Soberanía de las Islas Malvinas
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Hola a todos...
MALVINAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL
Por el dr. Alfredo Daniel Rubio – abogado
Habré de reiterar que nuestro conflicto con Inglaterra posee tres aspectos fundamentales tratándose de una cuestión Colonialista, donde se disputa la soberanía sobre un territorio, siendo necesario determinar la naturaleza jurídica de las distintas poblaciones en nuestra Islas.
En la actualidad se torna vital desentrañar la naturaleza de los actuales habitantes de las islas –“anteriormente kelpers”-, ya que como expresa el Dr. Terragno :” …Gran Bretaña planea dar la independencia a las islas” por lo que debemos analizar si se los puede enmarcar dentro del concepto de “Pueblo” conforme la resolución 1514 de la ONU titulada "Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales", que expresa que todos los pueblos tienen derecho de libre determinación y en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.
Cabe preguntarse, ¿Es correcto que ellos aleguen a su favor el principio de “autodeterminación de los pueblos”. ?
En primer lugar es necesario aclarar que este principio no puede ser aplicado ciegamente ni en forma absoluta, porque hay casos en que se presentan circunstancias que condicionan su ejercicio y factores que limitan su alcance.
Así, cuando está de por medio la integridad territorial de un Estado o la particular situación de ciertos territorios en litigio, debemos poner extremo cuidado en su interpretación y en su aplicación. El ejemplo típico de ello lo tenemos en el caso de nuestras Islas Malvinas cuando en el año 1833 nuestro territorio es separados por la fuerza, sin que acuerdos internacionales posteriores hayan convalidado esta situación de hecho y, en especial, cuando la población originaria ha sido dispersada y pequeños grupos de colonos de la Potencia ocupante –invasora-, se han instalado en la región.
Las Islas Malvinas tanto de hecho y de derecho pertenecían a la República Argentina en 1833 y estaban gobernadas por autoridades argentinas y ocupadas por pobladores argentinos. Estas autoridades y pobladores fueron desalojados por la violencia, no permitiéndose su permanencia en el territorio. Por el contrario, fueron suplantados, durante estos 131 años de usurpación, por una administración colonial y una población de origen británico.
Conforme expusieron nuestros representantes ante la ONU: “El futuro de estas Islas, separadas de la República Argentina, está fuera de toda lógica y realidad. Geográficamente, se encuentran cerca de nuestras costas patagónicas, gozan de su mismo clima...Se encuentran enclavadas en plena plataforma continental, que por el Derecho Internacional, después de las Convenciones de Ginebra de 1958, pertenece al Estado costero de pleno derecho”
“Las Islas Malvinas nunca formaron parte del territorio del Reino Unido. Tampoco pudieron constituir una colonia, en el sentido clásico del concepto, desde el momento que nadie podía crear un status jurídico que variase por sí mismo la carencia del derecho a la ocupación ni el derecho argentino a reclamar su integración territorial”
Hoy debemos impedir se legalice un acto ilícito, es decir el apoderamiento, la usurpación de las islas por parte de Gran Bretaña, debemos evitar la legalización de un estado de hecho jamás consentido.
La eventual descolonización de las islas mediante la entrega del territorio a la soberanía de un Estado que no sea la República Argentina sería un acto de desintegración del territorio de un Estado miembro de las Naciones Unidas.
Por lo que en forma fundamentada sostenemos que el principio de libre determinación no podría ser aquí aplicado, pues pondría el destino de esos territorios en manos de un limitado grupo de colonos de la Potencia invasora que se ha instalado allí por la fuerza, violando el derecho internacional.
Dr. Alfredo Daniel Rubio – abogado
MALVINAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL
Por el dr. Alfredo Daniel Rubio – abogado
Habré de reiterar que nuestro conflicto con Inglaterra posee tres aspectos fundamentales tratándose de una cuestión Colonialista, donde se disputa la soberanía sobre un territorio, siendo necesario determinar la naturaleza jurídica de las distintas poblaciones en nuestra Islas.
En la actualidad se torna vital desentrañar la naturaleza de los actuales habitantes de las islas –“anteriormente kelpers”-, ya que como expresa el Dr. Terragno :” …Gran Bretaña planea dar la independencia a las islas” por lo que debemos analizar si se los puede enmarcar dentro del concepto de “Pueblo” conforme la resolución 1514 de la ONU titulada "Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales", que expresa que todos los pueblos tienen derecho de libre determinación y en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.
Cabe preguntarse, ¿Es correcto que ellos aleguen a su favor el principio de “autodeterminación de los pueblos”. ?
En primer lugar es necesario aclarar que este principio no puede ser aplicado ciegamente ni en forma absoluta, porque hay casos en que se presentan circunstancias que condicionan su ejercicio y factores que limitan su alcance.
Así, cuando está de por medio la integridad territorial de un Estado o la particular situación de ciertos territorios en litigio, debemos poner extremo cuidado en su interpretación y en su aplicación. El ejemplo típico de ello lo tenemos en el caso de nuestras Islas Malvinas cuando en el año 1833 nuestro territorio es separados por la fuerza, sin que acuerdos internacionales posteriores hayan convalidado esta situación de hecho y, en especial, cuando la población originaria ha sido dispersada y pequeños grupos de colonos de la Potencia ocupante –invasora-, se han instalado en la región.
Las Islas Malvinas tanto de hecho y de derecho pertenecían a la República Argentina en 1833 y estaban gobernadas por autoridades argentinas y ocupadas por pobladores argentinos. Estas autoridades y pobladores fueron desalojados por la violencia, no permitiéndose su permanencia en el territorio. Por el contrario, fueron suplantados, durante estos 131 años de usurpación, por una administración colonial y una población de origen británico.
Conforme expusieron nuestros representantes ante la ONU: “El futuro de estas Islas, separadas de la República Argentina, está fuera de toda lógica y realidad. Geográficamente, se encuentran cerca de nuestras costas patagónicas, gozan de su mismo clima...Se encuentran enclavadas en plena plataforma continental, que por el Derecho Internacional, después de las Convenciones de Ginebra de 1958, pertenece al Estado costero de pleno derecho”
“Las Islas Malvinas nunca formaron parte del territorio del Reino Unido. Tampoco pudieron constituir una colonia, en el sentido clásico del concepto, desde el momento que nadie podía crear un status jurídico que variase por sí mismo la carencia del derecho a la ocupación ni el derecho argentino a reclamar su integración territorial”
Hoy debemos impedir se legalice un acto ilícito, es decir el apoderamiento, la usurpación de las islas por parte de Gran Bretaña, debemos evitar la legalización de un estado de hecho jamás consentido.
La eventual descolonización de las islas mediante la entrega del territorio a la soberanía de un Estado que no sea la República Argentina sería un acto de desintegración del territorio de un Estado miembro de las Naciones Unidas.
Por lo que en forma fundamentada sostenemos que el principio de libre determinación no podría ser aquí aplicado, pues pondría el destino de esos territorios en manos de un limitado grupo de colonos de la Potencia invasora que se ha instalado allí por la fuerza, violando el derecho internacional.
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MALVINAS, 25 AÑOS DESPUES: DIALOGO SOBRE LA DIPLOMACIA DEL CONFLICTO
Cómo evitar que Londres convierta a las Malvinas en un Estado independiente
La recuperación de la soberanía a todo o nada quedó sepultada por la guerra. Cuatro especialistas analizan qué hacer ante el peligro de la aparición de un mini Estado en las Islas.
CONSENSO. DE IZQUIERDA A DERECHA: CARLOS ORTIZ DE ROZAS, ANDRES CISNEROS, CARLOS PEREZ LLANA Y RODOLFO TERRAGNO, EN EL DEBATE CONVOCADO POR CLARIN SOBRE QUE HACER CON MALVINAS.
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María Seoane.
[email protected]
Hay una prehistoria y una historia en el conflicto entre la Argentina e Inglaterra por la soberanía de las Islas Malvinas, que Clarín aborda en este debate sobre qué hay que hacer para recuperarlas. Fueron convocados el senador Rodolfo Terragno, el embajador y ex jefe de misiones diplomáticas en el Reino Unido y en el Vaticano, Carlos Ortiz de Rozas, el ex vicecanciller Andrés Cisneros y el especialista en relaciones internacionales y actual vicerrector de la Universidad Empresarial Siglo XXI, Carlos Pérez Llana. Los convocados han escrito trabajos y libros sobre la historia política y diplomática de las Malvinas.
Con ellos, Clarín repasa los antecedentes del conflicto. La prehistoria abarca varios siglos con sus historias de piratería británica, la reconquista española, el inicio de la administración del gobierno patrio, nuestra expulsión en 1833 y la ocupación británica indefinida manu militari. Desde entonces, hubo casi 130 años de negativa británica a discutir sobre soberanía a pesar de nuestros reclamos permanentes. Después de la Segunda Guerra Mundial —en 1960— comienza con fuerza el proceso de descolonización que en 1965 toma impulso cuando la resolución 2065 de la ONU reconoció por primera vez que existía un problema de soberanía entre la Argentina e Inglaterra y los invitó a encontrar una solución pacífica. Entre 1968 —bajo el gobierno del general Onganía— y 1974, ya durante el último gobierno de Perón, se comenzó a estudiar, a propuesta de los británicos, la posibilidad de una soberanía compartida o de un condominio. Perón habría encomendado aceptarla, poco antes de morir. Entre 1979 y marzo de 1982, ya en plena dictadura, los británicos propusieron un retroarriendo de las Islas por 40 o 50 años, después de lo cual la Argentina recuperaría la soberanía. Dos meses después, la dictadura militar declaró la guerra. Durante el gobierno de Raúl Alfonsín no cesaron los reclamos del país ni de la ONU para obligar a Inglaterra a sentarse a negociar. Durante el de Carlos Menem, en 1994 se volvió a pensar en la propuesta del retroarriendo y se desplegó una política de seducción a los kelpers. Pero en 2002 Gran Bretaña les otorgó la ciudadanía.
1 - ¿La soberanía hoy es una pasión nacionalista que la globalización mató, o que por lo menos archivó?
Terragno: Soberanía es imperio de la ley. Lo que se está discutiendo en el caso de Malvinas es qué ley rige en ese territorio y quién esta encargado de hacer cumplir esa ley. Decir que el concepto de soberanía es anacrónico porque hay una globalización económica me parece impropio.
Pérez Llana: La globalización es una etapa del desarrollo del sistema capitalista. Lo que hay es una contradicción entre la democracia, que es nacional, es el Estado, y el mercado que está globalizado y que consecuentemente no reconoce fronteras. El rol del Estado es justamente tratar de preservar, asumiendo siempre la idea de que la entidad nacional, la cultura, el territorio, la historia, siguen existiendo como elemento central. Por eso no creo que la soberanía esté en discusión. La prueba es Europa: las encuestas marcan que si hoy se debiera construir el euro, no se construye.
Cisneros: Sostener que la soberanía se diluye, se pierde o se disminuye por la globalización me parece un error. La globalización, lejos de necesitar una soberanía inexistente o disminuida, la necesita muy clara. Por eso, es imprescindible que los países coloniales se descolonicen. El proceso de descolonización es impulsado por la globalización y no al revés: se necesita saber quién manda en cada lugar. Este proceso de Malvinas se entronca en este proceso de descolonización, que va a llegar, es favorecido por un mundo que va a exigir soberanías claras y sin dudas.
Ortiz de Rozas: La soberanía es el derecho que tiene una nación, el pueblo de esa nación, a tomar decisiones sin interferencia alguna de cualquier otro Estado. Con respecto a la globalización, la aceptación o el rechazo de algunos de sus aspectos ya de por sí es un acto soberano.
2 - En los 70 y los 90 la Argentina y Gran Bretaña hablaron de condominio o retroarrendamiento de las Malvinas por un lapso determinado a cambio de que fueran luego devueltas. ¿Hoy se puede mantener esas ideas después de lo vivido?
Terragno: La Argentina debe hacer cinco cosas. Lo primero es entender que la descolonización se terminó. Sólo quedaron migajas de imperio. El Comité de Descolonización de la ONU tiene unos 16 casos que no van a terminar ni en la perpetuación de las colonias ni en independencias verdaderas. Van a terminar en mini Estados que le confían la defensa a la antigua metrópoli o a una potencia regional. Son paisitos con sponsors. La Argentina tiene que sacar a Malvinas de esa discusión. Lo segundo es iniciar una ofensiva diplomática en todos los foros. Es muy claro que éste no es un problema de descolonización. Hay un territorio ocupado, y hay que plantear su desocupación.Tercero, hay que utilizar la confesión del Parlamento británico: los malvinenses son británicos y por lo tanto no pueden ser árbitros que decidan entre un país y otro. Cuarto, con esto se fuerza la negociación. Mientras la Argentina siga yendo todos los años a hacer un discursito sobre la fragata Clío y la ocupación de 1833 se preserva el statu quo, Gran Bretaña está muy tranquila, los isleños siguen construyendo su mini Estado, que empezó en 1985. Quinto, ¿para qué negociar? Si en abril del 82, con las Islas con ocupación argentina pero todavía no iniciadas las acciones militares, se hubiese aceptado que Argentina se replegaba y que devolvía el gobierno al Reino Unido pero con un compromiso ante las Naciones Unidas de que en un cuarto de siglo la Argentina recuperaba la soberanía de las Islas, el que hubiera aceptado o promovido eso habría sido tildado de traidor a la patria. Si se hubiera aceptado eso, en este mes de abril la Argentina estaría recuperando las Islas, y estamos discutiendo cuándo y cómo desarrollar una estrategia para recuperarlas. Si se hace entender a través de la ofensiva diplomática que el statu quo no es bueno para la Argentina, para Gran Bretaña ni para los isleños, hay que ir a una negociación en la que Argentina tiene que entender que todo o nada es nada. Y que entonces el período de transición tiene que ser inevitablemente largo y tiene que haber una zona administrativa especial que no puede tener las mismas características que las demás provincias argentinas.
Pérez Llana: Lo primero que hay que hacer es no meter Malvinas en la campaña electoral. Gran Bretaña también tiene elecciones. Se está viviendo el post Blair, habrá que ver si él puede dejar sucesor. Las encuestas dan que ganan los conservadores. Hay que evitar las campañas. Además, el tema Malvinas implica tener política exterior. Creo que no hay política exterior. Hay una gestión diplomática, el canciller cada vez más sumido en gestiones comerciales, que me parece apropiado y correcto, pero la política exterior está en manos del Presidente. Y suceden cosas como tener a un Luis D''Elía en Teherán, al señor Hugo Chávez participando en un discurso aquí contra George Bush y el crispado tema de las papeleras en La Haya. Hecha esta reflexión, comparto plenamente lo que dijo Terragno pero depende de tener política exterior. Entonces podremos definir qué hacer con esta estrategia, que tiene que ser de recuperación del territorio no por el lado de la descolonización sino por el lado de la desocupación. Esto implica tener aliados en el mundo, buenas relaciones en el barrio, en el Cono Sur. Implica finalmente ser un país querido y respetado en el mundo para poder evitar la construcción de un mini Estado en Malvinas.
Cisneros: No importa finalmente qué política hagamos, si desocupación o descolonización, o las dos juntas, mientras nos pongamos de acuerdo. La Argentina pesa poco en el mundo. Si no tenemos aliados importantes, por más que tengamos razón nunca vamos a obtener resultados. Hay que incluir entre los acuerdos básicos de los argentinos, que no tenemos muchos, a Malvinas. Malvinas no puede ser más una bandera electoral. Hay un factor en el mundo que no estamos computando, y es el que señaló Rodolfo: en el mundo está creciendo la legitimación a nuevos Estados pequeños con sponsors. Después de la guerra que nosotros hicimos el mundo dice: ahora van a tener que soportar que otros países, sobre todo europeos, piensen que tal vez la solución de Malvinas no sea necesariamente devolvérselas a ustedes. De manera que me parece que hemos perdido mucho en la guerra. Nos vamos a llevar una sorpresa de cómo van a reaccionar muchos países del mundo respecto a la eventualidad de que en Malvinas los ingleses quieran hacer alguna maniobra de independencia o de pseudoindependencia. No van a obtener tanto rechazo como tenían históricamente antes de la guerra. Hay que sentarse a debatir: el aporte de Rodolfo es muy ingenioso y jurídicamente muy bueno, acerca de que los isleños ciudadanos no pueden ser jueces de una disputa. Pero eso sólo aumenta que tengamos razón.En realidad, la recuperación de Malvinas o la solución de Malvinas es una cita con nuestra propia grandeza. Si no pesamos en el mundo, tener razón no va a ser suficiente y los ingleses se van a eternizar ahí.
Ortiz de Rozas: Hubo voluntad inglesa de llegar a una solución sobre el tema de las Malvinas. Ocurrió en 1966, en 1971 con el Acuerdo de Comunicaciones y en 1974. Ese año, Perón se inclinó por la propuesta de un condominio. Pero murió a las dos semanas. Luego, en mi primera visita al ministro inglés Nicholas Ridley en 1980, él me dijo que el gobierno de Thatcher quería terminar con los cuatro casos coloniales que quedaban. Ahí empiezó la negociación del retroarriendo o del leaseback, que implicaba, en síntesis, que Gran Bretaña reconocía la soberanía de Argentina y ésta le pedía a Inglaterra que administrara las Islas.
Antes de la guerra, en la negociación de febrero de 1982 en la que estuve presente en Nueva York, se discutía si Gran Bretaña se debería hacer cargo de la administración transitoria durante dos generaciones. El tema era establecer si cada generación duraba 20 o 25 años. Durante ese período de administración transitoria británica, el idioma inglés y el español serían los idiomas oficiales, las dos banderas flamearían, los gobernadores serían designados alternativamente por la reina de Gran Bretaña y por el presidente de los argentinos. Esto no le gustó a Nicanor Costa Méndez y ahí es donde lanza el ultimátum (los ingleses lo consideran un ultimátum) de que debían hacerse las reuniones mes a mes y que a fin de año debían traspasarse las Islas Malvinas a la soberanía argentina. Por supuesto, la guerra dio por tierra con eso y con tantas otras cosas. Pero los ingleses han seguido aún después de la guerra con la idea de llegar a un acuerdo. ¿Qué es lo que tenemos que hacer ahora? A mi modo de ver tenemos que hacer un ataque en dos frentes. En el frente externo, yo coincidiría con Terragno, Pérez Llana y Cisneros. Hablar de descolonización es llevar esto a un atraso histórico de cómo debe encararse el tema. Debe haber una política exterior que esté bien orientada, con ideas claras al respecto, una inserción argentina en las grandes tendencias mundiales que ahora estamos ignorando olímpicamente. Nos embarcamos con Chávez, y estamos ausentes de Europa y de EE.UU., que sigue siendo la primera potencia mundial y pronto va a cambiar de gobierno. Tenemos que tener una política firme, bien concebida, proyectada, cumplida y consensuada. Esto nos lleva al segundo frente de ataque, que es exclusivamente interno.
3 - Si ustedes fueran cancilleres ¿cuáles son los pasos concretos que darían para la desocupación o devolución de las Islas?
Terragno: Es necesario iniciar esa ofensiva diplomática. En el mundo, hoy en día, Malvinas es un tema ausente. Existe el recuerdo de una guerra que ocurrió un cuarto de siglo atrás. Y nadie piensa que esto va a terminar con la restitución de la soberanía de las Islas a la Argentina, por la falta de alianzas que señalaba Pérez Llana, y por esto que señalaba Cisneros, que después de perdida la guerra y dada la proliferación de mini Estados, aparece como una solución posible que las Malvinas tengan esa semiindependencia. Hay algo que agregar. Esos mini Estados, o muchos de ellos, son miembros de las Naciones Unidas, donde un país es un voto. Y nosotros siempre tuvimos fortaleza en la Asamblea. Allí no es que se pierda la mayoría, pero hay una licuación por esta irrupción de mini Estados. Y por otro lado, se va consolidando esta idea de que una soberanía no tiene que ser plena para terminar con una colonia. Ahí coincido con Cisneros de que no se trata de tener razón sino de imponerla. Pero hay un argumento muy importante que diferencia este caso del de cualquier mini Estado existente. Aquí lo que está en disputa es el territorio sobre el que se asienta esa unidad que es hoy en día las Falkland Islands. Por lo tanto insisto en este reclamo argentino por la desocupación de parte de su territorio, y sería lo que plantearía como una ofensiva diplomática internacional no solamente en un comité de las Naciones Unidas, también en el Mercosur, la OEA, la Unión Europea y en las relaciones bilaterales con todos los países. Hacer de esto una campaña, una ofensiva, forzar la negociación. Gran Bretaña, después de la guerra, no quiere ni siente la necesidad de negociar. Hay que mostrarle que el statu quo perjudica a la Argentina, a Gran Bretaña y a los malvinenses, y que hay que llegar a una solución. Hay que aplicar este criterio: todo o nada es igual a nada. Si fuera canciller, primero iniciaría esa campaña. Segundo, sabría que esto no es un plan de 24 meses. Y tercero, buscaría el acuerdo de los distintos sectores en esa idea de establecer, no sólo sobre la reivindicación en cuanto a Malvinas (en eso creo que sí hay una unanimidad práctica), sino sobre la estrategia a seguir en una política de Estado.
Pérez Llana: Estamos conjeturando que hay una nueva política exterior. La Argentina necesita hacer un libro blanco sobre Malvinas. Todos hacia adentro y hacia afuera tienen que saber qué se piensa, dónde están los consensos, cuál es la lectura del mundo del tema Malvinas hoy, tiene que decir en dónde nos equivocamos, en dónde no y qué ventanas de oportunidades tenemos. En segundo lugar, lo que haría es fiarme muy poco del sistema multilateral. Hoy por hoy, de los países desarrollados los que están más preocupados por el tema de la soberanía son los que miran la seguridad, y la preocupación son los Estados fallidos. Cualquier operativo sobre Malvinas después de un libro blanco implica preguntar, mirar, convencer, seducir a Washington. Luego a Europa, donde meto a Gran Bretaña. Si tenemos relaciones erráticas con Washington y no tenemos con los europeos (o las tenemos malas), me parece que es imposible plantear la tercera pata, que es la multilateral en Naciones Unidas, porque su agenda está metida en una serie de torbellinos que tienen que ver con el mundo post 11 de setiembre y que no tiene nada que ver con la nuestra. Lo que decía Terragno es una agenda para solucionar problemas de mini Estados con sponsors. Pero la cuestión gruesa pasa por otros temas. De manera que el libro blanco es vital. Además de lo nombrado se tiene que decir que es desocupación, no descolonización. Y poner nombre y apellido.
Cisneros: Si fuera canciller iría a hablar con el Presidente para que ponga todo su peso político en la construcción de consenso político sobre Malvinas, y que lo instrumente en un observatorio serio a nivel legislativo. Y que genere dentro de la Cancillería un departamento que trabaje a largo plazo. Los cancilleres van a ir cambiando, pero la diplomacia debe permanecer construida como una política de Estado. Y la otra cosa es, como dice Rodolfo, la presión diplomática en el mundo. Nadie ha podido explicar cómo es una presión diplomática que obligue a los ingleses a negociar, pero hay que hacerla, mantenerla. Lo hemos hecho bastante bien, pero de forma insuficiente. Pérez Llana está diciendo con razón que hay que sentarse con Washington, con Europa, y convertirse en un país confiable. En la década de los 90 volvimos a hablar del retroarriendo con los ingleses, y EE.UU. lo sabía. Es decir, no hay confiabilidad ni continuidad. La Argentina es un alcohólico: se lo mira a ver si no tropieza con un corcho otra vez. La Argentina tropezó con un corcho, y en materia de Malvinas estamos como en las peores épocas. Y tenemos que prepararnos muy fuertemente porque viene una muy mala época, en la cual los ingleses van a tratar de que Malvinas se convierta en alguna forma de Estado independiente.
4 - ¿Entonces ahora existe el peligro de que los ingleses impulsen que Malvinas sea un Estado independiente ?
Ortiz de Rozas: No hay que desdeñar del todo la acción multilateral. Yo recuerdo una entrevista que le hizo la BBC a Ridley, antes de la guerra desde luego, donde le preguntaban qué pasaba con Malvinas, dijo: "Yo a cada visita que hago, a cada gobierno, cada embajador extranjero me pregunta ¿por qué no se ponen de acuerdo de una vez por todas con los argentinos?" Y eso era producto de nuestra acción en el terreno multilateral. Esto mella en los ingleses. Y se combina con que los ingleses han tenido la voluntad de resolver el problema de Malvinas en diferentes épocas. Hay que combinar lo multilateral con las cuestiones bilaterales, hacer alianzas. Si los embajadores argentinos en cada uno de los países sacan con cualquier motivo el tema de Malvinas y les hablan de la posibilidad de influir sobre los ingleses... Siempre hay intereses recíprocos. No inmensos, pero los suficientes para que tengan presente que es una cuestión pendiente de solución.
En cuanto al libro blanco, me parece una excelente idea. Los ingleses ya lo han hecho, que es la Historia Oficial de Sir Lawrence Freedman. Deberíamos hacer algo parecido con acceso a todos los archivos, con nombre y apellido como dice Pérez Llana, fechas. En cuanto a si las Malvinas van a ser un Estado independiente, me parece sumamente difícil. No creo que los ingleses quieran ese problema. Creo que Terragno da en la tecla cuando dice que hay que buscar la manera, construyendo la Argentina sólida puertas adentro, de convencer a los ingleses de que no está en el interés de ellos, no está en el interés nuestro ni en el de los malvinenses, que sigamos con este statu quo que a nada conduce.
¿Cuál será la solución? No lo sé, pero me animo a pensar que así como no va a ser un Estado independiente, tampoco va a ser un Estado completamente incorporado lisa y llanamente a la Argentina como nosotros hubiéramos querido. Habrá que buscar la manera intermedia de llegar a ser una especie de Puerto Rico, un Estado asociado, pero que ellos tengan absoluta libertad de acción. Y que con nosotros tengan ciertos intereses comunes que nos haríamos cargo de defender, proteger, etc. Ese creo que va a ser el camino. No va a ser la incorporación a la Argentina y no va a ser el Estado independiente de Malvinas.
