Anécdotas Militares
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- General de Brigada
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- Registrado: 16 Dic 2006, 14:41
Una invitación a tiempo.
El teniente S. P era el jefe de la Policía Naval. Era, y es, amigo mío. Un día me había estado explicando como funcionaba la unidad y como había establecido un retén permanente, en la capitanía general, para resolver problemas importantes en la calle – que no eran extraños-. Me dio el teléfono que apunté. (No sabía entonces lo bien que había hecho.)
Era alférez y regresaba – hacia la Residencia de San Carlos – desde el centro de San Fernando de hacer unas compras. Vestía de uniforme, y ya próximo a la estación de ferrocarril, camino de la Población militar de San Carlos, se me acerca un cabo 1º - muy bajito y de uniforme – y me dice : “A sus ordenes, mi alférez, mire estos dos paisanos (cada uno debía de medir un par de metros) se vienen metiendo conmigo, desde la calle Real, y, claro, de uniforme no me voy a pelear con ellos.”
Miré a aquellos dos mastodontes – como supe después, iban a embarcar en un buque, de reparación en La Carraca - que, evidentemente, estaban muy “cargados” e, inmediatamente, pensé que tampoco me podía medir con ellos (como el cabo), pues también estaba de uniforme. Afortunadamente, me acordé de mi conversación con el teniente S. P. Allí mismo había un bar, les invité a tomar una copa que, ¡¡como no!! aceptaron y, con la disculpa de ir al servicio, llamé a la Policía Naval por teléfono - al número que en un momento de inspiración había apuntado en mi libretita de teléfonos - y aunque parezca mentira, y para contradecir a los que afirman que en la milicia nada funciona, al poco rato se presentó una pareja de la Policía Naval que se hizo cargo de los paisanos.
Paisanos que quizás nunca se hicieron cargo de la suerte que tuvieron: “ que el cabo y yo estuviésemos de uniforme”.
UNA SONRISA
Era alférez y regresaba – hacia la Residencia de San Carlos – desde el centro de San Fernando de hacer unas compras. Vestía de uniforme, y ya próximo a la estación de ferrocarril, camino de la Población militar de San Carlos, se me acerca un cabo 1º - muy bajito y de uniforme – y me dice : “A sus ordenes, mi alférez, mire estos dos paisanos (cada uno debía de medir un par de metros) se vienen metiendo conmigo, desde la calle Real, y, claro, de uniforme no me voy a pelear con ellos.”
Miré a aquellos dos mastodontes – como supe después, iban a embarcar en un buque, de reparación en La Carraca - que, evidentemente, estaban muy “cargados” e, inmediatamente, pensé que tampoco me podía medir con ellos (como el cabo), pues también estaba de uniforme. Afortunadamente, me acordé de mi conversación con el teniente S. P. Allí mismo había un bar, les invité a tomar una copa que, ¡¡como no!! aceptaron y, con la disculpa de ir al servicio, llamé a la Policía Naval por teléfono - al número que en un momento de inspiración había apuntado en mi libretita de teléfonos - y aunque parezca mentira, y para contradecir a los que afirman que en la milicia nada funciona, al poco rato se presentó una pareja de la Policía Naval que se hizo cargo de los paisanos.
Paisanos que quizás nunca se hicieron cargo de la suerte que tuvieron: “ que el cabo y yo estuviésemos de uniforme”.
UNA SONRISA
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- General de Brigada
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- Registrado: 16 Dic 2006, 14:41
Negación de auxilio.
Aunque no me gusta presumir, hoy tengo que deciros que corrí la maratón de Madrid ¿qué os parece? No os digo la marca que hice, porque pierdo el prestigio que acabo de ganar. Bueno, vayamos al grano.
Esta prueba, para los que pretenden hacerla, es un verdadero y duradero acontecimiento, pues hay muchos actos alrededor del evento principal y, entre otras cosas, varias carreras en las que participan los “maratonianos” como preparación. Pues bien, una de ellas era la media maratón de Fuencarral. El circuito era durísimo: 10 kilómetros de una suave cuesta abajo y el resto - 11 kilómetros - cuesta arriba con una pendiente tremenda.
Hice los primeros diez kilómetros tan fácil y cómodo - suave cuesta abajo - qua rebajé, como dicen los profesionales, mis “registros”. Miré el reloj y me mostraba exultante. Me creí un etíope de esos delgaditos que corren como gacelas. Pero el itinerario restante era durísimo y pagué mi alegría inicial.
Estaba ya acercándome a la meta – faltarían dos o tres kilómetros – e iba hecho una pena – no me atrevo, por respeto al Foro, decir que realmente iba hecho una m..... - con esa fatiga, que tan bien conocen los corredores de fondo, y que tan penoso resulta soportar. Un espectador, queriéndome ayudar pero sin saber muy bien lo que hacía, me echó agua helada en la nuca e inmediatamente empecé a encontrarme francamente mal.
Seguí como pude – que podía poco - y en un lugar del itinerario, donde no había absolutamente nadie, me rebasó un participante al que, mientras me pasaba, le dije con voz lastimosa, cascada y muy débil:
“Oye, me encuentro muy mal”.
“Joé,¿y quién no se encuentra mal a estas alturas?” Y siguió sin hacerme ni “puñetero” caso.
Terminé la prueba, pero debo reconocer que mi llegada a la meta no fue precisamente para hacerme una foto.
Una sonrisa
Esta prueba, para los que pretenden hacerla, es un verdadero y duradero acontecimiento, pues hay muchos actos alrededor del evento principal y, entre otras cosas, varias carreras en las que participan los “maratonianos” como preparación. Pues bien, una de ellas era la media maratón de Fuencarral. El circuito era durísimo: 10 kilómetros de una suave cuesta abajo y el resto - 11 kilómetros - cuesta arriba con una pendiente tremenda.
