ecuatoriano escribió:fantasma escribió:Dhruv VIP Presidencia del Ecuador
Igualito al venezolano ,
¿donde consigues las primicias?
Como ven.... idénticos.
salu2
Perdón por ser aguafiestas, pero ¿la FAE ya exhibió las grabaciones de los HUD de los Mirage F-1 que intervinieron ese día?, ya han pasado más de 14 años de esos hechos y hasta el momento no han probado nada.
kfir escribió:Estimado comisionado,has visto la grabacion del HUD del Kfir con el A-37 de la FAP?
No?
Exacto.
La FAE tampoco la ha hecho publica y sin embargo ese derribo nadie lo duda. Por que?
Podemos continuar esta discusion en el subforo de historia militar aunque no nos va a conducir a nada.
sargento_metralla escribió:Podemos continuar esta discusion en el subforo de historia militar aunque no nos va a conducir a nada.
Yo también pienso lo mismo. Lo concreto es que se derribaron dos SU22, el cómo es el kit del asunto. No obstante esto no cambió en nada la situación en el Cenepa. Las fuerzas peruanas continuaban avanzando.
Creo que este es un tema a ser discutido en el topic correspondiente.
Saludos y suerte en los proyectos de sus FFAA.
UN A-37 LLAMADO TIWINTZA. 11 DE FEBRERO DE 1995
La madrugada del 11 de febrero perturbó el sueño de pilotos, soldados y personal del Escuadrón de Combate 2311 Dragones, equipado con aviones Cessna A-37B en la Base Aérea
de Macas. Una tormenta eléctrica de inusitadas proporciones causó toda clase de divagaciones y pensamientos a estos curtidos hombres mientras duró. El radiante amanecer, fresco, claro y de temperatura agradable hizo renacer su optimismo para las misiones a las que serían asignados en el nuevo día.
Luego de recibir la información de las últimas actividades en el frente de batalla y del movimiento de las tropas peruanas se ordenó una nueva misión, la segunda del día, en apoyo de las fuerzas de superficie al norte de la posición Cueva de Los Tayos. El área estaba comprendida entre las colinas #131 y la #1406, zona a través de la cual patrullas enemigas
avanzaban hacia nuestro territorio. Cuatro aviones fueron repostados, artillados y cargados con bombas de propósito general; se dieron las instrucciones para el plan de ataque y despegaron, liderados por el TCnl. César Briones Eguez.
El número 2, A-37B FAE 392, iba al mando del Capitán Rodrigo Rojas y como copiloto el Teniente Manolo Camacho. Una vez sobre su objetivo, la escuadrilla hizo su entrada y descargó su ordenanza sobre el blanco, realizando agresivas maniobras evasivas para evitar los misiles tierra-aire y al fuego de la AAA peruana. “En uno de esos virajes observamos el
disparo de un misil, el mismo que fue imposible evadirlo porque de inmediato se lanzaron dos más impactando uno a la altura del flap del ala derecha, con una estruendosa explosión y un flash cegador. Perdimos el control del avión. No se tiene que pensar sino actuar ese instante; pasaron entre 5 y 10 segundos y debíamos tomar una decisión: eyectarnos o seguir en el aparato. El motor derecho no funcionaba, perdimos combustible del ala derecha y la diferencia de peso era excesiva, intentamos bajar la velocidad pero el ala izquierda se inclinó
y casi no pudimos recuperar. Decidimos aumentar la potencia del motor que quedaba, eyectamos las cargas innecesarias para que la nave sea un poco más controlable y pusimos rumbo a Macas...”
