La Guerra Peninsular
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En esas circunstancias, vino a producirse un nuevo incidente, que sería aprovechado por Gran Bretaña para provocar una nueva crisis internacional.
Para contrarrestar las tendenciosas campañas que sobre la dominación francesa de Egipto y Siria (1798 - 1800/01), aparecían, una vez más, en la prensa británica, el primer cónsul mandó publicar en el Moniteur del 30 de enero de 1803, el informe del coronel (y futuro general) Sebastiani sobre la misión, que tras la paz de Amiens, había llevado en dichos países. En el Moniteur se ponía de manifiesto la buena disposición de sus poblaciones hacia Francia y las facilidades que tendrían de volverlos a ocupar (es decir en un hipotético e improbable caso de que los franceses fueran a Egipto y Siria, era tan grato el recuerdo, que no hallarían oposición por parte de las poblaciones). De esta noticia tan nimia, tan ridícula y tan intrascendente (motivada por las verdaderas barbaridades que se decían en los periódicos ingleses, aunque nunca he entendido por qué Napoleón les hizo el juego, contestando), la facción belicista del Parlamento británico encontró una excusa para atribuir a Bonaparte la intención inmediata de extender sus dominios por todo el Mediterráneo, logrando con ello, no sólo mantener soliviantada a la opinión pública británica, sino también extender la preocupación a los gobiernos ruso y otomano.
Influido por el estado de la opinión pública, creado mediate la manipulación de la prensa, el primer ministro británico, Addington declaró el 9 de febrero, que Inglaterra no evacuaría Malta, sin compensaciones y garantías por parte de Francia.
Vamos, que con toda la cara del mundo, Gran Bretaña dejaba de cumplir lo firmado en Amiens, y encima exigía a Francia, "garantías"...
Saludos
Para contrarrestar las tendenciosas campañas que sobre la dominación francesa de Egipto y Siria (1798 - 1800/01), aparecían, una vez más, en la prensa británica, el primer cónsul mandó publicar en el Moniteur del 30 de enero de 1803, el informe del coronel (y futuro general) Sebastiani sobre la misión, que tras la paz de Amiens, había llevado en dichos países. En el Moniteur se ponía de manifiesto la buena disposición de sus poblaciones hacia Francia y las facilidades que tendrían de volverlos a ocupar (es decir en un hipotético e improbable caso de que los franceses fueran a Egipto y Siria, era tan grato el recuerdo, que no hallarían oposición por parte de las poblaciones). De esta noticia tan nimia, tan ridícula y tan intrascendente (motivada por las verdaderas barbaridades que se decían en los periódicos ingleses, aunque nunca he entendido por qué Napoleón les hizo el juego, contestando), la facción belicista del Parlamento británico encontró una excusa para atribuir a Bonaparte la intención inmediata de extender sus dominios por todo el Mediterráneo, logrando con ello, no sólo mantener soliviantada a la opinión pública británica, sino también extender la preocupación a los gobiernos ruso y otomano.
Influido por el estado de la opinión pública, creado mediate la manipulación de la prensa, el primer ministro británico, Addington declaró el 9 de febrero, que Inglaterra no evacuaría Malta, sin compensaciones y garantías por parte de Francia.
Vamos, que con toda la cara del mundo, Gran Bretaña dejaba de cumplir lo firmado en Amiens, y encima exigía a Francia, "garantías"...
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La declaración Addington trajo como respuesta que el primer cónsul llamara a consulta al embajador británico en París, Lord Whitworth el 18 de febrero; en el transcurso de la cual, acusó a Inglaterra de pérfida, de mala fe, de incumplimiento de los acuerdos firmados, y como quiera que el embajador alegase las extralimitaciones francesas en los países limítrofes, Bonaparte espetó con cara destemplada:
"Piamonte, Holanda, Alemania, Suiza, ¿En qué artículos de Amiens aparecen estos nombres? Yo sólo veo dos: Tarento, que yo he evacuado, y Malta, que no habéis evacuado vosotros"
En esto llevaba razón el francés, pues Gran Bretaña, que en 1801 necesitaba la paz, para facilitar el acuerdo de Amiens, decidió pasar por alto todo lo relativo a la política continental, que se había tratado y resuelto favorablemente a los intereses de Francia en la paz de Luneville.
Bajo el efecto de esta entrevista, el rey Jorge III envió el 8 de marzo un mensaje al Parlamento, solicitando nuevos créditos para el rearme ya iniciado y un aumento de otros 10.000 hombres para la Royal Navy.
Francia, por su parte, no se encontraba preparada para la guerra. Su marina era inferior a la británica, tanto en número como en calidad, y además se encontraba desperdigada por todos los mares del mundo con objeto de restablecer el dominio francés en sus antiguas colonias, devueltas por Inglaterra o cedidas por España. Todavía en una fecha tan tardía como marzo de 1803, partió una gran flota con fuerzas de desembarcos, dirigidas por el general Decaen para recuperar las posesiones francesas de la India y el Índico.. Además, el primer cónsul, alcanzada la paz, había desviado importantes sumas de dinero hacia la construcción de obras públicas y el fomento de la actividad económica, por lo que Francia no disponía de las sumas necesarias para responder inmediatamente al rearme británico.
Saludos
"Piamonte, Holanda, Alemania, Suiza, ¿En qué artículos de Amiens aparecen estos nombres? Yo sólo veo dos: Tarento, que yo he evacuado, y Malta, que no habéis evacuado vosotros"
En esto llevaba razón el francés, pues Gran Bretaña, que en 1801 necesitaba la paz, para facilitar el acuerdo de Amiens, decidió pasar por alto todo lo relativo a la política continental, que se había tratado y resuelto favorablemente a los intereses de Francia en la paz de Luneville.
Bajo el efecto de esta entrevista, el rey Jorge III envió el 8 de marzo un mensaje al Parlamento, solicitando nuevos créditos para el rearme ya iniciado y un aumento de otros 10.000 hombres para la Royal Navy.
Francia, por su parte, no se encontraba preparada para la guerra. Su marina era inferior a la británica, tanto en número como en calidad, y además se encontraba desperdigada por todos los mares del mundo con objeto de restablecer el dominio francés en sus antiguas colonias, devueltas por Inglaterra o cedidas por España. Todavía en una fecha tan tardía como marzo de 1803, partió una gran flota con fuerzas de desembarcos, dirigidas por el general Decaen para recuperar las posesiones francesas de la India y el Índico.. Además, el primer cónsul, alcanzada la paz, había desviado importantes sumas de dinero hacia la construcción de obras públicas y el fomento de la actividad económica, por lo que Francia no disponía de las sumas necesarias para responder inmediatamente al rearme británico.
