Los Panzer alemanes: detrás del mito
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Gracias por los datos adicionales, Flanker.
Según mis datos el sPzAbt fue puesto bajo el mando de la agrupación de Bake, por eso lo he incluido ahí. En cuanto a las cifras, he procurado usar la media más ponderada, de unos 60000 hombres cercados (una cifra razonable para unas siete divisiones e unidades menores , todas por debajo de su plantilla oficial) y unos 30000 evacuados. Desde luego ni son aceptables las cifras de 600 carros alemanes en el interior de la bolsa (para eso tendrían que haber aislado a cino PzDiv al menos) ni las relaciones que da Manstein de superioridad soviética de más de 3 a 1 (Manstein es enormemente exagerado a la hora de dar cifras enemigas)
Según mis datos el sPzAbt fue puesto bajo el mando de la agrupación de Bake, por eso lo he incluido ahí. En cuanto a las cifras, he procurado usar la media más ponderada, de unos 60000 hombres cercados (una cifra razonable para unas siete divisiones e unidades menores , todas por debajo de su plantilla oficial) y unos 30000 evacuados. Desde luego ni son aceptables las cifras de 600 carros alemanes en el interior de la bolsa (para eso tendrían que haber aislado a cino PzDiv al menos) ni las relaciones que da Manstein de superioridad soviética de más de 3 a 1 (Manstein es enormemente exagerado a la hora de dar cifras enemigas)
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DESEMBARCO, ACCIONES Y REACCIONES
La operación anfibia llevada a cabo la madrugada del 22 de enero fue un éxito rotundo, mucho más allá de lo que esperaba el mando aliado. Sin apenas resistencia, las tropas aliadas pusieron pie en Anzio y Nettuno y al final del día 36000 hombres y más de 3000 vehículos habían desembarcado estableciendo una cabeza de playa de 4 km. El mando alemán fue cogido por sorpresa ya que la baja operatividad del reconocimiento aéreo de la Luftwaffe hizo que la flota de invasión pasara totalmente desapercibida. Además los aliados habían lanzado un nuevo asalto contra la línea Gustav a mediados de enero y Kesselring no esperaba que Alexander tuviera reservas suficientes como para simultanear un desembarco.
Sin embargo nadie había hecho planes en el mando aliado para una situación similar. De la experiencia de Sicilia y Salerno se había esperado un duro combate a la hora de establecer la cabeza de playa y una serie de inmediatos contraataques acorazados, así que nadie se planteó la posibilidad de que se pudiera lanzar a las playas italianas un ejército sin oposición.
Uno de los mitos más extendidos de Anzio dice que hubiera sido posible alcanzar Roma en uno o dos días y cerrar la campaña italiana en febrero del 44. Dada la distribución de fuerzas en el área esa suposición es absurda. La zona a norte de la Gustav no estaba desguarnecida y las fuerzas desembarcadas (dos divisiones de infantería) no tenían capacidad suficiente como para aislar a las tropas germanas. Una fuerza de desembarco más poderosa, integrada por una división de infantería y una acorazada sí hubiera podido actuar de forma contundente, pero hubiera requerido un volumen de transporte más grande. En ese sentido acusar al general Lucas de no tomar Roma el día 24 de enero es una estupidez: no había recibido las fuerzas adecuadas para una operación de ese tipo.
Sin embargo Lucas sí se mostró incompetente en un punto clave, ya que no trató de expandir la cabeza de playa lo suficiente como para que abarcase las áreas desde las que las posiciones aliadas podían ser bombardeadas por el enemigo, como Cisterna o Campoleone, limitándose a ampliar su zona de operaciones lo justo como para garantizar espacio a las tropas que iban llegando y almacenar suficientes suministros. Ese error sí es achacable en exclusiva al general e iba a costar mucha sangre a las tropas desembarcadas. De todas formas su prudencia a la hora de acumular todos los suministros posibles iba a pagar buenos réditos, sobre todo porque las reservas de munición artillera fueron especialmente cuidadas.
En cualquier caso nadie vio inicialmente nada que reprocharle a Lucas, y la operación de refuerzo de la cabeza de playa siguió adelante sin objeciones de Clark o Alexander. Es más, el día 22 el propio Clark previno a Lucas contra las operaciones arriesgadas diciéndole no asomes el cuello, Johnny: lo hicimos en Salerno y nos metimos en problemas. Si se quiere acusar a Lucas, entonces hay que repartir basura también a sus superiores.
Hacia le 28 de enero Lucas tenía en tierra unos 65000 hombres y se preparó para iniciar el avance. Sin embargo el enemigo no había estado ocioso.
Algunas mentes calenturientas en el alto mando aliado habían acariciado la idea de que bastaría el desembarco para que kesselring iniciara la retirada, pero el mariscal alemán había combatido a los aliados en Túnez, Sicilia, Salerno y Cassino, y aunque había sido sorprendido por el desembarco tenía muy claro que un avance audaz e impetuoso de las tropas de Alexander era tan improbable como ver a Goering hacer gimnasia y régimen, así que calculó que contaba como mínimo con una semana para establecer una línea de defensa, y empezó de inmediato a trabajar.
ELplan de contingencia previsto para el caso de un desembarco (caso Richard) se puso en marcha el mismo día 22, iniciando el redespliegue de la Hermann Goering, la 15 PzDiv, la 29 PzGrDiv, la 92 InfDiv y diversas unidades menores a fin de formar rápidamente dos Kampfgruppe, y solicitando el envío inmediato de refuerzos desde Alemania, entre las que estaba, como fuerza de mayor contundencia, el SpzAbt 508.
Entretanto Kesselring desplegó con carácter de urgencia todas las fuerzas disponibles para cerrar el paso a cualquier avance aliado imprevisto, mandando diversas unidades auxiliares y tropas procedentes de varias divisiones que estaban en periodo de recuperación cerca de Roma. Para el día 25 había un perímetro defensivo guarnecido por una fuerza equivalente a dos divisiones, aunque en realidad estaba formada por unidades parciales de cinco. Ya con medios suficientes como para contener en primera instancia una intentona aliada, Kesselring pasó a preparar su ofensiva.
Por su parte la Luftwaffe, pese a la superioridad aérea aliada, no se mostró pasiva, y llevó a cabo continuos ataques contra la cabeza de playa y la flota de protección, para lo que empleó todos los aviones en el área. Inicialmente unos 60 Ju88 y He111, reforzados de inmediato por varias unidades de Francia con otros 60 Do217 y He177, equipados con bombas guiadas Frizt X y misiles Henschel Hs293. Las bajas entre los aviones alemanes fueron altas, pero varios buques aliados fueron hundidos (los cruceros HMS Penelope y Spartan, los destructores HMS Jervis y Janus, el destructor USS Plankett…) y el mando naval decidió alejar a distancia de seguridad los buques cada tarde tras las 16,00, momento en que los aviones con base en Sicilia tenían que retirarse a repostar. Para el día 30 de enero los bombarderos americanos habían arrasado todas las bases de la Luftwaffe en el área, pero el mando naval mantuvo una política de prudencia que no beneficiaría a las tropas en tierra.
Así llegamos a finales de enero, con los contendientes listos para iniciar la lucha. Iba a empezar una de las batallas más inútiles de la guerra.
La operación anfibia llevada a cabo la madrugada del 22 de enero fue un éxito rotundo, mucho más allá de lo que esperaba el mando aliado. Sin apenas resistencia, las tropas aliadas pusieron pie en Anzio y Nettuno y al final del día 36000 hombres y más de 3000 vehículos habían desembarcado estableciendo una cabeza de playa de 4 km. El mando alemán fue cogido por sorpresa ya que la baja operatividad del reconocimiento aéreo de la Luftwaffe hizo que la flota de invasión pasara totalmente desapercibida. Además los aliados habían lanzado un nuevo asalto contra la línea Gustav a mediados de enero y Kesselring no esperaba que Alexander tuviera reservas suficientes como para simultanear un desembarco.
Sin embargo nadie había hecho planes en el mando aliado para una situación similar. De la experiencia de Sicilia y Salerno se había esperado un duro combate a la hora de establecer la cabeza de playa y una serie de inmediatos contraataques acorazados, así que nadie se planteó la posibilidad de que se pudiera lanzar a las playas italianas un ejército sin oposición.
Uno de los mitos más extendidos de Anzio dice que hubiera sido posible alcanzar Roma en uno o dos días y cerrar la campaña italiana en febrero del 44. Dada la distribución de fuerzas en el área esa suposición es absurda. La zona a norte de la Gustav no estaba desguarnecida y las fuerzas desembarcadas (dos divisiones de infantería) no tenían capacidad suficiente como para aislar a las tropas germanas. Una fuerza de desembarco más poderosa, integrada por una división de infantería y una acorazada sí hubiera podido actuar de forma contundente, pero hubiera requerido un volumen de transporte más grande. En ese sentido acusar al general Lucas de no tomar Roma el día 24 de enero es una estupidez: no había recibido las fuerzas adecuadas para una operación de ese tipo.
Sin embargo Lucas sí se mostró incompetente en un punto clave, ya que no trató de expandir la cabeza de playa lo suficiente como para que abarcase las áreas desde las que las posiciones aliadas podían ser bombardeadas por el enemigo, como Cisterna o Campoleone, limitándose a ampliar su zona de operaciones lo justo como para garantizar espacio a las tropas que iban llegando y almacenar suficientes suministros. Ese error sí es achacable en exclusiva al general e iba a costar mucha sangre a las tropas desembarcadas. De todas formas su prudencia a la hora de acumular todos los suministros posibles iba a pagar buenos réditos, sobre todo porque las reservas de munición artillera fueron especialmente cuidadas.
En cualquier caso nadie vio inicialmente nada que reprocharle a Lucas, y la operación de refuerzo de la cabeza de playa siguió adelante sin objeciones de Clark o Alexander. Es más, el día 22 el propio Clark previno a Lucas contra las operaciones arriesgadas diciéndole no asomes el cuello, Johnny: lo hicimos en Salerno y nos metimos en problemas. Si se quiere acusar a Lucas, entonces hay que repartir basura también a sus superiores.
Hacia le 28 de enero Lucas tenía en tierra unos 65000 hombres y se preparó para iniciar el avance. Sin embargo el enemigo no había estado ocioso.
Algunas mentes calenturientas en el alto mando aliado habían acariciado la idea de que bastaría el desembarco para que kesselring iniciara la retirada, pero el mariscal alemán había combatido a los aliados en Túnez, Sicilia, Salerno y Cassino, y aunque había sido sorprendido por el desembarco tenía muy claro que un avance audaz e impetuoso de las tropas de Alexander era tan improbable como ver a Goering hacer gimnasia y régimen, así que calculó que contaba como mínimo con una semana para establecer una línea de defensa, y empezó de inmediato a trabajar.
ELplan de contingencia previsto para el caso de un desembarco (caso Richard) se puso en marcha el mismo día 22, iniciando el redespliegue de la Hermann Goering, la 15 PzDiv, la 29 PzGrDiv, la 92 InfDiv y diversas unidades menores a fin de formar rápidamente dos Kampfgruppe, y solicitando el envío inmediato de refuerzos desde Alemania, entre las que estaba, como fuerza de mayor contundencia, el SpzAbt 508.
Entretanto Kesselring desplegó con carácter de urgencia todas las fuerzas disponibles para cerrar el paso a cualquier avance aliado imprevisto, mandando diversas unidades auxiliares y tropas procedentes de varias divisiones que estaban en periodo de recuperación cerca de Roma. Para el día 25 había un perímetro defensivo guarnecido por una fuerza equivalente a dos divisiones, aunque en realidad estaba formada por unidades parciales de cinco. Ya con medios suficientes como para contener en primera instancia una intentona aliada, Kesselring pasó a preparar su ofensiva.
