Baler
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Aun en el caso poco probable de que aún quedase algun receptor vivo de dicha pension vitalicia, sería interesante por lo menos conocer si dicha pensión estaría puesta al día o seguirían percibiendo las 60 pesetas o 36 centimos de euro. Personalmente apuesto a que cobran 36 pesetas
Cordiales saludos
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"Dígale a su almirante que España prefiere honra sin barcos que barcos sin honra"
- tercioidiaquez
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el 8 de noviembre de 1910, el periódico el Mercantil, de Manila, publicó la siguiente carta del general norteamericano Frederic Funston, en la que agrade´cía se le hubiese remitido una traducción al inglés del libro de Martín Cerezo:
"El relato tiene especial interés para mí, por dos razones: Yo estaba en San Fernando de la Pampanga en julio de 1899, cuando los 32 supervivientes de aquel heroico puñado de soldados españoles pasaron las líneas norteamericanas en dirección de Manila y siete meses mas tarde establecí la primera guarnición norteamericana en Baler, en cuya pequeña iglesia,de piedra, contemplé con asombro y admiración el escenario de lo que probablemente ha sido la más gallarda defensa de un puesto, comprobada en la historia militar.
Por centenares de yardas,a todos lados, la tierra había sido materialmente removida, con trincheras, defensas y reductos, algunas de las primeras a 40metros de la misma iglesia.
En cuanto a esta, no había en sus paredes exteriores, un solo hueco tan ancho como la palma de la mano , que no estuviera acribillado de balazos, ni un metro cuadrado que no presentara las señales de una granada. En este reducido espacio y entre las paredes arruinadas del convento adjunto, menos de cincuenta al comenzar, con raciones que consumiéndose ordinariamente habrían durado tres meses, se sostuvo por once meses terribles contra una fuerza de 200 a 800 hombres, provistos de media docena de piezas de artillería, una de ellas de modelo moderno. Durante ese tiempo no hubo tregua un solo día en el fuego de artillería e infantería. Un oficial filipino que tomó parte en el sitio, me dijo en 1901, que los filipinos perdieron entre muertos y heridos, durante esos once meses, seis veces el número de la fuerza sitiada.
La ropa de estos se les caía literalmente a pedazos, tenían que hacer salidas para proveerse de grama y hierbas que comer, pero no daban oidos a términos de rendición.
Por último cuando el teniente Cerezo, el único sobreviviente de los tres oficiales de aquel destacamento se convenció por números de los periódicos de Madrid, enviados por los sitiadores, que la soberanía de España en las islas filipinas ya había cesado hacía varios meses, consintió, no en rendirse, sino en una evacuación del puesto, lo que se le permitió, quedándose con su bandera y sus papeles y todos los honores de guerra, y estipulando que se le dejaría rebasar las líneas americanas para Manila.
los insurrectos, para honra suya, respetaron estos términos y los cumplieron, y aquel pequeño puñado de bravos retornó a España, para recibir los merecidos honores, después de haber dado a su patria uno de los más gloriosos episodios de la historia.
Deseo que cada uno de los oficiales y soldados de nuestro ejército (estadounidense) lea este libro. El que no se sienta animado a grandes hechos por este modesto y sencillo relato de heroismo y devoción al deber, debe verdaderamente tener el corazón de liebre".
Continuará...
"El relato tiene especial interés para mí, por dos razones: Yo estaba en San Fernando de la Pampanga en julio de 1899, cuando los 32 supervivientes de aquel heroico puñado de soldados españoles pasaron las líneas norteamericanas en dirección de Manila y siete meses mas tarde establecí la primera guarnición norteamericana en Baler, en cuya pequeña iglesia,de piedra, contemplé con asombro y admiración el escenario de lo que probablemente ha sido la más gallarda defensa de un puesto, comprobada en la historia militar.
Por centenares de yardas,a todos lados, la tierra había sido materialmente removida, con trincheras, defensas y reductos, algunas de las primeras a 40metros de la misma iglesia.
