El General Más Brillante de la Historia

Los conflictos armados en la historia de la Humanidad. Los éjércitos del Mundo, sus jefes, estrategias y armamentos, desde la Antiguedad hasta 1939.

¿Quien considera usted que es el General mas brillante?

Rommel
89
17%
Cesar
78
15%
Napoleon
112
21%
Anibal
72
14%
Patton
19
4%
Zhukhov
41
8%
Otros, mencione
116
22%
 
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Fernando Loayza
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Mensaje por Fernando Loayza »

Aqui debo respaldar a Yorktown.
Estimado Almogavar, un poco mas y lo nombras San Napoleon, con aureola y todo :mrgreen: .
Saludos


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ICBM44
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Mensaje por ICBM44 »

El zorro del desierto

Erwin Johannes Eugen Rommel nació el 15 de noviembre de 1891 en Heidenheim, un pequeño pueblo a unos 45 km de Ulm, en Wurtemberg. Fue el segundo hijo de Erwin Rommel y Helene von Luz.
Rommel podría ser clasificado durante su periodo infantil como el hijo que cualquier madre querría tener. «Era un niño muy dócil y amable. Bajito para su edad [...] hablaba muy lentamente y sólo después de reflexionar largamente. Tenía muy buen carácter, era amistoso y no se asustaba de nada.» El joven Erwin Johannes empezó a asistir al colegio en 1898, en donde mostró síntomas propios de un superdotado: se aburría en clase, no mostraba ningún interés por las materias tratadas y, sin embargo, aprobaba año tras año sin ningún esfuerzo. Era reservado y se mantenía a distancia de sus demás compañeros.
Durante su adolescencia la situación cambió para mejor. Desaparece su mansedumbre infantil, reemplazada por el estallido continuo de energía que le caracterizaría ya durante todo el resto de su vida. Comenzó a interesarse por todo tipo de actividades deportivas, especialmente el esquí y la bicicleta. Sus notas mejoraron de manera muy apreciable, consiguiendo graduarse con buena nota. Consideró la idea de estudiar ingeniería, pero ante la oposición de su padre se alistó en el ejército. Presentó solicitudes en regimientos de artillería e ingenieros, pero en ambos le comunicaron que no había plazas disponibles. Así que se presentó a infantería. Durante las pruebas médicas le diagnosticaron una hernia inguinal, de la que se operó. Tras una convalecencia de casi cuatro meses, el 19 de julio de 1910 se incorporó al 124º regimiento de infantería «König Wilhelm I» (6º de Wurttemberg) en Weingarten con el rango de "aspirante" (cadete).

El sistema alemán, los aspirantes a oficial debían cumplir un tiempo de servicio como soldados antes incluso de ser enviados a la academia de oficiales. Rommel fue ascendido a cabo en octubre y a sargento en diciembre. En marzo de 1911 fue trasladado a la Kriegsschule (escuela de guerra) de Danzig. Allí conoció, a través de un amigo suyo de la academia, a Lucie Marie Mollin, hija de un terrateniente prusiano que se encontraba en Danzig estudiando idiomas. Completamente enamorado, empezó con ella una relación formal que les conduciría al matrimonio unos años después, en 1916, durante un corto permiso durante la Primera Guerra Mundial. En 1928, Erwin y Lucie tuvieron a su único hijo, Manfred Rommel, que con los años sería secretario de estado y alcalde de Stuttgart.

Primera Guerra Mundial

Francia, 1914–1915

Su primera acción de guerra fue en las cercanías de Longwy, en la frontera franco-belga. El día 22 de agosto de 1914 su pelotón ocupa su posición en el frente. Rommel, después de casi 24 horas a caballo actuando como oficial de enlace, sale de exploración acompañado por dos soldados y un suboficial. Localiza a un grupo de entre quince y veinte soldados franceses acampados a cierta distancia de sus propias posiciones. Decide aprovechar la sorpresa y abre fuego contra ellos junto a sus tres acompañantes. Se retira en cuanto empiezan a recibir disparos de vuelta, dejando muertos o heridos a unos diez franceses, sin bajas propias.
El 24 de septiembre, mientras actúa como enlace en solitario, se da de bruces con una patrulla francesa de cinco soldados. Abre fuego contra ellos, sin dudarlo, y abate a dos antes de que se le acabe la munición. En lugar de pararse a recargar, carga a la bayoneta contra los tres restantes, poniéndolos en fuga, aunque sufriendo una herida de bala en el muslo. Por esta acción recibió la Cruz de Hierro de segunda clase, y más tarde escribiría en sus memorias una célebre frase: «En combate cercano, la victoria es del que tiene una bala más en el cargador».
El 29 de enero de 1915 se infiltra de madrugada con todo su pelotón tras las líneas francesas, aprovechando un tramo desenfilado de alambrada que ha descubierto en una de sus salidas de exploración. Consigue capturar cuatro casamatas francesas en un asalto por sorpresa, y procede luego a defenderlas durante todo el día contra los continuos intentos de contraataque por parte de un batallón francés. Pierde una de las casamatas, pero la recupera en una nueva carga a la bayoneta por sorpresa. Al final del día, cuando se hace evidente que ninguna otra unidad de su batallón está aprovechando la brecha abierta, ordena la retirada. Toda la operación le costó tan sólo doce bajas entre muertos y heridos. A raíz de ello, recibió una severa reprimenda de su oficial en jefe por tomar iniciativas temerarias en el campo de batalla, y fue más tarde premiado con la Cruz de Hierro de primera clase.
En octubre de 1915 Rommel fue ascendido a Oberleutnant (Teniente 1º) y trasladado al recientemente creado WGB (Würtembergische Gebirgsbataillon).

