Un soldado de cuatro siglos
- tercioidiaquez
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Un soldado de cuatro siglos
Madrid.
La multitud se dispersaba delante del Monasterio de las Descalzas Reales, tras el funeral de Espínola.
Diego se sentía apesadumbrado. Había sido uno de sus principales valedores, y gracias a él y a sus compañeros de viaje, se hallaba en buena posición. Quizás no envidiable pues Olivares volvía a tener poder, y se temía que antes o después se iba a enfrentar a él.
Se dirigió al Palacio del Altillo de Buenavista, situado en el Prado de Recoletos, donde había escogido tener su nuevo despacho como Inspector de infantería.
Tenía muchas reformas en mente, algunas urgentes y otras menos, pero todas necesarias. Por lo que sabía que iba a ocurrir y por lo que suponía.
Durante el camino repasó la configuración que había ideado tras varias misivas con sus compañeros viajeros.
Flexibilidad. algo que siempre había leido en todos los manuales militares, y en tono de risa siempre se hablaba de ella o de su falta, era lo principal.
Los Tercios de a 2 batallones, mas un tercero de depósito, que serviría como unidad de encuadramiento y de formación para los nuevos reemplazos.
Diseñar una carrera militar acorde a los tiempos, un cuerpo de Inválidos, manuales comunes para todas las unidades etc...
Había mucho trabajo por hacer.
La multitud se dispersaba delante del Monasterio de las Descalzas Reales, tras el funeral de Espínola.
Diego se sentía apesadumbrado. Había sido uno de sus principales valedores, y gracias a él y a sus compañeros de viaje, se hallaba en buena posición. Quizás no envidiable pues Olivares volvía a tener poder, y se temía que antes o después se iba a enfrentar a él.
Se dirigió al Palacio del Altillo de Buenavista, situado en el Prado de Recoletos, donde había escogido tener su nuevo despacho como Inspector de infantería.
Tenía muchas reformas en mente, algunas urgentes y otras menos, pero todas necesarias. Por lo que sabía que iba a ocurrir y por lo que suponía.
Durante el camino repasó la configuración que había ideado tras varias misivas con sus compañeros viajeros.
Flexibilidad. algo que siempre había leido en todos los manuales militares, y en tono de risa siempre se hablaba de ella o de su falta, era lo principal.
Los Tercios de a 2 batallones, mas un tercero de depósito, que serviría como unidad de encuadramiento y de formación para los nuevos reemplazos.
Diseñar una carrera militar acorde a los tiempos, un cuerpo de Inválidos, manuales comunes para todas las unidades etc...
Había mucho trabajo por hacer.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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Un soldado de cuatro siglos
Valencia
Al regresar a Valencia Pedro encontró una ciudad en plena transformación. Tras una década de expansión comercial, poco parecía quedar de la antigua ciudad. La transformación arquitectónica era evidente, con innumerables obras en marcha por toda la ciudad, la gran obra del nuevo puerto en plena ampliación, y cientos de hombres trabajando en la nueva red de caminos que eran cimentados, y empedrados de forma similar a como lo hacían los romanos. La propia ciudad encorsetada por sus murallas estaba dando paso a una urbe mucho más dinámica que se estaba levantando entre el puerto y las murallas al Este de la ciudad, y tal era el crecimiento de esta nueva Valencia, que eran necesarios miles de trabajadores para dar cumplimiento a sus necesidades.
En las propias calles era fácil advertir el cambio de la sociedad, mucho más dinámica y alegre, que unos años atrás. Aunque esto tal vez era solo un efecto óptico pues las costumbres habían cambiado poco o nada. Sin embargo los cambios en la moda, especialmente masculina que estaba abandonando el negro para adoptar patrones y colores más vivos, de inspiración militar, unidas al ánimo de una ciudad en la que no faltaba trabajo hacían palpable el cambio de aires.
Más profundos eran los cambios en cuanto respecta a la higiene, pero estos no harían ver sus efectos en unos años o incluso décadas más tarde. Sin embargo de un tiempo a esta parte otras costumbres que se habían venido implementando en la compañía del Carmen y la milicia efectiva, como los baños semanales y el cepillado de dientes habían empezado a contagiarse en la ciudad. Una costumbre que unida a que las calles están mucho más limpias, sobre todo en el Grado donde en los nuevos barrios construidos recientemente, las viviendas habían sido conectadas directamente al alcantarillado, había reducido la pestilencia típica de las ciudades de la época.
En cuanto a la política, la situación estaba bastante calmada. Las grandes familias nobiliarias estaban afincadas en Madrid o sus alrededores desde décadas atrás, por lo que la nobleza de la ciudad estaba representada principalmente por la baja nobleza y ciudadanos honrados, cosa que permitía que la vida social orbitase en torno a la pujante burguesía que se estaba enriqueciendo gracias a los abundantes negocios que ahora existían. En cuanto a la Iglesia, Pedro esperaba pocos problemas de ella tras una década de generosas donaciones, unida a la actual oferta de colaboración para la empresa de “Oriente”
Aun así debería hilar muy fino durante su estancia en la ciudad, sobre todo con respecto a las clases aristocráticas, pues un paso en falso podía ponerle en graves aprietos. Sabía que los virreyes peninsulares eran poco más que adornos, encargados de impartir justicia y recaudar impuestos. Más dados a celebrar bailes y banquetes en una suerte de corte en el exilio que otra cosa, pero no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de mejorar el reino y la propia ciudad. Conocía su historia lo suficiente como para saber de las grandes epidemias de peste del XVII o de cólera del XIX. Sobre el primer asunto ya se había empezado a mejorar la ciudad gracias a las mejoras en el alcantarillado, pero para evitar el cólera sería necesario mejorar el abastecimiento de agua de boca, ahora limitado a pozos y cisternas particulares.
Al regresar a Valencia Pedro encontró una ciudad en plena transformación. Tras una década de expansión comercial, poco parecía quedar de la antigua ciudad. La transformación arquitectónica era evidente, con innumerables obras en marcha por toda la ciudad, la gran obra del nuevo puerto en plena ampliación, y cientos de hombres trabajando en la nueva red de caminos que eran cimentados, y empedrados de forma similar a como lo hacían los romanos. La propia ciudad encorsetada por sus murallas estaba dando paso a una urbe mucho más dinámica que se estaba levantando entre el puerto y las murallas al Este de la ciudad, y tal era el crecimiento de esta nueva Valencia, que eran necesarios miles de trabajadores para dar cumplimiento a sus necesidades.
En las propias calles era fácil advertir el cambio de la sociedad, mucho más dinámica y alegre, que unos años atrás. Aunque esto tal vez era solo un efecto óptico pues las costumbres habían cambiado poco o nada. Sin embargo los cambios en la moda, especialmente masculina que estaba abandonando el negro para adoptar patrones y colores más vivos, de inspiración militar, unidas al ánimo de una ciudad en la que no faltaba trabajo hacían palpable el cambio de aires.
Más profundos eran los cambios en cuanto respecta a la higiene, pero estos no harían ver sus efectos en unos años o incluso décadas más tarde. Sin embargo de un tiempo a esta parte otras costumbres que se habían venido implementando en la compañía del Carmen y la milicia efectiva, como los baños semanales y el cepillado de dientes habían empezado a contagiarse en la ciudad. Una costumbre que unida a que las calles están mucho más limpias, sobre todo en el Grado donde en los nuevos barrios construidos recientemente, las viviendas habían sido conectadas directamente al alcantarillado, había reducido la pestilencia típica de las ciudades de la época.
En cuanto a la política, la situación estaba bastante calmada. Las grandes familias nobiliarias estaban afincadas en Madrid o sus alrededores desde décadas atrás, por lo que la nobleza de la ciudad estaba representada principalmente por la baja nobleza y ciudadanos honrados, cosa que permitía que la vida social orbitase en torno a la pujante burguesía que se estaba enriqueciendo gracias a los abundantes negocios que ahora existían. En cuanto a la Iglesia, Pedro esperaba pocos problemas de ella tras una década de generosas donaciones, unida a la actual oferta de colaboración para la empresa de “Oriente”
Aun así debería hilar muy fino durante su estancia en la ciudad, sobre todo con respecto a las clases aristocráticas, pues un paso en falso podía ponerle en graves aprietos. Sabía que los virreyes peninsulares eran poco más que adornos, encargados de impartir justicia y recaudar impuestos. Más dados a celebrar bailes y banquetes en una suerte de corte en el exilio que otra cosa, pero no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de mejorar el reino y la propia ciudad. Conocía su historia lo suficiente como para saber de las grandes epidemias de peste del XVII o de cólera del XIX. Sobre el primer asunto ya se había empezado a mejorar la ciudad gracias a las mejoras en el alcantarillado, pero para evitar el cólera sería necesario mejorar el abastecimiento de agua de boca, ahora limitado a pozos y cisternas particulares.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Un soldado de cuatro siglos
El primer paso debía ser conocer con qué recursos contaría para hacer su trabajo, así que en primer lugar se dispuso a revisar los libros de cuentas del Reino, dando gracias a quehubiesen sido adoptados años atrás los libros de cuentas a semejanza de los que utilizaba la Compañía del Carmen. En la mayoría de reinos los ingresos se lograban gracias a los bienes comunales o propios de los ayuntamientos, sin embargo Valencia era diferente pues estos eran casi inexistentes. Por lo tanto en este reino la mayor parte de las rentas eran generadas por las rentas pecuniarias, derechos sobre el consumo y algunos otros impuestos. Esto había sido totalmente insuficiente hasta fechas muy recientes, provocando un creciente déficit que lastró las cuentas del reino durante mucho tiempo, obligando a cada vez mayores Sisas y arbitrios de los que no se podía prescindir.
Afortunadamente todo esto había cambiado unos años atrás. El despegue del poder industrial había dado un empuje definitivo disparando los ingresos comerciales, a lo que se sumó las exitosas campañas militares en el Mediterráneo. Estas campañas lograron pingues beneficios al apoderarse de una media de mil quintales de especias al año durante el último lustro, que era entre un tercio y un cuarto del comercio de especias otomano y por ende veneciano. Estas capturas de especias, sedas y manufacturas orientales a su vez generaron nuevos impuestos y mejoraron aún más la economía. De hecho fueron tantos los ingresos obtenidos que pudieron pagar la deuda de Valencia, y poco después convertirse en prestamista de la corona.