En cuanto a esta, no había en sus paredes exteriores, un solo hueco tan ancho como la palma de la mano , que no estuviera acribillado de balazos, ni un metro cuadrado que no presentara las señales de una granada. En este reducido espacio y entre las paredes arruinadas del convento adjunto, menos de cincuenta al comenzar, con raciones que consumiéndose ordinariamente habrían durado tres meses, se sostuvo por once meses terribles contra una fuerza de 200 a 800 hombres, provistos de media docena de piezas de artillería, una de ellas de modelo moderno. Durante ese tiempo no hubo tregua un solo día en el fuego de artillería e infantería. Un oficial filipino que tomó parte en el sitio, me dijo en 1901, que los filipinos perdieron entre muertos y heridos, durante esos once meses, seis veces el número de la fuerza sitiada.
La ropa de estos se les caía literalmente a pedazos, tenían que hacer salidas para proveerse de grama y hierbas que comer, pero no daban oidos a términos de rendición.
Por último cuando el teniente Cerezo, el único sobreviviente de los tres oficiales de aquel destacamento se convenció por números de los periódicos de Madrid, enviados por los sitiadores, que la soberanía de España en las islas filipinas ya había cesado hacía varios meses, consintió, no en rendirse, sino en una evacuación del puesto, lo que se le permitió, quedándose con su bandera y sus papeles y todos los honores de guerra, y estipulando que se le dejaría rebasar las líneas americanas para Manila.
los insurrectos, para honra suya, respetaron estos términos y los cumplieron, y aquel pequeño puñado de bravos retornó a España, para recibir los merecidos honores, después de haber dado a su patria uno de los más gloriosos episodios de la historia.
Deseo que cada uno de los oficiales y soldados de nuestro ejército (estadounidense) lea este libro. El que no se sienta animado a grandes hechos por este modesto y sencillo relato de heroismo y devoción al deber, debe verdaderamente tener el corazón de liebre".
Continuará...
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
- tercioidiaquez
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Como en 1904 se le había concedido a la viuda del capitán Las Morenas una pensión de 5.000 pesetas anuales, transmisibles a sus hijos, y de esta última disposición habían sido excluidos los dos oficiales del destacamento y el médico, con fecha de 3 de mayo de 1911 el diputado José Rosado Gil presentó al congreso la siguiente proposición de ley:
"Meriotorio fue conceder una pensión anual de 5000 pesetas a la viuda, transmisibles a los hijos, del comadnante político militar dle distrito del Príncipe, D. Enrique de las Morenas y Fossi, que falleció el 22 de noviembre de 1898 (en la primera mitad del sitio de Baler, islas Filipinas), sufriendo por consiguiente, una parte de el, y meritorio, en justo y sumo grado, es que se haya concedido otra pensión mensual de 60 pesetas a la pobre tropa del destacamento, que tuvo que arrostrar als privaciones y penalidades más terribles conocidas, en aquella lucha tan desesperada, constante y desigual (100 contra 1), donde desnudos y sin apenas dormir ni comer, perdieron más de la mitad de su existencia, quedando casi imposibilitados para poderse dedicar a las rudas tareas de su profesión, constituyendo, a la par que una gloria, una calamidad para sus familias, que faltas de recursos, tenían que sufrir la doble pena de verlos morir por no poder costear los gastso que ocasionan enfermedades tan largas..."
Continuará...
"Meriotorio fue conceder una pensión anual de 5000 pesetas a la viuda, transmisibles a los hijos, del comadnante político militar dle distrito del Príncipe, D. Enrique de las Morenas y Fossi, que falleció el 22 de noviembre de 1898 (en la primera mitad del sitio de Baler, islas Filipinas), sufriendo por consiguiente, una parte de el, y meritorio, en justo y sumo grado, es que se haya concedido otra pensión mensual de 60 pesetas a la pobre tropa del destacamento, que tuvo que arrostrar als privaciones y penalidades más terribles conocidas, en aquella lucha tan desesperada, constante y desigual (100 contra 1), donde desnudos y sin apenas dormir ni comer, perdieron más de la mitad de su existencia, quedando casi imposibilitados para poderse dedicar a las rudas tareas de su profesión, constituyendo, a la par que una gloria, una calamidad para sus familias, que faltas de recursos, tenían que sufrir la doble pena de verlos morir por no poder costear los gastso que ocasionan enfermedades tan largas..."
Continuará...
