Los Panzer alemanes: detrás del mito

Los Ejércitos del mundo, sus unidades, campañas y batallas. Los aviones, tanques y buques. Churchill, Roosevelt, Hitler, Stalin y sus generales.
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ACB, el Mutie
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Mensaje por ACB, el Mutie »

Lo que tengo más a mano, Wikipedia: 3 (driver, radio operator/purveyor, commander/gunner). Son 3 en el carro, ¿dónde está tu duda?

Saludos


Tú dame el tanque y yo haré el resto ;)
Las verdades a medias son mentiras
micro
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Mensaje por micro »

Lo que tengo más a mano, Wikipedia: 3 (driver, radio operator/purveyor, commander/gunner). Son 3 en el carro, ¿dónde está tu duda?


Pues que he visto varias fotos en las que están asomados por la torre del carro dos miembros de la dotación en un desfile, y durante unas maniobras. Y siempre había pensado que en la torre del Somua sólo había espacio para un tripulante.
Saludos


japa
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Mensaje por japa »

Mis disculpas por la larga ausencia. Volvamos a Normandía sin más demora.

ST. LÔ

En principio las tropas estadounidenses debían desempeñar un papel secundario en el avance hacia el interior de Francia, ya que se esperaba que los ingleses, más baqueteados, no tendrían problema en abrirse camino hacia Falaise. Sin embargo las cosas no estaban saliendo como se había previsto: Montgomery no parecía capaz de superar el obstáculo de Caen, que debería haber estado en manos aliadas el mismo día 6 de junio, con lo que Bradley empezó a plantearse que la ruptura podría tener lugar por su sector.

Tras el paréntesis motivado por la tempestad en el Canal el volumen de suministros a las playas americanas se incrementó notablemente, así que no parecía problemático equipar a las fuerzas necesarias para la penetración. La dificultad era el espacio: las tropas estadounidenses no tenían suficiente terreno como para desplegarse de forma adecuada, menos aún como para traer nuevas divisiones de cara a aprovechar el éxito en cuanto éste se produjera. Había que ganar terreno, y eso no estaba resultando nada fácil.

Las marismas al oeste de Carentan imposibilitaban el avance por el flanco derecho de los americanos, y su flanco izquierdo quedaba demasiado expuesto en el caso de que el II SS PzKorp reaccionara ante una ofensiva, así que todas las miradas se centraron en St. Lô, justo en la mitad del dispositivo de Hausser.

El pueblo estaba entre los objetivos previstos dentro de los primeros movimientos tras el desembarco, pero la decidida defensa llevada a cabo por las tropas de la 352ª InfDiv frustraron las primeras intentonas. Los combates culminaron con un asalto a mediados de junio que acabó infructuosamente el día 20. El avance hacia el Oeste de las fuerzas americanas alivió la presión enemiga y pronto ese sector del frente quedó atascado entre las luchas del Bocage. Tras la caída de Cherburgo y las posiciones alemanas en Cotentin la toma de St. Lô se volvió de nuevo una cuestión prioritaria para Bradley, así que empezó a hacer sus preparativos. Al igual que Hausser.

Para el veterano general alemán estaba muy claro que el pueblecito sería el eje del próximo movimiento aliado, y preparó un despliegue adecuado para sostenerlo, aunque adecuado sólo dentro de sus posibilidades, que eran muy limitadas.

Los combates sostenidos por el VII ejército en el flanco occidental de Normandía muestran el error de emplear las PzDiv como unidades defensivas. Mientras que las fuerzas acorazadas se desgastaban en torno a Caen las posiciones frente a los estadounidenses fueron defendidas con firmeza por unidades de infantería. Eso fue posible gracias a la presencia de dos divisiones, la 352ª y la 3ª FallDiv, duras y experimentadas, que impidieron que las demás tropas en el área (unidades de la LW o divisiones estáticas) se desmoronaran.

De haber dispuesto de un par de InfDiv más en buenas condiciones Hausser podría haber empleado la PanzerLehr y la 17ª PzGrDiv como unidades de reserva, estacionándolas fuera del alcance del fuego enemigo a fin de abortar cualquier penetración aliada, y rotar las tropas en primera línea. Sin embargo ya sabemos que Hitler se negó a enviar ni una sola unidad de infantería desde Calais, así que las tropas que defendía el Bocage iban quedando cada vez más mermadas mientras los panzer se consumían en una defensa estática sin sentido. Dado que los escasos reemplazos disponibles eran unidades de nula capacidad combativa, el frente se estaba volviendo cada vez más frágil. Se suponía que la Das Reich debía reforzar ese sector, pero apenas llegó a Normandía fue enviada al matadero de Caen y su estado dejaba bastante que desear.

Así las cosas Papá Hausser tenía en torno a St. Lô la 352ª, muy debilitada tras tres semanas de lucha, aunque reforzada por varios regimientos de las InfDiv 266ª y 343ª más un regimiento de la 17ª PzGrDiv. La PanzerLehr quedó situada tras estas tropas de primera línea, al igual que las fuerzas disponibles de la Das Reich. La principal línea defensiva alemana corría a lo largo del río Vire.

Antes de iniciar el ataque principal la 3ª división acorazada del US Army fue encargada de despejar las posiciones enemigas entre Villiers-Fossard y St. Lô. En esa operación se emplearon por primera vez medios para superar el Bocage, equipando varios Sherman con palas empujadoras a fin de atravesar los muros de vegetación y abrir paso a la infantería. El 29 los americanos iniciaron su avance y hacia el 30 los defensores estaban al borde del colapso. Hausser demandó el envío de las prometidas unidades de refuerzo de la Das Reich. Su intervención, empero, no fue necesaria ya que los carros americanos completaron su avance esa tarde y el frente se estabilizó cerca del río.