Rumanía, 1916–1917

El 27 de agosto de 1916, Rumanía declaró la guerra a las potencias centrales. El WGB fue trasladado a dicho frente, integrado en el Alpenkorps. Rommel dirije captura y posterior defensa del conjunto de posiciones fortificadas alrededor del monte Cosna, del 10 hasta el 18 de agosto de 1917.
El WGB no era un batallón tradicional; estaba formado por seis compañías de fusileros en lugar de cuatro, más seis compañías de ametralladoras. Al ser una unidad puramente de montaña, se esperaba de sus mandos que pudiera operar independientemente si la situación lo requería, y tenía una formación muy flexible: normalmente no combatía como una sola unidad cohesionada, sino que era dividida en dos o más grupos de batalla independientes (Abteilungen) según las circunstancias. Era el destino ideal para Rommel, que se encontró casi desde el principio al mando de grupos independientes, a veces sólo su propia compañía, a veces varias, en alguna ocasión incluso controlando todo el batallón.

Italia, 1917–1918

Rommel se estrenó en el frente italiano el 26 de octubre de 1917 en la Batalla de Caporetto (conocida por los alemanes como 12ª batalla del Isonzo), en la que tuvo un papel muy destacado. Rommel, con dos compañías, se infiltró tras las líneas cruzando el Isonzo y tomó a la bayoneta las posiciones de una batería italiana. En los combates subsiguientes, Rommel mandó aviso a su comandante de batallón, Sprösser, junto con más de mil prisioneros italianos, alertando de que había conseguido romper las líneas.
Al recibir la noticia, su comandante le envió cuatro compañías más con la orden de sostener la brecha. Rommel, con seis compañías bajo su mando, prosiguió su infiltración en territorio italiano, emboscando en la carretera hacia el Monte Matajur una columna de refresco. Sorprendidos totalmente, los italianos no ofrecieron apenas resistencia, siendo capturados unos 2.000 hombres y 50 oficiales de la 4ª brigada de Bersaglieri, con todo su armamento e impedimenta. Rommel decidió proseguir el avance con algo menos de una compañía, al amanecer del día 29, localizó un enorme campamento de la brigada Salerno. Junto con dos oficiales y algunos soldados, se plantó en el centro del campamento informando a los italianos de que estaban totalmente rodeados y tenían 15 minutos para rendirse. Sorprendidos y atónitos, los oficiales italianos no se dieron cuenta del engaño y se rindieron, aumentando la lista de prisioneros en 1.500 hombres y otra cincuentena de oficiales.
Este tremendo éxito le supuso la concesión de la más alta condecoración prusiana, la codiciada Pour le Mérite, y el ascenso a capitán.



El 31 de diciembre de 1917, Rommel recibió un nuevo destino, ayudante de campo en un estado mayor (General Kommando 64). Para su tremendo disgusto, pasó el resto de la guerra en funciones administrativas.

Entreguerras (1918–1939)

En 1919 es finalmente trasladado a Friedrichshafen para comandar una compañía de seguridad interior, y tras ejercer como capitán hasta 1929, se le destina como instructor de infantería en una escuela en Dresde.
Trabajó como oficial instructor hasta que a principios de 1933 fue ascendido a comandante y puesto al mando del 3er batallón del 17º regimiento de infantería de montaña. El 15 de octubre de 1935, en plena política de rearme alemán, Rommel recibe el puesto de teniente coronel y es trasladado en calidad de instructor a la academia de guerra de Potsdam.
Fue en el año 1937 cuando Rommel escribe sus memorias y las une a los apuntes de sus batallas discutidas en sus instrucciones. También es en este año cuando publica el único libro que escribió en vida: Infanterie Greift An (La infantería ataca). Fue tal el éxito de esta obra castrense que en muy poco tiempo se repitieron las ediciones, se tradujo a varios idiomas y se convirtió en manual de lectura obligatoria en varias academias militares a lo largo y ancho del globo. El 9 de noviembre de 1938 recibió el cargo de director de la academia de guerra de Wiener Neustadt. Sin embargo, Hitler le seleccionó poco después para dirigir al Führerbegleitbataillon, su batallón de guardia personal. El 23 de agosto de 1939, Rommel es ascendido a general y es destinado al C.G. del Führer como jefe de seguridad.