Hice los primeros diez kilómetros tan fácil y cómodo - suave cuesta abajo - qua rebajé, como dicen los profesionales, mis “registros”. Miré el reloj y me mostraba exultante. Me creí un etíope de esos delgaditos que corren como gacelas. Pero el itinerario restante era durísimo y pagué mi alegría inicial.
Estaba ya acercándome a la meta – faltarían dos o tres kilómetros – e iba hecho una pena – no me atrevo, por respeto al Foro, decir que realmente iba hecho una m..... - con esa fatiga, que tan bien conocen los corredores de fondo, y que tan penoso resulta soportar. Un espectador, queriéndome ayudar pero sin saber muy bien lo que hacía, me echó agua helada en la nuca e inmediatamente empecé a encontrarme francamente mal.
Seguí como pude – que podía poco - y en un lugar del itinerario, donde no había absolutamente nadie, me rebasó un participante al que, mientras me pasaba, le dije con voz lastimosa, cascada y muy débil:
“Oye, me encuentro muy mal”.
“Joé,¿y quién no se encuentra mal a estas alturas?” Y siguió sin hacerme ni “puñetero” caso.
Terminé la prueba, pero debo reconocer que mi llegada a la meta no fue precisamente para hacerme una foto.
Una sonrisa
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- Cabo Primero
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- Registrado: 07 Dic 2007, 15:57
Bueno, al menos llegaste =) que no se diga que te quedaste por el camino! yo alguna vez he corrido alguna de esas maratones que se hacen por aquí en Madrid y he acabado también en circunstancias parecidas.
Bueno, hoy pondré la primera anécdota militar propia que he vivido. Y a la que titularé de este modo:
"ATAQUE CON GRANADAS"
Yo tenía por aquel entonces 12 años más o menos, y había ido con el colegio de excursión unos días a Cercedilla, en la sierra de Madrid. Entre las actividades programadas había una marcha bastante larga, éramos bastantes (unos 150 chavales). Empezamos la marcha esa mañana y al rato nos cruzamos con un grupo numeroso de soldados de la BRIAC con su equipo de campaña y sus cetmes que también parecían estar haciendo una marcha. Yo por aquel entonces ya era un apasionado de los temas militares asi que aprovechando que se habían detenido, empecé a dar conversación al primer soldado que pillé y le empecé a preguntar características de su Cetme y todo lo que llevaba encima, preguntas a las cuales el soldado me respondió con gran amabilidad. El que estaba al mando (no me fijé en si era oficial o suboficial) me dijo que sentía interrumpir mi conversación con el soldado pero que tenían que irse.
El caso es que en ese momento me di cuenta de que mi grupo se había ido y sólo estaba conmigo otro chaval, también aficionado a estos temas que se había quedado escuchando la conversación.
El caso es que como no sabíamos donde estaba el grupo y no queríamos molestar a los militares, pensamos que lo más lógico sería seguir el camino que siguieran los militares, asi que sigilosamente les íbamos siguiendo a unos metros de distancia. Repentienamente se paran y el que estaba al mando empieza a hablarles, mientras todos escuchaban con un aire muy marcial. De repente vemos como una piña piñonera (de esas piñas duras de los pinos) aparece de la nada y cual granada impacta en la cabeza de un soldado, que sin decir nada mira dismuladamente en todas direcciones. Nadie más se había percatado. De repente cae otra al soldado de al lado, pero no dijeron nada supongo que por miedo a una bronca de su superior.
Al instante aparecen el grupo de los "gamberros" de mi clase de detrás de un arbusto con montones de piñas y empiezan a lanzárselas a los soldados al grito de "Granada!, Granada!". Al principio el superior trató de ignorarles y seguir con lo que estaba diciendo, pero cuando le impactó una piña en la cara empezó a gritar a los chavales que salieron corriendo como gamos. Al rato encontramos a nuestro grupo, con bastante miedo de que los profesores se enteraran de lo de las piñas-granada y pensaran que teníamos algo que ver. Aunque nunca llegaron a saberlo.
Para ilustrar esta anécdota añado una fotografía que hice a escondidas del momento en el que el superior del grupo comenzó a gritar a los chavales (aunque a él no se le ve, se ve como el resto del grupo se descojona de la risa)
Bueno, hoy pondré la primera anécdota militar propia que he vivido. Y a la que titularé de este modo:
"ATAQUE CON GRANADAS"
Yo tenía por aquel entonces 12 años más o menos, y había ido con el colegio de excursión unos días a Cercedilla, en la sierra de Madrid. Entre las actividades programadas había una marcha bastante larga, éramos bastantes (unos 150 chavales). Empezamos la marcha esa mañana y al rato nos cruzamos con un grupo numeroso de soldados de la BRIAC con su equipo de campaña y sus cetmes que también parecían estar haciendo una marcha. Yo por aquel entonces ya era un apasionado de los temas militares asi que aprovechando que se habían detenido, empecé a dar conversación al primer soldado que pillé y le empecé a preguntar características de su Cetme y todo lo que llevaba encima, preguntas a las cuales el soldado me respondió con gran amabilidad. El que estaba al mando (no me fijé en si era oficial o suboficial) me dijo que sentía interrumpir mi conversación con el soldado pero que tenían que irse.
El caso es que en ese momento me di cuenta de que mi grupo se había ido y sólo estaba conmigo otro chaval, también aficionado a estos temas que se había quedado escuchando la conversación.
