WoRneD escribió:la verdad...no se como pueden existir mandos tan..."INUTILES" porque sinceramente no tienen otro calificativo...o al menos menos fuerte que ese...que una persona este enferma y le obligue a ir....que pasa que saben ellos mas que el medico!! o es que son tan negados mentalmente que creyendose seres con uso de raciociocinio pueden acallar las voces de una persona que estudio una carrera llamada medicina...me parece vergonzoso y ademas deberia de ser penado, igual que te pueden arrestar por ciertas memeces...a esas personas se las deberia de arrestar por negar algo de lo que no tienen ni idea...pero bueno..asi nos va...gracias a Dios, que no en todas las unidades tenemos esperpentos de esa indole...
Hola a todos:
Bueno, he leído atentamente todo este largo hilo, y pienso que todos tienen parte de razón.
Es cierto que cuando se firma un documento hay que asumir las cláusulas del mismo, pero no es menos cierto que si alguien no se encuentra satisfecho de su situación se le deberían dar facilidades para rescindir dicho contrato, con las “penalizaciones” correspondientes, como ocurre en la rescisión de cualquier compromiso (todo contrato es un compromiso), valga como ejemplo la cancelación anticipada de una hipoteca con cláusula de penalización.
Por otra parte hay que tener en cuenta que la obstaculización de la rescisión de dicho contrato puede acarrear, precisamente, la decisión, por parte del interesado, de darse de baja psicológica continuada hasta el vencimiento de su compromiso, con el consiguiente gasto para el erario público sin obtenerse la contraprestación del militar que desea abandonar las FFAA, y no está precisamente el erario público para esas alegrías, creo.
Sobre dichas bajas psicológicas, es verdad que es muy difícil discernir cuales son fingidas y cuales no, existiendo el riesgo de dar un alta con graves consecuencias, ante lo cual se opta por el camino “seguro” para ambas partes, pero indefectiblemente volvemos al párrafo anterior, y nos podemos preguntar cuantas bajas de este tipo se ahorraría el Estado si sencillamente se le abre la puerta al que quiere abandonar las FFAA.
Tal vez por el abuso de estas bajas psicológicas y de otras, ha adquirido tan mala fama esta figura, pero ello no debe implicar que paguen justos por pecadores. El ejercicio del mando implica procurar siempre acercarse al equilibrio perfecto entre justicia y autoridad, y no mandar “porque yo lo valgo”, y es verdaderamente lamentable el cuadro que se ve en algunos acuartelamientos que parece un fotograma posterior a una batalla, con lisiados caminando con sus muletas, a la velocidad del caracol, camino del botiquín.
En un caso reciente que he conocido directamente, un soldado con fractura de peroné ocasionada en acto de servicio es acosado por el Capitán de su unidad y el Capitán médico, hasta el extremo de llegar a invalidar la baja cursada por el facultativo civil previo informe del traumatólogo, comenzando a anotar faltas de lista con la amenaza, por teléfono, de iniciar expediente por el Código Penal Militar por abandono de destino. Vamos, un caso claro de lo que actualmente se denomina “mobbing”, suficientemente documentado, y que puede acabar en los tribunales si la sensatez no vuelve a la cabeza de ese mando, u otro mando superior no toma cartas en el asunto. Y ojo, que estamos hablando de una lesión en acto de servicio de un militar que ha cumplido perfectamente hasta el momento, pero que parece que ha cometido la grave falta de lesionarse por poner empeño en su cometido. Habría que preguntarse qué haría este Capitán en caso de guerra si fuera herido un soldado bajo sus órdenes y responsabilidad.
Esta valoración negativa de la baja por parte de un mando, y el posterior abuso de autoridad en perjuicio del militar enfermo es una lacra en las FFAA que debe acabar YA, pues deteriora gravemente la imagen de las mismas.
Estos casos de mobbing son más frecuentes de lo que pensamos, aunque solo salen a la luz casos aislados y bien documentados, y no hace mucho fue condenado un Coronel por acoso reiterado a varios oficiales.
Hay que tener en consideración que no todo militar vale para el mando, al igual que no todo catedrático vale para enseñar. En mi opinión, las dotes de mando no se adquieren ni se estudian, simplemente se tienen o no se tienen, al igual que las dotes pedagógicas, que se puede saber mucho de una materia determinada, pero no saber transmitir ese conocimiento. Todo el que ha pasado por la universidad conoce esta realidad, al igual que todo el que conoce las fuerzas armadas sabe quién tiene dotes de mando y quién no, pero es muy difícil, por no decir imposible, detectar en la Academia quién posee estas facultades y quién no a través de unos test psicológicos, aunque es obligación de los superiores jerárquicos corregir estas conductas en la práctica de la vida militar.
La base fundamental para el buen funcionamiento de una unidad es la confianza en el mando de la misma, que solo se consigue con un liderazgo en el ejercicio de la autoridad, con justicia, equidad, evitando toda arbitrariedad y promoviendo un ambiente de responsabilidad, íntima satisfacción y mutuo respeto y lealtad.
Pido disculpas por la extensión del mensaje, pero se han tocado tantos asuntos interesantes....
En compensación, una fotillo preciosa de un “parato” de una de las unidades a las que, por unas razones u otras, tengo mucho cariño.
Saludos cordiales.
“No le busques tres pies.....”