Pérez Llana: Los Estados asociados que existen están asociados a las antiguas metrópolis o a una potencia regional. Sería un caso muy raro que las Malvinas fueran un Estado asociado a la Argentina. No creo que haya una declaración formal de independencia, porque definitivamente sería incluir un factor de perturbación. Creo que hay la construcción de un mini Estado de hecho. Y la mejor defensa de esto es un buen ataque. Es decir, no esperar a que eso se cristalice. Porque en la Argentina hay una tendencia a pensar que las Malvinas no se pueden independizar porque son muy chicas. Son muchísimo más grandes que cualquiera de muchos mini Estados. O que no son autárquicas. Tienen un ingreso per cápita no sólo superior al de cualquiera de esos mini Estados sino superior al de la República Argentina y al británico. O que no tienen una organización institucional suficiente. El único dato objetivo es que tienen la debilidad demográfica, que es lo que más les preocupa a los británicos. Pero la confianza excesiva no puede pasar, nos lleva a no tomar la iniciativa. Y una cosa es defenderse cuando algo se ha consolidado y otra muy distinta es salir a prevenirlo.
Terragno: Una pequeña reflexión. Siempre hay ventanitas que se abren y hay que aprovecharlas. Me parece que se puede abrir en el 2007-2008 una ventanita. Gran Bretaña va a tener que hacer una reflexión muy aguda al respecto de lo que es la implantación de tropas fuera de las Islas porque les fue mal en Afganistán e Irak. De manera que cuando alguien vea el despliegue mundial de tropas, el gasto de presupuesto y todo, es probable que Londres plantee ver todo y ahí Malvinas va a entrar.
Ortiz de Rozas: Dejo planteada una ventanita, hablando de ventanas. El Estado asociado podría ser relacionado con un comité que ha entrado en desuso en las Naciones Unidas pero que tuvo una gran actuación en los primeros años de la organización, que es el Comité de Administración Fiduciaria, que después pasó a ser la cuarta comisión de Asuntos Coloniales. Este comité tuvo varios territorios que estaban bajo la administración de las Naciones Unidas, de manera que podría ser un primer paso en busca de una solución para la disputa por Malvinas.
http://www.clarin.com/suplementos/zona/ ... -03415.htm
Cómo evitar que Londres convierta a las Malvinas en un Estado independiente
La recuperación de la soberanía a todo o nada quedó sepultada por la guerra. Cuatro especialistas analizan qué hacer ante el peligro de la aparición de un mini Estado en las Islas.
CONSENSO. DE IZQUIERDA A DERECHA: CARLOS ORTIZ DE ROZAS, ANDRES CISNEROS, CARLOS PEREZ LLANA Y RODOLFO TERRAGNO, EN EL DEBATE CONVOCADO POR CLARIN SOBRE QUE HACER CON MALVINAS.
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María Seoane.
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Hay una prehistoria y una historia en el conflicto entre la Argentina e Inglaterra por la soberanía de las Islas Malvinas, que Clarín aborda en este debate sobre qué hay que hacer para recuperarlas. Fueron convocados el senador Rodolfo Terragno, el embajador y ex jefe de misiones diplomáticas en el Reino Unido y en el Vaticano, Carlos Ortiz de Rozas, el ex vicecanciller Andrés Cisneros y el especialista en relaciones internacionales y actual vicerrector de la Universidad Empresarial Siglo XXI, Carlos Pérez Llana. Los convocados han escrito trabajos y libros sobre la historia política y diplomática de las Malvinas.
Con ellos, Clarín repasa los antecedentes del conflicto. La prehistoria abarca varios siglos con sus historias de piratería británica, la reconquista española, el inicio de la administración del gobierno patrio, nuestra expulsión en 1833 y la ocupación británica indefinida manu militari. Desde entonces, hubo casi 130 años de negativa británica a discutir sobre soberanía a pesar de nuestros reclamos permanentes. Después de la Segunda Guerra Mundial —en 1960— comienza con fuerza el proceso de descolonización que en 1965 toma impulso cuando la resolución 2065 de la ONU reconoció por primera vez que existía un problema de soberanía entre la Argentina e Inglaterra y los invitó a encontrar una solución pacífica. Entre 1968 —bajo el gobierno del general Onganía— y 1974, ya durante el último gobierno de Perón, se comenzó a estudiar, a propuesta de los británicos, la posibilidad de una soberanía compartida o de un condominio. Perón habría encomendado aceptarla, poco antes de morir. Entre 1979 y marzo de 1982, ya en plena dictadura, los británicos propusieron un retroarriendo de las Islas por 40 o 50 años, después de lo cual la Argentina recuperaría la soberanía. Dos meses después, la dictadura militar declaró la guerra. Durante el gobierno de Raúl Alfonsín no cesaron los reclamos del país ni de la ONU para obligar a Inglaterra a sentarse a negociar. Durante el de Carlos Menem, en 1994 se volvió a pensar en la propuesta del retroarriendo y se desplegó una política de seducción a los kelpers. Pero en 2002 Gran Bretaña les otorgó la ciudadanía.
1 - ¿La soberanía hoy es una pasión nacionalista que la globalización mató, o que por lo menos archivó?
Terragno: Soberanía es imperio de la ley. Lo que se está discutiendo en el caso de Malvinas es qué ley rige en ese territorio y quién esta encargado de hacer cumplir esa ley. Decir que el concepto de soberanía es anacrónico porque hay una globalización económica me parece impropio.
Pérez Llana: La globalización es una etapa del desarrollo del sistema capitalista. Lo que hay es una contradicción entre la democracia, que es nacional, es el Estado, y el mercado que está globalizado y que consecuentemente no reconoce fronteras. El rol del Estado es justamente tratar de preservar, asumiendo siempre la idea de que la entidad nacional, la cultura, el territorio, la historia, siguen existiendo como elemento central. Por eso no creo que la soberanía esté en discusión. La prueba es Europa: las encuestas marcan que si hoy se debiera construir el euro, no se construye.
Cisneros: Sostener que la soberanía se diluye, se pierde o se disminuye por la globalización me parece un error. La globalización, lejos de necesitar una soberanía inexistente o disminuida, la necesita muy clara. Por eso, es imprescindible que los países coloniales se descolonicen. El proceso de descolonización es impulsado por la globalización y no al revés: se necesita saber quién manda en cada lugar. Este proceso de Malvinas se entronca en este proceso de descolonización, que va a llegar, es favorecido por un mundo que va a exigir soberanías claras y sin dudas.
Ortiz de Rozas: La soberanía es el derecho que tiene una nación, el pueblo de esa nación, a tomar decisiones sin interferencia alguna de cualquier otro Estado. Con respecto a la globalización, la aceptación o el rechazo de algunos de sus aspectos ya de por sí es un acto soberano.
2 - En los 70 y los 90 la Argentina y Gran Bretaña hablaron de condominio o retroarrendamiento de las Malvinas por un lapso determinado a cambio de que fueran luego devueltas. ¿Hoy se puede mantener esas ideas después de lo vivido?
Terragno: La Argentina debe hacer cinco cosas. Lo primero es entender que la descolonización se terminó. Sólo quedaron migajas de imperio. El Comité de Descolonización de la ONU tiene unos 16 casos que no van a terminar ni en la perpetuación de las colonias ni en independencias verdaderas. Van a terminar en mini Estados que le confían la defensa a la antigua metrópoli o a una potencia regional. Son paisitos con sponsors. La Argentina tiene que sacar a Malvinas de esa discusión. Lo segundo es iniciar una ofensiva diplomática en todos los foros. Es muy claro que éste no es un problema de descolonización. Hay un territorio ocupado, y hay que plantear su desocupación.Tercero, hay que utilizar la confesión del Parlamento británico: los malvinenses son británicos y por lo tanto no pueden ser árbitros que decidan entre un país y otro. Cuarto, con esto se fuerza la negociación. Mientras la Argentina siga yendo todos los años a hacer un discursito sobre la fragata Clío y la ocupación de 1833 se preserva el statu quo, Gran Bretaña está muy tranquila, los isleños siguen construyendo su mini Estado, que empezó en 1985. Quinto, ¿para qué negociar? Si en abril del 82, con las Islas con ocupación argentina pero todavía no iniciadas las acciones militares, se hubiese aceptado que Argentina se replegaba y que devolvía el gobierno al Reino Unido pero con un compromiso ante las Naciones Unidas de que en un cuarto de siglo la Argentina recuperaba la soberanía de las Islas, el que hubiera aceptado o promovido eso habría sido tildado de traidor a la patria. Si se hubiera aceptado eso, en este mes de abril la Argentina estaría recuperando las Islas, y estamos discutiendo cuándo y cómo desarrollar una estrategia para recuperarlas. Si se hace entender a través de la ofensiva diplomática que el statu quo no es bueno para la Argentina, para Gran Bretaña ni para los isleños, hay que ir a una negociación en la que Argentina tiene que entender que todo o nada es nada. Y que entonces el período de transición tiene que ser inevitablemente largo y tiene que haber una zona administrativa especial que no puede tener las mismas características que las demás provincias argentinas.
Pérez Llana: Lo primero que hay que hacer es no meter Malvinas en la campaña electoral. Gran Bretaña también tiene elecciones. Se está viviendo el post Blair, habrá que ver si él puede dejar sucesor. Las encuestas dan que ganan los conservadores. Hay que evitar las campañas. Además, el tema Malvinas implica tener política exterior. Creo que no hay política exterior. Hay una gestión diplomática, el canciller cada vez más sumido en gestiones comerciales, que me parece apropiado y correcto, pero la política exterior está en manos del Presidente. Y suceden cosas como tener a un Luis D''Elía en Teherán, al señor Hugo Chávez participando en un discurso aquí contra George Bush y el crispado tema de las papeleras en La Haya. Hecha esta reflexión, comparto plenamente lo que dijo Terragno pero depende de tener política exterior. Entonces podremos definir qué hacer con esta estrategia, que tiene que ser de recuperación del territorio no por el lado de la descolonización sino por el lado de la desocupación. Esto implica tener aliados en el mundo, buenas relaciones en el barrio, en el Cono Sur. Implica finalmente ser un país querido y respetado en el mundo para poder evitar la construcción de un mini Estado en Malvinas.
Cisneros: No importa finalmente qué política hagamos, si desocupación o descolonización, o las dos juntas, mientras nos pongamos de acuerdo. La Argentina pesa poco en el mundo. Si no tenemos aliados importantes, por más que tengamos razón nunca vamos a obtener resultados. Hay que incluir entre los acuerdos básicos de los argentinos, que no tenemos muchos, a Malvinas. Malvinas no puede ser más una bandera electoral. Hay un factor en el mundo que no estamos computando, y es el que señaló Rodolfo: en el mundo está creciendo la legitimación a nuevos Estados pequeños con sponsors. Después de la guerra que nosotros hicimos el mundo dice: ahora van a tener que soportar que otros países, sobre todo europeos, piensen que tal vez la solución de Malvinas no sea necesariamente devolvérselas a ustedes. De manera que me parece que hemos perdido mucho en la guerra. Nos vamos a llevar una sorpresa de cómo van a reaccionar muchos países del mundo respecto a la eventualidad de que en Malvinas los ingleses quieran hacer alguna maniobra de independencia o de pseudoindependencia. No van a obtener tanto rechazo como tenían históricamente antes de la guerra. Hay que sentarse a debatir: el aporte de Rodolfo es muy ingenioso y jurídicamente muy bueno, acerca de que los isleños ciudadanos no pueden ser jueces de una disputa. Pero eso sólo aumenta que tengamos razón.En realidad, la recuperación de Malvinas o la solución de Malvinas es una cita con nuestra propia grandeza. Si no pesamos en el mundo, tener razón no va a ser suficiente y los ingleses se van a eternizar ahí.
Ortiz de Rozas: Hubo voluntad inglesa de llegar a una solución sobre el tema de las Malvinas. Ocurrió en 1966, en 1971 con el Acuerdo de Comunicaciones y en 1974. Ese año, Perón se inclinó por la propuesta de un condominio. Pero murió a las dos semanas. Luego, en mi primera visita al ministro inglés Nicholas Ridley en 1980, él me dijo que el gobierno de Thatcher quería terminar con los cuatro casos coloniales que quedaban. Ahí empiezó la negociación del retroarriendo o del leaseback, que implicaba, en síntesis, que Gran Bretaña reconocía la soberanía de Argentina y ésta le pedía a Inglaterra que administrara las Islas.
Antes de la guerra, en la negociación de febrero de 1982 en la que estuve presente en Nueva York, se discutía si Gran Bretaña se debería hacer cargo de la administración transitoria durante dos generaciones. El tema era establecer si cada generación duraba 20 o 25 años. Durante ese período de administración transitoria británica, el idioma inglés y el español serían los idiomas oficiales, las dos banderas flamearían, los gobernadores serían designados alternativamente por la reina de Gran Bretaña y por el presidente de los argentinos. Esto no le gustó a Nicanor Costa Méndez y ahí es donde lanza el ultimátum (los ingleses lo consideran un ultimátum) de que debían hacerse las reuniones mes a mes y que a fin de año debían traspasarse las Islas Malvinas a la soberanía argentina. Por supuesto, la guerra dio por tierra con eso y con tantas otras cosas. Pero los ingleses han seguido aún después de la guerra con la idea de llegar a un acuerdo. ¿Qué es lo que tenemos que hacer ahora? A mi modo de ver tenemos que hacer un ataque en dos frentes. En el frente externo, yo coincidiría con Terragno, Pérez Llana y Cisneros. Hablar de descolonización es llevar esto a un atraso histórico de cómo debe encararse el tema. Debe haber una política exterior que esté bien orientada, con ideas claras al respecto, una inserción argentina en las grandes tendencias mundiales que ahora estamos ignorando olímpicamente. Nos embarcamos con Chávez, y estamos ausentes de Europa y de EE.UU., que sigue siendo la primera potencia mundial y pronto va a cambiar de gobierno. Tenemos que tener una política firme, bien concebida, proyectada, cumplida y consensuada. Esto nos lleva al segundo frente de ataque, que es exclusivamente interno.
3 - Si ustedes fueran cancilleres ¿cuáles son los pasos concretos que darían para la desocupación o devolución de las Islas?
Terragno: Es necesario iniciar esa ofensiva diplomática. En el mundo, hoy en día, Malvinas es un tema ausente. Existe el recuerdo de una guerra que ocurrió un cuarto de siglo atrás. Y nadie piensa que esto va a terminar con la restitución de la soberanía de las Islas a la Argentina, por la falta de alianzas que señalaba Pérez Llana, y por esto que señalaba Cisneros, que después de perdida la guerra y dada la proliferación de mini Estados, aparece como una solución posible que las Malvinas tengan esa semiindependencia. Hay algo que agregar. Esos mini Estados, o muchos de ellos, son miembros de las Naciones Unidas, donde un país es un voto. Y nosotros siempre tuvimos fortaleza en la Asamblea. Allí no es que se pierda la mayoría, pero hay una licuación por esta irrupción de mini Estados. Y por otro lado, se va consolidando esta idea de que una soberanía no tiene que ser plena para terminar con una colonia. Ahí coincido con Cisneros de que no se trata de tener razón sino de imponerla. Pero hay un argumento muy importante que diferencia este caso del de cualquier mini Estado existente. Aquí lo que está en disputa es el territorio sobre el que se asienta esa unidad que es hoy en día las Falkland Islands. Por lo tanto insisto en este reclamo argentino por la desocupación de parte de su territorio, y sería lo que plantearía como una ofensiva diplomática internacional no solamente en un comité de las Naciones Unidas, también en el Mercosur, la OEA, la Unión Europea y en las relaciones bilaterales con todos los países. Hacer de esto una campaña, una ofensiva, forzar la negociación. Gran Bretaña, después de la guerra, no quiere ni siente la necesidad de negociar. Hay que mostrarle que el statu quo perjudica a la Argentina, a Gran Bretaña y a los malvinenses, y que hay que llegar a una solución. Hay que aplicar este criterio: todo o nada es igual a nada. Si fuera canciller, primero iniciaría esa campaña. Segundo, sabría que esto no es un plan de 24 meses. Y tercero, buscaría el acuerdo de los distintos sectores en esa idea de establecer, no sólo sobre la reivindicación en cuanto a Malvinas (en eso creo que sí hay una unanimidad práctica), sino sobre la estrategia a seguir en una política de Estado.
Pérez Llana: Estamos conjeturando que hay una nueva política exterior. La Argentina necesita hacer un libro blanco sobre Malvinas. Todos hacia adentro y hacia afuera tienen que saber qué se piensa, dónde están los consensos, cuál es la lectura del mundo del tema Malvinas hoy, tiene que decir en dónde nos equivocamos, en dónde no y qué ventanas de oportunidades tenemos. En segundo lugar, lo que haría es fiarme muy poco del sistema multilateral. Hoy por hoy, de los países desarrollados los que están más preocupados por el tema de la soberanía son los que miran la seguridad, y la preocupación son los Estados fallidos. Cualquier operativo sobre Malvinas después de un libro blanco implica preguntar, mirar, convencer, seducir a Washington. Luego a Europa, donde meto a Gran Bretaña. Si tenemos relaciones erráticas con Washington y no tenemos con los europeos (o las tenemos malas), me parece que es imposible plantear la tercera pata, que es la multilateral en Naciones Unidas, porque su agenda está metida en una serie de torbellinos que tienen que ver con el mundo post 11 de setiembre y que no tiene nada que ver con la nuestra. Lo que decía Terragno es una agenda para solucionar problemas de mini Estados con sponsors. Pero la cuestión gruesa pasa por otros temas. De manera que el libro blanco es vital. Además de lo nombrado se tiene que decir que es desocupación, no descolonización. Y poner nombre y apellido.
Cisneros: Si fuera canciller iría a hablar con el Presidente para que ponga todo su peso político en la construcción de consenso político sobre Malvinas, y que lo instrumente en un observatorio serio a nivel legislativo. Y que genere dentro de la Cancillería un departamento que trabaje a largo plazo. Los cancilleres van a ir cambiando, pero la diplomacia debe permanecer construida como una política de Estado. Y la otra cosa es, como dice Rodolfo, la presión diplomática en el mundo. Nadie ha podido explicar cómo es una presión diplomática que obligue a los ingleses a negociar, pero hay que hacerla, mantenerla. Lo hemos hecho bastante bien, pero de forma insuficiente. Pérez Llana está diciendo con razón que hay que sentarse con Washington, con Europa, y convertirse en un país confiable. En la década de los 90 volvimos a hablar del retroarriendo con los ingleses, y EE.UU. lo sabía. Es decir, no hay confiabilidad ni continuidad. La Argentina es un alcohólico: se lo mira a ver si no tropieza con un corcho otra vez. La Argentina tropezó con un corcho, y en materia de Malvinas estamos como en las peores épocas. Y tenemos que prepararnos muy fuertemente porque viene una muy mala época, en la cual los ingleses van a tratar de que Malvinas se convierta en alguna forma de Estado independiente.
4 - ¿Entonces ahora existe el peligro de que los ingleses impulsen que Malvinas sea un Estado independiente ?
Ortiz de Rozas: No hay que desdeñar del todo la acción multilateral. Yo recuerdo una entrevista que le hizo la BBC a Ridley, antes de la guerra desde luego, donde le preguntaban qué pasaba con Malvinas, dijo: "Yo a cada visita que hago, a cada gobierno, cada embajador extranjero me pregunta ¿por qué no se ponen de acuerdo de una vez por todas con los argentinos?" Y eso era producto de nuestra acción en el terreno multilateral. Esto mella en los ingleses. Y se combina con que los ingleses han tenido la voluntad de resolver el problema de Malvinas en diferentes épocas. Hay que combinar lo multilateral con las cuestiones bilaterales, hacer alianzas. Si los embajadores argentinos en cada uno de los países sacan con cualquier motivo el tema de Malvinas y les hablan de la posibilidad de influir sobre los ingleses... Siempre hay intereses recíprocos. No inmensos, pero los suficientes para que tengan presente que es una cuestión pendiente de solución.
En cuanto al libro blanco, me parece una excelente idea. Los ingleses ya lo han hecho, que es la Historia Oficial de Sir Lawrence Freedman. Deberíamos hacer algo parecido con acceso a todos los archivos, con nombre y apellido como dice Pérez Llana, fechas. En cuanto a si las Malvinas van a ser un Estado independiente, me parece sumamente difícil. No creo que los ingleses quieran ese problema. Creo que Terragno da en la tecla cuando dice que hay que buscar la manera, construyendo la Argentina sólida puertas adentro, de convencer a los ingleses de que no está en el interés de ellos, no está en el interés nuestro ni en el de los malvinenses, que sigamos con este statu quo que a nada conduce.
¿Cuál será la solución? No lo sé, pero me animo a pensar que así como no va a ser un Estado independiente, tampoco va a ser un Estado completamente incorporado lisa y llanamente a la Argentina como nosotros hubiéramos querido. Habrá que buscar la manera intermedia de llegar a ser una especie de Puerto Rico, un Estado asociado, pero que ellos tengan absoluta libertad de acción. Y que con nosotros tengan ciertos intereses comunes que nos haríamos cargo de defender, proteger, etc. Ese creo que va a ser el camino. No va a ser la incorporación a la Argentina y no va a ser el Estado independiente de Malvinas.
Pérez Llana: Los Estados asociados que existen están asociados a las antiguas metrópolis o a una potencia regional. Sería un caso muy raro que las Malvinas fueran un Estado asociado a la Argentina. No creo que haya una declaración formal de independencia, porque definitivamente sería incluir un factor de perturbación. Creo que hay la construcción de un mini Estado de hecho. Y la mejor defensa de esto es un buen ataque. Es decir, no esperar a que eso se cristalice. Porque en la Argentina hay una tendencia a pensar que las Malvinas no se pueden independizar porque son muy chicas. Son muchísimo más grandes que cualquiera de muchos mini Estados. O que no son autárquicas. Tienen un ingreso per cápita no sólo superior al de cualquiera de esos mini Estados sino superior al de la República Argentina y al británico. O que no tienen una organización institucional suficiente. El único dato objetivo es que tienen la debilidad demográfica, que es lo que más les preocupa a los británicos. Pero la confianza excesiva no puede pasar, nos lleva a no tomar la iniciativa. Y una cosa es defenderse cuando algo se ha consolidado y otra muy distinta es salir a prevenirlo.
Terragno: Una pequeña reflexión. Siempre hay ventanitas que se abren y hay que aprovecharlas. Me parece que se puede abrir en el 2007-2008 una ventanita. Gran Bretaña va a tener que hacer una reflexión muy aguda al respecto de lo que es la implantación de tropas fuera de las Islas porque les fue mal en Afganistán e Irak. De manera que cuando alguien vea el despliegue mundial de tropas, el gasto de presupuesto y todo, es probable que Londres plantee ver todo y ahí Malvinas va a entrar.
Ortiz de Rozas: Dejo planteada una ventanita, hablando de ventanas. El Estado asociado podría ser relacionado con un comité que ha entrado en desuso en las Naciones Unidas pero que tuvo una gran actuación en los primeros años de la organización, que es el Comité de Administración Fiduciaria, que después pasó a ser la cuarta comisión de Asuntos Coloniales. Este comité tuvo varios territorios que estaban bajo la administración de las Naciones Unidas, de manera que podría ser un primer paso en busca de una solución para la disputa por Malvinas.
http://www.clarin.com/suplementos/zona/ ... -03415.htm
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El libro se llama “Historia y Futuro de las Malvinas”.
Doctor Rodolfo Terragno
Parte del libro:
Examiné todas las teorías sobre el descubrimiento de las Malvinas
Me quedó claro que el inglés John Davis no fue (en 1592) el descubridor de las islas. Hacía años que el archipiélago aparecía en diversos mapas, trazados y publicados mientras España (y solo España) navegaba el Atlántico sudoccidental.
Procuré, luego, entender por qué —durante un cuarto de milenio— las Malvinas fueron tierra de nadie. España y sus rivales no tenían, concluí, interés en el Atlántico Sur.
Hasta principios del siglo 16, estos mares sirvieron para llegar –atravesando el estrecho de Magallanes o bordeando el Cabo de Hornos—al Océano Pacífico. Los barcos que pasaban por aquí iban en busca del oro y la plata del océano que había al otro lado.
El hallazgo de un corto pasaje terrestre al Pacífico, allí donde hoy está el Canal de Panamá, hizo que la ruta del Atlántico Sur perdiera vigencia. Sólo se valdrían de ella los corsarios, para sorprender a los galeones españoles por retaguardia.
Las Malvinas permanecieron ignoradas.
Un cuarto milenio después del descubrimiento del Río de la Plata, en las islas nunca había flameado una bandera. La primera (en 1764) no fue la española ni la Union Jack. Fue la bandera francesa, izada por Louis Antoine de Bougainville, el fundador de Port Louis, en la Isla Soledad.
Sólo cuando Francia cedió ese asentamiento a España, nació el derecho que más tarde heredaría la Argentina. La cesión francesa fue seguida por décadas de gobierno español y, luego, argentino. En total, 66 años.
La ocupación francesa, la cesión a España y el gobierno efectivo fueron los argumentos de los cuales se valió Manuel Moreno, en 1833, para cuestionar la ocupación británica. Moreno —embajador en Londres— fue el más brillante y sagaz defensor de la causa argentina.
http://www.terragno.org.ar/vernota.php?id_nota=776
Contacto: [email protected]
Doctor Rodolfo Terragno
Parte del libro:
Examiné todas las teorías sobre el descubrimiento de las Malvinas
Me quedó claro que el inglés John Davis no fue (en 1592) el descubridor de las islas. Hacía años que el archipiélago aparecía en diversos mapas, trazados y publicados mientras España (y solo España) navegaba el Atlántico sudoccidental.
Procuré, luego, entender por qué —durante un cuarto de milenio— las Malvinas fueron tierra de nadie. España y sus rivales no tenían, concluí, interés en el Atlántico Sur.
Hasta principios del siglo 16, estos mares sirvieron para llegar –atravesando el estrecho de Magallanes o bordeando el Cabo de Hornos—al Océano Pacífico. Los barcos que pasaban por aquí iban en busca del oro y la plata del océano que había al otro lado.
