Creo que no entendiste Autentic, don Luis no se queja de las conmemoraciones de las independencias, se queja de que 200 años después de esas independencias sigan culpándonos a nosotros de todos sus males y desgracias, como si en 200 años no hubiesen tenido tiempo de haber hecho nada.Autentic escribió:No veo que tiene de malo amigo Luis, que se conmemoren las independencias de las naciones que las consiguen, a mi no me parece mal que se conmemore el 2 de Mayo, o el aniversario de la toma de Granada, ni tampoco me ofende, claro esta, la potencia ocupante, no puede esperar que se sea muy condescendiente con ella, por motivos mas que obvios
"España va bien"
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"España va bien"
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"España va bien"
Eso amigo Aponez, es moneda de curso legal.
Todos echan la culpa al otro de lo que pasa, Naciones, Politicos, Alcaldes, particulares, etc, etc.
Es lo que hay, la responsabilidad es una cosa que no se acepta jamas.
Un saludo.
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Un saludo.
El vientre de mi enemigo, sera la unica vaina para mi espada. Salut.
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Pues yo no suelo ver a los políticos españoles echando la culpa de lo mal que estamos a los romanos o a los árabes por conquistarnos, ni a los políticos alemanes a los americanos por haber arrasado sus ciudades, ni a los británicos a Guillermo el conquistador, etc.
que una cosa es el politiqueo diario y otra muy distinta remontarse doscientos años para hallar un agravio...
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A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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"España va bien"
España Estado fallido
España no está bien en la actualidad, pero es que a lo tonto modorro llevamos así 200 años, al que le le guste la historia aquí va un repaso de las últimas dos centurias.
España siempre ha buscado su identidad y nuca la ha encontrado. Los Estados-nación europeos surgieron de reinos existentes, de territorios que se independizaron (normalmente de un imperio) o de la unificación de territorios independientes pero con unos lazos comunes.
Francia sería el ejemplo de Estado surgido de un reino “de toda la vida”, se supo reinventar en República tras el convulso imperio napoleónico e intentos de reinstaurar la monarquía. Grecia, que se independizó del Imperio Otomano buscó en su lengua, en su religión y en su pasado un espejo donde intentar construir un futuro, Alemania e Italia pasaron de la fragmentación a la unidad, buscando de nuevo un ideal en el pasado.
España entró en el siglo XIX de la mano de uno de los peores monarcas de la historia, aunque tampoco podemos olvidar que tuvo el apoyo de parte de la población y de una parte importante de las élites. Cierto que las élites más avanzadas fueron marginadas, perseguidas o se exiliaron por “afrancesados”.
SIGLO XIX
España podía haberse construido un futuro en base al pasado reciente, donde una buena parte de la población se sintió unida frente al enemigo común (los franceses), pero el nuevo monarca, en vez de intentar construir un reino nuevo, con el apoyo popular que tenía, utilizando el populismo de haber vencido al mayor ejército de la época y utilizar las partes positivas que suponían las ideas liberales de la Revolución Francesa, se enrocó, y tras haber estado fuera, tras saber que el pueblo se había desangrado en una brutal guerra, Fernando VII inició una nueva guerra interior, a la caza del disidente. Se logró imponer la Constitución de 1812 durante el trienio liberal (1820-1823), pero las potencias europeas apoyaron la reinstauración de un sistema absolutista, eso sí, le prohibieron que reinstaurase la Inquisición, porque las potencias europeas eran absolutistas, tradicionalistas y religiosas, pero es que ya en España se apuntaban maneras de ultramontanismo.
A la muerte de Fernando VII se podía haber iniciado un nuevo proceso constituyente, pero no, España quedó dividida en (mínimo) dos facciones, los liberales, bajo el cobijo de una reina no mucho mejor que su padre (Isabel II) y los carlistas. De estos episodios habría mucho que hablar, puesto que las explicaciones o los orígenes y causas del carlismo merecen un estudio aparte, pero la conclusión fue que no hubo una idea básica y general de qué es lo que debía ser España. La última guerra carlista (aunque ya mucho menos fuerte que las dos anteriores terminó en 1876).
Isabel II tuvo que salir por patas tras la revolución de 1868, a partir de ahí se iniciaron una serie de experimentos que no terminaron de cuajar, la monarquía constitucional de Amadeo I de Saboya no pudo ser. Las “élites” del país que dirigían el proceso marearon y putearon al nuevo monarca hasta que finalmente abdicó, la sociedad española tuvo momentos de cierta efervescencia, después de muchos años de represión se encontraba ante una situación nueva, nadie sabía exactamente por dónde ir, no hubo un liderazgo político sino múltiples liderazgos, fragmentación y el peso ideológico de la iglesia continuaba siendo brutal. La Primera República Española fue breve, con distintos episodios, como el mal explicado cantonalismo, que se ha vendido tradicionalmente como un proceso separatista centrífugo, cuando en realidad fue otro intento fallido de crear una nueva España federal desde la base, los cantonalistas, aunque se piense lo contrario, eran profundamente españoles.
Se llega a la restauración, más vale malo conocido que bueno por conocer, debió ser la opinión general, así que de nuevo los Borbones regresaron al trono de España. Algo aprendieron de sus errores, el carlismo excepto en las provincias vascongadas había desaparecido, en el País Vasco mutó desde un vizcaísmo inicial hasta un nacionalismo vasco en toda regla. En Navarra evolucionó hacia un navarrismo tradicionalista y españolista (siempre que no les tocaran los fueros). En Cataluña también se comienza a ver más allá de España, pero todavía a nivel muy tímido. La Renaixença catalana, centrada a nivel cultural y al principio casi folclórico fue evolucionando hasta dar apoyo a determinadas ideas políticas, pero eso ya lo veremos.
Alfonso XII llega en el momento justo, más inteligente que su madre y mejor aconsejado, alrededor de él se monta todo el tinglado que se vino a llamar “Restauración”, la monarquía constitucional era una fachada, hubo sufragio censitario hasta 1890, a partir de entonces se aprobó el sufragio universal masculino, pero las cosas no cambiaban mucho, las elecciones estaba amañadas, se produjo un turnismo que podía dar sensación de avance y cambio, pero que era en el fondo una pantomima. Aunque lo cierto es que el sistema fue funcionando y se produjeron distintos avances. En economía la industrialización, aunque tímidamente, fue avanzando, se iba produciendo un trasvase poblacional del campo a las ciudades y el excedente demográfico (que era abundante) iba encontrando su camino fuera del país, principalmente a Latinoamérica.