El caso es que como no sabíamos donde estaba el grupo y no queríamos molestar a los militares, pensamos que lo más lógico sería seguir el camino que siguieran los militares, asi que sigilosamente les íbamos siguiendo a unos metros de distancia. Repentienamente se paran y el que estaba al mando empieza a hablarles, mientras todos escuchaban con un aire muy marcial. De repente vemos como una piña piñonera (de esas piñas duras de los pinos) aparece de la nada y cual granada impacta en la cabeza de un soldado, que sin decir nada mira dismuladamente en todas direcciones. Nadie más se había percatado. De repente cae otra al soldado de al lado, pero no dijeron nada supongo que por miedo a una bronca de su superior.
Al instante aparecen el grupo de los "gamberros" de mi clase de detrás de un arbusto con montones de piñas y empiezan a lanzárselas a los soldados al grito de "Granada!, Granada!". Al principio el superior trató de ignorarles y seguir con lo que estaba diciendo, pero cuando le impactó una piña en la cara empezó a gritar a los chavales que salieron corriendo como gamos. Al rato encontramos a nuestro grupo, con bastante miedo de que los profesores se enteraran de lo de las piñas-granada y pensaran que teníamos algo que ver. Aunque nunca llegaron a saberlo.
Para ilustrar esta anécdota añado una fotografía que hice a escondidas del momento en el que el superior del grupo comenzó a gritar a los chavales (aunque a él no se le ve, se ve como el resto del grupo se descojona de la risa)
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- Soldado
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- Registrado: 14 Jun 2008, 17:41
maltrato de material
Durante el servicio militar, realice la instruccion en Cerro Muriano (Cordoba). Una tarde, durante una teorica, (sentados todos en el suelo cerca de la compañia) el sargento primero ordeno desarmar los cetmes y volverlos a montar. Tras llevar unos minutos realizando el ejercicio oigo fuertes golpes metalicos detras mia, al volverme veo a un compañero recluta con el arma cojida del cañon golpeandola contra el suelo violentamente mientras dice entre dientes - esto entra por mis santos co....." Cuando el sargento primero se dio cuenta y pudo parar al energumeno ya era demasiado tarde. A fuerza de golpes habia introducido el cargador al reves de forma que era imposible sacarlo. Para mas inri el armamento era prestado por la compañia donde dormiamos y se lio una buena ya que mimaban "sus herramientas de trabajo".
Al recluton le cayeron 3 semanas de arresto por "maltrato y destruccion de material de guerra" y al sargento primero se comenta que le dieron un buen "tiron de orejas ".
Prometo contar mas por que me paso de todo en la mili
un saludo
Al recluton le cayeron 3 semanas de arresto por "maltrato y destruccion de material de guerra" y al sargento primero se comenta que le dieron un buen "tiron de orejas ".
Prometo contar mas por que me paso de todo en la mili
un saludo
"sed Fuertes en la guerra"
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- General de Brigada
- Mensajes: 5943
- Registrado: 16 Dic 2006, 14:41
Cuanto más lejos del jefe...
Mi gran amigo Diego C., con frecuencia, de cachondeo y con gran sentido del humor, empleaba el siguiente adagio : “Soy implacable cuando estoy de servicio y ¡¡siempre estoy de servicio !!”.
En la Escuela Naval Militar había un comandante (profesor) que siempre estaba “de servicio” y, siguiendo el dicho, era implacable. No había con él momentos de descanso sino que, de acuerdo con su manera de pensar y actuar, todos eran buenos para impartir enseñanzas y recibir experiencias y conocimientos.
Habíamos establecido un campamento, cerca de la Escuela, en la península del Morrazo. Era un día espléndido del mes de mayo. A media mañana el campamento estaba tranquilo. Los alumnos habían salido, para realizar los ejercicios programados y, en el campamento, solo se habían quedado los cocineros, un par de chóferes y el personal de servicio : el que esto escribe (de 2º curso) como responsable del campamento y un aspirante de 1º como auxiliar. El comandante - profesor estaba tranquilo sentado al solecito leyendo un libro. El novato de primer año - que ya conocía la manera de ser del comandante – me sugirió que nos pusiésemos cerca de él limpiando el armamento, de manera que, así, al vernos ocupados, no nos daría el coñazo. Me pareció buena la idea y nos pusimos a la faena, en su campo de visión, como si de dos “espirituosos” se tratara.
De pronto se oye el ruido de un avión, muy pero que muy lejano, y yo – que tenía un megáfono – antes de que se adelantase el comandante con algo más complicado - ya he dicho que aprovechaba toda ocasión para poner algo en práctica - grité con todas mis fuerzas :
“Campamento, ¡¡alarma aérea!! ¡¡alarma aérea!!. Todos :¡¡ a cubierta completa!! ”.
No disponíamos de ningún medio para “la defensa antiaérea activa”, de manera que lo que había ordenado me parecía adecuado según el reglamento – reflexioné -. Además – al carecer de armas defensivas - era un ejercicio cómodo, solo había que ponerse a cubierto, en el lugar más cercano e, incluso, si duraba mucho la alarma, se podía echar una cabezadita.
Pero en esto, aparece mi compañero Eduardo C. con una pesada ametralladora – que se había averiado en el polígono de tiro -. Eduardo que no era fuerte físicamente, aunque si de carácter como demostró suficientemente años después, venía literalmente “eslomao”. El comandante al verlo se dirige a mi y con voz imperativa me ordena :
“Haga uso de esa ametralladora. ¿Dónde la asentaría?”. Yo buscando un campo de tiro adecuado le contesté : "En aquella altura”. (La altura estaba cerca del campamento pero había casi 500 metros de desnivel ).
“Pues ordene que la asiente allí”. Manifestó el "implacable" comandante.
