La Pugna Continuación de "El Visitante"

[Domper]

Nicole, Marcel, si supieseis como os añoro. Me siento como Sísifo, ascendiendo una y otra vez a la montaña, solo para que la piedra vuelva a rodar.

He cazado a Jürgen, he atrapado a Joseph, sigo de cerca a Johan. Pero ahora voy detrás de Julius, otro amigo de Johan al que aun no conozco.

Mientras he seguido instruyendo cuidadosamente a Joseph. Hasta ahora ha sido dócil. Demasiado dócil para mi gusto. He tenido la precaución de obligarle a reescribir por completo los mensajes que redacta, después de haber sorprendido a Jürgen intentando colarme un mensaje con una frase convenida. Pero yo ya había tratado con Helmut, un personaje mucho más simpático, que se alegró de contarnos como poniendo ciertas palabras en algún lugar del texto se alertaba a los otros amigos de que Helmut había hecho nuevas relaciones.

Solo fue cuestión de guardar un par de mensajes sin entregarlos. Al compararlos descubrí que Jürgen tenía la mala costumbre de hablar del mal tiempo cuando lucía el sol. Mala costumbre que le llevó a sufrir un accidente con la guillotina. Ahora Jürgen puede dedicarse a jugar con el diablo, esperando la llegada cualquiera de sus amigos que se atreva a intentar engañarme. He tenido que desmantelar toda la red de Jürgen, y sustituir al espía por uno de mis hombres, que es ahora quien redacta los mensajes que supuestamente recibe de su ya inexistente red, que luego dejamos para que Johan los recoja. Temo que Joseph quiera intentar hacerme la misma jugada, y no me atrevo a enviar un mensaje sin modificar. Así también corro riesgos, porque no sé si hay un código de veracidad que Joseph no me ha contado.

Nicole, no te lo debería contar, pero he tenido que hacer algo vergonzoso. Joseph tiene un hijo, un niño como Marcel, lleno de vida y de ganas de jugar. He tenido que secuestrarlo para amenazar a Joseph con matar a su criatura. Le he dicho que si llego a imaginar que intenta engañarme, el niño desaparecerá como si nunca hubiese existido. Me conoces y sabes que no podría tocarle ni un cabello: fue así como mi jefe me atrapó en sus redes, hace ya muchos meses. El niño tampoco sufre, porque otra familia le está criando y le enseñará a vivir como un hombre honrado y no como un traidor.

Por las preguntas que Johan está haciendo a Joseph estoy viendo que hay una red paralela a la que no conozco. Creo que Johan no consiga contacto con ella, y no sé cómo la voy a desvelar. Pero mientras no lo haga, seguiré sin poderte ver. Nicole, eres lo más importante de mi vida y hago esto por ti. Espérame.

[APVid]

Un detalle.

Con la nueva relación franco/alemana, las líneas Maginot y Sigfrido, han quedado desactivadas (la primera al ser traspasada y la segunda por inactiva). Hay mucho material en ellas que podría ser reutilizado: piezas de artillería, acero, millones de minas,...

Quizás sería conveniente empezar construir algunas posiciones defensivas en el este frente a la línea Molotov: mantener ocupadas a las tropas, hacer ver que se adoptan posiciones defensivas, disponer de puntos de resistencia para apoyar las operaciones,...

[Domper]

Habiendo tan buenas relaciones con Stalin ¿para qué?

Saludos

[Gaspacher]

En realidad fueron desmanteladas tras la victoria de Francia porque según Hitler "Nunca más iban a tener utilidad"

En cuanto a hacer lo mismo en el Este no estaría de más, no como linea continua, pero si fortificando puntos de agrupamiento, suministros, etc., y sobre Stalin, para empezar porque quien se prepara para defenderse no se prepara para atacar, por lo tanto puede evitar suspicacias

[kaiser-1]

Guardeme Dios de mis enemigos que de mis amigos me guardo yo.

[urquhart]

Hola a todos,

Kaiser, perdón, pero es Guardeme Dios de los malosamigos, que de mis enemigos me guardo yo; que por cierto es un proverbio ruso... o en su versión hispana Del agua mansa líbreme Dios, que de la brava me libraré yo

Saludos

[kaiser-1]

Muchas gracias por la aclaración. Así que proverbio ruso... vaya, vaya.

[Domper]

Octava parte

Capítulo 36

Sebastian Haffner. “El nacimiento de Europa”. Op. cit.

