Comentarios Un soldado de cuatro siglos
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Comentarios Un soldado de cuatro siglos
Por partes.
Ya que se habla de medicina, puede desarrollarse una «teoría miasmática» con una base limitada, simplemente viendo «animáculos» mediante un microscopio, algunos experimentos con animales, la evidencia de que el sistema funciona, y ya se irá desarrollando una base teórica. Lo curioso es que fue así como se desarrolló la medicina moderna (que no deriva de las enseñanzas semimágicas de las universidades, sino de las prácticas de los cirujanos militares).
Respecto a la máquina de Savery. Puede ser razonable empezar por lo sencillo, desde luego, , pero (por lo que leo) tampoco se trata de una máquina segura y hubo explosiones de calderas con alguna frecuencia. Aparte de su tremenda ineficiencia. Su única ventaja estaba en que se podían hacer pequeñas y, desde luego, mejor una «bomba de fuego» para desaguar un dique seco, que hacerlo a mano, pero…
Por de pronto, la máquina de Watt, inicialmente, también era atmosférica, la caldera tenía el mismo riesgo de explosión que las de Savery o Newcomen, y era bastante más eficiente. Aparte, el principal problema fue el del cilindro, con la misma tecnología empleada para tallar el ánima de los cañones; tecnología que ha sido de las primeras en emplearse. De ahí que, en mi opinión, vale la pena saltarse pasos. La Savery serviría para abrir camino y para convencer a incrédulos, pero posteriormente podría pasarse al diseño de Watt, saltándose diseños como el de Newcomen (y evitando el problema del estrés térmico).
Entiendo que no es lo mismo construir un prototipo que la producción en cadena; pero en 1680, por lo escrito, habría, a lo sumo, unos pocos centenares, algunas para empleo naval. Cuarenta años tras los primeros ejemplares, y conociendo el futuro.
A medida que se vaya obteniendo acero de cierta calidad (el método Huntsman de crisol se empleó a mediados del XVII en Inglaterra, y producía miles de toneladas de acero cada año) se podrán ir diseñando y construyendo calderas más fiables.
De enseñanza. Yo no pensaba en tener a Otamendi dando clases después de su trabajo, sino en una formación empírica similar a la de aprendices, o a la de médicos residentes en la actualidad. A fin de cuentas, tampoco habría tanta teoría que aprender. Ya con algunos aprendices más o menos formados (e, insisto, la gente no era más tonta entonces que ahora) se puede echar mano de ellos para que ayuden a escribir libros, y para que vayan instruyendo a otros.
De automotores. No estaba pensando en una motorización como la de principios del siglo XIX, sino de un carricoche, prácticamente un juguetito, de construcción manual. En la realidad, los carricoches de vapor se adelantaron a los de combustión interna o a los eléctricos, y los hubo a finales del XVIII, pero se supone que en este escenario se está dando prioridad a la electrificación. No habrá aun ni trenes eléctricos, ni tranvías, ni nada parecido, pero ya se estarán introduciendo los primeros equipos.
Saludos
Ya que se habla de medicina, puede desarrollarse una «teoría miasmática» con una base limitada, simplemente viendo «animáculos» mediante un microscopio, algunos experimentos con animales, la evidencia de que el sistema funciona, y ya se irá desarrollando una base teórica. Lo curioso es que fue así como se desarrolló la medicina moderna (que no deriva de las enseñanzas semimágicas de las universidades, sino de las prácticas de los cirujanos militares).
Respecto a la máquina de Savery. Puede ser razonable empezar por lo sencillo, desde luego, , pero (por lo que leo) tampoco se trata de una máquina segura y hubo explosiones de calderas con alguna frecuencia. Aparte de su tremenda ineficiencia. Su única ventaja estaba en que se podían hacer pequeñas y, desde luego, mejor una «bomba de fuego» para desaguar un dique seco, que hacerlo a mano, pero…
Por de pronto, la máquina de Watt, inicialmente, también era atmosférica, la caldera tenía el mismo riesgo de explosión que las de Savery o Newcomen, y era bastante más eficiente. Aparte, el principal problema fue el del cilindro, con la misma tecnología empleada para tallar el ánima de los cañones; tecnología que ha sido de las primeras en emplearse. De ahí que, en mi opinión, vale la pena saltarse pasos. La Savery serviría para abrir camino y para convencer a incrédulos, pero posteriormente podría pasarse al diseño de Watt, saltándose diseños como el de Newcomen (y evitando el problema del estrés térmico).
Entiendo que no es lo mismo construir un prototipo que la producción en cadena; pero en 1680, por lo escrito, habría, a lo sumo, unos pocos centenares, algunas para empleo naval. Cuarenta años tras los primeros ejemplares, y conociendo el futuro.
A medida que se vaya obteniendo acero de cierta calidad (el método Huntsman de crisol se empleó a mediados del XVII en Inglaterra, y producía miles de toneladas de acero cada año) se podrán ir diseñando y construyendo calderas más fiables.
De enseñanza. Yo no pensaba en tener a Otamendi dando clases después de su trabajo, sino en una formación empírica similar a la de aprendices, o a la de médicos residentes en la actualidad. A fin de cuentas, tampoco habría tanta teoría que aprender. Ya con algunos aprendices más o menos formados (e, insisto, la gente no era más tonta entonces que ahora) se puede echar mano de ellos para que ayuden a escribir libros, y para que vayan instruyendo a otros.
De automotores. No estaba pensando en una motorización como la de principios del siglo XIX, sino de un carricoche, prácticamente un juguetito, de construcción manual. En la realidad, los carricoches de vapor se adelantaron a los de combustión interna o a los eléctricos, y los hubo a finales del XVIII, pero se supone que en este escenario se está dando prioridad a la electrificación. No habrá aun ni trenes eléctricos, ni tranvías, ni nada parecido, pero ya se estarán introduciendo los primeros equipos.