Alfonso XII tuvo la suerte de reinar pocos años, solamente 10, de 1875 a 1885, digo que tuvo la suerte porque le tocó bailar con la más guapa, una sociedad en calma (comparada con lo que había sido en el pasado) desarrollo económico moderado pero aceptable, estabilidad institucional y una maquinaria propagandística a su total servicio. A su muerte llegó la regencia de María Cristina (1885-1902) y allí llegó un golpe muy serio que hizo que la gente se diera cuenta de la realidad. A la regente le tocó sin comerlo ni beberlo una guerra con EE.UU. Y de esa guerra, de ese desastre, buena parte de la sociedad empezó a pedir cambios. Llegamos al regeneracionismo. Sí, el sistema canovista de la Restauración había fracasado, no había sabido renovarse, los vicios que tenía desde el principio habían aumentado, mientras que las virtudes, nacidas para solventar los problemas de una España muy distinta, habían menguado o desaparecido.
El desarrollo económico se vio afectado por la pérdida colonial, la industria española no podía absorber la cantidad de gente que se veía desplazada de los pueblos, la emigración no bastaba, la educación era más que deficiente, en 1900 casi el 60% de la población española era analfabeta (un 69,3% de las mujeres y un 77,2% de los hombres) estas diferencias a nivel provincial eran todavía más brutales. Decir simplemente que en Prusia 50 años antes (1850) el analfabetismo era de menos de un 30% de la población. Aunque esto variaba y hubo países desarrollados que hasta 1870-80 no introdujeron la enseñanza primaria gratuita y universal (como Francia o Gran Bretaña) las diferencias entre las tasas de analfabetismo seguían siendo abismales, la expresión ‘África comienza en los Pirineos’ surgió a finales del siglo XVIII o principios del XIX. Lo que en principio no era sino una exageración burlesca, fue ganando verosimilitud, a pesar de los “avances” la brecha entre España y la Europa del Norte a nivel cultural y económico fue enorme. En España, si pensamos en la generalización de la enseñanza primaria entramos en la segunda mitad del siglo XX.
El sistema de la Restauración continuó, renqueante, haciendo cada vez más aguas, los pucherazos y las manipulaciones de las elecciones no dejaban de ser la tapa de una olla a presión que bullía sin saber cuándo podía estallar. Con el inicio del reinado de Alfonso XIII (1902) se intentó la reforma del sistema “desde arriba”. Fue un fracaso, se intentaban mantener los privilegios de una parte de la sociedad y a cambio intentar implementar medidas reformistas, era un equilibrio imposible, al Pueblo las reformas le sabían a poco (o nada) a los privilegiados les asustaba que una masa enfurecida arrasase con lo existente y cortara cabezas al estilo de la Revolución Francesa (todavía muy presente porque no había ocurrido la revolución bolchevique).
SIGLO XX
España, en aras de buscar su ser más auténtico y con ganas de entrar de nuevo en el club europeo se lanzó a intentar controlar sus dominios coloniales, Guinea Ecuatorial y el Sahara Occidental no le dieron mayores problemas, pero Marruecos era otro cantar. Los habitantes de ese territorio eran orgullosos y combativos, no se consideraban para nada inferiores a los españoles que decían que eran sus colonizadores y desde el principio España (e incluso Francia) tuvo serios problemas con ese territorio.
En esa España ya de pandereta existía el servicio militar obligatorio, algo que se inició en época napoleónica y que en cierta medida ayudaba a ganar derechos ciudadanos. Es un proceso muy antiguo, les pasó a los plebeyos romanos, que luchaban en el ejército y después de dar su vida y sus haciendas por Roma, no tenían derechos políticos, así que iniciaron una serie de luchas en donde, al final, terminaron adquiriendo los derechos ciudadanos plenos. En la Europa del siglo XIX donde los Estados-nación se estaban construyendo surgió un Estado en cierta medida protector, sobre todo de aquellos que habían luchado por él, Bismarck estableció un sistema de pensiones para los mayores de 65 años (65 años era la esperanza media de vida en aquella época para un hombre).
Bien, en España no funcionaba exactamente así, mediante la modalidad de “redención a metálico y sustitución” los mozos que pagasen de 2.000 a 1.500 pesetas podían librarse de la mili. Es decir, que había un sistema para que los ricos se escaqueasen de la guerra. Esto funcionó hasta 1912, a partir de entonces, la gente adinerada que no quería ir a la guerra ya tenía que tirar de contactos, enchufismo y algún pequeño soborno para librar a sus hijos de destinos peligrosos.
Las elecciones como se ha dicho eran una pantomima, el partido conservador y el partido liberal se turnaban el poder, previo a las elecciones se ponían de acuerdo en el número de escaños que habían de sacar y el rey hacía de árbitro, el resto de partidos quedaban marginados, teniendo representaciones exiguas sacadas en las zonas urbanas del país, donde el caciquismo y el pucherazo eran difíciles de hacer funcionar. Esto cambió en Cataluña tras la ley de jurisdicciones de 1906, y en las elecciones de 1907 una amalgama de partidos (regionalistas, republicanos federalistas, carlistas, republicanos nacionalistas) logró 41 de los 44 diputados en Cataluña.
En 1909 acaeció la Semana Trágica en Barcelona, donde los obreros se sublevaron contra una orden del gobierno de movilizar a los reservistas (muchos de ellos padres de familia) para luchar en Marruecos contra los cabileños, que habían atacado una instalación minera de capital francés pero titularidad española, en manos del Conde de Romanones. La gente se cabreó mucho, los ricos se escaqueaban, los pobres después de haber hecho una mili de 4 años, los movilizaban de nuevo con un incierto futuro, sabiendo que si morían sus familias quedarían absolutamente desamparadas y encima para proteger los intereses financieros de una de las personas más ricas del país. “Ser un Romanones” se utilizaba en la época para hablar de alguien de inmensa fortuna.
Las clases pudientes, a salvo de morir despellejadas por un marroquí harto de los españolitos, apoyaban con fervor patriótico toda guerra contra los moros, la Iglesia en lugar de apoyar a la clase obrera desamparada apoyaba la idea de una nueva cruzada por el catolicismo en tierras ‘bárbaras’, no es de extrañar que algunos de los soldados embarcados en el puerto de Barcelona tiraran al mar los escapularios y medallitas que las pías aristócratas barcelonesas les habían dado generosamente, al tiempo que gritaban “Abajo la guerra” y “Qué vayan los ricos”.
Por no extendernos más, esto llevó a una huelga que degeneró en conflictos y revueltas callejeras en Barcelona, donde el componente anticlerical surgió y se produjo la quema y saqueo de iglesias y conventos.
10.000 soldados ocuparon la ciudad y pusieron fin a las revueltas. La represión fue dura, se detuvo a varios millares de personas, de las que 2000 fueron procesadas, resultando 175 penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y 5 condenas a muerte. Además se clausuraron los sindicatos y se ordenó el cierre de las escuelas laicas.
