Editorial del diario paraguayo ABC color
Itaipú: Paraguay debe exigir al Brasil que cumpla la palabra empeñada por su Presidente
El 25 de julio del año pasado los presidentes Fernando Lugo y Luiz Inácio Lula da Silva suscribieron la declaración que permitirá incrementar de 120 a 360 millones de dólares el pago por cesión de energía no consumida. El documento fue formalizado en notas reversales y enviado a ambos Congresos. Tanto el presidente Lula como el secretario general de la Cancillería brasileña, Antonio Patriota, prometieron realizar gestiones para que el Poder Legislativo de su país aprobara el acuerdo. No obstante, los buenos propósitos aún no son concretados. El paso dado el 25 de julio fue relevante, pero quedará vacío de contenido si las autoridades paraguayas no ejercen toda la presión que fuere necesaria para lograr que el Congreso del vecino país refrende la voluntad expresada en Asunción por Lugo y Lula. Es preciso advertir al Brasil que Paraguay no va a seguir admitiendo ser manejado como su furgón de cola y no tolerará que Itamaraty se mofe de los paraguayos.
Altos funcionarios de Itamaraty vinieron recientemente a Asunción para dialogar con las autoridades paraguayas sobre Itaipú. Una vez más los responsables del Gobierno los recibieron con amabilidad y los despidieron con cordialidad, pero se quedaron como siempre, sin nada a cambio. Los diplomáticos brasileños no dijeron nada. Vinieron, vieron y se fueron… con el tibio anuncio de que en algún momento –quién sabe cuándo– el Congreso de su país se abocará al estudio de las notas reversales que formalizaron la declaración presidencial del 25 de julio del año pasado.
Antonio Patriota, secretario general de la Cancillería del Brasil, aseveró, tras su encuentro con autoridades nacionales, que el Congreso brasileño retomaba este mes sus labores y que “la primera tarea será el examen del acuerdo de las notas reversales por cuatro comisiones de la Cámara de Diputados. No tenemos una previsión específica ni quiero adelantarme en especulaciones en ese sentido, el Congreso es soberano. Lo que puedo garantizar es que hay interés y empeño del Ejecutivo”, sostuvo. El mensaje es claro: Paraguay puede esperar sentado que el Brasil cumpla sus promesas. No hay fecha, no hay claridad ni se ofrecen garantías.
En su momento, Luiz Inácio Lula da Silva vino, firmó una declaración comprometiéndose a incrementar de 120 a 360 millones de dólares el pago en concepto de cesión de energía no consumida y dejó al Gobierno paraguayo satisfecho… pero más tarde le recordó que la buena voluntad del Ejecutivo no puede ir más allá de las puertas de su Congreso, y que si algo sucede fuera de lo previsto, es absoluta responsabilidad de otro poder del Estado.
El paso dado el 25 de julio fue relevante, pero quedará vacío de contenido si las autoridades paraguayas no ejercen toda la presión que fuere necesaria para lograr que el Congreso del vecino país refrende la voluntad expresada en Asunción por Lugo y Lula. No bastará solamente con desplegar una diplomacia tradicional, de Ejecutivo a Ejecutivo; también será necesario que el Legislativo paraguayo se vea activamente involucrado en este proceso. Incluso, que referentes de la sociedad civil hagan oír su voz en el Brasil, a fin de que allí se entienda que los paraguayos estamos unidos y firmes en este reclamo.
Es preciso advertir a nuestro vecino y a sus autoridades que el Paraguay no va a seguir admitiendo ser manejado como su furgón de cola, y no tolerará más que Itamaraty se mofe de los paraguayos, manejando la relación con nuestro país sin importarle en lo más mínimo los derechos de la República.
El gobierno de Fernando Lugo y sus integrantes, por su parte, deben abjurar definitivamente de la ingenuidad que les lleva a suponer que cierta “coincidencia ideológica” con Lula facilitará la reivindicación y reconocimiento de esos derechos. Los Estados, y especialmente los imperios como el Brasil, no se mueven por tendencias doctrinales sino por intereses. Nuestros representantes deben entender que la política exterior debe ser siempre pragmática, y que la ideologización de la misma constituye una tentación que es preciso rechazar a toda costa.
Por su parte, si el presidente Lula está realmente comprometido con el proceso de integración regional y con el desarrollo del Paraguay, debe demostrarlo gestionando la aprobación del Congreso brasileño de las notas reversales que formalizaron la declaración del 25 de julio.
5 de Febrero de 2010 00:06
fuente:
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