El hallazgo de un corto pasaje terrestre al Pacífico, allí donde hoy está el Canal de Panamá, hizo que la ruta del Atlántico Sur perdiera vigencia. Sólo se valdrían de ella los corsarios, para sorprender a los galeones españoles por retaguardia.
Las Malvinas permanecieron ignoradas.
Un cuarto milenio después del descubrimiento del Río de la Plata, en las islas nunca había flameado una bandera. La primera (en 1764) no fue la española ni la Union Jack. Fue la bandera francesa, izada por Louis Antoine de Bougainville, el fundador de Port Louis, en la Isla Soledad.
Sólo cuando Francia cedió ese asentamiento a España, nació el derecho que más tarde heredaría la Argentina. La cesión francesa fue seguida por décadas de gobierno español y, luego, argentino. En total, 66 años.
La ocupación francesa, la cesión a España y el gobierno efectivo fueron los argumentos de los cuales se valió Manuel Moreno, en 1833, para cuestionar la ocupación británica. Moreno —embajador en Londres— fue el más brillante y sagaz defensor de la causa argentina.
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Taiana se hizo eco de una resolución del Senado en la ONU
El canciller utilizó, en su discurso sobre Malvinas, un argumento nuevo que refuerza la posición de nuestro país. El senador Terragno manifestó que fue "un discurso claro y contundente".
Fue recibido con satisfacción en el Senado de la Nación el mensaje que el canciller Jorge Taiana pronunció el jueves pasado ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, defendiendo la posición argentina respecto de las islas Malvinas.
El vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, senador Rodolfo Terragno, sostuvo que fue un discurso “claro, contundente, en el cual no sobró ni faltó nada”. Comentando las referencias históricas hechas por el ministro, Terragno recordó que el padre de éste, Jorge A. Taiana, escribió una “obra fundamental” sobre Malvinas: el libro “La Gran Aventura del Atlántico Sur”.
Especial conformidad se notó en el ámbito del Senado porque Taiana recogió en su discurso un argumento nuevo, que ratifica la posición argentina, y que el Senado había recomendado el 6 de junio, mediante una resolución votada por unanimidad.
Taiana negó en la ONU que se pueda aplicar al caso de las islas el principio de autodeterminación de los pueblos, porque las Malvinas son “un territorio ocupado ilegalmente, desmembrado por la fuerza de la unidad territorial de un Estado soberano (la República Argentina) y poblado exclusivamente por súbditos de la Potencia ocupante (a través de los cuales justamente se implementa esa ocupación ilegal), luego de haber expulsado en forma violenta a la población autóctona y de impedirle su retorno aún al día de hoy”.
Luego de afirmar esto, el canciller se ocupó de desarticular el argumento británico, según el cual los kelpers han adquirido a través del tiempo una identidad propia, y hoy ya no pueden ser considerados “súbditos de una potencia ocupante”.
Taiana dijo que “el propio Reino Unido --pretendiendo arrogarse competencia para aplicar legislación en territorio argentino- ratificó el carácter británico de la población de las islas a través de la Ley de Nacionalidad sancionada por el Parlamento británico en 1983”.
Se refería a la British Nationality (Falkland Islands) Act 1983: la ley que el Senado sugirió presentar como prueba de que los kelpers, lejos de ser un pueblo con identidad propia, son un grupo de ciudadanos de uno de los dos países en conflicto: el Reino Unido. Taiana agregó que “el derecho a la autodeterminación está dirigido a poblaciones locales nativas subyugadas”, para que éstas puedan contrarrestar “la opresión ejercida por la metrópoli y no para que empleados administrativos o súbditos de gobiernos coloniales (o sus descendientes) perpetúen la situación colonial”.
Terragno –autor del proyecto que aprobó el Senado—coincidió con Taiana en que “sostener la autodeterminación de los isleños sería usar un principio, forjado con el fin de descolonizar, para perpetuar una situación colonial, en detrimento de los legítimos derechos de la Argentina, que vería quebrantada la integridad de su territorio”.
http://parlamentario.com/noticia-9301.html
El canciller utilizó, en su discurso sobre Malvinas, un argumento nuevo que refuerza la posición de nuestro país. El senador Terragno manifestó que fue "un discurso claro y contundente".
Fue recibido con satisfacción en el Senado de la Nación el mensaje que el canciller Jorge Taiana pronunció el jueves pasado ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, defendiendo la posición argentina respecto de las islas Malvinas.
El vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, senador Rodolfo Terragno, sostuvo que fue un discurso “claro, contundente, en el cual no sobró ni faltó nada”. Comentando las referencias históricas hechas por el ministro, Terragno recordó que el padre de éste, Jorge A. Taiana, escribió una “obra fundamental” sobre Malvinas: el libro “La Gran Aventura del Atlántico Sur”.
Especial conformidad se notó en el ámbito del Senado porque Taiana recogió en su discurso un argumento nuevo, que ratifica la posición argentina, y que el Senado había recomendado el 6 de junio, mediante una resolución votada por unanimidad.
Taiana negó en la ONU que se pueda aplicar al caso de las islas el principio de autodeterminación de los pueblos, porque las Malvinas son “un territorio ocupado ilegalmente, desmembrado por la fuerza de la unidad territorial de un Estado soberano (la República Argentina) y poblado exclusivamente por súbditos de la Potencia ocupante (a través de los cuales justamente se implementa esa ocupación ilegal), luego de haber expulsado en forma violenta a la población autóctona y de impedirle su retorno aún al día de hoy”.
Luego de afirmar esto, el canciller se ocupó de desarticular el argumento británico, según el cual los kelpers han adquirido a través del tiempo una identidad propia, y hoy ya no pueden ser considerados “súbditos de una potencia ocupante”.
Taiana dijo que “el propio Reino Unido --pretendiendo arrogarse competencia para aplicar legislación en territorio argentino- ratificó el carácter británico de la población de las islas a través de la Ley de Nacionalidad sancionada por el Parlamento británico en 1983”.
Se refería a la British Nationality (Falkland Islands) Act 1983: la ley que el Senado sugirió presentar como prueba de que los kelpers, lejos de ser un pueblo con identidad propia, son un grupo de ciudadanos de uno de los dos países en conflicto: el Reino Unido. Taiana agregó que “el derecho a la autodeterminación está dirigido a poblaciones locales nativas subyugadas”, para que éstas puedan contrarrestar “la opresión ejercida por la metrópoli y no para que empleados administrativos o súbditos de gobiernos coloniales (o sus descendientes) perpetúen la situación colonial”.
Terragno –autor del proyecto que aprobó el Senado—coincidió con Taiana en que “sostener la autodeterminación de los isleños sería usar un principio, forjado con el fin de descolonizar, para perpetuar una situación colonial, en detrimento de los legítimos derechos de la Argentina, que vería quebrantada la integridad de su territorio”.
http://parlamentario.com/noticia-9301.html
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FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS ARGENTINOS SOBRE LAS ISLAS MALVINAS
Por el malvinense Alexander Betts
Desde 1982 se ha escrito mucho sobre una disputa regional sudamericana que causó un conflicto bélico entre dos naciones que tiene una larga historia común que remonta de 1806, fecha en que una de esas naciones hizo su primer intento de invadir la otra. Estos países se llaman Gran Bretaña - el invasor de 1806 - y la Argentina que en aquel entonces todavía era una colonia española conocida como el virreinato del Río de la Plata.
El conflicto aludido duró 74 días (del 2 de abril al 14 de junio) y segó la vida de novecientos noventa y dos combatientes dejando casi dos mil hombres más heridos en distintos grados de consideración. En la batalla terrestre trece mil doscientos argentinos defensores, muchos de ellos conscriptos sin una adecuada preparación militar, lucharon contra diez mil quinientos militares profesionales ingleses por un archipiélago en los fondos del Atlántico Sur llamado las Islas Malvinas. Lo más triste de esto es que ese conflicto no tenía razón de ser y esos hogares que hoy les falta un miembro de la familia a causa de esa guerra no deberían estar huérfanos de uno de sus seres queridos.
Las raíces de la historia de la disputa por las Islas Malvinas anteceden en quinientos años los acontecimientos de 1982. Algunos estudiosos lo señalan como la controversia colonial más antigua del mundo moderno. Mucha de esa historia y la sangre que corrió innecesariamente en 1982 es producto de una intransigencia sorda y ciega de los isleños que pueblan las islas de no aceptar que la "verdad" que ellos poseen sobre los orígenes de la cuestión de los legítimos derechos soberanos de las tierras por ellos ocupadas es, en realidad, una adaptación de los hechos, moldeados a la medida de los intereses ingleses. En mi condición de nativo de las Islas como mis padres, abuelos y bisabuelos y habiendo vivido en mi terruño los primeros 34 años de mi vida, que incluye los días del conflicto armado, es mi obligación moral presentar este análisis de la controversia de la soberanía de mi tierra natal.
UN POCO DE HISTORIA
Para dirimir los conflictos por los límites territoriales del Nuevo Mundo entre Portugal y España, en 1493, el Papa Alejandro VI trazó una recta norte-sur, dividiendo el Océano Atlántico, concediendo a los Reyes Católicos de España la propiedad de las Américas... "os damos, concedemos y asignamos a perpetuidad
a vosotros y á vuestros herederos y sucesores con todos sus dominios, ciudades, fortalezas, lugares, derechos y jurisdicciones, y con todas sus pertenencias, todas aquellas islas y tierras firmes encontradas y que se encuentren descubiertas y que se descubran hacia el Occidente y el Mediodía..." transcripto de la Bula Inter Caetera.
El 7 de junio del año siguiente, 1494, los representantes del Rey de Portugal y el Rey y Reina de Castilla y Aragón se reunieron en Tordesillas para suscribir un tratado entre las respectivas coronas que reza así: "señale por el dicho océano una línea derecha de polo a polo... que es de norte a sur, la cual raya o línea se haya de dar y de derecha, como dicho es a trescientas leguas de las islas de Cabo Verde, hacia la parte del poniente... y que todo lo que hasta aquí se ha hallado y descubierto y de aquí en adelante se hallare y descubriere por el dicho señor Rey de Portugal y por sus navíos, así islas como tierra firme... pertenezca al dicho Rey de Portugal y a sus sucesores para siempre jamás, y que todo lo otro, así islas como tierra firme, halladas o por hallar, descubiertas o por descubrir que son o fuesen hallados por los dichos Señores Rey y Reina de Castilla y Aragón o por sus navíos... que todo se quede y pertenezca a los dichos señores... y a sus sucesores para siempre jamás..."
Pues en consideración de los parámetros descriptos en el tratado de Tordesillas, la ubicación geográfica de las Malvinas en el Atlántico Sur a sólo quinientos kilómetros de la costa patagónica de la Argentina es suficiente para justificar la plena jurisdicción española sobre esas tierras, aunque faltaba varios años para ser descubiertas. Es necesario saber de esos instrumentos jurídicos antes de comenzar el análisis de acontecimientos más recientes que hacen al legítimo derecho argentino a Malvinas. Otro dato que el lector común debe tener en cuenta es que, en casos que requieren de la intervención del derecho internacional, ese derecho tiene un carácter evolutivo, eso es, el fallo ajusta a las normas internacionales vigentes en los tiempos de la transgresión cometida y no por las normas que podrán estar vigentes en la actualidad.
LOS METODOS RECONOCIDOS PARA ADQUIRIR UN TITULO DE SOBERANÍA
El derecho internacional reconoce cuatro figuras "naturales" -en lenguaje jurídico títulos incoados- para adquirir la soberanía indiscutible de un territorio, a saber:
Ocupación efectiva: esto está demostrado por edificaciones permanentes,
organización administrativa o gubernamenta Prescripción: esto ocurre cuando un estado soberano no protesta la usurpación (invasión y ocupación) de su territorio ni mantiene vivo su reclamo de soberanía primogénito Cesión Voluntaria: mediante un tratado entre las partes, un estado cede voluntariamente una parte de su territorio a otro estado.
Tratado de Paz: El método más controvertido de adquirir título legítimo a un territorio.
En lenguaje sencillo, la OCUPACIÓN de una tierra como fuente de soberanía legítima, es la colonización de un territorio que no pertenece a ningún estado independiente. Esta norma internacional fué uno de los principales métodos utilizados por las potencias europeas en su expansión colonial en el siglo quince. En la medida que esa práctica se fué consolidando, se hizo lugar a otro principio legal de que esa ocupación sólo otorgaba título soberano en aquellos territorios que aún no pertenecían a ningún otro estado independiente.
Por PRESCRIPCIÓN se entiende que una potencia extranjera posee y administra un territorio, o sector de un territorio, que pertenecía a otro Estado y adquiere título legal sobre esas tierras después de un largo, pero indeterminado período de ejercer la soberanía del territorio ocupado sin encontrarse con ninguna protesta por parte del estado invadido. Un reclamo de soberanía territorial fundamentada en una ocupación ilegal y resistida por el estado soberano original quita todo sustento jurídico a ese reclamo.
La CESIÓN VOLUNTARIA de un territorio o sector de territorio, el título legal de soberanía se traspasa de una nación a otra mediante un tratado o contrato formal de cesión. En el caso de Malvinas nunca hubo un acuerdo de tal naturaleza entre el Reino Unido y la Argentina.
El método más controvertido para la adquisición de título territorial es aquel de un TRATADO DE PAZ poniendo fin a una guerra. Las Islas nunca jamás han sido sujeto de un tratado de paz anglo-argentino. La historia contemporánea está repleta de ejemplos en que una nación vencida
por las armas ha resignado a entregar territorios al vencedor como compensa de guerra. Las grandes divisiones y subdivisiones de Europa después de conflictos regionales y mundiales durante los siglos diecinueve y veinte son elocuentes ejemplos de este tipo de arreglo. Esta práctica es el causal de muchos de los conflictos bélicos actuales que una multitud de grupos étnicos y religiosos inician en el mundo hoy.
COLONIZACIÓN
La primera colonización del archipiélago de las Malvinas fué francesa. El 31 de enero de 1764 llegó a esas Islas el joven oficial francés Louis Antoine BOUNGAVILLE, que comenzó a levantar un asentamiento en el sector noroeste de la Malvina Oriental. El 5 de abril tomó posesión formal del archipiélago invocando el nombre del Rey de Francia, Luis XV, bautizando las islas con el nombre de "Les Malouines"
La Corona Española recibió una ingrata sorpresa unos meses después al tomar conocimiento de lo sucedido en las Malvinas. De inmediato protestó vigorosamente al gobierno francés por esta penetración en territorio español. Se fundamentó su protesta en el Tratado de Utrecht de 1713 y el pacto de Familia de 1761 por los cualeslas dos partes habían acordado a respetar "...todos los estados,tierras, islas y plazas que poseían en cualquier parte del mundo..." Las consiguientes negociaciones franco-españolas llegaron a un feliz término y, el 1 de abril de 1767, Bouganville devolvió la colonia a su legítima soberana: España.
En el acta de restitución, de fecha 4 de octubre de 1766, BOUGANVILLE no tuvo reparos en declarar la ilegalidad de su asentamiento: "Acte signé par Monsieur Louis de BOUGANVILLE... et fondation de ses éstablissements illegitimes dan les Iles malvines, appartenant á Sa majesté catholique..."
El Conde Francois DE BOUGANVILLE, heredero directo del navegante que colonizó las Malvinas escribió una frase durante el conflicto bélico anglo-argentino de 1982 que enfatiza el derecho indiscutible español y argentino sobre estas Islas. "Conservo como un tesoro los documentos que prueban como Luis de BOUGANVILLE, devolvió en 1767, por orden del Rey Francés Luis XV, las Islas Malvinas a la Corona Española, por reconocer que le pertenecían legítimamente, como hoy le pertenecen a la Argentina".
Bien, esta cesión formal franco-español de 1767 constituye una acto de transferencia formal y legítimo del territorio y, como tal, es de suma importancia en el caso de las Malvinas porque ajusta al derecho y constituye en la base de otro principio aleatorio de aplicación futura que es el "uti possidetis jure" o Sucesión Territorial de Estados.
Cuando España recuperó su colonia en las Islas se nombró Gobernador del archipiélago a Don. Felipe RUIZ PUENTE que asume el cargo en el mismo acto de traspaso (1° de abril de 1767). Nuevamente, éste es un elemento jurídico de relevancia. La continuidad de la administración efectiva francés-española significa que en ningún momento el territorio estaba desprovisto de autoridad de la Corona de Carlos III. España ocupó y administró las Malvinas durante los siguientes 45 años (hasta 1811) sin que ningún otro Estado independiente cuestionara esa
presencia y administración.
El motivo del repliegue de los efectivos españoles en Malvinas en 1811 obedecía a la decisión del Virrey español exiliado en Montevideo ordenó que todas las fuerzas españolas en la región del Río de la Plata y sus dependencias transferirse a Montevideo en un intento final de resistir al movimiento independentista de Buenos Aires.
LA INDEPENDENCIA ARGENTINA Y LA SUCESION TERRITORIAL
En 1810, el pueblo del Virreinato del Río de la Plata decidió liberarse del colonialismo impuesto desde Madrid e inició su lucha por la independencia. Luego de tres años de batallas, las fuerzas españolas en Montevideo fueron finalmente derrotadas y presentaron su rendición al comandante de los insurgentes, Carlos María de ALVEAR, el 20 de junio de 1814. Dos años después, en el Congreso de Tucumán de 1816, las Provincias Unidas del Río de la Plata declaró formalmente la independencia de España. El estado emergente reclamó, de acuerdo con el principio internacional de sucesión territorial, todo el territorio que le había pertenecido al Virreinato del Río de la Plata constituido en 1776. Las Malvinas fueron incorporadas a la jurisdicción establecida para este Virreinato en la fecha de su creación. Es más, el gobernador español de las islas se encontraba subordinado a la autoridad del virrey español en Buenos Aires.
El principio de la sucesión territorial establece que cuando una colonia se independiza, el nuevo estado hereda el territorio que poseía como colonia. Este derecho (sobre las Malvinas) podría haber sido lesionado por alguna protesta proveniente del Paraguay o el Uruguay porque estos estados independientes formaron parte también del antiguo Virreinato.
Sin embargo, la herencia argentina está resguardada por el mismo principio que sanciona que en casos en que la independencia de una colonia resulta en la creación de dos o más estados, éstos dividen el territorio de la antigua colonia entre ellos por medio de acuerdos o tratados. Cuando el Virreinato del Río de la Plata se transformó en el estado independiente de las Provincias Unidas del Río de la Plata (o de América del Sud) - hoy la Argentina -, dos provincias, la Audiencia de Asunción (hoy el Paraguay) y la Margen Oriental (actualmente la República Oriental del Uruguay), se separaron del gobierno central de Buenos Aires y formaron dos naciones independientes. Tanto Paraguay como Uruguay han apoyado reiterada y enérgicamente el reclamo argentino de recuperar su legítima soberanía de las Islas Malvinas.
La Argentina ejerció la posesión efectiva del territorio entre 1820 hasta el 3 de enero de 1833, fecha del desalojo forzoso inglés de la colonia argentina asentada en el mismo sitio a la Española en Puerto de la Soledad o Puerto Luis.
Por lo tanto, la Argentina conserva su inquebrantable derecho originario de título por sobre la pretensión inglesa de manifestar la soberanía del territorio malvinense como suyo.
PRESCRIPCION
Ningún análisis serio de la cuestión de la soberanía de las Malvinas puede alegar que el reclamo argentino ha proscripto. Este argumento ha sido esgrimido en base de la administración británica de la Colonia ininterrumpida desde 1833. El factor del tiempo por sí solo no transforma un acto ilegal en legal. La prescripción o pérdida del derecho legal por efecto del transcurrir del tiempo, solamente ocurre cuando el Estado lesionado acepta pasivamente el status quo nuevo en su territorio, o sector del mismo, que ha sido arrebatado.
Para que ello ocurra la Argentina debería haberse allanado) aceptado el derecho incuestionable del Reino unido al territorio) en la controversia por las Islas. En virtud de la verdad, hizo todo lo contrario. Una simple cita es suficiente para demostrar esto. El ministro argentino en Londres, Manuel Moreno, recibió instrucciones de buscar satisfacciones por el atropello inglés en las Malvinas. Su primera nota de protesta repudiando el arrebato del territorio lleva la fecha 17 de junio de 1833 es está dirigida al Lord Palmerston.
Este fue la primera de una larga serie de comunicaciones entre Moreno y funcionarios ingleses que culminó el 10 de marzo de 1842. En este último nota de protesta de Moreno se defendió enérgicamente el derecho argentino a las islas y cerró su misiva con la siguiente observación: "El abajo firmante, se ve en la obligación de declarar que el silencio de las Provincias Unidas no sea interpretado como un asentimiento tácito (de la ocupación inglesa de las Malvinas) y que el gobierno de las Provincias Unidas depositaba sus protestas contra la ocupación inglesa del territorio dejándolas con todo el valor que actualmente y en cualquier otra época puedan tener."
No hay duda entonces, que el contenido de esta nota fue una afirmación categórica y definitiva por parte del gobierno de Buenos Aires de que la Argentina nunca abandonará su legítimo derecho de soberanía a las Islas, y, en realidad, se ha continuado manteniendo firme su título a través de las repetidas protestas diplomáticos.
Desde la creación de las Naciones Unidas en 1945, la Argentina ha ventilado su reclamo en reiteradas oportunidades dentro de esta organización por la ocupación ilegítima británica de las islas Malvinas. La continua negativa argentina de consentir la usurpación de su territorio cometida en 1833 es sobrada razón para que no pueda considerarse que el título de soberanía argentino sobre éste haya fenecido por prescripción.
Por otra parte, en 1965, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó con amplia mayoría la Resolución 2065 (XX), reconociendo la efectiva existencia de una disputa territorial entre Gran Bretaña y la Argentina por la soberanía del archipiélago malvinense en el fondo del Atlántico Sur y 500 kilómetros mar adentro de la costa patagónica argentina. Esta resolución es un reconocimiento implícito que el reclamo argentino de soberanía sobre ese archipiélago nunca prescribió.
Para concluir este breve resumen, es apropiado hacer una referencia a un período de ocho años entre 1766 y 1774 cuando un asentamiento británico afincó esporádicamente en el Puerto de la Cruzada, Isla de Trinidad, frente a la Gran Malvina. En 1770, el virrey español en Buenos Aires, ordenó que se expulsara los ingleses de allí cumpliéndose el cometido el 10 de junio de 1770. Un año después, se permitió el regreso de los ingleses a la Isla de Trinidad donde permanecieron hasta 1774, fecha en que se abandonaron el territorio definitivamente. En ningún momento entre 1766 y 1774 (el tiempo que duró la presencia esporádica británica) hubo una protesta por parte del gobierno británico cuestionando el dominio efectivo español sobre la totalidad del territorio malvinense. Esta falta de reclamo sólo puede interpretarse como una aceptación implícita inglés del título incontestable español sobre las Islas.
CESIÓN VOLUNTARIA
Nunca hubo - ni hay - ánimo diplomático o político argentino de ceder las islas a la Gran Bretaña. Precisamente, la ausencia de este instrumento legal hace la presencia británica en el territorio absoluta y indiscutiblemente ilegítima. El verdadero ánimo del gobierno y pueblo argentino está reflejado en la cláusula Constitucional argentina que reza, y transcribo textualmente:
"La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre
las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios
marítimos e insulares correspondientes^ por ser parte integrante del territorio nacional.
La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía,
respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino." Fin de cita.
TRATADO DE PAZ
No hay ningún tratado bilateral anglo-argentino de entrega de territorio como consecuencia del conflicto bélico de 1982. Cinco meses de terminado ese conflicto, la Asamblea General de las Naciones Unidas trató el asunto de la disputa por la soberanía de las Islas Malvinas y instó a los dos Naciones involucradas en esa controversia (el Reino Unido y la Argentina) a resolverlo en la mesa de negociaciones, teniendo en cuenta los intereses de los habitantes del territorio. Es claro entonces, que los acontecimientos del 2 de abril al 14 de junio de 1982 no hicieron nada para resolver la cuestión central de la soberanía.
REFLEXIONES FINALES
La República Argentina ha expresada reiteradamente su compromiso y disposición a otorgar todas las garantías y salvaguardas necesarias con el propósito de preservar las características y el estilo de vida de los isleños. La Argentina tiene un firme mandato para desarrollar discusiones exhaustivas sobre el alcance y contenido de las garantías y salvaguardas adecuándolas conforme a los intereses de los habitantes del territorio en un contexto jurídico, legal, económico y espiritual.
La República Argentina confía que el Reino Unido, acatándose a los términos de las numerosas solicitudes de la Comunidad Internacional y dentro del marco auspicioso de las relaciones bilaterales, concede a restablecer negociaciones con fines de resolver definitivamente la disputa.
La Republica Argentina reitera su entera su entera disposición a reasumir las negociaciones de la disputa a los efectos de encontrar una solución justa, pacífica y definitiva a la cuestión de la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del sur y Sandwich del Sur con los espacios marítimos e insulares correspondientes.
El Reino Unido ¿cuándo asumirá su obligación ético-moral de cumplir con las exigencias de la comunidad internacional?
Autor: Alejandro J. Betts
http://elmalvinense.iespana.es/elmalvin ... rechos.htm
Por el malvinense Alexander Betts
Desde 1982 se ha escrito mucho sobre una disputa regional sudamericana que causó un conflicto bélico entre dos naciones que tiene una larga historia común que remonta de 1806, fecha en que una de esas naciones hizo su primer intento de invadir la otra. Estos países se llaman Gran Bretaña - el invasor de 1806 - y la Argentina que en aquel entonces todavía era una colonia española conocida como el virreinato del Río de la Plata.
El conflicto aludido duró 74 días (del 2 de abril al 14 de junio) y segó la vida de novecientos noventa y dos combatientes dejando casi dos mil hombres más heridos en distintos grados de consideración. En la batalla terrestre trece mil doscientos argentinos defensores, muchos de ellos conscriptos sin una adecuada preparación militar, lucharon contra diez mil quinientos militares profesionales ingleses por un archipiélago en los fondos del Atlántico Sur llamado las Islas Malvinas. Lo más triste de esto es que ese conflicto no tenía razón de ser y esos hogares que hoy les falta un miembro de la familia a causa de esa guerra no deberían estar huérfanos de uno de sus seres queridos.