En lugar de ir al origen de los disturbios, las desigualdades y la injusticia, se asumió que lo que estaba bien era la política del gobierno y que lo que había que hacer era castigar a los disidentes.
Me he entretenido en este episodio porque es el modelo arquetípico de cómo funcionó durante el siglo XX el poder en España, represión y violencia contra el diferente, sin piedad y sobre todo sin ir a la base de los problemas.
Hubo una pequeña tregua económica, la neutralidad española durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) hizo que las potencias beligerantes compraran de todo a España a casi cualquier precio. Se enriquecieron los de siempre (y mucho) los precios de los alimentos y otros elementos básicos subieron enormemente, pero al menos había trabajo y llegaba dinero. Cuando la guerra acabó los países europeos dejaron de comprar a España, los precios se mantuvieron, los que especularon se pudieron retirar con una buena ganancia pero el conjunto de la sociedad (obreros y campesinos) terminaron empobrecidos.
Después del fracaso del sistema canovista, el ejército, la burguesía y por supuesto Alfonso XIII, encontraron la solución en una dictadura (1923). Primo de Rivera, “mi pequeño Mussolini” llegó a decir de él el monarca. La intención era “poner en orden el país”, pero no se consiguió, tras distintas etapas el sistema político-monárquico español, altamente desprestigiado, se derrumbó en 1931, llegando la II República española.
Mucho se ha hablado (y más que se hará) sobre la república. Lo que no cabe duda es que fue otro Estado fallido, incapaz de integrar al conjunto de los españoles en una empresa común, de nuevo el sectarismo imperó y se tendió a aplicar la filosofía de “el juego es mío y las reglas son las que yo diga”.
Simplemente, a pesar de los pesares, es necesario romper una lanza a favor de la República. Su excepcionalidad no fue la violencia política, en otros países europeos también pasó. Sí que fue un intento de una nueva forma de España, pero no fue posible, de nuevo otro fallo histórico. Tuvo múltiples dificultades, hubo un golpe de Estado fallido del general Sanjurjo en agosto de 1932, una revolución cuyo foco principal estuvo en Asturies con intención de tomar el poder en octubre de 1934 y ya por fin un nuevo golpe de Estado fallido que terminó en guerra civil.
Hay que hacer notar que el clima de violencia política era grande, se calcula que en los 5 años aproximados de existencia de la república hubo unas 2.500 muertes por causas políticas. De ese total unas 2.000 son de la revolución de Asturies y de esas 2.000 más de 1.500 fueron de los mineros muertos en los combates y posterior represión. La violencia política era algo común en Europa, pero es cierto que en España era mayor, solo equiparable a los primeros años de la República de Weimar alemana, pero señalar esa violencia como la causa y la justificación del alzamiento y posterior represión franquista es una soberana estupidez.
El cómputo de muertes políticas durante la república incluyendo la revolución de Asturies hace una media de 500 muertes políticas por año. Una cifra muy alta, ciertamente, pero si tenemos en cuenta que para “solucionar” esa violencia (según los apologetas del alzamiento) se produjo una guerra civil en la que murieron más de medio millón de muertes (eso sin contar a los que no nacieron, los que marcharon al exilio y el empobrecimiento brutal que supuso para el conjunto de la población).
Pues bien, ahora cojamos esa cifra (más de medio millón de muertes directas) y la dividimos entre 100 años, ¿con qué nos encontramos? Con 5.000 muertos por año. Es decir, que para “solucionar” la violencia de la segunda república lo que se hizo fue multiplicar por 10 el número medio de muertos por año durante más de 100 años.
La II República fue otro fracaso español, cierto, otro Estado fallido más, pero por favor, que no nos vengan los apologetas de la barbarie a decir que la mejor solución a esa violencia política era multiplicar el dolor y la muerte.
Llegamos al franquismo, un Estado rígido, autoritario, que no fuerte y que no unido. En la España franquista estaban los ESPAÑOLES (con mayúsculas) y los malos españoles. Los malos españoles eran los rojos, los demócratas en general (aunque fueran de derechas), los ateos/agnósticos, los homosexuales, los nacionalistas periféricos y básicamente cualquiera que no comulgara con los principios fundacionales del régimen. De nuevo otro Estado fallido, incapaz de integrar a la mayoría de las personas.
Y llegamos a la “modélica” transición, que tiene similitudes y líneas paralelas con la Restauración borbónica de 1875, la historia es así de caprichosa, 100 años después llegó al trono el bisnieto de Alfonso XII.
La transición funcionó bien, en base a dos premisas, los rojos se olvidaban de 40 años de represión y humillación y el franquismo se integraba en el sistema democrático. No hubo depuración de jueces, militares o policías que participaron en la represión, pasaron a depender de la nueva estructura estatal, al disolverse la falange a muchos de sus cargos los convirtieron por arte de birlibirloque en funcionarios, ¡tachán!
La transición fue como un puente por el que antes solo pasaban coches y a partir de cierto momento dejaran circular también a camiones. Se suponía que con el tiempo se mejorarían los pilares, se ensancharían arcenes y se arreglarían los baches, mientras tanto la funcionalidad del puente dependía de que los que lo utilizaran condujeran con suma moderación.
Pero el puente no fue arreglado, someramente parcheado en algún caso y claro, la gente se cansó de ir despacio, después de tanto tiempo la solución provisional cada vez se mostraba más obsoleta e inútil. Además de que cada vez más gente pasaba de utilizar el puente y o bien utilizaba otros medios o bien no le dejaban pasar dependiendo de la carga que llevase.
SIGLO XXI
Nos encontramos de nuevo en una etapa donde el regeneracionismo costiano está de moda. De nuevo el gobierno intentará solucionar los problemas “desde arriba” y de nuevo fracasará, para reformar en serio y creíblemente la sociedad habría que desmontar los chiringuitos de los privilegiados, de los cuales ellos mismos forman parte.
España es un Estado fallido, a día de hoy el conjunto de España se empobrece día a día, lo cual lleva a la desesperanza, al cabreo y a la descohesión. España, otra vez y si en alguna ocasión había dejado de estarlo, está desprestigiada. El lema catalán de “Independencia para cambiarlo todo” es bastante significativo. Si España no funciona como debería y si se considera que ya se ha hecho lo suficiente, es normal que entre la gente surja la alternativa de quererse salir del cortijo de los de siempre. Otra cosa es que el nuevo minicortijo vaya a ser mucho mejor, pero ese ya es otro tema.
