Sergei Korolev nació 1907 en Zhytomyr, Ucrania, en lo que entonces era la Rusia Imperial. Durante su infancia vivió la revolución, y la guerra civil, sufriendo carencias alimentarias y el tifus. Tuvo un interés temprano en la aviación y aprendió diseñar, construir y pilotar planeadores. Estudió ingeniería aeronáutica en Kiev y Moscú, y empezó a trabajar en una oficina de diseño de aviones. En 1931 participó en la creación del Grupo de Investigación de la Propulsión a Reacción (GIRD) uno de los primeros centros para diseño de cohetes en la Unión Soviética, y se le nombró jefe del grupo. En 1933 lanzaron su primer cohete de combustible líquido, el GIRD-X. Ese mismo año el gobierno decidió combinar el GIRD con el Laboratorio de la Dinámica de Gases (GDL) para formar el Instituto de Investigación de la Propulsión a Reacción (RNII), con Korolev como subdirector del Instituto. Su trabajo se concentró en el desarrollo de sistemas de control y guiado para misiles crucero.
Korolev en uniforme militar

En 1938, durante la Gran Purga, Korolev fue arrestado por el NKVD, acusado por algunos de sus compañeros, como Valentin Glushko, de ralentizar el trabajo del Instituto, por perder tiempo en actividades que no eran de inmediato provecho a las Fuerzas Armadas. Fue torturado hasta que confesó y fue condenado a diez años de trabajos forzados, acabando asignado a una mina de oro en un gulag siberiano. Los recursos que presentó antes de ser mandado a Siberia fueron finalmente oídos y se le conmutó la pena a una de ocho años de cárcel. Otros líderes del RNII tuvieron menos suerte y fueron ejecutados, con lo que Korolev fue el cargo más alto del Instituto que sobrevivió la purga. Las condiciones de vida y tratamiento en el gulag afectaron a su salud, perdiendo los dientes, y sufriendo una fractura de mandíbula, problemas cardiacos, y escorbuto. La cárcel a la que se le mandó a cumplir su nueva sentencia en 1940 era una charachka, una oficina de diseño secreta para científicos e ingenieros encarcelados, en la que también cumplía pena Tupolev. Allí Korolev participó en el diseño de los bombarderos Tu-2 y Pe-2. En 1942 consiguió ser trasladado a otra charachka para trabajar en motores cohetes bajo Glushko.
En 1944 sus penas fueron conmutadas y la oficina de diseño dejó de depender del NVVD. En 1945 se trasladó a Alemania, con rango de coronel, para recabar información sobre su programa de cohetes balísticos. En 1946 los soviéticos trasfirieron unos 5.000 ingenieros y técnicos alemanes que habían trabajado en la producción de la V-2 a algo parecido a una charachka, pero con mejores condiciones, cerca de Moscú. Los alemanes serian repatriados entre 1951 y 1953. Los soviéticos empezaron a trabajar en una réplica de la V-2, con Korolev como diseñador jefe de misiles de largo alcance, y después en misiles más avanzados como el R-2, de 600 km de alcance, el R-5 de 1.200 km, el primer misil nuclear soviético, y el R-7 de 8.800 km, el primer misil balístico intercontinental, que sería usado en los primeros lanzamientos espaciales soviéticos.
Korolev con un perro que sobrevivió un vuelo suborbital en 1952

En 1952 Korolev se hizo miembro del Partido Comunista, pero no fue rehabilitado hasta 1957. En 1953 propuso usar el R-7 para lanzar un satélite, y en 1957 consiguió convencer al gobierno de que sería un buen golpe de propaganda lanzar un satélite antes que los americanos, cosa que se hizo el 4 de octubre de 1957. Tras el éxito del Sputnik-1 Khrushchev exigió que se lanzara otro satélite para conmemorar el 40 aniversario de la revolución, cosa que se hizo el 3 de noviembre con Sputnik-2, llevando a la perra Laika como pasajera sin billete de vuelta. El 15 de mayo de 1958, diez semanas después del lanzamiento del Explorer 1 americano de solo 14 kg, se lanzó el Sputnik-3, un satélite de 1.300 kg, dejando clara la capacidad de los soviéticos de lanzar misiles intercontinentales con cabezas nucleares.
Korolev con Yuri Gagarin y candidatos a cosmonautas en 1960