Por su parte la Luftwaffe, pese a la superioridad aérea aliada, no se mostró pasiva, y llevó a cabo continuos ataques contra la cabeza de playa y la flota de protección, para lo que empleó todos los aviones en el área. Inicialmente unos 60 Ju88 y He111, reforzados de inmediato por varias unidades de Francia con otros 60 Do217 y He177, equipados con bombas guiadas Frizt X y misiles Henschel Hs293. Las bajas entre los aviones alemanes fueron altas, pero varios buques aliados fueron hundidos (los cruceros HMS Penelope y Spartan, los destructores HMS Jervis y Janus, el destructor USS Plankett…) y el mando naval decidió alejar a distancia de seguridad los buques cada tarde tras las 16,00, momento en que los aviones con base en Sicilia tenían que retirarse a repostar. Para el día 30 de enero los bombarderos americanos habían arrasado todas las bases de la Luftwaffe en el área, pero el mando naval mantuvo una política de prudencia que no beneficiaría a las tropas en tierra.
Así llegamos a finales de enero, con los contendientes listos para iniciar la lucha. Iba a empezar una de las batallas más inútiles de la guerra.
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Probablemente me adelante un poco a japa, pero creo que es un punto interesante.
En Italia los angloamericanos se enfrentaron por primera vez al Panther. Por suerte, al no ser un terreno muy adecuado para tanques no se encontraron demasiados, por lo que se pensó que los Panther, al igual que los Tigre, operaban en batallones independientes. Esto les llevo a concluir que no los encontrarían en grandes cantidades, y en cualquier caso podrían hacer como con los Tigre: maniobrar y tratar de cortarles la retirada.
El problema es que los Panther operaban en las divisiones panzer, y que en Normandia eran mucho más numerosos de lo pensado. Esto hacía que se los encontrasen con mucha más frecuencia, con las consecuencias que todos conocemos.
Saludos.
En Italia los angloamericanos se enfrentaron por primera vez al Panther. Por suerte, al no ser un terreno muy adecuado para tanques no se encontraron demasiados, por lo que se pensó que los Panther, al igual que los Tigre, operaban en batallones independientes. Esto les llevo a concluir que no los encontrarían en grandes cantidades, y en cualquier caso podrían hacer como con los Tigre: maniobrar y tratar de cortarles la retirada.
El problema es que los Panther operaban en las divisiones panzer, y que en Normandia eran mucho más numerosos de lo pensado. Esto hacía que se los encontrasen con mucha más frecuencia, con las consecuencias que todos conocemos.
Saludos.
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Bueno, pues de vuelta al teclado. Nos habíamos quedado en Anzio, a una semana tras el desembarco
PRIMEROS COMBATES
Los primeros movimientos ofensivos corrieron a cargo de los aliados, que tras la larga semana de espera se decidieron a iniciar el avance. La 3ª US InfDiv apoyada por un batallón de rangers debía tomar el pueblo de Cisterna y la 1ª InfDiv británica debía ganar posiciones en la carretera de Anzio en el área conocida como Factoría. Esas operaciones podían haberse hecho en los tres primeros días del desembarco sin que los alemanes pudieran ofrecer la más mínima resistencia. Ahora las fuerzas alemanas dirigidas por el general Mackensen estaban preparadas y esperando.
Lo sucedido esa noche se ha narrado demasiadas veces como para que detallarlo sea necesario. El batallón de rangers sufrió unas bajas del 70 por ciento al ir a dar de frente con las posiciones ocupadas por las tropas de la Hermann Goering, que se estaban preparando para pasar al ataque, y la división británica sufrió igualmente unas bajas atroces (el batallón Sherwood Forester sufrió bajas similares a las de los rangers) al enfrentarse a las fuerzas 3ª PzGrDiv. Los ingleses, al menos, lograron avanzar unos kilómetros hacia Aprilia y consolidar sus posiciones, pero las tropas americanas fueron sacrificadas en vano. Enviar fuerzas de infantería con equipamiento ligero había sido una imprudencia rayana en el suicidio. Los aliados perdieron esa noche cerca de un millar de hombres.
El único resultado positivo de esos combates es que dejaron sin efecto los preparativos alemanes para pasar a la ofensiva el día 1 de febrero. Mackensen consideró que las tropas que tenía eran demasiado bisoñas como para lanzarse adelante sin más apoyo, ya que en la noche del 29 las tropas alemanas, pese a sorprender por completo a los aliados en sus avances y disponer de medios pesados, sufrieron casi 400 bajas. Además la contundente eficacia de la artillería aliada había desmoralizado mucho a las tropas en primera línea. Los alemanes recibieron en los primeros días de combates un verdadero alud de fuego.
Mackensen reorganizó a sus fuerzas para asegurar la contención de la cabeza de playa. Ante todo decidió aprovechar su mejor situación táctica para que la artillería alemana se empeñara fondo tanto en fuego de contrabatería como para abortar cualquier movimiento aliado. Su apreciación no era errónea, pero aunque los alemanes superaban en número de bocas de fuego a los aliados (85 baterías contra 59) y la LW había obligado a los barcos a retirarse a cierta distancia de la playa la logística americana había funcionado muy bien en la semana inicial del desembarco y la munición almacenada por los aliados les permitía compensar la superioridad alemana.
Los posibles movimientos alemanes estaban determinados por la presencia de la flota enemiga. Incluso a distancia era una amenaza demasiado contundente como para soslayarla. Plantearse un ataque por los flancos de la playa era demasiado peligroso ya que los buques podrían disparar a placer sobre las concentraciones alemanas sin preocuparse de nada más, así que cualquier posibilidad de atacar la cabeza de playa implicaba un avance que interpusiera las posiciones aliadas entre los cañones navales y las fuerzas atacantes.
El tiempo corría a favor de los aliados, así que Mackensen decidió pasar al ataque sin esperar a que llegaran fuerzas acorazadas en gran número, sobre todo porque parecía medianamente claro que Hitler no iba después de todo a mandar grandes refuerzos. Al igual que los aliados el 29 de enero, las tropas alemanas no iban a contar con el apoyo de los carros en su ofensiva,
PRIMEROS COMBATES
Los primeros movimientos ofensivos corrieron a cargo de los aliados, que tras la larga semana de espera se decidieron a iniciar el avance. La 3ª US InfDiv apoyada por un batallón de rangers debía tomar el pueblo de Cisterna y la 1ª InfDiv británica debía ganar posiciones en la carretera de Anzio en el área conocida como Factoría. Esas operaciones podían haberse hecho en los tres primeros días del desembarco sin que los alemanes pudieran ofrecer la más mínima resistencia. Ahora las fuerzas alemanas dirigidas por el general Mackensen estaban preparadas y esperando.
Lo sucedido esa noche se ha narrado demasiadas veces como para que detallarlo sea necesario. El batallón de rangers sufrió unas bajas del 70 por ciento al ir a dar de frente con las posiciones ocupadas por las tropas de la Hermann Goering, que se estaban preparando para pasar al ataque, y la división británica sufrió igualmente unas bajas atroces (el batallón Sherwood Forester sufrió bajas similares a las de los rangers) al enfrentarse a las fuerzas 3ª PzGrDiv. Los ingleses, al menos, lograron avanzar unos kilómetros hacia Aprilia y consolidar sus posiciones, pero las tropas americanas fueron sacrificadas en vano. Enviar fuerzas de infantería con equipamiento ligero había sido una imprudencia rayana en el suicidio. Los aliados perdieron esa noche cerca de un millar de hombres.
El único resultado positivo de esos combates es que dejaron sin efecto los preparativos alemanes para pasar a la ofensiva el día 1 de febrero. Mackensen consideró que las tropas que tenía eran demasiado bisoñas como para lanzarse adelante sin más apoyo, ya que en la noche del 29 las tropas alemanas, pese a sorprender por completo a los aliados en sus avances y disponer de medios pesados, sufrieron casi 400 bajas. Además la contundente eficacia de la artillería aliada había desmoralizado mucho a las tropas en primera línea. Los alemanes recibieron en los primeros días de combates un verdadero alud de fuego.
Mackensen reorganizó a sus fuerzas para asegurar la contención de la cabeza de playa. Ante todo decidió aprovechar su mejor situación táctica para que la artillería alemana se empeñara fondo tanto en fuego de contrabatería como para abortar cualquier movimiento aliado. Su apreciación no era errónea, pero aunque los alemanes superaban en número de bocas de fuego a los aliados (85 baterías contra 59) y la LW había obligado a los barcos a retirarse a cierta distancia de la playa la logística americana había funcionado muy bien en la semana inicial del desembarco y la munición almacenada por los aliados les permitía compensar la superioridad alemana.
Los posibles movimientos alemanes estaban determinados por la presencia de la flota enemiga. Incluso a distancia era una amenaza demasiado contundente como para soslayarla. Plantearse un ataque por los flancos de la playa era demasiado peligroso ya que los buques podrían disparar a placer sobre las concentraciones alemanas sin preocuparse de nada más, así que cualquier posibilidad de atacar la cabeza de playa implicaba un avance que interpusiera las posiciones aliadas entre los cañones navales y las fuerzas atacantes.
El tiempo corría a favor de los aliados, así que Mackensen decidió pasar al ataque sin esperar a que llegaran fuerzas acorazadas en gran número, sobre todo porque parecía medianamente claro que Hitler no iba después de todo a mandar grandes refuerzos. Al igual que los aliados el 29 de enero, las tropas alemanas no iban a contar con el apoyo de los carros en su ofensiva,
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PRIMER CONTRAATAQUE ALEMÁN
De cara a un asalto los alemanes no contaban con ninguna gran unidad adecuada ya que las divisiones implicadas en el cerco de Anzio sólo estaban parcialmente desplegadas. A primeros de febrero Mackensen disponía de unidades pertenecientes a seis divisiones diferentes, en su mayoría con reemplazos sin demasiada experiencia de combate, así que organizó dos grupos de combate, West y Ost.
West se componía de una fuerza principal de infantería (9 bon) de la 65 InfDiv, apoyados por otro batallón de la 4ª FallDiv y 10 cazacarros Hornisse. Ost estaba formado por el 104 PzGrReg apoyado por otros 8 Hornisse. Estas tropas debían atacar las posiciones ganadas por la 1ª InfDiv británica el 29 de enero. Tres baterías de Stug debían actuar como reserva para explotar el éxito. En caso de consolidarse el éxito al día siguiente pasaría al asalto la fuerza principal formada por un batallón de carros Panther del 4º PzReg apoyado por toda la artillería disponible. Esta era la unidad acorazada más potente a disposición de Mackensen, de ahí que no quisiera arriesgarla en los primeros combates.
La ofensiva germana se inició a las 23.00 del día 3 y logró atravesar las posiciones de la 3ª InfBr alcanzando la Via Anziate. Siguieron una serie de furiosos contraataques británicos para tratar de retomar el contacto con sus tropas amenazadas. que finalmente fueron autorizadas a retirarse de la protuberancia que habían formado en la línea del frente unos días antes, para finalmente establecer nuevas posiciones cuatro km más atrás, donde fueron relevados por la 168ª Br de la 56ª InfDiv, recién llegada a la playa. Los ingleses sufrieron más de un milar de bajas (entre ellas casi un millar de prisioneros) pero el ataque alemán no logró romper las defensas aliadas y acabó frenándose tras sufrir por su parte cerca de 700 bajas.
Dada la dureza de los combates Mackensen no continuó con el asalto el día 5 sino que preparó un nuevo ataque para el día 7 mientras que las tropas que habían ocupado las nuevas posiciones sufrían un tremendo castigo artillero y continuos ataques aliados. Ahora se preparó un ataque contra las posiciones aliadas en Carroceto y Factoría, por parte del regimiento 145 de la 65ª InfDiv, que ya había participado en los anteriores combates, y el PzGrReg 29, en un ataque envolvente sobre las líneas de la 24ª brigada de Guardias. Pese a que se tomaron numerosos prisioneros (más de 700) el asalto fue infructuoso. Un nuevo asalto esa misma noche por parte del 29ª PzGrReg fue rechazado con apoyo del regimiento acorazado US nº1. La lucha siguió en torno a la estación de Carroceto hasta el día 10 de febrero. Para entonces la 1ª InfDiv británica estaba exhausta y había sufrido casi un 60 % de bajas y fue reforzada por la 45ª US InfDiv. Ninguno de los dos bandos, pese a lo duro de los combates, había hecho ninguna ganancia táctica apreciable.
