728 kilómetros de zozobra
28 de Febrero de 2010
Control. El Ejército hace un esfuerzo por mantener resguardado el cordón fronterizo, pero el terreno es difícil y se hace imposible tener todo bajo control.
Acciones de peligro continúan desbordando las fronteras y amenazando la seguridad de provincias como Imbabura, Carchi, Esmeraldas, Sucumbíos, Napo, Pastaza y Orellana.
En los 728 kilómetros de frontera hay problemas. El contrabando de combustible, la narcoguerrilla, refugios ilegales, contrabando de armas y uniformes militares y la delincuencia organizada son los problemas diarios.
A esto se suma el éxodo de miles de colombianos a territorio ecuatoriano.
Huyen de la violencia y la presencia permanente de guerrilleros y paramilitares en su territorio. Todo ello vuelve tenso el cordón fronterizo.
Para muestra un botón. En menos de un mes, en la zona de la Frontera Norte ya se registraron dos enfrentamientos entre militares ecuatorianos y grupos irregulares.
El primero ocurrió el 18 de enero en el río Puno, Sucumbíos. Tres integrantes de los grupos ilegales armados fueron abatidos en territorio ecuatoriano y dos detenidos.
El personal de las filas militares ecuatorianas salió bien librado.
El hecho más reciente ocurrió el jueves anterior, 18 de febrero. La zona de cruce de fuego fue Chanangue. Hubo un enfrentamiento. Nada de heridos.
Todo ello sucedió a tres kilómetros de donde se suscitó el enfrentamiento del 18 de enero. Se encontró un refugio ilegal en el que los insurgentes dejaron abandonados uniformes camuflash, mochilas verdes que usan los grupos ilegales armados, 46 municiones calibre 56 y víveres como para alimentar aproximadamente a 10 personas.
Cruzan por diferentes motivos
En Colombia los grupos ilegales armados difícilmente desaparecerán. Quienes son parte de ellos, ya sea por la presión de su país o con el afán de descansar para recuperarse de heridas, abastecerse de precursores o víveres que ellos necesitan, pasan a Ecuador.
La presencia de militares en la zona de frontera es constante, pero difícilmente se logra una seguridad al 100%. Con acciones de inteligencia logran desmantelar grupos organizados y evitan el contrabando o paso de droga.
La tarea de dar protección y controlar la Frontera Norte es difícil. 11 mil militares la resguardan. El 68% están de forma permanente y el resto de manera itinerante.
El 14 de enero la Fuerza de Tarea Conjunta No 1 empezó la operación militar ‘Septentrión 1’, a pesar que hasta el viernes registraba 37 días de estar en marcha ya presentaba buenos resultados.
Se encontraron refugios ilegales temporales, casas abandonadas que se presume sean viviendas de descanso o recuperación para los grupos insurgentes. Se decomisaron embarcaciones, armamento y más de cinco mil galones de combustible. También, tres mil plantas de coca. A ello se suman los enfrentamientos del 18 de enero y el del 18 de febrero.
Hay refugios ilegales, cuando son encontrados por los militares del Ecuador son destruidos inmediatamente. Éstos pueden estar hasta un año. En la Fuerza de Tarea Conjunta consideran que esos espacios difícilmente sirven como entrenamiento para los integrantes de grupos irregulares, porque se requiere de una mayor infraestructura básica. Son sólo para ejercitación.
7500
Militares están de forma permanente resguardando la frontera. Se suman 3 mil 500 de forma itinerante.
Trabajo
Los militares
° La Fuerza de Tarea Conjunta No 1 empezó a funcionar el 1 de septiembre de 2009. El puesto de mando está ubicado en Atuntaqui. Está a cargo del general Bolívar Mena. Se controla todo lo que es la frontera norte, que la integran siete provincias bajo esa fuerza.