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Por todo ello, el primer cónsul intentó aplacar a los británicos mediante brabatas y baladronadas. En la recepción al cuerpo diplomático, celebrada en el palacio de las Tullerías, el 13 de marzo, interpeló nuevamente al embajador inglés, Lord Whitworth, acusó a su país de mala fe, de querer provocar la guerra y le espetó: "si los ingleses son los primeros en desenvainar la espada, yo seré el último en envainarla".
Pero estas fanfarronadas no impresionaron a los británicos pues el gabinete de Londres, sintiéndose ya suficientemente preparado y contando con el apoyo diplomático de Rusia, ordenó a su embajador en París que presentase el 26 de abril un ultimátum al gobierno francés, en el que se le exigía:
1º.- Que Su Majestad británica conservase Malta por espacio de diez años (en clara violación a lo que esa misma "majestad británica" había firmado en Amiens...)
2º.- Que la isla de Lampedusa le fuera cedida a Su Majestad británica a perpetuidad.
3º.- Que las tropas francesas evacuasen Holanda y Suiza (en clara violación de los tratados de Luneville, que especificaban dichos territorios como zona de hegemonía francesa, y de Amiens, que reconocía lo acordado en Luneville)...
Vamos, Gran Bretaña exigía literalmente una humillación pública a Francia y a su primer cónsul.. cuando esa misma Gran Bretaña no había cumplido ni uno sólo de los acuerdos de Amiens...no en vano, era ¿es? la Pérfida Albión.
Si en un plazo de siete días, el gobierno francés no contestaba o no lo hacía favorablemente, el embajador británico debía pedir sus pasaportes y abandonar Francia.
Saludos
Pero estas fanfarronadas no impresionaron a los británicos pues el gabinete de Londres, sintiéndose ya suficientemente preparado y contando con el apoyo diplomático de Rusia, ordenó a su embajador en París que presentase el 26 de abril un ultimátum al gobierno francés, en el que se le exigía:
1º.- Que Su Majestad británica conservase Malta por espacio de diez años (en clara violación a lo que esa misma "majestad británica" había firmado en Amiens...)
2º.- Que la isla de Lampedusa le fuera cedida a Su Majestad británica a perpetuidad.
3º.- Que las tropas francesas evacuasen Holanda y Suiza (en clara violación de los tratados de Luneville, que especificaban dichos territorios como zona de hegemonía francesa, y de Amiens, que reconocía lo acordado en Luneville)...
Vamos, Gran Bretaña exigía literalmente una humillación pública a Francia y a su primer cónsul.. cuando esa misma Gran Bretaña no había cumplido ni uno sólo de los acuerdos de Amiens...no en vano, era ¿es? la Pérfida Albión.
Si en un plazo de siete días, el gobierno francés no contestaba o no lo hacía favorablemente, el embajador británico debía pedir sus pasaportes y abandonar Francia.
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agualongo escribió:El gobierno español se quejaba amargamente de que la República francesa no hubiese logrado el reconocimiento del Reino de Etruria por parte de Gran Bretaña y de Rusia (anda que lo que preocupaba a los gobenantes españoles... ) y de que las tropas francesas, todavía no lo habían evacuado.
...
La verdad que ceder Florida para que un reino italiano se quedase con Parma, es de...
Supongo yo que eso era porque la familia real se preocupaba más por los intereses de la familia que de los de España. La regente del Reino de Etruria era María Luisa de España, hija de Carlos IV, y la Reina de España era María Luisa de Parma, su madre y también hermana del padre del marido de su hija.
Saludos
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pasadeno escribió:agualongo escribió:El gobierno español se quejaba amargamente de que la República francesa no hubiese logrado el reconocimiento del Reino de Etruria por parte de Gran Bretaña y de Rusia (anda que lo que preocupaba a los gobenantes españoles... ) y de que las tropas francesas, todavía no lo habían evacuado.
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La verdad que ceder Florida para que un reino italiano se quedase con Parma, es de...
Supongo yo que eso era porque la familia real se preocupaba más por los intereses de la familia que de los de España. La regente del Reino de Etruria era María Luisa de España, hija de Carlos IV, y la Reina de España era María Luisa de Parma, su madre y también hermana del padre del marido de su hija.
Saludos
Es que eso es lo que hicieron los Borbones todo el tiempo, igual que antes habían hecho los Austrias
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Estimados Pasadeno y Aponez,
En efecto, como bien indica el amigo Pasadeno, la concepción de los reyes del Antiguo Régimen era patrimonialista; no obstante, veo una pugna, inconsciente si se quiere, en las mismas figuras de los reyes, en las que luchan las concepciones patrimonialista (el Reino al servicio del Rey) y nacionalista (El Rey al servicio del Reino). Tal vez por eso, Carlos IV se negara a entregar los pantanos de Florida por engrandecer a Parma...
El embajador español en París, el oscense Azara, testigo presencial, como tantos otros, del desagradable incidente del día 13 entre el primer cónsul y el representante inglés, se apresuró a informar de ello a la Corte, anunciando la próxima llegada a Madrid de La Planche - Mortière, ayudante del primer cónsul, y portador de dos cartas: una de Bonaparte para Carlos IV y otra de su miinistro Tayllerand para Godoy, en las que se solicitaba la pronta resolución de las reclamaciones francesas y se preguntaba por la actitud que adoptaría España ante la inminente guerra con Inglaterra.
Los embajadores de ambas potencias acreditados en Madrid, ya habían requerido al Príncipe de la Paz a definirse en uno u otro sentido (a bueno le pedían "definirse"... ) Beurnonville pretendía asegurarse que España cumpliera con sus compromisos de aliado y apremiaba para que el gobierno español adoptara las medidasde preventivas que la situación requería. Y Frère había sido encargado por el Foreign Office, de gestionar la neutralidad española a cambio de vagas promesas de compensación.
Godoy procuraba contentar a las dos partes, con buenas palabras y sin ninguna acción. En el fondo se hallaba decidido a mantener la neutralidad española costase lo que costase (Así lo declara él en sus Memorias y en varias cartas de la época, como las dirigida a la reina María Luisa el 29 de marzo y el 11 y el 30 de abril de 1803). Por ello, Carlos IV escribió una carta bastante ambigua, y aún seca, al primer cónsul, quejándose de no habérsele informado de las conversaciones francobritánicas y limitándose a ofrecer sus buenos oficios como mediador para que no se perturbase la paz general de Europa.
En realidad, y a pesar de los despachos de Azara, cada vez más alarmantes, tanto el Rey como el Príncipe de la Paz, confiaban en una solución pacífica al conflicto franco-inglés y no tomaron ninguna medida, se limitaron a dejar hacer al tiempo.... cosa, por lo que veo, muy hispanísima y que sigue de viva, no, vivísima actualidad. De hecho, sólo al enterarse de que Lord Whitworth había pedido sus pasaportes al gobierno francés, se decidieron por fin, el Rey y el Príncipe, a despachar órdenes y a tomar algunas previsiones ante el peligro inminente de un nuevo conflicto en Europa.
