Por Raúl Sohr / La Nacion.Los cielos del desierto atacameño son surcados por aviones de combate de última generación. Son los aparatos que participan en los ejercicios aéreos Salitre II. Participan dos grandes fuerzas aéreas de países del hemisferio norte: Estados Unidos y Francia. Pero la noticia más relevante del ejercicio es la presencia de Brasil y Argentina. En la descripción del escenario se señala: “Los participantes extranjeros tendrán un interesante desafío, ya que enfrentarán una meteorología y geografía a la que no están acostumbrados… operaciones de rescate simuladas se efectuarán en localidades ubicadas a más de tres mil metros”.
La persona que redactó el texto olvidó la guerra que libra Estados Unidos en Irak y la OTAN en Afganistán. Un veterano piloto estadounidense presente en las operaciones me señaló que el paisaje le recordaba Irak y que las condiciones eran muy similares a la de Afganistán. La ventaja en Chile, claro, es que no corren riesgo alguno.
Perú protestó porque consideró que el ejercicio contenía elementos que podrían interpretarse como un simulacro, aunque distante, de un posible conflicto con Chile. Le incomodó la referencia a un país del norte y algunas supuestas alusiones a incumplimientos de tratados internacionales. Los responsables de Salitre II niegan en forma tajante que ello haya sido así. Pero fue suficiente para que Estados Unidos, luego de recibir las quejas limeñas, se sintiese incómodo y solicitase algunas rectificaciones. Como se trataba de un juego de guerra ficticio fue simple hacer modificaciones menores. Esto dio pie a que cierta prensa en Lima, caracterizada por un activismo antichileno, cantase victoria. En forma insólita, autoridades chilenas respondieron los dichos de periódicos marginales.
Más tarde la misma prensa nacionalista aplicó un epíteto a la Presidenta chilena. Esta vez fue el gobierno peruano el que se apresuró a pedir disculpas. ¿Por qué Lima debe dar explicaciones por lo que publica un pasquín? En un país donde hay libertad y la prensa es independiente no corresponde que los gobiernos se excusen por lo que se publica o transmite. Un diario es soberano de utilizar expresiones como conchuda, patuda u otra que le venga en mente. Esto no tiene nada que ver con el respeto que se deben los gobiernos de Perú y Chile. Es peligroso para los gobernantes y la prensa que se confundan los niveles.
En todo caso, luego de haber asistido al ejercicio aéreo en la Base Cerro Moreno en Antofagasta, salta a la vista que ni remotamente tiene un sesgo que podría preocupar a Perú. Pero sí hay algo que debería hacer meditar a Lima. En el norte chileno interactúan tres de las principales fuerzas aéreas latinoamericanas. En las operaciones está presente el trío ABC: Argentina, Brasil y Chile.
Los tres países se preparan para tener la capacidad de actuar unidos en caso de una crisis internacional bajo el alero de Naciones Unidas. A Perú no debiera inquietarle que estas fuerzas aéreas coordinen sus capacidades operativas. Lo que debe preocuparle es quedar al margen de estos ejercicios. Incluso otros países que no enviaron aviones están presentes en condición de observadores, como es el caso de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Paraguay. Perú fue invitado en esta calidad y, sin embargo, rechazó el gesto de buena voluntad chileno.
En una perspectiva de integración, si Lima busca la confianza mutua, un requisito para la loable iniciativa destinada a disminuir el gasto bélico, más vale estar presente que marginarse de ejercicios regionales