La Pugna Continuación de "El Visitante"

[Domper]

No es lo mismo un caza que un bombardero. Sobre Salamanca sería muy peligroso operar sin escolta.

Saludos

[kaiser-1]

Además de que se están reuniendo un montón de cazas, bombarderos y cazabombarderos si envían algo se van a encontrar con la situación que decía Gila "Bueno, nosotros disparamos las balas y ustedes se las reparten"

[Domper]

A pesar de los esfuerzos de Urraúl y de tantos otros, la situación empeoraba por momentos. Los canadienses habían conseguido expulsarnos del arrabal del norte, del que apenas quedaba nada tras recibir miles de proyectiles. Ahí quedaron los restos de tres de mis Tejones, y también una sorpresa: cargas explosivas que estallaron mientras los oficiales enemigos inspeccionaban los blindados dañados. Ya solo nos aferrábamos al casco urbano de la torturada ciudad, sobre la que caían los proyectiles de artillería como lluvia. La munición empezaba a escasear, y para mis dos Tejones supervivientes solo quedaban una veintena de disparos y cuatro gotas de gasolina.

De la necesidad, virtud. El ingenio español estaba consiguiendo retrasar los asaltos herejes. Como ya no quedaban minas, nuestros zapadores hacían peligrosas salidas nocturnas para desmontar las que estaban plantadas en el Teso y en el Águeda para situarlas ante nuestras líneas. Cuando ni eso bastó, cavaron pozos que llenaron con explosivos, munición capturada y piedras, construyendo trampas capaces de dañar o incluso destruir un tanque. Una mezcla de aceite, aguarrás y licor sirvió para rellenar los cócteles Molotov cuando la gasolina se agotó. Pero a pesar del valor que derrochaban los soldados, el enemigo estaba avanzando poco a poco.

Solo quedaban las viejas murallas, con esos baluartes bajos que tan bien resistieron la artillería napoleónica y tan mal la moderna, ya que no ofrecían protección contra la metralla. Tuvimos que abandonarlas y replegarnos a los edificios arruinados de la ciudad. Yo situé mis dos últimos Tejones detrás de los pobres muros que antes habían sido la catedral, y movía mis blindados a uno u otro punto cuando los ataques se hacían más peligrosos. Media docena de Pardillos también jugaban al mismo juego, apareciendo entre los escombros, y escapando antes que los cañones herejes los alcanzasen.

Finalmente el enemigo consiguió entrar. Con grandes cargas explosivas abrieron una brecha en el bastión noroccidental de la ciudad. Los tanques Valentine se acercaron hasta el pie de las murallas, esperando a que los ingenieros construyesen una rampa con los escombros. Mientras los soldados escalaban entre las piedras. Consiguieron infiltrarse en la catedral, e incluso salir al otro lado: el puesto de mando del general Galera estaba a apenas cincuenta metros.

Cuatro Pardillos y mis dos Tejones formaron la fuerza blindada que lanzó el último contragolpe. Rodeamos las castigadas piedras del seminario, mientras que una compañía de infantería asaltaba el ábside ruinoso del templo. En las capillas se luchó sin cuartel, y mientras los blindados nos movimos hasta situarnos detrás de los canadienses, cortándoles. Los tres Valentine que había escalado la brecha saltaron por los aires, bloqueando el acceso, y ni los hombres del norte pudieron resistir la furia hispánica. Los canadienses salieron corriendo por los huecos de los muros de la catedral, solo para ser segados por las ametralladoras de los Pardillos. Pero fue el momento en el que los proyectiles volvieron a caer sobre nosotros.

Yo estaba ordenando a mi conductor que retrocediese, y solo recuerdo haber notado un golpe, como cuando caes de bruces al suelo. Me desperté en un sótano que estaba lleno de heridos: un proyectil había reventado mi Tejón, y los fragmentos me habían herido en veinte sitios. Mis hombres consiguieron sacarme del blindado que empezaba a arder, y me llevaron al puesto de socorro. Un médico me inspeccionó y me dijo que había sido más el golpe que heridas, pues ninguna era grave. Suturó las que tenían peor aspecto, y luego me dijo que descansase un poco. Pero conociendo mi deber, pedí un fusil para volver con mis hombres.

Estaba saliendo a las calles, cubiertas de escombros, cuando oí llegar a los aviones.

[Domper]

Antonio Herrera Vich

Tras cuatro días en tierra, mordiéndonos las uñas mientras veíamos como llovía a cántaros, el tiempo mejoró y volvimos a la brecha. Esta vez para ayudar a nuestros acosados camaradas de Ciudad Rodrigo, donde la Primera Acorazada estaba consiguiendo los laureles que luego adornaron su escudo. La artillería hereje estaba castigando a la martirizada ciudad, que ya llevaba una semana de asedio. Nuestra aviación iba a demostrar a los enemigos lo que le ocurre a los malnacidos que se atreven a pisar suelo español.

