LA FRACTURA
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- Comandante
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LA FRACTURA
La Granja
Uruguay
A no mucha distancia de los edificios, había una pista de hierba de 800 metros de largo que permitía operar a los C-47 cedidos por los chilenos para dar descanso a los helicópteros españoles, que necesitaban una parada de mantenimiento tras la actividad de los dos días anteriores, en uno de los aviones llegó el presidente Baldomir con una comitiva gubernativa y policial para examinar por sí mismos las instalaciones y el material de "La Granja".
Estaban resueltos a desentrañar las maniobras políticas y administrativas que habían permitido que se construyese y operase clandestinamente una instalación así en territorio uruguayo, las detenciones de los dos días anteriores todavía no habían empezado a dar los frutos deseados, pues los interrogatorios solo estaban comenzando, pero se podía empezar a desenrollar la madeja y se estaban realizando nuevas detenciones, el presidente estaba especialmente interesado en tres policías del puesto de Tranqueras, detenidos a primera hora del día anterior por agentes venidos de la ciudad de Rivera con un destacamento de la Guardia Nacional, a los que el veterano comisario llegado desde Rivera les arrancó en cuestión de minutos la información sobre el paradero de dos de sus hombres desaparecidos meses atrás... una fosa junto a una de las pistas que llevaban al cercado de La Granja, según le habían contado, los guardias nacionales tuvieron que emplearse a fondo para reducir al viejo cuando por la tarde, fuera de si, intentó ejecutar a los detenidos junto a la fosa donde estaban desenterrando a sus hombres.
En cuanto llegó al edificio Sur, los funcionarios de la Policía Nacional le llevaron a la sala de control que un par de técnicos españoles continuaban inspeccionando y donde se reunieron con él los responsables de las indagaciones.
- Así que esto es lo que los españoles llaman una sala de control.
- Si, como puede ver por los monitores que están encendidos, desde aquí se podía vigilar visualmente gran parte del perímetro de la valla que habían extendido.
- Lo que me intriga es como tanto material y tan sofisticado ha podido salir de España sin el consentimiento de sus autoridades y no me malinterpreten, ya se que a nosotros nos han instalado lo que parece toda una base militar en mitad del país sin enterarnos, pero suponía que los españoles tendrían cierto control sobre su tecnología avanzada.
- Señor Presidente - Habló uno de los funcionarios españoles de la Misión de Instrucción Pública - la mayor parte del material que se ha utilizado aquí es de uso civil, el material informático es de uso común en españa y los materiales especiales de videovigilancia son productos especializados para el mercado civil al alcance de cualquier instalador, sofisticados pero al alcance de cualquier empresa o particular antes de la fractura, en realidad lo que más extraño nos ha resultado no es el material de videovigilancia e informático, que podría salir con facilidad del país de contrabando, sino cosas que parecen menos llamativas, como la malla metálica de la valla, el acero galvanizado, los perfiles de PVC y la gran cantidad de cable de cobre de varios tipos, elementos todos que son sin duda de fabricación española y de los que se han traído grandes cantidades que podrían haber llamado la atención.
- Entiendo, lo más llamativo no siempre es lo más importante. - Concluyó el presidente - ¿Que se está averiguando de la documentación?.
- Pues de momento no demasiado, a primera vista no hay documentación que vincule directamente la actividad de este complejo con nadie en particular, aunque de momento solo estamos clasificando los documentos para proceder a un examen minucioso posterior y podemos establecer ciertas relaciones aparentes a partir de alguna documentación bancaria y de la gestión de sus libros de registro de aprovisionamientos.
- Pero se podrá averiguar algo ¿o no?.
- Por supuesto, hay gran cantidad de documentación, pero hay que desentrañarla, ya conoce usted como son estas cosas, no hay un papel con una confesión firmada por los responsables con sus nombres y direcciones encima de la mesa.
- No quiere usted precipitarse, lo entiendo, pero, ¿hay o no hay una dirección clara hacia el origen de los probables responsables?.
- Parece haberla, y bastante clara, hacia un conjunto de empresas de capital extranjero, pero prefiero pecar de precavido, a finales de esta semana habremos revisado mucha más documentación y tendremos un informe serio que mostrarle.
Tas unos minutos, la comitiva abandonó finalmente el edificio Sur para dirigirse al edificio Norte, al frente, donde los agentes habían colocado una selección de las armas capturadas para su inspección por parte del presidente.
- ¿Qué sabemos de este armamento?.
- Hasta ahora poco más que lo que nos han dicho los españoles y los presos, las marcas de fabricación son norteamericanas, los españoles han identificado las armas como similares a modelos y tipos desarrollados en su línea temporal, en nuestro futuro, incluso los tipos de munición empleados son tipos comunes en su época pero que todavía no habían sido fabricados en la nuestra.
- ¿Se ha comprobado que realmente sean de factura norteamericana?.
- Los españoles tienen dudas, además de otras averiguaciones quieren hacer análisis metalúrgicos y de composición a los materiales de las armas, han solicitado permiso para trasladar un laboratorio a Montevideo para realizar las comprobaciones junto con personal uruguayo, entienden que podamos tener suspicacias al encontrar en nuestro país armamento que solo ellos podían conocer y fabricar.
- Bien, porque es un asunto muy delicado. ¿Qué hay de los prisioneros?.
- Están todos recluídos en las plantas superiores de los edificios, se les está interrogando e identificando poco a poco, se necesitará tiempo para terminar la labor, ¿quiere entrevistar a alguno?.
- No, quiero partir lo antes posible a Tranqueras, quiero entrevistar a esos policías detenidos antes de continuar viaje a Javier de Viana, no me interesan las motivaciones de unos mercenarios, pero sí quiero ver cara a cara a esos policías.
Uruguay
A no mucha distancia de los edificios, había una pista de hierba de 800 metros de largo que permitía operar a los C-47 cedidos por los chilenos para dar descanso a los helicópteros españoles, que necesitaban una parada de mantenimiento tras la actividad de los dos días anteriores, en uno de los aviones llegó el presidente Baldomir con una comitiva gubernativa y policial para examinar por sí mismos las instalaciones y el material de "La Granja".
Estaban resueltos a desentrañar las maniobras políticas y administrativas que habían permitido que se construyese y operase clandestinamente una instalación así en territorio uruguayo, las detenciones de los dos días anteriores todavía no habían empezado a dar los frutos deseados, pues los interrogatorios solo estaban comenzando, pero se podía empezar a desenrollar la madeja y se estaban realizando nuevas detenciones, el presidente estaba especialmente interesado en tres policías del puesto de Tranqueras, detenidos a primera hora del día anterior por agentes venidos de la ciudad de Rivera con un destacamento de la Guardia Nacional, a los que el veterano comisario llegado desde Rivera les arrancó en cuestión de minutos la información sobre el paradero de dos de sus hombres desaparecidos meses atrás... una fosa junto a una de las pistas que llevaban al cercado de La Granja, según le habían contado, los guardias nacionales tuvieron que emplearse a fondo para reducir al viejo cuando por la tarde, fuera de si, intentó ejecutar a los detenidos junto a la fosa donde estaban desenterrando a sus hombres.
En cuanto llegó al edificio Sur, los funcionarios de la Policía Nacional le llevaron a la sala de control que un par de técnicos españoles continuaban inspeccionando y donde se reunieron con él los responsables de las indagaciones.
- Así que esto es lo que los españoles llaman una sala de control.
- Si, como puede ver por los monitores que están encendidos, desde aquí se podía vigilar visualmente gran parte del perímetro de la valla que habían extendido.
- Lo que me intriga es como tanto material y tan sofisticado ha podido salir de España sin el consentimiento de sus autoridades y no me malinterpreten, ya se que a nosotros nos han instalado lo que parece toda una base militar en mitad del país sin enterarnos, pero suponía que los españoles tendrían cierto control sobre su tecnología avanzada.
- Señor Presidente - Habló uno de los funcionarios españoles de la Misión de Instrucción Pública - la mayor parte del material que se ha utilizado aquí es de uso civil, el material informático es de uso común en españa y los materiales especiales de videovigilancia son productos especializados para el mercado civil al alcance de cualquier instalador, sofisticados pero al alcance de cualquier empresa o particular antes de la fractura, en realidad lo que más extraño nos ha resultado no es el material de videovigilancia e informático, que podría salir con facilidad del país de contrabando, sino cosas que parecen menos llamativas, como la malla metálica de la valla, el acero galvanizado, los perfiles de PVC y la gran cantidad de cable de cobre de varios tipos, elementos todos que son sin duda de fabricación española y de los que se han traído grandes cantidades que podrían haber llamado la atención.
- Entiendo, lo más llamativo no siempre es lo más importante. - Concluyó el presidente - ¿Que se está averiguando de la documentación?.
- Pues de momento no demasiado, a primera vista no hay documentación que vincule directamente la actividad de este complejo con nadie en particular, aunque de momento solo estamos clasificando los documentos para proceder a un examen minucioso posterior y podemos establecer ciertas relaciones aparentes a partir de alguna documentación bancaria y de la gestión de sus libros de registro de aprovisionamientos.
- Pero se podrá averiguar algo ¿o no?.
- Por supuesto, hay gran cantidad de documentación, pero hay que desentrañarla, ya conoce usted como son estas cosas, no hay un papel con una confesión firmada por los responsables con sus nombres y direcciones encima de la mesa.
- No quiere usted precipitarse, lo entiendo, pero, ¿hay o no hay una dirección clara hacia el origen de los probables responsables?.
- Parece haberla, y bastante clara, hacia un conjunto de empresas de capital extranjero, pero prefiero pecar de precavido, a finales de esta semana habremos revisado mucha más documentación y tendremos un informe serio que mostrarle.
Tas unos minutos, la comitiva abandonó finalmente el edificio Sur para dirigirse al edificio Norte, al frente, donde los agentes habían colocado una selección de las armas capturadas para su inspección por parte del presidente.
- ¿Qué sabemos de este armamento?.
- Hasta ahora poco más que lo que nos han dicho los españoles y los presos, las marcas de fabricación son norteamericanas, los españoles han identificado las armas como similares a modelos y tipos desarrollados en su línea temporal, en nuestro futuro, incluso los tipos de munición empleados son tipos comunes en su época pero que todavía no habían sido fabricados en la nuestra.
- ¿Se ha comprobado que realmente sean de factura norteamericana?.
- Los españoles tienen dudas, además de otras averiguaciones quieren hacer análisis metalúrgicos y de composición a los materiales de las armas, han solicitado permiso para trasladar un laboratorio a Montevideo para realizar las comprobaciones junto con personal uruguayo, entienden que podamos tener suspicacias al encontrar en nuestro país armamento que solo ellos podían conocer y fabricar.
- Bien, porque es un asunto muy delicado. ¿Qué hay de los prisioneros?.
- Están todos recluídos en las plantas superiores de los edificios, se les está interrogando e identificando poco a poco, se necesitará tiempo para terminar la labor, ¿quiere entrevistar a alguno?.
- No, quiero partir lo antes posible a Tranqueras, quiero entrevistar a esos policías detenidos antes de continuar viaje a Javier de Viana, no me interesan las motivaciones de unos mercenarios, pero sí quiero ver cara a cara a esos policías.
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LA FRACTURA
"La Granja"
Uruguay
En cuanto el presidente y su comitiva abandonaron las instalaciones, unos en coche en dirección a Tranqueras, otros de vuelta a Montevideo en avión, los funcionarios continuaron con sus trabajos, en las dependencias que habían servido de oficinas de La Granja, los funcionarios españoles y uruguayos comprobaban los archivos;
- Ramiro, ¿Por qué no le ha dicho al presidente que hemos encontrado los títulos de propiedad y las transferencias de los terrenos?. - Preguntó Andrés al funcionario uruguayo -
- Ustedes también se han callado. - Respondió el uruguayo -
- No nos correspondía a nosotros informar a su presidente.
- Ya se, lo cierto es que de momento nada nos garantiza que los documentos sean verídicos.
- Pero habrá que comprobarlos, dos titulares tienen domicilio en Montevideo.
- Claro, pero con inteligencia, ¿quién nos asegura que los notarios y los funcionarios de registro que aparecen en los documentos hayan participado y no estén puestos solo por que sean falsos?, que de momento no sabemos ni si estos notarios existen o están inventados, o podemos perjudicar a quien no tiene parte.
- Habrá que comprobarlo en los registros, pero eso no es razón para no informar que tenemos los nombres de empresas extranjeras y de unos titulares con domicilio nacional.
- Mire, Andrés, igual al presidente sí lo informaba, pero no se si debo confiarme en alguno de la camarilla que le lleva, que por abrir la boca a ver si va a faltar un expediente del registro que nos haga falta, mejor calladito hasta que tengamos las cosas seguras.
-Ya entiendo, entonces, ¿como vamos a comprobar estos domicilios de Montevideo?.
Ramiro Montes era hombre meticuloso, y agudo.
- Tengo entendido que usted estuvo en la capital con la policía hasta hace unos días, ¿Tiene trato firme con alguno de los comisarios de la Jefatura?.
- ¡Hombre Ramiro!, que tienen ustedes unos procedimientos... ¡a sus años!..
- Las cosas están revueltas ahora, ¿tiene trato con algún comisario confiable o no?...
- Bueno, confiable o no, creo que a mi jefe le tienen cierto aprecio...
