La batalla de Nordlingen, 1.634.
- tercioidiaquez
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Por lo tanto en primera línea se encontraban los dos Regimientos alemanes y el Tercio de Toralto. En segunda línea el Tercio de Idiaquez, y unos 1.000 jinetes italianos e imperiales, junto con varias piezas de artillería.
Resto de unidades a la derecha de la colina y a la izquierda mas escuadrones de jinetes.
El grueso del ejercito sueco, unos 10.000 hombres entre jinetes e infantes se dirigen hacia Albuch, al mando de Horn. Flanqueandolos por la derecha caballería y por la izquierda el resto de tropas al mando de Weimar.
El avance sueco empezó apoyado por su artillería, a la que se unió la de los defensores del Albuch intentando dificultar su avance.
Los protestantes avanzan con gran rapidez, lanzándose con fuerza contra los italianos de Toralto que rechazan este primer ataque combinado de infantería y caballería. En cambio los dos regimientos alemanes, son rotos por el empuje de los jinetes enemigos. Los dos regimientos retroceden en completa desbandada.
La caballería napolitana ataca el flanco derecho del ataque protestante, logrando hacerlos retroceder.
Los oficiales de los regimientos alemanes logran contener, mal que bien, la huida de sus soldados gracias al ataque de la caballería.
Los suecos se reagrupan y vuelven a atacar, entre ellos, el famoso Regimiento Amarillo, que se lanzan contra el Tercio de Toralto, que mantiene su posición a pesar de la gran presión enemiga.
Los dos regimientos alemanes sufren un nuevo embite de los suecos, y esta vez no hay posibilidad alguna de retener a los soldados, que salen huyendo a pesar de los esfuerzos de sus jefes. El valeroso y leal Wurmser, muere en su posición intentando parar el avance sueco y Salm es gravemente herido, muriendo al día siguiente.
Se dió entonces uno de los casos que de vez en cuando se producían en las batallas de esta época. El Tercio de Toralto y el de Idiaquez acogen a algunos soldados que en lugar de huir quieren seguir combatiendo. Se acogen a su formación y se unen a sus compañeros. Pero esta, era siempre una maniobra arriesgada, pues una masa grande de soldados corriendo y huyendo, podía romper la formación, por lo que como era costumbre en la época (aunque había que ser veterano para lograrlo) los españoles e italianos, "ofrecen las picas" a aquellos que amenazan con romper su formación, quedando ensartados en las picas de sus compañeros, muchos que intentan huir.
La situación es grave. Tan solo el Tercio de Toralto resiste en medio de la marea sueca. Los protestantes han capturado también algunas piezas de artillería e intentan utilizarlas contra los católicos.
En ese momento el Tercio de Idiaquez entra en fuego.
Resto de unidades a la derecha de la colina y a la izquierda mas escuadrones de jinetes.
El grueso del ejercito sueco, unos 10.000 hombres entre jinetes e infantes se dirigen hacia Albuch, al mando de Horn. Flanqueandolos por la derecha caballería y por la izquierda el resto de tropas al mando de Weimar.
El avance sueco empezó apoyado por su artillería, a la que se unió la de los defensores del Albuch intentando dificultar su avance.
Los protestantes avanzan con gran rapidez, lanzándose con fuerza contra los italianos de Toralto que rechazan este primer ataque combinado de infantería y caballería. En cambio los dos regimientos alemanes, son rotos por el empuje de los jinetes enemigos. Los dos regimientos retroceden en completa desbandada.
La caballería napolitana ataca el flanco derecho del ataque protestante, logrando hacerlos retroceder.
Los oficiales de los regimientos alemanes logran contener, mal que bien, la huida de sus soldados gracias al ataque de la caballería.
Los suecos se reagrupan y vuelven a atacar, entre ellos, el famoso Regimiento Amarillo, que se lanzan contra el Tercio de Toralto, que mantiene su posición a pesar de la gran presión enemiga.