En cuanto a los impuestos, los dos mayores eran los conocidos como “Drets vulgarment dits lo Margalló”, que eran el “General del Tall y Drap” y el “General de les Merdaderíes”, por lo que ambos dispararon sus ingresos con la nueva posición. Esto fue posible fundamentalmente porque en Valencia, a diferencia de Castilla, todos los valencianos pagaban ciertos impuestos, nobles y eclesiásticos incluidos.
El primero de ellos gravaba la producción y el consumo de tejidos, y estaba fijado en un 5% del valor de la mercancía desde los años ochenta del pasado siglo, cuando Felipe II lo redujo tras siglo y medio al 8%. Este impuesto por lo tanto afectaba a varios de los nuevos negocios creados con el empuje de la “Compañía”, especialmente la fábrica de ropa del Maestrazgo y las industrias de seda.
El segundo de los impuestos gravaba la importación, compraventa, y sobre todo la exportación de todos los bienes no incluidos en el apartado anterior, y sus tarifas variaban de un producto a otro.
Afortunadamente todo esto había cambiado unos años atrás. El despegue del poder industrial había dado un empuje definitivo disparando los ingresos comerciales, a lo que se sumó las exitosas campañas militares en el Mediterráneo. Estas campañas lograron pingues beneficios al apoderarse de una media de mil quintales de especias al año durante el último lustro, que era entre un tercio y un cuarto del comercio de especias otomano y por ende veneciano. Estas capturas de especias, sedas y manufacturas orientales a su vez generaron nuevos impuestos y mejoraron aún más la economía. De hecho fueron tantos los ingresos obtenidos que pudieron pagar la deuda de Valencia, y poco después convertirse en prestamista de la corona.
En cuanto a los impuestos, los dos mayores eran los conocidos como “Drets vulgarment dits lo Margalló”, que eran el “General del Tall y Drap” y el “General de les Merdaderíes”, por lo que ambos dispararon sus ingresos con la nueva posición. Esto fue posible fundamentalmente porque en Valencia, a diferencia de Castilla, todos los valencianos pagaban ciertos impuestos, nobles y eclesiásticos incluidos.
El primero de ellos gravaba la producción y el consumo de tejidos, y estaba fijado en un 5% del valor de la mercancía desde los años ochenta del pasado siglo, cuando Felipe II lo redujo tras siglo y medio al 8%. Este impuesto por lo tanto afectaba a varios de los nuevos negocios creados con el empuje de la “Compañía”, especialmente la fábrica de ropa del Maestrazgo y las industrias de seda.
El segundo de los impuestos gravaba la importación, compraventa, y sobre todo la exportación de todos los bienes no incluidos en el apartado anterior, y sus tarifas variaban de un producto a otro.
- Tarifa general > 3.75%
Exportación de espejos > 20%
Exportación de porcelana > 20%
Importación/Exportación de especias > 15%
Rescate de Esclavos > 10%
Exportación de Madera > 10%
Exportación de manufacturas metálicas > 10%
Exportación de fundición > 9%
Exportación de Libros > 7.50%
Exportación de Esparto > 5%
Exportación de pieles > 4.16%
Exportación de Seda > 2.50%
Importación/Exportación de joyería > 2.50%
Exportación de plata > 2.50%
Exportación de vino > 2.50%
Exportación de ganado > 1.66%
Venta de Esclavos > 1.66%
Exportación de moneda > 1.25%
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Notas:
Estos impuestos se cobraban por medio de arrendadores a los que se concedía la autoridad para cobrar los impuestos en nombre de la corona. Esto había dado lugar a varios intentos de mejorar la trasparencia del sistema, que lo mejoraron pero sin lograr un éxito completo.
Que en el Reino de Valencia todos pagaban ciertos impuestos, ya fuesen nobles o plebeyos, es cierto, y así se le hizo saber a Felipe II cuando ordenó buscar un equivalente a la hidalguía en el reino de Valencia.
Las tarifas de los impuestos general de tall y drap y general son las correspondientes a la década de 1580, aunque es de esperar que hubiese habido pocas variaciones. Se han introducido nuevos impuestos correspondientes a las nuevas manufacturas que son los marcados en azul. En algunos casos estos objetos de gran lujo tienen impuestos muy elevados que doblan la carga de los mayores impuestos reales de la época (el 10% en la exportación de madera, etc.). Se trata evidentemente de una forma de soborno empleada por los viajeros ucronicos que ya fue mencionada anteriormente.
Recordemos que existían fronteras interiores, por lo que cualquier producto exportado a Cataluña o Castilla también estaba sometido a impuestos.
Las manufacturas de metal creadas hasta ahora son las cocinas económicas y salamandras, y los quinqués. El resto de creaciones nombradas hasta el momento aún no han pasado a exportarse (sopletes, sembradoras, cosechadoras, desmotadoras, etc.), y otras en principio no se exportaran nunca (artillería).
También existían otros impuestos, unos reales como el peaje (5 dineros por cada 20 sueldos de mercancía), la quema (s dineros por cada sueldo de mercancías importadas o exportadas a Castilla), y el quinto del pescado y diezmo del mar. Así como impuestos como el Nuevo Impuesto o las sisas, cada vez más comunes a causa del déficit de la ciudad, etc., pero he nombrado el Tall y Drap y el General porque son los que mayores cambios han vivido.
Estos impuestos se cobraban por medio de arrendadores a los que se concedía la autoridad para cobrar los impuestos en nombre de la corona. Esto había dado lugar a varios intentos de mejorar la trasparencia del sistema, que lo mejoraron pero sin lograr un éxito completo.
Que en el Reino de Valencia todos pagaban ciertos impuestos, ya fuesen nobles o plebeyos, es cierto, y así se le hizo saber a Felipe II cuando ordenó buscar un equivalente a la hidalguía en el reino de Valencia.
Las tarifas de los impuestos general de tall y drap y general son las correspondientes a la década de 1580, aunque es de esperar que hubiese habido pocas variaciones. Se han introducido nuevos impuestos correspondientes a las nuevas manufacturas que son los marcados en azul. En algunos casos estos objetos de gran lujo tienen impuestos muy elevados que doblan la carga de los mayores impuestos reales de la época (el 10% en la exportación de madera, etc.). Se trata evidentemente de una forma de soborno empleada por los viajeros ucronicos que ya fue mencionada anteriormente.
Recordemos que existían fronteras interiores, por lo que cualquier producto exportado a Cataluña o Castilla también estaba sometido a impuestos.
Las manufacturas de metal creadas hasta ahora son las cocinas económicas y salamandras, y los quinqués. El resto de creaciones nombradas hasta el momento aún no han pasado a exportarse (sopletes, sembradoras, cosechadoras, desmotadoras, etc.), y otras en principio no se exportaran nunca (artillería).
También existían otros impuestos, unos reales como el peaje (5 dineros por cada 20 sueldos de mercancía), la quema (s dineros por cada sueldo de mercancías importadas o exportadas a Castilla), y el quinto del pescado y diezmo del mar. Así como impuestos como el Nuevo Impuesto o las sisas, cada vez más comunes a causa del déficit de la ciudad, etc., pero he nombrado el Tall y Drap y el General porque son los que mayores cambios han vivido.
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Un soldado de cuatro siglos
Tras revisar los libros de cuentas y hacerse una idea de los fondos que podría lograr en un futuro, Pedro se dispuso a trabajar. Empezó visitando el Grao de Valencia. La población continuaba creciendo conforme más y más gentes se afincaban en ella. Las nuevas casas estaban bien construidas, las calles recién pavimentadas, y bajo ellas discurrían las nuevas alcantarillas, justo como la compañía había impulsado.
Allí inspecciono la ciudad nueva, visitando las obras de ampliación del sistema de alcantarillado, donde cientos de obreros trabajaban en abrir las zanjas que luego eran cubiertas con ladrillos para formar un túnel bóveda, para a continuación, cubrir la zona inferior con una mezcla de cantos rodados cubiertos de hormigón, y por ultimo una capa de cemento impermeable similar al Opus Signitum. Este método de construcción era muy similar al utilizado por los romanos en sus acueductos, y Pedro quería emplearlo en la construcción del futuro acueducto de la ciudad.
De todas formas eso quedaba para un futuro próximo, pues primero se dirigió a las depuradoras de agua situadas al sureste de la ciudad, donde desembocaban las alcantarillas en la actualidad. Aquella depuradora construida bajo su patrocinio una década atrás, tenía un decantador y varios filtros que limpiaban las aguas antes de devolverlas al mar, de todas formas lo verdaderamente importante eran los depósitos en los que los desperdicios permanecían durante cuatro meses. Allí en reposo y total oscuridad las bacterias efectuaban la digestión anaeróbica que creaba el gas con el que alimentarían las farolas del puerto. Una vez finalizado el periodo de digestión, operarios contratados retiraban aquellos desperdicios, ahora convertidos en un abono orgánico que era vendido a los agricultores locales.
Sería precisamente allí donde tomaría la primera decisión como Virrey. Años atrás, en otra vida, había viajado a Viena donde había visto unos grandes depósitos que en tiempos habían sido depósitos de gas para alimentar las farolas de la ciudad, así que con ello en mente decidió construir depósitos como aquellos a un cuarto de legua de las depuradoras de aguas y a su buena legua de la ciudad, donde no supondría ningún peligro para ella.
Mientras volvía a su residencia, pensaba en todos los inventos asociados a aquel dispositivo de gas ciudad. Las cámaras de digestión, diferentes tipos de válvulas, incluyendo válvulas de vacío, soldadores para las tuberías de unión, cámaras de combustión, e incluso los primeros manómetros, claro que pocas de aquellas cosas tenían aquellos nombres.
Se preguntaba como quedaría la ciudad con un buen sistema de alcantarillado, calles empedradas, agua corriente y un sistema de iluminación publica...sería cuando menos interesante.
Allí inspecciono la ciudad nueva, visitando las obras de ampliación del sistema de alcantarillado, donde cientos de obreros trabajaban en abrir las zanjas que luego eran cubiertas con ladrillos para formar un túnel bóveda, para a continuación, cubrir la zona inferior con una mezcla de cantos rodados cubiertos de hormigón, y por ultimo una capa de cemento impermeable similar al Opus Signitum. Este método de construcción era muy similar al utilizado por los romanos en sus acueductos, y Pedro quería emplearlo en la construcción del futuro acueducto de la ciudad.
