La Pugna Continuación de "El Visitante"
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La Pugna Continuación de "El Visitante"
España habia fabricado los biosca que ciertamente estaban ya anticuados, pero durante la gc recibio lanzallamas alemanes y no recuerdo si italianos. No recuerdo si los llegaron a usar, pero la legion tenia pelotones de lanzallamas y se transformaron varios veloce cambiando sus amg por lanzallamas
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Quizas algun oficial de carros con iniciativa podria tratar de adaptar un lanzallamas recuperado de algun viejo CV montandolo en alguno de los "Tejones" o "Pardillos" de su compañia (quien podria ser ese oficial? )
Mi primer deber como Infante de Marina es estar permanentemente dispuesto a defender a España, y entregar si fuera preciso mi propia vida
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En España se llegó a sustituir una de las ametralladoras del Panzer I por un Flamenwerfer 35 de infantería para intentar mejorar la "potencia" del tanque. El experimento se repetiría años después en el primer asedio de Tobruk por el Afrika Korps de Rommel. Aunque personalmente me gusta más el sistema del CV-33 Lanzafiammere, con el combustible en un remolque que suministraba el combustible por medio de una conexión protegida al lanzallamas del tanque (igual que el Churchill Crocodile)
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Oda San:
VM cree que la Merchines lo permita?
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Todo será (SH mediante) que su "buen amigo" de Madrid le encuentre de nuevo y decida encargarle "esa sencilla tarea"
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Tengo entendido que solo se usaron los de las tanquetas italianas.Gaspacher escribió:España habia fabricado los biosca que ciertamente estaban ya anticuados, pero durante la gc recibio lanzallamas alemanes y no recuerdo si italianos. No recuerdo si los llegaron a usar, pero la legion tenia pelotones de lanzallamas y se transformaron varios veloce cambiando sus amg por lanzallamas
Saludos
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"Las armas de la guerra civil española"
Alemania suministro 59 lanzallamas portátiles y 70 de trinchera, y se transformaron un pzI y tres camiones blindados,e Italia 531 lanzallamas entre ligeros y pesados.
Alemania suministro 59 lanzallamas portátiles y 70 de trinchera, y se transformaron un pzI y tres camiones blindados,e Italia 531 lanzallamas entre ligeros y pesados.
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Sí, y se entrenaron soldados en su uso, pero no está claro que se llegasen a usar.
Saludos
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Esta es otra guerra, nada impediría usarlos
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José Manuel Martínez Bande. Las batallas de Estremoz y Évora. Colección Monografías de la Guerra de Portugal. Servicio Histórico Militar. Madrid, 1970.
El rápido avance de los carros de combate y de las divisiones 105 y 195 creó una brecha en el dispositivo británico. Mientras que las divisiones británicas 43ª de infantería (Wessex) y primera acorazada se retiraban hacia Coruche por Pavia, el segundo cuerpo canadiense, formado por la segunda división (infantería) y la cuarta (acorazada), junto con algunas fracciones de la primera división del ejército oliverista, se replegó hacia el campo atrincherado de Évora. Según el planteamiento original del general Wilson, el cuerpo canadiense debía mantenerse en Évora, desde donde podría amenazar el flanco de cualquier ataque contra la zona central o sur de las líneas de Santarem.
Sin embargo los canadienses fueron desbordados por los españoles, que avanzaban desde Vimieiro, y por el rápido movimiento de la 6ª división panzer, que por Beja y Alcáçovas se dirigió hacia Montemor-o-Novo. La localidad estaba defendida por la 13ª brigada del ejército oliverista. Esta brigada hubiese debido ser sostenida por la 6ª brigada canadiense (parte de la segunda división), pero los ataques aéreos germanoespañoles retrasaron el movimiento de la unidad. Los españoles atacaron Montemor por el norte y los alemanes por el sur. Acosada por ambos flancos, la 13ª brigada apenas opuso resistencia. Algunos de sus batallones arrestaron a sus jefes oliveristas, declarándose a favor de Salazar y el Estado Novo. Las líneas de Montemor, que hubiesen debido resistir al menos durante tres días (el tiempo necesario para que el segundo cuerpo contratacase desde Évora) cayeron casi sin lucha, quedando aislado el cuerpo de ejército canadiense.