° Hay tres grandes sectores, cada uno con sus comandantes operativos. Uno en El Coca que maneja la región oriental. Uno en Tulcán que maneja el Grupo de Tarea 3 Andes y el otro comandante está en Esmeraldas y se encarga del litoral, el sector fronterizo con Tumaco.
Combustible, un imán para contrabandistas
Comunidades como Nueva Loja, General Farfán, Puerto Nuevo, El Conejo, La Bermeja, La Bonita, San Miguel, Puerto El Carmen, en Sucumbíos; Maldonado, Chical y Tufiño, de Carchi; San Lorenzo, de Esmeraldas y Lita, en Imbabura, son utilizadas por miembros de grupos irregulares. Sus integrantes llegan a esas zonas vestidos de civiles en busca de descanso, vituallas o refugio.
Pero muchos van más allá. Engrosan las filas del tráfico de hidrocarburos. Grandes camiones cargados con tanques de gasolina salen por los pasos fronterizos. Pero el combate contra ese ilícito se torna más fuerte. El director nacional de la Policía Judicial, general Rafael Yépez, dice que en Esmeraldas, Sucumbíos, Carchi e Imbabura se incrementó personal en la línea de frontera.
Cuenta que ya se obtuvieron resultados a través de la Unidad de Delitos Energéticos. Uno de ellos, la incautación de hidrocarburos que trataban de ser sacados del país. Se implementará una base de Aeropolicial en Ibarra; un helicóptero sobrevolará las cuatro provincias y así se hará un control de contrabando de combustible en las cuatro provincias.
Según la Unidad de Delitos Energéticos e Hidrocarburíferos, desde que se creó hace dos años y cinco meses logró que el Estado deje de perder más de 300 millones de dólares al incautar el combustible antes de que salga hacia Colombia.
Diana Conde, representante del Plan de Soberanía Energética, dice que los recursos de los ecuatorianos tienen que ser salvaguardados con controles punitivos y automatizados. Entre ellos están los que hacen los integrantes de la Unidad de Delitos Energéticos al sobrevolar las cuatro provincias de la frontera norte.
En Imbabura
Quienes viven en Lita aseguran que grandes camiones llegan a una de las gasolineras de la localidad y en canecas cargan el combustible para llevarlo hasta Colombia. La oscuridad y los caminos de segundo y tercer orden se convierte en aliados de los contrabandistas. Aseguran que este tipo de ilícito es frecuente.
El mayor Pablo León, jefe de la Unidad de Delitos Energéticos e Hidrocarburíferos de la Policía Nacional, dice que en la zona de Lita actualmente levantan información y que tienen personal de inteligencia en el lugar.
Según lo que establecen las Leyes el tráfico ilegal de hidrocarburos, sus derivados, gas licuado de petróleo y biocombustibles es sancionado con reclusión menor ordinaria: de tres a seis años; multa de 1000 a 2000 remuneraciones básicas unificadas; decomiso especial de los bienes y medios de transporte que sirvieron para cometer el delito.
Sienten temor
Para los habitantes de Imbabura y Esmeraldas, asentados en zonas como Lita, San Lorenzo y Las Peñas, también en Carchi y Sucumbíos, es un secreto a voces que por allí lleguen como Pedro a su casa integrantes de grupos irregulares. Arriban a abastecerse de productos alimenticios o a cometer ilícitos. Quienes allí viven hablan del tema entre dientes. Unos extorsionan, cobran ‘vacunas’, trafican gasolina y negocian armas.
Cuando se recorren esos sitios se evidencia una tensa tranquilidad. Los afectados tienen miedo de denunciar. Y eso se corroboró en la Policía Judicial de Imbabura (PJ-I). No existe ninguna denuncia de personas víctimas de cobranza de vacunas.
En Lita hay un destacamento y a 20 kilómetros, en San Jerónimo, está el Grupo Especial Móvil de Antinarcóticos (GEMA).
El capitán Pablo Rea, de la PJ-I, dice que ese personal despliega constantemente acciones de patrullaje, preventivas y represivas, en cometimiento del delito.
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