles, Idiaquez y Fuenclara.
Caballería española, italiana e imperial.
Ala derecha, ejército imperial y de la Liga católica.
3 regimientos de la Liga católica, de la Tour (borgoñones), Alberg (borgoñones)y Leslie (alemanes).
3 regimientos alemanes.
Caballería imperial y de la Liga.
Total 20.000 soldados de infantería.
13.000 de caballería.
32 piezas.
El tamaño de los regimientos varíaba desde los 800 del Tercio de Toralto o los regimientos Borgoñones, a los 2.400 de algún regimiento alemán, pasando por los 1.800 del Tercio de Idiaquez.
Estos datos han venido durante mucho tiempo a minusvalorar el papel español en esta batalla.
Tan solo dos tercios de españoles estaban presentes, (aunque españoles podría considerarse a los italianos), por lo que históricamente esta batalla se ha dado a conocer como un triunfo imperial.
Los dos tercios españoles sumaban unos 3.200 hombres, pero no eran unos soldados cualquiera.
Había gran cantidad de "soldados viejos", veteranos de muchos de campaña. Muchos oficiales militaban ahora como simples soldados, al haberse quedado sin unidades que mandar.
Su comportamiento en la batalla que se avecinaba, demostraría que se puede considerar a estas tropas (también al Tercio de Toralto, justo es decirlo) como una de las unidades militares más efectivas de la historia de la humanidad.
Ala izquierda, tropas españolas.
2 regimientos alemanes, Salms y Wurmser.
1 regimiento alemán, Schwarzenberg.
4 Tercios napolitanos, Torralto, San Severo, Torrescusa y Cárdenas.
3 Tercios lombardos, Paniguerola, Lunato
y Guasco.
2 Tercios españoles, Idiaquez y Fuenclara.
Caballería española, italiana e imperial.
Ala derecha, ejército imperial y de la Liga católica.
3 regimientos de la Liga católica, de la Tour (borgoñones), Alberg (borgoñones)y Leslie (alemanes).
3 regimientos alemanes.
Caballería imperial y de la Liga.
Total 20.000 soldados de infantería.
13.000 de caballería.
32 piezas.
El tamaño de los regimientos varíaba desde los 800 del Tercio de Toralto o los regimientos Borgoñones, a los 2.400 de algún regimiento alemán, pasando por los 1.800 del Tercio de Idiaquez.
Estos datos han venido durante mucho tiempo a minusvalorar el papel español en esta batalla.
Tan solo dos tercios de españoles estaban presentes, (aunque españoles podría considerarse a los italianos), por lo que históricamente esta batalla se ha dado a conocer como un triunfo imperial.
Los dos tercios españoles sumaban unos 3.200 hombres, pero no eran unos soldados cualquiera.
Había gran cantidad de "soldados viejos", veteranos de muchos de campaña. Muchos oficiales militaban ahora como simples soldados, al haberse quedado sin unidades que mandar.
Su comportamiento en la batalla que se avecinaba, demostraría que se puede considerar a estas tropas (también al Tercio de Toralto, justo es decirlo) como una de las unidades militares más efectivas de la historia de la humanidad.
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El mapa anterior corresponde a las posiciones el día 6, el combate que narro a continuación es del día anterior, previo a la batalla en si.
Las tropas suecas llegaron a las proximidades del despliegue católico.
Tenían dos objetivos, la colina Hasselber y sobre todo la colina Albuch.
Esta era la altura predominante de la zona, por lo que si lograban ocuparla e instalar las baterías, podrían acribillar todo el campamento y las posiciones de las tropas católicas. En el nacimiento de la colina, había un pequeño bosque.
El avance sueco fue más rápido de lo esperado, por lo que se lanzan a unos 3.000 jinetes imperiales para retardar su progresión. Mientras las tropas de infantería intentan ocupar posiciones defensivas.
Sabedores de la importancia de Albuch, se envían varias mangas de arcabuceros, 200 españoles, 200 italianos y 200 borgoñones, junto con varios dragones.
