Al señor Tercio Viejo de España:
Tercio viejo de España escribió:He visto que en todo el texto no se hace referencia a los escaramuzadores, tan importantes en los tercios españoles y que hacian un gran trabajo, estas "fuerzas especiales" debian ser adiestradas excelentemente para conseguir aguantar los nervios, la adrenalina y toda clase de emociones ue sentian al entrar en el campamento enemigo.
Pasa lo mismo con la tan importante caballeria y artilleria asi como con los zapadores, estas unidades si no cuentan con entrenamiento, serian inutiles en el campo de batalla.
El término escaramuza, está explicitamente recogido en las citas de los tratadistas militares que recogí. Por lo que deduzco, usted entiende por escaramuza una encamisada - lo digo por la entrada en el campamento enemigo - y yo entiendo escaramuza al choque - dentro de una batalla o incluso, alguna operación menor - producido entre unidades menores: por ejemplo al de una manga de arcabuceros o al de una compañía de caballería que lucha con otra.
Una cosa importante, es que en los Tercios no había "fuerzas especiales". En teoría un soldado, de acuerdo con su especialidad, podía - o mejor dicho tendría - hacer cualquier cosa: luchar en una manga, en escuadrón, perseguir al enemigo derrotado, hacer una trinchera, asaltar una posición...
Evidentemente, cuando se llevaba a cabo una situación preparada de asalto, como la que propone, los mandos se encargaban de escoger a los hombres más preparados.
Hace poco referí el ejemplo del Tercio de catalanes de Luis de Queralt, y el hecho es que en su participación en el "sitio" de Bergen op Zoom, no estuvieron en el asalto al fuerte de la Cabeza:
La gente que había de llevar estaba ya prevenida, cuyo número eran dos mil soldados, los más pláticos y viejos de todo el ejército, entre ellos eran nueve compañías de españoles que habían de llevar la vanguardia con D. Sancho de Leiva, tres de cada tercio, sin otros entretenidos y gente muy particular que se le llegaron, que como era un caballero tan amado y querido de todas las naciones del ejército, siempre que había ocasiones, lo buscaban
Tres de cada Tercio: de los de Bobadilla, Sicilia y Lombardía, pero no de los de Queralt. ¿Por qué? El autor no lo dice, pero para mí la explicación es sencilla: no estaban preparados para ello... enviar soldados de un Tercio que tenía un año y medio de vida, pero ninguna experiencia en asaltos, y poca en combate, era una tontería existiendo hombres capaces a los que conceder ese privilegio.
Respecto a los zapadores: los soldados [piqueros, arcabuceros, mosqueteros, coseletes] participaban en la ejecución de abrir trincheras [labores de zapa] y no eran soldados zapadores. Los denominados "gastadores" [cuyo término es equivalente al de zapadores] generalmente eran civiles, no militares, aunque en más de un caso se organizaron militarmente, por compañías y unidades. Cuando se llevaba a cabo un asedio importante, se solían construir obras de circunvalación para cercar la plaza, y en esta labor hacían falta mucha mano de obra, y se traían paisanos de los contornos a trabajar en las labores de excavar, verter y pisar tierra. Asimismo los defensores de una plaza sitiada ponían a sus villanos a trabajar para ir reparando los muros que caían, o para realizar nuevas defensas, mientras los soldados que las defendían quedaban al cuidado de la defensa del circuito de la villa.
En primer lugar, llamo a la memoria aquel debate que mantuvimos respecto a la soldada de los regimientos alemanes. Aunque no está nada mal el intentar encontrar una regla de funcionamiento para esta época, las situaciones eran tan diversas, que se hace difícil establecer una pauta precisa de lo que era norma y de lo que no, aunque no está de más intentarlo y aportar cada cual lo que conozca, interprete o deduzca.
Al caballero Tercio Idiáquez:Es que lo normal es que el cabo no fuera un recién llegado, debía ser soldado para poder ascender.
Ahí radica la responsabilidad del Capitán, el elegir a sus oficiales entre aquellos que están preparados.
Pero y en el caso de esos capitanes por cartas que ni siquiera habían sido soldados, ¿qué podían enseñarle a sus hombres?
Por medio de sus subordinados.
Aunque lo desconozco supongo que los cabos y sargentos, ¿serían más "inmunes" a las recomendaciones?
En un Tercio recién levado, los cabos de escuadra eran escogidos normalmente entre la recluta que se acababa de hacer. Sólo el alférez y el sargento habían sido soldados con anterioridad.