De todas formas eso quedaba para un futuro próximo, pues primero se dirigió a las depuradoras de agua situadas al sureste de la ciudad, donde desembocaban las alcantarillas en la actualidad. Aquella depuradora construida bajo su patrocinio una década atrás, tenía un decantador y varios filtros que limpiaban las aguas antes de devolverlas al mar, de todas formas lo verdaderamente importante eran los depósitos en los que los desperdicios permanecían durante cuatro meses. Allí en reposo y total oscuridad las bacterias efectuaban la digestión anaeróbica que creaba el gas con el que alimentarían las farolas del puerto. Una vez finalizado el periodo de digestión, operarios contratados retiraban aquellos desperdicios, ahora convertidos en un abono orgánico que era vendido a los agricultores locales.
Sería precisamente allí donde tomaría la primera decisión como Virrey. Años atrás, en otra vida, había viajado a Viena donde había visto unos grandes depósitos que en tiempos habían sido depósitos de gas para alimentar las farolas de la ciudad, así que con ello en mente decidió construir depósitos como aquellos a un cuarto de legua de las depuradoras de aguas y a su buena legua de la ciudad, donde no supondría ningún peligro para ella.
Mientras volvía a su residencia, pensaba en todos los inventos asociados a aquel dispositivo de gas ciudad. Las cámaras de digestión, diferentes tipos de válvulas, incluyendo válvulas de vacío, soldadores para las tuberías de unión, cámaras de combustión, e incluso los primeros manómetros, claro que pocas de aquellas cosas tenían aquellos nombres.
Se preguntaba como quedaría la ciudad con un buen sistema de alcantarillado, calles empedradas, agua corriente y un sistema de iluminación publica...sería cuando menos interesante.
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La primera semana de su estancia en Valencia como Virrey, Pedro logró aprobar la construcción de un embalse en el Júcar, y la ampliación de las instalaciones de gas ciudad que iluminaban el Grao durante la noche. Para ello serían movilizados diez mil esclavos sarracenos capturados durante las recientes campañas. La esclavitud molestaba profundamente a Pedro, pero no había forma de evitarla a corto plazo. Si quería abolirla, tendría que ser más inteligente y no atacar frontalmente a una institución fuertemente arraigada en las sociedades europeas.
Mientras tanto se dirigió a Castellón, donde Galileo vivía en el observatorio allí instalado. Con su ayuda no tardo en construir un vértice geodésico del que Galileo cálculo detalladamente sus coordenadas, otorgándole una longitud 0. A continuación levantarían un segundo vértice a una distancia conocida, calculando su latitud y hallando su longitud por medición simple. Una vez tuvieron aquellos dos primeros vértices, fue tan simple como empezar a realizar triangulaciones, ya fuesen directas o inversas, cada vez más lejanas.
Paralelamente los dibujantes de la escuela de cartografía allí situada, dirigidos por Luis Tribaldo de Toledo, empezaron a levantar mapas de la zona utilizando la proyección Mercator. El proceso era muy simple aunque laborioso. Desde dos vértices conocidos, los geógrafos calculaban los ángulos hasta los accidentes geográficos o arquitectónicos, con los que calculaban distancias, coordenadas y altitud de cada elemento. Una vez logrado tan solo era necesario plasmar aquellos datos en los mapas mediante dibujos.
A lo largo del año siguiente, los geógrafos calcularían puntos geodésicos a lo largo y ancho de todo el reino de Valencia, levantando grandes hitos geodésicos en las alturas de las mayores colinas y montañas. Asimismo se calcularían las coordenadas de los vértices de campanarios de los pueblos o de algunas torres y capillas que fuesen fácilmente identificables desde lejos. Así en lo sucesivo cualquier geógrafo, ingeniero, o arquitecto, podría conocer con exactitud su situación para realizar su trabajo. Esta utilidad palidecía sin embargo al lado de la de los militares, que podrían conocer con solo un vistazo a un mapa, cuál era la orografía de la zona y planificar sus movimientos a partir de allí.
Solo unos meses después, ya en primavera de 1636, el ingeniero y cartógrafo napolitano Pietro de Marino, pudo empezar a construir la presa de Tous a partir de un mapa recién dibujado de la zona. Miles de obreros trabajarían en aquella monumental obra, incluyendo más de cuatro mil esclavos. Mientras tanto los ingenieros calcularon cuidadosamente la ruta más adecuada para el acueducto, siguiendo para ello los requerimientos dados por Pedro.
Archivo General de Simancas
Archivo de la Armada;
Estimado Ignacio, espero que vuestra labor en la creación de los arsenales de la Armada y el diseño de nuevos navíos marche viento en popa y sin tormentas en el horizonte. Por mi parte he tomado posesión de mi nuevo cargo y tengo grandes proyectos en mente, con los que mejorar aqueste reino. De hecho muchos de los proyectos que quiero emprender están estrechamente relacionados con la ingeniería, así que lamento que vos no estéis aquí para haceros cargo de ellos pues os considero el hombre más adecuado para el trabajo.
He de deciros que hoy mismo he intervenido ante la Audiencia de Valencia y me he reunido con el “consell secret”, el órgano encargado de regir la ciudad de Valencia, solicitando su apoyo para represar el río Júcar y construir un acueducto que abastezca de agua la ciudad, objetivo en el que creo me apoyaran. De hecho en previsión de un futuro permiso ya he enviado a varios equipos para que levanten un detallado mapa topográfico de la zona. Precisamente para esto los artesanos de la ciudad están construyendo nuevos teodolitos según mis especificaciones, así que espero que una vez terminados, los trabajos avancen con rapidez.
Sé que los romanos preferían aguas de manantiales de montaña por ser las más limpias y sanas, pero ante la falta de estas o la dificultad de encontrar aguas de tales características creo que podemos utilizar las aguas del Júcar, un río de Montaña de aguas claras que discurre rápido entre cañones, hasta su llegada al llano de Valencia. Así la represa se levantara cerca de “Tous”, un pequeño pueblo situado unas ocho leguas al sudoeste de la ciudad de Valencia, donde el río Júcar discurre entre estrechos cañones antes de llegar a la llanura hortofrutícola. Allí las paredes son de piedra y creo podría levantarse una presa de arco, de unas ciento cincuenta varas valencianas de largo por cuarenta o cuarentaicinco de alto. Esta será la labor más complicada y laboriosa por cuanto tiene de monumental esfuerzo.
Desde la represa deberá partir un acueducto, a falta del mapa topográfico que he solicitado para hacer los cálculos de la pendiente y conociendo la orografía de la zona, creo que el acueducto deberá seguir el curso del río, rumbo al sureste durante unas tres o cuatro mil varas, antes de torcer a la izquierda donde será necesario un túnel de unas seiscientas sesenta varas valencianas que de paso al llano. Una vez allí el acueducto serpenteara rumbo al Noreste hasta llegar a la ciudad, donde se instalara un Castellum Aquae. Un depurador de agua en el que utilizaremos métodos de decantación y filtrado para potabilizar el agua antes de repartirla por la ciudad…
Mientras tanto se dirigió a Castellón, donde Galileo vivía en el observatorio allí instalado. Con su ayuda no tardo en construir un vértice geodésico del que Galileo cálculo detalladamente sus coordenadas, otorgándole una longitud 0. A continuación levantarían un segundo vértice a una distancia conocida, calculando su latitud y hallando su longitud por medición simple. Una vez tuvieron aquellos dos primeros vértices, fue tan simple como empezar a realizar triangulaciones, ya fuesen directas o inversas, cada vez más lejanas.
Paralelamente los dibujantes de la escuela de cartografía allí situada, dirigidos por Luis Tribaldo de Toledo, empezaron a levantar mapas de la zona utilizando la proyección Mercator. El proceso era muy simple aunque laborioso. Desde dos vértices conocidos, los geógrafos calculaban los ángulos hasta los accidentes geográficos o arquitectónicos, con los que calculaban distancias, coordenadas y altitud de cada elemento. Una vez logrado tan solo era necesario plasmar aquellos datos en los mapas mediante dibujos.
A lo largo del año siguiente, los geógrafos calcularían puntos geodésicos a lo largo y ancho de todo el reino de Valencia, levantando grandes hitos geodésicos en las alturas de las mayores colinas y montañas. Asimismo se calcularían las coordenadas de los vértices de campanarios de los pueblos o de algunas torres y capillas que fuesen fácilmente identificables desde lejos. Así en lo sucesivo cualquier geógrafo, ingeniero, o arquitecto, podría conocer con exactitud su situación para realizar su trabajo. Esta utilidad palidecía sin embargo al lado de la de los militares, que podrían conocer con solo un vistazo a un mapa, cuál era la orografía de la zona y planificar sus movimientos a partir de allí.
Solo unos meses después, ya en primavera de 1636, el ingeniero y cartógrafo napolitano Pietro de Marino, pudo empezar a construir la presa de Tous a partir de un mapa recién dibujado de la zona. Miles de obreros trabajarían en aquella monumental obra, incluyendo más de cuatro mil esclavos. Mientras tanto los ingenieros calcularon cuidadosamente la ruta más adecuada para el acueducto, siguiendo para ello los requerimientos dados por Pedro.
Archivo General de Simancas
Archivo de la Armada;
Estimado Ignacio, espero que vuestra labor en la creación de los arsenales de la Armada y el diseño de nuevos navíos marche viento en popa y sin tormentas en el horizonte. Por mi parte he tomado posesión de mi nuevo cargo y tengo grandes proyectos en mente, con los que mejorar aqueste reino. De hecho muchos de los proyectos que quiero emprender están estrechamente relacionados con la ingeniería, así que lamento que vos no estéis aquí para haceros cargo de ellos pues os considero el hombre más adecuado para el trabajo.
He de deciros que hoy mismo he intervenido ante la Audiencia de Valencia y me he reunido con el “consell secret”, el órgano encargado de regir la ciudad de Valencia, solicitando su apoyo para represar el río Júcar y construir un acueducto que abastezca de agua la ciudad, objetivo en el que creo me apoyaran. De hecho en previsión de un futuro permiso ya he enviado a varios equipos para que levanten un detallado mapa topográfico de la zona. Precisamente para esto los artesanos de la ciudad están construyendo nuevos teodolitos según mis especificaciones, así que espero que una vez terminados, los trabajos avancen con rapidez.
Sé que los romanos preferían aguas de manantiales de montaña por ser las más limpias y sanas, pero ante la falta de estas o la dificultad de encontrar aguas de tales características creo que podemos utilizar las aguas del Júcar, un río de Montaña de aguas claras que discurre rápido entre cañones, hasta su llegada al llano de Valencia. Así la represa se levantara cerca de “Tous”, un pequeño pueblo situado unas ocho leguas al sudoeste de la ciudad de Valencia, donde el río Júcar discurre entre estrechos cañones antes de llegar a la llanura hortofrutícola. Allí las paredes son de piedra y creo podría levantarse una presa de arco, de unas ciento cincuenta varas valencianas de largo por cuarenta o cuarentaicinco de alto. Esta será la labor más complicada y laboriosa por cuanto tiene de monumental esfuerzo.