Dentro del conjunto de la operación Streitkolben, la ofensiva principal fue la operación Hellebarde, la invasión de Portugal. El objetivo de Hellebarde era la destrucción del ejército expedicionario británico de Portugal (BEAP).

Para defenderse del inminente ataque hispanogermano el general Wilson había construido una sólida línea defensiva que debía permitir al BEAP resistir en los alrededores de Lisboa. Wilson deseaba retirarse a las líneas de Santarem en cuanto estuviesen finalizadas, dejando en la frontera solo una fuerza de cobertura. Sin embargo el primer ministro británico Churchill creía que esos destacamentos no podrían impedir los avances españoles (pues el ejército español estaba efectuando reconocimientos en fuerza en toda la línea fronteriza, que realmente estaban destinados a atraer a las reservas británicas), y el abandono de la mayor parte de Portugal sin haber sufrido un ataque alemán tendría pésimo efecto en la opinión pública. El éxito parcial conseguido al rechazar la ofensiva española de Guarda resultó contraproducente para los británicos, pues había sido presentado al público como una gran victoria y como ejemplo de la clásica superioridad anglosajona sobre las razas mediterráneas. Un repliegue ante los españoles no solo sería visto por el público como una cobardía, sino que pondría en evidencia que la invasión de Portugal era una aventura muy arriesgada.

Además la retirada a las líneas de Santarem implicaría el abandono de las valiosas bases aéreas del sur de Portugal, donde se habían establecido varias escuadrillas del Coastal Command, que vigilaban los movimientos de los buques del Pacto en el Golfo de Cádiz y en Gibraltar. En el puerto de Lagos había sido basada una flotilla de lanchas torpederas y cañoneras con la que se pensaba efectuar incursiones contra la costa andaluza. Utilizando como argumento las presiones del Almirantazgo, Churchill consiguió que el general Deverett, jefe del Estado Mayor Imperial, ordenase a Wilson mantenerse en las posiciones cercanas a la frontera hasta que fuese atacado. Previsoramente Wilson inició la retirada a la línea fortificada de parte de sus fuerzas, aunque tuvo que mantener importantes destacamentos en Viana do Castelo, Vila Real, Guarda y Viseu, Castelo Branco, Elvás y Faro.

El mariscal Von Manstein, jefe del ejército alemán y autor del plan de ataque, creía que sería muy difícil impedir la retirada del BEAP a las líneas defensivas. Aunque no creía que las fortificaciones de Santarem supusiesen un obstáculo insuperable, podrían dar tiempo suficiente para la evacuación de los ingleses. Para intentar impedirlo Von Manstein ideó un plan que buscaba abrumar a los defensores británicos, efectuando ataques a lo largo de toda la línea del frente, seguidos de una ofensiva en un sector relativamente estrecho para la que concentraría un gran contingente hispanoalemán.

Las fuerzas disponibles en España eran, a juicio del mariscal, bastaban para expulsar a los británicos de la mayor parte de Portugal. En la frontera estaban desplegados cinco cuerpos de ejército: los de Galicia, Castilla, Navarra, Maestrazgo y Marroquí. Estas grandes unidades no recibían su nombre por su situación geográfica, sino que heredaban los de cuerpos de ejército de la guerra civil. Pero la escasa motorización de estas unidades limitaría su velocidad de avance, les impediría aprovechar las ocasiones que se presentasen, y en definitiva, no se conseguiría atrapar a los ingleses, por lo que se precisaba el auxilio alemán. En Andalucía ya estaba el IV Cuerpo de Ejército alemán, pero era una formación predominantemente de infantería. Para conseguir la suficiente movilidad iba a ser necesario el desplazamiento a la Península de grandes fuerzas acorazadas alemanas, que estaban estacionadas en Francia y Alemania.

Sin embargo, Von Manstein temía que en cuanto se descubriese la llegada de formaciones panzer los británicos se retirarían a las líneas de Santarem. Además, el mariscal reconoció que resultaría imposible mover fuerzas alemanas por España sin que fuesen detectadas: en algunas zonas de la Península todavía quedaban elementos desafectos al Movimiento Nacional español, que informaban a los ingleses de los movimientos de tropas. Sin embargo, el mariscal creía contar con una ventaja: dado el gran valor de las bases aéreas, tanto las del norte de Portugal (desde las que se atacaban las bases de submarinos en Galicia) y del sur (que permitían mantener la vigilancia en el Golfo de Cádiz), creía probable que los británicos retrasasen su retirada a sus líneas fortificadas hasta el último momento. Además el repliegue implicaría abandonar la mayor parte de Portugal (incluyendo Oporto, la segunda ciudad del pequeño país), con el consiguiente efecto moral.