La sexta división panzer, con el auxilio de la Luftwaffe y el Ejército del Aire, contuvo un intento poco decidido de ruptura del cerco realizado por la 4ª división acorazada canadiense. Mientras el Primer Grupo Panzer del general Hoth avanzó rápidamente y tomó Alcacer do Sal; aunque no pudo evitar el repliegue de las unidades británicas del sur de las líneas de Santarem (efectuado a través de la lengua de tierra de Comporta y luego en embarcaciones hasta Setúbal), hizo que Évora quedase aislada con escasas esperanzas de socorro.
Ante el Mando se ofrecía la posibilidad de evitar Évora, manteniéndola bloqueada hasta que tuviese que rendirse por falta de suministros. Sin embargo, esta opción pareció poco recomendable, ya que la presencia en la retaguardia de una potente unidad enemiga, con alto grado de mecanización, precisaría un gran contingente para mantener el bloqueo que no podría participar en las operaciones contra Lisboa. Además los defensores de Évora disponían de un aeródromo que les permitía mantener contacto, aunque precario, con Lisboa. El Mando decidió reducir el campo atrincherado, para lo cual contó con el cuerpo de Extremadura (Barrón) y el Marroquí (Sáez de Buruaga), más la División 74, temporalmente asignada al cuerpo marroquí ya que su participación se juzgó necesaria dado lo imponente de las defensas canadienses.
La ciudad de Évora, capital del distrito del mismo nombre, tenía 25.000 habitantes en 1941. Ocupaba una pequeña colina en medio de una llanura aluvial, cruzada por pequeños ríos que no suponían mayor obstáculo. Una sierra baja (Machede) se alza al este, y otra un poco más elevada (São Bento) al oeste; por ella discurría la carretera que unía Évora con Lisboa a través de Montemor-o-Novo. Para compensar la falta de defensas naturales treinta mil obreros portugueses habían creado grandes obras defensivas que se apoyaban en el suave relieve. El principal obstáculo era un foso antitanque de 30 km de longitud, que rodeaba la ciudad casi por completo, salvo por la sierra de São Bento. El foso estaba defendido por armas automáticas, y en el exterior había puestos fortificados cuya misión era retrasar y canalizar los ataques enemigos. Unos 200 metros por detrás del foso estaba la línea principal de resistencia, con dos trincheras continuas que rodeaban la ciudad. Algunos sectores contaban con trincheras reforzadas con cemento y refugios subterráneos.
La gran extensión de la línea resultó ser una debilidad, ya que al requerir grandes fuerzas para su defensa no dejó disponible fuerza suficiente para contratacar las penetraciones españolas. Una segunda debilidad estaba en el sector noroeste del perímetro, en el alto de São Bento. Estaba previsto que el corredor que unía Évora con Montemor fuese defendido por la 5ª brigada canadiense y la 12ª oliverista, pero el rápido avance español y alemán hizo que el pasillo cayese casi sin combates. Solo los cerros de São Bento y del Alto dos Cucos protegían la ciudad contra un enemigo que llegase desde Montemor, y las defensas construidas eran mucho más someras: una línea continua de trincheras en la base de los cerros, con una segunda, discontinua, en el alto.
Otra deficiencia de la línea fue que había sido bajo la dirección de cargos oliveristas, escogidos por su fidelidad a los golpistas más que por su competencia. Eso hizo que grandes sectores de las líneas estuviesen mal trazados, quedando algunos tramos expuestos a la observación y fuegos de los atacantes, y dejando amplias zonas desenfiladas. Aunque tras una inspección por el general Crerar (jefe del segundo cuerpo) se solucionaron los peores defectos, el campo atrincherado era menos fuerte que lo que hubiese podido ser de haber sido adecuadamente planeado.
