La Pugna Continuación de "El Visitante"

[JLVassallo]

Pues se hizo unas cuantas veces durante la guerra. Y a veces hasta salió medianamente bien.

Saludos

Lo entiendo perfectamente y espero que a estos ingleses no les salga nadaaaaaa biennnn.
Saludos.

[urquhart]

Hola a todos,

JL, espero que a éstos ingleses les salga bien... aunque no lo creo, por las obras que cita el autor. Todo parece indicar que la marea pardinegra en su versión edulcorada del Triunvirato se impone al menos en Europa Occidental.

Saludos

[JLVassallo]

Hola a todos,

JL, espero que a éstos ingleses les salga bien... aunque no lo creo, por las obras que cita el autor. Todo parece indicar que la marea pardinegra en su versión edulcorada del Triunvirato se impone al menos en Europa Occidental.

Saludos

Et tu, Brute? Digo Tu También urquhart? Una puñalada a mi alma. No puede ser verdad lo que leo.
No queda otra que agarrar los libros de historia de nuestro estimado Domper y descubrirlo.
Abrazos.

[urquhart]

Hola a todos

JL, dicen que cada hombre carga con su cruz, la mía es la ser anglofilo... es algo extraño, lo sé, pero... aunque supongo que te refieres al spoiler que hago de la obra

[Domper]

Que conste que yo también soy anglófilo, aunque con algunas reservas, no se me olvida que la política tradicional británica era azuzar las diferencias en el Continente y, de paso, afanar alguna posesión española. Y que demasiadas veces en lugar de la Union Jack enarbolaban la Jolly Roger.

Saludos

[urquhart]

Hola a todos,

como europeo, no hay otra opción que ser anglofilo, en reconocimiento de la terquedad del pueblo del Reino Unido y la Commonwealth de pararle los pies al hombre de flequillo imposible.

Que se han comportado históricamente como piratas, cierto, pero que Potencia no ha buscado expandirse a costa de otras naciones. En ñnuestro caso, ya como España o Corona Hispánica, Francia, que incluso quiso anexionarse Cataluña en 1648 y 1812, Reino Unido, Estados Unidos, Imperio Turco, Imperio Alemán, Japón, Paises Bajos; incluso Marruecos... Tampoco es que nosotros hayamos sido unas hermanitas de la caridad...

[Gaspacher]

urquhart

Ya, ya, anglofilo... pues en Duelo de Aguilas bien que disfrutaba de escabechar herejes...

Pd pararian al bigotitos, pero son el mismo pais que el siglo anterior libro dos guerras para traficar con drogas...

Ppd y los mismos que en la peninsular war aprovecharon para destruir las industrias españolas...

Un servidor es francofilo que esos al menos nos dieron los derechos del hombre

[urquhart]

Hola a todos

Estimada Divinidad:

crea que fue difícil poner mi saber en favor del Reich Guillermino en lugar de al servicio de la Entente. De ahí mi intención de minimizar la victoria Alemana.

Efectivamente el reino Pérfido libró dos guerras para comerciar con opio, amén de hacerse con otras concesiones en China. Esos mismos hijos de la Gran Bretaña fueron los que se arrogaron la propiedad de Gibraltar, puerto, fortaleza y ciudad tomada por los anglo holandeses en nombre del Rey Carlos III, a todos los efectos rey legítimo de España para muchos españoles; y los mismos que en el Tratado de Utrech obligaron a España a permitirseles el comercio de esclavos con la Corona... después serían los primeros en abolir la esclvitud e impedir el tráfico de éstos.

Ciertamente los hombres de Wellington se comportaron como bárbaros, no solo con las instalaciones fabriles, también con la población.

Los franceses no nos dieron los derechos del hombre, fueron ganados a pulso por los españoles en las sopetocientas guerras civiles del periodo 1833 en adelante, con la Restauración Borbónica, con la República, y con la Transición... ahora bien, si algo nos trajeron los franceses fue el efecto liberador durante los años 60 y 70, en los que los españoles abrieron los ojos ante unas clases sociales similares que podían disfrutar de vacaciones, coche propio... lejos de... en fin, mejor ver imagen

[APVid]

Va a ser el principal problema. Pero Irak no está tan alejado para los ingleses, porque poca diferencia hay entre llevar suministros a Suez (como en la LTR) que a Basora.

Hay un detalle, sin la Royal en el Mediterráneo la logística alemana se simplifica bastante: desde las fabricas en tren a Venecia, desde allí en barco hasta Siria en 4 días y desde allí a Iraq por Siria. Solo la ruta de Siria es algo más larga (pero menos que Tripoli-Tobruk).