Desde la represa deberá partir un acueducto, a falta del mapa topográfico que he solicitado para hacer los cálculos de la pendiente y conociendo la orografía de la zona, creo que el acueducto deberá seguir el curso del río, rumbo al sureste durante unas tres o cuatro mil varas, antes de torcer a la izquierda donde será necesario un túnel de unas seiscientas sesenta varas valencianas que de paso al llano. Una vez allí el acueducto serpenteara rumbo al Noreste hasta llegar a la ciudad, donde se instalara un Castellum Aquae. Un depurador de agua en el que utilizaremos métodos de decantación y filtrado para potabilizar el agua antes de repartirla por la ciudad…
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Un soldado de cuatro siglos
Mientras los planes para las nuevas construcciones iban tomando forma en manos de los ingenieros, Pedro paso a su siguiente proyecto, la erradicación de la Malaria en el Reino de Valencia. Antes ya se habían tomado algunas medidas, petroleando las charcas que servían de criaderos a los mosquitos, pero ahora esas medidas debían tomarse a gran escala y en todo el reino.
Para ello en primer lugar reunió petróleo, excedente del que veían refinando con fines “alquímicos” en Castellón. Con él la próxima primavera llevaría a cabo una campaña masiva de limpieza de charcas y ríos con el fin de combatir las plagas de mosquitos. Paralelamente empezó a buscar crisantemos, pues machacados y pulverizados constituían un magnifico pesticida biodegradable. Cuando empezase la época de cría de los mosquitos, utilizaría tal pesticida para combatirlos en sus lugares de cría. Este pesticida sería complementado con la utilización masiva de otras plantas naturales que tenían cierta eficacia como insecticida, ya fuese en esencia o con las propias hierbas. Entre estas estaban la citronella, la caléndula, el romero o la lavanda. Tal vez su eficacia real fuese reducida, pero todo ayudaba cuando se trataba de combatir aquella plaga.
Por último, dio instrucciones para que los alcaides y bailes locales llevasen un registro de enfermos en sus áreas. Con ello el próximo año dibujaría un mapa de influencia de la enfermedad que podría utilizar para aumentar la eficacia de la lucha contra esta plaga en años venideros.
Mientras regresaba a la casona en el Grao en la que residía, paso frente a un par de baños en los que vio decenas de personas entrando y saliendo de ellos. La imagen contrastaba mucho con la de una década atrás, donde los baños tenían una afluencia mucho menor, lo que le dio a pensar en la facilidad con la que la gente había adoptado una costumbre impuesta a la fuerza en el ejército. Suponía que tal vez, y solo tal vez, se debiese a que la gente empezó a asociar aquellos hábitos con los de unas tropas que estaban logrando grandes hazañas y logrando riquezas considerables.
.....................
—¿Sabéis cual es vuestro trabajo? —preguntó Pedro mientras observaba al hombre que tenía frente a si, cuya espada mostraba evidentes signos de uso.
—Así es, excelencia. —Respondió aquel.
—¿Veis algún problema en ello? —preguntó a continuación.
—No debería haberlo, excelencia, el joven es solo un matasiete. —respondió el espadachín.
—En ese caso, cuando se haya desposado, ocupaos de él. ¡Que no llegue a la noche de bodas!
—Como su excelencia ordene…
Para ello en primer lugar reunió petróleo, excedente del que veían refinando con fines “alquímicos” en Castellón. Con él la próxima primavera llevaría a cabo una campaña masiva de limpieza de charcas y ríos con el fin de combatir las plagas de mosquitos. Paralelamente empezó a buscar crisantemos, pues machacados y pulverizados constituían un magnifico pesticida biodegradable. Cuando empezase la época de cría de los mosquitos, utilizaría tal pesticida para combatirlos en sus lugares de cría. Este pesticida sería complementado con la utilización masiva de otras plantas naturales que tenían cierta eficacia como insecticida, ya fuese en esencia o con las propias hierbas. Entre estas estaban la citronella, la caléndula, el romero o la lavanda. Tal vez su eficacia real fuese reducida, pero todo ayudaba cuando se trataba de combatir aquella plaga.
Por último, dio instrucciones para que los alcaides y bailes locales llevasen un registro de enfermos en sus áreas. Con ello el próximo año dibujaría un mapa de influencia de la enfermedad que podría utilizar para aumentar la eficacia de la lucha contra esta plaga en años venideros.
Mientras regresaba a la casona en el Grao en la que residía, paso frente a un par de baños en los que vio decenas de personas entrando y saliendo de ellos. La imagen contrastaba mucho con la de una década atrás, donde los baños tenían una afluencia mucho menor, lo que le dio a pensar en la facilidad con la que la gente había adoptado una costumbre impuesta a la fuerza en el ejército. Suponía que tal vez, y solo tal vez, se debiese a que la gente empezó a asociar aquellos hábitos con los de unas tropas que estaban logrando grandes hazañas y logrando riquezas considerables.
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—¿Sabéis cual es vuestro trabajo? —preguntó Pedro mientras observaba al hombre que tenía frente a si, cuya espada mostraba evidentes signos de uso.
—Así es, excelencia. —Respondió aquel.
—¿Veis algún problema en ello? —preguntó a continuación.
—No debería haberlo, excelencia, el joven es solo un matasiete. —respondió el espadachín.
—En ese caso, cuando se haya desposado, ocupaos de él. ¡Que no llegue a la noche de bodas!
—Como su excelencia ordene…
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
- tercioidiaquez
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Un soldado de cuatro siglos
Palacio del Altillo de Buenavista, Madrid.
Diego suspiró y puso los pies encima de la mesa. Seguía llevando unas buenas botas, aunque en la corte no pegaba mucho.
No era una postura muy digna para su cargo, pero sus ayudantes ya estaban acostumbrados.
"Leedme lo que os dicté".
Tomasillo, el rapaz que le había acompañado como ordenanza ahora seguía con él como ayudante. Para ello le había obligado a aprender a leer, aunque el chaval era mas aficionado a la espada. Diego le había convencido citándole (y obligándole después a leer el Quijote) a Cervantes : "nunca la lanza embotó la pluma, ni la pluma la lanza".
"Es nuestra voluntad, que cada uno de mis Tercios esté compuesto por dos batallones, de a 500 hombres cada uno, mas un tercero, de depósito con 20 oficiales. Este batallón se encargará de la recluta y adiestramiento de las levas que se produzcan y estará situado en la capital de la región que indique Nos. Los dos primeros batallones se encontrarán en campaña cuando no se les designe otro lugar.
Los dos batallones estarán formados por 4 compañías y una plana mayor. La primera compañía de cada uno será de granaderos, escogidos entre los que sobrepasen los 2 con 6 pies de altura (1,75).
Todos estarán equipados con mosquete y cuchillo para la embocadura, también conocido como "breda". Los granaderos portarán granadas y sable corto. Los oficiales, sable, como corresponde a su puesto, que además serán considerados, plazas montadas.
El uniforme será de color pardo, de buen tejido de nuestras fábricas, pues se ha demostrado de mayor utilidad para las tareas propias del Soldado.
Pero para que pueda mostrar su categoría y empleo, llevará en el chambergo una pluma y escarapela del color que elija su Maestre de Campo, que habrá de ser llevado con donaire y galanura.
El vestuario estará formado por:
Chambergo con escarapela y pluma de color.
Camisa blanca, coleto, y casaca de color pardo.
Pañuelo para walona (cuello).
Botas de cuero de caña alta y alpargatas para tareas menores
Navaja o vizcaína.
Mochila para llevar los alimentos, enseres de uso de combate y una hachuela.
Saco petate para llevar un saco de dormir, mantas, las mudas y objetos personales que se llevarán en el bagaje de la compañía.
Es nuestra voluntad que cada uno de nuestros batallones porte dos banderas, siendo en el primer batallón la "Real", la que portará en nuestra Cruz de Borgoña el color rojo de nuestra Nación, y en las otras, las "Batallonas", los que elija el Maestre de Campo.....
Diego suspiró y puso los pies encima de la mesa. Seguía llevando unas buenas botas, aunque en la corte no pegaba mucho.
No era una postura muy digna para su cargo, pero sus ayudantes ya estaban acostumbrados.
"Leedme lo que os dicté".
Tomasillo, el rapaz que le había acompañado como ordenanza ahora seguía con él como ayudante. Para ello le había obligado a aprender a leer, aunque el chaval era mas aficionado a la espada. Diego le había convencido citándole (y obligándole después a leer el Quijote) a Cervantes : "nunca la lanza embotó la pluma, ni la pluma la lanza".
"Es nuestra voluntad, que cada uno de mis Tercios esté compuesto por dos batallones, de a 500 hombres cada uno, mas un tercero, de depósito con 20 oficiales. Este batallón se encargará de la recluta y adiestramiento de las levas que se produzcan y estará situado en la capital de la región que indique Nos. Los dos primeros batallones se encontrarán en campaña cuando no se les designe otro lugar.
Los dos batallones estarán formados por 4 compañías y una plana mayor. La primera compañía de cada uno será de granaderos, escogidos entre los que sobrepasen los 2 con 6 pies de altura (1,75).
Todos estarán equipados con mosquete y cuchillo para la embocadura, también conocido como "breda". Los granaderos portarán granadas y sable corto. Los oficiales, sable, como corresponde a su puesto, que además serán considerados, plazas montadas.
El uniforme será de color pardo, de buen tejido de nuestras fábricas, pues se ha demostrado de mayor utilidad para las tareas propias del Soldado.
Pero para que pueda mostrar su categoría y empleo, llevará en el chambergo una pluma y escarapela del color que elija su Maestre de Campo, que habrá de ser llevado con donaire y galanura.
El vestuario estará formado por:
Chambergo con escarapela y pluma de color.
Camisa blanca, coleto, y casaca de color pardo.
Pañuelo para walona (cuello).
Botas de cuero de caña alta y alpargatas para tareas menores
Navaja o vizcaína.
Mochila para llevar los alimentos, enseres de uso de combate y una hachuela.
Saco petate para llevar un saco de dormir, mantas, las mudas y objetos personales que se llevarán en el bagaje de la compañía.
Es nuestra voluntad que cada uno de nuestros batallones porte dos banderas, siendo en el primer batallón la "Real", la que portará en nuestra Cruz de Borgoña el color rojo de nuestra Nación, y en las otras, las "Batallonas", los que elija el Maestre de Campo.....