Los combates en torno a Factoria y Carroceto iban a tener, pese a todo, una consecuencia apreciable en el bando aliado: el general Lucas había perdido toda la confianza de sus hombres y de sus superiores. Sus días al mando estaban contados.
La lucha en torno a Anzio parecía sacada de la Gran Guerra, no sólo por lo infructuoso de la lucha, sino por la ausencia de fuerzas acorazadas. Hasta ahora tanto aliados como alemanes habían lanzado a la batalla fuerzas de infantería, con escasas o nulas fuerzas blindadas a su lado (los aliados habían empleado los sherman tan sólo en los contraataques), y había sido ante todo la artillería la que había llevado el peso del apoyo. El paisaje empezaba a recordar demasiado a Gallipoli, un recuerdo que no gustaba nada en el mando británico.
De cara a un asalto los alemanes no contaban con ninguna gran unidad adecuada ya que las divisiones implicadas en el cerco de Anzio sólo estaban parcialmente desplegadas. A primeros de febrero Mackensen disponía de unidades pertenecientes a seis divisiones diferentes, en su mayoría con reemplazos sin demasiada experiencia de combate, así que organizó dos grupos de combate, West y Ost.
West se componía de una fuerza principal de infantería (9 bon) de la 65 InfDiv, apoyados por otro batallón de la 4ª FallDiv y 10 cazacarros Hornisse. Ost estaba formado por el 104 PzGrReg apoyado por otros 8 Hornisse. Estas tropas debían atacar las posiciones ganadas por la 1ª InfDiv británica el 29 de enero. Tres baterías de Stug debían actuar como reserva para explotar el éxito. En caso de consolidarse el éxito al día siguiente pasaría al asalto la fuerza principal formada por un batallón de carros Panther del 4º PzReg apoyado por toda la artillería disponible. Esta era la unidad acorazada más potente a disposición de Mackensen, de ahí que no quisiera arriesgarla en los primeros combates.
La ofensiva germana se inició a las 23.00 del día 3 y logró atravesar las posiciones de la 3ª InfBr alcanzando la Via Anziate. Siguieron una serie de furiosos contraataques británicos para tratar de retomar el contacto con sus tropas amenazadas. que finalmente fueron autorizadas a retirarse de la protuberancia que habían formado en la línea del frente unos días antes, para finalmente establecer nuevas posiciones cuatro km más atrás, donde fueron relevados por la 168ª Br de la 56ª InfDiv, recién llegada a la playa. Los ingleses sufrieron más de un milar de bajas (entre ellas casi un millar de prisioneros) pero el ataque alemán no logró romper las defensas aliadas y acabó frenándose tras sufrir por su parte cerca de 700 bajas.
Dada la dureza de los combates Mackensen no continuó con el asalto el día 5 sino que preparó un nuevo ataque para el día 7 mientras que las tropas que habían ocupado las nuevas posiciones sufrían un tremendo castigo artillero y continuos ataques aliados. Ahora se preparó un ataque contra las posiciones aliadas en Carroceto y Factoría, por parte del regimiento 145 de la 65ª InfDiv, que ya había participado en los anteriores combates, y el PzGrReg 29, en un ataque envolvente sobre las líneas de la 24ª brigada de Guardias. Pese a que se tomaron numerosos prisioneros (más de 700) el asalto fue infructuoso. Un nuevo asalto esa misma noche por parte del 29ª PzGrReg fue rechazado con apoyo del regimiento acorazado US nº1. La lucha siguió en torno a la estación de Carroceto hasta el día 10 de febrero. Para entonces la 1ª InfDiv británica estaba exhausta y había sufrido casi un 60 % de bajas y fue reforzada por la 45ª US InfDiv. Ninguno de los dos bandos, pese a lo duro de los combates, había hecho ninguna ganancia táctica apreciable.
Los combates en torno a Factoria y Carroceto iban a tener, pese a todo, una consecuencia apreciable en el bando aliado: el general Lucas había perdido toda la confianza de sus hombres y de sus superiores. Sus días al mando estaban contados.
La lucha en torno a Anzio parecía sacada de la Gran Guerra, no sólo por lo infructuoso de la lucha, sino por la ausencia de fuerzas acorazadas. Hasta ahora tanto aliados como alemanes habían lanzado a la batalla fuerzas de infantería, con escasas o nulas fuerzas blindadas a su lado (los aliados habían empleado los sherman tan sólo en los contraataques), y había sido ante todo la artillería la que había llevado el peso del apoyo. El paisaje empezaba a recordar demasiado a Gallipoli, un recuerdo que no gustaba nada en el mando británico.
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OPERACIÓN FISCHFANG
Kesselring confiaba en poder disponer de suficiente fuerza acorazada como para iniciar un asalto decisivo a mediados de febrero, sin embargo pronto se vio defraudado. En vez de enviar dos divisiones de refuerzo que consolidaran su trabazón de tropas sin experiencia, Hitler decidió mandarle un puñado de armas secretas (como los carros radiodirigidos de demolición) y algunas unidades menores de apoyo, eso sí con armamento potente, como una compañía del 353 batallón de cazacarros, equipada con Elefant.
Durante las dos primeras semanas de febrero continuó la lucha de desgaste, con contraataques aliados apoyados por carros, continuo fuego artillero, movimientos de tanteo… más y más bajas. Los aliados seguían llevando la peor parte pero tenían más facilidad para reponer sus pérdidas de hombres y material. La artillería naval ejercía un efecto especialmente desmoralizador para las tropas de Mackensen, pero los ánimos entre los soldados aliados no iban mucho mejor, ya que no parecía que sus mandos tuvieran claro qué hacer para salir de la playa.
Los preparativos para la prevista ofensiva, operación FischFang (Pesca) se iniciaron el día 9, cuando el XIV ejército recibió órdenes de cara a atacar las posiciones aliadas en torno a Nettuno, un asalto previsto inicialmente para el día 15 en el que intervendrían el I Cuerpo Paracaidista (4ª FallDiv y 65ª InfDiv) y el LXXVI PzKorp (3ª PzGrDiv, 114 división de cazadores – infantería ligera – y 715ª división motorizada, más unidades de la Hermann Goering). Estas fuerzas serían reforzadas por el regimiento de Demostración de Infantería (una pequeña unidad de adiestramiento de élite), la 29ª PzGrDiv, la 26ª PzDiv, el 4º PzReg (Panthers) y el 508 SpzAbt (Tigers) que formarían la segunda oleada de asalto. También intervendrían unidades menores como el batallón pesado de sturmartillerie 216 (Brummbärs), un batallón de Stug de las fuerzas de tierra de la LW, el batallón acorazado 504 equipado con una nueva arma, los carros radiodirigidos BorgWard B-IV o la compañía de Ingenieros 813, con carros Goliath. Unidades de reconocimiento de la 29ª PzGrDiv llevaron a cabo operaciones de engaño en el flanco de la cabeza de playa, para hacer creer a los aliados que se preparaba un ataque con fuerzas acorazadas por esa zona (las unidades de reconocimiento debían llevar uniformes negros, para que parecieran soldados de unidades panzer).
El I Cuerpo Paracaidista atacaría a los ingleses a través de la Via Anziate y el LXXVI PzKorp lo haría hacia Cisterna, contra las posiciones de la 3ª US InfDiv. Las fuerzas acorazadas no iban a atacar junto a la infantería, sino que lo harían en la segunda oleada. La primera oleada sería apoyada por los Hornisse del batallón PanzerJager 525, los Stug y Brummbär y los carros radiodirigidos de demolición, más algunos panzer, que actuarían como apoyo de los infantes, no como punta del asalto. Esto era debido a que Mackensen tenía poca fe en la fiabilidad mecánica de los Panther (no olvidemos que eran ejemplares de las series Ausf A y D) y los Tiger del 508 estaban encontrando muchos problemas para llegar a la zona (para el día 13 sólo habñía sido desplegada la compañía "Meyer" con 14 Tiger), debido a la constante amenaza de los aviones aliados, y el largo desplazamiento estaba causando muchos problemas mecánicos, así que no quiso concentrar todo el esfuerzo acorazado en el primer golpe. Las órdenes dadas el día 12 indicaban claramente que no debía emplearse directamente los carros contra las posiciones del enemigo ya que las defensas anticarro, campos minados y zanjas supondrían un porcentaje de bajas inaceptable.
Se hizo un gran esfuerzo para disponer de superioridad en el apoyo artillero. Para entonces además de la artillería de campaña de las unidades en el área se había traído varias compañías de lanzacohetes nebelwelfer y piezas pesadas de 210 y 240 mm (cuatro de ellas del tipo ferroviario, dos de 210 y 2 de 240); también de había desplegado una gran cantidad de cañones de 88 mm de la LW (172 piezas, una cifra asombrosa dada las escasa dimensiones del frente) para tratar de compensar la superioridad aérea aliada y en caso de necesidad rechazar cualquier contraataque acorazado. Finalmente todo estuvo preparado para iniciar el asalto el día 16.
Kesselring confiaba en poder disponer de suficiente fuerza acorazada como para iniciar un asalto decisivo a mediados de febrero, sin embargo pronto se vio defraudado. En vez de enviar dos divisiones de refuerzo que consolidaran su trabazón de tropas sin experiencia, Hitler decidió mandarle un puñado de armas secretas (como los carros radiodirigidos de demolición) y algunas unidades menores de apoyo, eso sí con armamento potente, como una compañía del 353 batallón de cazacarros, equipada con Elefant.
Durante las dos primeras semanas de febrero continuó la lucha de desgaste, con contraataques aliados apoyados por carros, continuo fuego artillero, movimientos de tanteo… más y más bajas. Los aliados seguían llevando la peor parte pero tenían más facilidad para reponer sus pérdidas de hombres y material. La artillería naval ejercía un efecto especialmente desmoralizador para las tropas de Mackensen, pero los ánimos entre los soldados aliados no iban mucho mejor, ya que no parecía que sus mandos tuvieran claro qué hacer para salir de la playa.
Los preparativos para la prevista ofensiva, operación FischFang (Pesca) se iniciaron el día 9, cuando el XIV ejército recibió órdenes de cara a atacar las posiciones aliadas en torno a Nettuno, un asalto previsto inicialmente para el día 15 en el que intervendrían el I Cuerpo Paracaidista (4ª FallDiv y 65ª InfDiv) y el LXXVI PzKorp (3ª PzGrDiv, 114 división de cazadores – infantería ligera – y 715ª división motorizada, más unidades de la Hermann Goering). Estas fuerzas serían reforzadas por el regimiento de Demostración de Infantería (una pequeña unidad de adiestramiento de élite), la 29ª PzGrDiv, la 26ª PzDiv, el 4º PzReg (Panthers) y el 508 SpzAbt (Tigers) que formarían la segunda oleada de asalto. También intervendrían unidades menores como el batallón pesado de sturmartillerie 216 (Brummbärs), un batallón de Stug de las fuerzas de tierra de la LW, el batallón acorazado 504 equipado con una nueva arma, los carros radiodirigidos BorgWard B-IV o la compañía de Ingenieros 813, con carros Goliath. Unidades de reconocimiento de la 29ª PzGrDiv llevaron a cabo operaciones de engaño en el flanco de la cabeza de playa, para hacer creer a los aliados que se preparaba un ataque con fuerzas acorazadas por esa zona (las unidades de reconocimiento debían llevar uniformes negros, para que parecieran soldados de unidades panzer).