Los dos regimientos alemanes sufren un nuevo embite de los suecos, y esta vez no hay posibilidad alguna de retener a los soldados, que salen huyendo a pesar de los esfuerzos de sus jefes. El valeroso y leal Wurmser, muere en su posición intentando parar el avance sueco y Salm es gravemente herido, muriendo al día siguiente.
Se dió entonces uno de los casos que de vez en cuando se producían en las batallas de esta época. El Tercio de Toralto y el de Idiaquez acogen a algunos soldados que en lugar de huir quieren seguir combatiendo. Se acogen a su formación y se unen a sus compañeros. Pero esta, era siempre una maniobra arriesgada, pues una masa grande de soldados corriendo y huyendo, podía romper la formación, por lo que como era costumbre en la época (aunque había que ser veterano para lograrlo) los españoles e italianos, "ofrecen las picas" a aquellos que amenazan con romper su formación, quedando ensartados en las picas de sus compañeros, muchos que intentan huir.
La situación es grave. Tan solo el Tercio de Toralto resiste en medio de la marea sueca. Los protestantes han capturado también algunas piezas de artillería e intentan utilizarlas contra los católicos.
En ese momento el Tercio de Idiaquez entra en fuego.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
- tercioidiaquez
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Por desgracia la Wiki no tiene todos los datos de la batalla y contiene varios errores, como calificar de Tercio Viejo al Tercio de Toralto. Fallo posiblemente menor,pero fallo al fin y al cabo.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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No si por eso te digo que en esos sitios simplemente dicen "y al final el rey tal se impuso al conde tal" y poca cosa mas. Solo te vale para saber el resultado final, pero me resisto en perder la magia de ser un cateto en historia militar de los tercios y esperar a tu version del desenlace, no el de una fria biblioteca virtual.
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Con el permiso de tercio idiaquez si no es mucdha molestia voy a poner un mapa de la batalla que hace teimpo encontre en internet.
http://www.geocities.com/aow1617/Nordlingen3.html
Un saludo
http://www.geocities.com/aow1617/Nordlingen3.html
Un saludo
- tercioidiaquez
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Esa página de la que das el enlace, es de las mejores que hay.
Volver a recordar que en el Tercio de Idiaquez, había gran número de soldados viejos, veteranos de muchas campañas. Muchos de los soldados y cabos, eran capitanes reformados, que por no tener compañía para mandar, combatían como simples soldados.
Siguiendo la táctica que empleaban normalmente, el Tercio comienza a avanzar hacia las posiciones ocupadas por los suecos. Precedidos por mangas de arcabuceros, que salen del cuadrado de picas, la formación avanza despacio y con firmeza.
La lluvia de plomo de los arcabuceros y mosqueteros españoles hace retroceder a los suecos.
Recordar, que la verdadera potencia del Tercio estaba en sus tiradores. Ellos eran los que poseían la mayor capacidad ofensiva, y que fueron ellos, los que dieron a los Tercios, en gran medida su legendaria potencia de combate.
Los disparos y las picas españolas limpian las posiciones que ocupaban los dos regimientos alemanes. Entrando en línea con el Tercio de Toralto, los dos Tercios, reciben nuevos asaltos, principalmente de caballería.
Pero las picas y las armas de fuego se cobran un elevado peaje contra los jinetes protestantes.
Los dos Tercios aguantaron sin retroceder un solo metro.
Volver a recordar que en el Tercio de Idiaquez, había gran número de soldados viejos, veteranos de muchas campañas. Muchos de los soldados y cabos, eran capitanes reformados, que por no tener compañía para mandar, combatían como simples soldados.
Siguiendo la táctica que empleaban normalmente, el Tercio comienza a avanzar hacia las posiciones ocupadas por los suecos. Precedidos por mangas de arcabuceros, que salen del cuadrado de picas, la formación avanza despacio y con firmeza.
La lluvia de plomo de los arcabuceros y mosqueteros españoles hace retroceder a los suecos.
