"Descubrimos que gobernar es más difícil de lo que pensamos. Que los recursos son finitos y las demandas sociales infinitas, que la macroeconomía tiene reglas ingratas pero obligatorias. Tuvimos que aprender con dolor y vergüenza que no toda nuestra gente era inmune a la corrupción" dijo José Mujica al asumir la presidencia en el Palacio Legislativo.

La senadora Lucía Topolansky tomó juramento hoy a José Mujica y Danilo Astori en el Palacio Legislativo, invistiéndolos en sus respectivos cargos de presidente y vicepresidente. Tras el juramento, el mandatario José Mujica dio un largo discurso.
Luego de saludar a todos los presentes, desde delegaciones extranjeras a dirigentes políticos uruguayos, José Mujica dijo "Gracias a todos los presentes".
"A los que nos acompañan desde sus casas, desde la calle. Mis pocos conocimientos jurídicos me impiden dilucidar cuál es el momento exacto en que dejo ser el presidente electo y paso a asumir. No sé si será ahora o en un rato, cuando reciba los símbolos de mando. Por mi parte desearía que el título de electo no desapareciera. Me recuerda que soy presidente sólo por la voluntad de los electores. Me advierte que no me distraiga y que estoy mandatado por la tarea. El otro sobrenombre es mandatario, no en vano, primer mandatario, mandado por otros, no por sí mismo.
Con mejores palabras y más solemnidad, esto es lo que la Constitución establece, un marco, un contrato, un límite que encuadra los gobiernos. Es un programa que nos ordena como comportarnos.
Nos manda literalmente evitar que las cárceles sean instrumento de mortificación o nos dice no reconocer ningún diferencia de raza, género o color. ¡Cuanta deuda tenemos aún con nuestra Constitución, con que naturalidad la desobedecemos! No está de más recordarlo hoy en día.
Por nuestra parte pondremos todo nuestro empeño en cumplir los enunciados constitucionales que describen la ética social que la nación quiere dar. Hoy es el día 0 o 1 de mi gobierno. Yo agregaría que hoy es un día de cielo abierto, mañana comienzan los pasos hacia el Purgatorio. Gobernar comienza por crear las condiciones políticas para gobernar, y lo repito.
Me gustaría creer que es la sesión inaugural de un gobierno de 30 años, no mío ni tampoco del Frente Amplio, sino de un sistema de partidos que sea tan sabio y potente de generar túneles herméticos que atraviesen las distintas presidencias y que por allí corran intocadas las grandes líneas estratégicas de asuntos como salud, seguridad ciudadana, matriz energética, etcétera. No es una reflexión para el bronce o la posteridad: es una declaración de intenciones.
En este gobierno, algunos llevaremos los tornillos y otros las tuercas. En ese tono se va a desarrollar el próximo gobierno, asistiendo a las mesas de negociación con vocación de acuerdo, Quizá en el gobierno tengamos más tornillos que el PN, PC o Partido Independiente, más que los empresarios y los sindicatos, pero ¿de qué sirven los tornillos sueltos si no pueden encontrar las piezas complementarias en la sociedad?.
Concertación y convergencia es algo más correcto que conflicto. En la radiografía de la sociedad vemos formas convexas y cóncavas, negociando el ajuste social
Sería contra natura que nos dedicáramos a separar y no concertar. En Uruguay todos los partidos son socialmente heterogéneos. Aún así en las fracciones representativas el mandato del votante no es el atropellar ciegamente para conquistar territorio. Hace rato que todos aprendimos que las batallas por el todo o nada son el mejor camino para que nada cambie. Queremos una vida política orientada a la concertación y la suma. Queremos transformar la realidad. Queremos terminar de verdad la indigencia, la falta de trabajo, la falta de salud, mejorar la seguridad, la previsión social y humana. Nada de esto se consigue a los grito.
Queremos transformación y avances de verdad, y queremos cambios de esos que se tocan con la mano, que afectan la vida real de la gente. Para lograrlo creemos que se necesita una civilizada convivencia política. Nada de esto comienza con nosotros. El país tiene hermosas tradiciones de respeto recíproco que vienen de muy atrás, pero es probable que nunca hayamos estado tan cerca de conseguir un cambio cualitativo en el vínculo de partidos políticos. Quizá podamos pasar de la tolerancia a la colaboración...
Con el Frente Amplio el gobernó en el país ha completado un ciclo. Los ciudadanos no extienden cheques en banco a ningún partido. Los votos hay que ganárselos una y otra vez en buena ley. Los ciudadanos no son incondicionales de ningún partido: evalúan y auditan las gestiones. Los protagonistas principales mañana pueden ser actores secundarios.
No hay partidos predestinados a ganar ni a perder. Esa fue la dura lección que los lemas tradicionales recibieron en los últimos años. El país les advirtió que no eran tan diferentes entre sí, y que tal vez se necesitaban nuevos jugadores para que el sistema se recuperara.