El I Cuerpo Paracaidista atacaría a los ingleses a través de la Via Anziate y el LXXVI PzKorp lo haría hacia Cisterna, contra las posiciones de la 3ª US InfDiv. Las fuerzas acorazadas no iban a atacar junto a la infantería, sino que lo harían en la segunda oleada. La primera oleada sería apoyada por los Hornisse del batallón PanzerJager 525, los Stug y Brummbär y los carros radiodirigidos de demolición, más algunos panzer, que actuarían como apoyo de los infantes, no como punta del asalto. Esto era debido a que Mackensen tenía poca fe en la fiabilidad mecánica de los Panther (no olvidemos que eran ejemplares de las series Ausf A y D) y los Tiger del 508 estaban encontrando muchos problemas para llegar a la zona (para el día 13 sólo habñía sido desplegada la compañía "Meyer" con 14 Tiger), debido a la constante amenaza de los aviones aliados, y el largo desplazamiento estaba causando muchos problemas mecánicos, así que no quiso concentrar todo el esfuerzo acorazado en el primer golpe. Las órdenes dadas el día 12 indicaban claramente que no debía emplearse directamente los carros contra las posiciones del enemigo ya que las defensas anticarro, campos minados y zanjas supondrían un porcentaje de bajas inaceptable.
Se hizo un gran esfuerzo para disponer de superioridad en el apoyo artillero. Para entonces además de la artillería de campaña de las unidades en el área se había traído varias compañías de lanzacohetes nebelwelfer y piezas pesadas de 210 y 240 mm (cuatro de ellas del tipo ferroviario, dos de 210 y 2 de 240); también de había desplegado una gran cantidad de cañones de 88 mm de la LW (172 piezas, una cifra asombrosa dada las escasa dimensiones del frente) para tratar de compensar la superioridad aérea aliada y en caso de necesidad rechazar cualquier contraataque acorazado. Finalmente todo estuvo preparado para iniciar el asalto el día 16.
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ATAQUE Y PARÁLISIS.
Según al informe operativo alemán, el ataque comenzó a las 6,30 del 16, tras una barrera artillera de media hora. Las tropas de la 65ª InfDiv y los paracaidistas avanzaron inicialmente de acuerdo a lo previsto y tomaron las posiciones de Carroceto pese a la encarnizada resistencia inglesa, pero la inmediata y contundente respuesta artillera de los aliados pronto impidió que se pudiera expandir la brecha. Las tropas de la Hermann Goering sólo lograron avanzar un kilómetro antes de que la metralla les frenara. El resto de las unidades apenas lograron avanzar. El Regimiento de Demostración se vino abajo y sus tropas se retiraron sin esperar órdenes.
Los vehículos acorazados que apoyaban la operación se vieron severamente obstaculizados por el terreno: en pleno invierno las zonas costeras de Anzio se convirtieron en un barrizal. Obligados a avanzar por los caminos ya existentes, los vehículos pronto se atascaron por el colapso de tráfico, las zanjas antitanque y las descargas enemigas, ya que los artilleros aliados habían tenido tiempo sobrado de cuadricular el terreno y el avance de los carros se producía por el sitio más previsible.
Los carros radiocontrolados de demolición se mostraron como un lastre inútil. No había bunkers o bloqueos contra los que emplearlos, cuando se emplearon contra las trincheras y eran fácilmente localizables por los soldados enemigos que podían ponerse a cubierto o eliminarlos a distancia.
Al caer la noche los alemanes apenas habían logrado modificar la situación. Pese a la penetración en Carroceto y la toma de algunas posiciones a lo largo del frente, los aliados mantenían la mayor parte de sus posiciones, así que Mackensen no quiso arriesgar sus reservas acorazadas y no se lanzó la segunda oleada. Durante la noche del 16 al 17 de febrero se mantuvo la presión en la idea de debilitar al enemigo y poder mandar las fuerzas acorazadas al día siguiente para expandir la penetración de Carroceto.
Ese día, por primera vez, las pérdidas alemanas superaron a las aliadas. Casi 1700 bajas.
El 17 los combates continuaron en la misma tónica, Hubo algunos avances parciales sin que se lograra alcanzar una ruptura decisiva, pero la moral de las tropas bisoñas iba decreciendo, sobre todo por la continua lluvia de artillería. La contrabatería alemana hacía lo que podía, pero no podía sostener el ritmo del fuego aliado, que contaba con un volumen de munición muy superior. La pantalla antiaérea de los 88 fue bastante efectiva, sin embargo al estar dedicados a la defensa no podían apoyar los ataques.
En los dos primeros días de combate sólo se habían producido avances significativos ahí donde los panzer y Stug habían podido apoyar a la infantería. El terreno había condicionado mucho su uso y eso había provocado un gran desgaste entre las tropas atacantes. Las bajas alemanas del día 17 sumaban cerca de un millar.
El 18 finalmente Mackensen autorizó el uso de las unidades acorazadas. La 26ª PzDiv y la 29ª PzGrDiv pasaron al ataque a las 4 de la madrugada apoyando a las tropas de la HG y la 3ª PzGrDiv. Las tropas de la 114ª división de cazadores lograron abrirse paso a través de las posiciones aliadas en Aprilia. Los Panther del 4º pzReg siguieron en reserva a la espera de una ruptura.
Los Tiger del 508 iban siendo empleados de forma fragmentada a medida que iban llegando. Eso, unido a las pésimas condiciones del terreno, produjo muchos problemas logísticos.
El día 19 los aliados contraatacaron en fuerza, con todo el apoyo acorazado posible, y retomaron bastantes de las posiciones perdidas el día anterior. La 65ª InfDiv fue frenada en seco por el fuego artillero y pese a ser forzada la 114ª de cazadores tuvo que empezar a retirarse de sus posiciones. La artillería aliada disparaba casi encima de las cabezas de sus propias posiciones con una precisión que dejaba a los alemanes consternados.
La 26ª PzDiv y la 29ª PzGrDiv se enzarzaron en una verdadera lucha de perros con lso Sherman en torno al pueblo de Cantoniera mientras la Hermann Goering fracasaba al intentar avanzar hacia Colle del pozo.
Pese al apoyo de los Panzer los progresos alemanes no eran significativos. Las unidades aliadas aisladas resistían gracias al apoyo artillero. Una vez comprobadas las líneas principales del avance alemán los cañones de Anzio lo barrían todo, triturando las líneas de suministro enemigas y cubriendo de granadas a los carros alemanes. La artillería naval bombardeaba la retaguardia enemiga entorpeciendo aún más las operaciones. Aún así Mackensen era optimista ya que pensaba que las reservas aliadas estaban al límite. Sin embargo las bajas alemanas seguían creciendo a un ritmo superior al de las del enemigo.
El día 20 los Panther entraron por fin en acción (pero sólo como apoyo artillero) contra las tropas aliadas rodeadas en Buon Riposo. El ataque fue infructuoso y la artillería aliada llegó incluso a barrer sus propias líneas (previo aviso a los defensores, que se refugiaron rápidamente) haciendo pedazos a las fuerzas de avanzada alemanas.
Dada la lluvia de metralla fue necesario usar carros Tiger para evacuar a los heridos. Sin duda debió ser el uso más extraño dado a los carros pesados alemanes.
Los refuerzos le llegaban a Mackensen con cuentagotas, ya que entretanto los combates en torno a la línea Gustav se habían recrudecido. El 21 se asignaron algunos batallones de Panzergrenadier para reforzar a la 29ª PzGrDiv. Para entonces las bajas alemanas ya ascendían a 5400 hombres.
La noche del 20 al 21 los aliados pasaron al contraataque haciendo retroceder a la 29ª. Durante el resto del día los combates se mantuvieron casi ininterrumpidamente mientras que la artillería alemana se centraba en la cabeza de playa, tratando de cortar los suministros al frente y desorganizar la retaguardia aliada. Al final del día los alemanes habían logrado estabilizar la situación, al coste de un tremendo gasto de municiones.
El 22 Mackensen ya no era tan optimista y pidió urgentemente refuerzos. Ahora los alemanes trataban de acortar las líneas para poder concentrar la fuerza que les quedaba.
Según al informe operativo alemán, el ataque comenzó a las 6,30 del 16, tras una barrera artillera de media hora. Las tropas de la 65ª InfDiv y los paracaidistas avanzaron inicialmente de acuerdo a lo previsto y tomaron las posiciones de Carroceto pese a la encarnizada resistencia inglesa, pero la inmediata y contundente respuesta artillera de los aliados pronto impidió que se pudiera expandir la brecha. Las tropas de la Hermann Goering sólo lograron avanzar un kilómetro antes de que la metralla les frenara. El resto de las unidades apenas lograron avanzar. El Regimiento de Demostración se vino abajo y sus tropas se retiraron sin esperar órdenes.
Los vehículos acorazados que apoyaban la operación se vieron severamente obstaculizados por el terreno: en pleno invierno las zonas costeras de Anzio se convirtieron en un barrizal. Obligados a avanzar por los caminos ya existentes, los vehículos pronto se atascaron por el colapso de tráfico, las zanjas antitanque y las descargas enemigas, ya que los artilleros aliados habían tenido tiempo sobrado de cuadricular el terreno y el avance de los carros se producía por el sitio más previsible.
Los carros radiocontrolados de demolición se mostraron como un lastre inútil. No había bunkers o bloqueos contra los que emplearlos, cuando se emplearon contra las trincheras y eran fácilmente localizables por los soldados enemigos que podían ponerse a cubierto o eliminarlos a distancia.
Al caer la noche los alemanes apenas habían logrado modificar la situación. Pese a la penetración en Carroceto y la toma de algunas posiciones a lo largo del frente, los aliados mantenían la mayor parte de sus posiciones, así que Mackensen no quiso arriesgar sus reservas acorazadas y no se lanzó la segunda oleada. Durante la noche del 16 al 17 de febrero se mantuvo la presión en la idea de debilitar al enemigo y poder mandar las fuerzas acorazadas al día siguiente para expandir la penetración de Carroceto.
Ese día, por primera vez, las pérdidas alemanas superaron a las aliadas. Casi 1700 bajas.
El 17 los combates continuaron en la misma tónica, Hubo algunos avances parciales sin que se lograra alcanzar una ruptura decisiva, pero la moral de las tropas bisoñas iba decreciendo, sobre todo por la continua lluvia de artillería. La contrabatería alemana hacía lo que podía, pero no podía sostener el ritmo del fuego aliado, que contaba con un volumen de munición muy superior. La pantalla antiaérea de los 88 fue bastante efectiva, sin embargo al estar dedicados a la defensa no podían apoyar los ataques.
En los dos primeros días de combate sólo se habían producido avances significativos ahí donde los panzer y Stug habían podido apoyar a la infantería. El terreno había condicionado mucho su uso y eso había provocado un gran desgaste entre las tropas atacantes. Las bajas alemanas del día 17 sumaban cerca de un millar.
El 18 finalmente Mackensen autorizó el uso de las unidades acorazadas. La 26ª PzDiv y la 29ª PzGrDiv pasaron al ataque a las 4 de la madrugada apoyando a las tropas de la HG y la 3ª PzGrDiv. Las tropas de la 114ª división de cazadores lograron abrirse paso a través de las posiciones aliadas en Aprilia. Los Panther del 4º pzReg siguieron en reserva a la espera de una ruptura.
Los Tiger del 508 iban siendo empleados de forma fragmentada a medida que iban llegando. Eso, unido a las pésimas condiciones del terreno, produjo muchos problemas logísticos.
El día 19 los aliados contraatacaron en fuerza, con todo el apoyo acorazado posible, y retomaron bastantes de las posiciones perdidas el día anterior. La 65ª InfDiv fue frenada en seco por el fuego artillero y pese a ser forzada la 114ª de cazadores tuvo que empezar a retirarse de sus posiciones. La artillería aliada disparaba casi encima de las cabezas de sus propias posiciones con una precisión que dejaba a los alemanes consternados.