Recordar, que la verdadera potencia del Tercio estaba en sus tiradores. Ellos eran los que poseían la mayor capacidad ofensiva, y que fueron ellos, los que dieron a los Tercios, en gran medida su legendaria potencia de combate.
Los disparos y las picas españolas limpian las posiciones que ocupaban los dos regimientos alemanes. Entrando en línea con el Tercio de Toralto, los dos Tercios, reciben nuevos asaltos, principalmente de caballería.
Pero las picas y las armas de fuego se cobran un elevado peaje contra los jinetes protestantes.
Los dos Tercios aguantaron sin retroceder un solo metro.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
- tercioidiaquez
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Los dos primeros ataques han sido rechazados.
Se colocan en posición varias piezas, para batir a los dos Tercios, mientras que la artillería de la colina responde a su vez.
El Cardenal Infante y el resto de oficiales superiores ven que el esfuerzo principal (y casi único) del enemigo ha sido dirigido contra la colina de Albüch, por lo que se envían varias mangas de arcabuceros de los otros Tercios italianos, para reforzar al Tercio de Toralto que lleva más tiempo combatiendo. Del mismo modo, más escuadrones de jinetes se envían a las proximidades de la colina.
Se inicia un tercer ataque contra las posiciones españolas y las proximidades de la colina.
En el lateral derecho de la colina, se encuentran varias unidades de la Liga Católica, que deben retroceder su posición.
En cambio, el nuevo asalto, con gran caballería, contra los dos Tercios en lo alto de la cota, no logra nada. Italianos y españoles se mantienen en sus puestos,imperturbables.
Pero la retirada de las unidades de la Liga Católica, ponen en peligro la colina, por lo que la caballería se compromete de nuevo para restaurar la posición y los borgoñones de estas unidades se recuperen y ocupen de nuevo su posición.
A las siete de la mañana, nuevas mangas de arcabuceros llegan para reforzar a los dos valerosos Tercios, mientras el resto de unidades se aproximan a la base de la colina, para dificultar la subida de las unidades.
Mientras, las mejores unidades del ejército sueco, los regimientos "negro" y "azul" se preparan para atacar.
Se colocan en posición varias piezas, para batir a los dos Tercios, mientras que la artillería de la colina responde a su vez.
El Cardenal Infante y el resto de oficiales superiores ven que el esfuerzo principal (y casi único) del enemigo ha sido dirigido contra la colina de Albüch, por lo que se envían varias mangas de arcabuceros de los otros Tercios italianos, para reforzar al Tercio de Toralto que lleva más tiempo combatiendo. Del mismo modo, más escuadrones de jinetes se envían a las proximidades de la colina.
Se inicia un tercer ataque contra las posiciones españolas y las proximidades de la colina.
En el lateral derecho de la colina, se encuentran varias unidades de la Liga Católica, que deben retroceder su posición.
En cambio, el nuevo asalto, con gran caballería, contra los dos Tercios en lo alto de la cota, no logra nada. Italianos y españoles se mantienen en sus puestos,imperturbables.
Pero la retirada de las unidades de la Liga Católica, ponen en peligro la colina, por lo que la caballería se compromete de nuevo para restaurar la posición y los borgoñones de estas unidades se recuperen y ocupen de nuevo su posición.
A las siete de la mañana, nuevas mangas de arcabuceros llegan para reforzar a los dos valerosos Tercios, mientras el resto de unidades se aproximan a la base de la colina, para dificultar la subida de las unidades.
Mientras, las mejores unidades del ejército sueco, los regimientos "negro" y "azul" se preparan para atacar.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
- tercioidiaquez
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Nuevos asaltos se producen contra los dos Tercios. Las laderas de Albuch están repletas de cadáveres.
En ambos flancos de la colina, unidades de caballería de ambos bandos combate duramente. Tan pronto cobran ventaja los imperiales como los suecos. Todo parece apuntar a que la victoria la logrará quien domine la colina, más ya que por su valór táctico, porque se ha convertido en la fijación de los dos ejércitos.