Y el pobre Eduardo allá se fue medio muerto a la posición de tiro asignada. Pasó el avión comercial, desapareció en la lejanía, y Eduardo aún no había alcanzado ni la mitad de la altura para alcanzar el lugar del asentamiento asignado.
Aquel día aprendí uno de los dichos más sabios de la vida militar:
“Del jefe y del mulo cuanto más lejos más seguro”.
Una sonrisa
En la Escuela Naval Militar había un comandante (profesor) que siempre estaba “de servicio” y, siguiendo el dicho, era implacable. No había con él momentos de descanso sino que, de acuerdo con su manera de pensar y actuar, todos eran buenos para impartir enseñanzas y recibir experiencias y conocimientos.
Habíamos establecido un campamento, cerca de la Escuela, en la península del Morrazo. Era un día espléndido del mes de mayo. A media mañana el campamento estaba tranquilo. Los alumnos habían salido, para realizar los ejercicios programados y, en el campamento, solo se habían quedado los cocineros, un par de chóferes y el personal de servicio : el que esto escribe (de 2º curso) como responsable del campamento y un aspirante de 1º como auxiliar. El comandante - profesor estaba tranquilo sentado al solecito leyendo un libro. El novato de primer año - que ya conocía la manera de ser del comandante – me sugirió que nos pusiésemos cerca de él limpiando el armamento, de manera que, así, al vernos ocupados, no nos daría el coñazo. Me pareció buena la idea y nos pusimos a la faena, en su campo de visión, como si de dos “espirituosos” se tratara.
De pronto se oye el ruido de un avión, muy pero que muy lejano, y yo – que tenía un megáfono – antes de que se adelantase el comandante con algo más complicado - ya he dicho que aprovechaba toda ocasión para poner algo en práctica - grité con todas mis fuerzas :
“Campamento, ¡¡alarma aérea!! ¡¡alarma aérea!!. Todos :¡¡ a cubierta completa!! ”.
No disponíamos de ningún medio para “la defensa antiaérea activa”, de manera que lo que había ordenado me parecía adecuado según el reglamento – reflexioné -. Además – al carecer de armas defensivas - era un ejercicio cómodo, solo había que ponerse a cubierto, en el lugar más cercano e, incluso, si duraba mucho la alarma, se podía echar una cabezadita.
Pero en esto, aparece mi compañero Eduardo C. con una pesada ametralladora – que se había averiado en el polígono de tiro -. Eduardo que no era fuerte físicamente, aunque si de carácter como demostró suficientemente años después, venía literalmente “eslomao”. El comandante al verlo se dirige a mi y con voz imperativa me ordena :
“Haga uso de esa ametralladora. ¿Dónde la asentaría?”. Yo buscando un campo de tiro adecuado le contesté : "En aquella altura”. (La altura estaba cerca del campamento pero había casi 500 metros de desnivel ).
“Pues ordene que la asiente allí”. Manifestó el "implacable" comandante.
Y el pobre Eduardo allá se fue medio muerto a la posición de tiro asignada. Pasó el avión comercial, desapareció en la lejanía, y Eduardo aún no había alcanzado ni la mitad de la altura para alcanzar el lugar del asentamiento asignado.
Aquel día aprendí uno de los dichos más sabios de la vida militar:
“Del jefe y del mulo cuanto más lejos más seguro”.
Una sonrisa
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- Comandante
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- Registrado: 06 Oct 2006, 19:21
- Ubicación: La ciudad del cierzo
Un amigo mío guardia civil, en un pequeño pueblo cerca de Huesca haciendo la ronda, en esto que ven un coche mal aparcado (vamos, haciendo una pirola enorme y molestando el paso de vehículos por la carretera que cruzaba el pueblo) delante de una oficina bancaria.
Se paran y el compañero de mi amigo (que es un cachondo) empieza a escribir la receta. En estas estaban cuando sale la mujer conductora del vehículo y se pone a quejarse, no sólo a quejarse sino a dar la barrila de forma insoportable, cuando estaba en la fase de "...pues mi marido conoce a...) el compañero de mi amgo le espeta con toda la seriedad que otorga un uniforme de la guardia civil:
-¿Sabe usted que cuando me depilo las ingles me salen ronchones rojos?
La mujer abre los ojos como platos, intenta contestar algo pero apenas le sale un balbuceo, así que el picolo termina:
-¿Le importa a usted mi vida privada? No, verdad, pues a mí la de usted tampoco.
Mi amigo se tuvo que dar la vuelta para evitar reirse en la cara de la mujer, mientas su compañero manteniendo la compostura terminó de escribir la receta.
Florencio
P.S. Prometo que algún día utilizaré este sistema para deshacerme de algún pelamazo.
Se paran y el compañero de mi amigo (que es un cachondo) empieza a escribir la receta. En estas estaban cuando sale la mujer conductora del vehículo y se pone a quejarse, no sólo a quejarse sino a dar la barrila de forma insoportable, cuando estaba en la fase de "...pues mi marido conoce a...) el compañero de mi amgo le espeta con toda la seriedad que otorga un uniforme de la guardia civil:
-¿Sabe usted que cuando me depilo las ingles me salen ronchones rojos?
La mujer abre los ojos como platos, intenta contestar algo pero apenas le sale un balbuceo, así que el picolo termina:
-¿Le importa a usted mi vida privada? No, verdad, pues a mí la de usted tampoco.
Mi amigo se tuvo que dar la vuelta para evitar reirse en la cara de la mujer, mientas su compañero manteniendo la compostura terminó de escribir la receta.
Florencio
P.S. Prometo que algún día utilizaré este sistema para deshacerme de algún pelamazo.