Las tropas suecas llegaron a las proximidades del despliegue católico.
Tenían dos objetivos, la colina Hasselber y sobre todo la colina Albuch.
Esta era la altura predominante de la zona, por lo que si lograban ocuparla e instalar las baterías, podrían acribillar todo el campamento y las posiciones de las tropas católicas. En el nacimiento de la colina, había un pequeño bosque.
El avance sueco fue más rápido de lo esperado, por lo que se lanzan a unos 3.000 jinetes imperiales para retardar su progresión. Mientras las tropas de infantería intentan ocupar posiciones defensivas.
Sabedores de la importancia de Albuch, se envían varias mangas de arcabuceros, 200 españoles, 200 italianos y 200 borgoñones, junto con varios dragones.
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Contra los 3.000 jinetes imperiales, se produce una carga del ejército protestante.
La táctica sueca de la época, marcaba mezclar unidades de mosqueteros con los soldados de caballería.
Parece ser que en Breitenfield, los imperiales habían utilizado ya la misma táctica, pero no en esta ocasión. Así, ante el ataque combinado de los jinetes y de los tiradores suecos, la caballería imperial debe retirarse con grandes bajas, pero a cambio ha logrado ganar tiempo para completar el despliegue. El repliegue se produce cuando ya empieza a declinar el día y comienzan las primeras sombras.
A la vez, se ha tomado sin mayores problemas la colina Hasselberg.
Weimar, ordena continuar el ataque, tras esta primera victoria. Jinetes e infantes protestantes se acercan al bosque, donde los arcabuceros españoles, italianos y borgoñones, se encuentran al mando del Sargento Mayor del Tercio de Fuenclara, Escobar.
Este, al darse cuenta de la que se le viene encima, ordena salir al llano, y comienza a realizar certeras descargas contra los enemigos.
La táctica sueca de la época, marcaba mezclar unidades de mosqueteros con los soldados de caballería.
Parece ser que en Breitenfield, los imperiales habían utilizado ya la misma táctica, pero no en esta ocasión. Así, ante el ataque combinado de los jinetes y de los tiradores suecos, la caballería imperial debe retirarse con grandes bajas, pero a cambio ha logrado ganar tiempo para completar el despliegue. El repliegue se produce cuando ya empieza a declinar el día y comienzan las primeras sombras.
A la vez, se ha tomado sin mayores problemas la colina Hasselberg.
Weimar, ordena continuar el ataque, tras esta primera victoria. Jinetes e infantes protestantes se acercan al bosque, donde los arcabuceros españoles, italianos y borgoñones, se encuentran al mando del Sargento Mayor del Tercio de Fuenclara, Escobar.
Este, al darse cuenta de la que se le viene encima, ordena salir al llano, y comienza a realizar certeras descargas contra los enemigos.
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El fuego de los mosqueteros del ejército de las Naciones es tan eficaz, que momentaneamente paraliza el avance sueco.
Los historiadores afirman que las tropas españolas salieron del bosque para enfrentarse al enemigo, como antes mencionaba.
En mi opinión esto es fruto del desconocimiento de las tácticas empleadas por los Tercios.
¿Para que iban a abandonar un bosque que les proporcionaba cobertura frente a posibles cargas de caballería?
El empleo normal de los tiradores, consistía en adelantarse varias escuadras por delante de la formación, y realizar fuego por salvas. Cuando las escuadras hubieran realizado varios disparos, otras las sustituían.
Si todos los mosqueteros hubieran salido al llano, hubieran podido ser fácilmente barridos por una carga de caballería, ya que no había ninguna compañía de piqueros con ellos para darles protección.
Sea como fuere, el fuego era tan intenso, que los suecos decidieron instalar varias piezas de artillería delante del bosque para debilitar la posición de Escobar.
Mientras, parece ser que el Cardenal Infante, ordena mantener la posición a toda costa.