Segunda Guerra Mundial

Polonia 1939

La intervención de Rommel en esta campaña fue escasa en cuanto a resultados, pero enormemente influyente en los años posteriores. Cumpliendo con sus funciones de jefe de seguridad, pasó mucho tiempo conviviendo con Hitler. Durante el mismo vio los rasgos positivos del carácter del Führer: seguridad en sí mismo, valor personal, dotes de mando, capacidad de gestión y una tendencia a seguir sus impulsos en contra de lo que opinaban las mentalidades más conservadoras del Estado Mayor General. Al ser una campaña tan corta como exitosa, no llegó a conocer entonces la obstinación irracional de Hitler, sus ataques de rabia histérica, o su decisión de sacrificar cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos, incluyendo a sus soldados o la propia Alemania. Rommel se formó una imagen limitada de quién era su comandante en jefe.
El 15 de febrero de 1940 Rommel tomó el mando de la 7ª División Panzer, en Godesberg, reemplazando al general Georg Stumme. Era la primera vez que ostentaba el mando de una unidad de blindados. Inmediatamente puso manos a la obra y pasó los meses siguientes entrenando intensivamente con su nueva unidad, conociendo a sus oficiales y preparando a todos para el tipo de guerra que tenía intención de ejecutar.



Francia 1940

En 1940, sólo tres meses antes de la invasión, Rommel se puso al frente de la 7ª División Panzer, que se recordaría como la Gespenster-Division (la División Fantasma, debido a la velocidad y sorpresa que constantemente lograba, hasta el punto de que incluso el Alto Mando Alemán perdió la pista de dónde se encontraba), para la invasión de Francia y los Países Bajos. Mostró considerables habilidades en esta operación, repeliendo un contraataque del ejército británico en Arras y provocando el caos en las comunicaciones, suministros y las columnas de refuerzos aliadas al atacar en sitios que los aliados consideraban seguros y a muchos kilómetros del frente. La Séptima División Panzer fue una de las primeras unidades alemanas en alcanzar el Canal de la Mancha (el 10 de junio) y capturó el vital puerto de Cherburgo.

Africa 1941-1943

Rommel fue promocionado y nombrado comandante de la Quinta División Ligera (más tarde reorganizada y renombrada como Vigésimoprimera División Panzer) y de la 15ª División Panzer, que fue enviada a Libia a principios de 1941 para ayudar a las derrotadas y desmoralizadas tropas italianas, formando el Deutsches Afrika Korps, al frente del cual Rommel logró su mayor fama.
Rommel pasó la mayor parte de 1941 organizando y volviendo a formar a las maltrechas tropas italianas, que habían sufrido una serie de derrotas a manos de la Commonwealth británica, entonces bajo las órdenes de Richard O'Connor.

En la primavera de 1941 lanzó una ofensiva que empujó a los aliados fuera de Libia, pero no pudo apenas penetrar en Egipto y, sobre todo, dejó tras sus líneas el importante puerto de Tobruk que, aunque cercado por tierra por las tropas del Eje, todavía resistía bajo las órdenes de un general australiano, Leslie Morshead. El comandante en jefe aliado Archibald Wavell lanzó dos ataques para levantar el cerco de Tobruk (Operación Brevity y Operación Battleaxe), pero ambas fracasaron.

Tras el fracaso de Battleaxe, Wavell fue relevado por Claude Auchinleck, quien lanzó una nueva gran ofensiva para liberar Tobruk, la Operación Crusader, que por fin tuvo éxito y permitió a los aliados reconquistar la Cirenaica. Sin embargo, cuando la ofensiva se quedó sin fuelle, Rommel contraatacó. En una clásica Blitzkrieg (guerra relámpago), Rommel flanqueó a los británicos en Gazala, rodeando y reduciendo al núcleo fuerte en Bir Hakeim y forzó a los británicos a una retirada rápida para evitar ser derrotados por completo. Tobruk, asediada y aislada, era ahora todo lo que había entre el Afrika Korps y Egipto. El 21 de junio de 1942, tras un rápido, coordinado y fiero ataque combinado, la ciudad se rindió junto con sus 33.000 defensores. Sólo en la caída de Singapur, un poco antes en ese mismo año, se capturaron más tropas británicas y de la Commonwealth. Las tropas aliadas habían sido derrotadas. En unas pocas semanas habían sido empujadas de vuelta a Egipto.