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- Teniente Primero
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- Registrado: 20 Jun 2006, 00:01
- Ubicación: la tierra de mis ancestros
Llevaba, literalmente, 4 dias de mili y me habia pasado todo el tiempo que llevaba en aquel entonces (2 semanas de las 2 y 2 dias que llevaba en mi destino) de maniobras en Jaca, rioseta, ese maravilloso refugio del ejercito donde pasar unas agradables vacaciones.
En esto que acabamos la teorica y salimos del aula, cuando a los 15 segundos de haber salido me doy cuenta de que me he olvidado libreta y boligrafo en el aula... bajo, pero el aula ya esta cerrada. Vuelvo a subir a dormitorios y le cuento a mi cabo lo sucedido, y me dice que ningun problema, que la tiene el pero que ya me la daria mañana, que en ese momento no. No hay que decir que entre las putadas que llevaba y los compañeros que tenia, ya intuia lo que me iba a pasar.
A la mañana siguiente llego despues de comer al cabo en pantalon de esqui y camiseta y le pregunto por mis cosas. Se va y cuando vuelve con mi bolsa le digo alargando la mano "muchas gracias mi cabo", cuando pasa de mi y se va para abajo diciendome "ven vamos fuera". Cojo y mientras bajaba detras del cabo le digo a uno que subia "tio dejame tu forro polar, ahora te lo devuelvo que me parece que me van a meter un cuerno que me voy a cagar". Muy amablemente me lo dejo a sabiendas de que quiza su forro no volveria en las mismas condiciones.
Efectivamente, cuando sali el cabo me señalo un monticulo enorme de nieve acumulada y me dice "tirate ahi y cuando estes lo bastante blanco vuelves a entrar..." Repeti la operacion hasta 3 veces quedando para el arrastre, blanco como si me hubiera caido 3km por una pista de esqui.
Al final paso un sargento que viendo el panorama me espeta en tono sarcastico "tio, no estara el cabo obligandote a hacer esto no? Ya sabes que nadie puede obligarte a hacerlo no? Que no tienes porque obedecer no?", a lo que le conteste, aun mas sarcastico, cabreado por la humedad y ya con mi bolsa en mano "no, mi sargento, faltaria mas, perdi mi bolsa aqui y el cabo solo me ha indicado donde estaba, aunque estaba tan hondo que he tenido que ponerme asi para sacarla!"
El sargento se partio la polla y el cabo, a dia de hoy, no me ha vuelto a putear nunca mas. Me voy a acordar siempre del precio de perder material en montaña...
En esto que acabamos la teorica y salimos del aula, cuando a los 15 segundos de haber salido me doy cuenta de que me he olvidado libreta y boligrafo en el aula... bajo, pero el aula ya esta cerrada. Vuelvo a subir a dormitorios y le cuento a mi cabo lo sucedido, y me dice que ningun problema, que la tiene el pero que ya me la daria mañana, que en ese momento no. No hay que decir que entre las putadas que llevaba y los compañeros que tenia, ya intuia lo que me iba a pasar.
A la mañana siguiente llego despues de comer al cabo en pantalon de esqui y camiseta y le pregunto por mis cosas. Se va y cuando vuelve con mi bolsa le digo alargando la mano "muchas gracias mi cabo", cuando pasa de mi y se va para abajo diciendome "ven vamos fuera". Cojo y mientras bajaba detras del cabo le digo a uno que subia "tio dejame tu forro polar, ahora te lo devuelvo que me parece que me van a meter un cuerno que me voy a cagar". Muy amablemente me lo dejo a sabiendas de que quiza su forro no volveria en las mismas condiciones.
Efectivamente, cuando sali el cabo me señalo un monticulo enorme de nieve acumulada y me dice "tirate ahi y cuando estes lo bastante blanco vuelves a entrar..." Repeti la operacion hasta 3 veces quedando para el arrastre, blanco como si me hubiera caido 3km por una pista de esqui.
Al final paso un sargento que viendo el panorama me espeta en tono sarcastico "tio, no estara el cabo obligandote a hacer esto no? Ya sabes que nadie puede obligarte a hacerlo no? Que no tienes porque obedecer no?", a lo que le conteste, aun mas sarcastico, cabreado por la humedad y ya con mi bolsa en mano "no, mi sargento, faltaria mas, perdi mi bolsa aqui y el cabo solo me ha indicado donde estaba, aunque estaba tan hondo que he tenido que ponerme asi para sacarla!"
El sargento se partio la polla y el cabo, a dia de hoy, no me ha vuelto a putear nunca mas. Me voy a acordar siempre del precio de perder material en montaña...
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- Cabo Primero
- Mensajes: 164
- Registrado: 26 Nov 2007, 19:15
Pues en esa misma unidad yo creo....
hace algun año cierta mañana a primera hora, un par de compañeros me pidieron participar en un concurso de patrullas que se celebraba ese mismo dia.... yo avisando que acababa de salir de una lesion acepte porque no habia nadie mas dispuesto y quedarian eliminados directamente si al menos no lo intentaba.....
Al rato nos toca salir haciendolo a una velocidad segun el capitan que iba con nosotros de calentamiento.... pero que para mi era igual que cuando hacia la prueba del km... ^^ na mas llegar a la primera prueba iba ya reventado...
asi paso que acabo cogiendome el fusil para aguantar su ritmo...
a lo largo de las pruebas fuimos recortando puestos, hasta que al acabar nos informaron que gracias a las buenas puntuaciones y al tiempo realizado habiamos obtenido el primer puesto, con una diferencia muy grande respecto al segundo.
de ahi fuimos al cuartel a ducharnos y estando los dos compañeros, otro mas y yo a uno que era un gracioso le dio por juntar dos polainas y ponerselas a modo de minifalda, sin nada mas de ropa, una coña habitual por aquel tiempo en la seccion.
