Crisis. El Visitante, tercera parte
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Crisis. El Visitante, tercera parte
Para celebrar el año viejo.
Corrigiendo defectos
La imagen icónica de las campañas de 1940 es la de los arrolladores pánzer. Sin embargo, ni de lejos reflejaba la realidad.
A pesar de todas esas fotografías de tanques y de semiorugas, en la realidad, durante los primeros años del conflicto el ejército alemán se componía mayoritariamente de infantería sin apenas motorización. En 1940 tenía ciento cincuenta y siete divisiones, de las que desplegó ciento treinta y cinco en el oeste, pero solo una veintena (entre acorazadas y motorizadas) disponían de los vehículos necesarios para realizar maniobras profundas en la retaguardia enemiga. Las demás tenían un valor combativo mucho menor. Casi la mitad de sus soldados eran cuarentones con pocas semanas de entrenamiento, sus mandos no estaban adecuadamente formados, carecían de vehículos, y su equipo pesado (artillería, suministros) se movía con tiros de caballos. Había divisiones que solo tenían un vehículo, que solía ser un automóvil civil requisado que empleaba el general al mando.
En realidad, el ejército alemán venía a ser un guerrero grande, lento y torpe, aunque con una lanza muy aguda. En campaña, fueron las divisiones acorazadas las que protagonizaron las victorias; pero sus rápidos movimientos dejaron huecos en sus flancos que las formaciones de infantería no fueron capaces de cubrir. La consecuencia fue que el ejército británico consiguió escapar a la costa belga para ser reembarcado. Aunque tal retirada se debió a errores del alto mando alemán, estos se debieron al temor de que las vitales formaciones acorazadas quedaran aisladas en la retaguardia enemiga. Además, la parada necesaria para el traslado de fuerzas permitió a los franceses rehacer el frente, y volver a romperlo costó bastantes pérdidas.
Las mismas divisiones pánzer tenían problemas. Gran parte de su blindaje estaba compuesto por tanques ligeros Panzer I y Pánzer II, apenas válidos para el reconocimiento, y de Panzer 38, fiables pero demasiado pequeños. Solo los Panzer III y IV eran comparables a los tanques aliados, pero su armamento era inadecuado: la mayor parte de los Panzer III llevaban el cañón Kwk 36 de 37 mm, que no podía batir las corazas francesas o inglesas, y los Panzer IV habían sido diseñados como tanques de apoyo a la infantería con un cañón de 75 mm de baja velocidad. Las divisiones acorazadas también estaban faltas de vehículos. De sus dos batallones de infantería, solo uno se desplazaba con semiorugas, y el otro, en camiones o con motocicletas. La artillería era remolcada y no podía seguir el avance rápido de los tanques. Un último problema era que estaban desequilibradas, con solo un regimiento de infantería y dos de tanques. Las pocas divisiones motorizadas, que hubieran debido complementar a las acorazadas, no solo tenían la misma deficiencia en vehículos, sino que carecían de «mordiente» al no disponer de carros de combate.
Otros ejércitos solucionaron el problema dividiendo las divisiones en formaciones más equilibradas, brigadas o en grupos de combate (término empleado años después por los norteamericanos). Sin embargo, una solución de ese tipo desagradaba al mando germano, ya que implicaba crear un nuevo escalón de mando, que solo añadiría confusión y retrasos.
Tras considerar varias opciones, se decidió distribuir los batallones acorazados entre las divisiones motorizadas y ligeras, pasando a convertirse en divisiones acorazadas (panzer) y mecanizadas (panzergrenadier), todas ellas formadas por dos regimientos de tres batallones. En los regimientos acorazados, dos batallones eran de carros de combate (de cuarenta y cinco tanques cada uno) y otro de infantería. En los mecanizados, un batallón era de tanques y dos de infantería. Los regimientos tenían compañías de armas de apoyo para que pudieran actuar como formaciones independientes, de manera más o menos equivalente a las brigadas aliadas. De la misma manera, también se reorganizaron las divisiones de infantería, que pasaron a tener dos regimientos de tres batallones cada uno, más un batallón de transporte con camiones, y un batallón acorazado de apoyo equipado con carros de combate o cañones de asalto. Los otros tipos de divisiones (de montaña, de desembarco, de seguridad o de asalto aéreo) tenían estructura similar a las de infantería, aunque sustituían su batallón de carros por otro especializado.
Aun así, esta estructura se consideró excesivamente rígida, y se estableció que las divisiones pudieran cederse unidades entre sí para determinadas situaciones; por ejemplo, cuando las formaciones acorazadas necesitasen más proporción de infantería. Además, se organizaron batallones independientes, como los de tanques o de cazacarros pesados, que normalmente estaban adscritos a los cuerpos de ejército o a los ejércitos, y que los cedían a sus formaciones subordinadas.
Corrigiendo defectos
La imagen icónica de las campañas de 1940 es la de los arrolladores pánzer. Sin embargo, ni de lejos reflejaba la realidad.
A pesar de todas esas fotografías de tanques y de semiorugas, en la realidad, durante los primeros años del conflicto el ejército alemán se componía mayoritariamente de infantería sin apenas motorización. En 1940 tenía ciento cincuenta y siete divisiones, de las que desplegó ciento treinta y cinco en el oeste, pero solo una veintena (entre acorazadas y motorizadas) disponían de los vehículos necesarios para realizar maniobras profundas en la retaguardia enemiga. Las demás tenían un valor combativo mucho menor. Casi la mitad de sus soldados eran cuarentones con pocas semanas de entrenamiento, sus mandos no estaban adecuadamente formados, carecían de vehículos, y su equipo pesado (artillería, suministros) se movía con tiros de caballos. Había divisiones que solo tenían un vehículo, que solía ser un automóvil civil requisado que empleaba el general al mando.
En realidad, el ejército alemán venía a ser un guerrero grande, lento y torpe, aunque con una lanza muy aguda. En campaña, fueron las divisiones acorazadas las que protagonizaron las victorias; pero sus rápidos movimientos dejaron huecos en sus flancos que las formaciones de infantería no fueron capaces de cubrir. La consecuencia fue que el ejército británico consiguió escapar a la costa belga para ser reembarcado. Aunque tal retirada se debió a errores del alto mando alemán, estos se debieron al temor de que las vitales formaciones acorazadas quedaran aisladas en la retaguardia enemiga. Además, la parada necesaria para el traslado de fuerzas permitió a los franceses rehacer el frente, y volver a romperlo costó bastantes pérdidas.
Las mismas divisiones pánzer tenían problemas. Gran parte de su blindaje estaba compuesto por tanques ligeros Panzer I y Pánzer II, apenas válidos para el reconocimiento, y de Panzer 38, fiables pero demasiado pequeños. Solo los Panzer III y IV eran comparables a los tanques aliados, pero su armamento era inadecuado: la mayor parte de los Panzer III llevaban el cañón Kwk 36 de 37 mm, que no podía batir las corazas francesas o inglesas, y los Panzer IV habían sido diseñados como tanques de apoyo a la infantería con un cañón de 75 mm de baja velocidad. Las divisiones acorazadas también estaban faltas de vehículos. De sus dos batallones de infantería, solo uno se desplazaba con semiorugas, y el otro, en camiones o con motocicletas. La artillería era remolcada y no podía seguir el avance rápido de los tanques. Un último problema era que estaban desequilibradas, con solo un regimiento de infantería y dos de tanques. Las pocas divisiones motorizadas, que hubieran debido complementar a las acorazadas, no solo tenían la misma deficiencia en vehículos, sino que carecían de «mordiente» al no disponer de carros de combate.
Otros ejércitos solucionaron el problema dividiendo las divisiones en formaciones más equilibradas, brigadas o en grupos de combate (término empleado años después por los norteamericanos). Sin embargo, una solución de ese tipo desagradaba al mando germano, ya que implicaba crear un nuevo escalón de mando, que solo añadiría confusión y retrasos.
Tras considerar varias opciones, se decidió distribuir los batallones acorazados entre las divisiones motorizadas y ligeras, pasando a convertirse en divisiones acorazadas (panzer) y mecanizadas (panzergrenadier), todas ellas formadas por dos regimientos de tres batallones. En los regimientos acorazados, dos batallones eran de carros de combate (de cuarenta y cinco tanques cada uno) y otro de infantería. En los mecanizados, un batallón era de tanques y dos de infantería. Los regimientos tenían compañías de armas de apoyo para que pudieran actuar como formaciones independientes, de manera más o menos equivalente a las brigadas aliadas. De la misma manera, también se reorganizaron las divisiones de infantería, que pasaron a tener dos regimientos de tres batallones cada uno, más un batallón de transporte con camiones, y un batallón acorazado de apoyo equipado con carros de combate o cañones de asalto. Los otros tipos de divisiones (de montaña, de desembarco, de seguridad o de asalto aéreo) tenían estructura similar a las de infantería, aunque sustituían su batallón de carros por otro especializado.
Aun así, esta estructura se consideró excesivamente rígida, y se estableció que las divisiones pudieran cederse unidades entre sí para determinadas situaciones; por ejemplo, cuando las formaciones acorazadas necesitasen más proporción de infantería. Además, se organizaron batallones independientes, como los de tanques o de cazacarros pesados, que normalmente estaban adscritos a los cuerpos de ejército o a los ejércitos, y que los cedían a sus formaciones subordinadas.
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Sin que sirva de precedente:
—Cuentan las malas lenguas que Churchill fuma y bebe como un carretero —dijo Von Manstein—. Con lo que trasiega, en vez de tripas debe tener riñones al jerez. No me extrañaría que esté cascado, que tanto exceso pasa factura. Pero a mí me dan igual los litros de alcohol que se cepille. Lo importante es si va a dimitir. No lo ha hecho hasta ahora, y no creo que vaya a hacerlo. Según el perfil que nos pasaste, se cree un tipo providencial, el único que puede salvar a su nación, y esa gente no renuncia.
—Pero esta vez Londsale viene con algo nuevo —respondió Schellenberg—. Por Londres se dice que Churchill padece una angina de pecho y que ha tenido varios ataques. Su médico no abre la boca, pero Londsale dice que un criado ha cantado como un jilguero y que la enfermedad del primer ministro es del dominio público. Halifax quiere aprovecharla para otra moción de censura. Él no podrá presentarla, pero tiene hombres en el parlamento que lo harán, argumentando que Churchill es un enfermo que ya no está en sus cabales. Ahora bien, a Halifax le preocupa que el Premier hable. Ya en 1940 consiguió relegar a Halifax con uno de sus discursitos. Cuando Churchill tiene el día inspirado, sería capaz de convencer a Belcebú de la conveniencia de poner piscinas en el infierno. Por eso prefieren que no esté presente, y quieren aprovechar el próximo ataque que tenga.
—Magnífico. Nos vendría de perlas —respondió Von Manstein—, aunque no me gusta condicionar el curso de la guerra a que le dé un patatús a Churchill. Lo que no entiendo es qué pinta en todo esto ese Londsale.