La ofensiva de Rommel fue finalmente detenida en El Alamein, a sólo 100 km de Alejandría. Rommel perdió la Primera Batalla de El Alamein debido a una combinación de problemas de suministros, tácticas aliadas mejoradas, y que los aliados ya habían descifrado las comunicaciones secretas alemanas cifradas en la máquina enigma. Los aliados, con la espalda contra la pared, estaban muy cerca de sus suministros y tenían tropas frescas a mano para reforzar sus posiciones. La táctica de Auchinleck, de atacar continuamente a las debilitadas tropas italianas durante la batalla, forzó a Rommel a usar el Deutsches Afrika Korps en un papel de bomberos, dejando la iniciativa en manos aliadas. Rommel trató de romper las líneas enemigas una vez más en la Batalla de Alam Halfa. Fue finalmente detenido por el recientemente llegado nuevo comandante, el Teniente General Bernard Montgomery, ayudado por el hecho de que los Aliados se habían hecho con una máquina (Ultra) capaz de descifrar las comunicaciones alemanas, alertando así del plan de Rommel antes de la batalla.

Con las fuerzas británicas de Malta interceptando sus suministros en el mar y las grandes distancias que debía cubrir en el desierto, Rommel no podía mantener indefinidamente la posición de El Alamein. A pesar de ello, hizo falta una gran batalla, la Segunda Batalla de El Alamein, para derrotar a las fuerzas germano-italianas y obligarlas a retirarse. Fue entonces cuando Hitler intervino y desautorizó por primera vez a Rommel en combate: el Führer revocó la orden de retirada y ordenó al ejército alemán a permanecer en sus posiciones y resistir hasta el último hombre. La orden fue una sorpresa para Rommel, que no obstante la acató y suspendió la retirada. Sin embargo, esto significaba condenar su ejército a la destrucción por lo que 24 horas más tarde decidió insubordinarse y volvió a ordenar la retirada. No sufrió medidas disciplinarias por ello pero en el espíritu de Rommel quedó para siempre una mala impresión de su comandante en jefe.

Tras la derrota en El Alamein, las fuerzas de Rommel se limitaron a tender emboscadas al ejército británico que les perseguía y no volvieron a plantear lucha abierta hasta que llegaron a Túnez. Incluso ahí, su primera batalla no fue contra el Octavo Ejército Británico, sino contra el 2º Cuerpo Estadounidense, que había desembarcado en Marruecos y Argelia durante las semanas anteriores (Operación Torch). Rommel infligió un duro revés a las fuerzas americanas en la Batalla del paso de Kasserine. En esta batalla, uno de sus oficiales de observación Claus von Stauffenberg es gravemente herido por bombardeo.

Volviendo una vez más a enfrentarse a la Commonwealth en las antiguas defensas fronterizas francesas de la Línea Mareth, Rommel no pudo retrasar más lo inevitable. El 6 de marzo de 1943, tras librar una última batalla, Rommel fue evacuado. Cinco días después fue condecorado con los brillantes de la Cruz de Caballero. Sus hombres se convertirían en prisioneros de guerra pocos meses después.

Francia 1943-1944

Al consumarse la rendición en Túnez (13 de mayo de 1943) y ante el creciente riesgo de invasión aliada en el Oeste de Europa, Hitler le nombró comandante del Grupo de Ejércitos B, responsable de defender la costa francesa. Consternado por la situación con la que se encontró y el lento ritmo de trabajo, sabiendo que disponía de escasos meses antes de la invasión, Rommel revigorizó todos los esfuerzos de fortificación a lo largo de la costa atlántica. Bajo su mando, el ritmo de trabajo se aceleró significativamente, se colocaron millones de minas y miles de trampas anti-tanque, así como obstáculos en las playas y los campos.

Nombramiento como comandante del Grupo de Ejercitos B

Tras sus batallas en África, Rommel concluyó que para la defensa Oeste cualquier movimiento ofensivo resultaría imposible debido a la superioridad aérea Aliada. Argumentó que los tanques deberían estar dispersos en pequeñas unidades y deberían mantenerse en posiciones bien fortificadas, situadas tan cerca del frente como fuese posible, de modo que no tuvieran que moverse demasiado y no se apelotonasen cuando comenzara la invasión. Opinaba que la invasión debía ser detenida en las playas. Sin embargo, su comandante Gerd von Rundstedt decidió que no era posible detener la invasión cerca de las playas debido a la enorme potencia de fuego de la flota aliada y pensó que los tanques deberían estar formados en grandes escuadrones tierra adentro, cerca de París, donde permitirían a los Aliados adentrarse en Francia y entonces acabar con ellos. Cuando se pidió a Hitler que eligiese un plan, vaciló y situó los tanques en un punto intermedio. Lo suficientemente lejos como para ser inútiles para Rommel, pero demasiado cerca para von Rundstedt.

La Muralla del Atlantico

Durante el Día D, bastantes tanques alemanes, sobre todo de la 12ª División Panzer SS, estuvieron cerca de las playas y crearon bastante caos. Pero la superioridad numérica de los Aliados y la negativa de Hitler a liberar a tiempo las reservas Panzer hicieron cualquier éxito irrelevante y las playas fueron pronto aseguradas por los aliados.