La gente de los territorios sin una identidad propia que les empuje fuera de la idea de España, siguen la política desesperanzados, los griegos hablaban de un triángulo: democracia, demagogia y dictadura, de momento la democracia en su sentido etimológico brilla por su ausencia, la demagogia asoma sus orejas y lo que esté por venir todavía no lo sabemos.
España no está bien en la actualidad, pero es que a lo tonto modorro llevamos así 200 años, al que le le guste la historia aquí va un repaso de las últimas dos centurias.
España siempre ha buscado su identidad y nuca la ha encontrado. Los Estados-nación europeos surgieron de reinos existentes, de territorios que se independizaron (normalmente de un imperio) o de la unificación de territorios independientes pero con unos lazos comunes.
Francia sería el ejemplo de Estado surgido de un reino “de toda la vida”, se supo reinventar en República tras el convulso imperio napoleónico e intentos de reinstaurar la monarquía. Grecia, que se independizó del Imperio Otomano buscó en su lengua, en su religión y en su pasado un espejo donde intentar construir un futuro, Alemania e Italia pasaron de la fragmentación a la unidad, buscando de nuevo un ideal en el pasado.
España entró en el siglo XIX de la mano de uno de los peores monarcas de la historia, aunque tampoco podemos olvidar que tuvo el apoyo de parte de la población y de una parte importante de las élites. Cierto que las élites más avanzadas fueron marginadas, perseguidas o se exiliaron por “afrancesados”.
SIGLO XIX
España podía haberse construido un futuro en base al pasado reciente, donde una buena parte de la población se sintió unida frente al enemigo común (los franceses), pero el nuevo monarca, en vez de intentar construir un reino nuevo, con el apoyo popular que tenía, utilizando el populismo de haber vencido al mayor ejército de la época y utilizar las partes positivas que suponían las ideas liberales de la Revolución Francesa, se enrocó, y tras haber estado fuera, tras saber que el pueblo se había desangrado en una brutal guerra, Fernando VII inició una nueva guerra interior, a la caza del disidente. Se logró imponer la Constitución de 1812 durante el trienio liberal (1820-1823), pero las potencias europeas apoyaron la reinstauración de un sistema absolutista, eso sí, le prohibieron que reinstaurase la Inquisición, porque las potencias europeas eran absolutistas, tradicionalistas y religiosas, pero es que ya en España se apuntaban maneras de ultramontanismo.
A la muerte de Fernando VII se podía haber iniciado un nuevo proceso constituyente, pero no, España quedó dividida en (mínimo) dos facciones, los liberales, bajo el cobijo de una reina no mucho mejor que su padre (Isabel II) y los carlistas. De estos episodios habría mucho que hablar, puesto que las explicaciones o los orígenes y causas del carlismo merecen un estudio aparte, pero la conclusión fue que no hubo una idea básica y general de qué es lo que debía ser España. La última guerra carlista (aunque ya mucho menos fuerte que las dos anteriores terminó en 1876).
Isabel II tuvo que salir por patas tras la revolución de 1868, a partir de ahí se iniciaron una serie de experimentos que no terminaron de cuajar, la monarquía constitucional de Amadeo I de Saboya no pudo ser. Las “élites” del país que dirigían el proceso marearon y putearon al nuevo monarca hasta que finalmente abdicó, la sociedad española tuvo momentos de cierta efervescencia, después de muchos años de represión se encontraba ante una situación nueva, nadie sabía exactamente por dónde ir, no hubo un liderazgo político sino múltiples liderazgos, fragmentación y el peso ideológico de la iglesia continuaba siendo brutal. La Primera República Española fue breve, con distintos episodios, como el mal explicado cantonalismo, que se ha vendido tradicionalmente como un proceso separatista centrífugo, cuando en realidad fue otro intento fallido de crear una nueva España federal desde la base, los cantonalistas, aunque se piense lo contrario, eran profundamente españoles.
Se llega a la restauración, más vale malo conocido que bueno por conocer, debió ser la opinión general, así que de nuevo los Borbones regresaron al trono de España. Algo aprendieron de sus errores, el carlismo excepto en las provincias vascongadas había desaparecido, en el País Vasco mutó desde un vizcaísmo inicial hasta un nacionalismo vasco en toda regla. En Navarra evolucionó hacia un navarrismo tradicionalista y españolista (siempre que no les tocaran los fueros). En Cataluña también se comienza a ver más allá de España, pero todavía a nivel muy tímido. La Renaixença catalana, centrada a nivel cultural y al principio casi folclórico fue evolucionando hasta dar apoyo a determinadas ideas políticas, pero eso ya lo veremos.
Alfonso XII llega en el momento justo, más inteligente que su madre y mejor aconsejado, alrededor de él se monta todo el tinglado que se vino a llamar “Restauración”, la monarquía constitucional era una fachada, hubo sufragio censitario hasta 1890, a partir de entonces se aprobó el sufragio universal masculino, pero las cosas no cambiaban mucho, las elecciones estaba amañadas, se produjo un turnismo que podía dar sensación de avance y cambio, pero que era en el fondo una pantomima. Aunque lo cierto es que el sistema fue funcionando y se produjeron distintos avances. En economía la industrialización, aunque tímidamente, fue avanzando, se iba produciendo un trasvase poblacional del campo a las ciudades y el excedente demográfico (que era abundante) iba encontrando su camino fuera del país, principalmente a Latinoamérica.
Alfonso XII tuvo la suerte de reinar pocos años, solamente 10, de 1875 a 1885, digo que tuvo la suerte porque le tocó bailar con la más guapa, una sociedad en calma (comparada con lo que había sido en el pasado) desarrollo económico moderado pero aceptable, estabilidad institucional y una maquinaria propagandística a su total servicio. A su muerte llegó la regencia de María Cristina (1885-1902) y allí llegó un golpe muy serio que hizo que la gente se diera cuenta de la realidad. A la regente le tocó sin comerlo ni beberlo una guerra con EE.UU. Y de esa guerra, de ese desastre, buena parte de la sociedad empezó a pedir cambios. Llegamos al regeneracionismo. Sí, el sistema canovista de la Restauración había fracasado, no había sabido renovarse, los vicios que tenía desde el principio habían aumentado, mientras que las virtudes, nacidas para solventar los problemas de una España muy distinta, habían menguado o desaparecido.
