Los Tercios Españoles.
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- Sargento
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DRA escribió:en la wiki inglesa solo viene 400 soldados españoles en Malta
En la wikipedia se recogen las cifras de 400 soldados españoles presentes en Malta y un posterior socorro de 600 hombres, a cargo de Juan de Cardona. Lo que no aclara, es que hacían esos 400 soldados españoles, que son los que comentaba se habían metido a manera de primer socorro por orden de don García de Toledo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Malta_(1565)#Los_ej.C3.A9rcitos
De todas maneras, el artículo de la wikipedia parece muy completo, y bastante bien cimentado por las numerosas y variadas referencias que recoge, y tampoco falta a la verdad en el punto anterior... aunque las tropas españolas desembarcadas las situa al mando de García de Toledo, cuando este había regresado a Sicilia por vituallas y tropas italianas, tras pasar por delante de la Valeta con las galeras para que los sitiados tuvieran conocimiento del socorro. Las tropas españolas habían sido dejadas con un saquillo de bizcocho para mes y medio.
No referí que junto a los tres tercios de españoles desembarcó un Tercio de italianos a cargo de Vicencio Vitelli [apodado Chapin, sino me equivoco] y 500 aventureros italianos [que acudían sin sueldo].
Por cierto que el maestre de campo del Tercio de Sicilia Melchor de Robles, que murió en la defensa del sitio, era hermano del Gaspar de Robles que fue coronel en Flandes y que murió durante el ataque contra el puente de Amberes.
Carta original de D. Garda de Toledo al secretario Francisco de Eraso, fecha en el Canal de Malta a 7 de setiembre 1565.
"Creo cierto que si no les hubiera dado los 400 soldados primeros y metídoles después 600 de D. Juan de Cardona que aprovechara poco el valor del maestre y de los suyos para poder esperar este tercer socorro que S. M. les ha dado".
PD: Caballero Tercio Idiáquez, no me olvido de la respuesta que le debo.
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- Sargento
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tercioidiaquez escribió:[los soldados] con sentar plaza en un castillo, podrían darse por satisfechos, para terminar sus días.
Ese manera de recompensa, bien podía suponer un problema, pues soldados "viejos y estropeados" quedaban con sueldo y plaza de soldados para defensa de villas, que siendo atacadas, no podían confiar en que estos hombres acudieran a la defensa. Ahora bien, hay que valorar positivamente esta alternativa que daban a quienes habían servido tan bien, pues la otra cara de la moneda era acabar sus días mendigando... y es que no existían sistemas de previsión social tal y como los conocemos.
Respecto a los conversos judíos, yo no he hallado ninguna referencia directa a ello, y está claro que quien más y quien menos, tendría algún antepasado judío. No creo que eso fuera problema para escalar posiciones en el ejército - siempre y cuando quedara en segundo plano - pero está claro que sí que lo era para elevarse socialmente, para aspirar a hábitos de órdenes militares, y cargos, lo cual se podía traducir en que uno podía ver truncadas sus aspiraciones de ennoblecerse.
Respecto a los moriscos, Alonso Vázquez protestaba por su presencia en el ejército de Flandes, "donde sentaban plaza como españoles". Pero también se quejaba de que los mozos y mochileros naturales del país, que se criaban en los Tercios de españoles, acabaran siendo mayores, "condundidos con españoles", sentando plaza entre los de la nación española. De lo mismo se quejaba Isaba respecto al caso italiano.
Como el mismo Verdugo, posible hijo de una "chacinera", o el grandísimo Julián Romero, que entró como mochilero, o el propio Lechuga que también entró como simple soldado y es considerado como el padre de la artillería española, Alonso de Contreras, Juan Caro y tantos otros...
Y es que el que valía y sobrevivía, podía llegar muy lejos (sin ser noble), algo que no sé, si podía ser equivalente en otros países.
De ese Juan Caro no tenía noticia.
Francisco Verdugo se ennobleció a medias: consiguió un cargo de gobernador provincial [Frisia,, Groninga y Overijssel] pero siempre se quedó en provisión, nunca se le llegó a extender patente en firme, y una de las causas a las que aducían para ello, eran sus orígenes plebeyos. De todas maneras, consiguió ennoblecer a su descendencia...
De todas maneras [y creo que esto lo "discutimos" hace un tiempo] no niego que en la milicia existiera cierta meritocracia, pero la aristocracia se solía imponer: el ser hijo de quien se era, era importante para determinar cargos y ascensos... hay que recordar los famosos "capitanes por cartas"; esto es: por recomendación, contra los que se protestó en muchas ocasiones y épocas, pero contra cuyos nombramientos había poca cosa que hacer, a no ser que las medidas partieran del propio órgano de decisión en la Corte.
El mismo Tercer duque de Osuna entró sirviendo con una pica, pero de no haber descendido de aquel linaje, cabe poner en duda que hubiera llegado a ser virrey en Sicilia y Nápoles. Me parece claro que había barreras sociales difíciles de franquear... aunque habría que ver de que manera adquirieron la nobleza sus antepasados, y que oficios habían tenido sus ascendientes.
- tercioidiaquez
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Para hacernos una ídea del nivel adquisitivo de la época, Quatrefages compara la soldado de los Tercios, con el de un peon de albañil.
Teniendo en cuenta, que el sueldo del peon, estaba calculado para mantener una familia de casi 5 personas, según las estadísticas de la época, mientras que para un soldado, la media era de 3 personas a alimentar; mozo, concubina, esposa, hijo etc..
