Cambiando un poco de tema, he estado haciendo algunas averiguaciones y me encuentro con que, de los seis (OIGASE BIÉN, SEIS) casos de supuestos delitos cometidos por militares norteamericanos en suelo colombiano,
sólo cuatro de ellos están relacionados con supuesto abuso sexual a menores de edad, pero en
ninguno de ellos se ha podido comprobar el delito de violación, más bien se ha comprobado todo lo contrario: que unas adolescentes sabrosas, de esas que gustan del acento extranjero y los dólares verdes, se volvieron amiguitas de algunos de ellos y terminaron revolcándose
VOLUNTARIAMENTE con los rubios ojiverdes en la azotea de algún bar. Ahora ellas, listillas como son (y ya mayorcitas), están pretendiendo pescar en rio revuelto para obtener una jugosa indemnización, en el marco del nuevo acuerdo militar alcanzado con los estadounidenses.
No es por defender a militares extranjeros (nada más alejado de mis intensiones), pero las cosas hay que decirlas como son y espero sepa disculparme si alguno se ofende, pero con conocimiento de causa debo admitirlo, que los militares norteamericanos en Colombia no necesitan violar a ninguna. Ese es el cuento más estúpido que jamás he podido escuchar de quienes conspiran contra el acuerdo (en Colombia las mujeres abundan como las flores en un jardín, más bien los que escaseamos somos los hombres jejeje). Además, es trasparente que muchas adolescentes hoy en día, antes de graduarse siquiera, ya están buscando candonga
, y no es algo que ocurra solamente en Colombia, sino en todo el mundo. Si no miren la recatada pose de estas angelitas en un colegio de mi barrio:
Así que revivir viejas historias de violaciones y desmanes de los que antes nunca hablaban, no parece ser más que un pataleo desesperado de los caviares de éste país, un entuerto que desempolvaron a último minuto los mamertos, el PDA, algunas ONG's izquierdosas y la senadora Piedad Córdoba, sólo para tratar de frenar el acuerdo militar ya firmado. Pero ese tema, aún sin salir de los estrados judiciales, no parece tener mucha validez, ni tener el poder suficiente para suspender el acuerdo.
Lo anterior es lo relacionado con los cuatro primeros casos. El quinto caso está relacionado con un grupo de militares norteamericanos que por allá en el 2004, al parecer se emborracharon y junto con sus pares colombianos causaron algunos desordenes públicos cerca de la base de Apiay, en el Meta, dejando de paso un bar medio destruido, varias narices ñatas y una jugosa cuenta sin pagar. Pero vamos, que eso no es nada del otro mundo, y según entiendo, no fue tan grave la cosa como para armar semejante tormenta en un vaso de agua. Peor han quedado algunos bares en Italia y Alemania.
El sexto caso si es grave, se trata de un bombardeo de la FAC, sobre un grupo de civiles en Santo Domingo (Arauca), 13 de diciembre de 1998, luego de una información equivocada por parte de un avión plataforma norteamericano. Al parecer hubo negligencia tanto de los pilotos Colombianos como de los norteamericanos. Y si bien ya hubo una dura (y al parecer injusta) condena, se está a la espera de un recurso de apelación que va por buen camino.
Todo lo anterior demuestra lo endebles que son los argumentos de aquellos perroflautas y mamertos izquierdosos y bolivarianos, quienes pregonan que Colombia, en el marco de éste acuerdo, estará expuesta a todo tipo de vejámenes y maltratos por parte del personal estadounidense. Un cuento viejo y añejo, retrillado hasta el cansancio, alejado de la realidad, que no tiene lugar ni validez hoy día, menos aún en el marco del nuevo acuerdo, pues militares norteamericanos hay en muchas partes y la inmensa mayoría se comporta de manera bastante honorable. Así que señores socialistoides, ¡despierten!, esto no es Vietnam ni estamos en los 70's. Vayan a otro perro con ese hueso.
Saludos a todos.
Tierra de héroes anónimos y espíritus libres...