Saludos
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Razón de más para ir paso a paso.Domper escribió: ↑09 Sep 2024, 10:38 Respecto a la máquina de Savery. Puede ser razonable empezar por lo sencillo, desde luego, , pero (por lo que leo) tampoco se trata de una máquina segura y hubo explosiones de calderas con alguna frecuencia. Aparte de su tremenda ineficiencia. Su única ventaja estaba en que se podían hacer pequeñas y, desde luego, mejor una «bomba de fuego» para desaguar un dique seco, que hacerlo a mano, pero…
No olvidemos que en los inicios de la tecnología de vapor se fabricaban unas impresionantes dos maquinas al año. Dos maquinas al año permiten dar pasos en una protorevolución industrial de forma ochenta años más tarde, cuando se disponga del conocimiento y los cimientos técnicos estén bien asentados y esta empiece de verdad, puedas hacer maquinas como churros, pero no para una verdadera revolución industrial propiamente dicha.
En este caso con los crononautas las cosas cambian, los números tal vez sean mayores puesto que se pueden soslayar los cuellos de botella, pero en veinte o treinta años no creo que se llegue ni al centenar.
Tal vez sí, tal vez no, es lo que tiene correr tanto. Probablemente la producción de acero crecería mucho, es un hecho relativamente sencillo ¿Pero el vapor? Una maquina de hierro o acero fundido será una pesadilla y un templo a la ineficiencia (solo pensar el tamaño de la pieza), las soldaduras de estaño no servirán para unir placas, la eléctrica aún no existe, quedan los remaches, pero ¿Cuánto se tardaría en desarrollar esa tecnología al grado necesario para unir esas planchas metálicas?
Es que lo lógico es que sus aprendices salgan con trabajo, mucho trabajo. Tres astilleros en España, más astilleros en medio planeta, construcción naval, cuando él deja su cargo un sustituto, etc. Los aprendices que él pueda preparar personalmente van a tener las manos llenas durante mucho tiempo, cargar sobre las espaldas de esos aprendices todo el desarrollo de una revolución industrial queda cogido por los pelos.
Si se quiere una revolución industrial lo más efectivo es tener a Otamendi, ya "jubilado", dedicado a experimentar y escribir libros, si se quiere mientras se dedica a la docencia. Un profesor de ingeniería la universidad de X, con laboratorio propio preparando de veinte a treinta ingenieros al año desde +- 1650 (si mal no recuerdo se retira de su cargo unos cinco años antes, así que cinco años después pueden egresar los primeros ingenieros). Mientras tanto va realizando sus "experimentos" y "formulando teorías" que poco a poco va cristalizando en libros (personalmente le haría publicar varias como propias, por ejemplo las leyes de la termodinámica, dejando escritos sin publicar y clases magistrales de todo cuanto se le pueda ocurrir. Que luego sean sus discípulos los que "recuperen" la memoria de lo adelantado a su tiempo que estaba Ignacio.
Pero vamos, que aún suponiendo la aparición de treinta nuevos ingenieros modernos al año a partir de 1650 la revolución industrial será algo lento. En primer lugar porque habrá que dejar en sus manos la iniciativa y siendo sinceros, en cuanto egresen se van a lanzar a trabajos muy bien remunerados para construir decenas de puertos y fortalezas (indispensable en el imperio que se está creando), trabajar en minas (hemos iniciado la producción a gran escala de carbón y metales para servir a la metalurgia), palacios (la arquitectura estaba integrada en la ingeniería y a más ricos más gente necesitara hacer ostentación de su riqueza), alumbrado de ciudades (se lleva en ello desde 1630), construcción de embalses, carreteras, puentes, alcantarillado, canales, depuración de aguas, etc., además de incursionar en campos como la óptica o la química, cuyos réditos serán mucho más inmediatos que los que puedan obtenerse de ir a por maquinas pesadas como la de vapor. Y todo eso no solo en España sino en todo un imperio en expansión.
saludos
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Todo lo anterior no significa que no se vaya a avanzar, pero un ingeniero que haya estudiado con Ignacio y por lo tanto sepa los fundamentos del vapor y de leyes que este aún no ha publicado (estoy pensando en uno de las primeras promociones), y que este contratado como ingeniero de minas en por poner un ejemplo, Asturias, en todo caso pensará en aplicar el vapor a ese trabajo. Gracias a Ignacio conocerá el trabajo de Jerónimo de Ayanz y por supuesto también conocerá las maquinas de fuego de los arsenales, así que habrá grandes posibilidades de que trate de aplicar esos conocimientos a esa mina. Esa es una buena puerta de entrada al vapor en la proto-revolución industrial, pero llevara años.
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En principio, de acuerdo. El conocimiento del futuro no va a lograr ni una base industrial ni la aplicación instantánea de técnicas que se conocen, pero aun no se han desarrollado. Por poner un ejemplo, estamos acostumbrados a que, cuando se necesitan piezas, compramos tuercas y tornillos en la ferretería. Mientars que, ahoram si se quiere algún tipod e estandarización habrá que diseñar y fabricar todas esas piezas.
Ahora bien, algunas cuestiones:
– Esos «aprendices» de Ignacio no son ignorantes, sino artesanos muy hábiles, pues están acostumbrados a resolver problemas con escasa ayuda. A un espadero toledano no será necesario enseñarle mucho sobre forja y soldaduras. Desde luego, los habrá de ideas abiertas, y cerriles, pero normalmente se les ve el pelo a las primeras de cambio. Significará que la formación de ingenieros, arquitectos, ingenieros navales, etcétera, será mucho más rápida.
– Insisto en la cuestión del conocimiento. Por ejemplo, el ritmo de producción de máquinas Savery tan lento se debía a la falta de recursos y a la desconfianza (y a que alguna caldera estallaba de vez en cuando). Sin embargo, ahora se sabe que funcionan, se tiene el respaldo económico de la Compañía del Carmen (y de la Monarquía), y se pueden evitar algunos de sus inconvenientes.
– El conocimiento de lo que funciona y de lo que no permitirá evitar errores y escoger la solución correcta. Por ejemplo, ya que se sabe cómo tallar piezas metálicas, y poca diferencia hay entre perforar cañones y cilindros. De ahí que se pueda abreviar y saltar a una máquina atmosférica de Fulton (es decir, con una caldera a baja presión) más eficiente y que no está sujeta a estrés térmico.
– En este escenario, la producción de acero está yendo por delante. Significará que se podrán producir planchas de mejor calidad, roblones para el remachado en caliente, etcétera.
– Insisto en lo ventajoso de la combinación del conocimiento y del dinero. Por ejemplo, igual que se «acertó» a la primera en el perforado de cañones, en la fabricación de explosivos nitrogenados (y de pólvora parda), etcétera, se sabe de lo ventajoso del remachado y se podrá invertir dinero en perfeccionar la técnica (pues ni las planchas ni los roblones son baratos).