El Dia D

Rommel y el complot del 20 de julio de 1944

Accidente en Francia

Desde que se inició el desembarco de Normandía, Rommel ejercía su cargo como jefe del Grupo de ejércitos B visitando un cuartel general tras otro a fin de coordinar directamente las acciones de cada jefe. El 17 de julio de 1944 visitó por la mañana los cuarteles generales de las divisiones de infantería 276ª y 277ª. Al mediodía se reunió con Sepp Dietrich en el cuartel general del 2º Cuerpo de ejército blindado de las SS y hacia las cuatro de la tarde se encaminó de vuelta a su propio cuartel general. A pesar de evitar las carreteras principales, bombardeadas y abarrotadas de refugiados, su coche fue ametrallado por una pareja de Spitfires de la RAF.
Rommel salió despedido del vehículo y quedó tendido en el centro de la carretera, inconsciente. Sufría una fractura cuádruple de cráneo, heridas en la cara producidas por fragmentos de parabrisas y una enorme hinchazón que le cerró el ojo izquierdo . Los sucesivos doctores que le fueron atendiendo se mostraban muy pesimistas en cuanto a sus expectativas de supervivencia. La mayor parte del tiempo estaba inconsciente. Se despertaba de forma esporádica, pero era incapaz de moverse ni apenas hablar.
Por tanto, cuando tres días después el coronel Claus von Stauffenberg intentó matar a Hitler con una bomba, Rommel se debatía entre la vida y la muerte en una sala de operaciones. Para sorpresa de todos, Rommel superó las operaciones con el ojo izquierdo totalmente cerrado, completamente sordo del oído izquierdo y con terribles jaquecas transitorias, pero vivo. Era la sexta herida que recibía en acto de servicio.

Dos días antes de este accidente, Rommel había entregado al Generalfeldmarschall Günther von Kluge, sustituto de von Rundstedt, una versión ampliada y actualizada de su informe del 12 de junio, pidiendo que fuera remitido de inmediato al Führer. En dicho informe llegaba a las mismas conclusiones que en el anterior: la guerra en el Oeste no podía ganarse militarmente de ninguna forma, y sugería que se llegase a un cese inmediato de las hostilidades con los Aliados a fin de poder concentrarse en el frente oriental, quizá incluso sugiriendo una alianza conjunta contra la URSS. Von Kluge no llegó a enviar este informe hasta días después del accidente, aumentando los rumores contra Rommel.

Opiniones encontradas sobre su postura en el atentado.

Lo que está más allá de toda duda es que los dos hombres clave del complot del 20 de julio, el doctor Carl Friedrich Goerdler y el Generaloberst Ludwig Beck, habían puesto sus ojos en Rommel para que les apoyara. Necesitaban desesperadamente una figura mediática que pudiera contrarrestar ante al pueblo alemán la sombra de cualquiera de los lugartenientes de Hitler que intentara ocupar su lugar, y también les hacía falta un militar de prestigio y alto rango que pudiera unir bajo su mando al ejército, enfrentándose a las SS si fuera necesario. Rommel era ambas cosas. A pesar de sus enemigos en el OKW, era una figura ampliamente respetada en el ejército, e incluso en las Waffen-SS, y además era la figura más popular en Alemania después del propio Hitler.
Los conspiradores tenían dos contactos con Rommel: uno era Karl Strolin, alcalde permanente de Stuttgart y antiguo amigo y camarada de armas de Rommel desde la Primera Guerra Mundial, en la que había alcanzado el rango de Hauptmann (capitán) de infantería. Era tal su relación que incluso ayudó a Rommel en su mudanza de Wiener Neustadt a Wurtemberg. El otro era el Generalleutnant Hans Speidel, quien siendo ya parte del complot había sido nombrado jefe de estado mayor de Rommel en Francia.

Ambas fuentes coinciden en afirmar que los conspiradores tenían reservado un papel principal para Rommel, posiblemente el de presidente en funciones. Ambos coinciden también al decir que Rommel, aún apoyando el movimiento contra Hitler y habiéndose comprometido con el mismo, no tenía conocimiento de qué papel se le reservaba, entre otras cosas a causa de su accidente, que le incapacitó. Sin embargo, difieren en cuanto al tipo de acción que Rommel conocía y apoyaba. Strolin afirma que Rommel desconocía la intención de asesinar al Führer y creía que lo que se haría con Hitler era capturarle y encerrarle para ser juzgado posteriormente. Speidel afirma que Rommel sabía que se pretendía matar a Hitler y que se mostraba contrario precisamente porque prefería que se siguiera la acción que comenta Strolin. Es posible que ambos tuvieran razón y simplemente se estuvieran refiriendo a la opinión de Rommel en momentos distintos: antes de saber del intento de asesinato y una vez lo supo.