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
- tercioidiaquez
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"... El destacamento de Baler, sufrió más de un año de riguroso asedio, incomunicado por completo, y desde el 30 de junio de 1898 al 2 de julio de 1899, el enemigo estrechó tanto el cerco, que la acción de nuestras fuerzas quedó reducida a defenderse en la iglesia.
El capitán Las Morenas contaba con la iniciativa de los dos oficiales del destacamento y el concurso eficaz del ilustrado médico provisional D. Rogelio Vigil de Qiñones y Alfaro, mientras que el entonces teniente Martín Cerezo, sin contar más que con la suya (puesto que el comadnante del referido descamento, también teniente d. Juan Alonso Zayas, había fallecido el 18 de octubre de 1898, encargándose este día del mando del mismo), prolongó la defensa seis meses y medio mas, , durante los cuales tuvo que hacer titánicos esfuerzos, realizando acometividades, las mas arriesgadas empresas de quema del pueblo, salidas, emboscadas y sorpresas, que unidas a la perseverencia inquebrantable en la prolongación del sitio, hicieron alcanzar a éste las cumbres de la fama en el mundo entero, que se extrañaba de cómo un pequeño destacamento que empezó con 50 hombres se había podido defender hasta diez meses después de perdido el archipiélago, de una insurrección triunfante y dueña de todo el territorio donde se había rendido nuestro ejército, facilitándola en abundancia armamento de todas clases, municiones y pertrechos de guerra, y en cambio, en el destacamento, a medida que el tiempo transcurría, los escasos recursos disminuían hasta acabarse, haciendo cada vez más penosa e imposible la defensa...."
continuará...
El capitán Las Morenas contaba con la iniciativa de los dos oficiales del destacamento y el concurso eficaz del ilustrado médico provisional D. Rogelio Vigil de Qiñones y Alfaro, mientras que el entonces teniente Martín Cerezo, sin contar más que con la suya (puesto que el comadnante del referido descamento, también teniente d. Juan Alonso Zayas, había fallecido el 18 de octubre de 1898, encargándose este día del mando del mismo), prolongó la defensa seis meses y medio mas, , durante los cuales tuvo que hacer titánicos esfuerzos, realizando acometividades, las mas arriesgadas empresas de quema del pueblo, salidas, emboscadas y sorpresas, que unidas a la perseverencia inquebrantable en la prolongación del sitio, hicieron alcanzar a éste las cumbres de la fama en el mundo entero, que se extrañaba de cómo un pequeño destacamento que empezó con 50 hombres se había podido defender hasta diez meses después de perdido el archipiélago, de una insurrección triunfante y dueña de todo el territorio donde se había rendido nuestro ejército, facilitándola en abundancia armamento de todas clases, municiones y pertrechos de guerra, y en cambio, en el destacamento, a medida que el tiempo transcurría, los escasos recursos disminuían hasta acabarse, haciendo cada vez más penosa e imposible la defensa...."
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“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
- tercioidiaquez
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"... Y como los pueblos se honran, tanto al perpetuar en mármoles y bronces la memoria de sus muertos ilustres como al enaltecer y premiar en vida de sus hijos distinguidos los extraordinarios servicios que estos le prestan, para subsanar al mismo tiempo la omisión de que han sido objeto los dos oficiales y el precitado médico al concederse gracias extraordinarias a todos los demás del destacamento, y con el fin de alejar la idea de que en nuestro país existe el preconcebido propósito de preterir a los que a España dieron gloria, no dedicando la debida atención ni concediéndose la merecida importancia a nuestros hechos heroicos, que reverdecen los laureles de la Patria, el diputado que suscribe tiene el honor de rogar al Congreso se sirva tomar en consdieración y aprobar la siguiente:
Artículo único. Se concede una pensión anual de 5000 pesetas, compatible con cualquier otro haber que perciban del Estado y transmisibles a sus esposas e hijos, a los dos oficiales del destacamento de Baler. D. Saturnino Martín Cerezo y D. Juan Alonso Zayas, así como al médico director de la enfermería, D. Rogelio Vigil de Quiñones y Alfaro, siendo transmisible dicha pensión a la esposa e hijos d elos que hubieran muerto o fallezcan en lo sucesivo y de no tenerlos a sus padres."