- Pues ya sabe lo que necesitamos, aparte de comprobar los domicilios, ustedes que tienen esas máquinas de copiar, copias de los Registros Generales de Poderes de Montevideo y Misiones de esas filiales estadounidenses y de la canadiense, y de los nombres que aparecen en los títulos, necesitamos las copias de estas transferencias y sus asientos en el Registro General de Traslaciones de Dominio, hay que comprobar que el notario de Misiones exista y conseguir la copia de esta...
- ¡Despacio, Ramiro!, despacio, a ver, vamos a ver lo que tenemos que buscar y miramos cómo lo pedimos.
Uruguay
En cuanto el presidente y su comitiva abandonaron las instalaciones, unos en coche en dirección a Tranqueras, otros de vuelta a Montevideo en avión, los funcionarios continuaron con sus trabajos, en las dependencias que habían servido de oficinas de La Granja, los funcionarios españoles y uruguayos comprobaban los archivos;
- Ramiro, ¿Por qué no le ha dicho al presidente que hemos encontrado los títulos de propiedad y las transferencias de los terrenos?. - Preguntó Andrés al funcionario uruguayo -
- Ustedes también se han callado. - Respondió el uruguayo -
- No nos correspondía a nosotros informar a su presidente.
- Ya se, lo cierto es que de momento nada nos garantiza que los documentos sean verídicos.
- Pero habrá que comprobarlos, dos titulares tienen domicilio en Montevideo.
- Claro, pero con inteligencia, ¿quién nos asegura que los notarios y los funcionarios de registro que aparecen en los documentos hayan participado y no estén puestos solo por que sean falsos?, que de momento no sabemos ni si estos notarios existen o están inventados, o podemos perjudicar a quien no tiene parte.
- Habrá que comprobarlo en los registros, pero eso no es razón para no informar que tenemos los nombres de empresas extranjeras y de unos titulares con domicilio nacional.
- Mire, Andrés, igual al presidente sí lo informaba, pero no se si debo confiarme en alguno de la camarilla que le lleva, que por abrir la boca a ver si va a faltar un expediente del registro que nos haga falta, mejor calladito hasta que tengamos las cosas seguras.
-Ya entiendo, entonces, ¿como vamos a comprobar estos domicilios de Montevideo?.
Ramiro Montes era hombre meticuloso, y agudo.
- Tengo entendido que usted estuvo en la capital con la policía hasta hace unos días, ¿Tiene trato firme con alguno de los comisarios de la Jefatura?.
- ¡Hombre Ramiro!, que tienen ustedes unos procedimientos... ¡a sus años!..
- Las cosas están revueltas ahora, ¿tiene trato con algún comisario confiable o no?...
- Bueno, confiable o no, creo que a mi jefe le tienen cierto aprecio...
- Pues ya sabe lo que necesitamos, aparte de comprobar los domicilios, ustedes que tienen esas máquinas de copiar, copias de los Registros Generales de Poderes de Montevideo y Misiones de esas filiales estadounidenses y de la canadiense, y de los nombres que aparecen en los títulos, necesitamos las copias de estas transferencias y sus asientos en el Registro General de Traslaciones de Dominio, hay que comprobar que el notario de Misiones exista y conseguir la copia de esta...
- ¡Despacio, Ramiro!, despacio, a ver, vamos a ver lo que tenemos que buscar y miramos cómo lo pedimos.
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- General de Ejército
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LA FRACTURA
Había empezado a soplar el viento del norte, que no solo hizo descender las de por sí ya bajas temperaturas de la ciudad minera sino que levantó la niebla que casi permanentemente cubre la región durante el invierno. Inmediatamente grupos de SS activaron los generadores de humo: había varios grupos y se encendían unos u otros dependiendo de los vientos dominantes.
La vaharada de humo químico llegó hasta el Obergruppenführer Dietrich, que se tapó la nariz con un pañuelo. Pero el mariscal Schörner empezó a toser, y el antiguo chofer decidió que era el momento de resguardarse. Llegaron al cercano edificio de origen medieval y se introdujeron en el mundo subterráneo que había bajo la montaña. Schörner refunfuñó, pero Dietrich pensó que bien valía soportar esa molestia en pro de la seguridad del Führer.
El general estaba cada vez más satisfecho del nuevo puesto de mando. Le había costado muchas discusiones pero por fin había conseguido que su admirado Hitler se trasladase al establecimiento subterráneo. Suponía que la muerte de Goebbels en el tercer gran ataque aéreo que había sufrido Berlín había sido determinante: los españoles estaban intentando matar al Führer y para ello atacaban las instalaciones subterráneas de la capital. Aunque Berlín era muy extenso, no había tantos rincones, y por lo visto los hispanos conocían la mayoría. En un primer momento se había pensado que bastaba con no construir los búnkeres en el punto original, pero el enemigo lo había previsto y dispersaba sus bombas perforantes alrededor de las localizaciones en las que en la anterior línea temporal hubo puestos de mando o túneles abandonados. Desde luego se hubiese podido cavar en cualquier punto de Berlín, pero para eso se necesitaba tiempo, y hasta octubre no habían empezado las obras en serio. Como si cavaban desde la superficie llamarían la anterior, a los ingenieros no se les había ocurrido mejor idea que partir de túneles abandonados del metro.
Pero los enemigos no eran tontos y tenían, por lo visto, planos de la red de metro berlinesa de ese futuro que ya no ocurriría. Les había bastado compararlos con mapas actuales y con los de principios de siglo para detectar puntos sospechosos, y si en ellos se detectaba actividad, lanzaban un gran ataque destinado a romper el techo de los refugios e inundarlos con líquidos incendiarios. Los dos primeros ataques, en Gesundbrunnen y en Tempelhoff, habían aplastado puestos de mando del ejército y de la Luftwaffe de importancia secundaria. Pero en la Blochplatz, lejos del centro se había establecido el puesto de mando desde el que debía dirigirse Berlín, y ahí estaba el Doctor Goebbels cuando las bombas estallaron en su interior sin dejar a nadie con vida. Se había podido estudiar una bomba que había fallado: un tubo de acero endurecido de apenas veinte centímetros, que según los expertos podía llegar a varios metros en el subsuelo. En Berlín no había nada que pudiese detener esas bombas.
Pero aquí Hitler estaba protegido por doscientos metros de roca. Además las antiguas minas tenían miles de metros de túneles que cualquier atacante tendría que revisar. Eso, si conseguía derrotar al regimiento Leibstandarte que había tomado la cercana ciudad y las montañas. Las instalaciones mineras eran, además, una excelente cobertura para los movimientos de camiones y trenes, y una precaución adicional había sido establecer los emisores de radio a varios kilómetros de distancia, conectados mediante teléfonos y telégrafos. Para despistar más a los españoles, se había elegido un complejo en el que se extraían metales pesados muy tóxicos, donde a nadie se le ocurriría esconderse. Pero también había galerías de las que se habían extraído yesos, que eran muy secas y completamente seguras.
Tu regere imperio fluctus Hispane memento
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- Comandante
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LA FRACTURA
Tranqueras
Puesto de policía.
Los coches se detuvieron ante la comisaría, y el Presidente entró para exigir ver a los detenidos... que para su extrañeza estaban custodiados por los guardias nacionales y no por los policías venidos de Rivera, en cuanto se abrió la puerta lo entendió...
- ¿Pero qué ha pasado con estos hombres?, ¡Por Dios!, ¡parece que les haya arrollado un tren!. ¿Quién ha sido?.
- El comisario y sus hombres, señor, durante el interrogatorio. - Respondió uno de los venezolanos -
- Eso es un cuento, me han informado que estos hombres se tenían perfectamente en pie cuando se abrió la fosa.
- Me limito a custodiar a los detenidos, señor. - Contestó el guardia -
- Entiendo, ¿donde está el comisario?.
- Acompañeme, Excelentísimo, está custodiado en el despacho. - Indicó el cabo de la Guardia Nacional -
Tras la puerta, sentado, estaba el viejo comisario, se le veía cansado.
- Comisario, ¿qué ha ocurrido con esos hombres?.
- Se les ha interrogado y se les ha dado el tratamiento que se les debe, Presidente...
- ¿Interrogado?, ¡Por Dios bendito!, parecen tres moribundos, no están en condiciones de hablar...
- Ya han dicho todo lo que tenían que decir, señor, que no era tanto.
- ¿Sí?, ¿y qué es lo que ha averiguado?.
- Que no son más que unos pelotudos que poco saben, les contrató un yanqui con mucho dinero y muchos hombres, les pagó buena plata y cuando empezaron a apalear vecinos ya no podían rajarse o los muertos serían ellos.
- ¿Y esa es razón para apalearlos hasta la muerte?...
- ¡Oh!, ¿Hasta la muerte ha dicho?, ¡que den gracias a Dios por los venezolanos!, que no me han dejado hacerles ni una pizca de lo que han comprado esos aceitados.
- Entiendo perfectamente su disgusto por haber perdido a sus hombres, pero eso..
- No se haga el sabido conmigo, Presidente, ¿o no ha mandado usted el cuerpo con mano de hierro cuando ha querido?..
- ¿Ha bebido usted, comisario?.
- Sí, ¡estoy mamado!, Presidente.
- Se abrirá un expediente por estos actos, comisario..
- Hagan lo que quieran, pueden fusilarme ya, que este viejo comisario está requemado, Presidente...
- Vámonos.
El presidente y su comitiva salió a toda prisa en dirección al pueblo de Javier de Viana, querían llegar por la tarde.
- ¿Qué va a hacer con el comisario, Presidente?. - Preguntó el Coronel -
- ¿Con el comisario?, Nada, ¿qué quiere que haga?.
- Ha maltratado a los detenidos...
- ¿A los detenidos?, ¿a esas almas podridas?... por lo que sabemos ellos habían dado palizas tremendas a pobres ciudadanos y se ha comprobado que han asesinado y enterrado a los agentes de policía y aún así llegarán a su juicio...
- Yo les habría mandado fusilar en el acto..
- ¿Y usted espera que sancione al comisario?, habrá un expediente y se le dará el retiro, nada más, que esta no será la peor cosa que hayamos consentido.
El viaje hacia Javier continuaba a toda velocidad, los militares deseaban comprobar el convoy de vehículos, y el presidente quería saber qué se habría averiguado a partir de los prisioneros.
Puesto de policía.
Los coches se detuvieron ante la comisaría, y el Presidente entró para exigir ver a los detenidos... que para su extrañeza estaban custodiados por los guardias nacionales y no por los policías venidos de Rivera, en cuanto se abrió la puerta lo entendió...
- ¿Pero qué ha pasado con estos hombres?, ¡Por Dios!, ¡parece que les haya arrollado un tren!. ¿Quién ha sido?.
- El comisario y sus hombres, señor, durante el interrogatorio. - Respondió uno de los venezolanos -
- Eso es un cuento, me han informado que estos hombres se tenían perfectamente en pie cuando se abrió la fosa.
- Me limito a custodiar a los detenidos, señor. - Contestó el guardia -
- Entiendo, ¿donde está el comisario?.
- Acompañeme, Excelentísimo, está custodiado en el despacho. - Indicó el cabo de la Guardia Nacional -
Tras la puerta, sentado, estaba el viejo comisario, se le veía cansado.
- Comisario, ¿qué ha ocurrido con esos hombres?.
- Se les ha interrogado y se les ha dado el tratamiento que se les debe, Presidente...
- ¿Interrogado?, ¡Por Dios bendito!, parecen tres moribundos, no están en condiciones de hablar...
- Ya han dicho todo lo que tenían que decir, señor, que no era tanto.
- ¿Sí?, ¿y qué es lo que ha averiguado?.
- Que no son más que unos pelotudos que poco saben, les contrató un yanqui con mucho dinero y muchos hombres, les pagó buena plata y cuando empezaron a apalear vecinos ya no podían rajarse o los muertos serían ellos.
- ¿Y esa es razón para apalearlos hasta la muerte?...
- ¡Oh!, ¿Hasta la muerte ha dicho?, ¡que den gracias a Dios por los venezolanos!, que no me han dejado hacerles ni una pizca de lo que han comprado esos aceitados.
- Entiendo perfectamente su disgusto por haber perdido a sus hombres, pero eso..
- No se haga el sabido conmigo, Presidente, ¿o no ha mandado usted el cuerpo con mano de hierro cuando ha querido?..
- ¿Ha bebido usted, comisario?.
- Sí, ¡estoy mamado!, Presidente.
- Se abrirá un expediente por estos actos, comisario..
- Hagan lo que quieran, pueden fusilarme ya, que este viejo comisario está requemado, Presidente...
- Vámonos.
El presidente y su comitiva salió a toda prisa en dirección al pueblo de Javier de Viana, querían llegar por la tarde.
- ¿Qué va a hacer con el comisario, Presidente?. - Preguntó el Coronel -
- ¿Con el comisario?, Nada, ¿qué quiere que haga?.
- Ha maltratado a los detenidos...
- ¿A los detenidos?, ¿a esas almas podridas?... por lo que sabemos ellos habían dado palizas tremendas a pobres ciudadanos y se ha comprobado que han asesinado y enterrado a los agentes de policía y aún así llegarán a su juicio...
- Yo les habría mandado fusilar en el acto..
- ¿Y usted espera que sancione al comisario?, habrá un expediente y se le dará el retiro, nada más, que esta no será la peor cosa que hayamos consentido.
El viaje hacia Javier continuaba a toda velocidad, los militares deseaban comprobar el convoy de vehículos, y el presidente quería saber qué se habría averiguado a partir de los prisioneros.
