Los Panzer alemanes: detrás del mito
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Aclaro que no acusaba de nada, sólo me cuestionaba cuál era la bibliografía que habías manejado sobre esta cuestión. Te llevo leyendo años y jamás se me ocurriría incluírte en esa amalgama de fans-de-lo-alemán y demás personajillos que de vez en cuando recaen en este mismo Foro
Pero debo hacerte un matiz a tu magnífica respuesta. Después de la guerra, los oficiales del Heer sí se preocuparon también de limpiar la imagen de las Waffen SS, arguyendo que los crímenes eran, exclusivamente, cosa de "Hitler, sus nazis y su Policía", estando así completamente al margen de los crímenes "los soldados", concepto que abarcaba tanto a la Wehrmacht como a las fuerzas combatientes de las SS. Los motivos de esta actitud podríamos hallarlos tanto en el mero corporativismo, como también en el hecho que muchos oficiales no estaban para nada distanciados o ajenos al ideario nazi, existiendo así una simpatía ideológica ampliamente difundida entre la oficialidad -incluídos los escalones más altos- hacia las Waffen SS, que precisamente se distinguía como el brazo militar del Partido Nazi para alcanzar sus fines.
Smelser y Davies citan muchísimos ejemplos en su obra. Por ejemplo, el mismo Guderian intercedió a favor de Peiper después de la guerra (SMELSER y DAVIES, 2008: 110-111).
Pero el ejemplo más sonado es del denominado "Memorándum Himmerod". Este documento fue preparado y firmado el 9-X-1950 por los antiguos oficiales de la Wehrmacht Hans Speidel, Hans Röttiger, Adolf Heusinger, Hermann Foertsch y Friedo von Senger und Etterlin. En dicho documento plantearon al gobierno de la naciente RFA, presidido por Adenauer, que ellos aceptarían participar en la organización del también naciente Bundeswehr -proceso que no se culminaría hasta 1955- sólo a cambio que se cumpliesen toda una serie condiciones. La primera, todos los reos y acusados de crímenes de guerra debían ser liberados; la segunda, debía cesar toda "difamación" contra los antiguos soldados de la Wehrmacht, incluídas también las Waffen SS; y tomar medidas activas para mejorar la imagen hacia los militares entre la opinión pública además de generalizar el pago de pensiones y ayudas a todos los veteranos y viudas.
El gobierno de la RFA las aceptó todas, anunciando entonces a los representantes de los tres Ejércitos occidentales ocupantes que Alemania no se integraría en la entonces proyectada Comunidad de Defensa Europea mientras aún hubiese militares alemanes en prisión o acusados ante los tribunales (SMELSER y DAVIES, 2008: 73-74).
Meses más tarde, dos antiguos generales alemanes, Hans Jürgen Stumpff y Hans-Georg Reinhardt, se entrevistaron con el canciller Adenauer, entregándole también una carta firmada por 26 antiguos generales y mariscales de campo, contándose entre los mismos Halder, Kesselring, Rundstedt y Guderian. En ella se anunciaba que ningún oficial alemán de la antigua Wehrmacht vestiría el uniforme del nuevo Bundeswehr mientras hubiese un sólo camarada que prosiguiese encarcelado. En el curso de dicha entrevista, ambos generales se refirieron explícitamente a los condenados por la masacre de Malmédy, llegando a comparar esta con las acciones entonces cometidas por las tropas estadounidenses en Corea (SMELSER y DAVIES, 2008: 75-76).
Perdón por el excurso
Un saludo,
Pero debo hacerte un matiz a tu magnífica respuesta. Después de la guerra, los oficiales del Heer sí se preocuparon también de limpiar la imagen de las Waffen SS, arguyendo que los crímenes eran, exclusivamente, cosa de "Hitler, sus nazis y su Policía", estando así completamente al margen de los crímenes "los soldados", concepto que abarcaba tanto a la Wehrmacht como a las fuerzas combatientes de las SS. Los motivos de esta actitud podríamos hallarlos tanto en el mero corporativismo, como también en el hecho que muchos oficiales no estaban para nada distanciados o ajenos al ideario nazi, existiendo así una simpatía ideológica ampliamente difundida entre la oficialidad -incluídos los escalones más altos- hacia las Waffen SS, que precisamente se distinguía como el brazo militar del Partido Nazi para alcanzar sus fines.
Smelser y Davies citan muchísimos ejemplos en su obra. Por ejemplo, el mismo Guderian intercedió a favor de Peiper después de la guerra (SMELSER y DAVIES, 2008: 110-111).