El desarrollo económico se vio afectado por la pérdida colonial, la industria española no podía absorber la cantidad de gente que se veía desplazada de los pueblos, la emigración no bastaba, la educación era más que deficiente, en 1900 casi el 60% de la población española era analfabeta (un 69,3% de las mujeres y un 77,2% de los hombres) estas diferencias a nivel provincial eran todavía más brutales. Decir simplemente que en Prusia 50 años antes (1850) el analfabetismo era de menos de un 30% de la población. Aunque esto variaba y hubo países desarrollados que hasta 1870-80 no introdujeron la enseñanza primaria gratuita y universal (como Francia o Gran Bretaña) las diferencias entre las tasas de analfabetismo seguían siendo abismales, la expresión ‘África comienza en los Pirineos’ surgió a finales del siglo XVIII o principios del XIX. Lo que en principio no era sino una exageración burlesca, fue ganando verosimilitud, a pesar de los “avances” la brecha entre España y la Europa del Norte a nivel cultural y económico fue enorme. En España, si pensamos en la generalización de la enseñanza primaria entramos en la segunda mitad del siglo XX.
El sistema de la Restauración continuó, renqueante, haciendo cada vez más aguas, los pucherazos y las manipulaciones de las elecciones no dejaban de ser la tapa de una olla a presión que bullía sin saber cuándo podía estallar. Con el inicio del reinado de Alfonso XIII (1902) se intentó la reforma del sistema “desde arriba”. Fue un fracaso, se intentaban mantener los privilegios de una parte de la sociedad y a cambio intentar implementar medidas reformistas, era un equilibrio imposible, al Pueblo las reformas le sabían a poco (o nada) a los privilegiados les asustaba que una masa enfurecida arrasase con lo existente y cortara cabezas al estilo de la Revolución Francesa (todavía muy presente porque no había ocurrido la revolución bolchevique).
SIGLO XX
España, en aras de buscar su ser más auténtico y con ganas de entrar de nuevo en el club europeo se lanzó a intentar controlar sus dominios coloniales, Guinea Ecuatorial y el Sahara Occidental no le dieron mayores problemas, pero Marruecos era otro cantar. Los habitantes de ese territorio eran orgullosos y combativos, no se consideraban para nada inferiores a los españoles que decían que eran sus colonizadores y desde el principio España (e incluso Francia) tuvo serios problemas con ese territorio.
En esa España ya de pandereta existía el servicio militar obligatorio, algo que se inició en época napoleónica y que en cierta medida ayudaba a ganar derechos ciudadanos. Es un proceso muy antiguo, les pasó a los plebeyos romanos, que luchaban en el ejército y después de dar su vida y sus haciendas por Roma, no tenían derechos políticos, así que iniciaron una serie de luchas en donde, al final, terminaron adquiriendo los derechos ciudadanos plenos. En la Europa del siglo XIX donde los Estados-nación se estaban construyendo surgió un Estado en cierta medida protector, sobre todo de aquellos que habían luchado por él, Bismarck estableció un sistema de pensiones para los mayores de 65 años (65 años era la esperanza media de vida en aquella época para un hombre).
Bien, en España no funcionaba exactamente así, mediante la modalidad de “redención a metálico y sustitución” los mozos que pagasen de 2.000 a 1.500 pesetas podían librarse de la mili. Es decir, que había un sistema para que los ricos se escaqueasen de la guerra. Esto funcionó hasta 1912, a partir de entonces, la gente adinerada que no quería ir a la guerra ya tenía que tirar de contactos, enchufismo y algún pequeño soborno para librar a sus hijos de destinos peligrosos.
Las elecciones como se ha dicho eran una pantomima, el partido conservador y el partido liberal se turnaban el poder, previo a las elecciones se ponían de acuerdo en el número de escaños que habían de sacar y el rey hacía de árbitro, el resto de partidos quedaban marginados, teniendo representaciones exiguas sacadas en las zonas urbanas del país, donde el caciquismo y el pucherazo eran difíciles de hacer funcionar. Esto cambió en Cataluña tras la ley de jurisdicciones de 1906, y en las elecciones de 1907 una amalgama de partidos (regionalistas, republicanos federalistas, carlistas, republicanos nacionalistas) logró 41 de los 44 diputados en Cataluña.
En 1909 acaeció la Semana Trágica en Barcelona, donde los obreros se sublevaron contra una orden del gobierno de movilizar a los reservistas (muchos de ellos padres de familia) para luchar en Marruecos contra los cabileños, que habían atacado una instalación minera de capital francés pero titularidad española, en manos del Conde de Romanones. La gente se cabreó mucho, los ricos se escaqueaban, los pobres después de haber hecho una mili de 4 años, los movilizaban de nuevo con un incierto futuro, sabiendo que si morían sus familias quedarían absolutamente desamparadas y encima para proteger los intereses financieros de una de las personas más ricas del país. “Ser un Romanones” se utilizaba en la época para hablar de alguien de inmensa fortuna.
Las clases pudientes, a salvo de morir despellejadas por un marroquí harto de los españolitos, apoyaban con fervor patriótico toda guerra contra los moros, la Iglesia en lugar de apoyar a la clase obrera desamparada apoyaba la idea de una nueva cruzada por el catolicismo en tierras ‘bárbaras’, no es de extrañar que algunos de los soldados embarcados en el puerto de Barcelona tiraran al mar los escapularios y medallitas que las pías aristócratas barcelonesas les habían dado generosamente, al tiempo que gritaban “Abajo la guerra” y “Qué vayan los ricos”.
Por no extendernos más, esto llevó a una huelga que degeneró en conflictos y revueltas callejeras en Barcelona, donde el componente anticlerical surgió y se produjo la quema y saqueo de iglesias y conventos.
10.000 soldados ocuparon la ciudad y pusieron fin a las revueltas. La represión fue dura, se detuvo a varios millares de personas, de las que 2000 fueron procesadas, resultando 175 penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y 5 condenas a muerte. Además se clausuraron los sindicatos y se ordenó el cierre de las escuelas laicas.
En lugar de ir al origen de los disturbios, las desigualdades y la injusticia, se asumió que lo que estaba bien era la política del gobierno y que lo que había que hacer era castigar a los disidentes.
Me he entretenido en este episodio porque es el modelo arquetípico de cómo funcionó durante el siglo XX el poder en España, represión y violencia contra el diferente, sin piedad y sobre todo sin ir a la base de los problemas.
Hubo una pequeña tregua económica, la neutralidad española durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) hizo que las potencias beligerantes compraran de todo a España a casi cualquier precio. Se enriquecieron los de siempre (y mucho) los precios de los alimentos y otros elementos básicos subieron enormemente, pero al menos había trabajo y llegaba dinero. Cuando la guerra acabó los países europeos dejaron de comprar a España, los precios se mantuvieron, los que especularon se pudieron retirar con una buena ganancia pero el conjunto de la sociedad (obreros y campesinos) terminaron empobrecidos.