Saludos
En efecto, como bien indica el amigo Pasadeno, la concepción de los reyes del Antiguo Régimen era patrimonialista; no obstante, veo una pugna, inconsciente si se quiere, en las mismas figuras de los reyes, en las que luchan las concepciones patrimonialista (el Reino al servicio del Rey) y nacionalista (El Rey al servicio del Reino). Tal vez por eso, Carlos IV se negara a entregar los pantanos de Florida por engrandecer a Parma...
El embajador español en París, el oscense Azara, testigo presencial, como tantos otros, del desagradable incidente del día 13 entre el primer cónsul y el representante inglés, se apresuró a informar de ello a la Corte, anunciando la próxima llegada a Madrid de La Planche - Mortière, ayudante del primer cónsul, y portador de dos cartas: una de Bonaparte para Carlos IV y otra de su miinistro Tayllerand para Godoy, en las que se solicitaba la pronta resolución de las reclamaciones francesas y se preguntaba por la actitud que adoptaría España ante la inminente guerra con Inglaterra.
Los embajadores de ambas potencias acreditados en Madrid, ya habían requerido al Príncipe de la Paz a definirse en uno u otro sentido (a bueno le pedían "definirse"... ) Beurnonville pretendía asegurarse que España cumpliera con sus compromisos de aliado y apremiaba para que el gobierno español adoptara las medidasde preventivas que la situación requería. Y Frère había sido encargado por el Foreign Office, de gestionar la neutralidad española a cambio de vagas promesas de compensación.
Godoy procuraba contentar a las dos partes, con buenas palabras y sin ninguna acción. En el fondo se hallaba decidido a mantener la neutralidad española costase lo que costase (Así lo declara él en sus Memorias y en varias cartas de la época, como las dirigida a la reina María Luisa el 29 de marzo y el 11 y el 30 de abril de 1803). Por ello, Carlos IV escribió una carta bastante ambigua, y aún seca, al primer cónsul, quejándose de no habérsele informado de las conversaciones francobritánicas y limitándose a ofrecer sus buenos oficios como mediador para que no se perturbase la paz general de Europa.
En realidad, y a pesar de los despachos de Azara, cada vez más alarmantes, tanto el Rey como el Príncipe de la Paz, confiaban en una solución pacífica al conflicto franco-inglés y no tomaron ninguna medida, se limitaron a dejar hacer al tiempo.... cosa, por lo que veo, muy hispanísima y que sigue de viva, no, vivísima actualidad. De hecho, sólo al enterarse de que Lord Whitworth había pedido sus pasaportes al gobierno francés, se decidieron por fin, el Rey y el Príncipe, a despachar órdenes y a tomar algunas previsiones ante el peligro inminente de un nuevo conflicto en Europa.
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.... y así ocurrió. Pasado el tiempo concedido en el ultimátum, y sin haber recibido respuesta, de acuerdo con las instrucciones de su gobierno, el embajador inglés en París dio por finalizada su misión. Sin embargo, a última hora, ese mismo día 3 de mayo, recibió una propuesta de Tayllerand:
Francia proponía que la isla de Malta fuera administrada de forma mancomunada por Austria, Prusia y Rusia. (Es decir, indirectamente Francia reconocía que el Tratado de Amiens podía ser modificado)
Gran Bretaña no aceptó esta propuesta, por lo que Tayllerand volvió con otra alternativa:
Francia aceptaba que Inglaterra se mantuviera en la isla de Malta por espacio de cuatro años (en este caso, Francia iba todavía más lejos, aceptaba, reconocía, que Gran Bretaña incumpliera el tratado que firmó en Amiens, y lo daba por bueno).
Londres ordenó a Lord Whitworth que se mantuviera firme en las condiciones del ultimátum. En vista de lo cual, el 11 de mayo, recogió sus pasaportes y el 12 se trasladó a Chantilly, donde le alcanzó una última propuesta del primer cónsul:
Francia aceptaba TODAS LAS CONDICIONES del ultimátum inglés, incluida la permanencia en Malta y la evacuación de Holanda y Suiza., pero a cambio, Francia, en compensación, volvería a ocupar el puerto de Tarento (que había evacuado en cumplimiento del tratado de Amiens, que los ingleses habían firmado pero no habían cumplido).
En resumen, Francia se humillaba ante Londres con tal de salvar la paz, a cambio, pedia recuperar el puerto de Tarento (supongo que para maquillar ante su opinión pública la aceptación total del ultimátum inglés).
Lord Whithworth tampoco aceptó esta propuesta y cruzó el canal.
De hecho, el gobierno británico, espoleado por la opinión pública belicista, opinión formada por la campaña de intoxicación y manipulación, en gran parte llevada a cabo por los periódicos ingleses, y estimando que su enemigo se encontraba desprevenido y aislado diplomáticamente, se hallaba decidido a romper con Francia de todos modos y con cualquier pretexto, y para cerrar el paso a la diplomacia y evitar una nueva propuesta conciliatoria de Napoleón, empezó las hostilidades sin previa declaración de guerra:
El 18 de mayo de 1803, de forma coordinada, (ergo lo tenían preparado desde hacía tiempo), en todos los puertos británicos, se apoderaron de cuantos barcos franceses y holandeses se encontraban atracados, así como de todos aquellos que navegaban cerca de las escuadras británicas en alta mar. Literalmente era un acto de piratería
El primer cónsul, fuera de sí, respondió declarando prisioneros de guerra a todos los súbditos británicos que se encontrasen en aquellos momentos en Francia, Holanda y Suiza. (ojo por ojo creo que se llama).
Considerándose "atacada" por esta medida de Napoleón (al parecer, lo de la pirateria a los buques francoholandeses era algo que el primer cónsul debía aceptar sin más), el 22 de mayo de 1803, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, declaraba la guerra a la República Francesa.
Acababa de iniciarse un conflicto que duraría hasta 1814 y aún llegaría a coger cien días de 1815.
Ciertamente, la responsabilidad de Londres es total y absoluta. Inglaterra había pedido la paz en 1801 sólo para ganar tiempo, para lamerse sus heridas y volver a la lucha.
Saludos
Se podrá achacar muchas cosas a Napoleón, y algunas, veremos, muy crueles, pero desde luego no fue el responsable de la guerra que se inició en 1803, salvo, quizás, por su política proteccionista que impedía la libre competencia de productos ingleses en Francia... de todas maneras esa era una decisión soberana y nunca justificativa de la acción, cuya absoluta responsabilidad, recae en el gabinete de Londres.
Francia proponía que la isla de Malta fuera administrada de forma mancomunada por Austria, Prusia y Rusia. (Es decir, indirectamente Francia reconocía que el Tratado de Amiens podía ser modificado)
Gran Bretaña no aceptó esta propuesta, por lo que Tayllerand volvió con otra alternativa:
Francia aceptaba que Inglaterra se mantuviera en la isla de Malta por espacio de cuatro años (en este caso, Francia iba todavía más lejos, aceptaba, reconocía, que Gran Bretaña incumpliera el tratado que firmó en Amiens, y lo daba por bueno).