Pero el ejemplo más sonado es del denominado "Memorándum Himmerod". Este documento fue preparado y firmado el 9-X-1950 por los antiguos oficiales de la Wehrmacht Hans Speidel, Hans Röttiger, Adolf Heusinger, Hermann Foertsch y Friedo von Senger und Etterlin. En dicho documento plantearon al gobierno de la naciente RFA, presidido por Adenauer, que ellos aceptarían participar en la organización del también naciente Bundeswehr -proceso que no se culminaría hasta 1955- sólo a cambio que se cumpliesen toda una serie condiciones. La primera, todos los reos y acusados de crímenes de guerra debían ser liberados; la segunda, debía cesar toda "difamación" contra los antiguos soldados de la Wehrmacht, incluídas también las Waffen SS; y tomar medidas activas para mejorar la imagen hacia los militares entre la opinión pública además de generalizar el pago de pensiones y ayudas a todos los veteranos y viudas.
El gobierno de la RFA las aceptó todas, anunciando entonces a los representantes de los tres Ejércitos occidentales ocupantes que Alemania no se integraría en la entonces proyectada Comunidad de Defensa Europea mientras aún hubiese militares alemanes en prisión o acusados ante los tribunales (SMELSER y DAVIES, 2008: 73-74).
Meses más tarde, dos antiguos generales alemanes, Hans Jürgen Stumpff y Hans-Georg Reinhardt, se entrevistaron con el canciller Adenauer, entregándole también una carta firmada por 26 antiguos generales y mariscales de campo, contándose entre los mismos Halder, Kesselring, Rundstedt y Guderian. En ella se anunciaba que ningún oficial alemán de la antigua Wehrmacht vestiría el uniforme del nuevo Bundeswehr mientras hubiese un sólo camarada que prosiguiese encarcelado. En el curso de dicha entrevista, ambos generales se refirieron explícitamente a los condenados por la masacre de Malmédy, llegando a comparar esta con las acciones entonces cometidas por las tropas estadounidenses en Corea (SMELSER y DAVIES, 2008: 75-76).
Perdón por el excurso
Un saludo,
Última edición por Shrike el 13 Sep 2009, 19:37, editado 1 vez en total.
- tacuster
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Muy interesante lo que comentas, Shrike, ese fue un "push" en toda regla.
Aún así por lo que dices se aceptaron a todos la nomina del Heer/Waffen. Me pregunto sí algún sobreviviente de la Brigada Kaminski haya sido favorecido con igual destino.
Como siempre digo, de lo Japa es epico, un excelente trabajo.
Aún así por lo que dices se aceptaron a todos la nomina del Heer/Waffen. Me pregunto sí algún sobreviviente de la Brigada Kaminski haya sido favorecido con igual destino.
Como siempre digo, de lo Japa es epico, un excelente trabajo.
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Es lógico. Como ya hemos comentado anteriormente (me parece que se cito explícitamente al hablar de la campaña normanda) la rivalidad entre las Waffen y el Heer tenía lugar en la cúpula, por el miedo de los militares a que la expansión de las tropas de Himmler acabara por asimilar al ejército, y por el problema del reparto de recursos y reemplazos, pero en el campo de batalla la relación era de camaradería. La relación con las tropas de campaña de la Luftwaffe era más tensa (no confundir con los paracaidistas), porque estas eran, en general, un simple estorbo y su valor en combate era nulo.
La imagen vendida en los años 60 y 70 del enfrentamiento heer-waffen (en las novelas de Sven Hasell es una constante) no es más que una leyenda sin fundamente.
La imagen vendida en los años 60 y 70 del enfrentamiento heer-waffen (en las novelas de Sven Hasell es una constante) no es más que una leyenda sin fundamente.
- Von Kleist
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Buenas
La masacre de Malmedy ha sido, como bien decís, un hecho bastante controvertido. Parece ser que en el juicio contra Peiper se probó que este no se encontraba presente en el lugar de la masacre cuando esta se produjo, pero en cualquier caso, no hay que descartar que algunos prisioneros, viendo lo que se avecinaba, trataran de escapar y eso precipitara los hechos.
La version de Hugh M. Cole al respecto:
Saludos
japa escribió:Lo único que está en duda al respecto son dos puntos: si había o no órdenes de ejecutar a los prisioneros americanos y, si no las había, porqué se produjeron los primeros disparos.