Después del fracaso del sistema canovista, el ejército, la burguesía y por supuesto Alfonso XIII, encontraron la solución en una dictadura (1923). Primo de Rivera, “mi pequeño Mussolini” llegó a decir de él el monarca. La intención era “poner en orden el país”, pero no se consiguió, tras distintas etapas el sistema político-monárquico español, altamente desprestigiado, se derrumbó en 1931, llegando la II República española.
Mucho se ha hablado (y más que se hará) sobre la república. Lo que no cabe duda es que fue otro Estado fallido, incapaz de integrar al conjunto de los españoles en una empresa común, de nuevo el sectarismo imperó y se tendió a aplicar la filosofía de “el juego es mío y las reglas son las que yo diga”.
Simplemente, a pesar de los pesares, es necesario romper una lanza a favor de la República. Su excepcionalidad no fue la violencia política, en otros países europeos también pasó. Sí que fue un intento de una nueva forma de España, pero no fue posible, de nuevo otro fallo histórico. Tuvo múltiples dificultades, hubo un golpe de Estado fallido del general Sanjurjo en agosto de 1932, una revolución cuyo foco principal estuvo en Asturies con intención de tomar el poder en octubre de 1934 y ya por fin un nuevo golpe de Estado fallido que terminó en guerra civil.
Hay que hacer notar que el clima de violencia política era grande, se calcula que en los 5 años aproximados de existencia de la república hubo unas 2.500 muertes por causas políticas. De ese total unas 2.000 son de la revolución de Asturies y de esas 2.000 más de 1.500 fueron de los mineros muertos en los combates y posterior represión. La violencia política era algo común en Europa, pero es cierto que en España era mayor, solo equiparable a los primeros años de la República de Weimar alemana, pero señalar esa violencia como la causa y la justificación del alzamiento y posterior represión franquista es una soberana estupidez.
El cómputo de muertes políticas durante la república incluyendo la revolución de Asturies hace una media de 500 muertes políticas por año. Una cifra muy alta, ciertamente, pero si tenemos en cuenta que para “solucionar” esa violencia (según los apologetas del alzamiento) se produjo una guerra civil en la que murieron más de medio millón de muertes (eso sin contar a los que no nacieron, los que marcharon al exilio y el empobrecimiento brutal que supuso para el conjunto de la población).
Pues bien, ahora cojamos esa cifra (más de medio millón de muertes directas) y la dividimos entre 100 años, ¿con qué nos encontramos? Con 5.000 muertos por año. Es decir, que para “solucionar” la violencia de la segunda república lo que se hizo fue multiplicar por 10 el número medio de muertos por año durante más de 100 años.
La II República fue otro fracaso español, cierto, otro Estado fallido más, pero por favor, que no nos vengan los apologetas de la barbarie a decir que la mejor solución a esa violencia política era multiplicar el dolor y la muerte.
Llegamos al franquismo, un Estado rígido, autoritario, que no fuerte y que no unido. En la España franquista estaban los ESPAÑOLES (con mayúsculas) y los malos españoles. Los malos españoles eran los rojos, los demócratas en general (aunque fueran de derechas), los ateos/agnósticos, los homosexuales, los nacionalistas periféricos y básicamente cualquiera que no comulgara con los principios fundacionales del régimen. De nuevo otro Estado fallido, incapaz de integrar a la mayoría de las personas.
Y llegamos a la “modélica” transición, que tiene similitudes y líneas paralelas con la Restauración borbónica de 1875, la historia es así de caprichosa, 100 años después llegó al trono el bisnieto de Alfonso XII.
La transición funcionó bien, en base a dos premisas, los rojos se olvidaban de 40 años de represión y humillación y el franquismo se integraba en el sistema democrático. No hubo depuración de jueces, militares o policías que participaron en la represión, pasaron a depender de la nueva estructura estatal, al disolverse la falange a muchos de sus cargos los convirtieron por arte de birlibirloque en funcionarios, ¡tachán!
La transición fue como un puente por el que antes solo pasaban coches y a partir de cierto momento dejaran circular también a camiones. Se suponía que con el tiempo se mejorarían los pilares, se ensancharían arcenes y se arreglarían los baches, mientras tanto la funcionalidad del puente dependía de que los que lo utilizaran condujeran con suma moderación.
Pero el puente no fue arreglado, someramente parcheado en algún caso y claro, la gente se cansó de ir despacio, después de tanto tiempo la solución provisional cada vez se mostraba más obsoleta e inútil. Además de que cada vez más gente pasaba de utilizar el puente y o bien utilizaba otros medios o bien no le dejaban pasar dependiendo de la carga que llevase.
SIGLO XXI
Nos encontramos de nuevo en una etapa donde el regeneracionismo costiano está de moda. De nuevo el gobierno intentará solucionar los problemas “desde arriba” y de nuevo fracasará, para reformar en serio y creíblemente la sociedad habría que desmontar los chiringuitos de los privilegiados, de los cuales ellos mismos forman parte.
España es un Estado fallido, a día de hoy el conjunto de España se empobrece día a día, lo cual lleva a la desesperanza, al cabreo y a la descohesión. España, otra vez y si en alguna ocasión había dejado de estarlo, está desprestigiada. El lema catalán de “Independencia para cambiarlo todo” es bastante significativo. Si España no funciona como debería y si se considera que ya se ha hecho lo suficiente, es normal que entre la gente surja la alternativa de quererse salir del cortijo de los de siempre. Otra cosa es que el nuevo minicortijo vaya a ser mucho mejor, pero ese ya es otro tema.
La gente de los territorios sin una identidad propia que les empuje fuera de la idea de España, siguen la política desesperanzados, los griegos hablaban de un triángulo: democracia, demagogia y dictadura, de momento la democracia en su sentido etimológico brilla por su ausencia, la demagogia asoma sus orejas y lo que esté por venir todavía no lo sabemos.
- Autentic
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"España va bien"
Amigo Florencio, pocas veces he visto un análisis mas certero de la situación en España, y sus causas.
Mucho me temo, que no va a ser de común aceptación, pero por lo menos yo, no tengo mas que expresar
que mi mas profundo respeto y admiración.
Menos forofismo futbolistico, y mas análisis critico, es precisamente lo que hace falta. Pero claro, entonces
no eres un buen Español, que según el Inclito, solo debía tener Fe, Fe, y Fe.
Un cordial saludo.
Mucho me temo, que no va a ser de común aceptación, pero por lo menos yo, no tengo mas que expresar
que mi mas profundo respeto y admiración.
Menos forofismo futbolistico, y mas análisis critico, es precisamente lo que hace falta. Pero claro, entonces
no eres un buen Español, que según el Inclito, solo debía tener Fe, Fe, y Fe.
Un cordial saludo.
El vientre de mi enemigo, sera la unica vaina para mi espada. Salut.