La proporción entre un sueldo de soldado (4 escudos en este caso) y el del peon da el siguiente resultado:
Alimento/ Peón/Soldado:
Centeno/22 libras/21 libras
Arenque/17 piezas/15 piezas
Queso/7 libras/6,5 libras
Carne de vaca/ 2,5 libras/2,5 libras
Teniendo en cuenta, que el sueldo del peon, estaba calculado para mantener una familia de casi 5 personas, según las estadísticas de la época, mientras que para un soldado, la media era de 3 personas a alimentar; mozo, concubina, esposa, hijo etc..
La proporción entre un sueldo de soldado (4 escudos en este caso) y el del peon da el siguiente resultado:
Alimento/ Peón/Soldado:
Centeno/22 libras/21 libras
Arenque/17 piezas/15 piezas
Queso/7 libras/6,5 libras
Carne de vaca/ 2,5 libras/2,5 libras
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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- Sargento
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Voy a poner unos precios de alimentos [década de los años 30 del siglo XVII] aunque está claro que no sólo en comer debían gastar su dinero:
CANTIDAD Y PRECIO DE LOS PRODUCTOS PARA 1000 HOMBRES/MES:
Nota: las medidas resultan un tanto raras, ya que han sido transformadas a sistema métrico actual:
Aceite: 0,518 litros/persona; 0,875 reales por persona y mes en aceite
Arroz: 0,52 kgs/ persona; 0,72 reales
Atún: 1,93kgs; 1,68 reales
Bizcocho:24,34kgs; 15,87 reales
Bacalao:1,93kgs; 1,68 reales
Habas:1,08kgs; 0,376 reales
Queso:1,93kgs; 2,73 reales
Vinagre:3,21 litros; 0,63 reales
Vino:31,92 litros; 8,41 reales
La desorbitada cantidad de vinagre puede que sea para hacer conserva; en otro caso, no la entiendo. El alimento detallado es para tropas transportadas en galeras por el mediterráneo [de Barcelona a Génova] de ahí la gran cantidad de pescado. La mayoría del alimento era bizcocho [pan desecado] como también en tierra era el alimento principal el pan.
Respecto al coste, suma la alimentación de una persona 32.98 reales para un mes. Si comparan este coste con el sueldo anteriormente publicado en este hilo, tenemos que la mayoría del sueldo se iba en comer [1 escudo de plata = 10 reales = 375 maravedíes].
[los datos son de una tabla publicada en el 1er volumen del Tomo III de España y Europa en el siglo XVII]
CANTIDAD Y PRECIO DE LOS PRODUCTOS PARA 1000 HOMBRES/MES:
Nota: las medidas resultan un tanto raras, ya que han sido transformadas a sistema métrico actual:
Aceite: 0,518 litros/persona; 0,875 reales por persona y mes en aceite
Arroz: 0,52 kgs/ persona; 0,72 reales
Atún: 1,93kgs; 1,68 reales
Bizcocho:24,34kgs; 15,87 reales
Bacalao:1,93kgs; 1,68 reales
Habas:1,08kgs; 0,376 reales
Queso:1,93kgs; 2,73 reales
Vinagre:3,21 litros; 0,63 reales
Vino:31,92 litros; 8,41 reales
La desorbitada cantidad de vinagre puede que sea para hacer conserva; en otro caso, no la entiendo. El alimento detallado es para tropas transportadas en galeras por el mediterráneo [de Barcelona a Génova] de ahí la gran cantidad de pescado. La mayoría del alimento era bizcocho [pan desecado] como también en tierra era el alimento principal el pan.
Respecto al coste, suma la alimentación de una persona 32.98 reales para un mes. Si comparan este coste con el sueldo anteriormente publicado en este hilo, tenemos que la mayoría del sueldo se iba en comer [1 escudo de plata = 10 reales = 375 maravedíes].
[los datos son de una tabla publicada en el 1er volumen del Tomo III de España y Europa en el siglo XVII]
- Diego Alatriste y Tenorio
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Carlos Valenzuela escribió:De todas maneras [y creo que esto lo "discutimos" hace un tiempo] no niego que en la milicia existiera cierta meritocracia, pero la aristocracia se solía imponer: el ser hijo de quien se era, era importante para determinar cargos y ascensos... hay que recordar los famosos "capitanes por cartas"; esto es: por recomendación, contra los que se protestó en muchas ocasiones y épocas, pero contra cuyos nombramientos había poca cosa que hacer, a no ser que las medidas partieran del propio órgano de decisión en la Corte.
El mismo Tercer duque de Osuna entró sirviendo con una pica, pero de no haber descendido de aquel linaje, cabe poner en duda que hubiera llegado a ser virrey en Sicilia y Nápoles. Me parece claro que había barreras sociales difíciles de franquear... aunque habría que ver de que manera adquirieron la nobleza sus antepasados, y que oficios habían tenido sus ascendientes.
Creo que tambien habian "Entretenidos" que eran hijos de nobles que estaban en las campañas acompañando a Maestres de Campos y que su estancia en el campo de batalla les servia para engrosar sus hojas de servicio para poder optar en un futuro a un ascenso como oficial, aunque su participación en la batalla era nula.
Por la honra pon tu vida y pon las dos, honra y vida, por tu Dios.
Grito de batalla de los tercios españoles.