El ataque a Évora se inició inmediatamente tras la toma de Montemor, para aprovechar la desorganización de los canadienses e impedirles afirmarse en las posiciones. La vital sierra de Machede fue tomada por la división 56 (Latorre) mientras la 75 (Los Arcos) asaltaba Vale de Moura amenazando el aeródromo. Sin embargo, estos fueron ataques de distracción, ya que Vigón había decidido que el principal ataque se produciría por el noroeste, por São Bento, ya que los vuelos de reconocimiento mostraban que allí las obras defensivas eran de menor importancia. La división 105 atacó el cerro de São Bento y el alto dos Cucos por el oeste, pero la línea estaba defendida por la 4ª brigada canadiense, una unidad veterana que apenas había sufrido desgaste en los combates de Estremoz. Aunque la 105 consiguió tomar parte de las elevaciones, no consiguió expulsar a los canadienses del cerro de São Bento ni del monasterio del mismo nombre, situado en su falda norte, que batía con sus fuegos los posibles accesos.
Sáenz de Buruaga decidió utilizar la división 74 (Arias Fernández) para atacar el cerro de São Bento desde el norte. Las defensas del sector eran fuertes pero estaban mal diseñadas: el foso antitanque no era rectilíneo y no estaba batido por los defensores. El foso permitió la infiltración del CXXI batallón de Bailén, que tras un duro combate cuerpo a cuerpo consiguió tomar el convento de São Bento. La caída de la posición hizo que los defensores canadienses del cerro de São Bento (del regimiento Essex Scottish de Ontario) quedasen aislados. Atacados de nuevo por la división 105, tuvieron que ceder el estratégico cerro. Una vez tomada la posición, el resto del cuerpo marroquí amplió la brecha: la división 74 atacó el lado norte del perímetro de Évora, mientras la 40 lo hacía con el sur. Al mismo tiempo las divisiones 56 y 75 progresaban en dirección hacia el aeródromo.
Al mismo tiempo que la 105 tomaba el cerro de São Bento un número cada vez mayor de soldados canadienses, muchos de ellos francófonos de Quebec, abandonasen sus líneas y se rindiesen. Los oficiales ordenaron dispararles pero sus hombres se negaron, e incluso algún oficial canadiense cayó intentando impedir las deserciones. La línea entera al oeste de Évora se desmoronó, y las unidades que mantenían alguna cohesión se refugiaron en el casco urbano. Habiendo perdido las posiciones más importantes del perímetro, con sus tropas desorganizadas y escaso de municiones, el general Crerar ordenó a sus tropas que rompiesen el cerco y se dirigiesen hacia Arraiolos, para luego reincorporarse al ejército británico en Santarem. Durante la noche la 10ª brigada de infantería efectuó varios ataques que fueron rechazados por la 50 división de Coco Rodríguez, y solo pequeños grupos de canadienses pudieron superar las líneas españolas; la mayor parte fueron capturados en los dos días siguientes. Tan solo dos soldados consiguieron llegar a Santarem. Al día siguiente, 23 de diciembre de 1941, el general Crerar se rendía con sus tropas. Fueron apresados 31.000 hombres (14.000 más que en Bailén), dos terceras partes canadienses. Fue la mayor victoria española desde Lepanto.
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Churchill tiene que estar a punto de sufrir una apoplejía (lo cual podria ser un interesante vuelco argumental)
Mi primer deber como Infante de Marina es estar permanentemente dispuesto a defender a España, y entregar si fuera preciso mi propia vida
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En la realidad Churchill sufrió una grave neumonía en 1943, y falleció de un ictus, pero se produjo en 1955, mucho después de los hechos que se relatan. En realidad parece que Churchill se sentía en su salsa cuando había lío. Por lo tanto no creo que sufra ninguna enfermedad, aparte de la habitual intoxicación por etanol.
Saludos
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Capítulo 44
Sebastian Haffner. “El nacimiento de Europa”. Op. cit.