Hausser sabía que ahora sólo era cuestión de tiempo que se iniciara una ofensiva hacia las posiciones de la 352ª y dejó las fuerzas recibidas en reserva frente a esa contingencia. No estaba desencaminado.

La ofensiva americana se organizó en torno al VIII Cuerpo del general Middleton. La 30ª US InfDiv tenía como misión abrir el avance atravesando el Vire por dos puntos, directamente al norte de St. Lô, apoyada por la 29ª y la 2ª, mientras la 3ª acorazada permanecía a la expectativa para la explotación. El ataque se inició el día 7 de julio. El tiempo impidió un adecuado apoyo aéreo así que las tropas avanzaron inmediatamente tras una potente barrera artillera. El cruce fue un éxito pese a la respuesta germana y los ingenieros lograron poner en servicio cuatro puentes. Un batallón acorazado y uno de cazacarros atravesaron el río en apoyo de la infantería. Otro asalto más al norte logró igualmente atravesar el río.

Al Oeste del Vire los alemanes prepararon una reserva con los restos de la 17ª PzGrDiv, la PanzerLehr y la Das Reich mientras los fallschirmjäger trataban de reforzar las líneas de la 352ª. A su vez Bradley ordenó que la 3ª Acorazada iniciara su avance el día 7 en apoyo de la 30 InfDiv. Inmediatamente tras el cruce del río los Sherman se encontraron frente a un contraataque de los panzergrenadier apoyados por algunos carros, pero hacia la mañana del 8 las fuerzas germanas habían sido rechazadas. El principal problema al que se enfrentaban los americanos era la congestión de tráfico y la desorganización subsiguiente, que dificultaba la comunicación entre las fuerzas de primera línea.

La PanzerLehr era la única fuerza disponible para destruir la punta americana, pero requería al menos dos días para situarse convenientemente. En ese tiempo los estadounidenses iniciaron un nuevo movimiento por el Este, esta vez con las tropas del VII Cuerpo. Todo el frente estaba en ebullición.

El día 9 los estadounidenses se encontraron de frente con las fuerzas de la Das Reich. Inicialmente los SS lograron frenar a las tropas americanas pero ante la dureza del ataque alemán los GI pidieron apoyo artillero, y lo recibieron con rapidez y contundencia: las tropas Waffen fueron literalmente barridas a cañonazos. Un segundo contragolpe acorazado fue rechazado por los cazacarros americanos. Tan sólo se había logrado ralentizar el avance enemigo.

El día 10 la ofensiva continuó a buen ritmo, aunque la resistencia iba endureciéndose a cada momento. Finalmente ese día la PanzerLehr completó su despliegue. Había llegado el momento decisivo.

La noche del 10 al 11 el general Bayerlein inició el ataque. El 901 PzGrReg apoyado por el batallón Panther atravesó las líneas americanas mientras el 902, reforzado por el batallón de Pz IV hacía lo propio más al norte tratando de envolver la punta americana. SIn embargo las cosas no salieron como esperaban los alemanes.

Combatiendo a la defensiva, los M-10 podían por fin hacer frente a los panzer, ya que el Bocage jugaba ahora a su favor. La infantería igualmente sostuvo sus posiciones con firmeza aprovechando bien el terreno: a corta distancia sus bazoocas podían dañar incluso a los poderosos Panther. La eliminación de los carros de vanguardia colapsó el movimiento de los grupos acorazados casi en su inicio y pese a ganar algún terreno los atacantes sufrieron fuertes pérdidas. Las líneas estadounidenses eran demasiado profundas y pronto el contraataque quedó en punto muerto. En el momento en que el ímpetu de los alemanes cedió los americanos pasaron de nuevo al asalto, contando por fin con fuerte apoyo aéreo. Las malas noticias no venían solas, porque ese mismo día las posiciones de la 3ª FallDiv también cedieron ante el ataque de las 2ª y 29ª US InfDiv.

Sabiendo que no podía contar con refuerzos de ningún tipo, Hausser empezó a organizar la retirada. Entre el 12 y el 13 las tropas alemanas empezaron a replegarse ordenadamente.

La lucha continuó en el sector, pero el VII ejército carecía de suficiente fuerza como para enfrentarse a las tropas americanas una vez habían sido superadas sus posiciones principales. Ahora se dejaba sentir con crudeza la falta de una adecuada reserva móvil, porque la PanzerLehr apenas podía alinear ya algo más de 60 carros de combate. La 352ª y la 3ª FallDiv estaban al límite de sus fuerzas. Para acabar de rebajar la moral alemana, el día 17 Rommel fue malherido durante el ataque de un cazabombardero aliado. El 18 Kluge, ahora al mando del Grupo B, dio su aprobación al repliegue de Hausser,

El día 19 de julio St. Lô estaba en manos de los estadounidenses. Ahora Bradley podía por fin prepararse para dar el golpe decisivo.

Claro que Montgomery no estaba dispuesto a dejar que los americanos le robaran la gloria.


oberfeldwebel
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Mensaje por oberfeldwebel »

¡Albricias, japa! Ya echabamos de menos la continuación de tu obra. Espero que los motivos de tu ausencia hayan remitido y puedas seguir deleitándonos con tu trabajo.

Gracias y un saludo.


japa
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Mensaje por japa »

ATRAVESANDO LOS SETOS

La lucha en torno a St. Lô se desarrolló de forma muy diferente a lo que había venido ocurriendo desde el desembarco. Ya hemos visto como británicos y canadienses estaban atascados frente a Caen, mientras que los estadounidenses se arrastraban penosamente, pagando cada metro de terreno a un precio desproporcionado. Sin embargo las operaciones del 7 al 19 de julio fueron mucho más fluidas, pese a la dureza de los combates.