—Ha traído un mensaje que dice que es de Halifax. El lord está muy preocupado, pero no por nosotros sino por los bolcheviques. En Londres se han producido disturbios y se teme que en cualquier momento se desencadene una revolución que le despoje de su título y de su palacete. Halifax nos promete que en cuanto Churchill caiga pedirán un armisticio, pero necesita que aflojemos un poco la presión. Si dejamos de bombardearles y si les llegan algunos suministros, el ambiente se relajará y podrá apuntillar a Churchill sin temer a los revolucionarios.
—Cuentan las malas lenguas que Churchill fuma y bebe como un carretero —dijo Von Manstein—. Con lo que trasiega, en vez de tripas debe tener riñones al jerez. No me extrañaría que esté cascado, que tanto exceso pasa factura. Pero a mí me dan igual los litros de alcohol que se cepille. Lo importante es si va a dimitir. No lo ha hecho hasta ahora, y no creo que vaya a hacerlo. Según el perfil que nos pasaste, se cree un tipo providencial, el único que puede salvar a su nación, y esa gente no renuncia.
—Pero esta vez Londsale viene con algo nuevo —respondió Schellenberg—. Por Londres se dice que Churchill padece una angina de pecho y que ha tenido varios ataques. Su médico no abre la boca, pero Londsale dice que un criado ha cantado como un jilguero y que la enfermedad del primer ministro es del dominio público. Halifax quiere aprovecharla para otra moción de censura. Él no podrá presentarla, pero tiene hombres en el parlamento que lo harán, argumentando que Churchill es un enfermo que ya no está en sus cabales. Ahora bien, a Halifax le preocupa que el Premier hable. Ya en 1940 consiguió relegar a Halifax con uno de sus discursitos. Cuando Churchill tiene el día inspirado, sería capaz de convencer a Belcebú de la conveniencia de poner piscinas en el infierno. Por eso prefieren que no esté presente, y quieren aprovechar el próximo ataque que tenga.
—Magnífico. Nos vendría de perlas —respondió Von Manstein—, aunque no me gusta condicionar el curso de la guerra a que le dé un patatús a Churchill. Lo que no entiendo es qué pinta en todo esto ese Londsale.
—Ha traído un mensaje que dice que es de Halifax. El lord está muy preocupado, pero no por nosotros sino por los bolcheviques. En Londres se han producido disturbios y se teme que en cualquier momento se desencadene una revolución que le despoje de su título y de su palacete. Halifax nos promete que en cuanto Churchill caiga pedirán un armisticio, pero necesita que aflojemos un poco la presión. Si dejamos de bombardearles y si les llegan algunos suministros, el ambiente se relajará y podrá apuntillar a Churchill sin temer a los revolucionarios.
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Un segundo problema apreciado fue el de los «Taifakönigreiche», o reinos de taifas, llamados así por una expresión española del medioevo que aludía a la división del califato musulmán entre decenas de reyezuelos. En Alemania la organización principal era el ejército (Heer), pero había otras organizaciones de elevado peso político que disponían de su propio componente terrestre. Una fue la Schutzstaffel (escuadras de protección, o SS) que tenía un pequeño ejército, la Waffen-SS, que en el verano de 1940 estaba en expansión. Tras el intento de golpe de estado de Himmler, las SS y su rama armada fueron disueltas, a veces por la fuerza, y sus hombres, integrados en el ejército.
Algo similar ocurrió con otras milicias del Partido Nacionalsocialista, como las Sturmabteilung (SA), que ya habían sido descabezadas en 1936, durante las pugnas por el poder en el partido nazi, y que en 1940 estaban reducidas a poco más que una escuela para cuadros de las SS. Las SA fueron disueltas, igual que lo habían sido las SS, y se retiró a los nazis el control de cualquier tipo de organización militar o paramilitar. Asimismo, la policía fue también apartada del partido. La mayor parte volvió a depender del Reichssicherheitshauptamt (RSHA), mientras que la división SS-Polizei (formada por policías e integrada en las SS) fue el germen de la Sturmwaffenpolizei (SWP), o policía armada de asalto, una fuerza de policía militarizada entre cuyas misiones estaba el control de la insurgencia. El consenso entre los estudiosos es que todas estas medidas se tomaron no tanto por cuestiones de eficiencia, sino para apartar las formaciones armadas de las manos de partido nazi.
Después del asesinato del Statthalter Goering, el mariscal Von Mastein pudo enfrentarse a otro de los principales Taifakönigreiche: las fuerzas terrestres de la Luftwaffe, que eran de dos tipos: las fuerzas paracaidistas (Fallschirmjäger) y las unidades antiaéreas.
Las fuerzas paracaidistas se expandieron durante el conflicto, pasando de una división en 1940 a cinco divisiones de asalto aéreo en 1945. Aunque estaban integradas en la Luftwaffe, su organización era similar a las formaciones del Heer. Ahora bien, aprovechaban su adscripción a la fuerza aérea les permitía conseguir equipos especiales, como cañones sin retroceso o fusiles automáticos. Sin embargo, la doble cadena de mando y de suministros, así como la frecuente incompatibilidad entre los equipos de paracaidistas y de infantería terrestre, llevaron a que durante el verano de 1942 fuesen transferidas al Ejército las tres divisiones paracaidistas que por entonces se habían organizado, que fueron reunidas en el Luftangriffskorps, o cuerpo de asalto aéreo.
Las unidades antiaéreas planteaban un problema diferente, ya que las había de dos tipos, las adscritas a formaciones del ejército, y las de defensa de los aeródromos y del Reich. Estas últimas, que estaban integradas en la red de defensa aérea, permanecieron bajo el control de la Luftwaffe. Sin embargo, fueron disueltos los «Flakkorps» (cuerpos de armas antiaéreas), que eran unidades cuya misión no solo era proporcionar defensa antiaérea, sino también potencia de fuego al ejército. Estas unidades se integraron en el Heer, pasando a depender de los cuerpos de ejército y de los ejércitos. También se anuló la orden de Goering que ponía todos los cañones antiaéreos pesados bajo el control de la Luftwaffe, debido a su doble empleo como cañones antitanque de largo alcance.
Al mismo tiempo se organizó el «Seekorps», un cuerpo especializado en operaciones anfibias. Para evitar que naciera un nuevo Taifakönigreiche, las nuevas «Seedivisione» (divisiones navales) siguieron integradas en el ejército, aunque su control pasó a la Kriegsmarine durante las operaciones anfibias.
Otro ejército particular fue el de las fuerzas especiales de la Abwehr, la organización de inteligencia militar alemana. La reorganización de los servicios de inteligencia hizo que la Abwehr se subordinara al general Schellenberg. Aun así, la Abwehr mantuvo su identidad y colaboró estrechamente con las fuerzas armadas, encargándose, entre otras funciones, de las intercepciones radiales, del análisis de las fotografías aéreas o del interrogatorio de prisioneros. Ahora bien, se les retiraron las fuerzas terrestres y la división Brandenburger (una unidad de fuerzas especiales de la Abwehr) fue transferida al ejército, convirtiéndose en el germen del SpezialkräfteKorps (SKK), o cuerpo de operaciones especiales, a su vez dividido en «kommandos» cuya denominación, como en el caso británico, se inspiraba en las unidades bóeres de finales del XIX.
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Pude ver que tanto el regente como Von Manstein enrojecían en lugar de alegrarse.
—Walter ¿Tú estás de acuerdo con todo ese tinglado? —preguntó el mariscal.
—¿Por qué lo dices?
—Espera un momento a que me relaje o diré alguna barbaridad. A ver si me aclaro: los ingleses están contra las cuerdas, no les queda ni un padrenuestro, y ese caradura nos pide un respiro prometiendo que se sentarán a negociar.
—Lo ha descrito perfectamente —contestó esta vez Von Papen—. Con un lenguaje un poco fuerte, pero en sustancia es correcto. Como temen más a la revolución que a las bombas, nos están pidiendo una tregua.
—¿La han solicitado formalmente?
—No exactamente, pero esa es la sustancia.
—¿La sustancia? Ministro, está usted muy errado —le espetó Von Manstein—. A mí me importa una higa que haya o no revoluciones en Londres. Es más, lo preferiría, porque sería el momento ideal para invadir Inglaterra y aplastar a todos esos comunistas de medio pelo que se llaman a sí mismos laboristas. Eso sí, yo esperaría a que se cepillen a esa panda de aristócratas y de burgueses soberbios que quieren seguir mangoneando el mundo a su antojo. A esos tipos poco les importó que sufriésemos una revolución en 1918. Después nos arruinaron a sabiendas, para que no les molestásemos mientras seguían tomando el té con sus finos modales. Por su culpa no fue posible la república, y con sus exigencias desmedidas abrieron paso a los nazis. Cuando vieron que Alemania crecía organizaron una guerra para aplastarnos otra vez, pero como no calcularon sus fuerzas son ellos los que están perdiendo sus preciosas colonias. Ahora les preocupa que los proletarios a los que desprecian se cansen de morir inútilmente. Pero no se rinden, no, por favor, cómo va a rendirse el imperio. Nos piden un respiro, prometiendo que luego negociarán, supongo que con el espíritu del gentleman que ha perdido una partida de bridge ante unos astrosos paletos, y que necesita un descansito para recuperarse y aplastarnos de una vez.
—¿No le parece que está exagerando un poco, mariscal? —dijo Von Papen. Regente, me parece que usted piensa como yo.
Von Lettow tomó la palabra por primera vez—: Ministro, hasta ahora no me había inmiscuido en las deliberaciones, y no pienso empezar. Ahora bien, ya que usted me pide mi opinión, le diré que suscribo lo que ha dicho el mariscal punto por punto. Es más, me parece que ha sido muy comedido. Yo no me fiaría de las palabras de un traidor. Si de verdad quieren negociar, que pidan un armisticio. Si no, que apechuguen.
—Gracias, Alteza. Me alegra que me comprenda ¿Qué pensáis vosotros? —preguntó el mariscal, para forzar una decisión del gabinete.
—Mariscal, actuando así solo va a conseguir arruinar una ocasión de oro —dijo Von Papen.
—Franz, ya conocemos tu opinión —intervino Speer—. A mí, sin embargo, los argumentos del mariscal y del regente me parece que son de peso. Yo no luche en las trincheras, pero padecí la hiperinflación que despojó a mi familia de sus ahorros. Tus padres también lo pasaron mal ¿No es así, Walter?
—Fue una mala época. Mi padre se arruinó y tuvo que emigrar. Va a costar que olvide lo que hicieron los ingleses.
Con esas palabras, el general consiguió dar la razón a Speer sin decantarse por nadie; pero no le importó al canciller.
—Franz, ya lo ves. Me parece magnífico que tengas contactos con Halifax o con sus esbirros pero, por ahora, la guerra va a continuar.
—Albert, me alegra que opines como yo —dijo Von Manstein—. De todas maneras, yo no pienso echar la labor del ministro Von Papen en saco roto. Ya sabíamos que en Inglaterra había problemas, y lo que nos ha contado es la confirmación del malestar que existe entre sus dirigentes. En política no lo sé, pero en la milicia hay que aprovechar las oportunidades, y cuando el enemigo está de rodillas no hay que darle la mano galantemente para que se levante, sino que hay que seguir golpeándole hasta aplastarlo. Le voy a pedir al almirante Marschall que intente adelantar la invasión de Inglaterra.