El plan alemán intentaba aprovechar ese retraso en la retirada con dos tipos de medidas. En primer lugar, se iba a intentar que el desplazamiento de las unidades mecanizadas (dos cuerpos acorazados) a España fuese mucho más rápido de lo que pudieran esperar los británicos. Para ello se analizaron los posibles “cuellos de botella” de la red ferroviaria española, y se remediaron en lo posible. Uno de los principales inconvenientes era el diferente ancho de vía, lo que obligaba a efectuar un trasbordo en la frontera. Para ello se mejoraron las estaciones internacionales, construyéndose andenes suplementarios, y también se establecieron puntos de trasbordo en otras estaciones ferroviarias próximas. Así las unidades motorizadas podían desembarcar en el lado francés, recorriendo unos kilómetros por sus propios medios, y así evitar los atascos de los puntos de trasbordo fronterizos. El material rodante español fue incrementado con locomotoras y vagones fruto de las capturas hechas por los alemanes en Europa, que eran adaptados al ancho de vía español. A pesar de todo la red ferroviaria española seguía siendo de capacidad limitada, por lo que con asistencia de ingenieros españoles se confeccionaron planes de movimiento muy detallados que aprovechasen al máximo las líneas españolas; por ejemplo, los convoyes que iban a llevar a la 6ª división panzer efectuarían el trasbordo en Port Bou, en Cataluña, y se desplazarían hasta Alicante y posteriormente a Sevilla, evitando la previsible congestión en los alrededores de Madrid.

En segundo lugar, para dificultar el repliegue británico las fuerzas hispanoalemanas iban a lanzar un ataque general antes de que los refuerzos alemanes estuviesen al completo. A pesar de las deficiencias en equipamiento de los ejércitos españoles, Von Manstein creía que la ofensiva fijaría a los ejércitos angloportugueses que imprudentemente permanecían cerca de la frontera, e incluso podría atraer a las reservas británicas. Los diferentes ejércitos españoles iniciarían su avance a lo largo de toda la frontera hispanoportuguesa; aunque dicha operación sería costosa, las bajas serían menores que si hubiese que combatir en las fortificaciones que los británicos habían preparado.

De norte a sur, las operaciones planeadas eran las siguientes: en el norte, el cuerpo de ejército de Galicia tenía que atacar desde Chaves en dirección hacia Vila Real y Oporto. Además lanzaría un ataque secundario a lo largo de la costa. En el centro, el cuerpo de Castilla repetiría la maniobra de dos meses antes, atacando hacia Guarda y avanzando posteriormente hacia Viseu. Más al sur el cuerpo de Navarra, con base en Coria, debía dirigirse hacia Castelo Branco. El ataque español principal se produciría en el Guadiana: los cuerpos Marroquí y del Maestrazgo debían lanzar una ofensiva doble, desde la Sierra de San Mamede en el norte y desde Olivenza en el sur, en dirección hacia Estremoz, buscando cercar a los defensores de Elvás y amenazando las bases británicas de Estremoz y Évora. En el sur el cuarto cuerpo alemán atacaría las líneas enemigas de Cartaya para dirigirse hacia Ayamonte y, tras cruzar el Guadiana, hacia Faro y Lagos.

La seguridad de la operación era una seria preocupación del mando español, pues durante la guerra civil española había sido habitual que se produjesen deserciones en los dos bandos, algunas tan absurdas como la de un oficial nacional que se pasó al bando republicano pocos días antes del fin de la guerra. Aunque en los combates contra los británicos las deserciones no habían sido tan frecuentes como en la anterior guerra, era más que probable que hubiese elementos desafectos que intentasen alertar a los ingleses y a sus subordinados portugueses de la inminencia del ataque. Estrictas medidas de vigilancia atenuaron ese riesgo, pero para minimizar el efecto que pudieran tener las citadas traiciones, las formaciones que iban a participar en la ofensiva se mantuvieron alejadas de la primera línea hasta dos días antes del comienzo del ataque. Solo participaron en la planificación de la ofensiva los estados mayores de los cuerpos de ejército participantes, y los mandos de las divisiones fueron informados una semana antes de la ofensiva. Los escalones inferiores fueron alertados con plazos aun menores. Los soldados, que habían estado efectuando ejercicios durante el último mes, solo supieron que se trataba de una operación real cuando se inició el bombardeo artillero y los defensores respondieron al fuego. Las máximas precauciones se tomaron con la 74 división de infantería, que debía tener un papel crucial en la inmediata ofensiva.