El análisis clásico dice que la clave fue fue el agotamiento de los alemanes, de modo que a partir de un determinado punto el frente germano simplemente se desmoronó, una vez sobrepasado el límite de resistencia de los defensores. Es bien cierto que los recursos de Hausser estaban al límite y carecía de fuerzas de reserva adecuadas; sin embargo los soldados del VII Ejército no desfallecieron en ningún momento y ofrecieron una resistencia dura y tenaz, similar a la que mantenían desde hacía semanas, así que hay que mirar más allá para completar el panorama.

Además de la debilidad germana, debemos atender a los cambios que se habían producido entre sus enemigos. A lo largo del mes de junio los estadounidenses estudiaron a fondo las luchas del Bocage y buscaron soluciones para la miríada de dificultades con que se habían topado. Gracias a sus conclusiones, el ejército que combatió a mediados de julio era muy diferente del que desembarcó un mes antes.

Por supuesto se buscaron soluciones técnicas al problema de emplear los medios acorazados en el laberinto de setos. La primera solución, digamos oficial, fue equipar a los carros sherman con una pala empujadora, de modo que en vez de montar sobre el muro vegetal se lo llevaban por delante. Era un método eficaz y la 3ª Acorazada lo emple´ço con gran éxito en los combates previos a la ofensiva. Sin embargo no había demasiadas palas disponibles, ya que eran bastante costosas de construir y la dotación era de cuatro por batallón.

Hubo otras soluciones improvisadas que, si bien no eran tan eficaces como las palas, era más económicas y podían manufacturarse con los medios ya disponibles en el escenario.

Los ingenieros adscritos al batallón 747 se plantearon el empleo de cargas de demolición. Para volar un seto se requería gran cantidad de explosivo, pero alguien pensó que si las cargas se clavaban profundamente en el entramado de plantas bastaría con 6 o 7 kilos, así que soldaron a la parte frontal de los Sherman unos tubos dirigidos hacia adelante que penetraban profundamente dejando dos orificios idóneos para colocar la carga. Eso sí, la explosión indicaba a los defensores por dónde iba a venir el ataque.

Practicando con los Sherman adaptados los carristas comprobaron que en ocasiones el propio empujón del carro permitía arrancar el seto, siempre y cuando los tubos resistieran el empujón, así que se diseñó un armazón más sólido que funcionara como un enorme tenedor. Los Fork Sherman atravesaban el seto como un ariete, cogiendo a los alemanes por sorpresa.

En la 2ª Acorazada se plantearon un método alternativo, que ha acabado por ser el más afamado: los cortacéspedes diseñados por el sargento Cullin, empleando las vigas de los obstáculos CC de las playas para equipar los Sherman con un sólido rastrillo dentado. Este apaño se conoce como Rhino y los ingleses lo adaptaron también en algunos Cromwell.

Así equipados los M-4 y M-10 podían moverse por el entramado vegetal y apoyar a la infantería, pero había otros problemas que solucionar a fin de mejorar la cooperación táctica entre carros y fusileros.

Para facilitar las comunicaciones sobre el terreno se adaptaron teléfonos de campaña a la trasera de los carros, de modo que los pelotones estuvieran en contacto con las tripulaciones. También se llevaron a cabo prácticas de comunicación visual y adiestramiento táctico, algo que se había descuidado mucho en los meses precedentes al desembarco. De este modo los soldados a pie aprendieron a trabajar junto a los carros, protegiéndolos de las letales emboscadas con panzerfaust y aprovechando su apoyo en vez de arracimarse tras ellos.

Como colofón se incrementó la presencia de observadores aéreos mediante las ubicuas avionetas Piper y Sentinel, en comunicación directa con las fuerzas sobre el terreno, de forma que pudieran dirigir el fuego de artillería desde la primera línea de combate. Esto sólo fue posible gracias a la aplastante sombrilla aérea aliada, ya que las avionetas eran muy vulnerables.

Así las cosas no sólo los defensores estaban en una situación precaria en julio, sino que además los estadounidenses habían mejorado notablemente su capacidad de combate. Los alemanes aún mantenían una razonable ventaja táctica, pero ya no bastaba para equilibrar la superioridad material aliada. Además esa ventaja iba a seguir reduciéndose a medida que pasaba el tiempo, porque al tener que mantener continuamente a las unidades más experimentadas en primera línea el volumen de bajas entre los veteranos era cada vez mayor, y los reemplazos apenas recibían adiestramiento.

Para completar este análisis, hay que decir que si bien los ingleses adoptaron algunas de las ideas de sus socios (como los Rhino) en general no tuvieron demasiada flexibilidad a la hora de adaptarse a las condiciones de la lucha en Francia. Debido a ello la ofensiva aliada progresó con dos velocidades, siempre más ralentizada en su lado norte, bajo las órdenes de Montgomery.


japa
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Mensaje por japa »

ANTES DE GOODWOOD: EL ÚLTIMO SACRIFICIO DE LA HITLERJUGEND

Si Montgomery quería salir de Normandía antes de que los americanos llegaran a Berlín primero debía tomar Caen. Inasequible al desaliento, el mariscal preparó un nuevo ataque mientras los americanos se preparaban para la ofensiva hacia St. Lô. En vez de tratar de rodear la ciudad, optó por asaltarle frontalmente, como en los primeros combates, y de forma nada sorpresiva solicitó un nuevo bombardeo masivo para ablandar las posiciones alemanas.