La liberación de Montemor-o-Novo y la ruptura de las líneas de Santarem causó consternación en Londres: las fortificaciones que debían ser inexpugnables habían caído a los cuatro días del inicio de la ofensiva sin apenas lucha.
El Estado Mayor Imperial (al mando del general Deverett) solo había aceptado la invasión de Portugal si se construían unas sólidas líneas fortificadas a las que pudiese retirarse el ejército expedicionario si corría riesgo de ser atacado por una fuerza alemana superior. Deverett ya había recomendado la retirada cuando se detectó la llegada de un cuerpo de ejército alemán a Andalucía, pero el Primer Ministro Winston Churchill se opuso a tal medida, ya que, según él, una retirada que dejase dos terceras partes de Portugal en manos hispanoalemanas tendría un efecto pésimo sobre la moral. El general Wilson, al mando del ejército británico de Portugal, que acababa de derrotar una ofensiva española, afirmó que podría mantenerse en la frontera y contener cualquier otro ataque español, y que podría retirarse ordenadamente en caso preciso. Para Wilson resultaba humillante abandonar el territorio en el que acababa de vencer al ejército de Dávila, pero no tuvo en cuenta que él mismo, a su vez, había sido rechazado cuando intentó conquistar Salamanca.
Wilson desaprovechó su mejor oportunidad para replegarse cuando tras el asesinato de Pétain un gran contingente alemán empezó a desplazarse por Francia. Aunque los servicios de inteligencia aseguraron que el objetivo de dicho ejército era Portugal, Churchill prefirió creer otros informes que sugerían que lo que realmente pretendían los alemanes era ocupar Francia. Aunque Deverett insistía en iniciar la retirada, Wilson consiguió que Churchill le autorizase a permanecer en las posiciones adelantadas. Cuando se inició la ofensiva española, Wilson propuso utilizar su reserva para derrotar a los hispanos por separado, ya que los movimientos alemanes parecían no haberse completado.
Según el planteamiento inicial, una fuerza mixta angloportugesa debía defender las líneas de Santarem. Dos cuerpos mecanizados, el II canadiense (compuesto por la segunda y cuarta divisiones canadienses) y el XIV británico (con la 1ª división acorazada británica, la 42ª división de infantería East Lancanshire y la 43ª división de infantería Wessex) debían actuar como reserva móvil, contratacando los avances enemigos y las posibles penetraciones en la línea. Pero Wilson, deseando conseguir otra victoria fácil como la de Guarda, lanzó la reserva contra los españoles, siendo derrotado por el Ejército del Sur español, dirigido por el general Vigón. Al mismo tiempo el Primer Grupo Panzer alemán (mandado por el general Hoth) flanqueó por el sur a los británicos. Españoles y alemanes se unieron en Montemor-o-Novo, donde una brigada oliverista cambió de bando abriendo las líneas a los hispanoalemanes. Atrás dejaban la gran bolsa de Évora, donde había sido copado el II cuerpo canadiense, parte de la tercera división oliverista, y otras unidades. El XIV cuerpo pudo evitar el cerco y retirarse a Santarem, aunque desorganizado y tras abandonar la mayor parte de sus carros de combate.
La pérdida de Montemor llevó a un duro enfrentamiento entre el Primer Ministro Churchill y el general Deverett. Churchill acusaba a Deverett de haber permitido que Wilson retrasase su repliegue (aunque había sido él mismo quien lo autorizó, en contra del consejo del Estado Mayor Imperial), y de no haber reforzado el ejército oliverista con tropas británicas. Deverett rechazó dichas acusaciones y presentó su dimisión. Pero un tercer cambio en el Estado Mayor Imperial (tras las dimisiones de Dill y Alan Brooke) hubiese hecho todavía más delicada la posición del Primer Ministro. Churchill tuvo que rechazar la dimisión y confirmar a Deverett en su puesto. El Primer Ministro consiguió que Wilson fuese destituido, nombrándose en su lugar al general Paget, hasta ahora al mando de un cuerpo de ejército en Inglaterra. Provisionalmente el general canadiense Simonds sustituyó a Wilson.