Se tomaron otras medidas de decepción. Se escogió como día del inicio de las operaciones el ocho de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción, patrona de la infantería española, porque con ese pretexto las unidades participantes organizaron actos en su honor que no llegaron a celebrarse. Los jefes de ejército y de cuerpo fueron recibidos por el Caudillo en Madrid el día anterior en un acto protocolario. Pero la comida que supuestamente se iba a celebrar fue un engaño, y la caravana que llevaba a los mandos del ejército al Palacio del Pardo se dispersó nada más salir del centro de Madrid. Los jefes implicados montaron en vehículos sin distintivos que los llevaron a sus unidades.

Sin embargo, todas estas operaciones no eran sino distracciones, ya que el Primer Grupo Panzer, en la que el mariscal Von Manstein confiaba para derrotar a los británicos, no iba a atacar en ninguno de los puntos citados. La ofensiva principal se lanzaría en un sector agreste pero poco vigilado situado a unos 70 km al sur de Badajoz. De nuevo para confundir a los británicos sobre sus intenciones reales, el Primer Grupo Panzer inició su concentración mucho más al norte, en el valle del Tajo, en las cercanías de Navalmoral de la Mata. Allí se tomaron las habituales medidas de ocultamiento, aunque dejando rastros evidentes de la llegada de formaciones acorazadas. Una vez se iniciase la ofensiva española las unidades alemanas del valle del Tajo se tenían que trasladar hasta el valle del Guadiana, al sector de Zafra y Jerez de los Caballeros. El traslado se haría en parte en ferrocarril y en parte por sus propios medios, protegido de la observación enemiga por importantes fuerzas de cazas. A Jerez de los Caballeros se dirigirían también las formaciones que estuviesen aun en tránsito. Una vez concentradas, la 74 división española, una formación veterana de gran prestigio, debía infiltrarse y abrir una brecha en el dispositivo enemigo, por el que penetrarían las unidades mecanizadas alemanas.

[Gaspacher]

Gran parte del material aleman podria enviarse a España camuflado como parte de la ayuda militar que sin duda estaba recibiendo, y ser apartado para su posterior uso por tropas alemanas.

[APVid]

Además la retirada a las líneas de Santarem implicaría el abandono de las valiosas bases aéreas del sur de Portugal,

También está la situación en el norte: Oporto no puede abandonarse con rapidez porque sería un palo moral.

En realidad fueron desmanteladas tras la victoria de Francia porque según Hitler "Nunca más iban a tener utilidad"

En cuanto a hacer lo mismo en el Este no estaría de más, no como linea continua, pero si fortificando puntos de agrupamiento, suministros, etc., y sobre Stalin, para empezar porque quien se prepara para defenderse no se prepara para atacar, por lo tanto puede evitar suspicacias

La Sigfrido no tanto que luego pudieron reactivarla.

Stalin está construyendo la línea Molotov, que estará mucho más avanzada que en la LTR, por lo que una línea defensiva en el este por parte de Alemania no estaría mal. Se pueden aprovechar las anteriores fortificaciones de preguerra y constituir una serie de posiciones defensivas dirigidas a servir de apoyo y para canalizar los ataques. Se puede usar el Vistula y el Narew como respaldo a esas posiciones y establecer posiciones posteriores que protejan Prusia, Silesia y los pasos carpáticos.

[Domper]

Sgo sin entender por qué haya que gastar ni un solomarco para construir fortificaciones entre dos naciones amigas.