– También repito que al menos un viajero del tiempo ha hecho trampa y ha puesto en marcha uno de sus teléfonos móviles. Si consiguen tener subordinados de confianza, se les podrá encargar que transcriban los textos técnicos, y con ellos abreviar la formación.
Eso sí, coincido en que el desarrollo llevará su tiempo. En 1680, en algunos campos se estará muy adelantado (en armas de fuego o en electricidad, por ejemplo) y en otras, retrasado (la cantidad de máquinas de vapor ni se acercará a las que hubo en a realidad en 1830).
Saludos
Ahora bien, algunas cuestiones:
– Esos «aprendices» de Ignacio no son ignorantes, sino artesanos muy hábiles, pues están acostumbrados a resolver problemas con escasa ayuda. A un espadero toledano no será necesario enseñarle mucho sobre forja y soldaduras. Desde luego, los habrá de ideas abiertas, y cerriles, pero normalmente se les ve el pelo a las primeras de cambio. Significará que la formación de ingenieros, arquitectos, ingenieros navales, etcétera, será mucho más rápida.
– Insisto en la cuestión del conocimiento. Por ejemplo, el ritmo de producción de máquinas Savery tan lento se debía a la falta de recursos y a la desconfianza (y a que alguna caldera estallaba de vez en cuando). Sin embargo, ahora se sabe que funcionan, se tiene el respaldo económico de la Compañía del Carmen (y de la Monarquía), y se pueden evitar algunos de sus inconvenientes.
– El conocimiento de lo que funciona y de lo que no permitirá evitar errores y escoger la solución correcta. Por ejemplo, ya que se sabe cómo tallar piezas metálicas, y poca diferencia hay entre perforar cañones y cilindros. De ahí que se pueda abreviar y saltar a una máquina atmosférica de Fulton (es decir, con una caldera a baja presión) más eficiente y que no está sujeta a estrés térmico.
– En este escenario, la producción de acero está yendo por delante. Significará que se podrán producir planchas de mejor calidad, roblones para el remachado en caliente, etcétera.
– Insisto en lo ventajoso de la combinación del conocimiento y del dinero. Por ejemplo, igual que se «acertó» a la primera en el perforado de cañones, en la fabricación de explosivos nitrogenados (y de pólvora parda), etcétera, se sabe de lo ventajoso del remachado y se podrá invertir dinero en perfeccionar la técnica (pues ni las planchas ni los roblones son baratos).
– También repito que al menos un viajero del tiempo ha hecho trampa y ha puesto en marcha uno de sus teléfonos móviles. Si consiguen tener subordinados de confianza, se les podrá encargar que transcriban los textos técnicos, y con ellos abreviar la formación.
Eso sí, coincido en que el desarrollo llevará su tiempo. En 1680, en algunos campos se estará muy adelantado (en armas de fuego o en electricidad, por ejemplo) y en otras, retrasado (la cantidad de máquinas de vapor ni se acercará a las que hubo en a realidad en 1830).
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Mejor que no sean ignorantes porque van a tener muchisimo trabajo por delante. Ignacio "busca" los emplazamientos de los arsenales en 1635 y trabaja en ellos durante diez años. Ya dije que veo posible que en cada uno de esos arsenales tuviera hasta cuatro ayudantes, pero es que van a estar de trabajo hasta las cejas. Ignacio puede planificar los arsenales a groso modo, pero los encargados de supervisar cada edificio del arsenal, cada fortaleza, cada muelle, rompeolas, darsena, rada y cada metro de la muralla, van a ser esos ayudantes. Un trabajo al que encima hay que añadir la construcción naval. En definitiva, hablamos de un trabajo de años y años para esos ayudantes, que encima solo van a estar y aprender de él unos tres años antes de que Ignacio salte al siguiente arsenal donde se repetirá el proceso.
Falta de recursos que también existirá aquí ya que no se cuenta con el crisol Huntsman, porque de hecho este no podrá aparecer hasta que Ignacio llegue a Asturias en la segunda mitad de los cuarenta, tras dejar su puesto como Ingenerio General de la Armada (puesto que tendrá que ser cubierto por uno de sus discipulos/alumnos). Es lo que tiene tratar de correr tanto, que uno se deja demasiadas cosas por el camino. Y desconfianza porque los accidentes continuaran ocurriendo, tal vez no en las tres maquinas de fuego originales si es que Ignacio es capaz de construirlas correctamente con los medios de la época, pero sí con cualquier otra maquina construida sin su supervisión, no hablemos ya de si se trata de un diseño original.
En cuanto a la compañía y a la monarquía, tienen demasiadas cosas entre manos como para dar prioridad al vapor cuando no hay amenazas de un adelanto enemigo en un futuro a corto o medio plazo.
Es que no hay producción de acero. Se ha avanzado en el bronce (comprimido), se ha avanzado en el hierro (Rodman), pero no en el acero, en el acero ha sido anecdotico y por eso Ignacio al retirarse de su puesto quiere ir a Asturias, para deicarse al acero y a la electricidad.
En lo que se acertó y no a la primera sino por ensayo y error, fue en la compresión de animas de cañones de bronce, de hecho para 1640 los mosquetes seguían fabricándose doblando planchas de hierro y la única ventaja era el empleo de planchas de hierro "mecánizadas" con rodillos y dobladas con presas hidraúlicas, en lugar de a martillazos.
Lo de los explosivos sí es mucho más simple pues los empleados fueron muy burdos, tanto que cualquier loco puede hacerlos en su garaje.
El problema de los textos (cuento con que se transcriban algunos), es que por su propia seguridad no querrán destacar demasiado o proponer teorias que pudieran considerarse heréticas. Una cosa sera que un escriba se coloque en, pongamos por ejemplo, una terraza un poco por debajo de un crononauta mientras este la va dictando (se puede emplear la excusa de que necesita estar libre de interrupciones), y otra muy distinta ir contando cosas que puedan levantar suspicacias. Por eso yo transmitiría de forma directa algunos conocimientos, por ejemplo las leyes de la termodinamica, Pascal, algo de matemáticas, etc., escribiendo libros sobre ello, y el resto lo dejaría en manos de alumnos que asistan a "clases magistrales" en las que se esbocen algunas teorias y avances, incluso algunos inventos pero dejando estos en manos de esos discipulos.