Londres ordenó a Lord Whitworth que se mantuviera firme en las condiciones del ultimátum. En vista de lo cual, el 11 de mayo, recogió sus pasaportes y el 12 se trasladó a Chantilly, donde le alcanzó una última propuesta del primer cónsul:
Francia aceptaba TODAS LAS CONDICIONES del ultimátum inglés, incluida la permanencia en Malta y la evacuación de Holanda y Suiza., pero a cambio, Francia, en compensación, volvería a ocupar el puerto de Tarento (que había evacuado en cumplimiento del tratado de Amiens, que los ingleses habían firmado pero no habían cumplido).
En resumen, Francia se humillaba ante Londres con tal de salvar la paz, a cambio, pedia recuperar el puerto de Tarento (supongo que para maquillar ante su opinión pública la aceptación total del ultimátum inglés).
Lord Whithworth tampoco aceptó esta propuesta y cruzó el canal.
De hecho, el gobierno británico, espoleado por la opinión pública belicista, opinión formada por la campaña de intoxicación y manipulación, en gran parte llevada a cabo por los periódicos ingleses, y estimando que su enemigo se encontraba desprevenido y aislado diplomáticamente, se hallaba decidido a romper con Francia de todos modos y con cualquier pretexto, y para cerrar el paso a la diplomacia y evitar una nueva propuesta conciliatoria de Napoleón, empezó las hostilidades sin previa declaración de guerra:
El 18 de mayo de 1803, de forma coordinada, (ergo lo tenían preparado desde hacía tiempo), en todos los puertos británicos, se apoderaron de cuantos barcos franceses y holandeses se encontraban atracados, así como de todos aquellos que navegaban cerca de las escuadras británicas en alta mar. Literalmente era un acto de piratería
El primer cónsul, fuera de sí, respondió declarando prisioneros de guerra a todos los súbditos británicos que se encontrasen en aquellos momentos en Francia, Holanda y Suiza. (ojo por ojo creo que se llama).
Considerándose "atacada" por esta medida de Napoleón (al parecer, lo de la pirateria a los buques francoholandeses era algo que el primer cónsul debía aceptar sin más), el 22 de mayo de 1803, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, declaraba la guerra a la República Francesa.
Acababa de iniciarse un conflicto que duraría hasta 1814 y aún llegaría a coger cien días de 1815.
Ciertamente, la responsabilidad de Londres es total y absoluta. Inglaterra había pedido la paz en 1801 sólo para ganar tiempo, para lamerse sus heridas y volver a la lucha.
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Se podrá achacar muchas cosas a Napoleón, y algunas, veremos, muy crueles, pero desde luego no fue el responsable de la guerra que se inició en 1803, salvo, quizás, por su política proteccionista que impedía la libre competencia de productos ingleses en Francia... de todas maneras esa era una decisión soberana y nunca justificativa de la acción, cuya absoluta responsabilidad, recae en el gabinete de Londres.
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Sin duda, hay ciertos paralelismos entre el ultimátum británico de 1803 y el austrohúngaro de 1914, con ciertas y significativas diferencias. Una, y no poca, es que la Doble Monarquía había sido atacada, violentamente, y con resultado de muerte, en la estructura de poder, algo, que no hizo Francia con respecto a Gran Bretaña en 1803, la Monarquía tenía a las fuerzas morales de su parte, en 1914, muy distinto podemos decir de la Isla... otra divergencia, es que mientras Serbia no aceptó el ultimátum (se negó a cumplir la encuesta judicial), Francia sí aceptó el ultimátum y sólo pidió ampliar (no suprimir) un punto: reocupar un puerto que mantenía antes de la firma de Amiens.
No hay duda de que Gran Bretaña se mostró como la Pérfida Albión y en lo que ambos ultimátums se asemejan, es que tanto el de la Monarquía en 1914 como el de la Pérfida en 1803, desencadenaron la guerra general en Europa..
LA NEUTRALIDAD ESPAÑOLA
Al reanudarse la guerra entre Francia y Gran Bretaña la situación estratégica propiciaba el empate técnico:
Francia tenía un ejército de unos 480.000 hombres, y controlaba, bien directa, bien indirectamente, buena parte de Occidente: la propia Francia, los Países Bajos, Suiza, el norte de Italia y Renania, pero la insuficiencia de sus fuerzas navales, le obligaban a rehuir cualquier batalla con los ingleses en el mar
Gran Bretaña, por contra, era la dueña de los mares, pero impotente en tierra, por lo que para poder atacar al imperio francés necesitaba obligatoria e imprescindiblemente, buscarse aliados continentales. Pero ni Austria ni Prusia quería oír de un nuevo rompimiento con Francia, y en cuanto a Rusia, aunque había dado su apoyo diplomático a Inglaterra, no pensaba ir más allá.
De este modo ambos imperios estaban empatados, técnicamente ninguno podía vencer al otro y por tanto no podía existir ningún cuerpo a cuerpo decisivo, ni Londres ni París podían imponerse la una a la otra, del mismo modo que el poder naval y el terrestre no se pueden sobreponer el uno al otro, pues son magnitudes y dimensiones distintas.
Así las cosas, inicialmente, la armada británica se dedicó a perseguir el pabellón francés por todos los mares de la tierra y a ir reconquistando las posesiones francesas y holandesas que se habían devueltos en virtud de la paz de Amiens; mientras el ejército francés se apoderaba, en represalia, de Hannover, patrimonio de la casa real de Inglaterra, y de los puertos de Tarento y Otranto (mayo y junio de 1803).
Pero al primer cónsul no se le ocultaba la necesidad de eliminar cuanto antes a un poderoso rival que se basaba en un poder, el naval, que a él se le hurtaba. Por eso, desde el principio, decidió invadir Inglaterra, operación dificilísima pero que valía la pena intentar, porque si llegaba, él, a poner los pies en la isla...
Inició por ello, un ambicioso programa de construcción naval y reunió, en las proximidades de Boulogne, a una gran parte de sus mejores tropas, que transportadas y escoltadas por una multitud de pequeñas embarcaciones armadas y equipadas ex profeso para la operación, atravesarían el canal de La Mancha cuando él lo considerase conveniente.
saludos
No hay duda de que Gran Bretaña se mostró como la Pérfida Albión y en lo que ambos ultimátums se asemejan, es que tanto el de la Monarquía en 1914 como el de la Pérfida en 1803, desencadenaron la guerra general en Europa..