Puede parecer asombroso que las fuerzas alemanas sobrevivieran a tantos ataques aéreos. En parte se debió a que en demasiadas ocasiones las bombas no caían donde debían (caían más atrás, e incluso sobre las tropas aliadas) pero también a un inteligente uso de la defensa en dos líneas, manteniendo unas pocas fuerzas en primera línea mientras el grueso de la fuerza estaba a í distancia segura, y a la propia debilidad de los defensores, que obligaba a mantener un dispositivo muy disperso. Si en el verano del 43 las divisiones concentradas para Citadelle hubieran sufrido un bombardeo como los que soportaron las fuerzas del II SS PzKorp en torno a Caen probablemente habrían sido aniquiladas. En el 44 la mayoría de las bombas caían en los amplios espacios que separaban a las escasas tropas disponibles.

Por otra parte la orografía jugaba a favor de los alemanes, ya que desde sus posiciones podían ver los movimientos de las fuerzas aliadas bastante antes de que se iniciaran los combates, dando tiempo a organizar su despliegue de acuerdo a las circunstancias. En esas condiciones la sorpresa táctica era imposible, sobre todo teniendo en cuenta que los despliegues ingleses no se caracterizaban por su sutilidad.

Para la operación Charnwood Monty desplegó tres divisiones de infantería con sus correspondientes brigadas acorazadas: cerca de 120000 hombres y 500 carros de combate para enfrentarse a los restos de la división HitlerJugend.

En los movimientos previos a la ofensiva los canadienses recibieron de nuevo la orden de hacerse con el aeropuerto de Carpiquet, que en esos momentos estaba guarnecido por apenas una cincuentena de panzergrenadier. El día 4 una brigada completa se lanzó contra el puñado de defensores apoyados por media docena de panzer. Como un ominoso anticipo de lo que había de venir, los soldados aliados se estrellaron una y otra vez contra los feroces cachorros, apoyados por algunos 88 y un puñado de panzer actuando como fuerza de cobertura. Después de dos días de combate los canadienses sólo lograron hacerse con un extremo del aeródromo sin poder avanzar ni un metro más.

Pese a todo, la ofensiva británica se inició como estaba previsto.

El bombardeo preliminar del día 8 de julio, como en otras ocasiones, fue infructuoso. Las líneas enfrentadas estaban tan cercanas que al imponer una razonable distancia de seguridad para no matar a sus propios soldados los bombarderos de la RAF lanzaron su carga muy por detrás de los defensores. De hecho resultó perjudicial para los aliados porque tras semejante alfombra de bombas los hombres de Meyer ya sabían que se avecinaba una ofensiva. Por si les quedaba alguna duda, la artillería naval y de campaña iniciaron una formidable barrera de fuego, que igualmente fue en gran parte a dar varios kilómetros más allá de los alemanes.

El apoyo aéreo táctico fue más eficaz: los cazabombarderos barrieron la retaguardia germana destruyendo todas las comunicaciones en torno a Caen. Los canadienses de la 3ª de infantería avanzaron.

Los jóvenes panzergrenadier plantaron cara con una determinación realmente feroz. Los soldados aliados apenas tenían enfrente los retales de una división y apenas una docena y media de Panther. Al norte de la HitlerJugend estaba la 16ª LufDiv, pero esta unidad se desintegró durante el bombardeo y sus supervivientes escaparon, dejando abierto el flanco derecho de la ciudad. Los muchachos de Meyer estaban solos. Y solos, resistieron durante dos días frente a un enemigo que les superaba en una proporción de 20 a 1.

El día 9 el aeropuerto de Carpiquet cayó finalmente en manos aliadas. De cada batallón alemán apenas quedaban un par de docenas de hombres en condiciones de combatir. Durante la madrugada del día 9 se inició la evacuación de los heridos. El mismo día 9 Meyer obtuvo por fin el permiso para retirarse de la ciudad. En buen orden, y sin dejar de dar la cara al enemigo, los panzergrenadier se replegaron. El día 10 el campo de ruinas en que se había convertido Caen estaba por fin en manos de los aliados.

La Hitlerjugend y la 21ª PzDiv atravesaron el Orne y demolieron los puentes. Por fin el día 11 los restos de la división SS fueron relevados por la 272ª InfDiv y enviados a la retaguardia para recomponer la unidad. Sus bajas superaban el 60 %, con más del 20% de muertos, sacrificados de forma absurda en torno a unas posiciones insostenibles. De toda la división apenas quedaban 1000 combatientes en condiciones de luchar.

Los canadienses necesitaron dos días de combate para expulsar de la ciudad al puñado de adolescentes que la defendían: el precio fue de casi 4000 bajas y un centenar de carros en apenas 48 horas. A estas bajas hay que sumar las que se produjeron inmediatamente tras la caída de Caen, cuando las tropas de la división Wessex fueron enviadas contra la colina 112, la única elevación del terreno que permitía mantener bajo observación todo el área en torno a la ciudad. Los Wessex lograron hacerse con la cota tras dos días de combate contra los soldados de las 10ª y 12ª SS PzDiv, apoyados por algunos Tiger del 101 SS SpzAbt. La operación Jupiter costó a los aliados más de 2000 bajas.

EL precio había sido muy alto, pero Monty por fin podía prepararse para avanzar, o eso pensaba él, porque lo peor aún estaba por llegar.


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Mensaje por alejandro_ »

Japa, he revisado un texto anterior tuyo sobre el Tigre-II:

Recordaréis que el Tiger I era en sí una solución de compromiso, ya que Hitler había insistido en 1941 en que el nuevo carro pesado debía ir armado con una versión para carro del cañón Flak 41 de 88 mm L/71. Sin embargo la torre del Tiger fue armada finalmente con un cañón diseñado por Krupp, el KwK36 de 88 mm L/56.