Los suecos desvían más unidades hacia ese objetivo.
El Tercio de Martín de Idiaquez y el de Toralto aguantan nuevos ataques de jinetes e infantes... cuatro, cinco, seis, siete, ocho ataques son rechazados sin que los Tercios retrocedan ni una pulgada.
Los suecos se obsesionan con esa colina y con esos "desharrapados" a los que pensaban arrollar.
Incapaz de mantener la inactividad, el Duque de Lorena, de fogoso temperamento, ordena cargar a su unidad. Son jinetes de armadura completa, reminiscencia de los caballeros medievales.
Los nobles pesadamente acorazados, penetraron en las líneas enemigas, añadiendose a la gran meleé de caballería que se desarrollaba en los flancos.
Nuevos ataques se suceden contra la colina... nueve, diez, once, doce, trece, catorce asaltos son rechazados.
Los suecos y sus aliados protestantes chocan contra la muralla de los Tercios.
Los suecos se disponen a dar el golpe definitivo, los regimientos "negro" y "azul", junto con unidades de pistoleros suecos (una de las innovaciones del rey Gustavo Adolfo) se disponen a tomar la colina.
Enfrente tienen, como durante toda la batalla a los dos Tercios.
En ambos flancos de la colina, unidades de caballería de ambos bandos combate duramente. Tan pronto cobran ventaja los imperiales como los suecos. Todo parece apuntar a que la victoria la logrará quien domine la colina, más ya que por su valór táctico, porque se ha convertido en la fijación de los dos ejércitos.
Los suecos desvían más unidades hacia ese objetivo.
El Tercio de Martín de Idiaquez y el de Toralto aguantan nuevos ataques de jinetes e infantes... cuatro, cinco, seis, siete, ocho ataques son rechazados sin que los Tercios retrocedan ni una pulgada.
Los suecos se obsesionan con esa colina y con esos "desharrapados" a los que pensaban arrollar.
Incapaz de mantener la inactividad, el Duque de Lorena, de fogoso temperamento, ordena cargar a su unidad. Son jinetes de armadura completa, reminiscencia de los caballeros medievales.
Los nobles pesadamente acorazados, penetraron en las líneas enemigas, añadiendose a la gran meleé de caballería que se desarrollaba en los flancos.
Nuevos ataques se suceden contra la colina... nueve, diez, once, doce, trece, catorce asaltos son rechazados.
Los suecos y sus aliados protestantes chocan contra la muralla de los Tercios.
Los suecos se disponen a dar el golpe definitivo, los regimientos "negro" y "azul", junto con unidades de pistoleros suecos (una de las innovaciones del rey Gustavo Adolfo) se disponen a tomar la colina.
Enfrente tienen, como durante toda la batalla a los dos Tercios.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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- Comandante
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"...Durante horas, Horn lanzo sus ataques contra los cuadros españoles,pero en la cima los experimentados veteranos de los tercios han contagiado de su espiritu a los bisoños reemplazos y nadie piensa en abandonar la colina. El cardenal Infante sabe que si los cuadros resisten, la victoria es suya...", pero habra que esperar.
Ademas los perros viejos de los tercios desarrollan una táctica innovadora pero solo apta para los bragados españoles, se dejan ver por los suecos, los dejan apuntar tranquilamente y en el momento decisivo, al oir la descarga, se dejan caer burlando los disparos que buscan sus pechos decididos para incorporarse inmediatamente y devolver el fuego, ahora si, devastador a corta distancia...
Saludos
Ademas los perros viejos de los tercios desarrollan una táctica innovadora pero solo apta para los bragados españoles, se dejan ver por los suecos, los dejan apuntar tranquilamente y en el momento decisivo, al oir la descarga, se dejan caer burlando los disparos que buscan sus pechos decididos para incorporarse inmediatamente y devolver el fuego, ahora si, devastador a corta distancia...