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LA FRACTURA
Uruguay
Marzo de 1942
La constatación de que se había estado entrenando un verdadero ejército clandestino, con armamento moderno, en el interior del Uruguay provocó una convulsión en todo el continente, pero sobre todo resultó demoledor para aquellos que constituían las bases del sector más reaccionario de la clase política del país, particularmente entre los militares la revelación de que aquella poderosa fuerza armada había sido creada expresamente para aplastar al pequeño ejército uruguayo provocó una conmoción que removió los cimientos de la institución.
Ante aquella realidad, que significaba que las corrientes reaccionarias habían estado dispuestas, con ayuda externa, a "conquistar" la nación por las armas para evitar una reforma constitucional pacífica, las iniciales resistencias y críticas ante la disolución de las cámaras y la detención de destacados miembros del senado y la administración cesaron con rapidez y se convirtieron en un apoyo mayoritario a una reforma constitucional que debía ir incluso más allá que la modificación del "golpe bueno" de la anterior línea temporal.
Ello tuvo como consecuencia añadida el que, a pesar de que las investigaciones avanzaban razonablemente rápido en las dos semanas posteriores a la "Batalla de Tres Cruces" gracias a que se pudo identificar a varias de las personas físicas y jurídicas que figuraban y actuaban como apoderadas de parte de las compañías utilizadas para gestionar y aprovisionar el "Ejército de La Granja", a lo largo de los días fuesen incrementándose los recursos de la investigación gracias a una marea de delaciones y declaraciones de "arrepentidos" y testigos que dieron un impulso decisivo a la desarticulación de parte de la red clandestina desplegada no solo en Uruguay, sino también en Argentina y Brasil.
Lamentablemente, la red de empresas terminaba, invariablemente en los Estados Unidos y Canadá, donde se encontraban radicadas las sociedades finales poseedoras de las participaciones tenedoras de todo el entramado societario. Sorprendentemente incluso en el caso de la empresa pesquera mixta hispano-uruguaya "Surpesca Mares del Sur Hispano-Uruguaya Inc." cuyos barcos fueron utilizados para transportar de contrabando una parte de los insumos y el personal procedentes de España, cuyas matrices, tanto española como uruguaya resultaban ser también propiedad de sociedades radicadas en Estados Unidos.
Mientras tanto, en España, el terremoto solo estaba comenzando, no solo resultaba inquietante la noticia de la destrucción de un ejercito clandestino en una nación soberana con la tradición de estabilidad de Uruguay, lo realmente grave era la confirmación de la participación de 59 ciudadanos españoles post fractura en él. Y todavía más grave era la situación civil de esos ciudadanos españoles, pues todos ellos figuraban como fallecidos o desaparecidos, con la desasosegante constatación de que 48 de ellos habían muerto, oficialmente, en operaciones o accidentes formando parte del ejército en la actual guerra.
De los 11 restantes, 2 habían sido miembros de la Guardia Civil y supuestamente habían sufrido muertes naturales, el resto eran civiles, 3 habrían fallecido, oficialmente, en accidentes de navegación en alta mar, pesqueros o mercantes, 1 figuraba como desaparecido, 1 como fallecido en accidente aéreo recreativo y 4 figuraban como fallecidos en accidentes de tráfico. Y todo eso sin tener en cuenta los otros 16 ciudadanos españoles post fractura que habían sido detenidos en Uruguay, Argentina, Chile y Brasil formando parte de las redes clandestinas relacionadas con el "Ejército de La Granja".
Así, la lista provisional que tenía ante el indicaba:
Prisioneros en La Granja:
3 Españoles 2016.
4 Españoles 1942.
21 Estadounidenses.
9 Canadienses.
2 Británicos.
1 Francés.
463 Ciudadanos de diversos países de habla hispana (Incluidos 7 identificados provisionalmente como Haitianos).
Prisioneros de la "Batalla de Tres Cruces"
32 prisioneros ilesos:
8 Españoles 2016
6 Españoles 1940
11 Estadounidenses.
6 Canadienses.
1 Británico.
81 heridos:
19 Españoles 2016.
9 Españoles 1940.
34 Estadounidenses.
7 Canadienses.
3 Británicos.
4 Franceses.
2 Mexicanos.
3 Uruguayos.
Fallecidos en la "Batalla de Tres Cruces":
148 Fallecidos:
29 Españoles 2016.
12 Españoles 1940. (Provisionales)
109 Fallecidos con identidades y nacionalidades no confirmadas, provisionalmente identificados en base a testimonios de los prisioneros como:
51 Estadounidenses.
8 Canadienses.
11 Británicos.
7 Mexicanos.
12 Uruguayos.
6 Franceses.
1 Colombiano.
1 Venezolano.
12 No identificados.
Pero no terminaban ahí las preocupaciones, pues aquellos a quienes se les pudieron comprobar sus credenciales ficticias, ostentaban nuevas identidades falsas correspondientes a ciudadanos estadounidenses o canadienses, lo que, unido a la incautación de armamento moderno de factura aparentemente estadounidense y sin duda fabricado con asesoramiento español y de instalaciones y tecnología moderna utilizada para actividades clandestinas, dibujaban un panorama de muy difícil gestión política y diplomática.
La única buena noticia de toda la situación era el aparente exterminio de aquel ejército clandestino y la desarticulación de al menos parte de su estructura de inteligencia y mando, porque por lo demás, el escenario iba a ser muy complicado, era necesario gestionar con gran delicadeza los asuntos derivados;
-No se podría hacer pública, por el momento, la información de las identidades de los españoles post fractura fallecidos y detenidos, para la opinión pública, los españoles implicados que no ostentasen ciudadanías falsas, de momento serían solo eso, españoles en el exterior de los años 40, puesto que de todos modos, oficialmente todos estaban oficialmente fallecidos, para aquellos que tuviesen identidades falsas estadounidenses y canadienses, se acogerían estas como las válidas para su comunicación pública.
-Debían completarse todas las pruebas necesarias para confirmar la fabricación norteamericana del armamento y munición aprehendido, las pruebas de materiales, metalurgicas e isotópicas tenían que ser realizadas en Uruguay, en colaboración, con personal mixto y bajo la supervisión de comisiones especiales y secretas de los seis países, Uruguay, México, Venezuela, Argentina, Chile y España. Así que faltaban todavía varias semanas para pudiesen realizarse la mayor parte de las pruebas, pues los laboratorios debían ser creados ex-novo y gran parte del material y casi todo el personal estaba siendo transportado desde España o formado en Uruguay.
Solo tras confirmar sin duda alguna el origen de los materiales del armamento, se solicitaría la colaboración de los Estados Unidos en la investigación, imprescindible para continuar avanzando, pues gran parte de las pesquisas estaban ya estancadas al no poder continuar al "llegar" la pista a los EUA, pues no se podía investigar a las empresas y ciudadanos residentes en los Estados Unidos.
-La situación había puesto sobre la mesa la evidencia de que la iniciativa de las naciones hispanoamericanas amigas por su cuenta había sido decisiva, por ello debía potenciarse todo lo posible la capacidad de actuación multilateral que tan providencial había resultado, pues por ejemplo una intervención argentina hubiera podido dar lugar a un conflicto regional, mientras la intervención de actores ajenos al teatro como Venezuela y México otorgó legimidad y limpieza a la actuación.
Pero lo que más preocupaba en este momento al presidente Samitier de todo el peliagudo asunto destapado con los acontecimientos en Uruguay, era la duda de hasta donde podía estar comprometida su propia administración, pues ahora se imponía, entre otras, la investigación de los fallecimientos en operaciones militares desde la fractura y la aclaración de los procesos mediante los cuales decenas de ciudadanos españoles pudieron haber sido trasladados a la clandestinidad saltandose los controles del estado.
Marzo de 1942
La constatación de que se había estado entrenando un verdadero ejército clandestino, con armamento moderno, en el interior del Uruguay provocó una convulsión en todo el continente, pero sobre todo resultó demoledor para aquellos que constituían las bases del sector más reaccionario de la clase política del país, particularmente entre los militares la revelación de que aquella poderosa fuerza armada había sido creada expresamente para aplastar al pequeño ejército uruguayo provocó una conmoción que removió los cimientos de la institución.
Ante aquella realidad, que significaba que las corrientes reaccionarias habían estado dispuestas, con ayuda externa, a "conquistar" la nación por las armas para evitar una reforma constitucional pacífica, las iniciales resistencias y críticas ante la disolución de las cámaras y la detención de destacados miembros del senado y la administración cesaron con rapidez y se convirtieron en un apoyo mayoritario a una reforma constitucional que debía ir incluso más allá que la modificación del "golpe bueno" de la anterior línea temporal.
Ello tuvo como consecuencia añadida el que, a pesar de que las investigaciones avanzaban razonablemente rápido en las dos semanas posteriores a la "Batalla de Tres Cruces" gracias a que se pudo identificar a varias de las personas físicas y jurídicas que figuraban y actuaban como apoderadas de parte de las compañías utilizadas para gestionar y aprovisionar el "Ejército de La Granja", a lo largo de los días fuesen incrementándose los recursos de la investigación gracias a una marea de delaciones y declaraciones de "arrepentidos" y testigos que dieron un impulso decisivo a la desarticulación de parte de la red clandestina desplegada no solo en Uruguay, sino también en Argentina y Brasil.
Lamentablemente, la red de empresas terminaba, invariablemente en los Estados Unidos y Canadá, donde se encontraban radicadas las sociedades finales poseedoras de las participaciones tenedoras de todo el entramado societario. Sorprendentemente incluso en el caso de la empresa pesquera mixta hispano-uruguaya "Surpesca Mares del Sur Hispano-Uruguaya Inc." cuyos barcos fueron utilizados para transportar de contrabando una parte de los insumos y el personal procedentes de España, cuyas matrices, tanto española como uruguaya resultaban ser también propiedad de sociedades radicadas en Estados Unidos.
Mientras tanto, en España, el terremoto solo estaba comenzando, no solo resultaba inquietante la noticia de la destrucción de un ejercito clandestino en una nación soberana con la tradición de estabilidad de Uruguay, lo realmente grave era la confirmación de la participación de 59 ciudadanos españoles post fractura en él. Y todavía más grave era la situación civil de esos ciudadanos españoles, pues todos ellos figuraban como fallecidos o desaparecidos, con la desasosegante constatación de que 48 de ellos habían muerto, oficialmente, en operaciones o accidentes formando parte del ejército en la actual guerra.
De los 11 restantes, 2 habían sido miembros de la Guardia Civil y supuestamente habían sufrido muertes naturales, el resto eran civiles, 3 habrían fallecido, oficialmente, en accidentes de navegación en alta mar, pesqueros o mercantes, 1 figuraba como desaparecido, 1 como fallecido en accidente aéreo recreativo y 4 figuraban como fallecidos en accidentes de tráfico. Y todo eso sin tener en cuenta los otros 16 ciudadanos españoles post fractura que habían sido detenidos en Uruguay, Argentina, Chile y Brasil formando parte de las redes clandestinas relacionadas con el "Ejército de La Granja".
Así, la lista provisional que tenía ante el indicaba:
Prisioneros en La Granja:
3 Españoles 2016.
4 Españoles 1942.
21 Estadounidenses.
9 Canadienses.
2 Británicos.
1 Francés.
463 Ciudadanos de diversos países de habla hispana (Incluidos 7 identificados provisionalmente como Haitianos).
Prisioneros de la "Batalla de Tres Cruces"
32 prisioneros ilesos:
8 Españoles 2016
6 Españoles 1940
11 Estadounidenses.
6 Canadienses.
1 Británico.
81 heridos:
19 Españoles 2016.
9 Españoles 1940.
34 Estadounidenses.
7 Canadienses.
3 Británicos.
4 Franceses.
2 Mexicanos.
3 Uruguayos.
Fallecidos en la "Batalla de Tres Cruces":
148 Fallecidos:
29 Españoles 2016.
12 Españoles 1940. (Provisionales)
109 Fallecidos con identidades y nacionalidades no confirmadas, provisionalmente identificados en base a testimonios de los prisioneros como:
51 Estadounidenses.
8 Canadienses.
11 Británicos.
7 Mexicanos.
12 Uruguayos.
6 Franceses.
1 Colombiano.
1 Venezolano.
12 No identificados.
Pero no terminaban ahí las preocupaciones, pues aquellos a quienes se les pudieron comprobar sus credenciales ficticias, ostentaban nuevas identidades falsas correspondientes a ciudadanos estadounidenses o canadienses, lo que, unido a la incautación de armamento moderno de factura aparentemente estadounidense y sin duda fabricado con asesoramiento español y de instalaciones y tecnología moderna utilizada para actividades clandestinas, dibujaban un panorama de muy difícil gestión política y diplomática.
La única buena noticia de toda la situación era el aparente exterminio de aquel ejército clandestino y la desarticulación de al menos parte de su estructura de inteligencia y mando, porque por lo demás, el escenario iba a ser muy complicado, era necesario gestionar con gran delicadeza los asuntos derivados;
-No se podría hacer pública, por el momento, la información de las identidades de los españoles post fractura fallecidos y detenidos, para la opinión pública, los españoles implicados que no ostentasen ciudadanías falsas, de momento serían solo eso, españoles en el exterior de los años 40, puesto que de todos modos, oficialmente todos estaban oficialmente fallecidos, para aquellos que tuviesen identidades falsas estadounidenses y canadienses, se acogerían estas como las válidas para su comunicación pública.