Declaraciones en su contra

En las investigaciones posteriores al atentado, varias de las detenciones implicaron de forma ambigua a Rommel. El Generaloberst Karl-Heinrich von Stülpnagel fue llamado a regresar a Berlín de forma urgente. Sabiendo que sería detenido nada más llegar, intentó suicidarse en el camino pegándose un tiro, pero colocó mal la pistola en la sien y sólo consiguió saltarse un ojo y casi perder el segundo. Según declaró a la Gestapo el médico que le atendió, repitió varias veces el nombre de Rommel mientras convalecía bajo los efectos del sedante. Luego fue llevado bajo arresto a Berlín, torturado durante algunos días y juzgado, condenado y ahorcado en un tiempo récord.
Speidel, su jefe de estado mayor, fue también arrestado. Llevado a Berlin y sometido a continuos interrogatorios por parte de la Gestapo (pero, sorprendentemente, no a torturas), Speidel consiguió pasar esa fase de la investigación sin denunciar a ninguno de sus camaradas conspiradores. Sin embargo, sí admite haber declarado que cuando se enteró del plan para atentar contra Hitler por boca de Stülpnagel y otros, lo puso en conocimiento de su superior directo, Rommel. Con eso dejó al mariscal en muy mala posición, ya que implicaba que, o bien estaba abiertamente a favor del atentado, o bien pecó de omisión al no informar de ello.
También jugó en su contra el hecho, circunstancial según todos los implicados, de que von Stauffenberg había sido ayudante en su cuartel general del Afrika Korps. En cualquier caso, y a pesar de las insinuaciones hechas en contra en su día por parte de enemigos declarados de Rommel entre los altos jerarcas nazis, no parece que hubiera ninguna prueba de que estuviera implicado en el atentado, y así lo han declarado siempre los propios conspiradores.

La muerte del Mariscal de Campo

Rommel pasó la convalecencia del accidente en su casa de Herrlingen. Hacía ya meses que aseguraba saber que sus enemigos en el Alto Estado Mayor confabulaban en su contra a oídos de Hitler, pero según declararon posteriormente sus allegados, no empezó a sospechar que se le pretendía inculpar en algo mucho más serio hasta que Speidel fue detenido por la Gestapo el 7 de septiembre.
El 13 de octubre, Rommel recibió una llamada del cuartel general central avisándole de que al día siguiente recibiría la visita de los generales Wilhelm Burgdorf y Ernst Maisel, del estado mayor general. Burgdorf era el jefe de personal del ejército y Maisel actuaba como su adjunto. Ambos se presentaron exactamente a las doce del 14 de octubre, en un coche oficial de la Wehrmacht conducido por un chófer con uniforme de las SS. Manfred había llegado por la mañana y ya se encontraba en la casa.

Aproximadamente una hora después Maisel salió de la habitación, seguido tras unos minutos por Burgdorf, y ambos salieron a esperar junto al coche. Rommel subió directamente al piso superior y entró en la habitación de su esposa, donde conversó con ella unos minutos. Frau Rommel narra que al entrar, su marido le declaró lo siguiente tras mirarla durante un rato en silencio: «Vengo a decirte adiós. Dentro de un cuarto de hora estaré muerto. Sospechan que tomé parte en el intento de asesinar a Hitler. Al parecer, mi nombre estaba en una lista hecha por Goerdeler en la que se me consideraba futuro presidente del Reich... Jamás he visto a Goerdeler... Ellos dicen que von Stülpnagel, Speidel y von Hofacker me han denunciado. Es el mismo método que emplean siempre. Les he contestado que no creía lo que decían, que tenía que ser mentira. El Führer me da a elegir entre el veneno o ser juzgado por el tribunal popular».
Una vez tomada su decisión, se despidió de todos, tomó su gorra y su bastón de mariscal y subió al coche donde le esperaban Burgdorf y Maisel. Según declararon posteriormente tanto Maisel como Dose, el chófer, se dirigieron por la carretera en dirección a Ulm durante unos minutos. Luego Burgdorf les ordenó parar en el arcén y salir ambos a caminar por la carretera, alejándose del coche, mientras él se quedaba dentro con el mariscal. Al cabo de unos minutos Burgdorf salió también y les llamó. Al acercarse, declararon haber visto a Rommel encorvado y tendido en el asiento trasero, con la gorra y el bastón de mariscal en el suelo del vehículo, en los últimos estertores de su agonía.
Tras el velatorio, el cadáver fue incinerado y las cenizas enterradas en Herrlingen tras un funeral de estado el 18 de octubre y la declaración de un día de luto nacional.