LA NEUTRALIDAD ESPAÑOLA
Al reanudarse la guerra entre Francia y Gran Bretaña la situación estratégica propiciaba el empate técnico:
Francia tenía un ejército de unos 480.000 hombres, y controlaba, bien directa, bien indirectamente, buena parte de Occidente: la propia Francia, los Países Bajos, Suiza, el norte de Italia y Renania, pero la insuficiencia de sus fuerzas navales, le obligaban a rehuir cualquier batalla con los ingleses en el mar
Gran Bretaña, por contra, era la dueña de los mares, pero impotente en tierra, por lo que para poder atacar al imperio francés necesitaba obligatoria e imprescindiblemente, buscarse aliados continentales. Pero ni Austria ni Prusia quería oír de un nuevo rompimiento con Francia, y en cuanto a Rusia, aunque había dado su apoyo diplomático a Inglaterra, no pensaba ir más allá.
De este modo ambos imperios estaban empatados, técnicamente ninguno podía vencer al otro y por tanto no podía existir ningún cuerpo a cuerpo decisivo, ni Londres ni París podían imponerse la una a la otra, del mismo modo que el poder naval y el terrestre no se pueden sobreponer el uno al otro, pues son magnitudes y dimensiones distintas.
Así las cosas, inicialmente, la armada británica se dedicó a perseguir el pabellón francés por todos los mares de la tierra y a ir reconquistando las posesiones francesas y holandesas que se habían devueltos en virtud de la paz de Amiens; mientras el ejército francés se apoderaba, en represalia, de Hannover, patrimonio de la casa real de Inglaterra, y de los puertos de Tarento y Otranto (mayo y junio de 1803).
Pero al primer cónsul no se le ocultaba la necesidad de eliminar cuanto antes a un poderoso rival que se basaba en un poder, el naval, que a él se le hurtaba. Por eso, desde el principio, decidió invadir Inglaterra, operación dificilísima pero que valía la pena intentar, porque si llegaba, él, a poner los pies en la isla...
Inició por ello, un ambicioso programa de construcción naval y reunió, en las proximidades de Boulogne, a una gran parte de sus mejores tropas, que transportadas y escoltadas por una multitud de pequeñas embarcaciones armadas y equipadas ex profeso para la operación, atravesarían el canal de La Mancha cuando él lo considerase conveniente.
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Todos estos preparativos de invasión, exigían cuantiosos gastos que el Tesoro francés no podía sufragar por el momento; por lo que para procurarse los fondos necesarios, el primer cónsul decidió mal vender a los Estados Unidos el territorio de Luisiana, por el precio absurdo de tan sólo 80 millones de francos.; poniendo también a contribución los recursos económicos de los países aliados de Francia, entre ellos, España.
El conflicto francobritánico planteaba al gobierno español un problema de difícil solución. El país no estaba repuesto de los quebrantos económicos de la anterior guerra y tanto las autoridades como la población, deseaban estar al margen. Pero, desgraciadamente, el deseo de paz no resultaba compatible con las obligaciones contraidas por España en el infausto Tratado de San Ildefonso..
Para solucionar el problema, acudió Godoy a diversos expedientes: primero ofreció su mediación a las partes en conflicto, que fue rechazada desdeñosamente por ambas; e intentó formar una Liga de Neutrales, con Rusia, Prusia y Portugal, que siriviera de contrapeso a las dos potencias enfrentadas, facilitando su reconciliación en un plazo más o menos breve. A este fin, acogió con agrado los informes de nuestros embajadores en Berlín y San Petersburgo a finales de mayo de 1803, en nombre de los gobiernos prusiano y ruso. Aunque estos gobiernos olvidaron su acogida inicial.
También se apresuró el gobierno español a protestar enérgicamente ante Francia por la venta del territorio de Luisiana a los Estados Unidos, violando el compromiso suscrito por la República, el 22 de julio de 1802, de no enajenar jamás dicho territorio a no ser a la propia España. Pero Tayllerand se desentendió de nuestras protestas, alegando el retraso con que habíamos procedido a la entrega de dicha colonia y los cambios que, con la ruptura francobritánica, se había producido en el contexto internacional.
De lo que no me cabe duda, es que Francia no cumplió sus compromisos y si, la Gran Bretaña no respetó su firma con Francia, la República tampoco la respetó con España.
Saludos
El conflicto francobritánico planteaba al gobierno español un problema de difícil solución. El país no estaba repuesto de los quebrantos económicos de la anterior guerra y tanto las autoridades como la población, deseaban estar al margen. Pero, desgraciadamente, el deseo de paz no resultaba compatible con las obligaciones contraidas por España en el infausto Tratado de San Ildefonso..
Para solucionar el problema, acudió Godoy a diversos expedientes: primero ofreció su mediación a las partes en conflicto, que fue rechazada desdeñosamente por ambas; e intentó formar una Liga de Neutrales, con Rusia, Prusia y Portugal, que siriviera de contrapeso a las dos potencias enfrentadas, facilitando su reconciliación en un plazo más o menos breve. A este fin, acogió con agrado los informes de nuestros embajadores en Berlín y San Petersburgo a finales de mayo de 1803, en nombre de los gobiernos prusiano y ruso. Aunque estos gobiernos olvidaron su acogida inicial.
También se apresuró el gobierno español a protestar enérgicamente ante Francia por la venta del territorio de Luisiana a los Estados Unidos, violando el compromiso suscrito por la República, el 22 de julio de 1802, de no enajenar jamás dicho territorio a no ser a la propia España. Pero Tayllerand se desentendió de nuestras protestas, alegando el retraso con que habíamos procedido a la entrega de dicha colonia y los cambios que, con la ruptura francobritánica, se había producido en el contexto internacional.
De lo que no me cabe duda, es que Francia no cumplió sus compromisos y si, la Gran Bretaña no respetó su firma con Francia, la República tampoco la respetó con España.
Saludos
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Pues mientras se trataban de estas reclamaciones (a España le molestó muchísimo la venta de la Luisiana a los Estados Unidos y lo consideró una traición de la República), el general y embajador en Madrid, Beurnonville recibió el encargo de preguntar formalmente al gobierno español qué actitud pensaba tomar con respecto al ya iniciado conflicto francobritánico. Ni Godoy ni Ceballos se atrevieron a contestar de un modo categórico y, para ganar tiempo, respondieron que la pregunta la formulase por escrito, justificando, la reserva que hasta entonces había mantenido España, en que no se conocían las causas que habían provocado esta nueva guerra.
Por esta época, finales de mayo, el agente financiero de España en París (hoy lo llamaríamos agregado comercial), Martínez de Hervás, antiguo administrador del Banco de San Carlos (hoy le diríamos Banco de España) y miembro de la embajada española en París desde 1788, aconsejaba al príncipe de la paz, de acuerdo con el ministro francés de Asuntos Exteriores, Tayllerand, una fórmula que permitía a España liberarse de sus obligaciones respecto a Francia, mediante el pago a ésta de una mensualidad de seis millones de francos mientras durase la guerra... Es curioso, España debería pagar al año 72 millones de francos (tan sólo 8 millones menos que los Estados Unidos por Luisiana, y sin embargo, Francia no cumplió lo firmado de devolución a España del territorio de Luisiana y encima nos exigía 72 milllones de francos al año por el tiempo que durase la guerra)...¿alguien lo entiende?
