España y su "Gerónimo" cubano
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España y su "Gerónimo" cubano
Si añades mas puntos y aparte tal vez... digo tal vez... se pueda leer en condiciones.....
Es muy complicado leer en un bloque sin signos de puntuación y espacios.
Es muy complicado leer en un bloque sin signos de puntuación y espacios.
- Xent Anset
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España y su "Gerónimo" cubano
Signos de puntuación y espacios hay. Tal vez Ud. desee más puntos y aparte y separación de párrafos. Bien, lo editaré para complacerle.
Lo que escribí no lo copié de ningún sitio, la redacción es mía y creo que puedo mejorarla.
Saludos.
- Xent Anset
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España y su "Gerónimo" cubano
EDITADO POR REPETIRLO SIN QUERER
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España y su "Gerónimo" cubano
El Generalísimo Máximo Gómez. Un personaje histórico a quien admiro mucho, de hecho, de los líderes mambises es el que más admiro.
Nació en República Dominicana en 1836.
Participó en la guerra de República Dominicana contra los invasores haitianos, los que fueron derrotados. Allí Máximo Gomez adquirió mucha experiencia combativa.
Posteriormente, cuando Santo Domingo se reincorporó a España, Máximo Gómez se unió al ejército español, pero al vencer los separatistas dominicanos, Gómez se estableció en Cuba.
Al estallar la Guerra de los Diez Años por la independencia de Cuba (1868-1878), se incorporó al Ejército Libertador Cubano y adquirió gran prestigio cuando en el mismo 1868 logró vencer en la batalla de Pino de Baire destrozando una tropa española de 700 hombres con un ataque fulminante al machete, arma que había aprendido a usar muy bien en su patria y que se convirtió a partir de ahí en un arma imprescindible para los mambises por su crónica carencia de balas.
Habiendo sido ascendido a Mayor General, realizó una serie de campañas exitosas por toda la provincia oriental. Al morir en combate el general mambí Ignacio Agramonte, jefe de la provincia de Camagüey, Gómez lo reemplazó y dirigió allí la mayor batalla de aquella guerra: las Guásimas, en las que venció a una tropa española de 5000 hombres causándoles más de 1000 bajas y sufriendo los mambises apenas 20 muertos y 200 heridos.
Más adelante planeó invadir la parte occidental de la isla para llevar la guerra a toda ella. Logró atravesar la trocha de Júcaro a Morón (que separaba mediante una línea fortificada a Camagüey de las Villas), acción en la que fue herido gravemente en el cuello. Pero aunque la acción fue un éxito, el divisionismo entre los cubanos, que no soportaban verse mandados por un extranjero, hizo que tuviera que abandonar su empeño con lo que la Invasión a occidente fracasó.
Fracasada al final la propia Guerra de los Diez Años por el divisionismo cubano, Gómez decidió abandonar la isla en 1878, pero rechazando el ofrecimiento del Capitán General español Arsenio Martínez Campos de un cargo de mariscal de campo en el ejército español y de cualquier ayuda económica que éste quiso darle diciéndole: "El dinero sólo se acepta de los familiares y de los amigos, pero que yo sepa, Ud. y yo no somos familiares".
Luego de padecer gran miseria en diversas naciones latinoamericanas, finalmente José Martí lo contactó para que formara parte del nuevo alzamiento revolucionario que tendría lugar en 1895, concediéndole el cargo de General en Jefe del Ejército Libertador.
Ya en Cuba nuevamente en 1895 junto con Martí, organizó rápidamente al nuevo Ejército Libertador y dirigió varias batallas, logrando triunfar casi siempre por sus conocimientos tácticos y estratégicos (el propio Gómez consideró una derrota la batalla de Dos Ríos porque no pudo impedir en ella la muerte de José Martí, ocurrida no por su culpa sino porque Martí lo desobedeció en lo de mantenerse apartado del combate). Sin embargo, su principal forma de lucha fue la guerra irregular, ante la escasez de armas con que contaba y la tremenda superioridad numérica del enemigo.