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También se modificó la organización de las unidades de menor nivel, no solo para mejorar su eficacia, sino por la crisis de efectivos que amenazaba a las fuerzas armadas alemanas, cuyas necesidades humanas iban en aumento. En parte por las necesidades del ejército y la expansión de su campo de acción, y también por el crecimiento de la Kriegsmarine, que planeaba disponer en 1945 de una flota con un millar de unidades de todo tipo, que requeriría, entre tripulantes y personal de tierra, cerca de un millón de hombres. Además, el reclutamiento masivo de 1939 había afectado seriamente a la economía alemana, y tras la victoria sobre Francia se realizaron desmovilizaciones parciales, que afectaron a los mayores de cuarenta años, y a los de treinta que se considerasen claves para la economía, como los obreros especializados.
Afortunadamente, la reorganización de las pequeñas unidades permitió liberar a muchos hombres. En 1939 la plantilla de las compañías de infantería era de ciento setenta hombres; sin embargo, se vio que su eficacia real no superaba a la de las compañías de paracaidistas solo tenían setenta; además, las formaciones grandes solían sufrir mayor proporción de bajas. Reduciendo el tamaño, de los ciento setenta iniciales a un centenar de hombres se disminuyó el personal necesario sin afectar a la potencia de las compañías. Los batallones pasaron de tener, de cuatro compañías de ciento setenta hombres, a cinco de cien, una de ellas de armas de apoyo. Medidas similares se tomaron en las formaciones mecanizadas y acorazadas.
Como compensación a la disminución de efectivos se incrementó la potencia de fuego de la infantería. En 1942 comenzó la introducción del fusil semiautomático Gewehr AK42d, que empleaba el nuevo cartucho 6,5 x 40PA. La invasión de las Sorlingas fue la primera operación en la que se empleó a gran escala, ya que equipaba a la tercera parte de los paracaidistas que saltaron sobre las islas. Con todo, se distribuyeron relativamente pocos fusiles de este tipo, ya que en 1943 fue sustituido en las cadenas de montaje por el Gewehr AK43d, el primer «Sturmgewehr» o fusil de asalto, un arma que combinaba las características de fusiles y subfusiles. Los Sturmgewehr se complementaron con los subfusiles MP40d (nueva denominación del clásico MP40 de Erma) y MP42t, este último de pequeñas dimensiones y que estaba destinado a sustituir a las armas personales del personal de servicios.
También se aumentó el número de tiradores de diversos tipos. A nivel de pelotón estaban los «tiradores de acompañamiento», que estaban equipados con fusiles de cerrojo K98d (kar 98); de este probado fusil se produjo una versión especializada para tiradores, el Scharfschützengewehr SK43d. También se emplearon los fusiles automáticos FG42d (un arma inicialmente diseñada para los paracaidistas) y S43d (versión para tirador del Gewehr 41). La función de estos tiradores era apoyar al pelotón, disparando contra los mandos y las armas colectivas del enemigo.
A nivel superior había equipos compuestos habitualmente de dos hombres: el tirador y un ayudante que actuaba como observador y escolta. Era habitual que el tirador llevase un SK43d, y el observador, uno automático. Otros equipos disponían de fusiles pesados de largo alcance derivados de los antitanque Panzerbüchse, que contra tanques eran ineficaces. El Panzerbüchse 39 (redenominado PG39d) disparaba un cartucho potente, pero el proyectil era demasiado ligero y perdía energía rápidamente. Los tiradores prefirieron emplear armas capturadas como el fusil antitanque británico Boys. En 1942 se introdujo el Panzerbüchse PG41d, que empleaba el potente cartucho 13 x 85B, derivado del 13x64B de la ametralladora aérea MG131d. Estos fusiles pesados se utilizaban contra personal a grandes distancias (se consiguieron «blancos» a más de dos kilómetros) y contra vehículos, armas antitanque, etcétera.
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El regente no dijo nada más durante la reunión. Yo sabía de sus buenas relaciones con su antiguo enemigo, el general sudafricano Smuts, y supuse que sería favorable a algún entendimiento con los ingleses. Señal de que lo conocía bastante menos de lo que creía. Cuando volvíamos a su residencia me estuvo contando lo que pensaba.
—Tú no estuviste en Tanganica, Roland, y no sabes cómo es esa guerra. Desde siempre los ingleses han aprovechado cualquier conflicto en Europa para hacerse con las colonias de los demás, sean amigos o enemigos, y en 1914 les faltó tiempo para lanzarse contra las nuestras. Les daban igual los africanos; lo único que les importaba era hacerse con más territorios, hasta formar su querido cordón rosa que uniese Sudáfrica con Egipto. Sin embargo, no esperaban encontrarse con el valor de mis áscaris. Como ellos trataban a sus soldados cipayos y negros como animales, pensaban que nosotros hacíamos lo mismo, y se sorprendieron cuando se vieron frente a un enemigo duro y hábil. No te ofendas, pero no creo que Alemania haya tenido nunca unos soldados como aquellos negros. Derroté a los ingleses una y otra vez, ya que la única estrategia que conocían era enviar masas de soldados directamente contra nuestras ametralladoras. Eso sí, no a los blanquitos, que reservaban para los laureles de la victoria; para carne de cañón tenían a los cipayos. Te he dicho que los trataban como animales, y miento; para los británicos, un caballo valía mucho más que un asiático o un africano. Hasta les negaban la quinina a los cipayos, pues les daba igual que muriesen, ya que siempre podrían reclutar más.
—De poco les valió su brutalidad y la superioridad numérica.
—No creas, ya que al final tuve que aceptar que no conseguiría mantenerlos alejados de nuestra colonia, y me vi obligado a convertir mis menguadas fuerzas en una columna itinerante. Aun así, continué derrotándoles una y otra vez, pero los ingleses encontraron una respuesta a mis tácticas: hambre, fuego y destrucción. Arrasaron las infraestructuras con las que Alemania quería llevar el progreso a esa infortunada colonia. Puentes y vías de tren, los que no habíamos destruido nosotros, cayeron ante su dinamita. Ardieron los poblados de los áscaris con sus familias dentro, arrasaron los cultivos para negarnos los alimentos, sin preocuparles ni un ápice que nos nativos pereciesen como moscas. Lo que querían era que nuestros fieles soldados nos abandonasen, pero no lo consiguieron; entonces quisieron cerrarnos las aldeas con feroces represalias ¿Sabes que lo que hacían cuando llegaban a una aldea de los nuestros? Apresaban a los hombres y los hacían servir como coolies hasta que caían muertos, convertidos en esqueletos por las misérrimas raciones que les daban, mientras los oficiales ingleses se regalaban con viandas y licores. A las mujeres y a los niños los echaban para que muriesen de hambre o comidos por las fieras, y después prendían fuego a la aldea y a los campos. Lograron que algún jefe nos cerrase sus aldeas, y a nosotros no nos tembló la mano, pero por cada choza que nosotros quemamos, ellos incendiaron una comarca. Luego los corifeos de los criminales escribieron que yo fui un hombre sin piedad que llevó la desolación a África. Cabrones mentirosos. Los asesinos fueron esos aristócratas de nombres compuestos, todo educación y finura mientras mataban a los nativos y dejaban morir a sus hombres. No lo olvides, Roland, ellos son el enemigo.
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Como ametralladora se mantuvo la excelente MG 42 (MG42d con la nueva nomenclatura), aunque también se incorporó a pequeña escala la MG44d, una ametralladora ligera derivada del fusil automático FG42d. Además, se introdujo la MG161d, que era una versión terrestre de la MG131 de 13 mm que empleaba el potente cartucho 13x85B. Era demasiado pesada para la infantería, pero se instaló en vehículos, como los transportes de personal Kätzchen.
Un arma que se introdujo para el apoyo del pelotón fue la Sturmkampfgewehr (SKG), una escopeta lanzagranadas de bajo retroceso (gracias al sistema de alta-baja presión), que disparaba granadas de 3,7 cm a trescientos metros de distancia. La SKG tenía el mismo alcance efectivo que la fusilería, podía batir objetivos desenfilados, no necesitaba la preparación que requerían los morteros, y se utilizó no solo para anular objetivos puntuales, sino para designarlos para armas más pesadas. Resultó muy útil en la lucha callejera al permitir alcanzar las ventanas de los pisos altos. Al final del conflicto se empezó a desplegar el lanzagranadas automático MG217d, que empleaba el mismo cartucho que las SKG. Era un arma pesada (los primeros ejemplares llegaban a los sesenta kilogramos) pero resultó ideal para que los blindados apoyasen a la infantería.
En 1942 la infantería empezó a recibir armas antitanque para sustituir a los ineficaces Panzerbüchse. El primero fue el Faustpatrone, una especie de lanzagranadas monotiro, aunque realmente fuera un cañón sin retroceso. Su alcance era muy reducido, apenas 30 m, pero era capaz de derrotar a cualquier tanque. Ese mismo año apareció el Panzerfaust 30, similar pero más potente, del que hubo nuevas versiones los años siguientes (Panzerfaust 60 y Panzerfaust 120, por su alcance). En 1943 se distribuyó el Panzerfaust 300, que era un arma reutilizable que disparaba bombas de 88 mm de calibre, letales contra los tanques aliados. Llegaba a trescientos metros de distancia, aunque su alcance eficaz fuera la mitad. El Panzerfaust 300 también resultó muy útil como arma de apoyo, ya que tenía el alcance de la escopeta SKG, pero con trayectoria más tensa y potencia mucho mayor. Normalmente se empleaban a la vez las SKG y los Panzerfaust, las primeras para combatir a la infantería de apoyo, para cegar el carro y dañar elementos no protegidos (como los visores), facilitando la actuación de los Panzerfaust de corto alcance.
Lanzagranadas y panzerfaust no reemplazaron a los morteros en su papel de apoyo. La escopeta SKG estaba sustituyendo al mortero de 5 cm Granatwerfer 36, pero el Granatwerfer 34 de 8,1 cm seguía siendo el arma de apoyo principal de las compañías. También había una versión acortada y aligerada para las unidades de asalto aéreo, el Granatwerfer 41. Los batallones fueron equipados con el 10 cm Nebelwerfer 35 (realmente de 10,5 cm), un mortero pesado inicialmente desarrollado para la guerra química, y que fue distribuido a las compañías de armas. Era un mortero relativamente ligero y potente, muy parecido a su equivalente norteamericano de 4,2 pulgadas. En 1943 fue sustituido por el Granatwerfer 42, una copia del mortero francés Brandt m35 de 12 cm, del que también hubo una versión remolcada (Granatwerfer 42-2), que para entrar y salir rápidamente de la posición empleaba la cureña del Nebelwerfer 40 (un mortero de guerra química fabricado en pequeño número).
Un importante cambio fue la sustitución de los cañones de infantería de 7,5 y 15 cm. Aunque eran relativamente ligeros (500 y 1.800 kg, respectivamente) resultaban engorrosos, sobre todo teniendo en cuenta su limitada capacidad y alcance, y se decidió reemplazarlos por morteros pesados (como el ya descrito Granatwerfer 42) y por diversas armas antitanque.