Hervás estaba muy bien relacionado con las esferas francesas de poder, pues tenía una hija casada con el general Duroc, ayudante de campo del primer cónsul... pues bién este Hervás que tendría de todo, menos espíritu patriótico, por su intermediación, y en asociación con Tayllerand, sí el exsacerdote, exjacobino, regicida siempre, había obtenido la promesa del Primer Cónsul, de que si el asunto salía favorablemente, recibiría una comisión mensual del 5% del montante que pagara España... 50% para Hervás, 50% para Tayllerand... Es decir sobre 6.000.000 de francos mensuales, una comisión de 300.000 francos, 150.000 francos al mes para cada uno de los miembros de esa pareja de golfos.. y sí, 150.000 francos al mes, era un "sueldecito" muy digno en 1803... El Primer Cónsul, además, había comentado a Hervás que más que la ayuda militar o la naval, lo que necesitaba era ante todo, la ayuda económica.
Saludos
Por esta época, finales de mayo, el agente financiero de España en París (hoy lo llamaríamos agregado comercial), Martínez de Hervás, antiguo administrador del Banco de San Carlos (hoy le diríamos Banco de España) y miembro de la embajada española en París desde 1788, aconsejaba al príncipe de la paz, de acuerdo con el ministro francés de Asuntos Exteriores, Tayllerand, una fórmula que permitía a España liberarse de sus obligaciones respecto a Francia, mediante el pago a ésta de una mensualidad de seis millones de francos mientras durase la guerra... Es curioso, España debería pagar al año 72 millones de francos (tan sólo 8 millones menos que los Estados Unidos por Luisiana, y sin embargo, Francia no cumplió lo firmado de devolución a España del territorio de Luisiana y encima nos exigía 72 milllones de francos al año por el tiempo que durase la guerra)...¿alguien lo entiende?
Hervás estaba muy bien relacionado con las esferas francesas de poder, pues tenía una hija casada con el general Duroc, ayudante de campo del primer cónsul... pues bién este Hervás que tendría de todo, menos espíritu patriótico, por su intermediación, y en asociación con Tayllerand, sí el exsacerdote, exjacobino, regicida siempre, había obtenido la promesa del Primer Cónsul, de que si el asunto salía favorablemente, recibiría una comisión mensual del 5% del montante que pagara España... 50% para Hervás, 50% para Tayllerand... Es decir sobre 6.000.000 de francos mensuales, una comisión de 300.000 francos, 150.000 francos al mes para cada uno de los miembros de esa pareja de golfos.. y sí, 150.000 francos al mes, era un "sueldecito" muy digno en 1803... El Primer Cónsul, además, había comentado a Hervás que más que la ayuda militar o la naval, lo que necesitaba era ante todo, la ayuda económica.
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El 9 de junio, el príncipe de la Paz rechazó indignado semejante propuesta por reputarla contraria a nuestras posibilidades económicas e incompatible con el honor y la dignidad nacional. En vista de lo cual, Tayllerand envió a Ceballos, el día 22, una nota en la que reclamaba la ejecución del tratado de alianza, especialmente de los artículos en que España se obligaba a poner a disposición de Francia en un plazo de tres meses, 25 buques de guerra y 24.000 hombres de infantería y caballería. A esta nota, le siguieron otras dos, el 24 y el 25 de junio, en la que el gobierno francés se quejaba agriamente de la indecisión española, de la improvisación y la falta de preparativos navales, pidiendo, además, explicaciones por los movimientos de tropas españolas que se anunciaban en dirección a los Pirineos. En el caso, de que estos movimientos se confirmaran, el embajador francés tenía órdenes tajantes de abandonar Madrid.
Godoy no se amilanó ante estas amenazas veladas y el 7 de julio respondió con otra nota, quejándose por la venta de Luisiana a Estados Unidos, la ocupación persistente del reino de Etruria por las tropas francesas, la ignorancia en la que se había mantenido al gobierno español durante las conversaciones franco británicas, y alegando también que de acuerdo con el artículo 2º del Tratado de San Ildefonso, el Rey de España estaba obligado a interponer sus buenos oficios entre la República y la Gran Bretaña, y que sólo después de que esta nación hubiera rechazado oficialmente la mediación, podría ser requerida por Francia para prestar nuestra ayuda militar.
Esta respuesta exasperó aún más a Tayllerand, por encargo del cual, Beurnonville manifestó, el 23 de julio, al Príncipe de la Paz, que nuestra monarquía sería derrocada en el caso de que no cumpliera sus obligaciones de aliada o se aviniera al pago del subsidio propuesto por Hervás...tan sutil como un elefante en una cacharrería...
Godoy se veía entre la espada y la pared, por un lado, Beurnonville le amenazaba con la invasión de España y el derrocamiento de la monarquía, por otro, Mr Frère exigía una declaración pública y solemne de neutralidad, si bien tenía instrucciones de su gobierno de mantener buenas relaciones con España, salvo que permitiera el paso a las tropas francesas en dirección a Portugal o proporcionase a la República recursos superiores a los estipulados en su tratado de alianza. Buscando una salida entre ambos grupos de presión, con exigencias tan contrarias, el favorito consintió al pago del subsidio; pero reduciéndolo a 2,5 millones de francos al mes, pagaderos a partir del 20 de septiembre.
Desgraciadamente, los esfuerzos del príncipe de la paz por mantener a nuestra patria al margen del conflicto franco-británico eran neutralizados en París por dos españoles: Azara y Hervás, que movidos por sus preferencias ideológicas el uno, y por su interés personal, el otro, trabajaban más bien para el gobierno francés, que para su patria, que es la que les pagaba el sueldo y las que los había colocado en Paris, como embajador y como agregado comercial... dos españoles, traidores, y desgraciadamente no los único en nuestra única historia... El uno se vendió por su ideología, el otro por su ambición, pero ambos se vendieron a Francia...
En los Archivos de la Real Casa, aparece una carta de Gómez Rombaud, un agente secreto de Godoy en París, fechada en la capital francesa, el 27 de julio de 1803, en la que explicaba que la actitud violenta del gobierno de la República "no debe extrañar por la influencia, oficios y eficacia de los consabidos sujetos (se refiere al embajador de España, Azara, y a Hervás), de los cuales el principal profesa tan ciega obediencia a la voluntad de ese govierno, como declarada execración a todo lo que suena a español; y el 2º se complace en la opresión y en la ruina de España, sobre la cual espera llegar a ejercer altos empleos y grandes lucros por nombramientos de ese gavinete"
No sé cual de los dos es más vil, si el embajador que traicionaba a la Patria, a la que representaba, por odio a la misma y vasallaje ideológico a la "maravillosa" revolución francesa, o el corrompido ex presidente del Banco de San Carlos y agregado comercial de la embajada, un hombre tan podrido, que sobre la ruina de su Patria, pensaba acrecentar su lucro y patrimonio personal...