La masacre de Malmedy ha sido, como bien decís, un hecho bastante controvertido. Parece ser que en el juicio contra Peiper se probó que este no se encontraba presente en el lugar de la masacre cuando esta se produjo, pero en cualquier caso, no hay que descartar que algunos prisioneros, viendo lo que se avecinaba, trataran de escapar y eso precipitara los hechos.
La version de Hugh M. Cole al respecto:
between noon and one o'clock of 17 December, on the road between Modersheid and Ligneuville, that the German advance guard ran into an American truck convoy moving south from Malmédy. This was ill-fated Battery B of the 285th Field Artillery Observation Battalion. The convoy was shot up and the advance guard rolled on, leaving the troops to the rear to deal with the Americans who had taken to the woods and ditches. About two hours after, or so the dazed survivors later recalled, the Americans who had been rounded up were marched into a field where, at a signal, they were shot down by machine gun and pistol fire. A few escaped by feigning death, but the wounded who moved or screamed were sought out and shot through the head. At least eighty-six Americans were massacred here. This was not the first killing of unarmed prisoners chargeable to Kampfgruppe Peiper on 17 December. Irrefutable evidence shows that nineteen unarmed Americans were shot down at Honsfeld and fifty at Büllingen.
But the Malmédy massacre and the other murders of 17 December did not complete the list chargeable to Peiper and the troops of the 1st SS Panzer Division. By 20 December Peiper's command had murdered approximately 350 American prisoners of war and at least 100 unarmed Belgian civilians, this total derived from killings at twelve different locations along Peiper's line of march.
So far as can be determined the Peiper killings represent the only organized and directed murder of prisoners of war by either side during the Ardennes battle. 4 The commander of the Sixth SS Panzer Army took oath in the trials of 1946 that, acting on Hitler's orders, he issued a directive stating that the German troops should be preceded "by a wave of terror and fright and that no human inhibitions should be shown." There is conflicting testimony as to whether the orders finally reaching Peiper specifically enjoined the shooting of prisoners.
Saludos
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CERCO Y PRESIÓN
Mientras el KG Peiper se dirigía hacia Stavelot la situación de los estadounidenses más al sur empeoraba con rapidez. SIn refuerzos a la vista, lo que quedaba del 14º Grupo de caballería se retiró hacia el oeste mientras la 18ª VgDIv rodeaba a los regimientos 422 y 423 de la división 106ª y la 62ª VgDiv se lanzaba por la brecha al norte del regimiento 424. La intervención del CCB de la 9ª Acorazada frenó la penetración alemana, pero no había suficientes fuerzas en la zona como para cerrar el boquete y el 424º se retiró desplegándose al sur de St. Vith.
Al romper la mañana, los volksgrenadier completaron el cerco, embolsando a unos 8000 soldados. Middleton, jefe del VIII Cuerpo, esperaba poder recuperar el contacto con la 106ª enviando en su ayuda al CCB de la 7ª Acorazada, pero esta agrupación ni siquiera había llegado a St. Vith y las comunicaciones en el sector se habían vuelto caóticas.
El frente defendido por la 28ª división estaba en llamas: una compañía de Panther de la 116ª PzDiv cruzó el Our a la altura de Hinerscheid para reforzar a los granaderos de la 560ª VgDiv: al amanecer viraron al norte y avanzaron hacia las posiciones de Ouren. Siguió una enconada lucha en la que los atacantes sufrieron duras pérdidas a manos de los M-18 del 811º Batallón de cazacarros, pero con el enemigo en la orilla occidental, la posición del regimiento 112 empezaba a ser insostenible.
Esa mañana el regimiento 110 lanzó un contraataque con los carros ligeros del batallón 707 y un escuadrón de sherman para tratar de contactar con las tropas de Marnach, pero los M-5 chocaron frontalmente con un PzAbt de la 2ª PzDiv y tras un combate muy desigual los supervivientes se retiraron hacia Clervaux. Pese al refuerzo de otra compañía de M-4 perteneciente a la 9ª acorazada, el coronel Fuller ordenó abandonar el pueblo a media tarde.
Al sur, la 26ª VgDiv atravesó el Clerf a primera hora de la mañana y atacó la posiciones americanas en Hosingen. El pueblo fue prácticamente reducido a cenizas pero al caer la tarde una compañía de infantería resistía aún entre los escombros. Las tropas desplegadas en Holzthum y Consthum estaban cobrándose también un duro peaje. Cuando el primer pueblo cayó al mediodía los supervivientes se retiraron a Consthum minando los caminos a sus espaldas. La Panzer Lehr seguía sin poder entrar en acción.