[Domper]

El problema es el transporte desde los puertos sirios hasta las cercanías de Bagdad, un "paseíto" de 900 km. Había una línea de ferrocarril, pero de sentido único.

Saludos

[Domper]

Tilo Schroeder. Con Rommel en el Edén. Op. cit.

El contraataque lanzado por un batallón de la 15ª Panzer había conseguido estabilizar el frente al oeste del Tigris. La 15ª se había enfrentado con más de cien tanques y les causaron tremendas bajas. Sin embargo, la falta de municiones y de combustible no les permitió explotar la victoria y enlazar con los defensores de Tikrit.

La cuestión de los suministros estaba amenazando con convertirse en una pesadilla. En Oriente Medio había varios puertos grandes, sobre todo Haifa y Beirut, pero estaban alejados de la línea de ferrocarril que enlazaba con Mosul. El puerto mejor situado era Latakia, pero tenía una capacidad muy limitada. Además el ferrocarril de Mosul era de vía única, y estaba completamente atascado: el que además del material ferroviario francés hubiésemos recibido locomotoras y vagones procedentes de Alemania, llegados a través de Turquía, casi creó más problemas que resolvió: la vía estaba saturada de convoyes que se dirigían hacia Mosul, mientras que los escasos ramales que permitían el cruce de trenes estaban ocupados por los convoyes que intentaban volver.

Por si fuera poco, los ingleses habían copiado la idea de nuestros Brandenburger, y habían organizado comandos motorizados que conseguían infiltrarse con bastante facilidad por los amplios desiertos de la región, y que habían saboteado la vía férrea en varios puntos. También sospechábamos que algunos grupos nacionalistas sirios estaban implicados en los atentados y, como postre, la RAF atacaba repetidas veces el ferrocarril. Por suerte su puntería era mínima, y además nuestros cazas les estaban haciendo pagar un terrible peaje de sangre. Pero en un golpe de suerte un bombardero inglés había conseguido alcanzar a un tren cargado de combustible y municiones en el norte de Siria. La cadena de incendios y explosiones mantuvo cortado el ferrocarril durante dos días, impidiendo la llegada del núcleo de la 15ª Panzer. Esos dos días de retraso nos causaron un perjuicio enorme.

Fue entonces cuando el general inglés Alexander tuvo el único rasgo genial de su por dilatada no menos torpe carrera. Tras perder miles de soldados en ataques frontales, por fin decidió que la ofensiva al este del Tigris, aunque hubiese creado un gran saliente, no conseguiría superar las líneas de la 20ª motorizada y la 7ª Panzer, y nunca alcanzaría Tikrit. En lugar de proseguir sus infructuosos embates, atacó desde el lado derecho del saliente hacia el norte. El terreno en esa zona es ondulado y rocoso, tan favorable al defensor que estaba cubierto por la 3ª división iraquí. Pero de nuevo los soldados de Rashid Alí salieron corriendo en cuanto vieron que los ingleses se les echaban encima. Los ingleses cruzaron el río Al Uzym y se encontraron con la ruta hacia Kirkuk abierta.

Por suerte, a Alexander ya se le había agotado el genio, y en lugar de lanzarse hacia los valiosos campos petrolíferos o hacia el oleoducto, volvió a su plan inicial: cercar a nuestras fuerzas en Samarra. Por ello ordenó una conversión hacia el este. Con los ingleses moviéndose tras sus líneas, la 20ª no tuvo otra opción que la de retirarse, y al anochecer los tanques ingleses alcanzaban el Tigris aguas arriba de Tikrit.

En la bolsa recién creada quedaron atrapados unos 30.000 hombres, pertenecientes a la división motorizada 10ª, a parte de las 20ª motorizada y 7ª Panzer, además de restos de formaciones iraquíes. Pero si los ingleses pensaban que nuestros hombres se iban a dejar conducir mansamente al cautiverio, era porque no nos conocían. El general Rommel voló inmediatamente a la bolsa, encomendando el mando al general Von Loeper, y ordenándole que se preparase para romper el cerco: al fin y al cabo no tenía sentido sacrificar medio ejército por Samarra, una ciudad sin especial valor.

Von Loeper se preparó para la salida: organizó a los dispersos en Kampfgruppen, en los que encuadró también a los soldados iraquíes, aunque bajo control alemán: nada de oficiales corruptos escurriendo el bulto. Poco a poco fue replegándose hacia Tikrit, haciendo pasar sus hombres mediante los transbordadores y el puente de barcas que, por fin, había sido reconstruido.