Es curioso este país, ninguno de esos dos indeseables, acabó ejecutado ante un piquete de fusilamiento... otros, que en esa contienda que ahora empieza, se batirán por la Patria, y por ella empeñarán sus vidas, sus haciendas, su honor... esos sí que, en no pocos casos, acabarán ante el cadalso o el exilio...
Extraño e ingrato país... que mima a los traidores y desprecia a los patriotas...
Saludos
Godoy no se amilanó ante estas amenazas veladas y el 7 de julio respondió con otra nota, quejándose por la venta de Luisiana a Estados Unidos, la ocupación persistente del reino de Etruria por las tropas francesas, la ignorancia en la que se había mantenido al gobierno español durante las conversaciones franco británicas, y alegando también que de acuerdo con el artículo 2º del Tratado de San Ildefonso, el Rey de España estaba obligado a interponer sus buenos oficios entre la República y la Gran Bretaña, y que sólo después de que esta nación hubiera rechazado oficialmente la mediación, podría ser requerida por Francia para prestar nuestra ayuda militar.
Esta respuesta exasperó aún más a Tayllerand, por encargo del cual, Beurnonville manifestó, el 23 de julio, al Príncipe de la Paz, que nuestra monarquía sería derrocada en el caso de que no cumpliera sus obligaciones de aliada o se aviniera al pago del subsidio propuesto por Hervás...tan sutil como un elefante en una cacharrería...
Godoy se veía entre la espada y la pared, por un lado, Beurnonville le amenazaba con la invasión de España y el derrocamiento de la monarquía, por otro, Mr Frère exigía una declaración pública y solemne de neutralidad, si bien tenía instrucciones de su gobierno de mantener buenas relaciones con España, salvo que permitiera el paso a las tropas francesas en dirección a Portugal o proporcionase a la República recursos superiores a los estipulados en su tratado de alianza. Buscando una salida entre ambos grupos de presión, con exigencias tan contrarias, el favorito consintió al pago del subsidio; pero reduciéndolo a 2,5 millones de francos al mes, pagaderos a partir del 20 de septiembre.
Desgraciadamente, los esfuerzos del príncipe de la paz por mantener a nuestra patria al margen del conflicto franco-británico eran neutralizados en París por dos españoles: Azara y Hervás, que movidos por sus preferencias ideológicas el uno, y por su interés personal, el otro, trabajaban más bien para el gobierno francés, que para su patria, que es la que les pagaba el sueldo y las que los había colocado en Paris, como embajador y como agregado comercial... dos españoles, traidores, y desgraciadamente no los único en nuestra única historia... El uno se vendió por su ideología, el otro por su ambición, pero ambos se vendieron a Francia...
En los Archivos de la Real Casa, aparece una carta de Gómez Rombaud, un agente secreto de Godoy en París, fechada en la capital francesa, el 27 de julio de 1803, en la que explicaba que la actitud violenta del gobierno de la República "no debe extrañar por la influencia, oficios y eficacia de los consabidos sujetos (se refiere al embajador de España, Azara, y a Hervás), de los cuales el principal profesa tan ciega obediencia a la voluntad de ese govierno, como declarada execración a todo lo que suena a español; y el 2º se complace en la opresión y en la ruina de España, sobre la cual espera llegar a ejercer altos empleos y grandes lucros por nombramientos de ese gavinete"
No sé cual de los dos es más vil, si el embajador que traicionaba a la Patria, a la que representaba, por odio a la misma y vasallaje ideológico a la "maravillosa" revolución francesa, o el corrompido ex presidente del Banco de San Carlos y agregado comercial de la embajada, un hombre tan podrido, que sobre la ruina de su Patria, pensaba acrecentar su lucro y patrimonio personal...
Es curioso este país, ninguno de esos dos indeseables, acabó ejecutado ante un piquete de fusilamiento... otros, que en esa contienda que ahora empieza, se batirán por la Patria, y por ella empeñarán sus vidas, sus haciendas, su honor... esos sí que, en no pocos casos, acabarán ante el cadalso o el exilio...
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Por si no hubiera pocas dificultades, la captura en la bahía de Algeciras, por parte de una fragata británica, de dos mercantes franceses, sin que las baterías de costa españolas intervieran, provocó la ira del primer cónsul, quien el 26 de julio de 1803 ordenó a Tayllerand´que exigiera una fuerte indemnización al gobierno español por la pérdida de los dos barcos y que protestase formalmente por la concentración de doce regimientos de milicias de Castilla entre Valladolid y Burgos.
Tayllerand, en consecuencia, redactó una violenta nota el 30, dando a elegir al gobierno español entre la paz o la guerra con la República francesa, y señalándole un plazo máximo de 15 días para dar completa satisfacción por el incidente de Algeciras. (Vamos estaba dirigiendo un ultimátum y una vez más se culpaba al más pusilánime, ya que se echaba la culpa a España por la pérdida de los dos mercantes, no a Francia, por no haberlos protegido o a Gran Bretaña, por haberlos capturados).
Fue en estos momentos, a principios de agosto de 1803, cuando el príncipe de la paz tomó la iniciativa de formar la Alianza de Neutrales que a modo, en sus palabras, de "tercera fuerza internacional" sirviese de contrapoder a Londres y a París y evitara la extensión del conflicto al resto de Europa. Con tan buenos deseos escribió la siguiente nota dirigida a los gobiernos de Rusia, Prusia y Portugal:
"S.M, que como aliado de la Francia y su más inmediato territorial se cree con fundados datos para prometerse reciprocidad y garantía en las potencias que han terminado la guerra con S.M., y por el combenio ajustado en Amiens, deseoso por otra parte de cortar la calamidad que amenaza la tierra, quisiera que sobre voces sólidas y palabras de Rey, sin que la política ofensora del pundonor tenga mezcla en el tratado, se ajustase uno de amistad y alianza entre este Soberano, el de Rusia, Prusia y Portugal, por el cual, respetándose mutuamente sus propiedades, pudieran eludirse de la guerra actual y formar después de ella el equilibrio político, sin el cual, no es posible se alexen los males, deviendo en tal caso ajustarse las Potencias entre sí, reconocer y demarcar sus provincias, de suerte que a ninguna otra potencia fuese lícito el insulto por su mayor poder, sino que enlazadas entre sí, hiciesen causa común contra la que demandase sin razón ni fundamento"
El Príncipe de la Paz estaba formulando una alianza militar para preservar la paz en Europa, diríamos que don Manuel... sin pensarlo, estaba formulando la base de los cascos azules...