Por su parte los paracaidistas del 14º FallAbt volvieron a asaltar Hoscheid a primera hora de la mañana con apoyo de la 11ª StugBrigade. Al final del día los alemanes se dieron por vencidos, ignorando que los defensores estaban a punto de quedarse sin municiones. Esa noche los estadounidenses se retiraron hacia Witz, donde se encontraba el puesto de mando divisionario.
Tras pernoctar en Walsdorf, el 15º FallAbt retomó su ataque y logró atravesar las líneas americanas, rompiendo el contacto entre el regimiento 109 y el 110.
Los combates en torno a Hosdorf fueron especialmente duros, sucediéndose ataques y contraataques. Al final del día las tres compañías de infantería que sostenían el frente estaban al borde del colapso. Los restos de las compañías A y B se retiraron mientras la compañía E contenía al 915º VgAbt frente a Fuhren. A las 23'00 informaron que la munición se había agotado y el enemigo estaba atravesando sus defensas. No hubo más mensajes.
La 28ª división había combatido contra dos ejércitos alemanes en solitario y había logrado mantenerles a raya durante 48 horas, pero sus tres regimientos estaban aislados por las penetraciones alemanas y la vecina 106ª no estaba en condiciones de apoyarles. Esa noche, el general Cota organizó la retirada, con la esperanza de retener al enemigo un día más antes de romper el contacto.
ESPERANZAS INFUNDADAS
El segundo día de combates terminó con una clara ruptura por parte del VI SS PzArm y una notable mejora de la situación en el sector del V PzArm. Las noticias fueron bien recibidas en el OKW: con retraso, la ofensiva empezaba a rodar. Sin embargo los éxitos del día enmascaraban una realidad que cada vez era más preocupante.
De las cinco PzDiv que debían alcanzar el Mosa tan sólo la Liebstandarte había logrado iniciar el camino. La HitlerJugend ni siquiera había atravesado el frente, y las tres PzDiv de Manteuffel todavía no tenían despejadas sus rutas. El combustible se estaba agotando a gran velocidad y la enemiga sólo había cedido en dos puntos del frente: si las cosas no empezaban a moverse, era posible que la mayoría de los panzer se quedaran sin gasolina antes de que hubieran podido intervenir de forma decisiva.
La situación era mucho peor de lo que pensaban los alemanes, porque la reacción de los estadounidenses iba a ser mucho más rápida de lo previsto. A lo largo del día 17 Bradley asignó las divisiones aerotransportadas 82ª y 101ª como refuerzo del I Ejército y Patton desvió la 10ª Acorazada en apoyo de la 28ª división. Las fuerzas auxiliares del I Ejército (ingenieros, observadores, unidades logísticas…) se desplegaron como infantería, en ocasiones sin esperar a recibir órdenes, y fueron reforzándose con las tropas que se retiraban poco a poco del frente.
Los alemanes pensaban que una vez atravesadas las defensas americanas la resistencia cesaría y el camino al Mosa quedaría expedito, pero sus cálculos estaba muy equivocados: la verdadera batalla aún no había empezado.
Mientras el KG Peiper se dirigía hacia Stavelot la situación de los estadounidenses más al sur empeoraba con rapidez. SIn refuerzos a la vista, lo que quedaba del 14º Grupo de caballería se retiró hacia el oeste mientras la 18ª VgDIv rodeaba a los regimientos 422 y 423 de la división 106ª y la 62ª VgDiv se lanzaba por la brecha al norte del regimiento 424. La intervención del CCB de la 9ª Acorazada frenó la penetración alemana, pero no había suficientes fuerzas en la zona como para cerrar el boquete y el 424º se retiró desplegándose al sur de St. Vith.
Al romper la mañana, los volksgrenadier completaron el cerco, embolsando a unos 8000 soldados. Middleton, jefe del VIII Cuerpo, esperaba poder recuperar el contacto con la 106ª enviando en su ayuda al CCB de la 7ª Acorazada, pero esta agrupación ni siquiera había llegado a St. Vith y las comunicaciones en el sector se habían vuelto caóticas.
El frente defendido por la 28ª división estaba en llamas: una compañía de Panther de la 116ª PzDiv cruzó el Our a la altura de Hinerscheid para reforzar a los granaderos de la 560ª VgDiv: al amanecer viraron al norte y avanzaron hacia las posiciones de Ouren. Siguió una enconada lucha en la que los atacantes sufrieron duras pérdidas a manos de los M-18 del 811º Batallón de cazacarros, pero con el enemigo en la orilla occidental, la posición del regimiento 112 empezaba a ser insostenible.