Cual es nuestra sospresa que justo en ese instante entro el brigada de la compañia y le vio, sin hacer ningun comentario empezo a reirse porque iba con el comandante jefe del batallon en aquel momento pasando revista a la compañia, cuando entro y lo vio se quedo estupefacto, el brigada seguia riendose y otro brigada que les acompañaban no daba credito a sus ojos....
el comandante casi sin hacer ningun gesto y con voz seria dijo:
Crei que lo habia visto todo en el ejercito...
se dio la vuelta y siguio con la revista.... segundos despues se escuchaban nuestras carcajadas por todo el pueblo xD
sorprendentemente ni el ni nadie salio arrestado
saludos!
hace algun año cierta mañana a primera hora, un par de compañeros me pidieron participar en un concurso de patrullas que se celebraba ese mismo dia.... yo avisando que acababa de salir de una lesion acepte porque no habia nadie mas dispuesto y quedarian eliminados directamente si al menos no lo intentaba.....
Al rato nos toca salir haciendolo a una velocidad segun el capitan que iba con nosotros de calentamiento.... pero que para mi era igual que cuando hacia la prueba del km... ^^ na mas llegar a la primera prueba iba ya reventado...
asi paso que acabo cogiendome el fusil para aguantar su ritmo...
a lo largo de las pruebas fuimos recortando puestos, hasta que al acabar nos informaron que gracias a las buenas puntuaciones y al tiempo realizado habiamos obtenido el primer puesto, con una diferencia muy grande respecto al segundo.
de ahi fuimos al cuartel a ducharnos y estando los dos compañeros, otro mas y yo a uno que era un gracioso le dio por juntar dos polainas y ponerselas a modo de minifalda, sin nada mas de ropa, una coña habitual por aquel tiempo en la seccion.
Cual es nuestra sospresa que justo en ese instante entro el brigada de la compañia y le vio, sin hacer ningun comentario empezo a reirse porque iba con el comandante jefe del batallon en aquel momento pasando revista a la compañia, cuando entro y lo vio se quedo estupefacto, el brigada seguia riendose y otro brigada que les acompañaban no daba credito a sus ojos....
el comandante casi sin hacer ningun gesto y con voz seria dijo:
Crei que lo habia visto todo en el ejercito...
se dio la vuelta y siguio con la revista.... segundos despues se escuchaban nuestras carcajadas por todo el pueblo xD
sorprendentemente ni el ni nadie salio arrestado
saludos!
No llores por un mundo que lucha, lucha por un mundo que llora
- Revan
- Teniente
- Mensajes: 985
- Registrado: 21 Jun 2008, 21:32
- Ubicación: Gerona, España.
Por aquellos tiempos, habia un soldado, que lo llamaré X, que unos dias antes de acabar la mili, desapareció, se fugo. Estubo como unos 2 años en busqueda y captura, hasta que al fin, se denegó la orden por exceso de tiempo. Esto que al poco tiempo de salir de busqueda y captura, que seria como unos 3 años (no me acuerdo muy bien), apareció el soldado X, de uniforme y le dijo al oficial de guardia, El soldado X se presenta señor. Esto que evidentemente acabo arrestado por fuga del servicio militar antes de tiempo. Se ve que habia estado con una mujer, y que se habia fugado con ella, y las cosas no le fueron muy bien, y al no tener a donde ir, se presento vestido con el uniforme de faena delante del cuartel. Ahora me biene otra escriviendo esta, yo y un compañero mio que estava en la cocina, decidimos, cojer del almacen de comida, lo que nos apetecia, jamon, lo que fuera. Esto que justo este dia, pasa revista el Capitán, abriendo taquilla por taquilla, hasta llegar a la de mi compañero, que casualmente no estava aquel dia, yo claro, asustado por el arresto que me iba a caer a mi y a mi compañero, resulta que la taquilla estava cerrada, esto que el teniente pregunta de quien es esta taquilla, y le dicen que el propietario no esta, el teniente, ya arto de intentar abrir la taquilla dice: Por mis c..... que voy a abrir esta taquilla, traiganme un machete. Yo que estava ya sudoroso, le traen el machete y dice el teniente: Esto lo abro yo en un momento. Introdujo el machete por la ranura de la taquilla, y despues de provar varias veces, al no poder, se fue disgustado y ridiculizado. Aquella noche me di prisa a sacar todo lo que habia alli.
Otra cosa, a quien no le ha tocado pasarse todo un dia disparando munición de la qual la pólvora se iba a caducar??? JeJe en fin, ya contaré mas cosas. Un saludo.
Revan
Otra cosa, a quien no le ha tocado pasarse todo un dia disparando munición de la qual la pólvora se iba a caducar??? JeJe en fin, ya contaré mas cosas. Un saludo.
Revan
-
- General de Brigada
- Mensajes: 5943
- Registrado: 16 Dic 2006, 14:41
Oficial y caballero.
Hacía tiempo que tenía abandonada esta página, pero hace un ratito me acordé y aquí me teneis para contaros otra de mis historietas.
Los alumnos de la Escuela Naval Militar embarcan para las prácticas de fin de año. La brigada de alumnos, de la que yo formaba parte, embarcó al mando del teniente de navío D. del R. R. Yo era guardiamarina - y brigadier del grupo allí embarcado - y , por tanto, tenía mucha relación con el teniente de navío que, como veremos - además de un excelente oficial que siempre nos daba, en todo, ejemplo - era un auténtico caballero.