La llegada de cada vez más unidades de la Luftwaffe nos había devuelto el dominio de los cielos, tanto que no conseguí ni una victoria más, porque los aviones enemigos no se atrevían ni a acercarse a nuestras líneas. Pero si la montaña no va a Mahoma, Mahoma, es decir nosotros, responderíamos a la invitación que Churchill nos había entregado.

La base aérea de Matacán estaba tan repleta de aviones que muchos de ellos tuvieron que ser enviados a otras bases cercanas, que llevaban un par de años sin ser usadas. De hecho, en alguna de ellas se había vuelto a las labores agrícolas, y cuando volvieron las apisonadoras, echando por tierra —nunca mejor dicho— la sementera, el cabreo del vecindario fue de órdago. Solo se calmaron prometiéndoles compensaciones. Eso, y que alguna de las bombas que íbamos a mandar a los herejes llevaría su nombre. Yo creo que eso hizo más que la promesa de dinero, que serían cuatro perras que llegarían tarde: el asesinato de Payeras había calado hondo en el alma española.

Decenas de aviones despegaron y se agruparon. Nosotros íbamos delante con los Mochos, por si los míster ponían alguna objeción; pero no vimos sino unos pocos cazas que salieron espantados al vernos llegar. Luego empezó la danza mortal. Hablo de danza, porque los movimientos de los aviones estaban tan bien coordinados que parecían un baile. Las escuadrillas de Stuka alemanes sobrevolaban en círculos las posiciones canadienses, y uno tras otro los aviones se dejaban caer, lanzando sus huevos letales. Yo no había visto nunca bombardear a los Stuka, y la verdad es que me quedé patidifuso viendo la puntería de esos pilotos: eran capaces de acertar a un cañón o de meter su bomba en una trinchera.

Tanques, artillería, camiones, todo desaparecía en bolas de humo y fuego. Tras los Stuka fueron los bombarderos a nivel, entre los que eran españoles muchos de los Pedros —es como llamábamos aquí al Heinkel 111—. Luego llegaron las escuadrillas de cadenas, con Fiat, Angelitos —los Henschel 123—, Curtiss y hasta Heinkel, que usaron las aterradoras bombas de gasolina de González Gallarza. Volvieron los Stuka, los Pedros, los… Hubo pilotos que volaron seis veces sobre el enemigo.

Ni que decir tiene que los canadienses acusaron el golpe. Habían oído hablar de lo ocurrido en Sedán, en Bélgica, en Suez, pero nunca habían experimentado un bombardeo alemán a muerte. La novedad española, las bombas de fuego, les quitó las pocas ganan de resistir que pudieran tener, y cuando los Viriato contratacaron, el cuerpo de ejército canadiense empezó a correr.

[Domper]

Sebastian Haffner. “El nacimiento de Europa”. Op. cit.

Por primera vez en la Historia, el poder aéreo fue el que decidió una batalla. Tras varios días de temporal, el cielo se despejó y las condiciones atmosféricas fueron ideales: sol radiante, ni una sola nube, ni una brizna de viento, pero tampoco se había formado niebla. Los cazas de la RAF, operando desde bases alejadas que estaban enfangadas tras el temporal de lluvias, no pudieron impedir que los aviones alemanes y españoles dominasen el campo de batalla.

El terreno sin apenas árboles ofrecía escasa protección contra los bombarderos, que se cebaron en los soldados canadienses. Estos nunca habían experimentado un bombardeo de esa magnitud. Gran parte de su armamento pesado fue destruido. Aunque no sufrieron bajas importantes, fue afectada su moral: bastó un tanteo realizado por unos pocos blindados portugueses para que se extendiese el pánico. Incluso los tanquistas escaparon de sus vehículos, que antes le daban protección y ahora atraían a las bombas incendiarias.

El general Asensio, al apreciar que el pánico canadiense le ofrecía una inmejorable ocasión, ordenó el ataque general, que a pesar de la inferioridad de sus tropas apenas encontró resistencia. El cuerpo de ejército canadiense se retiró aprovechando su plena motorización, y solo se reagrupó más allá del Coa: tras tres semanas de combates la línea del frente volvía a apenas cinco kilómetros de su posición inicial.