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Carlos Valenzuela escribió:Voy a poner unos precios de alimentos [década de los años 30 del siglo XVII] aunque está claro que no sólo en comer debían gastar su dinero:
CANTIDAD Y PRECIO DE LOS PRODUCTOS PARA 1000 HOMBRES/MES:
Nota: las medidas resultan un tanto raras, ya que han sido transformadas a sistema métrico actual:
Aceite: 0,518 litros/persona; 0,875 reales por persona y mes en aceite
Arroz: 0,52 kgs/ persona; 0,72 reales
Atún: 1,93kgs; 1,68 reales
Bizcocho:24,34kgs; 15,87 reales
Bacalao:1,93kgs; 1,68 reales
Habas:1,08kgs; 0,376 reales
Queso:1,93kgs; 2,73 reales
Vinagre:3,21 litros; 0,63 reales
Vino:31,92 litros; 8,41 reales
La desorbitada cantidad de vinagre puede que sea para hacer conserva; en otro caso, no la entiendo. El alimento detallado es para tropas transportadas en galeras por el mediterráneo [de Barcelona a Génova] de ahí la gran cantidad de pescado. La mayoría del alimento era bizcocho [pan desecado] como también en tierra era el alimento principal el pan.
Respecto al coste, suma la alimentación de una persona 32.98 reales para un mes. Si comparan este coste con el sueldo anteriormente publicado en este hilo, tenemos que la mayoría del sueldo se iba en comer [1 escudo de plata = 10 reales = 375 maravedíes].
[los datos son de una tabla publicada en el 1er volumen del Tomo III de España y Europa en el siglo XVII]
el vinagre es un poderoso desifectante, ademas de aliviar de las picaduras de insectos, como del hinchazon de las quemaduras.
En las pequeñas heridas, tambien se aplicaba
Voltaren!, Voltaren!!...a por ellos!! ..oe!!...a por ellos oe!!.
Uy!!..ya no, ahora no hay que subirles el sueldo
Uy!!..ya no, ahora no hay que subirles el sueldo
- tercioidiaquez
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Mas o menos era así (lo de los "entretenidos"), aunque se les podían otorgar ciertas misiones para ir "aprendiendo".
Supongo que aunque habría casos de "enchufismo", dada la responsabilidad que debía tener un oficial, que los Maestres de Campo y los Sargentos Mayores, les darían tareas para ir cogiendo experiencia, pues un capitán de la época, que tuviera que mandar una compañía de soldados viejos, o era experto o debía pasarlo muy mal.
Supongo que aunque habría casos de "enchufismo", dada la responsabilidad que debía tener un oficial, que los Maestres de Campo y los Sargentos Mayores, les darían tareas para ir cogiendo experiencia, pues un capitán de la época, que tuviera que mandar una compañía de soldados viejos, o era experto o debía pasarlo muy mal.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
- tercioidiaquez
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Terminado más o menos el tema económico, y como comenté hace muuuuuchos mensajes, propongo realizar un "viaje" (virtual claro, que no tengo dinero para todos)... .
La idea es reproducir la vida de un soldado, desde el momento que se alista y su andadura en los Tercios, viendo el proceso de enganche, los traslados, la instruccion, el combate etc...
Lamentablemente por temas familiares no podré dedicarle todo el tiempo que quiero (igual me pasa con el tema de los Castillejos) pero espero poder poco a poco, poder representar este "viaje" en el tiempo como se merece el tema.
La idea es reproducir la vida de un soldado, desde el momento que se alista y su andadura en los Tercios, viendo el proceso de enganche, los traslados, la instruccion, el combate etc...
Lamentablemente por temas familiares no podré dedicarle todo el tiempo que quiero (igual me pasa con el tema de los Castillejos) pero espero poder poco a poco, poder representar este "viaje" en el tiempo como se merece el tema.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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Diego Alatriste y Tenorio escribió:Creo que tambien habian "Entretenidos" que eran hijos de nobles que estaban en las campañas acompañando a Maestres de Campos y que su estancia en el campo de batalla les servia para engrosar sus hojas de servicio para poder optar en un futuro a un ascenso como oficial, aunque su participación en la batalla era nula.
Supongo que sí, aunque el entretenimiento no implicaba necesariamente un papel pasivo, una actitud de subsidiado que aguarda la llegada del “cheque”.
El príncipe de Parma, Alejandro Farnesio, acudió a los Países Bajos acompañado de una corte formada principalmente por capitanes reformados italianos, que iban en calidad de entretenidos: personas a las cuales se les concedía un sueldo [sacado de la caja del Ejército] pero no un cargo definido. Muchos de ellos eran personas de su casa [casa como corte]: mayordomos, gentiles hombres, caballerizos… personas que eran criados suyos [criados, no lacayos] y de su entera confianza. En el asedio de Maastricht, muchos de estos capitanes entretenidos murieron en alguno de los asaltos que se realizaron:
y de la italiana murieron Fabio Farnese, Marco Antonio, señor de Torrichela, el marqués Conrado, Mala Espina, Cario Benzo, gentil-hombre piamontés, y el conde Guido San Jorge, y con él la envidia de Barlamont; los más destos, con otros muchos también italianos que allí acabaron, eran criados y gentiles-hombres de la Casa del príncipe de Parma, y algunos de su cámara, y todos hablan peleado y señaládose gallardamente.
Citado por Alonso Vázquez
Por lo que he entendido, era privilegio del Capitán General, que se le concediera cierta suma de la caja del ejército, con la cual conceder entretenimientos a quien tuviera bien, siempre comunicándoselo a su rey, naturalmente.
En 1567, el duque de Alba protestó al rey, que con los 300 escudos que se le señalaban para entretenimiento, sólo podría tener diez entretenidos a treinta escudos, a lo que el rey le respondió que podía tener mayor número de entretenidos si les concedía menor suma, y así quedó la cosa.