Algo que se propuso desde el comienzo, fue intentar nuevamente la Invasión a Occidente (fracasada en el 68 por el divisionismo de los cubanos) pero que ahora, al contarse con un mando único, tendría más posibilidades de realizar. Para ello contó con el concurso de su mejor discípulo, el mayor general Antonio Maceo, y juntos realizaron la increíble hazaña de, con 1500 hombres de caballería, primero atravesar la trocha de Júcaro a Morón (en esta guerra mucho más fortificada que en la anterior) y luego adentrándose en la región occidental, donde estaba el grueso del ejército español de más de 200 000 hombres, con pertrechos y armas abundantes y de más calidad que las mambisas y que contaban con ferrocarriles para mover sus tropas y telégrafos y teléfonos para comunicarse.
La idea de Gómez fue muy astuta: simuló retirarse, la tropa mambisa dio media vuelta y se encaminó de nuevo al Oriente. Los españoles, creyendo que Gómez y Maceo se retiraban intimidados por la enormidad del ejército que los aguardaba, intentaron cerrarles el paso, para lo que movieron por ferrocarril buena parte de sus tropas y los aguardaron por donde creían pasarían desmoralizados, pero ahí Gómez dio muestras de su genio estratégico y volvió a dar media vuelta regresando a Occidente y ya sin tropas por delante que le cerraran el paso.
Al llegar a la provincia de La Habana donde estaba la capital, Gómez decidió dividir en dos el contingente invasor, y mientras Maceo continuaba con la mitad de los hombres hacia el extremo occidental de la isla en la provincia de Pinar del Río, él se quedó con sus hombres en La Habana para atraer sobre sí al grueso del ejército español impidiendo que le cerraran el paso a Maceo.
La Invasión a Occidente llevada a cabo por ambos generales mambises fue todo un éxito y fue considerada en su tiempo como la mayor hazaña militar del siglo XIX, siendo estudiada en mumerosas academias militares, incluyendo las de EEUU.
La campaña que realizó Gómez en La Habana, a las puertas mismas de la capital para permitir que su subordinado Antonio Maceo pudiera llegar al extremo occidental de Cuba, fue en sí misma toda una hazaña, pues en La Habana la isla se estrecha a unos pocos kilómetros y ese exiguo territorio estaba lleno de tropas españolas que intentaban desbaratar el exiguo contingente de Gómez. Su campaña allí se conoce como la Campaña de la Lanzadera porque como una lanzadera que teje, así se dedicó a recorrer el reducido territorio que rodeaba la capital. ¿Cómo lo logró sin toparse con una de las tropas españolas ñde miles de hombres de las tres armas que lo perseguían sin descanso? Pues adoptó una táctica que los desorientó por completo. Primero se movía en línea recta de oriente a occidente, siendo tenazmente perseguido por un ejército español inmenso. Y de pronto, viraba en redondo y comenzaba a moverse en sentido contrario, por una línea paralela situada a pocos kilómetros de la anterior. Debía tener muy buenos exploradores en su tropa para saber siempre dónde estaban sus enemigos y lograr burlarlos siempre.
Cuando se enteró de que Maceo había llegado a Mantua, en el extremo occidental de Cuba, le dio fin a su peligrosa campaña de La Lanzadera y regresó a Las Villas en el centro de la isla. Su intención allí, en un sitio igualmente estrecho y rodeado de ríos, era seguir atrayendo sobre sí a la mayor parte del ejército español, para en lo posible impedir que el grueso del ejército colonial cayera sobre el general Maceo, el cual a su vez realizó una exitosa campaña en Pinar del Río.
Sin embargo, Maceo regresó a La Habana y cerca de la capital, tuvo un encuentro con una tropa española a fines de 1896 donde resultó muerto. La noticia fue doblemente dolorosa para Máximo Gómez, pues aparte de morir su amigo y segundo al mando Antonio Maceo, también murió junto con éste un hijo suyo: Francisco (Panchito) Gómez Toro, dolor que muestra en las páginas de su Diario de Campaña.