Aunque nací en Ferrol, me crié en Las Palmas y allí vivían mis padres y mi novia. Y Las Palmas fue uno de los puertos que visitamos. Estaba estrictamente prohibido vestir de paisano para los alumnos embarcados; norma que se vigilaba de forma especial y su vulneración llevaba consigo un castigo importante; claro, que embarcado, era casi imposible su quebranto pues, evidentemente, nadie llevaba ropa de paisano a bordo.
Pero yo la tenía en mi casa, así que me vestí de paisano - ¡¡ Qué gozada!! - y me fui a dar un paseo con mi novia. Charlaba distraídamente con ella cuando ... un hombre joven atraviesa la calle, desde la otra acera, viene directamente hacia mi y, de la forma más discreta, “hace que tropieza conmigo por despiste", y de la manera más cortés y educada me pide disculpas. Perdone... ¡¡Era el comandante de la brigada : teniente de navío D. del R. !!.
Cuando al día siguiente regresé abordo me llamó a su despacho:
“¿Era usted el que ayer...?”
“Si, mi comandante de brigada”.
“Pues me veo en la obligación de arrestarle durante los días que el buque permanezca en este puerto - 4 días -, pero como ni sus padres ni su novia tienen culpa de su falta - prosiguió - tiene el despacho de mi camarote, a su disposición, para que le puedan visitar en sus horas libres”
Quizás fui el primer guardiamarina que tuvo “despacho abordo” y ello gracias a un excelente oficial y caballero.
Una sonrisa
Los alumnos de la Escuela Naval Militar embarcan para las prácticas de fin de año. La brigada de alumnos, de la que yo formaba parte, embarcó al mando del teniente de navío D. del R. R. Yo era guardiamarina - y brigadier del grupo allí embarcado - y , por tanto, tenía mucha relación con el teniente de navío que, como veremos - además de un excelente oficial que siempre nos daba, en todo, ejemplo - era un auténtico caballero.
Aunque nací en Ferrol, me crié en Las Palmas y allí vivían mis padres y mi novia. Y Las Palmas fue uno de los puertos que visitamos. Estaba estrictamente prohibido vestir de paisano para los alumnos embarcados; norma que se vigilaba de forma especial y su vulneración llevaba consigo un castigo importante; claro, que embarcado, era casi imposible su quebranto pues, evidentemente, nadie llevaba ropa de paisano a bordo.
Pero yo la tenía en mi casa, así que me vestí de paisano - ¡¡ Qué gozada!! - y me fui a dar un paseo con mi novia. Charlaba distraídamente con ella cuando ... un hombre joven atraviesa la calle, desde la otra acera, viene directamente hacia mi y, de la forma más discreta, “hace que tropieza conmigo por despiste", y de la manera más cortés y educada me pide disculpas. Perdone... ¡¡Era el comandante de la brigada : teniente de navío D. del R. !!.
Cuando al día siguiente regresé abordo me llamó a su despacho:
“¿Era usted el que ayer...?”
“Si, mi comandante de brigada”.
“Pues me veo en la obligación de arrestarle durante los días que el buque permanezca en este puerto - 4 días -, pero como ni sus padres ni su novia tienen culpa de su falta - prosiguió - tiene el despacho de mi camarote, a su disposición, para que le puedan visitar en sus horas libres”
Quizás fui el primer guardiamarina que tuvo “despacho abordo” y ello gracias a un excelente oficial y caballero.
Una sonrisa
- cruton
- Soldado Primero
- Mensajes: 79
- Registrado: 21 Jun 2006, 18:01
Pateo nocturno por la costa almeriense,de repente se empiezan a levantar manos a la vez que practicabamos la posición de cunclillas,al momento los 30 ó 40 efectivos ,practicamos el arte de la desaparición si apenas movernos del lugar,¿el motivo?3 ó 4 lanchas hacian luces desde el mar a otros tantos Land-Rover,y estos como en un juego de morse se las devolvian,puedo asegurar que al menos yo y los de mi alrededor sabiamos muy bien a que venía el parón y el jueguecito de luces les dejamos terminar su trabajo sin que se percataran de nuestra presencia y continuamos nuestra marcha,por supuesto al dia siguiente los comentarios y la manera de vivir la experiencia de cada uno era de lo más divertido
LA MUERTE PASA,EL RECUERDO NO
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- General de Brigada
- Mensajes: 5943
- Registrado: 16 Dic 2006, 14:41
¡¡Violación!!
Por tu lema, cruton, y por tu anécdota supongo que eres, o has sido, “boinilla”. Aunque no sea así deseo que te guste este sucedido y, también, a los foristas que siguen este tema.
Hacía poco tiempo que se había creado la unidad de operaciones especiales (UOE) - mérito que debe ser apuntado, especialmente, al capitán Y. G. y a una docena de infantes de marina con una voluntad, entusiasmo y dedicación sin límites -. La unidad participaba en unas maniobras combinadas con una de las mejores unidades del mundo: los UDT,s americanos. Con las dos unidades se organizaron equipos mixtos, al 50%, que ocupaban balsas que, sigilosamente, se acercaban a tierra en condiciones de muy baja visibilidad. Todos los componentes eran expertos nadadores...
Una de las balsas, a consecuencia de las malísimas condiciones de mar, vuelca y todos los hombres caen al agua. Cuando salen a la superficie, el más antiguo – como es preceptivo - reúne y cuenta a sus hombres para comprobar que están todos y...¡¡ falta uno!!. Es el pañolero. (La pobreza de material, en aquellos años, era extrema y los cargos de material se controlaban de manera exhaustiva. Las pérdidas más insignificantes daban lugar, incluso, a un expediente y, en caso de responsabilidad, el culpable se exponía a un severo castigo).