Cuando en 1568 se enviaron desde Flandes 12 personas a la corte para que recibieran patentes de capitán, con las que realizar sus levas y regresar a los Países Bajos con un refuerzo de unos dos mil quinientos hombres, todas las personas señaladas por el duque de Alba para este menester eran entretenidos “cerca de su persona”. Estos capitanes serían el núcleo del Tercio de Flandes, cuyo gobierno se encomendaría al maestre de campo Gonzalo de Bracamonte.
En 1580, cuando Alba es nombrado Capitán General, se le concede:”Para veinte y cinco gentiles hombres, á los diez dellos , á veinte escudos al mes , y á los quince , á quince escudos”. 425 escudos/mes: un importe inferior, pero mayor número de “entretenidos”.
Evidentemente, como señala el compañero don Diego, habría muchos en la situación que indica, personas que asistirían al ejército y estarían pululando, recibiendo un sueldo, y sin nada que ejecutar. Pero quizás era mejor esa situación, que no la que denunciaba Marcos de Isaba de los capitanes por cartas o capitanes de gracia: “tan mozos y de tan poca experiencia, con tanta piedra en la cabeza y tan poco entendimiento”. Capitanes además, que si elegían mal a los oficiales de su compañía, no tenía esta quien la gobernara de modo efectivo: “habiendo llegado á Flandes cargados de cartas y favores llevados de España, de personas á quien no podia perder el respeto, para que les diese compañías sin haber sido soldados”.
Existía cierta manera de pensar en la época, que llevaba a deducir que una persona noble llevaba el oficio de las armas en la sangre, y que estando acostumbrados a mandar [eso no lo dudo, al fin y al cabo, tendrían muchos criados a quien ordenar y azotar] los puestos de responsabilidad les habían de quedar por derecho natural. Por el contrario, había quien tenía claro que los capitanes mozos no eran de servicio, y que habían de ser criados en la guerra.
Quizás por esa dicotomía, las mismas ordenanzas militares de 1632 recogían esta diferenciación:
Para ser capitán, era necesario haber servido seis años como soldado, más tres como alférez, pero si “hubiere algún caballero de sangre ilustre […] se podrá admitir a la elección de capitanes en tanto haya servido en la guerra seis años efectivos, o por lo menos cinco”. Está claro que contra los que se despotricaba no eran contra los que hubieran servido poco, sino contra los que no habían servido nada, y tenían como único bagaje el nombre de su casa.
jandres escribió: el vinagre es un poderoso desifectante, ademas de aliviar de las picaduras de insectos, como del hinchazon de las quemaduras. En las pequeñas heridas, tambien se aplicaba
Es algo que no había caido. Al estar el vinagre en la relación con los demás alimentos, no había tenido en cuenta que su uso podía ser tópico. Apuesto entonces a que su uso primario sería contra las picaduras de pulgas [¿y piojos?].
Antonio de Guevara, respecto a la vida en las galeras narraba:
“Es privilegio de la galera, que todas las pulgas que salten por las tablas, y los piojos que se crían en las costuras y todas las chinches que están en los resquicios, sean comunes a todos y se repartan por todos y se mantengan entre todos. Y si alguno apelare de este privilegio presumiendo de muy limpio y pulido, desde ahora le profetizo que, si echa la mano al pescuezo y la barjuleta, halle en el jubón más piojos que en la bolsa dineros”.
Efectivamente, por muy cuidadosos que fueran las gentes de cabo y guerra de la galera en su higiene [que no lo serían mucho más que en tierra] la higiene que pudieran mantener las gentes de remo [galeotes, forzados o esclavos] sería nula, siempre encadenados a sus bancos, y sin ración de agua, fuera de la que se les entregara para beber. Entonces es normal que las chinches fueran saltando y acomodándose por doquier… me pregunto si en la galera capitana, donde habían de viajar capitanes generales, príncipes y reyes, no se haría una limpieza más a fondo, o simplemente compartirían esta carga señores tan notables.
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- Sargento
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- Registrado: 26 Ago 2008, 14:01
Una faceta a destacar de los Tercios era la temprana preponderancia del arma de fuego sobre el arma de asta: así, el arcabuz era el arma por antonomasia y la pica quedaba relegada a un segundo plano, mientras que en otras naciones [alemanes y suizos] parecía estar más equilibrado.
En teoría, un tercio contaba con 10 compañías de piqueros y 2 de arcabuceros.
Descontada la primera plana [11 miembros] las compañías de piqueros tendrían 159 piqueros, las dos terceras partes [Parker comenta que la mitad de los piqueros serían coseletes y el resto picas secas] y el denominado "tercio de arcabuceros", o sea, que la tercera parte de la compañía de piqueros serían arcabuceros.
Las compañías de arcabuceros estarían formadas por 214 arcabuceros, más 25 coseletes alabarderos, aunque algún autor recomendaba la media pica.
A partir de 1567, en todas las compañías se incluirían 15 mosqueteros, pues fue la fecha oficial de adopción en campo [por lo menos en Europa] de este arma.
Si contamos el Tercio teórico a partir de 1567, el resultado sería el que sigue, detrayendo los mosqueteros de los piqueros:
1443 piqueros [coseletes y picas secas o sencillas]
1194 arcabuceros
180 mosqueteros
50 coseletes alabarderos
En esto vemos un cierto equilibrio que tiende a que la mitad, más o menos, de los efectivos manejen armas de fuego, y el resto sean piqueros.