Mientras el general Rommel acumuló nuestras magras reservas para atacar desde el exterior. Afortunadamente la Luftwaffe seguía dominando los cielos de Irak. Recientemente se habían recibido los nuevos Messerschmitt 109 F, con los que nuestros pilotos estaban haciendo estragos en las escuadrillas británicas. Sobre todo, un hábil piloto llamado Marseille había conseguido derribar docena y media de aviones británicos durante la batalla. Al ser nuestros aviones dueños de los cielos los bombarderos y los Stuka pudieron aplicar un duro castigo al enemigo. Particularmente importante fue la casi total destrucción de la artillería inglesa. Pero tendrían que ser nuestros tanquistas los que rompiesen el cerco inglés.

[Domper]

Relato de Thorsten Koertig

La división estaba por fin al completo. Nos reagrupamos en el área del oleoducto, ya que el general Rommel había decidido atacar por un punto diferente: aunque por el norte solo siete kilómetros nos separaban de nuestros compañeros, estaban densamente fortificados y superarlos nos costaría muchas bajas. Sin embargo, tampoco era cuestión de defraudar a nuestros queridos enemigos. Un batallón de la 7ª Panzer atacaría directamente hacia Tikrit, con la orden de dejarse ver pero no de comprometerse. Mientras nuestra división avanzaría hacia el sur, siguiendo la orilla del pantanoso lago Therthar, para luego torcer hacia el este.

Esta vez no hubo delatores aviones de reconocimiento ingleses. Las unidades de reconocimiento buscaron al enemigo, que estaba bastante alejado, y que había dejado un hueco que sería su ruina. Pudimos seguir la orilla del lago, situándonos detrás de las líneas inglesas, y al amanecer ya nos estábamos moviendo hacia el este. Estábamos a cerca de veinte kilómetros de nuestro objetivo cuando encontramos a las primeras patrullas hindúes, que escaparon al ver lo que se les venía encima.

Como era lógico, mi batallón iba en cabeza, ya que nuestros tanques, con sus potentes cañones y grueso blindaje, nos daban gran ventaja sobre los británicos. Como quedó demostrado cuando poco después salió a nuestro encuentro una nutrida fuerza de tanques Cruzado. Esos tanques eran una mejora de los de crucero que habían usado hasta ahora, pero seguían llevando el cañón de 40 mm, que contra nuestro blindaje era tan inútil como un escopetín de balines. Mi batallón estaba desplegado formando una línea de casi dos kilómetros. Al ver venir al enemigo, ordené a mis compañías que buscasen posiciones y esperé a los ingleses. Mis hombres eran veteranos de cien combates, y supieron aprovechar las ondulaciones del terreno para apostarse, mientras que el enemigo —una brigada acorazada hindú— combatía por primera vez. La brigada se lanzó en una carga alocada que fue frenada en seco por nuestros proyectiles. Tras una hora de cañoneo a distancia, ordené pasar a la ofensiva. Los pocos tanques enemigos supervivientes huían a toda prisa, anunciando nuestra llegada a la infantería. Sin embargo, los soldados hindúes fueron mucho más duros. Eran miembros de castas guerreras que hacían honor al valor de sus antecesores, y aguantaron a pie firme la llegada de nuestros carros. Tenían además varios cañones de campaña del 88, que usaron contra nuestros tanques: como antitanque esos cañones eran mediocres, pero bastaron para averiar a seis de mis tanques.

El segundo batallón encontró similar resistencia cuando intentó flanquear al enemigo: se habían fortificado en núcleos de resistencia, una especie de fortalezas, que aguantaban incluso cuando los rodeábamos. El regimiento de granaderos tuvo que emprender un ataque clásico, tras una fuerte preparación aérea y artillera. Por detrás se movía una compañía de StuG, apoyando el avance. Tras cuatro horas de lucha consiguieron abrir una brecha, por la que introduje mi batallón, ahora reducido a veinticinco tanques; pero la presencia de los mastodontes de acero en medio de la posición enemiga consiguió por fin acabar con el espíritu de los defensores, que huyeron de sus trincheras. Mientras el segundo batallón les daba caza, mis tanques mantuvieron abierto el camino. A media tarde conseguimos abrazarnos con los valientes defensores de Tikrit, a quienes liberamos de un asedio de diez días.

[Domper]

Tilo Schroeder. Con Rommel en el Edén. Op. cit.

Cuando la 15ª Panzer consiguió enlazar con la 10ª Motorizada de Tikrit, la situación se invirtió: al norte de la localidad habían quedado aisladas un buen número de formaciones hindúes, que atrapadas entre la 15ª y la 7ª Panzer tenían pocas opciones salvo intentar cruzar el río, o rendirse.

El general Rommel tuvo el placer de entrar en Tikrit, de la que apenas quedaban unos pocos montones de escombros, y abrazarse con Von Loeper.