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
- tercioidiaquez
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Un soldado de cuatro siglos
"Siendo nuestra voluntad, que el soldado que entre a servir a nuestras banderas, hemos decidido y por lo tanto ordenado, que se den las condiciones necesarias para que pueda mantener una vida honrosa como corresponde a su profesión, por lo que los empleos que se ocuparán serán los siguientes:
Soldado.
Cabo.
Sargento
Subteniente.
Alférez.
Capitán.
Sargento Mayor.
Maestre de Campo.
Maestre de Batalla (General de Brigada)
Maestre General (General de División).
Capitán General....
Soldado.
Cabo.
Sargento
Subteniente.
Alférez.
Capitán.
Sargento Mayor.
Maestre de Campo.
Maestre de Batalla (General de Brigada)
Maestre General (General de División).
Capitán General....
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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Un soldado de cuatro siglos
El 2 de enero de 1636, Pedro visitó la cercana ciudad de Murviedro, dirigiéndose de inmediato a las ruinas del Teatro romano. En cuanto llego a ellas, ordeno a sus criados que montasen una mesa inclinada (de dibujo) en el Auditurium. A continuación empezó a dibujar el teatro que tenía frente a si a escala, dirigiendo a un grupo de chiquillos que equipados con “metros” plegables de carpintero, divididos en varas y líneas, empezaron a realizar las medidas necesarias que luego el convertiría en una escala 1:100 para plasmar los dibujos.
Permaneció en Murviedro durante los días siguientes, aprovechando para dibujarlo con detalle. También aprovecharía para limpiar e incluso desenterrar las ruinas en aquellos lugares en los que fue necesario. Eso le permitió finalizar el dibujo y realizar un segundo dibujo técnico con la forma del teatro en su tiempo de esplendor. Fue entonces cuando recibió la visita del mercenario que había contratado unos días atrás.
—Está hecho, excelencia. —dijo el hombre, parco en palabras, quien de hecho en ningún momento llegó a preguntar por qué el virrey quería muerto a quien parecía un hombre del montón.
—Hacéis honor a vuestra reputación. —respondió Pedro entregándole una bolsa. —Aquí tenéis. Sería bueno que viajaseis una temporada a Castellón, puede que tenga otro trabajo para vos en un futuro. —El hombre enarco una ceja sin decir nada, para después asentir. Las palabras sobraban cuando estaba logrando la confianza de uno de los hombres más poderosos del reino (de Valencia). —Instalaos cerca de la fábrica de azulejos de Villareal, y acudid de tanto en tanto a la taberna de la fábrica. Allí recibiréis noticias mías. —dicho esto, Pedro retomo su labor mientras el soldado, Arturo había dicho que se llamaba, se alejaba.
Al regresar a Valencia, Pedro ya tenía su siguiente objetivo en mente. Este había llegado hasta él casi por casualidad un mes atrás. Un joven había violado a una moza, salvándose de la ejecución cuando la mujer accedió a casarse con su violador. Una costumbre que roía sus entrañas de hombre moderno, pero ante la que no pudo hacer nada pues estaba recogida en la ley.
Ese mismo día decidió cambiar las leyes del Reino de Valencia, creando un código penal unificado en el que cada delito y su castigo, eliminando de él una serie de costumbres que le resultaban repulsivas. Por fortuna en Valencia había una gran cantidad de hombres doctos en leyes, tanto vulgar como canóniga, y fue fácil recurrir a ellos para empezar a compilar las leyes que luego Pedro supervisaría y cribaría con sumo cuidado.
Pero antes decidió crear un catálogo monumental del Reino de Valencia, empezando por el “Teatro de Sagunto”, situado en Murviedro. Sería el primero de los muchos monumentos de entrarían en aquel catálogo, que incluiría restos romanos, árabes o castillos desde el Norte al Sur del Reino, incluyendo en él las murallas de ciudades como Valencia o Castellón. Todos aquellos monumentos históricos quedarían así protegidos por Ley, siendo imposible derruirlos o abandonarlos a su suerte, en cuyo caso la Audiencia de Valencia tendría derecho a intervenir para preservarlos.
Hecho esto, por fin pudo descansar un poco, aunque esto no significo que dejase de trabajar sino que centró su atención en la supervisión de otras actividades que ya estaban en marcha tiempo atrás, en muchas ocasiones nacidas a causa de la actividad de sus empresas. Para empezar visitó muchos de los ríos del Reino con el fin de evaluarlos. En varios de ellos pudo observar a cientos de personas que trabajaban en limpiar los cauces e incluso construían caminos de sirga en sus orillas. Entre estos estaba el propio río Turia, que sin la sobreexplotación de su propia época, era navegable en gran parte de su cauce. En su mente no cesaba de buscar soluciones al transporte, especialmente de carbón de Teruel con destino a las nuevas factorías valencianas. Allí sería sometido a un proceso de coquización para extraer el gas que ayudaría a alimentar a la iluminación de la ciudad, para luego emplear el carbón en los altos hornos o las fábricas de vidrio y porcelana entre otras.
Una de estas eran las fábricas de ladrillos de adobe. Fabricas que habían proliferado al calor del crecimiento de Valencia y otras muchas ciudades valencianas, especialmente de aquellas cercanas a las nuevas factorías de cristales, espejos, lentes, porcelana, relojes, textiles, y altos hornos. En la propia Valencia gran parte de la ciudad Nueva estaba siendo levantaba con ladrillos de adobe, claro que tan importante como estas, era la gran cantidad de ladrillos necesarios para el nuevo sistema de alcantarillado que se estaba instalando en la ciudad.
Otro de los negocios ahora en boga, era la fabricación de cemento. Para su elaboración, dos hornos situados cerca del río Mijares transformaban las cenizas volcánicas traídas al principio desde Nápoles y Sicilia, pero ahora también de otros lugares en los que había volcanes. Aquel cemento sería luego utilizado en las obras publicas del reino, y si la primera fue el puerto de Valencia, ahora casi finalizado, esta fue seguida por los embalses y acueductos en los que ahora trabajaban.
Permaneció en Murviedro durante los días siguientes, aprovechando para dibujarlo con detalle. También aprovecharía para limpiar e incluso desenterrar las ruinas en aquellos lugares en los que fue necesario. Eso le permitió finalizar el dibujo y realizar un segundo dibujo técnico con la forma del teatro en su tiempo de esplendor. Fue entonces cuando recibió la visita del mercenario que había contratado unos días atrás.
—Está hecho, excelencia. —dijo el hombre, parco en palabras, quien de hecho en ningún momento llegó a preguntar por qué el virrey quería muerto a quien parecía un hombre del montón.
—Hacéis honor a vuestra reputación. —respondió Pedro entregándole una bolsa. —Aquí tenéis. Sería bueno que viajaseis una temporada a Castellón, puede que tenga otro trabajo para vos en un futuro. —El hombre enarco una ceja sin decir nada, para después asentir. Las palabras sobraban cuando estaba logrando la confianza de uno de los hombres más poderosos del reino (de Valencia). —Instalaos cerca de la fábrica de azulejos de Villareal, y acudid de tanto en tanto a la taberna de la fábrica. Allí recibiréis noticias mías. —dicho esto, Pedro retomo su labor mientras el soldado, Arturo había dicho que se llamaba, se alejaba.
Al regresar a Valencia, Pedro ya tenía su siguiente objetivo en mente. Este había llegado hasta él casi por casualidad un mes atrás. Un joven había violado a una moza, salvándose de la ejecución cuando la mujer accedió a casarse con su violador. Una costumbre que roía sus entrañas de hombre moderno, pero ante la que no pudo hacer nada pues estaba recogida en la ley.
Ese mismo día decidió cambiar las leyes del Reino de Valencia, creando un código penal unificado en el que cada delito y su castigo, eliminando de él una serie de costumbres que le resultaban repulsivas. Por fortuna en Valencia había una gran cantidad de hombres doctos en leyes, tanto vulgar como canóniga, y fue fácil recurrir a ellos para empezar a compilar las leyes que luego Pedro supervisaría y cribaría con sumo cuidado.
Pero antes decidió crear un catálogo monumental del Reino de Valencia, empezando por el “Teatro de Sagunto”, situado en Murviedro. Sería el primero de los muchos monumentos de entrarían en aquel catálogo, que incluiría restos romanos, árabes o castillos desde el Norte al Sur del Reino, incluyendo en él las murallas de ciudades como Valencia o Castellón. Todos aquellos monumentos históricos quedarían así protegidos por Ley, siendo imposible derruirlos o abandonarlos a su suerte, en cuyo caso la Audiencia de Valencia tendría derecho a intervenir para preservarlos.
Hecho esto, por fin pudo descansar un poco, aunque esto no significo que dejase de trabajar sino que centró su atención en la supervisión de otras actividades que ya estaban en marcha tiempo atrás, en muchas ocasiones nacidas a causa de la actividad de sus empresas. Para empezar visitó muchos de los ríos del Reino con el fin de evaluarlos. En varios de ellos pudo observar a cientos de personas que trabajaban en limpiar los cauces e incluso construían caminos de sirga en sus orillas. Entre estos estaba el propio río Turia, que sin la sobreexplotación de su propia época, era navegable en gran parte de su cauce. En su mente no cesaba de buscar soluciones al transporte, especialmente de carbón de Teruel con destino a las nuevas factorías valencianas. Allí sería sometido a un proceso de coquización para extraer el gas que ayudaría a alimentar a la iluminación de la ciudad, para luego emplear el carbón en los altos hornos o las fábricas de vidrio y porcelana entre otras.
Una de estas eran las fábricas de ladrillos de adobe. Fabricas que habían proliferado al calor del crecimiento de Valencia y otras muchas ciudades valencianas, especialmente de aquellas cercanas a las nuevas factorías de cristales, espejos, lentes, porcelana, relojes, textiles, y altos hornos. En la propia Valencia gran parte de la ciudad Nueva estaba siendo levantaba con ladrillos de adobe, claro que tan importante como estas, era la gran cantidad de ladrillos necesarios para el nuevo sistema de alcantarillado que se estaba instalando en la ciudad.