Las raíces de la historia de la disputa por las Islas Malvinas anteceden en quinientos años los acontecimientos de 1982. Algunos estudiosos lo señalan como la controversia colonial más antigua del mundo moderno. Mucha de esa historia y la sangre que corrió innecesariamente en 1982 es producto de una intransigencia sorda y ciega de los isleños que pueblan las islas de no aceptar que la "verdad" que ellos poseen sobre los orígenes de la cuestión de los legítimos derechos soberanos de las tierras por ellos ocupadas es, en realidad, una adaptación de los hechos, moldeados a la medida de los intereses ingleses. En mi condición de nativo de las Islas como mis padres, abuelos y bisabuelos y habiendo vivido en mi terruño los primeros 34 años de mi vida, que incluye los días del conflicto armado, es mi obligación moral presentar este análisis de la controversia de la soberanía de mi tierra natal.
UN POCO DE HISTORIA
Para dirimir los conflictos por los límites territoriales del Nuevo Mundo entre Portugal y España, en 1493, el Papa Alejandro VI trazó una recta norte-sur, dividiendo el Océano Atlántico, concediendo a los Reyes Católicos de España la propiedad de las Américas... "os damos, concedemos y asignamos a perpetuidad
a vosotros y á vuestros herederos y sucesores con todos sus dominios, ciudades, fortalezas, lugares, derechos y jurisdicciones, y con todas sus pertenencias, todas aquellas islas y tierras firmes encontradas y que se encuentren descubiertas y que se descubran hacia el Occidente y el Mediodía..." transcripto de la Bula Inter Caetera.
El 7 de junio del año siguiente, 1494, los representantes del Rey de Portugal y el Rey y Reina de Castilla y Aragón se reunieron en Tordesillas para suscribir un tratado entre las respectivas coronas que reza así: "señale por el dicho océano una línea derecha de polo a polo... que es de norte a sur, la cual raya o línea se haya de dar y de derecha, como dicho es a trescientas leguas de las islas de Cabo Verde, hacia la parte del poniente... y que todo lo que hasta aquí se ha hallado y descubierto y de aquí en adelante se hallare y descubriere por el dicho señor Rey de Portugal y por sus navíos, así islas como tierra firme... pertenezca al dicho Rey de Portugal y a sus sucesores para siempre jamás, y que todo lo otro, así islas como tierra firme, halladas o por hallar, descubiertas o por descubrir que son o fuesen hallados por los dichos Señores Rey y Reina de Castilla y Aragón o por sus navíos... que todo se quede y pertenezca a los dichos señores... y a sus sucesores para siempre jamás..."
Pues en consideración de los parámetros descriptos en el tratado de Tordesillas, la ubicación geográfica de las Malvinas en el Atlántico Sur a sólo quinientos kilómetros de la costa patagónica de la Argentina es suficiente para justificar la plena jurisdicción española sobre esas tierras, aunque faltaba varios años para ser descubiertas. Es necesario saber de esos instrumentos jurídicos antes de comenzar el análisis de acontecimientos más recientes que hacen al legítimo derecho argentino a Malvinas. Otro dato que el lector común debe tener en cuenta es que, en casos que requieren de la intervención del derecho internacional, ese derecho tiene un carácter evolutivo, eso es, el fallo ajusta a las normas internacionales vigentes en los tiempos de la transgresión cometida y no por las normas que podrán estar vigentes en la actualidad.
LOS METODOS RECONOCIDOS PARA ADQUIRIR UN TITULO DE SOBERANÍA
El derecho internacional reconoce cuatro figuras "naturales" -en lenguaje jurídico títulos incoados- para adquirir la soberanía indiscutible de un territorio, a saber:
Ocupación efectiva: esto está demostrado por edificaciones permanentes,
organización administrativa o gubernamenta Prescripción: esto ocurre cuando un estado soberano no protesta la usurpación (invasión y ocupación) de su territorio ni mantiene vivo su reclamo de soberanía primogénito Cesión Voluntaria: mediante un tratado entre las partes, un estado cede voluntariamente una parte de su territorio a otro estado.
Tratado de Paz: El método más controvertido de adquirir título legítimo a un territorio.
En lenguaje sencillo, la OCUPACIÓN de una tierra como fuente de soberanía legítima, es la colonización de un territorio que no pertenece a ningún estado independiente. Esta norma internacional fué uno de los principales métodos utilizados por las potencias europeas en su expansión colonial en el siglo quince. En la medida que esa práctica se fué consolidando, se hizo lugar a otro principio legal de que esa ocupación sólo otorgaba título soberano en aquellos territorios que aún no pertenecían a ningún otro estado independiente.
Por PRESCRIPCIÓN se entiende que una potencia extranjera posee y administra un territorio, o sector de un territorio, que pertenecía a otro Estado y adquiere título legal sobre esas tierras después de un largo, pero indeterminado período de ejercer la soberanía del territorio ocupado sin encontrarse con ninguna protesta por parte del estado invadido. Un reclamo de soberanía territorial fundamentada en una ocupación ilegal y resistida por el estado soberano original quita todo sustento jurídico a ese reclamo.
La CESIÓN VOLUNTARIA de un territorio o sector de territorio, el título legal de soberanía se traspasa de una nación a otra mediante un tratado o contrato formal de cesión. En el caso de Malvinas nunca hubo un acuerdo de tal naturaleza entre el Reino Unido y la Argentina.
El método más controvertido para la adquisición de título territorial es aquel de un TRATADO DE PAZ poniendo fin a una guerra. Las Islas nunca jamás han sido sujeto de un tratado de paz anglo-argentino. La historia contemporánea está repleta de ejemplos en que una nación vencida
por las armas ha resignado a entregar territorios al vencedor como compensa de guerra. Las grandes divisiones y subdivisiones de Europa después de conflictos regionales y mundiales durante los siglos diecinueve y veinte son elocuentes ejemplos de este tipo de arreglo. Esta práctica es el causal de muchos de los conflictos bélicos actuales que una multitud de grupos étnicos y religiosos inician en el mundo hoy.
COLONIZACIÓN
La primera colonización del archipiélago de las Malvinas fué francesa. El 31 de enero de 1764 llegó a esas Islas el joven oficial francés Louis Antoine BOUNGAVILLE, que comenzó a levantar un asentamiento en el sector noroeste de la Malvina Oriental. El 5 de abril tomó posesión formal del archipiélago invocando el nombre del Rey de Francia, Luis XV, bautizando las islas con el nombre de "Les Malouines"
La Corona Española recibió una ingrata sorpresa unos meses después al tomar conocimiento de lo sucedido en las Malvinas. De inmediato protestó vigorosamente al gobierno francés por esta penetración en territorio español. Se fundamentó su protesta en el Tratado de Utrecht de 1713 y el pacto de Familia de 1761 por los cualeslas dos partes habían acordado a respetar "...todos los estados,tierras, islas y plazas que poseían en cualquier parte del mundo..." Las consiguientes negociaciones franco-españolas llegaron a un feliz término y, el 1 de abril de 1767, Bouganville devolvió la colonia a su legítima soberana: España.
En el acta de restitución, de fecha 4 de octubre de 1766, BOUGANVILLE no tuvo reparos en declarar la ilegalidad de su asentamiento: "Acte signé par Monsieur Louis de BOUGANVILLE... et fondation de ses éstablissements illegitimes dan les Iles malvines, appartenant á Sa majesté catholique..."
El Conde Francois DE BOUGANVILLE, heredero directo del navegante que colonizó las Malvinas escribió una frase durante el conflicto bélico anglo-argentino de 1982 que enfatiza el derecho indiscutible español y argentino sobre estas Islas. "Conservo como un tesoro los documentos que prueban como Luis de BOUGANVILLE, devolvió en 1767, por orden del Rey Francés Luis XV, las Islas Malvinas a la Corona Española, por reconocer que le pertenecían legítimamente, como hoy le pertenecen a la Argentina".
Bien, esta cesión formal franco-español de 1767 constituye una acto de transferencia formal y legítimo del territorio y, como tal, es de suma importancia en el caso de las Malvinas porque ajusta al derecho y constituye en la base de otro principio aleatorio de aplicación futura que es el "uti possidetis jure" o Sucesión Territorial de Estados.
Cuando España recuperó su colonia en las Islas se nombró Gobernador del archipiélago a Don. Felipe RUIZ PUENTE que asume el cargo en el mismo acto de traspaso (1° de abril de 1767). Nuevamente, éste es un elemento jurídico de relevancia. La continuidad de la administración efectiva francés-española significa que en ningún momento el territorio estaba desprovisto de autoridad de la Corona de Carlos III. España ocupó y administró las Malvinas durante los siguientes 45 años (hasta 1811) sin que ningún otro Estado independiente cuestionara esa
presencia y administración.
El motivo del repliegue de los efectivos españoles en Malvinas en 1811 obedecía a la decisión del Virrey español exiliado en Montevideo ordenó que todas las fuerzas españolas en la región del Río de la Plata y sus dependencias transferirse a Montevideo en un intento final de resistir al movimiento independentista de Buenos Aires.
LA INDEPENDENCIA ARGENTINA Y LA SUCESION TERRITORIAL
En 1810, el pueblo del Virreinato del Río de la Plata decidió liberarse del colonialismo impuesto desde Madrid e inició su lucha por la independencia. Luego de tres años de batallas, las fuerzas españolas en Montevideo fueron finalmente derrotadas y presentaron su rendición al comandante de los insurgentes, Carlos María de ALVEAR, el 20 de junio de 1814. Dos años después, en el Congreso de Tucumán de 1816, las Provincias Unidas del Río de la Plata declaró formalmente la independencia de España. El estado emergente reclamó, de acuerdo con el principio internacional de sucesión territorial, todo el territorio que le había pertenecido al Virreinato del Río de la Plata constituido en 1776. Las Malvinas fueron incorporadas a la jurisdicción establecida para este Virreinato en la fecha de su creación. Es más, el gobernador español de las islas se encontraba subordinado a la autoridad del virrey español en Buenos Aires.
El principio de la sucesión territorial establece que cuando una colonia se independiza, el nuevo estado hereda el territorio que poseía como colonia. Este derecho (sobre las Malvinas) podría haber sido lesionado por alguna protesta proveniente del Paraguay o el Uruguay porque estos estados independientes formaron parte también del antiguo Virreinato.
Sin embargo, la herencia argentina está resguardada por el mismo principio que sanciona que en casos en que la independencia de una colonia resulta en la creación de dos o más estados, éstos dividen el territorio de la antigua colonia entre ellos por medio de acuerdos o tratados. Cuando el Virreinato del Río de la Plata se transformó en el estado independiente de las Provincias Unidas del Río de la Plata (o de América del Sud) - hoy la Argentina -, dos provincias, la Audiencia de Asunción (hoy el Paraguay) y la Margen Oriental (actualmente la República Oriental del Uruguay), se separaron del gobierno central de Buenos Aires y formaron dos naciones independientes. Tanto Paraguay como Uruguay han apoyado reiterada y enérgicamente el reclamo argentino de recuperar su legítima soberanía de las Islas Malvinas.
La Argentina ejerció la posesión efectiva del territorio entre 1820 hasta el 3 de enero de 1833, fecha del desalojo forzoso inglés de la colonia argentina asentada en el mismo sitio a la Española en Puerto de la Soledad o Puerto Luis.
Por lo tanto, la Argentina conserva su inquebrantable derecho originario de título por sobre la pretensión inglesa de manifestar la soberanía del territorio malvinense como suyo.
PRESCRIPCION
Ningún análisis serio de la cuestión de la soberanía de las Malvinas puede alegar que el reclamo argentino ha proscripto. Este argumento ha sido esgrimido en base de la administración británica de la Colonia ininterrumpida desde 1833. El factor del tiempo por sí solo no transforma un acto ilegal en legal. La prescripción o pérdida del derecho legal por efecto del transcurrir del tiempo, solamente ocurre cuando el Estado lesionado acepta pasivamente el status quo nuevo en su territorio, o sector del mismo, que ha sido arrebatado.
Para que ello ocurra la Argentina debería haberse allanado) aceptado el derecho incuestionable del Reino unido al territorio) en la controversia por las Islas. En virtud de la verdad, hizo todo lo contrario. Una simple cita es suficiente para demostrar esto. El ministro argentino en Londres, Manuel Moreno, recibió instrucciones de buscar satisfacciones por el atropello inglés en las Malvinas. Su primera nota de protesta repudiando el arrebato del territorio lleva la fecha 17 de junio de 1833 es está dirigida al Lord Palmerston.
Este fue la primera de una larga serie de comunicaciones entre Moreno y funcionarios ingleses que culminó el 10 de marzo de 1842. En este último nota de protesta de Moreno se defendió enérgicamente el derecho argentino a las islas y cerró su misiva con la siguiente observación: "El abajo firmante, se ve en la obligación de declarar que el silencio de las Provincias Unidas no sea interpretado como un asentimiento tácito (de la ocupación inglesa de las Malvinas) y que el gobierno de las Provincias Unidas depositaba sus protestas contra la ocupación inglesa del territorio dejándolas con todo el valor que actualmente y en cualquier otra época puedan tener."
No hay duda entonces, que el contenido de esta nota fue una afirmación categórica y definitiva por parte del gobierno de Buenos Aires de que la Argentina nunca abandonará su legítimo derecho de soberanía a las Islas, y, en realidad, se ha continuado manteniendo firme su título a través de las repetidas protestas diplomáticos.
Desde la creación de las Naciones Unidas en 1945, la Argentina ha ventilado su reclamo en reiteradas oportunidades dentro de esta organización por la ocupación ilegítima británica de las islas Malvinas. La continua negativa argentina de consentir la usurpación de su territorio cometida en 1833 es sobrada razón para que no pueda considerarse que el título de soberanía argentino sobre éste haya fenecido por prescripción.
Por otra parte, en 1965, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó con amplia mayoría la Resolución 2065 (XX), reconociendo la efectiva existencia de una disputa territorial entre Gran Bretaña y la Argentina por la soberanía del archipiélago malvinense en el fondo del Atlántico Sur y 500 kilómetros mar adentro de la costa patagónica argentina. Esta resolución es un reconocimiento implícito que el reclamo argentino de soberanía sobre ese archipiélago nunca prescribió.
Para concluir este breve resumen, es apropiado hacer una referencia a un período de ocho años entre 1766 y 1774 cuando un asentamiento británico afincó esporádicamente en el Puerto de la Cruzada, Isla de Trinidad, frente a la Gran Malvina. En 1770, el virrey español en Buenos Aires, ordenó que se expulsara los ingleses de allí cumpliéndose el cometido el 10 de junio de 1770. Un año después, se permitió el regreso de los ingleses a la Isla de Trinidad donde permanecieron hasta 1774, fecha en que se abandonaron el territorio definitivamente. En ningún momento entre 1766 y 1774 (el tiempo que duró la presencia esporádica británica) hubo una protesta por parte del gobierno británico cuestionando el dominio efectivo español sobre la totalidad del territorio malvinense. Esta falta de reclamo sólo puede interpretarse como una aceptación implícita inglés del título incontestable español sobre las Islas.
CESIÓN VOLUNTARIA
Nunca hubo - ni hay - ánimo diplomático o político argentino de ceder las islas a la Gran Bretaña. Precisamente, la ausencia de este instrumento legal hace la presencia británica en el territorio absoluta y indiscutiblemente ilegítima. El verdadero ánimo del gobierno y pueblo argentino está reflejado en la cláusula Constitucional argentina que reza, y transcribo textualmente:
"La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre
las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios
marítimos e insulares correspondientes^ por ser parte integrante del territorio nacional.
La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía,
respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino." Fin de cita.
TRATADO DE PAZ
No hay ningún tratado bilateral anglo-argentino de entrega de territorio como consecuencia del conflicto bélico de 1982. Cinco meses de terminado ese conflicto, la Asamblea General de las Naciones Unidas trató el asunto de la disputa por la soberanía de las Islas Malvinas y instó a los dos Naciones involucradas en esa controversia (el Reino Unido y la Argentina) a resolverlo en la mesa de negociaciones, teniendo en cuenta los intereses de los habitantes del territorio. Es claro entonces, que los acontecimientos del 2 de abril al 14 de junio de 1982 no hicieron nada para resolver la cuestión central de la soberanía.
REFLEXIONES FINALES
La República Argentina ha expresada reiteradamente su compromiso y disposición a otorgar todas las garantías y salvaguardas necesarias con el propósito de preservar las características y el estilo de vida de los isleños. La Argentina tiene un firme mandato para desarrollar discusiones exhaustivas sobre el alcance y contenido de las garantías y salvaguardas adecuándolas conforme a los intereses de los habitantes del territorio en un contexto jurídico, legal, económico y espiritual.
La República Argentina confía que el Reino Unido, acatándose a los términos de las numerosas solicitudes de la Comunidad Internacional y dentro del marco auspicioso de las relaciones bilaterales, concede a restablecer negociaciones con fines de resolver definitivamente la disputa.
La Republica Argentina reitera su entera su entera disposición a reasumir las negociaciones de la disputa a los efectos de encontrar una solución justa, pacífica y definitiva a la cuestión de la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del sur y Sandwich del Sur con los espacios marítimos e insulares correspondientes.
El Reino Unido ¿cuándo asumirá su obligación ético-moral de cumplir con las exigencias de la comunidad internacional?
Autor: Alejandro J. Betts
http://elmalvinense.iespana.es/elmalvin ... rechos.htm
Última edición por Sobremonte el 19 Abr 2008, 19:32, editado 2 veces en total.
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- Soldado
- Mensajes: 26
- Registrado: 25 Mar 2008, 15:00
Hola....
Alfredo, interesante lo que has posteado y gracias por el link del Malvinense, pero te recomiendo que este no es el sitio para debatir Malvinas, para eso se crearon los sitios como Malvinas-Falklands allí hay historiadores, juristas, analistas, investigadores, en este sitio no encontrarás nada de eso.
Como veo que muchos foristas están despistados con el tema Malvinas, porque en este sitio no hay un profesional en ese tema y cualquiera cree tener la razón, los invito a todos los interesados a participar en esa página creada por profesionales en el tema. Pueden exponer las mismas opiniones que postean aquí a ver que respuesta reciben y quien está equivocado. En ese foro participan algunos ingleses, un malvinense, entre ellos un veterano de guerra inglés.
El foro: http://www.zonamilitar.com.ar/foros/forumdisplay.php?f=31
Si se animan a debatir con profesionales, los espero. A mi me gusta debatir en sitios británicos y argentinos donde se trata exclusivamente el tema Malvinas y no en este sitio que lo trata mucha gente inexperta y hasta desvirtúan el tema a propósito cuando pierden el argumentos.
Oscar, Alfredo y otros los espero en la página Zonamilitar.
Un abrazo......
Alfredo, interesante lo que has posteado y gracias por el link del Malvinense, pero te recomiendo que este no es el sitio para debatir Malvinas, para eso se crearon los sitios como Malvinas-Falklands allí hay historiadores, juristas, analistas, investigadores, en este sitio no encontrarás nada de eso.
Como veo que muchos foristas están despistados con el tema Malvinas, porque en este sitio no hay un profesional en ese tema y cualquiera cree tener la razón, los invito a todos los interesados a participar en esa página creada por profesionales en el tema. Pueden exponer las mismas opiniones que postean aquí a ver que respuesta reciben y quien está equivocado. En ese foro participan algunos ingleses, un malvinense, entre ellos un veterano de guerra inglés.
El foro: http://www.zonamilitar.com.ar/foros/forumdisplay.php?f=31
Si se animan a debatir con profesionales, los espero. A mi me gusta debatir en sitios británicos y argentinos donde se trata exclusivamente el tema Malvinas y no en este sitio que lo trata mucha gente inexperta y hasta desvirtúan el tema a propósito cuando pierden el argumentos.
Oscar, Alfredo y otros los espero en la página Zonamilitar.
Un abrazo......
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- Soldado
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Conclusiones.
A la luz de los hechos ya presentados, es razonable deducir que la apropiación violenta británica de las Malvinas en 1833 fue totalmente ilegal y sin el apoyo de ningún factor jurídico. Fue llevado a cabo con la conducta que el derecho internacional ya había condenado por largo tiempo. Al momento del delito, las islas eran una parte integral de la República Argentina y el Reino Unido tomó las islas arrebatándoselas a un estado independiente que había heredado título de España, perfeccionando dicho título a través de la toma de posesión del 20 de noviembre de 1820. En el momento del despojo inglés, la Argentina se encontraba en posesión efectiva y real de las Malvinas, y habían autoridades y colonos argentinos establecidos en ellas que fueron expulsados por Gran Bretaña.
Es igualmente importante rescatar aquí que la ilegalidad de la invasión británica, al tomar las islas en 1833, ha sido reconocida por varios historiadores, académicos y asesores legales comisionados por el propio Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña a realizar investigaciones sobre el asunto, intentando a encontrar fundamentos jurídicos favorables para el accionar británico. Sin embargo, el eminente jurista internacional Emer de Vattel (Suiza 1714 – 1767), asentó jurisprudencia para estos casos cuando declaró que “...ninguna Nación tiene el derecho de expulsar a otra gente del país que habitan con el propósito de asentarse ella misma en él.”
Bajo la doctrina de Vattel y de acuerdo a las normas del derecho internacional de los siglos 18 y 19, la toma británica de las Malvinas en 1833 fue absolutamente ilegal, y que esa ocupación por si sola no brinda el sustento jurídico para la adquisición de título legal a ellas.
Por otra parte, la presencia británica en el territorio argentino de las Islas Malvinas sigue siendo ilegítima porque nunca fue legalizada por la Argentina después de la consumación de la apropiación ilícita.
AJB.
http://elmalvinense.iespana.es/elmalvin ... rechos.htm
A la luz de los hechos ya presentados, es razonable deducir que la apropiación violenta británica de las Malvinas en 1833 fue totalmente ilegal y sin el apoyo de ningún factor jurídico. Fue llevado a cabo con la conducta que el derecho internacional ya había condenado por largo tiempo. Al momento del delito, las islas eran una parte integral de la República Argentina y el Reino Unido tomó las islas arrebatándoselas a un estado independiente que había heredado título de España, perfeccionando dicho título a través de la toma de posesión del 20 de noviembre de 1820. En el momento del despojo inglés, la Argentina se encontraba en posesión efectiva y real de las Malvinas, y habían autoridades y colonos argentinos establecidos en ellas que fueron expulsados por Gran Bretaña.
Es igualmente importante rescatar aquí que la ilegalidad de la invasión británica, al tomar las islas en 1833, ha sido reconocida por varios historiadores, académicos y asesores legales comisionados por el propio Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña a realizar investigaciones sobre el asunto, intentando a encontrar fundamentos jurídicos favorables para el accionar británico. Sin embargo, el eminente jurista internacional Emer de Vattel (Suiza 1714 – 1767), asentó jurisprudencia para estos casos cuando declaró que “...ninguna Nación tiene el derecho de expulsar a otra gente del país que habitan con el propósito de asentarse ella misma en él.”
Bajo la doctrina de Vattel y de acuerdo a las normas del derecho internacional de los siglos 18 y 19, la toma británica de las Malvinas en 1833 fue absolutamente ilegal, y que esa ocupación por si sola no brinda el sustento jurídico para la adquisición de título legal a ellas.
Por otra parte, la presencia británica en el territorio argentino de las Islas Malvinas sigue siendo ilegítima porque nunca fue legalizada por la Argentina después de la consumación de la apropiación ilícita.
AJB.
http://elmalvinense.iespana.es/elmalvin ... rechos.htm
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Malvinas:
Alejandro Jacobo Betts, de 60 años, nació en las islas Malvinas, como el resto de sus ocho hermanos. Siete de ellos aún viven en el archipiélago, igual que su hija —llamada Dawn— de 32 años, y también sus padres. Pero Alex decidió irse.
"En los años 70 empecé a interesarme por la historia de las islas Malvinas. Llegué a la conclusión de que todo lo que leía era parcial. Nos decían que Luis Vernet fue un comerciante alemán que llegó a Malvinas con el solo propósito de hacer negocios, y que el Gaucho Rivero nunca existió. Leíamos la historia con un solo ojo", cuenta a Clarín este argentino nacido en el Atlántico sur.
La decisión de vivir en territorio continental argentino fue tomada antes de la guerra del 82, pero recién después del conflicto Alex pudo embarcarse en el buque "Bahía Paraíso", junto a otras 14 personas, en un viaje coordinado por la Cruz Roja Internacional.
Allí quedó su hija menor, que para ese entonces tenía 12 años y se resistía a dejar las islas. Al enterarse, las autoridades isleñas le prohibieron a Alex llevarse a Dawn consigo, y tuvo que entregarla en custodia a los abuelos.
Perder todos sus bienes fue el resultado de oponerse a la política británica.
Alejandro Jacobo Betts, de 60 años, nació en las islas Malvinas, como el resto de sus ocho hermanos. Siete de ellos aún viven en el archipiélago, igual que su hija —llamada Dawn— de 32 años, y también sus padres. Pero Alex decidió irse.
"En los años 70 empecé a interesarme por la historia de las islas Malvinas. Llegué a la conclusión de que todo lo que leía era parcial. Nos decían que Luis Vernet fue un comerciante alemán que llegó a Malvinas con el solo propósito de hacer negocios, y que el Gaucho Rivero nunca existió. Leíamos la historia con un solo ojo", cuenta a Clarín este argentino nacido en el Atlántico sur.
La decisión de vivir en territorio continental argentino fue tomada antes de la guerra del 82, pero recién después del conflicto Alex pudo embarcarse en el buque "Bahía Paraíso", junto a otras 14 personas, en un viaje coordinado por la Cruz Roja Internacional.
Allí quedó su hija menor, que para ese entonces tenía 12 años y se resistía a dejar las islas. Al enterarse, las autoridades isleñas le prohibieron a Alex llevarse a Dawn consigo, y tuvo que entregarla en custodia a los abuelos.
Perder todos sus bienes fue el resultado de oponerse a la política británica.