Saludos
Falta de recursos que también existirá aquí ya que no se cuenta con el crisol Huntsman, porque de hecho este no podrá aparecer hasta que Ignacio llegue a Asturias en la segunda mitad de los cuarenta, tras dejar su puesto como Ingenerio General de la Armada (puesto que tendrá que ser cubierto por uno de sus discipulos/alumnos). Es lo que tiene tratar de correr tanto, que uno se deja demasiadas cosas por el camino. Y desconfianza porque los accidentes continuaran ocurriendo, tal vez no en las tres maquinas de fuego originales si es que Ignacio es capaz de construirlas correctamente con los medios de la época, pero sí con cualquier otra maquina construida sin su supervisión, no hablemos ya de si se trata de un diseño original.
En cuanto a la compañía y a la monarquía, tienen demasiadas cosas entre manos como para dar prioridad al vapor cuando no hay amenazas de un adelanto enemigo en un futuro a corto o medio plazo.
Es que no hay producción de acero. Se ha avanzado en el bronce (comprimido), se ha avanzado en el hierro (Rodman), pero no en el acero, en el acero ha sido anecdotico y por eso Ignacio al retirarse de su puesto quiere ir a Asturias, para deicarse al acero y a la electricidad.
En lo que se acertó y no a la primera sino por ensayo y error, fue en la compresión de animas de cañones de bronce, de hecho para 1640 los mosquetes seguían fabricándose doblando planchas de hierro y la única ventaja era el empleo de planchas de hierro "mecánizadas" con rodillos y dobladas con presas hidraúlicas, en lugar de a martillazos.
Lo de los explosivos sí es mucho más simple pues los empleados fueron muy burdos, tanto que cualquier loco puede hacerlos en su garaje.
El problema de los textos (cuento con que se transcriban algunos), es que por su propia seguridad no querrán destacar demasiado o proponer teorias que pudieran considerarse heréticas. Una cosa sera que un escriba se coloque en, pongamos por ejemplo, una terraza un poco por debajo de un crononauta mientras este la va dictando (se puede emplear la excusa de que necesita estar libre de interrupciones), y otra muy distinta ir contando cosas que puedan levantar suspicacias. Por eso yo transmitiría de forma directa algunos conocimientos, por ejemplo las leyes de la termodinamica, Pascal, algo de matemáticas, etc., escribiendo libros sobre ello, y el resto lo dejaría en manos de alumnos que asistan a "clases magistrales" en las que se esbocen algunas teorias y avances, incluso algunos inventos pero dejando estos en manos de esos discipulos.
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Por partes.
En primer lugar, creo que hablamos de diferentes momentos. No es lo mismo lo que ocurra en 1640 que en 1670. Aun así, ya se ha dicho que en 1670 solo habría un puñado de máquinas de vapor.
Respecto a libros, es lógico lo que dices. No es lo mismo transcribir el contenido de los aparatos electrónicos (que me parece urgente para que no se pierda), o recoger lo que se sabe aunque no esté en aparatos, que lo que se pueda difundir. Inicialmente, lo que dices (termodinámica, Pascal y cálculo), posteriormente los discípulos de confianza podrán ir difundiendo más avances. No tiene sentido hablar de la radio en el siglo XVII, pero ¿Por qué olvidarla para un futuro? Obviamente, esos documentos sería mejor que estuvieran a (muy) buen recaudo.
Acero. Igual es por mi desconocimiento, pero es que me parece tan básico que yo le daría prioridad, aunque fuera postergando otras labores. No tendría por qué Ignacio encargarse de todo: se toma a un discípulo que sepa bastante de forja y se le orienta (con una charla cada semana, por ejemplo) para conseguir cuanto antes el proceso Hutsman. Recuerda que el Sheffield la introducción de ese método permitió pasar (en un siglo) de 200 toneladas de acero al año, a 80.000 toneladas: cuatrocientas veces más, y hablamos de una época preindustrial. Con más acero pueden hacerse tuercas, tornillos, muelles, remaches, etcétera. Asimismo, se puede pasar a tubos de acero para fusiles y cañones, vigas para estructuras, y planchas para calderas… Más tonterías como válvulas de seguridad para esas máquinas de vapor.
Respecto a la manera de difundir los «inventos», completamente de acuerdo. Además, en cuanto se tenga un núcleo de antiguos discípulos, estos podrán formar a otros y, de paso, desarrollar nuevas técnicas.
Para acabar. Que las máquinas de vapor de Otamendi no estallen, pero las copias sí, no será mala baza a la hora de controlar desarrollos e impedir fugas de información. Además, a más despacio se vaya, más probables serán las fugas que permitan a ingleses o franceses acercarse al nivel español. Que se difundan las técnicas sanitarias y alimentarias, excelente; hasta me parece una obligación ética. Que lo hagan los secretos del acero, no tanto.
Saludos
En primer lugar, creo que hablamos de diferentes momentos. No es lo mismo lo que ocurra en 1640 que en 1670. Aun así, ya se ha dicho que en 1670 solo habría un puñado de máquinas de vapor.
Respecto a libros, es lógico lo que dices. No es lo mismo transcribir el contenido de los aparatos electrónicos (que me parece urgente para que no se pierda), o recoger lo que se sabe aunque no esté en aparatos, que lo que se pueda difundir. Inicialmente, lo que dices (termodinámica, Pascal y cálculo), posteriormente los discípulos de confianza podrán ir difundiendo más avances. No tiene sentido hablar de la radio en el siglo XVII, pero ¿Por qué olvidarla para un futuro? Obviamente, esos documentos sería mejor que estuvieran a (muy) buen recaudo.
Acero. Igual es por mi desconocimiento, pero es que me parece tan básico que yo le daría prioridad, aunque fuera postergando otras labores. No tendría por qué Ignacio encargarse de todo: se toma a un discípulo que sepa bastante de forja y se le orienta (con una charla cada semana, por ejemplo) para conseguir cuanto antes el proceso Hutsman. Recuerda que el Sheffield la introducción de ese método permitió pasar (en un siglo) de 200 toneladas de acero al año, a 80.000 toneladas: cuatrocientas veces más, y hablamos de una época preindustrial. Con más acero pueden hacerse tuercas, tornillos, muelles, remaches, etcétera. Asimismo, se puede pasar a tubos de acero para fusiles y cañones, vigas para estructuras, y planchas para calderas… Más tonterías como válvulas de seguridad para esas máquinas de vapor.