—Me alegra volver a verle ¿cómo ha pasado la última semana? —le preguntó Rommel.

—Faltó de todo. Solo hubo gloria —fueron las inmortales palabras de Loeper.

El general Rommel quiso aprovechar la victoria atacando a los desmoralizados hindúes, pero el estado de sus fuerzas lo hizo imposible. Los iraquíes estaban reducidos a una masa desordenada, que escapó de Tikrit corriendo y arrojando sus armas. Las dos divisiones motorizadas habían sufrido lo peor del ataque británico y estaban a apenas el 50% de efectivos. La 7ª Panzer no estaba mucho mejor. Aunque la 15ª y la 21ª estaban casi al completo, apenas tenían combustible o municiones: era paradójico que combatiendo sobre un mar de petróleo nuestros tanques tuviesen que parar sus motores, pero es que tenía que refinarse en Haifa para luego transportar la gasolina en el ferrocarril de Alepo, que estaba tan saturado que era apodado "la oruga perezosa".

Para seguir con la ofensiva iba a ser preciso acumular reservas. Para ello, durante los días siguientes nuestras tropas abandonaron la ya inútil bolsa de Samarra, mientras acumulaban los suministros que nos permitieran dar el golpe definitivo.

[Domper]

De Globalpedia, la Enciclopedia Total.

La conquista de Samarra, Irak, por el ejército británico, fue uno de los reveses militares y diplomáticos sufridos por los alemanes de lo que posteriormente sería conocido como la Quincena Negra del Reich.

Aunque la operación fue presentada por la propaganda inglesa como una gran victoria, en realidad el Panzerarmee Orient frustró los ambiciosos objetivos de la operación Curtness. La ofensiva del ejército británico de la India, liderado por el general Alexander, pretendía recuperar los campos petrolíferos del norte de Irak y expulsar a los alemanes de Oriente Medio.

Alexander decidió atacar por ambas orillas del río Tigris en dirección hacia Mosul, con el objetivo de cercar parte del dispositivo alemán alrededor de la ciudad de Samarra. En una segunda fase pretendía cortar el oleoducto Kirkuk-Haifa, que acababa de ser reparado y estaba empezando a llevar el petróleo de Mosul hacia el Mediterráneo. Posteriormente la ofensiva inglesa debía llegar hasta Mosul y la frontera turca. Indirectamente, la ofensiva también pretendía afirmar el prestigio británico ante el vacilante Shah Reza Pahlevi.

Tras el fracaso cosechado ante Habbaniya en agosto Alexander decidió que para que su nueva ofensiva tuviese posibilidades de éxito precisaba tener una superioridad de al menos tres o mejor cinco a uno. Inglaterra, embarcada en la campaña de Portugal, no podía enviar refuerzos, por lo que Alexander solo pudo contar con fuerzas coloniales y con equipo cedido por los Estados Unidos. Aun así, Alexander consiguió acumular ocho divisiones de infantería y dos acorazadas, con un total de 800 tanques, en su mayoría ligeros M3 y crucero, aunque también incluía 150 tanques medios M3, cuya potencia de fuego supuso una sorpresa desagradable para los soldados alemanes.

El general Alexander seguía reclamando más refuerzos antes de pasar al ataque, pero en Londres el Primer Ministro Churchill no estaba dispuesto a aguantar mayores retrasos, y ordenó terminantemente a Alexander que atacase antes del primero de noviembre o sería relevado. Alexander lanzó su ofensiva el 27 de octubre y en una primera fase consiguió sus objetivos, rompiendo las líneas alemanas y formando una gran bolsa entre Samarra y Tikrit. Sin embargo, Alexander pretendió reducir la bolsa antes de progresar hacia el norte, sin tener en cuenta que las líneas alemanas frente a él eran tan tenues que hubiese podido avanzar con facilidad hacia Kirkuk o Mosul. El general Rommel, con su característica energía, organizó un contraataque acorazado que consiguió liberar a las tropas cercadas, aunque tuvieron que abandonar sus posiciones iniciales alrededor de Samarra.

La operación Curtness hizo retroceder el frente alemán unos 30 kilómetros, y destruyó buena parte del ejército iraquí, aunque a costa de perder 400 tanques y cerca de 20.000 hombres, entre muertos, heridos y prisioneros. Las pérdidas alemanas fueron mucho menores y se estiman en unos 50 tanques y 7.000 hombres. El ejército iraquí sufrió 15.000 bajas, entre ellas 11.000 prisioneros.

[JLVassallo]

Una victoria costosa la de los ingleses. Este Rommel siempre aguando las fiestas inglesas. Bien por él.
Saludos.