En el ínterin Wilson había ordenado la retirada del ejército británico del norte de Portugal (lo que sentenció a parte de la 45 división, cercada en Vila Real) y del sur. Para proteger la retirada, también había encomendado la defensa de Setúbal a la 42ª división (que, recién llegada, no había combatido en Estremoz). Sin embargo Churchill le desautorizó y ordenó que la 42ª división y la 1ª división canadiense (que se estaba retirando desde el Algarve) atacasen hacia el este, mientras el II cuerpo rompía el cerco. Sin embargo Simonds desoyó las instrucciones de Churchill y confirmó las órdenes de repliegue de Wilson, lo que a la postre fue afortunado, porque la resistencia de la 42ª división permitió la retirada de la 1ª canadiense desde el sur de Portugal. Aunque la 4ª división panzer tomó Setúbal el 25 de diciembre, la 1ª canadiense consiguió resistir en la sierra de la Arrábida, mientras la 42ª división lo hacía en las marismas al sur del estuario del Tajo. Al mismo tiempo el XIV cuerpo ocupaba las líneas defensivas del Tajo, lo que consolidó temporalmente la posición británica.
Sin embargo el intento de ruptura del II cuerpo fracasó y la bolsa de Évora fue reducida en pocos días. Tras su caída se produjo un nuevo enfrentamiento entre Churchill, que exigía que Simonds fuese relevado y sometido a un consejo de guerra, y Deverett, que argumentaba que Simonds no pertenecía al ejército británico, y que sus decisiones habían sido correctas. Tras la llegada de Paget, Simonds fue apartado del mando, aunque no juzgado. El incidente causó muy mala impresión en la cúpula militar.
Sebastian Haffner. “El nacimiento de Europa”. Op. cit.
La liberación de Montemor-o-Novo y la ruptura de las líneas de Santarem causó consternación en Londres: las fortificaciones que debían ser inexpugnables habían caído a los cuatro días del inicio de la ofensiva sin apenas lucha.
El Estado Mayor Imperial (al mando del general Deverett) solo había aceptado la invasión de Portugal si se construían unas sólidas líneas fortificadas a las que pudiese retirarse el ejército expedicionario si corría riesgo de ser atacado por una fuerza alemana superior. Deverett ya había recomendado la retirada cuando se detectó la llegada de un cuerpo de ejército alemán a Andalucía, pero el Primer Ministro Winston Churchill se opuso a tal medida, ya que, según él, una retirada que dejase dos terceras partes de Portugal en manos hispanoalemanas tendría un efecto pésimo sobre la moral. El general Wilson, al mando del ejército británico de Portugal, que acababa de derrotar una ofensiva española, afirmó que podría mantenerse en la frontera y contener cualquier otro ataque español, y que podría retirarse ordenadamente en caso preciso. Para Wilson resultaba humillante abandonar el territorio en el que acababa de vencer al ejército de Dávila, pero no tuvo en cuenta que él mismo, a su vez, había sido rechazado cuando intentó conquistar Salamanca.
Wilson desaprovechó su mejor oportunidad para replegarse cuando tras el asesinato de Pétain un gran contingente alemán empezó a desplazarse por Francia. Aunque los servicios de inteligencia aseguraron que el objetivo de dicho ejército era Portugal, Churchill prefirió creer otros informes que sugerían que lo que realmente pretendían los alemanes era ocupar Francia. Aunque Deverett insistía en iniciar la retirada, Wilson consiguió que Churchill le autorizase a permanecer en las posiciones adelantadas. Cuando se inició la ofensiva española, Wilson propuso utilizar su reserva para derrotar a los hispanos por separado, ya que los movimientos alemanes parecían no haberse completado.