-Debían completarse todas las pruebas necesarias para confirmar la fabricación norteamericana del armamento y munición aprehendido, las pruebas de materiales, metalurgicas e isotópicas tenían que ser realizadas en Uruguay, en colaboración, con personal mixto y bajo la supervisión de comisiones especiales y secretas de los seis países, Uruguay, México, Venezuela, Argentina, Chile y España. Así que faltaban todavía varias semanas para pudiesen realizarse la mayor parte de las pruebas, pues los laboratorios debían ser creados ex-novo y gran parte del material y casi todo el personal estaba siendo transportado desde España o formado en Uruguay.
Solo tras confirmar sin duda alguna el origen de los materiales del armamento, se solicitaría la colaboración de los Estados Unidos en la investigación, imprescindible para continuar avanzando, pues gran parte de las pesquisas estaban ya estancadas al no poder continuar al "llegar" la pista a los EUA, pues no se podía investigar a las empresas y ciudadanos residentes en los Estados Unidos.
-La situación había puesto sobre la mesa la evidencia de que la iniciativa de las naciones hispanoamericanas amigas por su cuenta había sido decisiva, por ello debía potenciarse todo lo posible la capacidad de actuación multilateral que tan providencial había resultado, pues por ejemplo una intervención argentina hubiera podido dar lugar a un conflicto regional, mientras la intervención de actores ajenos al teatro como Venezuela y México otorgó legimidad y limpieza a la actuación.
Pero lo que más preocupaba en este momento al presidente Samitier de todo el peliagudo asunto destapado con los acontecimientos en Uruguay, era la duda de hasta donde podía estar comprometida su propia administración, pues ahora se imponía, entre otras, la investigación de los fallecimientos en operaciones militares desde la fractura y la aclaración de los procesos mediante los cuales decenas de ciudadanos españoles pudieron haber sido trasladados a la clandestinidad saltandose los controles del estado.
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LA FRACTURA
—Tenemos cuatro lugares sospechosos más.
Alemania era sobrevolada una y otra vez tanto por los CRJ y Embraer equipados con cámaras fotográficas, como por CR.19A, versiones de reconocimiento del Northrop F-5 fabricadas en España. Los CR.19 eran prácticamente invulnerables a cazas y antiaéreos y podían realizar reconocimientos a cotas bajas a las que no podía arriesgarse los avión de pasaje modificados.
La panorámica de Alemania, cuando se volaba alto, era de un país que ardía. O al menos esa impresión daban las columnas de humo que se elevaban por doquier. Alguna era por el incendio de instalaciones industriales o militares, pero la mayoría por los generadores fumígenos que los nazis estaban instalando por casi todo el país. Los interrogatorios de prisioneros habían revelado el motivo: no tanto para impedir los reconocimientos aéreos, sino porque los alemanes creían que las bombas dirigidas españolas precisaban cielos despejados. Eso era una verdad a media: el rendimiento de las armas de guía por TV como el misil Tordo (copia del Maverick) o las bombas guiadas por láser, se degradaba por la niebla o el humo. Pero las bombas de guiado por GPS no dependían del tiempo. Algo que los alemanes aun no sabían porque, aunque esas bombas, cuyo coste era sensiblemente menor que el de otros sistemas, se estaban empleando en número cada vez mayor, se hacía exclusivamente en condiciones visuales en las que se podía lanzar bombas láser.
Mientras los alemanes, galantemente, marcaban las instalaciones que ellos consideraban más importantes con sus generadores de humo. Cuando se detectaba un nuevo centro emisor se revisaban las fotografías tomadas en los meses previos, las históricas de Alemania de la anterior línea temporal, y la documentación que hubiese sobre el lugar.
—A ver qué son esta vez.
Dos de ellos estaban en zonas industriales cercanas a minas de carbón. Casi seguro eran nuevas plantas de hidrogenación con las que los germanos intentaban conseguir unas gotas de gasolina. Eran muy importantes pero no tanto como el secreto de las bombas guiadas por GPS. Por eso el Ejército del Aire se haría el tonto y no las atacaría, sino que pasaría la información a la RAF, a la que le gustaba esparcir explosivos por media Alemania.
Otro emisor de humo estaba en Alta Silesia. Una rápida consulta mostró que los alemanes estaban metidos en algo muy gordo: la nube de humo cubría la mina de Schmiedeberg de la que se había extraído Uranio en los años cincuenta. Aunque se pensaba que la investigación nuclear alemana seguía estando muy retrasada, y aun necesitarían dos o tres años antes de poder fabricar un arma nuclear, Schmiedeberg pasó a una lista de objetivos prioritarios que serían atacados en cuanto se autorizase el empleo de bombas GPS.
—No sé qué es lo que estarán buscando aquí —dijo uno de los técnicos—. Según la enciclopedia, en Rammelsberg solo se extraía galena y plata ¿Son tan valiosos en tiempos de guerra?
—Todos los metales son valiosos, y el plomo es útil aunque solo sea para proyectiles de fusilería. La plata también tiene empleo en explosivos.
—Pero según el libro esta mina apenas producía en los años treinta, y fue cerrada a finales del siglo XX.
—Raro es, desde luego.
Rammelsberg pasó a otra lista, la de lugares que iban a precisar una mirada más detenida.
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LA FRACTURA
El pequeño motor producía un ruido agudo característico, que los alemanes habían aprendido a temer: se trataba de uno de esos avioncitos teledirigidos de reconocimiento. Eran peligrosos porque al no llevar piloto se atrevían a efectuar reconocimientos a alturas muy bajas y resultaba difícil ocultarse de ellos. Pero tampoco era conveniente dispararles, porque detrás de los avioncitos solía haber otros aparatos dispuestos a aniquilar a las posiciones que se delatasen. Además, tras estudiar algunos aparatos derribados, vieron que eran modelos de materiales ligeros de construcción tan sencilla que no valían ni el precio de los proyectiles empleados contra ellos. Lo único valioso era el sistema de control, pero los españoles empleaban unos “chips” miniaturizados que eran imposibles de reproducir.
Los soldados que servían los cañones antiaéreos siguieron el pequeño aparato con sus prismáticos, pero sin retirar las redes que cubrían los emplazamientos. Tenían orden de mantenerse en silencio salvo que recibiesen órdenes expresas. Aunque sufriesen un ataque directo, no tenían permiso para disparar sin autorización. Pues era más importante mantener el secreto de lo que defendían.
El general Dietrich también vio el dron. Un súbito cambio del viento había dejado la montaña unas horas sin la capa de humo que la escondía. Las nubes impedían la visita de los reactores españoles pero no de esos molestos zánganos. Pero el aparatito volaba sobre la vía del ferrocarril en dirección sudeste. Los ferrocarriles de la región, la ciudad de Nordhausen y sus minas cercanas llevaban días recibiendo las visitas de los avioncitos: según había oído, ahí se había construido una gran fábrica subterránea durante la anterior línea temporal. Los españoles lo sabían y esperaban que Alemania volviese a emplearla. Motivo más que sobrado para no escogerla como refugio. El paso de los aviones hizo pensar a Dietrich que descartar Mittelwerk había sido un acierto.
Sin embargo el objetivo del dron no había sido Mittelwerk sino Rammelsberg. Lo de volar sobre las vías y luego describir círculos sobre Nordhausen no había sido sino una finta. Pues era crucial que los alemanes no supieran que eran vigilados. Como tampoco sabían que los modernos sistemas de reconocimiento, que empleaban no solo el espectro visible sino el infrarrojo, podían detectar las posiciones escondidas y diferenciar entre la vegetación viva y la cortada empleada como camuflaje.
La grabación reveló la presencia de al menos una decena de posiciones camufladas. Algunas eran pequeñas, y parecían antiaéreos. Otras podrían ser los alojamientos de una fuerza de infantería bastante importante. Las diferencias de temperatura del suelo también mostraron que se habían construido refugios y trincheras por todo el bosque. Los analistas decidieron que Rammelsberg parecía estar protegido por al menos un batallón completo, seguramente más. Demasiado para una mina de plomo sin valor estratégico.
Esa noche un C-130 volando a alta cota pasó a varios kilómetros de la montaña. De él saltaron cuatro hombres que poco después abrieron sus paracaídas. Guiándose por las indicaciones de sus GPS, y empleando gafas intensificadoras de luz se dirigieron a un claro entre los bosques. Una vez allí escondieron los paracaídas y parte del equipo, tomaron sus mochilas y se prepararon para una larga y fatigosa marcha nocturna.
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LA FRACTURA
Bahía de los abrigos
Lafonia, Isla Soledad
Malvinas
Desde la "Batalla de Tres Cruces", el Teniente Díaz y sus hombres no habían tenido mucho descanso, sin embargo, esta vez la tarea era compleja, y peligrosa, en más de un aspecto.
Durante las dos últimas semanas se había avanzado bastante en las investigaciones, pues si bien durante los primeros días los interrogatorios no obtenían más que información de interés secundario, la gran cantidad de documentación intervenida en "La Granja" pronto empezó a dar frutos, permitiendo obtener el bosquejo del organigrama de la organización que, poco a poco, permitió dirigir con verdadera eficacia los interrogatorios de los prisioneros, pero en todo caso, las verdaderas fuentes de conocimiento habían resultado ser los registros públicos, cuya utilidad se incrementaba con la documentación incautada en cada una de las operaciones de registro efectuadas desde entonces, pero cada documento que permitía vincular una persona o sociedad, daba lugar a un nuevo hilo que podía ser trazado a partir de sus actividades burocráticas y administrativas, y de los testimonios, claro, que si ya los uruguayos eran expeditivos, muy años 40, a la hora de hacer interrogatorios, después del asunto del "Ejército de La Granja" tenían muy pocos miramientos y aún menos paciencia con según qué detenidos, por lo que tenían que ser estrechamente controlados por los venezolanos y españoles para evitar excesos.
Claro está que, para los españoles resultaba un suplicio investigar sobre sistemas de archivo y registro de los años 40, pero la información es información, esté esta en papel o en tablillas de arcilla, y una vez obtenida, su procesamiento es lo que obtiene el jugo.
Y por eso estaba el Teniente Díaz con sus hombres, tumbado entre la fría hierba y oculto bajo un poncho de camuflaje que nunca hubiese esperado haber tenido que usar, esperando el momento de asaltar, nada más y nada menos que un desangelado pueblo-factoría batido por el viento en la Islas Malvinas, y sin haber pedido permiso a los británicos, nada menos... si es que.. pensaba Samuel Díaz, el día que se les acabase la suerte, el "bofetón" se iba a oír en las antípodas.
En esta ocasión contaba con seis nuevos Guardias Civiles llegados de la península, pues desde lo de Tres Cruces se había creado una comisión gubernativa bajo el control directo del presidente que debía supervisar y coordinar las operaciones, además de su equipo original de seis hombres, y además en esta ocasión 52 infantes de marina, faltaban minutos para iniciar el asalto.
Su objetivo era el asentamiento factoría de Brazo Norte, en la Bahía de los Abrigos, la compañía pesquera "Surpesca Mares del Sur Hispano-Uruguaya Inc. tenía establecido allí un puesto de abrigo y además, de las pesquisas se había encontrado que las sociedades que controlaban el entramado, también habían adquirido la totalidad de la "Falklands Islands Company", con lo que, de facto, toda la parte sur de la Isla Soledad, la Lafonia, era prácticamente de su propiedad.
Siete días atrás, un equipo de reconocimiento de infantería de marina había sido infiltrado en la Bahía para confirmar la actividad de la población, con el resultado de que se comprobó fehacientemente que la población tenía una numerosa guardia fuertemente armada, en su amarradero se habían refugiado los barcos de la compañía pesquera huidos de Argentina y Chile y había una actividad frenética en la potente estación de radio, había una gran antena de onda corta, las emisiones estaban codificadas, por eso la captura de las instalaciones intactas con sus equipos y software de cifra funcionando bien valía el riesgo de un problema con los brits...
Así que allí estaban, tras una noche de marcha agotadora desde el punto en el que los helicópteros les descargaron, en una aproximación de alto riesgo, pues el acercamiento de los BAM y los viajes de los helicópteros trasladando a los hombres podía haber sido detectado por la Royal Navy, todo un día ocultos entre la dura hierba de la estepa austral, y media noche de marcha nuevamente hacia sus posiciones de asalto, donde ahora esperaban el momento de asaltar la estación emisora y el pueblo, que sería justo antes de amanecer, solo unos segundos después de establecer el enlace de satélite para enviar la señal de inicio del asalto...
Dicha señal tan solo tenía la finalidad de servir de aviso para que se iniciasen las formalidades destinadas a comunicar al gobierno británico las intenciones españolas de realizar una operación policial relacionada con los sucesos de Uruguay, en las Islas Malvinas... obviamente no se les iba a decir que ya se había iniciado esta, ya se vería como iba a salir la cosa.
Muchos "güevos" se le están echando al asunto, pensaba el Teniente Díaz mientras se preparaba el envío de la transmisión.
Lafonia, Isla Soledad
Malvinas
Desde la "Batalla de Tres Cruces", el Teniente Díaz y sus hombres no habían tenido mucho descanso, sin embargo, esta vez la tarea era compleja, y peligrosa, en más de un aspecto.