Otro de los negocios ahora en boga, era la fabricación de cemento. Para su elaboración, dos hornos situados cerca del río Mijares transformaban las cenizas volcánicas traídas al principio desde Nápoles y Sicilia, pero ahora también de otros lugares en los que había volcanes. Aquel cemento sería luego utilizado en las obras publicas del reino, y si la primera fue el puerto de Valencia, ahora casi finalizado, esta fue seguida por los embalses y acueductos en los que ahora trabajaban.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Un soldado de cuatro siglos
DIARIO DE VALENCIA
6 de mayo de 1636, numero 1
Nuevas arribadas al puerto de Valencia. Durante el día de ayer tres galeones echaron el ancla en el puerto de Valencia. El primero el Juliano, con bandera de Génova, ha descargado un cargamento de trigo en los silos del puerto. El segundo en llegar a puerto fue el galeón sevillano San Justo, que descargo aceite de oliva y encurtidos. El último en llegar, casi al anochecer fue el galeón inglés Willy, que descargo lana y papel, cargando a continuación espejos y porcelanas para su viaje de regreso.
Ampliación de la ciudad. El consell de la ciudad ha decidido ampliar la ciudad más allá de las torres de Serranos, en la rivera septentrional del Turia. Para ello ha acordado provisionar fondos con los que adquirir las tierras necesarias para las nuevas construcciones que incluirán un nuevo edificio para la universidad y varios edificios de gobierno.
Un soldado premiado. El soldado Juan de Ariño ha sido premiado con la Orden de Jaime I por los hechos acaecidos durante la batalla naval de Tabarca. En ella su galeón trabo combate con una galera argelina, luchándose con saña sin que nadie consiguiese la ventaja. Entonces lleno de ánimo, Juan de Ariño se lanzó al agua con la rodela a la espalda y la espada en la boca, nado bajo la galera enemiga y la acometió desde el otro lado, causando gran matanza que hizo que los sarracenos desfalleciesen y permitió el abordaje de los nuestros. Por estos hechos la junta de Almirantes ha tenido a bien otorgar la citada condecoración al bravo soldado.
El Virrey D Pedro de nuevo en la ciudad tras pasar dos semanas en Requena, donde ha disfrutado de las aguas del Cabriel o de Fuentepodrida, que tienen fama de medicinales.
Éxito de la campaña de inmunización contra la viruela. En los últimos años ninguno de los inmunizados contra la viruela ha enfermado de esta atroz enfermedad. Siendo así se recomienda a todos los mayores de nueva años que no hayan padecido la enfermedad, que acudan al cirujano más próximo para inmunizarse.
Oferta de trabajo. Mosén Julián Castor, del gremio de carabaçers, precisa de dos carpinteros para esta primavera, preguntar por él en el gremio sito en la parroquia de San Martin.
La iglesia de Nuestra Señora del Milagro tiene nuevo párroco. El padre Luis Vasco ha llegado a…
SEMANAL DE VALENCIA
Numero 1
Más cerca de la guerra con Francia. Francia, dirigida con mano firme por el Cardenal Richelieu, está mostrando su apoyo a los suecos que permanecen en Alemania, afianzando su poder con los príncipes luteranos. Noticias llegadas de Francia nos hablan de un ejército francés que podría estar preparándose para intervenir en Flandes.
El Rey de Suecia se ha retirado a sus cuarteles de invierno. Tras la dura derrota que las tropas de S.A. el cardenal infante les infligieron en la batalla de la Capilla, cerca de Viena, las tropas suecas retrocedieron hacia el Norte, alejándose de los dominios del Emperador. En estos momentos el ejército sueco permanece acantonado en los principados protestantes, donde ha sido azotado por las deserciones que han mermado considerablemente sus fuerzas.
Nace una Princesa en Inglaterra. El pasado 29 de diciembre del pasado año el rey Carlos I de Inglaterra fue padre de una niña, bautizada como Isabel. Se trata de su quinto vástago, siendo su segunda hija.
El mercado de la seda permanece estable. El precio de la seda se ha mantenido estable en los mercados de Valencia, Génova y Ámsterdam durante las últimas fechas, esperándose buenos beneficios para los próximos meses.
La Armada española suma un nuevo navío. El navío El Fuerte, de sesenta cañones y novecientas veinte toneladas gruesas, se ha sumado a las filas de la Real Armada Española. Su comandante será el capitán de navío Garraza, hombre de mar que lucho en la armada del Duque de Osuna, participando en la gloriosa jornada del Cabo Celidonia. Con esta incorporación el poder naval español continúa reforzándose.
……………
Pedro dejo el ejemplar de El Semanal sobre su escritorio. A partir de ahora Valencia tenía dos periódicos, uno diario en el que se recogerían las noticias locales, y uno semanal reservado a noticias internacionales, ya fuesen noticias de sociedad sobre la monarquía, noticias sobre el comercio o las siempre inquietantes noticias sobre conflictos. Pero sobre todo habrían de ser fuente de noticias calculadas para apoyar su causa y la de sus compañeros…
6 de mayo de 1636, numero 1
Nuevas arribadas al puerto de Valencia. Durante el día de ayer tres galeones echaron el ancla en el puerto de Valencia. El primero el Juliano, con bandera de Génova, ha descargado un cargamento de trigo en los silos del puerto. El segundo en llegar a puerto fue el galeón sevillano San Justo, que descargo aceite de oliva y encurtidos. El último en llegar, casi al anochecer fue el galeón inglés Willy, que descargo lana y papel, cargando a continuación espejos y porcelanas para su viaje de regreso.
Ampliación de la ciudad. El consell de la ciudad ha decidido ampliar la ciudad más allá de las torres de Serranos, en la rivera septentrional del Turia. Para ello ha acordado provisionar fondos con los que adquirir las tierras necesarias para las nuevas construcciones que incluirán un nuevo edificio para la universidad y varios edificios de gobierno.
Un soldado premiado. El soldado Juan de Ariño ha sido premiado con la Orden de Jaime I por los hechos acaecidos durante la batalla naval de Tabarca. En ella su galeón trabo combate con una galera argelina, luchándose con saña sin que nadie consiguiese la ventaja. Entonces lleno de ánimo, Juan de Ariño se lanzó al agua con la rodela a la espalda y la espada en la boca, nado bajo la galera enemiga y la acometió desde el otro lado, causando gran matanza que hizo que los sarracenos desfalleciesen y permitió el abordaje de los nuestros. Por estos hechos la junta de Almirantes ha tenido a bien otorgar la citada condecoración al bravo soldado.
El Virrey D Pedro de nuevo en la ciudad tras pasar dos semanas en Requena, donde ha disfrutado de las aguas del Cabriel o de Fuentepodrida, que tienen fama de medicinales.
Éxito de la campaña de inmunización contra la viruela. En los últimos años ninguno de los inmunizados contra la viruela ha enfermado de esta atroz enfermedad. Siendo así se recomienda a todos los mayores de nueva años que no hayan padecido la enfermedad, que acudan al cirujano más próximo para inmunizarse.
Oferta de trabajo. Mosén Julián Castor, del gremio de carabaçers, precisa de dos carpinteros para esta primavera, preguntar por él en el gremio sito en la parroquia de San Martin.
La iglesia de Nuestra Señora del Milagro tiene nuevo párroco. El padre Luis Vasco ha llegado a…
SEMANAL DE VALENCIA
Numero 1
Más cerca de la guerra con Francia. Francia, dirigida con mano firme por el Cardenal Richelieu, está mostrando su apoyo a los suecos que permanecen en Alemania, afianzando su poder con los príncipes luteranos. Noticias llegadas de Francia nos hablan de un ejército francés que podría estar preparándose para intervenir en Flandes.
El Rey de Suecia se ha retirado a sus cuarteles de invierno. Tras la dura derrota que las tropas de S.A. el cardenal infante les infligieron en la batalla de la Capilla, cerca de Viena, las tropas suecas retrocedieron hacia el Norte, alejándose de los dominios del Emperador. En estos momentos el ejército sueco permanece acantonado en los principados protestantes, donde ha sido azotado por las deserciones que han mermado considerablemente sus fuerzas.
Nace una Princesa en Inglaterra. El pasado 29 de diciembre del pasado año el rey Carlos I de Inglaterra fue padre de una niña, bautizada como Isabel. Se trata de su quinto vástago, siendo su segunda hija.
El mercado de la seda permanece estable. El precio de la seda se ha mantenido estable en los mercados de Valencia, Génova y Ámsterdam durante las últimas fechas, esperándose buenos beneficios para los próximos meses.
La Armada española suma un nuevo navío. El navío El Fuerte, de sesenta cañones y novecientas veinte toneladas gruesas, se ha sumado a las filas de la Real Armada Española. Su comandante será el capitán de navío Garraza, hombre de mar que lucho en la armada del Duque de Osuna, participando en la gloriosa jornada del Cabo Celidonia. Con esta incorporación el poder naval español continúa reforzándose.
……………
Pedro dejo el ejemplar de El Semanal sobre su escritorio. A partir de ahora Valencia tenía dos periódicos, uno diario en el que se recogerían las noticias locales, y uno semanal reservado a noticias internacionales, ya fuesen noticias de sociedad sobre la monarquía, noticias sobre el comercio o las siempre inquietantes noticias sobre conflictos. Pero sobre todo habrían de ser fuente de noticias calculadas para apoyar su causa y la de sus compañeros…
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Un soldado de cuatro siglos
Entrada del Real Alcázar, Madrid.
Diego se mostraba satisfecho. El Consejo de Guerra había aprobado su propuesta y solo quedaba el trámite de la firma del monarca. Por mucho que Olivares argumentara que los costos eran inasumibles, o que "la pica era el arma con mas honor" el rey no dejaba de mostrar con bastante orgullo, que sus regimientos, "su Guardia" con esa nueva organización, bajo el mando del Cardenal Infante, (al que no dejaba de nombrar con enorme orgullo) habían logrado una tremenda victoria.
Viejos sueños entroncados con el propio rey Fernando el Católico, de extender la cristiandad y la bandera con sus armas reales, habían vuelto a su imaginación. ¿Porque no se podría, con el apoyo de Dios y de esos nuevos Tercios, llevar la victoria hasta donde nadie pudo antes?
Diego se pondría ahora con la caballería.
"Recuérdame Tomasillo lo que llevas escrito"
"....y cada Regimiento de a 4 escuadrones, con 100 plazas montadas. Serán de reiters (coraceros) con coraza pistola de rueda y maza, dragones con mosquete "corto" y húsares, al estilo de los magiares, con sable y su velocidad para esquivar los disparos..."
"Y terminar la Guardia, que no se me olvide. Bien, ahora vayamos con el Real Cuerpo de Inválidos. Apunta Tomasillo antes que se me olvide, que el Consejo aprobó la entrega de tierras a los veteranos tras 20 años de servicio continuo o 25 por partes, siempre que cuenten con el informe favorable de su Maestre de Campo..."