Saludos
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- Teniente Coronel
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el ultimo de baler escribió:Ademas los perros viejos de los tercios desarrollan una táctica innovadora pero solo apta para los bragados españoles, se dejan ver por los suecos, los dejan apuntar tranquilamente y en el momento decisivo, al oir la descarga, se dejan caer burlando los disparos que buscan sus pechos decididos para incorporarse inmediatamente y devolver el fuego, ahora si, devastador a corta distancia...
Si eso no es tenerlos bien puestos... No me extraña la bien merecida fama que han ganado a lo largo de los siglos.
Un saludo.
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- Teniente Primero
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- tercioidiaquez
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- Ubicación: En Empel, pasando frio.
Efectivamente fue así.
Martín de Idiaquez, que debía conocer la valía de las unidades que se disponían a atacarle, ordenó a sus hombres que cuando los suecos encararan sus armas para dispararles, se arrodillaran.
Esto, acostumbrados hoy en día a tácticas de combate de orden abierto, puede parecer algo sencillo. Pero la realidad es que en unas formaciones, en las que mantener su puesto correcto, era vital para asegurar la superioridad era algo complicado. De ahí, que apenas haya referencias a que esto se llevara a cabo con asiduidad. Pero es que los soldados del Tercio de Idiaquez, como ya mencioné, no eran unos soldados cualquiera. En ellos, multitud de veteranos y de capitanes reformados, formaban como simples soldados. No en vano, el propio Capitán Alatriste, combatirá en sucesivos libros, entre las filas del Tercio de Martín de Idiaquez, defendiendo con sus compañeros la colina de Albuch.
´
Los españoles así lo hicieron y la descarga sueca pasó, practicamente sin causar ninguna baja. Acto seguido, los arcabuceros, mosqueteros y piqueros se pusieron en pie. Los piqueros, ràpidamente, adoptaron su posición y los tiradores, encararon sus armas y arrimaron la mecha a sus armas de fuego. La descarga fue horrible. El duque de Alba, recomendaba disparar a una distancia de dos picas, para asegurar los impactos.
La tormenta de fuego acabó con las primeras filas, (los más veteranos) de los soldados más escogidos de todo el ejército sueco.
Martín de Idiaquez, que debía conocer la valía de las unidades que se disponían a atacarle, ordenó a sus hombres que cuando los suecos encararan sus armas para dispararles, se arrodillaran.
Esto, acostumbrados hoy en día a tácticas de combate de orden abierto, puede parecer algo sencillo. Pero la realidad es que en unas formaciones, en las que mantener su puesto correcto, era vital para asegurar la superioridad era algo complicado. De ahí, que apenas haya referencias a que esto se llevara a cabo con asiduidad. Pero es que los soldados del Tercio de Idiaquez, como ya mencioné, no eran unos soldados cualquiera. En ellos, multitud de veteranos y de capitanes reformados, formaban como simples soldados. No en vano, el propio Capitán Alatriste, combatirá en sucesivos libros, entre las filas del Tercio de Martín de Idiaquez, defendiendo con sus compañeros la colina de Albuch.
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Los españoles así lo hicieron y la descarga sueca pasó, practicamente sin causar ninguna baja. Acto seguido, los arcabuceros, mosqueteros y piqueros se pusieron en pie. Los piqueros, ràpidamente, adoptaron su posición y los tiradores, encararon sus armas y arrimaron la mecha a sus armas de fuego. La descarga fue horrible. El duque de Alba, recomendaba disparar a una distancia de dos picas, para asegurar los impactos.
La tormenta de fuego acabó con las primeras filas, (los más veteranos) de los soldados más escogidos de todo el ejército sueco.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
- tercioidiaquez
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Tras ese primer asalto sueco, los soldados españoles no pudieron contenerse. Hay que darse cuenta de la situación. El soldado español de la época, era impulsivo y feroz en el ataque. Tan solo la ferrea disciplina de los Tercios, les impedía abandonar su puesto.