Saludos

[Domper]

Diario de Von Hoesslin

Nada ni nadie hubiese conseguido retener al mariscal en Berlín. Aunque el mando del Primer Grupo Panzer lo recibió el General der Infanterie Hermann Hoth, Von Manstein se reservó la jefatura del Grupo de Ejércitos del Sur. Que fuese él quien detentase el mando supremo era razonable, porque los españoles no hubiesen aceptado subordinarse a ningún otro alemán. De hecho los españoles, nominalmente, no estarían bajo las órdenes del mariscal, sino que operarían independientemente al mando de su carismático dictador. En realidad el mariscal había dejado las cosas muy claras en las reuniones de planificación. El general Saliquet, que había sustituido a los incapaces Dávila y Varela, tenía órdenes de su caudillo de informarnos incluso de sus visitas al retrete, y el general Alonso Vega, que se había incorporado al Estado Mayor de Von Manstein, sugeriría a Saliquet los movimientos de sus tropas, los horarios de las comidas y hasta el momento de levantarse de la cama. En realidad no fue precisa semejante subordinación: tanto Alonso como Saliquet resultaron ser militares muy competentes —aunque el último, amigo de corruptelas— y demostraron saber manejar una campaña tan bien como cualquier general alemán.

Hablando de generales, podría extrañar que uno de grado relativamente bajo como Hoth recibiese el mando de las formaciones mecanizadas. Fue porque el mariscal, creo que con buen criterio, no quiso que dicho puesto fuese desempeñado por ninguno de los mariscales y coroneles generales que el Heer tenía en nómina: tras el asunto de Halder, y mientras se limpiaba el ejército, Von Manstein no podía permitir que sus posibles rivales consiguiesen los laureles del vencedor. Con esa medida el mariscal corría un riesgo, ya que si era derrotado no solo se comprometería su posición, sino todo el régimen; pero se necesitaría ser muy pero que muy incompetente para no vencer en Portugal; el premio estaba en destruir a los ingleses.

El problema era que el asesinato de Pétain y la crisis francesa habían demorado el traslado de nuestras tropas a España. Haciendo de la necesidad virtud el general Schellenberg elaboró una complicada trama según la cual los movimientos de tropas no estaban realmente destinados a la Península Ibérica, sino que se trataba de una pantalla para justificar el desplazamiento de nuestro ejército a los alrededores de París. No sabíamos si la medida había tenido algún efecto, porque nuestros aviones de reconocimiento detectaron una intensificación de las obras en las líneas de Santarem, y hubo retiradas inglesas en sectores no cruciales. En todo caso, estábamos seguros de que la ficción se descubriría en cuanto nuestros panzer entrasen en España. Von Manstein situó su cuartel general en Mérida, una ciudad que dicen que es muy bonita, pero pasó como en Metz, que no pude visitarla: como la llegada del mariscal sería indicio seguro de nuestras intenciones, hubo retrasarla al máximo, y luego aprovechar cada minuto. Nada más llegar empezó una actividad frenética, inspeccionando unidades, reuniéndose con subordinados y poniendo a punto los planes. Porque solo habían pasado 36 horas tras nuestra llegada cuando se inició la ofensiva.

El plan del mariscal implicaba que los españoles atacarían a lo largo de todo el frente para distraer al enemigo sobre nuestras verdaderas intenciones, e impedir el traslado de reservas. Aun tratándose de operaciones de distracción, se prepararon minuciosamente, y los españoles no atacaron a lo loco, sino que efectuaron rupturas en zonas concretas de las líneas británicas antes de seguir avanzando hacia el interior de Portugal. Aun así, al mariscal le sorprendió el buen resultado de las ofensivas españolas, mucho mejor de lo que esperábamos. En el norte consiguieron un importante éxito. Aunque la división británica 45 defendía los accesos a Vila Real, la caballería española se infiltró por Alvão y entró en la ciudad al anochecer. La segunda división portuguesa, recientemente formada, depuso sus armas, dejando aislada a la división 45ª británica. Buena parte escaparía en los días siguientes, pero abandonando todo su material y dejando miles de prisioneros: a efectos prácticos la 45ª había dejado de existir.

En la orilla izquierda del Duero la división portuguesa Viriato efectuó una maniobra similar, rodeando las posiciones canadienses y entrando en Sabugal. La amenaza en el flanco obligó a los canadienses a retirarse del Coa hacia Viseu, más allá de Guarda. En el Tajo, el Cuerpo de Navarra avanzó con facilidad, penetrando 25 kilómetros el primer día y amenazando Castelo Branco. En la costa andaluza, nuestro cuarto cuerpo demostró que el ejército alemán seguía siendo muy superior al inglés, y rompió fácilmente las líneas enemigas en Cartaya, llegando al Guadiana y tomando una cabeza de puente en Odeleite.