Parece ser que esta proposición de ley no llegó a prosperar.
Continuará...
Artículo único. Se concede una pensión anual de 5000 pesetas, compatible con cualquier otro haber que perciban del Estado y transmisibles a sus esposas e hijos, a los dos oficiales del destacamento de Baler. D. Saturnino Martín Cerezo y D. Juan Alonso Zayas, así como al médico director de la enfermería, D. Rogelio Vigil de Quiñones y Alfaro, siendo transmisible dicha pensión a la esposa e hijos d elos que hubieran muerto o fallezcan en lo sucesivo y de no tenerlos a sus padres."
Parece ser que esta proposición de ley no llegó a prosperar.
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“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
- tercioidiaquez
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En cuanto a la iglesia, entre cuyos muros tuvo lugar la heroica defensa, fue reconstruida, fijándose en 1939 en su fachada principal una placa recordatoria de los hechos, en la que en lengua inglesa se recogía el siguiente texto:
"Asedio de la iglesia de Baler"
"Una guarnición española de cuatro oficiales y 50 hombres fue asediada en esta iglesia por insurgentes filipinos desde el 27 de junio de 1898 hasta el 2 d ejunio de 1899. Ofertas de paz y peticiones de rendición fueron rechazadas en cinco ocasiones. Por los periódicos arrojados dentro del patio por un emisario del general Ríos el 29 de mayo, la guarnición supo por primera vez que España había perdido las Filipinas y que desde hacía muchos meses no había ninguna bandera española en Luzón, excepto la que ondeaba sobre la iglesia de Baler. Destrozado por el hambre y las enfermedades tropicales, el agotado grupo acordó una tregua con los insurgentes, abandonó la iglesia y se dirigió a través de las montañas hacia Manila el 2 de junio de 1899. De la guarnición original dos oficiales, el capellán y 12 hombres habían muerto de enfermedad, dos hombres habían muerto por balas insurgentes, dos hombres habían sido ejecutados, dos oficiales y 14 hombres habían sido heridos, 6 hombres habían desertado. La resistencdia de esta guarnición fue alabada por el general Aguinaldo en un documento público enviado a Tarlac el 20 d ejunio de 1899. A su regreso a España, los supervivientes fueron recompensados por la regina regente en nombre de Alfonso XIII y de la Nación Española".
continuará...
"Asedio de la iglesia de Baler"
"Una guarnición española de cuatro oficiales y 50 hombres fue asediada en esta iglesia por insurgentes filipinos desde el 27 de junio de 1898 hasta el 2 d ejunio de 1899. Ofertas de paz y peticiones de rendición fueron rechazadas en cinco ocasiones. Por los periódicos arrojados dentro del patio por un emisario del general Ríos el 29 de mayo, la guarnición supo por primera vez que España había perdido las Filipinas y que desde hacía muchos meses no había ninguna bandera española en Luzón, excepto la que ondeaba sobre la iglesia de Baler. Destrozado por el hambre y las enfermedades tropicales, el agotado grupo acordó una tregua con los insurgentes, abandonó la iglesia y se dirigió a través de las montañas hacia Manila el 2 de junio de 1899. De la guarnición original dos oficiales, el capellán y 12 hombres habían muerto de enfermedad, dos hombres habían muerto por balas insurgentes, dos hombres habían sido ejecutados, dos oficiales y 14 hombres habían sido heridos, 6 hombres habían desertado. La resistencdia de esta guarnición fue alabada por el general Aguinaldo en un documento público enviado a Tarlac el 20 d ejunio de 1899. A su regreso a España, los supervivientes fueron recompensados por la regina regente en nombre de Alfonso XIII y de la Nación Española".
continuará...