Mientras los arcabuceros combaten, se ordena asentar la artillería pesada en la colina Albuch, y se encarga de la defensa a dos regimientos alemanes, Salms y Wurmser. También, se envían 500 arcabuceros más para reforzar las fuerzas de Esocbar, que están siendo atacadas de continuo.
El Cardenal Infante, sabedor de la importancia de la colina Albuch, y sin duda dándose cuenta de la calidad de los regimientos alemanes, ordena colocar detras, al Tercio italiano de Toralto y unos 200 hombres del de San Severo, unos 1.000 hombres en total. La decisión del general español, se verá justificada a medida que se desarrollen los acontecimientos.
La noche ha caido y el combate en el bosque del nacimiento de Albuch continua. Entre la oscuridad, protestantes y católicos combate. A corta distancia, entre sombras, la potencia de fuego y la espada, pues se llega al cuerpo a cuerpo, de las tropas españolas, causa un elevado número de bajas a las tropas suecas.
Escobar, y el resto de capitanes, mantienen la posición a duras penas.
Los historiadores afirman que las tropas españolas salieron del bosque para enfrentarse al enemigo, como antes mencionaba.
En mi opinión esto es fruto del desconocimiento de las tácticas empleadas por los Tercios.
¿Para que iban a abandonar un bosque que les proporcionaba cobertura frente a posibles cargas de caballería?
El empleo normal de los tiradores, consistía en adelantarse varias escuadras por delante de la formación, y realizar fuego por salvas. Cuando las escuadras hubieran realizado varios disparos, otras las sustituían.
Si todos los mosqueteros hubieran salido al llano, hubieran podido ser fácilmente barridos por una carga de caballería, ya que no había ninguna compañía de piqueros con ellos para darles protección.
Sea como fuere, el fuego era tan intenso, que los suecos decidieron instalar varias piezas de artillería delante del bosque para debilitar la posición de Escobar.
Mientras, parece ser que el Cardenal Infante, ordena mantener la posición a toda costa.
Mientras los arcabuceros combaten, se ordena asentar la artillería pesada en la colina Albuch, y se encarga de la defensa a dos regimientos alemanes, Salms y Wurmser. También, se envían 500 arcabuceros más para reforzar las fuerzas de Esocbar, que están siendo atacadas de continuo.
El Cardenal Infante, sabedor de la importancia de la colina Albuch, y sin duda dándose cuenta de la calidad de los regimientos alemanes, ordena colocar detras, al Tercio italiano de Toralto y unos 200 hombres del de San Severo, unos 1.000 hombres en total. La decisión del general español, se verá justificada a medida que se desarrollen los acontecimientos.
La noche ha caido y el combate en el bosque del nacimiento de Albuch continua. Entre la oscuridad, protestantes y católicos combate. A corta distancia, entre sombras, la potencia de fuego y la espada, pues se llega al cuerpo a cuerpo, de las tropas españolas, causa un elevado número de bajas a las tropas suecas.
Escobar, y el resto de capitanes, mantienen la posición a duras penas.
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Finalmente, a las once de la noche, un masivo ataque protestante, con 4.000 hombres, toma el control del bosquecillo. Sus bajas han sido elevadas, mientras que gran número de tiradores españoles logran retroceder hacia la cima de Albuch.
El Sargento Mayor Escobar es hecho prisionero e interrogado, pero Weimar no cree las cantidades de soldados que le informa el español. Los suecos piensan que las tropas españolas que se han reunido con el ejército imperial son mucho más inferiores de lo que cuenta el Sargento Mayor.
Ante los consejos pidiendo prudencia, de alguno de sus subordinados, Weimar, contesta, que le indiquen donde se encuentran esos desharrapados (españoles) para ir a acabar con ellos enseguida.
Las victorias suecas habían concedido un sentido de menosprecio contra sus enemigos que jugaría en su contra.
Unidades de caballería italiana e imperiales despliegan en los flancos de Albuch, mientras se fortifica en la medida de lo posible, las posiciones de la artillería pesada, con vistas al ataque que se prevee para el día siguiente.