Y así siguió Diego mientras avanzaba por la calle dictando cosas al rapaz.
Diego se mostraba satisfecho. El Consejo de Guerra había aprobado su propuesta y solo quedaba el trámite de la firma del monarca. Por mucho que Olivares argumentara que los costos eran inasumibles, o que "la pica era el arma con mas honor" el rey no dejaba de mostrar con bastante orgullo, que sus regimientos, "su Guardia" con esa nueva organización, bajo el mando del Cardenal Infante, (al que no dejaba de nombrar con enorme orgullo) habían logrado una tremenda victoria.
Viejos sueños entroncados con el propio rey Fernando el Católico, de extender la cristiandad y la bandera con sus armas reales, habían vuelto a su imaginación. ¿Porque no se podría, con el apoyo de Dios y de esos nuevos Tercios, llevar la victoria hasta donde nadie pudo antes?
Diego se pondría ahora con la caballería.
"Recuérdame Tomasillo lo que llevas escrito"
"....y cada Regimiento de a 4 escuadrones, con 100 plazas montadas. Serán de reiters (coraceros) con coraza pistola de rueda y maza, dragones con mosquete "corto" y húsares, al estilo de los magiares, con sable y su velocidad para esquivar los disparos..."
"Y terminar la Guardia, que no se me olvide. Bien, ahora vayamos con el Real Cuerpo de Inválidos. Apunta Tomasillo antes que se me olvide, que el Consejo aprobó la entrega de tierras a los veteranos tras 20 años de servicio continuo o 25 por partes, siempre que cuenten con el informe favorable de su Maestre de Campo..."
Y así siguió Diego mientras avanzaba por la calle dictando cosas al rapaz.
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Un soldado de cuatro siglos
El potro solo tenía unas horas de vida cuando Pedro acudió a la cuadra junto a su hijo, a quien ahora había empezado a educar en persona. Tras palmear y almohazar a la madre, una yegua de pura sangre española, Pedro paso a cuidar al potrillo, colocando su mano sobre el morro y el lomo, acariciando los lugares en los que en un futuro habría de llevar la brida y la silla. Así poco a poco se ganaba la confianza del potrillo y lo acostumbraba a la presencia y el contacto con los humanos, facilitando su doma en el futuro.
—Hijo mio, debéis ganaros la confianza del animal, así facilitareis el trabajo con él en el futuro. —explicó Pedro. —Los caballos son animales simples y nos ven como a sus depredadores, pero podemos cambiar eso para que nos vean como parte de su manda, como sus líderes, así nunca tendremos problemas con ellos.
—Si padre. —respondió el niño acariciando al potro con manos temblorosas por la excitación.
Pedro sonrió al ver al infante, quien ahora empleaba buena parte del día en sus lecciones que iban de la esgrima y en un futuro de equitación, a otras de lectura, matemáticas, latín, griego, francés, e historia, para lo que contaba con varios tutores que iban rotando las lecciones. La educación de su hijo le hizo pensar que iba siendo el momento de crear colegios de escolarización primaria. De momento la nobleza y la burguesía educaba a sus hijos en casa por medio de tutores, enviando a sus hijos a la universidad cuando tenían catorce o quince años.
Con ello en mente reunió un grupo de bachilleres, a los que alecciono para que escribiesen una serie de libros de enseñanza básica de esas asignaturas. Incluiría la religión para congraciarse con la iglesia, y esgrima, equitación y etiqueta para dar una educación adecuada a los hijos de los hidalgos. Tal vez algún día podría ampliar esa educación a todas las capas sociales, pero de momento se limitaría a educar a los hijos de las clases pudientes de la ciudad de las principales ciudades del reino. En cuanto a las pequeñas villas, tal vez pudiese enviar un maestro como aquellos maestros rurales que conoció, más por películas que por otra cosa.
—Hijo mio, debéis ganaros la confianza del animal, así facilitareis el trabajo con él en el futuro. —explicó Pedro. —Los caballos son animales simples y nos ven como a sus depredadores, pero podemos cambiar eso para que nos vean como parte de su manda, como sus líderes, así nunca tendremos problemas con ellos.
—Si padre. —respondió el niño acariciando al potro con manos temblorosas por la excitación.
Pedro sonrió al ver al infante, quien ahora empleaba buena parte del día en sus lecciones que iban de la esgrima y en un futuro de equitación, a otras de lectura, matemáticas, latín, griego, francés, e historia, para lo que contaba con varios tutores que iban rotando las lecciones. La educación de su hijo le hizo pensar que iba siendo el momento de crear colegios de escolarización primaria. De momento la nobleza y la burguesía educaba a sus hijos en casa por medio de tutores, enviando a sus hijos a la universidad cuando tenían catorce o quince años.
Con ello en mente reunió un grupo de bachilleres, a los que alecciono para que escribiesen una serie de libros de enseñanza básica de esas asignaturas. Incluiría la religión para congraciarse con la iglesia, y esgrima, equitación y etiqueta para dar una educación adecuada a los hijos de los hidalgos. Tal vez algún día podría ampliar esa educación a todas las capas sociales, pero de momento se limitaría a educar a los hijos de las clases pudientes de la ciudad de las principales ciudades del reino. En cuanto a las pequeñas villas, tal vez pudiese enviar un maestro como aquellos maestros rurales que conoció, más por películas que por otra cosa.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Un soldado de cuatro siglos
Archivo militar de Valencia
Otros fondos, fechas extremas (1500-1862)
Legajo LXV; correspondencia entre el marqués del puerto y el barón de Cheb
Estimado Diego, os escribo para informaros de la marcha de los planes de invasión del Mediterráneo oriental, así como para conocer vuestra opinión sobre algunos asuntos de interés.
En estos momentos, gracias a la ayuda de varios capitanes de la religión y de nuestros almirantes, hemos avanzado mucho en los planes de invasión de Egipto. Un objetivo que creo factible de lograr en solo unos meses de campaña, pues como sabéis Egipto tan solo cuenta con una tierra fértil de unas pocas leguas en el delta del Nilo, y una legua de ancho en su trayecto en la zona de El Cairo, por lo que las maniobras quedaran muy limitadas. En una o dos semanas remitiré un plan de acción a su Majestad y al CD, que espero no ponga demasiadas trabas al plan, pues tengo entendido que está chocando repetidas veces con vuestros planes como antes lo hizo con los míos.
Dicho esto he de llamar vuestra atención sobre un grave problema al que nos enfrentamos. Ambos conocemos los grandes problemas de reclutamiento por los que pasaron los tercios así como la crisis demográfica que vivió España ENLT. Conociendo eso, deberíamos promover el reclutamiento de tropas extranjeras, sea cual sea su religión. Como bien sabéis en estos momentos incluso entre los mercenarios suizos tan solo están permitidos los católicos, existiendo duros castigos si se descubre a algún luterano alistado como tal
Creo imperativo cambiar esa percepción. así que deberíamos tratar de convencer a su majestad de que la idea de reclutar luteranos e incluso sarracenos, para que luchen y mueran en nombre de la fe católica, es una buena idea. Evidentemente no podría ser en los tercios, pero tal vez fuese posible crear unidades de choque “legionarias y regulares” para utilizarlas en Flandes o aquellos lugares de mayor riesgo y fatiga. Por supuesto no limitándolas a luteranos, sino admitiendo en ellas a cualquier soldado voluntario, ya fuese polaco, danés, chino o de Dahomey. Tal vez incluso podría liberarse a cualquier esclavo que se mostrase dispuesto a alistarse un mínimo de diez años a imagen de “F. Mose”. Así lograría solventarse el problema de reclutamiento y crear un buen núcleo de tropas profesionales.
Otro asunto del que deberíamos tratar es de la necesidad de incluir munición pre-rayada en la dotación de cada soldado. Ambos conocemos la escasa precisión lograda durante las “GN”, menos de un 1% de bajas, sobre todo cuando disparaban a distancias superiores a 80… varas. Si incluimos munición pre-rayada, podremos lograr una buena precisión a distancias comprendidas entre 90 y 150 varas, tal vez incluso más. Bastaran cuatro o cinco cartuchos especiales por soldado, pues la rapidez de recarga con esa munición disminuye al ajustar mucho mejor en el cañón, y por lo tanto ser más laboriosa de atacar. Incluso disparar dos veces por minuto a esas distancias puede ofrecernos una buena ventaja, debilitando las formaciones enemigas e incluso obligando a estos a adelantarse en sus disparos, con lo que aumentara su tasa de fallos…
Otros fondos, fechas extremas (1500-1862)
Legajo LXV; correspondencia entre el marqués del puerto y el barón de Cheb
Estimado Diego, os escribo para informaros de la marcha de los planes de invasión del Mediterráneo oriental, así como para conocer vuestra opinión sobre algunos asuntos de interés.
En estos momentos, gracias a la ayuda de varios capitanes de la religión y de nuestros almirantes, hemos avanzado mucho en los planes de invasión de Egipto. Un objetivo que creo factible de lograr en solo unos meses de campaña, pues como sabéis Egipto tan solo cuenta con una tierra fértil de unas pocas leguas en el delta del Nilo, y una legua de ancho en su trayecto en la zona de El Cairo, por lo que las maniobras quedaran muy limitadas. En una o dos semanas remitiré un plan de acción a su Majestad y al CD, que espero no ponga demasiadas trabas al plan, pues tengo entendido que está chocando repetidas veces con vuestros planes como antes lo hizo con los míos.
Dicho esto he de llamar vuestra atención sobre un grave problema al que nos enfrentamos. Ambos conocemos los grandes problemas de reclutamiento por los que pasaron los tercios así como la crisis demográfica que vivió España ENLT. Conociendo eso, deberíamos promover el reclutamiento de tropas extranjeras, sea cual sea su religión. Como bien sabéis en estos momentos incluso entre los mercenarios suizos tan solo están permitidos los católicos, existiendo duros castigos si se descubre a algún luterano alistado como tal
Creo imperativo cambiar esa percepción. así que deberíamos tratar de convencer a su majestad de que la idea de reclutar luteranos e incluso sarracenos, para que luchen y mueran en nombre de la fe católica, es una buena idea. Evidentemente no podría ser en los tercios, pero tal vez fuese posible crear unidades de choque “legionarias y regulares” para utilizarlas en Flandes o aquellos lugares de mayor riesgo y fatiga. Por supuesto no limitándolas a luteranos, sino admitiendo en ellas a cualquier soldado voluntario, ya fuese polaco, danés, chino o de Dahomey. Tal vez incluso podría liberarse a cualquier esclavo que se mostrase dispuesto a alistarse un mínimo de diez años a imagen de “F. Mose”. Así lograría solventarse el problema de reclutamiento y crear un buen núcleo de tropas profesionales.
