Eln y Clan del Golfo pueden ser bombardeados: general Rueda
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Este 2019 que comienza marca un hito en la historia de la Fuerza Aérea Colombiana: tienen nuevo comandante, el general Ramsés Rueda, y cumplirán su primer siglo de existencia. Esto sin contar que también harán parte de las celebraciones del bicentenario de la Independencia nacional. A la par con esas actividades, el reto de la FAC será apoyar las operaciones contra los grupos armados, el narcotráfico y la minería ilegal, entre otros.
Rueda nació en Socorro, Santander, y lleva 38 años en la institución. Fue piloto de combate, voló los famosos Mirage y estuvo en operaciones importantes contra la antigua guerrilla de las Farc y otros grupos al margen de la ley. También estuvo al mando de aeronaves de transporte y en los últimos años fue el inspector de la Fuerza Aérea, por lo que asegura que continuará con la labor de reforzar el plan anticorrupción de la entidad.
Viene usted de la inspección de la FAC, ¿qué lecciones le dejó su paso por esa dependencia?
“Me permitió prevenir riesgos de corrupción y solicitar la apertura de las investigaciones que fueran necesarias cuando algún caso lo demandara. En este momento podría decirle que en la FAC no hay un caso de corrupción que requiera una intervención que yo pueda denunciar. Quiero que todos los colombianos vieran en este comandante es que no se tolerara actos de corrupción y que cuando detectemos un caso de corrupción será el mismo comandante el que llame a los medios de comunicación y lo denuncie. Y si tengo que ir a instancias como la Contraloría o la Procuraduría o a donde corresponda para denunciar algún caso de corrupción, no voy a dudar en hacerlo”.
¿Cómo va a reforzar ese plan anticorrupción?
“Estoy próximo a firmar un reglamento de inspecciones para la FAC, producto de estos tres años de experiencia en el cual se fijan nuevos protocolos, nuevos criterios de manera que aseguran que la inspección va a trabajar con unos estándares muy altos que fijamos ahí y siempre propendiendo a un desempeño mucho más eficiente”.
Al hablar de nuevas capacidades inmediatamente se piensa en el refuerzo de la flota aérea de la FAC. ¿Qué puede comentar al respecto?
“Nosotros tenemos un presupuesto asignado que es un presupuesto razonable y eso nos permite a nosotros operar. Nosotros medimos nuestra operación número de horas, en la época más fuerte de la guerra llegamos a volar unas 100.000 horas, este año esperamos volar unas 60.000 horas. (...) Si en algún momento requiriéramos incrementar ese número de horas, tenemos establecidos unos procedimientos para hacer la gestión de recursos para incrementar el número de horas”.
¿Y con esos recursos se pueden comprar nuevas aeronaves?
“La compra de aeronaves ya se maneja con recursos adicionales, hay que hacer una gestión a un nivel más alto que está por fuera de nuestro alcance y se debe hacer al Ministerio de Defensa, con Ministerio de Hacienda, hay que ir a un Conpes y obedecen a un estudio muy juicioso. Nosotros no cambiamos una aeronave de un día para otro, hacemos un análisis de la vida útil de una aeronave, proyectando el reemplazo de esos equipos”.
¿Y este año se surtirán esos trámites?
“Esos procesos ya vienen andando. Nosotros ya hicimos alguna gestión, en este momento, el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Defensa, ya ha realizado requerimientos en donde pedimos a algunos estados que nos presenten algunas propuestas para sobre eso hacer un estudio serio sobre la posibilidad de reemplazar nuestros equipos, que hagan una oferta formal sobre la cual nosotros podamos plantear un presupuesto”.
¿Por dónde se empezaría a reemplazar la flota?
“Conscientes de que los recursos son escasos hay varios equipos en la FAC que requieren un reemplazo, pero tenemos unas prioridades establecidas. Nuestra prioridad número uno es el reemplazo del escuadrón de superioridad aérea que son los Kfir”.
¿Y por cuáles se reemplazarían?
“Me abstengo de dar información puntual. Tenemos una matriz en la cual hemos evaluado varios equipos, un proceso muy largo, muy cuidadoso y finalmente esa matriz arrojará con las ofertas formales que nos hagan, podemos establecer cuál es el equipo que más le conviene a Colombia”.