Llegaron notas de pésame de todas partes de Alemania, con dos curiosas excepciones: Keitel y Jodl. Ninguno de los dos envió el pésame a la viuda ni hizo acto de presencia en el funeral. Himmler hizo llegar a Frau Rommel una nota en la que declaraba conocer los detalles de la muerte de su marido y afirmaba estar totalmente horrorizado por lo ocurrido, añadiendo que nunca se habría prestado a algo semejante.

Es el único miembro del Tercer Reich que tiene un museo dedicado a su persona.


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Gran Capitán
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Mensaje por Gran Capitán »

Helmunt Moltke, Gengis khan, Nimitz, MAc Arthur, el tándem Hindenburg-Ludendorff ...(perdondad si he puesto faltas pero es que estos herejes tienen unos nombres... :D :mrgreen: )...pero me quedo con Erich von Manstein, el que se sacó de la chistera el cruzar las Ardenas con tanques.


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Florentino Quitapesares
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Mensaje por Florentino Quitapesares »

Por su integración de dotes políticos y militares, por su voluntad de nunca rendirse, por su tesón en la consecusión de sus objetivos y su gran visión yo considero que Simón Bolívar debe ser el mejor general de todos los tiempos. Muchos me diran que Bolívar solo libro batallas de algunos milesde hombres o que fue derrotado casi tantas veces como gano pero la verdad es que tanto Alejandro, como César y Napoleón cuando se lanzaron en sus coquistas ya existían la poderosa Macedonia, Roma y Francia ya existían los medios que le s permitierón llenarse de gloria en sus campañas en cambio ¿con que comenzo Bolívar? un simple puñado de hombres en un pueblucho del río Magdalena fue donde inicio su primera campaña militar y viviría una decada y más combatiendo incesantemente, venciendo y siendo derrotado hasta al librar haber paseado sus tropas por seis naciones americanas a las que les dio vida y que son sus hijas y herederas. Napoleón no creo Francia, las condiciones para el Primer Imperio Francés ya existían a finales del siglo XIX en cambio Bolívar de ser un simple aristocrata de provincia se irguio a finales del decenio de 1820 como el arbitro de SurAmérica y uno de los hombres más influyentes de América, planeo la liberación de Cuba y Puerto Rico que sería abandonada por dificultades diplomáticas y de su base de las playas del Orinoco en 1817 paso a ser un gran jugador en la política del lejano cono sur a partir de 1825 cuando los argentinos le rogaban invadiera Brasil mientras el a la vez pensaba liberar el Paraguay del Dr. Francia.
Imagen
Más alla de sus cualidades militares que ciertamente hubo muchos militares más capaces que el, Bolívar como César se impuso por su magnifica integración de la política, las armas y la diplomacia en un solo genio que logro lo que muy pocos hombres han logrado. Cambiando un poco la frase con el que San Martín se refirio a sus granaderos dire que muy pocos hombres lo igualarón, ninguno lo supero. Por ello creo que fue el más grande general de la historia. Saludos.


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Fernando Loayza
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Mensaje por Fernando Loayza »

Estimado Florentino:

En primer lugar mis saludos, pues es la primera vez que intercambio posts contigo.

Debo discrepar con que Simon Bolivar fue el mejor general de todos los tiempos. Los generales se evaluan por su talento en el campo militar, no en el politico. Y en el plano militar Bolivar no fue nada extraodinario, de las expediciones libertadoras, me quedaria mas bien con Sucre en la batalla de Ayacucho.

Saludos


ciudadreal13
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Mensaje por ciudadreal13 »

Fernando Loayza escribió:Estimado Florentino:

En primer lugar mis saludos, pues es la primera vez que intercambio posts contigo.

Debo discrepar con que Simon Bolivar fue el mejor general de todos los tiempos. Los generales se evaluan por su talento en el campo militar, no en el politico. Y en el plano militar Bolivar no fue nada extraodinario, de las expediciones libertadoras, me quedaria mas bien con Sucre en la batalla de Ayacucho.

Saludos


Para haber sido un gran general necesitas haber tenido grandes dotes tanto de estrategia militar como de diplomacia y política

Un saludo


vengador_91
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Mensaje por vengador_91 »

Una vez más discrepo amigo ciudadreal, ejemplos de grandes militares pero nefastos políticos los hay a patadas.
Por otra parte estoy de acuerdo con que Bolivar no fue ni mucho menos el mejor general de todos los tiempos.
Y lo de que fue un gran político hay que cogerlo con pinzas, fracasó en la cumbre de Ocaña (entre otras) y no fue capaz de llevar a cabo su principal proyecto político, su sueño de una sudamérica unida.

Saludos


ciudadreal13
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Mensaje por ciudadreal13 »

vengador_91 escribió:Una vez más discrepo amigo ciudadreal, ejemplos de grandes militares pero nefastos políticos los hay a patadas.
Por otra parte estoy de acuerdo con que Bolivar no fue ni mucho menos el mejor general de todos los tiempos.
Y lo de que fue un gran político hay que cogerlo con pinzas, fracasó en la cumbre de Ocaña (entre otras) y no fue capaz de llevar a cabo su principal proyecto político, su sueño de una sudamérica unida.