Pero tras más de 10 ataques rechazados, sin haber podido contraatacar, sin retroceder un solo centímetro, algunos soldados no pudieron contenerse y se lanzaron contra los suecos, sin órdenes para ello.
Este tipo de situaciones les había costado a los Tercios alguna pequeña derrota en Flandes,y algún castigo ejemplar por no mantener la formación. La situación era peligrosa, pués abandonar la formación, de manera desordenada, era una invitación a la caballería enemiga para que intentara cazar a los grupos sueltos de españoles.
El caso es que dando el grito de guerra tradicional de la infantería española: "Santiago, cierra España", algunos grupos se abalanzaron solos contra las filas enemigas. Este impulsivo ataque le costó la vida a varios españoles, pero lograron hacer retroceder aún más a los castigados regimientos de élite suecos.
Finalmente, y a duras penas, los oficiales lograron que los soldados volvieran a su puesto en formación.
Eran las diez de la mañana, y el Tercio de Idiaquez y el de Toralto, mantenían sus posiciones desde el amanecer.
Pero tras más de 10 ataques rechazados, sin haber podido contraatacar, sin retroceder un solo centímetro, algunos soldados no pudieron contenerse y se lanzaron contra los suecos, sin órdenes para ello.
Este tipo de situaciones les había costado a los Tercios alguna pequeña derrota en Flandes,y algún castigo ejemplar por no mantener la formación. La situación era peligrosa, pués abandonar la formación, de manera desordenada, era una invitación a la caballería enemiga para que intentara cazar a los grupos sueltos de españoles.
El caso es que dando el grito de guerra tradicional de la infantería española: "Santiago, cierra España", algunos grupos se abalanzaron solos contra las filas enemigas. Este impulsivo ataque le costó la vida a varios españoles, pero lograron hacer retroceder aún más a los castigados regimientos de élite suecos.
Finalmente, y a duras penas, los oficiales lograron que los soldados volvieran a su puesto en formación.
Eran las diez de la mañana, y el Tercio de Idiaquez y el de Toralto, mantenían sus posiciones desde el amanecer.
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Tras estos ataques infructuosos, los suecos decidieron atacar al Tercio de Toralto, ya que los de Idiaquez no cedían. Pero los italianos, al igual que los españoles rechazaron los ataques de caballería e infantería.
Hasta entonces Weimar no ha atacado en su zona, tan solo ha mandado refuerzos al intento de tomar la colina. Adelanta un poco sus posiciones, y su caballería combate contra la imperial y la de la Liga católica.
El combate es intenso, y la caballería es reforzada por unos cuantos arcabuceros del Tercio de Fuenclara. También la posición en el Albuch es reforzada por un regimiento alemán.
El avance sueco en el llano es parado, tras una gran melée de caballería.
Y mientras, igual que desde que ha salido el sol, Toralto e Idiaquez mantienen sus posiciones y rechazan nuevos ataques, pero estos no son ya, tan fuertes como los que han soportado.
El ejército sueco comienza a dar muestras de agotamiento, no en vano, las laderas del Albuch, están alfombradas con cientos de sus hombres.
Hasta entonces Weimar no ha atacado en su zona, tan solo ha mandado refuerzos al intento de tomar la colina. Adelanta un poco sus posiciones, y su caballería combate contra la imperial y la de la Liga católica.
El combate es intenso, y la caballería es reforzada por unos cuantos arcabuceros del Tercio de Fuenclara. También la posición en el Albuch es reforzada por un regimiento alemán.
El avance sueco en el llano es parado, tras una gran melée de caballería.
Y mientras, igual que desde que ha salido el sol, Toralto e Idiaquez mantienen sus posiciones y rechazan nuevos ataques, pero estos no son ya, tan fuertes como los que han soportado.
El ejército sueco comienza a dar muestras de agotamiento, no en vano, las laderas del Albuch, están alfombradas con cientos de sus hombres.
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