La 26ª PzDiv y la 29ª PzGrDiv se enzarzaron en una verdadera lucha de perros con lso Sherman en torno al pueblo de Cantoniera mientras la Hermann Goering fracasaba al intentar avanzar hacia Colle del pozo.
Pese al apoyo de los Panzer los progresos alemanes no eran significativos. Las unidades aliadas aisladas resistían gracias al apoyo artillero. Una vez comprobadas las líneas principales del avance alemán los cañones de Anzio lo barrían todo, triturando las líneas de suministro enemigas y cubriendo de granadas a los carros alemanes. La artillería naval bombardeaba la retaguardia enemiga entorpeciendo aún más las operaciones. Aún así Mackensen era optimista ya que pensaba que las reservas aliadas estaban al límite. Sin embargo las bajas alemanas seguían creciendo a un ritmo superior al de las del enemigo.
El día 20 los Panther entraron por fin en acción (pero sólo como apoyo artillero) contra las tropas aliadas rodeadas en Buon Riposo. El ataque fue infructuoso y la artillería aliada llegó incluso a barrer sus propias líneas (previo aviso a los defensores, que se refugiaron rápidamente) haciendo pedazos a las fuerzas de avanzada alemanas.
Dada la lluvia de metralla fue necesario usar carros Tiger para evacuar a los heridos. Sin duda debió ser el uso más extraño dado a los carros pesados alemanes.
Los refuerzos le llegaban a Mackensen con cuentagotas, ya que entretanto los combates en torno a la línea Gustav se habían recrudecido. El 21 se asignaron algunos batallones de Panzergrenadier para reforzar a la 29ª PzGrDiv. Para entonces las bajas alemanas ya ascendían a 5400 hombres.
La noche del 20 al 21 los aliados pasaron al contraataque haciendo retroceder a la 29ª. Durante el resto del día los combates se mantuvieron casi ininterrumpidamente mientras que la artillería alemana se centraba en la cabeza de playa, tratando de cortar los suministros al frente y desorganizar la retaguardia aliada. Al final del día los alemanes habían logrado estabilizar la situación, al coste de un tremendo gasto de municiones.
El 22 Mackensen ya no era tan optimista y pidió urgentemente refuerzos. Ahora los alemanes trataban de acortar las líneas para poder concentrar la fuerza que les quedaba.
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OPERACIÓN SEITENSPRUNG
El día 22 Lucas fue cesado en el mando de las tropas aliadas. Le reemplazó el general Truscott. Ese cambio en el mando mejoró bastante la moral entre las tropas de Anzio, ya que para entonces Lucas era aborrecido por todos los hombres de la playa.
Los combates en torno a Carroceto y Aprilia habían llegado a un punto muerto, así que el mando alemán empezó a planificar un cambio de operaciones, redirigiendo al LXXVI PzKorp hacia el flanco norte, para lo que se redesplegó a la Hermann Goering, la 26ª PzDiv y la 362 InfDiv, transferida unos días atrás desde otro sector de la costa, ya que Kesselring no creía que hubiera una amenaza de nuevos desembarcos, dado el esfuerzo que los aliados estaban concentrando en Anzio. Igualmente se decidió que los Ferdinand del batallón 653 apoyarían el ataque. Esta operación pasó a designarse Seitensprung (Escapada)
Los ataques, por orden directa de Hitler (que una vez más se inmiscuía en detalles tácticos de una operación) debían ir encabezados por pequeños grupos de Panzer de la hermann Goering. El ataque se planificó para el día 26, para poder mover las tropas de la forma más discreta posible para evitar que la artillería aliada se centrara en la nueva concentración.
En los siguientes días los combates bajaron algo de intensidad. Continuó la resistencia de Colle del Pozo, ahora apoyada por un batallón paracaidista estadounidense.
El 25 tropas del I Cuerpo Paracaidista lograron abrirse camino a través de las posiciones aliadas, a lo que siguió un furioso duelo artillero. Los alemanes trataban de reforzar y estabilizar la línea de cara al asalto del norte, que ya había sido aplazado para el día 28 debido a la dificultad de mover las unidades bajo la presión aérea enemiga. Para entonces la 65ª InfDiv, que había llevado el peso de los combates del Cuerpo desde el día 16 estaba al borde del hundimiento, con apenas 600 hombres disponibles. Se decidió que en función de como se desarrollase el ataque norte las unidades de esa división serían relevadas poco a poco ya que no había posibilidad de retirar a toda la división
El 27 el frente se mantuvo en calma, salvo combates esporádicos de tanteo por parte de ambos bandos. Un nuevo aplazamiento pospuso el asalto definitivo para el día 29 de febrero (recordemos que era año bisiesto). Los alemanes realizaron movimientos de cara a simular una concentración acorazada en el área de la 65ª InfDiv.
El 28 el I Cuerpo Paracaidista hizo un último esfuerzo ofensivo para asegurar su frente y completar las operaciones de engaño. La 29ª PzGrDiv realizó un reconocimiento en fuerza en su sector, pero no hubo avances significativos.
Finalmente, a las 4 de la madrugada del 29, dio comienzo el último asalto de la ofensiva.
Se lanzaron ataques de distracción hacia el Canal de Mussolini, mientras que el esfuerzo principal se orientó hacia el Puente de la Crocceta, el único que permitiría un rápido avance de las fuerzas acorazadas. En la primera oleada se lanzaron adelante la Hermann Goering, la 114ª de Cazadores y la 362ª InfDiv. La sorpresa fue total ya que las actividades del I Cuerpo Paracaidista en los días anteriores habían engañado al mando aliado respecto a las intenciones de Mackensen.
El barro pronto obstaculizó el avance de los Panzer, además de dificultar los movimientos previos al ataque. Las tropas de infantería quedaron igualmente atascadas en los lodazales y pronto los soldados estaban agotados. Aún peor, el Puente de la Crocceta fue destruido por los aliados cortando el avance de la 26ª PzDiv.
El 9º PzGrReg hizo algunos progresos apoyado por algunos carros, pero fue frenado con grandes bajas por la artillería aliada. Los Tiger del 508 SpzAbt quedaron pronto atascados en el barro y 8 fueron puestos fuera de combate por los defensores. El mayor avance lo lograron las tropas de la Hermann Goering pero tan sólo lograron penetrar a algo más de un kilómetro de las líneas enemigas. Dada la dificultad de la situación se ordenó que la 29ª PzGrDiv reforzara el ataque. Al caer la noche los alemanes habían sufrido más de 900 bajas y no se había logrado ningún progreso importante.
El 1 de marzo se retomó el asalto, esta vez centrando el esfuerzo en torno al puente de Ponte Rotto, tomado por los panzer de la 26ª PzDiv; la lucha pronto quedó atascada ya que si bien los carros pudieron rechazar los contraataques de la infantería aliada pronto se vieron bajo un diluvio de artillería que imposibilitó cualquier avance posterior.
Mackensen finalmente asumió que carecía de suficientes fuerzas como para atravesar las defensa aliadas y finalizó la ofensiva alemana. Kesselring se puso furioso y ese mismo día le mandó un mensaje en el que le acusaba de sobreestimar la fuerza enemiga y no haber mostrado una adecuada agresividad. De acuerdo a sus palabras, el fracaso de los combates se debía a la falta de confianza del mando.
Indignado, Mackensen no dudó en exponer su punto de vista con claridad más que meridiana: Los combates no habían logrado su objetivo porque las tropas que le habían asignado estaban formadas por reemplazos jóvenes y faltos de entrenamiento, que pese a su valor no estaban en condiciones de enfrentarse al enemigo. Informó que continuar en esas condiciones con los combates era absurdo y consideró que la única solución era concentrar una adecuada fuerza bien equipada de cara a cortar el avance aliado cuando iniciaran su ofensiva desde la playa.
El día 22 Lucas fue cesado en el mando de las tropas aliadas. Le reemplazó el general Truscott. Ese cambio en el mando mejoró bastante la moral entre las tropas de Anzio, ya que para entonces Lucas era aborrecido por todos los hombres de la playa.
Los combates en torno a Carroceto y Aprilia habían llegado a un punto muerto, así que el mando alemán empezó a planificar un cambio de operaciones, redirigiendo al LXXVI PzKorp hacia el flanco norte, para lo que se redesplegó a la Hermann Goering, la 26ª PzDiv y la 362 InfDiv, transferida unos días atrás desde otro sector de la costa, ya que Kesselring no creía que hubiera una amenaza de nuevos desembarcos, dado el esfuerzo que los aliados estaban concentrando en Anzio. Igualmente se decidió que los Ferdinand del batallón 653 apoyarían el ataque. Esta operación pasó a designarse Seitensprung (Escapada)
Los ataques, por orden directa de Hitler (que una vez más se inmiscuía en detalles tácticos de una operación) debían ir encabezados por pequeños grupos de Panzer de la hermann Goering. El ataque se planificó para el día 26, para poder mover las tropas de la forma más discreta posible para evitar que la artillería aliada se centrara en la nueva concentración.
En los siguientes días los combates bajaron algo de intensidad. Continuó la resistencia de Colle del Pozo, ahora apoyada por un batallón paracaidista estadounidense.
El 25 tropas del I Cuerpo Paracaidista lograron abrirse camino a través de las posiciones aliadas, a lo que siguió un furioso duelo artillero. Los alemanes trataban de reforzar y estabilizar la línea de cara al asalto del norte, que ya había sido aplazado para el día 28 debido a la dificultad de mover las unidades bajo la presión aérea enemiga. Para entonces la 65ª InfDiv, que había llevado el peso de los combates del Cuerpo desde el día 16 estaba al borde del hundimiento, con apenas 600 hombres disponibles. Se decidió que en función de como se desarrollase el ataque norte las unidades de esa división serían relevadas poco a poco ya que no había posibilidad de retirar a toda la división
El 27 el frente se mantuvo en calma, salvo combates esporádicos de tanteo por parte de ambos bandos. Un nuevo aplazamiento pospuso el asalto definitivo para el día 29 de febrero (recordemos que era año bisiesto). Los alemanes realizaron movimientos de cara a simular una concentración acorazada en el área de la 65ª InfDiv.
El 28 el I Cuerpo Paracaidista hizo un último esfuerzo ofensivo para asegurar su frente y completar las operaciones de engaño. La 29ª PzGrDiv realizó un reconocimiento en fuerza en su sector, pero no hubo avances significativos.
Finalmente, a las 4 de la madrugada del 29, dio comienzo el último asalto de la ofensiva.
Se lanzaron ataques de distracción hacia el Canal de Mussolini, mientras que el esfuerzo principal se orientó hacia el Puente de la Crocceta, el único que permitiría un rápido avance de las fuerzas acorazadas. En la primera oleada se lanzaron adelante la Hermann Goering, la 114ª de Cazadores y la 362ª InfDiv. La sorpresa fue total ya que las actividades del I Cuerpo Paracaidista en los días anteriores habían engañado al mando aliado respecto a las intenciones de Mackensen.
El barro pronto obstaculizó el avance de los Panzer, además de dificultar los movimientos previos al ataque. Las tropas de infantería quedaron igualmente atascadas en los lodazales y pronto los soldados estaban agotados. Aún peor, el Puente de la Crocceta fue destruido por los aliados cortando el avance de la 26ª PzDiv.
El 9º PzGrReg hizo algunos progresos apoyado por algunos carros, pero fue frenado con grandes bajas por la artillería aliada. Los Tiger del 508 SpzAbt quedaron pronto atascados en el barro y 8 fueron puestos fuera de combate por los defensores. El mayor avance lo lograron las tropas de la Hermann Goering pero tan sólo lograron penetrar a algo más de un kilómetro de las líneas enemigas. Dada la dificultad de la situación se ordenó que la 29ª PzGrDiv reforzara el ataque. Al caer la noche los alemanes habían sufrido más de 900 bajas y no se había logrado ningún progreso importante.