El Frente Amplio, ahora transitorio campeón, tuvo que aceptar duras lecciones no ya de los votantes sino de la realidad. Descubrimos que gobernar es más difícil de lo que pensamos. Que los recursos son finitos y las demandas sociales infinitas, que la macroeconomía tiene reglas ingratas pero obligatorias. Tuvimos que aprender con dolor y vergüenza que no toda nuestra gente era inmune a la corrupción. Es probable que estemos más maduros y por tanto listos para pasar a una etapa cualitativamente nueva".
"Estamos lejos de haber llevado al máximo la sinceridad y la valentía. De hacer más sincero nuestro discurso político, llevando lo que decimos un poco más cerca de lo que de verdad pensamos y un poco menos atado a lo que nos conviene", agregó.
Políticas de Estado
José Mujica luego se refirió a los cuatro grandes temas sobre los cuales se trazaron acuerdos interpartidarios.
"Esa sinceridad y esa valentía van a ser necesarias para llevar adelante las políticas de Estado que proyectamos y con las cuales soñamos. Para ponernos de acuerdo vamos a tener que rebajar nuestras posturas y eso implica líos obligatorios. Ese va a ser un test de valentía", dijo.
"Los temas de Estado deben ser pocos y selectos. Deben ser aquellos asuntos en los que pensamos que se juega el destino, la identidad, el rostro futuro de esta sociedad", explicó y los fue desarrollando uno a uno.
El primero, subrayado especialmente por Mujica: "Educación, educación, educación y otra vez educación". "Los gobernantes deberíamos ser obligados a escribir planas todas las mañanas que digan 'debo ocuparme de la educación"', porque de ella depende en buena parte las potencialidades productivas de un país y la futura actitud de nuestra gente para la convivencia cotidiana".
"Seguramente cualquiera de aquí podría seguir sumando argumentos sobre el carácter prioritario de la educación, pero quizá nadie pueda contestar a qué cosa vamos a renunciar para darle recursos, qué proyectos postergar, qué obras dejar de lado. Con cuántos NO habrá que pagar el gran Sí a la educación. Ningún partido querrá quedar en soledad para hacerse responsable de todo este desgaste. Tendremos que hacerlo juntos, decidirlo juntos y poner el pecho juntos, este es el significado de las políticas de Estado", dijo.
"¿Estamos dispuestos? Si no lo estamos, todas nuestras grandes declaraciones de amor por la educación no serán más que palabras de discurso político", concluyó.
El otro tema es el de la energía, sobre el cual dijo que "es un asunto lleno de complicaciones técnicas, implica complejos pronósticos sobre el stock de recursos no renovables, y casi adivinanzas sobre lo que nos traerá el desarrollo de la energía solar, eólica".
"Pero después que todos los ingenieros y todos los adivinadores del futuro den su veredicto, la política tendrá que ocuparse de las definiciones estratégicas en temas en que la sociedad va a estar dividida. (...) Esto no garantiza que se tomen decisiones óptimas pero sí que lo decidido no será modificado sobre la marcha".
El tercer tema es el medioambiente, sobre el cual dijo que "el país ha incorporado conciencia, ha legislado con sabiduría y ha operado con decisión y transparencia, pero la tensión entre el cuidado del medioambiente y la expansión productiva va a ir en aumento".
"Sobre todos estos asuntos empiezan a escucharse algunos tambores de guerra, afortunadamente de guerra conceptual, entre los partidarios de la producción y los preservacioncitas. El Estado deberá arbitrar y tomar las decisiones, sean las que sean, y deberá tener un amplio respaldo político. Para cuidar el medio ambiente habrá que renunciar a algunas promesas productivas o al revés. Nos jugamos mucho en todo esto, tenemos que decidirlo entre todos y enfrentar las consecuencias entre todos", expresó.
Por último, y el que reconoció como más inmediato, la seguridad ciudadana. "No lo incluiríamos si sólo se tratara de aumentar la lucha contra un aumento de la delincuencia tradicional. Pero este no es un escenario de números crecientes sino de cambio cualitativo, hay drogas como la pasta base, de bajo costo, que no solo destruyen al adicto sino que lo inducen a la violencia; y mafias enriquecidas, capaces de generar corrupción".
"Aún somos una sociedad tranquila y relativamente segura en el contexto de ese continente, pero lo peor que podríamos hacer es subestimar la amenaza. Desde el sistema político tenemos que responder sin demoras y a fondo", concluyó.
"Para todo lo demás necesitamos que la política discurra en sus formas naturales, el gobierno en el gobierno y la oposición en la oposición, con efecto recíproco pero cada uno en su lugar. Aquí vamos. Lo que hoy comienza se define a sí mismo entusiastamente como 'un segundo gobierno'. Nuestro programa se resume en pocas palabras: más de lo mismo", dijo.