Según el planteamiento inicial, una fuerza mixta angloportugesa debía defender las líneas de Santarem. Dos cuerpos mecanizados, el II canadiense (compuesto por la segunda y cuarta divisiones canadienses) y el XIV británico (con la 1ª división acorazada británica, la 42ª división de infantería East Lancanshire y la 43ª división de infantería Wessex) debían actuar como reserva móvil, contratacando los avances enemigos y las posibles penetraciones en la línea. Pero Wilson, deseando conseguir otra victoria fácil como la de Guarda, lanzó la reserva contra los españoles, siendo derrotado por el Ejército del Sur español, dirigido por el general Vigón. Al mismo tiempo el Primer Grupo Panzer alemán (mandado por el general Hoth) flanqueó por el sur a los británicos. Españoles y alemanes se unieron en Montemor-o-Novo, donde una brigada oliverista cambió de bando abriendo las líneas a los hispanoalemanes. Atrás dejaban la gran bolsa de Évora, donde había sido copado el II cuerpo canadiense, parte de la tercera división oliverista, y otras unidades. El XIV cuerpo pudo evitar el cerco y retirarse a Santarem, aunque desorganizado y tras abandonar la mayor parte de sus carros de combate.
La pérdida de Montemor llevó a un duro enfrentamiento entre el Primer Ministro Churchill y el general Deverett. Churchill acusaba a Deverett de haber permitido que Wilson retrasase su repliegue (aunque había sido él mismo quien lo autorizó, en contra del consejo del Estado Mayor Imperial), y de no haber reforzado el ejército oliverista con tropas británicas. Deverett rechazó dichas acusaciones y presentó su dimisión. Pero un tercer cambio en el Estado Mayor Imperial (tras las dimisiones de Dill y Alan Brooke) hubiese hecho todavía más delicada la posición del Primer Ministro. Churchill tuvo que rechazar la dimisión y confirmar a Deverett en su puesto. El Primer Ministro consiguió que Wilson fuese destituido, nombrándose en su lugar al general Paget, hasta ahora al mando de un cuerpo de ejército en Inglaterra. Provisionalmente el general canadiense Simonds sustituyó a Wilson.
En el ínterin Wilson había ordenado la retirada del ejército británico del norte de Portugal (lo que sentenció a parte de la 45 división, cercada en Vila Real) y del sur. Para proteger la retirada, también había encomendado la defensa de Setúbal a la 42ª división (que, recién llegada, no había combatido en Estremoz). Sin embargo Churchill le desautorizó y ordenó que la 42ª división y la 1ª división canadiense (que se estaba retirando desde el Algarve) atacasen hacia el este, mientras el II cuerpo rompía el cerco. Sin embargo Simonds desoyó las instrucciones de Churchill y confirmó las órdenes de repliegue de Wilson, lo que a la postre fue afortunado, porque la resistencia de la 42ª división permitió la retirada de la 1ª canadiense desde el sur de Portugal. Aunque la 4ª división panzer tomó Setúbal el 25 de diciembre, la 1ª canadiense consiguió resistir en la sierra de la Arrábida, mientras la 42ª división lo hacía en las marismas al sur del estuario del Tajo. Al mismo tiempo el XIV cuerpo ocupaba las líneas defensivas del Tajo, lo que consolidó temporalmente la posición británica.
Sin embargo el intento de ruptura del II cuerpo fracasó y la bolsa de Évora fue reducida en pocos días. Tras su caída se produjo un nuevo enfrentamiento entre Churchill, que exigía que Simonds fuese relevado y sometido a un consejo de guerra, y Deverett, que argumentaba que Simonds no pertenecía al ejército británico, y que sus decisiones habían sido correctas. Tras la llegada de Paget, Simonds fue apartado del mando, aunque no juzgado. El incidente causó muy mala impresión en la cúpula militar.
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Más bien con tanto desastre lo extraño es que el verdugo de la Torre de Londres no esté afilando ya el hachaNobunaga escribió:Churchill tiene que estar a punto de sufrir una apoplejía (lo cual podria ser un interesante vuelco argumental)
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Me da que el estimado Domper tiene la intencion de mantener a Churchill en la poltrona por lo menos hasta que el padrecito comienze su "Cruzada para liberar a los pueblos de Europa"
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