La defensa antitanque fue radicalmente modificada. Al comienzo del conflicto se basaba en el fusil Panzerbüchse 39 y en el cañón de 3,7 cm Pak 36. Como ninguno de los dos suponía una amenaza para los carros aliados, el Panzerbüchse 39 fue sustituido por los Panzerfaust, y el Pak 36 primero por el Pak 38 de 5 cm (que entró en servicio en 1941), y posteriormente por el Pak 40 de 7,5 cm. Este último, que empezó a ser distribuido durante la primavera de 1942, era producto de un programa de urgencia establecido tras estudiar un tanque pesado soviético KV-1 En 1943 se desplegó el Pak 40-2, que podía emplear munición subcalibrada de gran velocidad, eficaz incluso contra los tanques más pesados. Ya que el peso del Pak 40 requería tractores mecánicos, se desarrolló el Pak 40-4, con una cureña más ligera y que tenía una pequeña unidad auxiliar de propulsión, una motocicleta en miniatura, que le permitía desplazarse a baja velocidad. Algo parecido se hizo con el potente Pak 43 de 8,8 cm, que equipó a batallones independientes de antitanques pesados; la versión Pak 43-3 estaba acoplada a un pequeño tractor que permitía desplazar la pieza, aunque los traslados mayores se hicieran a remolque.
Buscando un arma antitanque más ligera se desarrollaron tres familias diferentes. Los cañones de ánima cónica fueron los primeros: el Panzerbüchse 41 de 2,8/2 cm (no confundir con el PG41d) pesaba la mitad que el Pak 39 de 5 cm y tenía mayor capacidad de penetración. Sin embargo, sufría un desgaste acelerado y, como solo podía utilizar munición perforante cinética, no servía para apoyar a la infantería. Se construyeron pocas unidades ya que fue reemplazado por los cañones sin retroceso.
Los Panzerabwehrücktossfreies (cañones antitanque sin retroceso) PAR 41 (de 8,8 cm) y PAR 43 (de 10,5 cm) derivaban de los cañones sin retroceso que los paracaidistas utilizaban como artillería, aunque la versión contracarro empleaba cargas más potentes. Anulaban el retroceso lanzando un chorro de gas por una tobera posterior, y disparaban proyectiles de carga hueca de gran eficacia. Su reducido peso (el PAR 41 pesaba 138 kg, y el PAR 43, 260 kg) permitía emplazarlos sobre trípodes ligeros (caso del PAR 41), en cureñas con ruedas que podían moverse a mano y, sobre todo, en vehículos, como los coches de reconocimiento Kübelwagen. Los Panzerabwehrücktossfreies eran potentes, precisos hasta los mil metros, y tan útiles combatiendo tanques como apoyando a la infantería. Sin embargo, el rebufo impedía dispararlos desde sitios cerrados, y los hacía muy indiscretos: la ventaja de montarlos en vehículos estuvo en poder cambiar rápidamente de posición. Un serio inconveniente fue que requerían varias veces más propelente que otros tipos de cañón.
La tercera familia fue la de los Panzerabwehrücktossfreies, los cañones de bajo retroceso del sistema de alta – baja presión. Podían ser mucho más ligeros que los convencionales (el PAW 600 de 81 mm pesaba poco más de 600 kg) y disparaban bombas de gran potencia, eficaces tanto contra los carros de combate como contra objetivos «blandos» o la infantería. Aunque eran más pesados que los cañones sin retroceso, y su trayectoria menos tensa, tenían la ventaja de no requerir tanto propelente como estos últimos. Tras su introducción durante el verano de 1942, los PAW 600 desplazaron a los cañones de infantería y relegaron a los sin retroceso a pelotones antitanque motorizados. Una versión más potente, el PAW 1000 de 10,5 cm, fue instalada en blindados de apoyo, y resultó tan potente como el cañón de infantería sIG 33 de 15 cm. Su única limitación estuvo en el alcance relativamente bajo, de solo 750 m.
La defensa antitanque de largo alcance recayó, además de en tanques y cazacarros que se revisarán luego, en los cañones bivalentes Flak 36 y Flak 41 (posteriormente complementados por el citado Pak 43). Eran cañones antiaéreos de 8,8 cm, y habían demostrado ser tan eficaces en tiro contra tanques que el Flak 41 fue diseñado para esa doble misión. Sin embargo, tenían un perfil demasiado alto, y su gran peso (seis toneladas y media del Flak 41) obligaba a emplear tractores especiales. Para paliar estos inconvenientes se intentó montar los cañones en vehículos blindados, en chasis de Panzer IV, de Panther y de Jaguar. Hasta que la producción de estos blindados fue suficiente, se organizaron batallones antitanque con cañones Flak 41 y Pak 43, que posteriormente fueron reequipados con cazacarros. Otra innovación fue la introducción del cañón de campaña FK 44, destinado a sustituir tanto a los obuses FH 18 como a los antitanques Pak 40, y que con munición especial era tan eficaz como potente pero excesivamente pesado el Pak 43.
La defensa antitanque de largo alcance cambió cuando entraron en servicio los zombis antitanque. El primero fue el X-5 Zwerg, un arma antiaérea que podía batir blancos terrestres, pero durante la guerra se empleó a pequeña escala. Hasta 1949 no comenzó el despliegue de los X-16, el primer zombi antitanque ligero.
Con estas innovaciones, la potencia de fuego de las unidades germanas se incrementó a pesar de su menor tamaño. Otro tanto ocurrió con las formaciones acorazadas.
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Crisis. El Visitante, tercera parte
Este hilo llevaba tiempo muerto y, como se han vertido acusaciones sin respaldo respecto a si determinados cabreos me impedían seguir con los «nasis», van pruebas de que no están del todo olvidados:
Sabía que la guerra en Tanganica había sido dura, pero yo mismo me había creído la leyenda negra, hasta que Von Lettow-Vorbeck me contó sus recuerdos. No quedó ahí, porque entonces me explicó cómo los aliados habían causado las desgracias que afligieron a nuestra patria.
—Tras el armisticio volví a Alemania. A una Alemania que cuando la dejé cinco años antes era una nación floreciente, y que encontré en la ruina. Habíamos perdido una guerra, no por traiciones, como dicen los nazis, sino por la incompetencia del káiser y de sus políticos. Entonces me encontré con las consecuencias de un conflicto que hubiera debido ser un asunto entre políticos y soldados, pero que los ingleses hicieron contra nuestro pueblo.
Yo era muy pequeño por entonces, pero recordaba los relatos de mis abuelos; aun así, preferí dejar seguir al regente.
—Ya conoces a esos hipócritas británicos, que interpretaban las leyes del mar a su manera. Cuando se peleaban otros, su Royal Navy defendía a sus mercantes diciendo que llevaban comida y no contrabando de guerra. Sin embargo, como nosotros éramos demasiado fuertes nos sometieron a un bloqueo criminal para impedir la llegada de alimentos, ya que sus famosos sentimientos humanitarios solo los aplican cuando les conviene. Ni fueron humanitarios con los africanos, ni con los hindúes, ni con nuestros niños. Tendrías que haberlos visto, parecían sacos de huesos. Tú eras demasiado pequeño y no lo recordarás.
Vi que el regente estaba embalado y le dejé seguir.
—Aun sí, en parte podría entenderlo, que ya te he dicho que en la guerra pasa de todo. Sobre todo, cuando las cosas que pasan se deben a los ingleses, que sometieron Tanganica a sangre y fuego. Si quieres quedarte en vela alguna noche, solo tienes que leer lo que esos cabrones hicieron en nuestra desgraciada colonia.
—Lástima que no podamos liberarla.
—Una pena, pero entiendo los argumentos de Von Manstein. Ya llegará el momento, cuando nuestros pánzer desfilen por Picadilly. Como te he dicho, la guerra es la guerra, y no podemos dejarnos llevar por los sentimientos. Aun así, lo terrible es lo que después ocurrió en nuestro país. Como te podrás imaginar, la economía no pasaba por el mejor momento, ya que para financiarse el gobierno del Káiser había tenido que emitir papel moneda sin respaldo.
—Más o menos, lo mismo que estamos haciendo ahora.
—Razón tienes. Hitler y Goering nos pusieron en el disparadero, y aunque Speer hace lo que puede, no auguran buenos tiempos para el marco. Al menos, la libra y el dólar están aun peor; a todos los puercos les llega su San Martín. La cuestión era que en 1919 la recién nacida república estaba contra las cuerdas, intentando sostener la moneda con sus menguados recursos. No era asunto baladí: si se hundía el marco, arrastraría los ahorros de los alemanes. Por entonces, franceses o ingleses no estaban mucho mejor, pero consiguieron mal que bien capear el temporal. Sin embargo, fue entonces cuando nuestros fraternales enemigos aprovecharon que el ejército estaba desarmado para imponernos condiciones horribles. Exigieron una reparación económica monstruosa que había que pagar en oro.
—Igual que los romanos hicieron con Cartago.
—Exactamente igual. No se trataba de compensar las destrucciones, sino de arruinarnos para que no pudiéramos levantar cabeza. Cuando el gobierno protestó, nos amenazaron con invadirnos, y tuvimos que darles ese maldito oro. Como en Alemania no había suficiente metal precioso ni fundiendo joyas y obras de arte, hubo que comprarlo en Estados Unidos, pero a los norteamericanos no les gustaron nuestros billetes, aunque aceptaban sin chistar esterlinas o francos. El marco se devaluó y los dirigentes de Weimar se vieron al borde del abismo. Pidieron una moratoria y ¿Sabes cómo respondieron los ingleses y los franceses? Mejor dicho, los ingleses, que a los franceses aun les entendería porque habían pasado lo peor de la guerra, y los gabachos no iban a ninguna parte sin Londres. Esos desgraciados exigieron pagos inmediatos, y cuando nos retrasamos, ocuparon el Rur para robarnos el carbón. El gobierno tuvo que destinar todos sus fondos a pagar reparaciones, y para abonar los salarios tuvo que fabricar montañas de papel moneda. Mientras, financieros sin escrúpulos de la City atacaron el marco hasta que la confianza se hundió, y con ella, el valor del nuestra moneda y los ahorros de los alemanes, que se evaporaron. Eso sí, los ingleses y los franceses, en lugar de darnos un respiro o de controlar a sus banqueros, nos acusaron de destruir aposta nuestra economía para no pagar las reparaciones de guerra.
Yo pensé que algo más habría; por otra parte, no habían sido ingleses sino franceses y belgas los que ocuparon en Rur. Pero Von Lettow seguía acusando a los ingleses.
—Ya te he dicho que los franceses no iban solos ni a mear. Durante los años siguientes tuvimos que pedir prestado para poder pagar las reparaciones; en realidad, lo que hacíamos era entramparnos con los usureros neoyorquinos al mismo tiempo que ingleses y franceses liquidaban sus propias deudas. Nuestra economía se comprometió tanto con Wall Street que la crisis del 29 fue el tiro de gracia. En 1931, en medio de la crisis económica, nuestro gobierno tuvo otra vez dificultades para pagar, y los franceses se pusieron chulos hasta que Londres les paró los pies; como si no lo hubieran podido hacer en 1923. Pero esa vez fueron los corsarios norteamericanos, esos ingleses de baratillo, los que exigieron a los gabachos que siguiesen pagando. Los franceses volvieron a exigirnos oro poniendo como pretexto ese honor patrio que dicen tener y, al final, tuvimos que apoquinar.