Sobre la situación mundial
"No vamos a inventar nada", prosiguió Mujica. "Vamos con humildad detrás de otros países pequeños como Dinamarca o Nueva Zelandia. Vamos por el país agro inteligente. Permítanos soñar. No vamos a esperar de brazos cruzados que nos traigan el destino o el mercado. Vamos a salir a buscarlo con decisión y también con madurez. No queremos repetir errores del pasado.
Una vez quisimos ser autárquicos y producir todo adentro. Nos equivocamos. Somos muy pequeños. Y si vamos a ser proactivos en ciertas secciones, vamos a ser el doble de proactivos en la búsqueda de una mayor equidad social. Eso sí, no vamos a esperarlo sentados. No tenemos paciencia para esperar que la prosperidad resuelva las cosas por sí misma. Vamos a llevar el gasto social al máximo posible. Hemos bajado la indigencia a la mitad pero aún queda un 2 % de la población. El objetivo es terminar con esa vergüenza nacional y que todos tengan las necesidades básicas satisfechas. Y con saciar esto hacemos muy poco.
Aunque al país como conjunto le sigue yendo bien, tenemos peligro de convertirnos en un país con dos velocidades. Unos recogen los frutos y otros apenas los contemplan. No es justo y además es peligroso. No queremos un país que se luzca en las estadísticas sino un país que sea bueno para vivir. Y no será bueno si la prosperidad debe disfrutarse detrás de muros y alambres de púa. Para enfrentar la pobreza la educación es la gran fuente de esperanza. El combate a la pobreza pura tiene mucho de acción formativa. A la cabeza de todas las prioridades tendremos la masificación de las escuelas de tiempo completa, la universidad del trabajo y esa maravilla que es el Plan Ceibal. Tenemos una computadora por niño y por maestra. Vamos por una por adolescente y por profesor y conexión a Internet a todos los hogares del Uruguay.
En qué mundo vivimos, amigos. No está fácil de saber. No van a poder darme una respuesta simple, ¿verdad que no? Esta cambiando a cada rato, y a cada rato está cambiando la teoría de cómo se construye un mundo mejor. Todavía no acabamos de padecer la crisis planetaria que nos obsequió el sistema financiero. Descubrimos que habían creado un universo de burbujas y de casino, y allí no sólo se jugaba a la ruleta. Se podía golpear al mundo productivo real. Durante la crisis para rescatar lo que quedaba rompieron los dogmas que quedaban. Se volvió a la política como un refugio de esperanza. Hoy, ante los desafíos no previsibles de la realidad, pensamos que ninguna puede descartarse a priori, ninguna fórmula archivarse, ninguna experiencia desconocerse. Sólo el dogmatismo ha quedado sepultado. Las brújulas no están seguras. Ya no es fácil navegar. Mirando las estrellas nos quedan unas pocas certezas: por ejemplo, la globalización es un hecho irreversible. Por todos lados los humanos nos hacemos dependientes, nos guste o no. La idea de cerrarse al mundo quedó obsoleta".
Sobre Latinoamérica
"No perdemos la esperanza porque aún están vivos los sentimientos, desde el Río Bravo a las Malvinas. Vive una sola nación, la nación latinoamericana. Para nosotros el Mercosur es hasta que la muerte nos separe y esperamos una actitud recíproca en nuestros once mayores. Que el bicentenario nos encuentre con un Río de la Plata más angosto, despejados todos los caminos y cielos que nos unen. He reservado para el final saludar a quienes vinieron desde el exterior, en especial a los que vinieron desde muy lejos. Años atrás hubiéramos considerado esto como un gesto diplomático, una cortesía. En los últimos tiempos tiene un significado más intenso y político:, ustedes expresan el respaldo a los procesos democráticos de celebración del poder.
La democracia no es perfecta, hay que seguir luchando por mejorarlo. Nos gusta sentir el afecto cara a cara. Los hombres no somos sólo ideas, somos sentimientos. Quererse de cerca debería estar recomendando en las academias de diplomacia. Reciban el agradecimiento del Uruguay entero. Somos un país admirable para vivir, pequeño, sin multitudes, sin megalópolis, con ministros que caminan descuidados por las calles, sin escoltas. Somos un país que ama los fines de semana largos, tanto como la libertad, y estamos esperando no sólo turistas sino mucha gente que venga a residenciar, porque este es un país donde vale la pena vivir. Amigos, reciban ese agradecimiento: no sólo estamos honrados, estamos contentos y hasta conmovidos por su presencia, muy particularmente este viejo luchador.
Este gobierno no lo ganamos, sino que lo heredamos en gran parte. La principal razón de nuestra llegada es el éxito del primer gobierno del Frente Amplio A encabezado por el doctor Tabaré Vázquez", concluyó en su primer discurso como presidente José Mujica.