Esa mañana el regimiento 110 lanzó un contraataque con los carros ligeros del batallón 707 y un escuadrón de sherman para tratar de contactar con las tropas de Marnach, pero los M-5 chocaron frontalmente con un PzAbt de la 2ª PzDiv y tras un combate muy desigual los supervivientes se retiraron hacia Clervaux. Pese al refuerzo de otra compañía de M-4 perteneciente a la 9ª acorazada, el coronel Fuller ordenó abandonar el pueblo a media tarde.
Al sur, la 26ª VgDiv atravesó el Clerf a primera hora de la mañana y atacó la posiciones americanas en Hosingen. El pueblo fue prácticamente reducido a cenizas pero al caer la tarde una compañía de infantería resistía aún entre los escombros. Las tropas desplegadas en Holzthum y Consthum estaban cobrándose también un duro peaje. Cuando el primer pueblo cayó al mediodía los supervivientes se retiraron a Consthum minando los caminos a sus espaldas. La Panzer Lehr seguía sin poder entrar en acción.
Por su parte los paracaidistas del 14º FallAbt volvieron a asaltar Hoscheid a primera hora de la mañana con apoyo de la 11ª StugBrigade. Al final del día los alemanes se dieron por vencidos, ignorando que los defensores estaban a punto de quedarse sin municiones. Esa noche los estadounidenses se retiraron hacia Witz, donde se encontraba el puesto de mando divisionario.
Tras pernoctar en Walsdorf, el 15º FallAbt retomó su ataque y logró atravesar las líneas americanas, rompiendo el contacto entre el regimiento 109 y el 110.
Los combates en torno a Hosdorf fueron especialmente duros, sucediéndose ataques y contraataques. Al final del día las tres compañías de infantería que sostenían el frente estaban al borde del colapso. Los restos de las compañías A y B se retiraron mientras la compañía E contenía al 915º VgAbt frente a Fuhren. A las 23'00 informaron que la munición se había agotado y el enemigo estaba atravesando sus defensas. No hubo más mensajes.
La 28ª división había combatido contra dos ejércitos alemanes en solitario y había logrado mantenerles a raya durante 48 horas, pero sus tres regimientos estaban aislados por las penetraciones alemanas y la vecina 106ª no estaba en condiciones de apoyarles. Esa noche, el general Cota organizó la retirada, con la esperanza de retener al enemigo un día más antes de romper el contacto.
ESPERANZAS INFUNDADAS
El segundo día de combates terminó con una clara ruptura por parte del VI SS PzArm y una notable mejora de la situación en el sector del V PzArm. Las noticias fueron bien recibidas en el OKW: con retraso, la ofensiva empezaba a rodar. Sin embargo los éxitos del día enmascaraban una realidad que cada vez era más preocupante.
De las cinco PzDiv que debían alcanzar el Mosa tan sólo la Liebstandarte había logrado iniciar el camino. La HitlerJugend ni siquiera había atravesado el frente, y las tres PzDiv de Manteuffel todavía no tenían despejadas sus rutas. El combustible se estaba agotando a gran velocidad y la enemiga sólo había cedido en dos puntos del frente: si las cosas no empezaban a moverse, era posible que la mayoría de los panzer se quedaran sin gasolina antes de que hubieran podido intervenir de forma decisiva.
La situación era mucho peor de lo que pensaban los alemanes, porque la reacción de los estadounidenses iba a ser mucho más rápida de lo previsto. A lo largo del día 17 Bradley asignó las divisiones aerotransportadas 82ª y 101ª como refuerzo del I Ejército y Patton desvió la 10ª Acorazada en apoyo de la 28ª división. Las fuerzas auxiliares del I Ejército (ingenieros, observadores, unidades logísticas…) se desplegaron como infantería, en ocasiones sin esperar a recibir órdenes, y fueron reforzándose con las tropas que se retiraban poco a poco del frente.
Los alemanes pensaban que una vez atravesadas las defensas americanas la resistencia cesaría y el camino al Mosa quedaría expedito, pero sus cálculos estaba muy equivocados: la verdadera batalla aún no había empezado.
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DÍA 18: DOBLE CRISIS
Las cosas no estaban saliendo de acuerdo a los planes por Hitler. Su ala derecha seguía paralizada, la única penetración real, la de Peiper, discurría por una ruta diferente a lo previsto y
el caos crecía por momentos en la saturada retaguardia alemana. Mientras las tropas de Manteuffel mantenían su presión de forma metódica y calculada, los Waffen estaban perdiendo los nervios, y su impaciencia iba a jugar en su contra.