Durante las dos últimas semanas se había avanzado bastante en las investigaciones, pues si bien durante los primeros días los interrogatorios no obtenían más que información de interés secundario, la gran cantidad de documentación intervenida en "La Granja" pronto empezó a dar frutos, permitiendo obtener el bosquejo del organigrama de la organización que, poco a poco, permitió dirigir con verdadera eficacia los interrogatorios de los prisioneros, pero en todo caso, las verdaderas fuentes de conocimiento habían resultado ser los registros públicos, cuya utilidad se incrementaba con la documentación incautada en cada una de las operaciones de registro efectuadas desde entonces, pero cada documento que permitía vincular una persona o sociedad, daba lugar a un nuevo hilo que podía ser trazado a partir de sus actividades burocráticas y administrativas, y de los testimonios, claro, que si ya los uruguayos eran expeditivos, muy años 40, a la hora de hacer interrogatorios, después del asunto del "Ejército de La Granja" tenían muy pocos miramientos y aún menos paciencia con según qué detenidos, por lo que tenían que ser estrechamente controlados por los venezolanos y españoles para evitar excesos.
Claro está que, para los españoles resultaba un suplicio investigar sobre sistemas de archivo y registro de los años 40, pero la información es información, esté esta en papel o en tablillas de arcilla, y una vez obtenida, su procesamiento es lo que obtiene el jugo.
Y por eso estaba el Teniente Díaz con sus hombres, tumbado entre la fría hierba y oculto bajo un poncho de camuflaje que nunca hubiese esperado haber tenido que usar, esperando el momento de asaltar, nada más y nada menos que un desangelado pueblo-factoría batido por el viento en la Islas Malvinas, y sin haber pedido permiso a los británicos, nada menos... si es que.. pensaba Samuel Díaz, el día que se les acabase la suerte, el "bofetón" se iba a oír en las antípodas.
En esta ocasión contaba con seis nuevos Guardias Civiles llegados de la península, pues desde lo de Tres Cruces se había creado una comisión gubernativa bajo el control directo del presidente que debía supervisar y coordinar las operaciones, además de su equipo original de seis hombres, y además en esta ocasión 52 infantes de marina, faltaban minutos para iniciar el asalto.
Su objetivo era el asentamiento factoría de Brazo Norte, en la Bahía de los Abrigos, la compañía pesquera "Surpesca Mares del Sur Hispano-Uruguaya Inc. tenía establecido allí un puesto de abrigo y además, de las pesquisas se había encontrado que las sociedades que controlaban el entramado, también habían adquirido la totalidad de la "Falklands Islands Company", con lo que, de facto, toda la parte sur de la Isla Soledad, la Lafonia, era prácticamente de su propiedad.
Siete días atrás, un equipo de reconocimiento de infantería de marina había sido infiltrado en la Bahía para confirmar la actividad de la población, con el resultado de que se comprobó fehacientemente que la población tenía una numerosa guardia fuertemente armada, en su amarradero se habían refugiado los barcos de la compañía pesquera huidos de Argentina y Chile y había una actividad frenética en la potente estación de radio, había una gran antena de onda corta, las emisiones estaban codificadas, por eso la captura de las instalaciones intactas con sus equipos y software de cifra funcionando bien valía el riesgo de un problema con los brits...
Así que allí estaban, tras una noche de marcha agotadora desde el punto en el que los helicópteros les descargaron, en una aproximación de alto riesgo, pues el acercamiento de los BAM y los viajes de los helicópteros trasladando a los hombres podía haber sido detectado por la Royal Navy, todo un día ocultos entre la dura hierba de la estepa austral, y media noche de marcha nuevamente hacia sus posiciones de asalto, donde ahora esperaban el momento de asaltar la estación emisora y el pueblo, que sería justo antes de amanecer, solo unos segundos después de establecer el enlace de satélite para enviar la señal de inicio del asalto...
Dicha señal tan solo tenía la finalidad de servir de aviso para que se iniciasen las formalidades destinadas a comunicar al gobierno británico las intenciones españolas de realizar una operación policial relacionada con los sucesos de Uruguay, en las Islas Malvinas... obviamente no se les iba a decir que ya se había iniciado esta, ya se vería como iba a salir la cosa.
Muchos "güevos" se le están echando al asunto, pensaba el Teniente Díaz mientras se preparaba el envío de la transmisión.
Última edición por cornes el 14 Nov 2016, 13:01, editado 1 vez en total.
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LA FRACTURA
Buenos Aires
Embajada española
Delegación del SEPIE
Marzo de 1942
Santiago Fortes había vuelto a Buenos Aires por unas horas, al entrar a la embajada buscó directamente el despacho que había ocupado en su temporada en la ciudad;
- Buenos días, Doctor Korczak - Saludó Santiago desde el dintel desde la puerta del despacho -
- Buenos días, señor Fortes, qué alegría verle. ¿Quiere que le informe sobre el estado de la Misión Educativa?.
- No, Doctor, he venido para pedirle un favor.
- Pues, como dicen en España, "usted dirá" y si está en mi mano se hará.
- Está bien, supongo que está usted al tanto de los sucesos del Uruguay.
- Pues claro, recuerde que me ha encargado la coordinación de todo el personal, señor fortes, incluído el de La Compañía.
- Lo siento, era una introducción retórica.. iré al grano, las investigaciones se estancan en cuanto llegamos a la pista norteamericana, no podemos consultar directamente los registros mercantiles de los Estados Unidos y Canadá.
- Son registros públicos, no debería haber mayor dificultad que la de solicitarlo.
- Ya, así debería ser, pero ya hemos intentado consultar el registro de una "Corporation" en la División de Empresas del Estado de Nueva York y la constestación a la solicitud fue que no existía documentación de registro de dicha empresa.
- ¿Es posible que sea una empresa fantasma que no existe?.
- No, no lo es, puesto que tenemos copias de su registro estatal, de las autorizaciones federales para operar participaciones en el extranjero y una certificación original del registro de la compañía en la Oficina Federal de Albany, documentación toda intervenida entre los documentos aportados para el registro de una de las empresas mixtas uruguayas, cuya autenticiad fue certificada por la administración federal estadounidense.
- Entiendo.
- Mientras no tengamos acceso directo, a través de los cauces oficiales no obtendremos la información que necesitamos, es más, la que consigamos podría estar adulterada o sencillamente esfumarse. Podríamos tardar meses en conseguir la plena colaboración de las autoridades federales estadounidenses si es que finalmente la conseguimos y para entonces podría ser tarde.
- ¿Y qué necesita de mi?.
- ¿Pueden sus colegas en los Estados Unidos y Canadá acceder a los registros públicos directamente?...
- ¡Vaya!... diría que sí, muchos de nuestros colegas forman parte de las administraciones estatales y federales, pero... la pregunta debería ser, ¿deben?.
- ¿Correrían riesgos por acceder a documentación mercantil?.
- Señor Fortes, para un empleado o directivo de una secretaría de estado o federal, sería trivial acceder a los archivos de sus propios departamentos, otra cosa es la finalidad de ese acceso, no se puede pedir cualquier cosa a un ciudadano respetuoso de la ley.
- Por supuesto que no, para que lo entienda y lo organice, usted y un equipo de tres personas escogido por usted entre los candidatos de esta lista autorizada, tendrán acceso desde ahora a la investigación, las autoridades uruguayas y venezolanas ya le han dado el plácet.
- Veo que sigue siendo usted un hombre que no pierde el tiempo.
- ¿Cuanto tiempo sería necesario para entrar en contacto con sus colegas y los simpatizantes de sus asociaciones?.
- Semanas, señor Fortes, varias semanas, estas cosas no se pueden tratar telefonicamente.
- Bien, contará con acceso a toda la infraestructura del SEPIE y de La Compañía, puede trasladarse a norteamerica si lo estima conveniente. Ah, y se me olvidaba, no podrán utilizar para nada relacionado con este asunto, correo electrónico ni ningún ordenador o equipo electrónico salvo los equipos personales que se les entregarán, recibirán un calendario de ventanas de conexión satélite y una serie de certificados electrónicos de cifrado de un único uso.
Embajada española
Delegación del SEPIE
Marzo de 1942
Santiago Fortes había vuelto a Buenos Aires por unas horas, al entrar a la embajada buscó directamente el despacho que había ocupado en su temporada en la ciudad;
- Buenos días, Doctor Korczak - Saludó Santiago desde el dintel desde la puerta del despacho -
- Buenos días, señor Fortes, qué alegría verle. ¿Quiere que le informe sobre el estado de la Misión Educativa?.
- No, Doctor, he venido para pedirle un favor.
- Pues, como dicen en España, "usted dirá" y si está en mi mano se hará.
- Está bien, supongo que está usted al tanto de los sucesos del Uruguay.
- Pues claro, recuerde que me ha encargado la coordinación de todo el personal, señor fortes, incluído el de La Compañía.
- Lo siento, era una introducción retórica.. iré al grano, las investigaciones se estancan en cuanto llegamos a la pista norteamericana, no podemos consultar directamente los registros mercantiles de los Estados Unidos y Canadá.
- Son registros públicos, no debería haber mayor dificultad que la de solicitarlo.
- Ya, así debería ser, pero ya hemos intentado consultar el registro de una "Corporation" en la División de Empresas del Estado de Nueva York y la constestación a la solicitud fue que no existía documentación de registro de dicha empresa.
- ¿Es posible que sea una empresa fantasma que no existe?.
- No, no lo es, puesto que tenemos copias de su registro estatal, de las autorizaciones federales para operar participaciones en el extranjero y una certificación original del registro de la compañía en la Oficina Federal de Albany, documentación toda intervenida entre los documentos aportados para el registro de una de las empresas mixtas uruguayas, cuya autenticiad fue certificada por la administración federal estadounidense.
- Entiendo.
- Mientras no tengamos acceso directo, a través de los cauces oficiales no obtendremos la información que necesitamos, es más, la que consigamos podría estar adulterada o sencillamente esfumarse. Podríamos tardar meses en conseguir la plena colaboración de las autoridades federales estadounidenses si es que finalmente la conseguimos y para entonces podría ser tarde.
- ¿Y qué necesita de mi?.
- ¿Pueden sus colegas en los Estados Unidos y Canadá acceder a los registros públicos directamente?...
- ¡Vaya!... diría que sí, muchos de nuestros colegas forman parte de las administraciones estatales y federales, pero... la pregunta debería ser, ¿deben?.
- ¿Correrían riesgos por acceder a documentación mercantil?.
- Señor Fortes, para un empleado o directivo de una secretaría de estado o federal, sería trivial acceder a los archivos de sus propios departamentos, otra cosa es la finalidad de ese acceso, no se puede pedir cualquier cosa a un ciudadano respetuoso de la ley.
- Por supuesto que no, para que lo entienda y lo organice, usted y un equipo de tres personas escogido por usted entre los candidatos de esta lista autorizada, tendrán acceso desde ahora a la investigación, las autoridades uruguayas y venezolanas ya le han dado el plácet.
- Veo que sigue siendo usted un hombre que no pierde el tiempo.
- ¿Cuanto tiempo sería necesario para entrar en contacto con sus colegas y los simpatizantes de sus asociaciones?.
- Semanas, señor Fortes, varias semanas, estas cosas no se pueden tratar telefonicamente.
- Bien, contará con acceso a toda la infraestructura del SEPIE y de La Compañía, puede trasladarse a norteamerica si lo estima conveniente. Ah, y se me olvidaba, no podrán utilizar para nada relacionado con este asunto, correo electrónico ni ningún ordenador o equipo electrónico salvo los equipos personales que se les entregarán, recibirán un calendario de ventanas de conexión satélite y una serie de certificados electrónicos de cifrado de un único uso.
Última edición por cornes el 14 Nov 2016, 14:08, editado 2 veces en total.
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LA FRACTURA
—Creo que tenemos confirmación. Voy a activar Puntilla.
La operación Rescate tenía dos fases. La primera, la fase Hurón, parecía que había funcionado bien. El objetivo era sacar a la alimaña de su madriguera. Mientras siguiese en Berlín estaba segura porque resultaría imposible asaltar la ciudad con unidades aerotransportadas, y podría galvanizar la resistencia frente a una ofensiva terrestre. Era probable que la bestia se suicidase como había hecho en la anterior línea temporal, pero el pueblo berlinés pagaría las consecuencias, pues las batallas urbanas siempre las padecía la población civil.
Por eso se había hecho igual que cuando se quiere sacar un conejo de su madriguera: asustarlo para que huya de un posible peligro para caer en una trampa. La historia de la Segunda Guerra Mundial indicaba que, independientemente de lo que hubiese hecho durante la Gran Guerra, en la siguiente Hitler había dado muestras de cobardía. Nunca había visitado el frente, siempre se escondía en refugios a pruebas de bombas, y bastó un cohete desviado para que suspendiese una visita de inspección en Francia. Asustar a un cobarde no es difícil, pues imagina peligros que no existen. Para sembrar ese temor en su cabeza se habían lanzado ataques de gran intensidad sobre búnkeres o instalaciones subterráneas cuya situación se conocía de la anterior línea temporal. Seguramente Hitler no sería tan tonto como para esconderse en uno de esos lugares; pero tras el atentado que sufrió en la otra línea temporal (del que había tenido noticias gracias a libros de historia llevados por desertores), desconfiaría hasta de su sombra y pensaría que podría haber traidores que podían delatar su posición. Por eso era tan importante que creyese que ningún subterráneo berlinés podía resistir un ataque masivo. Para inquietarle aun más se habían situado en las proximidades de varios búnkeres de mando de Polonia y de Prusia Oriental dispositivos de vigilancia, poco antes de bombardearlos. De paso serviría para que el objetivo no se trasladase al confín oriental de lo que quedaba de su imperio, donde sería difícil acabar con él.