- Frank Sinatra
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"España va bien"
Me sumo a la felicitacion a Florencio y no agrego mas porque Autentic ya ha dicho lo que tambien pienso.
Saludos
Saludos
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"España va bien"
Claro que sí...tener dos siglos convulsos demuestran que se es un estado fallido...
Veamos ese gran ejemplo de "Estado Operacional" que has puesto, veamos esos dos últimos siglos de Francia...
Reino de Francia >> Revolución francesa >> Terror >> Directorio >> Consulado >> 1er Imperio >> Restauración monárquica (cien días incluidos) >> 2ª Republica >> 2º Imperio (comuna de Paris) >> 3ª Republica >> Vichy >> y 4º y 5ª Republica...
Veamos ese gran ejemplo de "Estado Operacional" que has puesto, veamos esos dos últimos siglos de Francia...
Reino de Francia >> Revolución francesa >> Terror >> Directorio >> Consulado >> 1er Imperio >> Restauración monárquica (cien días incluidos) >> 2ª Republica >> 2º Imperio (comuna de Paris) >> 3ª Republica >> Vichy >> y 4º y 5ª Republica...
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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"España va bien"
Eso no es un análisis de la situación, es un resumen histórico sesgado, que es distinto...Autentic escribió:Amigo Florencio, pocas veces he visto un análisis mas certero de la situación en España, y sus causas.
Un Estado fallido es aquel que
Pérdida de control físico del territorio, o del monopolio en el uso legítimo de la fuerza.
Erosión de la autoridad legítima en la toma de decisiones.
Incapacidad para suministrar servicios básicos.
Incapacidad para interactuar con otros Estados, como miembro pleno de la comunidad internacional.
Y España no ha perdido en control de ninguna parte de su territorio (que yo sepa las FCSE pueden entrar en cualquier zona, no como en Brasil con las fabelas o en Somalia con los señores de la guerra)
Se siguen tomando decisiones a diario
Los servicios básicos están garantizados, no ya a nivel medico, funcionarial, o policial, sino también de suministro de agua, gas, electricidad, etc.
Y qué yo sepa España es miembro de pleno derecho de la comunidad internacional, forma parte de la UE, la OTAN, etc., el presidente y el Rey son recibidos en todas partes, firma tratados continuamente...
así que por muchas pataletas que de Florencio, sigo esperando que de razones porque considera que España es un estado fallido... y lo siento poco, pero que la organización actual del estado o del gobierno no sean del gusto de uno no demuestra nada
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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"España va bien"
Disiento, demuestra que el adoctrinamiento funciona.
Ningún plan, por bueno que sea, resiste su primer recorte presupuestario.
- Sirarac
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"España va bien"
En lo único que no coincido es el análisis a partir de la Transición. Ha surgido la moda de que aquello era provisional, que si hacían falta reformas y tal. Y que como no se han hecho la gente está cabreada. Eso es mentira. Política y administrativamente la España de 1990 no tiene nada que ver con la de hoy en día. Las reformas y descentralización han sido muy considerables, poco más queda que descentralizar. Toda esta situación es bruto de la crisis económica más bestia desde el 27, no con que España sea un estado fallido. Y ahora, como las vacas gordas se han acabado, el pueblo se cabrea y busca a quien culpar. Y los previsibles cabezas de turco se buscan otros culpables. Y la respuesta esa de vamos a desmontar los chiringuitos de los privilegiados, ¿Cómo lo hacemos? Porque yo sólo oigo vamos a amenazar, a expropiar o a declarar la independencia. Métodos que como todos sabemos han triunfado.
Un saludo.
Un saludo.
"The best argument against democracy is a five-minute conversation with the average voter."
Winston Churchill
Winston Churchill
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"España va bien"
1º Reconozco que lo de Estado fallido es una provocación.
2º Historia convulsa tienen prácticamente todos los países europeos en los últimos 200 años.
Pero:
España no ha sabido crear una idea nacional englobadora. Las divisiones ideológicas (afrancesados-absolutistas, carlistas-isabelinos, republicanos-monárquicos, cantonalistas-centralistas, liberales-conservadores, anarquistas-fascistas, socialistas-peperos, podemitas-resto del mundo) en vez de enriquecer lo que han provocado han sido enfrentamientos en donde habitualmente se han salido con la suya los que han tenido la fuerza y no tanto la razón, dejando además de lado a la parte social más moderada.
Y esto se podrá discutir más o menos, pero el hecho es que he vivido fuera de España, he tratado con personas de distintas nacionalidades y si no hubiera problemas (podemos discutir su origen) de sentimiento e integración nacional no estaríamos hablando de esto y no habría tantos apartados en este foro tratando partes distintas de este poliédrico "problema".
¿Adoctrinamiento? No creo, fui educado en Aragón (que se caracteriza más bien por su nacionalismo aragonés) bajo el currículum de la EGB y dependiendo del ministerio español de educación y ciencia...
Saludos.
Florencio
2º Historia convulsa tienen prácticamente todos los países europeos en los últimos 200 años.
Pero:
España no ha sabido crear una idea nacional englobadora. Las divisiones ideológicas (afrancesados-absolutistas, carlistas-isabelinos, republicanos-monárquicos, cantonalistas-centralistas, liberales-conservadores, anarquistas-fascistas, socialistas-peperos, podemitas-resto del mundo) en vez de enriquecer lo que han provocado han sido enfrentamientos en donde habitualmente se han salido con la suya los que han tenido la fuerza y no tanto la razón, dejando además de lado a la parte social más moderada.
Y esto se podrá discutir más o menos, pero el hecho es que he vivido fuera de España, he tratado con personas de distintas nacionalidades y si no hubiera problemas (podemos discutir su origen) de sentimiento e integración nacional no estaríamos hablando de esto y no habría tantos apartados en este foro tratando partes distintas de este poliédrico "problema".
¿Adoctrinamiento? No creo, fui educado en Aragón (que se caracteriza más bien por su nacionalismo aragonés) bajo el currículum de la EGB y dependiendo del ministerio español de educación y ciencia...
Saludos.
Florencio
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"España va bien"
Si la cosa es saber hacia donde, hacia quién y como se dirige el adoctrinamiento.
Resulta curioso que se digan ciertas cosas....
Era lógico pensar hace 40 años que un Estado autonomista era suficiente ...
si ahora no...se entra en conflicto...porque la parte que unos quieren los otros no...y en eso se anda..
Dicho esto...si creo que España es un país con todos los condicionantes a su favor...para ser un país ilusionante...
Y por fin, Florencio...
si existen respuestas por parte de los que formanos parte del país español a tus cuestiones.
Ni hemos vivido (prácticamente nada) el franquismo, ni estoy descontento de donde vivo ni de como lo hago y considero a España el mejor país donde uno puede vivir.