Mientras estos pilotos luchaban por no perder su avión, pasaron cortos pero angustiosos minutos para sus compañeros del resto de la escuadrilla que los buscaban afanosamente después del ataque. Fácil resultó a la postre, pues volaba renqueando y dejando tras de sí una larga estela que dividía claramente las montañas del azul del cielo. Se juntó la formación y el Líder pudo realizar el chequeo de combate para determinar la condición del avión y comprobar los daños: la estela era causada por la fuga de combustible del tanque de ala, producto del impacto del misil; los flaps y alerones tenían una destrucción considerable y aparentemente habían sido centro del impacto del proyectil, afectando en un gran porcentaje al control del avión y al alcance de vuelo por la disminución de combustible. Faltaban 40 millas por recorrer hasta la base y las condiciones meteorológicas
se estaban deteriorando y no permitían una navegación directa. Iniciaron un ascenso para pasar sobre las montañas con un solo motor operativo y con el control direccional disminuido en un 40% por los daños. Así, los cuatro aviones mantuvieron su ruta a casa durante minutos que pretendían volverse una eternidad.
“Comunicamos a la torre que nos encontrábamos en emergencia, monitoreando los pocos instrumentos que funcionaban, los minutos se alargaban y repasábamos una y otra vez lo acontecido. Habíamos sido impactados a 4.000 pies y perdíamos altura controladamente,
teníamos ya la pista de Macas a la vista pero dominábamos el avión con dificultad. Tendría que ser un aterrizaje sin flaps y a alta velocidad. El pulso era irregular y teníamos la boca seca cuando sentimos que el avión topó ruedas en la pista y comenzó una carrera loca: el
avión no tenía frenos y por un momento pensamos en una inminente eyección pero a ambos lados de la pista había hierba alta y terreno fangoso, ¡allá fuimos! El lodo y la hierba frenaron el avión, nos detuvimos en un charco de agua estancada, abandonamos el aparato
precipitadamente, caímos en el lodo y volvimos a levantarnos, nuestras piernas no nos obedecían. Para cuando los equipos de ayuda llegaron todo había terminado. ¡Estábamos vivos y habíamos salvado nuestro avión!”
Días después aterrizó en Macas un C-130 para llevarse el A-37 desarmado a la Base Aérea Eloy Alfaro de Manta, sede del Ala de Combate N° 23. Allí cambiaron completamente su ala
derecha y repararon los daños y orificios causados por las esquirlas del misil en su fuselaje. Los técnicos fueron divididos en grupos que se encargaron del motor, la estructura, sistema de comunicaciones e instrumentos de navegación. Quince días fueron suficientes para que
vuelva a su nivel operativo el único avión de combate ecuatoriano que resultó averiado durante el conflicto armado entre Ecuador y Perú por el Alto Cenepa.
Este avión, el A-37B FAE 392, lleva ahora orgullosamente bajo la carlinga el nombre de Tiwintza y es el invitado especial en las diferentes exposiciones que, con motivo del Aniversario de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, se realizan en diferentes ciudades del país.[/b]
[/img]"Con el fin de contarrestar las operaciones hostiles llevadas a cabo por la Aviación Militar del Perú, el escuadrón de combate Nº 2312 "Tiburones", conformado en ese momento por los venerables AT-33, efectuó misiones de patrulla en el sector del Alto del Cenepa. He aquí un relato de un joven aviador ecuatoriano que tuvo la oportunidad de participar en dicha guerra.
"Yo tenía apenas 25 años. Ha pasado bastante tiempo desde que volaba el AT-33. Tuve la oportunidad de volarlo en mi tercer año de cadete. Fué una experiencia muy impresionante. No estaba acostumbrado a velocidades superiores a los 330 Kts. y al fuerte ruido de sus motores. El AT-33 era muy complicado en el despegue y el aterrizaje, pero una vez en el aire, entre los 12000 y 15000 pies, era un avión muy maniobrable. Su armamento se podía instalar en un punto bajo cada ala; dicho armamento podía ser contenerdores de cohetes, bombas Mk.81/82, Napalm..."