Y sin embargo...
Ya sabemos que el teórico rara vez se cumplía en esta milicia, y que eran habituales los Tercios con más de 12 compañías, y con menos de tres mil hombres.
Francisco de Valdés indica en un ejemplo de 1568/1569, que en Flandes, los Tercios de Nápoles [con 600 picas], Lombardía [320] y Sicilia [280] no sumaban más de 1200 picas, eso para un total de unos 7000 hombres, más o menos. Con lo que la proporción no llega ni con mucho a la mitad teórica anunciada.
El propio duque de Alba anunciaba en 1567, durante los preparativos de la marcha de los Tercios desde Italia a Flandes, la falta de piqueros que había en los Tercios:
"suplico á V. M. que en las primeras naos que partan de Vizcaya para Flandes, mande V. M. cuatro mil picas porque va esta infantería con tan pocas y tanta arcabucería , que por cierto tengo que no podríamos hacer escuadrón, y no he osado forzallos á que las tomen acá porque no se me huyan mas de los que lo han hecho , que es tan gran número á lo que los maestros de campo me dicen , que estoy espantado".
Efectivamente, las picas eran muy necesarias para formar escuadrón, siendo la amenaza de la caballería el factor determinante para la mayor o menor importancia del escuadrón de las picas, pero fuera como fuese, era este arma y soldado una pieza fundamental del esquema.
Cuando se creó el segundo Tercio de Lombardía en 1539, producto de la reforma de otros tres Tercios que en estas provincias estaban, el Tercio que contaba con dos mil hombres en 8 compañías, sólo tendría una compañía de arcabuceros, y el resto, serían de piqueros. Lo que indicaba el Marqués del Vasto en su instrucción, en referencia al tema que comentamos, era que no hubiera en las compañías de piqueros más de la tercia parte de arcabuceros, y que con estos, y la compañía de arcabuceros de don Ramón de Cardona, que él calcula serían un total de seiscientos serían suficientes, y que el resto de arcabuceros debían ser "reformados" tomando las picas, y que en caso de no querer, fuese despedido. Aunque luego - parece que consciente de que tal medida no se haría efectiva - indicaba que "no fuese pagado aunque sirva con arcabuz [...] y la ventaja no se dé no pague de otra manera".
Y continuaba:
"ítem, que en cada una de las siete compañías de piqueros podrá haber hasta el número de sesenta y cinco soldados con coseletes, y en la del Maese de campo, ciento; y en la del dicho don Ramón, doce coseletes".
Este número de coseletes representaría la tercera parte del total de soldados, y más o menos la mitad de los piqueros.
Parece pues que había mucha reticencia a tomar la pica por parte de la soldadesca española. Por un lado, el piquero seco era el soldado peor pagado, percibiendo únicamente el salario mínimo de 3 ducados. Por otra, el coselete estaba equiparado en sueldo al arcabucero [ambos percibían 1 ducado de ventaja por su especialidad].
Sin embargo, aunque el motivo económico aparece reflejado como causa subyacente de la elección del soldado por servir con una u otra arma, a igual sueldo, era claro que el ir armado, el portar un coselete completo de unos 20 kilógramos de peso, haría a muchos preferir el arcabuz, máxime cuando a la incomodidad de la armadura, se unía la del propio arma, que con una longitud de unos 5.40 metros [26 palmos] no era un elemento fácil de transportar. El propio Francisco de Valdés hablaba de coseletes que quedaban asfixiados por el esfuerzo la carrera bajo el peso de las armas, y que el sargento mayor - responsable de las marchas - debía vigilar que el ritmo fuera apropiado, con los descansos para refrescarse adecuados, sobretodo en base al "sobreesfuerzo" que realizaba este soldado en relación a sus compañeros.
El mismo marqués del Vasto indicaba: "mando, ansí por dar enxemplo á los soldados, como por otros buenos respetos, de aquí adelante, todos los dichos capitanes y sus alféreces vayan á las guardias y a las muestras con sus coseletes y armas, y el que no fuere desta manera, no sea pagado". Parece que los propios oficiales eran remisos a ir con tal carga.
No obstante esto, lo cierto es que la pica parecía gozar de enorme prestigio, y que de hecho, el privilegio de estar en las primeras hileras del escuadrón, se reservaba - amén de a oficiales en activo, reformados y notables - a aquellos soldados mejor armados, o sea, mejor equipados.
Avanzando un poco en el tiempo, en la Ordenanza de 1632 se dispuso que la compañía - ya sin especialidad - estuviera formada por 70 coseletes, 90 arcabuceros y 40 mosqueteros. Respecto a los coseletes se lamentaba de "el servir muchos desarmados o con picas cortas y ruines armas ha introducido la pereza y la mala disciplina". Y como remedio, ordenaba que "pues a todos los que sirven con picas en la nación española mando dar ventaja de coseletes, no permitan [los capitanes] que sus soldados se desarmen".
En todo caso, parece determinante el papel de la arcabucería - y mosquetería en su tiempo - para ganar batallas en campo - más en el caso de sitios - y puede que al embarazo del peso de las armas, se uniera el hecho de que la mayoría de batallas parecían ser ganadas a tiro de arcabuz, antes que jugando la pica, y para un soldado el papel activo que otorgaba la movilidad del arcabucero, puede que fuera un factor determinante para ello, sin desdeñar los anteriormente mencionados. Eso no quiere decir que no tuvieran un papel en la batalla - ni mucho menos - pero seguro habría soldados con preferencia hacia actividades más dinámicas, cuya inclinación podría satisfacerse con el oficio de arcabucero.