El 1 de marzo se retomó el asalto, esta vez centrando el esfuerzo en torno al puente de Ponte Rotto, tomado por los panzer de la 26ª PzDiv; la lucha pronto quedó atascada ya que si bien los carros pudieron rechazar los contraataques de la infantería aliada pronto se vieron bajo un diluvio de artillería que imposibilitó cualquier avance posterior.
Mackensen finalmente asumió que carecía de suficientes fuerzas como para atravesar las defensa aliadas y finalizó la ofensiva alemana. Kesselring se puso furioso y ese mismo día le mandó un mensaje en el que le acusaba de sobreestimar la fuerza enemiga y no haber mostrado una adecuada agresividad. De acuerdo a sus palabras, el fracaso de los combates se debía a la falta de confianza del mando.
Indignado, Mackensen no dudó en exponer su punto de vista con claridad más que meridiana: Los combates no habían logrado su objetivo porque las tropas que le habían asignado estaban formadas por reemplazos jóvenes y faltos de entrenamiento, que pese a su valor no estaban en condiciones de enfrentarse al enemigo. Informó que continuar en esas condiciones con los combates era absurdo y consideró que la única solución era concentrar una adecuada fuerza bien equipada de cara a cortar el avance aliado cuando iniciaran su ofensiva desde la playa.
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ANÁLISIS
La argumentación de Mackensen era correcto. Hitler había creído que podía compensar la falta de tropas bien adiestrdas con sus armas novedosas (carros Panther y Tiger, cazacarros Ferdinand, lanzacohetes Nebelwelfer, vehículos goliath…) pero ninguno de esos juguetes podía reemplazar a las tropas veteranas. Por primera vez desde el comienzo de la guerra la infantería alemana estaba por debajo del nivel de sus enemigos, y eso se notaba. Los carros no podían actuar sin un adecuado apoyo de infantería, pero los soldados novatos no podían prestárselo, y en los combates tendían a agruparse tras las moles acorazadas en vez de protegerlas.
El terreno había sido un obstáculo mucho mayor de lo previsto. Los carros se habían visto una y otra vez atrapados en el barro. SIn vehículos adecuados de recuperación, los Tiger sólo habían podido ser rescatados por otros Tiger. Los Panther no habían podido ser empleados adecuadamente y su presencia había añadido una carga extra a la logística alemana, que ya estaba bastante agobiada. Los Sherman habían demostrado una fiabilidad y movilidad muy superior y tras examinar los ejemplares capturados los mandos de los panzer demandaron que se construyera un carro medio de similares características, una petición que recibió el apoyo de Speer, pero también la oposición inapelable del Führer.
Las pocas tropas veteranas disponibles no bastaban a apuntalar a los bisoños, y eso había producido un volumen de bajas insostenible, lo que había empeorado aún más las cosas ya que los escasos reemplazos se componían por supuesto de soldados sin experiencia.
A lo largo del mes de febrero las fuerzas de Mackensen sufrieron la friolera de 29000 bajas, bastantes más que las aliadas ya que pasada la sorpresa y el caos de los primeros combates los aliados. Además el reemplazo de las bajas había sido muy inferior al necesario, mientras que los aliados no habían dejado de recibir tropas de refresco.
El mayor enemigo en los combates no había sido la aviación aliada, pese a su incontestable dominio del aire, sino la artillería de campaña aliada. Los alemanes no se habían enfrentado nunca a una concentración de fuego de tal precisión y volumen. Los sistemas de comunicaciones y control de fuego de los estadounidenses estaban muy por delante de las de sus enemigos, y la flexibilidad orgánica de su artillería permitía concentrar un fuego devastador sobre casi cualquier punto de las líneas alemanas. El protocolo Fire on Target, que permitía concentrar absolutamente todas las bocas de fuego disponibles sobre un blanco especificado había conseguido unos resultados realmente devastadores. Eso, unido a la excelente logística aliada (que había permitido un suministro casi continuo de munición a las baterías) había anulado la superioridad numérica de la artillería alemana. Los enormes cañones ferroviarios de 210 y 240 mm podían ser muy poderosos, pero apenas habían sido una amenaza simbólica.
No se extrajo ninguna lección útil de los combates de Anzio. Hitler seguía convencido de que sus armas secretas acabarían por devolver la ventaja a sus fuerzas y no hizo nada para ampliar la penosa situación de los reemplazos del Heer. Kesselring y Mackensen, como Rommel en años anteriores, comprendieron que la superioridad aérea aliada iba a repercutir sobre todo en la dificultad de movimientos de las fuerzas acorazadas tras las líneas del frente, y la imposibilidad de desplazar grandes unidades a la luz del día, pero dada la independencia del mando italiano nada de eso se aplicaría en la campaña de Francia. Tampoco se hizo nada de cara a prevenir las ventajas de que disfrutaba la artillería aliada.
Los aliados a su vez no fueron capaces de evaluar el tipo de amenaza a la que iban a enfrentarse unos meses después en Normandía, ya que el desembarco en sí no presentó ningún problema y se atribuyó la parálisis operativa a la nefasta influencia de Lucas: habiendo una adecuada cabeza de turco, nadie quiso mirar más allá. La aparición de los Panther no preocupó demasiado a los mandos angloamericanos, ya que su efectividad había sido muy baja, su fiabilidad mecánica era escasa (recordemos que eran unidades Ausf D/A, y erróneamente supusieron que se desplegarían en batallones especiales, como los Tiger, y en consecuencia sería raro encontrárselos. Ese malentendido se debió a que la única unidad de Panthers era el 4º PzReg, y se usó de reserva sin intervenir activamente hasta el final. Ese error, sumado al pobre desempeño de los Tiger en Anzio dio a los estadounidenses una gran tranquilidad: parecía que los medios acorazados que tenían serían adecuados para la Invasión y no se previeron medidas de cara a disponer de mejores armas contracarro, sin comprender que los panzer habían combatido en un terreno totalmente inadecuado para ellos. Cuando las tropas se internaran en el bocagge francés esos errores iban a pasar una sangrienta factura.
La batalla de Anzio no tuvo ninguna utilidad estratégica. De haber empleado más fuerza en el desembarco inicial, y de haber contado con al menos una división acorazada (y por supuesto un general con más iniciativa que Lucas) los aliados podrían haber aprovechado la sorpresa del desembarco para penetrar rápidamente hacia Roma y cortar en dos a las fuerzas de Kesselring. De haber dispuesto inmediatamente de los refuerzos que había solicitado en vez de fragmentos de unidades y reemplazos sin experiencia las tropas de Mackensen hubieran podido aplastar la cabeza de puente a mediados de febrero, lo que no sólo hubiera alterado radicalmente la situación en Italia sino que sin duda hubiera sembrado muchas dudas entre los mandos aliados sobre la idoneidad del futuro desembarco en Francia. Ni Alexander ni el OKW fueron capaces de apreciar el potencial de la situación y ambos bandos empeñaron fuerzas relativamente débiles en el combate. Eso llevó a una situación sin salida táctica que desembocó en una absurda batalla de desgaste. Los desembarcos de Anzio-Nettuno, que empezaron con los mejores auspicios posibles, pueden considerarse como una de las operaciones más absurdas de toda la guerra.
La argumentación de Mackensen era correcto. Hitler había creído que podía compensar la falta de tropas bien adiestrdas con sus armas novedosas (carros Panther y Tiger, cazacarros Ferdinand, lanzacohetes Nebelwelfer, vehículos goliath…) pero ninguno de esos juguetes podía reemplazar a las tropas veteranas. Por primera vez desde el comienzo de la guerra la infantería alemana estaba por debajo del nivel de sus enemigos, y eso se notaba. Los carros no podían actuar sin un adecuado apoyo de infantería, pero los soldados novatos no podían prestárselo, y en los combates tendían a agruparse tras las moles acorazadas en vez de protegerlas.
El terreno había sido un obstáculo mucho mayor de lo previsto. Los carros se habían visto una y otra vez atrapados en el barro. SIn vehículos adecuados de recuperación, los Tiger sólo habían podido ser rescatados por otros Tiger. Los Panther no habían podido ser empleados adecuadamente y su presencia había añadido una carga extra a la logística alemana, que ya estaba bastante agobiada. Los Sherman habían demostrado una fiabilidad y movilidad muy superior y tras examinar los ejemplares capturados los mandos de los panzer demandaron que se construyera un carro medio de similares características, una petición que recibió el apoyo de Speer, pero también la oposición inapelable del Führer.
Las pocas tropas veteranas disponibles no bastaban a apuntalar a los bisoños, y eso había producido un volumen de bajas insostenible, lo que había empeorado aún más las cosas ya que los escasos reemplazos se componían por supuesto de soldados sin experiencia.
A lo largo del mes de febrero las fuerzas de Mackensen sufrieron la friolera de 29000 bajas, bastantes más que las aliadas ya que pasada la sorpresa y el caos de los primeros combates los aliados. Además el reemplazo de las bajas había sido muy inferior al necesario, mientras que los aliados no habían dejado de recibir tropas de refresco.
El mayor enemigo en los combates no había sido la aviación aliada, pese a su incontestable dominio del aire, sino la artillería de campaña aliada. Los alemanes no se habían enfrentado nunca a una concentración de fuego de tal precisión y volumen. Los sistemas de comunicaciones y control de fuego de los estadounidenses estaban muy por delante de las de sus enemigos, y la flexibilidad orgánica de su artillería permitía concentrar un fuego devastador sobre casi cualquier punto de las líneas alemanas. El protocolo Fire on Target, que permitía concentrar absolutamente todas las bocas de fuego disponibles sobre un blanco especificado había conseguido unos resultados realmente devastadores. Eso, unido a la excelente logística aliada (que había permitido un suministro casi continuo de munición a las baterías) había anulado la superioridad numérica de la artillería alemana. Los enormes cañones ferroviarios de 210 y 240 mm podían ser muy poderosos, pero apenas habían sido una amenaza simbólica.
No se extrajo ninguna lección útil de los combates de Anzio. Hitler seguía convencido de que sus armas secretas acabarían por devolver la ventaja a sus fuerzas y no hizo nada para ampliar la penosa situación de los reemplazos del Heer. Kesselring y Mackensen, como Rommel en años anteriores, comprendieron que la superioridad aérea aliada iba a repercutir sobre todo en la dificultad de movimientos de las fuerzas acorazadas tras las líneas del frente, y la imposibilidad de desplazar grandes unidades a la luz del día, pero dada la independencia del mando italiano nada de eso se aplicaría en la campaña de Francia. Tampoco se hizo nada de cara a prevenir las ventajas de que disfrutaba la artillería aliada.
Los aliados a su vez no fueron capaces de evaluar el tipo de amenaza a la que iban a enfrentarse unos meses después en Normandía, ya que el desembarco en sí no presentó ningún problema y se atribuyó la parálisis operativa a la nefasta influencia de Lucas: habiendo una adecuada cabeza de turco, nadie quiso mirar más allá. La aparición de los Panther no preocupó demasiado a los mandos angloamericanos, ya que su efectividad había sido muy baja, su fiabilidad mecánica era escasa (recordemos que eran unidades Ausf D/A, y erróneamente supusieron que se desplegarían en batallones especiales, como los Tiger, y en consecuencia sería raro encontrárselos. Ese malentendido se debió a que la única unidad de Panthers era el 4º PzReg, y se usó de reserva sin intervenir activamente hasta el final. Ese error, sumado al pobre desempeño de los Tiger en Anzio dio a los estadounidenses una gran tranquilidad: parecía que los medios acorazados que tenían serían adecuados para la Invasión y no se previeron medidas de cara a disponer de mejores armas contracarro, sin comprender que los panzer habían combatido en un terreno totalmente inadecuado para ellos. Cuando las tropas se internaran en el bocagge francés esos errores iban a pasar una sangrienta factura.