Parecía que por fin el objetivo había abandonado Berlín. La vigilancia del éter detectó que en Nordhausen había aparecido una nueva estación de teletipo que emitía casi continuamente: los bombardeos de las centralitas habían disminuido el rendimiento de las redes terrestres de teléfono y telégrafo obligando a emplear la radio. Los alemanes, con todo, ya sabían que los emisores atraían a las bombas y estaban alejándolos de los puestos de mando, comunicándose con ellos por líneas terrestres. En este caso el nuevo emisor estaba a unas decenas de kilómetros de una mina que, de repente, estaba siendo “protegida” con humo. La distancia era la mayor registrada entre un puesto de mando y un emisor, pero también se trataba de la presa más grande que se podía cazar.
La prueba principal la había logrado el equipo de reconocimiento. La infiltración no había sido fácil: habían tomado tierra en un pequeño claro junto al Okerstausee, un embalse a medio construir, y luego habían recorrido el bosque nevado dirigiéndose hacia la ciudad de Goslar. La nieve había supuesto un serio inconveniente por las huellas: como no podían borrarlas tuvieron que moverse por lo más denso del bosque, allí donde nadie pudiese verlas, y cruzar los caminos por donde ya hubiese otros rastros. Finalmente alcanzaron un cerro sobre Okertal. Estaba en el lado equivocado de Rammelsberg, pues desde allí no podían verse las instalaciones mineras ni el acceso principal a la mina; pero por eso tampoco se esperaba que hubiese demasiada vigilancia. Sin embargo se habían encontrado el bosque infestado de alemanes.
La patrulla no pudo acercarse más pero a cambio habían conseguido una prueba casi igualmente valiosa al identificar al contingente militar. No eran ni gendarmes ni reservistas ni soldados regulares, sino miembros de las SS que además llevaban uniformes en muy buen estado. Con un enorme (y carísimo) teleobjetivo de 500 mm, unido a una cámara digital profesional, habían conseguido hacer fotos de los soldados, y varias de ellas mostraban una cinta bordada en la bocamanga en la que ponía “Adolf Hitler”. Se sabía que el Leibstandarte, el regimiento de guardia de la alimaña no había participado en la batalla de las Ardenas, sino que había sido retirado a Alemania. Parecía evidente el motivo.
Aun así las pruebas seguían siendo solo aproximadas. Puntilla era una operación de alto riesgo que podía conllevar la destrucción de la brigada que la llevaría a cabo. Pero para el general no había muchas alternativas: mejor arriesgar unos cientos de soldados en el Harz que perder miles en Berlín.
García Martín dio la orden. Luego pasó a revisar el enojoso asunto de Uruguay y las Malvinas.
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LA FRACTURA
Bahía de los abrigos
Lafonia, Isla Soledad
Malvinas
52°07'32"S 59°22'04"W
La hora había llegado, 4:30 AM hora local, en cuestión de minutos la luz crepuscular comenzaría a iluminar el horizonte, mientras los tiradores descubrían los objetivos de sus armas, los equipos de asalto encaraban sus visores nocturnos.
El pueblo factoría de Brazo Norte había sido en origen una instalación de esquila de la Falklands Islands Company, cuyas principales instalaciones estaban en Darwin, pero este poblado de ahora no era la minúscula población de los años 40 de la anterior línea temporal, había unos cuantos edificios más, acercándose al número aproximado de los que existían en 2016, empezando por la antena de onda corta y la estación de radio.
Ésta estaba apartada del resto de edificios, que estaban distribuidos a lo largo de la costa, y sería la primera en ser tomada, pues todos los guardias civiles se dirigían hacia ella, mientras los infantes de marina, protegidos por sus tiradores, se dirigían a controlar la guardia y los edificios que habían sido identificados como los alojamientos de la guardia armada.
El fuerte viento que hacía vibrar con estruendo los cables de la enorme antena de onda corta impidieron a los hombres que vigilaban la estación de radio oír el tableteo de los subfusiles con silenciador de los guardias civiles, esta vez no había medias tintas, se dispararía a matar, los cuatro centinelas que constituían la guardia y su relevo cayeron sin hacer más ruido que el de sus cuerpos golpeando el suelo.
Dentro de la estación no había más que un adormilado operador que fue abatido a través de una ventana antes de que fuese consciente de lo que ocurría en el exterior. Inmediatamente los dos especialistas se pusieron manos a la obra para examinar los equipos y el material y seleccionar todo lo que sería de interés. Con ellos se quedaron 2 de los guardias, el resto, con el Teniente Díaz a la cabeza, se dirigiría ahora contra los edificios residenciales para apoyar a los infantes de marina.
Estos ya habían suprimido a otros seis centinelas a lo largo del perímetro del pueblo, la guardia y sus relevos, pero sus armas no estaban silenciadas y los disparos, aunque ahogados por el rumor del viento, fueron audibles, sin embargo poco importaba, porque en cuanto comenzaron a encenderse algunas luces en los edificios los infantes ya estaban rodeando los edificios, igual que los guardias civiles alrededor de los dos barracones más cercanos, en los que entraron y rápidamente abatieron a dos hombres que se encontraban preparándose para salir, para, a continuación pasar a una habitación donde abatieron a seis hombres más que intentaban alcanzar sus armas en el extremo de la sala.
Simultáneamente, en los otros siete edificios la secuencia se completó con granadas de fragmentación en cada estancia, no hubo heridos.
Tras apenas un minuto de rápida revisión en busca de cualquier documentación, todos los equipos salvo el de la estación de radio y los tiradores se dirigieron al edificio más al sur, para a continuación dirigirse a los edificios del embarcadero, que distaban unos 500 metros. Mientras tanto los tiradores se dirigían a toda prisa a sus nuevas posiciones.
Habían pasado apenas 20 minutos, eran las 04:51 AM y la luz crepuscular comenzaba a iluminar el horizonte, desde el embarcadero ni siquiera se habían visto los fogonazos de las armas ni se habían oído los disparos y explosiones, el viento era fuerte y lo dominaba todo, haciendo crujir las chapas de los tejados y silbar a las esquinas de los edificios, en cuanto las siluetas de los guardias e infantes de marina empezaron a ser visibles, los dos hombres en la caseta de guardia situada a poco más de 50 metros de los edificios del embarcadero caían abatidos, segundos después los infantes de marina pasaban ante ellos sin detenerse, hasta que un teniente de infantería de marina reparó en ellos al pasar a su lado... inmediatamente echó a correr hacia el Teniente Díaz.
- Dime Gutierrez.
- Tiene que ver a estos dos guardias.
Mientras todos continuaron andando para rodear los edificios, los tenientes se acercaron a los hombres abatidos... un escalofrío recorrió la espalda de Díaz al empezar a distinguir los uniformes de los muertos, eran uniformes británicos, con distintivos de la "Falkland Islands Defence Force".
Sin embargo, sus armas eran M14 como los encontrados en Uruguay, no tenía sentido, había poco tiempo, sacó su cuchillo y rompió la manga y el hombro de la guerrera de uno de los muertos ante la atónita mirada del Teniente Gutierrez;
- Brazo izquierdo, no tiene marca de vacuna, a por el derecho. Comprueba ese.
- Claro, es improbable que un nacido antes de 1970 carezca de la marca de la vacuna de la viruela.
- Exacto, brazo derecho, sin marca.
- También, brazo izquierdo sin marca...
- Pues ya está, no son Kelpers, sus armas, M14 con marcas estadounidenses y no tienen la vacuna... no son ni Kelpers ni Británicos, al embarcadero.
El día ya despuntaba, solo quedaba un edificio sin controlar en la entrada del embarcadero y los propios barcos.
A distancia, comenzaban a verse las siluetas de los ARV Miranda y ARV Falcón, que habían penetrado en la bahía con su armamento de proa oculto bajo una estructura de lona, mientras los BAM vigilaban con sus radares el mar desde más allá de las Islas de los Leones Marinos.
Al acercarse los buques, 8 hombres, vestidos con uniformes británicos, salieron al exterior, aparentemente sorprendidos, solo para ser casi inmediatamente reducidos mientras otros dos hombres eran inmisericordemente abatidos dentro del edificio.
Quedaban los barcos, cuatro viejos buques pesqueros fabricados en España en los años 80, atracados en el amarradero que ahora debían ser asaltados rápidamente, fuera como fuera, los pocos tripulantes que estaban a bordo se habían distraído temporalmente con los barcos venezolanos, dando tiempo a los infantes de marina a correr los apenas 70 metros que distaba el barco más lejano a lo largo del amarradero, cuando empezaron a ser derribados por los tiradores apenas tuvieron tiempo para intentar oponer resistencia en la cubierta y el puente, sin embargo, en el último barco, el "Cruz del Sur", dos hombres armados consiguieron abrir fuego matando en el acto a un infante de marina e hiriendo a dos, pero fueron rápidamente abatidos por el resto de los asaltantes y el barco fue rápidamente tomado, solamente un hombre, español, fue capturado con vida en ese buque, en el resto, ninguno.
Eran las 05:27 AM, los buques ARV Miranda y ARV Falcón lanzaban sus lanchas por sus rampas de popa y se acercaban al amarradero, había poco tiempo y era necesario salir de allí lo antes posible con los prisioneros, los barcos pesqueros y todo el material de interés, así que los equipos de desembarco debían actuar con la máxima premura.
Mientras tanto, algunos de los hombres se dejaban caer exhaustos, mientras otros rodeaban a sus compañeros caídos.
Lafonia, Isla Soledad
Malvinas
52°07'32"S 59°22'04"W
La hora había llegado, 4:30 AM hora local, en cuestión de minutos la luz crepuscular comenzaría a iluminar el horizonte, mientras los tiradores descubrían los objetivos de sus armas, los equipos de asalto encaraban sus visores nocturnos.
El pueblo factoría de Brazo Norte había sido en origen una instalación de esquila de la Falklands Islands Company, cuyas principales instalaciones estaban en Darwin, pero este poblado de ahora no era la minúscula población de los años 40 de la anterior línea temporal, había unos cuantos edificios más, acercándose al número aproximado de los que existían en 2016, empezando por la antena de onda corta y la estación de radio.
Ésta estaba apartada del resto de edificios, que estaban distribuidos a lo largo de la costa, y sería la primera en ser tomada, pues todos los guardias civiles se dirigían hacia ella, mientras los infantes de marina, protegidos por sus tiradores, se dirigían a controlar la guardia y los edificios que habían sido identificados como los alojamientos de la guardia armada.
El fuerte viento que hacía vibrar con estruendo los cables de la enorme antena de onda corta impidieron a los hombres que vigilaban la estación de radio oír el tableteo de los subfusiles con silenciador de los guardias civiles, esta vez no había medias tintas, se dispararía a matar, los cuatro centinelas que constituían la guardia y su relevo cayeron sin hacer más ruido que el de sus cuerpos golpeando el suelo.
Dentro de la estación no había más que un adormilado operador que fue abatido a través de una ventana antes de que fuese consciente de lo que ocurría en el exterior. Inmediatamente los dos especialistas se pusieron manos a la obra para examinar los equipos y el material y seleccionar todo lo que sería de interés. Con ellos se quedaron 2 de los guardias, el resto, con el Teniente Díaz a la cabeza, se dirigiría ahora contra los edificios residenciales para apoyar a los infantes de marina.
Estos ya habían suprimido a otros seis centinelas a lo largo del perímetro del pueblo, la guardia y sus relevos, pero sus armas no estaban silenciadas y los disparos, aunque ahogados por el rumor del viento, fueron audibles, sin embargo poco importaba, porque en cuanto comenzaron a encenderse algunas luces en los edificios los infantes ya estaban rodeando los edificios, igual que los guardias civiles alrededor de los dos barracones más cercanos, en los que entraron y rápidamente abatieron a dos hombres que se encontraban preparándose para salir, para, a continuación pasar a una habitación donde abatieron a seis hombres más que intentaban alcanzar sus armas en el extremo de la sala.
Simultáneamente, en los otros siete edificios la secuencia se completó con granadas de fragmentación en cada estancia, no hubo heridos.
Tras apenas un minuto de rápida revisión en busca de cualquier documentación, todos los equipos salvo el de la estación de radio y los tiradores se dirigieron al edificio más al sur, para a continuación dirigirse a los edificios del embarcadero, que distaban unos 500 metros. Mientras tanto los tiradores se dirigían a toda prisa a sus nuevas posiciones.
Habían pasado apenas 20 minutos, eran las 04:51 AM y la luz crepuscular comenzaba a iluminar el horizonte, desde el embarcadero ni siquiera se habían visto los fogonazos de las armas ni se habían oído los disparos y explosiones, el viento era fuerte y lo dominaba todo, haciendo crujir las chapas de los tejados y silbar a las esquinas de los edificios, en cuanto las siluetas de los guardias e infantes de marina empezaron a ser visibles, los dos hombres en la caseta de guardia situada a poco más de 50 metros de los edificios del embarcadero caían abatidos, segundos después los infantes de marina pasaban ante ellos sin detenerse, hasta que un teniente de infantería de marina reparó en ellos al pasar a su lado... inmediatamente echó a correr hacia el Teniente Díaz.
- Dime Gutierrez.