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La malvinense Yolanda Bertrand de Janieson
Yolanda Bertrand de Janieson (67) es inglesa, nacida en Puerto Argentino un 25 de mayo. Es una típica kelper de la isla Soledad: piel blanquísima, mejillas rojas, robusta, fuerte y dicharachera (ellos dicen que los kelpers de la Gran Malvina son muy diferentes, que hablan muy poco y son casi hoscos, por el clima antártico).
Su bisabuelo llegó a Malvinas en 1.865 y una vez tuvo que ir a Buenos Aires, pero no pudo por la fiebre amarilla de 1.871: “El famoso peste”, dice Yolanda, en su casa, soy cuarta generación Bertrand en Malvinas. Para llegar al pequeño hospital en que nací, mi madre cabalgó nueve horas. Mi amor por los caballos empezó al nacer. Al año fui a vivir a Chile, donde sufrimos el terremoto de 1.939 y quedamos fundidos. Mis padres se separaron, él volvió a Malvinas, pero un juez británico ordenó que estuviera con él allá. A los cinco años fui embarcada sola, en plena guerra, en el último convoy de buques. La ley inglesa es así y se respeta a rajatabla en todo el mundo.
¿Sabe porqué Chile aceptó el Pacífico para Chile y Argentina el Atlántico para la Argentina? Porque lo dijo Gran Bretaña.
Me siento argentina y quiero sobre todo a las Malvinas, sus hijas entran y salen y por ahí anda un nieto de dos años, que es un puñado de patria criolla: morocho, pelos parados, ojos grandes, patitas flacas que corren tras una pelota. Yolanda dice que Gran Bretaña se apropió de las islas Malvinas indebidamente en 1833, en una época en que esa potencia tomaba territorio en donde pudiesen.
Se le recuerda el nombre de Antonio Rivero, aquel hombre a quien se puede imaginar como a una trenza de patriota con “criollo mal entretenido”. Y que en 1833 enfrentó a los ingleses en Malvinas con otros gauchos, algunos de ellos uruguayos, tuvo apurados a los ocupantes e izó el pabellón celeste y blanco en las islas. Yolanda confiesa que Antonio Rivero era un gaucho simple, pero con mucho carácter, siempre lo dimos por cierto, allá todavía hay una familia que desciende de él, los Pitaluga, de la estancia San Salvador. Hay mucho de criollo en Malvinas, como el nombre de los caballos y sus pelajes (zaino, tordillo, etc.). Hasta hay un cerro Bombilla, que los isleños llaman bombila con una sola ele. Hubo parientes míos que lucharon en la segunda guerra mundial y que en el uniforme, llevaban escrito “Argentina”.
Yolanda Bertrand de Janieson, en 1.987, fue a Nueva York y en las Naciones Unidas votó contra el colonialismo y no fue bien vista por los británicos.
Quiero volver a Malvinas, allí está la tumba de mi padre que sobre la cruz, tiene el timón de su goleta. Visitaría a mis primos, en el campo, pero el grupo de “los kelpers duros” no nos quieren, pero ellos no representan a todos los isleños.
Yolanda Bertrand de Janieson (67) es inglesa, nacida en Puerto Argentino un 25 de mayo. Es una típica kelper de la isla Soledad: piel blanquísima, mejillas rojas, robusta, fuerte y dicharachera (ellos dicen que los kelpers de la Gran Malvina son muy diferentes, que hablan muy poco y son casi hoscos, por el clima antártico).
Su bisabuelo llegó a Malvinas en 1.865 y una vez tuvo que ir a Buenos Aires, pero no pudo por la fiebre amarilla de 1.871: “El famoso peste”, dice Yolanda, en su casa, soy cuarta generación Bertrand en Malvinas. Para llegar al pequeño hospital en que nací, mi madre cabalgó nueve horas. Mi amor por los caballos empezó al nacer. Al año fui a vivir a Chile, donde sufrimos el terremoto de 1.939 y quedamos fundidos. Mis padres se separaron, él volvió a Malvinas, pero un juez británico ordenó que estuviera con él allá. A los cinco años fui embarcada sola, en plena guerra, en el último convoy de buques. La ley inglesa es así y se respeta a rajatabla en todo el mundo.
¿Sabe porqué Chile aceptó el Pacífico para Chile y Argentina el Atlántico para la Argentina? Porque lo dijo Gran Bretaña.
Me siento argentina y quiero sobre todo a las Malvinas, sus hijas entran y salen y por ahí anda un nieto de dos años, que es un puñado de patria criolla: morocho, pelos parados, ojos grandes, patitas flacas que corren tras una pelota. Yolanda dice que Gran Bretaña se apropió de las islas Malvinas indebidamente en 1833, en una época en que esa potencia tomaba territorio en donde pudiesen.
Se le recuerda el nombre de Antonio Rivero, aquel hombre a quien se puede imaginar como a una trenza de patriota con “criollo mal entretenido”. Y que en 1833 enfrentó a los ingleses en Malvinas con otros gauchos, algunos de ellos uruguayos, tuvo apurados a los ocupantes e izó el pabellón celeste y blanco en las islas. Yolanda confiesa que Antonio Rivero era un gaucho simple, pero con mucho carácter, siempre lo dimos por cierto, allá todavía hay una familia que desciende de él, los Pitaluga, de la estancia San Salvador. Hay mucho de criollo en Malvinas, como el nombre de los caballos y sus pelajes (zaino, tordillo, etc.). Hasta hay un cerro Bombilla, que los isleños llaman bombila con una sola ele. Hubo parientes míos que lucharon en la segunda guerra mundial y que en el uniforme, llevaban escrito “Argentina”.
Yolanda Bertrand de Janieson, en 1.987, fue a Nueva York y en las Naciones Unidas votó contra el colonialismo y no fue bien vista por los británicos.
Quiero volver a Malvinas, allí está la tumba de mi padre que sobre la cruz, tiene el timón de su goleta. Visitaría a mis primos, en el campo, pero el grupo de “los kelpers duros” no nos quieren, pero ellos no representan a todos los isleños.
Última edición por Sobremonte el 23 May 2008, 23:10, editado 1 vez en total.
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La historia del malvinense que quiere ser intendente de un pueblo cordobés
Betts nació en Malvinas en Puerto Argentino y se radicó en Córdoba después de la guerra
AGUA DE ORO, Córdoba.- Su DNI dice: "Alexander J. Betts. Nacionalidad: argentino, nacido en las islas Malvinas". El "Inglés", como le dicen en el pueblo, es candidato a intendente por el partido Unión Vecinal para las elecciones del próximo 15 de abril en Agua de Oro. La gente lo sigue; las encuestas le dan bien, pero las dudas persisten: ¿es inglés o argentino?
Después de 25 años entre nosotros, Betts reconoce que ya está acostumbrado a la pregunta, aunque, a decir verdad, piensa que darse cuenta no es tan difícil. No debería serlo, al menos, para los millones de argentinos que creen, sinceramente, que las Malvinas son nuestras, que aquellas lejanas islas nos pertenecen de pleno derecho y que, por lo tanto, ser isleño es ser tan argentino como riojano, mendocino o santacruceño.
En estos días anteriores a la conmemoración de los 25 años del desembarco argentino en las islas, los carteles con su sonrisa franca se multiplican por las sinuosas callecitas de este pintoresco reducto serrano de 2400 habitantes, ubicado a 50 kilómetros de la ciudad de Córdoba.
Hay renovación de cargos municipales dentro de pocos días y Betts se propone como el cambio, frente a un adversario que aspira a una sexta reelección. "Me parece que el que no tomó nota de lo que pasó en Misiones está perdido ", dice, en velada alusión a Carlos Belli, su principal contrincante en los próximos comicios.
Betts ha participado de la vida de este pueblo cordobés, donde se afincó apenas llegó al continente, poco después de finalizado el conflicto armado.
Primero fue elegido concejal por la UCR y luego secretario de Gobierno de la municipalidad local, en dos períodos: 1987 y 1995. "Yo brindé mi ayuda durante 8 años y creí haber cumplido un ciclo. Por eso, esta candidatura no nació de mí, sino de mucha gente que en el pueblo me decía: «Che, Alejandro, ¿para cuándo?». Como Unión Vecinal, que reúne a peronistas, radicales, demócratas, creo que hemos logrado reflejar esa famosa transversalidad de la que tanto se habla, sin ser kirchneristas.
-De hecho, enfrentan a gente que está desde hace muchos años
-Sí, al actual intendente, que va por la sexta reelección. Puede sonar utópico pretender enfrentar a una maquinaria tan consolidada, pero la gente quiere el cambio.
-¿Le gusta Kirchner?
-Es un hombre muy interesante. No estoy de acuerdo en un ciento por ciento con él, pero tiene el mérito de haber rescatado a la Nación del desastre por todos conocido. Noto en los vecinos de mi localidad un consenso en el sentido de que "no estamos bien, pero estamos mucho mejor que antes". Pero nuestra idea es trabajar con distintos sectores y no encolumnarnos detrás de un solo color político.
Betts nació en 1947 y es cuarta generación de isleños. Su tatarabuela paterna, Rebecca Mc Cullen, era escocesa, y se casó en las islas con su tatarabuelo John Charles Betts, que venía de Lincolnshire, Inglaterra. Por parte de madre, su familia llegó con los primeros viajes de los colonos, en 1842.
Defensor de la soberanía
Desde muy joven, y a partir de numerosas lecturas e investigaciones, Alexander defendió la reivindicación de soberanía sobre las islas que se ejercía desde el territorio continental argentino, lo que le costó no pocos enfrentamientos con los kelpers. "Había isleños que en privado me decían: «Probablemente tengas razón», pero públicamente nadie se hacía cargo", recuerda hoy.
Tras la rendición argentina, el 23 de junio de 1982, Betts abandonó Puerto Argentino en el rompehielos Bahía Paraíso, junto a otros ciudadanos argentinos que habían cumplido tareas civiles durante el desarrollo de las operaciones militares. La decisión de trasladarse -asegura- la había tomado antes del conflicto armado, con la perspectiva de trabajar para LADE en Ushuaia o en Comodoro Rivadavia, y para estar más cerca de su hijo Pablo, que por ese entonces -como muchos otros adolescentes malvinenses- cursaba estudios secundarios en territorio continental argentino.
Finalmente recaló en Agua de Oro, donde prestó servicios en el Aeropuerto Internacional de Pajas Blancas, primero para LADE y luego, a partir de una reestructuración, como empleado civil de la Fuerza Aérea.
En las islas quedaron su madre, Malvina Goss, su hija Dawn, actual subsecretaria de Vivienda de las islas, tres nietos y su hermano Terry Betts, varias veces miembro del Consejo Legislativo local. Alexander había enviudado en las Malvinas antes de la guerra. De un segundo matrimonio, en Agua de Oro, tuvo tres hijos más: Verónica (23), Leonardo Martín (21) y Juan Manuel (20).
Para Betts, la causa Malvinas sigue latente en el corazón de los argentinos, pero hay un gran desconocimiento. "Hace falta mucha docencia", asegura. Cuenta que nació en Puerto Argentino pero que hasta los 34 años sólo tuvo el status de isleño, no de ciudadano. Su partida de nacimiento decía: "Nacido en Falkland Islands". Punto.
"Recién en 1983, como un consuelo a los padecimientos del conflicto, por decreto de la primera ministra Thatcher [Margaret], se les reconoció a los habitantes de las islas cierto grado la ciudadanía británica, pero con muchas limitaciones, que subsisten aún hoy, en 2007", explica.
-¿Cómo es la actitud de los isleños hacia los argentinos continentales hoy?
-Creo que con el ciudadano común no hay resquemor. Muchos isleños vienen a pasear y no tienen ningún problema.
-¿Vienen seguido?
-Sí. No está en la primera plana de los diarios, pero vienen con frecuencia y circulan libremente. Le resulta más barato venir y conocer la Argentina que ir a Europa, por ejemplo.
-¿Cómo describiría la realidad de los isleños hoy?
-Son muy reservados, introvertidos, pero si uno logra penetrar en sus sentimientos, encontrará personas de un gran corazón. La vida tradicional en las Malvinas de antes de 1982 desapareció. Por eso me hace gracia cuando dicen que, si las islas pasaran a manos argentinas, se perdería el estilo de vida. Pero ¡si eso ya no existe!
-¿Se sienten ingleses?
-No. Diría que desde que comenzaron a llegar los primeros colonos, de 1842 en adelante, fuimos todos malvinenses. De ingleses no tenemos nada. Somos anglohablantes, pero sin ningún tipo de identidad nacional. Yo era huérfano de patria hasta que llegué a Córdoba. Acá uno se puede explayar, decir lo que piensa, lo que siente. Esa diferencia se nota, y es una sensación de libertad increíble.
Por Carmen María Ramos
Para LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/archivo/nota ... _id=896138
Betts nació en Malvinas en Puerto Argentino y se radicó en Córdoba después de la guerra
AGUA DE ORO, Córdoba.- Su DNI dice: "Alexander J. Betts. Nacionalidad: argentino, nacido en las islas Malvinas". El "Inglés", como le dicen en el pueblo, es candidato a intendente por el partido Unión Vecinal para las elecciones del próximo 15 de abril en Agua de Oro. La gente lo sigue; las encuestas le dan bien, pero las dudas persisten: ¿es inglés o argentino?
Después de 25 años entre nosotros, Betts reconoce que ya está acostumbrado a la pregunta, aunque, a decir verdad, piensa que darse cuenta no es tan difícil. No debería serlo, al menos, para los millones de argentinos que creen, sinceramente, que las Malvinas son nuestras, que aquellas lejanas islas nos pertenecen de pleno derecho y que, por lo tanto, ser isleño es ser tan argentino como riojano, mendocino o santacruceño.
En estos días anteriores a la conmemoración de los 25 años del desembarco argentino en las islas, los carteles con su sonrisa franca se multiplican por las sinuosas callecitas de este pintoresco reducto serrano de 2400 habitantes, ubicado a 50 kilómetros de la ciudad de Córdoba.
Hay renovación de cargos municipales dentro de pocos días y Betts se propone como el cambio, frente a un adversario que aspira a una sexta reelección. "Me parece que el que no tomó nota de lo que pasó en Misiones está perdido ", dice, en velada alusión a Carlos Belli, su principal contrincante en los próximos comicios.
Betts ha participado de la vida de este pueblo cordobés, donde se afincó apenas llegó al continente, poco después de finalizado el conflicto armado.
Primero fue elegido concejal por la UCR y luego secretario de Gobierno de la municipalidad local, en dos períodos: 1987 y 1995. "Yo brindé mi ayuda durante 8 años y creí haber cumplido un ciclo. Por eso, esta candidatura no nació de mí, sino de mucha gente que en el pueblo me decía: «Che, Alejandro, ¿para cuándo?». Como Unión Vecinal, que reúne a peronistas, radicales, demócratas, creo que hemos logrado reflejar esa famosa transversalidad de la que tanto se habla, sin ser kirchneristas.
-De hecho, enfrentan a gente que está desde hace muchos años
-Sí, al actual intendente, que va por la sexta reelección. Puede sonar utópico pretender enfrentar a una maquinaria tan consolidada, pero la gente quiere el cambio.
-¿Le gusta Kirchner?
-Es un hombre muy interesante. No estoy de acuerdo en un ciento por ciento con él, pero tiene el mérito de haber rescatado a la Nación del desastre por todos conocido. Noto en los vecinos de mi localidad un consenso en el sentido de que "no estamos bien, pero estamos mucho mejor que antes". Pero nuestra idea es trabajar con distintos sectores y no encolumnarnos detrás de un solo color político.
Betts nació en 1947 y es cuarta generación de isleños. Su tatarabuela paterna, Rebecca Mc Cullen, era escocesa, y se casó en las islas con su tatarabuelo John Charles Betts, que venía de Lincolnshire, Inglaterra. Por parte de madre, su familia llegó con los primeros viajes de los colonos, en 1842.
Defensor de la soberanía
Desde muy joven, y a partir de numerosas lecturas e investigaciones, Alexander defendió la reivindicación de soberanía sobre las islas que se ejercía desde el territorio continental argentino, lo que le costó no pocos enfrentamientos con los kelpers. "Había isleños que en privado me decían: «Probablemente tengas razón», pero públicamente nadie se hacía cargo", recuerda hoy.
Tras la rendición argentina, el 23 de junio de 1982, Betts abandonó Puerto Argentino en el rompehielos Bahía Paraíso, junto a otros ciudadanos argentinos que habían cumplido tareas civiles durante el desarrollo de las operaciones militares. La decisión de trasladarse -asegura- la había tomado antes del conflicto armado, con la perspectiva de trabajar para LADE en Ushuaia o en Comodoro Rivadavia, y para estar más cerca de su hijo Pablo, que por ese entonces -como muchos otros adolescentes malvinenses- cursaba estudios secundarios en territorio continental argentino.
Finalmente recaló en Agua de Oro, donde prestó servicios en el Aeropuerto Internacional de Pajas Blancas, primero para LADE y luego, a partir de una reestructuración, como empleado civil de la Fuerza Aérea.
En las islas quedaron su madre, Malvina Goss, su hija Dawn, actual subsecretaria de Vivienda de las islas, tres nietos y su hermano Terry Betts, varias veces miembro del Consejo Legislativo local. Alexander había enviudado en las Malvinas antes de la guerra. De un segundo matrimonio, en Agua de Oro, tuvo tres hijos más: Verónica (23), Leonardo Martín (21) y Juan Manuel (20).
Para Betts, la causa Malvinas sigue latente en el corazón de los argentinos, pero hay un gran desconocimiento. "Hace falta mucha docencia", asegura. Cuenta que nació en Puerto Argentino pero que hasta los 34 años sólo tuvo el status de isleño, no de ciudadano. Su partida de nacimiento decía: "Nacido en Falkland Islands". Punto.
"Recién en 1983, como un consuelo a los padecimientos del conflicto, por decreto de la primera ministra Thatcher [Margaret], se les reconoció a los habitantes de las islas cierto grado la ciudadanía británica, pero con muchas limitaciones, que subsisten aún hoy, en 2007", explica.
-¿Cómo es la actitud de los isleños hacia los argentinos continentales hoy?
-Creo que con el ciudadano común no hay resquemor. Muchos isleños vienen a pasear y no tienen ningún problema.
-¿Vienen seguido?
-Sí. No está en la primera plana de los diarios, pero vienen con frecuencia y circulan libremente. Le resulta más barato venir y conocer la Argentina que ir a Europa, por ejemplo.
-¿Cómo describiría la realidad de los isleños hoy?
-Son muy reservados, introvertidos, pero si uno logra penetrar en sus sentimientos, encontrará personas de un gran corazón. La vida tradicional en las Malvinas de antes de 1982 desapareció. Por eso me hace gracia cuando dicen que, si las islas pasaran a manos argentinas, se perdería el estilo de vida. Pero ¡si eso ya no existe!
-¿Se sienten ingleses?
-No. Diría que desde que comenzaron a llegar los primeros colonos, de 1842 en adelante, fuimos todos malvinenses. De ingleses no tenemos nada. Somos anglohablantes, pero sin ningún tipo de identidad nacional. Yo era huérfano de patria hasta que llegué a Córdoba. Acá uno se puede explayar, decir lo que piensa, lo que siente. Esa diferencia se nota, y es una sensación de libertad increíble.
Por Carmen María Ramos
Para LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/archivo/nota ... _id=896138
- Alfredo Rodriguez
- Soldado Primero
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- Registrado: 26 Mar 2008, 15:47
Muy buena información Sobremonte.
Aporto información sobre Malvinas:
Documento secreto británico S17111 (AS – 5728/311/2):
Un documento secreto británico – la S17111 (AS – 5728/311/2) de fecha 17 de septiembre de 1946 – cuestiona severamente las versiones de Davis y Hawkins en cuanto al “descubrimiento” de las Islas. Descarta esa posibilidad en base de las enormes diferencias entre las descripciones de ambos navegantes con las condiciones reales del terreno, costas y accidentes geográficos de las Islas. Por otra parte, las Malvinas eran totalmente despobladas. La crónica de Hawkins no coincide con la apariencia real de las islas con una campiña excelente, bastante llana de clima templado y habitada.
El avistaje de Strong es aceptado por los historiadores pero, no tomó posesión de las Islas sino simplemente desembarco para aprovisionarse de agua dulce y carne fresca (varios especies de patos). En el año 1580, la reina Isabel I de Inglaterra expresó serios reparos acerca de reclamos territoriales fundamentados solamente en descubrimientos.
1748. Agrego aquí la solicitud presentado al Rey Carlos III por Inglaterra pidiendo autorización a la Corona española para mandar una expedición británica al Mar del Sur, como era conocido en ese entonces el Atlántico Sur, y a buscar Malvinas. España denegó la autorización solicitada argumentando sus inviolables derechos soberanos sobre las mismas. La Gran Bretaña acata la decisión de España, en reconocimiento de los legítimos títulos españoles.
1764. Colonización francesa a través de Louis Antione de Bougainville. Antecede la pretendida “primera ocupación” por parte de los ingleses que ocurre dos años después con la llegada de Mc Bride a Puerto de la Cruzada de la Gran Malvina estableciendo una base naval clandestina en Puerto Egmont sobre la isla Trinidad (Saunders).
1765. Byron desembarca en Egmont, declarando las Islas “Posesión de la Corona de Su Majestad Jorge III”. Sin embargo, ninguna colonia británica fue establecida en esta ocasión. Bougainville hace un año ya estaba establecido en Puerto Louis de la isla Soledad.
1766. En el mes de enero de esta año MacBride instala la base naval clandestina en Puerto Egmont a 180 millas hace el oeste de Puerto Louis. En diciembre , un explorador de McBride encontró la colonia francesa en la Soledad. MacBride navegó hasta la colonia y intimó a Bougainville retirarse inmediatamente del lugar, cosa que los franceses rehusaron terminantemente hacer.
En octubre del mismo año, la corona francesa acordó devolver su colonia a España, informando al gobierno británico de esta decisión. El Duque de Choiseul le avisó al embajador inglés de París que, cito: “España había reclamado y obtenido de Francia el dominio de las Malvinas,- en cumplimiento del Tratado de Utrecht (de 1713), por cuanto de acuerdo con él, todos los países con excepción de España, estaban excluidos del derecho de establecer colonias en esa parte del Mundo” - fin de cita.
1767. Francia reconoce honradamente la soberanía española primaria y indiscutible de España sobre el archipiélago y entrega su colonia a esa Corona mediante un Tratado Internacional entre las partes. Sin ser obligada hacerlo, España reconoce las inversiones realizadas por Bougainville en la Colonia y le recompensa económicamente. España continúa interrumpidamente la presencia efectiva y administrativa en Puerto Soledad – el nuevo nombre para Puerto Louis – nombrando el primer Gobernador español del territorio, don Felipe Ruiz Puente, con residencia real y efectiva en el asentamiento de Soledad.
1769. Se produjo el incidente aludido en el resumen inglés. En el mes de noviembre, el piloto de una goleta española se encontró con el “Tamar” bajo el mando del capitán Anthony Hunt. Hunt expulsó el buque español. El gobernador españolen Puerto Soledad, Ruiz Puente, protestó ante Hunt por su proceder agresivo e le pidió que se retirase del archipiélago español. Hunt responde diciendo que las Islas eran británicas y quien debería dejar las islas eran los españoles, dándoles término de seis meses. Los españoles consideraron el ultimátum sumamente ofensivo y lo rechazaron.
1770. 10 de junio, luego de una breve y casi simbólica batalla, el General Madariaga expulsa los ingleses de la guarnición militar de Puerto Egmont, consiguiendo la rendición del fortín y los armamentos. La noticia de esta expulsión de la colonia ilegítima británica en Puerto Egmont por parte de las fuerzas españolas, puso el gobierno inglés en un delicado posición política en la cual la cuestión del “honor” nacional de los británicos jugó un papel muy importante.
1771. El incidente anglo-español del año anterior se destraba cuando Federick Lord North expresa confidencialmente al embajador español, Francés; que, cito “él no podía hablar ministerialmente sobre un abandono de Egmont después de un breve restitución del mismo, pero si el embajador le prometía que esta conversación no sería hecha pública, le diría confidencialmente que (los británicos) no deseaban conservar la isla (Trinidad) que de nada les valía y que si España daba la satisfacción exigida por la Corona, con seguridad la evacuarían.” fin de cita.
Con esta promesa, el Príncipe de Masserano negocia un acuerdo en España y la Gran Bretaña que restituye el fortín y instalaciones de Puerto Egmont en la Gran Malvina a los ingleses. La soberanía española sobre el archipiélago está expresamente resguardada íntegramente. España continuó gobernando las Islas desde Soledad, sin cuestionamientos por parte de la Corona británica.
1774. Los ingleses abandonaron voluntariamente las instalaciones en Puerto Egmont aduciendo motivos económicos. A continuación de la evacuación inglesa, Inglaterra aceptó el continuo ejercicio de soberanía sobre las islas por parte de España. Después de retirarse de la isla Trinidad, la Gran Bretaña nunca protestó la continua presencia en las islas del asentamiento español, ni los numerosos actos de ejercido de soberanía llevados a cabo por parte de España sobre el archipiélago que incluyen: a) el nombramiento sucesivo de veinte diferentes gobernadores de las islas por parte de España entre 1774 (la fecha del retiro inglés) hasta 1811; b) la inclusión de Malvinas en el Virreinato del Río de la Plata establecido en 1776; c) la demolición en 1777 bajo orden de España de las construcciones abandonadas por los británicos en la islas trinidad; c) durante las ocupaciones de la ciudad de Buenos Aires en 1806 y 1807, los ingleses no manifestaron ningún interés por las islas.
1776. Se constituye el Virreinato del Río de la Plata estableciendo sus limites territoriales, dentro de los cuales se incluye las Malvinas. Gran Bretaña no objetó esos limites, ni presentó reserva de derechos alguno.
En esta fecha, gobernaba las Islas el español Francisco Gil Lemos cuyo sucesor fue Ramón Caraza quien gobernó entre 1777 y 1779. Hasta 1790 las sucesiones fueron: Salvador Medina 1779 – 1781, Jacinto Altolaguirre 1781 al 1783, Fulgencio Montemayor 1783 – 1784, Agustín Figueroa 1784 – 1786, Pedro de Mesa Castro 1786, Ramón Clairac 1787, Mesa de Castro nuevamente en 1788, Clairac cumplió un segundo mandato durante 1789 y Juan José Elizalde llegó a Puerto Soledad por primera vez en 1790.