La batalla de Anzio no tuvo ninguna utilidad estratégica. De haber empleado más fuerza en el desembarco inicial, y de haber contado con al menos una división acorazada (y por supuesto un general con más iniciativa que Lucas) los aliados podrían haber aprovechado la sorpresa del desembarco para penetrar rápidamente hacia Roma y cortar en dos a las fuerzas de Kesselring. De haber dispuesto inmediatamente de los refuerzos que había solicitado en vez de fragmentos de unidades y reemplazos sin experiencia las tropas de Mackensen hubieran podido aplastar la cabeza de puente a mediados de febrero, lo que no sólo hubiera alterado radicalmente la situación en Italia sino que sin duda hubiera sembrado muchas dudas entre los mandos aliados sobre la idoneidad del futuro desembarco en Francia. Ni Alexander ni el OKW fueron capaces de apreciar el potencial de la situación y ambos bandos empeñaron fuerzas relativamente débiles en el combate. Eso llevó a una situación sin salida táctica que desembocó en una absurda batalla de desgaste. Los desembarcos de Anzio-Nettuno, que empezaron con los mejores auspicios posibles, pueden considerarse como una de las operaciones más absurdas de toda la guerra.
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ENTRE ANZIO Y NORMANDÍA
El fracaso de la ofensiva alemana llevó a una situación de parálisis en el frente, con los aliados acumulando fuerza en su cabeza de playa, sin poder atravesar las defensas alemanas, y los alemanes tratando de contener la amenaza, pero sin posibilidades de recibir nuevos refuerzos que les permitieran eliminarla. Las bajas sufridas en Anzio y en Cassino iban a obligar a las fuerzas de Kesselring a mantenerse a la defensiva, ya que Hitler estaba dando prioridad a la preparación de una nueva ofensiva alemana en el Este y ante la evidencia de que habría un desembarco en Francia en el 44 no estaba dispuesto a destinar a Italia ninguna unidad más.
La Hermann Goering fue retirada del frente para reconstituirla con la idea de destinarla posteriormente al frente oriental. De nuevo recibió un cambio de nombre y de PanzerDivision pasó a denominarse FllaschirmPanzerDivision (división acorazada paracaidista) Hermann Goering. Dado el volumen de bajas que estaban teniendo en todas partes las cacareadas divisiones de tierra de la LuftWaffe, Goering empezaba a tener problemas para cubrir los cuadros de su adorada división. El propio Kesselring (miembro de la Luftwaffe, no lo olvidemos) considera en sus memorias que el ejército privado del Reichsmarshall era un despropósito y un desperdicio de recursos.
El SpzAbt 508 y el batallón de cazacarros 653 fueron igualmente retirados para recomponerlos. Esas unidades no volverían a actuar en grupo, y tanto los Tiger como los Ferdinand pasaron a emplearse en pequeños grupos, en ocasiones individualmente, para formar puntos fuertes defensivos. Este empleo de los Tiger iba en contra de las doctrinas de empleo de los carros pesados, pero se mostraría bastante productivo a lo largo de la campaña dada la naturaleza del terreno, que favorecía extraordinariamente a los defensores. SIn embargo también suponía un grave problema logístico ya que estos vehículos sufrían mucho mecánicamente en los angostos caminos italianos (después de todo se trata de un terreno bastante agreste, al menos hasta llegar a los llanos del norte) y su dispersión dificultaba mucho las reparaciones y la retirada de máquinas inmovilizadas.
La 26ª PzDiv y la 29ª PzGrDiv se enviaron igualmente a Roma para reconstituirse y formar la reserva del Grupo de Ejércitos C ya que Kesselring tenía claro que no iba a recibir nuevas unidades acorazadas. El resto de las tropas del XIV Ejército se establecieron como pantalla defensiva en torno a la cabeza de puente. Con los refuerzos que fue recibiendo el XIV contaba
a finales de marzo con casi 135000 hombres, pero parte de sus unidades iban a ser transferidas a Francia o Rusia, y Mackensen no contaba ya con más fuerzas acorazadas que la 3ª PzGrDiv, muy debilitada tras los combates. No habría más ataques contra Anzio.
En el frente de Cassino la situación seguía igualmente parada, pero poco a poco las bajas alemanas iban debilitando su situación. Kesselring tenía claro que en cuanto llegara el buen tiempo los aliados pasarían a la ofensiva con mucha más fuerza de la que él disponía. así que empezó a planificar la retirada hacia el norte
Marzo y abril pasaron con escaramuzas infructuosas, pero finalmente el 18 de mayo las tropas polacas tomaron el monasterio de Cassino y la línea Gustav se desmoronó (operación Diadema). El VIII Ejército británico inició su marcha hacia el norte atravesando las posiciones del X ejército alemán que trató de mantener una nueva línea más al norte, la Dora (antes, línea Hitler); Kesselring envió la reserva de Mackenses (las divisiones 26ª y 29ª) a reforzar al X, cuya payor unidad acorazada, la 90ª PzGrDiv había sido transferida un mes antes al XIV. Sin embargo el traslado de las unidades de la reserva se vería comprometido repentinamente ya que el 23 de mayo las tropas del VI Cuerpo, ahora bajo el mando del general Clark, pasaron a la ofensiva (operación Buffalo), atravesando las líneas del XIV ejército por su parte más débil, la defendida por la 362ª InfDiv esquivando a la 3ª PzGrDiv, la única fuerza acorazada de Mackensen. El 24 Kesselring dio órdenes de iniciar la retirada. La sunidades del XIV iniciaron su repliegue el 26; para entonces habían perdido la mayor parte de su artillería y equipamiento pesado. La situación no era mejor en las líneas del X, ya que la línea Dora no había frenado al VIII Ejército.
De haber actuado con sensatez Clark podría haber cortado la retirada del X ejército lo que hubiera permitido rematar ese año la campaña italiana, pero en una muestra de estupidez y arrogancia Clark, excusándose en una imaginaria "explotación del éxito" se lanzó a una carrera hacia Roma para poder llegar antes que Alexander y presentarse al mundo como el liberador de la Ciudad Eterna.
Ahora Kesselring podía sacar a sus tropas de la trampa y no perdió el tiempo (aunque encontró un ratito para relevar del mando a Mackensen). Por supuesto hubo caos y pérdidas, pero la mayor parte de las fuerzas alemanas lograron dirigirse al norte y establecer una nueva línea defensiva más allá de Roma, la línea Gothic. Roma fue declarada ciudad abierta con el consentimiento de Hitler.
De las unidades alemanas implicadas en la retirada, la que más sufrió por el desplazamiento fue el 508 SpzAbt, la unidad acorazada más potente con que contaban los alemanes en el escenario italiano. Su 3ª compañía, que estaba en el área de Cisterna, se vio forzada a destruir todos sus Tiger al retirarse. En los tres primeros días de la retirada el batallón perdió 23 carros por las averías y la imposibilidad de retirar las unidades dañadas ya que tan sólo disponía de un vehículo de recuperación, un Tiger de serie que había sido dañado en Anzio y que se modificó para tareas de recuperación, e incluso ese único carro de recuperación se perdió al comienzo de la retirada, siendo capturado posteriormente por tropas inglesas. Igualmente el batallón 653 perdió bastantes Ferdinands y el 4º PzReg se dejó varios Panther en el camino.
El 31 de mayo al XIV Ejército apenas le quedaban operativos una treintena de carros y unos 50 cazacarros y Stug, incluidos 23 ejemplares italianos (Semovente, un desarrollo muy similar al StuG III. El X no estaba en mejor estado. Sin embargo la mayorñia de las tropas alemanas estaban a salvo y Kesselring confiaba en poder sostener la parte norte de Italia.
El día 5 de junio Clark hizo su entrada triunfal en Roma, rodeado de fotógrafos, y el Papa Pio XIII fue aclamado por las multitudes como el salvador de la Ciudad Eterna. Era un momento de gloria.
Gloria efímera, ya que al día siguiente las tropas angloamericanas desembarcaban en Normandía y el frente de Italia, de pronto, desapareció de las noticias, como si nunca hubiera existido.
El carro de recuperación del SpzAbt 508
http://www.achtungpanzer.com/images/bpzvi.jpg
El fracaso de la ofensiva alemana llevó a una situación de parálisis en el frente, con los aliados acumulando fuerza en su cabeza de playa, sin poder atravesar las defensas alemanas, y los alemanes tratando de contener la amenaza, pero sin posibilidades de recibir nuevos refuerzos que les permitieran eliminarla. Las bajas sufridas en Anzio y en Cassino iban a obligar a las fuerzas de Kesselring a mantenerse a la defensiva, ya que Hitler estaba dando prioridad a la preparación de una nueva ofensiva alemana en el Este y ante la evidencia de que habría un desembarco en Francia en el 44 no estaba dispuesto a destinar a Italia ninguna unidad más.
La Hermann Goering fue retirada del frente para reconstituirla con la idea de destinarla posteriormente al frente oriental. De nuevo recibió un cambio de nombre y de PanzerDivision pasó a denominarse FllaschirmPanzerDivision (división acorazada paracaidista) Hermann Goering. Dado el volumen de bajas que estaban teniendo en todas partes las cacareadas divisiones de tierra de la LuftWaffe, Goering empezaba a tener problemas para cubrir los cuadros de su adorada división. El propio Kesselring (miembro de la Luftwaffe, no lo olvidemos) considera en sus memorias que el ejército privado del Reichsmarshall era un despropósito y un desperdicio de recursos.
El SpzAbt 508 y el batallón de cazacarros 653 fueron igualmente retirados para recomponerlos. Esas unidades no volverían a actuar en grupo, y tanto los Tiger como los Ferdinand pasaron a emplearse en pequeños grupos, en ocasiones individualmente, para formar puntos fuertes defensivos. Este empleo de los Tiger iba en contra de las doctrinas de empleo de los carros pesados, pero se mostraría bastante productivo a lo largo de la campaña dada la naturaleza del terreno, que favorecía extraordinariamente a los defensores. SIn embargo también suponía un grave problema logístico ya que estos vehículos sufrían mucho mecánicamente en los angostos caminos italianos (después de todo se trata de un terreno bastante agreste, al menos hasta llegar a los llanos del norte) y su dispersión dificultaba mucho las reparaciones y la retirada de máquinas inmovilizadas.
La 26ª PzDiv y la 29ª PzGrDiv se enviaron igualmente a Roma para reconstituirse y formar la reserva del Grupo de Ejércitos C ya que Kesselring tenía claro que no iba a recibir nuevas unidades acorazadas. El resto de las tropas del XIV Ejército se establecieron como pantalla defensiva en torno a la cabeza de puente. Con los refuerzos que fue recibiendo el XIV contaba
a finales de marzo con casi 135000 hombres, pero parte de sus unidades iban a ser transferidas a Francia o Rusia, y Mackensen no contaba ya con más fuerzas acorazadas que la 3ª PzGrDiv, muy debilitada tras los combates. No habría más ataques contra Anzio.
En el frente de Cassino la situación seguía igualmente parada, pero poco a poco las bajas alemanas iban debilitando su situación. Kesselring tenía claro que en cuanto llegara el buen tiempo los aliados pasarían a la ofensiva con mucha más fuerza de la que él disponía. así que empezó a planificar la retirada hacia el norte
Marzo y abril pasaron con escaramuzas infructuosas, pero finalmente el 18 de mayo las tropas polacas tomaron el monasterio de Cassino y la línea Gustav se desmoronó (operación Diadema). El VIII Ejército británico inició su marcha hacia el norte atravesando las posiciones del X ejército alemán que trató de mantener una nueva línea más al norte, la Dora (antes, línea Hitler); Kesselring envió la reserva de Mackenses (las divisiones 26ª y 29ª) a reforzar al X, cuya payor unidad acorazada, la 90ª PzGrDiv había sido transferida un mes antes al XIV. Sin embargo el traslado de las unidades de la reserva se vería comprometido repentinamente ya que el 23 de mayo las tropas del VI Cuerpo, ahora bajo el mando del general Clark, pasaron a la ofensiva (operación Buffalo), atravesando las líneas del XIV ejército por su parte más débil, la defendida por la 362ª InfDiv esquivando a la 3ª PzGrDiv, la única fuerza acorazada de Mackensen. El 24 Kesselring dio órdenes de iniciar la retirada. La sunidades del XIV iniciaron su repliegue el 26; para entonces habían perdido la mayor parte de su artillería y equipamiento pesado. La situación no era mejor en las líneas del X, ya que la línea Dora no había frenado al VIII Ejército.