[APVid]

Sigo sin entender por qué haya que gastar ni un solo marco para construir fortificaciones entre dos naciones amigas.

Por el mismo hecho que la URSS se gasta millones de rublos en la línea Molotov.

Alemania puede argumentar que es para mantener la seguridad del Gobierno General en Polonia, proteger las zonas industriales de Silesia frente a ataques aéreos, tranquiliza a Stalin al presentar una posición defensiva y no ofensiva. Estas posiciones dan a Alemania unos cuantos puntos fuertes de respaldo para sus fuerzas (depósitos, puntos de apoyo), dirigiendo cualquier ofensiva soviética hacia donde los alemanes quieran. No sería una línea continua ni una defensa estática (Maginot) ni el no ceder un centímetro (Hitler), sino sería tener posiciones de entrada y salida que controlen ciertas áreas del frente.

Si nos atenemos a las opciones soviéticas que estudiaron en la LTR creó que lo mejor sería unas posiciones en Prusia para su defensa aprovechando las marismas del Narew (por si los soviéticos optan por el plan norte). Y sobre todo reforzar el sector sur (Tarnow, Cracovia,...) en el alto Vistula y sus afluentes, para así en el caso de que sigan el plan sur o el de Zhukov bloquear su ala izquierda de esa forma el ataque ruso se dirigiría hacia Varsovia con el terreno pantanoso del Vistula y en el momento apropiado contraatacar con fuerza aislando a esa ofensiva (que si se mete mucho se repetiría el cerco en Kulno) y rodeándola finalmente contra los pantanos de Pripet.
http://militera.lib.ru/research/meltyukhov/s07.gif

[Domper]

Que sí, pero creo que en Berlín se piensa que si se inicia la fortificación de la frontera el tío José se lo puede tomar a mal, considerándolo un signo de hostilidad o incluso de debilidad.

Por otra parte en el informe del mariscal Von Manstein al Statthalter Goering en Julio de 1941 (véase la primera parte) se recomendaba expresamente que no se dedicasen recursos a obras de fortificación sino a la mejora de las comunicaciones en la región. No creo que el mariscal Von Manstein discrepe con las recomendaciones que en su día hizo el mariscal Von Manstein.

Saludos

[APVid]

Que sí, pero creo que en Berlín se piensa que si se inicia la fortificación de la frontera el tío José se lo puede tomar a mal, considerándolo un signo de hostilidad o incluso de debilidad.

Tío Pepe está construyendo sus propias líneas defensivas.

no se dedicasen recursos a obras de fortificación sino a la mejora de las comunicaciones en la región

Si lo mejor es tener buenas comunicaciones (aunque con matices algunas zonas mejor que no las tengan para ser obstáculos naturales a los soviéticos).

Pero aún así unas cuantas obras en el sur para proteger Silesia, los accesos a los Cárpatos y reforzar el ala, estarían bien.
Es que yo plantearía la defensa de Polonia, en base al plan de Zhukov presentado en el anterior mapa (plan sur corregido), de esta manera:
-Partiendo de la frontera en el Bug, dejar a los soviéticos cruzar el río, tomar Lublin y avanzar hacia Varsovia (que actuaría de polo de atracción) ofreciendo incluso el acceso a Kulno como si hubiera una amenaza real de separar Prusia de Alemania y dividir en dos el frente (como planteaba Zhukov y como hicieron en 1944-1945).
-Modlin (fortificada por los polacos), Pultusk y el Narew fijarían el ala derecha.
-Retener el ala izquierda en los afluentes del Vístula (por eso reforzar las posiciones en Silesia) en una lucha retardatoria.

Con las alas fijadas contraatacar con las unidades blindadas y móviles y cortar a las unidades que hayan penetrado lo máximo (como en Jarkov, en Tanneberg 1914 o en la propia campaña polaca):
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/ ... oland2.jpg

De esa forma destruir varios ejércitos soviéticos (5 ejércitos según el mapa del plan) para luego avanzar cruzando el Bug y la línea Molotov que quedaría desguarnecida; después aislar contra los Cárpatos a los ejércitos que atacaban por el sur (2-3) y envolver a los del norte (otros 3).
Con esto terminaría la primera fase de la campaña con las fuerzas ofensivas soviéticas destruidas y su línea defensiva rota.