Esto es correcto para el Tigre-(P), pero no estoy seguro si se aplica para el Tigre-I de Henschel. En el libro de Jentz se comenta que los alemanes pensaron en utilizar el modelo Henschel con el 88L56 y el Porsche con el 88l71. ¿Tienes algún dato más al respecto?

Saludos.


japa
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Mensaje por japa »

No he leído nada al respecto. Es difícil que tuvieran esa idea porque la torre del Henschel era la misma que la del Porsche, y el problema para el uso del L/71 era precisamente la torre, o mejor dicho el anillo de la misma.


alejandro_
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Mensaje por alejandro_ »

No he leído nada al respecto. Es difícil que tuvieran esa idea porque la torre del Henschel era la misma que la del Porsche, y el problema para el uso del L/71 era precisamente la torre, o mejor dicho el anillo de la misma.


Sí pero el modelo de Henschel iba a montar una torre diferent con un cañón de 75mm. Lo que te comentó lo leí en el libro de Jentz sobre el Tigre-II; lo voy a revisar, igual no lo interpreté bien.

Saludos.


japa
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Mensaje por japa »

Lo del 75 es correcto: la torre de Reinmetall para el Tiger Henschel acabó por convertirse (con algunos cambios) en la del Panther


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Mensaje por japa »

OPERACIÓN GOODWOOD: LA POLÉMICA

De no ser por Market Garden, La operación Goodwood sería el mayor despropósito británico de la campaña europea. El mariscal Montgomery, que no tenía pelos en la lengua a la hora de criticar a cualquiera que se le pusiera a tiro, nunca fue capaz de admitir que su genialidad se tradujo en un fracaso de grandes proporciones, y trató de convertirlo en una gloriosa victoria estratégica aduciendo que el único y exclusivo objetivo de su ofensiva era distraer a los alemanes para que los americanos pudieran llevar a cabo su propia operación de ruptura, algo que desde luego sucedió.

Sin embargo hay algunos puntos que desacreditan la versión de Montgomery, y el primero son sus propias palabras, ya que durante la planificación dio a entender a Eisenhower que el objetivo era alcanzar la llanura de Falaise tras romper las líneas enemigas a la vez que los hombres de Bradley hacían lo propio más al Oeste. Las órdenes escritas de Monty al respecto son muy ambiguas. La documentación cruzada entre el mariscal y el general Dempsey (principal valedor de la estrategia de GoodWood) no es muy precisa en cuanto a los objetivos finales, ya que si bien se menciona la necesidad de anular la capacidad de reacción alemana (To destroy German equipment and personnel, as a preliminary to a possible wide exploitation of success) también añade indicaciones acerca de Falaise (…armoured cars should push far to the south towards Falaise, spread alarm and desponency …) que parecen indicar que el objetivo es avanzar más allá de una ruptura. Es más, Ike aseguró a Montgomery que Bradley haría todo lo necesario para apoyar lo que parecía una ocasión irrepetible para una victoria decisiva (… to keep his troops fighting like the very devil, twenty-four hours a day, to provide the opportunity your armored corps will need, and to make the victory complete). Nada de eso parece apuntar a una operación secundaria, sino todo lo contrario.

Desde luego los comandantes en el campo de batalla no actuaron como si se tratara de una farsa, porque la idea era que una vez aplastados los alemanes por la aviación bastaría con dar un empujoncito y llegar a París. Y precisamente el empleo de la aviación es otro de los puntos débiles de la argumentación inglesa, porque la enorme cantidad de aviones requeridos para Goodwood obligó a aplazar el comienzo de Cobra. Si Cobra era la operación principal, resulta extraño que no tuviera prioridad en el apoyo aéreo.

El propio volumen de la ofensiva inglesa resulta sorprendente en una maniobra de distracción, ya que Dempsey no intentó entretener a los alemanes con un pelotón de mariachis sino que empeñó nada menos que seis divisiones (tres de ellas acorazadas) y casi 800 carros de combate en un frente de unos diez kilómetros de anchura. El golpe británico fue de tal volumen que al final incluso Hitler tuvo que aceptar que Normandía era realmente el segundo frente aliado, que no habría un segundo desembarco en Calais, y que había que enviar todas las fuerzas disponibles en apoyo de los defensores. Por suerte para los aliados esas conclusiones llegaron demasiado tarde como para influir en el resultado de la campaña.

El último punto en contra de la versión inglesa es la personalidad del propio mariscal Montgomery. Tratar de imaginar a la vanidosa Prima Donna de las armas inglesas aceptando de forma voluntaria un papel secundario en la campaña, y prestando entusiásticamente su apoyo a una operación estadounidense es algo que se hace muy, muy difícil. Además la insistencia en mostrar como un acierto lo que, a todas luces, fue una derrota estruendosa, trae al recuerdo aquella acertada frase de Shakespeare, Me thinks the lady protesteth too much.


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Mensaje por alejandro_ »

Estas batallas han sido documentadas con todo detalle, empecemos con las pérdidas alemanas entre Junio y Agosto de 1944:

Junio: 1 Panzer-IV(75L24), 124 Panzer-IV, 80 Panzer-V, 19 Panzer-VI (L56) = 224
Julio: 149 Panzer-IV, 125 Panzer-V, 14 Panzer-VI (L56) = 288
Agosto: 49 Panzer-IV, 41 Panzer-V, 15 Panzer-VI (L56) = 105
Total: 417

Según una muestra de 53 tanques, examinados entre el 6 de Junio y el 7 de Agosto, la causa de la destrucción era en el 48% de los casos un impacto AP. Entre el 8 y 31 de Agosto desciende a sólo el 11%, debido a los muchos carros que se pierden en la retirada.