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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- Recluta
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- Registrado: 15 Nov 2008, 17:24
Solamente os comento que en la ciudad donde vivo existe una calle con el nombre de Heroes de Baler, a la cual le quisieron quitar el nombre por aquello de que si la Guerra Civil, ya sabeis nuestros queridísimos, Ilustres e Ilustrados Alcaldes y concejales (de los partidos que todos sabemos) hasta que alguién les dijo que lo de los heroes de Baler no tenían nada que ver con la guerra civil, ni con Franco, ni con nada de eso, sino que era mucho anterior de cuando la Guerra de Cuba (no creo que ubiquen Filipinas ), y entonces recapacitarón, pero se inventaron otra historia para no dejar al descubierto su falta de conocimiento de la historia. Menos mal que la calle se sigue llamando Heroes de Baler a Dios gracias y al pobre hombre que les hizo ver la luz.
el cielo se les antoja una vitrina de espuelas
- Lezo
- Sargento Segundo
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- FERNAN37
- Sargento Primero
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- Registrado: 14 Dic 2008, 00:40
- Ubicación: ESPAÑA
SANTOS GONZÁLEZ RONCAL.¡¡¡
Uno de los últimos de Filipinas (Batallón de Cazadores nº 2 de guarnición en Baler -Distrito del Príncipe-), ya anciano y enfermo, fue fusilado sentado en una silla al no poder mantenerse de pie por achaques de salud en su localidad natal Mallén (Zaragoza), a las 22,00 horas del día 8 de Septiembre de 1.936.
Lo fusilaron con la cruz ganada en Baler prendida en su humilde blusón de labrador -y no precisamente los rojos-.
Curioso ¿verdad?
Lo fusilaron con la cruz ganada en Baler prendida en su humilde blusón de labrador -y no precisamente los rojos-.
Curioso ¿verdad?
- ENCAMISADA
- Sargento
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- caudete
- Teniente
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- Registrado: 02 Ene 2012, 16:13
Baler.
Aquí os dejo la historia de uno del participantes, paisano y posible ancestro mio, que participó en este acto glorioso...
Cabo José Olivares Conejero, héroe de la Guerra de Filipinas (1877-1945)
Uno de los treinta y tres supervivientes del “sitio de Baler”, en cuya defensa se cubrió de gloria. Estuvo en posesión de dos cruces militares de plata y de la medalla de campaña, ganadas respectivamente en Filipinas.
Llegado a la patria, José Olivares consiguió que se le nombrara cartero de su pueblo natal, de Caudete, sirvió al pueblo durante treinta y nueve años, hasta 1937, año en que se jubiló.
En 1906, con motivo de la visita de Alfonso XIII a la feria de Albacete, se presentó el héroe al monarca en el momento en que todos los alcaldes de la provincia daban una recepción al Rey en la Diputación Provincial, y don Alfonso lo recibió con un fuerte abrazo. Al preguntarle el Rey qué merced quería que le otorgase, Olivares pidió un aumento de pensión para todos los supervivientes del Sitio de Baler, por lo que la pensión pasó de los setenta y cinco céntimos a dos pesetas diarias.
El 6 de octubre de 1945 el Gobierno de Franco le nombró Teniente honorario del ejército español, con el haber de 6000 pesetas. José Olivares dispone de una calle con su nombre, fruto del recuerdo del pueblo caudetano a su acto heroico.
Saludos
Cabo José Olivares Conejero, héroe de la Guerra de Filipinas (1877-1945)
Uno de los treinta y tres supervivientes del “sitio de Baler”, en cuya defensa se cubrió de gloria. Estuvo en posesión de dos cruces militares de plata y de la medalla de campaña, ganadas respectivamente en Filipinas.
Llegado a la patria, José Olivares consiguió que se le nombrara cartero de su pueblo natal, de Caudete, sirvió al pueblo durante treinta y nueve años, hasta 1937, año en que se jubiló.
En 1906, con motivo de la visita de Alfonso XIII a la feria de Albacete, se presentó el héroe al monarca en el momento en que todos los alcaldes de la provincia daban una recepción al Rey en la Diputación Provincial, y don Alfonso lo recibió con un fuerte abrazo. Al preguntarle el Rey qué merced quería que le otorgase, Olivares pidió un aumento de pensión para todos los supervivientes del Sitio de Baler, por lo que la pensión pasó de los setenta y cinco céntimos a dos pesetas diarias.
El 6 de octubre de 1945 el Gobierno de Franco le nombró Teniente honorario del ejército español, con el haber de 6000 pesetas. José Olivares dispone de una calle con su nombre, fruto del recuerdo del pueblo caudetano a su acto heroico.
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