Las desconexiones (que como bien dices, de producirse , no harían más que crear minicortijos)...para politicastros de tres al cuatro con ansia de poltrona...en forma de partido político jugando a mantener chollos.
Lo demás??...fuegos de artificio, y cabreos con situaciones políticas coyunturales.
saludos cordiales
Resulta curioso que se digan ciertas cosas....
Dudo mucho que Florencio plantee una cuestión de organización del Estado...sino de convencimiento del tipo de Estado...que se propone y se utiliza...Gaspacher escribió:...peEso no es un análisis de la situación, es un resumen histórico sesgado, que es distinto...Autentic escribió:Amigo Florencio, pocas veces he visto un análisis mas certero de la situación en España, y sus causas.
Un Estado fallido es aquel que
Pérdida de control físico del territorio, o del monopolio en el uso legítimo de la fuerza.
Erosión de la autoridad legítima en la toma de decisiones.
Incapacidad para suministrar servicios básicos.
Incapacidad para interactuar con otros Estados, como miembro pleno de la comunidad internacional.
Y España no ha perdido en control de ninguna parte de su territorio (que yo sepa las FCSE pueden entrar en cualquier zona, no como en Brasil con las fabelas o en Somalia con los señores de la guerra)
Se siguen tomando decisiones a diario
Los servicios básicos están garantizados, no ya a nivel medico, funcionarial, o policial, sino también de suministro de agua, gas, electricidad, etc.
Y qué yo sepa España es miembro de pleno derecho de la comunidad internacional, forma parte de la UE, la OTAN, etc., el presidente y el Rey son recibidos en todas partes, firma tratados continuamente...
así que por muchas pataletas que de Florencio, sigo esperando que de razones porque considera que España es un estado fallido... y lo siento poco, pero que la organización actual del estado o del gobierno no sean del gusto de uno no demuestra nada
Era lógico pensar hace 40 años que un Estado autonomista era suficiente ...
si ahora no...se entra en conflicto...porque la parte que unos quieren los otros no...y en eso se anda..
Dicho esto...si creo que España es un país con todos los condicionantes a su favor...para ser un país ilusionante...
Y por fin, Florencio...
si existen respuestas por parte de los que formanos parte del país español a tus cuestiones.
Ni hemos vivido (prácticamente nada) el franquismo, ni estoy descontento de donde vivo ni de como lo hago y considero a España el mejor país donde uno puede vivir.
Las desconexiones (que como bien dices, de producirse , no harían más que crear minicortijos)...para politicastros de tres al cuatro con ansia de poltrona...en forma de partido político jugando a mantener chollos.
Lo demás??...fuegos de artificio, y cabreos con situaciones políticas coyunturales.
saludos cordiales
Última edición por carlos perez llera el 22 Sep 2016, 16:47, editado 1 vez en total.
simplemente, hola
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"España va bien"
Ok...eso pasó en la transición??Florencio escribió:1º Reconozco que lo de Estado fallido es una provocación.
2º Historia convulsa tienen prácticamente todos los países europeos en los últimos 200 años.
Pero:
España no ha sabido crear una idea nacional englobadora. Las divisiones ideológicas (afrancesados-absolutistas, carlistas-isabelinos, republicanos-monárquicos, cantonalistas-centralistas, liberales-conservadores, anarquistas-fascistas, socialistas-peperos, podemitas-resto del mundo) en vez de enriquecer lo que han provocado han sido enfrentamientos en donde habitualmente se han salido con la suya los que han tenido la fuerza y no tanto la razón, dejando además de lado a la parte social más moderada.
Y esto se podrá discutir más o menos, pero el hecho es que he vivido fuera de España, he tratado con personas de distintas nacionalidades y si no hubiera problemas (podemos discutir su origen) de sentimiento e integración nacional no estaríamos hablando de esto y no habría tantos apartados en este foro tratando partes distintas de este poliédrico "problema".
¿Adoctrinamiento? No creo, fui educado en Aragón (que se caracteriza más bien por su nacionalismo aragonés) bajo el currículum de la EGB y dependiendo del ministerio español de educación y ciencia...
Saludos.
Florencio
o se miró para el mismo lado?'
saludos cordiales
simplemente, hola
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"España va bien"
Ya, ya he notado tu vuelta triunfal. Mira que poner a Grecia como ejemplo ... repasad, repasad su historia de los últimos 200 años, bate todos los récords .Florencio escribió:1º Reconozco que lo de Estado fallido es una provocación.
2º Historia convulsa tienen prácticamente todos los países europeos en los últimos 200 años.
Hay un chiste nórdico muy viejo. Se celebra un congreso internacional sobre los elefantes. En el mismo intervienen:... no estaríamos hablando de esto y no habría tantos apartados en este foro tratando partes distintas de este poliédrico "problema".
- Un académico alemán, que aparece con su obra de 25 tomos titulados "Introducción al estudio sistemático de los elefantes"
- Uno francés, con un elegante volumen sobre "El cortejo y las costumbres amatorias entre los elefantes africanos"
- Un inglés, con "Los elefantes que cacé durante mi estancia en la India" (os dije que era un chiste muy viejo, ¿no?)
- Uno sueco: "La organización política y social de los elefantes"
- El americano: "Cómo criar elefantes más grandes y fuertes"
. Un danés, con "50 recetas de cocina con carne de elefante"
- Y el representante noruego, con otra publicación de título "Noruega y los noruegos".
Pues los españoles somos iguales, nos encanta discutir sobre nosotros mismos a todas horas, aunque no venga al caso.
Un saludo
PD: El chiste lo puso uno de allá en un foro en inglés, donde los españoles, como de costumbre, nos metimos en otra de estas discusiones, para decirnos que éramos iguales que ellos.
PD2: Por supuesto, Noruega es otro estado fallido
Si Dios me hubiere consultado sobre el sistema del universo, le habría dado unas cuantas ideas (Alfonso X el Sabio)
Debemos perdonar a nuestros enemigos, pero nunca antes de que los cuelguen (H.Heine)
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"España va bien"
Estoy totalmente de acuerdo con tu definición de Estado fallido.Florencio escribió:España Estado fallido
España no está bien en la actualidad, pero es que a lo tonto modorro llevamos así 200 años, al que le le guste la historia aquí va un repaso de las últimas dos centurias.
España siempre ha buscado su identidad y nuca la ha encontrado...
Y también, con lo de que España no está bien en la actualidad.
La verdad, la firmeza, la lealtad, el honor,... y la obediencia, fama, honor y vida son caudal de pobres soldados; que en buena o mala fortuna la milicia no es más que una religión de hombres honrados
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