Pero no tuvo mucho tiempo para lamentarse, porque ya el Capitán General español Valeriano Weyler, triunfante, acudía con el grueso de su ejército a destrozarlo.
A Weyler le gustaba decir: "Esta guerra se acaba con dos tiros: uno para Gómez y el otro para Maceo" ¡y ya este último había recibido el que le tenía destinado! Pero calculó mal la inmensa astucia del dominicano, que sabedor de la inferioridad de sus fuerzas y su carencia de balas, se dedicó por completo a la guerra irregular, sin presentar batalla directa contra el inmenso ejército enemigo, sino siempre haciéndose perseguir por éste, y cuando los soldados españoles, fatigados por recorrer tantos kilómetros en medio de un clima hostil al que no estaban acostumbrados, se detenían para recuperar sus fuerzas, los mambises de Gómez los hostilizaban de lejos, les hacían unos pocos disparos para no dejarles descansar y les obligaban a seguirles persiguiendo.
Al caer la noche, según cuenta el propio Gómez en su Diario de Campaña, llevaba a los españoles "a dormir a los pantanos", cuyos senderos conocía de sobra. Los españoles, que no gustaban de moverse de noche, no tenían entonces más remedio que pernoctar en ese ambiente hostil del trópico, acosados por enjambres de mosquitos que les hacía imposible dormir y por si fuera poco, la tropa mambisa abandonaba el pantano y dormía mucho mejor en un sitio seco, pero para mantener a los españoles en situación mucho peor, Gómez dejaba atrás a un pequeño grupo de unos cinco mambises con la misión de disparar de cuando en cuando contra los soldados acampados, con lo que menos aún podían dormir.
Esta guerra irregular hizo que sin necesidad de grandes batallas, Gómez diezmara a sus enemigos, especialmente en verano que era cuando el clima era más hostil a los españoles. Refiriéndose a esto, dijo: "Mis mejores generales: junio, julio y agosto", meses veraniegos que causaban verdaderos estragos entre las tropas españolas: calor insoportable, lluvias, mosquitos, enfermedades tropicales de todo tipo. Más que las armas mambisas, esas enfermedades tropicales causaban verdaderos estragos entre los españoles y los hospitales de sangre estaban llenos de soldados enfermos y miles murieron por esas enfermedades.
Pero aunque maestro en la guerra irregular, Gómez en ocasiones, cuando pudo disponer de recursos, dirigió verdaderas batallas contra sus enemigos, como la batalla de Saratoga en 1897, la mayor de la guerra del 95, en la que diezmó al ejército mandado por el general español Ximénez Sandoval (cuya tropa había matado a Martí en Dos Ríos), tal vez el mejor general ibero en Cuba, y el que fue el último Capitán General español, a quien cupo el triste papel de entregar el mando de la isla al jefe del ejército expedicionario norteamericano el 1ro de enero de 1899, con lo que terminó la guerra.
Gómez terminó invicto y entró en La Habana con sus tropas, siendo recibido por miles de cubanos que le daban la bienvenida. Mas él, hosco, comentó aquello con sus oficiales diciéndoles que si todos aquellos miles de cubanos que ahora lo recibían se hubiesen unido a su ejército, hacía mucho se habría terminado la guerra con su victoria.
Después de la guerra, todo el pueblo quería que él fuera el primer presidente de Cuba independiente, sin importar que fuese extranjero. A tal fin, los miembros de la Asamblea Constituyente encargados de redactar la primera Constitución de la República de Cuba, incluyeron en la misma un artículo en que se especificaba que cualquier extranjero que hubiese luchado durante más de 10 años por la independencia de Cuba, sería considerado cubano por nacimiento y por tanto podría ser elegido presidente de la república. Pero él, modesto y desprendido, no quiso aceptar ni la presidencia ni cargo alguno en la naciente república y así el primer presidente fue Estrada Palma.