El hecho no obstante, es que, la mayoría de Tercios - vean la página de J.L.Martin
www.tercios.org - eran reformados: hubo una gran cantidad de Tercio que fueron levados, transportados, y reformados a su llegada [llamados itinerantes] o menos de un año después de esta, y el magnífico - porque no lo puedo calificar de otra manera - sistema, era el de juntar gente nueva con gente vieja en las mismas compañías. Evidentemente, esto no siempre fue así, y hubo casos, y quizás el más ejemplificante fuera el de la propia formación del Ejército de Flandes, en la cual, los Tercios de Nápoles, Cerdeña, Sicilia y Lombardía, marchan a los Países Bajos, y a Italia llegan reclutas, Tercios nuevos, para encargarse de presidiar los distintos reinos italianos. Pero estos señores, tuvieron tiempo para, estando en presidio, ejercitarse con las armas. ¿Quién se lo enseñaría? Me parece claro que serían los oficiales nombrados - soldados con experiencia suficiente - los que procederían a ese adiestramiento, pero un matiz importante, es que en Italia en aquel momento había paz, y no se esperaban - ni se produjeron - ataques de armadas turcas. ¿Y si hubieran llegado en una situación de guerra abierta?
Buscaré y las trasladaré a este foro citas donde varios personajes despotrican de las tropas bisoñas. Y yo insisto, que las situaciones fueron muy diversas.
Respecto a la calidad de la oficialidad:Con el ejemplo de los capitanes por cartas, no pretendo decir que estos fueran la norma, sino que existían, que estaban ahí, y que por tanto esas compañías - que las hubo - tuvieron de partida un deficit estructural en el mismo mando.
Respecto a los nombramiento de alféreces y sargentos recogeré un fragmento de la Ordenanza Militar de 1632, rubricada por el rey:
Artículo 29. [en la elección de alfereces] pide particular remedio el inconveniente de proverlas en personas indignas, aunque tengan los años de servicio que se requieren, como se ha visto que muchas veces se ha hecho, convirtiendo lo que es reputación en granjería, dándolas y quitándolas muy a menudo por dinero, ruegos, favor y otros respectos, o por casarlos con sus amigas, proveyéndose en hombres que no merecían nombre de soldados, de que ha resultado crecer el número de alféreces en grado excesivo y que sin haber llegado a entender la profesión, pretenden luego servir de capitanes [...] vuelven a mi Corte a ocupar y embarazar con pretensiones injustas, y siendo los que menos han servido, son los que más se quejan [...]
Marcos de Isaba escribía:
Un capitán que yo conocí trajo una compañía de España. El alférez que trajo sirvió con la bandera cuatro meses y una noche que entró de guardia se la dejó y luego hizo alférez al sargento, que hacía dos meses que servía aquel oficio. Este sargento aquella noche [...] en presencia de la compañía le devolvió su bandera, agradeciéndole la merced que le había hecho; y luego hizo otro, de manera que en venticuatro horas aquella bandera tuvo tres personas a su servicio. Estos dos caminaron a España a ser capitanes y lo fueron;
Lo citado anteriormente, como en el caso de capitanes, no podía ser norma, porque sino, mal le hubiera ido a estos Tercios, pero la referencia viene a huevo, para sostener que no había, ni podía haber, sistema de entrenamiento para los soldados, cuando existían estos oficiales que no tenian oficio, y que ni siquiera tenían vocación de servicio. De nuevo me reitero: las situaciones eran muy diversas.
Es lo que tiene el orden cerrado, que se aprende rápido, el truco y el beneficio en batalla es el hacerlo bien y rápido bajo la presión del momento (fuego enemigo, artillería, humo etc...) y para poder lograr esto hay dos cosas, repetición una y otra vez, y el factor moral. [...]
Y es que, independientemente de la "técnica" el factor moral ha sido igual o tan importante hasta prácticamente el comienzo del siglo XX.
Y no sé si sería sencillo o no, pero me parece claro, que con la norma o costumbre de formar escuadrón a la entrada y salida de las poblaciones por las que marchaban, cada día de marcha se convertía en una práctica, y sobretodo, el orden en la marcha posibilitaba que el escuadrón se formara de manera más rápida, en caso de ser esto necesario en mitad del desplazamiento. Pero esto era el día a día de las unidades que estaban en zonas de guerra.
Respecto a lo de formar escuadrón en la batalla, hay un par de ejemplos en los que la precipitación [Heyligerlee y Batemberg] casi le cuesta la vida a las unidades en que ellas participaron. El arrojo me parece fundamental, pero la disciplina no lo es menos.
Como firmó aquel publicitario: "la potencia sin control no sirve de nada"
Yo creo que hay un tercer valor, complementario a la técnica y al coraje, que es la veteranía: el hecho de haberse visto en una situación semejante, el saber que lo que estás haciendo realmente tiene un resultado positivo, debía ser, cuanto menos, tranquilizador, y cuanto más, vigorizante. Y los Tercios, eran unidades veteranas: en la mayoría de Estados no hubo un ejército permanente como lo hubo en Flandes o en Italia.
PD. Respecto a Inglaterra: se hubiera arrollado, porque las tropas inglesas, no por inglesas, sino por faltas de preparación y de experiencia, no hubieran sido rivales para tropas que llevaban muchos años de combate a las espaldas.