—¿Qué pasó entonces? —pregunté inocentemente.
—¿Qué pasó? Pues lo sabes mejor que yo. Que lo que quedaba de economía se fue a la porra, los alemanes se hartaron y el gobierno se hundió. Entonces llegó ese melifluo Von Papen para regalar la nación a los nazis y al hideputa asesino de Hitler. Ya sabes lo que pienso de ese engendro, que espero esté dorándose en la parrilla de Satanás; lo único que me gustó fue que rompiese con Versalles. De ese tratado que los ingleses habían pergeñado para dejarnos en la ruina caracolera, porque querían impedir que volviésemos a disputarles los mercados o a desafiar a su flota. Les ha salido rana y ahora son ellos los que están perdiendo. Eso sí, por lo que yo sé de tiros, y he visto muchos, esto no ha acabado, y no pondría la mano en el fuego por lo que pueda pasar.
—¿Cree que los ingleses aun podrán recuperarse?
—No me refería a eso, Roland, sino a dónde he tenido que poner mis reales posaderas gracias a su afortunada sugerencia. No te preocupes, que ya te lo agradeceré. Eso sí, seamos imperio, república o camarilla de amigotes, piensa que los que nos ha llevado hasta aquí, los que han traído esta guerra, son los plutócratas de Londres. Unos tipos que han emparentado con la nobleza de abolengo, que se enorgullecen de sus nombres compuestos, y que miran con desdén a los pobres continentales. Ahora temen ver hasta donde les ha llevado este juego, y resulta que ese sinsentido de Von Papen quiere desperdiciar nuestras victorias. En lo que de mi dependa, eso no pasará.
Ya conocía suficientemente al regente como para saber que era un hombre de acción, y esperé a ver que había decidido.
—Roland, yo no tengo voz ni voto en el gabinete, pero sí influencia, y pienso usarla. Si no te importa, me gustaría que organices una cita con el canciller Speer. Quiero que lleves a Herta.
Sabía que la guerra en Tanganica había sido dura, pero yo mismo me había creído la leyenda negra, hasta que Von Lettow-Vorbeck me contó sus recuerdos. No quedó ahí, porque entonces me explicó cómo los aliados habían causado las desgracias que afligieron a nuestra patria.
—Tras el armisticio volví a Alemania. A una Alemania que cuando la dejé cinco años antes era una nación floreciente, y que encontré en la ruina. Habíamos perdido una guerra, no por traiciones, como dicen los nazis, sino por la incompetencia del káiser y de sus políticos. Entonces me encontré con las consecuencias de un conflicto que hubiera debido ser un asunto entre políticos y soldados, pero que los ingleses hicieron contra nuestro pueblo.
Yo era muy pequeño por entonces, pero recordaba los relatos de mis abuelos; aun así, preferí dejar seguir al regente.
—Ya conoces a esos hipócritas británicos, que interpretaban las leyes del mar a su manera. Cuando se peleaban otros, su Royal Navy defendía a sus mercantes diciendo que llevaban comida y no contrabando de guerra. Sin embargo, como nosotros éramos demasiado fuertes nos sometieron a un bloqueo criminal para impedir la llegada de alimentos, ya que sus famosos sentimientos humanitarios solo los aplican cuando les conviene. Ni fueron humanitarios con los africanos, ni con los hindúes, ni con nuestros niños. Tendrías que haberlos visto, parecían sacos de huesos. Tú eras demasiado pequeño y no lo recordarás.
Vi que el regente estaba embalado y le dejé seguir.
—Aun sí, en parte podría entenderlo, que ya te he dicho que en la guerra pasa de todo. Sobre todo, cuando las cosas que pasan se deben a los ingleses, que sometieron Tanganica a sangre y fuego. Si quieres quedarte en vela alguna noche, solo tienes que leer lo que esos cabrones hicieron en nuestra desgraciada colonia.
—Lástima que no podamos liberarla.
—Una pena, pero entiendo los argumentos de Von Manstein. Ya llegará el momento, cuando nuestros pánzer desfilen por Picadilly. Como te he dicho, la guerra es la guerra, y no podemos dejarnos llevar por los sentimientos. Aun así, lo terrible es lo que después ocurrió en nuestro país. Como te podrás imaginar, la economía no pasaba por el mejor momento, ya que para financiarse el gobierno del Káiser había tenido que emitir papel moneda sin respaldo.
—Más o menos, lo mismo que estamos haciendo ahora.
—Razón tienes. Hitler y Goering nos pusieron en el disparadero, y aunque Speer hace lo que puede, no auguran buenos tiempos para el marco. Al menos, la libra y el dólar están aun peor; a todos los puercos les llega su San Martín. La cuestión era que en 1919 la recién nacida república estaba contra las cuerdas, intentando sostener la moneda con sus menguados recursos. No era asunto baladí: si se hundía el marco, arrastraría los ahorros de los alemanes. Por entonces, franceses o ingleses no estaban mucho mejor, pero consiguieron mal que bien capear el temporal. Sin embargo, fue entonces cuando nuestros fraternales enemigos aprovecharon que el ejército estaba desarmado para imponernos condiciones horribles. Exigieron una reparación económica monstruosa que había que pagar en oro.
—Igual que los romanos hicieron con Cartago.
—Exactamente igual. No se trataba de compensar las destrucciones, sino de arruinarnos para que no pudiéramos levantar cabeza. Cuando el gobierno protestó, nos amenazaron con invadirnos, y tuvimos que darles ese maldito oro. Como en Alemania no había suficiente metal precioso ni fundiendo joyas y obras de arte, hubo que comprarlo en Estados Unidos, pero a los norteamericanos no les gustaron nuestros billetes, aunque aceptaban sin chistar esterlinas o francos. El marco se devaluó y los dirigentes de Weimar se vieron al borde del abismo. Pidieron una moratoria y ¿Sabes cómo respondieron los ingleses y los franceses? Mejor dicho, los ingleses, que a los franceses aun les entendería porque habían pasado lo peor de la guerra, y los gabachos no iban a ninguna parte sin Londres. Esos desgraciados exigieron pagos inmediatos, y cuando nos retrasamos, ocuparon el Rur para robarnos el carbón. El gobierno tuvo que destinar todos sus fondos a pagar reparaciones, y para abonar los salarios tuvo que fabricar montañas de papel moneda. Mientras, financieros sin escrúpulos de la City atacaron el marco hasta que la confianza se hundió, y con ella, el valor del nuestra moneda y los ahorros de los alemanes, que se evaporaron. Eso sí, los ingleses y los franceses, en lugar de darnos un respiro o de controlar a sus banqueros, nos acusaron de destruir aposta nuestra economía para no pagar las reparaciones de guerra.
Yo pensé que algo más habría; por otra parte, no habían sido ingleses sino franceses y belgas los que ocuparon en Rur. Pero Von Lettow seguía acusando a los ingleses.
—Ya te he dicho que los franceses no iban solos ni a mear. Durante los años siguientes tuvimos que pedir prestado para poder pagar las reparaciones; en realidad, lo que hacíamos era entramparnos con los usureros neoyorquinos al mismo tiempo que ingleses y franceses liquidaban sus propias deudas. Nuestra economía se comprometió tanto con Wall Street que la crisis del 29 fue el tiro de gracia. En 1931, en medio de la crisis económica, nuestro gobierno tuvo otra vez dificultades para pagar, y los franceses se pusieron chulos hasta que Londres les paró los pies; como si no lo hubieran podido hacer en 1923. Pero esa vez fueron los corsarios norteamericanos, esos ingleses de baratillo, los que exigieron a los gabachos que siguiesen pagando. Los franceses volvieron a exigirnos oro poniendo como pretexto ese honor patrio que dicen tener y, al final, tuvimos que apoquinar.
—¿Qué pasó entonces? —pregunté inocentemente.
—¿Qué pasó? Pues lo sabes mejor que yo. Que lo que quedaba de economía se fue a la porra, los alemanes se hartaron y el gobierno se hundió. Entonces llegó ese melifluo Von Papen para regalar la nación a los nazis y al hideputa asesino de Hitler. Ya sabes lo que pienso de ese engendro, que espero esté dorándose en la parrilla de Satanás; lo único que me gustó fue que rompiese con Versalles. De ese tratado que los ingleses habían pergeñado para dejarnos en la ruina caracolera, porque querían impedir que volviésemos a disputarles los mercados o a desafiar a su flota. Les ha salido rana y ahora son ellos los que están perdiendo. Eso sí, por lo que yo sé de tiros, y he visto muchos, esto no ha acabado, y no pondría la mano en el fuego por lo que pueda pasar.
—¿Cree que los ingleses aun podrán recuperarse?
—No me refería a eso, Roland, sino a dónde he tenido que poner mis reales posaderas gracias a su afortunada sugerencia. No te preocupes, que ya te lo agradeceré. Eso sí, seamos imperio, república o camarilla de amigotes, piensa que los que nos ha llevado hasta aquí, los que han traído esta guerra, son los plutócratas de Londres. Unos tipos que han emparentado con la nobleza de abolengo, que se enorgullecen de sus nombres compuestos, y que miran con desdén a los pobres continentales. Ahora temen ver hasta donde les ha llevado este juego, y resulta que ese sinsentido de Von Papen quiere desperdiciar nuestras victorias. En lo que de mi dependa, eso no pasará.
Ya conocía suficientemente al regente como para saber que era un hombre de acción, y esperé a ver que había decidido.
—Roland, yo no tengo voz ni voto en el gabinete, pero sí influencia, y pienso usarla. Si no te importa, me gustaría que organices una cita con el canciller Speer. Quiero que lleves a Herta.
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Crisis. El Visitante, tercera parte
Un factor clave en la renovación del ejército alemán fue la potenciación del arma acorazada. A pesar de las grandes victorias conseguidas durante 1940, los carros de combate germanos eran menos que ideales. Tan solo eran superiores a los enemigos en ergonomía, sobre todo los modelos Pánzer 38, Pánzer III y Pánzer IV, con sus torres para tres tripulantes. Sin embargo, sus cañones apenas eran capaces de perforar las corazas de los tanques aliados, y llevaban una protección resultaba excesivamente ligera. La preocupación fue mayor cuando en mayo de 1940 la deserción de un oficial de tanques soviético permitió inspeccionar un tanque pesado KV-1 ruso. El KV-1, aunque tenía defectos, no solo superaba a los tanques alemanes en potencia de fuego y protección (las pruebas demostraron que el KV-1 era invulnerable salvo a los cañones pesados) sino que, por primera vez en un tanque no alemán, tenía una torre para tres tripulantes. Más adelante se logró que los soviéticos intercambiaran tanques T-50 y T-34, sus últimos modelos, por Pánzer III, Pánzer IV y StuG. Al inspeccionarlos, resultó que, a pesar de algunos defectos, tanto el T-50 como el T-34 eran superiores a sus equivalentes alemanes. Si esos fallos se corregían, los rusos tendrían los mejores tanques del mundo.