Hablemos ahora de las operaciones. Hay directrices que les autorizan el bombardeo a los grupos armados, ¿cómo se va a manejar ese tema?
“Estamos autorizados para utilizar la fuerza de diferentes formas, hay unos niveles de aplicación desde el uso de una ametralladora hasta un bombardeo, pero digamos que el grupo Eln, los residuales de las extintas Farc y otros GAOS (grupos armados organizados) como Los Pelusos, Los Puntilleros y Clan del Golfo están catalogados como grupos armados y sobre los cuales podemos aplicar la fuerza y eso incluye la aplicación de la fuerza mediante un bombardeo”.
Esos grupos ahora se camuflan en las comunidades para evitar esas acciones militares, ¿cómo es el proceso de inteligencia en esos casos?
“Esa forma de operar de estos grupos ilegales nos impone unos retos importantes para las operaciones. Para mí está claro que parte del éxito está en la capacidad de innovar. Uno de los grandes retos de la nueva cúpula es lograr una perfecta sincronización y armonización entre las inteligencias de nuestras fuerzas utilizando también otros recursos tecnológicos y humanos para hacer que esta inteligencia sea mucho más efectiva. Los grupos ilegales se camuflan entre la población civil, pero nosotros en ese proceso operacional de toma de decisiones para las operaciones militares somos cuidadosos de no afectar a la población civil y no causar daño colateral o daños incidentales, porque nuestra misión principal es proteger la población civil no afectarla”.
Estos grupos derivan sus rentas criminales del negocio del narcotráfico, ¿se ha pensado en bombardear laboratorios?
“En los laboratorios no aplicamos la fuerza, están dentro del marco de los derechos humanos, por eso cuando se realizan operación de erradicación de cultivos eso es un trabajo que lo hace el Ejército o la Policía de manera manual, pero nosotros no bombardeamos un laboratorio”.
Pero si ayudan a ubicarlos mediante labores de inteligencia...
“Identificamos laboratorios, cristalizaderos, cultivos de marihuana, levantamos imágenes con nuestras aeronaves de inteligencia, tenemos cámaras que nos permiten ubicar cultivos ilícitos y esa información la compartimos con las otras fuerzas y con la Policía”.
¿Esas detecciones las hacen con el avión fantasma o con no tripulados?
“Todas las aeronaves tienen una aplicación en inteligencia, ya sea con imágenes, con señales, con algún otro tipo de información. Incluso nosotros tenemos hasta hombres que apoyan en esas labores. Entonces las aeronaves no tripuladas tienen diferentes aplicaciones, nosotros podemos hacer con ellas trabajo de inteligencia, pero también podemos aplicar la fuerza. Hemos adquirido esa capacidad con la tecnología que tenemos últimamente. Entonces, esta aeronave se puede utilizar para el trabajo de inteligencia”.
No es el rol de ustedes, pero ¿si se les llegan a pedir un apoyo para fumigaciones con glifosato lo harían?
“Adecuar una aeronave para esparcir glifosato requiere una inversión. Nuestras aeronaves tienen un empleo más específico y no podemos tomar una aeronave que es para el transporte humanitario y para el transporte de tropas y mezclarlo con agentes químicos, no es nuestra misión”.
También se ha visto el apoyo de la FAC en operaciones de seguridad en las ciudades, ¿cómo ha sido el trabajo articulado con la Policía en este tema?
“Es tan versátil la FAC que tiene un espectro muy alto de operación. Hemos puesto al servicio, incluso de la Ponal, trabajamos de la mano con las Alcaldías, porque siendo problemas de convivencia y seguridad ciudadana, la FAC le ha tendido la mano a la Policía y hemos trabajado de manera muy coordinada y hemos logrado importantes resultados. Hace poco en Cali, con una de las aeronaves de inteligencia que tiene capacidad de visión nocturna, contribuimos a la ubicación de un grupo de delincuentes y, posteriormente, su captura”.
Estas capacidades son el fruto de la operatividad de un siglo de existencia...
“Estamos haciendo un papel mucho más amplio de lo que hace una fuerza aérea que está asociada a la aplicación de la fuerza. Nuestra fuerza no es una fuerza de ataque, de choque, sino integradora, que defiende a los colombianos, que atiende desastres naturales y yo creo que cuando se mira a la FAC se le debe mirar como un instrumento del estado colombiano para contribuir al crecimiento y al desarrollo nacional”.
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