Por razones más que obvias, el resumen de los hechos que sirve de consulta para defender las pretensiones inglesas ignoran cualquier otro acontecimiento que puede haber sucedido entre 1776 y 1833. Para ser objetivo en la conclusión final es necesario considerar estos hechos.
1790. Un incidente entre las fuerzas de España y Gran Bretaña en el Estrecho de Nootka (Canadá) en 1789 nuevamente llevó a estos dos países al borde de la guerra. El conflicto fue resuelto pacíficamente por intermedio del Tratado de San Lorenzo, firmado por Gran Bretaña y España el 25 de octubre de 1790. Por este acuerdo, España le otorgó a Inglaterra el derecho a navegar, desembarcar y colonizar las regiones de la costa del Pacífico de Norteamérica todavía no ocupadas por colonos españoles. Gran Bretaña, por su parte, se comprometió una vez más a no violar las posesiones españolas en Sudamérica, y acordó con España de que ninguna de las dos naciones establecería nuevos asentamientos al sur de las plazas españolas continentales e insulares ya establecidas en las costas oriental y occidental de Sudamérica (art. 6º de la Convención).
Puesto que en 1790 las Malvinas estaban ocupadas por España, y dado que las Islas se encuentran al sur de las posesiones españolas en Sudamérica, este Tratado representó la aceptación británica del derecho de soberanía española sobre las mismas, y comprometió legalmente a Inglaterra a no establecer asentamientos en, o cera del, archipiélago. Este tratado es, por lo tanto, un claro reconocimiento británico del derecho exclusivo de soberanía por parte de España sobre Malvinas. Asimismo, el Tratado de San Lorenzo también representó un abandono de jure por parte de Gran Bretaña de su reclamación de soberanía sobre las islas porque al aceptar la prohibición legal de volver a establecer un asentamiento en las Islas, Gran Bretaña no podía desarrollar ni mantener un proceso de reclamo de soberanía sobre ellas. (El memorándum de Gaston de Bernhardt, de 1910 y producido por orden del Foreign Office observa lo siguiente: Por este artículo, es evidente que la Gran Bretaña estaba excluida de ocupar cualquier parte de las Islas Falkland (Malvinas).)
Después del Tratado de San Lorenzo, igual que antes, la sucesión de los gobernadores españoles en Malvinas continuo normalmente. Pedro Pablo Sanguinetto reemplazo Elizalde en 1791 y se alternaron en el cargo en 1792 y 93 respectivamente. José Aldana Ortega llegó en 1794, Sanguinetto volvió en 1795 y Ortega en 1796. Luis de Medina Torres y Francisco Javier de Viana se alternaron los años 1797, 1798, 1799 y 1800. Para el año 1801 fue designado Ramón J. Fernández Villegas y Bernardo Bonavía en 1802. Antonio Leal de Ibarra sirvió durante el año 1803, Bonavía en un segundo mandato en 1804 y Leal de Ibarra, el año siguiente 1805. Juan Cristósomo Martínez estuvo en las Islas en el primer semestre de 1806 siendo reemplazado por Bernardo Bonavía nuevamente y éste ejerció el cargo hasta 1809, soportando todas las inconvenientes que causó a la guarnición isleña las invasiones inglesas de Buenos Aires en 1806 y 1807. Gerardo Bordas fue el anteúltimo gobernador español en Puerto soledad entre 1809 y 1810 y Pablo Guillen estaba al mando hasta mediados del mes de febrero de 1881 cuado recibió órdenes de replegarse sobre Montevideo con el personal y armamento de la plaza Malvinas.
Lo importante aquí es que durante y después de la derrota por las fuerzas de Buenos Aires defendiendo el Virreinato del Río de la Plata, las autoridades españolas en Buenos Aires mantuvieron su ejercicio de soberanía en Malvinas.
1810. Nace la Argentina. El nombre de referencia “Argentina” fue utilizada por primer vez
en 1601 y refería al Río de la Plata. El pueblo del Virreinato del Río de la Plata inició su lucha por la independencia cuando una junta de personalidades de Buenos Aires reemplazó al virrey español en el mes de mayo de 1810. Esto resultó en un repliegue de todas las fuerzas españolas en la región del Río de la Plata a Montevideo. Así fue como, en 1811, las fuerzas españolas en las Islas Malvinas fueron transferidas a Montevideo. La consiguiente lucha duró tres años y el 20 de junio de 1814 los españoles rindieron a Carlos María de Alvear. Dos años después, el 9 de julio de 1816, el Congreso de Representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declaró formalmente la independencia.
De acuerdo con el principio internacional de sucesión territorial, el nuevo estado reclamó el territorio que le había pertenecido al Virreinato del Río de la Plata. Como se ha indicado anteriormente, las Islas Malvinas fueron parte integral de dicho virreinato. Es más, el gobernador español de la islas se encontraba bajo autoridad del virrey español en Buenos Aires.
Valga profundizar un poco aquí, en el concepto jurídico de la sucesión territorial. El principio de derecho internacional de la sucesión territorial sanciona que cuando una colonia se independiza (como lo hizo el Virreinato), el estado soberano emergente (las Provincias Unidas del Río de la Plata) hereda el territorio que poseía como colonia. En casos en que la independencia de una colonia lleva al establecimiento de dos o más estados (el caso nuestro), los nuevos estados se dividen el territorio de la antigua colonia entre ellos por medio de acuerdos o tratados. (Este principio de la sucesión territorial fue reconocido el siglo pasado con la independencia de la mayoría de las antiguas colonias europeas en África y Asia.) Finalmente, el documento S-17111 confiesa que la ausencia británica de las islas por el período 1774 – 1832 supone el abandono de todo derecho o título previo al 1832, aun asumiendo que estos derechos o títulos hubieran sido válidos.
1814: En el mes de agosto, se firma el “Tratado de Amistad y Alianza” entre España y Inglaterra que ratifica las condiciones de la Convención de Nootka Sound que precluía toda ocupación británica de las Malvinas.
1820: En fecha 6 de noviembre de 1820, el comandante David Jewett, al frente de la fragata “Heroína” se hace caro, en nombre del gobierno de las Provincias Unidas del río de la Palta, y con las formalidades de práctica, de Puerto Louis o Puerto Nuestra Señora de la Soledad, como lo llamaban los españoles. Hallábanse presentes en dicho acto capitanes y tripulaciones de más de cincuenta embarcaciones que se encontraban en Bahía de la Anunciación, muchos de ellos de bandera británica. No hubo ni protesta, ni mención de este acto por parte del gobierno de Su Majestad. Por otra parte el documento secreto antes mencionado reconoce plenamente esta toma de posesión en nombre del gobierno de Buenos Aires.
1823: Le sucede el comandante Pablo Areguaty quien se había hecho cargo del archipiélago luego que Jewett se retira de allí. El general Martín Rodríguez, jefe del gobierno argentino, concede a una veterano de la guerra de Independencia, Jorge Pacheco, treinta leguas de tierra con derechos exclusivos a la explotación del ganado vacuno y de pesca. Pacheco, subcontrata a Robert Schofield para establecer la empresa en las Islas y instalar un poblado en las mismas. Una vez más, hubo un silencio absoluto por parte de Inglaterra al respecto.
1826: Luis Vernet, socio de Pacheco, se hace cargo de la administración de las actividades comerciales en Malvinas y intenta establecer el poblado llevando allí personal y caballada de la región patagónica. Sus esfuerzos no prosperaron.
1828: El 8 de enero, se otorga a Luis Vernet, la concesión del Puerto Soledad, por veinte años, con la condición de establecer allí un poblado, lo que fundó, a los dos años con cien hombres: gauchos e indígenas de la Pampa, colonos y balleneros europeos.
1829: Por decreto del 10 de junio de 1829, el general Rodríguez lo constituye comandante político y militar de las Islas. Vernet se instala con su familia en Puerto Soledad, llevando como mayordomo al escocés Mateo Brisbane. Ocupa la casa de cal y canto construida en 1807, durante la gobernación española de Gerardo Bordas. Vernet y su familia llegó a las Islas el 15 de julio de 1829.
Diciembre, protesta del cónsul ingles en Buenos Aires, Woodbine Parish.
1831: En el mes de agosto de este año, Vernet captura tres barcos pesqueros norteamericanos que se dedicaban a la caza de focas y pingüinos en las costas de la península de San Salvador, como así también, la matanza indiscriminada del hacienda vacuno en la Soledad. Ambas actividades estaban expresamente prohibidos por la ley de caza y pesca aprobada tres años antes, por la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires.
Mediados de noviembre de 1831, Vernet se ve obligado a trasladarse a Buenos Aires para instruir un sumario contra los infractores norteamericanos, hecho que da lugar al triste episodio siguiente y un largo y irresuelto pleito con el gobierno de Norte América.
El 28 de diciembre, a causa de una protesta del cónsul interino norteamericano en Buenos Aires, George Slacum, por la captura de las barcos pesqueros clandestinos, desembarca en Soledad la tripulación de la corbeta de guerra estadounidense “Lexington” cumplimentando las órdenes impartidas por su comandante, Silas Duncan, y toma una salvaje represalia que resulta ser un pillaje: Saquea las viviendas y depósitos, ultraja a los pobladores, toma prisioneros dos lugartenientes de Vernet y a seis oficiales de la guarnición y inutiliza la artillería del fuerte.
El brutal y innecesario atropello causa profunda indignación en Buenos Aires. El gobernador Juan Manuel de Rosas instruye a su ministro Manuel Maza, para que inicie una enérgica protesta ante el gobierno de Wáshington, lo que éste cumple en un largo memorándum, el 8 de agosto de 1832, en el cual, después de justificar el procedimiento de Vernet, acusa a Duncan de piratería y exige una reparación y una indemnización por la iniquidad cometida contra los pobladores de Soledad.
Luego se dan pasaportes al cónsul Slacum y al encargado de negocios Baylies, por su atrevida participación que dio inicio al asunto.
Norte América evade la demanda argentina, alegando que aún no estaba definida la controversia con Inglaterra sobre la propiedad de las Islas, dando así por concluída la discusión.
El libro oficial inglés “The Annual Register” (Londres 1833), que contiene una reseña de los acontecimientos mundiales de 1832, comentando el conflicto argentino-norteamericano, reconoce implícitamente la soberanía argentina, al expresar lo siguiente: “..... la República (Argentina) estuvo en cierto peligro de colisión con los Estados Unidos, a causa de que un navío de guerra norteamericano destruyó un establecimiento perteneciente a la República, en una de las islas Falkland (Malvinas). La República pidió una satisfacción y los Estados Unidos designaron un enviado especial, pero la negociación no llegó a término satisfactorio. El enviado pidió y obtuvo sus pasaportes. El gobierno argentino lo acusó de haber ido a entorpecer la negociación ......... y declaró su determinación de afirmar su poder y sus derechos sobre las Islas Falkland (Malvinas).”
1832: El 10 de septiembre, el mayor Juan Estaban Mestivier es nombrado comandante interino de las Malvinas, y transporta en la goleta “Sarandi” cincuenta hombres con sus respectivas familias y cierto número de presos por delitos comunes, con los que pensaba iniciarse un penal en el territorio.
25 de septiembre. La goleta “Sarandi” zarpó de Buenos Aires con destino Puerto Soledad.
26 de septiembre. El cónsul norteamericano en Buenos Aires, Baylies, le enrostró al embajador británico en Buenos Aires, Henry Fox, que el gobierno de su Majestad permita que una “horda de piratas” ocupe Malvinas.
01 de octubre. El ministro de Relaciones Exteriores Argentinos, Manuel Maza, contesta al embajador inglés, Fox, informándole que su reclamo estaba a la consideración del gobierno y cuando sea oportuno, le haría saber el derecho de la República sobre las Islas. El mismo día, el señor Fox, eleva nota al Lord Palmerston ponderando importantes consideraciones sobre la disputa entre Buenos Aires y los Estados Unidos y la posición más conveniente para la Gran Bretaña ante dicha disputa.
28 de noviembre. El Contralmirante y Comandante en Jefe de la Estación Sudamericana inglesa, Sir Thomas Baker, impartió detalladas instrucciones al Comandante de la corbeta “Clio”, capitán John Onslow, sobre su expedición a Malvinas.
1833.
2 de enero. La corbeta inglesa “Clio”, al mando del capitán John James Onslow, entró en Puerto Soledad procedente de la Bahía de la Bruzada y intimó al comandante de la goleta de guerra argentina “Sarandi” arriar el pabellón nacional y retirase de las Islas, junto con el personal de la guarnición y los pobladores de Soledad.
3 de enero. El teniente coronel José María Pinedo, reunió a su tripulación en Consejo de Guerra para evaluar la inesperada situación presentada. Corría con gran desventaja puesto que muchos de los hombres de la “Sarandi”, eran británicos que no querrían enfrentarse con sus connacionales de la “Clio”. Por otra parte, estaba ampliamente superado numéricamente y por cantidad y calibre de los cañones de la corbeta inglesa apoyada por la fragata “Tyne”.
5 de enero. La “Sarandi” salió de Puerto Soledad rumbo a Buenos Aires llevando la tropa y pobladores argentinos, más sus enseres. Dejó la bandera azul y blanca flameando en la punta del mástil de la Plaza del poblado.
14 de enero. Llegó al puerto de Buenos Aires, la goleta “Sarandi”, procedente de Puerto Soledad. En igual fecha, el inglés Onslow dio por finalizada su misión en Malvinas y se hizo al mar en la “Clio”. Dejó el despensero irlandés, Guillermo Dickson como representante de los intereses ingleses en Soledad.
15 de enero. El buque de apoyo a la “Clio”, la “Tyne” se retira también de Puerto Soledad. Regresó a Puerto Egmont (de la Cruzada). El ministro Maza exige explicaciones al Encargado de Negocios británicos en Buenos Aires, Felipe G Gore, sobre los inexplicables sucesos ocurridos en Puerto Soledad entre el 3 y el 5 del mismo mes.
Continuar.
Aporto información sobre Malvinas:
Documento secreto británico S17111 (AS – 5728/311/2):
Un documento secreto británico – la S17111 (AS – 5728/311/2) de fecha 17 de septiembre de 1946 – cuestiona severamente las versiones de Davis y Hawkins en cuanto al “descubrimiento” de las Islas. Descarta esa posibilidad en base de las enormes diferencias entre las descripciones de ambos navegantes con las condiciones reales del terreno, costas y accidentes geográficos de las Islas. Por otra parte, las Malvinas eran totalmente despobladas. La crónica de Hawkins no coincide con la apariencia real de las islas con una campiña excelente, bastante llana de clima templado y habitada.
El avistaje de Strong es aceptado por los historiadores pero, no tomó posesión de las Islas sino simplemente desembarco para aprovisionarse de agua dulce y carne fresca (varios especies de patos). En el año 1580, la reina Isabel I de Inglaterra expresó serios reparos acerca de reclamos territoriales fundamentados solamente en descubrimientos.
1748. Agrego aquí la solicitud presentado al Rey Carlos III por Inglaterra pidiendo autorización a la Corona española para mandar una expedición británica al Mar del Sur, como era conocido en ese entonces el Atlántico Sur, y a buscar Malvinas. España denegó la autorización solicitada argumentando sus inviolables derechos soberanos sobre las mismas. La Gran Bretaña acata la decisión de España, en reconocimiento de los legítimos títulos españoles.
1764. Colonización francesa a través de Louis Antione de Bougainville. Antecede la pretendida “primera ocupación” por parte de los ingleses que ocurre dos años después con la llegada de Mc Bride a Puerto de la Cruzada de la Gran Malvina estableciendo una base naval clandestina en Puerto Egmont sobre la isla Trinidad (Saunders).
1765. Byron desembarca en Egmont, declarando las Islas “Posesión de la Corona de Su Majestad Jorge III”. Sin embargo, ninguna colonia británica fue establecida en esta ocasión. Bougainville hace un año ya estaba establecido en Puerto Louis de la isla Soledad.
1766. En el mes de enero de esta año MacBride instala la base naval clandestina en Puerto Egmont a 180 millas hace el oeste de Puerto Louis. En diciembre , un explorador de McBride encontró la colonia francesa en la Soledad. MacBride navegó hasta la colonia y intimó a Bougainville retirarse inmediatamente del lugar, cosa que los franceses rehusaron terminantemente hacer.
En octubre del mismo año, la corona francesa acordó devolver su colonia a España, informando al gobierno británico de esta decisión. El Duque de Choiseul le avisó al embajador inglés de París que, cito: “España había reclamado y obtenido de Francia el dominio de las Malvinas,- en cumplimiento del Tratado de Utrecht (de 1713), por cuanto de acuerdo con él, todos los países con excepción de España, estaban excluidos del derecho de establecer colonias en esa parte del Mundo” - fin de cita.
1767. Francia reconoce honradamente la soberanía española primaria y indiscutible de España sobre el archipiélago y entrega su colonia a esa Corona mediante un Tratado Internacional entre las partes. Sin ser obligada hacerlo, España reconoce las inversiones realizadas por Bougainville en la Colonia y le recompensa económicamente. España continúa interrumpidamente la presencia efectiva y administrativa en Puerto Soledad – el nuevo nombre para Puerto Louis – nombrando el primer Gobernador español del territorio, don Felipe Ruiz Puente, con residencia real y efectiva en el asentamiento de Soledad.
1769. Se produjo el incidente aludido en el resumen inglés. En el mes de noviembre, el piloto de una goleta española se encontró con el “Tamar” bajo el mando del capitán Anthony Hunt. Hunt expulsó el buque español. El gobernador españolen Puerto Soledad, Ruiz Puente, protestó ante Hunt por su proceder agresivo e le pidió que se retirase del archipiélago español. Hunt responde diciendo que las Islas eran británicas y quien debería dejar las islas eran los españoles, dándoles término de seis meses. Los españoles consideraron el ultimátum sumamente ofensivo y lo rechazaron.
1770. 10 de junio, luego de una breve y casi simbólica batalla, el General Madariaga expulsa los ingleses de la guarnición militar de Puerto Egmont, consiguiendo la rendición del fortín y los armamentos. La noticia de esta expulsión de la colonia ilegítima británica en Puerto Egmont por parte de las fuerzas españolas, puso el gobierno inglés en un delicado posición política en la cual la cuestión del “honor” nacional de los británicos jugó un papel muy importante.
1771. El incidente anglo-español del año anterior se destraba cuando Federick Lord North expresa confidencialmente al embajador español, Francés; que, cito “él no podía hablar ministerialmente sobre un abandono de Egmont después de un breve restitución del mismo, pero si el embajador le prometía que esta conversación no sería hecha pública, le diría confidencialmente que (los británicos) no deseaban conservar la isla (Trinidad) que de nada les valía y que si España daba la satisfacción exigida por la Corona, con seguridad la evacuarían.” fin de cita.
Con esta promesa, el Príncipe de Masserano negocia un acuerdo en España y la Gran Bretaña que restituye el fortín y instalaciones de Puerto Egmont en la Gran Malvina a los ingleses. La soberanía española sobre el archipiélago está expresamente resguardada íntegramente. España continuó gobernando las Islas desde Soledad, sin cuestionamientos por parte de la Corona británica.
1774. Los ingleses abandonaron voluntariamente las instalaciones en Puerto Egmont aduciendo motivos económicos. A continuación de la evacuación inglesa, Inglaterra aceptó el continuo ejercicio de soberanía sobre las islas por parte de España. Después de retirarse de la isla Trinidad, la Gran Bretaña nunca protestó la continua presencia en las islas del asentamiento español, ni los numerosos actos de ejercido de soberanía llevados a cabo por parte de España sobre el archipiélago que incluyen: a) el nombramiento sucesivo de veinte diferentes gobernadores de las islas por parte de España entre 1774 (la fecha del retiro inglés) hasta 1811; b) la inclusión de Malvinas en el Virreinato del Río de la Plata establecido en 1776; c) la demolición en 1777 bajo orden de España de las construcciones abandonadas por los británicos en la islas trinidad; c) durante las ocupaciones de la ciudad de Buenos Aires en 1806 y 1807, los ingleses no manifestaron ningún interés por las islas.
1776. Se constituye el Virreinato del Río de la Plata estableciendo sus limites territoriales, dentro de los cuales se incluye las Malvinas. Gran Bretaña no objetó esos limites, ni presentó reserva de derechos alguno.
En esta fecha, gobernaba las Islas el español Francisco Gil Lemos cuyo sucesor fue Ramón Caraza quien gobernó entre 1777 y 1779. Hasta 1790 las sucesiones fueron: Salvador Medina 1779 – 1781, Jacinto Altolaguirre 1781 al 1783, Fulgencio Montemayor 1783 – 1784, Agustín Figueroa 1784 – 1786, Pedro de Mesa Castro 1786, Ramón Clairac 1787, Mesa de Castro nuevamente en 1788, Clairac cumplió un segundo mandato durante 1789 y Juan José Elizalde llegó a Puerto Soledad por primera vez en 1790.
Por razones más que obvias, el resumen de los hechos que sirve de consulta para defender las pretensiones inglesas ignoran cualquier otro acontecimiento que puede haber sucedido entre 1776 y 1833. Para ser objetivo en la conclusión final es necesario considerar estos hechos.
1790. Un incidente entre las fuerzas de España y Gran Bretaña en el Estrecho de Nootka (Canadá) en 1789 nuevamente llevó a estos dos países al borde de la guerra. El conflicto fue resuelto pacíficamente por intermedio del Tratado de San Lorenzo, firmado por Gran Bretaña y España el 25 de octubre de 1790. Por este acuerdo, España le otorgó a Inglaterra el derecho a navegar, desembarcar y colonizar las regiones de la costa del Pacífico de Norteamérica todavía no ocupadas por colonos españoles. Gran Bretaña, por su parte, se comprometió una vez más a no violar las posesiones españolas en Sudamérica, y acordó con España de que ninguna de las dos naciones establecería nuevos asentamientos al sur de las plazas españolas continentales e insulares ya establecidas en las costas oriental y occidental de Sudamérica (art. 6º de la Convención).
Puesto que en 1790 las Malvinas estaban ocupadas por España, y dado que las Islas se encuentran al sur de las posesiones españolas en Sudamérica, este Tratado representó la aceptación británica del derecho de soberanía española sobre las mismas, y comprometió legalmente a Inglaterra a no establecer asentamientos en, o cera del, archipiélago. Este tratado es, por lo tanto, un claro reconocimiento británico del derecho exclusivo de soberanía por parte de España sobre Malvinas. Asimismo, el Tratado de San Lorenzo también representó un abandono de jure por parte de Gran Bretaña de su reclamación de soberanía sobre las islas porque al aceptar la prohibición legal de volver a establecer un asentamiento en las Islas, Gran Bretaña no podía desarrollar ni mantener un proceso de reclamo de soberanía sobre ellas. (El memorándum de Gaston de Bernhardt, de 1910 y producido por orden del Foreign Office observa lo siguiente: Por este artículo, es evidente que la Gran Bretaña estaba excluida de ocupar cualquier parte de las Islas Falkland (Malvinas).)
Después del Tratado de San Lorenzo, igual que antes, la sucesión de los gobernadores españoles en Malvinas continuo normalmente. Pedro Pablo Sanguinetto reemplazo Elizalde en 1791 y se alternaron en el cargo en 1792 y 93 respectivamente. José Aldana Ortega llegó en 1794, Sanguinetto volvió en 1795 y Ortega en 1796. Luis de Medina Torres y Francisco Javier de Viana se alternaron los años 1797, 1798, 1799 y 1800. Para el año 1801 fue designado Ramón J. Fernández Villegas y Bernardo Bonavía en 1802. Antonio Leal de Ibarra sirvió durante el año 1803, Bonavía en un segundo mandato en 1804 y Leal de Ibarra, el año siguiente 1805. Juan Cristósomo Martínez estuvo en las Islas en el primer semestre de 1806 siendo reemplazado por Bernardo Bonavía nuevamente y éste ejerció el cargo hasta 1809, soportando todas las inconvenientes que causó a la guarnición isleña las invasiones inglesas de Buenos Aires en 1806 y 1807. Gerardo Bordas fue el anteúltimo gobernador español en Puerto soledad entre 1809 y 1810 y Pablo Guillen estaba al mando hasta mediados del mes de febrero de 1881 cuado recibió órdenes de replegarse sobre Montevideo con el personal y armamento de la plaza Malvinas.
Lo importante aquí es que durante y después de la derrota por las fuerzas de Buenos Aires defendiendo el Virreinato del Río de la Plata, las autoridades españolas en Buenos Aires mantuvieron su ejercicio de soberanía en Malvinas.
1810. Nace la Argentina. El nombre de referencia “Argentina” fue utilizada por primer vez
en 1601 y refería al Río de la Plata. El pueblo del Virreinato del Río de la Plata inició su lucha por la independencia cuando una junta de personalidades de Buenos Aires reemplazó al virrey español en el mes de mayo de 1810. Esto resultó en un repliegue de todas las fuerzas españolas en la región del Río de la Plata a Montevideo. Así fue como, en 1811, las fuerzas españolas en las Islas Malvinas fueron transferidas a Montevideo. La consiguiente lucha duró tres años y el 20 de junio de 1814 los españoles rindieron a Carlos María de Alvear. Dos años después, el 9 de julio de 1816, el Congreso de Representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declaró formalmente la independencia.
De acuerdo con el principio internacional de sucesión territorial, el nuevo estado reclamó el territorio que le había pertenecido al Virreinato del Río de la Plata. Como se ha indicado anteriormente, las Islas Malvinas fueron parte integral de dicho virreinato. Es más, el gobernador español de la islas se encontraba bajo autoridad del virrey español en Buenos Aires.