Para combatirlos era necesario incrementar la potencia de fuego de los blindados alemanes. Mientras se diseñaban y se ponían en producción nuevos blindados se decidió potenciar los existentes: el Pánzer III fue equipado con un cañón de 50L60, y el Pánzer IV con un Kwk 40 de 75L42. El StuG también fue armado con el Kwk 40, pasando a desempeñar misiones no solo de apoyo sino también de defensa antitanque. Ya que la demanda de StuG era muy superior a la capacidad de producción, y como medida de emergencia, se transformaron tanques anticuados (como los Pánzer II, los Pánzer 38 o diversos carros ligeros franceses) en cazacarros Marder, armándolos con cañones Kwk 40 de 75L42, o con checos FK 30 76,5L40. Aunque su protección era limitada, permitieron equipar los batallones de carros de las divisiones de infantería.
Los Marder eran una solución de circunstancias, pero al mismo tiempo surgió un cazacarros mucho más eficaz, el Hornisse. Empleaba la barcaza Geschützwagen III/IV, un chasis que empleaba componentes de los Pz III y Pz IV que se había desarrollado para la artillería autopropulsada. El Hornisse llevaba un cañón de 8,8 cm, primero el Flak 36 y posteriormente el Flak 41, y combinaba gran potencia y precisión con ópticas de primera clase. Al tener el arma montada en una casamata abierta adolecía de protección (defecto que también tenían los Marder, pero el alcance de su cañón permitía emplear el Hornisse como antitanque de largo alcance, pues era capaz de destruir tanques aliados a distancias superiores a dos mil metros.
Tanto el Marder como el Hornisse eran medidas provisionales, ya que carecían del blindaje necesario para el combate entre blindados. Por otra parte, ni el Pánzer III ni el IV admitían más mejoras. Por desgracia, sí que se podían hacer en los blindados rusos KV-1 y T-34, que estaban entrando en servicio. Significaba que solo superaba a los carros rusos el tanque pesado Pz VI Tiger, que estaba próximo a entrar en servicio. Pero el Tiger era un tanque demasiado complejo que solo se podría fabricar en número limitado. Incluso el Tiger 2 de 1943, que había diseñado pensando en su producción en serie, resultaba excesivamente caro y se preveía que solo lo recibirían los batallones de carros pesados. Es decir, urgía desarrollar una nueva generación de tanques.
Aun más grave era la situación del parque acorazado de los aliados de Alemania. Los tanques franceses estaban mal diseñados y, aunque se modificaron algunos diseños ya existentes, los SOMUA S.41, Hotchkiss H.41 o Renault R.41 no se podían comparar ni con los Pánzer IV. Aun más malos eran los blindados italianos ya que el mejor, el M14/41, combinaba escasa protección con poca potencia de fuego, mediocre ergonomía y pésima fiabilidad. Los demás aliados estaban todavía peor, y a lo sumo tenían versiones del tanque checo LV vz.38 (Pz 38 en el servicio alemán, pero los vz.38 de exportación solían llevar torres para dos tripulantes, no para tres como el germano).
El mariscal Von Manstein solicitó a la industria europea que presentaran propuestas de tanques medios destinados a equipar al Pacto de Aquisgrán. Fueron dos proyectos los ganadores: el Pz V Panther, que fue adoptado por el ejército alemán, y el Pz VII Jaguar, diseñado por Europanzer y que equipó a los ejércitos francés, italiano y español, y posteriormente al alemán. También se fabricó el Pz 41 Lince, un tanque destinado al apoyo y a la defensa contracarro, con papel similar al StuG alemán. El Panther y el Jaguar fueron armados con el potente cañón Kwk 42 75L70; posteriormente el Jaguar recibió el Kwk 44 88L60. Los nuevos tanques eran superiores a cualquier blindado aliado y multiplicaron la potencia de las formaciones acorazadas del Pacto. Además, la logística se simplificó cuando el equipo del arma blindada se estandarizó con estos blindados: en 1944 solo se estaban el servicio en primera línea los tanques Panther, Jaguar, Tiger II, Lince, el cazacarros StuG, y unos pocos Pz 44. Se mantenían en servicio muchos otros tanques, tanto germanos (sobre todo, Pz III y Pz IV) como capturados (gran número de T-34 fueron transformados en Pz 34r, y KV en Pz 43r), pero estos vehículos equipaban a batallones independientes, frecuentemente de segunda línea, o a los ejércitos de aliados menores que aun no habían recibido el Jaguar.
También se modernizó el parque de medios blindados. Hasta entonces, Alemania empleaba diversos tipos de semiorugas tanto como tractores como el SdKfz 9) o como transportes (los SdKfz 250 y 251). Eran vehículos útiles, pero no los había en número suficiente, el excesivo número de tipos complicaba el mantenimiento, y resultaban demasiado caros en comparación con vehículos que fueran exclusivamente de ruedas o de orugas. Concretamente, al mariscal Guderian le gustaban los Lorraine 37L franceses o las tanquetas Loyd o Universal Carrier británicas; eran pequeños vehículos de oruga, mecánicamente simples, pero muy resistentes y con excelente capacidad todo terreno.
El Pacto de Aquisgrán emprendió un programa paralelo al de los tanques, aunque en este caso se dio mayor énfasis a la sencillez y a la fiabilidad que a las prestaciones. Como en el caso anterior, hubo dos proyectos ganadores. El alemán fue el BMM Kätzchen (gatita), un derivado del chasis checo del Pánzer 38, mientras que alemanes e italianos prefirieron el Europanzer VAB 41 Mangouste, desarrollado a partir del Lorraine 38L, que tenía prestaciones algo mejores que el germano. Ambos blindados fueron extensamente empleados por el Pacto de Aquisgrán, y fueron el germen de dos familias de vehículos. Del Kätzchen hubo versiones de transporte, tractor blindado, mando, ambulancia, antitanque, e incluso una anfibia, el Seekätzchen (de la que a su vez hubo varios modelos). Partiendo del Mangouste se desarrolló la familia Mantide de portadores de armas.
Alemania prefirió no emplear el Kätzchen como portador de armas, no tanto por su limitada capacidad (similar a la del Mantide) sino por la gran demanda del blindado. En su lugar se siguió con el Geschützwagen III/IV, el utilizado para el Hornisse, aprovechando que la misión de cazacarros de largo alcance iba a ser cubierta por versiones especializadas de los tanques Panther y Jaguar. El Geschützwagen era más caro que el Mantide, pero también más capaz, y podía montar cañones pesados como el cañón de 15 cm K18. Inicialmente la demanda excedió por mucho la capacidad de producción, hasta que esta se racionalizó, cesándose la producción de los chasis de Pánzer II, III y IV, y manteniendo solo la del Geschützwagen y del StuG, que compartían la mayor parte de los componentes.
Ahora bien, la incorporación de los nuevos blindados hubiera podido ser una complicación, ya que las fuerzas del Pacto de Aquisgrán aun alineaban blindados de todo tipo. Para evitarlo, se hizo como con los tanques: los nuevos vehículos se convirtieron en los estándares de las unidades blindadas, y los más antiguos, como los semiorugas, los Marder o los Wespe, se cedieron a los aliados de Alemania, o se reunieron en batallones independientes para que su mantenimiento fuera más sencillo.
Por otra parte, se pensó que tanto el Kätzchen como el Mangouste eran excesivamente complejos para algunas misiones. Italia decidió copiar la tanqueta Loyd (aunque inicialmente se había pensado en la Universal Carrier, la Loyd era más grande), mientras que Francia mantuvo la producción de la Renault UE. Alemania construyó el Raupenschlepper (tractor de orugas), que podía emplearse como tractor de artillería o para llevar suministros. Aun así, la demanda de vehículos todoterreno siguió siendo tan grande que se fabricó también el SdKfz 3 Maultier, una especie de camión semioruga muy simple.
Paralelamente se desarrollaron vehículos similares, pero de ruedas: aunque su capacidad todoterreno era inferior, eran más baratos, de mantenimiento más sencillo, y aunque respondían peor en el barro o la nieve, superaban por mucho a los camiones empleados hasta entonces. Francia mantuvo la producción de sus tractores de artillería Laffly, mientras que Italia utilizó el SPA-Viberti AS.43. Alemania desarrolló el SdKfz 241, un transporte de personal acorazado que combinaba componentes de semiorugas y de camiones.
Esta primera generación de blindados se completó en las fases finales de la guerra con vehículos aun más capaces. En 1946 entró en servicio el Panther 2, el primer «tanque principal» que realizaba las misiones de los carros medios y pesados. También aparecieron los blindados Schuntzernjaguar y Kätzchen 2, que fueron los primeros blindados de infantería con capacidad de transportar tropas y apoyarlas en sus avances. Los tanques en producción, como el Jaguar y el Lince, fueron potenciados. Los StuG 42 y Geschützwagen III/IV fueron sustituidos en las fábricas por los StuK 45 y Geschützwagen 45, pero solo se fabricaron unos pocos antes del final de la guerra.
Al mismo tiempo, otros miembros del Pacto desarrollaron sus propios diseños. Por ejemplo, Francia desarrolló el tanque pesado Lion y adoptó el Fennec, un blindado de ruedas del que hubo versiones de reconocimiento y de transporte.
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Crisis. El Visitante, tercera parte
Aunque algunos dibujos ya se han visto, vuelvo a ponerlos. En la página de DeviantArt hay información adicional.
Europanzer Jaguar (versiones iniciales)
https://www.deviantart.com/yqueleden/art/875813153
El Europanzer Jaguar fue la propuesta del grupo Europanzer para un carro de combate estándar para el Pacto de Aquisgrán. Europanzer era un conglomerado industrial formado por diversas empresas italianas (Lancia, la división de vehículos militares de Fiat), Francia (AMX, Lorraine, SOMUA) y españolas (Santa Bárbara) que nació para responder al concurso y acabó constituyéndose en un gigante europeo del armamento.
La propuesta de Europanzer, el Jaguar, se basaba en el Carro Celere Sahariano de Fiat, pero con mayor tamaño, suspensión de barras de torsión, motor transversal (el chasis estaba diseñado para aceptar diversos motores italianos, franceses o alemanes) y armamento potenciado. Aunque inicialmente fue seleccionado el Panther de Alkett, se prosiguió el desarrollo del Jaguar, que acabaría sustituyendo al Panther como tanque principal del Pacto gracias a su capacidad de crecimiento.
La primera serie (A0) llevó la torre del Panzer IV (con cañón 75L48) para acelerar la producción, y llevaba un motor Isotta-Fraschini Gamma que resultó un quebradero de cabeza. Se construyeron veinticinco ejemplares que no se consideraron aptos para el combate, pero dos decenas fueron adquiridas por Yugoslavia, tras ser reconstruidas con motor Gamma 2. Fueron llamados Jaguar AY.
Las versiones A (salvo la A0), B y C eran similares, salvo por su motorización: los Jaguar A para el ejército italiano llevaban motor Gamma 2, los B para el francés, el motor HS-51, y los C para el ejército alemán, el Maybach HL 210. Las tres versiones llevaban la torre troncocónica diseñada por Alkett para el tanque Panther, aunque con cañón de 75L48. Dos centenares de Jaguar C alemanes llevaron el cañón KwL 41 de 75L70, mucho más potente, aunque a costa de llevar menos munición.