Rememorando Nordlingen, si los piqueros del Tercio de Idiáquez no hubieran apartado a picazos a los alemanes en retirada del conde de Salma, la formación hubiera sido rota, y arrollados a continuación por los suecos.
Como cantara Calderón de la Barca:
¡Ay cielos,
que en los alemanes hallan
flaqueza que los retiran
de su puesto, los rechazan,
que vienen desordenados!
Hacia aquella parte cargan
que defiende don Martín,
que, porque no le deshagan
sus escuadrones viendo,
con las picas los aparta,
con las espadas castiga,
con la lengua los infama;
Como quedó escrito: "el escuadrón es el pie firme de esta milicia".
En teoría, un tercio contaba con 10 compañías de piqueros y 2 de arcabuceros.
Descontada la primera plana [11 miembros] las compañías de piqueros tendrían 159 piqueros, las dos terceras partes [Parker comenta que la mitad de los piqueros serían coseletes y el resto picas secas] y el denominado "tercio de arcabuceros", o sea, que la tercera parte de la compañía de piqueros serían arcabuceros.
Las compañías de arcabuceros estarían formadas por 214 arcabuceros, más 25 coseletes alabarderos, aunque algún autor recomendaba la media pica.
A partir de 1567, en todas las compañías se incluirían 15 mosqueteros, pues fue la fecha oficial de adopción en campo [por lo menos en Europa] de este arma.
Si contamos el Tercio teórico a partir de 1567, el resultado sería el que sigue, detrayendo los mosqueteros de los piqueros:
1443 piqueros [coseletes y picas secas o sencillas]
1194 arcabuceros
180 mosqueteros
50 coseletes alabarderos
En esto vemos un cierto equilibrio que tiende a que la mitad, más o menos, de los efectivos manejen armas de fuego, y el resto sean piqueros.
Y sin embargo...
Ya sabemos que el teórico rara vez se cumplía en esta milicia, y que eran habituales los Tercios con más de 12 compañías, y con menos de tres mil hombres.
Francisco de Valdés indica en un ejemplo de 1568/1569, que en Flandes, los Tercios de Nápoles [con 600 picas], Lombardía [320] y Sicilia [280] no sumaban más de 1200 picas, eso para un total de unos 7000 hombres, más o menos. Con lo que la proporción no llega ni con mucho a la mitad teórica anunciada.
El propio duque de Alba anunciaba en 1567, durante los preparativos de la marcha de los Tercios desde Italia a Flandes, la falta de piqueros que había en los Tercios:
"suplico á V. M. que en las primeras naos que partan de Vizcaya para Flandes, mande V. M. cuatro mil picas porque va esta infantería con tan pocas y tanta arcabucería , que por cierto tengo que no podríamos hacer escuadrón, y no he osado forzallos á que las tomen acá porque no se me huyan mas de los que lo han hecho , que es tan gran número á lo que los maestros de campo me dicen , que estoy espantado".
Efectivamente, las picas eran muy necesarias para formar escuadrón, siendo la amenaza de la caballería el factor determinante para la mayor o menor importancia del escuadrón de las picas, pero fuera como fuese, era este arma y soldado una pieza fundamental del esquema.
Cuando se creó el segundo Tercio de Lombardía en 1539, producto de la reforma de otros tres Tercios que en estas provincias estaban, el Tercio que contaba con dos mil hombres en 8 compañías, sólo tendría una compañía de arcabuceros, y el resto, serían de piqueros. Lo que indicaba el Marqués del Vasto en su instrucción, en referencia al tema que comentamos, era que no hubiera en las compañías de piqueros más de la tercia parte de arcabuceros, y que con estos, y la compañía de arcabuceros de don Ramón de Cardona, que él calcula serían un total de seiscientos serían suficientes, y que el resto de arcabuceros debían ser "reformados" tomando las picas, y que en caso de no querer, fuese despedido. Aunque luego - parece que consciente de que tal medida no se haría efectiva - indicaba que "no fuese pagado aunque sirva con arcabuz [...] y la ventaja no se dé no pague de otra manera".
Y continuaba:
"ítem, que en cada una de las siete compañías de piqueros podrá haber hasta el número de sesenta y cinco soldados con coseletes, y en la del Maese de campo, ciento; y en la del dicho don Ramón, doce coseletes".
Este número de coseletes representaría la tercera parte del total de soldados, y más o menos la mitad de los piqueros.
Parece pues que había mucha reticencia a tomar la pica por parte de la soldadesca española. Por un lado, el piquero seco era el soldado peor pagado, percibiendo únicamente el salario mínimo de 3 ducados. Por otra, el coselete estaba equiparado en sueldo al arcabucero [ambos percibían 1 ducado de ventaja por su especialidad].
Sin embargo, aunque el motivo económico aparece reflejado como causa subyacente de la elección del soldado por servir con una u otra arma, a igual sueldo, era claro que el ir armado, el portar un coselete completo de unos 20 kilógramos de peso, haría a muchos preferir el arcabuz, máxime cuando a la incomodidad de la armadura, se unía la del propio arma, que con una longitud de unos 5.40 metros [26 palmos] no era un elemento fácil de transportar. El propio Francisco de Valdés hablaba de coseletes que quedaban asfixiados por el esfuerzo la carrera bajo el peso de las armas, y que el sargento mayor - responsable de las marchas - debía vigilar que el ritmo fuera apropiado, con los descansos para refrescarse adecuados, sobretodo en base al "sobreesfuerzo" que realizaba este soldado en relación a sus compañeros.