Las pérdidas americanas en este periodo:

Junio: 231
Julio: 291
Agosto: 665
Total: 1187

En Junio se examinaron 32 carros destruidos. Las pérdidas según arma eran:

Cañones AT: 56.25%.
Panzerfaust/Panzerschreck: 28.13%.
Minas: 3.13%.
Artilleria: 3.13%.

Finalmente las correspondientes pérdidas británicas en este periodo:

Junio: 146
Julio: 231
Agosto: 834
Total: 1211

Como se puede ver los aliados sufrieron muchas más bajas, pero conviene recordar que ellos avanzaban en un terreno difícil, con muchas posibilidades de caer en emboscadas. Un buen número de carros perdidos eran del modelo ligero Stuart, lo cual aumenta la cifra al estar clasificado como tanque. Los alemanes no disponían de un vehículo similar.

Saludos.


japa
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Mensaje por japa »

DÍA 18: EL ASALTO

A mediados de julio la primera línea de defensa alemana estaba guarnecida por las fuerzas de la 272ª InDiv, justo al sur de Caen, la 16ª LufDiv algo más al noreste, y la 346ª InfDiv en el flanco más oriental. En el momento de iniciarse la ofensiva aliada la reserva acorazada estaba organizada en torno a un Kampfgruppe dirigido por el mayor Von Luck, de la 21ª PzDiv. Esta fuerza incluía dos tercios de la propia 21ª, algunas tropas de la 272ª InfDiv y la 16ª LufDiv y el 503 SpzAbt. Además había varias baterías Flak del III Flak Korp y algunas unidades auxiliares (entre ellas parte de un batallón de lanzacohetes). La HJ estaba más al interior, en Falaise, reequipándose y cubriendo bajas.

Las tropas de infantería estaban bastante debilitadas y en el caso de la 16ª LufDiv la moral de combate era muy baja. Cualquier ofensiva en el sector tendría que ser contenida por los panzer. El SpzAbt era la principal baza de los defensores frente a un ataque acorazado ya que uno de los PzBon de la 21ª estaba en fase de reequipamiento en Alemania. El 503 se incorporó al Kampfgruppe de Von Luck una semana antes, y llegó justo a tiempo para abortar un ataque de la 51ª división de Highlands, barriendo en cuestión de minutos a los carros que encabezaban el asalto y forzando la retirada de una brigada completa de infantería. Una de las compañías del 503 disponía de Tiger II y el resto de la unidad estaba equipada con el modelo I.

Estas eran las fuerzas sobre las que iba a caer el mazazo británico. Nadie esperaba que los ingleses pudieran reiniciar los combates cuando los americanos acababan de entrar en St. Lô. La inteligencia germana lo ignoraba casi todo respecto a la situación de los suministros y reemplazos en la cabeza de playa, y no sabían que la logística de Bradley funcionaba de forma independiente a la de Monty. También influyó la precipitación con la que se organizó la operación, ya que Monty aprobó las órdenes para su ofensiva entre el 13 y el 15.

Mover tres divisiones acorazadas en dos días sin que el enemigo se apercibiera fue una labor asombrosa. SIn embargo alemanes sabían que una ataque en ese sector era la opción más probable, y y se tomaron todas las medidas posibles para preparar la defensa. Precisamente el día 17 Rommel acudió a entrevistarse con Dietrich a fin de estudiar la situación, horas antes de ser atacado y malherido por un avión británico. Fue su último día como comandante y un funesto presagio para lo que se avecinaba.

GoodWood empezó la madrugada del día 18, cuando un millar de bombarderos ingleses seguidos de otros tantos aviones americanos. Los alemanes jamás habían sufrido un ataque de semejantes proporciones. El 503 SpzAbt y el 22 PzReg de la 21ª quedaron bajo la alfombra de bombas. Las tripulaciones de los carros trataban de protegerse bajo sus vehículos mientras la presión de las explosiones les lanzaba de un lado a otro, reventando tímpanos y asfixiándoles bajo el polvo. Hubo soldados que enloquecieron mientras los Tiger y Pz IV saltaban por los aires, algunos no pudieron resistir más y se suicidaron…cuando los aviones se alejaron, los supervivientes se encontraron en medio de un paisaje dantesco. Ambas unidades estaban fuera de combate ya que los carros que no habían sufrido impactos directos tenían sus mecanismos desajustados por las explosiones, o estaban en medio de los cráteres. Hubo incluso algún Tiger que dio la voltereta.

Inmediatamente tras el bombardeo las fuerzas aliadas se pusieron en marcha. El VIII Cuerpo, con las divisiones acorazadas 11ª y 7ª y la de Guardias, al mando del general O'Connor, avanzó por la planicie situada inmediatamente al oeste de Caen. Su flanco oriental estaba cubierto por la 3ª InfDiv británica y el occidental por las divisiones canadienses 2ª y 3ª más una brigada acorazada.

Ante los ojos de los carristas británicos se ofrecía un paisaje desolado: parecía imposible que nada hubiera sobrevivido a semejante bombardeo.