Respecto a la manera de difundir los «inventos», completamente de acuerdo. Además, en cuanto se tenga un núcleo de antiguos discípulos, estos podrán formar a otros y, de paso, desarrollar nuevas técnicas.
Para acabar. Que las máquinas de vapor de Otamendi no estallen, pero las copias sí, no será mala baza a la hora de controlar desarrollos e impedir fugas de información. Además, a más despacio se vaya, más probables serán las fugas que permitan a ingleses o franceses acercarse al nivel español. Que se difundan las técnicas sanitarias y alimentarias, excelente; hasta me parece una obligación ética. Que lo hagan los secretos del acero, no tanto.
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Sobre los avances solo diré tres palabras; Cavendish, Cavendish, Cavendish...
Una vez en el norte Otamendi se dedicaría a la metalurgia y la enseñanza pero ¿Y si tras su fallecimiento sus discipulos encontraran bocetos de bobinas, dinamos, transistores, puede que de telégrafos? Desde luego él podría ir preparando a sus alumnos en sus clases, dejando caer pepitas de información aquí y allí, incluso demostrando una pila de volta... Tal vez eso daría pie a que alguno de sus alumnos desarrollara nuevas aplicaciones como el arco electrico, es lo que hizo Humpfrey Davy. Volta creo su pila en 1800 y en cuanto conoció el experimentose lanzó a investigarlo y en 1801 dio a conocer el arco electrico con dos pedazos de carbón. Un discipulo que descubra el arco eléctrico podría dar paso, por mediación de Ignacio, a las lamparas en mucho menos tiempo que en la LTR.
Y para lo que no pudieran descubrir sus alumnos, queda o es taaaan simple como hacer un Cavendish. Uno de los genios más oscuros de la historia de la humanidad porque nunca publico nada, pero los avances que propuso y que fueron encontrados tras su fallecimiento darían para una biblioteca e Ignacio puede hacer lo mismo y dejar teorias e incluso experimentos inconclusos.
Es que de la forja (trabajo manual donde los haya) sabran los herreros que son artesanos, no estudiosos. A día de hoy yo confiaría en un ingeniero para diseñar un coche o una cafetera, no para construirlo, cuatrocientos años atrás...
Saludos
Pd Eso no quiere decir que no se puedan dar avances muy considerables, solo soy más pesimista en cuanto al alcance y en cuanto a lo que puedan investigar/saltar por si mismos.
Una vez en el norte Otamendi se dedicaría a la metalurgia y la enseñanza pero ¿Y si tras su fallecimiento sus discipulos encontraran bocetos de bobinas, dinamos, transistores, puede que de telégrafos? Desde luego él podría ir preparando a sus alumnos en sus clases, dejando caer pepitas de información aquí y allí, incluso demostrando una pila de volta... Tal vez eso daría pie a que alguno de sus alumnos desarrollara nuevas aplicaciones como el arco electrico, es lo que hizo Humpfrey Davy. Volta creo su pila en 1800 y en cuanto conoció el experimentose lanzó a investigarlo y en 1801 dio a conocer el arco electrico con dos pedazos de carbón. Un discipulo que descubra el arco eléctrico podría dar paso, por mediación de Ignacio, a las lamparas en mucho menos tiempo que en la LTR.
Y para lo que no pudieran descubrir sus alumnos, queda o es taaaan simple como hacer un Cavendish. Uno de los genios más oscuros de la historia de la humanidad porque nunca publico nada, pero los avances que propuso y que fueron encontrados tras su fallecimiento darían para una biblioteca e Ignacio puede hacer lo mismo y dejar teorias e incluso experimentos inconclusos.
Es que de la forja (trabajo manual donde los haya) sabran los herreros que son artesanos, no estudiosos. A día de hoy yo confiaría en un ingeniero para diseñar un coche o una cafetera, no para construirlo, cuatrocientos años atrás...
Saludos
Pd Eso no quiere decir que no se puedan dar avances muy considerables, solo soy más pesimista en cuanto al alcance y en cuanto a lo que puedan investigar/saltar por si mismos.
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En principio, de acuerdo, pero…
Por una parte, está muy bien lo de dejar escritos póstumos, pero si otros se pueden poner en marcha en tiempo, no tiene sentido retrasarlos. Aparte que cualquier día le puede dar a Ignacio un jamacuco. Una buena apendicitis, una neumonía, una caída tonta, y se consiguen unas alitas y un arpa.
En segundo lugar. Ya sé que ni se parecerán un maestro espadero, un fundidor de cañones o un constructor de barcos a un ingeniero industrial o naval. Pero tampoco se trata de que empiecen a hacer cálculos. Al principio, experiencia y ojo de buen cubero.
Es de suponer que Ignacio va a encontrar gente ceporra, gente cerrada, pero también perlas, tipos inteligentes y con ganas. Se trata de decirle al fundidor: «Oiga vuesa merced, mire este alto horno tan majo que nos ha salido que nos va a dar hierro a espuertas; pero no sé si vamos a tener tantos forjadores. He sabido que en Suecia (o en Damasco, o en las Quimbambas) emplean unos crisoles que van muy bien. Tengo alguna idea de cómo hacerlos ¿Sería excesivo inconveniente que vuesa merced se pudiera a ello?». De la misma macera: «Vaya inconveniente que es tener que tirar de terraja para que luego cada tornillo salga como le apetezca ¿No sería buena idea pensar en alguna máquina que pueda hacerlos? He pensado que…».
Ya que los que van a trabajar serán otros (Ignacio solo necesitará supervisarlos de vez en cuando) se podrán ir poniendo en marcha cuestiones clave como la producción de acero, las piezas intercambiables, tornos con plantillas, etcétera. Aprovechando que Ignacio tendrá dinero. Así, tal vez se pueda llegar a 1649 produciendo acero de calidad aceptable y en cantidad razonable (decenas de toneladas, no millones), tornillería, remaches (con la técnica en caliente), las primeras máquinas herramientas, ácidos fuertes, etcétera. A partir de 1640 se podría pasar a la fase teórica. Pero, al menos, ya se tendría una base tanto preindustrial como de técnicos. Añadiendo mucho dinero, se podría dar un buen empujón a esa industrialización.