Tras esto Korolev pasó a interesarse por los viajes a la Luna, empezando con las sondas Luna lanzadas por el R-7. Sus planes para misiones tripuladas comenzaron en 1958, con estudios que culminaron en el diseño de la nave Vostok que pondría a Yuri Gagarin en órbita el 12 de abril de 1960, después de tres pruebas fallidas y dos con éxito, las cuatro últimas también con perros. La Vostok requería que su único tripulante abandonara la nave a 7 km de altitud y alcanzara la superficie en paracaídas.
En 1960 Korolev sufrió un ataque al corazón, y los médicos que le examinaron descubrieron que también sufría del riñón, probablemente por su tiempo en el gulag. Los doctores le dijeron que no trabajara tanto, pero Korolev no quería perder el favor de Khrushchev y siguió trabajando como antes. Después del vuelo de Gagarin, Khrushchev le exigió que trabajara en una capsula para mandar tres cosmonautas al espacio, cosa difícil de hacer usando el R-7, o si no pondría a Chemolei en su lugar. El resultado fue la cápsula Vosjod, que por consideraciones de peso carecía de sistema de rescate durante el lanzamiento. Esta cápsula se lanzó por primera vez con una tripulación de tres cosmonautas el 12 de octubre de 1964. Ese mismo año Khrushchev fue reemplazado por Brezhnev, y el nuevo liderazgo encomendó a Korolev la tarea de mandar un hombre a la Luna antes que los americanos, descartando el trabajo previo de Chemolei y Glushko. Para ello Korolev diseño el lanzador N-1 y la nave Soyuz, esta última todavía en uso hoy en día para viajes a la Estación Espacial Internacional. En diciembre de 1965 se le detecto un pólipo en su intestino, y murió en enero de 1966, al parecer durante una operación realizada por el propio Ministro de Sanidad, que no era un especialista en el área.
El N-1

La identidad de Korolev como el Diseñador Jefe solo fue anunciada después de su muerte, en un obituario publicado en Pravda el 16 de enero de 1966. Fue enterrado con todos los honores en la muralla del Kremlim. Vasili Mishin le sucedió como Diseñador Jefe, pero el diseño del N-1, afectado por la falta de recursos adecuados y la rivalidad y falta de cooperación entre las distintas oficinas de diseño, no tuvo éxito, y fallaron sus cuatro únicos intentos de lanzamiento, tras lo que el liderazgo del Partido decidió abandonar el programa. El segundo lanzamiento, solo tres días antes del lanzamiento del Apolo 11, falló de una manera catastrófica, destruyendo el complejo de lanzamiento y retrasando el programa por dos años. Un ejemplo de los problemas del N-1 fue que Korolev no consiguió la cooperación de Glushko en el diseño de la primera etapa, con lo cual se la tuvo que encargar a Nikolai Kuznetsov, cosa en la que él no tenía mucha experiencia, y el resultado fue un cohete tan pequeño que se necesitaron treinta de ellos para obtener el necesario empuje, cosa que complicó el diseño y lo hizo más frágil por la necesidad de alimentar todas las cámaras de combustión desde los depósitos de combustible.
El N-1 mostrando los treinta cohetes de la primera etapa

En resumen, el intento soviético de alunizar cosmonautas antes que los americanos fue negativamente afectado por la falta de una dirección consistente y enfocada, debido a los importantes cambios de liderazgo entre Stalin, Khrushchev, y Brezhnev, con la subida y bajada en favor de distintos burócratas; por la rivalidad y falta de cooperación entre las distintas oficinas de diseño, factorías y ministerios ; por la rigidez de los planes quinquenales, que no permitían adaptarse a las circunstancias cambiantes en el desarrollo de nuevos sistemas; por la falta de recursos adecuados, que eran malgastados en muchos programas distintos, y también por la falta de un programa de control de calidad y prueba adecuado. Con todos estos problemas, es increíble lo que Sergei Korolev y sus colegas pudieron conseguir en circunstancias personales y organizacionales tan difíciles, y es un testamento a su capacidad de trabajo, su dedicación y su valía.
Sello conmemorativo de Korolev

El cráter Korolev en la cara oculta de la Luna

Saludos