"El conflicto tuvo su comienzo a finales del 94'. Fué en el mes de diciembre cuando nos informaron de que patrullas ecuatorianas habían encontrado un helipuerto perteneciente al ejército peruano, localizado en los Altos del Cenepa. Posteriormente, en Navidad, aviones A-37 del escuadrón 'Dragones' ya habían recibido órdenes de despliegue. Pese a ello, buena parte del personal estaba de vacaciones, incluído yo. A nuestro regreso, todo era muy diferente; todos los días estábamos en alerta en las bases. Recuerdo a un aguerrido y fornido oficial que nos arengaba. El nos daba a entender que el futuro de nuestro país estaba en nuestras manos. Inmediatamente, sin siquiera despedirme de los míos, nos trasladamos a la base de Taura. Allí asistimos a unos briefings; nos dieron a conocer la situación y nos dirigimos a los aviones. Los AT-33 llevábamos cohetes antipersonales. Mi vuelo era una misión de cobertura junto a mi Capitán Lapuerta; debíamos proteger a los A-37 que hostigaban a las tropas peruanas. Pero tres veces subí al avión, y tres veces se canceló la misión. Más tarde nos trasladaron a otro sector de la base, junto a los Mirage F-1."
"No teníamos avión fijo. Siempre cambíábamos. Todos los AT-33 iban orgullosamente pintados con bocas de tiburón. El armamento escogido para cada avión constaba de dos contenedores de 8 cohetes, además de la munición calibre 0.50.
Durante los vuelos sobre Tiwinza orbitábamos en busca de helicópteros 'rojos' (peruanos). Era difícil encontrarlos volando sobre las copas de los árboles; pero, cuando eran detectados, cada vez que ejecutábamos misiones de sombrilla, el enemigo se veía obligado a abortar.
La orden era mantener el control del espacio aéreo limpio de helicópteros y aviones peruanos de bajo performance como los Tucanos, MB-339, A-37s...así como brindar apoyo a nuestros helicópteros. Este era el pan de cada día. Al no contar con radar de a bordo la localización era muy difícil; el tiempo tampoco ayudaba. Pero las órdenes eran claras: Buscar helicópteros 'rojos' y destruírlos.
El día 10 de febrero de 1995, estábamos volando dos aviones a una altura de 12.000 pies sobre Tiwinza. Yo era el nº 2 de la formación liderada por el Tnte. Alex Padilla. De repente llegó un aviso por radio; debíamos abandonar el área, pues aviones peruanos se acercaban a nuestra posición, y era necesario "dejarlos en manos" de los aviones supersónicos de la FAE. En esos instantes se encontraban en frecuencia la escuadrilla "Conejo" conformada por dos F-1, y la escuadrilla "Bronco" con dos Kfir C2. Mientras descendíamos a máxima velocidad, pudimos oír por radio el 'enganche positivo' y el posterior derribo de dos Sukhoi peruanos. Una vez que nos encontrábamos a ras de suelo, divisé un avión con forma de delta a unas 2 millas; como era normal, me impresione, pues pensé que se trataba de un Mirage-2000 peruano. Todo fué muy rápido; afortunadamente, alcancé a divisar la bandera ecuatoriana en su deriva. Se trataba de uno de los Kfirs de la escuadrilla "Bronco" que se dirigía a atacar a un par de A-37s, los cuales intentaron de manera ingenua de enfrentarse a un avión como el Kfir.
Luego de efectuar el vuelo de retorno sin más novedad, aterrizamos los 6 aviones (2 AT-33, dos Kfir y dos F-1) que habíamos estado volando en la mismísima "zona veneno" (área en la que nuestro ejército defendía sus posiciones frente al Perú). Una vez en tierra, todo el personal se acercó a los aviones supersónicos para fijarse en el detalle de que estos aterrizaron sin sus misiles, provocando el júbilo en la base. Inmediatamente se dispuso la defensa de la base ante un eventual ataque peruano, que nunca se materializó".
CONDOR ANDINO escribió:
Despues de haber leido las barbarides que escribe, apuesto que Usted
tambien es de los peruanos que cree que el Ecuador fue el que ataco al Peru en 1941, si es asi, es mejor no perder el tiempo con gente como usted
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