Por eso el pañolero intervenía siempre en las maniobras, por pequeña que fuese la parte de la unidad participante. Se trataba, en este caso, de un infante, que aunque se acababa de incorporar a la unidad, gozaba de la máxima confianza del mando, pero...¡¡no sabía nadar!! (que por otra parte no era extraño en aquellos días en el personal de reemplazo procedente del interior).
Buscaron “al falto” ansiosamente y, al fin, le encontraron sin sentido y medio ahogado; le trasladaron a tierra e, inmediatamente, un enorme negro americano comenzó a prestarle los primeros auxilios y respiración boca a boca. Difícil es exponer aquí la reacción de nuestro buen hombre cuando al volver en si se encontró - como él contaba, después del susto, con gracia – “con un negro encima, dándole besos”.
Nota. Esto sucedió en una de las operaciones denominadas : “Sarrio” . El desconocimiento de la falta de aptitud de natación del pañolero, se debió a su propia manifestación de poseerla y a la premura de la salida para la operación, la imposibilidad de comprobarla . ¿Por qué mintió? Porque según dijo : ¡¡quería ser soldado de la UOE !!.
Una sonrisa
Hacía poco tiempo que se había creado la unidad de operaciones especiales (UOE) - mérito que debe ser apuntado, especialmente, al capitán Y. G. y a una docena de infantes de marina con una voluntad, entusiasmo y dedicación sin límites -. La unidad participaba en unas maniobras combinadas con una de las mejores unidades del mundo: los UDT,s americanos. Con las dos unidades se organizaron equipos mixtos, al 50%, que ocupaban balsas que, sigilosamente, se acercaban a tierra en condiciones de muy baja visibilidad. Todos los componentes eran expertos nadadores...
Una de las balsas, a consecuencia de las malísimas condiciones de mar, vuelca y todos los hombres caen al agua. Cuando salen a la superficie, el más antiguo – como es preceptivo - reúne y cuenta a sus hombres para comprobar que están todos y...¡¡ falta uno!!. Es el pañolero. (La pobreza de material, en aquellos años, era extrema y los cargos de material se controlaban de manera exhaustiva. Las pérdidas más insignificantes daban lugar, incluso, a un expediente y, en caso de responsabilidad, el culpable se exponía a un severo castigo).
Por eso el pañolero intervenía siempre en las maniobras, por pequeña que fuese la parte de la unidad participante. Se trataba, en este caso, de un infante, que aunque se acababa de incorporar a la unidad, gozaba de la máxima confianza del mando, pero...¡¡no sabía nadar!! (que por otra parte no era extraño en aquellos días en el personal de reemplazo procedente del interior).
Buscaron “al falto” ansiosamente y, al fin, le encontraron sin sentido y medio ahogado; le trasladaron a tierra e, inmediatamente, un enorme negro americano comenzó a prestarle los primeros auxilios y respiración boca a boca. Difícil es exponer aquí la reacción de nuestro buen hombre cuando al volver en si se encontró - como él contaba, después del susto, con gracia – “con un negro encima, dándole besos”.
Nota. Esto sucedió en una de las operaciones denominadas : “Sarrio” . El desconocimiento de la falta de aptitud de natación del pañolero, se debió a su propia manifestación de poseerla y a la premura de la salida para la operación, la imposibilidad de comprobarla . ¿Por qué mintió? Porque según dijo : ¡¡quería ser soldado de la UOE !!.
Una sonrisa
- cruton
- Soldado Primero
- Mensajes: 79
- Registrado: 21 Jun 2006, 18:01
Oficial y Caballero
Efectivamente AFOCES,mi servicio militar tuve el honor de disfrutarlo en la U.O.E y la anecdota contada por ustéd en realación a su Comandante en tiempos de sus estudios en la Armada me ha hecho recordar...
Día de mi licencia,era costumbre en la Unidad que que el curso que se licenciava,invitara a unas bevidas,patatas etc. al resto de compañeros,suboficiales y Capitán.Al ser yo Voluntario Normal,empezaba por aquella época el Voluntariado Especial(3 años de contrato) y no tener cursos con los que compartir la invitación,pues era el único de mi reemplazo en la Unidad,me dispuse a despedirme de mi Capitán sin más,mi presupuesto no permitia nada.
-A la orden de usted mi Capitán(breve y emocionada despedida)
El Capitán responde: -Nos vemos después en el convite
-Lo siento mi Capitán pero mi presupuesto no me lo permite,recuerde que me voy solo.
Al momento MI Capitán sacó de su bolsillo 5.000ptas y con voz serena me instó a obedecer su última orden,ir a la cantina y comprar lo preceptivo para organizar el establecido convite.
Añadir que había sido mi Capitán en capacitación y un hombre al que jamás olvidaré A.F.V
Oficial y Caballero
Día de mi licencia,era costumbre en la Unidad que que el curso que se licenciava,invitara a unas bevidas,patatas etc. al resto de compañeros,suboficiales y Capitán.Al ser yo Voluntario Normal,empezaba por aquella época el Voluntariado Especial(3 años de contrato) y no tener cursos con los que compartir la invitación,pues era el único de mi reemplazo en la Unidad,me dispuse a despedirme de mi Capitán sin más,mi presupuesto no permitia nada.
-A la orden de usted mi Capitán(breve y emocionada despedida)
El Capitán responde: -Nos vemos después en el convite
-Lo siento mi Capitán pero mi presupuesto no me lo permite,recuerde que me voy solo.
Al momento MI Capitán sacó de su bolsillo 5.000ptas y con voz serena me instó a obedecer su última orden,ir a la cantina y comprar lo preceptivo para organizar el establecido convite.
Añadir que había sido mi Capitán en capacitación y un hombre al que jamás olvidaré A.F.V
Oficial y Caballero
LA MUERTE PASA,EL RECUERDO NO
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