El mismo marqués del Vasto indicaba: "mando, ansí por dar enxemplo á los soldados, como por otros buenos respetos, de aquí adelante, todos los dichos capitanes y sus alféreces vayan á las guardias y a las muestras con sus coseletes y armas, y el que no fuere desta manera, no sea pagado". Parece que los propios oficiales eran remisos a ir con tal carga.
No obstante esto, lo cierto es que la pica parecía gozar de enorme prestigio, y que de hecho, el privilegio de estar en las primeras hileras del escuadrón, se reservaba - amén de a oficiales en activo, reformados y notables - a aquellos soldados mejor armados, o sea, mejor equipados.
Avanzando un poco en el tiempo, en la Ordenanza de 1632 se dispuso que la compañía - ya sin especialidad - estuviera formada por 70 coseletes, 90 arcabuceros y 40 mosqueteros. Respecto a los coseletes se lamentaba de "el servir muchos desarmados o con picas cortas y ruines armas ha introducido la pereza y la mala disciplina". Y como remedio, ordenaba que "pues a todos los que sirven con picas en la nación española mando dar ventaja de coseletes, no permitan [los capitanes] que sus soldados se desarmen".
En todo caso, parece determinante el papel de la arcabucería - y mosquetería en su tiempo - para ganar batallas en campo - más en el caso de sitios - y puede que al embarazo del peso de las armas, se uniera el hecho de que la mayoría de batallas parecían ser ganadas a tiro de arcabuz, antes que jugando la pica, y para un soldado el papel activo que otorgaba la movilidad del arcabucero, puede que fuera un factor determinante para ello, sin desdeñar los anteriormente mencionados. Eso no quiere decir que no tuvieran un papel en la batalla - ni mucho menos - pero seguro habría soldados con preferencia hacia actividades más dinámicas, cuya inclinación podría satisfacerse con el oficio de arcabucero.
Rememorando Nordlingen, si los piqueros del Tercio de Idiáquez no hubieran apartado a picazos a los alemanes en retirada del conde de Salma, la formación hubiera sido rota, y arrollados a continuación por los suecos.
Como cantara Calderón de la Barca:
¡Ay cielos,
que en los alemanes hallan
flaqueza que los retiran
de su puesto, los rechazan,
que vienen desordenados!
Hacia aquella parte cargan
que defiende don Martín,
que, porque no le deshagan
sus escuadrones viendo,
con las picas los aparta,
con las espadas castiga,
con la lengua los infama;
Como quedó escrito: "el escuadrón es el pie firme de esta milicia".
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Infantes a caballo
Aunque las tropas de los Tercios fuesen infantería que combatían y se desplazaban a pie, quien pudiera permitírselo - normalmente, como mínimo los oficiales - disponía de un caballo para desplazarse durante las marchas.
Únicamente el sargento mayor - así como sus dos ayudantes [en primera instancia sólo tuvo uno] - podían, y debían, acudir a la batalla a caballo, para poder repartir las órdenes al escuadrón.
Aún así, era frecuente que en los Tercios hubiera caballos:
"[El duque de Alba] envío hasta cuatrocientos arcabuceros españoles a caballo en los caballos que se hallaron en la infantería", acerca de las guerras de la Liga de Esmalcalda en "Diálogos de la vida del soldado Diego Núñez de Alba".
Martín de Eguiluz avisaba contra los capitanes que acudían con su caballo a la batalla, y recomendaba que marchando fuesen los menos soldados a caballo. El mismo autor recomendaba, no obstante, que hubiera 15 caballos arcabuceros por compañía, habiendo en un Tercio por tanto, 180 caballos, que serían buenos para realizar reconocimientos, entre otros menesteres.
Evidentemente, los caballos eran imprescindibles para el menester antes apuntado, pero también para transmitir órdenes e informaciones entre trozos del Ejército, ya fuera durante la batalla, o más comúnmente, durante la marcha. Lo cierto es que el ejército o trozo, debía dividirse de ordinario para desplazarse, y entre la vanguardia y la retaguardía podían existir varios kilómetros de diferencia.
A niveles menores, de un solo Tercio, o varias compañías que estuvieran alojadas en determinado lugar, también eran muy necesarios los caballos para mantener la comunicación entre los distintos alojamientos, o una vez en marcha, para realizar reconocimientos de pasos.
Estos caballos eran imprescindibles, y sin embargo, podían ser un problema si se tenían en gran número. Francisco Valdés daba intrucciones acerca de este punto: los infantes - teniendo como ejemplo a sus capitanes - debían caminar media milla o una completa al salir o entrar del alojamiento, pudiendo marchar a caballo en este intervalo. Los caballos serían llevados a parte, para después ser montados, ocupando los soldados que los montan un espacio detrás de su arma [arcabucería o piquería] mientras que sus mozos reservarían su lugar en el orden de la marcha, de manera que si fuera necesario formar escuadrón para luchar, se recuperase el orden de manera más efectiva, desmontando los soldados y acudiendo al puesto "reservado" por sus mozos. Este binomio mozo - caballo, me hace pensar que quien pudiera permitirse mantener un caballo, también podría costearse un criado.
Cuando la infantería del ejército de Flandes se embarcó en 1588 para la jornada de Inglaterra, vendieron sus caballos, pues no podían embarcarlos, al contrario que - naturalmente - las tropas de caballería:
"teniendo por cierta la embarcación , se habian deshecho en este medio de la mayor parte de su bagaje, y vendido sus rocines ó razas , que ellos suelen llamar caballos pequeños y de poco servicio, útiles para la infantería , que no poco ricos quedaron los labradores de los países de Brujas, Ypre y Fornambaque , porque los soldados los vendian á menos precio que harta falta les hicieron después".