De los ingenieros que puedan empezar a formarse, recuerda que los años más productivos son los de juventud. Con «sugerencias» y dinero también se podría dar un empujón.
Saludos
Por una parte, está muy bien lo de dejar escritos póstumos, pero si otros se pueden poner en marcha en tiempo, no tiene sentido retrasarlos. Aparte que cualquier día le puede dar a Ignacio un jamacuco. Una buena apendicitis, una neumonía, una caída tonta, y se consiguen unas alitas y un arpa.
En segundo lugar. Ya sé que ni se parecerán un maestro espadero, un fundidor de cañones o un constructor de barcos a un ingeniero industrial o naval. Pero tampoco se trata de que empiecen a hacer cálculos. Al principio, experiencia y ojo de buen cubero.
Es de suponer que Ignacio va a encontrar gente ceporra, gente cerrada, pero también perlas, tipos inteligentes y con ganas. Se trata de decirle al fundidor: «Oiga vuesa merced, mire este alto horno tan majo que nos ha salido que nos va a dar hierro a espuertas; pero no sé si vamos a tener tantos forjadores. He sabido que en Suecia (o en Damasco, o en las Quimbambas) emplean unos crisoles que van muy bien. Tengo alguna idea de cómo hacerlos ¿Sería excesivo inconveniente que vuesa merced se pudiera a ello?». De la misma macera: «Vaya inconveniente que es tener que tirar de terraja para que luego cada tornillo salga como le apetezca ¿No sería buena idea pensar en alguna máquina que pueda hacerlos? He pensado que…».
Ya que los que van a trabajar serán otros (Ignacio solo necesitará supervisarlos de vez en cuando) se podrán ir poniendo en marcha cuestiones clave como la producción de acero, las piezas intercambiables, tornos con plantillas, etcétera. Aprovechando que Ignacio tendrá dinero. Así, tal vez se pueda llegar a 1649 produciendo acero de calidad aceptable y en cantidad razonable (decenas de toneladas, no millones), tornillería, remaches (con la técnica en caliente), las primeras máquinas herramientas, ácidos fuertes, etcétera. A partir de 1640 se podría pasar a la fase teórica. Pero, al menos, ya se tendría una base tanto preindustrial como de técnicos. Añadiendo mucho dinero, se podría dar un buen empujón a esa industrialización.
De los ingenieros que puedan empezar a formarse, recuerda que los años más productivos son los de juventud. Con «sugerencias» y dinero también se podría dar un empujón.
Saludos
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Comentarios Un soldado de cuatro siglos
No he hablado de retrasar, he hablado de encaminar a los alumnos para que desarrollen ellos y si se ve que hay facetas en las que no avanzan o no muestran interés, suplirlos en parte. Por ejemplo una vez mostrada la pila de Otamendi los alumnos podrían investigar el mencionado arco eléctrico pero no el telégrafo, ahí entraría el dejar esos esbozos para que alguien los emplee postmortem, a lo Cavendish.
El problema de esas perlas, es que de por sí van a tener tal cantidad de trabajo que asustaría al más pintado. ¿Una maquina de vapor para desaguar los diques secos? ¿Cronómetros marinos? ¿Sextantes? Solo con los trabajos digamos que "ordinarios" que se han ido creando, van a tener para absorver a una cantidad ingente de eminencias cientificas (y eso sin entrar en el campo médico, químico, etc.).
Otro problema es que la supervisión que Ignacio pueda realizar está muy limitada en el tiempo y el espacio. En primer lugar depende del tiempo que Ignacio pase con esos ingenieros y artesanos y a continuación de lo que pueda galopar un caballo. Cuando este en Cartagena podrá supervisar a los que trabajen para él allí, pero a los tres años saltará a Cádiz y dejará el desarrollo de todo el trabajo inacabado, que será mucho a los ingenieros que le hayan ayudado esos años. Solo imagina tener que cavar los cimientos del arsenal a pico y pala, llevará meses o incluso años y eso sin incluir los de las fortalezas del puerto. Así que gran parte del exito dependerá de aquellos ayudantes que serán los encargados de llevar los planos de Ignacio a la realidad, pues mientras él este allí se habrá avanzado lo justo y vuelta a empezar mientras este en Cádiz y luego en Ferrol.
El problema sigue siendo el mismo. Estamos cargando sobre los hombros de un solo hombre no solo la creación de una armada incluyendo el diseño de tres "modernos" arsenales y nuevos buques y fragatas, sino todo el desarrollo tecnólogico LTR de más de doscientos años... todo en el plazo de diez años.
Pero esos ingenieros empezaran a aparecer en la década del 50 y ¿cuántos de ellos no elegiran la carrera de las armas en un momento histórico en el que, gracias a las conquistas militares, los soldados están llenándose los bolsillos a espuertas? Esto además, sí favorecerá la aparición de nuevos ingenios militares, pero es más dudoso que ocurra lo mismo en otros aspectos.
Y claro que espero que a partir de 1646, cuando Ignacio esté en Asturias (lo siento por Bilbao pero mover hierro es mucho más sencillo que mover carbón), desarrolle con rápidez los crisoles y en líneas generales unos altos hornos modernos incluyendo los convertidores (aunque estos más tardiamente, en una segunda fase). Pero llevara un tiempo construirlos a gran escala. Unos pequeños para "demostración" tecnologíca tal vez sea rápido, pero la eclosión verdadera llevará unos años. Una vez constatada su utilidad los altos hornos deberían proliferar tanto en Asturias como en León y otros lugares, tal vez incluso en manos de una nobleza que verá una buena opción de enriquecerse, disparándose la cantidad de acero en solo unos años. Y esto y no otra cosa debería ser lo que marcase la entrada de esas piezas intercambiables. Lo contrario es lo de siempre, querer correr antes de aprender a andar.
Saludos.
El problema de esas perlas, es que de por sí van a tener tal cantidad de trabajo que asustaría al más pintado. ¿Una maquina de vapor para desaguar los diques secos? ¿Cronómetros marinos? ¿Sextantes? Solo con los trabajos digamos que "ordinarios" que se han ido creando, van a tener para absorver a una cantidad ingente de eminencias cientificas (y eso sin entrar en el campo médico, químico, etc.).