- Tiene que ver a estos dos guardias.
Mientras todos continuaron andando para rodear los edificios, los tenientes se acercaron a los hombres abatidos... un escalofrío recorrió la espalda de Díaz al empezar a distinguir los uniformes de los muertos, eran uniformes británicos, con distintivos de la "Falkland Islands Defence Force".
Sin embargo, sus armas eran M14 como los encontrados en Uruguay, no tenía sentido, había poco tiempo, sacó su cuchillo y rompió la manga y el hombro de la guerrera de uno de los muertos ante la atónita mirada del Teniente Gutierrez;
- Brazo izquierdo, no tiene marca de vacuna, a por el derecho. Comprueba ese.
- Claro, es improbable que un nacido antes de 1970 carezca de la marca de la vacuna de la viruela.
- Exacto, brazo derecho, sin marca.
- También, brazo izquierdo sin marca...
- Pues ya está, no son Kelpers, sus armas, M14 con marcas estadounidenses y no tienen la vacuna... no son ni Kelpers ni Británicos, al embarcadero.
El día ya despuntaba, solo quedaba un edificio sin controlar en la entrada del embarcadero y los propios barcos.
A distancia, comenzaban a verse las siluetas de los ARV Miranda y ARV Falcón, que habían penetrado en la bahía con su armamento de proa oculto bajo una estructura de lona, mientras los BAM vigilaban con sus radares el mar desde más allá de las Islas de los Leones Marinos.
Al acercarse los buques, 8 hombres, vestidos con uniformes británicos, salieron al exterior, aparentemente sorprendidos, solo para ser casi inmediatamente reducidos mientras otros dos hombres eran inmisericordemente abatidos dentro del edificio.
Quedaban los barcos, cuatro viejos buques pesqueros fabricados en España en los años 80, atracados en el amarradero que ahora debían ser asaltados rápidamente, fuera como fuera, los pocos tripulantes que estaban a bordo se habían distraído temporalmente con los barcos venezolanos, dando tiempo a los infantes de marina a correr los apenas 70 metros que distaba el barco más lejano a lo largo del amarradero, cuando empezaron a ser derribados por los tiradores apenas tuvieron tiempo para intentar oponer resistencia en la cubierta y el puente, sin embargo, en el último barco, el "Cruz del Sur", dos hombres armados consiguieron abrir fuego matando en el acto a un infante de marina e hiriendo a dos, pero fueron rápidamente abatidos por el resto de los asaltantes y el barco fue rápidamente tomado, solamente un hombre, español, fue capturado con vida en ese buque, en el resto, ninguno.
Eran las 05:27 AM, los buques ARV Miranda y ARV Falcón lanzaban sus lanchas por sus rampas de popa y se acercaban al amarradero, había poco tiempo y era necesario salir de allí lo antes posible con los prisioneros, los barcos pesqueros y todo el material de interés, así que los equipos de desembarco debían actuar con la máxima premura.
Mientras tanto, algunos de los hombres se dejaban caer exhaustos, mientras otros rodeaban a sus compañeros caídos.
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LA FRACTURA
Brazo Norte
Bahía de los abrigos
Lafonia, Isla Soledad
Malvinas
52°07'51.2"S 59°22'02.7"W
Los prisioneros fueron inmediatamente subidos al ARV Miranda, un británico, un canadiense, un estadounidense y ocho españoles, pues se había encontrado a dos más, escondidos en el edificio de la tienda de la compañía. Los equipos de las lanchas habían remontado el brazo para desembarcar y revisar de arriba abajo las construcciones en busca que cualquier equipo, documentación o material de interés, extremando las precauciones para evitar bajas. Mientras dos pequeñas mulas mecánicas EINSA traídas en los barcos, se encargaron primero de ir a la estación de radio para transportar todo el equipo que los especialistas considerasen de interés.
En cuanto se transportó el material técnico de la estación de radio, se recuperaron todos los cadáveres, pues los prisioneros confirmaron que la mayoría de los hombres del puesto eran españoles, algo inesperado y que iba a requerir más tiempo del que se quería pasar en la isla, habría que pasar la mañana en el embarcadero para evitar cruzarse con el patrullero guardacostas de la Navy.
Asimismo, también se confirmó que no había más población en Brazo Norte, puesto que las familias de los trabajadores de la Falkland Islands Company habían sido trasladadas a Pradera del Ganso y Darwin cuando la propiedad de la empresa cambió.
Con todo el personal traído en los ARV Miranda y Falcón, las dos mulas mecánicas, un coche y una camioneta ford encontrada en el almacén del embarcadero, se consiguió trasladar a los barcos el arsenal hallado en el edificio de la escuela, toda la documentación y archivos encontrados en los edificios administrativos, y los cadáveres, 74, que fueron llevados a las cámaras de los barcos pesqueros.
Uno de los infantes de marina heridos murió de sus heridas en la enfermería del ARV Miranda antes de zarpar, el otro solo tenía una herida leve sin huesos afectados.
Se salía de Brazo Norte a las 12:45 PM, la vigilancia lejana de los BAM garantizaba cierta tranquilidad, tras haber aprovechado el tiempo para revisar a conciencia todas las instalaciones y cargado todo aquello de interés, todo el equipamiento electrónico e informático encontrado, que ascendía a una docena de ordenadores y varios equipos electrónicos de comunicaciones, un arsenal de 141 fusiles de asalto, 32 pistolas, 8 ametralladoras ligeras, 2 morteros de 81 milímetros y 2 cañones sin retroceso, gran cantidad de munición y casi media tonelada de explosivos, además de los tres archivadores y buena cantidad de papel de todo tipo que había sido encontrado.
Sí, para Samuel Díaz había sido otra operación bien ejecutada pero en la que se había derramado demasiada sangre, solo esperaba que el producto obtenido diese buenos frutos, porque esta vez, en su opinión habían ido demasiado lejos, los británicos acabarían encontrando, tarde o temprano, el poblado desierto, la antena demolida y los restos de una batalla, se habían esmerado en recoger incluso los casquillos de bala, pero en el recuento quedó claro que no habían podido encontrarlos todos y los restos humanos, las huellas de los disparos y explosivos en los edificios darían fe de la violencia de la acción, evidentemente tendría repercusiones, ¿cuales?, no era él quien tendría que pensar en cómo explicarse ante los británicos...
Y sin embargo, había algo que era muy extraño, la señal de arranque de la operación se envió, por lo que se suponía que el gobierno de su Graciosa Majestad habría sido informado a primera hora de la mañana europea de la intención de efectuar una acción policial en las Malvinas... 8 horas después, ni siquiera el viejo patrullero guardacostas de los Graciosos Marinos de su Majestad que debería haber pasado entre la boca de la bahía y la Isla de los Leones Marinos como cada día había aparecido en los radares.
Poco importaba a estas alturas, significaba que el mar parecía libre para los seis pesqueros que salían de la Bahía de los Abrigos en dirección al Rio de la Plata, con una carga de cadáveres, armas e información.
Bahía de los abrigos
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Malvinas
52°07'51.2"S 59°22'02.7"W
Los prisioneros fueron inmediatamente subidos al ARV Miranda, un británico, un canadiense, un estadounidense y ocho españoles, pues se había encontrado a dos más, escondidos en el edificio de la tienda de la compañía. Los equipos de las lanchas habían remontado el brazo para desembarcar y revisar de arriba abajo las construcciones en busca que cualquier equipo, documentación o material de interés, extremando las precauciones para evitar bajas. Mientras dos pequeñas mulas mecánicas EINSA traídas en los barcos, se encargaron primero de ir a la estación de radio para transportar todo el equipo que los especialistas considerasen de interés.
En cuanto se transportó el material técnico de la estación de radio, se recuperaron todos los cadáveres, pues los prisioneros confirmaron que la mayoría de los hombres del puesto eran españoles, algo inesperado y que iba a requerir más tiempo del que se quería pasar en la isla, habría que pasar la mañana en el embarcadero para evitar cruzarse con el patrullero guardacostas de la Navy.
Asimismo, también se confirmó que no había más población en Brazo Norte, puesto que las familias de los trabajadores de la Falkland Islands Company habían sido trasladadas a Pradera del Ganso y Darwin cuando la propiedad de la empresa cambió.
Con todo el personal traído en los ARV Miranda y Falcón, las dos mulas mecánicas, un coche y una camioneta ford encontrada en el almacén del embarcadero, se consiguió trasladar a los barcos el arsenal hallado en el edificio de la escuela, toda la documentación y archivos encontrados en los edificios administrativos, y los cadáveres, 74, que fueron llevados a las cámaras de los barcos pesqueros.
Uno de los infantes de marina heridos murió de sus heridas en la enfermería del ARV Miranda antes de zarpar, el otro solo tenía una herida leve sin huesos afectados.
Se salía de Brazo Norte a las 12:45 PM, la vigilancia lejana de los BAM garantizaba cierta tranquilidad, tras haber aprovechado el tiempo para revisar a conciencia todas las instalaciones y cargado todo aquello de interés, todo el equipamiento electrónico e informático encontrado, que ascendía a una docena de ordenadores y varios equipos electrónicos de comunicaciones, un arsenal de 141 fusiles de asalto, 32 pistolas, 8 ametralladoras ligeras, 2 morteros de 81 milímetros y 2 cañones sin retroceso, gran cantidad de munición y casi media tonelada de explosivos, además de los tres archivadores y buena cantidad de papel de todo tipo que había sido encontrado.
Sí, para Samuel Díaz había sido otra operación bien ejecutada pero en la que se había derramado demasiada sangre, solo esperaba que el producto obtenido diese buenos frutos, porque esta vez, en su opinión habían ido demasiado lejos, los británicos acabarían encontrando, tarde o temprano, el poblado desierto, la antena demolida y los restos de una batalla, se habían esmerado en recoger incluso los casquillos de bala, pero en el recuento quedó claro que no habían podido encontrarlos todos y los restos humanos, las huellas de los disparos y explosivos en los edificios darían fe de la violencia de la acción, evidentemente tendría repercusiones, ¿cuales?, no era él quien tendría que pensar en cómo explicarse ante los británicos...
Y sin embargo, había algo que era muy extraño, la señal de arranque de la operación se envió, por lo que se suponía que el gobierno de su Graciosa Majestad habría sido informado a primera hora de la mañana europea de la intención de efectuar una acción policial en las Malvinas... 8 horas después, ni siquiera el viejo patrullero guardacostas de los Graciosos Marinos de su Majestad que debería haber pasado entre la boca de la bahía y la Isla de los Leones Marinos como cada día había aparecido en los radares.
Poco importaba a estas alturas, significaba que el mar parecía libre para los seis pesqueros que salían de la Bahía de los Abrigos en dirección al Rio de la Plata, con una carga de cadáveres, armas e información.
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LA FRACTURA
Cuarenta aviones BR.23 (Boeing 727) y BR.27 (Airbus 330) partieron de sus bases españolas. Los primeros llevaban docenas de bombas cada uno; los segundos solo ocho, pero se trataba de aparatos capacitados para lanzar armas dirigidas por GPS. Volando a gran altura, sobrevolaron el norte de Francia y entraron en Alemania.
La nueva táctica de atacar las estaciones de radar alemanas hacía que estas solo pudiesen prestar servicio unos días, muchas veces solo unas horas. Pero seguía siendo preciso proporcionar alerta a los operarios de industrias esenciales, y los técnicos las seguían encendiendo a pesar de saber que estaban llamando a los ataques aéreos. Al menos de noche no había demasiado peligro por la dependencia casi absoluta de las condiciones visuales que debían tener los españoles. Además, para minimizar el riesgo los emisores Würzburg de menor longitud de onda, más precisos pero también más susceptibles a los ataques de misiles antirradiación, solo se ponían en marcha cuando los Freya de onda larga detectaban la llegada de intrusos.
Los Freya alertaron de la llegada de aviones, y los Würzburg confirmaron que se trataba de una gran incursión. Los radares alemanes no eran capaces de discriminar entre unos retornos y otros, y ni siguiera podían determinar con facilidad la altura a la que volaban los atacantes, especialmente cuando los españoles empezaron a emitir megavatios de ruido electrónico. Pero podía seguirse el movimiento de la perturbación electrónica, y se dirigía hacia el norte de Alemania. Un ataque más de los que estaban arruinando lo poco que quedaba de la economía alemana. Lo único extraño era que se produjese por la noche.
En la central subterránea de la mina de Rammelsberg las auxiliares colocaron sobre un gran mapa de Alemania las banderitas que mostraban el avance de la fuerza. Pero también colocaron otros signos, que indicaban las estaciones que estaban dejando de transmitir. Porque por primera vez en muchos meses los Typhoon y los EF-18 estaban activos. Los emisores alemanes eran triangulados por los TR.24I (versión de guerra electrónica del Airbus A319) y parejas de cazabombarderos los destruían. Por eso en Rammelsberg no se tuvo noticia de la aproximación de una segunda fuerza de aviones, más lenta pero más nutrida y a menor altura. Algunos observadores oyeron sus motores y avisaron a la central, pero el aviso llegó cuando la montaña entera ya temblaba con las bombas.
Aunque una densa capa de humo cubría el fondo del valle, no era obstáculo para los A330, que eran capaces de situarse gracias a los emisores situados en la periferia de Alemania. Lanzaron bombas guiadas por GPS, que en lugar de recibir la señal de unos satélites que aun no existían seguían las de los aviones lanzadores y las de radiofaros terrestres; la precisión se resintió porque la señal no era tan clara como si hubiese sido de satélites, pero una desviación de pocos metros no cambiaba nada cuando caían bombas de una tonelada. Los generadores de humo fueron los primeros objetivos.