Valga profundizar un poco aquí, en el concepto jurídico de la sucesión territorial. El principio de derecho internacional de la sucesión territorial sanciona que cuando una colonia se independiza (como lo hizo el Virreinato), el estado soberano emergente (las Provincias Unidas del Río de la Plata) hereda el territorio que poseía como colonia. En casos en que la independencia de una colonia lleva al establecimiento de dos o más estados (el caso nuestro), los nuevos estados se dividen el territorio de la antigua colonia entre ellos por medio de acuerdos o tratados. (Este principio de la sucesión territorial fue reconocido el siglo pasado con la independencia de la mayoría de las antiguas colonias europeas en África y Asia.) Finalmente, el documento S-17111 confiesa que la ausencia británica de las islas por el período 1774 – 1832 supone el abandono de todo derecho o título previo al 1832, aun asumiendo que estos derechos o títulos hubieran sido válidos.
1814: En el mes de agosto, se firma el “Tratado de Amistad y Alianza” entre España y Inglaterra que ratifica las condiciones de la Convención de Nootka Sound que precluía toda ocupación británica de las Malvinas.
1820: En fecha 6 de noviembre de 1820, el comandante David Jewett, al frente de la fragata “Heroína” se hace caro, en nombre del gobierno de las Provincias Unidas del río de la Palta, y con las formalidades de práctica, de Puerto Louis o Puerto Nuestra Señora de la Soledad, como lo llamaban los españoles. Hallábanse presentes en dicho acto capitanes y tripulaciones de más de cincuenta embarcaciones que se encontraban en Bahía de la Anunciación, muchos de ellos de bandera británica. No hubo ni protesta, ni mención de este acto por parte del gobierno de Su Majestad. Por otra parte el documento secreto antes mencionado reconoce plenamente esta toma de posesión en nombre del gobierno de Buenos Aires.
1823: Le sucede el comandante Pablo Areguaty quien se había hecho cargo del archipiélago luego que Jewett se retira de allí. El general Martín Rodríguez, jefe del gobierno argentino, concede a una veterano de la guerra de Independencia, Jorge Pacheco, treinta leguas de tierra con derechos exclusivos a la explotación del ganado vacuno y de pesca. Pacheco, subcontrata a Robert Schofield para establecer la empresa en las Islas y instalar un poblado en las mismas. Una vez más, hubo un silencio absoluto por parte de Inglaterra al respecto.
1826: Luis Vernet, socio de Pacheco, se hace cargo de la administración de las actividades comerciales en Malvinas y intenta establecer el poblado llevando allí personal y caballada de la región patagónica. Sus esfuerzos no prosperaron.
1828: El 8 de enero, se otorga a Luis Vernet, la concesión del Puerto Soledad, por veinte años, con la condición de establecer allí un poblado, lo que fundó, a los dos años con cien hombres: gauchos e indígenas de la Pampa, colonos y balleneros europeos.
1829: Por decreto del 10 de junio de 1829, el general Rodríguez lo constituye comandante político y militar de las Islas. Vernet se instala con su familia en Puerto Soledad, llevando como mayordomo al escocés Mateo Brisbane. Ocupa la casa de cal y canto construida en 1807, durante la gobernación española de Gerardo Bordas. Vernet y su familia llegó a las Islas el 15 de julio de 1829.
Diciembre, protesta del cónsul ingles en Buenos Aires, Woodbine Parish.
1831: En el mes de agosto de este año, Vernet captura tres barcos pesqueros norteamericanos que se dedicaban a la caza de focas y pingüinos en las costas de la península de San Salvador, como así también, la matanza indiscriminada del hacienda vacuno en la Soledad. Ambas actividades estaban expresamente prohibidos por la ley de caza y pesca aprobada tres años antes, por la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires.
Mediados de noviembre de 1831, Vernet se ve obligado a trasladarse a Buenos Aires para instruir un sumario contra los infractores norteamericanos, hecho que da lugar al triste episodio siguiente y un largo y irresuelto pleito con el gobierno de Norte América.
El 28 de diciembre, a causa de una protesta del cónsul interino norteamericano en Buenos Aires, George Slacum, por la captura de las barcos pesqueros clandestinos, desembarca en Soledad la tripulación de la corbeta de guerra estadounidense “Lexington” cumplimentando las órdenes impartidas por su comandante, Silas Duncan, y toma una salvaje represalia que resulta ser un pillaje: Saquea las viviendas y depósitos, ultraja a los pobladores, toma prisioneros dos lugartenientes de Vernet y a seis oficiales de la guarnición y inutiliza la artillería del fuerte.
El brutal y innecesario atropello causa profunda indignación en Buenos Aires. El gobernador Juan Manuel de Rosas instruye a su ministro Manuel Maza, para que inicie una enérgica protesta ante el gobierno de Wáshington, lo que éste cumple en un largo memorándum, el 8 de agosto de 1832, en el cual, después de justificar el procedimiento de Vernet, acusa a Duncan de piratería y exige una reparación y una indemnización por la iniquidad cometida contra los pobladores de Soledad.
Luego se dan pasaportes al cónsul Slacum y al encargado de negocios Baylies, por su atrevida participación que dio inicio al asunto.
Norte América evade la demanda argentina, alegando que aún no estaba definida la controversia con Inglaterra sobre la propiedad de las Islas, dando así por concluída la discusión.
El libro oficial inglés “The Annual Register” (Londres 1833), que contiene una reseña de los acontecimientos mundiales de 1832, comentando el conflicto argentino-norteamericano, reconoce implícitamente la soberanía argentina, al expresar lo siguiente: “..... la República (Argentina) estuvo en cierto peligro de colisión con los Estados Unidos, a causa de que un navío de guerra norteamericano destruyó un establecimiento perteneciente a la República, en una de las islas Falkland (Malvinas). La República pidió una satisfacción y los Estados Unidos designaron un enviado especial, pero la negociación no llegó a término satisfactorio. El enviado pidió y obtuvo sus pasaportes. El gobierno argentino lo acusó de haber ido a entorpecer la negociación ......... y declaró su determinación de afirmar su poder y sus derechos sobre las Islas Falkland (Malvinas).”
1832: El 10 de septiembre, el mayor Juan Estaban Mestivier es nombrado comandante interino de las Malvinas, y transporta en la goleta “Sarandi” cincuenta hombres con sus respectivas familias y cierto número de presos por delitos comunes, con los que pensaba iniciarse un penal en el territorio.
25 de septiembre. La goleta “Sarandi” zarpó de Buenos Aires con destino Puerto Soledad.
26 de septiembre. El cónsul norteamericano en Buenos Aires, Baylies, le enrostró al embajador británico en Buenos Aires, Henry Fox, que el gobierno de su Majestad permita que una “horda de piratas” ocupe Malvinas.
01 de octubre. El ministro de Relaciones Exteriores Argentinos, Manuel Maza, contesta al embajador inglés, Fox, informándole que su reclamo estaba a la consideración del gobierno y cuando sea oportuno, le haría saber el derecho de la República sobre las Islas. El mismo día, el señor Fox, eleva nota al Lord Palmerston ponderando importantes consideraciones sobre la disputa entre Buenos Aires y los Estados Unidos y la posición más conveniente para la Gran Bretaña ante dicha disputa.
28 de noviembre. El Contralmirante y Comandante en Jefe de la Estación Sudamericana inglesa, Sir Thomas Baker, impartió detalladas instrucciones al Comandante de la corbeta “Clio”, capitán John Onslow, sobre su expedición a Malvinas.
1833.
2 de enero. La corbeta inglesa “Clio”, al mando del capitán John James Onslow, entró en Puerto Soledad procedente de la Bahía de la Bruzada y intimó al comandante de la goleta de guerra argentina “Sarandi” arriar el pabellón nacional y retirase de las Islas, junto con el personal de la guarnición y los pobladores de Soledad.
3 de enero. El teniente coronel José María Pinedo, reunió a su tripulación en Consejo de Guerra para evaluar la inesperada situación presentada. Corría con gran desventaja puesto que muchos de los hombres de la “Sarandi”, eran británicos que no querrían enfrentarse con sus connacionales de la “Clio”. Por otra parte, estaba ampliamente superado numéricamente y por cantidad y calibre de los cañones de la corbeta inglesa apoyada por la fragata “Tyne”.
5 de enero. La “Sarandi” salió de Puerto Soledad rumbo a Buenos Aires llevando la tropa y pobladores argentinos, más sus enseres. Dejó la bandera azul y blanca flameando en la punta del mástil de la Plaza del poblado.
14 de enero. Llegó al puerto de Buenos Aires, la goleta “Sarandi”, procedente de Puerto Soledad. En igual fecha, el inglés Onslow dio por finalizada su misión en Malvinas y se hizo al mar en la “Clio”. Dejó el despensero irlandés, Guillermo Dickson como representante de los intereses ingleses en Soledad.
15 de enero. El buque de apoyo a la “Clio”, la “Tyne” se retira también de Puerto Soledad. Regresó a Puerto Egmont (de la Cruzada). El ministro Maza exige explicaciones al Encargado de Negocios británicos en Buenos Aires, Felipe G Gore, sobre los inexplicables sucesos ocurridos en Puerto Soledad entre el 3 y el 5 del mismo mes.
Continuar.
- Alfredo Rodriguez
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"Les robamos las Malvinas y debemos devolverlas", dice el capitán británico
Entrevista a Edmund Carlisle: En su mansión de Gales, el militar inglés que desató una fuerte polémica en Londres con repercusiones en Buenos Aires dialogó, en exclusiva con PERFIL, y le contó con detalles su propuesta. Criticó con dureza a Tony Blair y felicitó al presidente Kirchner, a quien quiere conocer, por sostener el reclamo argentino con “dignidad”.
“Gran Bretaña le robó las Islas Malvinas a Argentina en la década de 1830 y debe devolverlas”, exhortó en una entrevista exclusiva con PERFIL el capitán inglés Edmund Philip Carlisle, quien a comienzos del mes provocó un gran escándalo en Londres al publicar una misiva en el periódico conservador The Times, pidiendo por la devolución de la Gran Malvina y que esta semana rebotaron en Buenos Aires.
“Es hora de que el gobierno británico (del primer ministro Tony Blair) implemente este pedido de devolución de las Islas Malvinas. Londres no ha hecho nada hasta ahora y es tiempo de que comience a actuar”, destacó el capitán retirado, de 84 años.
Desde su mansión del siglo XVI en Llanigon, en el condado galés de Powys, Carlisle reveló en exclusiva que publicará en los próximos días, un libro titulado The Dishonourable War: The Falklands, 1982 (La Deshonorable Guerra: Islas Malvinas, 1982), en el que reclamará abiertamente a Gran Bretaña devolver las Malvinas a Argentina.
“En mi libro pido a Londres que devuelva lo que robó. Porque es la opinión del mundo en general y porque hemos llegado a un punto de la historia en que es hora de terminar con las colonizaciones de territorios que no nos pertenecen. Además, las bases de la demanda argentina son mucho mejores que las nuestras. Nosotros le robamos las Malvinas (a Argentina) en la década de 1830 y desde el gobierno británico nunca se reconoció esto”, agregó.
El aristocrático capitán, que proviene del legendario Barón de Carlisle Bucklow (1929), contó además que “tenía una granja allí, en la Isla Gran Malvina pero con mi esposa, Rosemary, decidimos venderla en 1986. La compramos en 1981, antes de la guerra, pero no estuve allí cuando ocurrió la batalla. Nos habían sacado por razones de seguridad”, comentó. Respecto de los habitantes de las islas que reclaman la autonomía, señaló: “Nuestro gobierno dice que las islas son británicas, y por ende sus habitantes lo creen. Pero la ONU está pidiendo otra cosa, lo mismo que Argentina. Alguien debe escuchar este reclamo”.
También le contó a este diario sus impresiones sobre el presidente Néstor Kirchner: “Me gustaría conocerlo. El declara que quiere las Malvinas de vuelta para su país y ésa es su posición. Yo lo felicito y en mi libro hablo sobre la posición argentina, que siempre ha sido muy digna” y agregó: “Los argentinos nunca han renunciado a su reclamo y están muy determinados a conseguir las islas de nuevo. Nosotros (los británicos) deberíamos apoyarlos en esa dirección”, concluyó.
Durante la entrevista con PERFIL el militar, que luchó en la Segunda Guerra Mundial, también se animó a comentar su propuesta: “Podríamos empezar por ofrecer (a la Argentina) la Isla Gran Malvina (West Falkland Island), que tiene una población granjera muy pequeña”, dijo y justificó su posición: “A menos que se alcance un acuerdo, nunca obtendremos el petróleo de los recursos que se cree que existen en los mares circundantes”.
También se refirió a Margaret Thatcher: “Ella lanzó la guerra contra los argentinos para cumplir con sus propios fines políticos, porque su gobierno estaba en problemas internos, y como suele pasar con los gobernantes que buscan un segundo término en el poder... suelen ir a buscar problemas en el exterior. Como hizo Blair en Irak”, afirmó.
“Después de cualquier guerra, la única política sensata es hacer de tu enemigo tu amigo”, sostuvo a modo de conclusión.
Por Leonardo Boix - Desde Londres
DIARIO PERFIL
http://www.nuestromar.com/noticias/poli ... _capitan_b
Entrevista a Edmund Carlisle: En su mansión de Gales, el militar inglés que desató una fuerte polémica en Londres con repercusiones en Buenos Aires dialogó, en exclusiva con PERFIL, y le contó con detalles su propuesta. Criticó con dureza a Tony Blair y felicitó al presidente Kirchner, a quien quiere conocer, por sostener el reclamo argentino con “dignidad”.
“Gran Bretaña le robó las Islas Malvinas a Argentina en la década de 1830 y debe devolverlas”, exhortó en una entrevista exclusiva con PERFIL el capitán inglés Edmund Philip Carlisle, quien a comienzos del mes provocó un gran escándalo en Londres al publicar una misiva en el periódico conservador The Times, pidiendo por la devolución de la Gran Malvina y que esta semana rebotaron en Buenos Aires.
“Es hora de que el gobierno británico (del primer ministro Tony Blair) implemente este pedido de devolución de las Islas Malvinas. Londres no ha hecho nada hasta ahora y es tiempo de que comience a actuar”, destacó el capitán retirado, de 84 años.
Desde su mansión del siglo XVI en Llanigon, en el condado galés de Powys, Carlisle reveló en exclusiva que publicará en los próximos días, un libro titulado The Dishonourable War: The Falklands, 1982 (La Deshonorable Guerra: Islas Malvinas, 1982), en el que reclamará abiertamente a Gran Bretaña devolver las Malvinas a Argentina.
“En mi libro pido a Londres que devuelva lo que robó. Porque es la opinión del mundo en general y porque hemos llegado a un punto de la historia en que es hora de terminar con las colonizaciones de territorios que no nos pertenecen. Además, las bases de la demanda argentina son mucho mejores que las nuestras. Nosotros le robamos las Malvinas (a Argentina) en la década de 1830 y desde el gobierno británico nunca se reconoció esto”, agregó.
El aristocrático capitán, que proviene del legendario Barón de Carlisle Bucklow (1929), contó además que “tenía una granja allí, en la Isla Gran Malvina pero con mi esposa, Rosemary, decidimos venderla en 1986. La compramos en 1981, antes de la guerra, pero no estuve allí cuando ocurrió la batalla. Nos habían sacado por razones de seguridad”, comentó. Respecto de los habitantes de las islas que reclaman la autonomía, señaló: “Nuestro gobierno dice que las islas son británicas, y por ende sus habitantes lo creen. Pero la ONU está pidiendo otra cosa, lo mismo que Argentina. Alguien debe escuchar este reclamo”.
También le contó a este diario sus impresiones sobre el presidente Néstor Kirchner: “Me gustaría conocerlo. El declara que quiere las Malvinas de vuelta para su país y ésa es su posición. Yo lo felicito y en mi libro hablo sobre la posición argentina, que siempre ha sido muy digna” y agregó: “Los argentinos nunca han renunciado a su reclamo y están muy determinados a conseguir las islas de nuevo. Nosotros (los británicos) deberíamos apoyarlos en esa dirección”, concluyó.
Durante la entrevista con PERFIL el militar, que luchó en la Segunda Guerra Mundial, también se animó a comentar su propuesta: “Podríamos empezar por ofrecer (a la Argentina) la Isla Gran Malvina (West Falkland Island), que tiene una población granjera muy pequeña”, dijo y justificó su posición: “A menos que se alcance un acuerdo, nunca obtendremos el petróleo de los recursos que se cree que existen en los mares circundantes”.
También se refirió a Margaret Thatcher: “Ella lanzó la guerra contra los argentinos para cumplir con sus propios fines políticos, porque su gobierno estaba en problemas internos, y como suele pasar con los gobernantes que buscan un segundo término en el poder... suelen ir a buscar problemas en el exterior. Como hizo Blair en Irak”, afirmó.
“Después de cualquier guerra, la única política sensata es hacer de tu enemigo tu amigo”, sostuvo a modo de conclusión.
Por Leonardo Boix - Desde Londres
DIARIO PERFIL
http://www.nuestromar.com/noticias/poli ... _capitan_b
Última edición por Alfredo Rodriguez el 21 Abr 2008, 15:45, editado 1 vez en total.
- Alfredo Rodriguez
- Soldado Primero
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El diario británico " The Guardian ", mal le pese a nuestros amigos foristas, dice que las Malvinas fueron ocupadas por UK y que se tendrá que negociar con Argentina sobre su soberanía. A pesar de la opinión de los kelpers. Una de las soluciones era enviar a los kelpers a granjas de Nueva Zelanda... (el tema de LA SOBERANIA, que mal que les pesen es NUESTRA. )
La demanda de la Argentina en las Malvinas sigue siendo buena
Sin importar los deseos de los isleños, la aplicación la voluntad de la soberanía en un cierto punto tiene que conseguir detrás en la agenda
Hace casi 40 años, en noviembre de 1968, viajé a la Malvinas con un grupo de diplomatas en cuál era tentativa de Gran Bretaña primera y pasado de conseguir el tiro de las islas. Señor Chalfont, entonces ministro en la oficina extranjera, era el líder de esta expedición. Él tenía la tarea poco envidiable de intentar persuadir los 2.000 isleños que no pudo el imperio británico dura para siempre - y que deben comenzar a entretener la noción que puede ser que sean mejores de ser amistosos a su cercano-vecino, la Argentina, que habían demandado de largo las islas. Éste era el momento cuando Gran Bretaña abandonaba su "al este política de Suez" por razones financieras, y pensamiento en maneras de enrollar encima de su imperio residual. Habíamos deportado ya fuertemente a habitantes de Diego Garcia en 1967 sin mucha publicidad hostil, y los habíamos colocado en Isla Mauricio y las Seychelles, entregando sus islas a los americanos para construir una base aérea gigantesca. Las Malvinas era siguiente en la lista. Los isleños podrían ser pagados quizá para instalar granjas de las ovejas en Nueva Zelandia. El artículo continúa Sobre 10 días, visitamos apenas sobre cada granja y granja en las dos islas principales. Por todas partes nos saludaron - y podríamos ver los lemas y la bandera de la unión del aire antes de que aterrizáramos - con los mismos mensajes: "Chalfont va a casa" y "deseamos a veces permanecer británicos". Los isleños eran firmes. No desearon nada hacer con la Argentina, y Chalfont a la izquierda ellos con una promesa que nada sucedería sin su acuerdo. Catorce años más adelante, en 1982, Gran Bretaña y la Argentina estaban en la guerra sobre las islas, y mil personas perdieron casi sus vidas. A nos invitan hoy que recordemos el 25to aniversario de ese acontecimiento, y el gobierno argentino nos ha recordado su demanda, el sacarse del acuerdo 1995 sobre la exploración petrolífera común que había sido abrazada encariñado por la oficina extranjera como alternativa a discutir cualquier cosa tan conflictive como soberanía. La gente a veces me pregunta porqué los argentinos hacen una queja tan sin fin sobre las islas que llaman Las Malvinas. La respuesta es simple. La Malvinas pertenece a la Argentina. Apenas suceden haber sido agarrados, haber sido ocupados, haber sido poblados y haber sido defendidos por Gran Bretaña. Porque la demanda de la Argentina es perfectamente válida, su conflicto con Gran Bretaña nunca saldrá, y porque mucha de América latina ahora está bajando en las manos de la izquierda nacionalista, el gobierno en Buenos Aires gozará el crecer de la ayuda retórica en el continente (y de hecho a otra parte, del gobierno actual en Iraq, por ejemplo), al discomfiture de aumento de Gran Bretaña. Todos los gobiernos en la Argentina, de cualquier raya, continuará demandando los Malvinas, apenas pues los gobiernos en Belgrado pondrán siempre demanda a Kosovo. La Malvinas fue agarrada para Gran Bretaña en enero 1833 durante una era de la extensión colonial dramática. Capitán Juan Onslow de HMS Clio tenía instrucciones "de ejercitar las derechas de la soberanía" sobre las islas, y él ordenó a comandante argentino acarrear abajo de su bandera y retirar sus fuerzas. Ésos de Gran Bretaña substituyeron a los colonos de la Argentina y a otra parte, notablemente Gibraltar. Gran Bretaña y la Argentina han discrepado desde que sobre las derechas y los males de la ocupación británica, y durante mucho del tiempo las autoridades británicas han estado enteradas de la debilidad relativa de su caso. Un artículo en la oficina de registro pública refiere a un documento extranjero de la oficina de 1940 dados derecho "oferta hecha por el gobierno de su majestad para reunify las islas de Falkland con la Argentina y para convenir un lease-back". Aunque sobrevive su título, el documento sí mismo se ha embargado hasta 2015, aunque puede manar existe en otro archivo. Era probablemente una oferta lanzada hacia fuera al gobierno favorable-Alema'n de la Argentina en ese entonces, para guardarlos onside en un momento difícil en la guerra, aunque quizás era un bosquejo o un d'esprit del jeu soñado para arriba en la oficina. El expediente sugiere que los gobiernos BRITÁNICOS sucesivos hayan considerado la demanda británica a las islas ser débil, y algunos han favorecido negociaciones. Los documentos recientemente lanzados recuerdan ese James Callaghan, cuando Ministro de Asuntos Exteriores en los años 70, conocidos que "debemos rendir alguna tierra y... esté preparado para discutir un arreglo del lease-back". La secretaria del gabinete precisó que "hay muchas maneras de las cuales la Argentina podría actuar contra nosotros, incluyendo la invasión de las islas... y no estamos en una posición para reforzar y para defender las islas como comisión a largo plazo. El alternativa de estar parado firme y de tomar las consecuencias no es por consiguiente practicable." Por supuesto, alguna gente discute la posesión física de esa Gran Bretaña de las islas, y su intención declarada de llevarlas a cabo contra todos los comers, marcas su superior de la demanda a la Argentina. Algunos creen que la invasión de Argentina de las islas en 1982, y su retratamiento forzado subsecuente, de una cierta manera invalida su demanda original. Gran Bretaña, sobretodo, debe una cierta deuda a los herederos a los colonos que fueron enviados originalmente allí, una deuda reconocida en el mantra extranjero de la oficina que, en todas las reparticiones con la Argentina sobre el futuro de las islas, los deseos de los isleños serán "supremos". Con todo no se reconoció ninguna tal deuda en el caso de los habitantes de Diego Garcia, quizás porque Gran Bretaña los heredó del francés más bien que de plantar a los colonos ellos mismos. Irónico, los isleños de Falkland son el resultado de un esquema 19th-century del establecimiento no muy diferente de la experiencia de la Argentina en el mismo siglo, que trajo en colonos de Italia, de Alemania, de Inglaterra y de País de Gales, y plantado les en la tierra de la cual los indios nativos habían sido despejó y exterminó. El expediente de los isleños parece algo más limpio por la comparación. Con todo la demanda argentina sigue siendo buena, y nunca saldrá. En una determinada etapa, la soberanía y el lease-back tendrán que estar en la agenda otra vez, sin importar los deseos de los isleños . Idealmente, la Malvinas se debe incluir en una limpieza poste-colonial más amplia de territorios antiguos. Esto libraría Gran Bretaña de la responsabilidad de Irlanda del Norte (casi ida), de Gibraltar (bajo discusión), y de Diego Garcia (dado de hecho a los americanos), y en cualquier otro lugar ése cualquier persona puede inmóvil recordar. Esta política poste-colonial se debe haber adoptado hace muchos años (y quizás gobierno de Harold Wilson andaba a tientas hacia este extremo en los años 60 en que las comisiones británicas abandonadas Healey de Denis al este de Suez, y en que Chalfont fue enviado a Stanley portuario), y debe haber sido considerado por lo menos cuando abandonamos Hong-Kong en los años 90. Con todo la fuerza del revivalism imperial de Blair, repetida por siempre en la prensa popular, sugiere que esta perspectiva está ausente tan lejano como era en 1982. el libro más último de Richard Gott del • es Cuba: Una nueva historia (prensa) de la universidad de Yale [email protected]
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Argentina's claim on the Falklands is still a good one
Nearly 40 years ago, in November 1968, I travelled to the Falklands with a group of diplomats in what was Britain's first and last attempt to get shot of the islands. Lord Chalfont, then a minister at the Foreign Office, was the leader of this expedition. He had the unenviable task of trying to persuade the 2,000 islanders that the British empire might not last for ever - and that they should start to entertain the notion they might be better off being friendly to their near-neighbour, Argentina, which had long claimed the islands. This was the moment when Britain was abandoning its "east of Suez" policy for financial reasons, and thinking of ways of winding up its residual empire. We had already forcibly deported the inhabitants of Diego Garcia in 1967 without much hostile publicity, and settled them in Mauritius and the Seychelles, handing over their islands to the Americans to build a gigantic air base. The Falklands were next on the list. Maybe the islanders could be paid to set up sheep farms in New Zealand.
Over 10 days, we visited just about every farm and homestead in the two principal islands. We were greeted everywhere - and we could see the slogans and the union flag from the air before we landed - with the same messages: "Chalfont Go Home" and sometimes "We Want To Stay British". The islanders were adamant. They wanted nothing to do with Argentina, and Chalfont left them with a promise that nothing would happen without their agreement. Fourteen years later, in 1982, Britain and Argentina were at war over the islands, and nearly a thousand people lost their lives. Today we are invited to recall the 25th anniversary of that event, and the Argentinian government has reminded us of its claim, pulling out of the 1995 agreement about joint oil exploration that had been fondly embraced by the Foreign Office as an alternative to discussing anything as conflictive as sovereignty.