Donde yacen los Panthers
Durante la noche, un batallón de la 2º división, al mando del teniente coronel McKinley, tomo posiciones al este de las Villas gemelas, justo antes del asalto de la HitlerJugend. Un PzAbt completo, apoyado por un PzGrAbt, se lanzó contra las líneas americanas. Tras una lucha desesperada, los supervivientes se replegaron hacia el pueblo bajo la cobertura de su artillería y y se desplegaron formando pequeños grupos, la mayoría equipados con un par de lanzagranadas. Aprovechando la confusión, la pequeña fuerza alemana que había pernoctado en Rocherath se retiró a los bosques.
Los panther avanzaron contra Krinkelt y Rocherat formando una pinza de norte a sur, pero la metralla barrió a los granaderos que les acompañaban y entraron en el pueblo prácticamente solos. Sin infantería, los carristas alemanes quedaron atrapados en las calles y los GI, apoyados por unos pocos cazacarros M-10, hicieron estragos con sus Bazoocas, destruyendo dos docenas de Pz V. Al llegar la noche las villas gemelas parecían una chatarrería y seguían en manos americanas.
Kraas estaba fuera de sí: a lo largo del día había perdido más de una treintena de carros y otros tantos cazacarros y vehículos blindados, y HitlerJugend seguía sin poder avanzar. Esa noche McKinley pidió permiso para retirarse: apenas le quedaban 150 hombres en condiciones de combatir. Robertson, jefe de la 2ª División, autorizó su repliegue y organizó una fuerza de cobertura para el día siguiente.
Al fondo del saco
El asalto a Stavelot empezó con las primeras luces. El puente fue tomado a las 10 de la mañana e, inmediatamente, el Kampfgruppe retomó la marcha, dirigiéndose al suroeste, hacia Trois Ponts. Peiper estaba ansioso por alcanzar el Mosa y no consideró necesario limpiar el pueblo que dejaba a sus espaldas, dejando la tarea a las tropas que le seguían.
A las 11 de la mañana, los panzer alcanzaron la villa, a tiempo de ver como los ingenieros americanos volaban en sus narices los tres puentes que le daban nombre. Sin tiempo para lamentarse, la columna viró al al norte, en dirección a Le Gleize, para atravesar el río Ambleve por Cheneux. El cruce fue tomado sobre las 13'00 pero un ataque aéreo destruyó algunos vehículos de cabeza y el Kampfgruppe tardo varias horas en despejar la vía.
A las 18'00 los carros estaban otra vez en marcha: su siguiente objetivo era el puente del río Lienna, pero la avanzada alemana llegó ahí a la vez que una patrulla de la 30ª división de infantería, que destruyó el cruce ante los desesperados ojos de los Waffen. Los Panzer desandaron el camino hasta La Gleize mientras un grupo de reconocimiento tanteaba la ruta que partía de allí hacia el noroeste, encontrando que el pueblo de Staumont, a unos cinco km, estaba firmemente defendido.
Peiper ya no se sentía tan optimista. Sus tropas estaban en un callejón sin salida y las continuas idas y venidas habían mermado mucho sus depósitos de combustible. La única opción que le quedaba era atravesar las líneas enemigas en Staumont y dar un rodeo para retomar la Rollbahm más al oeste, lo que implicaba más gasto de combustible, así que optó por esperar a la mañana para dar tiempo a que le llegaran algunos abastecimientos.
Lo que el jefe Waffen no sabía es que la ruta a sus espaldas no estaba expedita. El paso de más de un centenar de carros y semiorugas había dejado la pista de tierra casi impracticable, y el KG Knittel, enviado en su ayuda, había necesitado casi todo el día para llegar hasta Stavelot. En ese tiempo los defensores americanos, que se habían retirado a los bosques al ser sobrepasados esa mañana, se habían concentrado en torno al pueblo y Knittel se encontró en medio de un avispero. Sus hombres lograron forzar el paso pero el pueblo quedó en manos americanas.
Peiper estaba atrapado.
Las cosas no estaban saliendo de acuerdo a los planes por Hitler. Su ala derecha seguía paralizada, la única penetración real, la de Peiper, discurría por una ruta diferente a lo previsto y
el caos crecía por momentos en la saturada retaguardia alemana. Mientras las tropas de Manteuffel mantenían su presión de forma metódica y calculada, los Waffen estaban perdiendo los nervios, y su impaciencia iba a jugar en su contra.