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- Comandante
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LA FRACTURA
Montevideo
Marzo de 1942.
- ¿Fue lo primero que se le ocurrió?.
- Pues sí, en aquel momento estaba demasiado concentrado en terminar la operación sin bajas. - Respondió el Teniente Samuel Díaz -
- Bueno, podría decirse que tuvo mucha suerte, o que tomó la decisión apropiada para continuar con la operación, ¿si hubieran presentado lesión vacunal cual habría sido su decisión?.
- No lo se, probablemente lo hubiera ignorado.
- Está bien, para su información, se ha confirmado que ambos individuos eran españoles de la fractura y habían recibido la vacuna inyectable, su intuición resultó acertada puesto que la mayor parte de la población joven recibió la vacuna inyectable desarrollada en España mientras se utilizaban las vacunas de multipunción importadas en la población de riesgo.
- Yo y mis hombres también recibimos la inyectable, pero después comprobamos como algunos detenidos eran españoles y presentaban la lesión.
- Sí, los tres españoles que descubrieron después con la lesión habían recibido la vacuna de multipunción en la primera fase de vacunación, han sido identificados, en el momento de la fractura eran miembros de la Guardia Civil del Mar, oficialmente desaparecidos en 1941 en un accidente mientras perseguían el contrabando en el estrecho.
- ¿Hubo más entre los cadáveres?.
- Solo dos, identificados como un exmilitar y un médico.
- ¿Cuantos españoles en total?.
- ¿De la fractura?, pues de los 74 cadáveres, 31, pero salvo tres, todos eran empleados legalmente contratados por Surpesca Mares del Sur Hispano-Uruguaya.
- Vaya, eso les permitía ir y volver con regularidad a España.
- Sí, en realidad por lo visto los pesqueros actuaban como barcos de transporte, aunque sí realizaban labores de pesca cuando se iban a dirigir a puertos españoles, para descargar pescado en destino.
- ¿Qué hay del material que hemos traído?.
- Los equipos informáticos están siendo procesados, esperamos sacar bastante de ellos, sobre todo de los equipos de la estación de radio, su registro de comunicaciones estaba digitalizado y los técnicos creen que podrán salvarlo entero, haber capurado los ordenadores encendidos fue providencial porque los discos están encriptados. En cuanto a la documentación, hay mucha, pero la mayor parte son registros administrativos, ya veremos lo que sale de ahí.
- Una pregunta, los uniformes británicos, obviamente esos hombres no eran miembros de la FIDF, ¿las autoridades de Stanley estaban ciegas?.
- Claro que no, la Falklands Islands Company es de facto el dueño de las islas, probablemente las "autoridades" de Stanley tuviesen poca autoridad en las concesiones de la compañía, ¿sabe que cancelaron la salida del patrullero?.
- ¿Es posible que hicieran la vista gorda?.
- Si ha sido así dudo que lo reconozcan nunca, lo más probable es que haya una pataleta diplomática de las gordas, pero ha llegado un rumor al puerto de La Plata, y dice que los Royal Marines han ocupado las instalaciones de la Falklands Islands Company en Darwin y la Pradera del Ganso.
- ¿Había Royal Marines en las islas?... ¡eso no lo sabíamos!.
- No, no lo sabíamos, de todas formas, solo es un rumor, no hay nada confirmado.
- Ya veo, si eso es todo, volveré con mis hombres.
- Hágalo, Teniente, y descansen unos días, la semana que viene irán a Argentina para cumplir una tranquila comisión de intercambio con la Gendarmería Nacional Argentina.
- Está bien, mis hombres necesitan un descanso.
- Hasta otra, Díaz. - Se despidió Santiago Fortes cerrando la puerta.
Marzo de 1942.
- ¿Fue lo primero que se le ocurrió?.
- Pues sí, en aquel momento estaba demasiado concentrado en terminar la operación sin bajas. - Respondió el Teniente Samuel Díaz -
- Bueno, podría decirse que tuvo mucha suerte, o que tomó la decisión apropiada para continuar con la operación, ¿si hubieran presentado lesión vacunal cual habría sido su decisión?.
- No lo se, probablemente lo hubiera ignorado.
- Está bien, para su información, se ha confirmado que ambos individuos eran españoles de la fractura y habían recibido la vacuna inyectable, su intuición resultó acertada puesto que la mayor parte de la población joven recibió la vacuna inyectable desarrollada en España mientras se utilizaban las vacunas de multipunción importadas en la población de riesgo.
- Yo y mis hombres también recibimos la inyectable, pero después comprobamos como algunos detenidos eran españoles y presentaban la lesión.
- Sí, los tres españoles que descubrieron después con la lesión habían recibido la vacuna de multipunción en la primera fase de vacunación, han sido identificados, en el momento de la fractura eran miembros de la Guardia Civil del Mar, oficialmente desaparecidos en 1941 en un accidente mientras perseguían el contrabando en el estrecho.
- ¿Hubo más entre los cadáveres?.
- Solo dos, identificados como un exmilitar y un médico.
- ¿Cuantos españoles en total?.
- ¿De la fractura?, pues de los 74 cadáveres, 31, pero salvo tres, todos eran empleados legalmente contratados por Surpesca Mares del Sur Hispano-Uruguaya.
- Vaya, eso les permitía ir y volver con regularidad a España.
- Sí, en realidad por lo visto los pesqueros actuaban como barcos de transporte, aunque sí realizaban labores de pesca cuando se iban a dirigir a puertos españoles, para descargar pescado en destino.
- ¿Qué hay del material que hemos traído?.
- Los equipos informáticos están siendo procesados, esperamos sacar bastante de ellos, sobre todo de los equipos de la estación de radio, su registro de comunicaciones estaba digitalizado y los técnicos creen que podrán salvarlo entero, haber capurado los ordenadores encendidos fue providencial porque los discos están encriptados. En cuanto a la documentación, hay mucha, pero la mayor parte son registros administrativos, ya veremos lo que sale de ahí.
- Una pregunta, los uniformes británicos, obviamente esos hombres no eran miembros de la FIDF, ¿las autoridades de Stanley estaban ciegas?.
- Claro que no, la Falklands Islands Company es de facto el dueño de las islas, probablemente las "autoridades" de Stanley tuviesen poca autoridad en las concesiones de la compañía, ¿sabe que cancelaron la salida del patrullero?.
- ¿Es posible que hicieran la vista gorda?.
- Si ha sido así dudo que lo reconozcan nunca, lo más probable es que haya una pataleta diplomática de las gordas, pero ha llegado un rumor al puerto de La Plata, y dice que los Royal Marines han ocupado las instalaciones de la Falklands Islands Company en Darwin y la Pradera del Ganso.
- ¿Había Royal Marines en las islas?... ¡eso no lo sabíamos!.
- No, no lo sabíamos, de todas formas, solo es un rumor, no hay nada confirmado.
- Ya veo, si eso es todo, volveré con mis hombres.
- Hágalo, Teniente, y descansen unos días, la semana que viene irán a Argentina para cumplir una tranquila comisión de intercambio con la Gendarmería Nacional Argentina.
- Está bien, mis hombres necesitan un descanso.
- Hasta otra, Díaz. - Se despidió Santiago Fortes cerrando la puerta.
-
- General de Ejército
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- Registrado: 13 Ago 2014, 16:15
LA FRACTURA
No era fácil saber cuál era el objetivo del ataque español, pues los radares que no habían sido destruidos habían quedado cegados por las interferencias electrónicas. Además se había perdido el contacto con los radiotelémetros Freya, los únicos que al emplear longitudes de onda muy largas podían “ver” algo en medio del ruido. En la sala de situación el general Dietrich pensaba que era un nuevo ataque contra Berlín, pero cuando los informes de observadores indicaron que se escuchaban aviones que se dirigían hacia el Harz, creyó que el ataque era el que se esperaba que antes o después sufriese Mittelwerk.
Entonces notó que la mesa temblaba y caían motas de polvo de techos y paredes. Un auxiliar le sacó de dudas.
—Mi general, hemos perdido el contacto con el observatorio de la cima. Estaba informando de la caída de bombas por toda la montaña.
En el primer ataque los A330 habían bombardeado los generadores de humo y las posiciones alemanas descubiertas por los drones. Luego describieron un largo círculo, guiados por dos aviones AWAC TR.24E que vigilaban que los aparatos no chocasen en vuelo. Al volver a pasar sobre Rammelsberg atacaron las salidas de la mina. Una de las bombas, dirigida contra la entrada principal, estalló en la misma boca y arrancó de sus goznes la puerta blindada que aun no estaba completamente cerrada. Un frente de gas sobrecalentado corrió por el túnel aplastando y abrasando a los que encontraba, y causando derrumbamientos que obstruyeron la salida. Pero la onda se había atenuado cuando llegó a los lugares más recónditos, y en la sala solo se notó un golpe de aire, al mismo tiempo que caían pequeños fragmentos del techo.
—¡Cierren las puertas blindadas! —ladró Dietrich por el teléfono.
Una docena de planchas de metal cayeron dividiendo la mina en varios sectores. También se cerró el sector central. Estaba en el nivel superior de la mina, de donde se había extraído yeso y no la venenosa galena. La presencia de una capa de yeso garantizaba la estabilidad geológica y la impermeabilidad. Había varios pozos de ventilación, cerrados con escotillas pero con escaleras que permitían el escape. Un túnel que comunicaba con el exterior se había bloqueado con un grueso muro de hormigón. El Refugio, donde estaba la sala de situación, la de comunicaciones, los alojamientos del Führer y de sus ayudantes, estaba a cien metros bajo la cima. Tenía par4edes y techos reforzados de tal manera que podía resistir incluso a bombas termonucleares. Para mayor seguridad, el Refugio era estanco: la puerta metálica era doble y tenía una junta hinchable, y los cables de comunicación pasaban a través de sellos de goma. Así estaría seguro también contra ataques químicos. Bombonas de oxígeno y absorbentes de dióxido de carbono como los de los submarinos permitían resistir durante veinticuatro horas. Vigilantes al otro lado de las puertas tenían detectores de gases venenosos, y ellos mismos actuaban como “canarios de minas”.
Al estar en el nivel más alto, en la sala se notaban las vibraciones, pero poco más. Una bomba estalló en el túnel pero el muro de hormigón contuvo sus efectos y en el refugio se notó como una simple sacudida. Hubo un corto apagón cuando la conexión eléctrica se cortó, pero las baterías volvieron a proporcionar luz, y al momento un generador diésel (situado fuera de las puertas) se puso en marcha.
Mientras el refugio se sellaba, las dos compañías del regimiento Leibstandarte que estaban permanentemente de guardia en la mina tomaron posiciones en blocaos excavados en los laterales de los túneles desde los que podían barrer a cualquier atacante. En el exterior de la montaña, los supervivientes al bombardeo retiraban las redes de camuflaje de los cañones: con órdenes o sin órdenes no se iban a dejar matar. En la cercana ciudad de Goslar también se alertaba el tercer batallón, aunque dos bombas que habían caído sobre el palacio imperial, un antiguo refugio imperial de caza, habían acabado con la plana mayor y dos compañías. El resto de los soldados salieron de los alojamientos y se prepararon para acudir en socorro del líder.
Pero el bombardeo no había acabado. Los A330 ya se dirigían hacia el sur, alejándose de Rammelsberg, cuando llegaron en una larga hilera los BR.23B “Pericos”. Iban cargados con bombas de 250 kg “tontas”, es decir, sin sistema de dirección. Pero no importaba porque lo que ahora se buscaba era barrer la montaña. Guiándose por sus sistemas inerciales y por los radiofaros, los aparatos lanzaron uno a uno sus bombas. Dos de ellos lo hicieron sobre la ladera donde estaba la entrada principal, causando un gran corrimiento de tierras que la cegó.
La sala de situación temblaba un poco con cada explosión, y los presentes estaban cubiertos de polvo. Aun así Sepp Dietrich aun no estaba alarmado. Le preocupaba que los españoles hubiesen podido localizar al Führer, pero sabía que el refugio podía resistir incluso esas bombas atómicas de las que habían hablado los desertores y que nadie se sabía si los españoles tenían o no. Como no se habían detectado gases y había dado orden de volver a abrir las ventilaciones, para conservar el precioso oxígeno. Ahora solo era cuestión de esperar a que acabasen las bombas. En caso de necesidad, la mina tenía muchas salidas: no solo había túneles sino que los pozos de ventilación estaban equipados con escaleras de mano. La destrucción de la entrada principal solo sería una molestia.
Las sacudidas acabaron: los aviones españoles habían finalizado su bombardeo. Desde la sala se intentó contactar con los puestos en el exterior. Algunos respondieron: estaban junto a pozos de ventilación en los que se habían refugiado los observadores. Dijeron que la montaña había sufrido un bombardeo muy intenso y que el batallón que debía defenderla había sufrido pérdidas muy importantes. Dietrich sintió la suerte de sus hombres, pero lo importante era que el líder estaba vivo. Con el uniforme y el pelo blancos por el polvo, y bastante enfadado porque los españoles no se hubiesen dejado engañar, pero vivo.
Entonces los observadores avisaron que llegaban más aviones.
Tu regere imperio fluctus Hispane memento
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