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LUCHA DE PERROS

Con las posiciones de Cagny firmemente defendidas los ingleses se vieron incapacitados de continuar su ofensiva de forma organizada, y a partir de ese momento la batalla se fragmentó en diversos encontronazos. Las órdenes no habían previsto esa posibilidad y el resultado fue el caos, agravado por el atasco que se formó inmediatamente tras las primeras líneas, mientras las diferentes agrupaciones trataban de desplazarse en busca de mejores posiciones. Con ello las unidades quedaron mezcladas, dificultando aún más las comunicaciones. La llegada de los Panther de la Liebstandarte, al mando de Peiper, y el batallón de Stugs de la misma división empeoraron aún más las cosas: ahora los carristas ingleses iban a verse envueltos en combates móviles en un terreno abierto en el que lo panzer sacarían toda la ventaja de su mayor alcance artillero.

La unidad que más se adentró en las líneas alemanas fue el 3er RTR pero al verse separado del resto de las formaciones pronto se encontró con problemas. Las pérdidas aumentaron a medida que la resistencia se endurecía y hacia mediodía varias docenas de carros ya habían quedado por el camino. Tras una parada para reagruparse iniciaron el asalto hacia la población de Hubert Folie. Los alemanes estaban bien cubiertos tras la vegetación mientras que los atacantes debían atravesar los campos de girasol, ofreciendo un blanco magnífico.

Los ingleses fueron diezmados por un diluvio de fuego y retrocedieron para recomponer sus líneas. En ese momento aparecieron los Panther cogieron de flanco a los carros del RTR. Ahí acabó el avance británico ya que los supervivientes se retiraron mientras su infantería les cubría.

Entre las fuerzas del RTR y los atacantes de Cagny se estaban desplazando también los restos de los Fife and Forfar, tratando de esquivar los disparos alemanes entre el polvo y el humo. De los setenta carros que habían iniciado el combate apenas quedaba una docena. tras un encontronazo con los hombres de Peiper. Otras unidades se apelotonaban tras los setos situados más al norte de las posiciones alemanas.

Los carros del 3er regimiento de la 11ª avanzaron hacia Grentheville y lograron reunirse con los dispersos Fifes. A las tres de la tarde rodearon Cagny alejándose de sus posiciones artilleras, pero sólo para encontrarse con más cañones en torno a Four. El escuadrón de cabeza fue aniquilado casi a quemarropa. De nuevo cargaron los Panthers y tras un breve intercambio de fuego en el que los alemanes llevaron la mejor parte los ingleses iniciaron la retirada.

Hubo una nueva intentona al oeste, hacia Gorman, pero al desplazarse hacia allí los atacantes (Coldstream Guards Reg.) fueron diezmados por los incansables artilleros de Cagny, que los barrieron por el flanco. El regimiento giró hacia el noroeste pero seguían siendo un blanco demasiado visible: demasiados carros demasiado apretados… los 88 se cobraron un duro peaje. Para acabar de empeorar las cosas los carristas entrevieron algunas siluetas ominosas por su flanco oriental ¿Más Panthers?

Era algo diferente. Dos de las compañías del 503 estaban equipadas con Tiger I, pero la tercera disponía de los nuevos Tiger II. La confusión era lógica ya que a la distancia el frontal inclinado y el largo 88 L/71 recordaban bastante a los del Panther. El ataque de esta compañía, fue, sin embargo, infructuoso, ya que mientras avanzaban hacia el enemigo por los sembrados el Tiger de mando se metió de frente en un cráter y los dos vehículos que le seguían fueron destruidos por los Fireflies de los Coldstream.

Aún así el tiempo ganado por los carros del 503 fue suficiente como para que varias baterías de PaK 40 se desplegaran al Sur de Gorman cerrando definitivamente el hueco en las defensas germanas. Durante la tarde algunas baterías de PaK 43 reforzaron sus posiciones. los ingleses perdieron casi 40 carros antes de desistir.

Los Coldstream, reforzados por varios escuadrones de los Irish Guards (de la Acorazada de Guardias) volvieron a intentar avanzar hacia el noroeste, sólo para verse rechazados por más fuego antitanque. En un extraño encuentro un Tiger II aislado del resto fue embestido de flanco por un Sherman que logró chocar contra el gigante, dejándolo inmovilizado.

La caída de la tarde trajo el final de los combates. La ofensiva inglesa había empezado con las mejores expectativas pero el resultado no podía ser más desolador: centenares de carros ardiendo, miles de muertos y heridos, y apenas unas millas de avance como recompensa.

A la mañana siguiente los mandos divisionarios recibieron autorización para actuar a su discreción, ya que el rígido plan del día 18 había sido un fiasco total. Tras coordinarse en una reunión a mediodía y reagrupar sus unidades el combate se reanudó al comienzo de la tarde.

Esta vez los esfuerzos se centraron en apoyar el avance del 3er RTR, ya que era la única penetración que tenía posibilidades de explotación. El asalto inicial se llevó a cabo con una adecuada coordinación de carros e infantería y esta vez fue exitoso. Hacia las seis de la tarde el pueblo de Bras estaba en manos inglesas tras la eliminación de un regimiento de panzergrenadier. Ahora las tropas británicas tenían un pie en la ribera sur del Bourguébus, por detrás de las líneas alemanas, lo que permitía plantearse un envolvimiento en torno a Cagny. Por su parte los Fifes lograron hacerse casi a la vez con las posiciones de Hubert-Folie. Por fin parecía que las cosas empezaban a marchar bien. Entonces el tiempo empeoró

La noche del día 19 los mandos ingleses planificaron un nuevo avance hacia el sur para el día siguiente, que requeriría un potente apoyo aéreo cercano. Sin embargo el día 20 el cielo amaneció cargado y después de mediodía estalló una impresionante tormenta. Era el final para GoodWood.


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FIASCO

Lo que más sorprende al analizar la operación GoodWood es la magnitud del desastre. En apenas un día de combates los británicos perdieron casi 6000 hombres y más de 400 carros de combate, principalmente Shermans. Por su parte los alemanes perdieron algo más de un centenar de panzer y StuG, la mayoría durante el bombardeo preliminar.