Donde yacen los Panthers
Durante la noche, un batallón de la 2º división, al mando del teniente coronel McKinley, tomo posiciones al este de las Villas gemelas, justo antes del asalto de la HitlerJugend. Un PzAbt completo, apoyado por un PzGrAbt, se lanzó contra las líneas americanas. Tras una lucha desesperada, los supervivientes se replegaron hacia el pueblo bajo la cobertura de su artillería y y se desplegaron formando pequeños grupos, la mayoría equipados con un par de lanzagranadas. Aprovechando la confusión, la pequeña fuerza alemana que había pernoctado en Rocherath se retiró a los bosques.
Los panther avanzaron contra Krinkelt y Rocherat formando una pinza de norte a sur, pero la metralla barrió a los granaderos que les acompañaban y entraron en el pueblo prácticamente solos. Sin infantería, los carristas alemanes quedaron atrapados en las calles y los GI, apoyados por unos pocos cazacarros M-10, hicieron estragos con sus Bazoocas, destruyendo dos docenas de Pz V. Al llegar la noche las villas gemelas parecían una chatarrería y seguían en manos americanas.
Kraas estaba fuera de sí: a lo largo del día había perdido más de una treintena de carros y otros tantos cazacarros y vehículos blindados, y HitlerJugend seguía sin poder avanzar. Esa noche McKinley pidió permiso para retirarse: apenas le quedaban 150 hombres en condiciones de combatir. Robertson, jefe de la 2ª División, autorizó su repliegue y organizó una fuerza de cobertura para el día siguiente.
Al fondo del saco
El asalto a Stavelot empezó con las primeras luces. El puente fue tomado a las 10 de la mañana e, inmediatamente, el Kampfgruppe retomó la marcha, dirigiéndose al suroeste, hacia Trois Ponts. Peiper estaba ansioso por alcanzar el Mosa y no consideró necesario limpiar el pueblo que dejaba a sus espaldas, dejando la tarea a las tropas que le seguían.
A las 11 de la mañana, los panzer alcanzaron la villa, a tiempo de ver como los ingenieros americanos volaban en sus narices los tres puentes que le daban nombre. Sin tiempo para lamentarse, la columna viró al al norte, en dirección a Le Gleize, para atravesar el río Ambleve por Cheneux. El cruce fue tomado sobre las 13'00 pero un ataque aéreo destruyó algunos vehículos de cabeza y el Kampfgruppe tardo varias horas en despejar la vía.
A las 18'00 los carros estaban otra vez en marcha: su siguiente objetivo era el puente del río Lienna, pero la avanzada alemana llegó ahí a la vez que una patrulla de la 30ª división de infantería, que destruyó el cruce ante los desesperados ojos de los Waffen. Los Panzer desandaron el camino hasta La Gleize mientras un grupo de reconocimiento tanteaba la ruta que partía de allí hacia el noroeste, encontrando que el pueblo de Staumont, a unos cinco km, estaba firmemente defendido.
Peiper ya no se sentía tan optimista. Sus tropas estaban en un callejón sin salida y las continuas idas y venidas habían mermado mucho sus depósitos de combustible. La única opción que le quedaba era atravesar las líneas enemigas en Staumont y dar un rodeo para retomar la Rollbahm más al oeste, lo que implicaba más gasto de combustible, así que optó por esperar a la mañana para dar tiempo a que le llegaran algunos abastecimientos.
Lo que el jefe Waffen no sabía es que la ruta a sus espaldas no estaba expedita. El paso de más de un centenar de carros y semiorugas había dejado la pista de tierra casi impracticable, y el KG Knittel, enviado en su ayuda, había necesitado casi todo el día para llegar hasta Stavelot. En ese tiempo los defensores americanos, que se habían retirado a los bosques al ser sobrepasados esa mañana, se habían concentrado en torno al pueblo y Knittel se encontró en medio de un avispero. Sus hombres lograron forzar el paso pero el pueblo quedó en manos americanas.
Peiper estaba atrapado.
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- Soldado Primero
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Neste artigo sobre Museu dos Blindados de Saumur, podem ver-se algumas raridades de carros alemães da II Guerra Mundial (e outros mais recentes):
http://www.operacional.pt/o-museu-dos-b ... r-parte-i/
http://www.operacional.pt/o-museu-dos-b ... r-parte-i/
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- Soldado Primero
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A mi me parece que la actuacion de los panzer fue sobresalinte pero esto tambien debido a sus exelentes tripulaciones mucha experiencia acumulada durante todo el comflicto y buena una muy buena tecnologia buena ingeneria tambien pero hay que aclarar tambien que la superioridad aerea aliada a finales de la guerra no permitio explotar al maximo estas exelentes armas sin contar que los tanques de los aliados en la mayoria de los casos ya era superior a la mayoria de los panzer alemanes tambien los bombarderos a las rifinerias alemnas diesmaron la movilidad de los mismos sin contar las gran diferencias en la cantidades de tanques producidos. pero con todo esto en contra dieron batalla hasta el final.