Gómez murió gravemente enfermo en La Habana en 1905 y yace enterrado en dicha ciudad. Es recordado en Cuba con mucho respeto y cariño.
PD:
Un pequeño error en algo que fue mencionado en este hilo:
Y también un segundo error:
Toro Sentado y demás indios que trabajaban en el espectáculo de Buffalo Bill, lo hacían por un salario, como un medio de vida y para nada eran obligados. Buffalo Bill procuraba que los indios se mostrasen dignamente en su espectáculo e incluso trataba de que se mostraran allí sus costumbres y cultura. Además él, sabiendo que el bisonte americano estaba a punto de extinguirse por la caza indiscriminada a que lo sometían los blancos , abogó por que se dictaran leyes para controlar su caza y salvarlo de la extinción.
Gerónimo nunca trabajó para Buffalo Bill, pero de haberlo hecho, hubiese sido tratado tan dignamente como lo fue Toro Sentado.
Pero cuando estuvo confinado en Oklahoma como prisionero del ejército, fue llevado por las tropas, fuertemente custodiado, a la Exposición Panamericana de Buffalo en 1901, para ser exhibido junto a otros muchos indios junto con el mono y el caballo que Ud. mencionó.
Saludos.
Nació en República Dominicana en 1836.
Participó en la guerra de República Dominicana contra los invasores haitianos, los que fueron derrotados. Allí Máximo Gomez adquirió mucha experiencia combativa.
Posteriormente, cuando Santo Domingo se reincorporó a España, Máximo Gómez se unió al ejército español, pero al vencer los separatistas dominicanos, Gómez se estableció en Cuba.
Al estallar la Guerra de los Diez Años por la independencia de Cuba (1868-1878), se incorporó al Ejército Libertador Cubano y adquirió gran prestigio cuando en el mismo 1868 logró vencer en la batalla de Pino de Baire destrozando una tropa española de 700 hombres con un ataque fulminante al machete, arma que había aprendido a usar muy bien en su patria y que se convirtió a partir de ahí en un arma imprescindible para los mambises por su crónica carencia de balas.
Habiendo sido ascendido a Mayor General, realizó una serie de campañas exitosas por toda la provincia oriental. Al morir en combate el general mambí Ignacio Agramonte, jefe de la provincia de Camagüey, Gómez lo reemplazó y dirigió allí la mayor batalla de aquella guerra: las Guásimas, en las que venció a una tropa española de 5000 hombres causándoles más de 1000 bajas y sufriendo los mambises apenas 20 muertos y 200 heridos.
Más adelante planeó invadir la parte occidental de la isla para llevar la guerra a toda ella. Logró atravesar la trocha de Júcaro a Morón (que separaba mediante una línea fortificada a Camagüey de las Villas), acción en la que fue herido gravemente en el cuello. Pero aunque la acción fue un éxito, el divisionismo entre los cubanos, que no soportaban verse mandados por un extranjero, hizo que tuviera que abandonar su empeño con lo que la Invasión a occidente fracasó.
Fracasada al final la propia Guerra de los Diez Años por el divisionismo cubano, Gómez decidió abandonar la isla en 1878, pero rechazando el ofrecimiento del Capitán General español Arsenio Martínez Campos de un cargo de mariscal de campo en el ejército español y de cualquier ayuda económica que éste quiso darle diciéndole: "El dinero sólo se acepta de los familiares y de los amigos, pero que yo sepa, Ud. y yo no somos familiares".
Luego de padecer gran miseria en diversas naciones latinoamericanas, finalmente José Martí lo contactó para que formara parte del nuevo alzamiento revolucionario que tendría lugar en 1895, concediéndole el cargo de General en Jefe del Ejército Libertador.