Otro problema es que la supervisión que Ignacio pueda realizar está muy limitada en el tiempo y el espacio. En primer lugar depende del tiempo que Ignacio pase con esos ingenieros y artesanos y a continuación de lo que pueda galopar un caballo. Cuando este en Cartagena podrá supervisar a los que trabajen para él allí, pero a los tres años saltará a Cádiz y dejará el desarrollo de todo el trabajo inacabado, que será mucho a los ingenieros que le hayan ayudado esos años. Solo imagina tener que cavar los cimientos del arsenal a pico y pala, llevará meses o incluso años y eso sin incluir los de las fortalezas del puerto. Así que gran parte del exito dependerá de aquellos ayudantes que serán los encargados de llevar los planos de Ignacio a la realidad, pues mientras él este allí se habrá avanzado lo justo y vuelta a empezar mientras este en Cádiz y luego en Ferrol.
El problema sigue siendo el mismo. Estamos cargando sobre los hombros de un solo hombre no solo la creación de una armada incluyendo el diseño de tres "modernos" arsenales y nuevos buques y fragatas, sino todo el desarrollo tecnólogico LTR de más de doscientos años... todo en el plazo de diez años.
Pero esos ingenieros empezaran a aparecer en la década del 50 y ¿cuántos de ellos no elegiran la carrera de las armas en un momento histórico en el que, gracias a las conquistas militares, los soldados están llenándose los bolsillos a espuertas? Esto además, sí favorecerá la aparición de nuevos ingenios militares, pero es más dudoso que ocurra lo mismo en otros aspectos.
Y claro que espero que a partir de 1646, cuando Ignacio esté en Asturias (lo siento por Bilbao pero mover hierro es mucho más sencillo que mover carbón), desarrolle con rápidez los crisoles y en líneas generales unos altos hornos modernos incluyendo los convertidores (aunque estos más tardiamente, en una segunda fase). Pero llevara un tiempo construirlos a gran escala. Unos pequeños para "demostración" tecnologíca tal vez sea rápido, pero la eclosión verdadera llevará unos años. Una vez constatada su utilidad los altos hornos deberían proliferar tanto en Asturias como en León y otros lugares, tal vez incluso en manos de una nobleza que verá una buena opción de enriquecerse, disparándose la cantidad de acero en solo unos años. Y esto y no otra cosa debería ser lo que marcase la entrada de esas piezas intercambiables. Lo contrario es lo de siempre, querer correr antes de aprender a andar.
Saludos.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Comentarios Un soldado de cuatro siglos
Nuestro insigne "cirujano" ya ha hecho tales avances en medicina y otros campos que haría caerle la cara de verguenza a un cirujano de los tiempos de napopeon o de la guerra civil americana... no entindo porque nuestros insignes no solo hagan trampa, sino que aceleren tanto la invernción (ademas de otros tantos campos) e incluso los discipulos (con alguna "ayuda") estén mas que preparados para saltos adelante... si los han estado formando y adotrinando casi desde que llegaron.
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El único que tuvo discipulos fue Francisco, ni Diego, ni Pedro ni Ignacio, los tuvieron... bueno, posiblemete Ignacio sí tuviera alguno en el Astillero durante su fase de construcción naval, y puede que algun relojero durante la de los cronómetros, pero hasta que es enviado a los arsenales, nada más.
En otro orden de cosas y ya referido al ultimo relato
Menciones de honor a:
Telar "jacquot", lanzadera, máquina de coser - precio ropa.
La creación de mataderos extramuros bien saneados y la prohibición de sarcificar animales intramuros + higiene.
Recogida de basuras y postas de animales de las calles + higiene.
Granjas de animales (conejos) para alimentación y fieltros (con el tiempo deberían aparecer las de pollos para alimentación y plumones) + alimentación.
Hielo por amoniaco para conservas era el siguiente proyecto de del Puerto + alimentación.
Patos para control de plagas en arrozales (carne y plumas) + alimentación.
Y eso que recuerde a bote pronto.
En otro orden de cosas y ya referido al ultimo relato
Recordar que uno de los logros de los reformistas es convencer al rey de suprimir la sisa sobre alimentos y vestuario de primera necesidad a cambio de otros sobre bebidas espirituosas y lujos varios, así que sin ese impuesto el coste debería ser incluso un poco menor.Significó que, mientras que en 1620 el 90% de la renta se destinaba a adquirir alimentos, en 1680 bastaba con el 70%.
Para encajar con la historia yo cambaría el azulete con algún gris oscuro sin llegar al marronaceo o gris verdoso, al menos en el uniforme de campaña, en el de gala azul oscuro.pantalones militares, que tras teñirlos con azulete
Y disminuían el riesgo de incendio y de envenenamiento por monoxido de carbono.eran más baratas y eficientes que los hogares, estufas, cacharrería de metal, lámparas, etcétera.
No en todas partes, algunos funcionaron hasta principios del siglo XX.Durante el renacimiento se habían cerrado los baños públicos bajomedievales,
Se acabaron los tapices como "aislante" del frio en las ventanas y aparece un medio estanco, lo que repercute en la salud.y el vidrio barato permitió que se abrieran más balcones y ventanas.
Menciones de honor a:
Telar "jacquot", lanzadera, máquina de coser - precio ropa.
La creación de mataderos extramuros bien saneados y la prohibición de sarcificar animales intramuros + higiene.
Recogida de basuras y postas de animales de las calles + higiene.
Granjas de animales (conejos) para alimentación y fieltros (con el tiempo deberían aparecer las de pollos para alimentación y plumones) + alimentación.
Hielo por amoniaco para conservas era el siguiente proyecto de del Puerto + alimentación.
Patos para control de plagas en arrozales (carne y plumas) + alimentación.
Y eso que recuerde a bote pronto.
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Voy a modificar la última entrega (se me había quedado en el tintero el vestuario femenino de diario, por ejemplo). Incluiré algunas de las sugerencias, aunque se citaran en otras partes (por ejemplo, la recogida de estiércol de las calles, que fue un verdadero problema en ciudades como Nueva York o Londres a finales del XIX) o la ganadería estabulada. Añadiré cuestiones como los mataderos, algunas industrias (curtidurías), los cementerios, o la persecución de las ratas (aspecto clave).