Pero tambien hay que decir que cuando un batallon panzer contaba con los tanques mas nuevos o por lo menos una mezcla de los mas nuevos y los no tan nuevos y tenian una tripulacion con experiencia y una relativa fuente de repustos y combustibles y con operaciones reducidas de los aviones aliados le daban en la madre a la mayoria de las unidades aliadas. saludos
Pero tambien hay que decir que cuando un batallon panzer contaba con los tanques mas nuevos o por lo menos una mezcla de los mas nuevos y los no tan nuevos y tenian una tripulacion con experiencia y una relativa fuente de repustos y combustibles y con operaciones reducidas de los aviones aliados le daban en la madre a la mayoria de las unidades aliadas. saludos
"PARA HACER LA GUERRA HACEN FALTA TRES COSAS: DINERO, DINERO Y DINERO"
NAPOLEON BONAPATE.
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carlosdiaz escribió:Pero tambien hay que decir que cuando un batallon panzer contaba con los tanques mas nuevos o por lo menos una mezcla de los mas nuevos y los no tan nuevos y tenian una tripulacion con experiencia y una relativa fuente de repustos y combustibles y con operaciones reducidas de los aviones aliados le daban en la madre a la mayoria de las unidades aliadas.
La negrilla se puede usar para cualquier otro ejército en sus victorias. Si tienes todo a favor... es obvio.
Saludos
Tú dame el tanque y yo haré el resto ;)
Las verdades a medias son mentiras
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lo que queria decir que si en esa epoca se enfrentaban una unidad alemana con esas condiciones contra otra unidad aliada en las mismas condiciones de igual a igual las unidades panzer las habrian derrotado.
saludos
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carlosdiaz escribió:lo que queria decir que si en esa epoca se enfrentaban una unidad alemana con esas condiciones contra otra unidad aliada en las mismas condiciones de igual a igual las unidades panzer las habrian derrotado.
Claro porque has razonado:
100 Panzer + 100 aviones + táctica avanzada
100 T. Aliados + 100 aviones + tácticas medias
Es obvio que bajo esas condiciones, siempre se gana. Sin embargo, la guerra es mucho más compleja. En Italia, los tanques alemanes eran bastante más poderosos que los aliados (fíjate que se dice que el mejor aliado en Italia fue el Churchill), sin embargo los alemanes fracasaron en la defensa a pesar de tener Tigers y Panthers. La razón está en que hay muchos medios y las victorias se consiguen al despuntar en el medio adecuado en el momento preciso.
Saludos
Última edición por ACB, el Mutie el 02 Oct 2009, 18:52, editado 1 vez en total.
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carlosdiaz escribió:lo que queria decir que si en esa epoca se enfrentaban una unidad alemana con esas condiciones contra otra unidad aliada en las mismas condiciones de igual a igual las unidades panzer las habrian derrotado.
A ver, entonces, cuatro KV-I se pulieron a unos 50 Panzer en Barbarrossa en algo más de media hora las condicionjes no eran iguales ¿verdad? Lo que pasa es que los rusos no sabían que tenian que ser derrotados ...
Nadie por llevar una cruz gamada, estrella roja, blanca o escarapela es mejor que otro de por si. Depende mucho de las circunstancias. En circunstancias adecuadas una KV-II puede detener a una división blindada (como hizo), en otras, un P-III le puede dejar fuera de combate.
Los alemanes de 1939 a 1941 concentraban muy bien sus fuerzas, superando al adversario por número en los escenarios locales, flanqueando y rodeando al enemigo como maestros. Pero eso depende de la manera de utilizar sus medios, de no tanto de la calidad de ellos (de hecho, los blindados utilizados hasta 1942 eran relativamente ligeros) Cuando los demás aprendieron a hacer lo mismo, se les acabó el chollo. Por ejemplo, Rommel con un par de divisiones bastante flojitas empujó a los ingleses hasta Egipto, mas tarde, con batallones de Tiger pesados fue derrotado en Túnez por unos debutantes (USA)
Saludos
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