El volumen del ataque aéreo sobre las posiciones alemanas no tenía precedentes: se lanzaron casi 7000 tn de bombas. SIn embargo su eficacia fue sólo parcial. Las unidades que como el 503 SpzAbt quedaron directamente bajo las bombas fueron gravemente dañadas, y en su conjunto la primera línea del frente quedó hecha pedazos. En cambio las unidades situadas más a retaguardia no sufrieron demasiado y la enorme mas de polvo y humo, unido a las dificultades logísticas de manejar semejante cantidad de aviones en un área tan reducida dificultó las posteriores intervenciones aéreas. Los carros de la Liebestandarte, por ejemplo, pudieron desplazarse hacia el campo de batalla sin dificultades.

El mayor error táctico de los ingleses fue la descoordinación entre carros e infantería. Las puntas acorazadas dejaron rápidamente atrás a su complemento de infantería y el resultado fue catastrófico: un par de pelotones hubieran bastado para expulsar a los artilleros de la Luftwaffe de Cagny al comienzo de la batalla, pero sin apoyo los Sherman fueron rechazados una y otra vez. La experiencia de los mandos más veteranos venía de la campaña africana, donde la movilidad lo era todo, o de las luchas del Bocagge. En una situación intermedia sus ideas tácticas no fueron útiles.

El plan de ataque de Dempsey se mostró rígido e inadecuado. En ningún momento se previó la posibilidad de que el ataque se viera cortado casi en sus inicios y las unidades sobre el terreno no supieron cómo reaccionar. Se fragmentaron y trataron de seguir ejecutando las órdenes completamente descoordinadas. Eso se tradujo además en un asombroso caos inmediatamente detrás de la línea de combates.

Con todo la operación podría haberse traducido en una victoria decisiva de no ser por la inesperada reacción alemana, que se derivó de una afortunada conjunción de circunstancias al azar:

• El mando al cargo, Von Luck, no se vio afectado por el bombardeo y actuó con rapidez.
• Por pura casualidad encontró una batería FlaK en el mismo eje del avance británico
• También por casualidad los vehículos supervivientes del batallón de Becker empleaban un sistema de comunicaciones propio, independiente del divisionario (destruido en el bombardeo) lo que permitió coordinarlos con los antiaéreos.
• Los atacantes no traían infantería.

Si cualquiera de esas cuatro circunstancias hubiera sido distinta los ingleses se hubieran hecho con Cagny al comienzo del día y sus divisiones se hubieran casi intactas sobre la llanura de Falaise. Allí su superioridad material y el apoyo de los cazabombarderos les hubiera permitido envolver a las tropas de retaguardia sin darles tiempo a reaccionar, tal y como pasaría poco después tras Cobra. Con Cagny en manos alemanas el frente aliado se partió y a partir de ahí todo fue mal. Los mandos aliados olvidaron que siempre puede haber imprevistos, y la que podría haber sido la victoria más fácil de la campaña se convirtió en una derrota humillante.

Las consecuencias de la batalla no se hicieron esperar: Montgomery llevaba alardeando de sus dotes militares desde mucho antes del desembarco, y Eisenhower estaba harto de esperar a que cumpliera sus promesas de grandes victorias: a partir de GoodWood empezó a apoyar con más contundencia las opciones americanas.

El volumen de pérdidas materiales oscureció las relaciones militares interaliadas. Los estadounidenses empezaron a preguntarse si el enorme esfuerzo industrial que estaba suponiendo equipar a las fuerzas británicas merecía realmente la pena. Los ingleses por su parte empezaron a encontrarse con dificultades a la hora de cubrir sus bajas de personal, ya que tras cinco años de guerra las reservas humanas del Imperio empezaban a agotarse. Los problemas no parecías acuciantes en ese momento, pero iban a quedar enquistados hasta estallar en la crisis del invierno.

Los alemanes por su parte podían sentirse bastante satisfechos: una vez más su experiencia y su capacidad de adaptación a las circunstancias había salido triunfante. Sin embargo sabían que estaban al límite. Von Kluge envió un informe desolador al OKW en el que afirmaba sin pelos en la lengua que, o se encontraba un modo de contrarrestar la superioridad aérea enemiga o todo sería inútil.

A los problemas en el campo de batalla se sumó otro no menos grave: la intentona de asesinato del Führer. Tras la bomba del 20 de julio Hitler se cegó en su paranoia y cortó los últimos restos de libertad operativa en el frente. En los momentos que siguieron al atentado la división entre las fuerzas armadas se hizo aún mayor, ya que mientras las tropas Waffen siguieron combatiendo hombro con hombro junto a sus camaradas del Heer, las fuerzas de la Kriegsmarine se desplegaron por orden de Doenitz para hacer frente a cualquier movimiento sospechoso de los generales en Francia. Dado que esas tropas no habían movido un dedo a la hora de cooperar en la lucha el ambiente se vio muy enrarecido en la retaguardia y el descontento se incrementó notablemente. Incluso los más veteranos generales de las SS discrepaban abiertamente de las órdenes del OKW (de hecho Dietrich creyó inicialmente que el atentado había sido cosa de las SS, lo que muestra como se estaban deteriorando las cosas en Alemania)

Una última consecuencia de los combates del 18 de julio fue, como ya hemos dicho, que por fin Hitler aceptó enviar las tropas de Caláis hacia Normandía. Esas unidades hubieran podido suponer una gran diferencia a primeros de julio, pero ahora el tiempo se había agotado. El frente alemán en torno a la península normanda estaba a punto de ceder.


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