Por cierto, Colombia quiere tener su propia "Constelación" de Satélites, y la cosa va en serio:
A La Conquista del Espacio
Desde hace más de 20 años, uno de los sueños de los gobiernos y los presidentes de turno ha sido tener un satélite propio en el espacio, que le permita a Colombia contar con autonomía y libertad en el manejo de las telecomunicaciones.
Pero ahora todo indica que antes de finalizar este año el gobierno tomará una decisión, en el consejo de ministros, para lanzar no uno, sino dos satélites antes de 2010. El problema es que desde ya hay divisiones en el interior de la administración Uribe.
Desde hace varios meses el Ministerio de Comunicaciones, en unión con la Comisión Colombiana del Espacio, que preside el vicepresidente Francisco Santos, ha venido liderando un proceso para lanzar un poderoso satélite de telecomunicaciones que le garantizaría al país la suficiente capacidad para suplir las crecientes necesidades de los próximos 15 ó 20 años.
Para concretar este proyecto, el Ministerio ya reservó para el próximo año 100.000 millones de pesos y anunció que destinará otros 350.000 millones entre 2010 y 2012, provenientes del Fondo de Telecomunicaciones, con el fin de financiar los 280 millones de dólares que costaría este único megasatélite.
Pero esta no es la única iniciativa. Esta cartera ha venido acompañando al Instituto Geográfico Agustín Codazzi, que también tiene el proyecto de lanzar un satélite destinado a la observación de la tierra, que podría costar entre 100 y 150 millones de dólares.
De otra parte, en un proyecto que fue presentado a la Vicepresidencia, a los Ministerios de Defensa y Comunicaciones, al Agustín Codazzi y a Planeación Nacional, en julio pasado, un consorcio conformado por empresas de cinco países, les presentó la opción de lanzar una verdadera constelación de hasta siete satélites, con un precio de entre 250 y 300 millones de dólares.
Esta constelación tendría un satélite geoestacionario, como el que quiere el Ministerio de Comunicaciones, pero con capacidad menor y escalable. Comprar un gran satélite de estos "sería como si para un paseo familiar se comprara un TransMilenio con la idea de que en el camino se recogerán todos los pasajeros para llenar el bus y poder así pagar todos los gastos", dice un experto consultado por SEMANA.
Además del satélite de comunicaciones, de unos 150 millones, sería posible tener uno de observación de la tierra, capaz de tomar fotos con resolución de un metro, como el que quiere el Agustín Codazzi, más un radar de apertura sintética, de múltiples aplicaciones militares y civiles, que permitirían generar toda una nueva industria en Colombia y lo pondría a la vanguardia en Latinoamérica. Todo, al parecer y habrá qué verlo, por el mismo precio del megasatélite.
El viceministro de Comunicaciones, Daniel Medina, dijo a SEMANA que se está pensando en un satélite de 32 transpondedores, (sistema por el que se recibe y retransmiten las señales) porque la demanda a banda ancha va a ser muy alta. Según el plan de conectividad, en los próximos años deberán ser dotados de banda ancha más de 30.000 escuelas y colegios, de los cuales 15.000 lo tendrán que hacer vía satélite.
El problema es que el mismo Ministerio se equivocó hace 10 años cuando diseñó el programa Compartel, que contrató 10.000 puntos de telefonía y unos pocos de banda ancha en zonas rurales y marginadas del país, vía satélite. Lo que nadie previó fue el arrollador avance de la telefonía celular, que llegó a muchos de esos sitios y puso en crisis el programa, que por fortuna está a punto de ser redireccionado.
De ahí que varios expertos consultados por SEMANA consideren que es mejor lanzar un satélite con menor capacidad y de menor precio, para minimizar los riesgos, pero utilizar el resto de recursos para sumarle nuevos satélites.
Algunos militares consideran que en vez de tener un satélite de observación sería mejor tener un Satélite de Radar de Apertura Sintética (SAR), que permite penetrar las constantes zonas nubladas para observar de día y de noche, desde el comportamiento de los volcanes, nevados y ríos; cultivos de café o coca, hasta grupos armados en selvas y montañas. A la vez, voceros del Consorcio le dijeron a SEMANA que se podrían adquirir unos cuatro satélites de comunicaciones de órbita baja, conocidos como LEO. Ubicados a unos 800 kilómetros de la tierra, cada uno de estos satélites pasaría por el país cada 45 minutos, lo que permitiría hacerle seguimiento casi en tiempo real a instalaciones civiles y militares que lo requieran, a embarcaciones marítimas y terrestres, y a las mismas tropas que hoy se internan en la selva y que pueden durar semanas sin que se sepa de su paradero.
Precisamente lo que tiene en sus manos el gobierno es la posibilidad de dar un salto tecnológico que lo saque de la mula al satélite, pero para eso se debe definir la política de lo que quiere y requiere el país, y no lo que desea cada uno de sus ministerios y sus entidades.
Una constelación no sólo le daría más capacidades a las Fuerzas Armadas, sino que creará una nueva industria civil y del conocimiento del país. Y lo más importante, le daría una independencia a Colombia para medir y mirar lo que le interesa, y no, como ocurre hoy, lo que les interesa a los dueños de los satélites que utiliza.
Precisamente el viceministro de Comunicaciones dijo que por ahora el gobierno está estudiando el tema y concertando entre los diferentes ministerios y entidades para llevar el tema al consejo de ministros antes de que termine el año. "No hay decisiones tomadas y estamos abiertos a explorar todas las posibilidades", dijo Medina.
Es tiempo de que Colombia dé este salto tecnológico, pero debe hacerlo con el pie derecho para no embarcar al país en un camino equivocado al espacio.
http://www.semana.com/noticias-nacion/c ... 18228.aspx