Otro asunto del que deberíamos tratar es de la necesidad de incluir munición pre-rayada en la dotación de cada soldado. Ambos conocemos la escasa precisión lograda durante las “GN”, menos de un 1% de bajas, sobre todo cuando disparaban a distancias superiores a 80… varas. Si incluimos munición pre-rayada, podremos lograr una buena precisión a distancias comprendidas entre 90 y 150 varas, tal vez incluso más. Bastaran cuatro o cinco cartuchos especiales por soldado, pues la rapidez de recarga con esa munición disminuye al ajustar mucho mejor en el cañón, y por lo tanto ser más laboriosa de atacar. Incluso disparar dos veces por minuto a esas distancias puede ofrecernos una buena ventaja, debilitando las formaciones enemigas e incluso obligando a estos a adelantarse en sus disparos, con lo que aumentara su tasa de fallos…
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Un soldado de cuatro siglos
OPERACIÓN CÉSAR
Tras afianzar el dominio naval en el Mediterráneo durante los últimos años, y como parte previa a una campaña de conquista de los santos lugares, es preciso emprender las operaciones encaminadas a hacer efectiva la conquista de Egipto. Es esta operación destinada un eslabón indispensable para una posterior conquista de los santos lugares, pues con esta conquista se privara al enemigo de su ruta de las especias, al mismo tiempo que se eliminara el peligro procedente de uno de los flancos de la operación.
Objetivo prioritario
Proceder a la conquista de Egipto para lograr una base desde la que saltar a Tierra Santa.
Objetivo secundario
Asegurar la destrucción de la ruta marítima de las especias de la que se nutren las arcas del Sultán, de forma que la economía del Imperio Otomano se vea atacada en los próximos años, causando un serio perjuicio a su causa.
Fuerzas de ataque.
Será necesario trasladar una fuerza de veinte mil hombres de guerra de infantería y cinco mil de caballería, con una agrupación de dos o tres regimientos de artillería, estando compuesta esta fuerza por los dos cuerpos del ejército peninsular, apoyado por los tercios de la Mar Océana establecidos en Nápoles y Sicilia.
La lista definitiva de las unidades encargadas de esta campaña será decidida en vísperas de la operación.
La armada participara con dos agrupaciones navales. La primera quedara encargada de trasladar a las fuerzas de invasión al lugar de desembarco, siendo posteriormente la encargada de descargar suministros en los lugares que se precisen.
La segunda agrupación participara en el traslado de tropas para a continuación patrullar el Mediterráneo Oriental, realizando labores de cobertura e impidiendo la acción de la flota otomana.
La lista definitiva de las unidades navales participantes en la operación se impartirá en vísperas de la campaña.
Egipto
Egipto está compuesto por dos zonas claramente diferenciadas. La primera y la única de interés está formada por la zona fértil del cauce del río Nilo. Es una zona muy estrecha que se extiende menos de media legua a cada lado del río, punto a partir del cual tan solo hay desierto. Tan solo en la zona del Delta del Nilo, conformada por varios ramales que se abren como unas raíces al septentrión de El Cairo.
Teniendo esto en cuenta es muy fácil comprender que las operaciones serán sencillas de realizar, siendo imposible maniobrar en profundidad pues se entraría en el desierto. Este desierto impide en la práctica el envío de refuerzos por tierra, pues se extiende cientos de leguas a Oriente a través del desierto Libio, y varias leguas a oriente a través de la península del Sinaí.
Siendo así cualquier reacción otomana habría de llegar a través del mar, donde nuestra armada los ha arrinconado y goza de una incuestionable superioridad que nos permitirá realizar la invasión.
Riesgos inherentes a las operaciones en Egipto
Las aguas del Nilo no pueden ser consumidas directamente pues pueden ser causa de disentería. Por lo tanto será obligatorio tratarlas previamente, para lo que cada batallón recibirá un carro depurador de agua. En caso de no poder disponer de él, se recomienda hervir el agua durante veinte minutos antes de su consumo.
El calor puede resultar abrumador provocando insolaciones y golpes de calor, por lo que para mitigar sus efectos la invasión se realizara en invierno, cuando las temperaturas son más moderadas. El empleo de prenda de cabeza y pañuelo será obligatorio, y cada hombre deberá llevar consigo en todo momento una calabaza o bota llena de agua, bebiendo un mínimo de dos azumbres diarias.
Se sabe que en 1619 hubo una epidemia de peste que ocasiono una gran mortandad, pero no hay noticias de que la epidemia aun persista en la zona. Aun así será obligatorio mantener las tropas lejos de las urbes, evitar las zonas con abundante ganado doméstico, y tomar medidas antimosquitos y antipulgas, para lo cual se repartirán aceites de citronella y albahaca. Los cirujanos llevaran provisiones de polvo de crisantemo para limpiar las zonas.
Se recomienda a los oficiales y a los soldados que puedan permitírselo que lleven consigo telas mosquiteras.
Operaciones
Una vez realizado el desembarco, es imperativo controlar una ciudad ribereña en la que poder descargar los suministros, siendo las más recomendadas Damieta o Roseta. Una vez logrado debe avanzarse hacia el Autral, de forma que se logre salir del delta del Nilo amenazando Alejandría.
Muchas de las ciudades de Egipto están fortificadas, pero se trata de viejas murallas de estilo medieval, ya sean de piedra o adobe, por lo que no deben ser problema para la real artillería.
El ejército de Egipto está compuesto por ocho regimientos otomanos, y fuerzas irregulares mamelucas. Sin embargo estas no atraviesan por su mejor momento pues hay fricciones entre los mamelucos y los gobernadores otomanos que han dado lugar a enfrentamientos.
Tras afianzar el dominio naval en el Mediterráneo durante los últimos años, y como parte previa a una campaña de conquista de los santos lugares, es preciso emprender las operaciones encaminadas a hacer efectiva la conquista de Egipto. Es esta operación destinada un eslabón indispensable para una posterior conquista de los santos lugares, pues con esta conquista se privara al enemigo de su ruta de las especias, al mismo tiempo que se eliminara el peligro procedente de uno de los flancos de la operación.
Objetivo prioritario
Proceder a la conquista de Egipto para lograr una base desde la que saltar a Tierra Santa.
Objetivo secundario
Asegurar la destrucción de la ruta marítima de las especias de la que se nutren las arcas del Sultán, de forma que la economía del Imperio Otomano se vea atacada en los próximos años, causando un serio perjuicio a su causa.
Fuerzas de ataque.
Será necesario trasladar una fuerza de veinte mil hombres de guerra de infantería y cinco mil de caballería, con una agrupación de dos o tres regimientos de artillería, estando compuesta esta fuerza por los dos cuerpos del ejército peninsular, apoyado por los tercios de la Mar Océana establecidos en Nápoles y Sicilia.
La lista definitiva de las unidades encargadas de esta campaña será decidida en vísperas de la operación.
La armada participara con dos agrupaciones navales. La primera quedara encargada de trasladar a las fuerzas de invasión al lugar de desembarco, siendo posteriormente la encargada de descargar suministros en los lugares que se precisen.
La segunda agrupación participara en el traslado de tropas para a continuación patrullar el Mediterráneo Oriental, realizando labores de cobertura e impidiendo la acción de la flota otomana.
La lista definitiva de las unidades navales participantes en la operación se impartirá en vísperas de la campaña.
Egipto
Egipto está compuesto por dos zonas claramente diferenciadas. La primera y la única de interés está formada por la zona fértil del cauce del río Nilo. Es una zona muy estrecha que se extiende menos de media legua a cada lado del río, punto a partir del cual tan solo hay desierto. Tan solo en la zona del Delta del Nilo, conformada por varios ramales que se abren como unas raíces al septentrión de El Cairo.
Teniendo esto en cuenta es muy fácil comprender que las operaciones serán sencillas de realizar, siendo imposible maniobrar en profundidad pues se entraría en el desierto. Este desierto impide en la práctica el envío de refuerzos por tierra, pues se extiende cientos de leguas a Oriente a través del desierto Libio, y varias leguas a oriente a través de la península del Sinaí.
Siendo así cualquier reacción otomana habría de llegar a través del mar, donde nuestra armada los ha arrinconado y goza de una incuestionable superioridad que nos permitirá realizar la invasión.
Riesgos inherentes a las operaciones en Egipto
Las aguas del Nilo no pueden ser consumidas directamente pues pueden ser causa de disentería. Por lo tanto será obligatorio tratarlas previamente, para lo que cada batallón recibirá un carro depurador de agua. En caso de no poder disponer de él, se recomienda hervir el agua durante veinte minutos antes de su consumo.
El calor puede resultar abrumador provocando insolaciones y golpes de calor, por lo que para mitigar sus efectos la invasión se realizara en invierno, cuando las temperaturas son más moderadas. El empleo de prenda de cabeza y pañuelo será obligatorio, y cada hombre deberá llevar consigo en todo momento una calabaza o bota llena de agua, bebiendo un mínimo de dos azumbres diarias.
Se sabe que en 1619 hubo una epidemia de peste que ocasiono una gran mortandad, pero no hay noticias de que la epidemia aun persista en la zona. Aun así será obligatorio mantener las tropas lejos de las urbes, evitar las zonas con abundante ganado doméstico, y tomar medidas antimosquitos y antipulgas, para lo cual se repartirán aceites de citronella y albahaca. Los cirujanos llevaran provisiones de polvo de crisantemo para limpiar las zonas.
Se recomienda a los oficiales y a los soldados que puedan permitírselo que lleven consigo telas mosquiteras.
Operaciones
Una vez realizado el desembarco, es imperativo controlar una ciudad ribereña en la que poder descargar los suministros, siendo las más recomendadas Damieta o Roseta. Una vez logrado debe avanzarse hacia el Autral, de forma que se logre salir del delta del Nilo amenazando Alejandría.
Muchas de las ciudades de Egipto están fortificadas, pero se trata de viejas murallas de estilo medieval, ya sean de piedra o adobe, por lo que no deben ser problema para la real artillería.
El ejército de Egipto está compuesto por ocho regimientos otomanos, y fuerzas irregulares mamelucas. Sin embargo estas no atraviesan por su mejor momento pues hay fricciones entre los mamelucos y los gobernadores otomanos que han dado lugar a enfrentamientos.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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