Ya en Cuba nuevamente en 1895 junto con Martí, organizó rápidamente al nuevo Ejército Libertador y dirigió varias batallas, logrando triunfar casi siempre por sus conocimientos tácticos y estratégicos (el propio Gómez consideró una derrota la batalla de Dos Ríos porque no pudo impedir en ella la muerte de José Martí, ocurrida no por su culpa sino porque Martí lo desobedeció en lo de mantenerse apartado del combate). Sin embargo, su principal forma de lucha fue la guerra irregular, ante la escasez de armas con que contaba y la tremenda superioridad numérica del enemigo.
Algo que se propuso desde el comienzo, fue intentar nuevamente la Invasión a Occidente (fracasada en el 68 por el divisionismo de los cubanos) pero que ahora, al contarse con un mando único, tendría más posibilidades de realizar. Para ello contó con el concurso de su mejor discípulo, el mayor general Antonio Maceo, y juntos realizaron la increíble hazaña de, con 1500 hombres de caballería, primero atravesar la trocha de Júcaro a Morón (en esta guerra mucho más fortificada que en la anterior) y luego adentrándose en la región occidental, donde estaba el grueso del ejército español de más de 200 000 hombres, con pertrechos y armas abundantes y de más calidad que las mambisas y que contaban con ferrocarriles para mover sus tropas y telégrafos y teléfonos para comunicarse.
La idea de Gómez fue muy astuta: simuló retirarse, la tropa mambisa dio media vuelta y se encaminó de nuevo al Oriente. Los españoles, creyendo que Gómez y Maceo se retiraban intimidados por la enormidad del ejército que los aguardaba, intentaron cerrarles el paso, para lo que movieron por ferrocarril buena parte de sus tropas y los aguardaron por donde creían pasarían desmoralizados, pero ahí Gómez dio muestras de su genio estratégico y volvió a dar media vuelta regresando a Occidente y ya sin tropas por delante que le cerraran el paso.
Al llegar a la provincia de La Habana donde estaba la capital, Gómez decidió dividir en dos el contingente invasor, y mientras Maceo continuaba con la mitad de los hombres hacia el extremo occidental de la isla en la provincia de Pinar del Río, él se quedó con sus hombres en La Habana para atraer sobre sí al grueso del ejército español impidiendo que le cerraran el paso a Maceo.
La Invasión a Occidente llevada a cabo por ambos generales mambises fue todo un éxito y fue considerada en su tiempo como la mayor hazaña militar del siglo XIX, siendo estudiada en mumerosas academias militares, incluyendo las de EEUU.
La campaña que realizó Gómez en La Habana, a las puertas mismas de la capital para permitir que su subordinado Antonio Maceo pudiera llegar al extremo occidental de Cuba, fue en sí misma toda una hazaña, pues en La Habana la isla se estrecha a unos pocos kilómetros y ese exiguo territorio estaba lleno de tropas españolas que intentaban desbaratar el exiguo contingente de Gómez. Su campaña allí se conoce como la Campaña de la Lanzadera porque como una lanzadera que teje, así se dedicó a recorrer el reducido territorio que rodeaba la capital. ¿Cómo lo logró sin toparse con una de las tropas españolas ñde miles de hombres de las tres armas que lo perseguían sin descanso? Pues adoptó una táctica que los desorientó por completo. Primero se movía en línea recta de oriente a occidente, siendo tenazmente perseguido por un ejército español inmenso. Y de pronto, viraba en redondo y comenzaba a moverse en sentido contrario, por una línea paralela situada a pocos kilómetros de la anterior. Debía tener muy buenos exploradores en su tropa para saber siempre dónde estaban sus enemigos y lograr burlarlos siempre.
Cuando se enteró de que Maceo había llegado a Mantua, en el extremo occidental de Cuba, le dio fin a su peligrosa campaña de La Lanzadera y regresó a Las Villas en el centro de la isla. Su intención allí, en un sitio igualmente estrecho y rodeado de ríos, era seguir atrayendo sobre sí a la mayor parte del ejército español, para en lo posible impedir que el grueso del ejército colonial cayera sobre el general Maceo, el cual a su vez realizó una exitosa campaña en Pinar del Río.