Saludos
Tayllerand, en consecuencia, redactó una violenta nota el 30, dando a elegir al gobierno español entre la paz o la guerra con la República francesa, y señalándole un plazo máximo de 15 días para dar completa satisfacción por el incidente de Algeciras. (Vamos estaba dirigiendo un ultimátum y una vez más se culpaba al más pusilánime, ya que se echaba la culpa a España por la pérdida de los dos mercantes, no a Francia, por no haberlos protegido o a Gran Bretaña, por haberlos capturados).
Fue en estos momentos, a principios de agosto de 1803, cuando el príncipe de la paz tomó la iniciativa de formar la Alianza de Neutrales que a modo, en sus palabras, de "tercera fuerza internacional" sirviese de contrapoder a Londres y a París y evitara la extensión del conflicto al resto de Europa. Con tan buenos deseos escribió la siguiente nota dirigida a los gobiernos de Rusia, Prusia y Portugal:
"S.M, que como aliado de la Francia y su más inmediato territorial se cree con fundados datos para prometerse reciprocidad y garantía en las potencias que han terminado la guerra con S.M., y por el combenio ajustado en Amiens, deseoso por otra parte de cortar la calamidad que amenaza la tierra, quisiera que sobre voces sólidas y palabras de Rey, sin que la política ofensora del pundonor tenga mezcla en el tratado, se ajustase uno de amistad y alianza entre este Soberano, el de Rusia, Prusia y Portugal, por el cual, respetándose mutuamente sus propiedades, pudieran eludirse de la guerra actual y formar después de ella el equilibrio político, sin el cual, no es posible se alexen los males, deviendo en tal caso ajustarse las Potencias entre sí, reconocer y demarcar sus provincias, de suerte que a ninguna otra potencia fuese lícito el insulto por su mayor poder, sino que enlazadas entre sí, hiciesen causa común contra la que demandase sin razón ni fundamento"
El Príncipe de la Paz estaba formulando una alianza militar para preservar la paz en Europa, diríamos que don Manuel... sin pensarlo, estaba formulando la base de los cascos azules...
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Amigo Rocafort
Pues ahora que lo dices... cierto parecido sí que tienen, aunque uno su carisma lo tiene en la cabeza (cejas, sonrisa etc) y el otro, según las malas lenguas de la corte, lo tenía "en la entrepierna"...
Y al igual que las propuestas de nuestro primer ministro, tampoco las propuestas de don Manuel hallaron el eco que de ellas se esperaba...por lo cual nuestro gobierno tuvo que afrontar solo las exigencias de la República.
A mediados de agosto de 1803, el primer cónsul regresó a Paris de un viaje por Bélgica y norte de Francia, donde había inspeccionado los preparativos para la proyectada invasión de Inglaterra, y enterado de un nuevo incidente, esta vez ocurrido en El Ferrol - donde una escuadra francesa procedente de Santo Domingo fue obligada a permanecer fuera del puerto, so pretexto de cuarentena, exponiéndola a los ataques ingleses - redactó el día 14 un ultimátum que su embajador en Madrid debía entregar, enumerando los ultrajes que se decían inferidos a la nación francesa y en la que exigía completa satisfacción de las mismas, la suspensión de las concetraciones de tropase en el norte de España, así como el cumplimiento de las obligaciones contraidas en el tratado o el pago del subsidio. Las autoridades españolas debían aceptarlo antes del 7 de septiembre; si para esa fecha no se habían aceptado las exigencias del Primer Cónsul, 20.000 soldados franceses invadirían España por Navarra y otros 15.000 lo harían por Cataluña, que serían sostenidos en segunda línea por otros cuerpos de efectivos similares. A este fin se ordenó el inmediato reforzamiento de los campos de Bayona y Perpiñán que contaban, por entonces, con escasas fuerzas.
Beurnonville presentó el ultimátum el 30 de agosto, aunque Godoy ya lo conocía por mediación de Azara; por lo cual se dispuso a dar largas al asunto, en espera de lo que San Petersburgo y Berlín respondiran a nuestra propuesta de una Alianza de Neutrales.
El príncipe de la paz pidió al embajador francés un plazo para informar al rey; y, en sus despachos del 3 y del 5 de septiembre, contestó que el monarca prefería suministrar los socorros previstos en el tratado de Alianza y el rompimiento con Inglaterra, en cuanto esta nación contestara al ultimátum que le había enviado (era un truco de Godoy, en realidad, no había enviado nada a Londres, ni ultimátum, ni nota ni nada, pero con ello esperaba ganar tiempo, el viejo zorro...)
Saludos
Vamos, que Godoy era un Zapatero cualquiera
Pues ahora que lo dices... cierto parecido sí que tienen, aunque uno su carisma lo tiene en la cabeza (cejas, sonrisa etc) y el otro, según las malas lenguas de la corte, lo tenía "en la entrepierna"...
Y al igual que las propuestas de nuestro primer ministro, tampoco las propuestas de don Manuel hallaron el eco que de ellas se esperaba...por lo cual nuestro gobierno tuvo que afrontar solo las exigencias de la República.
A mediados de agosto de 1803, el primer cónsul regresó a Paris de un viaje por Bélgica y norte de Francia, donde había inspeccionado los preparativos para la proyectada invasión de Inglaterra, y enterado de un nuevo incidente, esta vez ocurrido en El Ferrol - donde una escuadra francesa procedente de Santo Domingo fue obligada a permanecer fuera del puerto, so pretexto de cuarentena, exponiéndola a los ataques ingleses - redactó el día 14 un ultimátum que su embajador en Madrid debía entregar, enumerando los ultrajes que se decían inferidos a la nación francesa y en la que exigía completa satisfacción de las mismas, la suspensión de las concetraciones de tropase en el norte de España, así como el cumplimiento de las obligaciones contraidas en el tratado o el pago del subsidio. Las autoridades españolas debían aceptarlo antes del 7 de septiembre; si para esa fecha no se habían aceptado las exigencias del Primer Cónsul, 20.000 soldados franceses invadirían España por Navarra y otros 15.000 lo harían por Cataluña, que serían sostenidos en segunda línea por otros cuerpos de efectivos similares. A este fin se ordenó el inmediato reforzamiento de los campos de Bayona y Perpiñán que contaban, por entonces, con escasas fuerzas.
Beurnonville presentó el ultimátum el 30 de agosto, aunque Godoy ya lo conocía por mediación de Azara; por lo cual se dispuso a dar largas al asunto, en espera de lo que San Petersburgo y Berlín respondiran a nuestra propuesta de una Alianza de Neutrales.
El príncipe de la paz pidió al embajador francés un plazo para informar al rey; y, en sus despachos del 3 y del 5 de septiembre, contestó que el monarca prefería suministrar los socorros previstos en el tratado de Alianza y el rompimiento con Inglaterra, en cuanto esta nación contestara al ultimátum que le había enviado (era un truco de Godoy, en realidad, no había enviado nada a Londres, ni ultimátum, ni nota ni nada, pero con ello esperaba ganar tiempo, el viejo zorro...)
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