Así pues, habrían perdido esta asistencia por el embarque, o habrían de haberse coordinado de manera más estrecha con la caballería ordinaria del Ejército para asegurarse de las tareas apuntadas de reconocimiento y comunicaciones.
Únicamente el sargento mayor - así como sus dos ayudantes [en primera instancia sólo tuvo uno] - podían, y debían, acudir a la batalla a caballo, para poder repartir las órdenes al escuadrón.
Aún así, era frecuente que en los Tercios hubiera caballos:
"[El duque de Alba] envío hasta cuatrocientos arcabuceros españoles a caballo en los caballos que se hallaron en la infantería", acerca de las guerras de la Liga de Esmalcalda en "Diálogos de la vida del soldado Diego Núñez de Alba".
Martín de Eguiluz avisaba contra los capitanes que acudían con su caballo a la batalla, y recomendaba que marchando fuesen los menos soldados a caballo. El mismo autor recomendaba, no obstante, que hubiera 15 caballos arcabuceros por compañía, habiendo en un Tercio por tanto, 180 caballos, que serían buenos para realizar reconocimientos, entre otros menesteres.
Evidentemente, los caballos eran imprescindibles para el menester antes apuntado, pero también para transmitir órdenes e informaciones entre trozos del Ejército, ya fuera durante la batalla, o más comúnmente, durante la marcha. Lo cierto es que el ejército o trozo, debía dividirse de ordinario para desplazarse, y entre la vanguardia y la retaguardía podían existir varios kilómetros de diferencia.
A niveles menores, de un solo Tercio, o varias compañías que estuvieran alojadas en determinado lugar, también eran muy necesarios los caballos para mantener la comunicación entre los distintos alojamientos, o una vez en marcha, para realizar reconocimientos de pasos.
Estos caballos eran imprescindibles, y sin embargo, podían ser un problema si se tenían en gran número. Francisco Valdés daba intrucciones acerca de este punto: los infantes - teniendo como ejemplo a sus capitanes - debían caminar media milla o una completa al salir o entrar del alojamiento, pudiendo marchar a caballo en este intervalo. Los caballos serían llevados a parte, para después ser montados, ocupando los soldados que los montan un espacio detrás de su arma [arcabucería o piquería] mientras que sus mozos reservarían su lugar en el orden de la marcha, de manera que si fuera necesario formar escuadrón para luchar, se recuperase el orden de manera más efectiva, desmontando los soldados y acudiendo al puesto "reservado" por sus mozos. Este binomio mozo - caballo, me hace pensar que quien pudiera permitirse mantener un caballo, también podría costearse un criado.
Cuando la infantería del ejército de Flandes se embarcó en 1588 para la jornada de Inglaterra, vendieron sus caballos, pues no podían embarcarlos, al contrario que - naturalmente - las tropas de caballería:
"teniendo por cierta la embarcación , se habian deshecho en este medio de la mayor parte de su bagaje, y vendido sus rocines ó razas , que ellos suelen llamar caballos pequeños y de poco servicio, útiles para la infantería , que no poco ricos quedaron los labradores de los países de Brujas, Ypre y Fornambaque , porque los soldados los vendian á menos precio que harta falta les hicieron después".
Así pues, habrían perdido esta asistencia por el embarque, o habrían de haberse coordinado de manera más estrecha con la caballería ordinaria del Ejército para asegurarse de las tareas apuntadas de reconocimiento y comunicaciones.
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- Sargento
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- Registrado: 26 Ago 2008, 14:01
tercioidiaquez escribió:Diego Alatriste y Tenorio escribió:Quisiera saber exactamente los distintos empleos que se usaban en la época de los Tercios, aunque creo que se asemejarán bastantes a estos:
General
Maestre de Campo
Capitán
Capitán Barrichel
Alférez
Sotalférez
Sargento Mayor
Sargento
Cabo
Soldado
Personalmente creo que el Sotalférez no era un empleo, sino un ayudante del Alférez.
Leyendo "Vida y hechos de Estebanillo González", que aunque Albi de la Cuesta lo presentaba en su bibliografía como libro de autobiografía de soldado es antes novela picaresca ,un "Lazarillo de Tormes", he leído y - creo que - entendido acerca del sotalférez.
Aunque en un momento lo escribe como sota alférez, y en otro sotoalférez, el puesto que ocupaba el autor que narra su autobiografía era el de abanderado, o sea, portador de la bandera, que es un puesto que queda definido en el organigrama de los Tercios, y que ya hemos comentado.
Sea como fuera, a Estebanillo cuando lo despidió su amo - el alférez Felipe Navarro del Viamonte, del Tercio de Sicilia [estamos en 1619-1621] - y le reclamó el dinero que le adeudaba, habiéndose alistado con 13 años, aquel le respondió:
"El ser abanderado es oficio de la primera plana, cuyo sueldo tira el alférez [...] a los abanderados no se les da otra cosa que comer y beber y un vestido cada año".
Efectivamente, Martin de Eguiluz se quejaba de los muchachos "que cogida su bandera a cuestas, apenas la pueden llevar", y recomendaba que no se pagase el sueldo del abanderado al alférez, sino que se diera a aquel en mano, pues aquella paga "no es de juro del alférez, ni le ha de meter en cuenta de su sueldo".
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