M a r i a escribió:... Efectivamente, hemos podido observar este tipo de "comportamientos tan miserables", como bien has dicho.
Es una pena, y a la vez una desgracia, esa costumbre de "Quitate tú, que me ponga Yo", no ayudando a los ciudadanos en cualquier campo de la vida, por hacer fracasar al contrario, y llevarse "la gloria".
Espero, que muchas personas que han conseguido triunfar, se acuerden de los demas, y ayuden como hace Amancio Ortega.
En esa línea, vivo en una localidad en la que nació y se crió el fundador de una cadena de supermercados y grandes superficies (una cuyos establecimientos están pintados de blanco y tienen las letras rojas). En su día, instaló una de las centrales de distribución en su localidad natal en la que, obviamente, no solo el paro pasó a ser de cero sino que atrajo gente de comarcas vecinas.
Se lo agradecieron como corresponde. Poniéndole todas las trabas legales que pudieron, haciendo correr rumores sobre su honorabilidad, cuando no lo llamaban simplemente ladrón o explotador. Acabó por vender su casa en la localidad que ha dejado de visitar. También vendió la empresa (y ganó una porrada) y ahora result aque lso que la adquirieron han quitado la central de distribución. Con las consecuencias imaginables para la vida de la localidad.
Pero ya se sabe que es por culpa de los empresarios, que son muy malos.
Más. Hace ya bastantes tiempos, en época de la oprobiosa, hubo un presidente de la Diputación Foral de Navarra que era de un pueblecito llamado Navascués, en la montaña. Como en esa época las cosas se hacían como se hacían, se construyó la "marcopista", una magnífica carretera (para la época) que llevaba al pueblo. Y a sus moradores se les ofreció trabajo en todos los niveles de la Diputación Foral. Fuesen bedeles, ordenanzas, celadores o lo que se quisiese, siempre había alguno de Navascués. Que solía ser un ceporro que no sabía ni encontrarse cierta parte de su anatomía con las dos manos, pero que había tenido la fortuna de nacer ahí.
Se lo agradecieron. Acusándole de haber despoblado la localidad ofreciendo trabajo fuera. Hubo detalles más bonitos relacionados con el hacha y la serpiente pero me los callo. Por eso, cuando paso por ahí procuro seguir un pcoo más para no gastar ni un céntimo en un pueblo tan agradecido.