Saludos


Hola vengador ,otra vez más discrepando :wink: ,en mi modesta opinión un buen general es aquel que lleva a su ejército a la victoria en el campo militar a traves de buenas tácticas militares y consigue dominar el ámbito político ,podemos poner el caso de buenos generales (que hay a patadas) ,pero que no llegan a ser muy buenos o grandes generales ,por que les faltaba utilizar y dominar el ámbito político y viceversa.

UN saludo :wink:


vengador_91
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Mensaje por vengador_91 »

Supongo que serán formas de ver las cosas, para mi las capacidades políticas de un hombre no me dicen nada hacerca de su capacidad como militar, y viceversa.


ciudadreal13
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Mensaje por ciudadreal13 »

vengador_91 escribió:Supongo que serán formas de ver las cosas, para mi las capacidades políticas de un hombre no me dicen nada hacerca de su capacidad como militar, y viceversa.


Hola amigo vengador ,yo no he dicho que las capacidades políticas de un hombre digan algo hacerca de su capacidad militar ,lo que digo ,que para ser un buen general hace falta tener grandes dotes tanto el ámbito militar como político ,pero son formas distintas de ver :wink:

Un saludo


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Fernando Loayza
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Mensaje por Fernando Loayza »

ciudadreal13 escribió:
Hola vengador ,otra vez más discrepando ,en mi modesta opinión un buen general es aquel que lleva a su ejército a la victoria en el campo militar a traves de buenas tácticas militares y consigue dominar el ámbito político ,podemos poner el caso de buenos generales (que hay a patadas) ,pero que no llegan a ser muy buenos o grandes generales ,por que les faltaba utilizar y dominar el ámbito político y viceversa.


Entonces Anibal no fue un buen general porque no domino el ambito politico, ni Belisario, ni otro que no sea Alejandro, Genghis Khan y Julio Cesar, fue un un buen general. No me parece...


ciudadreal13
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Mensaje por ciudadreal13 »

Fernando Loayza escribió:
ciudadreal13 escribió:
Hola vengador ,otra vez más discrepando ,en mi modesta opinión un buen general es aquel que lleva a su ejército a la victoria en el campo militar a traves de buenas tácticas militares y consigue dominar el ámbito político ,podemos poner el caso de buenos generales (que hay a patadas) ,pero que no llegan a ser muy buenos o grandes generales ,por que les faltaba utilizar y dominar el ámbito político y viceversa.


Entonces Anibal no fue un buen general porque no domino el ambito politico, ni Belisario, ni otro que no sea Alejandro, Genghis Khan y Julio Cesar, fue un un buen general. No me parece...



Sí que lo han sido ,y buenos generales ,pero para mí un "super"general es el caso de Napoleón como por ejemplo ,gran estratega tanto militar como político ,es mi opinión la tuya puede ser diferente .

Un saludo


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Yorktown
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Mensaje por Yorktown »

Entonces Anibal no fue un buen general porque no domino el ambito politico, ni Belisario, ni otro que no sea Alejandro, Genghis Khan y Julio Cesar, fue un un buen general. No me parece...


Alejandro no estaría yo tan seguro de que fuera un gran politico...al fin y al cabo,dejo detras de si un follón importante,y su pais o reino,poco vio de sus exitos. Julio César,un grab estadista,pero acabó como acabó,por lo tanto,en algo tambien fallaría como politico....Ghengis si,ese si que si.

Pero estoy de acuerdo con Fernando...si no,IKE sería el primero en la lista casi. Y hablamos de generales,no de lideres politicos,ni jefes de estado,ni ....Porque si no,los estrictamente profesionales,no cuentan? El Gran Capitan,Manstein,Davout,...aparte por supuesto de los mencionados antes.

Si hablamos de generales,hablamos de generales,si hablamos de estadistas,hablamos de estadistas.

Saludos.


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Fernando Loayza
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Mensaje por Fernando Loayza »

Amigo Yorktown, mas respeto con el gran Alejandro, el caos que hicieron sus generales no fue su culpa, el no se murio a los 33 porque quiso.

Saludos


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Yorktown
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Mensaje por Yorktown »

Reconozco estimado Fernando,que le tengo un poco de manía a Alejandro,no se por que,pero es asi...es como cuando no tienes "feeling" con alguien sin ninguno motivo especial,pues lo mismo,será esa querencia que tenia por Oriente.

De todas maneras,fuese su culpa o no,murio joven y politicamente,no dejo gran cosa tras de si,ni su pais noto todas esas conquistas,....no,definitivamente como politico,fuese por tiempo o por que yo lo considero un iluminado,no creo que fuese algo excepcional.

Reconociendo que como militar es un grande entre los grandes. Top five seguro.

Saludos.


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