El 7 de noviembre un escuadrón de dragones del 4º Regimento de Cavalaria portugués enlazó con la sitiada 1ª división acorazada en Ciudad Rodrigo, liberándola tras un asedio de nueve días; el éxito fue presentado por la propaganda franquista como una gran victoria. La división fue condecorada con la Cruz de San Fernando colectiva, y el general Galera recibió la Gran Cruz Laureada. La división pasó a llamarse en lo sucesivo Primera División Acorazada “Ciudad Rodrigo”. También la valiente ciudad pasó a ostentar las espadas y laureles de la orden de San Fernando.

Sin embargo los combates habían mostrado las graves deficiencias...

[Gaspacher]

Que regustin a Bastogne

[JLVassallo]

Que regustin a Bastogne

Estaba pensando lo mismo.
Slds.

[APVid]

Me parece que la situación imperial es muy complicada, el número de bajas canadienses en la Península son ya muy elevadas, sobre todo para un contingente que se nutre de voluntarios.

Mackenzie King y Churchill no han podido más que incentivar para aumentar el número de voluntarios pero las bajas van desmoralizando. El reclutamiento obligatorio no puede imponerse porque está restringido y cambiar la normativa es complicado (en la LTR en 1942 se hizo un plesbiscito, y hubo una crisis en 1944), sobre todo por la resistencia de los francófonos (y que aún no se cuenta con el apoyo del Partido Comunista Canadiense, en la LTR si la tuvo por motivos obvios).
Por otro lado King necesitaba también mantener la mano de obra para la industria y producción de materias y alimentos que luego suministra a Gran Bretaña.

[Domper]

Me temo que los Dominios van a tener que establecer el reclutamiento obligatorio y, además, autorizar el envío de reclutas al extranjero: en Canadá los reclutas se quedaron en casa, enviándose al exterior tan solo a voluntarios. Con manga muy ancha (en el libro “Siete ejércitos en Normandía” Keegan relata cómo se admitió a uno: le dijo el oficial “tú eres irlandés, y a los irlandeses siempre les gusta una buena pelea”).

Respecto a establecer el reclutamiento, en este escenario probablemente no se cuente con el apoyo francófono (o sí, Francia no se ha aliado por completo con Alemania), pero se puede contar con aquello de “la madre patria en peligro mortal, te necesita”. En cualquier caso resulta evidente que la recluta de contingentes mayores, y las bajas (aunque en esta operación tampoco habrán sido tremendas) auguran problemas internos. Pero para los Primeros Ministros de los Dominios, la elección no es fácil: tampoco pueden dejar que se hunda Inglaterra, porque su carrera política caerá con la metrópoli.

Sobre la mano de obra en los Dominios, tampoco se está hablando de un reclutamiento masivo. Es de suponer que solo se enviasen reclutas jóvenes solteros o casados sin hijos, y que los trabajadores más valiosos conseguirán exenciones.

Más. No olvidéis que hay otras fuentes de reclutas que en la LTR apenas contribuyeron (también por cuestiones políticas): las colonias. Por ejemplo, la población de Jamaica era de 1,3 millones de habitantes, por lo que podría proporcionar una división sin despeinarse. Lo mismo con otras colonias caribeñas. Las colonias africanas tienen poblaciones aun mayores, y no hablemos de la India. De acuerdo en los problemas que conlleva esa recluta, pero si se trata de eso o de la derrota...

Respecto a lo de Bastogne… también podría recordar a Belchite, o los “kessel” alemanes en Rusia. La situación es la misma: una posición valiosa en medio de las líneas de comunicación enemigas.

Saludos

[Domper]

Capítulo 19

Manfred Griehl. “1935 - 1985, 50 años de la Luftwaffe”. Op. Cit..

A partir de octubre de 1941 la Luftwaffe había reiniciado los bombardeos diurnos de Gran Bretaña, dirigiendo los principales esfuerzos contra las instalaciones de radar costeras, contra las bases del Bomber Command en West Anglia, y contra las factorías aeronáuticas.

Durante el otoño se produjeron grandes batallas aéreas en la costa este británica. En una primera fase los ataques dañaron gran parte de la red de alerta radar inglesa, lo que impidió el control centralizado que tan efectivo había sido en el verano de 1940. Además la Luftwaffe había desplegado en el Canal la mayor parte de su fuerza de cazas, que estaba equipada con versiones del Me 109 F equipadas con depósitos suplementarios, y con los primeros Fw 190, muy superiores a los aviones de caza de la RAF. También se habían modificado las tácticas, y los cazas alemanes ya no escoltaban de cerca a los bombarderos, sino que actuaban agresivamente, buscando a los aviones enemigos. Aunque los bombarderos alemanes sufrieron bajas importantes, el mando de cazas de la RAF se encontró en situación desesperada: una cuarta parte de los cazas de la RAF presentes en la isla fueron derribados en un mes, perdiéndose gran cantidad de pilotos veteranos. Los bombarderos alemanes castigaron severamente las bases del este de Gran Bretaña, muchas de las cuales tuvieron que ser evacuadas.