People sometimes ask me why Argentinians make such an endless fuss about the islands they call Las Malvinas. The answer is simple. The Falklands belong to Argentina. They just happen to have been seized, occupied, populated and defended by Britain. Because Argentina's claim is perfectly valid, its dispute with Britain will never go away, and because much of Latin America is now falling into the hands of the nationalist left, the government in Buenos Aires will enjoy growing rhetorical support in the continent (and indeed elsewhere, from the current government in Iraq, for example), to the increasing discomfiture of Britain. All governments in Argentina, of whatever stripe, will continue to claim the Malvinas, just as governments in Belgrade will always lay claim to Kosovo.
The Falklands were seized for Britain in January 1833 during an era of dramatic colonial expansion. Captain John Onslow of HMS Clio had instructions "to exercise the rights of sovereignty" over the islands, and he ordered the Argentinian commander to haul down his flag and withdraw his forces. Settlers from Argentina were replaced by those from Britain and elsewhere, notably Gibraltar. Britain and Argentina have disagreed ever since about the rights and wrongs of British occupation, and for much of the time the British authorities have been aware of the relative weakness of their case.
An item in the Public Record Office refers to a Foreign Office document of 1940 entitled "Offer made by His Majesty's government to reunify the Falkland Islands with Argentina and to agree to a lease-back". Though its title survives, the document itself has been embargoed until 2015, although it may well exist in another archive. It was presumably an offer thrown out to the pro-German government of Argentina at the time, to keep them onside at a difficult moment in the war, though perhaps it was a draft or a jeu d'esprit dreamt up in the office.
The record suggests that successive UK governments have considered the British claim to the islands to be weak, and some have favoured negotiations. Recently released documents recall that James Callaghan, when foreign secretary in the 1970s, noted that "we must yield some ground and ... be prepared to discuss a lease-back arrangement". The secretary of the cabinet pointed out that "there are many ways in which Argentina could act against us, including invasion of the islands ... and we are not in a position to reinforce and defend the islands as a long-term commitment. The alternative of standing firm and taking the consequences is accordingly not practicable."
Of course, some people argue that Britain's physical possession of the islands, and its declared intention to hold them against all comers, makes its claim superior to Argentina's. Some believe that the Argentine invasion of the islands in 1982, and their subsequent forced retreat, in some way invalidates their original claim. Britain, above all, owes some debt to the heirs to the settlers who were originally sent there, a debt recognised in the Foreign Office mantra that, in all dealings with Argentina about the islands' future, the wishes of the islanders will be "paramount". Yet no such debt was recognised in the case of the inhabitants of Diego Garcia, perhaps because Britain inherited them from the French rather than planting the settlers themselves.
Ironically, the Falkland islanders are the outcome of a 19th-century scheme of settlement not very different from the experience of Argentina in the same century, which brought in settlers from Italy, Germany, England and Wales, and planted them on land from which the native Indians had been cleared and exterminated. The record of the islanders looks rather cleaner by comparison. Yet the Argentinian claim is still a good one, and it will never go away. At some stage, sovereignty and lease-back will have to be on the agenda again, regardless of the wishes of the islanders. Ideally, the Falklands should be included in a wider post-colonial cleanup of ancient territories. This would rid Britain of responsibility for Northern Ireland (almost gone), Gibraltar (under discussion), and for Diego Garcia (de facto given to the Americans), and anywhere else that anyone can still remember.
This post-colonial policy should have been adopted many years ago (and perhaps Harold Wilson's government was groping towards this end in the 1960s when Denis Healey abandoned British commitments east of Suez, and when Chalfont was sent to Port Stanley), and it should at least have been considered when we abandoned Hong Kong in the 1990s. Yet the strength of Blair's imperial revivalism, forever echoed in the popular press, suggests that this prospect is as far away as it was in 1982.
Richard Gott's latest book is Cuba: A New History (Yale University Press)
[email protected]
http://www.guardian.co.uk/falklands/sto ... 80,00.html
La demanda de la Argentina en las Malvinas sigue siendo buena
Sin importar los deseos de los isleños, la aplicación la voluntad de la soberanía en un cierto punto tiene que conseguir detrás en la agenda
Hace casi 40 años, en noviembre de 1968, viajé a la Malvinas con un grupo de diplomatas en cuál era tentativa de Gran Bretaña primera y pasado de conseguir el tiro de las islas. Señor Chalfont, entonces ministro en la oficina extranjera, era el líder de esta expedición. Él tenía la tarea poco envidiable de intentar persuadir los 2.000 isleños que no pudo el imperio británico dura para siempre - y que deben comenzar a entretener la noción que puede ser que sean mejores de ser amistosos a su cercano-vecino, la Argentina, que habían demandado de largo las islas. Éste era el momento cuando Gran Bretaña abandonaba su "al este política de Suez" por razones financieras, y pensamiento en maneras de enrollar encima de su imperio residual. Habíamos deportado ya fuertemente a habitantes de Diego Garcia en 1967 sin mucha publicidad hostil, y los habíamos colocado en Isla Mauricio y las Seychelles, entregando sus islas a los americanos para construir una base aérea gigantesca. Las Malvinas era siguiente en la lista. Los isleños podrían ser pagados quizá para instalar granjas de las ovejas en Nueva Zelandia. El artículo continúa Sobre 10 días, visitamos apenas sobre cada granja y granja en las dos islas principales. Por todas partes nos saludaron - y podríamos ver los lemas y la bandera de la unión del aire antes de que aterrizáramos - con los mismos mensajes: "Chalfont va a casa" y "deseamos a veces permanecer británicos". Los isleños eran firmes. No desearon nada hacer con la Argentina, y Chalfont a la izquierda ellos con una promesa que nada sucedería sin su acuerdo. Catorce años más adelante, en 1982, Gran Bretaña y la Argentina estaban en la guerra sobre las islas, y mil personas perdieron casi sus vidas. A nos invitan hoy que recordemos el 25to aniversario de ese acontecimiento, y el gobierno argentino nos ha recordado su demanda, el sacarse del acuerdo 1995 sobre la exploración petrolífera común que había sido abrazada encariñado por la oficina extranjera como alternativa a discutir cualquier cosa tan conflictive como soberanía. La gente a veces me pregunta porqué los argentinos hacen una queja tan sin fin sobre las islas que llaman Las Malvinas. La respuesta es simple. La Malvinas pertenece a la Argentina. Apenas suceden haber sido agarrados, haber sido ocupados, haber sido poblados y haber sido defendidos por Gran Bretaña. Porque la demanda de la Argentina es perfectamente válida, su conflicto con Gran Bretaña nunca saldrá, y porque mucha de América latina ahora está bajando en las manos de la izquierda nacionalista, el gobierno en Buenos Aires gozará el crecer de la ayuda retórica en el continente (y de hecho a otra parte, del gobierno actual en Iraq, por ejemplo), al discomfiture de aumento de Gran Bretaña. Todos los gobiernos en la Argentina, de cualquier raya, continuará demandando los Malvinas, apenas pues los gobiernos en Belgrado pondrán siempre demanda a Kosovo. La Malvinas fue agarrada para Gran Bretaña en enero 1833 durante una era de la extensión colonial dramática. Capitán Juan Onslow de HMS Clio tenía instrucciones "de ejercitar las derechas de la soberanía" sobre las islas, y él ordenó a comandante argentino acarrear abajo de su bandera y retirar sus fuerzas. Ésos de Gran Bretaña substituyeron a los colonos de la Argentina y a otra parte, notablemente Gibraltar. Gran Bretaña y la Argentina han discrepado desde que sobre las derechas y los males de la ocupación británica, y durante mucho del tiempo las autoridades británicas han estado enteradas de la debilidad relativa de su caso. Un artículo en la oficina de registro pública refiere a un documento extranjero de la oficina de 1940 dados derecho "oferta hecha por el gobierno de su majestad para reunify las islas de Falkland con la Argentina y para convenir un lease-back". Aunque sobrevive su título, el documento sí mismo se ha embargado hasta 2015, aunque puede manar existe en otro archivo. Era probablemente una oferta lanzada hacia fuera al gobierno favorable-Alema'n de la Argentina en ese entonces, para guardarlos onside en un momento difícil en la guerra, aunque quizás era un bosquejo o un d'esprit del jeu soñado para arriba en la oficina. El expediente sugiere que los gobiernos BRITÁNICOS sucesivos hayan considerado la demanda británica a las islas ser débil, y algunos han favorecido negociaciones. Los documentos recientemente lanzados recuerdan ese James Callaghan, cuando Ministro de Asuntos Exteriores en los años 70, conocidos que "debemos rendir alguna tierra y... esté preparado para discutir un arreglo del lease-back". La secretaria del gabinete precisó que "hay muchas maneras de las cuales la Argentina podría actuar contra nosotros, incluyendo la invasión de las islas... y no estamos en una posición para reforzar y para defender las islas como comisión a largo plazo. El alternativa de estar parado firme y de tomar las consecuencias no es por consiguiente practicable." Por supuesto, alguna gente discute la posesión física de esa Gran Bretaña de las islas, y su intención declarada de llevarlas a cabo contra todos los comers, marcas su superior de la demanda a la Argentina. Algunos creen que la invasión de Argentina de las islas en 1982, y su retratamiento forzado subsecuente, de una cierta manera invalida su demanda original. Gran Bretaña, sobretodo, debe una cierta deuda a los herederos a los colonos que fueron enviados originalmente allí, una deuda reconocida en el mantra extranjero de la oficina que, en todas las reparticiones con la Argentina sobre el futuro de las islas, los deseos de los isleños serán "supremos". Con todo no se reconoció ninguna tal deuda en el caso de los habitantes de Diego Garcia, quizás porque Gran Bretaña los heredó del francés más bien que de plantar a los colonos ellos mismos. Irónico, los isleños de Falkland son el resultado de un esquema 19th-century del establecimiento no muy diferente de la experiencia de la Argentina en el mismo siglo, que trajo en colonos de Italia, de Alemania, de Inglaterra y de País de Gales, y plantado les en la tierra de la cual los indios nativos habían sido despejó y exterminó. El expediente de los isleños parece algo más limpio por la comparación. Con todo la demanda argentina sigue siendo buena, y nunca saldrá. En una determinada etapa, la soberanía y el lease-back tendrán que estar en la agenda otra vez, sin importar los deseos de los isleños . Idealmente, la Malvinas se debe incluir en una limpieza poste-colonial más amplia de territorios antiguos. Esto libraría Gran Bretaña de la responsabilidad de Irlanda del Norte (casi ida), de Gibraltar (bajo discusión), y de Diego Garcia (dado de hecho a los americanos), y en cualquier otro lugar ése cualquier persona puede inmóvil recordar. Esta política poste-colonial se debe haber adoptado hace muchos años (y quizás gobierno de Harold Wilson andaba a tientas hacia este extremo en los años 60 en que las comisiones británicas abandonadas Healey de Denis al este de Suez, y en que Chalfont fue enviado a Stanley portuario), y debe haber sido considerado por lo menos cuando abandonamos Hong-Kong en los años 90. Con todo la fuerza del revivalism imperial de Blair, repetida por siempre en la prensa popular, sugiere que esta perspectiva está ausente tan lejano como era en 1982. el libro más último de Richard Gott del • es Cuba: Una nueva historia (prensa) de la universidad de Yale [email protected]
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Argentina's claim on the Falklands is still a good one
Nearly 40 years ago, in November 1968, I travelled to the Falklands with a group of diplomats in what was Britain's first and last attempt to get shot of the islands. Lord Chalfont, then a minister at the Foreign Office, was the leader of this expedition. He had the unenviable task of trying to persuade the 2,000 islanders that the British empire might not last for ever - and that they should start to entertain the notion they might be better off being friendly to their near-neighbour, Argentina, which had long claimed the islands. This was the moment when Britain was abandoning its "east of Suez" policy for financial reasons, and thinking of ways of winding up its residual empire. We had already forcibly deported the inhabitants of Diego Garcia in 1967 without much hostile publicity, and settled them in Mauritius and the Seychelles, handing over their islands to the Americans to build a gigantic air base. The Falklands were next on the list. Maybe the islanders could be paid to set up sheep farms in New Zealand.
Over 10 days, we visited just about every farm and homestead in the two principal islands. We were greeted everywhere - and we could see the slogans and the union flag from the air before we landed - with the same messages: "Chalfont Go Home" and sometimes "We Want To Stay British". The islanders were adamant. They wanted nothing to do with Argentina, and Chalfont left them with a promise that nothing would happen without their agreement. Fourteen years later, in 1982, Britain and Argentina were at war over the islands, and nearly a thousand people lost their lives. Today we are invited to recall the 25th anniversary of that event, and the Argentinian government has reminded us of its claim, pulling out of the 1995 agreement about joint oil exploration that had been fondly embraced by the Foreign Office as an alternative to discussing anything as conflictive as sovereignty.
People sometimes ask me why Argentinians make such an endless fuss about the islands they call Las Malvinas. The answer is simple. The Falklands belong to Argentina. They just happen to have been seized, occupied, populated and defended by Britain. Because Argentina's claim is perfectly valid, its dispute with Britain will never go away, and because much of Latin America is now falling into the hands of the nationalist left, the government in Buenos Aires will enjoy growing rhetorical support in the continent (and indeed elsewhere, from the current government in Iraq, for example), to the increasing discomfiture of Britain. All governments in Argentina, of whatever stripe, will continue to claim the Malvinas, just as governments in Belgrade will always lay claim to Kosovo.
The Falklands were seized for Britain in January 1833 during an era of dramatic colonial expansion. Captain John Onslow of HMS Clio had instructions "to exercise the rights of sovereignty" over the islands, and he ordered the Argentinian commander to haul down his flag and withdraw his forces. Settlers from Argentina were replaced by those from Britain and elsewhere, notably Gibraltar. Britain and Argentina have disagreed ever since about the rights and wrongs of British occupation, and for much of the time the British authorities have been aware of the relative weakness of their case.
An item in the Public Record Office refers to a Foreign Office document of 1940 entitled "Offer made by His Majesty's government to reunify the Falkland Islands with Argentina and to agree to a lease-back". Though its title survives, the document itself has been embargoed until 2015, although it may well exist in another archive. It was presumably an offer thrown out to the pro-German government of Argentina at the time, to keep them onside at a difficult moment in the war, though perhaps it was a draft or a jeu d'esprit dreamt up in the office.
The record suggests that successive UK governments have considered the British claim to the islands to be weak, and some have favoured negotiations. Recently released documents recall that James Callaghan, when foreign secretary in the 1970s, noted that "we must yield some ground and ... be prepared to discuss a lease-back arrangement". The secretary of the cabinet pointed out that "there are many ways in which Argentina could act against us, including invasion of the islands ... and we are not in a position to reinforce and defend the islands as a long-term commitment. The alternative of standing firm and taking the consequences is accordingly not practicable."
Of course, some people argue that Britain's physical possession of the islands, and its declared intention to hold them against all comers, makes its claim superior to Argentina's. Some believe that the Argentine invasion of the islands in 1982, and their subsequent forced retreat, in some way invalidates their original claim. Britain, above all, owes some debt to the heirs to the settlers who were originally sent there, a debt recognised in the Foreign Office mantra that, in all dealings with Argentina about the islands' future, the wishes of the islanders will be "paramount". Yet no such debt was recognised in the case of the inhabitants of Diego Garcia, perhaps because Britain inherited them from the French rather than planting the settlers themselves.
Ironically, the Falkland islanders are the outcome of a 19th-century scheme of settlement not very different from the experience of Argentina in the same century, which brought in settlers from Italy, Germany, England and Wales, and planted them on land from which the native Indians had been cleared and exterminated. The record of the islanders looks rather cleaner by comparison. Yet the Argentinian claim is still a good one, and it will never go away. At some stage, sovereignty and lease-back will have to be on the agenda again, regardless of the wishes of the islanders. Ideally, the Falklands should be included in a wider post-colonial cleanup of ancient territories. This would rid Britain of responsibility for Northern Ireland (almost gone), Gibraltar (under discussion), and for Diego Garcia (de facto given to the Americans), and anywhere else that anyone can still remember.
This post-colonial policy should have been adopted many years ago (and perhaps Harold Wilson's government was groping towards this end in the 1960s when Denis Healey abandoned British commitments east of Suez, and when Chalfont was sent to Port Stanley), and it should at least have been considered when we abandoned Hong Kong in the 1990s. Yet the strength of Blair's imperial revivalism, forever echoed in the popular press, suggests that this prospect is as far away as it was in 1982.
Richard Gott's latest book is Cuba: A New History (Yale University Press)
[email protected]
http://www.guardian.co.uk/falklands/sto ... 80,00.html
Última edición por Alfredo Rodriguez el 21 Abr 2008, 15:56, editado 1 vez en total.
- Alfredo Rodriguez
- Soldado Primero
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- Registrado: 26 Mar 2008, 15:47
Lo más importante a todo esto es que NADIE les dieron y les dan la razón a los gobiernos de Gran Bretaña.
Y lo que más les molestan a los británicos:
Duque de Wellington, primer ministro en 1834: "he revisado todos los papeles relativos a las Malvinas. De ninguna manera encuentro claro que alguna vez hayamos sido titulares de la soberanía de dichas islas".
Sidney Spicer, titular del Departamento América del Foreign Office en 1910: "...la actitud del gobierno argentino no es enteramente injustificada y nuestra acción ha sido algo despótica".
R. Campbell, secretario asistente del Foreign Office en 1911: "quién tenía el mejor derecho al tiempo que nosotros anexamos las islas. Yo pienso que el gobierno de Buenos Aires [...] Nosotros no podemos hacer fácilmente un buen reclamo y astutamente hemos hecho todo lo posible para evitar discutir el tema en la Argentina".
Sir Malcolm A. Robertson, embajador británico en Buenos Aires en 1928: "las reclamaciones argentinas a las islas Malvinas en ninguna forma son sin fundamentos", e insistía en otro documento que "el caso inglés no es lo suficientemente fuerte como para afrontar una controversia pública".
George Fitzmaurice, consejero legal de la cancillería inglesa en 1936: "Nuestro caso posee cierta fragilidad" y aconsejaba lo que finalmente se hizo: "Sentarse fuerte sobre las islas, evitando discutir, en una política para dejar caer el caso".
John Troutbeck, alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores británico en 1936: "...nuestra toma de posesión de las islas Malvinas en 1833 fue tan arbitraria [...] que no es por tanto fácil de explicar nuestra posición sin mostrarnos a nosotros mismos como bandidos internacionales".
En 1848 se alza en los Comunes la voz de sir William Mollesworth, abogando por la devolución del archipiélago a la Argentina.
Una serie de informes oficiales de funcionarios británicos advirtiendo la Cancillería de lo jurídicamente insostenible, la pretensión de ese Gobierno de arrogar un título de soberanía sobre Malvinas. (V. A. Mallet, distinguido jurista, 1929 [F. O. 371/12735] - J. M. Vyvyan, 1935 [Minutes of Evidence 17 de enero de 1983] – Memorándum Fitzmaurice G. H. Consejero legal de la Cancillería británica y luego juez de la Corte Internacional de Justicia, 1936. [F. O. 371/ 19763; A. 1140/889/2] Memorándum William Beckett; calificó la ocupación de las islas en 1833 como “un acto de injustificable agresión” [F. O. 371/17111; A. S. 5728/311/2]) para nombrar algunos.
14 de junio de 2007, el capitán inglés Edmund Carlisle dijo: "Les robamos las Malvinas y debemos devolverlas".
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El Conde Francois DE BOUGANVILLE, heredero directo del primer navegante que colonizó las Malvinas escribió una frase durante el conflicto bélico anglo-argentino de 1982 que enfatiza el derecho indiscutible español y argentino sobre estas Islas. "Conservo como un tesoro los documentos que prueban como Luis de BOUGANVILLE, devolvió en 1767, por orden del Rey Francés Luis XV, las Islas Malvinas a la Corona Española, por reconocer que le pertenecían legítimamente, como hoy le pertenecen a la Argentina".
La cuestión de las Malvinas es cuestión pendiente.” Con esta frase, de contundente actualidad, cerraba Paul Groussac su obra publicada en francés en 1910: Les Iles Malouines.
El Francés Paul Groussac, quien dedicó su libro así: “A la República Argentina ofrece esta evidencia de su derecho un hijo adoptivo”, incluye entre las conclusiones de su ensayo una serie de fundamentos que refutan las pretensiones inglesas sobre el archipiélago y que ratifican los derechos argentinos, partiendo del hecho concreto de que la ocupación británica de 1833 fue un procedimiento de “violencia ultrajante”.
Otros expertos extranjeros en el tema Malvinas que les dan la razón a la Argentina:
El español Camilo Barcia Trelles
El francés Gilbert Gidel
El norteamericano Julius Goebel
El abogado de derecho internacional alemán Rudolf Dolzer
Y lo que más les molestan a los británicos:
Duque de Wellington, primer ministro en 1834: "he revisado todos los papeles relativos a las Malvinas. De ninguna manera encuentro claro que alguna vez hayamos sido titulares de la soberanía de dichas islas".
Sidney Spicer, titular del Departamento América del Foreign Office en 1910: "...la actitud del gobierno argentino no es enteramente injustificada y nuestra acción ha sido algo despótica".
R. Campbell, secretario asistente del Foreign Office en 1911: "quién tenía el mejor derecho al tiempo que nosotros anexamos las islas. Yo pienso que el gobierno de Buenos Aires [...] Nosotros no podemos hacer fácilmente un buen reclamo y astutamente hemos hecho todo lo posible para evitar discutir el tema en la Argentina".
Sir Malcolm A. Robertson, embajador británico en Buenos Aires en 1928: "las reclamaciones argentinas a las islas Malvinas en ninguna forma son sin fundamentos", e insistía en otro documento que "el caso inglés no es lo suficientemente fuerte como para afrontar una controversia pública".
George Fitzmaurice, consejero legal de la cancillería inglesa en 1936: "Nuestro caso posee cierta fragilidad" y aconsejaba lo que finalmente se hizo: "Sentarse fuerte sobre las islas, evitando discutir, en una política para dejar caer el caso".
John Troutbeck, alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores británico en 1936: "...nuestra toma de posesión de las islas Malvinas en 1833 fue tan arbitraria [...] que no es por tanto fácil de explicar nuestra posición sin mostrarnos a nosotros mismos como bandidos internacionales".
En 1848 se alza en los Comunes la voz de sir William Mollesworth, abogando por la devolución del archipiélago a la Argentina.
Una serie de informes oficiales de funcionarios británicos advirtiendo la Cancillería de lo jurídicamente insostenible, la pretensión de ese Gobierno de arrogar un título de soberanía sobre Malvinas. (V. A. Mallet, distinguido jurista, 1929 [F. O. 371/12735] - J. M. Vyvyan, 1935 [Minutes of Evidence 17 de enero de 1983] – Memorándum Fitzmaurice G. H. Consejero legal de la Cancillería británica y luego juez de la Corte Internacional de Justicia, 1936. [F. O. 371/ 19763; A. 1140/889/2] Memorándum William Beckett; calificó la ocupación de las islas en 1833 como “un acto de injustificable agresión” [F. O. 371/17111; A. S. 5728/311/2]) para nombrar algunos.
14 de junio de 2007, el capitán inglés Edmund Carlisle dijo: "Les robamos las Malvinas y debemos devolverlas".
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El Conde Francois DE BOUGANVILLE, heredero directo del primer navegante que colonizó las Malvinas escribió una frase durante el conflicto bélico anglo-argentino de 1982 que enfatiza el derecho indiscutible español y argentino sobre estas Islas. "Conservo como un tesoro los documentos que prueban como Luis de BOUGANVILLE, devolvió en 1767, por orden del Rey Francés Luis XV, las Islas Malvinas a la Corona Española, por reconocer que le pertenecían legítimamente, como hoy le pertenecen a la Argentina".
La cuestión de las Malvinas es cuestión pendiente.” Con esta frase, de contundente actualidad, cerraba Paul Groussac su obra publicada en francés en 1910: Les Iles Malouines.
El Francés Paul Groussac, quien dedicó su libro así: “A la República Argentina ofrece esta evidencia de su derecho un hijo adoptivo”, incluye entre las conclusiones de su ensayo una serie de fundamentos que refutan las pretensiones inglesas sobre el archipiélago y que ratifican los derechos argentinos, partiendo del hecho concreto de que la ocupación británica de 1833 fue un procedimiento de “violencia ultrajante”.
Otros expertos extranjeros en el tema Malvinas que les dan la razón a la Argentina:
El español Camilo Barcia Trelles
El francés Gilbert Gidel
El norteamericano Julius Goebel
El abogado de derecho internacional alemán Rudolf Dolzer
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- Recluta
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- Registrado: 15 Abr 2008, 01:45
CONCIDERO QUE LEGALMENTE E HISTORICAMENTE LAS MALVINAS FUERON, SON Y SERAN ARGENTINAS...
SI ALGUIEN VIO EL DOCUMENTAL QUE PASARON X EL CANAL DYSCOBERY TITULADO : "COMO ARGENTINA PUDO HABER GANADO LA GUERRA DE MALVINAS"; YO ME PREGUNTO... SI HUBIERA OCURRIDO LO QUE DICEN EN EL DOCUMENTAL Y LA ARGENTINA HUBIERA RECUPERADO SU SOBERANIA EN LAS ISLAS, LOS INGLESES NO ESTARIAN EN CONDICIONES DE RECLAMAR POR ELLA, YA QUE LAS USURPARON DESDE 1800
SI ALGUIEN VIO EL DOCUMENTAL QUE PASARON X EL CANAL DYSCOBERY TITULADO : "COMO ARGENTINA PUDO HABER GANADO LA GUERRA DE MALVINAS"; YO ME PREGUNTO... SI HUBIERA OCURRIDO LO QUE DICEN EN EL DOCUMENTAL Y LA ARGENTINA HUBIERA RECUPERADO SU SOBERANIA EN LAS ISLAS, LOS INGLESES NO ESTARIAN EN CONDICIONES DE RECLAMAR POR ELLA, YA QUE LAS USURPARON DESDE 1800
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