tercioidiaquez escribió:Pues claro que no tiene que ver, pero como es un cansin.o el coracero/Abbot/endemoniado.
Más bien el que saldría corriendo sería O'Higgins...
Ohiggins siempre cargaba al frente de la tropa, al gito de
"O Vivir con Honor o Morir con Gloria...el que sea Valiente que me siga"Por supuesto, nadie dudaba en seguirlo, porque:
"Desde que Chile, es Chile, NUNCA se ha visto al "ROTO" volver la espalda, cuando su JEFE va adelante"Por eso en las Guerras de Chile, las bajas de Jefes y Oficiales son bien abultadas...ellos van al frente...
"Camino de la muerte o de la Gloria"Es asi como en la Batalla de Yungay, una de las compañias del Batallon Aconcagua, no tenia mas jefe que un Sargento 2º.
"El que vuelva las espaldas, sea Coronel o Tambor, fusilenlo de inmediato"Coronel Pedro Lagos, Batalla de Miraflores.
El Comandante Soto (El Huaso Soto)
Esta retirada produjo en la tropa un efecto desastroso. Soto inclinó la cabeza, mordiéndose el ancho bigote. Se le hubiera creído agobiado bajo el peso de la situación. Mas no era así: era que se arrancaba de los pliegues del alma el amor a la vida en aras de la patria, y rota, al fin, esta cadena, ese hombre sin miedo y sin reproche, dijo a su segundo, Pinto Agüero;
-¡Aquí hay que vencer o... morir! ¿por qué sólo Arturo Prat se puede sacrificar por la patria y no lo hago yo también, ahora que estoy obligado?
Y alzando con sus manos una bandera chilena, dirigió a los suyos una arenga, que era más bien un desafío al honor de todos, y a la voz de: ¡Adelante, muchachos!; salió al frente de los suyos, camino de la muerte y de la gloria.
Nadie vaciló en las filas. Como un solo hombre, la tropa siguió entusiasmada ese heroico ejemplo porque, desde que Chile es Chile, no se ha visto jamás que el roto vuelva cara cuando su jefe va adelante.
Minutos después, Soto caía atravesado por una bala que, entrando por el pecho, salió por encima del pulmón izquierdo. Pero, ¿qué importaba? Su división ya no volvería a la gatera, después del tirón que le había dado. Pinto Agüero corrió a recibir sus órdenes.
-¡Yo muero! -balbuceó Soto- Siga usted al ataque...
Y como en sueños oyó el grito de sus soldados:
-¡Mataron al comandante! -grito de guerra con que enardecían unos a otros, mientras trepaban como gatos alzados, los flancos formidables del Morro
saludos