El Jaguar E fue una versión de ingenieros, equipada con obús de 10,5 cm y una hoja empujadora.
El Jaguar D fue un cazacarros, posteriormente redenominado Jagdjaguar, con cañón de 75L70 en casamata. Posteriormente recibió el aun más potente Kwk 43 88L71.
Europanzer Jaguar (versiones iniciales)
https://www.deviantart.com/yqueleden/art/875813153
El Europanzer Jaguar fue la propuesta del grupo Europanzer para un carro de combate estándar para el Pacto de Aquisgrán. Europanzer era un conglomerado industrial formado por diversas empresas italianas (Lancia, la división de vehículos militares de Fiat), Francia (AMX, Lorraine, SOMUA) y españolas (Santa Bárbara) que nació para responder al concurso y acabó constituyéndose en un gigante europeo del armamento.
La propuesta de Europanzer, el Jaguar, se basaba en el Carro Celere Sahariano de Fiat, pero con mayor tamaño, suspensión de barras de torsión, motor transversal (el chasis estaba diseñado para aceptar diversos motores italianos, franceses o alemanes) y armamento potenciado. Aunque inicialmente fue seleccionado el Panther de Alkett, se prosiguió el desarrollo del Jaguar, que acabaría sustituyendo al Panther como tanque principal del Pacto gracias a su capacidad de crecimiento.
La primera serie (A0) llevó la torre del Panzer IV (con cañón 75L48) para acelerar la producción, y llevaba un motor Isotta-Fraschini Gamma que resultó un quebradero de cabeza. Se construyeron veinticinco ejemplares que no se consideraron aptos para el combate, pero dos decenas fueron adquiridas por Yugoslavia, tras ser reconstruidas con motor Gamma 2. Fueron llamados Jaguar AY.
Las versiones A (salvo la A0), B y C eran similares, salvo por su motorización: los Jaguar A para el ejército italiano llevaban motor Gamma 2, los B para el francés, el motor HS-51, y los C para el ejército alemán, el Maybach HL 210. Las tres versiones llevaban la torre troncocónica diseñada por Alkett para el tanque Panther, aunque con cañón de 75L48. Dos centenares de Jaguar C alemanes llevaron el cañón KwL 41 de 75L70, mucho más potente, aunque a costa de llevar menos munición.
El Jaguar E fue una versión de ingenieros, equipada con obús de 10,5 cm y una hoja empujadora.
El Jaguar D fue un cazacarros, posteriormente redenominado Jagdjaguar, con cañón de 75L70 en casamata. Posteriormente recibió el aun más potente Kwk 43 88L71.
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Europanzer Jaguar (versiones tardías)
https://www.deviantart.com/yqueleden/art/875969193
El Jaguar F fue el primero en adoptar la torre hexagonal Henschel. Se trataba de una torre espaciosa, capaz de admitir armamento pesado; precisamente, una de las ventajas del motor transversal era que el carro podía llevar un anillo de la torre mayor. Los primeros trescientos cincuenta ejemplares siguieron llevando el cañón 75L48; parte de esos vehículos fueron rearmados posteriormente. La versión F5 llevó el potente cañón Kwk 42 75L70; con este el Jaguar alcanzó su potencial. El Jaguar F fue producido en grandes cantidades, y se convirtió en uno de los tanques del Pacto más temidos.
El Jaguar G fue una mejora del Jaguar F. Al llevar una radio más eficiente se pudo prescindir del ametrallador, y emplear ese espacio para llevar más munición. Llevaba mayor protección frontal que lo hacía invulnerable a los cañones de 76 mm norteamericanos y a los de 85 mm soviéticos. También tenía un sistema óptico mejorado.
El Jaguar M fue la versión final de la guerra. Llevaba el cañón Kwk 44 de 88L60. Ya que no pudo montarse en el Panther, el Jaguar M se convirtió en el tanque medio estándar del ejército alemán. En total, se construyeron casi 24.000 Jaguar de las series F, G y M, que tuvieron un papel crucial en los enfrentamientos de las fases finales del conflicto.
https://www.deviantart.com/yqueleden/art/875969193
El Jaguar F fue el primero en adoptar la torre hexagonal Henschel. Se trataba de una torre espaciosa, capaz de admitir armamento pesado; precisamente, una de las ventajas del motor transversal era que el carro podía llevar un anillo de la torre mayor. Los primeros trescientos cincuenta ejemplares siguieron llevando el cañón 75L48; parte de esos vehículos fueron rearmados posteriormente. La versión F5 llevó el potente cañón Kwk 42 75L70; con este el Jaguar alcanzó su potencial. El Jaguar F fue producido en grandes cantidades, y se convirtió en uno de los tanques del Pacto más temidos.
El Jaguar G fue una mejora del Jaguar F. Al llevar una radio más eficiente se pudo prescindir del ametrallador, y emplear ese espacio para llevar más munición. Llevaba mayor protección frontal que lo hacía invulnerable a los cañones de 76 mm norteamericanos y a los de 85 mm soviéticos. También tenía un sistema óptico mejorado.
El Jaguar M fue la versión final de la guerra. Llevaba el cañón Kwk 44 de 88L60. Ya que no pudo montarse en el Panther, el Jaguar M se convirtió en el tanque medio estándar del ejército alemán. En total, se construyeron casi 24.000 Jaguar de las series F, G y M, que tuvieron un papel crucial en los enfrentamientos de las fases finales del conflicto.
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Europanzer Jaguar (versiones de la posguerra)
https://www.deviantart.com/yqueleden/ar ... -876073164
La carrera del Jaguar no acabó con el conflicto. Los tanques más antiguos con torre Krupp fueron almacenados. Los de las versiones G y M que estaban en mejor estado fueron reconstruidos como Jaguar N; además se fabricaron dos mil ejemplares nuevos. Aun así, la mayor parte de los vehículos pasaron a la reserva a medida que entraban en servicio los tanques Panther 2.
Por el contrario, el Jaguar siguió siendo el tanque principal de los ejércitos italianos y francés. Inmediatamente tras acabar la guerra, comenzó la producción del Jaguar R, que llevaba el mismo cañón de 105L40 que el Panther 2. Los Jaguar R y S (versión similar pero con coraza de menor espesor, fabricada para España) permanecieron en servicio hasta los ochenta, y siguieron en la reserva hasta después del cambio de siglo.
El Irbis fue una variante fabricada en Chelyabinsk para el ejército de Rusia; aunque hubiera debido equipar al ejército cobeligerante ruso, la producción se retrasó y hasta 1947 no fueron entregados los primeros ejemplares. Llevaba un cañón D5T de 85 mm.
Sion adquirió tanques Jaguar excedentes. Los Kivu 1 llevaron el cañón 75L70, y los Kivu 2, el 88L60. En 1959 entró el servicio el Kivu 3, una versión con grandes cambios que llevaba el cañón 105L55, y que tuvo papel protagonista en los combates con los Mau-Mau. En la guerra de las dos semanas de 1966 se mostró un serio rival de los M47 y M48 de origen norteamericano.
El Ocelot fue un cazacarros construido a partir de tanques Jaguar F, G y M, con una nueva torre de grandes dimensiones (aunque escasamente protegida) para el cañón 105L55. La mayoría de los Ocelot permanecieron en la reserva, aunque varios centenares fueron vendidos al ejército de la India.
https://www.deviantart.com/yqueleden/ar ... -876073164
La carrera del Jaguar no acabó con el conflicto. Los tanques más antiguos con torre Krupp fueron almacenados. Los de las versiones G y M que estaban en mejor estado fueron reconstruidos como Jaguar N; además se fabricaron dos mil ejemplares nuevos. Aun así, la mayor parte de los vehículos pasaron a la reserva a medida que entraban en servicio los tanques Panther 2.
Por el contrario, el Jaguar siguió siendo el tanque principal de los ejércitos italianos y francés. Inmediatamente tras acabar la guerra, comenzó la producción del Jaguar R, que llevaba el mismo cañón de 105L40 que el Panther 2. Los Jaguar R y S (versión similar pero con coraza de menor espesor, fabricada para España) permanecieron en servicio hasta los ochenta, y siguieron en la reserva hasta después del cambio de siglo.
El Irbis fue una variante fabricada en Chelyabinsk para el ejército de Rusia; aunque hubiera debido equipar al ejército cobeligerante ruso, la producción se retrasó y hasta 1947 no fueron entregados los primeros ejemplares. Llevaba un cañón D5T de 85 mm.
Sion adquirió tanques Jaguar excedentes. Los Kivu 1 llevaron el cañón 75L70, y los Kivu 2, el 88L60. En 1959 entró el servicio el Kivu 3, una versión con grandes cambios que llevaba el cañón 105L55, y que tuvo papel protagonista en los combates con los Mau-Mau. En la guerra de las dos semanas de 1966 se mostró un serio rival de los M47 y M48 de origen norteamericano.
El Ocelot fue un cazacarros construido a partir de tanques Jaguar F, G y M, con una nueva torre de grandes dimensiones (aunque escasamente protegida) para el cañón 105L55. La mayoría de los Ocelot permanecieron en la reserva, aunque varios centenares fueron vendidos al ejército de la India.
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Panzerkampfwagen V «Panther»
https://www.deviantart.com/yqueleden/art/696370998
El Panzerkampfwagen V «Panther» fue un tanque medio resultante del concurso Manstein para sustituir los tanques del ejército alemán. Entre varias propuestas se escogió la de Alkett por ser al mismo tiempo avanzada y conllevar bajo riesgo tecnológico, al incorporar componentes probados en otros vehículos.
La barcaza del Panther derivaba de la del probado Panzer IV, aunque con motor de mayor potencia y con la suspensión FAMO del tanque Tiger. También del desarrollo del Tiger procedía la torre troncocónica, que hubiesen debido llevar los Tiger a partir del vehículo número 100 pero que finalmente no fue incorporada, llevando el Tiger en su lugar una torre Krupp. El armamento era el cañón de 7,5 cm de alta velocidad Kwk 42 75L70.
El empleo de elementos ya conocidos aceleró la entrada en servicio del nuevo tanque, que entró en combate en otoño de 1942. Sin embargo el nuevo vehículo sufrió serios problemas con el conjunto de motor y transmisión, que fueron especialmente graves en la versión A (imagen 1). Las versiones C (imagen 2) y D fueron más fiables, y la versión E (imagen 3) fue la definitiva, con un conjunto de motor y transmisión mejorado, y un escudo frontal de la torre rediseñado con un resalte en el labio inferior para evitar desviar los proyectiles al techo de la barcaza.
Los problemas del Panther llevaron al desarrollo de la versión F con torre de diseño diferente, con mantelete de estilo «Saukopf» (hocico de cerdo) que proporcionaba mejor protección, motor Maybach HL230 y transmisión Lancia ZF, pero finalmente fue anulada, adquiriéndose en su lugar el Europanzer Jaguar. Los Panther E y los Jaguar sustituyeron a las versiones antiguas, que fueron cedidas a los aliados, especialmente a los ejércitos yugoslavo, húngaro y rumano, como el ejemplar de la imagen 4.
https://www.deviantart.com/yqueleden/art/696370998
El Panzerkampfwagen V «Panther» fue un tanque medio resultante del concurso Manstein para sustituir los tanques del ejército alemán. Entre varias propuestas se escogió la de Alkett por ser al mismo tiempo avanzada y conllevar bajo riesgo tecnológico, al incorporar componentes probados en otros vehículos.