Sin embargo, Maceo regresó a La Habana y cerca de la capital, tuvo un encuentro con una tropa española a fines de 1896 donde resultó muerto. La noticia fue doblemente dolorosa para Máximo Gómez, pues aparte de morir su amigo y segundo al mando Antonio Maceo, también murió junto con éste un hijo suyo: Francisco (Panchito) Gómez Toro, dolor que muestra en las páginas de su Diario de Campaña.
Pero no tuvo mucho tiempo para lamentarse, porque ya el Capitán General español Valeriano Weyler, triunfante, acudía con el grueso de su ejército a destrozarlo.
A Weyler le gustaba decir: "Esta guerra se acaba con dos tiros: uno para Gómez y el otro para Maceo" ¡y ya este último había recibido el que le tenía destinado! Pero calculó mal la inmensa astucia del dominicano, que sabedor de la inferioridad de sus fuerzas y su carencia de balas, se dedicó por completo a la guerra irregular, sin presentar batalla directa contra el inmenso ejército enemigo, sino siempre haciéndose perseguir por éste, y cuando los soldados españoles, fatigados por recorrer tantos kilómetros en medio de un clima hostil al que no estaban acostumbrados, se detenían para recuperar sus fuerzas, los mambises de Gómez los hostilizaban de lejos, les hacían unos pocos disparos para no dejarles descansar y les obligaban a seguirles persiguiendo.
Al caer la noche, según cuenta el propio Gómez en su Diario de Campaña, llevaba a los españoles "a dormir a los pantanos", cuyos senderos conocía de sobra. Los españoles, que no gustaban de moverse de noche, no tenían entonces más remedio que pernoctar en ese ambiente hostil del trópico, acosados por enjambres de mosquitos que les hacía imposible dormir y por si fuera poco, la tropa mambisa abandonaba el pantano y dormía mucho mejor en un sitio seco, pero para mantener a los españoles en situación mucho peor, Gómez dejaba atrás a un pequeño grupo de unos cinco mambises con la misión de disparar de cuando en cuando contra los soldados acampados, con lo que menos aún podían dormir.
Esta guerra irregular hizo que sin necesidad de grandes batallas, Gómez diezmara a sus enemigos, especialmente en verano que era cuando el clima era más hostil a los españoles. Refiriéndose a esto, dijo: "Mis mejores generales: junio, julio y agosto", meses veraniegos que causaban verdaderos estragos entre las tropas españolas: calor insoportable, lluvias, mosquitos, enfermedades tropicales de todo tipo. Más que las armas mambisas, esas enfermedades tropicales causaban verdaderos estragos entre los españoles y los hospitales de sangre estaban llenos de soldados enfermos y miles murieron por esas enfermedades.
Pero aunque maestro en la guerra irregular, Gómez en ocasiones, cuando pudo disponer de recursos, dirigió verdaderas batallas contra sus enemigos, como la batalla de Saratoga en 1897, la mayor de la guerra del 95, en la que diezmó al ejército mandado por el general español Ximénez Sandoval (cuya tropa había matado a Martí en Dos Ríos), tal vez el mejor general ibero en Cuba, y el que fue el último Capitán General español, a quien cupo el triste papel de entregar el mando de la isla al jefe del ejército expedicionario norteamericano el 1ro de enero de 1899, con lo que terminó la guerra.
Gómez terminó invicto y entró en La Habana con sus tropas, siendo recibido por miles de cubanos que le daban la bienvenida. Mas él, hosco, comentó aquello con sus oficiales diciéndoles que si todos aquellos miles de cubanos que ahora lo recibían se hubiesen unido a su ejército, hacía mucho se habría terminado la guerra con su victoria.