Sin embargo, el restablecimiento de una red de equipos de radar más modernos y menos vulnerables, el incremento de las defensas antiaéreas de las instalaciones electrónicas, y la llegada de cientos de aviones y de pilotos procedentes de Estados Unidos, supusieron un respiro…

[Gaspacher]

Respecto a lo de Bastogne… también podría recordar a Belchite, o los “kessel” alemanes en Rusia. La situación es la misma: una posición valiosa en medio de las líneas de comunicación enemigas.

No, yo me refería a el asedio mientras duro el mal tiempo y la decisiva intervención del poder aéreo y un contraataque blindado para liberarlos cuando cesaron las, en este caso, lluvias.

Y no arriendo a los canadienses la gran cantidad de equipo de dejarían atrás, vehículos averiados, atascados en el barro, etc., y eso por no hablar de soldados agotados o heridos

[Domper]

Lo cierto fue que cuando en la SGM un ejército tenía que abandonar el campo de batalla, este quedaba plagado de juguetitos que eran como si les hubiese tocado la lotería a los vencedores.

Respecto a lo del tiempo, es condición sine qua non: los ingleses se estaban alejando de sus bases en Portugal, solo tenían superioridad marginal, por lo que o hacía mal tiempo, o se hubiesen quedado en Oporto.

Saludos

[APVid]

Respecto a establecer el reclutamiento, en este escenario probablemente no se cuente con el apoyo francófono (o sí, Francia no se ha aliado por completo con Alemania), pero se puede contar con aquello de “la madre patria en peligro mortal, te necesita”. En cualquier caso resulta evidente que la recluta de contingentes mayores, y las bajas (aunque en esta operación tampoco habrán sido tremendas) auguran problemas internos. Pero para los Primeros Ministros de los Dominios, la elección no es fácil: tampoco pueden dejar que se hunda Inglaterra, porque su carrera política caerá con la metrópoli.

No está tan claro, el referendum de 1942 contaba con factores a su favor: participación de EE.UU. en la guerra, el apoyo del Partido Comunista a favor de ello,...
La situación aquí es diferente, adelantarlo sería problemático, y no solo con los francófonos.

De acuerdo en los problemas que conlleva esa recluta, pero si se trata de eso o de la derrota...

El problema político en la India y las colonias es enorme, los nacionalistas harían su agosto, y la reacción entre algunas tropas (por ejemplo poner a los Sudáfricanos con nativos).

[Domper]

Desde luego que es un problema. Churchill tiene que elegir entre perder la guerra, o arriesgar la supervivencia de los Dominios ¿No era la estrategia alemana? Con todo, ante el riesgo inminente de derrota de la metrópoli me cuesta creer que Canadá o Australia no hiciesen nada.

De los problemas en la India y en las otras colonias, desde luego. Otra cez lo mismo, hay que elegir entre perder la guerra y perderlo todo, o arriesgar las colonias.

Saludos

[Alberto Elgueta]

Volviendo a algo que mencioné algún tiempo atrás, habría que ver cómo se inserta el aterrizaje de Japón en el conflicto (ya que estamos a 7 de noviembre, faltaría un mes para el Pearl Harbour original), y qué diferencia habrá entre la LTR y LTU en el relato.

A estas alturas, el Imperio ya ha tenido que rebañar las mejores tropas indias y parte importante de los dominios de Oceanía para enfrentar las ofensivas del EJE en Mesopotamia y el cuerno de Africa (sin contar las fuertes pérdidas en Africa del Norte y Palestina). De seguir así, los nipones podrían encontrarse con las puertas abiertas de par en par, con escasa resistencia en Malaya, Singapur y Birmania (mucho menor inclusive a la ocurrida en la LTR), con acceso directo a India, y con una Royal Navy incapaz de ofrecer respuesta alguna ante el avance hacia el Índico de la Rengo Kantai (volcada de lleno al Atlántico para mantener su supremacía). El Ejército en Mesopotamia podría quedarse sin reservas, expuesto a una destrucción inminente a manos del EJE.

También habría que considerar cómo sería el involucramiento de EE.UU. Con un gobierno alemán con más "cabeza fría", a diferencia de Hitler, no habría declaración de guerra inmediata, dejando un margen de maniobra temporal a los alemanes. Toda la energía inicial yanquie se volcaría entonces hacia Japón quizás, incluso, trasladando una mayor fuerza naval del Atlántico al Pacífico.

En fin, el relato está muy entretenido. Felicitaciones a Domper.

Saludos