La barcaza del Panther derivaba de la del probado Panzer IV, aunque con motor de mayor potencia y con la suspensión FAMO del tanque Tiger. También del desarrollo del Tiger procedía la torre troncocónica, que hubiesen debido llevar los Tiger a partir del vehículo número 100 pero que finalmente no fue incorporada, llevando el Tiger en su lugar una torre Krupp. El armamento era el cañón de 7,5 cm de alta velocidad Kwk 42 75L70.
El empleo de elementos ya conocidos aceleró la entrada en servicio del nuevo tanque, que entró en combate en otoño de 1942. Sin embargo el nuevo vehículo sufrió serios problemas con el conjunto de motor y transmisión, que fueron especialmente graves en la versión A (imagen 1). Las versiones C (imagen 2) y D fueron más fiables, y la versión E (imagen 3) fue la definitiva, con un conjunto de motor y transmisión mejorado, y un escudo frontal de la torre rediseñado con un resalte en el labio inferior para evitar desviar los proyectiles al techo de la barcaza.
Los problemas del Panther llevaron al desarrollo de la versión F con torre de diseño diferente, con mantelete de estilo «Saukopf» (hocico de cerdo) que proporcionaba mejor protección, motor Maybach HL230 y transmisión Lancia ZF, pero finalmente fue anulada, adquiriéndose en su lugar el Europanzer Jaguar. Los Panther E y los Jaguar sustituyeron a las versiones antiguas, que fueron cedidas a los aliados, especialmente a los ejércitos yugoslavo, húngaro y rumano, como el ejemplar de la imagen 4.
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Europanzer Lince
https://www.deviantart.com/yqueleden/ar ... -694299575
1. Lince A1. Bandera de Carros de Combate del Segundo Tercio “Duque de Alba” de la Legión. Viseu, marzo de 1943.
2. Lince B2. Régiment Blindé de Fusiliers Marins. Djibouti, septiembre de 1943.
3. Lince C1 (Lince II). Regimiento Ligero Acorazado de Caballería “Alcántara” nº 19. 74ª División de infantería. Bakú, agosto de 1944.
4. Lince D2. Tercer Batallón Acorazado. División de Infantería Naval “San Marco”. Mombasa, febrero de 1945.
https://www.deviantart.com/yqueleden/art/694504333
1. Lince A1. También conocido como Lince 1. Carro de apoyo táctico con cañón 75L42 (8 cm FK 30 o 8 cm kanon vz. 30). Grupo Ligero de Caballería «Reyes Católicos». Gran Canaria, marzo de 1943.
2. Lince C2. Conocido como Lince 2, llevaba un cañón Kwk 40 75L48 con capacidad antitanque. 15º Batallón acorazado del 31º Regimiento de tanques. Adén, abril de 1944.
3. Lince E. Llamado más frecuentemente Lince 3, contaba con torre basculante FL-10 t cañón de 75 mm de alta velocidad. Empleado como cañón de apoyo y como cazacarros. 26º batallón de carros ligeros. 3ª demi-brigade. Dakar, septiembre de 1945.
4. Lince M51 o súper Lince, modificación hecha en Sión de tanques Lince 2 con nuevo motor, torre modificada y cañón KwK 54 105L36. Llama la atención el vistoso saliente posterior de la torre, el evacuador del tubo y el gran freno de boca necesario para atenuar el retroceso. Brigada Harel. Goma, febrero de 1963.
https://www.deviantart.com/yqueleden/ar ... -694299575
1. Lince A1. Bandera de Carros de Combate del Segundo Tercio “Duque de Alba” de la Legión. Viseu, marzo de 1943.
2. Lince B2. Régiment Blindé de Fusiliers Marins. Djibouti, septiembre de 1943.
3. Lince C1 (Lince II). Regimiento Ligero Acorazado de Caballería “Alcántara” nº 19. 74ª División de infantería. Bakú, agosto de 1944.
4. Lince D2. Tercer Batallón Acorazado. División de Infantería Naval “San Marco”. Mombasa, febrero de 1945.
https://www.deviantart.com/yqueleden/art/694504333
1. Lince A1. También conocido como Lince 1. Carro de apoyo táctico con cañón 75L42 (8 cm FK 30 o 8 cm kanon vz. 30). Grupo Ligero de Caballería «Reyes Católicos». Gran Canaria, marzo de 1943.
2. Lince C2. Conocido como Lince 2, llevaba un cañón Kwk 40 75L48 con capacidad antitanque. 15º Batallón acorazado del 31º Regimiento de tanques. Adén, abril de 1944.
3. Lince E. Llamado más frecuentemente Lince 3, contaba con torre basculante FL-10 t cañón de 75 mm de alta velocidad. Empleado como cañón de apoyo y como cazacarros. 26º batallón de carros ligeros. 3ª demi-brigade. Dakar, septiembre de 1945.
4. Lince M51 o súper Lince, modificación hecha en Sión de tanques Lince 2 con nuevo motor, torre modificada y cañón KwK 54 105L36. Llama la atención el vistoso saliente posterior de la torre, el evacuador del tubo y el gran freno de boca necesario para atenuar el retroceso. Brigada Harel. Goma, febrero de 1963.
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Crisis. El Visitante, tercera parte
SOMUA S.41, Hotchkiss H.41 y Renault R.41 (AH)
https://www.deviantart.com/yqueleden/art/736375567
Tras la incorporación al Pacto de Aquisgrán, Francia inició su rearme, enfrentándose a serios problemas. En 1940 se había perdido la mayor parte del armamento por destrucción (enemiga o por sus dotaciones), o por captura. Aunque Alemania devolvió parte, no bastaba para reconstruir el ejército. Se reinició la producción militar pero por desgracia, muchos equipos tenían defectos importantes puestos de manifiesto durante la campaña de 1940. Concretamente, los carros de combate, que aparentemente eran superiores a los alemanes, estuvieron en seria desventaja por su errónea ergonomía.
Se comenzaron los estudios para diseñar carros mejorados que al final llevaron a la fabricación de los tanques Jaguar y Lince, pero como medida de emergencia se siguió la producción de los modelos de la preguerra, aunque incorporando cambios para mejorar su eficiencia: los principales fueron la adopción de torres de mayores dimensiones, la incorporación de equipos de radio, y la potenciación del armamento.
El carro principal sería el SOMUA S.41, basado en el S.35, considerado el mejor tanque francés. Incorporaba elementos del S.40 cuya producción no había llegado a iniciarse, y mejoras como la soldadura eléctrica en lugar de remaches. El casco tenía formas más angulosas, y en la parte frontal se añadió una placa inclinada que aumentó el blindaje hasta 70 mm. La torre era de tres tripulantes (jefe de carro, apuntador y cargador) y llevaba un cañón 75 SA41, derivado del famoso mle 1897, con un vistoso freno de boca de tres etapas.
El carro Hotchkiss H.39 había sido uno de los más eficaces en 1940 y fue otro de los escogidos para su modernización, que se redujo a la adopción de la torre ARL 2C, que llevaba dos tripulantes y estaba armada con el cañón 47 mm SA35.
El tercer carro modernizado fue el Renault R.40. Aunque su antecesor R.35 había tenido un rendimiento deficiente, la factoría Renault tenía mayor capacidad productiva y cambiar los modelos en producción implicaría un importante retraso. Por este motivo se produjo el Renault R.41, que tenía importantes diferencias respecto a sus antecesores: llevaba el motor, la caja de cambios y el tren de rodaje del R.40 (incluyendo las engorrosas placas de protección) pero la cámara de combate se había ampliado para que pudiese acoger la torre ARL 2C.
Se produjeron doscientos treinta S.41, ciento ochenta H.41 y trescientos veinte R.41 antes de que fuesen sustituidos por modelos más avanzados. A pesar de las mejoras, el rendimiento de estos carros fue mediocre, pues eran demasiado pequeños y tenían capacidad todoterreno limitada. Su armamento, además, no podía batir a los nuevos modelos de tanques. Aun así, supusieron un bienvenido refuerzo para el ejército francés y permitieron que las dotaciones se entrenasen en las nuevas tácticas de guerra acorazada.
https://www.deviantart.com/yqueleden/art/736375567
Tras la incorporación al Pacto de Aquisgrán, Francia inició su rearme, enfrentándose a serios problemas. En 1940 se había perdido la mayor parte del armamento por destrucción (enemiga o por sus dotaciones), o por captura. Aunque Alemania devolvió parte, no bastaba para reconstruir el ejército. Se reinició la producción militar pero por desgracia, muchos equipos tenían defectos importantes puestos de manifiesto durante la campaña de 1940. Concretamente, los carros de combate, que aparentemente eran superiores a los alemanes, estuvieron en seria desventaja por su errónea ergonomía.
Se comenzaron los estudios para diseñar carros mejorados que al final llevaron a la fabricación de los tanques Jaguar y Lince, pero como medida de emergencia se siguió la producción de los modelos de la preguerra, aunque incorporando cambios para mejorar su eficiencia: los principales fueron la adopción de torres de mayores dimensiones, la incorporación de equipos de radio, y la potenciación del armamento.
El carro principal sería el SOMUA S.41, basado en el S.35, considerado el mejor tanque francés. Incorporaba elementos del S.40 cuya producción no había llegado a iniciarse, y mejoras como la soldadura eléctrica en lugar de remaches. El casco tenía formas más angulosas, y en la parte frontal se añadió una placa inclinada que aumentó el blindaje hasta 70 mm. La torre era de tres tripulantes (jefe de carro, apuntador y cargador) y llevaba un cañón 75 SA41, derivado del famoso mle 1897, con un vistoso freno de boca de tres etapas.
El carro Hotchkiss H.39 había sido uno de los más eficaces en 1940 y fue otro de los escogidos para su modernización, que se redujo a la adopción de la torre ARL 2C, que llevaba dos tripulantes y estaba armada con el cañón 47 mm SA35.
El tercer carro modernizado fue el Renault R.40. Aunque su antecesor R.35 había tenido un rendimiento deficiente, la factoría Renault tenía mayor capacidad productiva y cambiar los modelos en producción implicaría un importante retraso. Por este motivo se produjo el Renault R.41, que tenía importantes diferencias respecto a sus antecesores: llevaba el motor, la caja de cambios y el tren de rodaje del R.40 (incluyendo las engorrosas placas de protección) pero la cámara de combate se había ampliado para que pudiese acoger la torre ARL 2C.
Se produjeron doscientos treinta S.41, ciento ochenta H.41 y trescientos veinte R.41 antes de que fuesen sustituidos por modelos más avanzados. A pesar de las mejoras, el rendimiento de estos carros fue mediocre, pues eran demasiado pequeños y tenían capacidad todoterreno limitada. Su armamento, además, no podía batir a los nuevos modelos de tanques. Aun así, supusieron un bienvenido refuerzo para el ejército francés y permitieron que las dotaciones se entrenasen en las nuevas tácticas de guerra acorazada.
Última edición por Domper el 31 May 2024, 10:10, editado 2 veces en total.
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