Supongo que la defensa del "honor" es lo que uno defiende cuando prácticamente no tiene nada más que defender. Me explico. Si te fijas en esas bandas de chavales latinos llegados en los últimos años y que son el reflejo de las bandas que ya había en sus países, su premisa fundamental es el honor. Muchos son capaces de agredir a un rival hasta la muerte sólo porque le hizo un gesto despectivo o porque se le insinuó a su novia. Si observas un poco en su entorno verás que poca cosa más tienen que su banda, su grupo o su hermandad, puesto que carecen de referentes. En contraposición, los chavales de aquí (salvo excepciones) no llevan a esos extremos las disputas pues, generalmente, detrás hay una familia estructurada, un lugar definido en la sociedad y, sobretodo, unas referencias. Creo el "honor" es lo último que se defiende porque suele ser lo último que queda.
Existe también el ejemplo de los boxeadores. Los mejores, siempre, de familias humildes (no sé si habrá alguna excepción). Cuando ves que en tu casa llega un día en el que no hay un plato en la mesa para comer, pues si es necesario te subes a ring y te juegas la cara por llevarte un dinero.
El honor no es exclusivo del que no tiene nada. Guzmán el Bueno seguramente podría haber llegado a un acuerdo con los moros, (beneficioso quiero decir), Mendez Nuñez idem (barcos sin honra...) y en muchas ocasiones un soldado hubiera podido ganar dinero y vida, pactando con el enemigo, pero tenía su honor.
Mas creo yo, que el honor sea solo lo que le queda al soldado, es que sin ello, no le queda nada.
Y sí es cierto, supongo que el carácter español (con sus diferencias y particularidades) se ha visto duramente influido por las privaciones, por la falta de buenas tierras de cultivo, muchas veces por el hambre y por las constantes guerras en que se ha visto siempre. No hay que olvidar que hasta hace 50 años, en este país se han pasado privaciones desde que el hombre puso un pie sobre él. Y como tierra pobre de hombres pobres, pues a la fuerza buenos soldados, que es lo único que permitió dar de comer a muchas familias. Pero estoy convencido que de las actuales generaciones: la del botellón, la Play Station, el canuto y la desobediencia, salvo excepciones, saldrían los peores combatientes de la historia.
Históricamente ha sido así, incluso hoy en día en ciertos países, pero aparte de eso, en las FAS de cada país, queda un "sustrato" a través de la historia, y en las FAS españolas, por los motivos que sean, ha quedado ese y algún otro: el de no ser menos que nadie, el del amor propio etc...
Todos esos jóvenes, que podrían ser los peores combatientes, al ser formados, tendrías que verlos cuando tienen que hacer algo con americanos al lado, por ejemplo.
No creo que fuese el no tener nada que perder lo que ha mantenido en pie los soldados españoles con frecuencia. Los soldados de las otras naciones no andaban mucho mejor. El honor no tenía que ver con eso, el honor tenía más que ver con el fatalismo. La impresión de que ese es el destino que tenían y nada podían hacer para cambiarlo, que era lo que tocaba, y punto, e intentar cambiarlo sería ir contra el orden natural de las cosas, contra Dios, contra el Rey. Y si es lo que toca, hagamoslo con dignidad.
O todo lo contrario. Un soldado durante el siglo XVi-XVII sabía que si había alguna manera de cambiar, era en la milicia: Pizarro, Cortés, Julián Romero y tantos que se forjaron un futuro a base de tiros y espadazos.
Ese fatalismo yo creo que es un invento posterior, que nos gusta especialmente recordar y regodearnos a los españoles.
Leí en alguna parte, ahora no acierto a recordar dónde exactamente, que los lusitanos tenían una embestida inicial muy poderosa en el principio de los combates. Parece ser que tenían costumbre de arrear muy duro primero, pero no reservaban fuerzas y poco a poco se iban desinflando. Si el enemigo les conocía y les mantenía el pulso inicialmente, después se hacía con ellos con mayor facilidad, pero muchos se amilanaban ante ellos en el primer choque.
Pero eso era algo común a todos los pueblos "bárbaros", muy valientes, se tiraban de cabeza contra la línea romana y ya está, no tenían nada más.
Pasado ese primer choque, eran presa relativamente fácil del "scutum" y del gladio.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.