De haber actuado con sensatez Clark podría haber cortado la retirada del X ejército lo que hubiera permitido rematar ese año la campaña italiana, pero en una muestra de estupidez y arrogancia Clark, excusándose en una imaginaria "explotación del éxito" se lanzó a una carrera hacia Roma para poder llegar antes que Alexander y presentarse al mundo como el liberador de la Ciudad Eterna.
Ahora Kesselring podía sacar a sus tropas de la trampa y no perdió el tiempo (aunque encontró un ratito para relevar del mando a Mackensen). Por supuesto hubo caos y pérdidas, pero la mayor parte de las fuerzas alemanas lograron dirigirse al norte y establecer una nueva línea defensiva más allá de Roma, la línea Gothic. Roma fue declarada ciudad abierta con el consentimiento de Hitler.
De las unidades alemanas implicadas en la retirada, la que más sufrió por el desplazamiento fue el 508 SpzAbt, la unidad acorazada más potente con que contaban los alemanes en el escenario italiano. Su 3ª compañía, que estaba en el área de Cisterna, se vio forzada a destruir todos sus Tiger al retirarse. En los tres primeros días de la retirada el batallón perdió 23 carros por las averías y la imposibilidad de retirar las unidades dañadas ya que tan sólo disponía de un vehículo de recuperación, un Tiger de serie que había sido dañado en Anzio y que se modificó para tareas de recuperación, e incluso ese único carro de recuperación se perdió al comienzo de la retirada, siendo capturado posteriormente por tropas inglesas. Igualmente el batallón 653 perdió bastantes Ferdinands y el 4º PzReg se dejó varios Panther en el camino.
El 31 de mayo al XIV Ejército apenas le quedaban operativos una treintena de carros y unos 50 cazacarros y Stug, incluidos 23 ejemplares italianos (Semovente, un desarrollo muy similar al StuG III. El X no estaba en mejor estado. Sin embargo la mayorñia de las tropas alemanas estaban a salvo y Kesselring confiaba en poder sostener la parte norte de Italia.
El día 5 de junio Clark hizo su entrada triunfal en Roma, rodeado de fotógrafos, y el Papa Pio XIII fue aclamado por las multitudes como el salvador de la Ciudad Eterna. Era un momento de gloria.
Gloria efímera, ya que al día siguiente las tropas angloamericanas desembarcaban en Normandía y el frente de Italia, de pronto, desapareció de las noticias, como si nunca hubiera existido.
El carro de recuperación del SpzAbt 508
http://www.achtungpanzer.com/images/bpzvi.jpg
- Capitan rojillo
- Sargento Primero
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- Registrado: 07 Jul 2007, 08:30
Tal como escribe el buen japa, el Schwer Panzerabteilung 508°, le toco librar batalla en Anzio y Nettuno , al desembarcar unos 40 mil soldados aliados como parte de la Operación Shingle.
Aqui posteo un poco de la historia de este batallon de tanques Tiger I en el año 1944, cuando se desarrollo el desembarco aliado en Anzio.
1944
Enero 1: el Mayor Huder asume el mando del batallon
Enero 14 a 24: se entregan 28 Tiger I para un total de 45 Tiger I que es el compemento total del Batallon conformado por tres compañias con 15 Tiger I cada una.
Febrero 4: traslado en ferrocarril desde Metz via Stuttgart-Ulm-Munich terminando en Arezzo, Italia.
Febrero 8 a 12: los primeros elementos del batallon son descargados en Ficulle, se inicia la marcah por carretera hacia Roma con destino al Fuerte Tiburtina.
Febrero 12: El 1./Batallon 508º arriba a la cabeza de playa de Anzio, el tanque del Feldwebel Nagel es alcanzado por fuego enemigo y explota.
Febrero 14: El 1/Batallon 508ª se encuentra cerca a Aprilia y el 2/Batallon 508 llega a Roma.
Febrero 20: la compañia pesada 653º conformada con Elefant es agregada al 2/Batallon 508º
Febrero 21: El Oberleutnant Stein destruye tres Sherman que habian penetrado las lineas alemanas.
Febrero 22: el ataque en compañia de la Division Fallschirmjager "Herman Goring" es detenido por fuerte fuego de artilleria.
Febrero 24: el 508º destruye 17 tanques USA.
Febrero 29: se inicia una ofensiva contra la cabeza de playa en Anzio en direccion a Isolla Bella (4 Tiger I son puestos fuera de combate, varios caen bajo efecto de los campos minados), u denso fuego de artilleria detiene el ataque, 32 Tiger I operacionales.
Marzo 1: Doce Tiger I y 27 Borgward IV operacionales, el batallon es agregado al 69º Regimiento Panzer.
Marzo 3: el Grupo Schwebbach (Compañia Panzer Meyer) es integrado al Batallon con su 8 Tiger I. 45 Tiger I operacionales.
Marzo 16: viaje a Roma
Marzo 31: 32 Tiger I operacionales
Abril 11: varios de los Tiger I son usados en el papel de artilleria.
Abril 25: llegan 6 nuevos Tiger I, 49 Tiger I operacionales.
Mayo 25: Siete (7) Tiger I del 3./Batallon 508º son volados por su tripulacion en la zona de Cori por la falta de combustible, 11 se pierden cerca a Giulianello, otro en las afueras de Valmontone. 24 tanques operacionales
Junio 1: varios Tigre I en apoyo de la 3º Division Panzergrenadier combaten al oeste del rio Anziata. un Tiger I es destruido cerca a Cecechina, 11 operacionales.
Junio 2: el 3/Batallon 508º es congregado cerca a Sinaluna, no cuentan con ningun tanque.
Junio 3 a 5: 27 Tiger I son enviados hacia el Batallon.
Junio 5: los tanques en retirada pasan a traves de Viterbo y Montefiascone, unos pocos Tiger I luchan con el 956º Regimiento Grenadier (352º Division de Infanteria) al noroeste de Roma a ambos lados de la via Triumphalis.
Junio 13: el 3/Batallon 508º se meuve en direccion a Chiusi, luego hacia Poggibonsi, se pierden 13 Tiger I, la mayoria de ellos destruidos por sus tripulaciones.
Junio 22: el 2/Batallon 508º es ensamblado en la zona cerca de Frosini.
Julio 8: el 2/Batallon 508º destruye seis Sherman cerca a Tavarnelle. el 3/Batallon 508º es ensamblado cerca a San Gimignano.
Julio 29: el 2/Batallon 508º destruye siete tanques Sherman con la perdida de dos Tiger I.
Septiembre 4: el personal del 2/Batallon 508ª es transportado en camion a traves del Paso del Brenero hacia Insbruck, luego en tren hacia Paderborn con el fin de recibir mas tanques.
Septiembre 18: el 3/Batallon 508º se encuentra en Imola
Octubre 1: quince (15) Tiger I operacionales. Diez Tiger I del 1/Batallon 508º y 3 del 3/Batallon 508º son asignados al LXXVI Cuerpo panzer, duarnte las operaciones de retirada se pierden 11 tanques.
Noviembre 1: el 1/Batallon 508º cuenta con 14 Tiger I operacionales y el 3/Batallon 508º con tres.
Aqui posteo un poco de la historia de este batallon de tanques Tiger I en el año 1944, cuando se desarrollo el desembarco aliado en Anzio.
1944
Enero 1: el Mayor Huder asume el mando del batallon
Enero 14 a 24: se entregan 28 Tiger I para un total de 45 Tiger I que es el compemento total del Batallon conformado por tres compañias con 15 Tiger I cada una.
Febrero 4: traslado en ferrocarril desde Metz via Stuttgart-Ulm-Munich terminando en Arezzo, Italia.
Febrero 8 a 12: los primeros elementos del batallon son descargados en Ficulle, se inicia la marcah por carretera hacia Roma con destino al Fuerte Tiburtina.
Febrero 12: El 1./Batallon 508º arriba a la cabeza de playa de Anzio, el tanque del Feldwebel Nagel es alcanzado por fuego enemigo y explota.
Febrero 14: El 1/Batallon 508ª se encuentra cerca a Aprilia y el 2/Batallon 508 llega a Roma.
Febrero 20: la compañia pesada 653º conformada con Elefant es agregada al 2/Batallon 508º
Febrero 21: El Oberleutnant Stein destruye tres Sherman que habian penetrado las lineas alemanas.
Febrero 22: el ataque en compañia de la Division Fallschirmjager "Herman Goring" es detenido por fuerte fuego de artilleria.
Febrero 24: el 508º destruye 17 tanques USA.
Febrero 29: se inicia una ofensiva contra la cabeza de playa en Anzio en direccion a Isolla Bella (4 Tiger I son puestos fuera de combate, varios caen bajo efecto de los campos minados), u denso fuego de artilleria detiene el ataque, 32 Tiger I operacionales.
Marzo 1: Doce Tiger I y 27 Borgward IV operacionales, el batallon es agregado al 69º Regimiento Panzer.
Marzo 3: el Grupo Schwebbach (Compañia Panzer Meyer) es integrado al Batallon con su 8 Tiger I. 45 Tiger I operacionales.
Marzo 16: viaje a Roma
Marzo 31: 32 Tiger I operacionales
Abril 11: varios de los Tiger I son usados en el papel de artilleria.
Abril 25: llegan 6 nuevos Tiger I, 49 Tiger I operacionales.
Mayo 25: Siete (7) Tiger I del 3./Batallon 508º son volados por su tripulacion en la zona de Cori por la falta de combustible, 11 se pierden cerca a Giulianello, otro en las afueras de Valmontone. 24 tanques operacionales
Junio 1: varios Tigre I en apoyo de la 3º Division Panzergrenadier combaten al oeste del rio Anziata. un Tiger I es destruido cerca a Cecechina, 11 operacionales.
Junio 2: el 3/Batallon 508º es congregado cerca a Sinaluna, no cuentan con ningun tanque.
Junio 3 a 5: 27 Tiger I son enviados hacia el Batallon.
Junio 5: los tanques en retirada pasan a traves de Viterbo y Montefiascone, unos pocos Tiger I luchan con el 956º Regimiento Grenadier (352º Division de Infanteria) al noroeste de Roma a ambos lados de la via Triumphalis.
Junio 13: el 3/Batallon 508º se meuve en direccion a Chiusi, luego hacia Poggibonsi, se pierden 13 Tiger I, la mayoria de ellos destruidos por sus tripulaciones.
Junio 22: el 2/Batallon 508º es ensamblado en la zona cerca de Frosini.
Julio 8: el 2/Batallon 508º destruye seis Sherman cerca a Tavarnelle. el 3/Batallon 508º es ensamblado cerca a San Gimignano.
Julio 29: el 2/Batallon 508º destruye siete tanques Sherman con la perdida de dos Tiger I.
Septiembre 4: el personal del 2/Batallon 508ª es transportado en camion a traves del Paso del Brenero hacia Insbruck, luego en tren hacia Paderborn con el fin de recibir mas tanques.
Septiembre 18: el 3/Batallon 508º se encuentra en Imola
Octubre 1: quince (15) Tiger I operacionales. Diez Tiger I del 1/Batallon 508º y 3 del 3/Batallon 508º son asignados al LXXVI Cuerpo panzer, duarnte las operaciones de retirada se pierden 11 tanques.
Noviembre 1: el 1/Batallon 508º cuenta con 14 Tiger I operacionales y el 3/Batallon 508º con tres.
"La guerra es una matanza entre personas que no se conocen, para provecho de personas que sí se conocen, pero que no se matan”. decía Paul Valery.
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