Después de la guerra, todo el pueblo quería que él fuera el primer presidente de Cuba independiente, sin importar que fuese extranjero. A tal fin, los miembros de la Asamblea Constituyente encargados de redactar la primera Constitución de la República de Cuba, incluyeron en la misma un artículo en que se especificaba que cualquier extranjero que hubiese luchado durante más de 10 años por la independencia de Cuba, sería considerado cubano por nacimiento y por tanto podría ser elegido presidente de la república. Pero él, modesto y desprendido, no quiso aceptar ni la presidencia ni cargo alguno en la naciente república y así el primer presidente fue Estrada Palma.
Gómez murió gravemente enfermo en La Habana en 1905 y yace enterrado en dicha ciudad. Es recordado en Cuba con mucho respeto y cariño.
PD:
Un pequeño error en algo que fue mencionado en este hilo:
Discúlpeme, estimado Pacopin, pero Gerónimo no murió en ninguna trifulca. Murió, ya viejo, porque habiendo bebido demasiado, se montó en un caballo pero se cayó del mismo en pleno invierno y tras permanecer varias horas allí tendido, se enfermó de neumonía. Llevado a un hospital, falleció allí poco después.
Y también un segundo error:
El espectáculo en que tuvo que participar, no era el de Buffalo Bill. Éste tenía un espectáculo que se hizo muy famoso en aquel entonces en el que participaban cientos de personas, entre ellos verdaderos vaqueros del oeste y verdaderos indios, como Toro Sentado (Sitting Bull) de los sioux, el cual era amigo personal de Buffalo Bill y el cual lo trataba con mucho respeto.
Toro Sentado y demás indios que trabajaban en el espectáculo de Buffalo Bill, lo hacían por un salario, como un medio de vida y para nada eran obligados. Buffalo Bill procuraba que los indios se mostrasen dignamente en su espectáculo e incluso trataba de que se mostraran allí sus costumbres y cultura. Además él, sabiendo que el bisonte americano estaba a punto de extinguirse por la caza indiscriminada a que lo sometían los blancos , abogó por que se dictaran leyes para controlar su caza y salvarlo de la extinción.
Gerónimo nunca trabajó para Buffalo Bill, pero de haberlo hecho, hubiese sido tratado tan dignamente como lo fue Toro Sentado.
Pero cuando estuvo confinado en Oklahoma como prisionero del ejército, fue llevado por las tropas, fuertemente custodiado, a la Exposición Panamericana de Buffalo en 1901, para ser exhibido junto a otros muchos indios junto con el mono y el caballo que Ud. mencionó.
Saludos.
- Xent Anset
- Subteniente
- Mensajes: 806
- Registrado: 03 Mar 2010, 02:12
- Ubicación: Cuba
España y su "Gerónimo" cubano
Estimado Linotipe. Ya edité mi post y espero ahora le satisfaga más. Por error, en lugar de editar el que ya tenía publicado, lo que hice fue repetirlo de nuevo, y no pude quitar el primero porque no me muestra el botón de editar. Lea pues, el que aparece inmediatamente antes de este mensaje, a ver si ahora le parece más legible.
Saludos.
-
- Recluta
- Mensajes: 18
- Registrado: 01 Jun 2004, 00:51
España y su "Gerónimo" cubano
Gracias, Sr. Xent Anset, por la información y por el gesto de caballerosidad de editarlo.
- Xent Anset
- Subteniente
- Mensajes: 806
- Registrado: 03 Mar 2010, 02:12
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España y su "Gerónimo" cubano
También Ud. ha mostrado caballerosidad al reconocer mi esfuerzo en editarlo. Es que no soporto publicar algo con errores o redactado de forma poco entendible.
Me gustaría publicara su parecer sobre ese escrito, no importa si es una opinión negativa o que contradiga lo que puse ahí, lo importante es que sea una opinión sincera. Igualmente le agradecería cualquier sugerencia.
Gracias de antemano.
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