China ya es el tercer país del mundo que más gasta en defensa
En 2007, los tres países del mundo líderes en gastos de defensa fueron Estados Unidos con un presupuesto militar de 547.000 millones de dólares, Inglaterra que destinó 59.700 millones de dólares, y China, en el tercer lugar, con gastos para defensa por un monto de 58.300 millones de dólares.
Esta fue la conclusión de más calado del informe 2007 publicado recientemente por el Instituto Internacional Estocolmo para la Investigación sobre la Paz (SIPRI).
Existen muchas entidades internacionales que ponderan los recursos que asignan los gobiernos a los asuntos de defensa, y aunque cada una de ellas tiene metodologías y valoraciones propias, sus conclusiones son parecidas y lo visto, es un hecho que China se encuentra entre los tres primeros países que más se preocupan por reforzar su potencial militar.
La valoración del poderío militar de los países a partir de los gastos dedicados a la defensa es una de las investigaciones preferidas de los centros de análisis geopolítico, entre los más autorizados, el Instituto Internacional de Investigaciones Estratégicas de Londres (ILSS) y el ya mencionado SIPRI.
Y a pesar de que los estudios que desarrollan estas entidades son cuestionados por los gobiernos de los países investigados, sus conclusiones permiten analizar las posibilidades militares de los países.
¿Qué repercusiones tendrá ese enorme salto que ha dado China, que hasta hace poco apenas gastaba en defensa 20.000 millones de dólares anuales, y qué carácter tendrá su potencial militar en el futuro?
Las respuestas a esos interrogantes interesan a muchos países en el mundo, en primer lugar las grandes potencias y también sus vecinos, entre ellos Rusia.
Entre factores que han movido a la República Popular de China a aumentar sus recursos militares hay que destacar el crecimiento pujante de su economía.
Con una economía orientada en su mayor parte hacia la exportación, China tiende a convertirse en un enorme taller para la fabricación de cualquier cosa, desde flores artificiales hasta automóviles y ese enorme flujo de divisas permite la importación de insumos costosos y útiles, como por ejemplo armas.
Otro factor que estimula el incremento de los gastos de defensa es el atraso técnico que todavía presenta las Fuerzas Armadas de China que todavía a pesar de los avances logrados en las últimas décadas.
La ventaja que supone el elevado número de las tropas de tierra queda substancialmente reducida ante la poca cantidad de carros de combate y vehículos blindados modernos.
En comparación de otros países del área, China cuenta con sistemas de defensa antiaérea de reducida capacidad operativa y su artillería tiene muy poca movilidad.
Lo mismo se puede afirmar de la Fuerza Aérea, en su mayor parte integrada por aviones fabricados a partir de modelos soviéticos de los años 50. Los aviones de combate modernos de China son tan pocos, no pueden influir en las situaciones de defensa táctica y operativa de forma determinante.
Los intentos de China de modernizar la producción nacional de aviones de combate hasta el momento no han dado resultado porque su industria sigue atrasada y esto impide la producción de sistemas y agregados modernos análogos a los que producen los fabricantes líderes del sector aeronáutico mundial.
Como por ejemplo, los motores de fabricación china para aviones de combate todavía muy rezagados ante los modelos análogos occidentales y rusos por su bajo rendimiento, escasas facilidades de reparación y elevados gastos de mantenimiento.
Para superar ese atraso tecnológico la industria aeronáutica china requiere elevadas inversiones antes para modernizar sus fábricas con una capacidad relativamente modesta que les impide fabricar aviones pesados de transporte militar.
El desarrollo de la marina de guerra está estancado no sólo por el atraso de la industria naviera sino también por la importancia de segundo orden de la Armada en la estructura de las Fuerzas Armadas de China.
A diferencia de la mayoría de los países desarrollados, la marina de guerra de China no es un cuerpo independiente de las FFAA, sino una estructura supeditada a la denominada Comisión Militar Central de China.
Esa supeditación, y el cumplimiento de tareas relacionadas con el ejército determinan que la marina de guerra china sea ante todo una flota costera destinada a operaciones en las aguas territoriales y las 200 millas de la zona económica.
Para operaciones en mar abierto, China cuenta con un número muy reducido de submarinos nucleares polivalentes y aviones portadores de misiles N-6 emplazados en bases a lo largo de la costa.
Sin embargo, la situación cambia, y en los próximos diez años la Armada china contará con un portaaviones moderno con escolta integrada por fragatas y destructores.
Como el resto de las potencias, China confiere una importancia especial a su arsenal nuclear de disuasión. Actualmente, China incorporó los nuevos misiles balísticos DF-31A (CSS-4 según la clasificación de la OTAN) en capacidad alcanzar blancos a distancias superiores a los 11.000 kilómetros.
La flota estratégica china tiene en servicio submarinos nucleares nuevos tipo 094 de la clase Jin de bajo ruido hidrodinámico en comparación con los modelos anteriores y equipados con misiles JL-2 (CSS-N-4) versión modificada de los DF-31.
Según expertos, el arsenal nuclear chino cuenta actualmente con 300 y 400 ojivas, mucho menos que Rusia o EEUU, pero esa situación cambia paulatinamente.
En general, las FF.AA. de China están en capacidad de realizar cualquier tipo de operación militar a nivel regional y al mismo tiempo, se encuentra en una situación inferior con respecto a Rusia y EEUU en posibilidades estratégicas, como la dislocación de cantidades considerables de tropas a grandes distancias, y por el número de ojivas nucleares de disuasión.
Por lo visto, esta situación se mantendrá inalterable los próximos diez o quince años y esto a nadie preocupa porque actualmente la política exterior de China no contempla enfrentamientos militares con ningún país.
.- Saludos.