Mientras, la reunión de generales católicos, se decide la táctica para el día siguiente, entre reproches por la pérdida del bosque.
Pero el Marqués de Grana, general imperial lo tenía claro y comentó:
"Señores, en esta batalla nos van muchos Reinos y Provincias, y así con licencia de su Majestad (Fernando Rey de Hungría), y Alteza Real (Cardenal Infante) diré lo que siento.
El peso de la batalla ha de ser en aquella colina, y de los tercios que están en ella el uno es nuevo, que en su vida no ha visto enemigo, y así Señores, será necesario enviar allí un Tercio de Españoles, e irle socorriendo con más gente, conforme a la necesidad nos enseñare"
Así veían los contemporaneos a los Tercios Españoles.
El Sargento Mayor Escobar es hecho prisionero e interrogado, pero Weimar no cree las cantidades de soldados que le informa el español. Los suecos piensan que las tropas españolas que se han reunido con el ejército imperial son mucho más inferiores de lo que cuenta el Sargento Mayor.
Ante los consejos pidiendo prudencia, de alguno de sus subordinados, Weimar, contesta, que le indiquen donde se encuentran esos desharrapados (españoles) para ir a acabar con ellos enseguida.
Las victorias suecas habían concedido un sentido de menosprecio contra sus enemigos que jugaría en su contra.
Unidades de caballería italiana e imperiales despliegan en los flancos de Albuch, mientras se fortifica en la medida de lo posible, las posiciones de la artillería pesada, con vistas al ataque que se prevee para el día siguiente.
Mientras, la reunión de generales católicos, se decide la táctica para el día siguiente, entre reproches por la pérdida del bosque.
Pero el Marqués de Grana, general imperial lo tenía claro y comentó:
"Señores, en esta batalla nos van muchos Reinos y Provincias, y así con licencia de su Majestad (Fernando Rey de Hungría), y Alteza Real (Cardenal Infante) diré lo que siento.
El peso de la batalla ha de ser en aquella colina, y de los tercios que están en ella el uno es nuevo, que en su vida no ha visto enemigo, y así Señores, será necesario enviar allí un Tercio de Españoles, e irle socorriendo con más gente, conforme a la necesidad nos enseñare"
Así veían los contemporaneos a los Tercios Españoles.
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Acto seguido se ordenó al Tercio de Martín de Idiaquez que se dirigiera a la colina para colocarse en posición.
A la vez, se hicieron los preparativos necesarios para ir reforzando, con mangas de arcabuceros y mosqueteros, principalmente, en caso necesario al Tercio.
A la mañana siguiente, cuando el Tercio español iba a ocupar su lugar en la colina, delante de uno de los Regimientos alemanes, su coronel, Wurmser, protestó al Cardenal Infante, alegando que tras más de 30 años de servicio a España no podía consentir formar en segunda línea.
Sí se le ordenaba, acataría la orden y dejaría sitio al Tercio de Idiaquez, pero abandonaría su puesto, cogería una pica, y combatiría como un simple soldado entre las filas del Tercio español.
El Cardenal Infante, ante tal muestra de valor, fidelidad y lealtad, concedió al coronel alemán su deseo, siguiendo en primera fila el Regimiento de Wurmser.
A la vez, se hicieron los preparativos necesarios para ir reforzando, con mangas de arcabuceros y mosqueteros, principalmente, en caso necesario al Tercio.
A la mañana siguiente, cuando el Tercio español iba a ocupar su lugar en la colina, delante de uno de los Regimientos alemanes, su coronel, Wurmser, protestó al Cardenal Infante, alegando que tras más de 30 años de servicio a España no podía consentir formar en segunda línea.
Sí se le ordenaba, acataría la orden y dejaría sitio al Tercio de Idiaquez, pero abandonaría su puesto, cogería una pica, y combatiría como un simple soldado entre las filas del Tercio español.
El Cardenal Infante, ante tal muestra de valor, fidelidad y lealtad, concedió al coronel alemán su deseo, siguiendo en primera fila el Regimiento de Wurmser.
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