Respecto a tapices, vale la pena recordar que suponían un riesgo de incendio tan grave como los fuegos sin protección. Es decir, las lámparas y las estufas serán un factor de seguridad. Añadidas a las calles anchas y a la mejor construcción, se disminuiría el riesgo de graves incendios.
De los arrozales, había hablado de las carpas (el método que empleaban los chinos), pero las aves acuáticas también tienen su utilidad.
Por cierto, el color azul era para diferenciar el tejido militar (que, efectivamente, sería gris o pardo) del civil.
Lo dicho, voy a reescribir esa parte y al colgaré. Lo que quiere decir que hasta mañana no habrá tiros (por fin).
Saludos
Respecto a tapices, vale la pena recordar que suponían un riesgo de incendio tan grave como los fuegos sin protección. Es decir, las lámparas y las estufas serán un factor de seguridad. Añadidas a las calles anchas y a la mejor construcción, se disminuiría el riesgo de graves incendios.
De los arrozales, había hablado de las carpas (el método que empleaban los chinos), pero las aves acuáticas también tienen su utilidad.
Por cierto, el color azul era para diferenciar el tejido militar (que, efectivamente, sería gris o pardo) del civil.
Lo dicho, voy a reescribir esa parte y al colgaré. Lo que quiere decir que hasta mañana no habrá tiros (por fin).
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Un pequeño apunte
https://www.ciclointegraldelagua.com/ca ... dentes.php
Eso si, eran muy basicos y deficientes.
Pd De hecho la Junta de Murs y Valls fue citada en la historia original como encargada del alcantarillado.
Esto no es del todo cierto, las ciudades más antiguas podían tener sistemas de alcantarillado heredados de romanos o musulmanes o, como en el caso de Valencia, los dos anteriores a los que sumar los construidos por los cristianos tras su conquista.a principios de siglo ninguna ciudad española tenía un sistema de alcantarillado
https://www.ciclointegraldelagua.com/ca ... dentes.php
Eso si, eran muy basicos y deficientes.
Pd De hecho la Junta de Murs y Valls fue citada en la historia original como encargada del alcantarillado.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Gracias. Estaba pensando en aquello del «agua va», pero es cierto que en el XVI aun quedaban algunas alcantarillas con servicio parcial. Sin embargo, y por lo que leo, no tengo muy claro el sistema que funcionaba en Valencia. Por lo que leo en este enlace la red principal se componía de acequias en superficie (no cubiertas) con cuya agua se limpiaban los residuos de carnicerías, etcétera. Luego, esas aguas acababan en el Vell Vall, el antiguo foso de las murallas. Desde luego, es mejor que nada, pero no es el mejor sistema sanitario.
De todas maneras, corrijo el texto.
Respecto a la historia original, había leído lo de las alcantarillas. Ya se citaba en el relato de Von Harrach y su visita a Valencia.
Saludos
De todas maneras, corrijo el texto.
Respecto a la historia original, había leído lo de las alcantarillas. Ya se citaba en el relato de Von Harrach y su visita a Valencia.
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Comentarios Un soldado de cuatro siglos
Nueva redacción del primer párrafo:
La más llamativa fue la urbanización. En 1630, solo el 6% de la población vivía en las diez ciudades peninsulares de más de treinta mil habitantes. En las dos mayores, Sevilla y Lisboa, había unos ciento treinta mil vecinos en cada una, lejos de los doscientos mil de Londres, los trescientos mil de París o Nápoles, y muy por debajo de los seiscientos cincuenta mil de Estambul. Que las ciudades españolas fueran pequeñas no impedía que, como las europeas, fueran deficitarias de población: el hacinamiento y la pésima salubridad hacían que fueran deficitarias en población. Por ejemplo, los sistemas de alcantarillado brillaban (casi) por su ausencia. Solo unas pocas ciudades conservaban algunas cloacas de origen romano o árabe, que no tenían las mínimas condiciones sanitarias. Un ejemplo fue Valencia, que tenía una de las redes más completas, pero se componía en su mayoría de acequias descubiertas que luego echaban las aguas residuales al foso de las murallas. En la mayoría de las localidades las aguas fecales, las basuras y los residuos se echaban directamente a la calle. Como consecuencia, el ambiente era fétido, pero resultaba mucho más grave el contagio de enfermedades de transmisión fecal oral, y las transmitidas por insectos o ratas (el paludismo y la leptospirosis eran endémicos en Valencia). Las enfermedades infecciosas causaban tal mortalidad que los nacimientos no compensaban las defunciones, y la población de las ciudades solo podía sostenerse gracias a la llegada de gentes desde el campo. En este, la inmensa mayoría se dedicaba a las labores agropecuarias (el 85% de la población española de 1630), frecuentemente en pequeñas aldeas y en alquerías mal comunicadas.
La más llamativa fue la urbanización. En 1630, solo el 6% de la población vivía en las diez ciudades peninsulares de más de treinta mil habitantes. En las dos mayores, Sevilla y Lisboa, había unos ciento treinta mil vecinos en cada una, lejos de los doscientos mil de Londres, los trescientos mil de París o Nápoles, y muy por debajo de los seiscientos cincuenta mil de Estambul. Que las ciudades españolas fueran pequeñas no impedía que, como las europeas, fueran deficitarias de población: el hacinamiento y la pésima salubridad hacían que fueran deficitarias en población. Por ejemplo, los sistemas de alcantarillado brillaban (casi) por su ausencia. Solo unas pocas ciudades conservaban algunas cloacas de origen romano o árabe, que no tenían las mínimas condiciones sanitarias. Un ejemplo fue Valencia, que tenía una de las redes más completas, pero se componía en su mayoría de acequias descubiertas que luego echaban las aguas residuales al foso de las murallas. En la mayoría de las localidades las aguas fecales, las basuras y los residuos se echaban directamente a la calle. Como consecuencia, el ambiente era fétido, pero resultaba mucho más grave el contagio de enfermedades de transmisión fecal oral, y las transmitidas por insectos o ratas (el paludismo y la leptospirosis eran endémicos en Valencia). Las enfermedades infecciosas causaban tal mortalidad que los nacimientos no compensaban las defunciones, y la población de las ciudades solo podía sostenerse gracias a la llegada de gentes desde el campo. En este, la inmensa mayoría se dedicaba a las labores agropecuarias (el 85% de la población española de 1630), frecuentemente en pequeñas aldeas y en alquerías mal comunicadas.
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